Historias el macho
Pajillero
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Paz es una mujer morena y curvilínea con enormes tetas, era la esposa de Luis Manuel. También era la madre de dos jóvenes jugadores de fútbol americano, Isaac y Joseph. El equipo estaba perdiendo el torneo nacional juvenil y Paz decidió tomar medidas drásticas para motivar a los jugadores.
Esa tarde, mientras los chicos se cambiaban en el vestidor después de otro partido perdido, escucharon un ruido. La puerta se abrió lentamente y apareció Paz, completamente desnuda. Los ojos de los jugadores se agrandaron al ver su cuerpo escultural.
-"¿Mamá?"- tartamudeó Isaac.
Paz sonrió seductoramente.
-"He venido a darle a mi equipo algo que realmente necesita..."- Se acercó a ellos contoneando las caderas, sus enormes tetas se balanceaban de un lado al otro con cada paso que ella daba.
Sin previo aviso, se arrodilló frente al primer chico que encontró, que ya estaba casi desnudo y con voracidad comenzó a chuparle la verga. Sus hijos Joseph e Isaac se quedaron boquiabiertos mientras veían como sus demás compañeros se acercaban rápidamente, sacando sus propias vergas erectas.
Paz pronto se vio rodeada de enormes y ansiosas vergas juveniles. Cuál colibrí recolectando nectar, la golosa madre se movió de verga en verga probando el salado sudor de cada una de ellas. Por un buen rato la mujer continuo mamando, después dirigió a uno de los chicos para que se acostara en el piso para ella montarlo, una vez con su coño penetrado invito a otro jugador a meter su verga en su ano, y comenzó una danza rítmicamente acompañada de gemidos, poco después invito a los demás jóvenes a uniste a la escena.
Joseph y Isaac miraban boquiabiertos como su madre se dejaba follar por cada miembro del equipo. Vergas gruesas y venosas entrando y saliendo de su coño empapado, estirando su apretado culito e invadiendo su garganta, Paz no dejó a nadie sin atender. Pronto los hermanos se unieron a la acción, follando a su madre junto a sus compañeros. La emoción de compartirla sólo los ponía más cachondos.
El vestidor se llenó de gemidos y el sonido húmedo del golpeteo de piel contra piel. Paz gritaba de placer mientras la follaban sin piedad en todas las posiciones imaginables.
Finalmente, después de lo que pareció una eternidad de sexo salvaje, los chicos comenzaron a correrse. Uno por uno, fueron llenando a Paz con su semen caliente su coño, en su ano y su boca. Cuando terminaron, ella estaba cubierta de espeso esperma, de arriba a abajo, con la blancosa sustancia goteandole por todos lados.
Paz estaba exhausta pero satisfecha. Se puso de pie temblorosamente y sonrió a los chicos.
-"Eso es lo que necesitaban para ganar el próximo partido, ¿verdad?"- dijo con una risita.
Los jugadores asintieron con la cabeza, impresionados y aliviados. Paz había logrado lo imposible: motivarlos a través del sexo más intenso.
Días después, cuando llegó el momento del siguiente partido, el equipo estaba lleno de energía renovada. Jugaron como nunca antes y ganaron con creces. La noticia del "entrenamiento" extra de Paz rápidamente se extendió por todo el torneo.
Desde ese día en adelante, el equipo siempre tendría una ventaja secreta gracias a la madre cachonda y desinhibida de Isaac y Joseph.