Rafael y su Madrastra Amara - Capítulos 01 al 04

heranlu

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Rafael y su Madrastra Amara - Capítulo 01



Rafa era un joven que acababa de cumplir los veinticuatro años, recién terminada su carrera de ingeniero informático, quien, tras pasar unos años en el extranjero, con ayuda del programa “erasmus”, regresaba contento por fin a su ciudad natal y a la casa de su padre Julián, con la satisfacción del deber cumplido como estudiante.

El joven había perdido a su madre cuando tenía los catorce años de edad, debido a una enfermedad terminal de aquella. El padre, aún era un hombre que todavía no había alcanzado los cincuenta años, cuando ocurrió el terrible desenlace. El ancestro del joven había quedado bastante afectado y con una gran depresión, por lo que, tardó en buscar una nueva mujer con la que vivir el tiempo que le restaba de vida. Tras marchar el joven a la universidad, y luego al extranjero, aquel se vio bastante solo y pronto Rafa supo que se había puesto a vivir con una nueva mujer. El, únicamente conocía de ésta, que se llamaba Amara y que por las referencias que le dio su padre, no sobrepasaba los treinta y dos años.

Tras unos meses, el joven quedó impresionado ante la rapidez con la que su padre le comunicó que había decidido contraer matrimonio con la misma, fijando el domicilio familiar en la casa donde el joven había nacido. Pese haber sido invitado a la boda, al encontrarse en el extranjero y terminando un máster, se vio impedido para poder acudir.

Había visto algunas fotos enviadas por su padre mediante capturas de wasap, pero no la conocía en persona. Fue así, como a su llegada al aeropuerto de la capital, observó que su padre se hacía acompañar de una mujer, que por las fotos que había visualizado, entendió que se trataba de Amara, la nueva esposa de su padre. El joven quedó gratamente sorprendido de la belleza de la mujer, y alabó el buen gusto de su padre, comprobando que la mujer que estaba observando tenía un físico perfecto. No era muy alta, sobrepasando apenas 1,65 de altura, pero su figura era bastante definida, con muchas curvas, piernas bien torneadas, casi plana de barriga, y denotando unos pechos que se le antojaron bastante voluminosos y firmes. Por otro lado, la verla por detrás, constató que disponía de un buen trasero, que remataba con unas nalgas marcadas, y sin apenas varices. Pero, sobre todo, le maravillo su gran belleza, su sonrisa dulce, agradable y cariñosa, y sus ojos verde aguas. ¡La realidad era que jamás llegó a pensar que su padre hubiera contraído nuevas nupcias con una mujer tan bella como Amara!

Rafa, ya había tenido algunos encuentros con algunas chicas de su edad, pero sin llegar a consumar satisfactoriamente ninguna relación sexual. Desde pequeño se había caracterizado por su gran timidez, y ello se puso de manifiesto al relacionarse con la personas del otro sexo. Tampoco tenía tendencias homosexuales, ni nada por el estilo, destacándose desde su pubertad por ser un gran consumidor de porno en internet, masturbándose con relativa frecuencia. Sin embargo, arrastraba un problema que le tenía algo agobiado desde la adolescencia, ya que padecía de “fimosis”, y por ello, apenas podía descapullar, y le dolía bastante al intentar hacer el acto sexual. Pese a lo que ello le acarreaba, su extrema timidez, nunca le permitió revelárselo a su padre. Pensó que si su madre hubiera estado viva seguro que se lo habría contado.

Al ver aquella mañana a la mujer de su padre, no pudo evitar un escalofrío que recorrió su cuerpo, especialmente al contemplar la belleza y fabuloso cuerpo de aquella. ¡No llegaba a entender como su padre había conseguido aquella mujer! Mas tarde, en las primeras conversaciones en casa, pudo saber que su ancestro la había conocido a través de una hermana de aquella, que había emigrado desde una zona rural a la ciudad donde ahora vivían, y que, en una de las visitas de Amara a su hermana, conoció casualmente a Julián, fraguándose una relación que terminó en matrimonio.

Rafa llegó a conocer que la nueva mujer de su padre procedía de una zona rural del centro de Castilla. Imaginó que quizás, la posibilidad de salir de aquel entorno fue la que le llevó aceptar casarse con su padre. Según le comentó aquella, había estudiado unos cursos de ATS, aunque no llegó los llegó acabar, pero, sin embargo, había estado trabajando en un centro médico del pueblo como enfermera auxiliar.

Durante los primeros días de estancia en la casa, al joven le parecieron bastante difíciles, especialmente al tener que convivir con una mujer que no era su madre, y que ahora era la nueva esposa de su padre, y por lo tanto “su madrastra”. No obstante, el trato agradable de Amara, su especial dulzura, facilitó la relación y pronto hicieron buenas migas, llegando a mantener largos momentos de charlas hablando de los más diversos temas.

Al mes de su llegada, Rafa encontró trabajo rápidamente en una buena empresa, dada su condición de ingeniero informático, lo que le permitió acudir al trabajo de forma dispar, con la posibilidad de poder teletrabajar desde su casa. A tal fin, su padre le permitió que utilizara la parte baja, y lindante con el jardín trasero de la casa, donde había una especie de habitación que habilitó como despacho, el cual pronto el joven la ocupó de ordenadores y aparatos informáticos, totalmente extraños para Amara y para su propio padre. Ello le permitía al joven pasar bastante tiempo en casa, y permanecer más tiempo con Amara que, hasta su propio padre.

Al poco tiempo, el joven ante su problema de fimosis, que no le permitía mantener una relación sexual completa, decidió vencer sus miedos y acudió a visitar un urólogo. El citado profesional rápidamente le indicó que era necesario intervenir quirúrgicamente para poder dejar libre el glande. Le señaló que, si lo hubiera realizado en su etapa infantil la curación habría sido más rápida, pero que, aunque ahora era más molesta, pero que tampoco tenía muchas complicaciones. Únicamente tenía que llevar a cabo unas curas hasta que se le cayeran los puntos, para lo cual tendría que acudir a una enfermera, al efecto.

Para ello debió mantener unos días en casa y con baja médica. No sabía cómo decírselo a su padre y a Amara. Pese a ser su padre, su timidez le impedía contárselo al mismo. No obstante, su buena sintonía con su madrastra le llevó a contar el problema a la misma. Al conocerlo aquella le indicó: - ¿La verdad que no comprendo como has tardado tanto? En el centro médico del pueblo asistí a varios niños y jóvenes tras la intervención, yo misma le realicé la curas. Son sencillas. No te preocupes, “si quieres, yo misma puedo hacerte las curas en casa”. Así no tienes que estar acudiendo todos los días al centro médico.

Rafa se quedó algo preocupado, ya que no esperaba que aquella se ofreciera a realizarle las curas. ¡Que la mujer de su padre le viera sus atributos masculinos, era algo que le atormentaba! Era bastante tímido. Sin embargo, no hacerlo iba a suponer que aquella se molestara, por lo que se vio obligado aceptar.

Tras la operación quirúrgica, tuvo que quedarse en la casa. Amara conociendo la timidez del joven, tampoco le dijo nada a su marido. Como el joven podía estar en casa, en su despacho trabajando, nadie se iba a sorprender. El problema radicó cuando, al día siguiente de la intervención, Amara le indicó que debía hacerse las curas: -Hola Rafa. ¿Cómo te sientes? ¿Has tenido muchas molestias? Mejor será que te realicemos las curas. He adquirido todo lo necesario en la farmacia para ello.

-si claro. -se quedó nervioso y agitado el joven.

Pensaba en decirle que iría al centro médico, pero sabía que aquello podía ser interpretado de otra forma y podía molestar a su madrastra. Especialmente cuando aquella se había molestado y había adquirido todo lo necesario para realizar las curas en casa. No podía negarse.

Ella le dijo que se prepara, que iba a buscar los fármacos y regresaría a la habitación del joven. Al llegar, al comprobar que el joven aún estaba con el pantalón corto puesto, le dijo: ¿aún estas así?... luego le miro, dándose cuenta de que el joven era bastante tímido. Por ello, adoptó una situación más cariñosa y con autentico mimo, le dijo: Ya sé que te da pudor mostrar tus genitales. Pero Rafa, lo mismo lo vas a hacer ante una enfermera del centro, que ante mí. Anda quítate el pantalón y bájate el slip. Te prometo que nadie lo va a saber. Ni siquiera tu padre.

Bastante nervioso, el joven se desprendió de sus pantalones, y luego del slip, quedando con todo su aparato genital al descubierto, salvo con el vendaje que tenía rodeando el glande del pene. Cuando por fin de giró hacia su madrastra, notó la expresión de la cara de aquella, al observar sus genitales.

Y, ¿no era para menos? Amara, jamás pensó que su hijastro pudiera disponer de un aparato semejante al que tenía ante sus ojos. Se dio cuenta, ruborizándose, que el pene del joven era de unas dimensiones bastante considerables, y de un buen grosor. Ella había visto, durante sus días de enfermera, algunos penes juveniles y también de mayores, pero ¡nunca tan dimensionado como aquel!. ¡Y eso que estaba en reposo!, pensó. Sin embargo, sobreponiéndose a su primera impresión, comenzó a retirar el vendaje del glande, hasta que por fin lo dejó al descubierto, comprobando que los puntos estaban bien, y realizando las curas apropiadas. Para ello, tuvo que tomar en su mano varias veces el pene del hijastro, constando el grosor y longitud del mismo, que aún en reposo le parecía grande.

La cara de Rafa era un auténtico poema. En un momento dado, cuando ella le miró, le dijo: -los puntos están bien. Te voy a hacer las curas.

Tras limpiar la zona afectada y curarla, volvió a colocarle un ventaje. El joven estaba tan nervioso que apenas se le erectaba su pene. Cuando terminó, ella se marchó y todo continuó normal. Y, así ocurrió durante las tres curas siguientes. Llega la cuarta cura, Amara comprobó que algunos puntos ya se habían caído, pero todo seguía bien. Le comentó que mejor era que ya no se pusiera el vendaje, sino realizar las curas adecuadas a diario.

Ya en la noche, Rafa percibió como se le endurecía el pene pensando en todo lo ocurrido con la mujer de su padre. No podía pajearse, y llevaba días sin hacerlo, por lo que tenía sus testículos cargados, y esa circunstancia le estresaba. Cuando esa mañana Amara entró en su dormitorio para hacerle la cura, su cara enrojeció, quedándose un poco sorprendida la mujer, ya que no quería mostrarle sus genitales. Ella le pregunto: ¿te ocurre algo Rafa? ¿Se te han soltado los puntos?

-No no es eso. Es que… lo siento… fue lo único pudo salir de su boca del joven.

Amara sospecho algo, y le dijo: ¿anda déjame verte el pene?... ¿Necesito saber si todo va correcto?.

Cuando Rafa por fin retiró sus manos, apareció ante la mujer el pene del joven con una evidente semi-erección. Al ver como se había erectado aquella verga, le comentó: oh… vaya. Bueno…. Si quieres lo dejamos para después. Sin embargo, no retiró su mirada del pene del joven. Aquel se mostraba con una cierta erección… no obstante, decidió hacerle la cura diciendo: -vale, tranquilo. ¡Estas cosas pasan! Y tomando el pene del joven comenzó a realizarle la cura, comprobando que se habían caído todos los puntos. Al tocar el pene, comprobó que estaba con cierta dureza, y apreciaba mejor su grosor.

Amara se dio cuenta de que el joven llevaba tiempo sin masturbarse, y que los testículos debían estar llenos. Tras acabar, abandonó la habitación, diciéndole que la cura, a partir de ese momento, podía hacerse cada tres días.

Amara, no esperaba ver ni sentir nada parecido. Había tocado el pene de su hijastro esa mañana y había comprobado la dureza del mismo. Rafa sería hijo de Julián su esposo, pero, en cuanto a genitales, no se parecían en nada. El padre tenía unos genitales más o menos normales, pero los del hijo eran descomunales. Al momento, se dio cuenta que su braga se había mojado, viéndose obligada a cambiarla.

Tras los primeros años de matrimonio, las relaciones sexuales con su marido habían descendido escandalosamente. Antes, le hacia el amor hasta dos veces por semana, pero en aquellos momentos, esos encuentros amorosos se habían esparcido hasta el punto de que muchas veces pasaban hasta dos semanas sin un encuentro sexual. Para colmo, la mujer había notado que Julián había descendido en su potencia, hasta el punto de que, en la mayoría de las ocasiones, ella quedaba insatisfecha sin obtener el orgasmo, teniendo que fingirlo.

Por ello, al visualizar los genitales del hijo, y haber palpado la dureza de su pene, no pudo evitar su excitación. Era su hijastro, y no debía pensar en nada indecente, pero tampoco ella había previsto que aquel tuviera unos genitales tan grandes. Amara se había criado en una familia bastante conservadora y religiosa, y siempre le habían inculcado que esos pensamientos estaban considerados como un pecado grave. No obstante, sin poder remediarlo, comenzó a percibir que el solo pensamiento sobre las dimensiones del pene del hijastro notaba que sus fluidos calaban su braga.

A Rafa, le ocurría otro tanto. Era la mujer de su padre. Sin embargo, no podía dejar de pensar en aquella mujer, su hermoso cuerpo, y fantaseaba con poder tomarla y follarla a placer. Esos pensamientos le llevaron a poder realizarse una pequeña masturbación, ya que tenía miedo a lastimarse. Pronto comenzó a trabajar, por lo que la siguiente cura, se realizó bastante rápido, en la tarde, ya que temían que llegara el padre. Durante esa nueva sesión de cura, Amara observó que el pene del joven estaba casi curado. Entendió que ya no era necesario practicarle más curas. Pero, en su interior surgió la necesidad de poder continuar viendo el pene del joven, por lo que le expresó que era preciso volver a examinarlo, al menos una semana después con el fin de comprobar que todo continuaba bien.

Rafa viendo que su pene se mostraba curado, no tuvo problema en volver a masturbarse, aunque temía hacerlo de forma bastante compulsiva. Había leído en internet que algunas pacientes, se les había soltado los puntos tras una relación sexual con una operación reciente, y que ello conllevaba infecciones, etc. Eso reprimió los deseos masturbatorios del joven, descendiendo a la mínima expresión.

De esta forma, transcurrió una semana más, cuando una mañana, el joven se quedó a trabajar desde la casa. Llevaba varios días sin poder realizar teletrabajo, debido a que la empresa le requirió el trabajo presencial debido a la instalación de una programación nueva en el sistema informático por caída de la red.

Esa mañana se había levantado algo tarde, comprobando que Amara había salido, seguramente a comprar. El joven tras desayunar bajó y comenzó a trabajar en la planta baja, en su despacho. Tras el transcurso de unas dos horas, decidió subir a la planta alta para tomar un refresco, ya que hacía bastante calor. Al subir, se encontró con Amara que estaba en la cocina, y que según parecía había regresado de realizar la compra.

No obstante, el joven se quedó anonadado al comprobar la indumentaria que llevaba puesta la mujer de su padre. Aquella llevaba esa mañana, una falda bastante corta, y una camiseta sumamente ajustada y algo abierta por delante, percatándose que no se había puesto sostén. Amara pensaba que estaba sola en la casa, por lo que se había puesto aquella indumentaria, que a veces solía ponerse cuando estaba sola, ya que se sentía más cómoda. Por ello, al escuchar la voz del hijastro se quedó sorprendida y bastante nerviosa: Oh ¿eres tú? ¿No sabía que te habías quedado en casa? ¿Pensaba que estabas trabajando en la empresa? Le comentó ruborizada, al ver como el joven contemplaba la indumentaria que lleva puesta.

-No. Hoy por fin me he podido quedarme en casa. ¿Estás haciendo la comida?

-Si. No pensaba que hubiera nadie en casa, por eso me he puesto de esta lid. – le comentó intentando justificarse, sonrojada.

-No pasa nada Amara. ¡Estas en tu casa! Además, te favorece mucho.

La mujer le miro, y le preguntó agitada ante el comentario de su hijastro: -¿lo dices en serio?. ¿Si tu padre me ve con esta vestimenta pensará que soy una cualquiera?. ¡Solo me la pongo cuando estoy sola en casa!

Mas sorprendida se quedó cuando volvió a escuchar al joven manifestarle: -Pues, deberías usar ropa similar más a menudo. Eres muy joven aun para vestir tan tradicionalmente. Además, Amara tiene un buen cuerpo. Y ¡esa ropa te favorece bastante!

La mujer no se creía lo que estaba oyendo del hijo de su marido. Aquel joven tan tímido, no esperaba que le dijera esas cosas. Por ello, le contesto: -Vaya. No se… ¿si tú lo dices? ¿Oye…? .¿No le irás de decir a tu padre que me has visto en esta lid? ¿Ya sabes que es algo tradicional?.

-No te preocupes. Soy una tumba. Tú tienes más secretos míos que yo de los tuyos. Le dijo, haciendo referencia a que ella le había visto sus genitales.

Tras esto, ella le dijo: ¡espera que vaya a cambiarme!

El joven la detuvo diciéndole: ¡no lo hagas! ..de verdad Amara, me gusta verte así. De veras…” quédate con esa ropa”. Mi padre no vendrá hasta la tarde.

La mujer se sonrojó. No se esperaba esa reacción del hijastro, por ello añadió: ¡Ay, Rafa!, ¡que soy la mujer de tu padre! ¿No estes pensando en nada raro?

-claro que no Amara. Solo que me gusta ver que la mujer de mi padre es bonita, hermosa y viste de forma moderna.


Amara se volvió a sonrojar, excitada y alagada por aquella palabras del hijo de su marido. Tras pensarlo, sonriéndole, decidió hacerle caso y no cambiarse. El joven tomo un refresco y se sentó en la mesa. Ella, mientras conversaba seguía haciendo la comida, pero se dio cuenta de que el joven, seguía sentado a la mesa contemplándola de arriba abajo. ¡Un escalofrío recorrió todo su cuerpo! Al momento notó como los fluidos vaginales fluían y mojaban su braga. Menos mal que llevaba el salva-slip, ¿que si no?, hubieran chorreado por sus muslos. ¡no sabía que le estaba pasando!

En un momento dado, tuvo que agacharse para tomar un caldero que se hallaba en la parte baja. Se lo pensó antes de agacharse, pero luego le entró cierta morbosidad, decidió contonearse un poco realizando la maniobra bastante despacio. Se percató que, al agacharse, con aquella indumentaria, iba a dejar a la vista del joven, por la posición privilegiada de aquel, gran parte de sus muslos y con casi toda seguridad, sus bragas. Una vez agachada, se recreó buscando el caldero, con la finalidad de que el hijastro pudiera contemplar mejor sus muslos, y sus nalgas desnudas.

El joven, no perdió detalle. La visión de aquellos hermosos muslos, y especialmente del trasero desnudo de la mujer, ya que las nalgas quedaron completamente a la vista, viendo que la braga era una especie de tanga, hizo que emergiera de forma descontrolada su pene, formando un bulto más que ostensible en su pantalón.

Cuando la madrastra se levantó, se giró, y le dijo: Rafa… ¿no me estarías mirando el culo? ¿para eso querías que me quedara con esta falda?

-Yo. .. lo siento Amara. No he podido contenerme.
Le contesto con cierto rubor el joven al sentirse sorprendido.

La mujer se seca las manos, y se dirigió hasta donde él se encontraba. Su mirada se centró claramente en el tremendo bulto del pantalón del joven. Eso la hizo enrojecer. No obstante, se sentó en la mesa a su lado y le dijo al joven: ¿por cierto Rafa ¿. ¿No me has contado nada sobre tus amores? ¿Ya tienes pareja? Se que eres muy comedido. Pero ¿me gustaría que fueras sincero conmigo?

-La verdad es que no.
Le contesto el joven, con cierta timidez nuevamente. Es cierto que hay algunas trabajadores de la empresa, que me andan rondando. Pero … ¡todavía no me he decidido!

- ¿Y ello por qué? ¿No creo que ya tengas problemas para tener una buena relación sexual con ellas? ¡Tu problema se ha solucionado! -
le comentó ella, haciendo alusión a su fimosis.

El joven se quedó algo nervioso, y luego le contesto dubitativo: ¿No se…?

-¿No me digas que aún tienes miedo de volver a fracasar?. ¡Tu problema de fimosis ya ha desaparecido! Y además… bueno- ahora fue ella que se quedó dudando, nerviosa, aflorando los colores a su rostro al darse cuenta de lo que iba a decirle. No obstante, se decidió y continuo: bueno me refiero a que “tienes unos genitales bastante grandes”. No creo que tengas problemas para tener una relación normal.

Viendo que el joven, se quedaba algo desconcertado, sin querer hablar, la mujer se acercó más al mismo, y colocando su mano sobre su muslo, en forma cariñosa, le preguntó: ¿Cuál es el problema? ¿no te gustan las mujeres? eres ….

-¡No, eso no. No soy gay!. ¡claro que me gustan las mujeres!, pero…

-tranquilo. Puedo ayudarte. ¿dime cual es el problema entonces?


El joven la mira, luego baja la cabeza y le comenta: ¡Verás Amara! ¡Ya he tenido otras experiencias y, tengo miedo de que las jóvenes se echen para atrás al ver mi pene! Se detiene, tomo aire, y añadió: ¿Ya ha visto mis genitales?¡ Hasta tu misma has dicho que te parece grande! Algunas se han asustado nada más ver mis genitales. ¿No creo que ninguna chica esté dispuesta a mantener una relación conmigo viendo mi pene?

Amara se excito ante aquella confesión. Era verdad que, hasta ella misma, tenía sus dudas, pero era evidente que aquel joven podía satisfacer plenamente a cualquier mujer. No obstante, se percató que el joven se sentía indeciso ante las experiencias vividas. Un sentimiento de compasión la abordó, y adoptó el papel de madre o amiga comprensiva, diciéndole de forma cariñosa: No se Rafa. Yo solo he tenido relaciones sexuales con tu padre. Es cierto que tienes un pene mayor que lo que he visto. Pero ¿seguro que el tamaño de tu pene no debe ser problema para mantener una buena relación con una joven?

El joven, se puso nervioso, con cara de abatido, y, casi sin decirle nada, bastante agitado, se levantó y marchó a su despacho, sin contestar a la mujer. Amara quedó pensando en todo ello. Comprendía el nerviosismo del joven ante sus malas experiencias. Por aquellas palabras, “se dio cuenta de que su hijastro nunca había tenido una relación plena con una mujer”. Es más, estaba segura de que nunca había existido penetración, por lo que pudo deducir de la palabras del joven. Pensó en ese momento, en los genitales de su marido, y en la circunstancia de que no la no la dejaba satisfecha. Excitándose, se dijo en voz baja: ¿seguro que con un pene como el de Rafa?… quizás… ¿Pero que qué estoy pensando? ¡joder que es mi hijastro!

Ese día transcurrió sin nada más digno de trascendencia, ya que pronto regresó Julián.

Amara había quedado en volver a revisar los genitales del joven, pero dada la excitación de aquel día, no se atrevió a solicitárselo. Pero, además, las circunstancias impidieron que lo pudiera hacer en los días siguientes, transcurriendo otra semana más.

Una noche, la mujer se acostó notándose bastante caliente, e intentó persuadir a su esposo para que le hiciera el amor. Sin embargo, pese a intentarlo, todo se quedó en el intento, ya que Julián parecía estar en horas bajas, y apenas pudo mantener un breve espacio de tiempo su erección. La mujer se quedó contrariada, nerviosa y casi sin dormir en toda la noche. Instintivamente, pese a tener a su marido al lado, llevó sus manos a su entrepierna y se tocó pensando en el hijastro, aunque no alcanzó el orgasmo. Ya de madrugada, su marido, le manifestó que no la esperara almorzar ni a cenar, y que llegaría tarde. Según le informó, tenía una reunión del comité de empresa de su trabajo, y posiblemente luego irían a cenar.

Esa circunstancia contrarió más a la mujer, que esperaba volver a intentarlo en la noche siguiente. Ya en la mañana, tras prepararle el desayuno a su marido y ver como marchaba el mismo, se dirigió a su habitación echándose sobre la cama. Se tocó los pechos, notando que estaba endurecidos. Luego, instintivamente metió su mano entre sus piernas. ¡Estaba caliente! ¡Necesitó un polvo! -se dijo.

En ese preciso momento sintió que alguien entraba en la casa. Ella aún llevaba puesta solo la bata de levantar, y debajo una tentación (compuesta de un camisón semitransparente y sin sostén), que se había puesto la noche anterior para persuadir a su marido. Pensando que era Julián, que quizás se había olvidado de algo, salió sin cambiarse, viendo con sorpresa que la persona que había llegado no era su marido, sino su hijastro: Ah. ¿Eras tu? ¿Pensé que era tu padre que se había olvidado de algo? ¿no fuiste a trabajar?

-sí, pero, tras solucionar unos problemas, he decidió volver y trabajar desde casa. Llevó varios días de bastante trabajo en la empresa y de casi agotamiento, y necesitaba descansar y hacer teletrabajo tranquilamente desde casa. Le comentó el joven.

La mujer le contesto: sí. Ya lo he notado. He visto que has estado bastante estresado estos días. ¡Apenas nos saludabas! Se veía que estaba tan metido en tu trabajo que parecía que estabas solo en casa -

-Vaya lo siento. Es que surgieron unos problemas graves de caída del sistema informático de la empresa y me ha llevado bastante tiempo arreglarlo. Pero, parece que todo ahora está solucionado. Le contesto el joven intentando justificar su proceder.

Ya!. Pero “se te nota cara de cansancio”. Necesitas descansar un poco y rebajar ese estrés. Le sugirió aquella.

Mientras le hablaba al joven, no se había percatado que su bata se había abierto un poco, dejando a la vista una parte de sus pechos, que, al no llevar sostén, evidentemente afloraron por la abertura de la prenda, captando la mirada del joven. La mujer observó aquella mirada hacia su pecho, percibiendo el nerviosismo de aquel, quien, dejándola con la palabra en la boca, se retiró bajando muy deprisa hacia su despacho.

Amara se sorprendió por la reacción del joven. Instintivamente miró su bata, y al verla abierta, se dio cuenta de la circunstancia que había puesto tan nervioso al hijastro. Nerviosa, volvió a su dormitorio. La agitación del joven al ver sus senos, la había excitado aún más, incrementando su calentura. Ello, le llevó a pensar morbosamente, en la necesidad de volver a contemplar los genitales del joven. Se quedó un rato en la cama pensando. Pero, tras meditarlo, decidió bajar y decirle al joven que quería volver a examinar su pene, con la finalidad de verificar si todo iba correctamente tras la operación. ¡Era consciente de que ello no era necesario, pero necesitaba buscar una justificación para volver a contemplar los genitales del hijastro!.

Pensó en cambiarse, y sabiendo que su marido no llegaría hasta la noche, decidió colocarse la misma falda bastante corta, con la que el joven la había visto la otra vez en la cocina; a la que añadió una blusa bastante descotada. Tomo el botiquín y bajó al despacho donde se encontraba el hijastro. Al llegar, aquel se quedó sorprendido por la vestimenta que portaba su madrastra, viendo como irremisiblemente su pene se volvió a erectar.

Nervioso le comentó: - Hola Amara. ¿Qué haces con ese botiquín?

La mujer lo miro. Pero esta vez, su mirada no era la de otras veces. Había bastante morbosidad declarada en su rostro, de lo que se percató el joven. Y, mayor sorpresa se llevó, cuando aquella le dijo: ¡creo que tenía que haber revisado tu genitales desde hace tiempo! ¡Ha pasado un cierto tiempo desde la operación y es mejor comprobar que todo está correcto! ¿has ido al urólogo de nuevo?

-¡No aún…! Tenía que haber ido, pero con el trabajo de la empresa…
contesto el joven.

-Ya. “Pues no está de más, que como enfermera te examine yo”. Hay que ver si ha quedado bien curada la herida, no sea que tengas alguna infección y luego sea peor,

- No creo que sea necesario. - le contesto el joven, agitándose, ante la pretensión de su madrastra de volver a revisar sus genitales. Sabía perfectamente que tenía una erección importante entre sus pantalones, y en modo alguno iba dejar que aquella pudiera presenciar su estado.

- ¿Cómo qué no? exclamó la mujer ¿acaso eres médico o enfermero? ¡No quiero que puedas tener alguna infección, y luego sea peor! ¡Anda, no seas tan quejica y bájate los pantalones! le contesto aquella con energía y de forma casi autoritaria.

El joven se quedó dudando, pero ante la firmeza con la que la mujer de su padre le hablaba, se quedó indeciso. Le constaba que, aquella se iba a sorprender cuando comprobara su erección. Y, lógicamente deduciría que ella, era le motivo de que su pene se endureciera de aquella forma. Sin embargo, bastó la mirada expectante de la mujer, para que, con bastante nerviosismo, comenzara a bajarse los pantalones, mostrando ante la mujer su slip, con un abultamiento considerable.

Amara se dio cuenta de esta circunstancia, y los colores afloraron a su cara. No se esperaba una erección tan considerable en el joven. Ello aumentó su morbosidad, y ansió contemplar el pene del joven en todo su esplendor. Al ver la indecisión del joven, abrió el botiquín diciéndole de forma autoritaria: ¡anda no sean tan tímido! Termina de bajarte el slip.

El joven, bastante nervioso, y temiendo que aquella le reprochara que se mostrara de aquella forma, al final decidió bajarse el slip, con lo cual, emergió su pene, el cual salió disparado hacia delante, con una erección importante. Cuando Amara contempló el instrumento del joven, se quedó boquiabierta, casi sin habla, terminando por exclamar: oooh… , ¡Pero ….Rafa!….¡Chico como estas!

Amara se percató al instante que, el pene que ahora tenía delante, nada tenía que ver con el que había contemplado en estado de reposo. Era evidente que el joven se había recuperado, y ahora su pene podía adquirir una completa erección. Pero, se percató, además, que, con la erección, el pene del hijastro no solo había aumentado de tamaño, sino también de grosor, detectando que las venas externas le concedían una visión más poderosa. Por otro lado, al haberse practicado la fimosis, el glande apareció casi de inmediato, quedando el pene descapullado en gran parte.

Un tremendo escalofrío recorrió toda la columna vertebral de la mujer ante la visión de aquel tremendo cipote. Tras sobreponerse, tomó la verga del joven en su mano, comprobando con toda nitidez la enorme dureza del mismo, sobrecogiéndose. Cuando su mano rodeo el nabo, para terminar de descapullar el pene, con la justificación de contemplar las cicatrices de la fimosis, detectando las intensas palpitaciones de aquel pedazo de carne. ¡Vaya Rafa! ¿Parece que estás curado del todo? El cirujano hizo un buen trabajo. Apenas se detectan las cicatrices.

Luego, excitada, miró hacia la cara del joven y morbosamente le pregunto: Pero Rafa. ¿Por qué te has puesto así? ¿me puedes decir poque estas empalmado? ¿aun no te masturbas? Y, sin esperar respuesta, por primera vez echo mano a los testículos del joven, comprobando que éstos eran bien proporcionados, y que estaban en consonancia con el pene. Tras palparlos, detectó que aquel joven llevaba una buena carga de semen dentro. Eso le produjo un escalofrió.

La mujer, bastante excitada con la visión del tacto de sus manos sobre los genitales del hijastro volvió a preguntarle: ¡Los tienes bien cargados! ¿Cuánto hace que no te masturbas?

El joven se sorprendió con aquella pregunta. Sonrojado, pero igualmente excitado, ante aquellas preguntas, y especialmente viendo el tratamiento táctil que la mujer de su padre estaba dado a sus genitales, terminó por contestarle: bueno… ¿aún tengo un poco de reparo? ¿crees que ya puedo hacerlo sin que afecte a la herida?

La mujer le miró y le dijo: ¡pues claro! …¡se nota que estas perfectamente curado! No solo puedes masturbarte, sino que ya pueden mantener relaciones sexuales. ¿no creo que ahora tengas problema?

Rafa la miro, y agachó de nuevo su cabeza exclamando: Respecto a tener relaciones… no se…¿no creo que me atreva?.

-¿Y porque no?. ¿No me digas que aún tienes miedo?
Le preguntó la mujer sorprendida.

El joven se colocó el slip y los pantalones sin contestarle. Luego se quedó como abatido, sentando y volviendo al ordenador. Amara, en el fondo, le dio pena, y un sentimiento de compasión hacia el hijo de su marido, la llevó a colocándose detrás del mismo, colocando las manos sobre los hombros del joven, diciéndole con cierta dulzura: -Venga. No te pongas así. ¡Seguro que pronto vencerás ese miedo y dejarás más que satisfecha a las jóvenes!

El joven no le contestó, bajando de nuevo la cabeza. La mujer decidió retirarse.

Ya en su dormitorio, comenzó a pensar en todo lo ocurrido. Había visto la pieza del joven, casi a pleno rendimiento, y notaba que su vagina se mojaba sin poder evitarlo. Era verdad que ella también tenía cierto recelo ante las dimensiones de aquella verga, pero sabía que una vez lubricada, aquel falo daría mucho placer a una mujer. Solo pensarlo, la hizo tocarse instintivamente su vagina. Amara estaba bien necesitada. Luego se dijo: ¿en qué estoy pensando? Es el hijo de mi marido. Me estoy volviendo una degenerada.

Ese día nada más ocurrió. Fueron pasando las semanas, y a los tres meses aproximadamente, Amara observó como el joven volvía de una fiesta, pero le extraño, al contemplar la cara de circunstancias del mismo. Ella aún estaba viendo la tv en la sala, y lo hacía con una bata de dormir. Tras saludarla, el joven se fue rápidamente hacia su habitación. Julián su marido ya dormía, comprobando que lo hacía profundamente. Algo preocupada por las expresiones de la cara del joven, la llevó a acercarse a la habitación del joven. Tras tocar, aquel le dijo que pasara. Una vez dentro, observo que el joven se encontraba dentro de la cama, como abatido. Ella se acercó hasta la cama, se sentó al borde de la misma, y le pregunto: ¿Qué te ocurre Rafa? ¿Qué ha pasado en la fiesta? ¿has tenido algún altercado con alguna persona?

El joven apenas le miró, contestándole: No es nada de eso… , pero no quiero hablar de ello.

La mujer intuyó que había tenido algún problema con alguna joven. Por ello le insistió: ¿has estado con alguna joven?

Rafa, no quiso responderle, pero la mujer se dio claramente cuenta que había puesto el dedo en la llaga. Por ello, le puso la mano arriba, y le preguntó casi cariñosamente: ¿anda dime que te ha ocurrido? ¿No has podido hacerlo?

El joven no le contestó tampoco, pero por la expresión de su cara, detectó que había vuelto acertar. Era evidente que el joven estaba frustrado. Tras la fimosis, pensaba que todos los problemas para poder conseguir una plena erección y una penetración estaban solucionados. Ahora se daba cuenta de que existía una problema de autoestima del joven, y eso le hacía fracasar.

-Vamos tranquilo. ¡Ya hablaremos mañana! Intenta descansar- le dijo ello, viendo que el joven estaba tan abatido que apenas podía hablar con el mismo.

A partir de ese momento, Amara se dio cuenta de que el joven, comenzó a quedarse en casa por las tardes y noches, se encerraba en su habitación o en el despacho y apenas salía con amigos. Era evidente que el joven estaba sufriendo un trauma importante. No solo le estaba preocupando, sino que le entristecía ver al joven de aquella forma.

Su marido le había indicado que también había detectado el abatimiento del joven, pero que aquel se negaba hablar del problema con él. Amara tampoco quiso manifestar a su esposo cual era el problema del joven. Sin embargo, tras varios días comentándolo, observó como Julián le indicó una noche: Amara. ¡quería pedirte un favor! He visto que Rafa te tiene bastante aprecio. Conmigo no es capaz de sincerarse, y me tiene preocupado. Es mi hijo, pero no sé cómo ayudarle. ¿Puedes intentar averiguar cuál es su problema? ¿quizás tu puedas ayudarle? “las mujeres tenéis más tacto para esto que los hombres”.

Amara se quedó agitada al escuchar a su esposo. Su propio marido le estaba pidiendo que hablara con el hijo de aquel, y que le ayudara. Ella sabía perfectamente cual era al problema, pero ¿Cómo podría ayudarle?

-No te preocupes. Hablaré con Rafa. Intentaré ver cuál es su problema. Aunque, ya sabes que es un joven bastante tímido e introvertido. Pero, ¡lo intentaré!
Terminó por contestarle.

-Te lo agradeceré. …¿No sé?… ese joven siempre me ha preocupado. Tras la muerte de su madre, he intentado hacerlo lo mejor posible, pero una madre es una madre. Por otro lado, nunca pensé que te cogiera tanto aprecio. He comprobado que Rafa congenia mejor contigo que con su propio padre. Volvió a decirle con cierta nostalgia su marido.

-Tranquilo. Hablaré con él. Hare lo que este en mi mando para ayudarle. No te comas el coco. Intentaré ayudarle- le contestó aquella.

Al día siguiente Amara estuvo pensando en cómo ayudar el joven. Ir a un psicólogo no lo aceptaría. El problema, era vencer el miedo del joven a fracasar nuevamente al intentar penetrar a una mujer. ¿Cómo ayudarle a superar ese problema? Evidentemente, su única opción viable era hacerle ver que era capaz de mantener una relación plena con una mujer.

En ese momento pensó: ¿Y si ella lo ayudaba? ¡estaba loca!... ¡era su hijastro! además, según sus concepciones religiosas y morales, eso se consideraría “incesto” y una grave pecado.

Pero, cuanto más lo pensaba, más claro tenía que su única opción era, “seducir el joven para que terminara haciendo el amor con ella, y que superara sus miedos”. Por otro lado, pese a que su esposo era una buena persona, ella cada vez se notaba más frustrada, ya que pocas veces lograba el orgasmo con su marido. No eran pocas las ocasiones que ella fingía alcanzarlo, solo para que aquel no se sintiera frustrado. Para colmo, unos problemas de próstata en una visita al urólogo dejaron bastante preocupado a Julián.

Sin embargo, le costaba decidirse. Una mañana, observó que el joven no marchó a trabajar. Es más, no se había levantado. Tras tocarle en la puerta, entró en el dormitorio. Tras preguntarle, si estaba enfermo, aquel le comentó que no, pero que no le apetecía trabajar.

Ella le comentó: ¿pero Rafa? ¿vas a perder el trabajo?

El joven le indicó que había acudido al médico de la empresa, y que aquel le había recomendado que se tomara unos días de baja, y por ello había cogido la baja médica por depresión.

La mujer, se entristeció, y le preparó el desayuno llevándoselo a su habitación, y espero hasta que se comiera el mismo. Luego, mientras fregaba la loza en la cocina, se dijo: ¡este chico esta grave! ¡Voy a tener que hacer algo!

Por la noche, al llegar su esposo, aquel se puso bastante nervioso, incluso lloró, al contemplar el estado de su hijo. En la noche, le comentó a Amara, con bastante preocupación: Para colmo, tengo que ir por motivos de mi trabajo unos días a la capital, por unos cursos que van a impartir. Y me han dicho que serán unos cuantos días. Pero, ante el estado de mi hijo… no se… ¡Voy a tener que decirle a la empresa que no iré! ¿No puede dejar a mi hijo así?

Amara, le dijo: Julián. ¡Tranquilizante! Yo me quedó con él. Sabes, que, aunque decidas quedarte nada vas a hacerle. ¡Ve tranquilo! Yo me ocuparé y cuidaré de Rafa.

Durante la noche, Amara estuvo pensando, en el problema del joven. Su marido iba a estar fuera durante unos días, y se iba a quedar a solas con Rafa. ¡Esa noche tomó la decisión de ayudar al muchacho! Sabía que lo que pretendía nadie lo iba a entender, y que seguramente era un pecado grave, ¡pero necesitaba ayudar al joven!



Continua
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Rafael y su Madrastra Amara - Capítulo 02


A la mañana siguiente, Amara tras marchar su marido, ella se colocó una vestimenta adecuada, compuesta de una tanga minúscula, y una camisón de dormir, que apenas le cubría hasta la cintura. Se puso el sostén, pero tras pensarlo, decidió quitárselo. Se miró en el espejo, y se notó seductora. Sabía que presentarse así ante el joven, era una temeridad. No obstante, se decidió. Se colocó la bata de levantar y tras hacer el desayuno se lo llevó al joven a su cama nuevamente.

Rafa observó, mientras desayunaba, que Amara dejaba entreabierta su bata, pudiendo detectar que debajo llevaba una combinación de lencería bastante tentadora. Llevaba días en la casa, levantándose en pocas ocasiones, y pasando gran parte del tiempo en su habitación, cabizbajo y bastante deprimido. Ni siquiera se había atrevido a masturbar. La visión de los pechos de la mujer de su padre, que se visualizaban bajo la bata, lo revolucionó, hasta el punto de que su verga emergió, manifestándose de forma ostentosa en su “slip”.

Amara vio con satisfacción el brillo de los ojos del muchacho al ver su ropa interior, y visualizar parte de sus pechos. Comprobó claramente el abultamiento del slip del joven. Con suma morbosidad, decidió ser más seductora, por lo cual se soltó la bata para que, al intentar recoger la bandeja con los restos del desayuno del joven, al momento se le abriera aquella. Y así fue, haciendo que al joven se le abrieron los ojos como platos, al contemplar la indumentaria interior de su madrastra. Rafa, quedó atónito, al verificar que aquella no llevaba sostén, trasluciéndose la silueta de los senos, y sus abultados pezones, a través del camisón transparente que portaba, que no le llevaba a tapar la minúscula tanga que se visualizaba en su entrepierna. Eso lo excito de forma instantánea, aumentado de tamaño su ya pronunciada erección.

Amara, al contemplar la mirada del joven, se detuvo, aún con la bandeja de desayuno en las manos, y sonriendo le preguntó al joven: ¿Qué estas mirando Rafa? ¿no me estarás mirando …?

-Oh lo siento---- le dijo aquel, como avergonzado.

Amara dejó la bandeja, sobre una silla, y seductoramente se acercó hasta la cama del joven. Luego, le preguntó: ¿me estaba mirando el modelito que llevó debajo de la bata? ¿Te gustaría verlo bien?

Al ver la cara de satisfacción del joven, no hizo falta esperar su respuesta, por lo que, con sensualidad, procedió a desprenderse de la bata de levantar que llevaba, mostrándose ante el joven, únicamente con la lencería interior que en ese momento llevaba puesta.

El hijastro se quedó sin articular palabra. Estaba embobado viendo a la preciosa mujer de su padre en lencería. Sus ojos no podían separarse de hermoso cuerpo de Amara, mientras su pene amenazaba con salirse del slip que portaba.

Amara, con unas posturas bastante sexy, se fue acercando más, hasta quedar a la altura del joven, al tiempo que sensualmente le pregunto: ¿te gusta cómo voy vestida? ¡Me lo he puesto para ti!

-¿para mí?-
le preguntó el joven agitado y sin dar crédito a las palabras de su madrastra.

-¡Pues claro!. ¿es que no te gusta verme así? .. ¿Qué tal te parezco? Se que no soy ninguna de tus jovencitas, pero… ¿Qué tal me ves? - le volvió a preguntar, girándose y mostrándole su trasero, con aquel perfecto par de nalgas, casi redondas, que en ese momento se veían totalmente desnudas dada la tanguita que portaba.

-Oh … ¡No sé… qué que que… decir Amara…!-le contestó el joven, casi tartamudeando.

- ¿o sea, que no te gusto? ¿Tan mal me ves? - le preguntó aquella, para terminar de calentarlo.

Claro que si!. ¡Por supuesto que si…! pero… no sé… ¡eres la mujer de mi padre…! exclamo el joven.

Amara en lugar de contestarle, se agachó un poco, permitiendo que el joven pudiera contemplar por primera vez totalmente, sus voluminosos y firmes pechos, preguntándole: Imagina por un momento que no soy la mujer de tu padre. ¿Te parezco que estoy buena?

El joven, se queda excitado, y al instante le contesta: ¡claro que si!

Ante la respuesta del joven, la mujer adoptando una postura más sensual le vuelve a preguntar con total morbosidad: ¿tan buena como para echarme un polvo?

-Pero. Amara… yo…..-
el joven, casi se corre al escuchar aquellas palabras. El siempre, desde que conoció aquella mujer, le había gustado Amara. Había soñado y fantaseado en follarla de las más diferentes maneras. Sin embargo, era la mujer de su padre, y eso lo retenía. Pero al escuchar aquellas palabras de la mujer, su verga estuvo a punto de salirse del slip.

Amara estaba decidida a entregarse al joven para curar su depresión. Decidida se abrió el camisón, mostrando todo su busto al hijastro, el cual visualizó atónito los hermosos pechos, voluminosos y firmes de la mujer, con unos pezones gruesos y desafiantes. La cara del joven se iluminó ante la visión de aquella mujer, que para el era “toda una verdadera hembra”.

Más excitado quedó, cuando observó como la mujer acercaba sus senos a la altura de su cara y le volvía a preguntar: ¿me echarías un polvo? ¿si o no?

El joven, no le contestó, sino que, por inercia, alargó sus manos y tomó por primera vez los pechos de la madrastra, acariciándolos con suavidad, palpando los mismos, y pasando sus dedos por los abultados pezones, sorprendiéndose de la dureza de éstos. Tremendamente excitado, miró a la cara a la mujer, percibiendo aquella la cara de vicio del joven.

Amara se dio cuenta del cambio de actitud de su hijastro. En ese momento su cara de abatimiento había desaparecido y mostraba una cara de ansiedad y deseos de poseerla. Y, ello fue corroborado, al comprobar como el joven totalmente decidido, sin autorización alguna de ella, llevó los pezones a su boca y comenzó a lamerlos, pasando su boca de un pecho al otro, para luego comenzar a chuparlo, y hasta hizo intentos de meterlos en su boca, sin conseguirlo ante la grandeza de estos.

-Oh despacio… chico… uhmm …si así… ¡chúpamelos…! ¿te gustan verdad?... ¿te gustan los pechos de la mujer de tu padre? .. Oh Rafa.. oo siii

Tras unos momentos de auténtico manoseo y chupeteo de sus pechos, la mujer, lo detuvo, e instintivamente, alcanzó con mano el slip del joven. Con cara de auténtica perra en celo, le bajó de un tirón el slip al joven, viendo como aparecía ante ella, el tremendo cipote del joven, totalmente envarado, mirando hacia el cielo como un auténtico mástil. Notó como se mojó su braguita al instante, exclamando: ¡oh Rafa! ¡joder nene!. ¿Cómo la tienes?... uf parece que fuera a reventar. ¿dime cuanto hace que no te corres?

-Oh Amara… varios días. No me he encontrado con fuerzas para ello. Le contestó el joven viendo como la mujer de su padre, tomaba su pene en las manos, los manoseaba de arriba abajo, hasta lograr descapullarlo del todo, apareciendo su enorme glande totalmente reluciente.

Amara observó el enorme vástago del hijo de su marido, y dudo, pero su excitación era tal, que “sintió los deseos irrefrenables de meterse aquella tranca en su coño”. Ella jamás se había introducido algo tan grande en su vagina, pero su calentura era tal que, estaba dispuesta a intentarlo. Había prometido a su marido ayudar a su hijo, y ¡claro que lo iba hacer! Uf… nene la tienes bien grande.

El joven, al escuchar las palabras de la mujer, se detuvo. En ese momento le volvieron sus temores. ¡Su propia madrastra le parecía enorme su pene! En ese momento dudó que aquella permitiera meterle su pene. ¡Otro fracaso!

Amara observó la desilusión en la cara del joven. Ella era una mujer inteligente y observadora, y al momento se dio cuenta de las dudas del muchacho. Por ello, antes de que el hijo de su esposo se arrepintiera, le dijo: -¡tranquilo Rafa!... relájate, ¡no pienses en nada! ¡Se que deseas metérmela! Es cierto que me parece enorme, ¡pero te aseguro que lo vamos a intentar!

Al escuchar a su madrastra, el joven volvió a recobrar la calma, y sin poder contenerse alargó la mano y comenzó a tocar los muslos de la mujer. Luego fue subiendo, poco a poco, nervioso hasta acercar su mano hasta palpar la braguita. Amara abrió un poco sus piernas, para facilitar la tarea del joven, quien con gran habilidad pasó sus dedos por encima de la braguita, exactamente donde se formaba el relieve de los labios vaginales de la mujer. Al sentir el tacto de los dedos del hijastro, aquella gimió entrecortadamente: oh nene… oh ¿qué me haces?… ¿te gusta tocarme ahí? ¿eh?... Uf.. ¿quieres ver mi coñito?... anda… ¡bájame la braga!

El joven vio lo cielos abiertos, y sin demora, tiró de los laterales de la prenda femenina, bajando las bragas de su madrastra hasta las rodillas. Al instante apareció ante sus ojos, una vagina con abundante vello, pero perfectamente arreglada, comprobando los gruesos labios vaginales de la mujer que en ese momento se mostraban brillantes por la intensa lubricación. Sin demora, pasó sus dedos por la ranura del aquel hermoso coño, comprobando al instante como se humedecían sus dedos, con los fluidos abundantes de su madrastra.

La mujer volvió a gemir al sentir los gruesos dedos del joven, que frotaba a los largo de toda su raja. Uf. Rafa… ¿has visto como me tienes? ¡lo tengo bien mojado! ¿te gusta mi coño? Le terminó diciendo, completamente entregada, mientras ella misma dejaba que sus bragas cayeran al piso. ¡Ahora estaba totalmente desnuda ante el joven!. Ambos estaban en pelotas.

-Oh Amara … ¡lo tienes bien mojado!

-Si Rafa. Me tienes toda humedecida. ¿tienes ganas de meterme esa tranca por ahí verdad? - le manifiesto aquella, volviendo a manosear el tremendo cipote del joven, para terminar de ponerlo a punto.

Acto seguido, fue ella misma, la que obligó al joven a sentarse al borde de la cama, quedando el pene de éste, totalmente erecto mirando al cielo. Luego pasó una mano por su vagina, embadurnándose el mismo con sus fluidos, para terminar, aplicando un poco de aquellos sobre el glande del cipote del joven. Acto seguido se fue acercando, abriendo sus piernas hasta situarse a ambos lados de la del joven. Cuando su vagina quedó a la altura del pene del muchacho, se agachó un poco, posando la raja de su coño sobre el glande de la verga del joven. En cuanto sintió el calor de la cabeza del pene del joven, respiró… uf, solo el glande le parecía más del doble que el pene de su esposo.

Tomo el pene con su mano, y lo paso de atrás adelante por los labios vaginales, embadurnando todo el glande con sus fluidos. Necesitaba que aquel falo se lubricara bien para facilitar la penetración. Sabía que el nabo del joven era de unas dimensiones colosales y que le iba a costar metérselo.

Lo miró a la cara, observó la cara de circunstancia del joven, quien dudaba. Rafa, no podía retirar de su memoria los anteriores fracasos. Percibí que tan pronto intentara meterse el pene, se retiraría asustada. Pero esta vez, estaba ante una mujer decidida, y que no solo quería curar al hijastro, sino que ansiaba poder sentir aquel tremendo falo dentro de su vagina. En el fondo, iba a cometer un incesto, pero era por una buena causa.

Sin más dilaciones, comenzó a descender, viendo como su coño se abría al máximo y comenzara a entrar el glande de aquel enorme vástago. Ella no era virgen, pero al sentir la enorme presión que ejercía el glande del joven, sobre las paredes de su vagina, se dio cuenta del miedo y temor de la otras jóvenes. ¡Su hijastro la iba a reventar! Oh… como me abre… ohhh

En esos momentos, sintió el cómo su vagina comenzaba a abrir como nunca lo había hecho. Le estaba doliendo. Tanto, que se vio obligada a levantarse. Oh … . El joven se dio cuenta que iba a volver a ocurrir lo mismo. Pero, Amara le dijo: ¡tranquilo lo volveré a intentar! Pero, espera un momento, voy a por un lubricante que tengo en mi dormitorio.

Cuando el joven, pensaba que su madrastra había desistido, comprobó como apareció con un bote de crema hidratante, que usaba para sus relaciones sexuales. Al momento se aplicó un poco en la boca de su vagina, y luego aplicó otro poco a lo largo y ancho del falo del joven. Acto seguido, volvió a intentarlo. Y, esta vez, pudo constatar como el descenso fue menos doloroso, aunque no por ello dejaba de notar como se dilataban al máximo las paredes de su vagina para permitir el acceso de aquel monstruo.

Amara miró al joven, resopló y continuó, viendo como poco a poco, su vagina de fue tragando más de la mitad del tremendo falo. Observó la cara del joven y se dio cuenta del cambio de actitud del mismo. Observó la cara de triunfo del joven. En ese momento, Amara confirmó sus sospechas de que el hijastro aún era virgen. Su pene jamás había entrado en el coño de ninguna mujer. ¡ella era la primera! Todas habían desistido al primer intento. Eso la hizo enorgullecerse de ella misma, y le dijo excitada al joven: oh, Rafa… ¡me vas a reventar…! ¡oh como te siento! ¡me vas a terminar abriendo totalmente!

Echó la mano hacia abajo y palpó comprobando que aún quedada un buen pedazo, y añadió: No sé si podré clavármela toda, ….uf ¿te has fijado como me tienes?…. ¿veo en tu cara que tenías ganas de tenerme así?: ¿clavada por tu polla? ¿verdad cabronazo?

Rafa se sorprendió que, por primera vez, su madrastra le comenzara a hablar de aquella forma, con palabras soeces. Pero eso le excitaba, encelándolo aún más, diciéndole: Oh si Amara… siempre te he deseado. ¡siempre he querido clavarte mi polla!... oh, siii.. … sigue así…. ¡anda clávatela toda!

-A cabronazo. ¿Quieres tenerme empalada? Ohh…
le contestó aquella mientras colocaba sus manos sobre los hombros del joven y se dejaba caer, relajando su cuerpo. Al instante notó un fuerte dolor en su vagina, como si se la hubieran roto por dentro. Igualmente, notó los testículos del joven en sus nalgas. Signo evidente y manifiesto de que: ¡el tremendo falo le había entrado totalmente!

El dolor fue tan intenso, que se vio obligada a recostarse sobre el pecho del joven para poder soportar el mismo. Parecía que se iba a desmayar. Oh. …¡Me ha entrado toda ¡..ooo que dolor … oh espera. Amara le costaba respirar, aquel falo la tenía totalmente atrevasada…era como si la hubieran empalado en una estaca… ¡espera por favor …oo

Rafa estaba que no daba más. Por fin, una mujer se había atrevido a clavarse todo su pene. Jamás pensó que eso pudiera ocurrir. Pero la sensación de sentir el caliente coño de la mujer de su padre, y la intensa presión que ejercían las paredes de la vagina de aquella sobre su sobre su verga, le puso a punto de venirse dentro de aquella antes de tiempo. Tenía a su madrastra sobre sus muslos, con toda su verga dentro de la vagina de aquella, recostada sobre su pecho. Al verla tan cerca, la miró y sin poder contenerse la besó por primera vez en la boca.

Amara, no pensaba en besarlo, pero al sentir los dulces labios del joven, con aquella dulzura, y la expresión de agradecimiento en sus ojos, aceptó de buen grado sus besos, y entreabrió la boca, haciendo que sus lenguas se entremezclaran, aumentando la excitación de ambos. Cuando por fin cesaron los besos, ella comprobó que su coño se había adaptado a las dimensiones del falo del hijastro.

¡Uf nene que buena polla tienes! “Me has reventado, pero me siento totalmente llena”. ¡Jamás había sentido nada igual! Echó las manos por detrás de su trasero y toco los testículos del joven, diciéndole: ¡joder, que cabronazo…! ¡me la has metido toda! Y mirándolo a la cara le dice: ¿Cómo te sientes ahora?

-Oh Amara. ¿Nunca pensé que ninguna mujer se atrevería a meterse mi polla? ¡estoy en la gloria! Gracias… eres una diosa… la mejor de todas… ¡te quiero! Terminó por decirle el joven agradecido.

La mujer lejos de contestarle se sonrió con la palabras del joven, y comenzó a realizar leves movimientos de subir y bajar, alzando su cuerpo, para luego descender, pero muy despacio. Sentía aún la presión de su vagina por el pene del joven. Pero, comprobó que a medida que aumentaba la intensidad de las subidas y bajadas, su vagina se iba dilatando más. Pronto, su vagina permitió la entrada y salida de aquel enorme falo con gran facilidad. ¡El joven estaba que no podía más! Se notaba la cara de felicidad y también de tremenda excitación. Ahora ambos estaban disfrutando de aquella cogida.

Amara aumentó la intensidad de su galope, como una autentica amazona, viendo como el joven se atrevía y la ayudaba, impulsándola por sus nalgas. Estaba comenzando a saber lo que era una autentica follada de un macho. El semental del hijastro nada tenía que ver con su padre. Sus cabalgadas se hicieron más intensas, hasta que, sin poder evitarlo, se quedó quieta, viendo que estaba a punto de alcanzar el primer orgasmo. Su excitación era tal que se comenzó a retorcer sobre su cuerpo, presionando intensamente con su vagina la verga que tenía dentro, para terminar, convulsionándose estrepitosamente, llegando al éxtasis. Era sin lugar a duda, el mejor orgasmo de su vida. Oh me vengo ooo si ooo Rafa. Siii ooooo

Cuando por fin acabó, se dio cuenta que, con su venida, y al estar tan lubricada, ya no percibía la presión tan fuerte dentro de su vagina, aunque seguía percibiendo la dureza del nabo del hijastro, el cual mantenía su plena erección. Ante ello, se descabalgó del joven, sintiendo que dejar salir el pene de su concha, sonó como el descorche de una botella de champan. Se echo sobre la cama, observó su vagina, notando que estaba más abierta que nunca, con los labios vaginales inflamados y hasta enrojecidos de las fricciones con el pene de Rafa. Miró la enorme verga del joven, ahora engrasada con sus abundantes jugos, y aun totalmente erecta.

-Oh nene. Sigues en forma. Y echándose sobre la cama, boca arriba, se abrió de piernas invitando al joven a que se colocara entre sus piernas y volviera a poseerla.

Rafa, no espero que se lo repitiera dos veces, y colocándose entre las piernas de la mujer de su padre, acercó su enorme instrumento a la vagina de aquella. Visualizó la gran abertura de la vagina de la mujer, que aparecía ahora bastante dilatada, y quedó más excitado, al saber que le había abierto el coño de aquella manera. Su tremenda excitación le llevó a comenzar a penetrarla, comprobando que esta vez, su nabo se clavaba dentro de aquella caliente caverna, casi sin esfuerzo. Su madrastra estaba bien lubricada. Tras dos golpes de riñones terminó de clavarle íntegramente su cipote.

Si oo sigue asii oooo

Amara, sintió como aquella verga la llenaba completamente. Era como una barra candente, dura y gruesa, que la tenía totalmente atravesada. Pensó que le iba a salir por la boca. La sensación fue indescriptible para la mujer. Jamás había sentido nada semejante. Comenzó a percibir como la punta de aquella lanza alcanzaba, con cada penetración, su útero. Le llegaba hasta el mismo fondo. Oh Rafa…. Me llenas…Oh… sigue así ooo

Pronto, con la intensificación de las penetraciones del joven, Amara comenzó a disfrutar de nuevo de aquella cogida, viendo que el joven la perforaba una y otra vez, entrando y saliendo de su vagina con una velocidad de vértigo. O me vas a matar… o joder… noo .. para… o me revientas ….oo sigue ooo

Pero el joven no estaba ahora por la decisión de parar. Por primera vez, comenzaba a ser el dueño de la situación, y ahora era el que llevaba la voz cantante. Estaba completamente encelado y quiso demostrar a su madrastra lo macho que era. La penetraba tan profundamente, que a los pocos minutos comprobó como la mujer volvía alcanzar un segundo orgasmo. Demostrando su enorme vitalidad y excitación, no dejó de penetrarla en ningún momento. Pese a comprobar que Amara se venía en completos alaridos de placer, el no paraba de meter su verga una y otra vez dentro de su encharcado coño. O me matas … ooo nooo siiiii me vengo otra vez …. No puede ser.,. o para….

Las continuas penetraciones del joven, clavando sin cesar su tranca en el coño de la madrastra, llevaron aquella a alcanzar un tercer orgasmo casi simultáneo al segundo. Cuando acabó el tercer orgasmo, ya no pudo más. Amara se sentía desfallecer. Su cuerpo no le respondía.

Sin embargo, observó que el joven, seguía impertérrito, perforando una y otra vez su vagina. Pese a sus escasas fuerzas, se dio cuenta como el pene del joven se endurecía aún más. Al momento le vino a la mente que el joven estaba a punto de venirse. ¡Lo tenía que parar! No podía correrse dentro. ¡Ella no estaba protegida!

Pero, tenía tan pocas fuerzas, que apenas pudo articular palabra. Solo le miró a la cara, y se dio cuenta de que el joven estaba a punto de vaciarse. Todo fue inútil. Al momento sintió la primera lechada lanzada con gran potencia contra las paredes de su vagina. ¡Oh joder se estaba corriendo dentro de ella! Y al instante percibió la segunda lechada, a la que siguieron otra y otra, y así de forma casi continua. No lo entendía, el pene del joven parecía un surtidor, lanzando una y otra vez semen dentro de su abierta vagina.

Oh Rafa… te estas viniendo dentro … oh joder me llenas… oh, pero no para… oh joder me vas a llenar….

El joven estaba en la gloria. ¡Era el primer polvo de su vida, y la primera vez que se corría dentro de una vagina! No se lo podía creer. Todos sus temores se habían disipado. Ahora sabía de lo que era capaz, y que podía satisfacer plenamente a una mujer.

Cuando por fin acabó, se quedó un momento dentro de aquella. Estaban tan cerca, que la volvió a besar en la boca. Amara, lo aceptó, y al rato, tras despegarse un poco, ella le dijo: Oh Rafa… ¡te has corrido dentro!

El joven la miró un poco extrañado, y le preguntó: ¿no te cuidas?

-No.

-Pensé que tomabas la píldora.
Y, al darse cuenta de la cantidad de semen que había vertido dentro de la vagina de la mujer, se quedó apesadumbrado: ¿y si había embarazado a la mujer de su padre?

Amara percibió su temor y le comentó. No estoy ovulando, pero… es peligroso hacerlo sin condón. No pensé que te fueras a correr dentro. Solo pretendía que supieras que puedes satisfacer a una mujer plenamente. ¿te sientes mejor?

El joven la miro, con cara de autentico agradecimiento, y la volvió a besar en la boca diciéndole: -gracias, Amara. Nunca podré olvidarlo. Has sido la primera. Jamás pensé que pudiera hacer el amor.

-¿Y qué te ha parecido? Le preguntó ella, teniendo la cara del joven casi encima de ella, y aquel con su verga aún dentro de su vagina.

Eres única!. ¿No creo que encuentre ninguna mujer como tú?. Y luego deteniéndose, añade: ¡te has atrevido! ¿No sé si podre convencer a otra para que me permita penetrarla?

-seguro que sí. Ya has visto que puedes satisfacer plenamente a una mujer. ¡Y de qué forma! ¡Joder, me tienes toda abierta! Menos mal que tu padre no viene hasta dentro de unos días. Seguro que mañana no me muevo. Luego, sonriendo añade: ¿te sales ya? ¿me tienes tan abierta que no se si se podré levantarme?

-claro.. –
exclamó el joven saliendo del coño de su madrastra.

Tras salir del coño de su madrastra, Rafa volvió a comprobar el enorme hueco en que había convertido la vagina de la misma, sorprendiéndose al ver como salía de la misma una hilera de semen.

Amara al comprobar su vagina, le dijo: oh, Rafa… me los has abierto totalmente. Luego, tocó la hilera se liquidó blanquecino que salía de su coño, y le dijo: has visto. ¿me has llenado?... Espero que no ocurra nada, ya que no estoy en mis momentos fértiles, pero no deja de ser una locura.

Luego le mira, y le pregunta: ¿es la primera vez que lo haces con una mujer verdad?

El joven afirmó con la cabeza.

Entonces ella, le dice sonriéndose: Entonces soy la primera. Ay nene .. ¿te ha desvirgado la propia mujer de tu padre?...


Continua
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Rafael y su Madrastra Amara - Capítulo 03


Tras lo ocurrido, entre la madrastra y el hijastro, cada uno continuó con su vida durante los dos días siguientes, sin que ninguno de los dos se atreviera a decirse nada al respecto. Al cuarto día, Rafa sabía que su padre volvería el fin de semana. Sin poder evitarlo, al ver a Amara en la casa, al regresar del trabajo, su pene se revolvió bajo el pantalón. Aquella captó claramente la mirada y el bulto del pantalón del joven, pero, aunque lo deseara, tenía la intención de no volver a pecar más con el joven. Lo había hecho para ayudar al hijo de su marido, aunque era consciente de que su coño ansiaba volver a tenerlo dentro.

Rafa salió esa tarde y regresó bastante tarde, en una hora en que ya no era habitual en el mismo. Amara estaba preocupaba pensando que algo había ocurrido. Eran cercanas las doce de la noche cuando apareció el joven. Al ver su aspecto se dio cuenta de que había bebido, y eso no era costumbre en el mismo.

-Rafa. ¿Por qué has llegado tan tarde? Me tenías preocupada. ¿Por qué no me enviaste un mensaje?

-Lo siento Amara. He estado celebrando el cumple de un amigo, y nos hemos pasado un poco. - le contestó. Comprobando la mujer que estaba bastante ebrio y apenas se mantenía.

-Ya. ¡también has bebido bastante! No debías conducir bajo los efectos del alcohol. Anda, deja que te ayuda a llegar a tu cuarto. Si tu padre te ve de esta forma seguro que se enfadaría bastante.

Ella le ayudo, tras desnudarse el joven, comprobando que se quedó solo con el slip. Le echó la sabana encima y le dio las buenas noches. Cuando salía de la habitación, oyó que su hijastro le decía: ¿anda mamita?... ¡quédate esta noche en mi cama!

Ella se excito ante aquella proposición. Le miro sonriendo y contestándole: ¡sabes que aquello no puede volver a ocurrir! Lo hice por ayudarte. Pero no podemos volver hacerlo. ¿anda déjate dormir?

Amara se marchó a su habitación. Ya en la cama se retiró su bata, quedando únicamente en sostén y braga. Recordó las palabras del joven, y al instante se comenzó a agitar, teniendo que llevar sus manos a su entrepierna. Se notaba caliente y con ganas de sexo. Pero, aunque ansiaba volver hacerlo con el hijo de su esposo, sabía que debía retenerse. Aquello no podía volver a ocurrir. Intento dejarse dormir.

Sobre las dos de la mañana, se despierta, ya que había escuchado como si alguien hubiera entrado en su habitación. Se quedó agitada al comprobar que ese alguien, intentaba meterse en la cama con ella. Al instante, enciende la luz de la mesa de noche, y al girarse observa que se trataba de su hijastro. ¡pero! ¿Qué haces aquí? Rafa…¿Qué te ocurre? ¿no puedes dormir?

-así es mamita. Mejor me quedó en tu cama para ver si puedo dormir.

Ella se agitó al sentir como el joven la tomaba y se pegaba a su espalda en la cama. Al instante percibió la gruesas manos del joven, abrazando su cuerpo. Percibía un poco de olor a alcohol en el aliento del joven. Pero, su sorpresa fue, cuando aquel pegó su pelvis a su trasero. En ese momento se percató de que su hijastro tenía una erección brutal. Pese a tener el slip, aquel pujaba claramente hacia delante pegada a su trasero.

Amara, excitada y sorprendida, echó la mano hacia atrás y atrapó el pene del joven, el cual para colmo ya estaba fuera de su slip. Al instante exclamo: Oh Rafa… que te pasa…¿Por qué estas tan excitado?

El joven le comenta al oído: Ay mamita. ¡Es que no se me baja! ¡Lo he intentado, pero sigue igual! ¡No me deja dormir! - le comentó el joven, entre ebrio y con bastante caradura.

La mujer, no se creía lo que estaba escuchando. Normalmente el hijastro era bastante tímido y sumamente respetuoso. Lo achacó a estar bajos los efectos del alcohol. No obstante, le contesto: Oh Rafa… ¿No pretendas que yo te baje esa erección? ¡mejor será que vuelvas a tu habitación, e intenta dormir.

-pero mamita. ¿así no puedo? ¿has visto como la tengo? ¡parece que se me vaya a reventar! ¿Tócala otra vez para que veas?
Le contesta el joven, con aquella voz de joven tímido y del que parecía que apenas rompía un plato. Esa voz que trastornaba a la mujer.

Amara, aunque ya la había tocado el pene del joven, necesitaba volver hacerlo, por lo que aceptó la petición del mismo, y palpó de nuevo el enorme cipote. Lo acarició de arriba abajo, comprobando que tenía razón el hijastro: ¡Tenía una erección descomunal! Ella entonces se gira en la cama, y se le queda mirando hacia el mismo, sin dejar de acariciar la verga del joven, hasta que morbosamente, decidió igualmente palpar los testículos de aquel. Al instante se sorprendió, comprobando el abultamiento de los mismos, deduciendo que aquello solo podía suponer una cosa, que estaban repletos. El joven debía llevar una buena carga de semen dentro. Excitada se vio obligada a preguntarle: ¿Pero Rafa? ¿aun no has tenido ninguna encuentro con alguna jovencita de tu edad, que te desahogue?

El joven le contesta: ¡lo he intentado mamita!, pero “todas se asustan cuando ven mi pene”. Me dicen que lo tengo demasiado grande y no quieren intentarlo.

La mujer se queda perpleja. Era consciente de que más de una mujer, seguro que se asustaría al ver semejante monstruo. Pero el joven tenía que superar aquellos miedos y hacer comprender a la joven que, lubricándola, podía perfectamente mantener una relación sexual. Pero, en aquel instante, “el joven le estaba pidiendo, con total descaro, que aliviara la carga de sus testículos”, y eso alteraba sus cuerpo.

Se había prometido no volver hacerlo. Pero, al volver a tener en sus manos aquel cipote, notó como su coño se comenzaba a mojar de forma bastante manifiesta. Para colmo, el joven, escudándose en su ebriedad, alcanzó con su mano la raja del coño de la misma, pasando la mano por encima de la braga, percibiendo su humedad. Más sorprendida, se quedó, cuando comprueba como el joven aparta su braga a un lado, y los dedos de aquel se deslizan por toda la vagina, haciéndola suspirar al instante: oh no…oh que haces Rafa… o nooo

Ella se giró dándole la espalda al muchacho, intentando evitar que aquel continuara tocándola. Sin embargo, aquel volvió al ataque, y pronto pasaba todo su enorme pene por la entrepierna de la mujer, deslizando su cáñamo por toda la ranura del coño de Amara. Los suspiros de la mujer se hicieron patentes. Y más, cuando el joven logró enfilar su pene hasta colocarlo en posición para ensartarla desde atrás. Al instante se dio cuenta que el joven estaba decidido a clavarla.

Pese a sus intentos por evitar ser penetrada, se percató de que el joven, empleó toda la fuerza que le quedaba, para casi inmovilizarla, al tiempo que medio pene se incrustaba con fuerza y violencia dentro de su vagina. Oh no… Rafa …no … me duele… oo no para… no lo hagas oooo

E joven, en ese momento, solo pensaba en meter todo su cipote dentro del coño de su madrastra. Estaba como ido. Y, Amara pagó la consecuencias del estado del joven, ya que vio como aquel la agarró con fuerza por la cintura, mientras le envainaba con decisión la totalidad de su cipote dentro de su vagina. Era cierto que aquella se encontraba más abierta que la primera vez, pero no estaba lo suficiente lubricada, por lo que el dolo fue intenso. Le volvía a costar respirar, mientras se sentía atravesada totalmente por el tremendo falo del joven.

Oh cabron… me rompes, oh sácala… sácala…ooooo- gritaba estaba vez, al verse sometida por aquel joven semental que, dado su estado, solo pensaba en poseerla una y otra vez.

El joven, lejos de escucharla, comenzó a realizar los movimientos de entrada y salida, perforando el coño de su madrastra una y otra vez, ante los espasmos de aquella. Pese al dolor y las quejas de aquella, pronto el pene del joven empezó a entrar y salir del coño de la mujer con mayor facilidad, dada la lubricación casi instantánea de la mujer, comenzando Amara a sentirse mejor. Al comprobar que ya no le dolía, Amara comenzó a disfrutar de aquella inesperada cogida, sintiendo como el joven tomaba con sus dos manos, los pechos de la misma, al tiempo que la embestía desde atrás una y otra vez.

-Oh si… oh Rafa… si dame así oooo

El joven continuó con sus penetraciones, en aquella posición, empalando a la mujer desde atrás, logrando que alcanzara dos orgasmos casi seguidos. Y, cuando la mujer terminó el segundo, se dio cuenta que el hijastro tenía la intención de volver a correrse dentro, pero esta vez logró empujarlo fuera, viendo como aquel se corría sobre su cuerpo de forma casi estrepitosa, manchando las sabana todos sus muslos y piernas. Al terminar le replicó:

-Oh Rafa. ¿Querías volver a correrte dentro? ¿estás loco? ¿Es que acaso pretendes dejarme embarazada? Luego miro su cuerpo y las sábanas, diciéndole: me has pringado toda. Y voy a tener que cambiar todas las sábanas. ¡Que bestia… que forma de correrse!

El joven poco caso le hizo, quedando dormido en la cama de ella hasta bien entrada la mañana. Amara lo tuvo que despertar ante el peligro de que pudiera regresar antes de tiempo su esposo.

Tras lo ocurrido, pasaron unas dos semanas sin que volviera a ocurrir ningún encuentro. Una tarde, aparece el joven y le comenta un amigo de la universidad de Alemania, le había llamado para realizar un trabajo importante para una empresa internacional. Había hablado con la empresa, y le conservaban en trabajo hasta su vuelta, pero realizando parte del trabajo el mismo a distancia desde Alemania. Era una oportunidad importante, y tras meditarla había decidido aceptarla.

Amara, pese a todo, se sintió bastante triste, ya que se había acostumbrado a la compañía del joven, y así fueron pasando casi seis meses, desde la partida del hijastro. Las relaciones con su marido eran buenas, salvo en el tema sexual, ya que Julián con sus problemas de próstata y un tratamiento que le habían pautado, sus erecciones eran poco menos que esporádicas. Cuando recibía alguna llamada por videoconferencia o por teléfono de su hijastro, notaba que su cuerpo se excitaba. En varias ocasiones se tuvo que masturbar pensando en el joven.

Durante una visita su hermana, aquella le preguntó si no tenía intención de tener hijos con Julián. La mujer le confesó su problema con su marido, expresándole que tenía pocas esperanzas de quedar embarazada del mismo. Su hermana tenía dos hijos, y Amara cuando los veía, se entristecía ya que añoraba ser madre alguna vez. Pese, a que intentó que su esposo se corriera dentro de ella cuando estaba ovulando, todo parecía inútil.

Sin embargo, poco tiempos después recibió la llamada de Rafa, diciéndole que el trabajo en Alemania había concluido, y que regresaba a su tierra. Estuvo contando los días hasta la llegada del mismo. Se sentía excitada. Era su hijastro, pero en el fondo sabía que añoraba volver a tocar los genitales del joven, tenerlos entre sus manos y que la volviera a penetrar y abrir su coño con aquel tremendo garrote. Era consciente de que debía terminar con aquello, pero su cuerpo ansiaba ser poseída por el muchacho.

La noche antes del regreso del joven, se notó bastante excitada, y sumamente caliente. Pensó que era por el ansia de recibir al muchacho, pero haciendo cálculos, llegó a la conclusión de que podía estar en sus días fértiles o próximo a ellos. Busco el contacto de su marido, para saciar aquel intenso calor, y pese a que logró que aquel eyaculara dentro, apenas lo sintió, no llegando ella alcanzar el orgasmo.

En la mañana, se notaba caliente, excitada. Había quedado en ir a buscar al muchacho ella misma al aeropuerto, ya que su marido trabajaba y no pudo acudir. Para ello, se vistió adecuadamente, con un traje que había comprado para la ocasión, y que se adaptaba perfectamente a sus curvas y resaltaba su figura. El traje permitía ponerse debajo una prenda que le cubriera mejor sus pechos, dado que era bastante descotado. Tras pensarlo, se sentía tan excitada que decidió no colocarse la prenda (eso solo lo haría cuando se lo pusiera para su marido) y marchó a recibirlo con aquel amplio escote, que dejaba entrever sus hermosos pechos.

Rafa al verla, se quedó maravillado del traje que llevaba y lo bella que estaba su madrastra. Procuró abrazarla bien, sintiendo los pechos, y excitándose con el contacto de la misma. Incluso de camino a buscar el coche en el parking, Amara se sonrojó al comprobar como el joven la llevaba de brazo y en alguna ocasión aprovechó la ocasión para bajar su mano y palpar abiertamente el trasero de la mujer: ¿pero Rafa…?.. ¿Qué pueden vernos? ¡Uy como viene el nene?

Llegaron bien de mañana a la casa y nada más entrar, el joven lo tomó y la besó en la boca ardientemente. Oh, Rafa. para para…¿esto no está bien?

Pero el joven le dijo: Te deseo Amara. ¿No sabes las ganas que tenía de volver a verte?

-¿Lo dices en serio?.
Y, fijándose en el bulto del pantalón del joven, le pregunta: ¿No me digas que estás pensando en volver a tomarme? ¿Sabes que eso no puede volver a ocurrir? ….¡Oh estás loco… para para. Para …nooo.! terminó exclamando, viendo como el joven comenzaba a tocar sus pechos aún sobre el traje.

Las caricias del joven comenzaron a hacer estragos en la mujer, quien, ante su estado de excitación, aquellas caricias la enardecían más. Pese a que intentaba evitarlo, en el fondo lo deseaba. Mientras, el joven no dejaba de acariciarla. Amara, instintivamente llevó su mano hasta palpar el bulto del pantalón, comprobando que el joven estaba bien empalmado. Oh chico…¿cómo la tienes?… oh ¿sabes que no podemos volver hacerlo?

-Anda calla mamita. ¿Te he deseado ardientemente? Le contesto sin parar de acariciarla. Añadiendo: “Eh soñado con cogerte de mil maneras”. ¡Me he matado a pajas!! Pero, oh mamita ¿ahora que por fin te tengo, pienso meterte mi polla hasta los mismos huevos Amara?

Amara se sorprendió por la forma de hablar el joven, y su intenso deseo de poseerla. Se daba cuenta que le iba a costar convencer al joven de que no debía seguir adelante. Pero, la insistencia de aquel le estaba convenciendo de que aquel joven tenía la firme intención de poseerla, aún contra su voluntad. Extremo que vio confirmado, cuando Rafa la tomó en brazos, y la llevó hasta el dormitorio de matrimonio.

La actitud del joven, más la enceló, especialmente por el morbo que suponía que la llevara a su propio dormitorio familiar. Ya dentro pensó: ¿No solo me quiere follar, sino que quiere hacerlo en la misma cama donde duermo con su padre?

El joven no perdió tiempo y comenzó a desvestir a su madrastra, sacándole el traje por la cabeza, dejándola únicamente con un sostén minúsculo que resaltaban sus pechos, dejando parte de ellos fuera. En su parte baja, la mujer únicamente portaba una pequeña tanga, bastante trasparente que dejaban a la vista los vellos del su problado pubis.. La miró, con cara de autentico deseo exclamando: Oh Amara… ¿qué buena estas? Dios, ¿cuánto he deseado volver a verte así?

La decisión del joven fue tal, que pronto desaparecieron del cuerpo de la mujer el sostén y la tanga, dejándola completamente desnuda. Rafa se maravilló del cuerpo de la mujer de su padre, comprobando que permanecía igual que la última vez que la había visto desnuda. Había intentado tener algunos encuentros con algunas jóvenes de Alemania, pese a que no lo había conseguido. Sin embargo, podía afirmar que ninguna tenía el fabuloso cuerpo de su madrastra.

Amara por su parte, tampoco había perdido el tiempo, ayudando al joven a que retirara la camisa y pantalón que llevaba puesto, quedando aquel únicamente con su slip. Se relamió contemplando el enorme bulto de aquella prenda interior, que amenazaba con romperse. En su interior de la mujer, surgió el deseo irrefrenable de volver a ver al joven desnudo y con su pene al aire. Por un lado, sabía que debía parar, pero su corazón ansiaba y añoraba volver a contemplar el instrumento del hijastro.

Le miró a la cara, y luego con decisión, tiró de aquella prenda hacia abajo, dejando al joven con toda su verga al aire, exhibiendo una notable erección, que la hizo exclamar de admiración: Oh, Rafa…. Uf ¿cómo la tienes?

La contemplación de los genitales del joven, la llevó a tomar rápidamente el pene en su mano, con el deseo innegable de volver a sentir su dureza. Como esperaba, el vástago del joven mantenía una dureza férrea, que la llevó igualmente a manifestar: ¡que dura!... Uf ¿no pretenderás clavarme de nuevo todo eso?… oh Rafa…mi coño se ha cerrado.

El joven, antes de contestarle, tomó los pechos de la mujer en sus manos, para luego pasar una de sus manos por el interior de las piernas de la fémina, alcanzando el húmedo coño, contestándole: ¿No te preocupes mamita? ¡Hoy te lo voy a volver abrir otra vez! ….uy…que húmedo lo tienes… Uf Amara… ¡te la voy a volver a clavar toda!

La mujer al sentir los dedos del joven en su vagina se revolvió, sin parar de tocar y manosear sin pausa, la mandarria del joven. Recordó al momento las dimensiones de aquel falo, que ya había invadido su coño, pero que, con el paso de los meses, había olvidado un poco. Observar la rugosidad del pene, con las enormes venas que los circundaban, y el tremendo grosor del mismo, en comparación con los de su marido, la hizo llevar a conocer el estado de los testículos del joven. Sin soltar la mandarria, la cual continuó sosteniendo en una de sus extremidades superiores, con la otra, alcanzó los testículos del joven. Un escalofrío invadió el cuerpo de la mujer, al percatarse del volumen de los mismos. Amara se dio cuenta que su hijastro debía llevar una buena carga se espermatozoides en aquellas dos grandes bolas. Al instante, por su mente pasó el pensamiento en su estado de posible fertilidad, y la consecuencias de que el joven pudiera correrse dentro.

Estaba pensando en ello, cuando Rafa, como si hubiera estado averiguando su pensamiento, le dijo: ¿te has fijado como los tengo? ¡están repletos! ¡Uf mamita te voy a llenar el coñito completamente!

Cuando la mujer escucho aquellas palabras, quedó como trastornada, sobresaltándose, contestándole con suma agitación ¡Pero… Rafa…! ¿no solo quieres hacerlo sino que ¿……¿encima quieres correrte dentro? ¿estás loco?... oh joder ¿debes de tener una buena cantidad de semen acumulada ahí dentro? Terminó diciéndole, mientras volvía a palpar ampliamente los testículos del joven.

El joven, con autentica morbosidad en su cara la contesto: -¡Llevó días sin masturbarme, pensando en ti!. ¡No me he corrido reservándome para cuando estuviera a tu lado!!

-Oh Rafa. ..¿pero qué dices?….oh si… ¡Oh estas bien loco! Le atino a contestar aquella, excitada viendo como el joven no paraba de manosearla, chuparla, mamarla, y tocarla por todos lados. La mujer, mientras, veía como el joven la iba excitando cada vez más, pensó en los comentarios de su hijastro: joder ¡este chico tiene los huevos completamente llenos! Y encima pretende correrse dentro. Y en mi estado… ¡Oh, Dios, ¡que locura!

Mientras pensaba en ello, observó como el joven, suavemente la obligó a recostarse sobre la cama de matrimonio, haciéndola que abriera sus piernas en forma de tijera. Acto seguido, se acercó, colocándose entre las piernas de misma, acercando su cara hasta situarla a escasos centímetros de la vagina de la mujer de su padre. La visión del coño de aquella mujer lo embriago. Los labios rosados emergían entre el abundante vello, comprobando que, era cierto, que se había cerrado. El joven aún recordaba haberlo abierto desmesuradamente, y ahora volvía aparecer como un coño normalito. ¡Dudo de nuevo que pudiera volver a clavar su enorme cipote en el mismo!

Pero el joven, había soñado con follarse a su madrastra de varias maneras. Y ahora, le estaba apeteciendo comerle el coño a la misma. Era algo que se le daba bastante bien, y que había puesto en práctica con las otras jóvenes con las que había estado. Todas habían terminado corriéndose, ante las lamidas y comidas de coño que le había practicado. Sin preámbulo, comenzó a pasar su áspera y larga lengua por el interior de los muslos de la mujer, para ir subiendo, acercándose cada vez más, con anhelo contenido, hasta alcanzar los labios vaginales de Amara. Una vez alcanzado su objetivo, varios lengüetazos, llevados a cabo como si de una brocha de pintar se tratara, fueron barriendo la superficie de la abertura del coño de Amara, de arriba abajo y de abajo arriba, haciendo gritar aquella: oh que haces ooo oh Rafa…. Pero que me haces ooo siii

Amara no se creía lo que le estaba ocurriendo. Había soñado y visto en algunas pelis porno que, por casualidad y de forma casi clandestina había visualizado, como algunos hombre le comían en coño de la mujer. ¡A ella jamás su marido se lo había puesto en práctica! Por otro lado, sus ideas religiosas adquiridas de sus padres y del cura del pueblo natal, le había involucrado que el sexo solo era para procrear y que tampoco había que sentir placer. Ahora, al sentir la lengua del joven recorrer la superficie de su vagina, no solo la trastornaron, sin que la hizo olvidarse de sus prejuicios morales. Era un placer nuevo para ella. Y el joven, parecía de verdad un experto, ya que pronto se concentró en su clítoris, relamiendo su coño de tantas formas, que al poco tiempo tuvo que tomar la cabeza del joven entre sus manos, y apretarla contra su vagina, mientras terminaba alcanzando unos de sus mejores orgasmos: ooohhh Rafa …. Oo siii sigue ooo chico… me vas hacer ,… correr oooo siiiii

Amara vio como se venía estrepitosamente, entre fuertes alaridos, llenando con sus fluidos el rostro y hasta la misma boca del hijastro. Estuvo convulsionándose durante varios minutos, hasta acabar relajando su cuerpo, y soltando la cabeza del joven. La visión de la cara de Rafa, con restos de sus fluidos esparcidos por su rostro, y hasta algunos vellos sueltos, que el joven comenzó a retirar de sus labios, la lleno de completa lujuria.

-Oh Rafa… -exclamó la mujer con cara de auténtica satisfacción.

El joven sin pérdida de tiempo Rafa se incorporó, comprobando la mujer como el mismo blandía entre sus piernas el enorme cipote, completamente descapullado y exhibiendo su enorme cabeza gruesa y reluciente, el cual sin lugar a duda pretendía hundir en su panocha. Y, así fue, al instante, el joven se colocó casi encima de la mujer, acercando su nabo hasta situarlo justo a la entrada de la caverna vaginal. Con una de sus manos, le dio unos brochazos, por toda la ranura, embadurnándose a propósito con los jugos vaginales, para luego presionar, viendo como comenzó a entrar su verga poco a poco, ante los resoplidos de la mujer: oh despacio… ooh que grande la tienes…ooo

Pero el joven, no por ello se detuvo. Mantuvo una penetración constante, viendo como pronto la estrecha vagina de Amara se tragaba más de la mitad del pene del hijastro. Oh para.. espera…oh me revientas… ooo

Sin embargo, los deseos del joven por terminar de clavar toda su verga en el coño de su madrastra, lo llevó a esperar unos momentos, y luego con un golpe de riñones, le terminó de endosar la totalidad de su tranca hasta los mismos huevos. Arama se retorció ante el dolor que le produjo la violencia de aquella introducción, viendo como su vagina se dilataba de inmediato, para poder albergar el tremendo pedazo de carne del hijastro. Ohhh que dolor oooo para oooooo

Rafa se sintió satisfecho. Por fin volvía a estar dentro de su madrastra. Había soñado, añorado y fantaseado durante su larga estancia en el extranjero por volver a clavar a la mujer de su padre, y ahora estaba bajo él, en la misma cama donde aquella dormía con su padre, con todo su tremendo nabo ensartado en el coño de Amara. Tras haber alcanzado su objetivo, se relajó y espero un poco a que la vagina de la mujer se fuera adaptando a las dimensiones de su pene, y cuando comprobó que aquella iba cediendo en el presión de las paredes de su vagina contra el pene del mismo, comenzó un bombeo constante, e incrementando cada vez más las penetraciones, perforando el caliente coño de Amara con gran ardor y energía.

Amara lo miraba, y pese al dolor sufrido, pronto comprobó como nuevamente comenzaba a gozar de aquella penetración. Miró a la cara al joven y le pregunto: ¿así me querías tener verdad? ¿quieres tener totalmente abierta para ti? Oh, Rafa… cabronazo que buena polla tienes.

El joden excitado, le contesto: -¿también me deseabas verdad Amara? ¿Deseabas tener mi tranca en tu coñito, como te tengo ahora? Uf mamita que buen coño tienes.

-oh si sigue así… oh Rafa, vas hacer que me corra nuevamente… joder como me entra ooo sigue ooo siiiiii
exclamó la mujer, viendo como al poco tiempo de comenzar aquella penetración, estaba tan caliente que pronto alcanzó el primero orgasmo con la polla del joven dentro.

Pese, a venirse la mujer, Rafa continuando con su forma de follar, y dando pie a su enorme poderío físico no cesó en la sus penetraciones, por lo que la continuó bombeando sin para, dejando caer su cuerpo con cada empuje hacia delante, haciendo que su pene entrar al máximo dentro de la vagina de la mujer, alcanzando el útero de la misma. Tanto, que Amara vió como su cuerpo se convulsionaba nuevamente al poco tiempo de su primer orgasmo, alcanzando un segundo y hasta un tercero. Oh me matas ooo me viene otro oooo Rafaaaa

Tras ello el joven, bajó un poco el ritmo de la penetración, diciéndole a su madrastra: Uf mamita, te encuentro muy caliente…. ¿Tienes el coño como una caldera? uf.. que delicia follarte.

La mujer tomando un poco de alivio, le contesto: ¿te has dado cuenta?... Uy Rafa… ¿creo que estoy en mis días fértiles? Esta mañana me tome la temperatura y creo que estoy en mis mejores momentos…

El joven se quedó algo preocupado. Pero él tenía la firme decisión de volver a correrse dentro de Amara. Lo había soñado, y hasta se había reservado sin masturbarse para ese encuentro. Por ello continuó fallándola, ahora con mayor intensidad, viendo que su venida era inminente. La mujer al ver la expresión de la cara del joven le dijo: Oh Rafa…¡no puedes hacerlo dentro!… ¡te he dicho que estoy ovulando! tienes que salirte.

El joven no le respondió, continuó penetrándola a un ritmo tremendo, eufórico. La mujer viendo que no iba a detenerse, intentó quitárselo de encima. Pero el joven, en la posición en que estaba sobre la mujer, sujeto las manos de aquella colocando las suyas encima, inmovilizándola, mientras no paraba de darle polla. Bajo ningún concepto, iba de permitir que la mujer fuera a detener su venida dentro del coño de aquella, diciéndole: ¡eres mía Amara! ¡te voy a llenar! ¡me he reservado para ti y ahora vas a recibir toda mi leche!

-oh ¿estás loco Rafa? No lo hagas… ¡me puedes embarazar!... Lo miro con cara de asustada, comprobando por las fracciones del rosto del joven que no se inmutaba por sus protestas, al tiempo que percibió como el pene se iba endureciendo más dentro de su vagina. ¡Oh este cabronazo de va a correr dentro de mí! ¿No se va a salir? ¡Me va a preñar! - pensó la mujer al ver la decisión del hijastro.

Rafa totalmente enardecido, sujetó bien a su madrastra, casi sometiéndola, no dejando que se saliera de debajo de su cuerpo, mientras no para de perforarle el coño. Cuando sintió discurrir el semen por el interior de su pene, alojó firmemente su nabo, insertándolo lo más profundamente que pudo, dentro del coño de la mujer, ayudándose incluso con su cuerpo, de forma que con su propio peso logró que su verga entraba profundamente a la mujer. Y, casi al unísono, lanzó su primera descarga de semen dentro de la vagina de la mujer.

Cuando Amara sintió, esa primera lechada, se dio cuenta de que no solo se iba a correr dentro, sino que la eyaculación iba a resultar bien profunda. Y no se equivocaba ya que Rafa estaba lanzando su semen justo a la altura de su útero. Oh.. te vienes… ooo Rafa..,… porque lo has hecho oooo me llenas…. ooo

El joven no paro de venirse dentro de la mujer, lanzando varias descargas de espeso y caliente semen dentro de su madrastra. Amara se dio cuenta, que, dado su estado, su hijastro la iba a terminar embarazando. Lo que no había hecho su padre en tantos años, su hijo lo hija a conseguir en el tercer encuentro sexual con el mismo. Percibía claramente el botar del semen dentro de su vagina. Igualmente comprobó que el joven decía la verdad respecto a que se había reservado para esa ocasión, ya que su eyaculación no solo fue abundante, sino sumamente copiosa.

Cuando por fin el joven acabó, Amara forcejeó hasta lograr salirse de debajo del joven, con cara de autentico enfado. Cuando por fin lo logró, aquella miró su vagina, observando el enorme hueco que el joven le había abierto de nuevo, y los restos de semen que salían del mismo, signo manifiesto de la copiosa venida del joven. Le miró a la cara, con cara de autentico enfado, manifestándole: ¡me has violado! ¡te has corrido dentro sin mi consentimiento!... ¿es que estás loco? ¿no sabes las consecuencia de lo que has hecho? ¡seguramente me has embarazado! ¿Cómo se lo digo a tu padre?... ¡oh que locura!, terminan do por marcharse rápidamente al baño dejando el joven en la cama.





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heranlu

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Rafael y su Madrastra Amara - Capítulo 04


Tras pensarlo adecuadamente se quedó preocupado y abatido. Se había corrido dentro de su madrastra, a pesar de su oposición, y a pesar de haberle advertido aquella de su estado de fertilidad. Había estado tan ciego, por su ansiedad de volver a penetrar a su madrastra, que no reparó en las objeciones y peticiones de aquella. La realidad es que se quedó acongojado, hasta el punto de que tomo la ropa y se fue a su habitación, encerrándose en la misma. Pensó, en lo mal que se había portado con su padre, cogiéndose a su propia esposa, y hasta con la propia Amara, que tan bien lo había acogido.

Amara, por su parte, quedó pensativa, nerviosa y sumamente alterada por lo ocurrido. Intento lavarse pronto y orinar para tratar de expulsar el semen del joven. Sin embargo, pese a haber orinado y lavado, comprobó que pocos momentos después continuaba manchando su braga con el semen del joven. ¡La eyaculación del hijastro había sido tan copiosa que estaba segura de que sus espermatozoides habrían fecundado sus óvulos! Estaba tan enfadada que comió y, ni siquiera llamó al joven para almorzar.

Ya en la noche, llegó su esposo, y cuando aquel fue a visitarlo a su dormitorio, se dio cuenta de que el joven no estaba. Al preguntar a su esposa, aquella le dijo que se había quedado dormida en su dormitorio, y que seguramente el joven salió a visitar algún amigo.

El matrimonio se acostó temprano, ya que Julián venía bastante cansado del trabajo. No obstante, la mujer, consciente de lo que había hecho, volvió a insistir ante su marido para que la penetrara, comentándole que estaba ovulando. Sabía que era una temeridad, ya que su esposo notaría que su vagina estaba bastante abierta y con restos de semen. Pero en la oscuridad de la noche, el marido no se percató de ello, y pese haber notado la panocha de su mujer bastante abierta, lo achacó a su estado de ovulación. Pese a todo, Amara consiguió que el marido se corriera dentro de ella, aunque apenas sintió la eyaculación del mismo, quedándose ambos dormidos hasta por la mañana.

El joven, abatido, había decidido salir de casa, regresando bastante entrada la noche, tratando de evitar el encuentro con su padre. No obstante, en la mañana, el padre lo fue a visitar a su propio dormitorio, saludándolo como si nada hubiera ocurrido, para luego marchar Julián de nuevo al trabajo.

Amara, se sentía resentida contra el joven, aunque, por otro lado, notaba que aún permanecía bastante caliente. Se volvió a tomar la temperatura y evidenció que permanecía ovulando con total seguridad. Sentía una cierta satisfacción al haber logrado, pese a todo, que su marido se corriese dentro de ella la noche anterior. Pensó, ¿si quedo embarazada Julián podrá pensar que es producto de ese encuentro? ¿además tampoco lo sabre a ciencia cierta? Aunque, era consciente de que ésta era una deducción y justificación bastante fútil, ya que en el fondo intuía que, si quedaba embarazada, lo más probable es que lo fuera por la semilla del joven. En todo caso, se quedó se tranquilizó diciendo: ¡total, tienen los mismos genes!

Se animó con estos pensamientos, y hasta en parte, tras mucho meditarlo, un sentimiento de alegría afloró en su corazón ante la posibilidad de que pudiera ser madre. ¡Quizás, esto haya sido una bendición, y necesitaba que ocurriera!, pensó la misma.

Mas recuperada, se percató de que el joven no había salido de su dormitorio, teniendo plena conciencia de que seguramente aquel se sentía culpable por lo ocurrido. Sin embargo, pensó que, ella era tan culpable como el mismo, ya que tampoco se lo impidió. Al ver que el joven no había desayunado, decidió prepararle algo para desayunar y llevárselo al dormitorio.

Como en otras ocasiones, hasta la marcha de su marido había permanecido con su bata de levantar, y debajo vestía únicamente una braga, y ni sostén se había colocado. Con ese mismo atuendo decidió acceder al dormitorio del hijastro.

Tocó en la puerta, y de inmediato entró en la habitación portando la bandeja con el desayuno. Hallo al joven dentro de la cama, comprobando el torso del mismo desnudo, por lo que intuyó que únicamente llevaría puesto el slip, como en otras ocasiones. A pesar de su resentimiento hacia el joven, al ver su torso desnudo, sin poder evitarlo notó que volvió a excitarse.

-¿No has comido aún?. ¿Vamos levántate que te he traído el desayuno? - le comentó ella, dejando la bandeja en la mesa de noche y sentándose al borde de la cama.

El joven la miró, bajó la cabeza y le dijo: ¡Ay, Amara, siento de veras lo ocurrido! Estaba tan obcecado que …no … lo siento.

La mujer le contesto: -Ya. ¿Me supongo que habrás pensado en las consecuencias de haberte corrido dentro? Además…. te corriste tanto que creo que aún se me moja la braga con tu semen. ¿Rafa, ya tienes edad para saber controlarte?

-Ya. ¿Y mi padre? ¿Lo sabe? ¿les ha comentado algo…?


Ella le mira y le contesta: ¿estás loco?¡ Si tu padre se entera de esto nos coloca a los dos en la calle! ¡Y no le falta razón!

¿se ha marchado ya? le preguntó el joven algo nervioso de que aquel pudiera aparecer y verlos hablando de aquellos temas.

Amara le contesta: Tranquilo, Tu padre machó a trabajar.

Luego, mira al joven, y sin saber porque, decide confesarle al hijastro algunos problemas de su padre, diciéndole: ¿me supongo que conoces el problema de próstata que padece tu padre? No debería decírtelo, pero ¿debes saber que el mismo tiene bastante problemas para conseguir una erección duradera?

El joven, se detuvo, dejando la comida a medias, mirando fijamente a su madrastra ante aquella revelación desconocida para él.

La mujer observo la cara del joven, y añadió: ¿Veo que no sabías nada?. Tu padre, al igual que tu sois bastante tímidos, y no sueltan prenda sobre vuestros problemas o preocupaciones. Luego continuó: De todas formas, conociendo lo ocurrido ayer, “logré que tu padre se corriera dentro de mi anoche.”

El joven palideció ante aquella revelación de su madrastra. En el fondo se sentía celoso. La mujer continuó: pero, la realidad es que ¡apenas lo sentí…! ¡en cambio cuando tú te has corrido, he sentido perfectamente tu venida y como me llenas!

Esta última revelación lleno de orgullo al joven. Tras ello, comenzaron a hablar más tranquilamente, mientras Rafa terminaba su desayuno. Luego, Amara observó como el joven se incorporó para dirigirse al baño, con la finalidad de lavarse los dientes y la boca, constatando que mantenía una notable erección en el slip, que como única prenda portaba. La excitación del muchacho contagió la suya. Debía haber recogido la bandeja y marcharse, pero algo en su interior la obligo a quedarse.

Al regresar el joven, vuelve a visualizar el enorme abultamiento que se había formado en el slip, exclamando: ¿Qué cabronazo? ¿estas excitado solo con la conversación? ¿no estará pensando que voy a dejarte …?

El joven esta vez no le contesto. Se limitó a mirarla, mostrando una cara de autentico sádico sexual. Era como si aquel muchacho se hubiera vuelto a transformar. Contempló como se acercó hasta donde ella se encontraba, y colocándose delante le dijo: ¿vamos mamita bájame el slip para que veas como me tienes de nuevo?

Amara, se sobresaltó. Pensó que lo procedente era reprocharle aquel descaro y salir de la habitación. Pero, el intenso deseo sexual, y calor corporal, la tenían tan excitada que, sin contestar, hizo lo que le pidió el joven. Tras bajar el slip, comprobó morbosamente que el muchacho estaba nuevamente con todo su cáñamo envarado. Sin poder contenerse, alargó su mano y tomó aquel, manoseándolo, y dirigiendo una mirada al joven le pregunta ¿Qué pretendes hacer de nuevo con esto? ¿no me dirás que quieres volver a clavarme? ¿acaso crees que te voy a dejar después de lo ocurrido ayer?

El joven, se dio cuenta que, pese a su enfado, su madrastra estaba de nuevo caliente. De hecho, había venido hasta su dormitorio, y hasta se había atrevido a bajarle el slip. Su cara cambió y adquirió la de un auténtico depredador sexual, por lo que, tomando la cara de Arama, la acercó hasta la misma cabeza de su polla, diciéndole: ¿vamos mami? ¿mámala un poco, sé que estas deseando meterla en tu boca?

-¿pero qué te has creído?..Oh…
exclamó la mujer, que sin embargo, no pudo seguir, al comprobar mientras hablaba, como el joven empujó su pene llegando a introducirlo en su boca. ¡Jamás lo había hecho, pero sin preverlo, ahora tenía la polla de su hijastro en la boca! Tuvo que abrir bien su cavidad bucal para albergar el grosor de aquel pedazo de pene, aunque sabía que solo podría con una parte de ella.

-oH si Amara. ¡Que boca tienes!… ¡oh sigue ….vamos mamita! … continua así ooo

Pese a su escasa, o nula experiencia, la mujer comenzó pronto a cogerle el tranquillo, y al momento se vio mamando aquella polla joven, que su hijastro ponía a su alcance, como bastante morbosidad y destreza.

Mientras su madrastra le mamaba la polla, el joven fue desnudando a la misma, hasta el punto de retirarle hasta las propias bragas que llevaba. Al contemplar el cuerpo de la mujer desnudo, le retiró el pene de la boca, y tomando a la misma, la puso a cuatro patas sobre la cama, pero dejando que el trasero de aquella quedara justo al borde de la misma y a una óptima altura para su envarada verga. Excitado, sin preámbulo, dirigió su tranca hasta volver a clavar íntegramente en aquella posición, la totalidad de su pene en el frondoso coño de su madrastra. Al poco tiempo sintió como sus testículos colisionaron con el trasero de aquella. Oh despacio oooo …. ¿Me abres ¿….oh Rafa … otra vez no?.

-Vamos mami. ¡Necesitabas volver a tenerla dentro! ¿no lo niegues? Uf… ¡sigues aún bien cliente Amara! ¡estas ardiendo!

-Ya de lo dije. ¿Creo que aún estoy ovulando?, Por ello no debemos seguir. oh joder como me abres ooo Le contesto la mujer, mientras hacia esfuerzos por aguantar los empujes del joven.

-Ya lo se mamita. ¡Pero eso no va a impedir que te de una buen cogida esta mañana! ¿la sientes verdad?... ¿sientes cómo me tienes mamita? ¿sientes como mi polla invade tu chochete?

-Oh si cabroncete…¡la tienes bien dura!… oo siii ooo-
exclamo la mujer, sorprendida por la actitud del joven. Era evidente que en ese momento el que llevaba la voz cantante era el joven.

Rafa, pletórico de nuevo, plenamente recuperado, y con la tremenda fortaleza que le proporcionaba su juventud, comenzó a follar a la mujer de su padre, con autentico frenesí e intensidad, viendo como el estrecho coño de Amara se abría al máximo, facilitando el acceso del vástago hasta el mismo fondo. Se percató que, aquella postura, era perfecta para penetrar totalmente a la mujer. ¡El coño de su madrastra se tragaba la totalidad de su falo hasta la misma empuñadura! ¡Oh mamita como te entra mi pene!… oh si así, ¡hasta el fondo!!!!!

¡oh me revientas oooo….. despacioooo! Exclamaba Amara viendo como el nabo el joven estaba pletórico esa mañana y tan duro como el día anterior.

-Si mamita. ¡Te voy a dejar de nuevo bien abierto ese coñito! Uf me tienes como un toro. Mientras le comenzaba a propinar unas palmadas en el trasero, al tiempo que le empujaba la totalidad de su cipote en el coño, excitando aún más a la mujer. Luego al constatar como colgaban los voluminosos pechos de Amara, alargó sus manos, y comenzó a manosearlos y tocarlos, apretándolos e intentando aparcarlos completamente en sus manos.

Eso estimuló aún más a Amara, la cual estaba tan caliente y arrecha que, tras las primeras arremetidas del joven, pronto alcanzó el primer orgasmo de la mañana. No obstante, el joven continuó clavándola sin parar, metiéndole verga una y otra vez, con dureza, sacando su nabo hasta fuera para luego volver a ensartársela nuevamente, abriendo la vagina hasta límites insospechados: Oh Rafa… ooo ¡como estas esta mañana oooo!

Amara no tardó mucho en alcanzar el segundo orgasmo de la mañana. Se sentía en la gloria. ¡Estaba enamorada de la polla del hijastro!

Cuando por fin terminó de convulsionarse, casi agotada, constató que el hijo de su marido seguía con la misma energía metiendo su pistón candente dentro de su ardiente coño. La mujer no llegaba a comprender el tremendo poderío del joven, y la vitalidad del mismo, ya que su pene continuaba entrando y saliendo de su dilatada vagina con la misma entereza después de casi veinte minutos de tremenda cogida.

Pero, todo tenía una límite, y pronto se percató Amara de que el joven estaba propenso a venirse. En ese momento dudo, pero sin embargo se dijo, ¿no puedo permitir que se vuelve a correr dentro?, por lo que le pregunto: Oh Rafa… ¡debes hacerlo fuera.! ¡No puedes volver a venirte dentro!! ¡sabes que no podemos!...

Amara se quedó sorprendida al constatar que el joven, no estaba por la labor. El hijastro quería volver a correrse dentro de su madrastra. La mujer quedo anonadada al escuchar como el tímido hijo de su marido le decía: ¡Por supuesto que voy a correrme dentro mami. ¡quiero volver a llenarte! ¿sé que lo estas necesitando? Tienes ese coño como un volcán en ebullición.

Ella sabía que era cierto. Que en el fondo quería que se corriera dentro. Que la volviera a llenar. No debía, pero “si lo necesitaba”. ¡Ansiaba volver a sentir el batir del semen del joven dentro de su ardiente vagina! No obstante, se hizo la remolona exclamando: -Pero ¡me puedes dejar embarazada!

Mas sorprendida se quedó al escuchar las palabras del joven: -“Anoche permitiste que mi padre se corriera dentro de ti”. ¡Ahora me toca a mí! Añadiendo con gran morbosidad ante la incredulidad de la mujer: “Además mamita, así garantizamos que quedes bien Preñadita”. Si mamita…. Creo que ya me viene… o siii ….te voy a dejar bien llena.

-¿Estás loco?. ¿de verdad pretendes preñarme?

-Oh mamita ¡sueño con verte con una barriguita y por follarte!
Le manifestó el joven sin parar de penetrarla, mientras se preparaba para volver a descargar dentro de la madrastra.

-¿estás loco?… oh Rafa, no vuelvas hacerlo… oh nooooo …ooo.. eres un sinvergüenza lo has vuelto hacer .. ooo… ¡me quieres preñar de verdad!

Y el joven cumplió lo dicho. Al instante un torrente de espeso semen volvió a ser inyectado en el coño de la mujer de su padre. Como la vez anterior, la penetración fue bastante profunda, al igual que profundo fue el lugar donde descargó su semilla: a las puertas de su útero.

-Oh Rafa…. Me vas a llenar otra vez … oh cabronazo ¡oh como te siento…. ¡.

La venida del joven fue igualmente sustanciosa, regando plenamente el coño de su madrastra, quedándose dentro de ella durante unos instantes, ante de salirse de la misma. En el momento en que extrajo su mandarria, se quedó mirando la tremenda abertura vaginal, y los restos de su semen.

Tras ello, la mujer se echó sobre la cama, volvió a mirarse su vagina, observando, agitándose al ver el enorme boquete abierto por la tranca del joven, y fluir de los restos de semen. Oh, Rafa. ¡estas decido a embarazarme! .. oh joder ¡me has vuelto a llenar!

El joven la tomó y la obligó a recostarse con el mismo sobre la cama, besándola ardientemente, descansando durante más de una hora. Tras lo cual la mujer decidió levantarse. Sin embargo, el hijastro la sujetó y colocándola abierta de piernas sobre la cama, se montó sobre ella y le volvió a encajar su enorme verga. Nuevamente Amara se vio empalada por su hijastro. Oh.. otra vez noo….

Pero, pese a sus protestas, el joven la comenzó a penetrar, logrando que aquella comenzara a colaborar, copulando de forma ardiente, alcanzando nuevamente la mujer un nuevo y enésimo orgasmo. En ese momento, le mira y le pregunta: ¿seguro que pretendes volver a correrte dentro verdad?

-¡Por supuesto mamita… te voy dar mucha lechita!

-Oh nene. Vas a preñar a la mujer de tu padre. ¡que degenerado!
Le dijo sonriendo. Ya nada le importaba, fue ella misma la que incitó al joven a venirse dentro de ella.

Rafa no se lo pensó dos veces, y ante la incitación de su propia madrastra, comenzó de nuevo a descargar dentro, llevando a cabo una eyaculación tan copiosa como la del día anterior.

Amara, sentía el fluir del caliente semen del joven dentro de su coño, y estaba vez lo disfrutó. Era consciente que esta vez no se iba a escapar. El hijastro la iba a dejar preñada de una vez por todas. Oh sii ¡te siento…oh me llenas Rafa…! Y mirando a los ojos al hijastro, le incitó: ¡vamos Rafa… lléname bien! termina de preñar a la mujer de tu padre! Vamos chaval “hazme un hijo” … ooo si así oooo

Cuando acabaron, la mujer le miró y le dijo: Oh Rafa. Esta vez creo que no me escapo. ¡seguro que me ha embarazado! Me has follado y llenado durante los dos mejores días.

El la acarició y la beso nuevamente, diciéndole: Oh mamita. ¿es que estas tan buena?... Me encantaría verte con una pancita. ¿Seguro que estarás igual de buen para darte una buena cogida?

La madrastra le miró, sonrojada y excitada, diciéndole: ¿estás pensando en follarme embarazada? …..

-te aseguro que no te escaparás mamita.
Le comentó el joven sonriendo.



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