Solo era su Madre - 01

heranlu

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Ago 31, 2007
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Aquella mañana me levanté un poco antes de lo normal, estuve preparando mi equipaje mientras amanecía y me tomaba un café, me resultaba raro tomar café fuera de épocas de exámenes, la verdad es que me merecía aquellas vacaciones como el que más.

Cerré la puerta de casa y con mis maletas me dirigí a la estación de autobuses, mi madre me esperaba en la casa de campo que tenían mis abuelos en un pueblecito del norte de la península, tenía ganas de ir y de ver aquello, hacía muchos años que no visitaba aquella casa, casi desde que era un niño, y ahora parecía que por fin iba hacerlo.

Aquel verano había finalizado mis estudios universitarios, una carrera demasiado larga para mi gusto, se puede decir que desde que empecé a estudiar en serio no había tenido vacaciones, pero aquel año era distinto, me veía obligado a ir por varias razones, una de ellas y creo que la principal era el haber acabado mi carrera y por el merecido descanso de tantos años metido entre los libros y otra era que mis padres se habían separado poco más de un año y mi madre estaba ya veraneando en la casa de campo, ella se había marchado unas semanas antes que yo y no me gustaba la idea de dejarla sola, ya que mis abuelos fallecieron hace un tiempo y la única dueña de aquella casa era mi madre. Así pues decidí que aquel verano, el primer verano libre de estudios que tenía desde que era un niño lo pasaría con mi madre en una enorme casa de campo.

El viaje no resultó ser muy pesado, así que a media tarde llegué a la casa de mis abuelos, aunque ahora sea de mi madre. Al ver a mi madre me estalló una gran alegría y nos abrazamos como sí no nos hubiéramos visto en varios años, pero el secreto de tal efusivo abrazo fue el simple hecho de que yo acabara la dichosa carrera y el que decidiera pasar ese verano con ella.

Dejamos mis cosas en la habitación que iba a ser la mía durante unas semanas y mi madre me estuvo enseñando los cambios que había en aquella casa, hacía más de seis años que no me acercaba por aquellos lugares y todo me parecía igual pero también distinto a su vez, conservaba la gran cocina en la planta baja, y el salón con la chimenea justo al lado, las habitaciones estaban todas en la planta superior y mientras bajaba las escaleras de madera llegaron a mí recuerdos de niño al escuchar los crujidos de los tablones del piso superior. Estuve paseando por el pajar, un enorme establo de vacas y de potros pero ahora convertido en una ordenado almacén de paja, grandes pilas de alpacas de pajar se acumulaban formando pasillos y esquinas, una especie de laberinto, según mi madre lo tenía alquilado a un hombre mayor, un ganadero de la finca vecina que lo utilizaba como almacén para paja y pienso de sus animales. Me pareció bien la idea, nosotros solo venimos a esta casa en época de vacaciones y así de alguna manera aquello no quedaría desaprovechado, además el vecino es muy buena persona y nunca está de más un vistazo a la casa cuando nosotros no estamos aquí.

Después de pasarme la tarde caminando aquellas hermosas tierras decidí irme a casa para pegarme una ducha y cenar, estaba cansado y necesitaba dormir, ya estaba oscureciendo y tenía ganas de descansar, había sido un día novedoso para mi.

Mi madre estaba haciendo la cena mientras yo me duchaba, cuando me vestí observé que mi ropa ya estaba perfectamente doblada y plegada en sus correspondientes cajones, incluso tenía una muda, con ropa interior incluida, preparada sobre la cama.

Me vestí y bajé a la cocina, le di un beso a mi madre y estuvimos hablando sobre cosas sin importancia, después nos pusimos a cenar e hicimos la digestión viendo un poco la tele en el salón, yo no tardé mucho en irme a la cama.

Por la mañana me levanté nuevo, con una sensación de bienestar y de descanso como hacía tiempo que no había experimentado, me fui a la cocina y encontré una nota que me había escrito mi madre, se había marchado en coche al pueblo mas cercano para comprar, no sabía cuanto tardaría así que me preparé un desayuno con lo que encontré y me dediqué a curiosear por la casa.

Estuve mirando y husmeando por todas las habitaciones, habitaciones llenas de recuerdos de la infancia que me hacían arrancar sonrisas al acordarme de ellos, escondrijos secretos y sitios claves, sitios donde solía esconder mis pequeños secretillos de niño, entré en el dormitorio de mi madre y estuve husmeando por allí, mi madre tenían ropa interior recién lavada y secada sobre una silla y movido por la curiosidad cogí aquellas prendas, me quedé alucinado al comprobar que mi madre gastaba una ropa interior muy bonita y muy sugerente, había braguitas de esas que apenas tapan nada y algún que otro tanga, mi madre tiene un cuerpo muy bonito y tiene unas caderas muy bien formadas pero me parecía que aquellas braguitas le irían demasiado ajustadas al cuerpo y por supuesto apenas le taparía nada, estuve calculando más o menos y sí mi madre se ponía aquellas braguitas su espléndido y redondo culo quedaría casi al descubierto, eso sin prestar atención al tanga, porque esta prenda dejaría a mi madre con el trasero al aire nada más ponérselo.

También observé que mamá tenía unos libros sobre su mesita de noche, los estuve ojeando por encima y me llamó la curiosidad uno en especial, era un libro erótico sin duda alguna y tenía frases subrayadas a lápiz, me pareció de lo más normal que mi madre leyera literatura erótica, es una mujer muy joven y tiene todo el derecho a leer lo que le venga en gana. No me gustaba la idea de estar en su habitación mirando sus cosas así que cogí y me marché y estuve paseando por los alrededores. De vuelta a casa me pasé por el pajar y pude apreciar lo bien que lo cuidaba el vecino, todas las alpacas de paja estaban perfectamente apiladas, describiendo pasillos altos y rectos, a modo de laberinto.

Estaba decidido a abandonar el pajar cuando escuché unos ruidillos entre la paja, me encaminé por el pasillo principal de paja hacía el final y torcí a la derecha, al fondo había una camada de gatos, casi recién nacidos, me acerqué a ellos y los estuve contemplando durante unos segundos, al final me fui para casa.

Después de comer, mamá y yo nos sentamos delante del televisor para ver las noticias, pero la morriña se apoderó de mi y me quedé dormido a los pocos minutos, cuando desperté eran casi las seis de la tarde y estaba solo en el salón, mi madre no estaba y la verdad es que no tenía ni idea de donde podía estar, así que decidí salir a tomar un poco el fresco y fumarme un cigarrillo mientras me despejaba por el campo, tenía pensado ir al pueblo más cercano aquella misma noche para tomarme alguna copa y pegarle un vistazo a los cambios de los últimos años, así pues mis pasos me llevaron casi sin pensarlo al pajar y me acordé de los gatitos, pensé incluso en darme media vuelta y llevarles algo de leche, sobre todo para la madre, pero estaba demasiado cerca del pajar y todavía no estaba seguro de que siguieran en el mismo sitio de esta mañana, así que tiré el cigarro y me metí en el pajar cautelosamente, haciendo el mínimo ruido posible.

Iba andando con sumo cuidado, torciendo las esquinas de paja casi sin respirar, alerta al más mínimo indicio de algún sonido que pudiera guiarme a la camada de cachorros allí escondidos, me detenía para concentrarme en los ruidos pero no lograba escuchar nada fuera de sitio, al final me pareció escuchar algo, si, otra vez lo escuché, eran como pequeños gemidos, como suspiros entrecortados, sin dudarlo me encaminé hacía el origen de aquellos gemidos, muy cauteloso me fui aproximando pero tenía el camino cortado por una gran alpaca de paja, tenía que rodear casi todo el pajar para estar al otro lado, estuve mirando pero no había forma, los gemidos parecían cada vez más fuertes, incluso llegó un momento en que parecían muy fuertes, como algo muy raro, no sabía que unos gatitos pudieran suspirar tan fuerte, pensé en aquellos momentos.

Así que miré al tejado y vi que unas vigas de madera atravesaban todo el pajar, me subí a una, a través de una escalera y caminé por lo alto del pajar hacía el otro lado, pero cual fue mi sorpresa cuando vi la causa de los ruidillos, nada más acercarme no tuve más reacción que agacharme y esconderme en las sombras del tejado, entre telarañas y maderas medio podridas, me tumbé en la viga y miré hasta el final del espectáculo.

Yo tumbado en una viga de madera y debajo de mi estaba mi madre, tumbada sobre la paja, mientras leía un libro sujetado por una mano con la otra se acariciaba su precioso conejito mientras dos de sus dedos se perdían entre los labios de su rico coño, mamá se estaba masturbando, tenía las faldas subidas hasta la cintura, unas braguitas blancas a la altura de los tobillos, con las piernas totalmente abiertas y regalándose una extraordinaria paja, mamá se movía al compás de su mano, sus tetas medio asomaban del vestido veraniego que llevaba puesto aquel día, gemía y gemía, con los ojos cerrados mientras sus dedos se manchaban de su rico fluido y algunos gritos de placer le salían de su garganta.

Mamá estaba preciosa en aquella pose, me entraron ganas de dejarme caer de la viga y subirme sobre ella, y penetrarla, mi madre es una mujer preciosa y tiene un cuerpazo de miedo, además su sexualidad es muy potente y seguro que cualquier hombre disfrutaría con ella como con ninguna. Mamá se doblaba mientras se masturbaba sobre la paja, sus piernas se movían de un lado para otro, las levantaba y su mano se hundía en su entrepierna, su arregladito coño era precioso, depilado por los lados describía un triángulo perfecto, pequeñito pero apetitoso, yo tenía la polla que me iba a reventar, presionada contra la viga.

Mamá entonces empezó a gritar cada vez más fuerte, yo estaba alucinado, no me lo podía creer, mamá se corría entre gritos de placer, pero gritos como nunca los había oído, se estaba corriendo como una loca, se retorcía y estiraba su cuerpo mientras unos espasmos se apoderaban de todo su ser, que hermosa mujer, como estaba disfrutando, mi madre se corrió gritando de una manera que resonó en todo el pajar, después dejó caer el libro y se quedó tumbada durante unos minutos, se levantó y se subió las bragas, se metió uno de sus enormes pechos dentro del sujetador y se bajó las falda, cogió el libro y se arregló un poco el pelo, después salió por la puerta del pajar como la mujer mas fascinante del mundo, moviendo el culo como solo ella sabe moverlo, con su ligero vaivén en los pechos, unos pechos enormes pero preciosos, unas tetas de esas que uno nunca se cansa de mamar y chupar, de tocar y manosear, mi madre tiene un cuerpazo de miedo, es alta y no esta gorda para nada, tiene un peso ideal, sus curvas pronunciadas la hacen una mujer que cuando camina se enciende algo dentro de cualquier hombre, tiene un culo fabuloso, grande pero redondo y bien formado, unas piernas esbeltas y finas, tiene el cabello moreno y largo, rizado en las puntas, sus ojos son azules y sus labios saben dibujar la sonrisa mas bonita de todas las que uno pueda imaginarse.

No tuve mas remedio que masturbarme allí encima, sobre la viga y cuando me corrí dejé saltar toda mi leche hacía el pajar gritando de gusto y sin preocuparme de que alguien me viera, era mi primera paja a la salud de mi madre, en deseo a ella. Mientras salía del pajar pensé, tengo que volver a ver esto, es algo increíble, joder como esta mi madre, como me pone mi propia madre, menudo pedazo de mujer, me encendí un cigarrillo y me lo fumé antes de entrar en casa.

Llegó la noche y mamá y yo cenamos como lo hacíamos cada noche, yo la miraba con otros ojos, con ojos de deseo, me quedaba observando cada uno de sus movimientos, como movía el culo, como se le movían las tetas, sus labios, no dejaba de recordar la escena en que mamá se estaba corriendo en el pajar y me la imaginaba de la misma manera pero mientras me la follaba, la cuestión es que pasó la noche y le dije que me iría al pueblo a dar una vuelta y así lo hice.

Cogí el coche y mientras conducía hacía el pueblo mas cercano la figura de mi madre en el pajar se repetía una y otra vez en mi mente, no me lo quitaba de la cabeza, pensaba yo que mi madre aprovecharía todos los momentos en que estuviese sola en casa para masturbarse y esta noche era la más idónea para ello, pero que garantías tengo que pillarla otra vez sí ya se ha masturbado esta tarde?, no cesaba de calentarme la cabeza con esa idea y al final decidí dar media vuelta y presentarme en casa sin que ella lo supiera, solo pensaba en la manera de entrar en la gran casa vieja de mis abuelos sin que ella se diese cuenta de mi presencia, opté por aparcar el coche lejos de la casa y entrar a hurtadillas, y así lo hice. Aparqué bajo unos árboles y me encaminé a casa andando, al ser una casa de campo muy grande los vecinos están un poco retirados así que tampoco sufría por sí alguien pudiera verme aparcar en aquel sitio y verme como caminaba hacía mi casa.

Cuando llegué entré por la puerta de la cocina, una puerta de servicio en la parte trasera y me quité los zapatos, entré descalzo y observé que en la planta baja no había nadie, subí las escaleras para ir a los dormitorios pensando que mi madre estaría durmiendo, subí con medias ganas de dar marcha atrás e irme por el mismo sitio que había entrado, pero al final subí, cuando no llevaba ni la mitad de las escaleras escuché voces de su dormitorio, mamá tenía un televisor pequeño en su habitación y supuse que estaría en la cama viendo la tele, así que me acerqué a su puerta y mi sorpresa fue cuando vi que la puerta no estaba cerrada del todo, estaba entreabierta.

Una tenue luz azulada salía del dormitorio, me acerqué un poco más y a la fina ranura de la puerta medio cerrada y pegué mi ojo a ella. Mi madre estaba tumbada en la cama, la almohada estaba doblada, así la cabeza estaría mas alta de lo normal, tenía el camisón a la altura de la cintura y las piernas dobladas por las rodillas, no llevaba bragas porque sus muslos estaban totalmente desnudos, tenía una mano metida en la entrepierna, se estaba acariciando el coñito, en la otra mano tenía el mando a distancia, joder!! pensé yo, otra vez se está masturbando, mi madre no para, menuda calentura que lleva.

Mi madre se lo tocaba lentamente, vi como su mano se metía mas adentro porque mamá levantó el culo un poco y observé como hacía una mueca con su cara, dejó escapar un profundo uufff!! Y siguió con una pierna un poco más levantada de lo normal mientras se tocaba algo, estaba concentrada en algo cuando lanzó por su boca un largo ohhhhh!!!. Entonces mi madre levantó del todo su pierna izquierda y prosiguió con su entretenimiento, se estaba tocando algo muy profundo, su cara así lo demostraba, poco a poco, de repente la imagen de la televisión cambió y los colores se convirtieron en mas brillantes lo que la habitación se iluminó un poco más y entonces pude ver que mi madre se estaba metiendo dos dedos por el culo, mi madre se estaba masturbando el culo poquito a poquito, moviéndose con delicadeza y describiendo círculos con su trasero sobre la cama, levantaba el culo para acomodar la mano y se metía los dedos mientras lanzaba suspiros y se removía sobre las sabanas, de pronto cambió de tercio y dio un giro sobre ella misma y se colocó boca abajo con su espléndido culo empinado y en pompa, con su mano entre las piernas y dos dedos a medio meter en su ano, empezó a meterlos y a sacarlos deprisa mientras gemía cada vez más fuerte, se oía el chasquido de sus flujos vaginales mientras movía la mano y se metía los deditos en su delicioso culo, de pronto cerró las piernas alzando aún más el trasero y dijo algo que me dejó helado, mi madre gritó - mi culo, nene, mi culooo..Eduardo..mi culooo ¡!!- Mi madre había pronunciado mi nombre mientras se pajeaba el culo, acto seguido sacó la mano y se incorporó, se puso las bragas y apagó el televisor, se quedó a oscuras y se puso a dormir.

Yo bajé con el corazón en la boca, me latía mil por hora, el pecho retumbaba mi corazón y durante momentos creía que mi madre me escucharía los latidos, salí por la puerta por la que había entrado y me puse los zapatos, salí corriendo hacía el coche y senté para coger aire, al cabo de un rato, con las ideas claras en mi cabeza me dispuse para ir al pueblo, ya se me habían pasado los nervios y ahora sí que necesitaba una copa. Pero por mucho que yo quisiera en aquellos momentos no podía quitármelos de la cabeza, mi madre se masturbaba, incluso por el culo, y encima gritaba mi nombre mientras lo hacía, creo que necesito no una copa sino dos o tres.

A la mañana siguiente me desperté tarde, fue mamá quien me despertó, entró en mi dormitorio y levantó las persianas, entre mimos y pequeños y cariñosos achuchones me decía,-¡venga cariño, que ya vamos a comer, son casi las 2!- ,yo me levanté de la cama pero solo pude sentarme en ella tapándome la cintura con las sabanas, estaba totalmente empalmado y toda mi polla casi salía de mi slip, no quería que mi madre me viese de aquella forma, aunque pensándolo mejor podía dejarme ver para ver su reacción, pero estaba demasiado dormido para ello, pero mi madre no es una mujer tonta y se dio cuenta del detalle y me dijo,-¡venga Eduardo, que está la mesa puesta ya, y no tengas miedo que no te voy a quitar ningún trozo de eso que te escondes.!!- mamá salió de mi dormitorio riendo y me guiñó un ojo cerrando la puerta a sus espaldas, lo último que vi de ella fue su precioso culazo antes de cerrar la puerta y eso lo único que hizo fue incrementar la erección de mi polla.

Pasó el día sin más preámbulos, la cosa iba tranquila y de mi cabeza sólo salían imágenes de mi madre masturbándose, solo oía su voz mientras decía mi nombre a la vez que se metía mano ella misma, pero claro está, es mi madre y yo no podía hacer nada al respecto, me sabía muy mal, no estaba bien desear a su propia madre y menos aún pensar la forma de seducirla o de sacarle provecho a la situación de que ella se masturbaba cada día y de mi deseo por ella, yo hacía visitas regulares al baño para masturbarme también, solo la idea me ponía cardiaco.

Llegó la noche y después de cenar nos sentamos a ver la tele, mi madre llevaba una camiseta de esas muy cortitas, sus tetas quedaban aprisionadas y se marcaban exageradamente, un pequeño pantaloncillo corto se apretaba a sus muslos y a sus caderas, su culo imponía respeto con solo verlo, tiene un culo soberbio, maravilloso, redondo y firme, respingón y muy bien proporcionado, es una delicia de trasero, yo llevaba puesto unos pantalones cortos de deporte, eran unos pantalones de esos con la tela de chándal pero cortados a la altura de las rodillas, mis calzoncillos eran unos boxers. Estábamos viendo la tele y yo no hacía nada mas que mirar a mi madre de reojo, pensaba sí también aquella noche tendría sesión masturbatoria o no, pensaba en irme pronto a la cama para después salir a espiarla, pero me sabía mal, ¿y sí ese tal Eduardo no era yo y era un amigo suyo, o algún amante que mi madre tenía? También era posible, así que opté por pasar del tema, pero no podía, lo sentía del todo pero me era imposible, solo de ver las enormes tetas de mi madre con esos pezones marcados sobre la tela mi polla respondía con una enérgica erección y dado que yo llevaba prendas ligeras mi paquete se marcaba descaradamente, así que yo no hacía más que cambiarme de postura para no despertar sospechas de mi estado.

-¿Estas bien, hijo?- me dijo mi madre, viendo que no dejaba de moverme, -¡no te preocupes mamá, estoy muy bien, será la cena que me ha sentado un poco pesada!-, le dije yo sin saber ni tan siquiera que excusa inventarme ante la pregunta de mi madre,-¡es que te noto un poco raro Eduardo, no será que tienes demasiada calor??!- yo me quedé un poco extrañado, ¿calor?, pero sí hacía la justa, no era una noche de esas agobiantes de calor típico de verano, -¡no de verdad mamá, estate tranquila que estoy muy bien, no tengo mucho calor, no, no se lo que será mamá.!- mamá se puso a reír y soltó de pronto -¡estos jóvenes..hay gloriosa juventud!- -¿y a que viene eso mamá, que tiene que ver la juventud con el calor y con que yo esté incómodo o raro como tu dices?- mientras lanzaba esta pregunta lo pillé todo al vuelo, ya se por donde iban los tiros de mi madre. -¡no hijo mío, sí yo no digo nada, solo que los jóvenes tenéis subidas de calor inesperadas y es lo mas normal del mundo!- ¿subidas de calor??? le dije yo,-¿a que te refieres con eso mamá?- ¡jolín Eduardo que tengo que explicártelo con pelos y señales o que??, pues me refiero a las subidas de calor de los jóvenes, a esas subidas que os entran a los hombres de pronto!- y diciéndome eso señaló con los ojos a mi paquete.

Yo me quedé mudo, no sabía que decir ante aquello, solo respondí con ponerme colorado y responderle medio nervioso y medio excitado -¡no que vaaa, mamá, no pasa nada!- ¡ya, ya, no pasa nada pero bien acalorado que estas, y tienes que estarlo mucho porque hijo mío, se te ve algo muy grande ahí debajo!- mamá volvió a señalar con sus ojos mi paquete, en ese momento yo también me miré la entrepierna y quedé asombrado ante lo que veía, estaba marcando mi polla a cien por cien, no me había dado cuenta y mi polla se describía a la perfección debajo de mi ropa.

Tengo que apuntar que tengo una polla de considerable tamaño, cuando está en estado máximo de erección me mide cerca de los 24cm, y de un grosor a tener en cuenta, la tengo muy gorda, yo al mirarme el paquete no sabía que decir en ese momento mi madre dijo entre bromas, -¡pues nada que cuando eras pequeño y yo te lavaba también se te ponía grandota pero veo Eduardo que ya eres todo un hombre y la cosa debe de haber cambiado muchísimo, no es así hijo??- yo no sabía que decirle a mi madre, me limité a responderle con -¡pues si mamá, la cosa parece que ha cambiado un poco jejeje!- sonreí en voz alta ante mi respuesta, -¡no sí ya te digo yo, que la cosa no es pequeña, no Eduardo, no, la cosa parece ser muy grande, tendrás muy contentas a tus amiguitas no hijo?- cada vez que mi madre hablaba me dejaba mas alucinado con sus preguntas e insinuaciones, yo me armé de valor y decidí dar un paso mas y le respondí con total claridad de pensamiento - ¡pues si mamá, las tengo muy contentas, pero ya sabes que cada mujer es un mundo, sí quieres te la enseño y ves tu sí realmente es tan grande como parece ser!!- mamá se echó a reír de golpe, -¡¿me estas diciendo que sí yo quiero verte la cosota esa tan grande, eso no es cosa mía Eduardo, la cuestión es que sí tu serias capaz de enseñarle eso a tu madre para escuchar mi opinión, esa es la cuestión, cariño!- mamá me dejó mas estupefacto que antes, entonces era mi decisión, sí yo veía bien el hecho de enseñarle la polla a mi madre para ver sí a ella le gustaba el tamaño o no, en cierto modo, no dejaba de tener razón, así que dije, llevándole la contraria a mi madre, -¡ la cuestión mamá, es sí tu quieres verla o no, no tiene nada de malo el que yo te enseñe algo, eres mi madre, que diferencia hay entre cuando era pequeño o ahora?, yo creo que ninguna, así que la cuestión es sí tu quieres vérmela o no!- mamá me sonrió muy picarona y me dijo entonces.-¡ vaya, parece que te las sabes todas, así que la decisión es mía no?!- ¡si!- le dije yo.

Mamá se alzó del sillón y sus tetas se balancearon moviéndose hacia los lados, sus pezones estaban empezando a marcarse de una manera brutal, estaba excitada, se acomodó un poco mejor y me dijo -¡pues venga hijo, enséñame eso que escondes, vamos a ver sí la tienes tan grande como parece!- yo me quedé mudo, me quedé mirándola durante unos segundos y mi madre me despertó del lapsus -¡¿me la enseñas o no??!- -¡tranquila mamá, joder que me has pillado de sorpresa!- mamá se puso a reír mientras decía, -¡venga ya cobardica, que soy tu madre!- y pensé para mi, por eso mismo, porque eres mi madre, por esa razón la tengo tan gorda pero ahora me la vas a ver en todo su esplendor.

Mamá no apartaba la vista de mi paquete y de mis manos, que ya empezaban a bajar el pantalón del chándal corto, al bajarme el pantalón, mi polla levantó el bóxer aún más y mamá dijo, -¡vaya, vaya con mi Eduardo!-, sus ojos no apartaba la mirada de mi paquete a punto de reventar y entonces agarré la goma de los bóxer y la levanté por encima de mi polla empalmada, mi madre aún no podía vérmela, la fui bajando poco a poco hasta dejar mi polla totalmente al aire, que salió como un resorte a presión, salió totalmente dura y describiendo todas sus venas a lo largo y ancho de mi polla, mamá se quedó con los ojos abiertos, se llevó una mano a la boca y dio un giro y se levantó del sillón, me dio la espalda y después se volvió con la mano aún en la boca y con los ojos clavados en mi polla,- ¡Eduardo, hijo mío que grande la tienes, es increíble mi vida, que cosota mas grande tienes, pero que tamaño mas hermoso mi vida!- mi madre se dio cuenta de esto último que dijo y se puso colorada, se acercó a mi y se sentó a mi lado, sin dejar de mirar mi polla de 24cm, que en aquellos momentos no se sí era mas grande, porque yo también me la veía realmente enorme, -¡ya ves mamá, que opinas?- -¿qué...que..que opino??, pero hijo mío sí tienes una cosa enorme y muy bonita, las chicas estarán muy contentas contigo, mi vida, pero que grande que es, hijo mío que grande la tienes!-, -¡pero mamá tu crees que con esto yo puedo tener contentas a mi amigas? dime la verdad, como mujer!!- esta pregunta se la hice con mala intención, se la hice con mucha picardía, -¡hijo mío, tu con esto puedes hacer feliz a la mujer que se te antoje, con esta cosota puedes dejar satisfecha a quien se te antoje, por mucho que te pida una chica, con esto la puedes dejar totalmente llena, créeme hijo mío, esto que tienes tu aquí es una maravilla para cualquier mujer, Eduardo!-, entonces jugué mi última carta para ver la respuesta de mi madre, -¡¿entonces mamá, a ti personalmente te gusta o no??- mi madre se quedó callada por unos segundos, pero después respondió -¡hijo mío, a mi me encanta que mi propio hijo pueda tener semejante pene, me encanta que mi hijo sea un dotado extraordinario, claro que me encanta, tu te crees que no me gusta saber que mi hijo tiene un pene tan hermoso, con esas venas tan gordas y con esos testículos tan hermosotes, pero cariño, sí tienes un pene fabuloso, claro que me gusta mi vida!- ante la respuesta de mi madre quedé satisfecho pero insistí un poco más- ¡pero mamá me refiero a que sí te gusta el tamaño de mi po..digo mi pene, el tamaño de mi glande, sí lo ves atractivo o no?!!- mi madre me miró a los ojos y me sonrió, -¡ ibas a decir polla..ehhh???, cariño que no te dé corte decir las cosas con naturalidad hijo mío, tienes una polla preciosa, es mas que atractiva, es el sueño de toda mujer y yo como mujer te responderé con sinceridad, vale??- ¡vale, mamá, respóndeme con sinceridad!-, -¡mira hijo, como mujer te diré que nunca en la vida he visto nada igual a esto y que me parece maravilloso que mi hijo este bien dotado pero como mujer te diré que ...! mi madre se calló en esos momentos y se levantó del sillón, se fue a la cocina y trajo un vaso de agua en la mano, le metió un trago y se lo bebió entero y me dijo, -¡solo con ver lo que acabo de hacer ya deberías saber que opino yo como mujer de tu polla!!- ¡pues no lo se mamá, no lo pillo!, -¡hijo mío, he tenido que irme a por un vaso de agua porque tengo la boca seca, me he quedado sin habla, saca tu mismo las conclusiones!- ¡pero mamá, eso no es así, no me respondes!- mi madre arrugó el entrecejo y me dijo muy seria,-¡que esperas que te diga, que me encanta tu polla y que como mujer me encantaría tenerla para mi??, es eso lo que esperas oír?, que me encantaría tenerla para mi solita?, pues lo siento hijo mío, pero soy tu madre y eso no puedes sacármelo, no me vas a oír decir eso ¡!- se quedó callada y yo tan solo pude responder con un tímido-¡vale, vale, mamá no te enfades!- ¡hijo, sí no estoy enfadada contigo, solo es que eres mi hijo y no puedo decirte según que cosas, aunque quieras escucharlas, además tengo sueño y me voy a la cama, buenas noches cielo!- se acercó a mi y me dio un beso de buenas noches, mi polla seguía tiesa y al aire, mi madre me dejó ver su gran escote aprisionando las enormes tetazas mientras me daba el beso de buenas noches,-¡buenas noches Eduardo, y esconde eso que ya te la he visto, granuja!!- mi madre se retiró y mientras se iba se subió la goma del pantaloncillo corto, ajustando aún mas la prenda a su culo, se quedó marcado todo el trasero en su mas vivo esplendor, sus glúteos aumentaron mi lujuria y mi polla se endureció aún mas, joder con mi madre, pensé.

Me guardé la polla, y tras ver la tele unos minutos mas, decidí irme a la cama, seguro que mi madre se estaría masturbando como una loca, pero esa noche ya había tenido bastante, pensé, pasé por al lado de la puerta de su dormitorio, totalmente cerrada, y no escuché ruidos, así que me fui a mi dormitorio, estuve leyendo durante un rato en la cama, cuando al final apagué la luz y empecé a quedarme dormido, escuché los muelles de la cama de mi madre, agudicé mi oído y escuché unos gemidos apagados, como ahogados, sin duda alguna mi madre se estaba masturbando en su cama, me levanté y pegué la oreja a la pared, aunque nuestras habitaciones no están unidas, pero algo más se oiría, pensé yo, escuchaba a mi madre gemir de gozo mientras yo me hacía una paja dentro de mi habitación, pensé en salir al pasillo y ponerme tras la puerta de su habitación pero al final lo dejé pasar, ya tendría mas ocasiones de hacerlo, me corrí como nunca, mientras mamá lanzaba un gemido ahogado y decía mi nombre entrecortadamente. Esa noche me di por satisfecho. Me metí en la cama y me dormí placidamente.

A la mañana siguiente me desperté un poco antes de lo habitual, estuve haciendo cosas sin importancia por casa, mas que otra cosa para mantenerme ocupado y no pensar en lo que pasó la noche anterior, estaba desayunando cuando mamá entró en la cocina, iba en bragas y llevaba puesta la misma camiseta de anoche, esa tan ajustada que marcaba tetas exageradamente, me quedé mirándola y mis ojos se fueron directamente a sus bragas, a sus piernas y a su culo, mamá se reía y me dijo -¡¿qué pasa, no has visto nunca a una mujer en bragas o que ¡!- yo le respondí medio tartamudeando, -¡si claro que si, pero es que nunca te había visto en bragas mamá, y menos aún como esas que llevas puestas, estas muy bonita mamá!- mi madre se echó a reír y dijo, -¡menos mal, por fin ha llegado el día en que mi hijo piropea a su madre, has visto?, como anoche yo te dije que estabas muy bien dotado, pues yo hoy me he levantado para que me digas lo mismo a mi, es que hijo mío, las mujeres somos así, jejeje.!- me gustó la reacción de mi madre, y más aún lo que veía, las braguitas de mi madre apenas le cubrían nada, eran de esas casi transparentes, muy finitas y de un color blanco sedoso, las tenía bien metidas entre sus piernas, porque se le marcaba toda la raja del coño, se notaba que se las había metido bien en la cintura, porque como ya digo, en la parte de su coño, que por cierto se le transparentaba todo el vello negro pero de una manera muy fuerte, y en la parte del culo, las tenía tirantes y ajustadas a mas no poder, estaba decidida a provocarme la muy calentorra. -¡Y bien que dices Eduardo, te parezco bonita y atractiva, te parece que estoy buena, dime tu opinión como hombre, ya se que como hijo me vas a decir que soy guapísima, pero quiero que me lo digas como hombre, tengo 41 años y quiero saber sí estoy buena para un hombre de 24 como tu!-, yo no sabía que responderle a mi madre, pensé en hacerle la misma jugarreta que me hizo ella anoche y responderle con las mismas evasivas pero lo pensé mejor y le respondía con una total caradura -¡quieres que te diga la verdad mamá??, quieres que no actúe como tu anoche y te diga que pienso yo como hombre o me ando con rodeos??- mi madre se quedó parada ante mi con una taza de café con leche en la mano, se quedó mirándome y dijo -¡no lo sé Eduardo, tengo miedo de que me digas algo que no me guste!-, mi madre se agachó y abrió uno de los cajones de los armarios de la cocina, de esos que se encuentran en la parte de la misma, al agacharse me ofreció la panorámica de su culazo en pompa apretado con unas finísimas braguitas que no le tapaban ni una tercera parte de sus nalgas, mi polla se endureció como la noche anterior y se me ocurrió lo que contestarle, -¡pues entonces mamá no preguntes, sí no quieres escuchar la opinión de tu hijo no la preguntes, vale?- fingí estar molestado por lo que mi madre me había dicho pero era parte de mi plan.

Nos pusimos a desayunar tranquilamente sin mirarnos a los ojos, ambos estábamos deseando sacar el tema a flote otra vez, al final fue mi madre la que ya no pudo aguantar más, -¡venga Eduardo, dime la verdad, no aguanto esto, dime lo que piensas de mi al verme así, me guste o no, quiero escucharlo!- ¿de verdad quieres escucharlo o me limito a irme por las ramas??- mi madre se puso seria y me dijo,-¡sí lo sé me callo anoche, venga dímelo, en serio hijo, no me molestaré sí me dices que no te gusto como mujer, es normal, eres un chico joven!-, mi polla estaba a punto de reventar, la situación en mi entrepierna era insostenible, al final mientras intentaba taparme el bulto le dije, -¡mamá te voy a decir la verdad, me pareces una mujer fantástica, estas buenísima y tienes un cuerpo soberbio, tienes unos pechos y un trasero que volverían loco a cualquier hombre, eres una preciosidad y un cuerpo que invita al pecado, es más mamá, te diré una cosa, lo que anoche vistes lo hiciste tu misma!!- mi madre se quedó parada y se ruborizó toda entera, se puso colorada, -¡Eduardo que me dices, que me estas diciendo hijo mío!!- mi madre tragaba saliva mientras hablaba, -¡si mamá, se me puso así de grande al ver como tienes las tetas, las tienes tan hermosas, tan apetecibles, son una locura y tu trasero es una maravilla mamá, esa es la verdad!- mi madre estaba paralizada, -¡entonces Eduardo, se te puso así de gorda solo con verme las tetas y el culo??, cariño mío, pues entonces como la tienes ahora, mi cielo??- mamá decía esto como asustada, como avergonzada de ello, entonces sin más miramientos me levanté de la silla y mi paquete quedó a los ojos de mi madre, -¡Eduardo hijo mío, como estas cariño, no puede ser verdad que yo te ponga así de grande, pero mi niño, esto es una locura!!- ¡de verdad que quieres vérmela mamá, ya sabes como la tengo, la quieres ver de verdad, quieres ver como la tengo??- mi madre estaba colorada y nerviosa, observé como se mordió el labio inferior, allí sentada en el taburete de la cocina, con sus enormes tetas pegadas a su camiseta y las piernas desnudas, las braguitas apenas tapándole nada de su fabulosa anatomía, estaba callada, yo estaba callado y de pie frente a ella, con tan solo el bóxer y el pantalón del chándal que llevaba anoche como únicas prendas de vestir, con un bulto enorme en la entrepierna, entonces cogí y me quité el pantalón del chándal, el bóxer quedó totalmente dirigido a mi madre, la erección que escondía formaba una especie de saliente puntiagudo que apuntaba a mi madre, como sí de una lanza se tratara, yo estaba ardiendo por dentro, mi calentura me desbordaba, entonces mamá dijo,-¡hijo mío enséñamela, solo una vez y se acabó, mi vida!-, mi calzoncillo tipo bóxer tiene una especie de bragueta con un botón que ya no existe, así que para ahorrar tiempo no me quité el bóxer, tan solo tuve que apuntar mi polla hacía dicho corte textil y mi polla salió velozmente, como cortando el aire, mis 24cm de polla dura y tiesa se levantaron ante mi madre, mis venas estaban aún mas hinchadas que la noche anterior, mi capullo estaba brillante y mezclaba un color rosado agranatado, me coloqué las manos en la base de mi polla y estiré hacía mi cuerpo, así salió toda la longitud de mi polla bien derecha y tiesa, parecía mas grande incluso que la noche anterior, mi madre pegó un grito, -¡Eduardo!!!!-, se llevó las manos a la boca, -¡hijo mío que barbaridad de pene que tienes, es una maravilla, lo tienes mas grande que anoche, esto no puede ser verdad, dime que estoy soñando mi cielo, pero como tienes algo tan grandote ahí, es un pene precioso, Eduardo de mi vida!!- mamá no dejaba de lanzarle piropos a mi polla, yo me acerqué mas a ella y le dije, -¡mamá, sí la quieres tocar, lo puedes hacer!- mi madre me miró como incrédula ante lo que había acabado de oír, pero después cambió el semblante de su bonita cara y miró la polla otra vez, estiró una mano como temblorosa,-¡hijo mío esto es un pene como debe de ser!- mi madre me acarició la polla con los dedos y después cerró su mano abarcando todo el tronco de mi nabo, -¡Eduardo, hijo mío, esta ardiendo, la tienes muy caliente mi vida, esto es un pene como debe de ser, eres un hombre como debe de ser, mi vida, que orgullosa estoy de ti, cielo, la tienes muy dura y estas venas están para explotar, ni niño, te duele cielo mío??- me dijo mi madre mientras me apretaba la polla con su mano, sin querer su mano se deslizó sobre mi polla y fue a parar a mi capullo, que lo encerró entre sus dedos, -¡que maravilla hijo mío, por Dios, que cosa tan hermosa tienes!-¿¿ te gusta mamá??- le dije yo mientras veía a mi madre como disfrutaba tocándome la polla, me la estaba tocando entera, todo el tronco, el glande, se detenía en el capullo y lo aprisionaba con los dedos, me pasaban los dedos por la base de mi polla, era como una inspección a que mi polla era de verdad, al final volvió a donde empezó, me la agarró por la parte superior, muy cerquita del glande y comenzó a meneármela poco a poco, -¡mi niño, que cosota tan hermosa y tan grande que tiene, es una polla preciosa, Eduardo mío, hijo de mi corazón!!-, mi madre como por instinto empezó a masturbarme cada vez más deprisa, su respiración se entrecortaba, su pulso se iba acelerando y me decía como hipnotizada ante mi polla, -¡hijo mío, hijo mío, que cosa tienes, es muy grande Eduardo, muy grande mi cielo!- yo ya estaba completamente alucinado ante lo que veía, mi madre me estaba haciendo una paja en la cocina, como en el que no quiere la cosa, me estaba empezando a entrar ese gustazo, el gustazo ese que anuncia un orgasmo, no tuve mas remedio que comenzar a respirar mas fuerte, entonces le dije,-¡mamá....que bien lo haces!-, entonces mi madre despertó de la hipnosis de mi polla y se dio cuenta de lo que me estaba haciendo, se dio cuenta de que me estaba haciendo una paja gloriosa, mi madre rápidamente soltó mi polla y me dijo, -¡hijo mío...no sabía lo que hacía, Eduardo hijo, te la estaba tocando y sin querer he comenzado a masturbarte, mi niño!!- mamá parecía como confundida ante la situación, yo tenía mi polla ardiendo y a escasos centímetros de su cara,-¡mamá lo siento, pero es que me estaba empezando a gustar como me estabas tocando y sí hubieras seguido un poco mas, me habría corrido en tus manos!- mi madre se quedó mirándome a la cara y me dijo,- ¿de verdad Eduardo que sí yo hubiese seguido tocándote te habrías corrido en mis manos??-, mi madre se quedó parada al oírse decir aquello, nunca la había escuchado decir la palabra corrida o corrido o correrse, como tampoco polla ni coño, ni cosas por el estilo, -¡mamá, pues claro que si, si hubieras seguido un poco mas, seguro que te mancho toda entera!!- mientras le decía esto mi madre se levantaba del taburete y se reía, -¡vaya con mi Eduardo, que casi se corre en las manos de su madre, pero cariño, tanto te excito??- mamá me dijo esto riéndose y subiéndose aún mas las braguitas, ahora marcaba su coño a la perfección, su rajita se mostraba tal y como era, la tela de las bragas se calcaba a su piel y sus labios vaginales sobresalían de la tela de las braguitas, me quedé mirando a su entrepierna y mi madre se echó a reír, -¡vaya hijo, no hace falta que me contestes, ya se que te excito mucho, veo que tengo todo a un hombre de verdad en casa!!- mi madre se dio la vuelta y me enseñó como el que no quiere la cosa todo su culazo apretado en las finísimas braguitas, los glúteos los tenía casi al aire por enteros, -¡!anda hijo mío guárdate esa cosota tan bonita que al final voy hacer que te corras de verdad y todo!- ¡!entonces ahora si que me podrás responder lo de anoche, yo ya te he dicho lo que pienso como hombre!!- mi madre se giró y me dijo sonriendo, -¡cariño como madre te diré que estoy muy contenta de que tengas eso tan grande ahí, y como mujer te diré que aunque sea tu madre, no soy de piedra, y ahora voy a pegarme una ducha fría que tengo que ir al pueblo a comprar!!- La mañana la pasé sin mucha cosa que hacer, así que decidí subir al dormitorio de mi madre para ojear ese libro que estaba leyendo el otro día mientras se masturbaba en el pajar, aproveché la ausencia de mi madre para pegar un vistazo en las cosas de mi madre, me excitaba poder ver de nuevo su ropa interior, esa ropa tan sexy y tan provocativa que usaba últimamente.​
 
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