Sabrina y las Aventuras en Familia - Capítulos 05 al 08

heranlu

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Sabrina y las Aventuras en Familia - Capítulos 05 al 08


Sabrina y las Aventuras en Familia - Capítulo 05



Tras haber domesticado al servicio tuve un periodo de tranquilidad en materia de sexo, follaba con toda mi familia, con el servicio y esporádicamente con Ana, Victoria y Óscar, de quien ya os he hablado. Con tanta gente para mantener relaciones sexuales no necesitaba nada mas y lo ultimo que estaba en mi lista de objetivos era buscarme un novio, pues bastante tenia con estudiar y clamar mis ardores sexuales con toda esta gente. Sin embargo mis amigas no estaban en una situación como la mía y todas se habían ido buscando novio, de modo que del grupo de chicas con las que salia los fines de semana solo estábamos sin compromiso, Sonia y yo. Sonia en aquel entonces no era mas que una conocida, amiga de una compañera de clase, pero como era la única que no tenia novio comenzamos a salir los fines de semana juntas.

La chica no era una belleza, al menos no de una manera aparente, pero al menos si que tenía una gran simpatía e inteligencia, lo cual una vez conoces a Sonia te permitía olvidar sus otros defectos. Al fijarme un poco me di cuenta de que la mayor parte de la falta de atractivo físico se debía a su falta de criterio a la hora de elegir su indumentaria y su forma de arreglarse. Sonia es una chica corpulenta, al fin y al cabo mide casi 1.85 metros, y toda su familia es de complexión fuerte, pero sus facciones son atractivas, lo único que pasaba era que había dejado un poco de lado el cuidado corporal, por lo que había añadido algunos kilos de mas y por otro lado su indumentaria solía realzar esa imperfección, pareciendo siempre mas gorda de lo que estaba. Al intimar me atreví a ir influyendo en su forma de vestir de manera que usase prendas mas favorecedoras y conseguí que se apuntase a un gimnasio conmigo, gracias a lo cual perdió bastante peso, y si bien no llegó a convertirse en una sílfide, al menos tenia mejor figura que antes.

Con todo esta atención que dispensaba a Sonia no pretendía nada mas alla de la satisfacción de transformar al patito feo, sino en un cisne al menos si en un pato guapo. Sonia agradecía mi ayuda y muy pronto estrechamos mucho nuestra amistad lo que nos permitió a cada una de nosotras adentrarnos mas en la vida de la otra. Sonia es muy abierta y me contó toda su vida, sus secretos y su escasa vida sexual, pues tan solo lo había hecho un par de veces, dandome a entender que estaba muy necesitada de sexo. Yo por mi parte también le conté mucho sobre mi, pero omití cualquier referencia de mis experiencias sexuales en familia, aunque si le revele mi interés por el sexo. Sonia parecía estar cercana a mi onda por mas que no tuviese experiencia y eso me hizo pensar que sería divertido iniciarla en materia sexual como ya había hecho antes en el mundo de la moda. Sin embargo, esto no podía ser tan fácil como lo anterior y debía tener mucho tacto, pues no quería asustarla. Sonia parecía abierta en materia sexual, al menos a la luz de sus comentarios cuando salíamos de marcha por la noche, pero su falta de experiencia parecía indicar que tan solo se trataba de palabrería, de manera que no sabia como actuar.

No fue hasta algún tiempo después que pude lanzarme a la captura de mi nueva presa. Un viernes por la noche llegue a su casa con intención de que saliésemos a tomar unos tragos. Sonia vive sola en el piso que sus padres tienen en la capital, pues su familia es de un pueblo a unos 50 Km de la ciudad. Y allí llegue yo justo después de que ella llegase de un trabajito que le había salido.

Sonia estudia Ingeniería en Imagen y Sonido en la Universidad y gracias a eso ocasionalmente trabaja como camara o montadora de imagen en documentales, cortometrajes y alguna pequeña película, y justamente llegaba a casa después de haber pasado la tarde con la camara al hombro. Yo llegue allí inmediatamente después de ella, y mientras guardaba el material de trabajo yo le dije que saliésemos a dar una vuelta. Ella aceptó pero me dijo que tendría que ducharse y arreglarse, a lo que yo replique que no me importaba esperar.

Mientras ella se duchaba yo me dedique a curiosear por el salón. Era la primera vez que me quedaba allí sola y me puse a mirar que había guardado dentro del gran mueble sobre el que estaba la televisión. En la parte inferior había guardado un equipo de video profesional y también un equipo de DVD y de montaje de imágenes que debía ser muy caro, todo lo cual estaba conectado al ordenador que reposaba en la otra esquina del salón. En otro de los apartados del mueble era donde guardaba un par de cámaras, una de video Betacam y otra digital. Todo aquel equipo me tenia impresionada porque todo era muy caro y en absoluto imprescindible para sus clases, pero estaba claro que el alto nivel económico de sus padres le había permitido tener toda aquella parafernalia técnica. Entonces abrí otro de los departamentos del mueble, que era donde guardaba las cintas de sus ejercicios para sus clases y copias de sus trabajos. Todas las cintas estaban cuidadosamente almacenadas y etiquetadas con nombres explicativos de su contenido, salvo tres que estaban medio ocultas y en las cuales tan solo había escritos unos números en sus etiquetas. Estas ultimas cintas llamaron mi atención y cogí una de ellas. Ni corta ni perezosa y mientras Sonia se lavaba la cabeza mientras se duchaba, la introduje en el video y pulse el botón de reproducción del artefacto. Pronto comenzó a aparecer en la pantalla el contenido de la cinta.

Al principio tan solo salían los nombres de los intervientes en ella así como los del equipo técnico que había hecho la grabación, entre ellos el de Sonia, para pasar inmediatamente a una imagen del interior de una habitación donde dos jovencitos de 18 años estaban sentados sobre la cama. Sin perder un momento los chicos comenzaron a desnudarse mutuamente para luego pasar a besarse apasionadamente, enlazando sus lenguas e intercambiando saliva. La vista del cuerpo carente de vello de los dos efebos empezó a calentarme, sobre todo cuando comenzaron a acariciarse tímidamente para pasar a masturbarse mutuamente. La visión de aquellas dos pollas carentes de pelo siendo agitadas ritmicamente me puso a 1000 por hora, de manera que metí mi mano entre las piernas y aumenté la vibración del consolador que me había metido en el coño al salir. Pronto uno de los chicos comenzó a lamer la polla a su compañero quien se deshacía en gemidos de placer, que yo apenas oía porque el volumen de la televisión estaba muy bajo. Sin solución de continuidad el chico que estaba recibiendo la felación colocó a su compañero de manera que el también pudiese chupar y así se enzarzaron en un 69 voraz en el que los dos jóvenes engullían la polla de su compañero con fruición.

De repente pude oír que Sonia salia del cuarto de baño de manera que pare la reproducción de la película y la rebobiné. En ese momento me hizo gracia que por tercera vez en menos de un año una cinta de video estaba de por medio en mis aventuras sexuales. Deje aquella cinta en su sitio y cogí otra de las cintas de etiqueta extraña para ver su contenido. Nuevamente se trataba de una película en la que había intervenido como camara y montadora de la imagen Sonia, y también era de temática homosexual solo que esta vez los protagonistas no eran jovencitos de dieciocho años, sino tío realmente musculosos y cachas. Como ya me imaginaba el tenor de esta otra película apenas vi nada de ella. En lugar de eso cogí otra de las cintas con la esperanza de ver algo mas interesante para mis propósitos. Esta vez la cinta resulto mas interesante, pues no hubo títulos de crédito sino que comenzó directamente la filmación y esta vez se trataba de Sonia. Había puesto la camara en su habitación sobre un trípode, frente a su cama. Cuando apareció en la imagen mi amiga comenzó a desvestirse como si estuviese haciendo un striptease, y para no ser una profesional lo hacia bastante bien. Poco a poco fue dejando sin ropa su rotunda anatomía, mostrando a la camara sus descomunales tetas con unos enormes pezones erectos y luego el resto de su cuerpo. Aquella filmación no tenia mucho tiempo, pues Sonia estaba muy en forma en las imágenes, lo cual era el resultado del intenso trabajo en el gimnasio.

Una vez desnuda se tumbó sobre la cama y cogió un plátano realmente grueso y comenzó a jugar con el. Primero sin pelar lo chupó a fondo como si fuese el pene de un amante, engullendolo casi totalmente. Cuando estuvo bien ensalivado comenzó a introducirlo lentamente en su vulva, disfrutando cada milímetro que entraba en su peludo coño, mientras se frotaba el clítoris con gran intensidad. Se penetró con el plátano sin pelar durante un buen rato y luego lo peló y tras lamerlo nuevamente se lo volvió a meter, pasando a comerselo muy lentamente una vez la banana estuvo bien húmeda por sus jugos.

En esas estaba la grabación cuando de repente apareció Sonia lista para salir. No me había dado cuenta al estar absorta viendo la película y la aparición de Sonia me sorprendió.

- Lo siento - balbucee mientras paraba la cinta - Yo, ... Bueno ...

Sonia estaba también atónita al ver que había descubierto su secreto. Sacó la cinta del video y la volvió a colocar en su sitio. Yo esperaba que se cabrease por haber husmeado en sus cosas sin su permiso, pero eso no pasó. Estaba tan sorprendida como yo pero por motivos distintos, y tan solo acertó a decir que saliésemos ya. Una vez en el coche permanecimos las dos en silencio un buen rato. El silencio era muy incomodo y yo decidí romper el hielo y abordar el asunto directamente.

- ¿Y como es que has trabajado como camara en películas de porno gay?.

Sonia me miro sorprendida, pero respondió explicandome que todo se debía a un anuncio que había visto en el periódico, aunque en el mismo no decían de que tipo de películas se trataba. Al responder a dicho anuncio le habían contado de que iba la cosa y como no le importaba que se tratase de ese tipo de películas había decidido seguir adelante con la solicitud de trabajo y al final la habían aceptado. Y como pagaban bastante bien había seguido trabajando como camara en mas películas.

- Vaya. ¿Y en cuantas has trabajado?. Porque en tu casa solo tienes dos.

- Hasta ahora ocho, aunque para la próxima semana tengo otro rodaje.

- ¿Y la otra cinta? - pregunté yo ya lanzada - ¿Por que te filmaste?.

- No lo se, la verdad - respondió tras meditar un momento - Se me ocurrió que seria divertido.

- La verdad es que me ha gustado verte hacer eso - le replique yo.

- ¿En serio? - preguntó Sonia con cara de satisfacción.

- Si, me ha puesto a mil ver como te masturbabas con ese gran plátano, pero yo te recomendaría un buen vibrador.

- ¿Tu tienes alguno? - volvió a preguntar Sonia.

- Si, varios. Si quieres te acompaño mañana a comprar uno - respondí yo.

- No se, tengo que pensarlo.

Toda la noche la pasamos bebiendo y hablando de sexo. Sonia se destapó totalmente y resultó que estaba realmente cachonda y falta de sexo. Si por ella fuese se hubiese hecho follar por todos los tíos con los que se cruzase, pero por una parte su educación y por otra el hecho de que no era una belleza escultural no le daban esa opción. Yo por mi parte le conté solo parte de mis correrías sexuales, y le dije que me acostaba con mi mayordomo Stephan y también con mi prima, pues Sonia no sabia entonces que es un chico, Akiko. Sonia se quedó alucinada y luego me confesó que envidiaba mi situación. Toda aquella charla de tema sexual decidió a Sonia para que a la mañana siguiente fuésemos a un sex-shop para que se comprase un vibrador.

Aquella mañana fuimos las dos al mayor sex-shop de la ciudad, donde yo había ido numerosas veces a comprar sus productos. Sonia estaba alucinada ante la gran cantidad de productos que había. Estuvimos un buen rato decidiendo que juguetes se iba a comprar y al final salio de allí con un surtido de consoladores con y sin vibración, bolas chinas, estimuladores de clítoris y otros artículos que era de impresión. Yo por mi parte adquirí varios DVD para aumentar la colección familiar de películas porno.

Tras las compras fuimos a un restaurante italiano donde degustamos una opípara comida, regada con una buena cantidad de vino. De hecho bebimos tanto que cuando salimos del restaurante estábamos bastante borrachas, aunque era Sonia la mas ebria de las dos. Tras tomar un café para serenarnos un poco era hora de volver a casa. Fue en ese momento cuando Sonia me preguntó: - ¿Quieres venir a casa para verme probar mis compras?.

Yo me quedé sorprendida pues no esperaba esta pregunta por parte de Sonia, pero en seguida reaccioné y respondí: - Si tu quieres iré encantada, pero solo si me dejas jugar a mi también.

Sonia dudó un momento pues le costaba aceptar mi ofrecimiento no solo de mirar sino también de follar con ella, pero en seguida se decidió movida por la cachondez que ardía en su interior y me dijo: - Claro que quiero. Siempre me he preguntado como seria hacerlo con una chica y creo que tu eres la mejor chica con quien averiguarlo.

En un santiamén nos plantamos en casa de Sonia. Nada mas entrar en el vestíbulo del edificio comenzamos a besarnos en la boca y a acariciar nuestros cuerpos por encima de la ropa. Entramos en el ascensor atropelladamente, y una vez dentro yo le saque un pecho a Sonia de la blusa mientras ella pulsaba el botón. Me dedique a lamer aquel colosal pecho (Sonia tiene una medida de pecho de 110), y a mordisquear su enorme y duro pezón. Sonia gemía de placer y me pedia que le mordiese con las fuerza. Yo seguía lamiendo aquella gloriosa ubre cuando el elevador se detuvo y súbitamente alguien abrió la puerta. Se trataba de Martín, el vecino del piso contiguo al de Sonia, un tipo de treinta años, casado y realmente macizo. El hombre se quedo mirando como yo lamia a Sonia quien gimoteaba de placer pero a la vez trataba de cubrirse. Yo me di cuenta de que no estábamos solas y giré la cabeza para ver de quien se trataba. Al ver que era Martín con un rápido movimiento dejé al descubierto los dos pechos de Sonia y los agarré apretandolos sin que Sonia pudiese hacer nada para impedirlo.

-¿ Te gustan las tetas descomunales de tu vecina? - pregunté a Martín descaradamente.

- Ya lo creo - respondió con una mirada lujuriosa - Ya me gustaría unirme a vuestra fiestecita, pero soy un hombre con responsabilidades.

- Olvidate de ellas un rato y pasate luego por mi casa - dijo Sonia resueltamente - Me gustaría que me follases.

Martín estaba alucinando. Por un momento dudó entre la fidelidad a su atractiva esposa o follar con dos chicas de veinte años y al final se decidió por lo ultimo diciendonos: - Si, lo haré. Dentro de un rato me pasaré por tu casa.

Nosotras entramos a trompicones en casa de Sonia y nada mas entrar Sonia me arrancó la ropa de un tirón. Dejó mi blusa y mi falda totalmente destrozada, quedandome yo en ropa interior. Sonia se arrodilló delante de mi mirando con mucho interés mi entrepierna totalmente depilada, y las bragas con abertura central que vestía. Estaba extasiada al ver como llevaba insertado dentro de mi coño un vibrador que con un débil y casi imperceptible zumbido indicaba que estaba en marcha. Sonia se puso en pie y nos besamos enroscando nuestras lenguas, explorando nuestras bocas. Tras aquel intenso beso, desnudé a Sonia y fuimos a su habitación con la bolsa de las compras. Sonia se tumbó en la cama boca arriba y así pude apreciar su potente anatomía. Sonia aunque corpulenta ya no tenía un gramo de grasa, antes bien sus músculos comenzaban a estar bastante desarrollados. Me encontraba ante una autentica amazona con un pecho descomunal que hacia juego con sus voluminosos labios vaginales. Solo me disgustaba que tenia una abundante mata de pelo rematando su vulva, pero eso lo solucionaría en un instante.

Cogí los dos juegos de esposas que había comprado y con ellas inmovilicé sus brazos al esposar cada mano a una de las dos esquinas superiores del lecho. Entonces cogí una sabana y la rasgué con las consiguientes protestas de Sonia. Dos de los trozos los usé para inmovilizarle las piernas atandoselas a las esquinas inferiores de la cama, mientras que otros dos trozos los utilice para amordazar y vendar los ojos a mi amiga. Una vez de aquella guisa esperé un rato antes de dar el siguiente paso. Cuando Sonia comenzó a moverse inquieta fui al cuarto de baño esperando encontrar algo para depilarla y así fue. Cogí un bote de alcohol de 96º y un trozo de algodón y con ellos fui hasta la cama de Sonia. Empapé el algodón de alcohol y se lo puse debajo de la nariz a Sonia. Esta no sabia que estaba pasando y se debatía mas violentamente pero era inútil. Pase varias veces el algodón sobre su vello púbico y encendí una cerilla. Al oír el sonido del encendido Sonia se dio cuenta de lo que iba a pasar pero aunque lucho nuevamente por liberarse no pudo. Acerqué la cerilla al pubis de Sonia y todo el vello desapareció en una súbita y pequeña llamarada que se desvaneció de inmediato. Ya estaba depilada Sonia y con tal destreza que la piel estaba incólume. Entonces quité la venda y la mordaza a Sonia.

- Hija de puta me has quemado - gritó Sonia.

- Calla - le dije a la vez que le daba un cachete en el muslo - Solo te he depilado, mirate y veras.

Al fijarse en su entrepierna y ver que tenía la piel perfectamente y notar que no le dolía se tranquilizó. Entonces me coloqué entre sus piernas y comencé a lamer su dulce coño. Recorría los pliegues de sus labios vaginales con mi lengua, los separaba profundizando dentro de su vulva para luego juguetear y lamer su prominente clítoris. Estuve así diez minutos arrancando a Sonia un par de orgasmos que me proporcionaron una abundante ración de oloroso y sabroso flujo femenino.

En aquel momento decidí soltar a Sonia. Una vez libre Sonia se lanzó sobre mi para volver a besarme en la boca y así saborear sus propios flujos. Cuando sació su sed las dos nos volvimos para coger otros juguetes de la bolsa. Yo cogí unas bolas chinas mientras que Sonia cogía un grueso consolador de látex negro. Puestas en posición para hacer un sesenta y nueve yo comencé a introducir una a una las gruesas bolas en el coño de Sonia. Era dificultoso porque las bolas eran muy gruesas y Sonia no estaba acostumbrada a dilatar tanto la entrada de su vagina, aunque poco a poco fueron entrando. Ademas Sonia me había metido el consolador que tenia en sus manos hasta el fondo de mi útero, mientras a la vez me lamia solícitamente el clítoris lo que me proporcionaba oleadas de placer que me hacían difícil coordinar mis movimientos. Aun así iba metiendo y sacando las bolas, unas veces rápidamente y otras mas despacio mientras lamia el rezumante coño de mi amiga.

Tras un buen rato de estar jugando así y lograr varias abundantes corridas mutuas, decidí que era el momento de cambiar de postura. Tumbé boca abajo a Sonia y volví a inmovilizarla como cuando la depilé. Cogí una almohada y la coloqué debajo de su vientre para que su culo se alzase un poco. Así con el culo levantado y las piernas abiertas la vista era estupenda. Me lancé a saborear su ojete virgen. Lo lamí de arriba abajo, deleitandome en el canal de los gluteos para luego ir penetrando dentro del agujero negro con mi lengua. Aunque fue difícil logre meter mi lengua dentro de tan angosto túnel e ir adentrandome en él hasta que ya no pude mas. Moví mi lengua en su interior lamiendo totalmente las paredes de su recto, degustando el sabor del interior de mi amiga y logrando extraer algunos restos de sus heces que degusté sin dudar. Todo aquel tratamiento estaba volviendo loca a Sonia que se había corrido con tal intensidad que parecía que se acababa de orinar. Entonces cogí el vibrador mas grande de todos los que habíamos comprado, el cual ademas tenía arnés y otro vibrador para que lo usase quien llevase el arnés. Me metí mi vibrador y me ajusté el arnés fuertemente para asegurarme una buena sujeción. Abrí las nalgas de Sonia separandolas todo lo que me fue posible y coloqué la punta del dildo en el ojete de Sonia. Esta notó que se trataba de un vibrador realmente grueso y entonces me dijo: - Ponme el bozal y revientame el culo.

Yo así lo hice, saqué de la bola una mordaza de bola y se la puse en la boca a Sonia. Una vez amordazada volví a apuntar el consolador a su ano y apreté con fuerza. Apenas entró un poco el extremo del vibrador, pero Sonia cerró los ojos de dolor y lanzó un aullido que fue ahogado por la mordaza. Sin darle tregua di un nuevo empujón mas fuerte que el anterior y logré meter el vibrador de 22 centímetros de largo y 8 de diámetro hasta su base. Sonia dio un nuevo alarido y aquel sonido gutural llenó la habitación. Gruesas lagrimas resbalaban por las mejillas de Sonia, aunque en su boca, a pesar de la mordaza se dibujaba una sonrisa, así que decidí quitarsela.

- Vamos, Sabrina - me animó Sonia - Rompeme el esfínter.

Yo comencé a bombear con fuerza, sintiendo como mi vibrador entraba dentro de mi, abriendo cada vez mas el ano de Sonia. Después de un rato de follar así el culo de mi amiga saqué por completo el vibrador, dejando a la vista un precioso cráter rojizo en el centro del culo de mi amiga, salpicado por restos de su mierda y cubierto de su propia sangre. En aquel momento llamaron a la puerta y sin vestirme y con el vibrador en la cintura fui a la entrada del piso. Al mirar por la mirilla vi que se trataba de Martín.

- Hola, Martín - dije yo al abrir la puerta - ¿Vienes a unirte a la fiesta?.

- Si - respondió Martín mientras me devoraba con su mirada - Estoy deseando hacerlo con vosotras.

-Te equivocas - le corregí yo - La agasajada en esta fiesta es Sonia, será con ella con la única que folles.

-Esta bien, no me importa - dijo Martín mientras se desvestía a toda velocidad de camino a la habitación.

En cuanto entró en la habitación y vio a Sonia atada boca abajo con el culo recién desvirgado se lanzo a lamer aquel abierto y magullado ano. Lo lamio de arriba abajo dejandolo totalmente limpio y listo para ser follado de nuevo que fue lo que a continuación hizo. Martín metió de un golpe su polla de 20 centímetros sin que le costase después de la dilatación que yo le había hecho a Sonia. Yo por mi parte me coloque detrás de Martín y le metí el vibrador a Sonia en el coño, proporcionandole así a mi amiga la posibilidad de disfrutar de un sandwich por primera vez. Tanto Martín como yo nos aplicamos a la gozosa tarea de perforar los agujeros de Sonia, esfuerzo que ella agradecía emitiendo gemidos y alaridos de placer, que enmarcaban los momentos en que ella obtenía un orgasmo. Tras varias corridas de mi amiga y un para propias le llego a Martín el momento de vaciarse y así lo hizo inundando el recto de Sonia. Fue una corrida muy abundante, tanto que comenzó a rebosar en el culo de mi amiga, derramandose sobre sus muslos y las sabanas. Cuando me acerque a beber tan preciado néctar resultó que Sonia dejo escapar sus gases, debido a la reciente sodomización con la curiosa consecuencia de que todo el semen almacenado en su culo salio volando y aterrizo en mi cara. Yo me relamí todo lo que pude para saborear la esencia de Martín, pero no pude disfrutarla en solitario porque para mi sorpresa nuestro compañero de juegos comenzó a lamerme la cara para probar así él también su semen.

Tras esa follada la fiesta continuó porque Martín soltó a Sonia y le dio la vuelta con animo de catar también su coño. Yo me aparte y comencé a meterme el extremo del vibrador con arnés con el que había sodomizado a Sonia. Martín le follaba a conciencia el coño a Sonia mientras que a la vez le apretaba sus inmensas tetas estirando sus pezones al máximo. Todo aquello hacia que Sonia enloqueciese de placer, aumentando de intensidad sus gemidos, hasta que llego un momento en el que comenzó a gritar de puro placer.

- Vamos Martín jodeme toda, revientame el coño - gritó Sonia.

Martín estaba asombrado por la reacción de Sonia quien no parecía controlar sus actos en absoluto y este reaccionó dandole un cachete en la cara a Sonia mientras decía con voz ahogada: - Calla, joder. Que mi mujer esta en casa y se va a enterar.

La consecuencia del cachete de Martín a Sonia fue aun mas sorprendente. Esta empezó a pedirle que le pegase mas y mas fuerte. Como Martín no lo hizo así Sonia volvió a gritar como antes, logrando que entonces Martín volviese a darle una floja bofetada, pero eso no satisfacía a Sonia y continuo gritando hasta que Martín le dio una bofetada mas fuerte. Sonia gimió mas tras la bofetada y reclamo que continuase con ellas. Martín convencido de que Sonia quería aquello le dio un para mas de bofetadas procurando no pasarse de duro, pero entonces Sonia volvió a gritar aun mas fuerte con la evidente intención de que todo el mundo se enterase de que su vecino se la estaba follando. Martín en respuesta le dio una bofetada que hizo restallar el aire de la habitación, movido por la indignación, y en cuanto apartó la mano vimos que un poco de sangre salia por la comisura de los labios de Sonia, la cual estaba sonriendo y acababa de tener un orgasmo tal que se había meado de gusto aun con la!

polla de Martín alojada en su coño. Martín se corrió a continuación en el interior de mi amiga y se volvió a casa preocupada por si su mujer se habría enterado de los gritos de Sonia.

Después de toda aquella sesión de sexo nos duchamos juntas y Sonia me dijo que le había gustado mucho todo aquello sobre todo cuando había estado atada y yo la sodomice y la depile con la cerilla y cuando Martín le pego a la vez que le abría el coño a pollazos. Resultaba así que Sonia tenía una tendencia masoquista muy interesante y que podía explotar a fondo. En aquel momento me plantee si debía tratar de integrarla en el circulo familiar para que pudiésemos disfrutarla todos, pero decidí que no. Si así lo hacia mi padrastro asumiría su dominio también sobre ella y ya no seria una esclava exclusivamente mía, con todo lo que ello suponía, pues como a mi padre no le gustan los tatuajes o las marcas no podría marcarla, y si bien eso no me había molestado cuando me lo prohibió hacer con mi criada Ludmilla, en aquel caso era distinto. Quería tener a Sonia a mi completa disposición sin interferencias para así poder marcarla y hacer con ella cuanto me apeteciese.

Me despedí de ella con un largo beso y la promesa de que volveríamos a tener sexo y pronto, la cual se materializó antes de lo que yo pensaba. Aquella misma tarde me llamó Sonia para decirme que me invitaba a pasar el fin de semana en su pueblo. Yo sabia que ella iba a ir allí aquel fin de semana con bastante antelación y ya entonces no me había dicho nada. En cambio ahora me invitaba a ir, lo cual evidenciaba que lo hacia porque estaba deseando repetir. Yo acepté sin dudar y quedamos para salir hacia su pueblo a la mañana siguiente muy temprano.

A pesar de la temprana hora de partida la cosa se complicó porque durante toda la mañana estuvo lloviendo y ademas a mitad de camino una de las ruedas pinchó. Cambiar la rueda bajo la lluvia en la parcialmente embarrada carretera fue un asunto bastante penoso de manera que cuando llegamos a la casa de Sonia estábamos empapadas y sucias y tan solo deseábamos darnos un baño. Al llegar a nuestro destino resultó que los padres de Sonia no estaban, y no volverían hasta el día siguiente, pero si estaba su hermano, Jorge, un chico de 16 años, alto, musculoso y muy atractivo que nada mas llegar me devoraba con la mirada a pesar del lamentable estado en el que llegamos.

Sonia me mostró mi habitación y se dirigió a la suya a darse un baño. Yo lo primero que hice fue quitarme el vibrador que llevaba como siempre metido en el coño, desnudarme y entrar al baño a orinar. Una vez sentada en el retrete me di cuenta de que no era lo mas apropiado dejar el vibrador sobre la mesilla de noche, como había hecho, de manera que en cuanto termine de orinar y sin siquiera limpiarme las gotas que mojaban mis muslos me dirigí de nuevo a la habitación. Antes de abrir la puerta oí ruido en el interior de la habitación, no sabia quien podía ser de manera que no abrí la puerta de golpe, sino que muy discretamente abrí una rendija que me permitiese mirar dentro. Allí me encontré a Jorge lamiendo mi vibrador y masturbandose. La escena era preciosa, ver a aquel chico cachas masturbar su depilada y larga polla mientras lamia e introducía en su boca mi vibrador me puso a cien. Necesitaba una buena polla enseguida y frente a mi tenia una estupenda así que era el momento!

de pasar a la acción.

- Así que te gusta chupar pollas - dije a Jorge mientras entraba en la habitación sorprendiendole en su acción.

- Yo, esto no es lo que crees - dijo Jorge - Lo he hecho porque olía y sabia a ti.

Su respuesta tenia sentido hasta cierto punto pero la destreza que había mostrado al lamer el vibrador, haciendolo como si fuese una polla de verdad y el hecho de que el chico estaba totalmente depilado me indujo a pensar que era homosexual.

- Venga ya. Te he visto como lo chupabas y eso demuestra practica en mamar pollas, y ademas tu aspecto es el de un gay cachas, con tanto músculo y totalmente depilado.

El chico se quedo un poco cortado y de sopetón me dijo: - Si es verdad que tengo experiencia en chupar pollas, pero los músculos y la depilación se deben al entrenamiento de natación. Adema también me gustan las chicas.

Aquella revelación me complació, y entonces me di cuenta de que Jorge estaba mirandome muy atentamente porque estaba desnuda, cosa de la cual no había sido consciente al entrar en la habitación para sorprenderle.

- Así que eres bisexual. Entonces te gustara lo que ves - le dije yo retadoramente.

- Ya lo creo - respondió el sin dudar.

- ¿Te gustaría probar esto? - pregunté a Jorge mientras me giraba para mostrarle todo mi cuerpo.

- Si - me dijo él acercandose a mi.

- Lo harás si eres obediente y haces todo lo que yo te diga - le repliqué yo mientras le detenía.

- Haré lo que desees, todo en absoluto - dijo el con convicción.

- Genial. Empieza por lamerle el coño - le ordené.

Jorge se arrodilló entre mi piernas y aplico su lengua a lamerme la entrepierna. Aun cuando podía ver las gotas de orina resbalar por mis piernas Jorge no se detuvo ni dudo un momento, se lanzó a lamerle a fondo, empezando por los muslos para así limpiarlos de mi orina. El chico sabia lo que hacia pues era muy hábil a la hora de comerme el coño. Alternaba perfectamente sus lamidas sobre mis labios vaginales, con las succiones del clítoris y con sus intentos de perforar mi vagina con su lengua, proporcionandome un intenso placer. El condenado logro que me corriese un par de veces en un cuarto de hora.

- Eres muy bueno - le dije yo tras mi segundo orgasmo - Ahora te recompensare por tu habilidad.

Hice que se tumbase boca arriba en la cama con las piernas alzadas y separada hasta que casi llegaron a tocar su pecho. Así tenia fácil acceso a su polla, sus cojones y su ano. Comencé lamiendo aquella larga y estrecha polla, pues aunque medía 26 centímetros de largo su diámetro tan solo era de 4 centímetros. Alternaba introducciones profundas del falo de Jorge, cuando llegaba a metermela toda dentro, con lamidas de su capullo y con pequeño mordiscos en su prepucio. Ademas cuando me la metía a fondo sacaba la lengua para con la punta de ella lamer los endurecidos cojones del chaval, pasando luego a intentar introducir la punta de la lengua en el agujerito de la uretra. Luego pasé a lamer e introducirme los huevos del chaval, realmente deliciosos sin un solo pelo que incordiase, para terminar dedicandome a lamerle el ano a Jorge. Como tenía el culo ya estrenado no me costó demasiado meter mi lengua dentro y follar con ella al hermano de mi amiga. Todo aquel tratamiento tenía al chico a punto de estallar y cuando noté que estaba próxima la corrida hice que proyectase sus piernas hacia su cuerpo hasta que arqueo su espalda, quedando su polla apuntando hacia su cara. En ese momento le metí mi vibrador en el culo de un solo golpe y el chico se corrió con gran intensidad, aterrizando toda su corrida en su cara y boca. Sin necesidad de decirle nada el se limpio la cara con la lengua, y donde no alcanzó con las manos lamiendo luego su semen de estas.

Jorge me miró con cara de adoración y esperando cual sería mi próxima orden. En aquel momento lo que me apetecía era sentir una buena polla en mi interior así que sin molestarme en quitarle el vibrador del culo, le senté en la cama y yo me senté sobre él metiendo su polla en el culo hasta que topé con sus cojones.

- Oh, ha entrado con facilidad, pero aprietas mucho, ¿acaso es tu primera vez? - me preguntó perplejo.

- En absoluto, lo he hecho muchas veces y con pollas y otras cosas mucho mas gordas, si aprieto es porque contraigo a voluntad los músculos del ano, para así disfrutar mas - le expliqué yo.

- Así que eres capaz de abrir el culo mucho más, me gustaría poder verlo, por favor - me rogó Jorge.

- Quizás luego si te portas bien puedas verlo, y si eres realmente un esclavo obediente te enseñare a manejar los músculos de tu ano como desees.

Jorge ante la oferta realizada se aplicó con mas ímpetu que antes, si cabe, a la tarea de follarme el culo. Se movía con brio y fuerza para percibir con mas intensidad la presión que mi recto ejercía alrededor de su verga, todo lo cual aumentaba mi placer. A la vez con una mano comenzó a apretarme los pechos y con la otra a juguetear con mi clítoris aumentando las sensaciones placenteras que me invadían.

Estábamos en esas cuando advertí que la puerta de la habitación no estaba totalmente abierta y que por la rendija podía vislumbrar la sombra de alguien que estaba acechando. Sin que ni Jorge ni quien estaba tras la puerta lo esperase me levante de golpe y corrí hasta la puerta, donde me encontré con Sonia quien se estaba metiendo un vibrador mientras veía como su hermano y yo follábamos.

- ¿Desde cuando llevas espiandonos? - pregunté yo.

- Desde que empezaste a chuparle la polla a Jorge - respondió Sonia un tanto cortada.

- Y no te has atrevido a entrar y participar - dije yo fingiendo sorpresa - Vamos mujer pasa que lo estas deseando.

- No, Jorge es mi hermano y eso no está bien - replicó ella.

Yo decidí utilizar mi faceta mas dominante y le di un bofetón a Sonia mientras tiraba de ella hacia el interior de la habitación y le decía: - Calla y obedece.

Sonia obedeció y no ofreció resistencia. Se quedó de pie frente a su hermano mirando embelesada su enhiesto pene y el vibrador que le abría el culo. Yo me puse a su lado y la obligue a que se agachase frente a él sin que ella hiciese nada para evitarlo. Sonia seguía mirando aquella larga polla sin pestañear y podía ver como el deseo luchaba en su interior por aflorar.

- Vamos Sonia, chupa esa preciosa polla. No dudes mas y obedece - le dije yo en tono autoritario.

Sonia se rindió y se metió la polla de su hermano en la boca. Comenzó a chupar como una desesperada, parecía que le iba la vida en aquella mamada. Jorge estaba sorprendido al ver como su hermana le chupaba la polla con tanto ardor. Yo me senté frente a ellos y comencé a meterme dedos en el coño, que estaba totalmente húmedo. Sonia lograba tragarse aquel mástil en su totalidad y jugueteaba con su lengua para lamer los huevos depilados de su hermano. Ver aquel espectáculo me estaba poniendo muy cachonda y me metí todo el puño. Mi puño se deslizaba en mi interior húmedo con facilidad, pudiendo percibir todos los pliegues de mi interior.

Los dos hermanos se animaron a la vista de mi actuación y cuando ordené a Sonia meterse la polla de su hermano en el culo, obedeció sin perder un segundo. Jorge estaba encantado sodomizando a su hermana, mientras que esta notaba como aquella larga polla le entraba hasta el fondo, invadiendo sus intestinos y proporcionandole un intenso placer. Sonia subía y bajaba con su ano abierto con gran rapidez, gimiendo cada vez con mas intensidad a medida que se aproximaba al orgasmo. Sus gritos se fueron uniendo a los bramidos de su hermano hasta que los dos se corrieron con un estruendo increíble. Jorge derramó una gran corrida en el culo de su hermana y en cuanto sacó su pene del interior del recto de su hermana, su semen se deslizó por los muslos de Sonia. Jorge no perdió un momento y limpió su corrida de los muslos de Sonia. Esta por su parte se quedó quieta, hasta que le dije que limpiase la polla a su hermano. Así se dispuso a hacerlo, pero cuando vio que estaba totalmente cubierta por sus heces se detuvo en seco. Yo insistí pero seguía dudando, así que decidí darle un acicate. Cogí el cinturón de su hermano y le azoté la espalda un par de veces mientras la compelía a chupar aquella polla sucia. Sonia obedeció y se la metió en la boca chupandola de arriba a bajo sin olvidar ni un milímetro, tragandose todo lo que recogió en su boca. Entonces se pusieron entre mis piernas y entre los dos me dieron una lamida a dúo de mi coño y mi culo que me proporcionó un orgasmo de primera.​

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heranlu

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Sabrina y las Aventuras en Familia - Capítulo 06



Aquel primer fin de semana con Sonia y Jorge fue muy esclarecedor en cuanto a los gustos sexuales de Jorge. Este se encontraba estudiando en un colegio en régimen de internado del cual salia rara vez si no era periodo vacacional, de manera que pocas posibilidades tenia para mantener relaciones con chicas. Ante tal situación había hecho lo que todos los miembros del club de natación del colegio, que no era otra cosa que mantener relaciones sexuales con sus compañeros dentro del colegio, con independencia de que sus preferencias se centrasen en las chicas. Las explicaciones de Jorge fueron muy gráficas, llegando a contar que incluso el entrenador formaba parte del grupo de sexo, y me pusieron a mil por hora, lo cual hizo que me acordase de una cosa que llevaba en el bolso desde hacia mucho tiempo y que por fin iba a poder usar. Saque un artilugio que consistía en dos aros metálicos unidos por una bisagra que se podían cerrar con un diámetro ajustable y quedar fijos mediante candados. Espere a que Jorge estuviese con la polla relajada para colocarselo, de manera que uno de los aros quedó alrededor de la base del la polla y el otro alrededor del inicio de la bolsa testicular.

- ¿Que haces? - preguntó Jorge con sorpresa.

Yo le respondí dandole un bofetón en la cara y entonces le dije: - Calla esclavo, te estoy adornando.

- Pero ama - me dijo mansamente Jorge - Vuestro adorno es muy molesto, no me permitirá ni una erección y tampoco correrme.

- ¿Crees que eso me preocupa? - le repliqué yo fríamente - Lo único que me interesa es que mis esclavos estén adornados y vayan convenientemente identificados.

- Pero, ¿qué pasa con los compañeros del club? - preguntó con preocupación.

- Explicales tu situación. De hecho el próximo fin de semana me gustaría verte a ti y a tus amigos en casa de tu hermana. Entonces te retirare el adorno.

- De acuerdo - dijo Jorge mientras su cara reflejaba desasosiego por como iba a explicar aquello.

El tiempo hasta el siguiente fin de semana se me hizo muy corto porque fueron muchas las cosas que tuve que hacer. Por fin la tarde del viernes terminé de acondicionar una de las habitaciones del piso de Sonia de tal manera que paso a ser una mazmorra, ideal para continuar la doma de los hermanos y disfrutar de una buena sesión de sexo en grupo, para lo cual lo único que tuve que hacer fue trasladar el mobiliario de la mazmorra de nuestra antigua casa hasta el piso de Sonia. Jorge llegó al piso de su hermana aquella tarde, y me explicó que había citado a tres de sus compañeros del club para el día siguiente por la mañana. Gracias a esto pude disfrutar de una noche de sexo en solitario con mis esclavos aunque fue solo una cosa suave pues el plato fuerte lo reservaba para el día siguiente.

A la mañana siguiente nos levantamos temprano para terminar los últimos detalles de la sesión de sexo que nos ibamos a dar. Una vez mis esclavos me bañaron y se bañaron ellos procedí a ponerles un enema de agua bien caliente a cada uno. Los dos hermanos se sentían muy incomodos por la situación a la que se enfrentaban y porque les había metido casi medio litro de agua muy caliente por el culo. Cuando se vaciaron, uno frente a otro en sendos cubos, los dos respiraron aliviados y note como a Jorge se le había puesto dura al vivir esa experiencia. Tras esto maquillé a ambos como a dos autenticas rameras y procedí a entregarles sus atuendos. Tanto Sonia como Jorge se vistieron con unas medias de rejilla negra sostenidas con ligueros de encaje negro, un corpiño de cuero negro, que en el caso de Sonia dejaba totalmente al descubierto su opulento pecho, zapatos de tacón de aguja negros y por ultimo delantal y cofia blancas. Una vez así vestidos tenia ante mí a dos autenticas zorras, igual de apetecibles con independencia de su sexo. Yo por mi parte me calcé unas botas de tacón de aguja de cuero rojo que llegaban hasta mis rodillas, bajo las cuales vestía unas medias de rejilla negras rematadas por un liguero de encaje también negro. Cubriendo mi cuerpo llevaba un pantalón super ajustado de látex negro con una cremallera que permitía dejar mi coño y mi culo al descubierto y un corpiño también negro que realzaban mis tetas las cuales quedaban al descubierto.

Al poco de habernos ataviado llamaron a la puerta del piso. Jorge abrió la puerta siguiendo mis ordenes y ante ella se encontraban sus compañeros del club de natación. Estos se quedaron alucinados al ver a su compañero de colegio ataviado de aquella guisa, lo que no impidió que rápidamente lograsen una enorme erección. Entraron en el piso y ya en el salón se encontraron con Sonia que les tendía unos slips de látex rojo, uno para cada uno.

- Por favor, quitaos esas ropas y poneos esto - les solicitó vergonzosamente Sonia.

Los tres muchachos no dudaron un momento y rápidamente estaban vestidos exclusivamente con los slips que remarcaban sus estupendos paquetes. Entonces Sonia les condujo hasta la habitación donde yo esperaba a los chicos y a los hermanos.

- Bienvenidos - les dije a los tres chavales - Me llamo Sabrina y soy el ama de Jorge y de su hermana Sonia.

- Encantado - dijeron los tres al unísono.

Los tres muchachos parecían clones salvo por pequeños detalles, pues los tres eran musculosos, sin un pelo en el cuerpo, de buena envergadura y potente polla. Dos de ellos eran rubios y el tercero tenia el pelo negro. Cada uno de ellos se presentó llamandose los tres sementales, Luis, Pedro y José María.

- Sentaos - les invité yo.

Luis y Pedro así lo hicieron, tomando asiento en un sofá mientras que José María permaneció en pie pues no veía ningún asiento que tomar. Entonces le dije a Jorge: - Vamos cerdo, ofrecele un asiento a tu amigo.

Jorge hizo ademan de salir de la habitación pero le detuve: - No, hazlo sin salir de la habitación.

Jorge comprendió y se puso tras su amigo a cuatro patas ofreciendo su espalda como asiento. José María dudo un momento pero acabó sentandose en el particular asiento que le ofrecíamos. En ese momento Sonia entró en la habitación trayendo una botella de cava y cuatro vasos. Nos entregó las copas a los chicos y a mí y nos sirvió una buena cantidad a cada uno pasando luego y a una orden mía a arrodillarse junto a mi asiento. Los compañeros de Jorge me estuvieron relatando sus aventuras en el colegio, donde los quince chicos del club de natación follaban entre sí y también con su entrenador, quien más de una vez había ofrecido como trofeo a alguna de sus dos hijas, unas preciosas gemelas de trece años, con el regocijo de las chicas al ser folladas por tan soberbios sementales. Tanto Luis como Pedro declararon su predilección por las chicas, aunque decían que también les encantaba un buen rabo, pero José María decía que él gustaba mas de las pollas, y de hecho afirmaba que su sueño era ser un transexual, para tener mas fácil hacerlo con chicos, pero conservando la posibilidad de montar a mujeres.

- María - dije yo a José María - Ven conmigo si tanto te gusta parecer una chica.

Fuimos a la habitación de Sonia donde despoje al chico del slip de látex y le puse unos pantys con abertura central, zapatos de tacón de aguja, y un vestido de látex azul eléctrico que le llegaba solo hasta medio culo de manera que podía verse perfectamente su empalmada y depilada polla. El vestido ademas tenia sendos agujeros a la altura de los pezones, los cuales estaban erectos y desafiantes, quedando estos a la vista. Le maquillé un poco y en un momento tenía ante mí a María.

Volvimos a la otra habitación donde Luis y Pedro estaban masajeandose la polla por encima del slip. Estaba claro que había llegado el momento de empezar a follar, pero en ese momento hizo efecto las tres botellas de cava que nos habíamos bebido los cuatro y tanto Luis como Pedro y María me preguntaron dónde estaba el baño.

- Ahí lo tenéis - dije señalando a Sonia - Eso si no quiero que caiga ni una sola gota fuera de este especial retrete.

Sonia me miró fijamente y empezó a negar con la cabeza. Luis se puso ante ella pero no abrió la boca y giro su cara en otra dirección. Sonia estaba resultando una esclava difícil, no se sometía a mis deseos de manera incondicional en muchas ocasiones, lo que me obligaba a castigarla para que aceptase mi disciplina. Empezaba a cansarme esa rebeldía, sobre todo cuando Sonia me había declarado su intención de someterse a todos mis deseos.

- Levantad a esta puta y alzadle los brazos - ordené a los chicos quienes al momento acataron mi orden.

Una vez Sonia tuvo los brazos alzados coloque en sus muñecas sendos grilletes que estaban unidos a unas cuerda que colgaban del techo de una polea. Tiré del otro extremo de la cuerda y pronto Sonia estuvo de puntillas tratando de no perder el equilibrio. Espere unos momentos antes de dar el siguiente paso y pude ver como Sonia se debatía afanosamente pues en cuanto perdía el equilibrio todo su peso pasaba a recaer sobre sus muñecas.

Cogí de una bolsa otro artilugio que llevaba queriendo probar algún tiempo. Este solo consistía en dos tablas de madera colocadas paralela la una a la otra y unidas entre sí por dos tuercas con palomillas que permitían aumentar o disminuir la separación. Coloqué una de las tablas bajo las inmensas tetas de Sonia y la otra sobre ellas. Sonia adivinó rápidamente lo que iba a ocurrir e hizo el intento de hablar pero una bofetada en la boca se lo impedí.

- Si te quejas o abres la boca para cualquier cosa sin que yo te lo diga antes, te arrepentirás - le susurré al oído muy seriamente.

Sonia creyó mi advertencia y permaneció en silencio. Yo comencé a apretar las palomillas acercando una tabla a la otra, presionando los pechos de mi esclava, de manera lenta pero progresiva. Pronto sus pechos estuvieron sujetos a una importante presión, la cual aumente aun más hasta que la parte de las tetas de Sonia que sobresalían por la zona delantera del artilugio tuvieron una coloración roja muy intensa. Sonia reprimía el menor sonido de su garganta, pero tanto dolor le había hecho que se le saltasen las lagrimas que descendían en cascada por su cara arruinandole el maquillaje. Cuando paré de apretar el artilugio Sonia pensó que el tormento había terminado, pero se equivocaba. Saqué de la misma bolsa de donde había sacado el primer artefacto un juego de pinzas metálicas y unas pesas. Sin darle tiempo a ver que era lo que le esperaba le coloqué las pinzas en los pezones pero como eran bastante grandes también mordieron parte del resto del pecho que no estaba aprisionado por las maderas. Sonia abrió los ojos exageradamente al notar la nueva fuente de dolor que le había colocado, y cuando le coloqué otras dos pinzas, estas en los labios del coño, los ojos casi se le salen de las órbitas, aunque aun resistía sin emitir el más mínimo sonido, quizás porque aquello le estaba gustando como el incipiente torrente de flujos que se derramaba por sus muslos daba a entender. Decidí aumentar otro grado mas la tortura de Sonia, de manera que cogí el juego de pesas que tenía listo y coloqué la primera carga en la pinza que aprisionaba el pezón izquierdo de la esclava. Una vez enganchada solté bruscamente la pesa y el pezón se estiró como si fuese de goma, pues le había colgado de la pinza un kilo nada mas y nada menos. Aquello consiguió arrancar un ahogado grito de Sonia, pero no era suficiente yo me había propuesto hacerla gritar y lo iba a lograr. La repetición del tratamiento anterior en el pecho derecho tuvo como consecuencia un grito mas claro, pero aun con todo Sonia trataba de emitir cualquier sonido. Entonces me agaché y coloqué una pesa de dos kilos unida a las pinzas de los labios vaginales, lo cual hizo que Sonia gimotease pidiendome que no hiciese aquello mientras me miraba con ojos suplicantes, yo mire a Sonia a los ojos y con una sonrisa lancé hacia el suelo las pesas con fuerza, lo cual unido al propio peso de estas, hizo que los labios vaginales de mi esclava se estirasen de manera desmesurada antes de que la caída se detuviese y que Sonia lanzase un fuerte grito que seguramente escucharon los vecinos. No fueron esas las únicas consecuencias del último castigo, pues Sonia dejo escapar de su coño un verdadero torrente de flujo vaginal que puso el suelo perdido, de hecho era la cantidad tan grande que en primer lugar pensé que Sonia se había meado.

- Tu, cerda - le dije a Jorge quien seguía de rodillas sirviendo de asiento a María - Ven aquí y limpia lo que tu puta hermana ha manchado.

Jorge se acercó gateando y diligentemente se dedicó a lamer los flujos vaginales de su hermana que estaban en el suelo. Entre tanto yo cogí una fusta de la bolsa y me acerqué tranquilamente a Sonia mientras le decía:

- Ya te advertí de lo que pasaría si emitías el menor sonido, ahora tendré que castigarte, pero espero que ahora si seas capaz de acatar m is ordenes.

Dicho esto comencé a azotar la espalda de Sonia con fuerza, haciendo que Sonia se agitase a cada golpe perdiendo así el equilibrio y causandole mayor tormento. Mis fustazos no se limitaron a la espalda de Sonia sino que también cubrí con mis golpes su culo, sus muslos e incluso su coño. Pronto todas estas zonas estuvieron realmente rojas y antes de hacerle alguna herida, lo cual no me preocupaba pero no me apetecía en aquel momento, paré el castigo. Aunque habían sido casi cincuenta los fustazos que le había propinado Sonia no había dicho absolutamente nada, la única reacción a aquella lluvia de azotes era las lagrimas que descendían por las mejillas de mi esclava y el torrente de flujos vaginales que caía de su coño.

- Ahora comprendes que has de obedecerme en todo o las consecuencias serán graves, ¿verdad? - le dije a Sonia al oído, a lo que Sonia asintió sin decir palabra.

- Bien, soltadla - le dije a Luis y Pedro quienes lo hicieron al momento.

Sonia se dejó caer hasta quedar de rodillas en el suelo, con sus pechos aprisionados por las tablas y con los pezones y los labios vaginales comprimidos por las pinzas. Luis, Pedro y María se colocaron delante de ella con sus pollas en semierección y Sonia sabiendo cual era su lugar levantó la cabeza y abrió la boca. Luis fue el primero en comenzar a mear lanzando un grueso chorro de dorada orina a la boca de Sonia. Esta sabía que era lo que yo esperaba de ella y sin necesidad de una orden explícita se fue tragando la copiosa meada del chico. Pedro continuó la labor iniciada por Luis y le dio a beber toda su meada a Sonia, aunque con peor puntería que el primero porque parte de su chorro fue a parar a las tetas de Sonia. Fue María el último en mear en la boca de Sonia y en menor cantidad que los anteriores. Cuando este terminó de orinar le dije a Sonia: - No te tragues ese ultimo trago, daselo a beber a Jorge. Este se acercó de inmediato a su hermana y recibió gustoso el buche de orina que esta le proporcionó, y luego lo tragó degustandolo como si de un gran vino se tratase.

En ese punto era el momento de comenzar a follar en serio, pero Sonia iba a continuar castigada por su rebeldía. Cogí una gruesa cuerda de cáñamo y la utilicé para atar fuertemente a Sonia, estrujando lo poco que quedaba libre de sus tetas, oprimiendo sus muslos y sus gluteos e inmovilizandola completamente. Luego até la cuerda a las cadenas del techo y mediante las poleas la icé hasta la posición donde se quedaría suspendida, con el peso de su cuerpo gravitando sobre sus tetas, sus tobillos y muñecas fundamentalmente. Le dije a Luis y Pedro que se ocupasen de Jorge mientras que yo lo haría de María. Los dos chicos le ofrecieron sus pollas a Jorge y este por turnos empezó a engullirlas como un poseso. Se las tragaban hasta los cojones para luego pasar a lamer el prepucio y volver a empezar, alternando estos movimientos con lamidas de los huevos, introduciendoselos a veces en la boca. Jorge estaba como loco con aquellas dos pollas, aunque su disfrute no podía ser completo porque los aros le impedían obtener una erección o correrse. Yo por mi parte me puse un consolador de cintura de gran tamaño y se lo ofrecí a lamer a María después de haberlo lubricado con mis jugos. Este no perdió tiempo y se puso a chuparlo aunque apenas cabía en su boca, y yo para no ser menos también me puse a chupar su polla, una bonita tranca de 20 cm de largo y que tenia un agradable saborcillo a orina.

Estuvimos chupando cosa de un cuarto de hora mientras Sonia suplicaba que la soltase pues ella también quería probar aquellas trancas, pero yo hice caso omiso a sus suplicas. Los ruegos aumentaron en intensidad cuando Luis y Pedro empezaron a pugnar por ocupar el ojete de Jorge, quien alternativamente recibía la polla de uno o la del otro por su recto, aunque arreglaron el problema en cuanto Luis se encargo del recto de Jorge y Pedro del ano de Luis, quedando así los tres satisfechos. Yo por mi parte puse a María a cuatro patas y de un solo embate brutal le metí todo aquel enorme consolador por el recto. El chico recibió el pollón de plástico con un gemido de placer y pronto me pedia que le hundiese mas adentro aquel monstruo. Era increíble ver como aquel jovencito de dieciséis años gemía con su ano abierto descomunalmente gracias a mi dildo y pedía que le abriese aun más el ojete. Yo estaba disfrutando como loca del morbo de sodomizar a aquel chaval y porque tenia metido un consolador en el culo y otro en el coño, que con sus vibraciones me estaban proporcionando un orgasmo tras otro. La situación se mantuvo algún tiempo hasta que Luis y Pedro decidieron catar mis aberturas. Sin dejar de encular a su compañero de colegio ellos me extrajeron los consoladores y ocuparon con sus pollas mis ahora desiertas aberturas. Sentir aquellas pollas gruesas, húmedas, palpitantes y calientes era mucho mejor que tener los consoladores y en pocos momentos logré un orgasmo bestial, aunque ellos no se corriesen. Los chicos estaban demostrando tener mucho aguante, lo cual me iba a proporcionar mas placer.

Jorge por su parte al quedarse falto de atención se dirigió hacia su hermana y se colocó entre sus piernas con intención de darle un repaso a su coño y así aliviarle la calentura que tenía, pero eso no entraba en mis planes y llamé a mi lado a Jorge.

- Ven aquí, perro - le ordené con voz autoritaria - Voy a liberarte de los aros, así que trae mi bolso.

Jorge se alegró de que por fin le fuese a quitar aquel tormento y no perdió un momento en traerme lo que le había pedido. Mientras sodomizaba a María y recibía los empellones de Luis y Pedro en mi culo y mi coño busqué en mi bolso las llaves de los pequeños candados que cerraban los aros. Tan pronto abrí estos la polla de Jorge se puso erecta. Sin perdida de tiempo me la metí en la boca y comencé a lamer aquella sabrosa polla la cual pronto lanzó el semen contenido en los cojones de Jorge. Hacía una semana que no se corría y toda aquella cantidad de semen no había podido salir hasta aquel momento de manera que pude disfrutar de una gran cantidad de semen muy espeso y oloroso, que me encantó. Fue delicioso beber toda aquella abundante corrida de semen con solera, y aunque fue sumamente abundante y por poco se desborda aquel torrente de la boca, me la tragué en su total integridad. Esta corrida fue la señal de salida para las eyaculaciones de los otros tres chicos. Luis y Pedro inundaron mi interior con sendas corridas que se produjeron al unísono las cuales se derramaron por mis muslos, aunque no se desaprovecharon pues Jorge rápidamente se lanzó a degustar la esencia de sus compañeros de equipo y por ultimo María me obsequió con su deliciosa corrida que terminó de saciar, por el momento, mi sed de semen.

Así comenzó aquel sábado de sexo a tope en el cual me puse las botas, follando a Luis, Pedro, Jorge, José María y Sonia y siendo follada por todos ellos. Ya cuando llegó la tarde los chicos, salvo Jorge se marcharon y terminó la fiesta. Aunque en los siguientes fines de semana volvimos a montar otras juergas de este estilo. El problema era que todo esto no terminaba de satisfacerme porque quería adornar de manera permanente a mis dos esclavos, Sonia y Jorge, con tatuajes, piercings, marcas a fuego y no tener que preocuparme por si les dejaba marcas o cicatrices con mis castigos, pero la posibilidad de que sus padres descubriesen aquello era peligroso, sobre todo porque Jorge aun no era mayor de edad. El problema sobre todo era el padre de Sonia y Jorge, Don Carlos, un hombre de 50 años muy atractivo, de gran corpulencia física, pero también muy vocinglero, un tanto déspota y como mucha influencia, gracias a su fortuna. Si se enteraba de que su hijo era bisexual y ademas mi esclavo seguro que tendría problemas. En cambio la madre, Marta, era sumamente tímida y callada, pero muy atractiva pues solo tenía 34 años al haber tenido a Sonia con solo catorce años, y sumamente extraña a la hora de vestir, ya que aunque nunca llevaba ropa escotada o con mangas cortas, siempre era ropa muy ajustada que marcaba su figura y también de manera continua vestía minifaldas, aunque siempre con medias muy oscuras. De manera que tenía un problema de difícil solución.

De pronto un jueves me llegó la solución. Sonia me dijo que su padre había muerto en un accidente de tráfico. Estaba afectada, pero no demasiado pues desde que estaba en edad escolar había vivido mas tiempo interna en diversos colegios de pago que con sus padres, al igual que le sucedía a su hermano, de manera que su relación con sus progenitores no era demasiado intensa. Aun con todo terminó llorando, aunque no como cabría esperar de alguien en tales circunstancias. Aquel mismo día nos fuimos al pueblo de Sonia en compañía de Jorge quien tampoco parecía demasiado afectado por la muerte de su padre.

Una vez en el pueblo la única de la familia que lloraba desconsolada era Marta, lo cual por otro lado era lo que parecía lógico. Por otro lado la casa de mis esclavos se había convertido en un circo pues eran innumerables las personas que fueron allí a presentar sus respetos al difunto y a dar el pésame a su familia, como no podía ser de otro modo pues era el hombre más rico de la población. El velatorio se alargó toda la tarde y parte de la noche, aunque a primera hora Marta se había retirado a su habitación a descansar. Eran las diez de la noche cuando Sonia me pidió que fuese a buscar a su madre para que atendiese a las ultimas visitas. Yo subí a la planta superior de la gran casa de Sonia y me dirigí a la habitación de Marta, pero antes de llegar allí escuché como Marta lloraba y se quejaba, aunque no podía concretar que era lo que decía. Picada por la curiosidad me acerqué lentamente hasta la puerta de la habitación, que casualmente estaba abierta, lo que era toda una sorpresa, porque en todas las veces que había visitado la casa de Sonia siempre había estado cerrada con llave la habitación de sus padres cuando alguno de ellos estaba dentro. Con sumo cuidado miré por la rendija y lo que vi me dejó muy sorprendida, pues nunca me había esperado lo que vi.

Marta estaba totalmente desnuda y la visión de su cuerpo era realmente sorprendente. Para empezar sus pechos, su vientre, los brazos hasta la altura de los codos, la parte inferior de la espalda y la parte superior de su culo estaban tatuados de forma similar a como se tatúan los mafiosos japoneses, los yakuza, pero en lugar de los típicos motivos orientales de dragones, budas y demás parafernalia típica, los tatuajes de Marta mostraban a mujeres y hombres manteniendo relaciones sexuales de carácter sado masoquista de gran crueldad. Ademas los dos pezones estaban adornados con sendas argollas de plata de tamaño bastante grande, al igual que los labios de coño y el clítoris. Por otra parte las zonas de su culo, espalda y brazos que no estaban tatuadas, así como los muslos mostraban señales de cuerdas y cicatrices y moratones debidos a severas sesiones de azotes. Presté atención a los lamentos de Marta, quien ante un gran retrato de su marido se quejaba de que su amo se había marchado y la había dejado sola. Se preguntaba que iba a hacer ahora sin su amo, sobre todo estando embarazada de un negro, como había procurado su amo, y también se cuestionaba como encontraría a otro hombre que le diese lo que su amo le daba y que le gustase una mujer con aquel aspecto. Todo aquello me pareció fascinante y también una oportunidad de oro. Si sometía a mi dominio a Marta no habría ningún problema si decidía tatuar a Sonia y a Jorge ni tampoco si los marcaba de otras formas, así que tenía que arriesgarme y dar un paso al frente.

Súbitamente abrí la puerta de la habitación, sorprendiendo a Marta quien ni siquiera se cubrió ante mi inesperada aparición.

- Ha sido muy interesante todo lo que has dicho - dije yo mientras entraba tranquilamente en la habitación - Eso explica muchas cosas, como tu extraña forma de vestir. Tu marido quería que en la medida de lo posible vistieses como una puta, pero sin mostrar hasta donde llega tu depravación.

- ¿Que quieres? - preguntó Marta a la defensiva - ¿Dinero?.

- Tranquila, no pienso divulgar tus gustos sexuales - repliqué yo - Siempre que te pliegues a mis deseos, y lo que yo deseo es ocupar el lugar de tu marido.

- ¿Como? - volvió a preguntar Marta sin comprender.

- Que ahora yo seré tu ama, no tendrás que preocuparte por encontrar un amo porque ya lo tienes y soy yo. ¿Entiendes, puta?.

Marta permaneció en silencio unos momentos sopesando la situación. Pero al final su personalidad sumisa, su vocación de esclava y el miedo al escandalo la decidieron y pronunció las palabras que yo esperaba: - Si, ama.

Yo apenas podía reprimir mi satisfacción, ahora no solo tenía bajo mi voluntad a jorge y a Sonia sino que también dominaba a su madre, Marta. Me senté en una silla y ordené a Marta que se arrodillase ante mí y me contase la historia de su relación con Carlos. Marta me contó que ella y Carlos eran familia, en concreto su padre y Carlos eran primos y que en una reunión familiar, aprovechando un momento de soledad, cuando ella tenía 14 años, él la violó. Aquella experiencia le gustó y volvió a ver a Carlos, quien a pesar de la diferencia de edad le atraía. La cosa se complicó cuando a las pocas semanas resultó estar embarazada. Carlos y ella decidieron decir a la familia que estaban enamorados y que se querían casar, sobre todo después del embarazo de Marta. Y así lo hicieron a pesar de la oposición de la mayor parte de la familia. Tras unos primeros momentos de normalidad y después del nacimiento de Sonia, Carlos se reveló como un duro amo que se dedicó a someter, azotar e imponer duros castigos a su esposa, ademas de hacerle partícipe de todo tipo de prácticas sexuales. Marta se sometió de buen grado a todo aquello aunque le avergonzase, llegando con solo dieciséis años a prostituirse bajo las ordenes y la vigilancia de su propio marido. Cuando alcanzó los dieciocho, Carlos volvió a preñarla y después del nacimiento de Jorge se dedicó a someter a su mujer, haciendo que la tatuasen y anillasen como máxima prueba de su sumisión. Una vez Jorge fue lo suficientemente mayor para ser internado en un colegio, como estaba su hermana desde que tuvo la edad, Carlos hizo que periódicamente algún semental negro embarazase a su esclava para luego dar en adopción al niño y alimentarse de la leche de su esposa, habiendo tenido ya otros cuatro hijos, situación esta que no advertían sus hijos porque apenas pasaban tiempo con sus padres.

Escuchar todo aquello me puso realmente cachonda, y mi entrepierna destilaba jugos sin parar. Me subí la falda y deje a Marta ver mi depilado coño perforado por un vibrador y sin cubrir con ningún tipo de ropa interior. Marta miró con sumo interés y en cuanto le dije que me lamiese el coño ella se lanzó a satisfacerme. Su forma de comerme el coño me demostró que no era la primera vez que se dedicaba a las prácticas lésbicas, sabía muy bien que tenía que hacer y lo hacía con maestría. Me lamía bien a fondo el clítoris y luego lo sorbía y jugueteaba con él para luego pasar a introducir su lengua en mi vagina tratando de profundizar lo más posible, pues me había quitado el vibrador y ahora hacia compañía a las bolas chinas que tenía en el culo, dentro de este. Su lengua serpenteaba en mi interior tratando de alcanzar lo más hondo de mi ser, para luego dedicarse a explorar el sensible tramo entre mi vagina y mi ano. Aquel cunnilingus me estaba haciendo disfrutar de lo lindo y me corrí un par de veces antes de poner fin a aquello. Le di una palmada en la espalda a Marta y esta paró su tarea.

- Estaba pensando que tengo ganas de orinar - le dije a Marta - ¿Donde esta el baño?.

- Aquí - replicó Marta poniendose muy erguida mientras permanecía de rodillas y procedía a abrir la boca.

- Muy bien, esclava. Veo que sabes bien como satisfacer a tus amos - aprecié yo mientras me colocaba para usar a mi nueva esclava como baño. Sentí como fluía de mi interior un gran chorro de calida y amarilla orina, casi de color oro que salía despedida de mi coño para aterrizar sobre la golosa lengua de Marta quien se la tragaba con verdadera pasión. El calor que despedía mi meada era increíble, parecía responder a mi nivel de calentura, pero Marta impertérrita no dejaba de tragar. Una vez terminé de mear, Marta me limpió el coño con su lengua hasta dejarlo reluciente.

- Muy bien, cerda. Ahora permanece ahí - ordené a Marta.

Salí de la habitación y sigilosamente me cercioré de que todos los invitados se habían marchado de la casa, como así era. Sonia y Jorge seguían en el salón del piso de abajo, velando el cadáver de su padre, que yacía allí en su capilla ardiente, expuesto en un costosísimo ataúd. Volví a la habitación de Marta donde esta seguía de rodillas tal y como la dejé. Abrí la puerta del vestidor y dentro encontré una cantidad de ropa enorme, ademas de un gran baúl que tenía la cerradura abierta. Lo destapé y dentro encontré un montón de ropa de cuero y látex, ademas de consoladores, cuerdas, cadenas, pinzas, agujas, pesas, látigos y más artilugio de finalidad sexual. Cogí un corpiño dorado con remaches plateados y se lo puse a mi nueva adquisición. Junto con esta prenda la atavíe con unas medias de látex rojo que le llegaban hasta medio muslo, unos zapatos de tacón de aguja plateados y un collar de perro que llevaba escrito con letras doradas la palabra puta. Entonces la coloqué a 4 patas y de los aros de sus pezones y coño colgué las pesas mayores que encontré, de tres kilos cada una. La deformación de los pechos, los pezones y el coño de Marta era una preciosidad, estaban totalmente estirados y tenían una apetitosa tonalidad violácea. Marta no se quejó en absoluto y aunque su cara reflejaba el dolor que sentía, el manantial que destilaba su coño dejaba bien a las claras que aquello le gustaba. Yo por mi parte, me desnudé hasta quedarme solamente con las medias de rejilla negras con liguero que vestía y los zapatos de cuero negro y tacón de aguja que calzaba. Por último cogí una correa del baúl y la uní al collar de Marta y comencé a tirar.

- ¿A donde vamos, ama? - se atrevió a preguntar Marta.

Yo le respondí dándole una patada en el pecho izquierdo que junto al posterior bamboleo de la pesa hizo que aullase y se estremeciese de dolor.

- No vuelvas a preguntarme acerca de lo que vamos a hacer. Si lo considero necesario te lo diré - repliqué fríamente - Aunque ya que lo has preguntado te diré que vamos a ver a Sonia y a Jorge.

Marta me miró horrorizada ante la perspectiva de que sus hijos la viesen de esa guisa y cuando volví a tirar de la correa Marta no se movió. Yo me giré y le propiné otra patada esta vez en su glorioso trasero, pero aun así no se movía. Hice que se pusiese de rodillas y le di una bofetada en la cara, pero aun parecía dispuesta a resistir.

- Pero, ama, como me van a ver mis hijos en... - empezó a decir, pero una nueva bofetada aun más fuerte le cerró la boca e hizo que sangrase un poco por la comisura de los labios.

- Haz lo que te diga o voy a hacer que llores sangre y te reventare a patadas, a ti y a esa mierda que crece en tu puta barriga - amenacé violentamente a Marta, quien al ver mi cara de furia, se puso de nuevo a 4 patas y agachó la cabeza lentamente.

Tiré de nuevo de la correa esta vez con mucha fuerza y Marta avanzó gateando. De esa manera fuimos hasta las escaleras donde nos encontramos con Sonia y Jorge que se dirigían al piso superior. Al ver a su madre de aquella manera se quedaron petrificados, mientras que Marta volvía la cabeza apartando su mirada de sus hijos.

- Marta - ordené yo secamente - Mira a tus hijos, vamos. Y vosotros - añadí dirigiendome a Sonia y a Jorge - ¿Qué hacéis en pie en presencia de vuestra ama?.

Sonia y Jorge se arrodillaron rápidamente lo que sorprendió a Marta, quien descubría que sus hijos también eran mis siervos. Entonces todos bajamos al salón, donde yo impartiría mis primeras ordenes a toda aquella familia de esclavos. Y lo primero que hice fue que Marta le chupase la polla a su hijo. La madre no lo dudó y pronto estuvo arrancando gemidos de placer a su vástago gracias a su gran labor oral. Le chupaba la polla centímetro a centímetro, se la tragaba hasta tenerla alojada toda dentro de su boca y luego pasaba a lamer el glande con gran dedicación tratando de follar la uretra con la punta de su lengua. Entre tanto, Sonia estaba dedicandose a satisfacerme con su mano, como le había enseñado hacía pocos días. Me fue metiendo uno a uno los dedos dentro del coño y una vez los cinco dentro empujo hasta que me la metió hasta la muñeca. Sentir un puño dentro es indescriptible, mejor que una polla por su grosor, aunque esta es más manejable y te puede penetrar mas a fondo, sin olvidar la eyaculación. Sonia se dedicó a penetrarme y a revolver su mano en mis entrañas, haciendome gozar como una perra y dandome varios orgasmos.

Antes de que Marta lograse que su hijo se corriese detuve su mamada y le dije que dejase ese puesto a su hija. Sonia se lanzó a mamarle el nabo a su hermano ávidamente, aunque le avise que no debía hacer que se corriese antes de que yo se lo ordenase. Yo me levanté del suelo donde todos estábamos tirados y me acerqué al ataúd, miré dentro y dije: - Gracias por la familia de esclavos que me has proporcionado. Después lo cerré y me fui junto a Marta, quien estaba de rodillas viendo como su hija practicaba la bella arte de la felación.

Me arrodillé detrás de Sonia quien estaba tumbada boca abajo en el suelo y le separé las piernas mientras le ordenaba a Marta que separase bien las nalgas de su hija y lubricase su ano. Esta así lo hizo y pronto tuve el maravilloso panorama del ojete de Sonia ante mis ojos. Escupí varias veces en mi mano a la vez que Marta lamia y ensalivaba a fondo el ano de su hija, entonces empece a meter un dedo en el recto de mi esclava más joven. Sonia gruño de placer mientras seguía amorrada a la polla de su hermano, dandole una lenta pero profunda mamada. A ese primer dedo le siguió un segundo y un tercero. Cuando metí el cuarto Sonia se quejó un poco paro no dijo nada, porque no podía al tener la boca llena con la polla de su hermano. Le dije a Marta que se colocase de manera que inmovilizase a su hija, y rápidamente se sentó sobre ella sujetando sus piernas e impidiendo que moviese los brazos. Con mi mano libre separé las nalgas de Sonia y empecé a meter el quinto dedo. Mi esclava se quejaba y trataba de gritar de dolor pero no podía. Seguí presionando y metí el pulgar hasta el fondo, pero no paré ahí, aunque veía que salía un poco de sangre del recto de mi sierva. Empuje mas fuerte lo que provocó mas quejas y más sangre pero mi mano terminó por entrar totalmente en el ano de Sonia. Justo cuando terminé de meter el puño ordene a Sonia que hiciese que su hermano se corriese y ella, con unos hábiles movimientos de cabeza y el uso de su lengua, logró la corrida de su hermano que aterrizó integra en la boca de Sonia. Le dije que la compartiese con su madre y así lo hicieron disfrutando las dos del semen del chico.​
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heranlu

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Sabrina y las Aventuras en Familia - Capítulo 07



Después de esclavizar a Marta, la madre de Sonia y Jorge, quien realmente lo deseaba, la situación comenzó a cambiar pues ahora tenía mi propia cuadra de esclavos. Poco a poco comencé a follar menos en casa, en parte por las necesidades de llevar adelante mis estudios, y en parte porque gran parte de mi tiempo libre, que antes lo dedicaba a follar en casa, lo invertía ahora en mis aventuras con mi familia de esclavos. En mi casa no tenían ni idea de la existencia de mis sumisos, pensaban que cuando yo salía lo hacia con mis amigas, tal como les decía, para evitar que Alberto me volviese a pisar la presa. Esta situación no hacia mucha gracia a mi padrastro, pero al creer que yo salía con mis amigas no se atrevía a decirme nada pues temía que pudiese hacerse publica nuestra relación tan especial.

Este estado de cosas se mantuvo durante mas o menos un par de meses, hasta que recibí una sorpresa que al principio no entendí y que dio un nuevo giro a la situación. Todo empezó un sábado por la mañana, cuando Alberto, Stephan y yo estábamos en mitad de una salvaje ración de sexo. Estábamos los tres tumbados en la cama, en una de las habitaciones de la última planta, yo tumbada de lado con una pierna levantada, que sujetaba con sus fuertes brazos Alberto, el cual estaba tras de mí perforándome el culo con su gran polla, mientras que Stephan estaba delante de mí con su cabeza entre mis piernas y con su polla en mi boca. El ucraniano lamía alternativamente mi coño y la parte de polla de mi padrastro que quedaba fuera de mi culo en cada empellón. De cuando en cuando el chico sacaba la polla de Alberto de mi ano y se la tragaba hasta la raíz, entonces yo notaba como en mi culo dilatado entraba el aire y como se deslizaba por las paredes de mi recto la mezcla de semen, saliva y jugos vaginales propios que Alberto había usado como lubricante para encularme tras haberme follado por el coño. En estas estábamos cuando Alberto me dijo: - Sabes Sabrina, el próximo fin de semana tendremos una gran fiesta en casa y será tu presentación en la sociedad.

En ese momento me hubiese gustado preguntarle que estaba hablando, pero es difícil hablar con una polla dentro de la boca y preferí seguir chupando aquella preciosa y depilada polla eslava.

Seguimos así un rato, logrando yo un par de orgasmos hasta que noté como se desbordaba un torrente en el interior de mi recto. Alberto lanzaba generosas cantidades de su espeso y caliente semen. Tan pronto comenzó a correrse Alberto, Stephan sacó la polla de mi padrastro de mi culo y la introdujo en su sedienta boca, tragando ávidamente aquel néctar seminal y luego pasó a lamerme el ojete para no desaprovechar ni una gota, satisfaciendo así su perpetua sed de esperma. Una vez satisfecha su ansia descargo sus cojones en mi boca, dándome como siempre una deliciosa ración de semen ucraniano. Yo me tragué los tres primeros chorros pero el resto de la corrida la acumulé en mi boca. En cuanto Stephan hubo terminado gire mi cabeza y mostré a mi padrastro mi boca llena de semen. Jugué un rato con la masculina esencia en mi boca hasta el momento en que mi padre acercó su boca a la mía y nos besamos. Introdujo su lengua en mi boca jugueteando el también con aquella espesa masa de semen además de con mi lengua, hasta que se la pasé a él, quien se la tragó con cara de satisfacción.

Una vez hubimos terminado pregunté a Alberto a que se refería con lo que había dicho antes acerca de la fiesta, pero el me replico que no me preocupase en ese momento.

Alberto se levantó de la cama y se acercó a el asiento que estaba frente a esta, donde se encontraba atada Ludmilla. Había estado allí todo el tiempo, sin poder intervenir, pues estaba atada a aquel sillón, por cierto, con las piernas bien abiertas. Estaba así como castigo por no haber estado bien depilada el día anterior. El castigo consistía en que permanecía sentada con las piernas abiertas al máximo, los labios del coño abiertos y estirados hasta el limite gracias a unas pinzas metálicas de cocodrilo que generaban una gran presión y que estaban unidas a sendas cadenitas atadas a los brazos del sillón. En el culo tenía insertado un vibrador metálico que marchaba a toda potencia, mientras que otra pinza metálica oprimía su clítoris, la cual, al igual que el vibrador, estaba conectada con sendos cables a un regulador de corriente con temporizador y a una batería, de manera que cada tres minutos recibía una descarga de mediana intensidad que hacía que se debatiese entre espasmos en el asiento. Esos movimientos incontrolados hacían que los labios vaginales se estirasen aun mas y además como tenía enrolladas alrededor de la base de cada una de sus preciosas tetas una cuerda, las cuales a su vez estaban atadas al respaldo del sillón, resultaba que con cada movimiento en una dirección el pecho del lado contrario era oprimido y estirado. El tormento sobre sus pechos no terminaba ahí pues en cada uno de sus protuberantes pezones había prendida una pinza de la cual pendía una pesa de modo que a cada movimiento las pesas se balanceaban estirando aun mas sus pezones. Ludmilla tenía los pechos morados y los pezones increíblemente estirados, se le habían saltado las lágrimas de dolor pero aun así había en el asiento del sillón una mancha de flujo que goteaba hasta el suelo.

Alberto acercó su polla morcillona a la cara de Ludmilla quien abrió la boca y con gesto suplicante acercó la cabeza con animo de chuparla. Sin embargo mi padre le agarró la cabeza antes de que llegase a engullir su pene, mientras que con la otra mano agarró su nabo y lo apuntó a la boca de la ucraniana. Comenzó a salir un grueso chorro de amarilla orina que era recogido por Ludmilla en su boca. Esta tragaba todo lo que le era posible pero era tan grande el caudal que le costaba hacerlo y alguna parte de la meada se derramaba por su cuerpo. Pronto se unió Stephan y con tanta cantidad de cerveza humana apenas podía Ludmilla tragar ni la mitad de aquel río dorado, de manera que el amarillo torrente también regaba su cuerpo. Cuando los chicos hubieron terminado llegó mi turno. Me coloqué en pie sobre el asiento del sillón pisando los muslos de nuestra criada eslava con mis zapatos de tacón de aguja, los preferidos de mi padrastro cuando me monta, y apuntando con mi coño a la boquita de nuestra esclava. Lentamente deje brotar mi orina que ella recibió con deleite pues sin perder ni una gota fue tragando la meada que yo le ofrecía. Cuando terminé acerqué mi coño a Ludmilla quien me lo limpió de las ultimas gotas de orina lamiéndome a conciencia el coño.

- Espero que esta vez hayas aprendido la lección - dijo mi padrastro con tono severo a Ludmilla - La próxima vez no seré tan clemente.

Yo me puse a desatar a Ludmilla mientras el hermano de esta y Alberto salían de la habitación. La cara de satisfacción de la ucraniana y el inmenso charco de flujo que había dejado en el sillón y el suelo no hacían sino indicarme que había hecho que la castigasen aposta. Sabía que mi padre es muy maniático con ese tipo de asuntos y no era la primera vez que la castigaba por algo de ese estilo, así que no había otra explicación que la de que lo había hecho para ser castigada, de manera que Ludmilla iba a resultar una esclava a la que le gusta ser maltratada a fondo. Resultaba un descubrimiento interesante. Una vez suelta la criada se agachó y comenzó a lamer sus fluidos de la gran mancha que estaba en el suelo, justo como había tenido que hacer muchas veces anteriores cuando el semen o los flujos de alguno o alguna de nosotros había acabado en el suelo. Ahora quedaba claro que Ludmilla había ido buscando el castigo, pues resultaba que sin necesidad de ninguna indicación estaba haciendo algo que sabia tendría que hacer con total seguridad. Espere a que Ludmilla se levantase del suelo y en ese momento le di un fuerte bofetón en la cara, dejando su mejilla roja y con mi mano marcada en ella.

- Te crees muy lista Ludmilla, pero yo se que lo has hecho para que te castiguen y eso no me

hace gracia. Yo fui quien te domo y ahora quieres que sea mi padre quien te maltrate, eso me parece una falta de respeto así que mucho cuidado con lo que haces a partir de ahora - advertí a nuestra criada.

Ludmilla miro al suelo con cara de arrepentimiento y en ese momento le levante la cabeza y le di otro bofetón igual de fuerte en la otra mejilla. La chica se toco la cara y me sonrió con cara de satisfacción. Estaba encantada después de que le hubiese dado dos ostias y parecía que le gustaría recibir muchas mas. Me contuve para no seguir porque sabia que cualquier tortura a que sometiese a Ludmilla, que no estuviese autorizada por Alberto, supondría un castigo para mi, así que me marché.

De todos modos no le di muchas mas vueltas al asunto de Ludmilla, pues me interesaba mas lo que me había dicho Alberto sobre una gran fiesta para el siguiente fin de semana. Una fiesta en la que me presentarían en sociedad. Me imagine que se trataría de una fiesta a la que acudiría lo mas granado de la alta sociedad de la ciudad, ataviados todos con nuestras mejores galas y en la que se servirían increíbles manjares, y si bien no estaba del todo equivocada, tampoco mis ideas se acercaban a la realidad.

Una primera pista acerca del carácter poco convencional de la fiesta que se avecinaba me la proporciono el modo en que esta estaba siendo preparada. Desde el lunes no pude entrar en el gran salón de la casa y si bien es cierto que rara vez entro allí el hecho de que me llegasen a impedir la entrada ya me pareció extraño. Por otro lado también era extraño el hecho de que los preparativos de la fiesta, cosas como el catering y la miríada de cosas que se necesitan para preparar una fiesta por todo lo alto, no estuviesen a cargo de una empresa. En la propiedad entraban furgonetas que no llevaban ningún logotipo identificador de alguna empresa, aunque no dejaban de traer cosas, y los operarios que instalaban todo aquello tampoco parecían formar parte de ninguna empresa conocida, aunque hacían su trabajo, al menos la parte que podía ver, con toda eficacia y rapidez.

Lo que supuso la confirmación de que lo que se aproximaba no era la clase de fiesta que yo había imaginado era que por parte mi madre y mi padrastro no hicieron ningún tipo de preparativo con respecto a la clase de ropa que deberíamos llevar. Esto ultimo me llevo, un par de días antes del viernes, día de la fiesta, a decirle a mi padrastro con suma seriedad e interrumpiendo su visionado de una película de porno inter racial: - Alberto, me parece que estas olvidando un aspecto con respecto a esa fiesta del viernes.

Alberto cogió el mando a distancia del reproductor de DVD y pulsó el botón de pause congelando la reproducción de la película, y apartando la mirada de la pantalla, donde había quedado fija la imagen de dos chicas rubias de apenas 18 años chupando una inmensa polla negra de por lo menos 20 cm de largo, me preguntó: - ¿A que demonios te refieres, cariño?.

- Aun no me habéis dado ni un céntimo para que me compre un vestido apropiado para la fiesta - replique yo un tanto enfadada.

- ¿Solo es eso? - dijo Alberto con voz de fastidio - No te preocupes por comprar ropa nueva, no vas a necesitarla.

- No pensaras que voy a ir a la gran fiesta en la que me presentareis en sociedad con ropa normal, o es que esperáis que vaya desnuda.

Alberto se quedo mirándome con cara de diversión y me dijo: - Entendiste mal, yo no dije que te presentaríamos en sociedad, sino en la sociedad.

- ¿Que quieres decir? - pregunté un tanto perpleja, aunque ya esperaba por donde fuesen los tiros.

- Será mejor que te explique todo a fondo. Yo me estaba refiriendo al grupo del que tu madre y yo formamos parte. Este no tiene nombre, algunos lo llamamos la sociedad, otros el grupo, los mas explícitos el circulo vicioso, en el fondo se trata de un conjunto de personas, hombres y mujeres, a las que nos va el sexo salvaje, unidas por una serie de gustos muy particulares, de los cuales podríamos señalar dos como comunes a todos, somos bisexuales y nos gusta el sadomasoquismo.

- Vaya - exclamé yo, para luego añadir - Aunque la verdad, esto no me pilla totalmente de sorpresa porque me parecía muy raro todo lo que rodea esta fiesta. Bueno, después de tu aclaración que mas debería saber.

- Bueno - dijo Alberto tras pensar unos momentos que era lo que me iba a contar - Para empezar te diré que este club lo formamos unas 150 personas, de ellas aproximadamente 50 son amos y amas y el resto esclavos, aunque el viernes no nos reuniremos todos. Todos los miembros son gente de nivel social medio y alto, incluyendo a personas con altos puestos en la administración de justicia, la policía, la fiscalía, la enseñanza, el mundo empresarial, todo lo cual hace que aunque podamos infringir la ley quedemos a salvo de posibles problemas legales. Entre los miembros es común la existencia de relaciones de parentesco, de modo que la pertenencia a la sociedad pasa de padres a hijos muy a menudo, aunque con una condición, que es que quien introduce al nuevo socio tenga la categoría de amo o ama, pues los esclavos por si mismos no pueden introducir a nuevos miembros, necesitan en todo caso que un amo o ama intervenga para poder proponer a un nuevo miembro. Por otro lado, los amos al introducir al nuevo integrante decide la categoría que tendrá este en la sociedad, estableciendo si el nuevo integrante es amo o esclavo en cualquiera de sus diversos niveles.

- ¿Niveles? - pregunté a Alberto interrumpiendo su relato.

Este me miró con cara de fastidio y continuó su explicación: - Hay cinco niveles, cada uno tiene una serie de practicas particulares a cada uno de ellos, cada vez de mayor dureza. Comunes a todos los niveles es el sometimiento de las esclavas y esclavos a las siguientes prácticas: penetraciones vaginales, anales y orales, dobles penetraciones, fist-fucking, introducciones de objetos cuyo grosor no exceda de un puño, corridas faciales con ingestión del semen y lluvia dorada sin necesidad de deglución. En el primer nivel de esclavitud la única particularidad es que se puede someter a los esclavos a ataduras simplemente inmovilizantes. En el segundo y siguientes niveles son prácticas comunes a ellos: la ingestión de la lluvia dorada, así como la introducción de objetos de grosor superior a un puño. Luego el segundo nivel tienes como actividades específicas: los azotes que no dejen marcas, colocación de pinzas, colocación de pesas no superiores a 400 gramos, así como las ataduras de compresión leve. En el tercer nivel son actividades propias de los esclavos: la coprofilia sin necesidad de ingestión, las ataduras de compresión media, los azotes que no dejen cicatrices aunque si moretones, la colocación de pesas superiores a 400 gramos e inferiores a 800, la practica de sexo oral con animales, la recepción de cera ardiente y ser usados como acericos solo con agujas hipodérmicas. En el cuarto nivel las practicas exclusivas son: la colocación de pesas superiores a 800 gramos, la zoofilia completa, la coprofilia con deglución de los excrementos, las ataduras de compresión fuerte, ser usados como acericos con cualquier tipo de agujas, ser marcados a fuego, bien con cigarrillos u otros objetos, la causación de heridas no profundas.

Yo estaba alucinada, realmente les iba el sexo extremo y de que manera, pero no me había dicho nada acerca del quinto nivel. - ¿Que pasa con el quinto nivel? - pregunté con intriga.

- Bueno, el quinto nivel es una situación muy rara. En 15 años que llevo en la sociedad nunca ha habido un esclavo de nivel 5º, pero te puedo decir que a los esclavos y esclavas de 5º nivel se les puede torturar hasta la muerte, de ahí su rareza, al menos en la actualidad. En periodos anteriores, hubo algunos esclavos y esclavas de ese nivel, pero la última esclava del 5º nivel se remonta a hace casi treinta años. Fue una chica que murió a los 19 años, introducida como esclava de ese nivel por sus propios padres. Entre otras cosas que hizo fue ser penetrada por 9 hombres a la vez para lo cual le llegaron a sacar los ojos y a amputarle las piernas a la altura de las ingles para permitir que en su coño y culo se pudiesen albergar hasta cinco pollas a la vez y que sendos penes entrasen en las vacías cuencas oculares, lo cual unido a las dos pollas que se introdujeron en su boca llevo el total a nueve. Fue sometida a muchas mas torturas brutales y murió empalada a manos de sus padres y hermanas.

Aquella revelación me puso los pelos de punta a la vez que me excitó sobremanera. Realmente era un club muy salvaje, pero me encantaba la idea de formar parte de él. Lo único que me preocupaba era saber que puesto iba a tener yo.

- ¿Como qué voy a entrar yo en la sociedad? - pregunté con cierta aprensión.

- Debería dejarte con la duda hasta el viernes, pero te lo diré. Mientras que Ludmilla, Stephan y Akiko van a entrar como esclavos de nivel dos, tu lo harás como ama. Así que desde este momento ya no te someteré a mas tormentos, salvo que me lo pidas - me reveló Alberto - Una última cosa que debes saber. A la hora de usar a los esclavos, estos no pueden negarse a nada que entre dentro de las obligaciones de su nivel, aunque pueden optar libremente por someterse a practicas propias de un nivel superior, pero en todo caso si la practica supone la causación de marcas o heridas a los esclavos antes debes contar con el consentimiento de su amo, pues este puede considerar que en determinado momento no se puede someter a según que practicas al esclavo a fin de no perjudicar su utilidad y su estado físico. Generalmente lo que hacen los amos con esclavos del nivel superior es colocar una etiqueta a sus esclavos indicando si no pueden someterse a según que practicas, a fin de no tener que estar preguntando en medio de la fiesta. Si quieres saber mas en la biblioteca de abajo camuflada como una obra sobre la historia de Grecia hay toda una narración sobre la historia de la sociedad desde sus primeras andanzas.

Sin perder un momento bajé a la biblioteca y busqué el libro en cuestión, resultando que se trataba nada menos que de una obra con seis volúmenes y los seis trataban de la historia de la sociedad, la cual se remontaba a hacia casi cien años. Todo aquello era asombroso y también cierto pues había numerosas fotos de los miembros en sus orgías y se podía ver con todo lujo de detalles las cosas que hacían, incluyendo alguna en la que se podía ver a esclavos y esclavas de nivel 5º sometidos a torturas brutales. El texto se explayaba en mas detalles acerca de los miembros, sus vidas, las cosas que hacían en las orgías, sus gustos y muchos mas detalles, aparte de tratar sobre la forma de actuar de la sociedad y como le habían afectado los cambios que a los largo de casi 100 años había sufrido el país y sus gentes. Aquella noche me acosté tardísimo pues estuve ojeando todos los tomos, aunque la lectura en profundidad la empezaría al día siguiente, y con un estado de excitación que hacia difícil poder esperar hasta el viernes. Me apetecía una buena follada, pero ya era muy tarde y si me hacia follar seria aun mas tarde cuando me acostase y como al día siguiente tenía clase tuve que aguantarme.

Pasó el tiempo, no lo suficientemente rápido desde mi punto de vista, y llego el viernes, el día de la fiesta. A primera hora de la tarde entró en la finca una furgoneta blanca y de ella bajaron nada menos que dos de mis profesores de la facultad, acompañados por dos enfermeras y un enfermero. Yo me quede alucinada al verles, sobre todo cuando dijeron que venían a la fiesta. Traían varios maletines de equipo medico para análisis, y mientras uno de mis profesores preparaba todo con la ayuda de los auxiliares en uno de los salones de la casa, el otro me explicó que antes de una fiesta todo el mundo se sometía a un análisis de sangre para ver que todo estaba correcto, pues en las orgías corría el semen y otros fluidos corporales libremente y para evitar disgustos era necesario tomar ese tipo de precauciones. A mi me pareció estupendo y yo fui la primera a la que le extrajeron sangre para analizar. Tras de mí fueron Stephan, Akiko y Ludmilla quienes pasaron por el análisis, quedando en todos los casos probado que estábamos limpios de cualquier ETS. Después nos tuvimos que quitar de en medio, pues solo nos podrían ver los demás invitados una vez reunidos todos los asistentes. Yo fui a mi habitación, desde cuya ventana podía ver el camino de acceso a la casa. A través de los ventanales y oculta tras las cortinas pude ver los numerosos automóviles que llegaban a la casa, lo cual me dio la explicación de porque mi padrastro había hecho construir bajo la casa un aparcamiento mas propio de un gran almacén que de una vivienda, y también porque la casa contaba con un salón que no desentonaría en un palacio real debido a sus grandes dimensiones. Todo eso lo había hecho pensando en fiestas como aquellas. Entre tanto estuve ataviándome con las ropas que me había aconsejado mi madre, de manera que calzaba unas botas de cuero negro con caña hasta las rodillas y tacón de aguja metálico y vestía unas medias de rejilla negras con liguero de encaje a juego, unas bragas de látex rojo con una abertura central cerrada con cremallera y un corpiño de cuero negro y remaches metálicos que dejaba al descubierto mi pechos.

Una vez dejaron de entrar coches supuse que todos estarían ya reunidos allí, de manera que me dirigí a la sala de seguridad. Era una sala desde donde se controlaban las cámaras de seguridad que vigilaban la casa y donde estaban los equipos de grabación donde se registraban las imágenes captadas por las cámaras. El sistema funcionaba automáticamente haciendo innecesaria la presencia de vigilantes, pero también se podían controlar las cámaras manualmente y eso es lo que hice. A través de un monitor pude ver aproximadamente unas ochenta personas reunidas en la habitación donde se estaban haciendo los análisis, que poco a poco iban pasando al salón principal. Entre la gente que vi a través del monitor observe a varios personajes muy conocidos de la provincia como el presidente de la Audiencia, la Fiscal Jefe, el jefe de policía, el obispo, varios empresarios de la construcción y no me cabía la menor duda de que entre los demás invitados habría mas gente de renombre. Por otra parte, el grupo tenía una composición un tanto dispar, pues había mas mujeres que hombres, unas cincuenta mujeres frente a treinta hombres, la edad de los integrantes era también muy diversa, oscilando desde los 16 años a los 55, incluso su raza era variada pues había varios individuos de raza negra y también de procedencia asiática.

Poco a poco se fue despejando ese salón, a medida que sus ocupantes pasaban el análisis y entraban en el salón donde la orgía tendría lugar. En ese momento volví a mi habitación, justo cuando Alberto llegó allí para llevarme a la orgía junto a mi madre, quien llevaba un collar en el cuello que señalaba su nivel de esclavitud con un número dos escrito con cifras romanas como único atuendo, Akiko, Ludmilla y Stephan, yendo estos tres totalmente desnudos.

Entramos en el salón donde todo el mundo estaba expectante, los amos de pie y la mayoría de los esclavos de rodillas. El salón no se parecía en nada a como estaba habitualmente. Para empezar habían retirado todos los muebles salvo la gran mesa que estaba en el centro donde se encontraba el estupendo bufete que se podría degustar durante la fiesta. La forma de presentarlo era muy espectacular pues sobre la mesa estaban tumbadas dos esclavas con el cuerpo cubierto por diferentes viandas a cual mas apetitosa. Además, en uno de los extremos de la mesa estaban puestas a cuatro patas, cuatro esclavas y dos esclavos que servían como botelleros, ya que tenían introducidas en sus agujeros corporales, botellas, dos en el caso de las chicas y una en el de los chicos, de medio litro conteniendo diversos licores, pero también había cuatro, de las cuales dos contenían semen y dos orina. Y no era esta la única muestra de mobiliario humano, ya que en las esquinas del salón había otras dos chicas y dos chicos, también a cuatro patas, con sendas velas de grueso calibre encendidas metidas en el culo y en el caso de las chicas también en el coño.

En cuanto al nuevo mobiliario, había alrededor de la sala un buen numero de sillas con un peculiar asiento, pues en todas ellas había un grueso falo de plástico dispuesto a acomodarse en el culo o el coño de quien tomase asiento, también se había dispuesto un gran sillón colocado frente a un extraño artefacto, que pronto utilizaría yo. Por otra parte había un par de cepos de madera del más puro estilo medieval, donde estaban colocados un esclavo y una esclava listos para ser torturados, varias cadenas y cuerdas colgaban del techo para poder suspender allí a quien se desease, en una de las paredes habían colocado unas espalderas para poder someter a azotes a más esclavos y también había un par de sillones de ginecólogo para juegos de este estilo y unas cuantas camas para poder follar de manera cómoda.

Nos colocamos en el centro de la sala con todo el mundo alrededor. Mi padrastro cogió a dos esclavas e hizo que se pusiesen a cuatro patas una junto a la otra, para luego subir en tan particular estrado.

- Bienvenidos a todos, amos y amas, esclavas y esclavos - dijo mi padre desde su atalaya sobre las espaldas de las dos esclavas - Un fin de semana mas nos reunimos para disfrutar de nuestros gustos, pero en esta ocasión serán varias las circunstancias especiales. Espero que esta reunión sea memorable y pase a los anales de la historia de nuestro circulo en un lugar destacado.

Todos aquellos que podían comenzaron a aplaudir interrumpiendo el parlamento de Alberto. Este espero unos momentos antes de indicar a los demás que guardasen silencio a fin de continuar con su exposición.

- Para empezar los eventos de este fin de semana, hoy recibiremos a cuatro nuevos integrantes: Mi hijastra Sabrina que ingresará como ama, el sobrino transexual de mi mujer Akiko que entrará como esclavo de nivel dos, y mis criados Stephan y Ludmilla que también serán esclavos de nivel dos. Pero como todos sabéis no serán integrantes de nuestro circulo mientras no sean iniciados, así que comencemos con la iniciación.

Mi madre me llevó hasta el sillón de cuero negro que tenía el extraño artefacto frente a él, mientras que los amos cogían a Ludmilla y Akiko y las amas a Stephan. Mi madre me sentó en el curioso asiento y me inmovilizó los brazos y las piernas, dejandome estas parcialmente abiertas, con las correas que tenía el sillón. Luego reclinó parcialmente el respaldo dejandome en una posición casi tumbada, para acercar luego la extraña maquina aun mas al asiento. Alcé lo que pude la cabeza y vi como apartaba mi madre la cubierta que tapaba parcialmente el artefacto. Ante mi y apuntando a mis agujeros tenía dos enormes consoladores negros unidos a aquel chisme por sendos pistones metálicos.

Mi madre me colocó un bozal en la boca de manera que no pudiese chillar ni hablar pero este era realmente un tubo que me hacia estar con la boca abierta al máximo, de forma que pudiese recibir las corridas o las meadas o lo que fuese que me diesen a beber o tragar. Luego lubricó bien los consoladores al igual que mi coño y mi ano y me introdujo aquellos dos monstruos de látex negro. Alberto se acercó a la máquina a la que estaban unidos los dos consoladores y la encendió, haciendo que los pistones que estaban rematados por los falos de plástico comenzasen a moverse, primero lentamente pero de manera progresiva aumentando su velocidad.

Mientras los dos consoladores iban dilatando mis grietas vi como el resto de miembros del circulo se lanzaba sobre las nuevas adquisiciones. Los amos cogieron a Ludmilla y Akiko y las tumbaron sobre los catres que había allí colocados mientras que las amas cogieron a Stephan y lo colocaron en un cepo dejandole indefenso y con el culo en pompa. Los esclavos y esclavas se colocaron alrededor de la habitación, algunos de ellos tomando asiento en las particulares sillas y clavandose en el culo o el coño los consoladores de los asientos, mientras que otros se colocaban de rodillas. Los amos comenzaron a hacer cola ante Ludmilla y Akiko para follarse a las dos nuevas esclavas.

Como eran bastantes estaban haciendo completo uso de los agujeros de la ucraniana y de mi primo transexual, de manera que la primera estaba siendo follada por el coño, el culo y la boca mientras que Akiko daba completo uso a su culo y a su boca. Los amos les daban unas acometidas brutales, follando con toda su fuerza a las nuevas esclavas, las cuales a cada pollazo parecía que iban a reventar. Los amos se tomaban muy en serio su labor y no trataban de acortar sus folladas para ceder su puesto a otro, muy al contrario aunque estaban follando de manera salvaje a las dos nuevas putas se contenían antes de correrse, alargando así el uso de sus nuevas monturas.

El resto de los folladores estaban impacientandose ante la larga duración de las folladas que sus antecesores estaba proporcionando a Ludmilla y Akiko, de manera que cogieron a un par de esclavas de unos dieciocho años que estaban de rodillas junto a la pared. Se pusieron junto a las camas donde estaban montando a las dos nuevas adquisiciones y ambas hicieron unas cosa que me dejo alucinada. Se quitaron sendas dentaduras postizas quedando sus bocas totalmente desdentadas y comenzaron a chupar y tragar toda polla que se puso a su alcance. Los tipos clavaban sus pollas sin piedad en aquellas dos bocas sin dientes como si estuviesen follando dos coños, algunos de ellos se agarraban de las orejas de las chicas y daban profundas estocadas hasta que sus cojones chocaban con los labios de las esclavas.

En ese momento la cosa empezó a acelerarse y por fin los primeros sementales terminaron de follar a Akiko y Ludmilla dejando el turno a los que estaban follando bucalmente a las dos jóvenes esclavas. Los que acababan de abandonar los agujeros de mi criada y mi primo transexual se acercaron hasta donde estaba yo, meneandose sus enhiestas pollas hasta que uno por uno colocaron el glande de sus pollones junto a mi abierta boca y comenzaron a descargar sus huevos en mi hocico. Como no podía cerrar la boca el semen se deslizaba por mi lengua hasta la garganta hasta llenar por completo mi boca, en ese momento me trague aquella copiosa corrida de color amarillento y fuerte olor, lo que delataba que muchos llevaban bastante tiempo sin correrse, esperando esa ocasión.

Fue justo cuando recibí la primera descarga seminal cuando sentí una cosa que no esperaba, los vibradores que percutían rítmicamente mi coño y mi culo aumentaron el ritmo, y no solo eso, sino que ademas se inflaron abriendo aun mas mis ya dilatadas rajas. La sensación era brutal, muy superior a cuando me habían hecho fist-fucking, pero gracias a mi habilidad para dilatar mis grietas podía disfrutar relativamente de la situación pues el dolor que sentía no era mucho, al contrario era hasta algo agradable.

Deje de prestar atención a Akiko y Ludmilla y pase a observar a Stephan, a quien las amas habían atado a un cepo, dejando su culo en pompa. Le habían colgado de la polla y los cojones algunas pesas que estiraban grotescamente sus huevos y su polla, la cual aun y con todo estaba erecta. Las amas le estaban azotando por turnos con unas paletas, de modo que tenia el culo tremendamente rojo, pero aun con todo aguantaba bien el dolor. Las mujeres pararon de azotar al jardinero y comenzaron a untarse las manos con aceite, y también el ojete de Stephan. Empezaron a meter sus dedos en el culo del ucraniano de modo anárquico, todas pugnaban por meter alguno de sus dedillos en el interior del orificio anal, pero evidentemente no era fácil, primero porque eran muchas tratando de hacer lo mismo, por otro lado Stephan había sido sodomizado numerosas veces pero nunca había sido sometido a un verdadero tratamiento de dilatación como aquel.

De todos modos, poco a poco eran cada vez mas los dedos que conseguían acomodarse en el interior del cada vez mas dilatado ano de Stephan y después de ver como tenia casi dedos de seis mujeres, vi como una de ellas metía todo su puño en el interior del culo del hermano de Ludmilla. El chico gimoteaba con una mezcla de dolor y placer difícil de describir, debatiendose entre espasmos y con el culo convertido en un cráter enrojecido y sangrante. La cosa no paró ahí y las amas continuaron ensanchando el esfínter del criado y sin tardar demasiado vi como otra chica ponía junto a la primera su puño dentro del culo del ucraniano, cierto que era una jovencita de unos 15 años y su mano era pequeña, pero aun así aquello suponía una dilatación bestial del hasta entonces casi virginal culo de Stephan.

Mientras tanto Akiko y Ludmilla seguían siendo folladas enérgicamente por los hombres, pues no se trataba tan solo de que fuesen penetradas por los amos, pues también los esclavos estaban clavando sus penes en los agujeros de mi primo transexual y mi criada ucraniana. A medida que iban estando a punto para descargar sus cojones, venían los chicos y derramaban en mi boca su néctar masculino llenandome totalmente de semen. Pero no paraban aquí las practicas de nuestra orgia, por ejemplo un grupo de amos que ya se habían corrido en mi boca cogieron a una esclava de unos 17 años y la colocaron con su culo apuntando al techo.

Uno de ellos comenzó a separar al máximo las nalgas de la joven abriendo así el ano todo lo posible sin introducir nada en el. Los demás se acercaron a la mesa donde estaban las viandas y cogieron unos plátanos y kiwis. Luego volvieron junto a la esclava y tras pelar las frutas, comenzaron a introducirlas en el ano de la chica. Las frutas comenzaron a perderse en el interior del dilatado ojete de la joven, primero sin demasiada dificultad, y posteriormente con mayor esfuerzo, pero aunque las frutas estaban quedando totalmente machacadas acabaron por entrar en el interior del recto de la joven. En ese momento los hombres comenzaron a meter sus pollas en el interior del culo de la esclava, haciendo totalmente puré los plátanos y los kiwis. Se turnaban en la labor introduciendo sus pollas totalmente y dando unas cuantas estocadas profundas en el ano de la jovencita para luego sacar sus nabos completamente llenos de aquella curiosa masa.

En ese momento algunos esclavos estaban allí dispuestos para limpiar con sus bocas las pringosas pollas antes de que volviesen a internarse nuevamente en el ano de la esclava. Estuvieron haciendo puré en el interior del joven recto durante casi un cuarto de hora, tiempo en el que pude disfrutar de otra ración de semen, hasta que un par de los tipos se dirigieron a donde estaban las botellas. Cogieron del culo y el coño de una de las chicas que hacia de botellero dos botellas, una con semen y otra con orina. Luego vertieron todo el contenido de ambas botellas en el interior del culo de la chica, hasta que el liquido empezó a rebosar. Aun quedaba algo de liquido en las botellas y se lo dieron a beber a un par de esclavas de unos 40 años que se bebieron el semen y la meada sin desperdiciar ni gota. Volvieron a meter sus pollas en el interior de la chica, pero esta vez brevemente pues en cuestión de segundos colocaron un gran bol en el suelo y le dieron la vuelta a la coctelera humana que habían improvisado. Del enorme cráter anal de la chica surgió un torrente formado por el curioso batido preparado por los chicos y que estaba formado por semen, orina, plátano, kiwi y mierda de la joven. Una vez se vació totalmente la chica los tipos cogieron el bol y le dieron a beber a la esclava que dio un largo trago disfrutando del escatológico batido. Pero no fue la única que bebió pues también lo hicieron los tipos que habían preparado el mejunje, ademas de varios esclavos y esclavas.

Pero la utilización salvaje de los esclavos y esclavas no terminaba ahí. Entre otras cosas podía ver como un tipo había cogido a una chica de unos 16 años y la había inmovilizado en un cepo dejandola a cuatro patas totalmente inmóvil. Cogió unas pinzas metálicas de cocodrilo y las prendió en las incipientes tetas de la chica, así como en los labios del coño de la pequeña puta. A continuación tomó unas gruesas pesas y las enganchó en las pinzas para así estirar grotescamente los jóvenes atributos de la zorra. No quedó ahí la tortura, el hombre desapareció unos minutos de la sala para volver acompañado por un gran danés que puso junto a la chica. El tipo se puso debajo del perro y comenzó a masajear la polla del perro y luego a chupar la gran polla del can. Este pronto tuvo su mástil totalmente en forma y en ese momento el tipo dejo de chupar aquel enorme nabo y colocó al perro en posición sobre la chica introduciendo el nabo canino en el coño de la esclava, en el cual apenas cabía.

El perro conocía su trabajo y comenzó a dar fuertes empellones metiendo su polla hasta lo mas profundo del coño de la chica arrancando a esta gemidos de placer y dolor. Fueron minutos de gran intensidad con el gran danés empalando a la putita con mucha fuerza, hasta el punto que las pesas que colgaban de las tetas y el coño de la chica se balanceaban salvajemente de un lado a otro. El tipo se masturbaba frenéticamente viendo el espectáculo hasta que la chica lanzó un aullido espeluznante, y que se debía a que el perro le había introducido todo su bulbo dentro del coño. En ese momento el tipo se abalanzó sobre el coño de la chica, agarró el pene del can y sorprendentemente lo sacó de un tirón entre una gran cantidad de sangre de la esclava. El hombre comenzó a lamer el nabo cubierto de sangre hasta que el perro se corrió en su boca, y él se dedicó a tragar con glotonería la gran cantidad de semen. Después terminó de masturbarse eyaculando en un vaso y luego bebiendo su semen degustandolo lentamente en varios tragos.

Otro grupo de amos había cogido a una mujer de unos 40 años y la ataron a un aspa que había en una esquina, dejandola con las piernas totalmente abiertas, así como los brazos alzados. Uno de los amos, un tipo negro de polla enorme, cogió una fusta de cuero, pero con núcleo metálico y comenzó a azotar los brazos de la mujer. Daba los latigazos con calma, pero con mucha fuerza, dejando rojizas marcas en la increíblemente blanca piel de la mujer. Sin apresurarse, fue cubriendo de golpes ambos brazos en toda su longitud sin que la mujer dejase escapar mas que algún suspiro de placer. Después el negro dio un fuerte fustazo a la esclava en la parte superior de sus tetas dejando sobre ellos una larga marca roja que cruzaba el pecho de la zorra. En ese momento otro de los amos que hasta el momento había estado montando a un transexual de unos 17 años que resultaba ser el hijo de la esclava se acercó a esta con un acerico en las manos. Comenzó a sacar agujas de este y cuando encontró las que le satisfacían empezó a clavarlas en el pecho de la esclava. El tipo clavaba las agujas poco a poco, rotando un poco la gorda cabeza metálica de las gruesas agujas de costura para que la aguja se clavase mas en la carne.

Aun así la esclava no gritaba en absoluto solo débiles gemidos escapaban de su boca, pero era difícil saber si eran gemidos de dolor o de placer, pero la mirada lujuriosa de la sierva indicaba que se trataba de lo segundo. Las dos ultimas agujas las clavó atravesando de parte a parte los pezones de la mujer. Numerosas gotas de sangre brotaban de donde habían sido clavadas las agujas y pronto fueron aun mas cuando el negro volvió a azotar las maltrechas tetas. Un tercer amo se acercó a la esclava y le colgó sendas pesas de las agujas que atravesaban los pezones, estirandolos de modo brutal agrandando el agujero causado por las agujas y aumentado la cantidad de sangre que brotaba de las heridas. El hijo transexual de la sierva estaba lamiendole el culo al negro cuando este lo apartó e hizo que el chico comenzase a lamer la sangre a la vez que le clavaba su gorda polla al chaval, metiendosela hasta los cojones. Por su parte el tipo de las agujas se colocó tras la madre y también comenzó a sodomizarla a la vez que apretaba las tetas a la sierva aumentando la cantidad de sangre que brotaba de las heridas y que el chico lamia solícitamente. Estuvieron así un rato y cuando llego la hora de que descargasen sus cojones se acercaron a mi.

El negro y su compañero fueron los únicos que repitieron en lanzarme su corrida, pues ya me habían dado una ración de su semen cuando montaron a Ludmilla y a Akiko, y fueron también los que pusieron fin al bukkake que me bautizó como miembros de aquel vicioso grupo. Estaba totalmente cubierta por esa deliciosa materia, que en algunos de los sitios de mi cuerpo donde había aterrizado se estaba secando. Mi madre se acercó a mi con los pechos y las nalgas totalmente rojos debido a la tanda de azotes que había recibido mientras a mi me cubrían de semen y me soltó del asiento tras sacarme aquellos inmensos vibradores. Una vez libre recogí con mis manos todo el semen que pude y me lo trague lentamente, saboreandolo totalmente. Vi como Akiko y Ludmilla tenían sus orificios realmente irritados pues habían sido folladas por todos sin recibir ni una gota de semen como lubricante. Un grupo de amos cogieron a Akiko y Ludmilla y las tumbaron bajo el potro donde Stephan seguía atado y con el ano dilatado de manera bestial. En ese momento los amos se acercaron y comenzaron a orinar en el interior del enormemente abierto ojete del ucraniano. Uno tras otro fueron vaciandose en el interior de los intestinos del chico hasta que estuvieron repletos y entonces la orina empezó a caer sobre mi criada y mi primo. Empezaron a beber todo lo que pudieron pero era una verdadera catarata de manera que la meada terminó por bañarlas, sobre todo porque para rematar la jugada las amas mearon directamente sobre las nuevas esclavas.​

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heranlu

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Sabrina y las Aventuras en Familia - Capítulo 08



Después de la bestial orgia del viernes, que supuso mi iniciación y la de Stephan, Ludmilla y Akiko en el especial grupo de pervertidos del que formaban parte mis padres, la actividad en la casa no se reinició hasta bien entrada la mañana del sábado. Poco a poco se fue levantando la gente y tras asearnos todos bajamos al salón a desayunar. Durante el desayuno las cosas no se desbocaron demasiado, dentro de lo que era posible en un ambiente como aquel, de manera que pude ver como varias amas ordeñaban a diversos esclavos para obtener su semen y usarlo para aderezar su desayuno, y también a algunos amos eyacular sobre el desayuno de las esclavas, las cuales devoraron su desayuno una vez así dispuesto. Yo también cogí a un esclavo para obtener su semen y usarlo en mis tostadas, cosa que verdaderamente me encanta.

Lo mas espectacular fue ver como ordeñaban a tres esclavas, dos de ellas estaban recién paridas, y la tercera tenía una barriga espectacular pues estaba embarazada de gemelos. Como a tres vacas las ordeñaron hasta vaciarles las ubres, y luego su leche sirvió para añadirla al café de varios amos y amas, y también para que yo me tomase un buen vaso de leche.

También pude ver a varias esclavas y esclavos disfrutar de tostadas con una buena ración de caviar humano recién salido del recto de una chavala de unos 16 años, aunque no fueron los únicos en degustar tan escatológica vianda, pues varios amos y amas también lo saborearon. En definitiva, aquel desayuno era un festín de lo mas depravado que nadie pueda imaginar, pero lo cierto es que a mi aquello me gustaba, incluso cosas que en principio hubiese desechado sin haberlas siquiera visto.

Tras el desayuno abandonamos el salón para que los esclavos y esclavas encargados de la limpieza adecentasen la estancia. La mayoría del grupo optó por salir fuera de la casa, para disfrutar las delicias de una mañana veraniega. Evidentemente en el exterior continuó la delirante actividad sexual que nos embargaba. La gente se desperdigó por todo el enorme jardín formando grupos según las practicas que quisiesen realizar. Yo me tumbé en una hamaca en un lugar estratégico para poder observar a la mayor parte de los invitados. Lo primero que me llamó la atención fue ver como una pareja de unos 45 años paseaba acompañados por una chica de unos 18 años, un tanto rellenita y con unas enormes tetas que colgaban bamboleantes, tres grandes daneses de unas dimensiones descomunales incluso para esta raza de perros. El marido y la mujer iban caminando pausadamente aguantando el continuo tironear de los perros, que trataban marchar mas rápido, mientras la chica, que resultaba que era su hija iba detrás marchando de rodillas como si fuese un perro mas, y de hecho llevaba también un collar y una correa que no eran difíciles de advertir.

De repente los perros se detuvieron y agacharon sus cuartos traseros separando las patas. Al verlos de esa manera tuve claro que era lo que iban a hacer y pensé que mi padrastro se cabrearía sobre manera, pues es muy puntilloso con el cuidado del césped. Los perros dejaron caer unos excrementos enormemente gruesos y largos, que era fácil ver en la distancia. La chica se acercó a los perros mientras estos terminaban su descarga. Agachó la cabeza y comenzó a olisquear las heces caninas. Tras hacer esto se acercó aun mas y comenzó a lamer la mierda de los perros.

Yo me quede realmente alucinada, hacia apenas nada que había empezado a ver a gente practicando la coprofilia y la coprofagia pero siempre entre humanos, no se me había ocurrido que podría existir gente que le gustase la coprofilia o la coprofagia con animales. Ahora acababa de descubrir que si había gente con tan extraño gusto. La gordita continuó lamiendo la mierda canina hasta que empezó a comerse directamente del suelo una de las enormes deposiciones que los perros habían arrojado. Sin parar ni un momento devoró totalmente una de las boñigas, y a continuación cogió otra con las manos y se puso en pie. Su madre se acercó y directamente de las manos de su hija comenzó también a degustar la mierda del perro. Todo aquello era repugnante pero por otro lado me estaba poniendo supercachonda y la verdad es que aunque yo no estuviese dispuesta a hacer aquello, verlo me estaba gustando. La cosa no terminó ahí pues apenas había terminado la madre de comerse aquella mierda que le rebosaba por la comisura de los labios, cuando se acercó su marido y la besó en la boca metiendo bien adentro su lengua y recibiendo de la lengua de su propia esposa la mierda de los perros. La hija terminó de limpiar las deposiciones de los perros cogiendo otros dos grandes mojones y untandose de arriba abajo con ellos. Tras semejante espectáculo la extraña familia continuó su paseo, con la hija acompañando a los perros como un animal más. Quien iba a decir que a aquel conocido y poderoso empresario, a su mujer, reputada profesora universitaria y a su hija les gustaba hacer semejante tipo de cosas.

Después de aquel espectáculo centré mi observación en otra zona del jardín. Cerca de la casa, bajo a una sombrilla había un grupito que llamó mi atención. Se trataba de un tipo negro de unos 30 años, una mujer de unos 40, un chico de unos 18 y un pastor alemán de gran tamaño. El negro era un tipo descomunal, sumamente musculoso, alto con cara de pocos amigos, cráneo rasurado y polla enorme, que en la vida pública se dedicaba a jugar al baloncesto y a ejercer como pilar de la comunidad. La mujer por su parte era blanca, un tanto entrada en carnes, con unas tetas, culo y muslos muy generosos en su tamaño y rebosante de vicio y lujuria por todos los poros de su cuerpo y todas las facciones de su cara. El chico de 20 años por su parte también era blanco, sumamente pálido, con el pelo rubio largo y un cuerpo que recordaba al David de Miguel Ángel, incluyendo la polla pequeña. El chico estaba puesto a 4 patas atado de pies y manos a 4 piquetas clavadas en el suelo.

El tipo negro tenía su polla ante la boca del efebo, quien lamia parsimoniosamente la polla de ébano que tenía ante si. El negro estaba disfrutando de la lamida del chico quien no paraba de juguetear con su lengua en el sensible agujero de la uretra del negrata. Por su parte la mujer estaba masturbando al perro con ambas manos tratando que la polla del can llegase a su máxima expresión, lo cual estaba logrando. Tan pronto logró que la polla canina hubiese logrado su máxima expresión comenzó a lamerla con fruición, recorriendo con su lengua y sus labios la roja y venosa polla del perro. La mujer no estuvo mucho tiempo chupando la polla del perro pues el chico había dejado de chupar la polla al negro y mientras masturbaba el mástil del hombre no paraba de pedir a la mujer que el perro le montase. A esas alturas no me sorprendió que el joven llamase a la mujer, madre. Esta no se hizo rogar demasiado y en breves momentos ayudo al perro a sodomizar a su propio hijo. El perro conocía bien su labor y comenzó a dar profundos empellones al ano del jovencito con su descomunal polla, la cual en seguida desplegó su bola, que se alojó sin problemas en el interior del recto del chaval.

El peculiar grupo continuó la jodienda con un cambio de papeles. Tras haberse corrido, el mástil del negro necesitaba un periodo de recuperación, así que el hombre pasó a controlar al perro en su fornicación porque los embates de este sobre el culo abierto del chaval estaban siendo demoledores, y aunque el chico recibía aquellos pollazos con gemidos de placer, corría el peligro de acabar cayendo de la tumbona donde estaba situado debido a la fuerza con que el perro se afanaba en su labor de arrasarle el ano. Por su parte la madre se colocó a 4 patas delante de su degenerado hijo, con el culo bien abierto.

En seguida el chico se lanzó a lamer el ano maternal, así como a penetrarlo con su lengua. La mujer no cesaba de gemir y proferir obscenidades mientras la lengua de su hijo se dedicaba a explorar las interioridades de su recto. El perro continuó bombeando su mástil en el interior del ano veinteañero hasta que con un aullido de placer el perro se corrió. Fue impresionante ver como el semen rebosaba del culo del chaval, aun cuando la polla canina seguía en su interior. Tan pronto el can eyaculó en el interior del chaval, su madre se apartó de la boca de este y se dirigió a su culo. Apartó al perro sin contemplaciones y el can sacó su polla, con el bulbo aun en pleno apogeo, del ano masculino dejando ver un enorme cráter rojizo que rezumaba semen canino. La madre empezó a lamer el ano de su hijo saboreando la lefa perruna con total deleite, mientras el negro se colocaba delante del chaval y le enchufó su polla de ébano hasta los cojones. El negrata no aguantó mucho más y de golpe un vendaval de semen explotó en la boquita del muchacho quien afanosamente se tragaba la semilla del negro. La madre, con la boca llena del semen canino, se lanzó como una posesa a besar y morrear con su hijo compartiendo los dos golosamente el semen de los dos sementales.

Me fije en una zona del amplio jardín que llevaba bastante tiempo sin que el césped fuese cortado, donde habían puesto tres cepos semejantes a los que eran usados en la Edad Medía para someter al escarnio público a los delincuentes. En aquella porción de jardín estaban las tres mujeres que habían sido ordeñadas esta mañana y haciendo honor a su papel de vacas lecheras estaban pastando, arrancando con sus dientes el césped y comiendoselo como una verdadera vacada. Las tres deambulaban de aquí para alla comiendo la hierba bajo la atenta mirada de un hombre y una mujer provistos ambos de sendas varas de madera que continuamente azotaban el culo, los muslos y las ubres de las tres esclavas para que no detuviesen su alimentación. En los tres cepos había colocadas tres mujeres con las piernas abiertas y estaban totalmente desnudas, dos de ellas de unos 30 años y la tercera de 19. Tenían a su lado un cartel en el que estaba escrito lo siguiente: "Insemina a las vacas". Estaba claro que eran las siguientes en ser preñadas para que aportasen su leche, y por la cola que había tras ellas estaba claro que los hombres se tomaban en serio la petición del cartel.

Unos veinte hombres hacían cola tras ellas meneandosela, alguno de ellos mutuamente, esperando pacientemente que les llegase el turno de metersela a alguna de las tres mujeres y poder correrse dentro. Para evitar que los hombres tardasen demasiado los maridos de las dos treintañeras se dedicaban a chuparsela a los que estaban a punto para metersela a sus respectivas esposas, de manera que cuando les tocaba clavarsela no tardaban mas que un par de minutos en correrse dentro de las futuras madres. En el caso de la chica de 19 años era su madre la que preparaba a los futuros sementales de su hija, mientras que su padre se dedicaba a follarla la boca a su descendiente. La cantidad de pollas que se había albergado en esos coños y habían eyaculado dentro era muy notoria, porque el semen les chorreaba por las piernas a las tres, formando tres grandes charcos en el suelo, lo cual podía parecer un desperdicio sino fuese porque otros tres esclavos masculinos se dedicaban a recoger con su lengua tan preciado liquido y se lo bebían, pues al fin y al cabo era su única fuente de alimentación durante aquel día.

Uno tras otro iban pasando los hombres y corriendose en el interior de las mujeres, pero la cola no se acababa nunca pues siempre se incorporaba alguien mas a la cola, bien fuese a inseminarla por primera vez o bien repitiese en su labor seminal. Las mujeres tenían el coño al rojo vivo, pues por mas que aquella masa de semen que albergaban en sus entrañas les lubricaba bastante la vagina, el hecho de que las estuviesen follando sin descanso durante horas y a base de acometidas bien salvajes aseguraba la irritación de tan sensible parte de la anatomía femenina.

Una extraña escena irrumpió por detrás de las futuras madres al aparecer una chica de unos quince o dieciséis años haciendo de ponygirl. La chica tenía una figura morbosamente grotesca. Media aproximadamente un metro cincuenta, y físicamente era bastante delgada, pero como contrapunto tenía nada menos que 125 de pecho, evidentemente debido a la silicona, con dos enormes pezones que tampoco eran de origen natural, rematados por dos gruesos aros de los que colgaban sendos pesos que estiraban aun mas los gigantescos pezones. La cabeza la tenía parcialmente afeitada, tan sólo la zona central tenia pelo, el cual lo llevaba peinado como si se tratase de las crines de un caballo. La barriga la tenía prominentemente hinchada, proyectandose hacia el suelo como si estuviese preñada, mientras que en el ano llevaba insertado un descomunal plug anal rematado con una cola de caballo para rematar su caracterización de equino. Su jinete era una mujer de unos cuarenta años, que mas tarde descubriría que era su madre, la cual azotaba con fuerza a su montura con una fusta en los costados fuera de la zona cubierta por la silla de montar que su hija llevaba, haciendo que progresivamente la piel de la adolescentes se fuese volviendose morada. Ademas de este castigo la madre calzaba unas botas de montar con espuelas, pero unas espuelas como las que se pueden ver en los westerns, terminadas en sendas estrellas puntiagudas que se clavaban en los muslos de la chica, haciendo sangrar cada vez mas profusamente a su descendiente.

La razón de tan duro castigo se encontraba tras ellas, y era otra pareja de la misma guisa salvo que en este caso el jinete era un chico de unos 18 años y la yegua una mujer de unos 35. El chico era el hermano de la otra yegua, mientras que su montura era su tía, la hermana de su madre. Los jinetes espoleaban a sus respectivas cabalgaduras golpeandolas con saña, sin temor a que sus fustas desgarrasen la piel y la carne de sus familiares o les rompiesen alguna costilla, mientras que no cejaban en aguijonear a sus bestias con sus espuelas, clavandoselas cada vez mas y haciendo cada vez mayor y mas sanguinolenta cada una de las heridas. Las dos yeguas tenían ademas las rodillas en unas condiciones lastimosas pues no llevaban ningún tipo de protección en ellas, y aunque ahora avanzaban sobre una superficie cubierta de césped, antes habían mantenido su disputa sobre su terreno de gravilla que les había causado heridas en las rodillas, por las cuales también sangraban.

La carrera continuó durante otras decenas de metros, mientras a las yeguas les costaba cada vez mas mantener no solo la velocidad, sino también el equilibrio. Solo cuando la mas joven de las monturas llego bajo un árbol, donde sus jinetes habían dejado sus sucintas vestimentas, terminó la carrera con la victoria de la madre. Esta se levantó de la espalda de su hija y le dio unos golpecitos amistosos en el lomo, para a continuación propinarle un brutal fustazo en una de las heridas producidas por las espuelas, mientras le recriminaba su lentitud. A continuación llegó la otra cabalgadura la cual fue golpeada en las tetas por su jinete con la fusta, antes de que le diese una patada en el pecho que la colocó junto a su hermana. Las dos yeguas fueron colocadas lado a lado y sus respectivos cabalgadores se colocaron a su lado.

Madre e hijo se agacharon al unísono y agarraron las colas de caballos que remataban los enormes plugs que hija y hermana tenían insertados en el culo. A una señal de la madre los dos sacaron de golpe los dos dildos y casi de manera inmediata dos surtidores surgieron de las entrañas de las dos yeguas. Unos inmensos chorros de liquido marrón con gruesos trozos de excrementos surgían a presión de los dos culos. Madre e hijo fueron hasta el punto en que había llegado los chorros de mierda y liquido de sus respectivas bestias y la madre sonrió. Su montura había vuelto a ganar. Esto molesto al chico que cogió de las crines a su yegua la alzó y con una cuerda que pasó por una de las ramas del árbol la dejó con los brazos alzados y de puntillas. Luego cogió un látigo rematado en una plomada metálica y comenzó a azotar a su montura. La mujer no dejaba escapar un sonido de dolor o queja a pesar de estar recibiendo sin cesar latigazos en su espalda y gluteos, siendo golpeada brutalmente con aquel trozo de metal al final del látigo. Recibió no menos de 25 latigazos que terminaron por rasgar la piel de la mujer y provocarle una nueva hemorragia, ademas de perder el sentido. El chico no estaba dispuesto a terminar tan rápido con su tortura y cogió del sitio donde tenia el material de castigo una botella con vinagre, el cual esparció por las heridas de su tía. Esta volvió en si en seguida, para poder apreciar con todos sus sentidos el nuevo castigo que le iba a propinar su sobrino. Este cogió una barra metálica de un metro de longitud con grilletes en los extremos, donde inmovilizó los tobillos de la mujer dejandola con las piernas bien abiertas. En el centro de la barra había una argolla donde ató otra cuerda, la cual hizo pasar por la rama donde estaba colgada la cuerda que alzaba los brazos de la mujer. El chico tiró de la cuerda alzando las piernas de su tía, hasta que llegó a poner las piernas paralelas al suelo, la posición era extremadamente incomoda para la mujer, la cual en su cara mostraba que el repetido castigo comenzaba a causarle mella.

Esto no amilanó a su pariente el cual de golpe tiró nuevamente de la cuerda alzando aun más la cuerda, doblando por la cintura a su tía hasta el punto en que las piernas de la mujer casi tocaban su pecho. Ahora la cuarentona colgaba con su culo perfectamente en pompa apuntando al suelo. El chico trajo una botella de Coca-Cola de dos litros, que brillaba por la escarcha que recubría la superficie de plástico del envase. Hizo bajo el trasero de la cuarentona un pequeño hoyo donde enterró la base de la botella de modo que no se pudiese caer y luego bajó un poco a la mujer hasta que su ojete estuvo minimamente penetrado por la punta del tapón de la botella. La mujer empezó a implorar que la perdonase, que no hiciese aquello, y una sarta de suplicas que no hicieron la menor mella en el sobrino. Este cogió de entre sus bártulos un afilado puñal y paso la acerada hoja entre las tetas de la mujer y luego por su cuello, presionando cada vez mas hasta que le hizo una mínima herida que dejó escapar una gota de sangre. En ese momento y con un súbito movimiento cortó las cuerdas de donde colgaba su antigua yegua y esta cayó a plomo con su culo en pompa apuntando al suelo. La botella penetró abruptamente en el ano de la mujer hasta la mitad de su longitud, haciendo que esta profiriese un impresionante alarido mientras caía al suelo sobre su costado, con el culo abierto de modo brutal ocupado por tan inmenso invasor, que había salido del hoyo donde había estado. Creí que reventaría al sufrir tan brutal penetración, pero no, la esclava seguía con vida, aunque el culo le sangraba profusamente a pesar de tenerlo ocupado con la botella.

En aquel momento apareció el marido de la esclava, el cual también era esclavo y venía gateando tras el padre del chico que acababa de destrozar el culo de su tía. De la cara del esclavo colgaban profusos chorreones de semen procedente de las numerosas pollas que había mamado desde el alba. Tan pronto llegó al lado de su mujer esta le lamio la cara tragandose los chorros de esperma, pero no pudo terminar su labor porque padre e hijo la cogieron, la pusieron con las piernas levantadas y el culo apuntando al cielo, con el ojete reventado totalmente abierto. El chaval cogió la botella de Coca-Cola y vació su contenido en el interior del recto, cabiendo todo su contenido en el interior de las entrañas de la esclava. A continuación la hermana de la esclava cogió sendas gomas y las introdujo en el enorme cráter anal de la esclava por un extremo, mientras que el otro fue a parar a las bocas del sometido matrimonio. Los dos comenzaron a beber la extraña mezcla del culo de la mujer, compuesta de Coca-Cola, sangre y excrementos licuados gracias al extraño enema realizado, hasta que se lo bebieron todo.

Después de ver tan delirante acto sexual me fui de vuelta a la casa porque ya iba siendo hora de comer, y la verdad es que tenía hambre. La comida se desarrollo sin especialidades ninguna salvo porque los comensales estábamos todos desnudos y porque los amos comimos en un salón y los esclavos en otro, cenando estos últimos las sobras de nuestros platos, donde alguno de los amos, antes de que los retirasen para llevarlos a los comensales que los terminarían, escupían, se corrían u orinaban para que los esclavos tuviesen un nuevo aderezo en sus viandas.

El resto de la tarde transcurrió sin mayor novedad, de hecho la actividad sexual se redujo casi totalmente para tomar fuerzas para la noche, cuando se esperaba una nueva explosión de sexo, durante la celebración de una boda muy especial.

Se trataba de la boda de dos esclavos de una familia muy importante, nada menos que el hijo y la hija del mayor constructor de la región, y los iban a casar entre ellos. Al ser el tercer y cuarto hijo la tradición familiar los condenaba a ser esclavos de los padres y de los hermanos mayores, que serian quienes recibirían todo al morir los padres. La boda se celebró tan pronto comenzó a anochecer.

Los amos nos sentamos sobre los esclavos y esclavas, quienes puestos a 4 patas hacían de asientos para nosotros. Los novios llegaron ante el oficiante, nada menos que el Presidente del Tribunal Provincial, casi totalmente desnudos, salvo por los zapatos de tacón de aguja negros y el cinturón de castidad de ella y el aro metálico que constreñía la base del pene de el. Los hermanos eran muy guapos, ademas de casi idénticos pues eran mellizos, la única diferencia entre los dos eran las enormes tetas de ella, evidentemente producto de la cirugía, aunque por su tamaño casi eran mas la obra de un arquitecto que de un cirujano, y que el tenia la cabeza totalmente afeitada, mientras que la chica tenía una coleta rubia en la parte de atrás de la cabeza, que contrastaba con el resto de su cráneo afeitado.

Los dos estaban de rodillas ante el oficiante, quien procedió a utilizar la formula legal para celebrar un matrimonio civil y cuando terminó los declaró unidos en matrimonio. La única diferencia con una ceremonia normal fue que en lugar de invitar al novio a besar a la novia, invito a los recién casados a chuparle la polla, cosa que hicieron a dúo con gran fruición, hasta lograr una copiosa corrida que ambos degustaron.

Terminada la breve ceremonia, los padres de los recién casados cogieron a sus hijos y los colocaron en sendos cepos con sus orificios expuestos al público. La madre de los recién casados colocó un enorme plug anal en el culo de su hija, y después lubricó el coño de la esclava con una generosa cantidad de aceite. A continuación los esclavos fueron colocados en fila ante la cara del esposo, quien los mamaba el tiempo suficiente para que alcanzasen la erección, pasando luego a meter la polla en el coño de la esposa, hasta que eyaculaban en su interior. La maniobra se repitió casi cincuenta veces, hasta que todos y cada uno de los esclavos se corrió en el interior de la recién casada.

Era evidente que lo que se esperaba era preñarla para así aumentar la prole de los esclavos de la sociedad. Una vez lleno de semen el coño de la zorra, su padre le colocó un nuevo tapón, esta vez en el coño y de un tamaño descomunal, nada menos que del grosor de una botella de Coca Cola de 2 litros, aunque con la mitad de su grosor. A continuación le ataron sendas cuerdas a sus tobillos y la colgaron cabeza abajo para asegurar que la lefa cumpliría su cometido. De todos modos, aun seria inseminada del mismo modo varias veces mas antes de que terminase el fin de semana.

Ahora pasó a ser el turno del esclavo. Tras él se fueron colocando las amas dotadas todas ellas de vibradores con arnés, de unos tamaños descomunales. Una a una fueron introduciendo sus juguetes en el culo del recién casado. El chico era sodomizado con fuerza por cada una de las amas, las cuales parecían haberse tomado muy en serio la labor de reventarle el culo al esclavo, pues los empellones de ellas a la hora de introducir el vibrador eran impresionantes, lo que hacia que el esclavo, aunque acostumbrado a que le follasen el culo con pollas y consoladores de todos los tamaños, dejase escapar gemidos de placer y dolor lo que aumentaba la fuerza de las acometidas de sus folladoras. A la misma vez un puñado de amos se colocaron ante el marido y pusieron sus pollas ante su boca.

El chico no daba a basto para atender a tanta polla que se erguía ante él. Solo podía usar la boca para atenderlas y así resultaba que dos y hasta tres pollas se abrían camino en su cavidad bucal, buscando atención. Los demás golpeaban con sus enormes carajos la cara del esclavo. Poco a poco fueron fluyendo los chorros de semen sobre la cara y la boca del sumiso, quien tragaba todo el semen que podía, degustandolo con deleite. A buen ritmo fue descargando las pelotas de los amos puestos ante su boca, mientras que las dominas continuaban follandole el culo. En un momento determinado dos de ellas decidieron abreviar su paso por el culo del chico. Para ir mas deprisa las dos encularon a la vez al esclavo, arrancandole un grito de dolor al notar como su esfínter se desgarraba ante el paso a su interior de los dos enormes dildos. La sangre y el dolor del esclavo no amilanaron a las mujeres que continuaron follandole al unísono el culo al marido cornudo. Las amas restantes imitaron a estas dos y se dedicaron a encularle de igual modo hasta que todas terminaron satisfechas, estando yo entre las que reventamos mas a conciencia el recto del esclavo.

En aquel momento la acción pasó a centrarse nuevamente en la esclava recién casada. Su madre la descolgó de su incomoda posición y la colocó sobre un sillón de ginecólogo, con las piernas bien abiertas y todas la extremidades atadas para evitar que se moviese y pudiese poner trabas a lo próximo que se le avecinaba. La madre comenzó a decir que era una buena costumbre el que el novio desvirgase a la novia en la noche de bodas, y que era una lastima que en este caso no pudiese ser posible. Yo no entendí a que venía aquel pronunciamiento, pero enseguida quedó la cosa clara cuando de un receptáculo del sillón la madre sacó una aguja de coser e hilo.

Con suma parsimonia la madre enhebró la aguja ante su hija, quien miraba con total tranquilidad a su madre, a sabiendas de lo que iba a pasar. Una vez preparada la aguja y el hilo la madre ensartó uno de los labios mayores de la joven hasta perforarlo totalmente y luego hizo lo mismo en el otro labio. De las perforaciones en la vulva comenzó a salir un sensible flujo de sangre, pero eso no arredró a la madre quien continuó cosiendo los labios vaginales de su hija. A cada puntada apretaba bien el hilo para asegurarse de que el coño de su hija quedaba bien cerrado, y así hasta que toda la apertura vaginal de la esclava quedó clausurada con aquella costura. Una vez cosido el coño de la esclava, la mujer se dirigió a su hijo, esclavo y recién casado y le dijo que debía desvirgar a su mujer en el plazo de 10 minutos o sería castrado allí mismo y debía hacerlo penetrando a su mujer y hermana con su polla y sin cortar previamente los hilos de la costura.

El joven no dudo un momento de la seriedad de la orden y la amenaza para caso de no cumplirla y al momento se dirigió hacia su hermana con la polla enhiesta. Se colocó frente a ella y con su pene apuntó a la clausurada vagina de la joven. El esclavo intentaba abrirse camino a través de los labios vaginales de su hermana y esposa pero por el momento sus esfuerzos eran infructuosos. Su polla no conseguía abrir brecha en el coño, mientras que por otro lado se estaba llenando de heridas debidas al roce con el hilo. La esclava por el momento no daba muestras de notar nada mas alla de las molestias lógicas de tener cosido el coño, pero de repente dejó escapar un grito de su boca, al cual siguieron otros alaridos mayores cuando la polla fraternal comenzó a abrirse paso hacia su vagina. Los hilos que cerraban su coño no se habían roto, pero uno de los empellones propinados por su hermano había conseguido que el hilo desgarrase el labio vaginal aflojando así la costura y permitiendo un avance de la polla hacia su objetivo. Los sucesivos empujones propinados por el esclavo, sin ningún miramiento por su esposa, permitieron que la brecha se fuese haciendo mayor, pero también por el mismo método, los labios del coño de la esclava estaban siendo rasgados por los mismos hilos que habían cerrado la abertura vaginal de la zorra.

Con mucho esfuerzo el esclavo se iba abriendo camino, provocando una profusa hemorragia a su esposa, y también provocandosela a si mismo lo que hacia que poco a poco el joven perdiese su erección. El padre vio la declinante situación de la polla de su hijo y esclavo, y apiadandose cogió un grueso vibrador que de golpe introdujo en el ano del joven y encendió a máxima potencia. La estimulación recibida reanimó la polla del joven que recuperó su dureza, permitiendo que este continuase con su salvaje labor sobre el coño de la esclava. Antes del plazo de tiempo establecido logró terminar de rasgar los labios vaginales de su mujer y hermana, y meter su polla hasta el final. La joven sangraba abundantemente por el coño, pues tenía los labios vaginales totalmente rasgados, ahora no eran mas que colgajos de carne que jalonaban la entrada de la vagina de la joven. Su marido continuó jodiendola con ganas y pronto se corrió en su interior, uniendo su semilla a la de todos los esclavos que antes habían follado a la joven. Tras la salvaje jodienda un medico se llevo a los dos esclavos para arreglar los estropicios que habían sufrido, aunque los padres ya habían manifestado su intención de que los labios del coño de su esclava quedasen como estaban.

Una vez terminado el espectáculo, el resto de los asistentes volvimos a nuestra sesión de jodienda sin limites, la cual no terminaría ya hasta la tarde del domingo. A lo largo de la misma no hubo practica que no probase con alguno de los muchos esclavos o esclavas allí disponible, había llegado ya al punto de que nada me parecía desagradable o extraño, unirme a tan particular club había hecho desaparecer cualquier tabú que pudiese tener. A partir de ahora el sexo podría disfrutarlo en cualquiera de sus múltiples y geniales variantes.​
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