Novato en fiesta de menores, juegos con niñas

papete

Virgen
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Hola, envié un correo para que me permitas entrar al blog. Un saludo y te felicito por tu relato.
 

CASADOX

Virgen
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Una pena, lo han borrado, era un relato muy bueno.
 

apariciodof

Virgen
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"Juego con niñas"


Después de haber tenido sexo con mi hija Ana, ésta me confesó que había descubierto a su madre teniendo sexo en mi cama con otro hombre, y me pidió que me divorciara de mi mujer y que la llevara a vivir conmigo. Con esa información, hablé con mi hija y le dije que, en mi país las leyes son feministas, por lo tanto, e irremediablemente, ella tendría que vivir con su madre y su nuevo novio. A ella no le hizo gracia la idea.
El nuevo novio se llamaba Ramón, era 20 años menor que mi mujer, era muy atractivo, ya había intentado seducir a mi hija, la cual se lo dijo a su madre, pero ésta no le creyó. Ramón además quería una vida de lujos… pero sin trabajar. Vivía mantenido por mi esposa, y ésta a su vez, por mí.
La jueza favoreció a mi esposa y ésta se quedó con la casa, el auto y mi hija. Ana le hizo la vida imposible a su madre, desde el momento en que ramón entró en la casa. Yo compré una cabaña en las afueras de la ciudad, mi hija y yo nos veíamos todos los días a escondidas de su madre, tiempo que aprovechábamos para seguir teniendo sexo.
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Un día mi ex mujer me pidió que me llevara a Ana un fin de semana completo, mientras ella asistía a un seminario de trabajo. Acepté gustoso y se me ocurrió una idea. Llamé a Eva y le dije que le quería presentar a mi hija, quería llevarlas a ambas a dar una vuelta matutina a un parque urbano, ya que el día se venía muy caluroso. Mi hija estaba intrigada y ansiosa por conocer a mi amiguita. Se maquilló bien, se hizo un peinado liso, se puso un short, muy cortito que dejaba ver la rayita de sus gordas nalgas, y una polerita ajustada, de color rosa con un generoso escote.
Eva llegó vestida con buzo de color celeste, muy ajustado, el pantalón a la cadera, la chaqueta del buzo era bien corta y dejaba al descubierto su sexy abdomen. No llevaba maquillaje, pero se hizo un peinado rizado que la hacía lucir muy coqueta. Las presenté y noté que, apenas se vieron, les brillaron los ojos a ambas. Íbamos a subir un cerro y llegar hasta un mirador.
Mucha gente estaba trotando aquí y allá, mientras yo paseaba con éstas dos niñas que se coqueteaban descaradamente frente a mí. Reían, cuchicheaban, se hacían cosquillas, corrían, se decían secretos al oído, algunas veces se daban besitos cortos en la boca o se tocaban los culos, como si fuese un juego, mirándome buscando complicidad. Yo les daba una sonrisa aprobatoria. Algunos corredores las veían besarse o agarrarse sus culos, y se daban vuelta para observarlas, yo les guiñaba un ojo y desaparecíamos de sus vistas.
Al llegar al mirador del parque, me di cuenta, con horror, que ahí estaba estacionado el aparente auto de mi ex esposa. Paré en seco, me turbé por esa situación y se lo dije a mi hija, nos desviamos de la ruta y nos internamos en el bosque, llegando a un lugar bien escondido entre los árboles para poder espiar y verificar si era cierto o no. Y si… era mi ex mujer, con su actual pareja, teniendo sexo en el que era mi auto.
Les dije a las niñas que nos íbamos de ahí, pero Ana se opuso rotundamente, le susurró algo en el oído a Eva y a ésta se le iluminó la cara con una expresión entre malvada y traviesa. Acto seguido, llamaron a la policía desde su celular, denunciando que una pareja de depravados en un mirador, estaban teniendo sexo en público, a escasos metros de unas menores de edad. Se pusieron gafas muy grandes, bajaron sus gorros todo lo que podían y salieron al mirador, paseándose frente al auto, grabando con sus celulares, después se alejaron y esperaron la llegada del oficial.
Esperamos 45 minutos. El auto de mi mujer se había dejado de mover un rato, pero ahora estaban follando de nuevo. Apenas se vio el oficial de lejos, las chicas salieron a su encuentro, hablaron con él, le mostraron la grabación y señalaron el auto con sus manos, después volvieron al lugar donde estaba yo.
Llegaron presurosas y riendo bajito, se pusieron a espiar conmigo. Cuando el oficial llegó, mi mujer estaba montando desnuda al tipejo, el oficial golpeó el auto y les gritó que se detuviesen. Oí el grito de sorpresa de mi ex mujer. Las chicas estallaron en carcajadas y yo también reí de buena gana; mientras el policía los obligaba a bajar del auto, apenas vestidos, Ana me tomó la cara y me regaló un delicioso beso en donde su lengua masajeó mis labios de forma lenta y muy caliente, finalizándolo con una suave chupada al labio superior. Clavó una fiera mirada en mí, y me dijo con tono casi amenazante:
- Escúchame papá… no quiero que JAMÁS vuelvas a ponerte así por esa PERRA… ahora eres mío… ahora estás conmigo y sólo debes preocuparte por nosotros ¿entendido? - Yo asentí tragando saliva.
- Bien… ahora te levantaremos el ánimo - Dijo Eva, con una mirada calentona y una sonrisa maliciosa, mientras se desabrochaba el short y se quitaba la polera.
Ana la imitó y se quitó la ropa con movimientos sensuales. Una vez desnudas, comenzaron a besarse de forma muy ardiente, sacando las ganas que se tenían, comiéndose las bocas, el cuello y las tetas, a la vez que sus manos abrían y cerraban sus ricas nalgas, a escasos centímetros de mi endurecido pene. El policía en tanto, cateaba la ropa de mi mujer.
Ana, sin cejar en su calentura, agarró mi cinturón y forzó por sacarlo, así que terminé por sacarme el pantalón. Apenas mi pene saltó hacia afuera, las chicas se arrodillaron y se apoderaron de él. Instintivamente, miré hacia donde estaba el policía, pero estaba concentrado cateando el auto. Mi hija se ocupaba del glande: abría la boca y se lo tragaba, sus dientes mordisqueaban la sensible piel, su lengua lo aplastaba contra el paladar, se lo sacaba, lo lamía, se lo paseaba por toda su carita, por el cuello, por entre medio de sus tetitas, lo frotaba contra sus pezoncitos. Eva, en tanto, se ocupaba del tronco haciendo un trabajo similar al de mi hija.
El oficial había encontrado una bolsita con lo que parecía marihuana y dejaba que el joven semental de mi mujer se terminara de vestir, para arrestarlo. Mi mujer protestaba muy airada y a viva voz, lo que molestaba al policía. Yo, en tanto resoplaba de caliente, la doble chupada me tenía enfermo y aguantaba apenas las ganas de llenar ambas caritas con mi semen. Las chicas estaban muy concentradas en chupar.
Tomé a las niñas por los brazos y las levanté, Ana tomó a Eva y la puso contra un árbol para comérsela a besos, y ésta a su vez, separó las nalgas de mi hija de par en par, mostrándome ambos agujeritos, que se abrían y cerraban sin cesar. El policía terminaba de ponerle las esposas al novio de mi esposa y le advertía a ella que bajara el tono de su voz. Agarré mi pene, le escupí un grueso y espeso hilo de saliva en el glande, lo desparramé sobre la punta y, sin avisarle a mi hija, se lo enterré de un golpe en su culito, comenzando a bombear, sacando y metiendo la cabezota. Ana, que estaba dentro de la boca de Eva, dio un fuerte grito ronco que hizo que el policía mirara en nuestra dirección y se quedara escuchando atentamente.
Eva abrazó fuertemente por el cuello a mi hija y sofocó los demás gritos, quejidos y gemidos de mi hija que, aunque le dolía, igual arqueaba la espalda para sacar el culo y aportar con la penetración. El policía dejó de poner atención en nuestra dirección y siguió con el arresto. Mi esposa no dejaba de protestar y gritar. Yo, no paraba de culearme a nuestra hija, mientras ella no dejaba de besar a su nueva amiguita.
Con cada clavada, el placer me recorría la columna vertebral y de allí se desparramaba por el resto del cuerpo, hundí un poco más mi pene y puse mi cara al lado de las de ellas, Eva dejó de besar a mi hija para besarme y poco después, mi hija se nos unió en un excitante triple beso francés. De lejos escuchaba los gritos de mi ex mujer. Dejé de besarlas para seguir bombeando y vi como el policía arrestaba a mi mujer y le decía que cerrara el auto con llave, para llevarlos a la comisaría.
Saqué mi pene del culo de mi hija y lo refregué sobre los mojados y calientes labios vaginales, mi hija gimió como una perra y paró su culito, moviéndolo en círculos. Empujé sin parar hasta que la punta de mi pene chocó contra el cérvix de mi hija. Sentí como dos tenacitas absorbieron como una aspiradora la punta de mi glande. Con cada clavada, el placer era insoportable y maravilloso. El policía metió en el auto a mi mujer con su novio y se los llevaron. Se me ocurrió una idea.
- Hey chicas, ¿quieren dar una vuelta en auto? - Les propuse.
- ¿En serio?... ahora que me tienes ensartada tan rico - Protestó dulcemente mi hija.
Tenía razón. La agarré de las caderas y comencé a darle más fuerte, más rápido y más profundo. Ana comenzó a quejarse y a gemir incesantemente, su carita reflejaba un placer evidente y Eva cooperaba comiéndole con hambre el cuello, las tetitas y la conchita. Estuvimos así por espacio de 15 minutos, cuando noté que mis piernas se derretían, y que el pene se endurecía, a punto de eyacular. Aguanté. Mi hija se mordía el labio inferior y levantaba el superior, sus pezoncitos estaban muy erectos y oscuros, sus tetitas estaban duras, su cuerpo sudado.
- ¡¡Aaayyyy…ahhmm…hammmmm…ñhammmm… aaaayyyy, ayayayayyy… que rico tu pico… mi culo… mi conchita… ahhhhhh!! - Chilló mi hija, mientras revolcaba su culito sobre mi regazo, con mi pene bien adentro de ella, en tanto yo le mordía el cuello, lamia sus mejillas y le susurraba al oído, frases tiernas y obscenas.
Había aguantado, a duras penas, la eyaculación, pero estaba DEMASIADO caliente. Aparté a mi hija con delicadeza, alcé a Eva y la dejé caer sobre mi pedazo, empalándola hasta el fondo. Eva ahogó el grito en un profundo y fuerte suspiro, con sus brazos se colgó de una rama, y subía y bajaba, sincronizándose con mi bombeo. Mi hija me lamía la espalda, me arañaba los glúteos, me chupaba las orejas, me decía en un susurro cargado de morbo.
- Eso, así… dale a esa perrita… dale más fuerte… más rápido… hazle daño papito… que le duela, como me haces doler a mí.
Eva gemía sin parar, pero sofocaba los gemidos mordiéndome el hombro o besándose con mi hija. Me la follé así, sin parar durante unos 15 minutos, hasta que Eva lanzó un gemido en un tono muy alto, clavó sus dientes en mi carne, cerró los ojos y sus caderitas comenzaron a moverse de forma desordenada, claros estertores de su orgasmo. Ya más calmada, la muy putita, me hizo un chupón en mi hombro.
Nos colocamos la ropa y fuimos hasta el mirador. Yo había guardado una copia de la llave del auto, así que lo abrí. Las chicas estaban muy felices, teníamos un vehículo a nuestra disposición, ahora hacía falta un nuevo objetivo, por mientras sólo daríamos unas vueltas. Bajamos del cerro y recorrimos las calles de la capital, Las chicas iban sentadas atrás y estaban… muy cariñosas. Se besaban de forma muy excitante, sus lenguas bailaban entre ellas y sus manitos ya estaban bajo sus ropas, reconociendo sus cuerpecitos. Se tornaba peligroso pues, algunas personas las veían desde la calle. Decidí que era mejor salir hasta una ruta menos transitada.
Casi pasé a chocar en tres oportunidades, pues iba más pendiente del espejo retrovisor. Las niñas se estaban descontrolando, se devoraban entre sí, se manoseaban con tal ímpetu que desarmaban sus ropas y aparecían sus pezones, o la curvatura de sus caderas desnudas. Mi pene volvía a tener una incontrolable comezón en la punta. Llegamos hasta un camino rural que iba paralelo a la carretera principal del país, y estacioné en un viejo puente de madera, que estaba enfrente del moderno puente de la carretera principal. Sólo unos 50 mts separaban uno de otro puente.
Me bajé para tomar un poco de aire y tranquilizarme, estaba tan caliente que mis manos temblaban. Miraba hacia el puente nuevo y, se veían personas mirando hacia nuestro puente El sol pegaba a nuestras espaldas. Dentro del auto las chicas reían y se movían fuertemente, al punto que el auto se movía. Siento que se bajan y se ponen una a cada lado mío. Casi me da un infarto. Estaban totalmente desnudas.
No estaba seguro si por estar a contraluz, la gente que miraba hacia nuestro puente no se daba cuenta de que éstas niñas locas estaban desnudas. Temblaba, ya no de calentura. Para colmo, las chicas metieron mano bajo mi pantalón y atraparon mi pene con una mano cada una. Los tres estábamos en silencio, una cálida brisa de verano nos pegaba de lleno, la gente del otro puente no daba señales de estar escandalizadas, las chicas reían de forma traviesa… no pude evitarlo. Era un acto atrevido, muy peligroso, morboso, un acto nacido de la lujuria y la depravación. Mi pene se endureció en segundos.
El roce con la tela y con la suave piel de las niñas, me tenían gimiendo. Ellas reían casi carcajadas, una gota de sudor me bajó de la frente. Ana me sacó el pene afuera. Estaba durísimo, palpitaba, estaba lleno de venas, el glande de un tono púrpura, había líquido pre seminal en la punta. Las chicas bien juguetonas, le tiraban besitos, ensalivaban sus manos, estrangulaban el glande y me decían cosas sucias:
- Míralo… tan duro y grueso… se siente tan rico cuando me lo clava en la conchita - Decía Eva, mordiéndose los labios.
- Ohhhhhh… no tienes idea de cómo se siente, cuándo te parte el culo y te lo llena de lechita… se siente exquisito - Confesó mi hija.
Yo rogaba porque no se arrodillarán y se pusieran a chupármelo ahí mismo, pero con éstas dos chicas no tenía voluntad, si querían chuparme yo me dejaba feliz, aunque la gente nos viera. Gracias a Dios, ellas midieron un poco el peligro, así que me dejaron en paz y subieron al auto. Yo las seguí y aceleré. Nadie se dio cuenta. Eva se pasó al asiento del copiloto, me sacó mi pene aún duro y se agachó. Mi hija se acercó hasta quedar al lado de mi oreja:
- Papito… con Eva tenemos una idea, ¿qué tal si te compramos ropa de moda y nos vamos a una fiesta diurna para pasarlo bien?... tu… tienes que dejar que me divierta con Eva… y con otras personas… y nosotras te daremos un regalito de agradecimiento, bueno Eva ya te está dando un adelanto ji ji ji… ¿y? ¿lo chupa rico? ¿lo chupa mejor que yo, pa-pi-to? ¿su conchita es más rica que la mía? ¿te come como yo lo hago? - Me susurraba con un tono bajo y muy calentón que, sumada a la ardiente chupada de Eva, me provocaban peaks de placer, pero resoplaba controlándome, para no eyacular.
- MMMHHHHHH… no hay caso huevona… tu papá no se quiere correr, ya me está doliendo la quijada… es muy aguantador - Se quejó Eva.
Las niñas me sacaron en cara el hecho de que les había dado un orgasmo a cada una, pero no las dejaba correrme. Fuimos hasta un mall y me compraron ropa de moda. La verdad, dada mi altura y contextura física, con el gorro bien abajo, podía pasar por un adolescente. Aproveché de regalarles ropita nueva. Eva escogió una polera de un color eléctrico, muy holgada y con gran escote, como también un short de tela de color amarillo, tan pequeño que dejaba al descubierto la mitad de sus glúteos. Mi hija escogió un vestido entero, muy ceñido, con la espalda descubierta, tan corto que con sólo caminar se le subía mostrando su rico culito. Conduje hasta la misma casona en donde había conocido a Eva, pero, estacioné una cuadra antes. Las chicas se cambiaron de ropa dentro del auto y salieron.
Yo les pedí que caminaran delante de mí. Se abrazaron por las caderas y caminaron como unas modelos, moviendo el culo de forma muy provocativa, la cabeza en alto, la sonrisa en los labios, la actitud sexy, todos los chicos las miraban y les gritaban cosas muy sucias… no podía estar más orgulloso de mi hija. Dentro del pantalón, el pene se movía solo.
Las chicas me esperaron en la entrada, pagué y pasamos adentro, cada chica me tomó de las manos. Saludaron a una gran cantidad de chicos, les llovieron los piropos, me presentaron y después me llevaron hasta la sala oscura. Allí me empezaron a besar entre las dos. Poco tardaron en sacar mi pene y correrme una suave y rica paja, una mano era la de mi hija, la otra de Eva y sobraba espacio para otra más. Noté, que buscaron un sitio donde un haz de luz caía sobre nosotros y pusieron mi pene allí. Prácticamente, mostraban mi pene, ofreciéndolo a la fiesta.
Algunas chicas pasaron y se me quedaron mirando… yo las miraba de reojo mientras besaba bien caliente a mis dos chicas. En eso un grupo de amigos que pasaban se detuvieron a observarnos, comentaron cosas entre ellos y comenzaron a tocarse entre ellos. Y entonces, llegó la gran sorpresa para todos. De la nada apareció una figura muy bajita y muy delgada. Vestía una blusa escolar amarrada en las tetillas y su faldita escolar era escandalosamente corta, La insignia era de una escuela básica. Sin preguntarle a nadie, se arrodilló frente a mí, agarró mi pene y se engulló la cabezota. Noté que era una boca muy pequeña y estrecha que, aunque quería, no podía tragar más. Escuché algunos vítores y aplausos para la muchachita que, ni se inmutó. Mis chicas se rieron de primera… pero después Eva se mostró muy sorprendida. Ana también lo notó y le preguntó que le pasaba.
- Yo la conozco… es la hermanita de mi pololo (novio)… tiene apenas 7 añitos - Dijo Eva con un tono de incredulidad en la voz que, no me hizo dudar un segundo de lo que decía.
Dentro de las fiestas diurnas, (las que ocurren en el mundo real), grupos de chicas adolescentes se juntan y hacen una apuesta para ver quien se come más helados (sexo oral) en el menor tiempo posible. La que chupa más penes, gana. A veces, para poder salir de casa con permiso, salen con sus hermanas pequeñas y llegando a la fiesta, las dejan a su suerte. Las hermanitas, queriendo encajar en ese mundo, repiten los actos de sus hermanas mayores. Y éste era el caso.
En eso estábamos, cuando sonó mi celular. Era mi ex mujer. Me llamaba casi llorando, exigiendo por ayuda, quería que le pagara la fianza a ella y su novio.
- ¿Dónde estás?, ¿Por qué hay música fuerte?, ¿Dónde te has llevado a MI hija? - Me recriminaba a gritos por el teléfono, en el preciso momento en que la niñita de 7 años le daba una seguidilla de fuertes y exquisitos chupones a la punta del glande, haciendo que me retorciera de gusto contra la pared.
- Ahhhhhh… ufffffff… esteeee… me pidió venir a una fiesta diurna, tu sabes... MHFF… éstas fiestas para menores de edad… OH… todo sano, todo bien… (la niñita me empezó a chupar los huevos) GGGGHHHAAAA… en todo caso, mucho mejor que estar en un calabozo… AH,AH,AH…así que… ¿me mentiste para ir a follar con tu novio al cerro? (Ana y Eva se unieron a la niña, los demás chicos aplaudieron, silbaron, gritaron y sacaron fotos) se drogaron y tuvieron sexo frente a escolares ¿y encima me EXIGES que te ayude? (las tres bocas me chupaban él glande al unísono) AAAAHH… ándate a la mierda mujer, con esto despídete de la manutención de mi hija, UUMMHF… y espero que no se hayan robado el auto (las chicas redoblaron los esfuerzos, chuparon con más vigor, sentía como el semen llenaba el pene y comenzaba a fluir en la punta)… todos sabrán lo que hiciste… GHA, GHA, GHA… lo publicaré en tu facebook… (el placer era muy intenso, no pude aguantar mas)… PÚDRETE, PERRRAAAAAAAHAHHHGGFFFF.
Grité como un toro caliente y estallé sobre las tres caritas, lanzando varios chorros a presión sobre las boquitas abiertas, las mejillas, el pelo, los ojos, sus cuellos. Los demás chicos reían y celebraban, mi mujer me insultaba a los gritos, le corté y vi jadeando, como Eva y Ana besaban a ésta nueva niñita, compartiéndose mi semen con sus lenguas.
 
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