Se Corre, Mamá 002

heranlu

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Daniel se sentó enfrente de su madre.

-Si la chica está vestida debes besarla con lengua, acariciar su cuello -se acarició el cuello con las dos manos - amasar sus tetas -se magreó las tetas- luego frotas el coño bajando y subiendo la mano, -lo hizo-, después con tres dedos presiona la vagina por encima de las bragas y despertarás su clítoris -también lo hizo-. Si está desnuda -se quitó la toalla de encima- debes comerle las tetas bien comidas. Lame los pezones de mis tetas - los lamió repetidas veces-. Presiona tu lengua sobre ellos y mama la areola y el pezón -hizo lo que le había dicho-. Ahora coge las tetas por debajo, magréalas y mama cómo antes hasta que yo te diga -tres o cuatro minutos después, Rosa volvió a darle instrucciones- Ahora toca chumino.

-¿Qué toca, qué?

-Toca coño.

Se quitó la toalla de la cabeza y luego las bragas, abrió el coño con dos dedos, y apretó la capucha del clítoris con otros dos dedos, luego se tocó con un dedo la vagina y le dijo:

-Esta es la vagina y estos los labios vaginales -los señaló.

-Hasta ahí ya llegaba.

Abrió los dedos y el glande redondo del clítoris apareció reluciente.

-Esta cosita gordita es el glande del clítoris. Es el punto débil de toda mujer y protagonista principal de nuestros orgasmos. No se debe atacar directamente, antes hay que presionar la capucha y bajar al coño y meter uno, dos, tres, o cuatro dedos, dependiendo de cómo sea el coño -metió tres dedos-. Sacó los dedos y del coño comenzaron a salir jugos parecidos a la clara de un huevo. Daniel le preguntó:

-¿Te estás corriendo, mama?

-No, hijo, la excitación hace que el coño lubrique.

-Dáme los jugos a probar.

Rosa le llevó los dedos a la boca, Daniel se los chupó.

-¿Te gustan?

-Sí, tienen un sabor diferente a cualquier otra cosa que haya probado. Saben a... No sé a que saben.

-Saben a vicio, o por lo menos a mí es a lo que me saben.

-A eso saben, sí, a vicio.

-Ahora te voy a enseñar las diferentes maneras de tocar un coño. Se puede tocar presionado los dedos sobre la capucha del clítoris y moviéndolos alrededor de izquierda a derecha y de derecha a izquierda -presionó y los movió-. También los puedes mover de arriba a abajo y de abajo a arriba -Los movió-. Ahora toca aprender a usar los dedos... Asegúrate antes de meterlos en la vagina que ésta esté mojada. Empieza metiendo un dedo con la yema hacia arriba -lo metió-, luego pasa a dos -los metió-, y si la mujer necesitas más, mete tres -metió tres-. No metas los dedos como si fueran una polla, eso no nos gusta, tienes que meterlos y recogerlos dentro para tocar la pared superior de la vagina e ir de menos a más.

Rosa dejó de masturbarse, se volvió a poner las bragas y se cubrió con la toalla. A Daniel se le puso cara de tonto.

-¡¿Ya está?!

-Hay más, pero ahora, ponte a mi lado que quiero saber que buen alumno eres.

Daniel no se creía lo que estaba oyendo.

-¡¿Quieres qué te haga una paja?!

-Sí, hazme todo lo que te he dicho.

Daniel la besó con lengua, le acaricio el cuello con las manos, le amasó las tetas, le frotó el coño de arriba abajo y de abajo a arriba y presionó con tres dedos su vagina. Rosa le cogió las manos e hizo que acariciara con ellas el interior de los muslos y el contorno del coño. Al soltarle las manos le quitó la toalla. Daniel le amasó de nuevo las tetas y se las comió cómo le había dicho. Luego le quitó las bragas. Rosa le cogió una mano, le puso dos dedos sobre la capucha del clítoris y los hizo girar alrededor de izquierda a derecha y de derecha a izquierda. Quitó la mano. Daniel la siguió masturbando... Luego le pasó un dedo por la entrada de la vagina. Vio que estaba mojada, se lo metió dentro y le hizo el "ven aquí". Rosa le dijo:

-Roza mi clítoris con la palma de la mano mientras sube y baja.

Lo rozó con la palma. Rosa acompasaba los movimientos del dedo y de la palma con los movimientos de su cuerpo.

-Me estás haciendo disfrutar un montón, hijo. Mete ahora dos dedos.

Se los metió y la masturbó. A Rosa se le escondieron las pupilas y gimió sensualmente. Daniel le preguntó:

-¿Te meto tres dedos, mamá?

-No, hijo, méteme la lengua.

Daniel quedó a cuadros.

-¡¿La lengua?!

-Sí. ¿No querías aprender a comer un coño?

Le metió la lengua dentro de la vagina y se la sacó. Rosa la abrió con dos dedos y le dijo:

-Lame los labios -los lamió varias veces-. Lame de abajo arriba presionado la lengua contra mi coño hasta que yo te diga -lamió como le había dicho-. Ahora lame el clítoris con la puntita de la lengua haciendo círculos sobre el -los hizo-. Chúpalo -Lo chupó- Lame de abajo arriba cómo antes, pero más aprisa -lamió- ¡Mas rápido que ya me corro!

Lamió más rápido y Rosa se corrió.

Después de correrse, le dijo:

-No acabaste de hacerme la paja.

Daniel le metió tres dedos en el coño corrido y la masturbó con ellos. Rosa, con otros tres dedos, frotó el clítoris de derecha a izquierda y de izquierda a derecha y alrededor, luego le cogió la polla con la otra mano. Daniel le dio al culo y folló la mano de su madre cómo si fuera un coño.

Estaban los dos a punto de correrse cuando dijo Rosa, con la voz entrecortada.

-La necesito, pero no debería.

-¿Qué necesitas, madre?

-Tu polla dentro de mi coño.

-No debería necesitarla, estoy a punto de correrme.

Aquellas palabras ya la dejaron frita.

-Métemela.

Daniel razonaba más que su madre.

-¿Y si te dejo preñada, mamá?

-Me dejas... Es ahora o nunca.

Daniel dejó de razonar.

-Entonces es ahora.

Se metió entre las piernas de su madre y le clavó la polla hasta el fondo del coño. Rosa volvió a frotar con tres dedos la capucha del clítoris alrededor de derecha a izquierda y de izquierda a derecha.

-Me voy a correr otra vez, hijo.

Daniel metiendo y sacando oyó los gemidos de su madre y vio cómo se le iban cerrando los ojos, cómo elevó la pelvis y luego oyó cómo decía entre temblores:

-¡Me corro!

Se corrió cómo una loba.

Al acabar, se puso encima y le dijo:

-Ahora te voy a follar yo a ti. No te muevas. Solo disfruta.

Rosa le cogió la polla pringada de jugos y la volvió a meter dentro del coño. Puso las palmas de las manos sobre la cama y con las tetas colgando comenzó a follarlo, lentamente y mirándolo a los ojos. Poco a poco fue a acelerando sus movimientos. Sus tetas se balaceaban cada vez mas... Aparecieron sus dulces gemidos, y entre gemidos le dijo a su hijo:

-Magréame las tetas.

Se las magreó. Rosa lo folló a todo gas y con tanta intensidad que explotó antes de que se corriera su hijo. Daniel sintió el coño de su madre apretar su cipote y de su meato salió un tremendo chorro de leche al que acompañaron unos cuantos más que se mezclaron con los jugos de la corrida de Rosa.

Al acabar de correrse y de descansar, Rosa, se quitó de encima de su hijo y se puso boca arriba, Daniel le preguntó:

-¿Hay más cosas que deba aprender?

-Claro que sí.

-¿Cómo que?

-Cómo el sexo anal

Daniel no esperaba aquella confesión de su madre.

-¡¿De verdad?!

-Claro que sí.

-¿Te gusta el sexo anal?

-No es que me vuelva loca hacerlo, pero nunca digo que no a una buena enculada.

-¿Y por qué no lo hacemos ahora?

-No me provoques...

-Te provoco.

No tuvo que repetírselo.

-Vete a la nevera y trae dos yogures naturales.

Daniel volvió con dos yogures y se los dio a su madre. Rosa puso uno sobre a mesita de noche y con el otro en la mano le dijo a su hijo:

-Te voy a enseñar cómo preparar un culo para follarlo. Ponte a cuatro patas.

Daniel se puso en posición, Rosa abrió el yogur, cogió un poco con dos dedos y se lo frotó en el perineo y en el ojete. Luego untó un poco en las nalgas y se las masajeó, le dio palmadas en ellas y acarició su espalda con la otra mano. Luego volvió a frotar el dedo medio en el perineo y en el ojete antes de metérselo en el culo y follárselo con el. Cogió más yogur con la otra mano, pringó la verga y los huevos de yogur y después se los masajeó mientras le follaba el culo con el dedo. A ese dedo siguieron dos, con esos dos tiró hacia los lados, metió la mitad de los dedos dentro y los giró alrededor, o sea, hizo hueco, pero ella no tenía una polla gorda para meterle, lo que tenía era la lengua, y fue lo que le metió. Luego de dejarle el culo cómo un bebedero de patos, metiendo y sacando la lengua de él le cogió a polla y lo ordeñó hasta que le quitó la leche.

Al rato era Rosa la que estaba a cuatro patas, la que tenía el coño y el culo llenos de yogur y a la que le entraban y salían los dedos del culo. Mientras se los movía alrededor, le dijo:

-Úntame las tetas de yogur, magréalas y folla mi ojete con tu lengua.

Daniel obedecía cómo un perro fiel, un perro fiel que tenía un empalme brutal. Rosa estaba cumpliendo su mayor fantasía: Aprender a un hombre a follar y hacer con él lo que quisiera. Nunca se hubiera imaginado que ese hombre iba a ser su hijo, pero tampoco se había imaginado que la haría realidad. Perra perdida, le dijo:

-Fóllame el culo, pero despacito que la tienes muy gorda y muy larga.

Daniel tuvo miedo de hacerle daño a su madre, así que le puso la cabeza de la verga en el ojete y le dijo:

-Métela tú, mamá.

-Vale, pero azótame el culo mientras va entrando.

Rosa se metió un dedo dentro del coño y luego empujando con su culo la fue metiendo despacito dentro de él. La metió centímetro a centímetro. Daniel azotando las nalgas con las palmas de sus manos veía como entraba la polla en el culo y cada ve se le ponía más dura, tan dura se le puso que reventó y le llenó el culo de leche.

-Así cariño, así, llénale a mami el culo de leche.

Pasara una porrada de tiempo cuando Daniel se volvió a correr. Rosa en ningún momento la había sentido cerca. Al acabar de correrse Daniel, y aún con la verga dentro de culo, le dijo ella:

-No hay mejor sexo que el oral.

-Es mejor el anal. ¡Que gustazo!

-Esa es una cosa que nunca debes hacer, llevarle la contraria a una mujer estando follando con ella.

-Ni follando, ni sin follar, a una mujer nunca se le lleva la contraria.

-Ni pasar por alto sus indirectas.

Daniel de tonto no tenía un pelo. Le sacó la polla de culo. Hizo que se pusiera boca arriba. Metió la cabeza entre sus piernas,. Metió dos dedos dentro de su vagina, Le hizo el "ven aquí", lamió su coño de abajo arriba y masturbando a su madre, lamiéndole el coño y chupándole el clítoris le quitó una corrida bestial.

Al acabar de correrse, le dijo Daniel:

-Me has hecho un gran favor, si algún día necesitas algo, y está al alcance de mis manos no tienes más que pedirlo.

-Hombre, hay una fantasía que me persigue desde muy joven, pero no esta al alcance de tu mano, estaría al alcance de cuatro manos, además de las mías.

-¿Un trío?

-Sí, con dos hombres.

-¿Te gusta mi amigo Hugo?

A Rosa le pulsó el coño al oír aquel nombre.

-¡¿Ese bombón?! No creo que él se prestara a una cosa así.

-Se prestará, le gustas.

-¿Y tú cómo sabes eso?

-¿Importa cómo lo sé?

-La verdad es que no.



Rosa, vistiendo una falda negra de tubo, una blusa blanca, calzando unos zapatos negros y sentada en un sofá de la sala de estar enfrente de su hijo y de Hugo, que estaban sentados en un tresillo delante de ella, decía:

-¿Qué vas a estudiar cuando vayas a la universidad, Hugo?

Hugo, que era un joven moreno, muy alto, con cuerpo de atleta y demasiado guapo para ser heterosexual, le respondió:

-Medicina

-Esa es una buena carrera.

-Sí, lo es.

Daniel se levantó, se puso detrás del sillón de su madre, le echó las manos a las tetas y magreándoselas y le dijo:

-Hugo quiere ser ginecólogo.

Rosa, poniendo cara de niña traviesa, le preguntó:

-¿Quieres hacerme una exploración mamaria, Hugo?

Hugo, que no sabía nada, de lo del trío, les dijo:

-¡Conmigo no juguéis que os violo a los dos!

Daniel, sonrió, y le dijo:

-Contigo vamos a jugar, colega, y sin violaciones. ¿No decías que mi madre es la causante de tus pajas?

-Ese día estábamos borrachos los dos.

Daniel le fue abriendo los botones de la blusa a su madre.

-¿Es o no es la causante de tus pajas?

Hugo, viendo que la cosa iba en serio, ya no se anduvo con tonterías.

-Es.

-Ven y haz la exploración.

Hugo se levantó y se colocó delante de Rosa, Daniel le quitó a su madre la blusa y el sujetador. Hugo, sin exploración mamaria ni hostias, le echó las manos a las tetas y se las devoró. Daniel le dijo:

-Las coges con ganas.

Hugo paró de mamar para decirle:

-Anda que cuando le coja el coño.

Rosa quería hacer las cosas bien.

-Vamos para mi cama, muchachos.

Fueron detrás de ella mirándole para el culo, un culo que movía de un lado a otro con sus andares de vampiresa. Al llegar a a la habitación, la falda y las bragas le duraron encima un par de segundos, ya que Hugo fue a por ellas cómo un perro en celo. Luego, se agachó, le separó as nalgas y le lamió el ojete, Daniel no quiso ser menos, se agachó y le lamió el coño a su madre. Rosa quiso ser la que cortaba el bacalao.

-En pie, perritos -dejaron de comer coño y culo y se pusieron en pie-. Desnudaos.

Al tenerlos desnudos y empalmados, Rosa se echo de lado en la cama, levantó una pierna y dijo:

-A vuestros puestos, muchachos.

Daniel se metió en cana y le comió el coño, Hugo hizo lo mismo y le comió el culo, al tiempo que le sujetaba la pierna para que no se cansara. Al rato le dijo Rosa a Hugo:

-Métemela en el culo.

Hugo, que tenía un polla normalita, se la clavó en el culo, luego Rosa se echo sobre él, y con el coño abierto y encharcado, le dijo a su hijo.

-Cuando Hugo la quite métela tu, y cuando la metas tú que la saque él.

Así lo hicieron. Rosa comenzó a gemir desde el segundo uno hasta que se corrió como una perra, exclamando:

-¡¡¡Joder, que gusto!!!

Rosa casi se muere de placer. Aún estaba tirando del aliento cuando Daniel y Hugo se corrieron en sus labios en su frente, en su nariz..., en toda su cara. Le dejaron la cara perdida de leche.

Rosa había quedado tan exhausta, que les dijo:

-Me tenéis que perdonar, pero no puedo más. Pido tiempo muerto.

Se lo dieron y luego siguieron follando.
 
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