Papá Sorprende A Su Pequeña Traviesa

heranlu

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Christy puso los ojos en blanco mientras el chico que estaba encima de ella luchaba para averiguar qué hacer a continuación. Sus piernas estaban abiertas por debajo de él, pero simplemente parecía no saber qué hacer.

Ella se inclinó y alcanzo su polla hasta que la puso justo en frente de su coño.

—Ahora, sólo tienes que introducirlo—, dijo con un suspiro de frustración.

A pesar de todas las cosas maravillosas que había escuchado sobre el sexo, hasta ahora, su experiencia había sido de todo menos espectacular. Al principio, había pensado que era su falta de práctica, para lo cual había una solución fácil. Había estado preparada y dispuesta para que un chico tras otro de su escuela la tomara, pero hasta ahora cada encuentro sexual había ido tan bien como éste.

—Oh, Christy—, se quejó él en voz alta despertándola de sus reflexiones. Genial...

— ¿En serio?—, preguntó ella mirando la estúpida sonrisa en su rostro.

— ¿En serio, Jason? ¿Eso fue todo? Su sonrisa de orgullo cambió a una mueca de dolor incómodo cuando la miró.

—Puedo intentarlo de nuevo, — dijo él tímidamente.

Ella lo miró, considerándolo. Por un lado, todavía estaba excitada, pero por el otro estaba molesta.

Quería más, pero ya estaba cansada de solamente jugar con estos chicos que no sabían lo que estaban haciendo. Antes de que pudiera responder, una puerta se cerró de golpe y el sonido hizo eco a través de la sala hasta su habitación.

Jason comenzó a hablar, pero ella lo interrumpió.

—Silencio—, susurró ella bruscamente.

Se congeló cuando escuchó los pesados pasos que subían por las escaleras. Al instante se llenó de una sensación de pánico.

—Tienes que vestirte, AHORA— le susurró a Jason.

Tomando su propio consejo, se deslizó de la cama y agarró sus bragas, poniéndoselas con rapidez.

—Ese probablemente es mi padrastro—, agregó ella en voz baja —Llegó temprano y va a estar furioso si te encuentra aquí. Jason comenzó a tirar de sus pantalones para ponérselos mientras los pasos se acercaban.

Christy sabía lo que iba a ocurrir a continuación. Su armario estaba lleno de ropa y no había espacio debajo de la cama, y tan pronto su padrastro, abriera la puerta, la iba a atrapar in fraganti . La peor parte era que no era la primera vez que la sorprendía con un muchacho en su habitación. La última vez que había estado tan furioso que le había quitado su coche durante un mes y eso había sido antes que empezara a ser tan cascarrabias . Ahora, con el estado de ánimo en que estaba, era probable que perdiera su coche para siempre. No es que ella lo culpara. A pesar de que era sólo su padrastro, sabía que era un buen tipo.

Era su mamá la que por lo general causaba los problemas y esta relación no era la excepción. Su madre tenía una larga historia de infidelidades y Christy tenía la esperanza de que esta vez fuera diferente. Su padrastro era el mejor hombre que su madre había encontrado, él era amable y gentil con un cuerpo que mantenía la mente de Christy volando hasta altas horas de la noche. Pero, por supuesto, su mamá no apreciaba nada de eso. Hacia unos meses su madre lo había engañado y él había tratado de echarla. Por desgracia para él, la madre de Christy se había divorciado suficientes veces como para saber que ella no tenía por qué irse. La parte difícil fue que su padrastro se negó a mudarse también, ya que él había comprado la casa años antes de que se hubieran conocido.

Así que ahora, Christy estaba atrapada en medio, su mamá y su padrastro no se hablaban y aun así vivían juntos. A veces su mama traía tipos a la casa, otras veces ella llegaba mucho después de la medianoche, y el día anterior no había vuelto en lo absoluto. Christy se sentía mal por él, pero sabía que si la atrapaba iba a estar en problemas. Él iba a estar de muy mal humor y el encontrarla semi-desnuda con un chico no iba a hacer que las cosas fueran mejor. Agarro un tank top rosa que colgaba sobre una silla y se la puso sobre su cabeza, deseando tener algo más que un pequeño top puesto. Apenas consiguió ponérselo antes que la puerta se abriera de golpe.

Su padrastro se quedó allí, con la expresión más seria que jamás hubiera visto en su rostro mientras miraba al muchacho sin camisa, descalzo de pie en su habitación y ella en nada más que una pequeña tanga y una camiseta casi transparente. Apartó su mirada de Christy y centró su atención en Jason. —Sal, — dijo él en voz baja y seria.

Sin hablar, Jason agarró sus zapatos y su camisa y salió corriendo de la sala, deslizándose más allá de su padrastro, con cautela, y partió.

Ella sacudió la cabeza, dándose cuenta de que él acababa de salir sin tratar de defenderla o decir una sola palabra. Sabía que no debería esperar nada mejor de chicos como él, pero uno tras otro, no eran más que una serie de decepciones. Se incorporó y miró a su padrastro. Estaba furioso y más enojado de lo que jamás lo había visto antes. Era una lástima ya que incluso así era sexy. Sabía que debía estar molesta, pero en su actual estado media excitada, lo único en lo que podía pensar era en cómo se vería, sin esa camisa formal con botones. Había pasado muchas noches fantaseando con él y verlo ahora la distraía más que cualquier otra cosa.

Todo en lo que ella pensaba era en cómo sería follar con un hombre en lugar de un niño. Él la miró por un momento y no dijo nada mientras sacudía la cabeza con frustración.

—Sabes que estás actuando como una pequeña zorra, ¿no?—, preguntó molesto y disgustado. —Cada vez que vengo a casa más temprano, estás aquí con un tipo diferente. Ella arqueó una ceja por sus duras palabras, se preguntaba si él estaba tratando de impresionarla.

—Es que tú no entiendes — respondió ella, lamentando el cliché tan pronto como salió de sus labios.

Suavizó su tono antes de contestar de nuevo. —Mira papi, lo siento, pero tengo dieciocho años. Puedo hacerlo con quien yo quiera.

Ella lo vio observarla y le devolvió la mirada, poniendo su mano en la cadera y empujando sus pechos hacia adelante.

El movimiento le llamó la atención a él y su mirada se fijó en sus grandes pechos que estiraban la fina tela de color rosa. Ella sabía que la camisa era transparente y la forma en que estaba parada hacia que sus pezones se vieran a través del transparente material. Lo vio deslizar su mirada hacia abajo más allá sus pechos hasta la diminuta tanga que apenas le cubría el sexo y la mirada en sus ojos la hizo sentir como se contraía su coño. Por último, se contuvo y tomo un profundo respiró y tranquilizador.

— ¿Y esa es la forma en que deseas ser vista? ¿Quieres que la gente piense en ti como una pequeña mujerzuela que sólo se deja caer de espaldas por cualquiera? Christy le dirigió una sonrisa. Sus palabras podrían haber sido duras, pero su cuerpo traicionaba sus verdaderos sentimientos. Miró hacia abajo y pudo ver su pantalón abultado, dándole todo tipo de ideas. La idea de follar con su padrastro había sido una fantasía desde hacía años y sin duda sería más divertido follar para salir de problemas que hacer frente a cualquier castigo.

—No por cualquiera—, dijo suavemente mientras tomaba un par de pasos más cerca de él. —Sólo quiero pasar un buen rato—, respondió ella con una pequeña sonrisa.

— ¿Y son estos chicos la diversión?— preguntó él con desprecio en su voz.

—No, papi—, dijo ella mientras avanzaba para estar más cerca.

—Los chicos no son nada divertidos — dijo ella en voz baja, tomando una respiración profunda, para que sus pechos subieran y bajaran sugestivamente. —No parecen saber lo que necesito.

Ella estaba de pie tan cerca de él que podía sentir el calor que emanaba de su cuerpo. Él no se movía, sólo la miraba mientras ella se acercaba, pero se dio cuenta que tenía su atención. Poco a poco, se inclinó hacia delante con las manos ligeramente apoyadas contra su pecho.

Se mantuvo firme y no respondió, pero podía ver que estaba teniendo un efecto en él. Su respiración era cada vez más rápida y su ceño se había ido mientras la miraba fijamente. Se acercó un poco más y dejó que sus pechos rozaran en su pecho. Ella sintió que sus pezones se endurecían bajo su delgada camisa y le vio tomar otra respiración rápida.

—No sé en qué estaba pensando, —dijo ella mientras dejaba correr sus manos sobre su pecho. Podía oler su piel ahora y se encontró preguntándose a que sabría. Había imaginado lo que sería estar con él, pero nunca pensó que tendría una oportunidad. Ahora, allí de pie con él tan cerca la hizo ser más descarada de lo normal.

—Tal vez tengas razón, — susurró ella se inclinaba hacia su cuello. Sus labios lo rozaron ligeramente cuando añadió unas cuantas palabras más.

—Tal vez soy sólo una pequeña zorra. —

Ella tenía toda su atención ahora. Él no se movía, apenas respiraba. Ella dejó su lengua hacer un rastro por su piel y se movió un poco más abajo, frotando sus caderas contra la suya suavemente

—Y tal vez te puedo mostrar cómo de arrepentida puede estar una pequeña zorra como yo—

Ella dejo las palabras suspendidas en el aire, mientras sus labios viajaban más abajo por su cuello.

—Christy, no quise decir...

Ella hizo caso omiso de sus protestas suaves mientras poco a poco comenzaba a desabrochar los botones de su camisa, uno por uno. Con cada botón, se exponía más de su ancho pecho y siguió dando le besos a lo largo de su cuerpo. Su pecho era fuerte y duro, ligeramente salpicado de rizos oscuros y Christy sintió mariposas en el estómago mientras iba más abajo. En un momento se detuvo, levantó la cabeza un poco y deslizo su lengua por sus pezones duros. Cuando él tomó una bocanada de aire, sintió que se mojaba por la excitación.

Sus palabras se apagaron y poco a poco sus manos encontraron su camino hasta su cintura y ella sintió como sus manos recorrían suavemente sus caderas. Dejó que su boca dejara un rastro de pequeños besos por su pecho mientras desabrochaba cada botón. Podía verlo responder a cada toque y le encantaba la forma en que la hacía sentir.

Cuando desabrochó el último botón, sacó su camisa de sus pantalones y tiró suavemente de ella. Él era increíble. Sus anchos hombros que guiaban a un vientre plano y de abdominales duros como la roca que cualquier chico de su escuela envidiarían.

—Papi, creo que tenías razón—, dijo mientras sus manos tomaban su cinturón y se lo quitaban con un movimiento rápido.

—Creo que soy sólo una pequeña zorra que tiene que ser follada—.

Por un segundo él no se movió y se preguntó si iba a pararla. Pero no le importaba. Ella lo quería. Quería saber lo que sería estar con un hombre que sabía lo que estaba haciendo.

Siguió acariciando su cuello y le besó las manos, mientras desabrochaba sus pantalones y los deslizaba hacia abajo al suelo, dejando al descubierto su ancha polla dura.

—Y tu pequeña zorra quiere tu polla gruesa y grande— dijo ella mientras su mano se deslizaba a lo largo de su longitud, recompensada con un profundo gemido gutural. Mientras acariciaba su pene, sus manos empezaron a deslizarse por las caderas y detrás de su culo. Inclinó su cuerpo contra el suyo y apretó los labios a lo largo de su cuello. Cuando él alcanzo a su otra mano detrás de ella y apretó su firme culo, ella arqueó la espalda y se empujó contra él aún más.

— ¿Ese es tu problema?—, preguntó, mientras deslizaba sus manos debajo de la parte superior del tank top pequeño,

— ¿Sólo quieres que ser follada?

Antes de que pudiera responder, su camisa estaba sobre su cabeza uniéndose a sus pantalones en el suelo. Christy gimió cuando sus manos se deslizaron por su cuerpo y sobre sus caderas. La sensación de sus manos sobre su piel era increíble.

Cuando sus dedos llegaron a su pequeña tanga rosa, él jugó con el material sedoso, incitándola sin piedad. Jugaba con ella de un lado a otro, frotando el tejido fino en su clítoris y rozando con sus dedos su coño húmedo. Pronto, sus bragas estaban en el suelo con el resto de su ropa.

Puso sus manos detrás de ella, tirando de sus caderas contra su pene erecto. Ella frotó sus caderas contra él, sintiendo su polla dura rozar contra su clítoris. Poco a poco, la puso hacia abajo sobre la cama y ella cayó hacia atrás, sus piernas bien abiertas de par en par, esperando por él.

El se arrodilló delante suya y ella sabía que él veía que estaba completamente mojada. Cerró los ojos, dispuesta a ser follada y dio un grito ahogado cuando suavemente pasó sus dedos por su coño, deslizándolos hacia arriba y hacia abajo, volviendo la loca y alentando su deseo.

—Tú eres una pequeña zorra mojada, ¿no es así? —, dijo él más para sí mismo que para ella mientras sus dedos encontraban su camino a su clítoris. Tocó su pequeño capullo, hinchado y su respiración se hizo más desigual. Ella no podía creer lo rápido que se estaba volviendo loca.

—Amas esto ¿no es así?—, preguntó él mientras sus dedos excitaban su pequeño brote, excitándola hasta llevarla hasta el borde y de regreso.

—Sí, papi. Sí, me encanta esto —Ella gimió contra él. La sensación era abrumadora y se dio cuenta de que se retorcía frente a él, sus caderas empujando hacia arriba contra sus dedos, con ganas de más, necesitándolo sentir en su interior. Mientras sus dedos apretaban su capullo sensible, el placer disparándose en su cuerpo.

—Dios, tu pequeño coño dulce está a la espera de ser follado—, dijo él mientras su dedo se deslizaba por su longitud.

—Oh, Dios, papi—, gimió mientras sus manos agarraban con fuerza las mantas.

Cuando deslizó un dedo dentro de ella, Christy cerró los ojos y sintió su excitación crecer en su interior. Su canal se apretó alrededor de él mientras añadía un segundo dedo. Cuando abrió los ojos otra vez, él la miraba mientras se deslizaba dentro y fuera, masajeando su clítoris con el pulgar.

—Dios, estas muy apretada, — dijo él con asombro. Él la estaba volviendo loca y ni siquiera parecía darse cuenta de ello.

—Voy a disfrutar follando tu pequeño y dulce coño.

—Por favor, papi, — le susurró Christy, empujando sus caderas hasta sus dedos expertos.

—Por favor, fóllame —le rogó ella en voz baja, nunca había deseado a nadie como lo quería a él en esos momentos.

De repente, se inclinó sobre ella y deslizó su polla grande contra su coño resbaladizo y mojado, gracias a su excitación. Ella gimió mientras su miembro duro se deslizaba contra su clítoris y después de regreso. Cuando estaba resbaladizo, con sus jugos, puso su polla delante de su mojada entrada.

Christy jadeó mientras lentamente hundía su polla gruesa en su interior. Vio la cabeza de su polla púrpura desaparecer en su coño y gimió mientras el eje de su pene seguía. A medida que su miembro grande empujó abriéndola, se quedó sin aliento, sin saber si podría encajar, pero esperando que cupiera. Centímetro a centímetro, presionó en su interior y ella gimió cuando él la tomó. Estaba abrumada por la dulce tortura de que él la abriera más de lo que había experimentado hasta ahora. La estaba dividiendo en dos, pero el ligero dolor que sentía se juntaba con la maravillosa sensación de estar llena por su polla gigante. Cuando él estuvo en el interior, dejó escapar un gemido gutural y Christy empujó sus caderas hacia arriba, metiéndolo aún más profundo.

Entonces el dolor se transformó rápidamente en placer cuando él empezó a entrar y a salir de su canal estrecho. Su coño se cerró sobre él, atrayéndolo más profundo con cada golpe. Cuanto más se metía más quería ella.

—Para ser una pequeña zorra, estás jodidamente estrecha—, dijo, con voz entrecortada y sorprendida. Su ritmo se hizo más rápido y más desesperado, se metió más y más profundo dentro de ella.

—Oh, sí, papi—, le rogó—Soy tu zorra, y quiero que me folles más y más—.

Ella lo quería, quería esto, y no quería que se detuviera nunca.

Su empuje se hizo más fuerte y cada vez más rápido y sintió el orgasmo construyéndose. Cada vez que entraba, avivaba su deseo y su cuerpo empezó a temblar mientras las sensaciones crecían y crecían. Él mantuvo su ritmo constante y aumentó su velocidad cada vez más alto hacia su clímax. Finalmente, sintió a su cuerpo abrumarse cuando el orgasmo atravesó su cuerpo.

Él mantuvo su ritmo, y ella sentía que daba vueltas fuera de control. Con cada embestida, la mantuvo salvaje en el placer, el orgasmo empujando más y más mientras se metía en su interior. Finalmente, pudo escuchar su respiración tornarse irregular mientras su coño palpitaba a su alrededor. Su polla se hizo aún más dura y sus golpes se hicieron más fuertes cuando llegó a su propio clímax. Cuando finalmente llegó muy dentro de ella, se calmo con un estremecimiento y, finalmente, ambos regresaron a la tierra.

Se desplomó junto a ella, su respiración entrecortada y jadeante.

Trató de reincorporarse, pero no pudo. Estar con él no era como nada que hubiera experimentado. Acababa de tener el orgasmo más alucinante de su vida y de repente ella sabía exactamente lo que el sexo podría ser y quería más.

—Oh, Christy—, se quejó de nuevo cuando se volvió hacia ella.

—Lo siento, yo no debería haber hecho esto, no debí de haber dicho que....

Se puso de espaldas a él y lo dejó pensar que ella estaba realmente molesta. Cuando su mano llegó a su hombro, ella respiró hondo y suspiró.

—De verdad, Christy, lo siento, ¿qué puedo hacer?

Ella sonrió ampliamente, se dio la vuelta y se subió encima de él y sus manos empezando a excitar su polla a la vida otra vez.

— ¿Qué te parece si dejo que te redimas?—, dijo ella con picardía, lista para otra ronda.

Fin
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