NOCHES DE MAYO. (Primera parte)

Hannibalfck

Pajillero
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NOCHES DE MAYO. (Primera parte)

(Puedo asegurar en mi defensa que todo fue accidental). Todo comenzó a principios de la década de los 90’s, yo estudiaba la universidad en el turno vespertino, la rutina del diario al llegar de la escuela era cenar, ver un poco de TV y ponerme a “estudiar”. Cierta noche de mayo en que el calor era intolerable, optamos por dejar la puertas de los cuartos abiertas de par en par, el calor era tal que sentí mucha sed y fui baje a la cocina por un vaso de agua sin saber lo que me esperaba a pasar por los cuartos de mi hermana y de mis padres. Esa noche hice un par de descubrimientos que cambiarían mi vida por completo, uno; que mi madre dormía sin calzones y con un blusón corto y dos; que mi hermana solo dormía con una playera vieja y un shorcito corto y muy holgado.

Todavía puedo recordar esa visión de mi madre con las piernas abiertas dejando al descubierto su concha peluda perfectamente iluminada por la lámpara del callejón. Fue un golpe brutal a mis sentidos al grado que casi se me doblaban las rodillas. Miles de cosas pasaron por mi mente, lo primero fue pensar en como se vería esa conchita de cerca. Antes de continuar con el relato debo hacer un breve paréntesis para que entiendan algunos detalles. Mi madre trabajaba en una farmacéutica que en aquel entonces se llamaba UpJohn, eso le facilitaba conseguir sin receta médica pastillas para dormir a las cuales se volvió adicta. Regresando al relato, yo estaba consiente de que mi madre quedaba noqueada una vez tomaba su pastilla para conciliar el sueño y que mi padre además de roncar como un león tenia un sueño bastante pesado que ni una licuadora cerca del oído lo despertaría.

Con un manojo de nervios pero una gran determinación y sobre todo una gran excitación me colé al cuarto de mis padres a “gatas” y así conseguí llegar hasta el regazo de mi madre. Ella ya dormía como decimos aquí “de a cucharita” (posición fetal) y su culo estaba completamente expuesto en la orilla donde yo estaba. Una corriente eléctrica recorrió todo mi cuerpo, me costaba trabajo respirar, mis manos estaban sudando a mares. Primero le toque la espalda como queriendo despertarla, a no haber respuesta me dirigí a su trasero que estaba cubierto a la mitad. Con mucho cuidado subí el blusón hasta donde comienza la espalda para dejar descubiertas por completo ese par de deliciosas nalgas.

Comencé con un juego de caricias, sus nalgas eran dura y firmes con muy pocas estrías. Su ano era moreno y apenas rodeado de un pocos vellitos. Lo que me dejo atónito fue ver los labios de su vagina perfectos, rositas, húmedos y no muy gordos para mi gusto rodeados de una mata pelos negra ensortijados. Lo primero que hice fue abrir con delicadeza los pliegues de su gruta, se sentía caliente como un pequeño horno, metí un dedo y sentí como un líquido viscoso comenzaba a salir de aquel orificio. Recordé mis clases de biología e intuí que mi madre estaba lista para ser penetrada. Un débil gemido acompañado de un brusco movimiento me alerto que podía despertar en cualquier momento. Cambio de posición, esta vez coloco su pierna derecha sobre el robusto cuerpo de mi padre. Dejando abiertas “las puertas de la gloria”. Con sumo cuidado acerque mi rostro para oler el sexo húmedo de mi madre, no podía contener tanta emoción y decidí probar de sus mieles. El sabor era medio salado con tonos marinos. Su gruta un dejaba de manar una abundante cantidad de jugos fue en ese momento que inesperadamente bajo su mano izquierda primero para tapar su concha y después para introducirse un par de dedos ante mis ojos incrédulos, ella se estaba masturbando frente a mí.
El espectáculo era sumamente excitante, su respiración se escuchaba agitada pero no daba señales de que fuera a despertar era como si fuera sonámbula. Después de algunos minutos de jugar con su sexo tuvo unas cuantas contracciones que dilataban y contraían su ano al mismo tiempo que aprisionaban sus dedos y después de un ligero espasmo su mano cayó vencida, he de suponer que había tenido un orgasmo. Yo por mi parte no salía de mi asombro y solo me basto ponerme de pie para tener una fuerte eyaculación dentro de mis pantaloncillos. Esa noche marco el inicio de una serie de invasiones a la intimidad de mi madre cada ves más atrevidas y enormemente gratificantes. Mi hermanita tampoco se quedo atrás, pero esa es otra historia.
 

elvergador

Pajillero
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muy bueno espero que las otros relatos esten igual de buenos
 

cyrus666

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increible y exitente historia tengo que leer la continuacion!!
 
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