La historia que os voy a relatar empezó hace mucho tiempo, 26 años atrás, cuando sólo contaba con 18 años. Todo empezó un dÃ*a que estando en casa puede escuchar la conversación que mantenÃ*a mi madre con unas amigas que la visitaron. Entre risas mi madre le comentaba a sus amigas que “hacia tiempo que no le regaban el jardÃ*n y que claro que ya se podÃ*an imaginar como estaba de necesitadoâ€�. En ese momento no entendÃ* nada, pues no tenemos jardÃ*n.
Mamá se habÃ*a quedado viuda hacÃ*a 5 años y últimamente se arreglaba más e incluso habÃ*a notado que coqueteaba mucho con los tios. No era una mujer que pasara desapercibida pues mi madre era rolliza, bien formada, y sobre todo destacaba en ella los dos buenos melones que adornaban su pecho. En aquella época tenia unos 40 años.
Por la actitud de mamá, las risitas de las amigas y atando cabos llegué a la conclusión de que aquello de “regar el jardÃ*nâ€� se referÃ*a a que necesitaba una buena manguera entre las piernas para refrigerarle el conejo, que sin duda le ardÃ*a.
Empecé a ver a mi madre como una mujer, eso si, sin ningún tipo de deseo, sólo que la veÃ*a como algo más natural, como cualquier mujer con sus necesidades, etc.
Yo ya salÃ*a por aquel entonces con mi novia y sin duda era un chico “normalâ€� en gustos sexuales y habÃ*a una cosa que me ponÃ*a a tope de forma especial, las tetas grandes y la otra me daba mucho, mucho morbo las chicas con mucho vello, es decir, me gustaban y me siguen gustando las mujeres peludas y no precisamente en la cabeza.
AsÃ* pasó como un mes, hasta que una circunstancia lo cambió todo. Un dÃ*a me adelanté en la vuelta a casa desde la universidad y al entrar a casa y pasar por el baño, vi que la puerta estaba entreabierta y que por el sonido, mamá se estaba duchando. Apenas miré a través de la grieta pero me quedé paralizado. Mamá se duchaba y mantenÃ*a una de las puertas de la ducha abierta. Estaba totalmente desnuda y dos inmensas bolas de carne le colgaban hasta casi la cintura, con los pezones oscuros, muy oscuros. De la entrepierna le salÃ*a un inmenso penacho de pelo que le subÃ*a hasta el ombligo y que bajaba hacia el lateral de las piernas. Me retiré ligeramente para que no me viera y seguÃ* observando hasta que se dio la vuelta y también pude ver aquel precioso culazo en el que cuando se agacho un poco también pude observar que estaba bien poblado de pelos. Para mi aquella visión me ha marcado toda mi vida desde entonces.
Después volvÃ* a salir de casa sin que mamá supiera que habÃ*a estado allÃ*. Estuve toda la tarde repitiendo en mi mente aquellas imágenes y cuando volvÃ* esa noche no podÃ*a evitar el mirar a mi madre de forma diferente. Ahora si que era una mujer, una hembra sumamente follable. Empecé a salir menos, veÃ*amos la tele juntos, empecé a ser mas cariñoso con ella e intentaba estar atento a los movimientos de mi madre, necesitaba urgentemente volver a verla desnuda. La verdad es que estaba un poco frustrado por la situación, me estaba matando a pajas y no lograba verla desnuda.
DecidÃ* cambiar la táctica y probar a mi madre para ver cual era su reacción. Como era verano empecé a estar por la casa en calzoncillos, cuando me duchaba dejaba la puerta abierta y podÃ*a observar como mi madre cruzaba hacia un lado y otro. Nunca dijo nada ni pude observar nada en ella aunque si es verdad que dejó de salir con las amigas y también estaba mucho más cariñosa.
AsÃ* transcurrÃ*an los dÃ*as hasta que un poco desquiciado un sábado decidÃ* arriesgar mucho, mucho más. Esa noche, mama estaba cocinando, estaba de espaldas y tenia puesta una batita blanca y se le marcaba bastante el culo. Me levanté y la sujeté por el hombro mientras le daba besos en el cuello, ella no hizo nada. Luego la empecé a jugar, a abrazarla y a apretarla contra mi, a hacerle cosquillas…. Ella se reÃ*a e intentaba librarse de mi corriendo por la casa. Yo con el disimulo la estaba sobado de lo lindo. De repente se detuvo, se puso de frente a mi y me abrazó, nos miramos a la cara. Estaba muy roja, congestionada. Apoyó su cabeza en mi pecho y Yo sin dar tregua puse mis manos sobre sus nalgas y la apreté contra mi. Pensé en ese instante que me iba a dar un tortazo pero lo único que hizo fue cerrar los ojos y apretarse contra mi. Nos quedamos quietos unos instantes y al momento pude notar como sus pezones me taladraban el pecho, eran enormes y estaban muy excitados. Yo no sólo la sujetaba sino que sobaba bien el culo. Ella se dejaba hacer y al instante note que ella suspiraba e iniciaba un movimiento lento y se restregaba contra mi polla. La giré de espaldas y sin darle tiempo a reaccionar le abrÃ* la bata. No llevaba sujetador, asÃ* que inmediatamente empecé a darle caña en las tetas insistiendo mucho en los pezones que crecÃ*an y crecÃ*an, mientras con la otra mano fui directamente y la introduje debajo del minúsculo tanga que llevaba y del que rebosaban los pelos por todas partes. Estaba totalmente húmeda y en cuanto le acaricié el clÃ*toris empezó a tener espasmos y a gritar “No me hagas esto, por favor, por favor, no me des masâ€�
ero no paraba, al contrario la atacaba mas y mas hasta de repente empezó a gritar:â€�Móntame por favor, no aguanto mas, soy una puta, móntameâ€�. Al mismo tiempo empezó a sollozar y repetÃ*a una y otra vez â€�no está bien, no esta bien, pero lo necesito, lo necesito, perdóname…â€�.
Me la llevé a la cama, la puse boca arriba con las piernas abiertas, ella estaba entregada, era una diosa, me incliné sobre ella y se la clavé en el conejo al mismo tiempo que me aferraba a sus tetas. Empecé a bombearla pero sabÃ*a que no iba a aguantar mucho, por el morbo y la excitación. Al rato empecé a soltarle chorros de leche al mismo tiempo que ella decÃ*a:â€�!No pares, no pares, por favor, por favor…!â€�, de repente su vista se nubló, arqueó su cuerpo, abrió la boca y entró en un orgasmo inmenso mientras la seguÃ*a bombeando sujetándola fuertemente por el culo.
Nos quedamos los dos descansando juntos en la cama, me daba vergüenza mirarle a la cara. Como a la media hora, mamá se giró y mirándome me dijo: “Dios mÃ*o ¿Qué he hecho? Y se dispuso a levantarse. Cuando estaba sentada en el borde de la cama me levanté, me puse detrás de ella y la volvÃ* a sujetar por las tetas, ella se quedó quieta, inmóvil, como paralizada y murmuróâ€� cariño, cariño, por favor, no me des más…â€�. Por supuesto que no le hice caso y seguÃ*, apenas en unos segundos ella extendió la mano y se agarró a la polla como si en ello le fuera la vida y me empezó a pajear. La puse a cuatro patas y la empecé a montar como a una potra en celo. Esa noche me mamó la polla y terminé enculándola, cosa que decÃ*a que nunca le habÃ*an hecho y fue la primera vez para mi.
Desde ese dÃ*a, hemos hecho muchÃ*simos intentos para dejar la relación incestuosa, pero cada vez que lo intentamos, volvemos a caer y terminábamos desatando las bajas pasiones en cualquier lugar y de una forma brutal.
Ahora tengo 44 años y ella 66, y aunque me casé hace bastante tiempo, le sigo dando su buena ración de polla semanal, sigue estando buena y además ella lo sigue necesitando. Jamás he encontrado una mujer como mi madre y le voy a seguir dando caña hasta que el cuerpo nos aguante.
Mamá se habÃ*a quedado viuda hacÃ*a 5 años y últimamente se arreglaba más e incluso habÃ*a notado que coqueteaba mucho con los tios. No era una mujer que pasara desapercibida pues mi madre era rolliza, bien formada, y sobre todo destacaba en ella los dos buenos melones que adornaban su pecho. En aquella época tenia unos 40 años.
Por la actitud de mamá, las risitas de las amigas y atando cabos llegué a la conclusión de que aquello de “regar el jardÃ*nâ€� se referÃ*a a que necesitaba una buena manguera entre las piernas para refrigerarle el conejo, que sin duda le ardÃ*a.
Empecé a ver a mi madre como una mujer, eso si, sin ningún tipo de deseo, sólo que la veÃ*a como algo más natural, como cualquier mujer con sus necesidades, etc.
Yo ya salÃ*a por aquel entonces con mi novia y sin duda era un chico “normalâ€� en gustos sexuales y habÃ*a una cosa que me ponÃ*a a tope de forma especial, las tetas grandes y la otra me daba mucho, mucho morbo las chicas con mucho vello, es decir, me gustaban y me siguen gustando las mujeres peludas y no precisamente en la cabeza.
AsÃ* pasó como un mes, hasta que una circunstancia lo cambió todo. Un dÃ*a me adelanté en la vuelta a casa desde la universidad y al entrar a casa y pasar por el baño, vi que la puerta estaba entreabierta y que por el sonido, mamá se estaba duchando. Apenas miré a través de la grieta pero me quedé paralizado. Mamá se duchaba y mantenÃ*a una de las puertas de la ducha abierta. Estaba totalmente desnuda y dos inmensas bolas de carne le colgaban hasta casi la cintura, con los pezones oscuros, muy oscuros. De la entrepierna le salÃ*a un inmenso penacho de pelo que le subÃ*a hasta el ombligo y que bajaba hacia el lateral de las piernas. Me retiré ligeramente para que no me viera y seguÃ* observando hasta que se dio la vuelta y también pude ver aquel precioso culazo en el que cuando se agacho un poco también pude observar que estaba bien poblado de pelos. Para mi aquella visión me ha marcado toda mi vida desde entonces.
Después volvÃ* a salir de casa sin que mamá supiera que habÃ*a estado allÃ*. Estuve toda la tarde repitiendo en mi mente aquellas imágenes y cuando volvÃ* esa noche no podÃ*a evitar el mirar a mi madre de forma diferente. Ahora si que era una mujer, una hembra sumamente follable. Empecé a salir menos, veÃ*amos la tele juntos, empecé a ser mas cariñoso con ella e intentaba estar atento a los movimientos de mi madre, necesitaba urgentemente volver a verla desnuda. La verdad es que estaba un poco frustrado por la situación, me estaba matando a pajas y no lograba verla desnuda.
DecidÃ* cambiar la táctica y probar a mi madre para ver cual era su reacción. Como era verano empecé a estar por la casa en calzoncillos, cuando me duchaba dejaba la puerta abierta y podÃ*a observar como mi madre cruzaba hacia un lado y otro. Nunca dijo nada ni pude observar nada en ella aunque si es verdad que dejó de salir con las amigas y también estaba mucho más cariñosa.
AsÃ* transcurrÃ*an los dÃ*as hasta que un poco desquiciado un sábado decidÃ* arriesgar mucho, mucho más. Esa noche, mama estaba cocinando, estaba de espaldas y tenia puesta una batita blanca y se le marcaba bastante el culo. Me levanté y la sujeté por el hombro mientras le daba besos en el cuello, ella no hizo nada. Luego la empecé a jugar, a abrazarla y a apretarla contra mi, a hacerle cosquillas…. Ella se reÃ*a e intentaba librarse de mi corriendo por la casa. Yo con el disimulo la estaba sobado de lo lindo. De repente se detuvo, se puso de frente a mi y me abrazó, nos miramos a la cara. Estaba muy roja, congestionada. Apoyó su cabeza en mi pecho y Yo sin dar tregua puse mis manos sobre sus nalgas y la apreté contra mi. Pensé en ese instante que me iba a dar un tortazo pero lo único que hizo fue cerrar los ojos y apretarse contra mi. Nos quedamos quietos unos instantes y al momento pude notar como sus pezones me taladraban el pecho, eran enormes y estaban muy excitados. Yo no sólo la sujetaba sino que sobaba bien el culo. Ella se dejaba hacer y al instante note que ella suspiraba e iniciaba un movimiento lento y se restregaba contra mi polla. La giré de espaldas y sin darle tiempo a reaccionar le abrÃ* la bata. No llevaba sujetador, asÃ* que inmediatamente empecé a darle caña en las tetas insistiendo mucho en los pezones que crecÃ*an y crecÃ*an, mientras con la otra mano fui directamente y la introduje debajo del minúsculo tanga que llevaba y del que rebosaban los pelos por todas partes. Estaba totalmente húmeda y en cuanto le acaricié el clÃ*toris empezó a tener espasmos y a gritar “No me hagas esto, por favor, por favor, no me des masâ€�

Me la llevé a la cama, la puse boca arriba con las piernas abiertas, ella estaba entregada, era una diosa, me incliné sobre ella y se la clavé en el conejo al mismo tiempo que me aferraba a sus tetas. Empecé a bombearla pero sabÃ*a que no iba a aguantar mucho, por el morbo y la excitación. Al rato empecé a soltarle chorros de leche al mismo tiempo que ella decÃ*a:â€�!No pares, no pares, por favor, por favor…!â€�, de repente su vista se nubló, arqueó su cuerpo, abrió la boca y entró en un orgasmo inmenso mientras la seguÃ*a bombeando sujetándola fuertemente por el culo.
Nos quedamos los dos descansando juntos en la cama, me daba vergüenza mirarle a la cara. Como a la media hora, mamá se giró y mirándome me dijo: “Dios mÃ*o ¿Qué he hecho? Y se dispuso a levantarse. Cuando estaba sentada en el borde de la cama me levanté, me puse detrás de ella y la volvÃ* a sujetar por las tetas, ella se quedó quieta, inmóvil, como paralizada y murmuróâ€� cariño, cariño, por favor, no me des más…â€�. Por supuesto que no le hice caso y seguÃ*, apenas en unos segundos ella extendió la mano y se agarró a la polla como si en ello le fuera la vida y me empezó a pajear. La puse a cuatro patas y la empecé a montar como a una potra en celo. Esa noche me mamó la polla y terminé enculándola, cosa que decÃ*a que nunca le habÃ*an hecho y fue la primera vez para mi.
Desde ese dÃ*a, hemos hecho muchÃ*simos intentos para dejar la relación incestuosa, pero cada vez que lo intentamos, volvemos a caer y terminábamos desatando las bajas pasiones en cualquier lugar y de una forma brutal.
Ahora tengo 44 años y ella 66, y aunque me casé hace bastante tiempo, le sigo dando su buena ración de polla semanal, sigue estando buena y además ella lo sigue necesitando. Jamás he encontrado una mujer como mi madre y le voy a seguir dando caña hasta que el cuerpo nos aguante.