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Soldado y la Mujer del Coronel - Capítulo 01
Tomy, había entrado a cumplir el servicio militar cuando aquel era de carácter obligatorio. Había solicitado dos prórrogas militares para incorporarse a filas, por cuanto estaba terminado su carrera de ingeniero industrial. Tras acabar, se incorporó a filas, y tras el primer período de instrucción en el CIR correspondiente, fue asignado al Cuartel del Regimiento de Ingeniero en Sevilla. Este era un joven bastante apuesto, con una altura de 1.85, moreno, y que recién había cumplido los 22 años.
Al llegar al Cuartel del destino, fue destinado a realizar trabajos que guardaban relación con su capacidad profesional, pero pronto se destacó ante sus jefes como un manitas que era capaz de realizar cualquier tipo de trabajo que se le encomendara.
El coronel del regimiento era un hombre de unos cincuenta y cinco años, con pelo ya bastante canoso, bigote, y que tenía fama de ser bastante duro y exigente. Y Tomy lo pudo comprobar muy pronto, ya que resultó sancionado directamente por el mismo, por no tener los zapatos debidamente limpios y betunados según el reglamento, durante una revista para conceder un pase de relación de salida a la calle. Ello motivó que se quedara ese fin de semana sin poder salir a la calle con el consiguiente cabreo del joven.
Cuando llevaba unos dos meses en el destino, el teniente que estaba a cargo de su compañía, se le acercó una mañana y le dijo: Tomy.
-a la orden de Vd. mi teniente.
-Me han dicho que Vd. es un manitas. El coronel, tiene una casa en las afueras de la ciudad y me ha indicado que necesita una persona para hacer unos arreglos en la misma, fontanería, pintura, etc… ya sabe. Por ello, le rebajo de todo servicio y durante las dos próximas semanas, su trabajó será llevar a cabo las obras que sean precisas en la vivienda del coronel.
-¡como Vd. ordene mi teniente!.
Así fue como el joven, quedo sorprendido con aquella petición. El que le rebajaran del servicio le agradó, pero acudir precisamente a la casa del jefe del Regimiento, no le gustó nada. No obstante, a la mañana siguiente un vehículo militar le dejó por fuera de la casa del coronel. Tuvo que acreditarse previamente, y tras ello, accedió al interior. Observó que era una casa bastante amplia, amurallada en los exteriores, y que, albergada en su recinto al margen de la casa, una zona ajardinada y una piscina. Ya en el interior de la vivienda, le salió al paso la sirvienta de la casa que le indicó que lo primero que tenía que realizar, y que consistió en unos arreglos en la fontanería del jardín, ya que algunos artefactos de riego por aspersión no funcionaban adecuadamente.
El joven se puso manos a la obra, llevando a cabo la reparación de una parte de ellos. En el momento del almuerzo, la sirvienta le llevó hasta un pequeño cuarto donde había una mesa y allí le sirvió la comida. Tras ello volvió al trabajo, hasta que por la tarde volvieron a recogerlo de nuevo. Así ocurrió durante los tres días siguientes. Al cuarto día, la sirvienta le indicó que la mujer del coronel necesitaba que revisara las cañerías de la cocina, ya que tenían algunos problemas. Según le indicaba parecía ser un atasco. El joven, se acercó a la cocina y se puso a trabajar en ello, momento en que hizo su aparición en la cocina una mujer de unos treinta y cinco años.
-Buenas días. ¿Es Vd. el soldado que envió mi marido para realizar los trabajos en la casa?
-Buenos días. Así es señora. Le contestó el joven sorprendido de la belleza de aquella mujer, y especialmente comprobar que era mucho más joven que el coronel.
-Bueno pues a ver si logra buscar el origen de la obstrucción del fregadero de la cocina, y, también los problemas en la grifería del baño. ¡Espero que no sea como los otros anteriores, que solo eran unos chapuzas y me lo dejaron peor que como estaba!
-intentaré arreglárselo lo mejor posible señora. - le contesto, Tomy viendo que, por la forma brusca de hablarle, aquella mujer parecía tener un carácter tan autoritario como su esposo.
El joven se quedó mirándola de reojo. Era una mujer, que podía alcanzar el 1.70, más bien delgada, pelo casi rubio, con unos pechos que se denotaba no muy grandes, pero de un trasero redondo y casi perfecto. La misma llevaba una pantalón de esos ajustados y una blusa, constatando el joven que estaba en presencia de una mujer despampanante. La mujer, se percató de la mirada del joven en una de las ocasiones en que entraba en la cocina, mientras el realizada el trabajo. Pese a todo, aquella callo y no le hizo comentario ni reproche alguno.
Tomy estuvo toda la mañana en la cocina, pero al final consiguió reparar el problema del fregadero e incluso reparó algunas conexiones que estaban algo oxidadas. Había acabado y en ese momento se encontraba comiendo en el cuarto destinado para ello, cuando hizo su aparición la señora de la casa, que luego supo que se llamaba Priscila, quien le dijo: - ¿Se llama Tomy verdad?
Así es señora.
-He visto el trabajo que ha realizado en la cocina. Veo que tiene buenas manos. ¡Parece que es una persona que al menos entiende! Se le diré a mi esposo para que lo tenga en cuenta.
-gracias, señora.
Al día siguiente continuó con el trabajo de la fontanería de los jardines. A media mañana, observó que una persona había entrado en la piscina y se estaba bañando en ella. Al momento constató que se trataba de la mujer del coronel, quien ante el día tan caluroso que se presentaba había decidido darse un chapuzón. El joven continuó con su trabajo, pero de refilón no dejaba de ojear aquella mujer, especialmente cuando la misma salió de la piscina y se dirigió a una hamaca para secarse y tomar un poco el sol. En ese momento contempló que aquella mujer tenía una figura envidiable, con un trasero y unas nalgas casi perfectas, aunque su pecho no era muy grande. Tomy se preguntó ¿cómo era posible que un hombre no tan agraciado como el coronel hubiera conseguido una hembra como aquella?
Priscila, había conocido al coronel a través de unos amigos de su familia, el cual había perdido a su esposa debido a una enfermedad muy rápida. Tras unos meses conociéndose, decidieron contraer matrimonio. Ella, a la edad de treinta y cuatro años aún se mantenía soltera y virgen. Pronto se dio cuenta que el coronel tenía un carácter bastante duro, incluso con ella, y aunque la trataba bien, igualmente era un autoritario en la cama, ya que la mayor parte de las veces la penetraba, incluso bruscamente, corriéndose el mismo, pero sin que ella pudiera acabar su orgasmo, en la mayoría de las ocasiones.
En esta ocasión, Priscila había comprobado, que el joven que ahora su marido le había enviado a casa para realizar las reparaciones, no solo era bien parecido, un joven alto y apuesto, sino que también parecía ser un entendido en todo aquello que se le indicaba. Tampoco le había pasado desapercibida las miradas que el joven le había propinado, que lejos de enfadarse, como hubiera hecho con otros, le agradó.
Priscila pasaba gran parte del día, en horas muertas en la casa, salvo cuando salía de paseo o de compras. Por ello, el sentirse observada por aquel joven soldado, era como una diversión más, y trato de divertirse a costa de hacer sufrir al joven. Por ello, a la hora de colocarse en la hamaca, procuró hacerlo de tal forma que el joven pudiera tener una vista clara de sus glúteos y su perfecto trasero.
Por su parte Tomy, había tenido algunos encuentros con jóvenes de su edad, e incluso en su ciudad tenía una media novia. Llevaba más de tres meses que no la había visto, por lo que, al ver aquella hembra en bikinis, fue como un acicate, sintiendo como su nabo se envaraba dentro de su pantalón sin poder remediarlo. Se decía a sí mismo: joder que polvo le echaría ahora a esa casada. ¡Se la clavaría hasta por el culo!
La mujer se imaginó los comentarios que estaría haciendo el joven soldado. Pero tras un rato al sol, volvió a la casa. El coronel había venido a comer y la mujer le había hablado bien de aquel soldado. Éste, antes de marcharse de nuevo, se dirigió a donde se encontraba el soldado y con su carácter seco y autoritario, le dijo: - Buenas tardes soldado. He visto que ha realizado buen trabajo en la cocina. Espero que el resto del trabajo lo siga realizando de igual forma.
-a sus órdenes coronel. Se limitó a contestarle el soldado. Había comprobado que aquel superior tenía un carácter endiablado y exigente.
Ya en la tarde, la sirvienta se había marchado. Pero ocurrió, que Priscila había entrado en el baño, y su sorpresa fue comprobar que no pudo terminar ya que el agua no salía caliente. Bastante enfadada, se colocó una bata de levantar y fue el encuentro del joven, diciéndole casi en reproche: Tomy. ¡Deje lo que está haciendo!! Mejor échele un vistazo al baño. Me estaba duchando y ha dejado de salir el agua caliente. ¿no habrá tocado Vd alguna conexión del agua caliente?
-Por supuesto que no señora. El joven, observó igualmente el carácter autoritario de aquella mujer, y en el fondo se sintió molesto. No obstante, acudió, y revisó las llaves de paso, comprobando que había un problema en una de ellas. Pero evidenció que aquel baño necesitaba de una reparación en profundidad.
Tras reparar la llave de paso, el agua comenzó a fluir caliente de nuevo, y la mujer le manifestó: -¿siempre es tan efectivo?. ¡Me sorprende que haya encontrado el fallo tan rápidamente!
-Pero ¡este baño necesito una reparación en profundidad! Debe cambiarse toda la fontanería, o muy pronto volverá a tener otro problema igual o peor. Le comento el joven soldado.
-¿De verdad?... Pues se lo diré a mi esposo de inmediato. Pero quiero que la sustitución la lleve a cabo Vd. le contestó aquella.
-Eso depende de mis superiores. Yo estaré encantado de hacerlo, si así lo deciden. Se limitó a contestarle el joven.
-Por supuesto que será Vd. Ahora si me disculpa voy a terminar de ducharme. Pero, …mejor, no se marche muy lejos, no sea que vuelva a fallar el agua y tenga que llamarlo.
El joven, ante aquella advertencia, decidió quedarse en la sala de la vivienda, muy cerca del baño esperándola. A los veinte minutos, observa que la mujer sale del baño, pero se sorprendió al comprobar que lo hacía portando únicamente una toalla anudada a sus pechos. La mujer, solía salir de esa manera, especialmente en ese momento en que se acordó que tenía que recoger algo en la cocina. Para llegar a dicha dependencia de la casa tenía que atravesar la sala, sorprendiéndose al ver allí sentado en el sofá, al soldado. Priscila se quedó casi paralizada, ya que era consciente de que la toalla que portaba apenas le cubría una parte de su cuerpo. Se puso bastante nerviosa ante la posibilidad de que el soldado pudiera ver vagina y sus muslos, ya que apenas la toalla alcanzaba a tapar esas intimidades. Por ello, exclamó: -oh ¿pero que hace aquí? ¿es que me estaba espiando?
El joven soldado se sorprendió al ver aquella mujer, en aquella lid, a la cual no pudo dejar de contemplar, fijándose de forma especial en sus pantorrillas y el interior de sus muslos. Nervioso y agitado le contesto como pudo: -¿Cómo me dijo que me quedara cerca por si le fallaba el agua caliente de nuevo?
-Ya. Pero,.. en el jardín. ¿Cómo se le ocurre hacerlo ..?…ella se dio cuenta que el joven tenía razón, aunque no quiso dar su brazo a torcer. Al ver como la contemplaba el joven, y las miradas hacia la parte baja de su cuerpo, se soliviantó y le reprochó: ¡Pero ¿Por qué me está mirando los muslos? ¿No sea sádico?, ¿Se ha quedado para verme desnuda verdad?
-claro que no señora. ¿Cómo se le ocurre tal cosa?
La mujer, se notó bastante excitada, pero intento superar el momento queriendo aparentar ante el joven un carácter autoritario, y al expresarse con tanta brusquedad, ocurrió que con sus movimientos drásticos, la toalla que tenía anudada a su cuerpo se le cayó al suelo, quedando totalmente desnuda ante el joven.
-oh .. joder… pero… ¡no me mire! - le intentó decir, mientras intentaba taparse su entrepierna para evitar ser vista por el joven.
Pero, Tomy no podía perder una oportunidad como aquella. Aunque fugazmente, pudo verificar los pechos, más bien pequeños de la mujer, terminados en aureolas y los pezones bastante negros. Le dio tiempo de comprobar que se arreglaba su entrepierna, donde pudo constatar la existencia del vello de su monte de venus, y hasta pudo percibir un resquicio de los labios de la vagina de aquella mujer.
Priscila sumamente alterada y nerviosa, dudo como actuar, pero reaccionó y se agachó y recogió la toalla del piso, volviéndosela a colocar, atándosela por sus pechos. Todo ello ante la mirada anonadada y excitada del joven.
-Oh, sinvergüenza ¡me ha visto desnuda!. ¡’Y encima se ha quedado mirándome!
-Lo siento señora. No tengo la culpa de que su toalla se la halla desanudado. Lo siento de veras.
La mujer le mira, y de forma autoritaria le contesta: ¿espero que no lo haya hecho a propósito, o se va a enterar? ¡Si mi esposo se entera de esto es capaz de pegarle un tiro! … ¡vamos regrese a los jardines inmediatamente!
Tras la marcha del joven, Priscila marcho a su dormitorio. Una vez allí se desprendió de la toalla, con evidente enfado, y luego se miró al espejo, diciendo: joder ese soldado me ha visto como dios me trajo al mundo. Esto nunca me había ocurrido. Pero, en el fondo, noto que comenzó a excitarse con el pensamiento de lo ocurrido. Tras vestirse, fue a buscar al soldado y le dijo: -¡De lo que ha ocurrido ni una palabra a nadie!. Como hable de esto ante sus amigos, o se llegue a conocerse, sabe que mi marido no se lo perdonará.
-Señora. Soy una tumba. Tampoco me gustan los chismes.
Durante los dos días siguiente continuó con el trabajo de fontanería de los jardines, y era atendido por la sirvienta. Y al tercer día, el coronel lo mando llamar a su despacho. El joven quedó preocupado. Pensaba que la mujer se había ido de la lengua y no sabía cómo podía reaccionar el citado superior. Pero al llegar, aquel le indica: -Necesito que vaya con el brigada de intendencia, y le comunique todo lo que necesita para llevar a cabo la reparación del baño de mi casa. ¡Pida lo que sea necesario! Nada más puede irse.
-a sus órdenes coronel.
El joven respiró, y tras verificar lo ordenado, al día siguiente un camión le llevó hasta la casa del coronel todo el material que había seleccionado. En ese momento le acompañaban dos soldados más para descargar la mercancía. Al entrar en la vivienda, observó que la mujer se encontraba vestida para ir al gimnasio. Portaba un pantalón malla bastante ajustado y una camiseta que resultaba sus pechos. Los soldados al contemplar aquella mujer le dijeron a Tomy. ¿y esa quién es? ¿Cómo está la hija del coronel? ¡Que cabronazo! La de pajas que te habrás cascado con la visión de esa hembra! - le dijo uno de ellos.
El otro que era más atrevido le dijo: ¿de verdad no te la has follado? Esa nena esta para que le metan un par de polvos. ¡qué suerte tienes cabronazo!
-¿Estáis locos o qué?. ¿no veis que es la mujer del coronel? Y bajad la voz, joder… o nos la ganamos. - le contesto Tomy algo nervioso por la forma de hablar de los mismos, quienes además lo hacían en voz que podía detectarse fuera del baño.
-¿La mujer de coronel?. Joder ¡pues vaya hembra se ha buscado el cabronazo! ¿De todas formas, no creo que el coronel tenga polla suficiente para una hembra como esa? Le contestó el más desbocado de todos.
-¿Te has dado cuenta del trasero que tiene?. Y, que cabrona, ¡con la malla que llevaba puesta se le veía hasta los labios del coño !.. ¡ese putita anda buscando macho! ¡eso se capta al vuelo! - añadió uno de ellos.
-Habla más bajo. Como te haya oído te va a caer un puro de cojones- le comentó Tomy.
La mujer, era consciente de la excitación que su aspecto e indumentaria había levantado entre los soldados. Por ello, morbosamente se había quedado muy cerca del baño, y así pudo a escuchar la conversación de aquellos. Era consciente de que los soldado iban hablar de ella e iban de decir cosas obscenas, pero eso le excitaba.
Obviamente, al escuchar la conversación de los soldados, noto como mojó la tanga que llevaba. Estuvo tentada de entrar en ese momento para ponerlos más nerviosos, pero se contuvo.
En ese momento, escucha que uno de ellos le pregunta a Tomy: Ya. No te hagas el morosito Tomy. ¿Vas a esta tu solo con esa hembra aquí en la casa?.. Eres un cabronazo. ¿Quieres follartela tu solo? ¿dile al coronel que necesitas ayuda y me traes a mí?
-sois unos salidos. Le contesto sonriendo Tomy.
El más espabilado y desbocado de los dos amigos, le contesta: - ¿nosotros salidos? Ja Ja…. Cuando la mujer del coronel vea el pene que calzas “será ella la que no te dejará escapar”.
Y el otro soldado añade: -es verdad. Yo también te la he visto cuando te duchas. ¡Menuda polla te gastas cabronazo! Ya me gustaría a mi calzar una como la tuya. Tendría a todas las chicas a mis pies.
-estáis chalados… salid… o me vais a meter en un verdadero problema. Le comentó Tomy temeroso de que pudiera ser oído por la mujer.
Los soldados, tras terminar de descargar los materiales se marcharon.
Por su parte, Priscila había escuchado perfectamente toda la conversación de los soldados. Lo que más le había sorprendido, y le mantuvo morbosa, fue la apreciación que realizaban los compañeros de Tomy respecto al pene que el mismo poseía. Aquella conversación había revolucionado sus hormonas, hasta el punto de que, sin saber porque, sentía como surgía en el fondo de su ser, la necesidad de llegar a conocer las dimensiones del pene del joven. Se preguntaba si era una patraña de estos, o había algo de cierto en aquellas palabras. Pero se decía: ¡Algo, que cierto tiene que haber cuando ambos compañeros así lo han ratificado! También, se quedó mirando en el espejo de la habitación para ver si era verdad que se le marcaba el coño en la malla. Quedo sorprendida al constatar que era cierto. Sin embargo, con mayor morbo decidió continuar llevándolas. Tras ello decidió ir al gimnasio.
Al volver del mismo, se encontraba tan caliente y excitada con la conversación de aquellos soldados, que, al entrar en casa, no pudo evitar visitar al joven soldado, el cual se hallaba en el baño. Con la excusa de ver cómo iba la reparación, también quería ver cómo iba a reaccionar Tomy al verla de nuevo.
-Hola. ¡Vaya me has destrozado el baño!.- le comentó ella al ver las piezas sueltas por el piso del baño.
-Buenos días. Es necesario para poder colocar la piezas nuevas. – le dijo el muchacho, quien, sin poder contenerse, vio como sus ojos se fijaron de nuevo en la entrepierna de la mujer buscando localizar si se le marcaba el coño, como había comentado uno de su compañeros. La mujer, al ver la mirada del joven, más se excitó. Estaba tan salida, que fue entonces cuando adoptó una posición dominadora de la situación y le recriminó:
-¿Que pasa Tomy?. ¿Estas mirando a ver si se me marca el coño? ¿es eso lo que estas mirando?
El joven enrojeció al verse pillado. - Lo siento señora. ..de verdad. Es que…
-¡Ni señora ni nada!. ¡Eres un sinvergüenza igual que tus amiguitos!! ¿así que estoy buena para echarme un par de polvos? ¡que degenerados!
El joven se dio cuenta que la mujer había estado escuchado la conversación. No sabía dónde meterse. Priscila viéndolo tan nervioso e indefenso, más morbosidad le entró, por lo que decidió tentarlo más: -¿tú también me quieres echar un polvo?
-señora… exclamo el joven sin poder articular palabra.
-¿No dicen tus amigos que calzas una buena polla?. ¿acaso crees que la tienes mayor que la de mi esposo? ¿O realmente es una patraña de tu amiguitos? Le comentó aquella tentadoramente.
-señora… no sé qué contestarle. Le contesto el joven, quien había enrojecido y sentía que se encontraba en una encrucijada.
-¿así que no sabes que contestarme?. ¡Cuando le comenté a mi esposo todo lo que he escuchado esta mañana, os va a meter un puro, que os vais a enterar!
El joven no supo cómo actuar, y agachó la cabeza. A la mujer aquello le supo a triunfo. Y antes de salir, le dijo: ¿seguro que puedo ducharme sin que se corte el agua caliente?
Señora. No he tocado el resto de las instalaciones de los otros baños. ¿Quiere que revise el baño donde se va a duchar?
-Mejor será. Vamos venga conmigo. El joven siguió a la mujer hasta las habitaciones de la planta alta, donde tenía el dormitorio principal y había un baño incorporado. Ella siguió delante, viendo el joven como aquella mujer se contoneaba de forma que pudiera distinguir perfectamente las redondas nalgas que, aquella estrecha malla permitía perfectamente distinguir.
Ya dentro del dormitorio, contempló la amplitud de este, con una cama dormitorio y varios espejos, y con amplias cristaleras que permitían visualizar gran parte del exterior. Luego entró en el baño, verificando que también era bastante grande, y que contaba con un yacusi.
-Vaya revisando a ver si está en condiciones, y ver su funciona el agua caliente. Le comentó la misma. Si observa cualquier defecto habrá que repararlo. Pero necesito que lo haga ahora. Me encuentro muy sudada del gimnasio y necesito ducharme.
El joven empezó a revisar si salía agua caliente, comprobando todas la grifería con cierto nerviosismo.
La mujer se sentía completamente excitada, y notaba como su coño hacia agua por momentos. Su marido estaba de maniobras militares y no vendría hasta dentro de una semana. La presencia del joven, el sometimiento de este, y la intriga por saber las dimensiones de su pene, la estaban trastornando.
Sin pensarlo mucho se comenzó a desnudar en el dormitorio, pese a saber que el joven estaba dentro del baño. Al retirarse el sostén que llevaba para hacer deporte, se quedó con todos sus pechos al aire, y retirando igualmente la malla, se quedó solo con una pequeña tanga, que apenas le tapaba el coño y que era un hilo dental por detrás. Se encontraba tan arrecha que, así como estaba, decidió presentarse en el baño. El joven al verla se quedó pasmado. No pudo quitar la vista de aquel pedazo de hembra que tenía delante. No dijo nada, pese a que su pieza ya estaba más que endurecida bajo su pantalón. La mujer haciéndose la dominante, le dice: -¿has comprobado que funciona el agua caliente?
-si..señora…todo parece estar en orden.
Aquella observa el yacusi y le dice: ¿seguro que has comprobado que funciona el yacusi?
El joven se quedó nervioso, y le dijo: bueno para ponerlo en funcionamiento debo entrar dentro del mismo, y abrir todos los chorros de agua. Es la única forma de comprobarlo.
Aquello iluminó la mente de la señora, y le dijo: - ¿y a que espera para comprobarlo? ¿No pretenderás que sea yo la que entre a comprobarlo?
-Pero señora… me empaparía la ropa. Le respondió aquel.
-Pues, si no quiere empaparse, ¿Qué espera para desnudarse y comprobarlo? Le contestó la mujer con autoridad, dejando totalmente anonadado al joven soldado.
-¿está segura, de que no se enfadará?. Mire que si su marido se entera me la gano.
-¿es que vas a poner en duda mis órdenes?. Le contestó aquella mostrando enfado y autoridad. Ya estas comprobando que ese yacusi funciona bien o daré cumplida cuenta a mi esposo de los comentarios de esta mañana con tu amiguitos.
El joven sumamente nervioso, pero en cierto modo excitado, ante la presencia cercana de aquella mujer que estaba casi en pelotas ante él. Como pudo se fue desprendiendo del mono de trabajo que llevaba puesto, quedando solo con bóxer que cubría sus atributos. Se dio cuenta que la mujer se iba a percatar de la enorme erección que poseía, ya que su tranca abultada en aquella pequeña prenda, amenazaba con salirse.
Priscila, tremendamente excitada, se fijó en el bulto del bóxer, trayendo a colación los comentarios sobre él pone del joven soldado. Al momento noto un tremendo cosquilleo en su coño. Y viendo que el joven iba a entrar al yacusi con el bóxer, le dijo: - ¿Qué le pasa Tomy? ¿Tiene miedo de desnudarse ante una mujer?? ¿No pretenderá mojarse esa prenda?
Señora. yo… El joven estaba indeciso, no podía negarse a las peticiones de aquella mujer, pero también sabía que si su esposo llegaba a enterarse se la ganaría. Cierto que él también era conocedor que el coronel estaba de maniobras. Sin pensarlo más, se desprendió del bóxer, mostrando al instante, sus genitales a la señora.
Priscila se quedó admirada de los atributos de aquel joven semental. El pene no solo era bastante largo, sino que tenía un grosor bastante aceptable, y le colgaba unos testículos en sintonía con aquella enorme verga. Ya se encontraba casi empalmado, por lo que el pene blandía totalmente hacia delante como un misil. Tremendamente excitada, le dijo: - Vale, entre y compruebe que todo funciona adecuadamente
El joven entró desnudo dentro del yacusi y comenzó a abrir los chorros de agua de este, verificando que el agua salía perfectamente caliente. El joven no obstante comenzó aprovechar el momento y comenzó a disfrutar del masaje que le propiciaba los chorros de agua sobre su cuerpo. En ese momento observa como la mujer se desprende de la única prenda que le quedaba, quedando completamente en pelotas ante el mismo. Acto seguido, ante su atónita mirada, se introduce igualmente dentro del yacusi.
La mujer se situó dentro del recinto casi pegado al soldado, recibiendo los chorros de agua en su espalda. Observa, que el joven soldado no le quita los ojos de sus pechos. No obstante, ella se contonea bajo el agua, mientras es observada por Tomy. Este está admirado contemplando el fabuloso cuerpo de aquella casada. Es verdad que la había visto desnuda en una ocasión, pero fue todo muy fugaz. Ahora tenía ante su presencia el cuerpo desnudo de la misma, y no pudo dejar se constatar los preciosos pechos, que, aunque no muy grandes, se denotaban firmes, y con los pezones ahora empitonados. Bajo la mirada y contempló el monte de venus, con el vello recortado, logrando divisar los labios de la vagina de la mujer, lo que motivo que su herramienta se pusiera tensa y más dura.
En ese momento la mujer le mira, y le dice: ¿Qué pasa?:¿te gusta mi coño? ¿quieres comprobarlo mejor? ¡anda cabronazo agáchate y míramelo bien!. Estaba tan cachonda que obligó al joven agacharse y colocar su cara frente a la vagina de esta. Tremendamente excitada, coloca una de sus piernas en un murete existente dentro el yacusi, abriéndose el coño con sus manos y mostrándoselo al joven. ¿vamos hijo puta, que esperas para comérmelo? ¿No es eso lo que estas deseando?
El joven no se lo podía creer, y ante la visión de aquel coño, chorreante por el agua que le caía, acercó su boca y comenzó a lamerlo, besarlo, saboreándolo. Ella detuvo el agua, y se concentró en disfrutar de la comida de coño que le estaba propiciando aquel joven soldado a las órdenes de su marido. -así cabrón… oosii me gusta. Cómetelo todo… sii – exclamaba mientras apoyaba sus manos en la cabeza del joven para guiarlo en todo momento hacia su raja.
Oh si… veo que te gusta comer coños. ¡Oh cabron… vas a hacer que me corra! Viendo que estaba a punto de correrse, detuvo al joven, y con cara de auténtica loba en celo, hizo colocar al joven sentado en uno de los asientos que poseía el yacusi, parecido a una banqueta.
Se acercó y tomo en sus manos la polla del joven soldado por primera vez, la manoseo varias veces, logrando descapullarla. Luego, colocándose entre las piernas de este, acercó su vagina a la misma altura del cipote del joven, y comenzó a descender. Primeramente, solo acercó los labios de su coño hasta embadurnar la cabeza de la polla del joven. Acción que realizó durante unos cuantos minutos. La mujer notaba la tremenda excitación del joven, quien intentó colocar sus manos en al trasero de la misma, siendo reprendido por aquella, que le dijo de forma autoritaria: - ¡las manos quietas! ¡No te ha dado confianza para ello!.
Acto seguido, se fue dejando caer poco a poco, viendo como la tranca del joven iba ingresando dentro de su vagina, abriendo la misma más de lo que su marido lo había hecho hasta ese momento. Priscila se percató que el pene de aquel soldado nada tenía que ver con el de su esposo. Tanto, que se vio obligada a apoyar sus manos en los hombros del joven, mientras mantenía el equilibrio y continuaba su descenso. Pronto el nabo del joven se fue incrustó en su totalidad dentro de su vagina. ¡Oh cabrón, como me abres…! ooo joder,… ¡me vas a reventar con esa polla! ooo
Luego, mirando al joven a los ojos, con cara de loba desafiante, de dos sentadas terminó por engullir dentro de su vagina la totalidad del nabo del joven. Sintió como aquel pedazo de carne abría totalmente su concha y la llenaba. Era algo que jamás había sentido nunca. La polla de su marido era una miniatura comparado con la del soldado.
El joven, estaba viendo como las paredes de aquella mujer apretaban al máximo su pene, como si trataran de triturarlo. Pero sabía que no podía tocar a la mujer, por lo que se limitó a colocar sus manos agarrándose del muro, para poder soportar las sentadas y posteriores cabalgadas que la mujer comenzó a propinarle.
Oh joder que polla tienes cabronazo… ¡me llenas completamente! ¿así que querías echarme un polvo?... pero el polvo te lo voy a echar yo a ti. Oh si… joder me abres …
La señora, estaba ahora con cara de triunfo.
Tenía clavada en su vagina la totalidad de la enorme verga del joven soldado, y se sentía completamente llena. Poco a poco comenzó a disfrutar del polvo a medida que inició el vaivén de subir y bajar, teniendo como centro el nabo del joven. Pronto, aceleró el ritmo viendo como sus pechos saltaban y se revoloteaban ante los ojos del joven, lo que la excitó al máximo, para terminar, colocando sus manos echando su cuerpo hacia atrás, apoyándose en los propios muslos del joven, para posteriormente hacer batir dentro de su vagina el pene del joven, con tal fuerza y con tan énfasis, que aquel pensó que le partiría el pene. La mujer, practicaba gimnasia todos los días, por lo que mantenía una buena forma física. Mientras estaba disfrutando de aquella cogida, se recreaba en la cara de sufrimiento del joven, quien tenía prohibido tocarla. Todo ello, le llevó pronto alcanzar el orgasmo, que de ninguna forma reprimió, corriéndose, como jamás lo había conseguido nunca, batiendo sin parar su cuerpo, teniendo como centro el pene del joven.
Oh sii me vengo …. Oh Dios ….siii…me vengoooo
Termino casi derrotada, con todo su cuerpo hacia atrás, apoyada en las rodillas del joven, y mostrándole al mismo todo su coño, aún atravesado por la verga de éste. Se mantuvo en esa posición durante unos minutos, para luego levantarse, desencajando la polla de su coño. Luego se giró y observó la tranca del joven, la cual se mantenía totalmente iniesta. Aquella visión la volvió a seducir y, colocándose ahora dándole la espalda al joven, poco a poco, volvió a sentarse sobre la verga del mismo, hasta que terminó de nuevo por ensártasela completamente. Oh cabronazo… veo que aún sigues en forma….oh joder como me abres..
Tomy no podía hacer nada, simplemente intentaba disfrutar del calor del coño de aquella casada. En esa posición, pronto ambos cuerpos estuvieron unidos, ella dándole la espalda al joven, hasta que comenzó de nuevo a subir y bajar, retorciéndose, al tiempo batía su vagina con la polla del joven dentro, echando, ahora sí, todo su cuerpo sobre el pecho del joven.
Sabiendo que el joven tenía prohibido tocarla, ella misma se comenzó a tocar sus mamas, ante la vista del joven, quien estaba visualizando la escena en los espejos del amplio baño. La mujer se retorcía sintiendo en su vagina el enorme trozo de carne del joven, duro y fierro como una barra candente, lo que la llevó a acabar nuevamente corriéndose estrepitosamente por segunda vez, estrujando al máximo la polla del joven. oh cabron me vengo de nuevo….
Tas acabar, completamente relajada, se incorporó, verificó la polla del joven, aún empalmada al máximo. Sin embargo, lejos de desahogarlo, abrió la llave del agua, y los chorros comenzó a bañar nuevamente los cuerpos de ambos. Tras acabar, la mujer salió del yacusi, se anudo una toalla, dejado al joven con una empalmadura de caballo.
Sonriendo ante la empalmadura del joven, le dijo: ¡vístase, y continúa con el trabajo en el otro baño!
El joven, le costó meterse su polla dentro del slip y colocarse de nuevo el mono de trabajo. Tenía que callarse y soportar aquella tremenda humillación. Era consciente de que no podía hacer enfadar aquella mujer, so pena de que le complicara la vida, con alguna queja ante su marido.
Como pudo, se vistió y continuó trabajando en el baño. Antes de acabar su tarea de ese día, la mujer apareció por el baño y le dice: -que le quede claro. ¡Ni una palabra de esto a nadie, y mucho menos a sus amigos!
-No se preocupe. Mi boca será una tumba.
Continua
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Soldado y la Mujer del Coronel - Capítulo 01
Tomy, había entrado a cumplir el servicio militar cuando aquel era de carácter obligatorio. Había solicitado dos prórrogas militares para incorporarse a filas, por cuanto estaba terminado su carrera de ingeniero industrial. Tras acabar, se incorporó a filas, y tras el primer período de instrucción en el CIR correspondiente, fue asignado al Cuartel del Regimiento de Ingeniero en Sevilla. Este era un joven bastante apuesto, con una altura de 1.85, moreno, y que recién había cumplido los 22 años.
Al llegar al Cuartel del destino, fue destinado a realizar trabajos que guardaban relación con su capacidad profesional, pero pronto se destacó ante sus jefes como un manitas que era capaz de realizar cualquier tipo de trabajo que se le encomendara.
El coronel del regimiento era un hombre de unos cincuenta y cinco años, con pelo ya bastante canoso, bigote, y que tenía fama de ser bastante duro y exigente. Y Tomy lo pudo comprobar muy pronto, ya que resultó sancionado directamente por el mismo, por no tener los zapatos debidamente limpios y betunados según el reglamento, durante una revista para conceder un pase de relación de salida a la calle. Ello motivó que se quedara ese fin de semana sin poder salir a la calle con el consiguiente cabreo del joven.
Cuando llevaba unos dos meses en el destino, el teniente que estaba a cargo de su compañía, se le acercó una mañana y le dijo: Tomy.
-a la orden de Vd. mi teniente.
-Me han dicho que Vd. es un manitas. El coronel, tiene una casa en las afueras de la ciudad y me ha indicado que necesita una persona para hacer unos arreglos en la misma, fontanería, pintura, etc… ya sabe. Por ello, le rebajo de todo servicio y durante las dos próximas semanas, su trabajó será llevar a cabo las obras que sean precisas en la vivienda del coronel.
-¡como Vd. ordene mi teniente!.
Así fue como el joven, quedo sorprendido con aquella petición. El que le rebajaran del servicio le agradó, pero acudir precisamente a la casa del jefe del Regimiento, no le gustó nada. No obstante, a la mañana siguiente un vehículo militar le dejó por fuera de la casa del coronel. Tuvo que acreditarse previamente, y tras ello, accedió al interior. Observó que era una casa bastante amplia, amurallada en los exteriores, y que, albergada en su recinto al margen de la casa, una zona ajardinada y una piscina. Ya en el interior de la vivienda, le salió al paso la sirvienta de la casa que le indicó que lo primero que tenía que realizar, y que consistió en unos arreglos en la fontanería del jardín, ya que algunos artefactos de riego por aspersión no funcionaban adecuadamente.
El joven se puso manos a la obra, llevando a cabo la reparación de una parte de ellos. En el momento del almuerzo, la sirvienta le llevó hasta un pequeño cuarto donde había una mesa y allí le sirvió la comida. Tras ello volvió al trabajo, hasta que por la tarde volvieron a recogerlo de nuevo. Así ocurrió durante los tres días siguientes. Al cuarto día, la sirvienta le indicó que la mujer del coronel necesitaba que revisara las cañerías de la cocina, ya que tenían algunos problemas. Según le indicaba parecía ser un atasco. El joven, se acercó a la cocina y se puso a trabajar en ello, momento en que hizo su aparición en la cocina una mujer de unos treinta y cinco años.
-Buenas días. ¿Es Vd. el soldado que envió mi marido para realizar los trabajos en la casa?
-Buenos días. Así es señora. Le contestó el joven sorprendido de la belleza de aquella mujer, y especialmente comprobar que era mucho más joven que el coronel.
-Bueno pues a ver si logra buscar el origen de la obstrucción del fregadero de la cocina, y, también los problemas en la grifería del baño. ¡Espero que no sea como los otros anteriores, que solo eran unos chapuzas y me lo dejaron peor que como estaba!
-intentaré arreglárselo lo mejor posible señora. - le contesto, Tomy viendo que, por la forma brusca de hablarle, aquella mujer parecía tener un carácter tan autoritario como su esposo.
El joven se quedó mirándola de reojo. Era una mujer, que podía alcanzar el 1.70, más bien delgada, pelo casi rubio, con unos pechos que se denotaba no muy grandes, pero de un trasero redondo y casi perfecto. La misma llevaba una pantalón de esos ajustados y una blusa, constatando el joven que estaba en presencia de una mujer despampanante. La mujer, se percató de la mirada del joven en una de las ocasiones en que entraba en la cocina, mientras el realizada el trabajo. Pese a todo, aquella callo y no le hizo comentario ni reproche alguno.
Tomy estuvo toda la mañana en la cocina, pero al final consiguió reparar el problema del fregadero e incluso reparó algunas conexiones que estaban algo oxidadas. Había acabado y en ese momento se encontraba comiendo en el cuarto destinado para ello, cuando hizo su aparición la señora de la casa, que luego supo que se llamaba Priscila, quien le dijo: - ¿Se llama Tomy verdad?
Así es señora.
-He visto el trabajo que ha realizado en la cocina. Veo que tiene buenas manos. ¡Parece que es una persona que al menos entiende! Se le diré a mi esposo para que lo tenga en cuenta.
-gracias, señora.
Al día siguiente continuó con el trabajo de la fontanería de los jardines. A media mañana, observó que una persona había entrado en la piscina y se estaba bañando en ella. Al momento constató que se trataba de la mujer del coronel, quien ante el día tan caluroso que se presentaba había decidido darse un chapuzón. El joven continuó con su trabajo, pero de refilón no dejaba de ojear aquella mujer, especialmente cuando la misma salió de la piscina y se dirigió a una hamaca para secarse y tomar un poco el sol. En ese momento contempló que aquella mujer tenía una figura envidiable, con un trasero y unas nalgas casi perfectas, aunque su pecho no era muy grande. Tomy se preguntó ¿cómo era posible que un hombre no tan agraciado como el coronel hubiera conseguido una hembra como aquella?
Priscila, había conocido al coronel a través de unos amigos de su familia, el cual había perdido a su esposa debido a una enfermedad muy rápida. Tras unos meses conociéndose, decidieron contraer matrimonio. Ella, a la edad de treinta y cuatro años aún se mantenía soltera y virgen. Pronto se dio cuenta que el coronel tenía un carácter bastante duro, incluso con ella, y aunque la trataba bien, igualmente era un autoritario en la cama, ya que la mayor parte de las veces la penetraba, incluso bruscamente, corriéndose el mismo, pero sin que ella pudiera acabar su orgasmo, en la mayoría de las ocasiones.
En esta ocasión, Priscila había comprobado, que el joven que ahora su marido le había enviado a casa para realizar las reparaciones, no solo era bien parecido, un joven alto y apuesto, sino que también parecía ser un entendido en todo aquello que se le indicaba. Tampoco le había pasado desapercibida las miradas que el joven le había propinado, que lejos de enfadarse, como hubiera hecho con otros, le agradó.
Priscila pasaba gran parte del día, en horas muertas en la casa, salvo cuando salía de paseo o de compras. Por ello, el sentirse observada por aquel joven soldado, era como una diversión más, y trato de divertirse a costa de hacer sufrir al joven. Por ello, a la hora de colocarse en la hamaca, procuró hacerlo de tal forma que el joven pudiera tener una vista clara de sus glúteos y su perfecto trasero.
Por su parte Tomy, había tenido algunos encuentros con jóvenes de su edad, e incluso en su ciudad tenía una media novia. Llevaba más de tres meses que no la había visto, por lo que, al ver aquella hembra en bikinis, fue como un acicate, sintiendo como su nabo se envaraba dentro de su pantalón sin poder remediarlo. Se decía a sí mismo: joder que polvo le echaría ahora a esa casada. ¡Se la clavaría hasta por el culo!
La mujer se imaginó los comentarios que estaría haciendo el joven soldado. Pero tras un rato al sol, volvió a la casa. El coronel había venido a comer y la mujer le había hablado bien de aquel soldado. Éste, antes de marcharse de nuevo, se dirigió a donde se encontraba el soldado y con su carácter seco y autoritario, le dijo: - Buenas tardes soldado. He visto que ha realizado buen trabajo en la cocina. Espero que el resto del trabajo lo siga realizando de igual forma.
-a sus órdenes coronel. Se limitó a contestarle el soldado. Había comprobado que aquel superior tenía un carácter endiablado y exigente.
Ya en la tarde, la sirvienta se había marchado. Pero ocurrió, que Priscila había entrado en el baño, y su sorpresa fue comprobar que no pudo terminar ya que el agua no salía caliente. Bastante enfadada, se colocó una bata de levantar y fue el encuentro del joven, diciéndole casi en reproche: Tomy. ¡Deje lo que está haciendo!! Mejor échele un vistazo al baño. Me estaba duchando y ha dejado de salir el agua caliente. ¿no habrá tocado Vd alguna conexión del agua caliente?
-Por supuesto que no señora. El joven, observó igualmente el carácter autoritario de aquella mujer, y en el fondo se sintió molesto. No obstante, acudió, y revisó las llaves de paso, comprobando que había un problema en una de ellas. Pero evidenció que aquel baño necesitaba de una reparación en profundidad.
Tras reparar la llave de paso, el agua comenzó a fluir caliente de nuevo, y la mujer le manifestó: -¿siempre es tan efectivo?. ¡Me sorprende que haya encontrado el fallo tan rápidamente!
-Pero ¡este baño necesito una reparación en profundidad! Debe cambiarse toda la fontanería, o muy pronto volverá a tener otro problema igual o peor. Le comento el joven soldado.
-¿De verdad?... Pues se lo diré a mi esposo de inmediato. Pero quiero que la sustitución la lleve a cabo Vd. le contestó aquella.
-Eso depende de mis superiores. Yo estaré encantado de hacerlo, si así lo deciden. Se limitó a contestarle el joven.
-Por supuesto que será Vd. Ahora si me disculpa voy a terminar de ducharme. Pero, …mejor, no se marche muy lejos, no sea que vuelva a fallar el agua y tenga que llamarlo.
El joven, ante aquella advertencia, decidió quedarse en la sala de la vivienda, muy cerca del baño esperándola. A los veinte minutos, observa que la mujer sale del baño, pero se sorprendió al comprobar que lo hacía portando únicamente una toalla anudada a sus pechos. La mujer, solía salir de esa manera, especialmente en ese momento en que se acordó que tenía que recoger algo en la cocina. Para llegar a dicha dependencia de la casa tenía que atravesar la sala, sorprendiéndose al ver allí sentado en el sofá, al soldado. Priscila se quedó casi paralizada, ya que era consciente de que la toalla que portaba apenas le cubría una parte de su cuerpo. Se puso bastante nerviosa ante la posibilidad de que el soldado pudiera ver vagina y sus muslos, ya que apenas la toalla alcanzaba a tapar esas intimidades. Por ello, exclamó: -oh ¿pero que hace aquí? ¿es que me estaba espiando?
El joven soldado se sorprendió al ver aquella mujer, en aquella lid, a la cual no pudo dejar de contemplar, fijándose de forma especial en sus pantorrillas y el interior de sus muslos. Nervioso y agitado le contesto como pudo: -¿Cómo me dijo que me quedara cerca por si le fallaba el agua caliente de nuevo?
-Ya. Pero,.. en el jardín. ¿Cómo se le ocurre hacerlo ..?…ella se dio cuenta que el joven tenía razón, aunque no quiso dar su brazo a torcer. Al ver como la contemplaba el joven, y las miradas hacia la parte baja de su cuerpo, se soliviantó y le reprochó: ¡Pero ¿Por qué me está mirando los muslos? ¿No sea sádico?, ¿Se ha quedado para verme desnuda verdad?
-claro que no señora. ¿Cómo se le ocurre tal cosa?
La mujer, se notó bastante excitada, pero intento superar el momento queriendo aparentar ante el joven un carácter autoritario, y al expresarse con tanta brusquedad, ocurrió que con sus movimientos drásticos, la toalla que tenía anudada a su cuerpo se le cayó al suelo, quedando totalmente desnuda ante el joven.
-oh .. joder… pero… ¡no me mire! - le intentó decir, mientras intentaba taparse su entrepierna para evitar ser vista por el joven.
Pero, Tomy no podía perder una oportunidad como aquella. Aunque fugazmente, pudo verificar los pechos, más bien pequeños de la mujer, terminados en aureolas y los pezones bastante negros. Le dio tiempo de comprobar que se arreglaba su entrepierna, donde pudo constatar la existencia del vello de su monte de venus, y hasta pudo percibir un resquicio de los labios de la vagina de aquella mujer.
Priscila sumamente alterada y nerviosa, dudo como actuar, pero reaccionó y se agachó y recogió la toalla del piso, volviéndosela a colocar, atándosela por sus pechos. Todo ello ante la mirada anonadada y excitada del joven.
-Oh, sinvergüenza ¡me ha visto desnuda!. ¡’Y encima se ha quedado mirándome!
-Lo siento señora. No tengo la culpa de que su toalla se la halla desanudado. Lo siento de veras.
La mujer le mira, y de forma autoritaria le contesta: ¿espero que no lo haya hecho a propósito, o se va a enterar? ¡Si mi esposo se entera de esto es capaz de pegarle un tiro! … ¡vamos regrese a los jardines inmediatamente!
Tras la marcha del joven, Priscila marcho a su dormitorio. Una vez allí se desprendió de la toalla, con evidente enfado, y luego se miró al espejo, diciendo: joder ese soldado me ha visto como dios me trajo al mundo. Esto nunca me había ocurrido. Pero, en el fondo, noto que comenzó a excitarse con el pensamiento de lo ocurrido. Tras vestirse, fue a buscar al soldado y le dijo: -¡De lo que ha ocurrido ni una palabra a nadie!. Como hable de esto ante sus amigos, o se llegue a conocerse, sabe que mi marido no se lo perdonará.
-Señora. Soy una tumba. Tampoco me gustan los chismes.
Durante los dos días siguiente continuó con el trabajo de fontanería de los jardines, y era atendido por la sirvienta. Y al tercer día, el coronel lo mando llamar a su despacho. El joven quedó preocupado. Pensaba que la mujer se había ido de la lengua y no sabía cómo podía reaccionar el citado superior. Pero al llegar, aquel le indica: -Necesito que vaya con el brigada de intendencia, y le comunique todo lo que necesita para llevar a cabo la reparación del baño de mi casa. ¡Pida lo que sea necesario! Nada más puede irse.
-a sus órdenes coronel.
El joven respiró, y tras verificar lo ordenado, al día siguiente un camión le llevó hasta la casa del coronel todo el material que había seleccionado. En ese momento le acompañaban dos soldados más para descargar la mercancía. Al entrar en la vivienda, observó que la mujer se encontraba vestida para ir al gimnasio. Portaba un pantalón malla bastante ajustado y una camiseta que resultaba sus pechos. Los soldados al contemplar aquella mujer le dijeron a Tomy. ¿y esa quién es? ¿Cómo está la hija del coronel? ¡Que cabronazo! La de pajas que te habrás cascado con la visión de esa hembra! - le dijo uno de ellos.
El otro que era más atrevido le dijo: ¿de verdad no te la has follado? Esa nena esta para que le metan un par de polvos. ¡qué suerte tienes cabronazo!
-¿Estáis locos o qué?. ¿no veis que es la mujer del coronel? Y bajad la voz, joder… o nos la ganamos. - le contesto Tomy algo nervioso por la forma de hablar de los mismos, quienes además lo hacían en voz que podía detectarse fuera del baño.
-¿La mujer de coronel?. Joder ¡pues vaya hembra se ha buscado el cabronazo! ¿De todas formas, no creo que el coronel tenga polla suficiente para una hembra como esa? Le contestó el más desbocado de todos.
-¿Te has dado cuenta del trasero que tiene?. Y, que cabrona, ¡con la malla que llevaba puesta se le veía hasta los labios del coño !.. ¡ese putita anda buscando macho! ¡eso se capta al vuelo! - añadió uno de ellos.
-Habla más bajo. Como te haya oído te va a caer un puro de cojones- le comentó Tomy.
La mujer, era consciente de la excitación que su aspecto e indumentaria había levantado entre los soldados. Por ello, morbosamente se había quedado muy cerca del baño, y así pudo a escuchar la conversación de aquellos. Era consciente de que los soldado iban hablar de ella e iban de decir cosas obscenas, pero eso le excitaba.
Obviamente, al escuchar la conversación de los soldados, noto como mojó la tanga que llevaba. Estuvo tentada de entrar en ese momento para ponerlos más nerviosos, pero se contuvo.
En ese momento, escucha que uno de ellos le pregunta a Tomy: Ya. No te hagas el morosito Tomy. ¿Vas a esta tu solo con esa hembra aquí en la casa?.. Eres un cabronazo. ¿Quieres follartela tu solo? ¿dile al coronel que necesitas ayuda y me traes a mí?
-sois unos salidos. Le contesto sonriendo Tomy.
El más espabilado y desbocado de los dos amigos, le contesta: - ¿nosotros salidos? Ja Ja…. Cuando la mujer del coronel vea el pene que calzas “será ella la que no te dejará escapar”.
Y el otro soldado añade: -es verdad. Yo también te la he visto cuando te duchas. ¡Menuda polla te gastas cabronazo! Ya me gustaría a mi calzar una como la tuya. Tendría a todas las chicas a mis pies.
-estáis chalados… salid… o me vais a meter en un verdadero problema. Le comentó Tomy temeroso de que pudiera ser oído por la mujer.
Los soldados, tras terminar de descargar los materiales se marcharon.
Por su parte, Priscila había escuchado perfectamente toda la conversación de los soldados. Lo que más le había sorprendido, y le mantuvo morbosa, fue la apreciación que realizaban los compañeros de Tomy respecto al pene que el mismo poseía. Aquella conversación había revolucionado sus hormonas, hasta el punto de que, sin saber porque, sentía como surgía en el fondo de su ser, la necesidad de llegar a conocer las dimensiones del pene del joven. Se preguntaba si era una patraña de estos, o había algo de cierto en aquellas palabras. Pero se decía: ¡Algo, que cierto tiene que haber cuando ambos compañeros así lo han ratificado! También, se quedó mirando en el espejo de la habitación para ver si era verdad que se le marcaba el coño en la malla. Quedo sorprendida al constatar que era cierto. Sin embargo, con mayor morbo decidió continuar llevándolas. Tras ello decidió ir al gimnasio.
Al volver del mismo, se encontraba tan caliente y excitada con la conversación de aquellos soldados, que, al entrar en casa, no pudo evitar visitar al joven soldado, el cual se hallaba en el baño. Con la excusa de ver cómo iba la reparación, también quería ver cómo iba a reaccionar Tomy al verla de nuevo.
-Hola. ¡Vaya me has destrozado el baño!.- le comentó ella al ver las piezas sueltas por el piso del baño.
-Buenos días. Es necesario para poder colocar la piezas nuevas. – le dijo el muchacho, quien, sin poder contenerse, vio como sus ojos se fijaron de nuevo en la entrepierna de la mujer buscando localizar si se le marcaba el coño, como había comentado uno de su compañeros. La mujer, al ver la mirada del joven, más se excitó. Estaba tan salida, que fue entonces cuando adoptó una posición dominadora de la situación y le recriminó:
-¿Que pasa Tomy?. ¿Estas mirando a ver si se me marca el coño? ¿es eso lo que estas mirando?
El joven enrojeció al verse pillado. - Lo siento señora. ..de verdad. Es que…
-¡Ni señora ni nada!. ¡Eres un sinvergüenza igual que tus amiguitos!! ¿así que estoy buena para echarme un par de polvos? ¡que degenerados!
El joven se dio cuenta que la mujer había estado escuchado la conversación. No sabía dónde meterse. Priscila viéndolo tan nervioso e indefenso, más morbosidad le entró, por lo que decidió tentarlo más: -¿tú también me quieres echar un polvo?
-señora… exclamo el joven sin poder articular palabra.
-¿No dicen tus amigos que calzas una buena polla?. ¿acaso crees que la tienes mayor que la de mi esposo? ¿O realmente es una patraña de tu amiguitos? Le comentó aquella tentadoramente.
-señora… no sé qué contestarle. Le contesto el joven, quien había enrojecido y sentía que se encontraba en una encrucijada.
-¿así que no sabes que contestarme?. ¡Cuando le comenté a mi esposo todo lo que he escuchado esta mañana, os va a meter un puro, que os vais a enterar!
El joven no supo cómo actuar, y agachó la cabeza. A la mujer aquello le supo a triunfo. Y antes de salir, le dijo: ¿seguro que puedo ducharme sin que se corte el agua caliente?
Señora. No he tocado el resto de las instalaciones de los otros baños. ¿Quiere que revise el baño donde se va a duchar?
-Mejor será. Vamos venga conmigo. El joven siguió a la mujer hasta las habitaciones de la planta alta, donde tenía el dormitorio principal y había un baño incorporado. Ella siguió delante, viendo el joven como aquella mujer se contoneaba de forma que pudiera distinguir perfectamente las redondas nalgas que, aquella estrecha malla permitía perfectamente distinguir.
Ya dentro del dormitorio, contempló la amplitud de este, con una cama dormitorio y varios espejos, y con amplias cristaleras que permitían visualizar gran parte del exterior. Luego entró en el baño, verificando que también era bastante grande, y que contaba con un yacusi.
-Vaya revisando a ver si está en condiciones, y ver su funciona el agua caliente. Le comentó la misma. Si observa cualquier defecto habrá que repararlo. Pero necesito que lo haga ahora. Me encuentro muy sudada del gimnasio y necesito ducharme.
El joven empezó a revisar si salía agua caliente, comprobando todas la grifería con cierto nerviosismo.
La mujer se sentía completamente excitada, y notaba como su coño hacia agua por momentos. Su marido estaba de maniobras militares y no vendría hasta dentro de una semana. La presencia del joven, el sometimiento de este, y la intriga por saber las dimensiones de su pene, la estaban trastornando.
Sin pensarlo mucho se comenzó a desnudar en el dormitorio, pese a saber que el joven estaba dentro del baño. Al retirarse el sostén que llevaba para hacer deporte, se quedó con todos sus pechos al aire, y retirando igualmente la malla, se quedó solo con una pequeña tanga, que apenas le tapaba el coño y que era un hilo dental por detrás. Se encontraba tan arrecha que, así como estaba, decidió presentarse en el baño. El joven al verla se quedó pasmado. No pudo quitar la vista de aquel pedazo de hembra que tenía delante. No dijo nada, pese a que su pieza ya estaba más que endurecida bajo su pantalón. La mujer haciéndose la dominante, le dice: -¿has comprobado que funciona el agua caliente?
-si..señora…todo parece estar en orden.
Aquella observa el yacusi y le dice: ¿seguro que has comprobado que funciona el yacusi?
El joven se quedó nervioso, y le dijo: bueno para ponerlo en funcionamiento debo entrar dentro del mismo, y abrir todos los chorros de agua. Es la única forma de comprobarlo.
Aquello iluminó la mente de la señora, y le dijo: - ¿y a que espera para comprobarlo? ¿No pretenderás que sea yo la que entre a comprobarlo?
-Pero señora… me empaparía la ropa. Le respondió aquel.
-Pues, si no quiere empaparse, ¿Qué espera para desnudarse y comprobarlo? Le contestó la mujer con autoridad, dejando totalmente anonadado al joven soldado.
-¿está segura, de que no se enfadará?. Mire que si su marido se entera me la gano.
-¿es que vas a poner en duda mis órdenes?. Le contestó aquella mostrando enfado y autoridad. Ya estas comprobando que ese yacusi funciona bien o daré cumplida cuenta a mi esposo de los comentarios de esta mañana con tu amiguitos.
El joven sumamente nervioso, pero en cierto modo excitado, ante la presencia cercana de aquella mujer que estaba casi en pelotas ante él. Como pudo se fue desprendiendo del mono de trabajo que llevaba puesto, quedando solo con bóxer que cubría sus atributos. Se dio cuenta que la mujer se iba a percatar de la enorme erección que poseía, ya que su tranca abultada en aquella pequeña prenda, amenazaba con salirse.
Priscila, tremendamente excitada, se fijó en el bulto del bóxer, trayendo a colación los comentarios sobre él pone del joven soldado. Al momento noto un tremendo cosquilleo en su coño. Y viendo que el joven iba a entrar al yacusi con el bóxer, le dijo: - ¿Qué le pasa Tomy? ¿Tiene miedo de desnudarse ante una mujer?? ¿No pretenderá mojarse esa prenda?
Señora. yo… El joven estaba indeciso, no podía negarse a las peticiones de aquella mujer, pero también sabía que si su esposo llegaba a enterarse se la ganaría. Cierto que él también era conocedor que el coronel estaba de maniobras. Sin pensarlo más, se desprendió del bóxer, mostrando al instante, sus genitales a la señora.
Priscila se quedó admirada de los atributos de aquel joven semental. El pene no solo era bastante largo, sino que tenía un grosor bastante aceptable, y le colgaba unos testículos en sintonía con aquella enorme verga. Ya se encontraba casi empalmado, por lo que el pene blandía totalmente hacia delante como un misil. Tremendamente excitada, le dijo: - Vale, entre y compruebe que todo funciona adecuadamente
El joven entró desnudo dentro del yacusi y comenzó a abrir los chorros de agua de este, verificando que el agua salía perfectamente caliente. El joven no obstante comenzó aprovechar el momento y comenzó a disfrutar del masaje que le propiciaba los chorros de agua sobre su cuerpo. En ese momento observa como la mujer se desprende de la única prenda que le quedaba, quedando completamente en pelotas ante el mismo. Acto seguido, ante su atónita mirada, se introduce igualmente dentro del yacusi.
La mujer se situó dentro del recinto casi pegado al soldado, recibiendo los chorros de agua en su espalda. Observa, que el joven soldado no le quita los ojos de sus pechos. No obstante, ella se contonea bajo el agua, mientras es observada por Tomy. Este está admirado contemplando el fabuloso cuerpo de aquella casada. Es verdad que la había visto desnuda en una ocasión, pero fue todo muy fugaz. Ahora tenía ante su presencia el cuerpo desnudo de la misma, y no pudo dejar se constatar los preciosos pechos, que, aunque no muy grandes, se denotaban firmes, y con los pezones ahora empitonados. Bajo la mirada y contempló el monte de venus, con el vello recortado, logrando divisar los labios de la vagina de la mujer, lo que motivo que su herramienta se pusiera tensa y más dura.
En ese momento la mujer le mira, y le dice: ¿Qué pasa?:¿te gusta mi coño? ¿quieres comprobarlo mejor? ¡anda cabronazo agáchate y míramelo bien!. Estaba tan cachonda que obligó al joven agacharse y colocar su cara frente a la vagina de esta. Tremendamente excitada, coloca una de sus piernas en un murete existente dentro el yacusi, abriéndose el coño con sus manos y mostrándoselo al joven. ¿vamos hijo puta, que esperas para comérmelo? ¿No es eso lo que estas deseando?
El joven no se lo podía creer, y ante la visión de aquel coño, chorreante por el agua que le caía, acercó su boca y comenzó a lamerlo, besarlo, saboreándolo. Ella detuvo el agua, y se concentró en disfrutar de la comida de coño que le estaba propiciando aquel joven soldado a las órdenes de su marido. -así cabrón… oosii me gusta. Cómetelo todo… sii – exclamaba mientras apoyaba sus manos en la cabeza del joven para guiarlo en todo momento hacia su raja.
Oh si… veo que te gusta comer coños. ¡Oh cabron… vas a hacer que me corra! Viendo que estaba a punto de correrse, detuvo al joven, y con cara de auténtica loba en celo, hizo colocar al joven sentado en uno de los asientos que poseía el yacusi, parecido a una banqueta.
Se acercó y tomo en sus manos la polla del joven soldado por primera vez, la manoseo varias veces, logrando descapullarla. Luego, colocándose entre las piernas de este, acercó su vagina a la misma altura del cipote del joven, y comenzó a descender. Primeramente, solo acercó los labios de su coño hasta embadurnar la cabeza de la polla del joven. Acción que realizó durante unos cuantos minutos. La mujer notaba la tremenda excitación del joven, quien intentó colocar sus manos en al trasero de la misma, siendo reprendido por aquella, que le dijo de forma autoritaria: - ¡las manos quietas! ¡No te ha dado confianza para ello!.
Acto seguido, se fue dejando caer poco a poco, viendo como la tranca del joven iba ingresando dentro de su vagina, abriendo la misma más de lo que su marido lo había hecho hasta ese momento. Priscila se percató que el pene de aquel soldado nada tenía que ver con el de su esposo. Tanto, que se vio obligada a apoyar sus manos en los hombros del joven, mientras mantenía el equilibrio y continuaba su descenso. Pronto el nabo del joven se fue incrustó en su totalidad dentro de su vagina. ¡Oh cabrón, como me abres…! ooo joder,… ¡me vas a reventar con esa polla! ooo
Luego, mirando al joven a los ojos, con cara de loba desafiante, de dos sentadas terminó por engullir dentro de su vagina la totalidad del nabo del joven. Sintió como aquel pedazo de carne abría totalmente su concha y la llenaba. Era algo que jamás había sentido nunca. La polla de su marido era una miniatura comparado con la del soldado.
El joven, estaba viendo como las paredes de aquella mujer apretaban al máximo su pene, como si trataran de triturarlo. Pero sabía que no podía tocar a la mujer, por lo que se limitó a colocar sus manos agarrándose del muro, para poder soportar las sentadas y posteriores cabalgadas que la mujer comenzó a propinarle.
Oh joder que polla tienes cabronazo… ¡me llenas completamente! ¿así que querías echarme un polvo?... pero el polvo te lo voy a echar yo a ti. Oh si… joder me abres …
La señora, estaba ahora con cara de triunfo.
Tenía clavada en su vagina la totalidad de la enorme verga del joven soldado, y se sentía completamente llena. Poco a poco comenzó a disfrutar del polvo a medida que inició el vaivén de subir y bajar, teniendo como centro el nabo del joven. Pronto, aceleró el ritmo viendo como sus pechos saltaban y se revoloteaban ante los ojos del joven, lo que la excitó al máximo, para terminar, colocando sus manos echando su cuerpo hacia atrás, apoyándose en los propios muslos del joven, para posteriormente hacer batir dentro de su vagina el pene del joven, con tal fuerza y con tan énfasis, que aquel pensó que le partiría el pene. La mujer, practicaba gimnasia todos los días, por lo que mantenía una buena forma física. Mientras estaba disfrutando de aquella cogida, se recreaba en la cara de sufrimiento del joven, quien tenía prohibido tocarla. Todo ello, le llevó pronto alcanzar el orgasmo, que de ninguna forma reprimió, corriéndose, como jamás lo había conseguido nunca, batiendo sin parar su cuerpo, teniendo como centro el pene del joven.
Oh sii me vengo …. Oh Dios ….siii…me vengoooo
Termino casi derrotada, con todo su cuerpo hacia atrás, apoyada en las rodillas del joven, y mostrándole al mismo todo su coño, aún atravesado por la verga de éste. Se mantuvo en esa posición durante unos minutos, para luego levantarse, desencajando la polla de su coño. Luego se giró y observó la tranca del joven, la cual se mantenía totalmente iniesta. Aquella visión la volvió a seducir y, colocándose ahora dándole la espalda al joven, poco a poco, volvió a sentarse sobre la verga del mismo, hasta que terminó de nuevo por ensártasela completamente. Oh cabronazo… veo que aún sigues en forma….oh joder como me abres..
Tomy no podía hacer nada, simplemente intentaba disfrutar del calor del coño de aquella casada. En esa posición, pronto ambos cuerpos estuvieron unidos, ella dándole la espalda al joven, hasta que comenzó de nuevo a subir y bajar, retorciéndose, al tiempo batía su vagina con la polla del joven dentro, echando, ahora sí, todo su cuerpo sobre el pecho del joven.
Sabiendo que el joven tenía prohibido tocarla, ella misma se comenzó a tocar sus mamas, ante la vista del joven, quien estaba visualizando la escena en los espejos del amplio baño. La mujer se retorcía sintiendo en su vagina el enorme trozo de carne del joven, duro y fierro como una barra candente, lo que la llevó a acabar nuevamente corriéndose estrepitosamente por segunda vez, estrujando al máximo la polla del joven. oh cabron me vengo de nuevo….
Tas acabar, completamente relajada, se incorporó, verificó la polla del joven, aún empalmada al máximo. Sin embargo, lejos de desahogarlo, abrió la llave del agua, y los chorros comenzó a bañar nuevamente los cuerpos de ambos. Tras acabar, la mujer salió del yacusi, se anudo una toalla, dejado al joven con una empalmadura de caballo.
Sonriendo ante la empalmadura del joven, le dijo: ¡vístase, y continúa con el trabajo en el otro baño!
El joven, le costó meterse su polla dentro del slip y colocarse de nuevo el mono de trabajo. Tenía que callarse y soportar aquella tremenda humillación. Era consciente de que no podía hacer enfadar aquella mujer, so pena de que le complicara la vida, con alguna queja ante su marido.
Como pudo, se vistió y continuó trabajando en el baño. Antes de acabar su tarea de ese día, la mujer apareció por el baño y le dice: -que le quede claro. ¡Ni una palabra de esto a nadie, y mucho menos a sus amigos!
-No se preocupe. Mi boca será una tumba.
Continua
-