Recuerdos

coconepilli

Virgen
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Mar 21, 2012
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La misma hora casi todos los días, salía a la terraza que tenia la casa a sentarme en una silla mecedora a disfrutar una copa de vino, y como ya también era costumbre, a los diez minutos llegaba ella, mi pequeña niña, sin decir palabra se sentó en mis piernas mirándonos de frente, sin decir palabra, nuestras miradas lo decían todo.

En ese momento empiezo a recordar como comenzó todo, a mi pequeña la conocí cuando tenía 3 años, yo vivo con mi tía que nunca se caso así que me crio como su hijo la casa era bastante grande para nosotros dos y había cuartos de sobra, así que un día y para tener un dinero extra decidía renta un cuarto a una señora con una niña, mi pequeña, era para mi tía y la mamá de la niña un acuerdo muy favorecedor para ambas, la madre de la niña trabajaba en una fábrica de 15:00 a 23:00 horas de lunes a viernes, mientras ella trabajaba mi tía cuidaba a la niña, le daba de comer, la bañaba y la acostaba, para cuando llegaba su madre ya la encontrara durmiendo, llegamos a tener una confianza muy buena con la señora.

La niña le dio nuevamente vida a la casa, con sus risas, su algarabía, sus gritos. Le dio cierto sentido a nuestras vidas.

Yo trabajaba en las oficinas del ayuntamiento y salía a las 16:30 horas llegaba en media hora a la casa y encontraba a la niña que a falta de padre encontró en mi a esa figura paterna, ya que desde que llegaba se pegaba a mí, a donde yo fuera me seguía la gente inmediatamente empezó a decir a manera de broma que era mi hija y ella les decía que yo era su papá, me acostumbre a su presencia junto a mí, jugaba con ella, salíamos a pasear en bicicleta al parque al cine se quedaba a dormir conmigo, la llegue en verdad a ver y querer como a una hija, cuando entro la escuela le ayudaba a hacer sus tareas en fin lo que se supone que debe hacer un padre con sus hija y hasta eso momento solo la veía como una niña hermosa, como si fuera mi hija.

Como dije a las 21:00 horas diariamente salía a la terraza de la casa que daba hacia el jardín, apagaba las luces para estar solo con la luz de la luna si es que había y me ponía a pensar y meditar, mi tía se iba a reuniones católicas a la iglesia del pueblo y regresaba hasta las 22:15 horas en un principio se llevaba a la niña, pero su ímpetu y energía de niña no le permitía estar quieta así que mi tía decidió dejarme a la niña, que al parecer comprendió que esos momentos para mi eran de tranquilidad y solo se limitaba a sentarse en mis piernas y también en silencio contemplar el cielo nocturno, en ocasiones llegábamos quedarnos dormidos ella sentada en mi regazo y yo abrazándola y así nos encontraba mi tía.

Pero un día algo cambio, algo sucedió que deje de verla como un padre ve a su hija, tenía ya seis años, nos encontrábamos yo sentado en la mecedora y ella en mis piernas, de repente algo rompió nuestra silencio y meditación, algo que hizo que nos riéramos a carcajadas no recuerdo bien que fue pero no parábamos de reír, en un momento quise guardar la compostura y le dije ya tranquilízate dejemos de reír, como respuesta ella me empezó a hacer cosquillas en mi costillas, yo respondí de la misma manera y empezó a moverse de un lado a otro sobre mis piernas, al no poder evitar que yo dejara de hacerle cosquillas se bajo de mis piernas y quiso echarse a correr, y antes de que estuviera lejos de mi alcance, la logre tomar de su cintura y la jale hacia mí al mismo tiempo que abría mis piernas ambos teníamos puestas nuestras pijamas que por ser tiempo de calor eran de tela delgada, el jalarla hacía mí, su colita quedo pegada a mi miembro y por los movimientos que hizo al tratar de zafarse hizo que su colita se restregara en mi miembro y fue en ese momento en que todo cambio.

Ese continuo roce hizo que mi pene se erectara al darme cuenta me sorprendí nunca había visto mi pene erguido de esa manera, en un momento dado ella también se dio cuenta que algo diferente se encontraba entre sus nalguitas y se quedo por un instante quieta, al darme cuenta de esto quise romper ese pequeño instante de silencio y comencé de nuevo a hacerle cosquillas, para ella fue comenzar nuevamente el juego, volvió a mover su cadera de un lado hacia otro haciendo que mi pene rozara entre sus nalguitas, no sé si inconscientemente o por instinto la pegaba mas a mi entrepierna a fin de sentir el roce, la presión que ejercía y esa rica sensación que te producen esos roces.

Pero después de un rato en que ya no le hacía cosquillas y solo la estaba jalándola hacía y pegándola hacia mí entrepierna, me día cuenta que ella solita se estaba moviendo primeramente algo fuerte, pero poco a poco fue bajando el ritmo y este se torno más suave y cadencioso. Estuvimos así como diez minutos los cuales disfrute enormemente al grado de terminar eyaculando produciendo leves quejidos de placer, ella se separo de mi lentamente y se dio vuelta y a la luz de la luna vio mi entrepierna y por primera vez vio el bulto que produjo mi miembro bajo el pantalón de la pijama, después me vio a los ojos y lentamente se dio la vuelta y se retiro sin decir palabra.

Yo me quede en silencio pensando en lo sucedido, temeroso de que le contara a alguien lo sucedido y más a su mamá o a mí tía, al otro día que era sábado temía salir de mi recamara, ya que su mamá estaría en el desayuno con nosotros, escuche a mi tía llamándome a desayunar y con más miedo que ganas entre al comedor y ahí estaba mi tía y la mamá de la niña, me saludaron y me senté, como a los tres minutos entro mi pequeña y fue ahí cuando la mire con más detalle ya no con los ojos como de un padre, llevaba puesto un short que le quedaba muy justo pegado a su cadera y vi lo hermoso que era carnosito y paradito, ella era de rostro fino y unos hermosos ojos castaños, largas pestañas, labios carnositos de pelo largo y dueña de una sonrisa encantadora. Me quede como tonto viéndola, admirándola ya no la estaba viendo como un padre sustituto, y la estaba viendo como un hombre, salí de mi trance cuando ella casi me grito “Te dije Buenos Días y no me contestas burrito”, la salude y desayunamos ese fin de semana paso como todos su mamá aprovechaba para estar con ella todo el tiempo, revisando sus cuadernos, salían a pasear trataba de compensar el tiempo que no pasaba con ella en la semana, en pocas palabras disfrutar la vida como madre e hija.

Al llegar el lunes no me recibió como de costumbre, no me pidió que le ayudara con la tarea de hecho no salió de su cuarto, en la noche como de costumbre me dirigí la terraza, mas sin embargo ella tampoco llego, así mismo sucedió el martes y miércoles, supuse que lo sucedido le había incomodado y ya no quería estar conmigo era lógico pensé, pero el jueves al irme a la terraza como a los diez minutos que yo llegue, llegó ella, nos quedamos viendo y sin decir palabra se sentó nuevamente en mis piernas, nos quedamos en silencio como media hora ella sentada en mis piernas y yo abrazándola. De repente sentí como su manita se deslizaba discretamente hacia mi entrepierna, lentamente, con miedo, esperando mi reacción, esto provoco que tuviera una erección al ver y sentir mi pene erecto se detuvo titubeante me miro a los ojos como pidiendo mi aprobación para continuar, con mi mirada le dije que sí.

Ella continuo bajando su manita hasta que titubeante tomo mi pene entre su mano, lo apretó levemente y yo sentí una descarga eléctrica por todo mi cuerpo, quería abrazarla más fuerte, besarla, acariciar todo su cuerpo, pero me contuve, no quise asustarla. No sé si por instinto o porque lo habría visto en alguna parte empezó a acariciar mi pene por encima de la pijama de abajo hacia arriba, de arriba hacia abajo, produciéndome oleadas de placer, yo empecé a acariciarle la espalda con mi mano rozándola con las yemas de mis dedos, con movimientos circulares y de abaja hacia arriba y el revés, ella sin duda notaba mi reacción, veía reflejado en mi rostro el placer que sentía. En un momento dado se bajo de mis piernas y con una leve señal me indico que abriera mis piernas, ella misma se coloco de espaldas a mi apoyando su colita en mi pene e iniciando leves movimientos circulares, atrapando mi miembro entre sus nalguitas encime de su pijama, que sensación de solo recordarlo me estremezco, así continuo hasta que inevitablemente termine, se separo de mi volvió a tomar ahora con sus dos manitas mi miembro y sintió un liquido espeso que sobre salía de mi pijama, me abrazo quedando su rostro frente al mío y muy tiernamente le di un beso en los labios.

Se separo de mi dio media vuelta y se retiro; así fue el comienzo de tan peculiar relación.
 

drako22

Pajillero
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ufff exelente relato para cuando la continuacion muy bueno y exitante
 
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