Recuerdos guarros y morbosos de juventud

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Allá por los años 90 descubrí el placer de algunas parafilias;

saborear saliva y mocos fueron de las primeras, algo muy normal en todas las familias.

Años más tarde incorporé el lamer coños con menstruación y ojetes con resto de chocolate;

¡bollos con mermelada y anos manchados de cacao son mi mejor desayuno, no hay debate!



En uno de mis viajes a la capital federal conocí a Elena;

no le sobraba ningún kilo aunque era ancha de cadera y de muslos prominentes, ¡una morena muy obscena!

De melena lacia y ojos negros, te hipnotiza y haces cualquier cosa por ella;

yo me dejé llevar y en su casa grabamos unos videos asquerosos, ¡casi me desuella!



Menudo estudio de grabación tenía montado mi Madame, ya por aquellas fechas;

pongo como condición utilizar una máscara de cuero, a cambio me tragaría (sin rechistar), todas sus “cosechas”.

Elena acepta y comenzamos la sesión;

me tumbo en una cama y mi Dómina, en cuclillas, me aplasta en la cara el mejillón.



Es su tercer día de regla y la cantidad de mermelada es importante;

de vez en cuando me paso a su ojete para cambiar de sabor, el cacao también tiene un regusto impactante.

Mi Madame, al comprobar que soy un chico muy guarro, cochino, puerco y asqueroso;

que no pongo mala cara al tragar sus efluvios pestilentes, decide subir a un escalafón más desdeñoso.



Se mete dos dedos en lo más profundo de su garganta, y a los pocos minutos suelta una copiosa vomitona;

las papillas con tropezones bañan mi torso y rostro, ¡Elena es una excelente patrona!

Se carcajea y chapotea con su chumino ensangrentado sobre mi rostro encharcado de papilla con grumos;

mi Dómina se envalentona, se envanece y coge más humos.



Vuelve a la carga y se provoca dos vomitonas más, dejando mi cara irreconocible;

refriega su concha sobre mi rostro haciendo circulitos, ¡es una hembra impredecible!

Quedó tan satisfecha conmigo, que me concedió el honor de grabar cinco videos más de esta guisa;

cambiando de postura y lugar e indagando y experimentando más, si cabe, con sus desechos orgánicos, su gran divisa.



Una productora la obsequió con envidiables emolumentos, para un buga de alta gama le dio y todo;

siguió grabando cosas más BDSM con otros súbditos. Dómina de Machirulos era su apodo.

Decía que tenía que desquitarse de 5000 años de patriarcado judeocristiano;

y qué mejor que someter a su voluntad a putos muy asquerosos, desde jóvenes hasta el más anciano.



Hace unos días vi el video en una página porno;

¡anda que no le sacó rentabilidad, Elena, al asunto, no me abochorno!

¡Qué recuerdos visuales, olfativos y gustativos me trajo!

Estoy dispuesto a repetirlo, saborear un buen gargajo. Soy muy majo y tengo mucho cuajo.
 
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