Orgia en Familia

heranlu

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Ago 31, 2007
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¡Hola! La historia que contaré es 100% real, sólo modificaré los nombres de los protagonistas para reservar el anonimato. Mi nombre es Laura y vivo en Argentina, Buenos Aires. Tengo 27 años. Soy alta, morocha, ojos verdes, buenas tetas y culo y soy gordita (no se los voy a ocultar pues nunca me acomplejó ni me limitó en conseguir lo que quería). Quienes me conocen dicen que soy muy sensual y me considero ser buena en la cama ya que conté con muy buena experiencia. La historia que pasaré a contar ocurrió 7 años atrás cuando yo tenía 20 años.
Mi madre nos abandonó a mí y a mi padre (Andrés) cuando yo tenía 13 años y él 39 años. Como mi padre trabajaba durante el día y no tenía quien me cuide nos fuimos a vivir con mi tía Graciela, hermana de mi papá. Mi tía vivía con su pareja (Pedro) ya que se había divorciado de mi tío y vuelto a formar familia, con su hija (mi prima Soledad) unos meses menor que yo y con el hijo de su pareja (Claudio) 5 años mayor.
La relación con mi prima Soledad es muy linda, somos muy unidas incluso es mi mejor amiga (la hermana que nunca tuve) mientras transitábamos la adolescencia y el despertar sexual hablábamos mucho de sexo y chicos, cosa que pasa habitualmente entre amigas. Practicamos nuestros primeros besos entre nosotras, nos masturbábamos juntas y “jugábamos” con Claudio (le pedíamos que se masturbara frente a nosotras, que nos hiciera sexo oral, nosotras se lo hacíamos a él y no más que eso).
Teniendo ya 18 años, planificamos pasar un fin de semana en una quinta que tiene Pedro. Fuimos mi prima, mi tía, mi papá, Pedro y yo. Claudio aprovechó a quedarse con la casa a solas para él por lo cual no fue a la quinta.
Llegamos y Soledad y yo nos internamos en la pileta, mientras que los demás acomodaban todas las cosas. Mi papá comenzó a preparar el asado, mi tía se recostó a tomar sol y Pedro se metió al agua con nosotras. Comenzamos a jugar entre nosotros y al rato se sumó mi padre. Estábamos los 4 jugando y empecé a sentir manoseos raros. No eran sólo roces, sentía las manos de Pedro y de mi padre que disimuladamente se posaban en mis senos o en mis nalgas. Ellos no parecían darse cuenta de nada (o eso querían hacer parecer) pero Soledad notó lo mismo que yo porque cruzamos miradas alarmantes. Si bien esto me sorprendió debo admitir que me calentó la situación e incluso me descubrí buscando esas manos o apoyando mi culito en los bultos de Pedro y mi padre que ya se notaban “despiertos”.
Los hombres salieron del agua para seguir cocinando y con mi prima nos quedamos en la pileta hablando de lo que había pasado, ella coincidía conmigo en que hubo unos toqueteos raros y que ella también había quedado excitada.
Salimos del agua y nos fuimos al cuarto con la excusa de prepararnos para el almuerzo. En vez de ello nos dispusimos, como era de costumbre, a masturbarnos pues habíamos quedado muy calientes. Siempre nos masturbábamos de la misma manera, nos encerrábamos en nuestro cuarto (pues lo compartíamos) y cada una se masturbaba desde su cama mientras miraba como se masturbaba la otra, nunca habíamos tenido contacto alguno mientras lo hacíamos. Pero esta ocasión fue distinta. En la habitación sólo había una cama de 2 plazas por lo cual teníamos que compartirla, nos pusimos una al lado de la otra rozándonos. Esta situación nos calentaba mucho más y a pesar que jamás habíamos tenido fantasías la una con la otra era notable el grado de excitación.
Ahí estábamos las dos, frotándonos los clítoris, con la respiración agitada. Miraba a Soledad a la cara y la veía como mordisqueaba su labio inferior de placer, no se si fue por impulso o que pero no pude resistirme y la besé. Soledad respondió y nos fundimos en un beso muy apasionado, sentía su lengua recorrer la mía me mordisqueaba los labios y yo los de ella. De pronto sentí su mano corriéndome la parte de mi malla para dejar al descubierto uno de mis senos, bajó recorriendo con sus labios mi cuello y comenzó a succionarlos con fuerza y mordía el pezón que para entonces estaba duro como roca. Levantó la cara en busca de mi boca y volvimos a besarnos, sentí su mano entre mis piernas e instintivamente las abrí para que llegara a mi vagina. Pasó sus dedos por mi rajita, los cuales se embebieron en mis líquidos y se chupó los dedos con todos mis “juguitos”.
Estábamos a punto de vivir una de las experiencias más maravillosas cuando nos interrumpió el ruido de la puerta al abrirse. Era mi tía.
Soledad y yo nos quedamos petrificadas, no reaccionábamos. Comenzamos a dar explicaciones (sobre que era la primera vez, que era un juego, etc.). Graciela trabó la puerta, se acercó y se sentó en la cama; nosotras muertas de vergüenza esperábamos que comenzara a retarnos. Pero no parecía disgustada. Por el contrario, nos sonrió y nos dijo que no nos disculpáramos, que era normal lo que hacíamos, que siempre es bueno tener una amiga con quien experimentar el sexo para que después, llegado el momento, saber como actuar. Nos contó que ella hizo lo mismo y que la había ayudado mucho.
Comenzábamos a tranquilizarnos cuando arremetió diciendo que iba a ser un secreto entre nosotras, que podíamos confiar en ella y que incluso ella nos podía enseñar más cosas. Al decir esto tomó una de las manos de Soledad y la apoyó sobre uno de mis pechos mientras que ella me tomó el otro. Tanto mi prima como yo no caíamos en cuenta de lo que estaba pasando, mi tía le dice a Soledad que iba a enseñarle como chupar un seno y comienza a pasarme la lengua alrededor del pezón. Si bien era una situación sumamente extraña, comencé a excitarme y mis pezones volvieron a ponerse duros. Soledad, que observaba como su madre lamía y mordisqueaba mi pezón, comenzó a sobarme el otro pecho suavemente y continuó chupándomelo.
Mi tía levanta su cara y busca mis labios, nos besamos dulcemente, con una mano levanta la cara de Soledad y la besa también a ella. Jamás había imaginado ver a una madre y a su hija besándose pero debo admitir que era muy excitante. Graciela se levantó el corpiño de la bikini y expuso sus pechos para que se los chupáramos, eso hicimos.
Mi tía se para, se arrodilla a los pies de la cama y me pide que me acerque, que me recuesta y abra mis piernas dejando a centímetros de su cara mi conchita que para esa altura estaba empapadísima. Le dice a Soledad que se ponga a su lado que le iba a enseñar el sexo oral. Siento los dedos de mi tía abriéndome los labios de mi vagina y exponiendo mi clítoris que estaba a punto de estallar. Sentir su lengua recorrer mi conchita me hacía explotar de placer y debía contenerme para no gritar por miedo a que mi padre y Pedro escucharan. Graciela comenzó a penetrarme con los dedos (no sabría decir con cuantos, pero más de uno eran) y le deja lugar a mi prima para que comience a lamerme la conchita. No aguanté mucho más y llegué a un orgasmo indescriptible y ambas empezaron a beber mis jugos entremezclando sus lenguas.
Luego fue el turno de Soledad, quien se recostó en la cama y abrió sus piernas para que comiéramos su coño. Primero lo hizo su madre mientras yo lamía sus pechos y luego ella se sienta sobre la cara de su hija para que sea ella quien chupara su conchita. Yo me dispuse a chupársela a mi prima hasta que sentí la contracción de sus músculos y como llenaba mi boca con los jugos de su orgasmo. Graciela se recuesta en la cama y nosotras nos colocamos a cada uno de los lados, nos pide que le comamos las tetas mientras ella se masturba hasta acabar. Nos besa en los labios y se marcha a su habitación prometiendo que lo repetiríamos. Soledad y yo quedamos por unos minutos tendidas en la cama tratando de entender que había pasado, sin mostrarnos arrepentidas en absoluto. Nos fuimos a bañar para quitarnos el olor a sexo y bajamos a almorzar.
El almuerzo fue muy distendido, al comienzo Soledad y yo estábamos nerviosas pero las miradas cómplices de Graciela nos relajaron. Luego de hacer la sobremesa mi prima y yo nos fuimos a tomar sol mientras los demás se quedaron charlando y recogiendo la mesa.
Al rato salen los 3 y se meten en la pileta, nos invitan a acompañarlos pero sólo Soledad va con ellos, yo seguí tomando sol. Los observaba jugar y volví a ver esos toqueteos que había notado antes. La situación volvió a excitarme por lo que decidí sumarme a ellos. Siguiendo con el juego y el manoseo “sin intención” mi tía se quita la parte superior del bikini aludiendo a que no quería que el sol le dejara las marcas por lo cual nos aconseja a Soledad y a mí que hiciéramos lo mismo. Como dudábamos, se acerca mi padre por detrás de mí y me desata el corpiño diciéndome que no tenga vergüenza, que estábamos en familia. Al ver que quedé con los senos al descubierto mi prima se lo quita también y continuamos disfrutando de la pileta.
Mientras jugábamos buscaba el cuerpo y las manos de Pedro, sentir su bulto apoyado en mi cola me ponía a mil. Las manos de Pedro recorrían mi cuerpo ya sin disimulo. Masajeaba mi cola y tocaba mis pechos recorriendo con sus dedos pulgares mis pezones mientras yo sobaba su miembro. Estábamos los cinco muy juntos y se mezclaban nuestras manos y era tal la excitación que se había generado que nadie podía plantearse si era o no correcta la situación. Pedro que estaba detrás de mí apoyándome, me toma de la cintura, me da vuelta hasta poner frente a él y comienza a besarme apasionadamente y a apretar mis pechos.
Me llevó en alzas hasta el borde de la pileta, me sentó en el mismo y quitó el resto del bikini. Separó mis piernas y comenzó a lamer mi rajita mientras que con una de sus manos me estrujaba uno de mis pechos, que si bien me generaba un poco de dolor, me generaba mucho más placer.
Me hacía explotar de placer, succionaba mis labios vaginales y el clítoris. Con sus dedos masajeaba la zona que está entre el ano y la vagina. Recorría con la lengua toda mi conchita y llegaba a la puerta del ano e insinuaba una leve penetración con la lengua en el culito. Estaba por explotar de placer cuando levanto la mirada buscando al resto de la familia y veo a mi tía y a mi prima arrodilladas chupando la pija de mi padre, eso bastó para hacerme acabar y dejar todo mis jugos en la boca de Pedro.
Salimos del agua y nos unimos al resto. Pedro fue a buscar unas colchonetas para formar una gran cama en el jardín. Mi padre me tomó de la mano y me acercó hacia él para besarme, al principio la situación me resultó extraña y se puede decir que hasta intenté esquivarlo pero la excitación fue más fuerte y de pronto me encontré besando a mi propio padre.
Soledad me separó las piernas y arrodillada ante mí comenzó a chuparme la rajita, mi tía seguía tragando la pija de papá (su propio hermano) y mi papá succionaba mis pechos como si fuera el mayor de los néctares.
Pedro nos tomó a Soledad y a mí y nos llevó a las colchonetas, se recostó boca arriba y entre las dos comenzamos a chuparle la pija. Se la recorríamos entera y uníamos nuestras lenguas a la vez. Comencé a sentir dedos húmedos en mi conchita, era mi padre. Me hizo poner en cuatro para dejarle mi culo en primer plano y poder lamerlo. Lo recorría entero y escupía saliva en la entrada del ano para luego quitarla con la lengua.
Graciela se sentó sobre la boca de Pedro para que él le chupara el coño. Mi padre se arrodilló detrás mío y apoyó la cabeza de su pija sobre mi ano haciendo leves empujoncitos pero sin buscar penetrar. Al ver que yo le respondí con movimientos de cadera no dudó en penetrarme por la conchita. Lo hizo despacio para que no sintiera dolor (por más de que él sabía que yo no era virgen) y luego empezó con el bombeo.
Mi tía y Soledad comenzaron un 69 espectacular y Pedro colocó su pija en mi boca para que la chupara. Las embestidas de mi padre se volvieron más intensas y toda la situación hizo que llegara a mi segundo orgasmo. Cuando mi padre estuvo a punto de correrse sacó el pene de mi vagina y volcó su leche sobre mi colita. Sentía su líquido caliente chorrear por mi cola hasta que, inesperadamente, Pedro se dirigió hacia mi cola y se dispuso a limpiarla con la lengua, tomó entre sus manos la pija de papá y también comenzó a chuparla para quitarle todo rastro de semen. Las sorpresas no acababan, Pedro estaba chupándole la pija a mi papá y éste tenía una cara de placer increíble. Ver eso me calentó como nunca y me uní a Pedro para chuparle la pija a mi padre.
Pedro me preguntó si alguna vez había tenido sexo anal a lo que respondí que no. Me dice que él y papá me lo iban a hacer probar. Me hicieron poner en 4 y entre los dos lamían mi ano, giraba mi cabeza para observarlos y veía que entre lamida y lamida se besaban lo que me dio la pauta de que éste no era su primer encuentro.
Pedro comenzó a meterme primero un dedo y después otro. Mi padre se puso de rodillas y apoyó la cabeza de su pija en mi ano y empezó empujar suavemente mientras Pedro lubricaba la zona con saliva (incluso chupando la pija de mi padre). Logró meter la cabeza pero me generaba mucho dolor ya que la pija de mi padre es bastante gruesa, trató de hacer movimientos de bombeo pero el dolor me era insoportable. Decidió entonces dejar intentar a Pedro ya que la de él era más fina. Pedro me penetraba y se movía muy despacio, porque yo me seguía quejando del dolor. mientras le chupaba la pija a mi papá que estaba parado a su lado.
En eso me vence el dolor y pierdo la fuerza en los brazos por lo que caigo sobre la colchoneta, mi padre me da vuelta, me separa las piernas y comienza a chuparme la concha. Sentir la lengua de mi padre recorriendo mi rajita hizo que me olvidara del dolor. Pedro se pone detrás de mi padre y le pide que le ofrezca la cola. Comienza a chupársela y entonces veo como Pedro se arrodilla y lo penetra de una embestida y empieza a bombearlo frenéticamente mientras que le decía –Cómo me gusta que seas mi putita! Era tan excitante ver y oír todo eso, conocer la faceta pervertida de mi padre y del resto que no tardé en llegar al orgasmo y esta vez no reprimí el grito de placer. Tampoco lo reprimió Soledad que al verla, veo como su madre le chupaba la concha mientras le metía dos dedos en el culo.
Extenuada (pero aún excitada) tras tres orgasmos seguidos me hago a un lado para ver como Pedro seguía cogiendo a mi papá ya que me calentaba mucho la situación. Soledad se acerca a mi lado y empezamos a acariciarnos y a besarnos. Mi prima me susurraba al oído que nunca se había sentido tan feliz y que le encantaba todo lo que estábamos viviendo. Yo pensaba lo mismo.
Mi padre se acostó sobre las colchonetas, mi tía lo cabalgó tragándole la pija dentro de su conchita y Pedro la penetró por detrás. La cara de placer de Graciela era maravillosa y si bien yo no había tenido una buena experiencia con el sexo anal momentos antes, ya fantaseaba con la idea de la doble penetración. Mi tía llegó al orgasmo y lo gritó fuertísimo, Al escucharla Pedro se excitó tanto que salió del culo de mi tía para correrse en nuestras bocas. Con Soledad tomamos toda su leche. Mi papá que estaba llegando a su segundo orgasmo volcó toda su leche en las tetas de su hermana y después hizo que Soledad y yo se la limpiáramos.
Quedamos los cinco tirados al sol, exhaustos de tanto placer. Pero luego de un descanso volvimos a la acción y ese fin de semana fue muy sexual. Exploramos el sexo como jamás lo había hecho, incluso terminé disfrutando de los placeres del sexo anal (y la doble penetración obviamente). Descubrimos una faceta escondida de mi familia ya que luego nos confesaron que eran frecuentes los encuentros sexuales entre ellos tres y que de ahora en más estarían felices de que nosotras participáramos.
También nos confesaron que mientras tomábamos sol con mi prima, Graciela les contó sobre lo que había pasado entre nosotras tres antes del almuerzo y que por eso decidieron planificar la “fiestita” Mantuvimos ese tipo de encuentros durante muchos años, después se incorporó Claudio (el hijo de Pedro) y armábamos, cada vez que se podía, esas fabulosas orgías o íbamos concretando encuentros entre nosotros (incluso he tenido sexo a sola con mi padre y no me avergüenza, lo disfruté y se que no le hice mal a nadie).
El tiempo pasó y fuimos tomando caminos diferentes. Claudio se fue a vivir a otro país, mi padre formó pareja y se mudó de la casa de mi tía, Soledad se casó y tiene una hija y yo estoy viviendo en pareja. Pero muy esporádicamente aunque sea y ocultándonos de terceros nos juntamos a disfrutar como lo hacíamos antes. Hemos incorporado otras personas y tengo muchas anécdotas más. Así que si es que quieren saber de otras aventuras me avisan y con gusto se las contaré.
 
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