Primera cita con mi sumisa.

Icaro13

Pajillero
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Tras varios meses chateando con una sumisa que se me ofreció en un foro, por fin llegaba la hora de consumar la sesión que tanto habíamos deseado. Ella había despertado su “hambre” de sumisa a raíz de la novela 50 Sombras de Grey y me confesaba que su actual novio no la complacía en ese sentido, que era muy tradicional. Bien, yo me considero un buen amo, con años de experiencia, así que no me podía negar, más aún al ver las fotos que me había mandado previamente al correo: pecho no muy grande, normalito tirando a pequeño y, eso sí, un culo de escándalo. Quedamos un viernes a las diez. Llamé a la puerta y Anastasia me abrió (aprovechando los protagonistas de la novela, decidimos apodarnos Anastasia y Sr. Grey, aunque a mí me gusta más que me llame Ícaro).

¿Qué tal Anastasia?
Buenos días Sr. Grey, ¿qué tal? Bien, medio dormida todavía... je, je, je.
¿Estabas nerviosa pensando que hoy quedarías con el amo Ícaro?
La verdad... Sí que estoy algo nerviosa, pero porque se me han juntado varias cosas que me han hecho estar nerviosa.

Me acompañó hasta el comedor. A la par que yo me interesaba por su afligida contestación.


Cuenta... ¿Qué ha pasado?

Pues estoy algo nerviosa por el nuevo puesto de trabajo que me han ofrecido... por quedar contigo, aquí en mi casa.

Bueno, si vas a estar mejor en ese puesto... además, tener trabajo ya es mucho hoy en día, ¿no? Y respecto a mí, ¿qué hay de malo? ¿Temes por tu novio?

Por mi chico no temo de momento...


Ahí quedó la cosa... Tampoco quería tirar más del hilo. Una vez sentado en el sofá, aproveché para ir tanteando el terreno; proponiéndole una primera orden a Anastasia, a ver qué tal se desempeñaba la sumisa.


Prepárame un café Anastasia.

¿Cómo te gusta el café?

Me gusta templado, con leche y dos cucharadas de azúcar.
Sí mi amo, enseguida te lo traigo.
Mmmmm... ¡Qué bien ha sonado eso! No hay nada como una mujer a disposición y deseando ser sometida...
Te espero aquí sentado... Mientras, voy preparando algunos artilugios que he traído.

Llevaba mi maleta repleta: cuerdas, unas esposas, un huevo vibrador con mando, un hueso de goma, una correa de perrita con cadena, unos dildos anales... Los fui dejando sobre la mesa. Anastasia se apresuró al regresar de la cocina...


Aquí lo tiene mi señor, como a usted le gusta.
Perfecto preciosa... De rodillas...

Dejó la taza en la mesa y de inmediato se arrodilló frente a mí... Llevaba unas mallas cortas y una camiseta de tirantes. Debajo, un tanga y un sujetador. Todo muy normalito, de estar por casa. Esta chica no sólo era obediente virtualmente, sino que también en persona. La situación prometía. Mi nueva orden fue:


Desnúdate y regresa a la posición de sumisión...

Sí mi señor.
¿Eres mía Anastasia? ¿Estás entregada al amo?

Mientras, le colocaba las pinzas en los pezones...


Sí que soy tuya Sr Grey, totalmente entregada a mi señor, mi dueño...

Buena sumisa.

Acto seguido, le tomé algunas fotos con mi cámara. Me gusta tener recuerdos de las sesiones. Al mismo tiempo, pensaba en atarle las manos a la espalda, ponerle la mejilla en el suelo, y darte algunos azotes...

Voy a azotarte Anastasia...
Esa idea me gusta... pero que no quede mucha marca mi señor.

Claro, eso es lo malo de tener pareja... que se puede dar cuenta de tus escarceos...
No temas.

Le até las manos a la espalda, la tenía de rodillas, y proseguí. Ella me preguntó por mi pareja también. Frente a una sumisa tan buena, no me pude negar a responder.


Yo tengo pareja. Es sumisa porque a mí me gusta ser amo, pero no noto que lo sienta profundamente, ¿sabes? Se ofrece, se deja hacer... pero le falta actitud, no noto el deseo en ella, se lo toma a broma. Tú, con un simple "Sí mi amo", ya demuestras mucha más actitud, se nota que disfrutas obedeciendo... Venga... Mejilla al suelo, ofréceme tu culo...

Sí mi amo, a tu disposición.

Buena sumisa.
¿Deseas probar mi fusta de yegua?
Sí mi señor, soy toda tuya...
Demuestras ser muy obediente. ¡Me encanta!

Tras hacerla contar cada uno de los veinte azotes, y dejarle el culo rojo. Le ordené regresar a la posición inicial. Descansando sobre los pies y con las manos a la espalda. Le puse el collar y le lancé el hueso de goma lejos...
Le pregunté:

¿Qué debes hacer?
Debería ir a por el hueso, pero no sé si podré, igual me tiras de la correa y no puedo ir a por él...

Pero que perra más lista...


En agradecimiento, le quité las pinzas de los pezones y solté la cadena del collar...


¡Tráeme el hueso perra!
Sí amo.

Acudió a gatas, como una buena mascota, lo cogió con la boca y regresó frente a mí en posición de entrega (arrodillada y manos a la espalda). Le volví a agradecer su esfuerzo, acariciándole el pelo, luego, me levanté del sofá y le ordené:

Bájame el pantalón y el slip... ¿Sabes qué quiero?
Lo tendré que bajar con la boca, porque con las manos no podré, al tenerlas en la espalda... Ya sé lo que quieres; ¡follarme la boca!, que te saque toda la leche que tienes y no dejarte ni una gota, que te la limpie muy bien y que me lo trague...


¡Madre mía! ¡Cómo me puso esa contestación! Y es que esta sumisa sabe bien a lo que juega. Parece que me lee el pensamiento. No la querría desaprovechar por nada del mundo...


¡Jolín Anastasia! ¡Menuda manera de acabar la sesión! ¡Sabes justamente lo que deseo y eso me pone mucho! Empieza.

Se la tragó entera, ya de buenas a primeras. Cuando la tuve bien dura, aproveché para hacerle una coleta con mis manos y forzarla a tragar hasta los huevos. No le costaba mucho, debo confesar que es una buena mamadora. Sujetándole el pelo con la mano izquierda, con la otra le apretaba los pezones, y me daba alguna que otra licencia para seguir azotándola con la fusta. Ella gemía de placer... Hasta que ya no pude más y llegué al clímax, con lo cual, llegó el momento de dar el premio que Anastasia tanto deseaba.

Me cooooorroooo nena...


Por desgracia, en unos minutos tenía que partir. Se había hecho tarde...


¡¡¡Límpiala toda preciosa!!! Mmmmm...


La dejó reluciente, así que no tuve ni que lavarme. Ella misma me colocó la ropa de nuevo. Estaba agradecida por la recompensa. Lo habíamos pasado en grande en nuestra primera cita...


¿Te ha gustado sumisa?
Muchas gracias mi amo, estoy para complacerle en lo que sea... Sé qué es lo que necesita un amo... Disfruto limpiándola todita sin dejar ni una gota... Me ha gustado mucho Sr. Grey.
Buena sumisa... ¿Te apetece quedar otra mañana?

A partir de ahora no voy a poder quedar por las mañanas, con el nuevo puesto que me ofrecen me cambian el turno. Ya te iré diciendo qué día podré quedar, y a ver si lo podemos encajar.


Me pareció bien. La levanté y le di un último azote, fortísimo, en el culo antes de recoger todo.


¡Mumm! Ese azote lo recibo con mucha alegría, y ganas.

Espero que nos volvamos a ver Anastasia...
Y así nos despedimos.

Como anécdota, debo decir que al final ni probé el café... Veamos qué nos depara el futuro.
 
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