Se Folla a su Madrastra

heranlu

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Ago 31, 2007
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El hijo de mi marido fruto de su anterior matrimonio. Tiene ahora 22 años, es alto, guapete y estudia en la Universidad, ha vivido siempre con su madre en una capital de provincias y ella ha hecho todo lo posible por distanciarlo de su padre, así que solo lo conocía de coincidir escasas veces en alguna celebración familiar, donde habíamos cruzado simples saludos y frases de cortesía.

Su padre me anunció que su hijo pasaría con nosotros 15 días de sus vacaciones, lo que me sorprendió, aclarándome que el chico hacía coincidir su estancia con la de su novia, que tenía a sus abuelos en la capital y venía a pasar con ellos unos días; así entendí mejor el motivo de su visita. Llegó a mediodía y después de comer se fue a pasar la tarde con su novia. Llegó a la hora de la cena y después de un rato de sobremesa se fue a dormir.

Su padre se fue a las 8 de la mañana al trabajo, como es costumbre y sobre las nueve escuché ruidos en casa, señal de que Alex se había levantado. Me levanté apresuradamente para ir a la cocina a prepararle el desayuno, sin percatarme que inconscientemente llevaba puesto solo el camisón, sin nada debajo como me gusta dormir, un salto de cama que escasamente me cubría el culo y el sexo.

Mientras preparaba el desayuno el chico no dejaba de mirarme, me percaté se fijaba en mis intimidades mostrándose nervioso y excitado, era evidente que mi desnudez le estaba violentando, pero ya era tarde para ir a buscar algo con que cubrirme, ya me había visto todo lo que podía ver, que era todo. Me di cuenta, que al agacharme para sacar del armario alimentos y utensilios de cocina, cada vez que me inclinaba, quedaban a su vista mi sexo y trasero de forma ostensible y provocativa.

Le había preparado zumo, huevos con beicon, repostería y solo me faltaba servirle café. Cuando estaba llenando su taza, con la cafetera hirviendo, él metió su mano en mi entrepierna hasta llegar a mi sexo, que pudo tocarme al no poder soltar la cafetera que le hubiera ocasionado quemaduras. Fueron segundos suficientes para conseguir tocarme el coño desnudo.

Enfadada le dije qué había hecho, pero él simplemente contestó que le había puesto mi coño demasiado cerca y a la vista para invitarle a tocarlo, algo instintivo que no pudo evitar. Además, siguió diciendo, sabía que todos los hombres podían follarme y no entendía me molestara tanto con él por solo tocármelo. Le había contado, que antes de casarme con su padre, follaba con muchos hombres y que a él lo conseguí con mi coño.

Le pregunté ofendida quien le había contado aquellas cosas tan horribles de mí, pero se negó a decírmelo. No me di por vencida y opté por usar mis armas de mujer para que confesara. Me senté en sus piernas frente a él y llevé sus manos a mis pechos, el chico los tocaba excitado, me besó con lengua y le correspondí, a la vez que deslizaba los tirantes del camisón para hacerlo caer y dejar mis tetas al aire a su disposición. El chico me comía las tetas y chupaba los pezones con fruición, a la vez que notaba como crecía su bulto debajo de mi trasero.

Entonces volví a preguntarle quien le había hablado tan mal de mí y confesó que su madre, siempre le contó que su padre se había casado con una fulana que se entregaba a todos los hombres, incluido su padre, que se había enamorado de mí solo por mi sexo, rompiendo así su matrimonio. Ante esta confesión no dudé que a la bruja de su madre le iba a dar su merecido, y ello utilizando a su propio hijo y con la medicina que ella misma decía aplicaba tan bien, mi coño.

Seguí dejando que el muchacho se diera el lote conmigo y viendo como aumentaba el tamaño de su paquete, le pedí se pusiera de pie y sacara su polla. No estaba mal para tan jovencito y se la mamé poniéndola en su punto máximo de erección. Antes de que se corriera me levanté apoyándome en la mesa boca abajo, dejando a su disposición mi culo y sexo en pompa, puse saliva en mi sexo para lubricarlo bien y le animé a que me la metiera, la tenía tan dura que me la clavó de una embestida y después de un corto meteysaca se corrió.

Cuando a la mañana siguiente salió mi marido para ir al trabajo, fui a su habitación y me metí en su cama desnuda. Nos besamos, acariciamos y en pocos minutos ya la tenía dura y dispuesto a montarme. Le dije que se tranquilizara, que le iba a enseñar a hacer sexo y a disfrutar sin prisas. Le expliqué que debía aprender a satisfacer a una mujer, para eso solo debía pensar en cómo hacerle disfrutar, pues así recibiría su recompensa gozando más.

Mientras me comía las tetas su mano acariciaba mi sexo, yo me dejaba hacer y le iba indicando cómo debía acariciar en cada momento. Su polla estaba a reventar y deseaba a toda costa penetrarme, pero le tranquilizaba diciéndole me tenía que preparar antes de follarme, para así disfrutar los dos de la cogida.

Le expliqué cómo debía bajar rozando con su lengua cada centímetro de mi piel hasta llegar a mi coño, una vez allí le fui indicando como debía lamer mi clítoris haciéndolo crecer, ya estaba duro y fuera de su capuchón para su disfrute, le dije lo apretara suavemente con los dientes y lo lamiera, entonces se asustó con mis estremecimientos y temblores y le pedí siguiera chupando y succionando el clítoris.

Ya estaba caliente y mi coño rezumaba abundantes flujos, era el momento de dedicarle atención y le hice bajar la lengua a mi raja para que lamiera, abriendo despacio los labios con la presión de su lengua, que impaciente deseaba entrar en su interior. Pronto estaba entre mis piernas con la cara empapada de flujo intentando descubrir los secretos de mi cueva. Me hacía gozar como una perra y tenía su cabeza oprimida entre mis muslos y con mis manos lo apretaba contra mi sexo. Me hizo correr y mis temblores, junto con las palpitaciones de mi coño y el manar de mis fluidos lo volvía loco de excitación.

Le hice tumbarse boca arriba y poniéndome a horcajadas encima de él, llevé su capullo entre los labios de mi vagina y dejándome caer me entró de golpe hasta el útero. Le cabalgué haciéndole disfrutar mientras me sobaba las tetas y me decía lo mucho que estaba disfrutando con una puta tan rica. Impedía que se corriera alargando su eyaculación, diciéndole pensara en otra cosa para evitar correrse rápido, quería me diera un buen orgasmo antes de que se corriera.

Al final no pudo aguantar más y noté como un chorro de leche me inundaba, sentía sus espasmos y su esperma llenarme el coño, que empezó a palpitar y tener contracciones con un orgasmo intenso que me hacía venir y que duró una eternidad. Caí fulminada respirando entrecortado y profundo para no desmayarme.

Todos los día siguientes iba a su cama y copulábamos sin descanso hasta la hora que él se iba a ver a su novia, con la que pasaba el resto del día. Llegó el fin de semana y la presencia de mi marido en casa, nos obligó a tomarnos un descanso forzoso, que haría que el lunes retomáramos nuestra actividad sexual con más ganas. Solo pudimos darnos algún beso o tocarnos de forma furtiva en momentos puntuales, evitando nos viera su padre.

El martes cuando llegó a última hora de la tarde para la cena, le anuncié que su padre había salido de viaje de trabajo y no volvería en un par de días. Se puso muy contento y después de la cena nos dispusimos a ver un rato la tele. Nos sentamos en el sofá y pronto Alex me pasaba el brazo por encima de mi hombro y comenzó a meter su mano por el escote y tocarme las tetas. No conforme me metió mano y empezó a jugar con mi sexo, lo que hizo que nos calentáramos demasiado y nos fuimos a la cama. Esta vez pasamos la noche en mi habitación y no dejamos de follar en toda la noche, el nene se recuperaba rápido después de cada polvo y eso me encantaba.

Además, había aprendido a controlarse y ya aguantaba la erección sin correrse, lo que me permitía venirme varias veces seguidas. Lo hicimos de todas las formas y posturas posibles hasta caer rendidos. Amaneció con una buena erección que hubo que sofocar volviendo a hacer sexo hasta media mañana. De la misma forma disfrutamos la noche siguiente.

Cuando marchó, acabadas las vacaciones, seguimos en contacto telefónico y me decía lo mucho que me echaba en falta y lo que me deseaba. Siempre que tenía ocasión nos visitaba, con lo que su padre estaba contento y yo muy bien follada, pues siempre encontrábamos momentos para disfrutar de buen sexo. El muchacho era muy buen alumno y había aprobado la asignatura con sobresaliente, demostró ser digno alumno de su profesora y se había convertido en un excelente amante del que disfruté durante algún tiempo.
 
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