Sometida por ser Calentona 04

heranlu

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llorando por saber que era grabada pero sin poder dejar de masturbarse… Marta se levantó muy nerviosa. La situación se le había ido totalmente de las manos y lo que empezó como algo morboso y excitante se había convertido en una pesadilla para ella.
– ¿Marta te encuentras bien? Tienes mala cara. Le dijo Edu.
– Si, no te preocupes cariño, es que esta noche he dormido mal, respondió Marta.
– Llevas ya un tiempo que no eres la misma, ¿seguro que no tienes nada que contarme?
– De verdad que estoy bien, no te preocupes cariño.
– Está bien, si no me lo quieres contar tu misma pero creía que confiabas en mí.
– Y confío en ti cariño pero no me pasa nada de verdad.
– De acuerdo, me voy al gimnasio.

Y Edu, visiblemente enfadado, cogió la bolsa de deporte y se fue.
– Cariño, por favor no te vayas así, dijo Marta llorando, pero aun no había terminado la frase que Edu ya había cerrado la puerta.
Marta se quedó sola llorando desconsoladamente, no podía contárselo a Edu pues sabía que sus Amos se las arreglarían para hacerla totalmente culpable de esa situación, pero tampoco se veía con fuerzas de seguir con esa situación, tenía que pensar un plan para poder obtener alguna prueba con la que chantajear ella a sus Amos para que la dejasen tranquila de una vez.

Llamaron a la puerta, y secándose las lágrimas Marta se dirigió hacia la puerta y como siempre solía hacer antes de abrir miró por la mirilla de la puerta y para su desgracia comprobó que eran sus Carlos, Esteban y Luis.
– Dejadme tranquila por favor, dijo Marta llorando.
– Abre la puerta puta o te armamos un escándalo en la escalera.
Marta no tuvo más remedio que abrir.
– Por favor dejadme vivir tranquila, os daré dinero si queréis pero dejadme en paz por favor, dijo Marta tirada en el suelo llorando.
Y levantándola por el pelo, Carlos le dijo:
– ¿Dinero? No seas ridícula zorra, solo nos interesa tu cuerpo y tu dignidad.
La llevaron hasta la sala de estar y la desnudaron y mientras Carlos la sujetaba por los brazos, Esteban empezó a pellizcarle los pezones y Marta empezó a gemir.
– ¿Por qué gimes puta si tanto te disgusta esta situación eh? Le dijo Esteban retorciéndole cada vez más fuerte los pezones.
– Por favor dejadme, yo no soy ninguna puta, solo quiero vivir tranquila con Edu, además está empezando a sospechar que algo me pasa, ya no sé qué decirle, dijo Marta llorando.
– Eso es problema tuyo putita, le dijo Luis.
– ¿Os habéis dado cuenta que esta tía siempre nos entretiene con tonterías? Parece que no termina de entender que cuando venimos es para follarla y no para estar de charla… dijo Carlos.
– Tienes razón tío, venga a comer polla zorra que es una de las pocas cosas que sabes hacer mínimamente bien, dijo Esteban.

Entre los 3 la pusieron de rodillas en el suelo, la rodearon y sacaron sus pollas de sus pantalones ya totalmente erectas y duras.
– No, no, no, grito Marta intentando levantarse.
– A chupar polla zorra, le gritó Luis cogiéndola por el cuello y obligándola a meterse toda su polla en la boca.

Se la fueron pasando el uno al otro, y cogiéndola por los pelos o por el cuello le fueron follando la boca con violencia, a Marta le daban arcadas y casi no podía respirar, de sus labios salían hilos de baba y de sus ojos lágrimas, pero eso fue solo los primeros minutos, pronto Marta empezó a excitarse y ya no tenían que obligarla a chupar, ella misma era la que iba cambiando de polla, y mientras chupaba una, con las manos masturbaba las otras dos, muy a su pesar toda esa violencia la excitaba enormemente…
Marta estaba tan extasiada que no se dio ni cuenta de que la puerta de casa se había abierto y en la entrada de la sala de estar estaba su marido contemplando la escena.
– Ey tío ya creíamos que no venías, dijo Carlos.
Marta dejó de comer polla súbitamente para ver quién era el que había llegado y contempló horrorizada que era su marido.
– Cariño, esto no es lo que parece de verdad, dijo Marta llorando.
Edu se acercó a ella y le dijo:

– ¿Y que es entonces? Puesto que lo que parece es que eres una puta, y le dio un bofetón que la hizo caer al suelo.
– Tu mujercita se cree que los hombres somos tontos, dijo Esteban.
– ¿Que es lo que está pasando aquí? Dijo Marta extrañada del dialogo entre su marido y sus abusadores.
– Me has estado siendo infiel durante semanas Marta, esto es lo que pasa, dijo Edu.
– ¿Y tu como sabes eso? Y no te he sido infiel, ellos se han estado aprovechando de mí, me han violado, me han chantajeado, han hecho conmigo lo que les ha dado la gana, hay que denunciarles a la policía cariño, dijo Marta
– ¿Violado? Eso no es lo que a mí me han contado… más bien todo lo contrario, que has disfrutado como una guarra siendo sometida y follada por los tres.
– No entiendo nada mi amor, ¿tú sabías por lo que estaba pasando y no has hecho nada? Creía que me querías, dijo Marta echándose a llorar.
– Y yo creía que yo confiabas en mí, no será que no te he dado oportunidades para contármelo… replico Edu.
– Es que no quería preocuparte cariño y además pensé que enseguida se cansarían de mí y después me daban miedo.
– ¿y no será que no decías nada porque disfrutabas con toda esta situación?
– No cariño de verdad, contesto Marta bajando la cabeza avergonzada pues ella sabía que ese era el motivo por el que no había dicho nada.
– Quizá deberías explicarle todo desde el principio para que pueda entenderlo todo Edu, le dijo Luis.
– Bueno es divertido verla en este estado de confusión ¿no crees? Jajajajaja, contestó Edu.
Y se rieron todos a la vez.

– Dime que es lo que está pasando por favor cariño, imploró Marta.
– ¿Recuerdas el club privado del que te hemos hablado alguna vez? Pues tu maridito ahí donde lo ves, tan modosito él, casi podríamos decir que es el socio fundador, dijo Carlos.
– ¿Por qué me tomáis el pelo de este modo? Dijo Marta.
– No es ninguna tomadura de pelo putita, le dijo Edu. Veras… yo intuía que dentro de ti había una perra sumisa ansiando ser despertada, y les encargué a mis amigos que lo hicieran, como bien sabes soy un hombre muy ocupado y no puedo ir perdiendo el tiempo adiestrando sumisas, yo las quiero con las ideas claras de lo que son.
– Eso no es cierto cariño, tú no eres como estos tres abusadores, dijo Marta estupefacta por lo que acababa de oír.
– Uy no te haces idea de lo sádico que puede llegar a ser tu maridito, jajaajaja, dijo Esteban.
– Ni él de lo puta que puede llegar a ser su mujer, jajajajaja, dijo Carlos.
– ¿Podéis dejarnos solos a Marta y a mí chicos? Creo que ella y yo vamos a tener una larga charla, dijo Edu.
– Sí, claro, si necesitas ayuda con ella nos llamas eh? Jajajaja, dijo Luis
– Por el momento ya habéis hecho bastante granujas, contestó Edu, además ahora tenemos que hablar de sus futuras condiciones de vida.
Carlos, Esteban y Luis se vistieron y se fueron dejando a Marta y Edu solos.

– Bien, putita bien, tu y yo vamos a tener una larga charla… le dijo Edu a Marta.
– Por favor cariño, perdóname, dijo Marta levantándose y echándose a los brazos de su marido.
El la separó de ella y le dijo:
– No recuerdo haberte dado permiso para levantarte, le dijo Edu a Marta en tono autoritario.
Marta muerta de miedo y descubriendo a un nuevo Edu, se sentó de nuevo en el suelo.
– Mejor ponte de rodillas, me gusta más… le dijo Edu.
Marta obedeció.
– Cariño, por favor, dijo Marta.
– Primero hablo yo y no quiero que me interrumpas, ¿queda claro? Respondió Edu.
Marta asintió con la cabeza.

– Mira, tienes dos opciones, o el divorcio…
-No por favor, eso no, te quiero cariño, dijo Marta interrumpiendo a Edu.
– ¡Te he dicho que no quiero que me interrumpas! -le grito Edu a Marta agarrándola por el pelo- ¡que sea la última vez que me interrumpas! Como te decía antes de que me interrumpieras, tienes dos opciones, o el divorcio o convertirte en mi esclava total y absoluta.-
– Seré tu esclava cariño, no soporto la idea de perderte, dijo Marta.
Edu le soltó un bofetón a Marta.
– Pero cariño ¿y ahora porque me pegas? Dijo Marta llorando.
– ¡Ya te advertí antes que no quería interrupciones puta! -Le contestó Edu- Mira, aún no soy tu Amo pero tu segunda interrupción merece algún tipo de corrección, además quiero ver si puedes ser una buena esclava que mis amigos me han dicho que eres sumisa pero no sé porque pero me da a mí que no… que solo eres una puta a la que le gusta que se la follen con violencia.

Edu se sentó en una butaca y ordenó a Marta que se acercara a él a 4 patas.
– Para empezar, ven hacia mí a 4 patas, quiero verte caminar a 4 patas como una perra.
A Marta eso le daba mucha vergüenza y más con su marido al que nunca había visto de ese modo pero obedeció
– Ahora quítame los zapatos y los calcetines y lámeme los pies, cualquier buena esclava que se precie debe saber adorar los pies de su Amo.
Marta dudó.
– ¡Vamos a qué esperas puta! -Le gritó Edu- ¿o no vas a obedecerme?

Marta puso su cabeza contra el frio suelo y empezó a lamer tímidamente el dedo gordo del pie derecho de Edu.
-Así me gusta perrita, pero quiero verte lamer con más ganas, le dijo Edu acariciándole la cabeza a Marta.
Marta se metió el dedo gordo en la boca y empezó a succionarlo e hizo lo mismo con el resto de dedos.
– No solo de dedos está hecho el pie ¿no putita? Vamos lámeme todo el pie, y no te olvides del otro pie.
Marta empezó a recorrer con su lengua todo el pie de Edu haciéndole estremecer de placer y a continuación hizo lo mismo con el otro pie, lamió y succionó cada uno de los dedos y recorrió con su lengua toda la planta del pie y el empeine, no dejó ni una sola parte de los pies de Edu sin recorrer con su lengua.
– Muy bien putita, es suficiente, lo has hecho muy bien para ser la primera vez, quizá con un poco mas de adiestramiento si puedas servirme como esclava.
Marta sonrió satisfecha. Edu se levantó de la butaca y se desnudó.

– ¡Ponte a 4 patas perra! Le ordenó Edu a Marta.
– Edu por favor así no, quiero que me hagas el amor en nuestra cama.
– Mira Marta, que te quede bien claro, si te conviertes en mi esclava no te haré nunca más el amor, simplemente te follare cómo y cuando a mi me dé la gana.
Marta se echó a llorar y Edu agarrándola violentamente la hizo ponerse a 4 patas, se puso detrás de ella y empezó a azotarle el culo, Marta gritaba que le hacía daño pero a la vez gemía de puro placer. Tras una buena tanda de azotes que dejaron el culo de Marta enrojecido, Edu abrió las nalgas de Marta y escupió en la entrada de su ano.
– No por el culo no, Edu por favor, dijo Marta llorando.

Ignorando la suplica de Marta, Edu empezó a meter su polla en el culo de Marta.
– Para por favor me haces daño, lloraba Marta.
– Vete acostumbrando puta, así es como más me gusta follarme a mis putas, dijo Edu mientras seguía follándole el culo a Marta.
– Ponme alguna crema al menos Edu por favor, dijo Marta sin dejar de llorar.
– Otros días quizá te ponga algún lubricante, hoy no te lo mereces, este es tu castigo por ser una puta infiel, le dijo Edu a Marta echando su cara hacia atrás agarrándola por el pelo con una mano y abofeteándola con la otra.

Edu estaba excitadísimo follándose a su mujer de este modo y no tardó mucho en correrse en el culo de Marta.
– Mmm si lléname el culo de leche cariño, dijo Marta.
– Así me gusta puta, que desees mi leche, así quiero a mis putas, deseosas de mi leche, dijo Edu.
Ya mucho más relajado Edu volvió a sentarse en la butaca.
– Ahora vamos a hablar muy en serio de cuales serian tus condiciones si aceptas ser mi esclava, Marta. Dijo Edu.
– Acepto lo que sea Edu, no quiero perderte, dijo Marta.
– Antes de aceptar nada, escúchame con mucha atención, es más no quiero que me des una respuesta hoy mismo, si aceptas quiero que tengas muy claro que reamente quieres el tipo de vida que voy a proponerte pues no podrás hacerte atrás, si aceptas será para siempre.
– Te escucho, dijo Marta.

Bien, en un principio tenía previstas unas condiciones algo más flexibles pero como no has confiado en mí para contarme lo que estaba ocurriendo van a ser unas condiciones más estrictas. Estas serán las normas que rijan tu vida:
1- Nos mudaremos a una casa que ya tengo localizada en medio del campo, lejos de la ciudad y totalmente aislada.
2- Te dirigirás a mi siempre como Amo, me explico, si me respondes a algo que si, deberás contestar, si mi Amo.
3- Serás mi esclava total y absoluta, 24 horas al día 7 días a la semana.
4- Tendrás totalmente prohibido el contacto con el exterior, las únicas personas con las que tendrás algún contacto seré yo o quien yo decida.
5- No tendrás voz ni voto en ninguna de las decisiones que se tomen, tanto las referentes a nuestra vida en común como respecto a ti misma, yo decidiré por ti.
6- Podre alquilarte o cederte a quien yo considere oportuno y deberás obedecer como si esa o esas personas fuera yo.
7- Te encargarás tu sola, sin ayuda de nadie, de las tareas de la casa y de tener siempre todas mis cosas a punto.
8- Irás siempre desnuda, solo llevarás un collar de perra, esa será tu vestimenta habitual, solo en muy contadas ocasiones te concederé el poder vestirte y por supuesto lo harás con la ropa que yo te indique.
9- Jamás podrás quitarte el collar, lo llevarás las 24 horas del día, si me entero que te lo quitas todo habrá terminado.
Y 10- Cualquier desobediencia por tu parte será debidamente castigada, siempre en proporción a la falta cometida, al principio seré algo más flexible pues veo que aún te falta bastante adiestramiento pero deberás aprender rápido puesto que no me gusta tener que repetir las cosas.
– Bien Marta, estas serán las condiciones si aceptas ser mi esclava, dijo Edu muy serio.
– Si cariño acepto, no quiero perderte, eres lo que más quiero en esta vida, si tengo que pagar de este modo mi error, así lo haré.
– No Marta quiero que te lo pienses durante al menos 24 horas, como te he dicho no habrá marcha atrás y no es un castigo por haberme sido infiel, llevo mucho tiempo queriendo que seas mi esclava.
– Está bien, lo pensaré, dijo Marta.
– De acuerdo, piénsatelo bien, esto no es ningún juego, mañana sobre esta hora volveré y hablamos, si necesitas más tiempo para decidirte lo entenderé.
Tras esas palabras, Edu se vistió y se fue.

Al día siguiente tal y como habían quedado, Edu volvió a casa y Marta al abrir la puerta le recibió con un…
– Buenas tardes mi Amo.
– ¿Estás segura perra? Le preguntó Edu.
– Si mi Amo, contestó Marta.
Y a partir de ahí Marta empezó una nueva vida, totalmente distinta a la que había vivido hasta el momento.
 
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