Ya hab�*an pasado tres años desde que tuve mi primera experiencia con mi t�*a Ángela, siempre recordaré como lo hicimos en el jard�*n. Yo hab�*a cumplido ya los dieciocho años y aún segu�*a obsesionado con mi madre. Hoy en d�*a, después de muchos años, no he conseguido saber el motivo de la excitación que me produc�*a pensar en tener a mi madre en mi cama y poder amarla.
Desgraciadamente mis padres se hab�*an separado un años antes, una desgracia que hac�*a que ella y yo pasáramos mucho tiempo solos, aumentando mi obsesión. Desde la separación, mi madre se encerró en su casa y apenas sal�*a. Yo estaba en los últimos años del instituto y le ped�*a ayuda con los estudios. Ella es Diplomada en Enfermer�*a y es bastante inteligente. Cuando no estaba trabajando en el hospital, estaba conmigo en casa.
En esos momentos juntos la sent�*a como mi novia. Casi todas las tardes las pasábamos juntos estudiando, nos sentábamos en una gran mesa que ten�*amos en una habitación que habilitamos como cuarto de estudios y all�* yo estudiaba mis materias y ella hac�*a algunos papeles o cosas del trabajo. Pero cuando más disfrutaba es cuando me ayudaba. Se sentaba a mi lado y se pon�*a muy cerca para leer los libros o apuntes. Entonces sent�*a su perfume y sent�*a el calor de su cuerpo, sent�*a el roce de su cuerpo con el m�*o y a veces pasaba un brazo por detrás de ella y la rodeaba levemente, ella se acomodaba a mi abrazo y alguna vez apoyaba su cabeza en mi hombro y yo la besaba en la frente.
Durante algunos meses todo iba perfecto, mi madre me ayudaba y yo disfrutaba del amor platónico que ten�*a con ella. Un d�*a estaba yo estudiando y ella se duchó. Cuando la o�* acabar la avisé para que me ayudara con una cosa que no entend�*a, bueno, s�* la entend�*a pero quer�*a tenerla cerca de m�*. Recuerdo cuando la vi entrar con una camiseta que le cubr�*a hasta medio muslo. Sus pechos se marcaban en la tela y marcaba perfectamente sus pezones. Se sentó a mi lado y me inundó el aroma de las cremas que utilizaba para cuidar su piel. Se abrazó a m�* y comenzó a hablarme. Yo estaba hipnotizado con su voz y la verdad es que no sé la razón por la que la primera vez que me miró a la cara le di un beso en los labios.
Mi madre quedó un poco paralizada por aquello y yo bajé mi mirada en señal de arrepentimiento. Se levantó y se marchó de all�*. Continué en la habitación y pensaba en las consecuencias de mi acción. No estaba seguro si mi madre se hab�*a enfadado, pero lo más probable es que nunca más quisiera ayudarme y no disfrutar�*a de su compañ�*a. Lamenté lo que hab�*a hecho, a fin de cuenta era mi madre y por mucho que me atrajera nunca podr�*a amarla como mujer y no es que ella fuera mojigata, es que era mi madre. Sent�* que mi amor hab�*a estallado en pedazos por mi acción.
-A comer Enrique. – me llamó la voz de mi madre que sonaba como siempre.
Entré en el comedor con algo de miedo sin saber en que actitud la encontrar�*a. Parec�*a normal, al menos de momento se comportaba como siempre. Comimos y la verdad es que hablamos menos de lo normal, a fin de cuentas yo estaba avergonzado por lo que hice y ella prestaba más atención a un programa que ve�*a todas las semanas. Cuando se acabó la cena, recogimos todo.
-Me voy a acostar… - le dije con un tono de vergüenza.
-No, - dijo ella – vente al salón y vemos la pel�*cula que he tra�*do.
Me agarró por la mano y me llevó hasta el salón. Me sentó en el sofá y preparó todo para ver la pel�*cula.
-¿Quieres palomitas? – me preguntó y marchó a prepararlas.
Cinco minutos después regresaba con un buen bol de palomitas y se sentó junto a m�*. Empezó la pel�*cula y entre ella y yo estaban las palomitas. Me tranquilizó la actitud de mi madre y parec�*a que no estaba enfadada.
-Oye, a ti te cuesta menos trabajo coger las palomitas y comes más que yo, cambiemos de postura. – me dijo en tono divertido.
Yo estaba en un lado del sofá y ella apoyó su espalda contra mi pecho y mis brazos la rodearon, ella ten�*a las palomitas en la suyas y las piernas encima del sofá. Apoyó su cabeza contra m�* y de nuevo volv�*a a sentir su perfume. Ya no sent�*a vergüenza por lo que hice, si no que estaba desconcertado. No sab�*a si mi madre quer�*a actuar como si no pasara nada o si lo que quer�*a era lo mismo que yo. Cómo fuera disfruté abrazándola y sintiéndola. Se acabaron las palomitas pero ninguno de los dos nos movimos para cambiar de postura, es más, creo que ninguno quer�*a cambiar. Estábamos tapados con una manta pues hac�*a fr�*o y sent�*a aún más la calidez de su cuerpo.
Creo que es la mejor pel�*cula que he visto en mi vida y no por ella en s�*, no, si no por tener a mi adorada madre todo el tiempo abrazada. Y no penséis que mi madre ten�*a un cuerpo de escándalo, era más bien normalita. Ten�*a el pelo castaño y rizado, sus ojos verdes y su cara era bonita. Respecto al cuerpo ten�*a un para de tetas bien puestas, más bien pequeñas, pero bien firme a su edad. Ten�*a en aquel tiempo cuarenta y dos años y no se conservaba mal. Ten�*a un poquito de barriguita que la hac�*a aún más apetecible y un redondo y gran culo que descansaba sobre dos fuertes piernas.
Cuando terminó sent�* ganas de poner otra para no despegarme de ella, pero al d�*a siguiente ella ten�*a que ir a su trabajo y a m�* me esperaba el instituto. Ten�*a la esperanza de que al d�*a siguiente volviera a disfrutar de su compañ�*a. As�* que ella se estiró sobre m�* y sent�* como su cuerpo se rozaba con el m�*o.
-Bueno, vámonos a la cama. – dijo ella.
Nos levantamos y apagamos todo, comprobamos que la casa quedaba en condiciones y después me dirig�* a mi habitación para descansar, miré a mi madre que estaba en la puerta de su habitación y me dispuse a entrar en la m�*a.
-¿Por qué no duermes conmigo? Hoy hace fr�*o. – escuché la voz de ella.
No dije nada, me volv�* y la segu�* hasta su cama. Ella se metió, se tapó y me miraba.
-Voy a por un pijama… - le dije.
-No hace falta, con nuestros cuerpos calentaremos la cama. – dijo ella y empecé a excitarme – Mira… - y sin que viera su cuerpo se quitó la ropa que llevaba.
Aquello ya me hizo actuar de forma automática. Me quité la ropa que llevaba y me met�* en la cama con los calzoncillos. Me acerqué a ella para abrazarla, mi pene bajo la tela quer�*a ser liberado. Ella puso su mano en mi pecho.
-Enrique… - empezó a hablar y no sab�*a bien que decir – verás… Desde hace algunos meses estoy sintiendo algo extraño por ti. – hundió la mirada al avergonzarse – No sé que me pasa… hace un año que tu padre y yo no separamos y puede que sea que te veo como a él y por eso me confundo… no sé bien lo que me pasa…
-Mamá, no te preocupes. Hace varios años que me tienes loco… - y en ese momento levantó la cabeza con una mirada de extrañeza – No me mires as�*, estas muy buena y en este último año que hemos vivido solos me he ido enamorando de ti poco a poco. Antes sent�*a atracción f�*sica por ti y poco a poco te he ido queriendo cada vez más como mujer.
Mi madre quedó muda, no sab�*a que decir. Entonces alargué una de mis manos y acaricié su cara. Ella me besó la mano y después me abracé a ella para mirar sus ojos verdes de cerca. Nos acariciábamos y nos mirábamos simplemente, nada más. Durante un buen rato eso fue lo único que hicimos. Pasé uno de mis brazos por debajo de su cabeza y me incliné para besarla.
Mis labios encontraron los suyos y nos besábamos suavemente. Con la otra mano recorr�*a su cuerpo. Ella me abrazó y nos acariciábamos. Bajé mi mano y acaricié sus pechos desnudos. Noté su firmeza y aquellos pezones duros que tiempo atrás me alimentaron. Dejé su boca y mord�* su cuello a la vez que mi mano se posaba en sus caderas y noté que no ten�*a bragas. Ten�*a a mi madre como siempre soñé, en mis brazos, desnuda y dispuesta a tener sexo conmigo.
-Cariño, túmbate y déjame ver como has crecido… - dijo y me empujo para que me pusiera boca arriba. – Déjame ver…
Me retiró los calzoncillos y mi pene saltó. Ya me hab�*a desarrollado y la verdad es que mi pene era digno de ver. Medir�*a unos dieciocho cent�*metros y ten�*a un glande bastante gordo que les gustó bastante a las chicas con las que hice el amor alguna vez, además estaba totalmente recta y eso le atrajo a mi madre.
-Vaya cómo ha crecido mi niño. – dijo y con la mano la agarró y me bajó el pellejo para que saliera el glande – Qué cabeza más buena tiene.
Mi madre estaba totalmente lujuriosa, muy excitada por tener sexo pues hac�*a más de un año que no lo ten�*a y, además, le excitaba enormemente tenerlo con su hijo. Su excitación crec�*a por momentos.
-¡Dios, qué buena polla! – nunca la hab�*a escuchado hablar as�* y me excitó a mi también – Perdona cariño, pero estoy muy excitada y hablar as�* me encanta…
-A m�* también me gusta que me digas esas cosas.
-Pues poséeme y hazme todo lo que se ocurra, necesito sentirme mujer… - hablaba sin dejar de acariciar mi pene.
-Dime lo que deseas y te lo daré. – le dije tocando uno de sus pechos.
-Necesito que me comas la almeja y yo me comeré tu hermoso pepino.
-Trae tu coño a mi boca. – le ped�*.
Se giró sobre m�* y, abriendo las piernas sobre mi cabeza, colocó su hermosa y peluda raja de forma que pudiera meter mi lengua en ella. Sent�* como su boca se iba tragando mi polla, el calor de su saliva la mojaba toda. Sent�* como su lengua recorr�*a mi recta y erecta polla y como jugaba con mi glande.
Abr�* su raja con mis dedos y levanté la cabeza para que mi lengua entrara en su raja. La escuché gemir cuando puse la punta sobre su cl�*toris y rápidamente llegó una inundación de flujos del interior de su vagina. Lam�* la raja de arriba abajo mientras ella tragaba y jugaba con mi polla.
-No puedo más, necesito que me la metas. – dec�*a entre gemidos de placer.
-Ordéname como quieres que te folle.
-Házmelo a cuatro, como la perra en celo que soy hoy para ti… - me dijo bajándose de m�* y poniéndose de tal postura en el filo de la cama. – Ven aqu�* semental m�*o…
Era delicioso verla. Nunca imaginé que mi madre pudiera ser tan lujuriosa. Si antes me excitaba pensando en hacerle el amor, la realidad superaba a mis sueños más excitantes. Ten�*a apoyado el pecho sobre la cama y su espalda se curvaba para que su culo quedara en posición de que yo, desde atrás, atacara su coño y la penetrara. Me levanté y me coloqué detrás de ella. Pod�*a ver su redondo culo y agarré los cachetes para separarlos. All�* ten�*a mi dos agujeros, los que siempre hab�*a deseado, abajo la entrada de su vagina que ella me ofrec�*a separando los labios y un poco más arriba el esf�*nter de su ano, prieto y oscuro. Me incliné y empecé a pasar mi lengua por su ano.
-¡Dios, como me gusta eso! – gritaba entre gemidos - ¡Dame más!
Yo separaba todo lo posible sus cachetes e intentaba meter mi lengua en su ano, empujándola contra su esf�*nter. Ella no dejaba de gemir y retorcerse.
-¡Dale más placer a tu puta madre! – estaba como fuera de s�* - ¡Fóllame ya cabrón! ¡No me hagas sufrir!
Llegué a asustarme pues nunca imaginé a mi madre as�*. Dejé su culo y me puse de pie, agarré mi r�*gido mástil y lo dirig�* a la entrada de su vagina que chorreaba gran cantidad de flujos. Pasé mi glande por su raja, parando para frotar bien su cl�*toris.
-¡Métela ya de una vez! – me ordenaba.
Empecé a empujar y mi glande separaba las paredes de su vagina a su paso a la vez que ella resoplaba por el placer. Poco a poco la met�*a hasta que entró toda y mis huevos golpearon su culo. Empecé a imprimir ritmo a mis penetraciones y ella no paraba de dar gemidos.
-¡Tienes a tu madre loca con esa polla! – me dec�*a para excitarse y me excitaba también a m�* – ¡Dale fuerte al coño caliente de tu madre!
Aceleré mis penetraciones y vi como agarró con fuerza las sábanas al sentir que un orgasmo la invad�*a. Aceleré todo lo posible y ella dejó de gritar, pero su cara mostraba el inmenso placer que estaba sintiendo.
-¡Aaaaaah, me corro! – soltó el grito liberando el placer que reten�*a su sexo y de nuestros genitales ca�*a los abundantes flujos que sal�*an de ella - ¡No pares de follarme, dame más! – me gritaba y yo aceleraba.
Mi madre se retorc�*a de placer y mi cadera golpeaba violenta y rápidamente contra su culo en embestidas que nos daban cada vez más placer. Mi polla aparec�*a blanca por el batir de los abundantes flujos.
-¡Para, me estoy mareando! – me dijo si muchas fuerzas - ¿Tú no te corres?
-No, tengo que darte más placer. – le contesté mientras aflojaba el ritmo de las penetraciones. – Ven, súbete sobre m�*.
Me tumbé en medio de la cama boca arriba, mis huevos y parte de mi polla estaban blancos por los flujos. Mi madre se miró el coño y también lo ten�*a blanco. Cogió unas toallas húmedas y limpió nuestros genitales. Después abrió las piernas y se sentó encima de mi polla pero sin metérsela. La puso entre los labios de su raja y se mov�*a para rozarla contra su cl�*toris.
-Me has dado mucho placer. – me dijo.
-Gracias, yo también he disfrutado mucho.
-Y cómo es que no te has corrido, aguantas mucho.
-S�*, normalmente me hago muchas pajas, hoy en concreto me he hecho dos, por eso aguanto más. – y sent�*a mucho placer con el roce de su coño.
-Ya has follado antes con otras mujeres, ¿verdad? – me dijo ella y yo no sab�*a bien que era lo que quer�*a.
-S�*… ¿Te importa?
-Para nada, mejor, as�* sabes como dar placer a tu madre… y me estas volviendo loca. – y ve�*a como su cara comenzaba a cambiar pues ya iba sintiendo placer con el roce en su cl�*toris – y ¿por qué no me cuentas como fue tu primera vez?
-Puede que te sorprenda… - le dije pues fue en la piscina con mi t�*a Ángela como ya conté.
-Dime, cómo lo hiciste… - hablaba y su voz reflejaba el placer.
-Mi primera vez fue con tita Ángela en la piscina y con quince años. – se paró en seco.
-Será puta la t�*a, follarse a mi niño siendo un menor… - su cara se volvió totalmente sensual – ten�*as que habérmelo pedido a m�* primero, yo te hubiera enseñado…
-Desde los doce años estoy loco por follarte y hoy se está haciendo realidad mi sueño. – le dije y me incorporé para besarla en los labios.
-Pues cuéntame como te follaste a la puta de Ángela… - hablaba y mientras se levantó para meterse mi polla en su coño.
-Pues resulta que estábamos en el chalet que tienen en el campo y nos quedamos solos… - segu�* contándole.
Mi madre me escuchaba y me follaba a la vez, por momentos la sent�*a más excitada y mientras ella me cabalgaba yo acariciaba sus pechos y su culo.
-… entonces me tumbó en una toalla y, como tú y yo ahora, se metió mi polla y empezó a follarme… - le contaba la historia.
Mi polla no paraba de entrar y salir en su coño. Ella estaba cada vez más excitada y se met�*a en la historia que le contaba. Ella gimoteaba de gusto con mi historia. Pod�*a sentir los redondos cachetes de su culo que acariciaba. Ve�*a sus pechos con aquellos pezones erectos y oscuros. Se inclinó hacia m�* y comencé a chuparle los pezones.
-¡Aaaaah, mámame cariño! – me dec�*a y mi polla no paraba de penetrarla.
Segu�* contando mi historia y se excitaba cada vez más, entonces, cuando cre�* que estaba apunto de correrse por los gemidos que daba y su hermosa cara mostraba el placer que sent�*a, la abracé contra m�* y le hablé suave al o�*do acelerando mis penetraciones.
-… y entonces aceleré mis penetraciones para correrme dentro de ella… - su cara estaba descompuesta por el placer y a punto de correrse - …como ahora lo voy a hacer dentro de ti… - le dije esto penetrándola lo más rápido que pod�*a y empezó a correrse – Espérame que voy contigo…
Le empuje la polla para que le entrara toda dentro y salió el primer chorro de semen. Los dos gem�*amos y gruñ�*amos por el placer entre espasmos de placer. Nos relajamos y mi polla aún estaba dentro de ella, lanzando las últimas gotas de semen. Los dos, sudorosos por la pasión desatada descansábamos abrazados y nos besábamos suavemente. Cuando mi polla se puso flácida, salió y ella se tumbó a mi lado para que durmiéramos juntos y abrazados.
-Enrique, ¿es verdad la historia que me has contado?
-S�*… - le dije y no sab�*a cual ser�*a su reacción.
-Pues tendré que hablar con tu t�*a un d�*a para intercambiar experiencias…
No sab�*a bien que quiso decir con aquella última frase, pero las dos me la explicaron unas semanas después en aquella misma cama…
Desgraciadamente mis padres se hab�*an separado un años antes, una desgracia que hac�*a que ella y yo pasáramos mucho tiempo solos, aumentando mi obsesión. Desde la separación, mi madre se encerró en su casa y apenas sal�*a. Yo estaba en los últimos años del instituto y le ped�*a ayuda con los estudios. Ella es Diplomada en Enfermer�*a y es bastante inteligente. Cuando no estaba trabajando en el hospital, estaba conmigo en casa.
En esos momentos juntos la sent�*a como mi novia. Casi todas las tardes las pasábamos juntos estudiando, nos sentábamos en una gran mesa que ten�*amos en una habitación que habilitamos como cuarto de estudios y all�* yo estudiaba mis materias y ella hac�*a algunos papeles o cosas del trabajo. Pero cuando más disfrutaba es cuando me ayudaba. Se sentaba a mi lado y se pon�*a muy cerca para leer los libros o apuntes. Entonces sent�*a su perfume y sent�*a el calor de su cuerpo, sent�*a el roce de su cuerpo con el m�*o y a veces pasaba un brazo por detrás de ella y la rodeaba levemente, ella se acomodaba a mi abrazo y alguna vez apoyaba su cabeza en mi hombro y yo la besaba en la frente.
Durante algunos meses todo iba perfecto, mi madre me ayudaba y yo disfrutaba del amor platónico que ten�*a con ella. Un d�*a estaba yo estudiando y ella se duchó. Cuando la o�* acabar la avisé para que me ayudara con una cosa que no entend�*a, bueno, s�* la entend�*a pero quer�*a tenerla cerca de m�*. Recuerdo cuando la vi entrar con una camiseta que le cubr�*a hasta medio muslo. Sus pechos se marcaban en la tela y marcaba perfectamente sus pezones. Se sentó a mi lado y me inundó el aroma de las cremas que utilizaba para cuidar su piel. Se abrazó a m�* y comenzó a hablarme. Yo estaba hipnotizado con su voz y la verdad es que no sé la razón por la que la primera vez que me miró a la cara le di un beso en los labios.
Mi madre quedó un poco paralizada por aquello y yo bajé mi mirada en señal de arrepentimiento. Se levantó y se marchó de all�*. Continué en la habitación y pensaba en las consecuencias de mi acción. No estaba seguro si mi madre se hab�*a enfadado, pero lo más probable es que nunca más quisiera ayudarme y no disfrutar�*a de su compañ�*a. Lamenté lo que hab�*a hecho, a fin de cuenta era mi madre y por mucho que me atrajera nunca podr�*a amarla como mujer y no es que ella fuera mojigata, es que era mi madre. Sent�* que mi amor hab�*a estallado en pedazos por mi acción.
-A comer Enrique. – me llamó la voz de mi madre que sonaba como siempre.
Entré en el comedor con algo de miedo sin saber en que actitud la encontrar�*a. Parec�*a normal, al menos de momento se comportaba como siempre. Comimos y la verdad es que hablamos menos de lo normal, a fin de cuentas yo estaba avergonzado por lo que hice y ella prestaba más atención a un programa que ve�*a todas las semanas. Cuando se acabó la cena, recogimos todo.
-Me voy a acostar… - le dije con un tono de vergüenza.
-No, - dijo ella – vente al salón y vemos la pel�*cula que he tra�*do.
Me agarró por la mano y me llevó hasta el salón. Me sentó en el sofá y preparó todo para ver la pel�*cula.
-¿Quieres palomitas? – me preguntó y marchó a prepararlas.
Cinco minutos después regresaba con un buen bol de palomitas y se sentó junto a m�*. Empezó la pel�*cula y entre ella y yo estaban las palomitas. Me tranquilizó la actitud de mi madre y parec�*a que no estaba enfadada.
-Oye, a ti te cuesta menos trabajo coger las palomitas y comes más que yo, cambiemos de postura. – me dijo en tono divertido.
Yo estaba en un lado del sofá y ella apoyó su espalda contra mi pecho y mis brazos la rodearon, ella ten�*a las palomitas en la suyas y las piernas encima del sofá. Apoyó su cabeza contra m�* y de nuevo volv�*a a sentir su perfume. Ya no sent�*a vergüenza por lo que hice, si no que estaba desconcertado. No sab�*a si mi madre quer�*a actuar como si no pasara nada o si lo que quer�*a era lo mismo que yo. Cómo fuera disfruté abrazándola y sintiéndola. Se acabaron las palomitas pero ninguno de los dos nos movimos para cambiar de postura, es más, creo que ninguno quer�*a cambiar. Estábamos tapados con una manta pues hac�*a fr�*o y sent�*a aún más la calidez de su cuerpo.
Creo que es la mejor pel�*cula que he visto en mi vida y no por ella en s�*, no, si no por tener a mi adorada madre todo el tiempo abrazada. Y no penséis que mi madre ten�*a un cuerpo de escándalo, era más bien normalita. Ten�*a el pelo castaño y rizado, sus ojos verdes y su cara era bonita. Respecto al cuerpo ten�*a un para de tetas bien puestas, más bien pequeñas, pero bien firme a su edad. Ten�*a en aquel tiempo cuarenta y dos años y no se conservaba mal. Ten�*a un poquito de barriguita que la hac�*a aún más apetecible y un redondo y gran culo que descansaba sobre dos fuertes piernas.
Cuando terminó sent�* ganas de poner otra para no despegarme de ella, pero al d�*a siguiente ella ten�*a que ir a su trabajo y a m�* me esperaba el instituto. Ten�*a la esperanza de que al d�*a siguiente volviera a disfrutar de su compañ�*a. As�* que ella se estiró sobre m�* y sent�* como su cuerpo se rozaba con el m�*o.
-Bueno, vámonos a la cama. – dijo ella.
Nos levantamos y apagamos todo, comprobamos que la casa quedaba en condiciones y después me dirig�* a mi habitación para descansar, miré a mi madre que estaba en la puerta de su habitación y me dispuse a entrar en la m�*a.
-¿Por qué no duermes conmigo? Hoy hace fr�*o. – escuché la voz de ella.
No dije nada, me volv�* y la segu�* hasta su cama. Ella se metió, se tapó y me miraba.
-Voy a por un pijama… - le dije.
-No hace falta, con nuestros cuerpos calentaremos la cama. – dijo ella y empecé a excitarme – Mira… - y sin que viera su cuerpo se quitó la ropa que llevaba.
Aquello ya me hizo actuar de forma automática. Me quité la ropa que llevaba y me met�* en la cama con los calzoncillos. Me acerqué a ella para abrazarla, mi pene bajo la tela quer�*a ser liberado. Ella puso su mano en mi pecho.
-Enrique… - empezó a hablar y no sab�*a bien que decir – verás… Desde hace algunos meses estoy sintiendo algo extraño por ti. – hundió la mirada al avergonzarse – No sé que me pasa… hace un año que tu padre y yo no separamos y puede que sea que te veo como a él y por eso me confundo… no sé bien lo que me pasa…
-Mamá, no te preocupes. Hace varios años que me tienes loco… - y en ese momento levantó la cabeza con una mirada de extrañeza – No me mires as�*, estas muy buena y en este último año que hemos vivido solos me he ido enamorando de ti poco a poco. Antes sent�*a atracción f�*sica por ti y poco a poco te he ido queriendo cada vez más como mujer.
Mi madre quedó muda, no sab�*a que decir. Entonces alargué una de mis manos y acaricié su cara. Ella me besó la mano y después me abracé a ella para mirar sus ojos verdes de cerca. Nos acariciábamos y nos mirábamos simplemente, nada más. Durante un buen rato eso fue lo único que hicimos. Pasé uno de mis brazos por debajo de su cabeza y me incliné para besarla.
Mis labios encontraron los suyos y nos besábamos suavemente. Con la otra mano recorr�*a su cuerpo. Ella me abrazó y nos acariciábamos. Bajé mi mano y acaricié sus pechos desnudos. Noté su firmeza y aquellos pezones duros que tiempo atrás me alimentaron. Dejé su boca y mord�* su cuello a la vez que mi mano se posaba en sus caderas y noté que no ten�*a bragas. Ten�*a a mi madre como siempre soñé, en mis brazos, desnuda y dispuesta a tener sexo conmigo.
-Cariño, túmbate y déjame ver como has crecido… - dijo y me empujo para que me pusiera boca arriba. – Déjame ver…
Me retiró los calzoncillos y mi pene saltó. Ya me hab�*a desarrollado y la verdad es que mi pene era digno de ver. Medir�*a unos dieciocho cent�*metros y ten�*a un glande bastante gordo que les gustó bastante a las chicas con las que hice el amor alguna vez, además estaba totalmente recta y eso le atrajo a mi madre.
-Vaya cómo ha crecido mi niño. – dijo y con la mano la agarró y me bajó el pellejo para que saliera el glande – Qué cabeza más buena tiene.
Mi madre estaba totalmente lujuriosa, muy excitada por tener sexo pues hac�*a más de un año que no lo ten�*a y, además, le excitaba enormemente tenerlo con su hijo. Su excitación crec�*a por momentos.
-¡Dios, qué buena polla! – nunca la hab�*a escuchado hablar as�* y me excitó a mi también – Perdona cariño, pero estoy muy excitada y hablar as�* me encanta…
-A m�* también me gusta que me digas esas cosas.
-Pues poséeme y hazme todo lo que se ocurra, necesito sentirme mujer… - hablaba sin dejar de acariciar mi pene.
-Dime lo que deseas y te lo daré. – le dije tocando uno de sus pechos.
-Necesito que me comas la almeja y yo me comeré tu hermoso pepino.
-Trae tu coño a mi boca. – le ped�*.
Se giró sobre m�* y, abriendo las piernas sobre mi cabeza, colocó su hermosa y peluda raja de forma que pudiera meter mi lengua en ella. Sent�* como su boca se iba tragando mi polla, el calor de su saliva la mojaba toda. Sent�* como su lengua recorr�*a mi recta y erecta polla y como jugaba con mi glande.
Abr�* su raja con mis dedos y levanté la cabeza para que mi lengua entrara en su raja. La escuché gemir cuando puse la punta sobre su cl�*toris y rápidamente llegó una inundación de flujos del interior de su vagina. Lam�* la raja de arriba abajo mientras ella tragaba y jugaba con mi polla.
-No puedo más, necesito que me la metas. – dec�*a entre gemidos de placer.
-Ordéname como quieres que te folle.
-Házmelo a cuatro, como la perra en celo que soy hoy para ti… - me dijo bajándose de m�* y poniéndose de tal postura en el filo de la cama. – Ven aqu�* semental m�*o…
Era delicioso verla. Nunca imaginé que mi madre pudiera ser tan lujuriosa. Si antes me excitaba pensando en hacerle el amor, la realidad superaba a mis sueños más excitantes. Ten�*a apoyado el pecho sobre la cama y su espalda se curvaba para que su culo quedara en posición de que yo, desde atrás, atacara su coño y la penetrara. Me levanté y me coloqué detrás de ella. Pod�*a ver su redondo culo y agarré los cachetes para separarlos. All�* ten�*a mi dos agujeros, los que siempre hab�*a deseado, abajo la entrada de su vagina que ella me ofrec�*a separando los labios y un poco más arriba el esf�*nter de su ano, prieto y oscuro. Me incliné y empecé a pasar mi lengua por su ano.
-¡Dios, como me gusta eso! – gritaba entre gemidos - ¡Dame más!
Yo separaba todo lo posible sus cachetes e intentaba meter mi lengua en su ano, empujándola contra su esf�*nter. Ella no dejaba de gemir y retorcerse.
-¡Dale más placer a tu puta madre! – estaba como fuera de s�* - ¡Fóllame ya cabrón! ¡No me hagas sufrir!
Llegué a asustarme pues nunca imaginé a mi madre as�*. Dejé su culo y me puse de pie, agarré mi r�*gido mástil y lo dirig�* a la entrada de su vagina que chorreaba gran cantidad de flujos. Pasé mi glande por su raja, parando para frotar bien su cl�*toris.
-¡Métela ya de una vez! – me ordenaba.
Empecé a empujar y mi glande separaba las paredes de su vagina a su paso a la vez que ella resoplaba por el placer. Poco a poco la met�*a hasta que entró toda y mis huevos golpearon su culo. Empecé a imprimir ritmo a mis penetraciones y ella no paraba de dar gemidos.
-¡Tienes a tu madre loca con esa polla! – me dec�*a para excitarse y me excitaba también a m�* – ¡Dale fuerte al coño caliente de tu madre!
Aceleré mis penetraciones y vi como agarró con fuerza las sábanas al sentir que un orgasmo la invad�*a. Aceleré todo lo posible y ella dejó de gritar, pero su cara mostraba el inmenso placer que estaba sintiendo.
-¡Aaaaaah, me corro! – soltó el grito liberando el placer que reten�*a su sexo y de nuestros genitales ca�*a los abundantes flujos que sal�*an de ella - ¡No pares de follarme, dame más! – me gritaba y yo aceleraba.
Mi madre se retorc�*a de placer y mi cadera golpeaba violenta y rápidamente contra su culo en embestidas que nos daban cada vez más placer. Mi polla aparec�*a blanca por el batir de los abundantes flujos.
-¡Para, me estoy mareando! – me dijo si muchas fuerzas - ¿Tú no te corres?
-No, tengo que darte más placer. – le contesté mientras aflojaba el ritmo de las penetraciones. – Ven, súbete sobre m�*.
Me tumbé en medio de la cama boca arriba, mis huevos y parte de mi polla estaban blancos por los flujos. Mi madre se miró el coño y también lo ten�*a blanco. Cogió unas toallas húmedas y limpió nuestros genitales. Después abrió las piernas y se sentó encima de mi polla pero sin metérsela. La puso entre los labios de su raja y se mov�*a para rozarla contra su cl�*toris.
-Me has dado mucho placer. – me dijo.
-Gracias, yo también he disfrutado mucho.
-Y cómo es que no te has corrido, aguantas mucho.
-S�*, normalmente me hago muchas pajas, hoy en concreto me he hecho dos, por eso aguanto más. – y sent�*a mucho placer con el roce de su coño.
-Ya has follado antes con otras mujeres, ¿verdad? – me dijo ella y yo no sab�*a bien que era lo que quer�*a.
-S�*… ¿Te importa?
-Para nada, mejor, as�* sabes como dar placer a tu madre… y me estas volviendo loca. – y ve�*a como su cara comenzaba a cambiar pues ya iba sintiendo placer con el roce en su cl�*toris – y ¿por qué no me cuentas como fue tu primera vez?
-Puede que te sorprenda… - le dije pues fue en la piscina con mi t�*a Ángela como ya conté.
-Dime, cómo lo hiciste… - hablaba y su voz reflejaba el placer.
-Mi primera vez fue con tita Ángela en la piscina y con quince años. – se paró en seco.
-Será puta la t�*a, follarse a mi niño siendo un menor… - su cara se volvió totalmente sensual – ten�*as que habérmelo pedido a m�* primero, yo te hubiera enseñado…
-Desde los doce años estoy loco por follarte y hoy se está haciendo realidad mi sueño. – le dije y me incorporé para besarla en los labios.
-Pues cuéntame como te follaste a la puta de Ángela… - hablaba y mientras se levantó para meterse mi polla en su coño.
-Pues resulta que estábamos en el chalet que tienen en el campo y nos quedamos solos… - segu�* contándole.
Mi madre me escuchaba y me follaba a la vez, por momentos la sent�*a más excitada y mientras ella me cabalgaba yo acariciaba sus pechos y su culo.
-… entonces me tumbó en una toalla y, como tú y yo ahora, se metió mi polla y empezó a follarme… - le contaba la historia.
Mi polla no paraba de entrar y salir en su coño. Ella estaba cada vez más excitada y se met�*a en la historia que le contaba. Ella gimoteaba de gusto con mi historia. Pod�*a sentir los redondos cachetes de su culo que acariciaba. Ve�*a sus pechos con aquellos pezones erectos y oscuros. Se inclinó hacia m�* y comencé a chuparle los pezones.
-¡Aaaaah, mámame cariño! – me dec�*a y mi polla no paraba de penetrarla.
Segu�* contando mi historia y se excitaba cada vez más, entonces, cuando cre�* que estaba apunto de correrse por los gemidos que daba y su hermosa cara mostraba el placer que sent�*a, la abracé contra m�* y le hablé suave al o�*do acelerando mis penetraciones.
-… y entonces aceleré mis penetraciones para correrme dentro de ella… - su cara estaba descompuesta por el placer y a punto de correrse - …como ahora lo voy a hacer dentro de ti… - le dije esto penetrándola lo más rápido que pod�*a y empezó a correrse – Espérame que voy contigo…
Le empuje la polla para que le entrara toda dentro y salió el primer chorro de semen. Los dos gem�*amos y gruñ�*amos por el placer entre espasmos de placer. Nos relajamos y mi polla aún estaba dentro de ella, lanzando las últimas gotas de semen. Los dos, sudorosos por la pasión desatada descansábamos abrazados y nos besábamos suavemente. Cuando mi polla se puso flácida, salió y ella se tumbó a mi lado para que durmiéramos juntos y abrazados.
-Enrique, ¿es verdad la historia que me has contado?
-S�*… - le dije y no sab�*a cual ser�*a su reacción.
-Pues tendré que hablar con tu t�*a un d�*a para intercambiar experiencias…
No sab�*a bien que quiso decir con aquella última frase, pero las dos me la explicaron unas semanas después en aquella misma cama…