Obligado a ver como violan a mi madre [sexo forzado, voyeur, madre/hijo]

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Feb 28, 2015
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Obligado a ver como violan a mi madre [sexo forzado, voyeur, incesto, madre/hijo]

Todo comenzó un viernes por la noche, volvía de dar una vuelta con los amigos y al entrar a casa, alguien me golpeó por la espalda dejándome inconsciente en el suelo.
Cuando me desperté estaba en el salón, me dolía horrores la cabeza y al intentar llevarme la mano a la cabeza me di cuenta de que no podía moverme, fue entonces cuando fui consciente de que estaba atado de pies y manos a una silla, y que un trapo me cubría la boca impidiéndome hablar. Poco a poco fui recobrando la vista y fue entonces cuando me percaté de lo que allí estaba ocurriendo…
Una banda de ladrones había asaltado mi casa.

Mi padre es conductor de autobús y pasa mucho tiempo fuera para traer más dinero a casa, ese fin de semana era uno de ellos.
Vivimos en un chalet a las afueras de una gran ciudad, y aunque tenemos vecinos alrededor, nos separan de ellos unas paredes de hormigón que impiden ver lo que sucede al otro lado.
Yo me llamo Roberto, tengo 22 años y vivo en casa de mis padres, mi madre tiene 43, se llama Maria y somos una familia como cualquier otra, no nos falta de nada pero tampoco gozamos de lujos excesivos.

Cuando recobré la consciencia vi a mi madre en mi misma situación, amordazada, con lágrimas por las mejillas y con las manos atadas a su espalda, sentada frente a mí.
Iba vestida con un fino y corto camisón de verano, y estaba rodeada de tres hombres enmascarados.
En casa no guardábamos demasiado dinero, por lo que los ladrones, con apenas 300 euros y unas pocas joyas de mi madre, no parecían estar muy contentos, sino todo lo contrario, pues se pusieron bastante furiosos.
Casi de inmediato volví a sentir otro fuerte golpe en la cara, provocado por uno de los asaltantes, mientras le decía a mi madre, muy cabreado:

· Mira zorra, tu hijo se ha despertado… Asique voy a ser muy clarito contigo, o colaboras con nosotros o cuando acabemos con él, no volverá a despertarse nunca más.

Lo que pretendían aquellos tipos era que mi madre les diese más dinero, pero eso era imposible ya que todo el dinero lo teníamos en el banco.

· Jefe, no nos llevamos ni 1000 euros, y entre el efectivo y las 4 joyas que nos ha dado la puta esta, no llegamos, porque las joyas una vez fundidas no valen nada.
· Tranquilo, nos lo cobraremos de otra forma, tenemos tiempo de sobra, el viejo estará fuera unos días y este fin de semana están solos.

Era evidente que nos habían estado vigilando.
De repente, el que parecía ser el jefe, se acercó a mi madre y de un tirón le quitó la mordaza, sacó un cuchillo y cortó las cintas que le sujetaban los tobillos y cogiéndola del pelo, la hizo ponerse de pie. Evidentemente, cuando vi aquello, empecé a retorcerme en la silla intentando soltarme, pero al instante, el que tenía sujeta a mi madre por el pelo, le dio un fuerte bofetón en la cara diciéndome con voz autoritaria:

· Mira niñato, no estoy para tonterías… Cada tontería tuya, la pagará ella, así que más te vale estarte quietecito si no quieres que le destroce la cara a tu querida madrecita.
– (dijo sin dejar de amenazarla con el cuchillo)

Automáticamente me quedé inmóvil, pues los ojos de ese tipo decían que era totalmente capaz de hacerlo, así que resignándome y llorando de rabia e impotencia, me quede quieto en la silla sin poder hacer otra cosa que obedecer las órdenes de aquel mal nacido. Minutos más tarde y siguiendo las indicaciones del jefe, los otros dos se colocaron detrás de mi madre, que todavía tenía las manos atadas a la espalda, y la sujetaron uno por cada brazo haciendo que se doblara un poquito hacia atrás, ya que el jefe de la banda la seguía teniendo cogida del pelo.

· Muy bien zorra, tú te lo has buscado… vas a pagar tú por lo que no podemos llevarnos.

Al oír esto, mi madre asustada, intentó forcejear a la vez que intentaba gritar con fuerza para que algún vecino la oyera, pero el jefe, se acercó a mí, y sin mediar palabra me golpeó otras dos veces más en la cara, abriéndome una ceja y aturdiéndome momentáneamente.

· Verás puta, esto es muy fácil… tú la haces, y él la paga, al igual que él contigo. Así de sencillo… así que deja ya de llorar y dime tu nombre.
· Maria. (contestó mi madre, con la voz quebrada por los llantos).
· Bien Maria, pues a partir de ahora te vas a portar MUY BIEN con nosotros, o de lo contrario mataremos a tu hijo. ¿Lo has entendido?
· Sí. – (dijo ella entre llantos)
· “Sí, señor” Maria, sí, señor. Y a mis amigos, les hablaras igual, ¿entiendes?
· Sí, señor.
· Muy bien, pues ahora dime… ¿vas a ser buena con nosotros?
· Sí, señor.
· Por vuestro bien eso espero. Y ahora dime con cuántos hombres has estado.
· Con mi marido, señor. Sólo con él.
· ¿Seguro que no me estás mintiendo, zorra? ¿Me vas a decir que nunca le has sido infiel al idiota de tu marido con todo el tiempo que pasa fuera de casa?
· No, señor. Se lo juro.
· Bueno pues no te preocupes, porque siempre hay una primera vez para todo. Lo mismo hasta le coges el gusto…

El jefe puso el cuchillo sobre la mesa mientras le seguía haciendo preguntas a mi madre, al mismo tiempo que acariciaba con delicadeza su rostro, sus mejillas, sus labios, su cuello…

· Llevas el cuello demasiado cerrado para ser verano, ¿No tienes calor? Maria.

Ella no contestó, pero aquel tipo le abrió dos botoncitos al cuello del camisón, y comenzó a acariciárselo con sus dedos mientras otro de los ladrones, empezaba a desatar las manos de la espalda a mi madre, para acto seguido, sacar una pistola de su pantalón y ponerse a mi lado con la pistola apuntando a mi cabeza, en plan amenazante. Fue entonces cuando el jefe de la banda agarró a mi madre por la nuca e intentó besarla, pero ella naturalmente lo impidió apretando sus labios, entonces el jefe pareció enfadarse y le hizo un pequeño gesto al tipo que estaba a mi lado, que respondió dándome otro fuerte puñetazo en la cara.

· Ay Maria, Maria… veo que aún no lo has entendido. Si quieres que no os pase nada a ninguno de los dos, colabora. Tenemos 48 horas por delante y tú decides como queréis pasarlas. Estamos siendo buenos con vosotros, pero podemos desnudaros y ataros a ambos, y torturaros a nuestro antojo. ¿Prefieres eso? No, ¿Verdad? Pues colabora y todo irá bien.

Acto seguido volvió a repetir el movimiento anterior, y esta vez, mi madre abrió temblorosamente su boca respondiendo al beso, mientras él, con la mano libre, acariciaba el cuello de mi madre y bajaba su mano lentamente hasta sus pechos. Comenzó a acariciar su teta derecha por encima del camisón, primero suavemente y poco después con más firmeza, para terminar con un fuerte pellizco y un tirón de su pezón. Más tarde, se separó un poco de ella y comenzó a desnudarse allí en medio, los otros dos, hicieron lo mismo que el jefe y al igual que él, se quedaron completamente desnudos mientras el cabecilla del grupo le decía a mi madre:

· ¿Te gusta lo que ves, Maria? Bueno, si no te gusta, pronto te gustará…

Dijo mientras comenzaba a acariciarle con violencia las tetas a mi madre, para después coger su camisón con ambas manos y rasgárselo de un fuerte tirón, dejando al aire sus hermosas tetas que enseguida comenzó a chupar y manosear, y poco después le dio un pequeño golpe tras las rodillas haciendo que se cayese de rodillas al suelo. Luego, el jefe la volvió a coger del pelo y sin mediar palabra, empezó a restregar su polla por la cara de mi madre y a golpearle varias veces en las mejillas con ella, pasados unos minutos, le tapó la nariz a mi madre y cuando ella abrió la boca para coger aire, automáticamente le metió la polla en la boca y empezó a follarle la boca durante varios minutos. Más tarde, la levantó del suelo tirándole del pelo, y la tumbó sobre la mesa del salón.
Era una mesa alta y pequeña, por lo que las piernas y la cabeza de mi madre, sobresalían por los extremos.
Acto seguido y sin mediar palabra, el jefe se colocó en la entrepierna de mi madre y metiéndole la polla bruscamente en el coño, empezó a penetrarla con fuerza. Ella soltó un largo y doloroso gemido que pronto acallaron los otros dos, pues uno de ellos aprovechó y le metió la polla a mi madre en la boca, mientras el jefe se la follaba a placer, y así fueron turnándose entre los otros dos, para follarle la boca a mi madre mientras el jefe le follaba el coño en medio del salón. Yo todavía amordazado y atado a esa silla, no pude hacer otra cosa que soportar ver a aquellos tipos violando a mi madre delante de mí, sin que yo pudiera impedirlo, y aquellos minutos que la estuvieron follando se me hicieron una eternidad, hasta que por fin, el jefe, con un largo e intenso gemido de placer, empezó a correrse dentro del coño de mi madre, sin sacarle la polla de su coño hasta que se recuperó del polvo, para minutos más tarde cederle el turno a los otros dos, y volver a meter su polla en la boca de mi madre, obligándola a limpiar con la lengua, los restos de semen que se le habían quedado por el glande.

Cuando mi madre terminó de limpiar la polla de aquel cabrón, el tipo se separó y se sentó unos instantes en el sofá viendo como los otros dos empezaban a turnarse con ella, uno se la metió en la boca y el otro empezó a follar de nuevo su coño, los dos tipos la penetraban por ambos agujeros mientras las lágrimas de mi madre caían por sus mejillas, hasta que finalmente terminaron corriéndose ellos también, y cuando pensé que por fin había acabado todo, el jefe de la banda salió unos instantes del comedor y a los pocos minutos volvió trayendo en las manos unas corbatas de mi padre. Sin decir absolutamente nada, volvió a coger a mi madre del pelo haciendo que se tumbase boca abajo sobre la mesa del salón, y la ató de pies y manos a las patas de la mesa. Ya en esa postura, se acercó a la cara de mi madre con la polla fuera, y se la volvió a meter en la boca para que le humedeciese un poco la polla con su lengua, a los pocos minutos, le volvió a sacar la polla de la boca, y sin contemplaciones de ningún tipo, se fue a su culo.
Con el primer empujón, se la metió por completo y el grito de mi madre fue brutal, pero rápidamente, uno de los dos tipos que estaban descansando en el sofá recuperándose de la corrida anterior, se volvió a acercar a ella y se la volvió a meter en la boca a mi madre, para silenciar los gritos de dolor que sentía mientras le partían el culo.
Estuvieron así unos veinte minutos, donde cada minuto se hacía eterno, y poco después, el jefe comenzó a gemir salvajemente mientras se volvía a correr dentro de ella, sólo que esta vez lo hizo en su culo.
Le había dejado el culo bien dilatado, algo que los otros dos aprovecharon, y así le fueron follando el culo entre los tres. Después de follarla, el jefe la abofeteó para que sacara la lengua y limpiara su polla nuevamente, y cuando todos terminaron de correrse, volvieron a soltar las ataduras de sus manos y tobillos, y la dejaron descansar durante unos instantes. Pasado un rato, el jefe la volvió a coger del pelo y tirando de ella, la obligó a ponerse en pie.

· Estas muy sucia, zorra. Ve a arreglarte un poco, que vamos a salir.

La fue empujando hasta el baño y una vez allí, abrió el grifo de la ducha y sin muchos miramientos la empujó dentro y la obligó a ducharse, despacio y frente a él.
Ella, medio dolorida, empezó a enjabonar su cuerpo con delicadeza, y cuando ya se había aclarado completamente, el jefe entró con ella en la ducha y la obligó a enjabonarlo a él también, como si fuera un niño de tres años. Cuando terminaron de ducharse la hizo secarse, peinarse y pintarse los labios de un color rojo pasión, luego fueron completamente desnudos a la habitación de mis padres y allí se vistieron, él con ropa limpia de mi padre y a ella le hizo ponerse lo más sexy que tenía en el armario, (una faldita por encima de las rodillas, una blusa blanca de tirantes que adivinaba sus pechos libres de sujetador, y una chaqueta de entretiempo).
Mientras ellos se vestían y aprovechando el momento de calma, los otros dos me soltaron de la silla y a empujones me llevaron a mí al baño, donde me limpiaron toda la sangre que me había caído por la cara, me cosieron la ceja dándome dos puntos con un hilo de coser, de mi madre, y luego me pusieron una tirita en la ceja, después, uno de ellos me llevó a mi habitación mientras el otro se daba una ducha, y me obligaron a arreglarme a mí también. Al rato apareció mi madre con el otro tipo, y allí, el jefe de la banda nos dijo:

· Bien, esto es lo que haremos… Vamos a ir a dar una vuelta y tú conducirás. - (dijo señalándome).
Tu madre vendrá atrás conmigo y uno de estos, y el otro irá a tu lado apuntándote con la pipa por si se te ocurre hacer alguna tontería. Vamos a sacar dinero de varios cajeros.

Salimos fuera tal y como nos ordenaron y nos subimos en el coche de mi madre, empecé a conducir con prudencia tal y como me habían dicho, pues me habían advertido de que si hacía cualquier falsa maniobra o cualquier estupidez, nos pegarían un tiro allí mismo. Recorrimos cinco cajeros de la ciudad hasta agotar el disponible diario de las tarjetas, en total unos 18.000€ y pico, (unos 3 millones de las antiguas pesetas), y en todos los cajeros seguimos el mismo procedimiento, yo me quedaba en el coche con dos de los asaltantes, mientras mi madre se bajaba con el jefe de la banda, si ella hacía alguna tontería, me pegaban un tiro, y si era yo quien la hacía, se lo pegaban a ella. Cuando volvían del último cajero, el jefe le dijo a mi madre que se quitara la chaqueta antes de entrar al coche y ella obedeció, ya dentro del coche, le ataron las manos a la espalda y me dijeron:

· Ahora, vamos a dar un paseo, coge la circunvalación y ya te iremos indicando.

Tomamos rumbo a las afueras de la ciudad, mientras por el retrovisor veía perfectamente a mi madre sentada entre ambos, que al llevar las manos atadas a la espalda, su pecho se echaba hacia adelante marcando todavía más sus tetas en su ya ajustada blusa, y me fijé como el jefe, comenzaba a manoseárselas sobre la blusa para a continuación, abrir un par de botones a la altura del pecho y seguir sobándolas descaradamente bajo la blusa. El que tenía al otro lado también se animó, lentamente le subió la falda y le apartó el tanga hacia un lado a mi madre, comenzando a acariciar con delicadeza su coño.
Primero lo acariciaba hacia arriba abajo, y poco a poco fue separando sus labios vaginales y acercándose más a su clítoris, a la vez que el jefe manoseaba con más ganas cada vez sus tetas.
Después de un buen rato conduciendo, me hicieron desviarme de la carretera general y meterme por un camino que se internaba en el campo, fuimos por ese camino durante un buen rato, hasta llegar a una antigua nave abandonada. Conforme nos acercábamos a esa nave, vi cómo le volvían a abrochar los botones de la blusa a mi madre y como le recolocaban su falda y su pequeño tanguita, y al llegar, los tres salieron del coche y nos sacaron a nosotros dos a empujones. Sin mediar palabra, me cogieron entre dos de ellos, y me ataron a mí también, las manos a la espalda para después volver a amordazarme la boca con cinta aislante, como habían hecho en casa. Nos metieron dentro de aquella nave abandonada y me ataron a una vieja y mugrienta silla, después, el jefe se alejó un poco de nosotros mientras los otros dos sujetaban por los brazos a mi madre. De pronto, una silueta enorme irrumpió frente a nosotros, y se dirigió al jefe.

· A ver… ¿qué me has traído hoy?
· Estoy seguro de que te gustará, son una madre y su hijo. Ella es una putita adinerada, mal follada y algo arrogante, pero al chaval se le domina bien.

De repente, aquel tipo se nos acercó y nos miró de arriba a abajo a ambos, muy despacio y observando cada detalle, nos miraba en silencio y sin articular palabra.
Debía de medir cerca de 1,90. Tenía una espalda enorme y una gran barriga, e iba completamente vestido de negro ocultando su rostro bajo un pasamontañas, cuando se acercó a mi madre, la cogió de la barbilla haciendo que ella levantase su cara y se quedó un buen rato mirándola mientras giraba la cabeza de mi madre hacia los lados como si fuese un trozo de carne, luego con uno de sus dedos, apartó un poco la blusa del pecho de mi madre, y miró lo que había en su interior, más tarde manoseó un poco las tetas de mi madre por encima de la blusa y cogiéndola suavemente por la cintura, giró a mi madre haciendo que se pusiera de espaldas a él, cuando ella se dio la vuelta, el tipo la miró de arriba abajo y le dio varios azotes en las nalgas, seguidamente la volvió a dar la vuelta dejando a mi madre de frente y le dijo mirándola a los ojos mientras volvía a poner su mano bajo la barbilla de mi madre:

· Bueno, imagino que ya sabes cómo va esto… Tú obedeces y al chico no le pasa nada, pero si no lo haces, él sufrirá las consecuencias.

Yo seguía atado a la silla como horas atrás en casa, y tenía a los dos esbirros a mi lado, uno con la navaja y otro con una pistola en la mano.
Uno de ellos, me cogió firmemente de la cabeza y me obligó a mirar, yo quise resistirme, pero sabía que si lo hacía esos hijos de puta se ensañarían con mi madre, así que no me quedó más remedio que mirar lo que estaba a punto de suceder. Aquel hombre daba vueltas alrededor de mi madre mientras con un gesto les decía que le desataran las manos, y el que hasta ahora había sido el jefe, lo hizo rápidamente, ella estaba de pie frente a aquel gordo, con las manos cruzadas sobre su falda y sus pezones marcándose bajo su blusa, sin apartar la mirada del suelo, mientras aquel tipo la devoraba con la mirada.

· Quítate la falda – (ella, tras un momento de duda, obedeció).
· Vaya, vaya… me gusta lo que veo. Además, nunca había estado con madre e hijo a la vez, va a ser divertido.
· Dejadnos solos – (y acto seguido, los tres asaltantes salieron de aquel lugar quedándonos mi madre y yo solos con ese animal).

Ella seguía con la blusa puesta y con un minúsculo tanga que trataba de ocultar con sus manos sin dejar de mirar al suelo completamente humillada, mientras el tipo se situaba a su espalda y la cogía por el cuello para ponerla frente a mí, a escasos centímetros de la silla donde yo estaba atado. Después, empezó a acariciar las tetas de mi madre delante de mí, por encima de su blusa, mientras la otra mano la seguía agarrándola del cuello, mientras me decía:

· ¿Te gusta, chico? ¿Quieres ver que mami más puta tienes en casa?

Yo, naturalmente negué con la cabeza, pero él, apretando con fuerza la mano con la que tenía cogida a mi madre por el cuello, comenzó a ahogar levemente a mi madre mientras le pellizcaba salvajemente uno de sus pezones.

· ¿Y ahora? ¿Te gusta más ahora?

Evidentemente volví a negar con la cabeza, y él respondió ahogándola aún con más fuerza y dando dos salvajes tirones de su pezón derecho que la hicieron gritar de dolor.

· ¡NO GRITES, PUTA! – (dijo a la vez que le daba un sonoro bofetón en la cara que la hizo caer de rodillas).
· ¿Sigues sin querer saber lo puta que es tu madre?

Al ver que aquel tipo le estaba haciendo daño, no tuve más remedio que asentir con la cabeza y darle la razón, pues si de todas formas iban a abusar de ella, pensé que era mucho evitar someterla a dolores innecesarios, y el tipo, al interpretar mi respuesta como positiva, mantuvo a mi madre de rodillas en el suelo. Ella estaba frente a mí, a escasos centímetros, y fue entonces cuando aquel tipo le ordenó abrirse la blusa para luego ponerla de perfil, sacarse su polla y meterla en su boca. Estaba obligando a mi madre a hacerle una mamada a escasos centímetros de mi cara. Evidentemente, ella no estaba cómoda, pues en casa eran ellos quienes follaban su boca, pero aquí no, aquí era su violador el que quería que ella se la chupara, y por si eso fuera poco, quería que lo hiciera al lado de su hijo, para que pudiera verla de cerca.
Mi madre estaba tan nerviosa que no supo qué hacer, se sentía humillada, sucia, y empezó a pasar torpemente su lengua por la polla de aquel tipo, pero enseguida, un nuevo bofetón la hizo parar.

· Vamos a ver zorra, una de dos… o no sabes chupar pollas, (cosa que dudo)… o te da vergüenza hacerlo delante de tu hijo, así que vamos a quitarte esa vergüenza de encima…
¡Quítale los pantalones y los calzoncillos! – (dijo señalándome).

Ella al principio se negó, pero tras ver como semejante animal me golpeaba dos veces en la cara, lo hizo, y allí me quede yo, desnudo de cintura para abajo delante de mi madre, de aquel tipo, y con el dolor y temor de lo que había visto hasta ahora.
Segundos después, aquel tipo le volvió a atar las manos a la espalda, a mi madre, sacó una pistola de su cintura y la puso en mi cabeza, diciéndole:

· Tienes cinco minutos para hacer que tu hijo se corra, si no se la chupas sin usar tus manos y no se corre en cinco minutos, le pego un tiro.

A ella no le quedó otra opción que hacer caso a aquel tipo, y con la cara desencajada por lo que le había pedido que hiciera, se puso ante mí de rodillas, sin poder mirarme a la cara y empezó a chuparme la polla delante de aquel hombre que me apuntaba la cabeza con una pistola.
Yo cerré los ojos para intentar concentrarme y evadirme por un momento de aquel sufrimiento, y en cuestión de segundos, sentí como la lengua de mi madre empezaba a jugar con mi glande.
Poco después, sus labios abrazaron mi polla mientras su lengua se movía suavemente en círculos, y ante tal estímulo, mi polla empezó a responder. Abrí los ojos un momento y al bajar la vista, vi allí a mi madre, de rodillas delante de mí, pasando su lengua por mi polla, con su blusa abierta, sus tetas al aire y sus manos en la espalda, y mi polla se alzó alcanzando todo su esplendor.
La acariciaba sensualmente con sus labios, y dejándola dentro de su boca, empezó a mover su lengua alrededor suyo, para más tarde, lamer toda mi polla llegando hasta mis huevos y jugar con ellos y su lengua. Cuando me quise dar cuenta estaba jadeando como un perro, y mi leche comenzó a salir con fuerza, expulsando varios chorros de esperma que cayeron sobre su pelo y sus tetas.

· Vaya, vaya… la zorra sabe chupar pollas… Ya sabía yo que sólo le faltaba un pequeño empujoncito…

Sin decir nada más, se acercó a ella y cogiéndola con violencia del pelo, la arrastró hasta una esquina y la hizo ponerse en pie. Luego cogió una gran manguera, similar a las que usan los bomberos, y sin contemplaciones de ninguna clase, abrió el agua y la golpeó con el chorro empujándola contra la pared. Por la fuerza del agua, ella se puso de espaldas mientras aquel tipo la mojaba durante un buen rato.
Era un chorro grueso y salía con fuerza, por lo que imagino que le haría daño, pero aquel cabrón le gritó que se girase y se pusiera de frente, y aunque ella al principio se resistió, enseguida cambió de opinión y se dio la vuelta al ver que aquel tipo me había vuelto a amenazar con la pistola, y cuando mi madre se giró, el tipo siguió echándole agua, esta vez contra sus tetas, su coño y su cara…
Estuvo así unos minutos, y cuando se cansó, cerró la manguera, se acercó a ella, y sin miramientos la cogió de su pezón derecho y la hizo caminar hacia mí.
Esta vez la puso frente a mí, pero todavía más cerca que la vez anterior, pues quería que yo viera lo que le iba a hacer a mi madre, que todavía llevaba la blusa puesta y completamente empapada, pegada a su cuerpo y marcando sus pezones erectos por el agua fría, su coño, todavía goteaba agua y con la reciente mamada que me había hecho, volví a excitarme de nuevo, viéndola así pasé de sentir miedo a sentir morbo de verla utilizada y en manos de otro hombre. Ella seguía con las manos atadas a la espalda y el tipo aprovechó para meter una de sus manos entre las piernas de mi madre y acariciar su coño, inconscientemente ella abrió un poquito sus piernas y vi como sus pezones crecían aún más bajo su blusa.
Desde la silla donde yo estaba sentado, pude ver perfectamente como la mano de aquel tipo recorría el coño de mi madre, primero de adelante hacia atrás, separando cada vez un poco más sus labios vaginales en cada pasada, hasta empezar a rozar su clítoris. Pude escuchar los pequeños suspiros y gemidos que daba mi madre, respondiendo a los estímulos de aquel tipo, no eran demasiado fuertes, pero sí lo suficientemente audibles para alguien que estuviese tan cerca como yo, era evidente que mi madre estaba disfrutando con aquellas caricias, tanto que comenzó a mojarse inconscientemente, y cuando el tipo lo creyó conveniente, volvió a arrodillar a mi madre otra vez, poniéndola a mi lado, y se sacó la polla indicándole que se la chupara como anteriormente me lo había hecho a mí.

· Chupa zorra, imagínate que es la polla de tu hijo.

Ella cerró los ojos y comenzó a chuparle la polla con ganas, mientras él le desataba las manos de la espalda y le quitaba la blusa, mi madre, ya con las manos desatadas, empezó a acariciar la polla de aquel tipo con deseo, con una de sus manos, mientras su boca le chupaba golosamente el glande, lamiéndolo con muchas ganas y pasión, chupaba sus huevos y su polla como si estuviese hambrienta, estaba totalmente fuera de sí. Se la estuvo chupando como unos 10 minutos aproximadamente, y yo estaba muy excitado viendo todo aquello, pues ella estaba justo a mi lado, por lo que pude ver y escuchar todo con pelos y señales, gemía de placer mientras lo hacía, como nunca antes la había visto, ni oído, y cuando el tipo se cansó, la cogió de un brazo y se la llevó al medio de la sala, para tumbarla boca arriba sobre una mugrienta mesa que había allí en medio. Cuando ella se tumbó sobre la mesa, el tipo la cogió por las caderas atrayendo a mi madre todavía más hacia él, y comenzó a penetrarla con delicadeza. Ella apenas opuso resistencia, todo lo contrario, ahora estaba disfrutando con aquella situación. Abrió las piernas instintivamente y su coño recibió con gusto la polla de aquel tipo, que poco a poco empezó a acelerar el ritmo, se movía al compás de las embestidas e incluso a veces era él quien se quedaba quieto y ella era la que buscaba su polla para que la penetrase. Estaba disfrutando como una verdadera guarra.
La veía gozar, sus ojos, sus gestos y sus gemidos lo demostraban, y eran cada vez más frecuentes, profundos e intensos. Pasado un rato, fue el tipo el que se quedó absolutamente quieto, y mi madre era la que se movía, empujando sus caderas hacia la polla de aquel tipo, era ella quien se lo estaba follando.
Sin previo aviso, el hombre la cogió del pelo y la hizo incorporase para luego tumbarla boca abajo sobre la mesa, ella no opuso resistencia alguna, y él, aprovechó para separar las piernas de mi madre y acariciar suavemente sus nalgas, para después llevarse un dedo a la boca, llenarlo de saliva y empezar a abrir camino con el dedo, por el ano de mi madre. Poco después, acercó su polla al culo de mi madre, y fue metiéndosela poco a poco hasta que la tuvo metida por completo y empezó a bombear lentamente. Ella, boca abajo en la mesa, gozaba como una perra en celo, y sus gemidos se oían perfectamente por toda la sala de aquella nave abandonada, gemía al compás de las embestidas y cuanto más salvajes eran las embestidas, más fuertes eran sus gemidos
Pasados unos minutos, el tío no pudo aguantar más y acabó corriéndose dentro del culo de mi madre, entre grandes gemidos de placer por parte de ambos, y cuando terminó de correrse, la volvió a poner de pie, cogiéndola nuevamente por el pelo, y la situó de pie, frente a mí, para decirme:

· ¿Ves que madre más puta tienes?

Después, cogió la poca ropa de mi madre, que estaba tirada por el suelo, y la tiró frente a ella, para hacerla vestirse despacio. Primero le hizo ponerse el tanga, luego la blusa, todavía empapada, que no solo marcaba sus pezones, sino también los transparentaba, y luego su falda. Cuando mi madre terminó de vestirse, el tipo volvió a acercarse a ella y le volvió a atar las manos a la espalda, la llevó a la entrada de la nave abandonada, donde esperaban los tres asaltantes, y les dijo:

· Llevadlos a casa.

Subieron a mi madre en el coche, y tras soltarme las ataduras que me sujetaban a la silla, y esperar que me subiese los pantalones, me fueron apuntando con la pistola hasta llegar al coche, allí me dijeron que me volviese a poner a los mandos del coche, y el que me apuntaba con la pistola se volvió a sentar a mi lado, en el asiento del copiloto. Volvimos igual que vinimos, el asaltante que era el que más mandaba de los tres se sentó junto a mi madre, mi madre en medio y el otro al otro lado de ella. Nos pusimos en marcha, y mientras conducía, veía por el retrovisor todo lo que pasaba en el asiento de atrás, mi madre sentada entre esos dos tipos, con las manos atadas a la espalda, su blusa blanca empapada y el jefecillo de los tres, manoseándola de nuevo, tal y como lo hacía antes de llegar a esa nave abandonada, pero con una pequeña diferencia, esta vez me gustaba ver como lo hacían, me excitaba mucho ver cómo le metían mano, mientras ella iba sentada en el centro con las piernas levemente separadas.
Mi madre había echado su cabeza ligeramente hacia atrás, en el reposacabezas del asiento, haciendo que se le marcasen todavía más los pechos mientras el jefecillo de los tres asaltantes le manoseaba las tetas por debajo de esa húmeda blusa, y el otro que tenía al lado le había ladeado el tanga y le acariciaba el coño de manera sensual.
Los cristales traseros del coche, al estar tintados, impedían que desde fuera se viese algo de lo que estaba pasando en el interior del coche, y ante aquellos magreos, mi madre se retorcía de placer, estaba muy excitada, tanto que cuando el jefecillo se abrió el pantalón y se sacó la polla, fue ella misma la que se abalanzó sobre ella y se la metió en la boca, con las manos aún atadas a la espalda.
Estaba cachonda como una perra, y chupaba aquella polla mientras el otro la masturbaba metiéndole varios dedos en el coño, mi madre gozaba como nunca antes lo había hecho y yo estaba poniéndome tan cachondo que apenas podía concentrarme en la carretera. No le dio tiempo a terminar la mamada cuando ya habíamos llegado de nuevo a casa, y sin bajar del coche, abrí la puerta del garaje con el mando a distancia y allí lo aparqué. Mi madre estaba totalmente fuera de sí, parecía otra.
Nos sacaron del coche, y pese a que uno de ellos me apuntaba con la pistola, mi excitación era tan grande que no podía dejar de recordar todo lo que había pasado aquel día, después sacaron también a mi madre del coche y nos metimos todos en casa. A mí, me volvieron a sentar en la silla y me ataron de la misma forma, y al cabo de un rato, vi como el jefecillo de los tres asaltantes, venía al salón con mi cámara de video en la mano:

· ¡Soltadla!... Voy a grabarte en video, Maria, así cuando nos marchemos, tu hijo tendrá un buen recuerdo y podrá recordar lo bien que folla su madre.
– (y acto seguido encendió la cámara y la puso a grabar intentando que yo no saliese en el plano).

Le dijo que se desnudara despacio, pero no pareció una orden, sino más bien un deseo, y ella ya con sus manos libres, dejo caer al suelo su húmeda blusa, con delicadeza.

· Muy bien, ahora tu falda y tu tanguita, Maria.

Mientras ella se desnudaba ellos también lo hacían, y poco después, uno de ellos puso una silla en medio del salón, a ella le bastó una leve indicación para sentarse allí en medio, y sin hacer gestos de cubrir su cuerpo desnudo, se sentó cómodamente en la silla con las piernas semi abiertas, permitiendo que todos viesen su coño con total claridad. El cabecilla del grupo se acercó a ella de frente y con la polla tiesa, y cuando estuvo a menos de un palmo de su cara, ella, por iniciativa propia y sin que nadie se lo ordenase, abarcó el culo de aquel tipo con sus manos, y lo atrajo hacia ella para meterse su polla en la boca.
Comenzó a chupársela de nuevo mientras otro grababa toda la escena en video, con primeros planos incluidos. Yo miraba descaradamente, estaba muy excitado, y en ese momento me hubiera gustado que esa polla hubiera sido la mía. El otro que estaba a mi lado, también se acercó a ellos, y el jefecillo se echó hacia un lado para hacerle hueco sin que mi madre dejara de comerle la polla, se arrodilló frente a ella y comenzó a besar su cuerpo, primero empezó dándole besos por el cuello y poco a poco fue bajando hacia sus tetas, a las que también dio pequeños besitos, algún que otro mordisquito en los pezones, y varios lametones, luego siguió bajando poco a poco, hasta su vientre, y se detuvo en su entrepierna, donde empezó a lamer el coño de mi madre con delicadeza y sin pausa.
Los gemidos de mi madre se oían perfectamente, ahogados por la polla que tenía en la boca, gemidos que cada vez se hacían más intensos con cada lametazo que el otro le daba en el coño.
Tanto el jefecillo como el que grababa, estaban uno a cada lado de mi madre, y ella a su voluntad, iba mamando una y otra polla, turnándose entre uno y otro.
Poco después, el jefecillo le sacó la polla a mi madre de la boca, le tiró del pelo levantando su cara hacia la suya, y le preguntó:

· ¿Quieres más polla, Maria?
· -¡¡Sí!! – (contestó ella, de forma tajante).

Y en vez de dejar que siguiera chupándole la polla, fue él mismo, quien sujetándola del pelo, comenzó a follarle la boca salvajemente.
Ella se echó hacia adelante en la silla, sentándose casi en el borde, mientras el otro seguía comiéndole el coño a la vez que le metía un par de dedos en el culo, y cuando pensó que este ya estaba lo suficientemente dilatado, hizo una seña al que estaba grabando con la cámara, el cual, buscó donde posar la cámara de tal forma que siguiera grabando aquella escena, para así, él poder también participar.
La levantaron de la silla, y el que hasta ahora había estado grabando con la cámara, se sentó, puso a mi madre encima suya, de frente a él, y mi madre instintivamente comenzó a moverse hacia arriba y abajo cabalgando a aquel tipo y restregando sus tetas por la cara de aquel hombre. El jefecillo, mientras tanto, aprovechó para ir un momento al baño y minutos después apareció con un pequeño recipiente de vaselina que empezó a restregarse por la polla, mientras el que le había estado comiendo el coño a mi madre hasta el momento en el que el cámara se sentó en la silla y empezó a follársela, se puso de pie a su lado, y le dio su polla para que mi madre se la chupara al mismo tiempo que cabalgaba a su otro compañero.
Pasados unos minutos, el cabecilla de los tres asaltantes, se acercó a mi madre con la polla bien untada en vaselina y se la empezó a meter en el culo lentamente y con delicadeza, mientras ella se follaba al que estaba sentado en la silla, esto pareció excitar todavía más a mi madre y cuando se quiso dar cuenta ya estaba siendo poseída por tres pollas a la vez.
Ella botaba salvajemente sobre el que estaba sentado, como si estuviera fuera de sí, mientras el jefe empezaba a follarle el culo con más rapidez y ligereza. Los gemidos de mi madre se escuchaban por toda la casa, sus jadeos aumentaban de intensidad con cada embestida que le propinaban aquellos dos tipos, mientras ella se concentraba en chupar la polla del tercero.
Yo estaba realmente excitado, y mi polla estaba ansiosa por salir de mis pantalones y unirse a la fiesta, pero tuve que conformarme con ver aquella escena sin ni siquiera poder masturbarme viendo tal espectáculo. El primero en correrse fue el cabecilla del grupo, que entre jadeos de placer empezó a vaciar su polla dentro del culo de mi madre, mientras otro seguía follando su coño con entusiasmo, y el otro se empezaba a correr en la boca de ella sujetando su cabeza para obligarla a tragarse todo su semen. Finalmente, todos se corrieron haciéndolo dentro de ella y dejándola tirada sobre el sofá, completamente desnuda, agotada y bien saciada de sexo, y minutos más tarde, aquellos tipos comenzaron a vestirse mientras ella se cubría un poco con una sábana que envolvía el sofá, mientras se incorporaba en el sofá quedándose relajada y observando como aquellos salvajes se preparaban para abandonar la casa.

En un pequeño sobre, llevaban todo el dinero que habían robado de la cuenta del banco de mis padres, y en una bolsa del súper, llevaban todas las joyas y objetos de valor que había en casa.
El jefe dejó las bolsas en el suelo durante un instante, y se acercó a mi madre para despedirse cogiéndola de un brazo para que se pusiera de pie frente a él, cuando ella lo hizo, la sábana con la que hasta ahora se había tapado, se cayó al suelo y ella volvió a quedarse completamente desnuda frente a aquellos tipos, el jefecillo le dio un morreo a mi madre que duró unos cinco minutos aproximadamente, mientras acariciaba sus nalgas y sus tetas delante mía, y poco después se separó de ella recogiendo todo lo que tenían pensado llevarse, mientras le decía:

· Eres una verdadera puta Maria, ha sido un placer conocerte. – (acto seguido, se dirigieron a la puerta y se marcharon).

Cuando cerraron la puerta de casa, mi madre cogió la sábana del sofá que había caído al suelo y se acercó a mí, cubriéndose con ella. Sin decir nada y sin poder mirarme a la cara por lo avergonzada que estaba, soltó mis ataduras y se fue al baño en silencio, abrió el grifo de la ducha y se metió dentro para limpiar todo su cuerpo. Yo todavía estaba sorprendido por todo lo que había pasado, nunca me habría imaginado que a mi madre le hubiese gustado todo aquello y hubiese gozado tanto mientras la violaban, además todavía tenía presente la mamada que me hizo delante de aquel tipo gordo en la nave abandonada y me excité horrores al recordar la escena. Un rato después, cogí la cámara de video que habían dejado en el suelo y me fijé que se habían llevado la tarjeta de memoria, por lo que imaginé que aquello todavía no había acabado y que más adelante querrían algo más de mi madre, pero yo en ese momento estaba tan excitado, que sin poder controlar mis impulsos, me desnudé por completo y entré al baño con decisión.
Ella acababa de salir de la ducha, estaba completamente desnuda secándose con la toalla y se quedó sorprendida cuando me vio irrumpir desnudo en el baño. Yo me acerqué a ella, y solo atiné a decir:

· Lo siento, mamá.

Mientras la ponía de espaldas a mí apoyándola en el lavabo, y separaba sus piernas para penetrarla desde atrás.
Para mi sorpresa, ella no dijo nada, tan solo separó sus piernas sin apenas resistencia, y acto seguido comencé a follarla a la vez que veía sus tetas botar reflejadas en el espejo.
Estaba tan excitado que tan solo pude aguantar unos minutos, y fue entonces cuando empecé a correrme como un poseso dentro de su coño, mientras la sujetaba por el cuello.
Horas más tarde, llegó mi padre a casa, todo estaba más o menos en orden y nosotros decidimos no decir nada de lo que había sucedido aquel fin de semana.
 
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