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Nicolas y su Hijastra Deisy - Capitulo 001
Nicolas contaba con la edad de cincuenta y cinco años. Se encontraba viudo de su primer matrimonio, habiendo fallecido su esposa, y con la que tenía dos hijos, que ya habían alcanzado la mayoría de edad, e independencia. Tras unos años sin pareja, conoció a una mujer, algo más joven que él, llamado Berta, la cual había cumplido los 38 años. Ésta era madre soltera, y tenía una hija llamada Deisy, que convivía con la misma, y que por aquellas fechas había alcanzado los diecisiete años.
Al poco tiempo de conocerse, Nicolás se fue a vivir con Berta, en la casa que ocupaba ésta con su hija. Desde los primeros momentos, mantuvo buena sintonía con la hija de su pareja, ayudándole en sus tareas escolares, llevándola al instituto o a donde aquella necesitaba, especialmente cuando Berta trabajaba en la tarde. Nicolás se dio cuenta que la hija de su pareja, pese a su edad, parecía que poseía una retraso en su desarrollo, ya que, pese a su edad, poseía una altura más bien baja, pareciendo la de una adolescente, no sobrepasando 1.55. Por otro lado, a veces, le parecía bastante infantil en su proceder y en sus conocimientos sobre algunos temas. La madre le indicó que el médico le había mencionado que, pese a ello, no tenía defecto alguno, aunque aventuraron que no crecería mucho, pero que no tendría problema para desarrollar su vida normal.
Pese a todo ello, y a su corta estatura, la joven destacó pronto como una chica bastante bella, habiendo desarrollado casi por completo sus pechos, y acreditando un cuerpo escultural, con un trasero tan redondo y tan bien puesto, que levantaba las miradas de los hombre a su paso.
Obviamente, Nicolas no fue ajeno a estas circunstancias, comprobando los comentarios de la gente cuando la dejaba en cualquier sito o en el propio instituto. Notaba como la joven era objeto de miradas lujuriosas, y escuchaba los comentarios de los hombres respecto al trasero de Deisy. Ya su madre se había dado cuenta igualmente de ello, expresándole a su pareja su preocupación ante los comentarios que hacían sobre el culito de su hija.
Evidentemente, al escuchar esos comentarios, la preocupación de su pareja terminó por llamar la atención del vástago del hombre. Era la hija de su pareja, pero se daba cuenta de que la joven tenía un cuerpito divino, pese a su escasa altura, y un traserito de los que envalentonaban. Observaba las nalguitas de aquella joven, que cuando llevaba algun pantalón malla se le metía en el culito destacando sus preciosas nalgas.
Cierto día, Nico llevó a la joven en coche a unas clases extraescolares en el instituto. Aquella le dijo que iba a tardar poco y que si le podía esperar. Mientras esperaba, decidió tomar un café en una cafetería cerca del centro. Allí se encontró con dos amigos, que habían trabajado tiempo atrás con el mismo. Manuel y Lito. Estos tenían fama de mujeriegos y además, eran bastante mal hablados, aunque Nico pasaba por alto sus comentarios impertinentes. Aquellos habían visto llegar al hombre con su hijastra al instituto, y por ello Manuel le preguntó:
-Oye Nico. ¿Esa chavala quién es?
-Deisy. Es la hija de mi actual pareja. – le respondió.
Lito que era el más salido de los dos le dijo: ¡Pues vaya nena! ¡Tiene un trasero que levanta el nabo a cualquiera!
-Ja ja. Y que lo digas Lito. ¡Esa jovencita esta cañón! - añadió Manuel.
-¿Pero que decís?. ¡Joder que es la hija de mi pareja! - exclamó con cierto enfado Nico.
Lito, le miró y le contestó: ¡Tampoco te pongas así! ¿Acaso me vas a decir que no te has pajeado viendo ese trasero? ¡seguro que cuando la ves en case se te pone dura!
-¡que animal eres Lito!. ¿Piensas que todo los hombres son unos pervertidos como tú? - le contestó este.
Lito viendo que la joven salía del instituto y se dirigía hacia ellos, añadió: Tu dirás lo que quieras Nico, pero no me digas que viendo todos los días un trasero tan perfecto como ese, “no te dan ganas de clavarla”. Se que es la hija de tu pareja, pero casos similares hay bastantes.
Nico no le quiso responder al ver que Deisy se acercaba hasta donde se hallaban, al tiempo que aquella le daba un beso en un cachete, y saludaba a sus amigos. ¿quieres tomar algo Deisy?
- No, pero te venía a decir si me podrías esperar un momento, que voy a comprar unas cosas a la librería de la esquina.
- Claro. Te esperaré.
La joven se dirigió hacia la librería, siendo observada por los tres. Lito, se excito ante la visión el trasero de aquella jovencita y volvió a decir: Joder Nico. Tu mujer tendrá que estar preocupada. ¡Un culito como ese es muy tentador! Pero, oye ¿parece una adolescente aún?, aunque tiene el cuerpo de una mujer.
Cuando Nico les señaló la edad que poseía, no se lo creyeron, pensando que les estaba tomando el pelo. Se percató como ambos hombres continuaban mirando el andar de la joven, por lo que se puso un poco alterado. Pagó la cuenta, y se fue a esperar a la joven al coche.
Observó como Deisy salía de la librería, y se dirigió a la cafetería pensando que estaba allí. La vio hablando con sus amigos, y luego se vino de vuelta. Ya dentro del coche mientras regresaban, ella le pregunto: Nico. ¿esos de la cafetería son amigos tuyos?
-Bueno, fueron antiguos compañeros de trabajo. - le contestó. ¿Te paso algo con ellos?
La joven le miró cabizbaja, con su rostro enrojecido, respondiéndole: pues…uno de ellos, me dijo unas cosas feas sobre mi culito. Y… me dijo …” que si quería que el me metía su cosa por ahí”.
-¿De verdad te dijo eso?. Cuando lo vea de nuevo se va a enterar. Exclamó Nico encolerizado.
-No quiero que te pelees por mí. Le contestó la joven, al tiempo que le preguntó; Ay Nico. ¿tú crees que tengo un culito respingón? Es que todos me lo miran, y me dicen cosas feas. ¡A veces me siento rara!
Nico la miró a la cara, algo agitado ante aquella pregunta, pero sobreponiéndose, le respondió: ¡claro que no! Lo que sucede es que tienes un trasero bastante bien formado. Es la envidia de las mujeres. ¡Se que a los hombres les pone ver un culito como el tuyo! Pero no tienes por qué sentirte acomplejada por ello. Todo lo contrario-
La joven le mira, y sin que el hombre se lo esperara, con cierta inocencia, la joven le pregunto: ¿a ti también te gusta mi culito?
Nico carraspeó, viendo que casi se le va el coche, estando a punto de sufrir un percance. ¡Vaya con la nena! - pensó. Bueno… Deisy. Soy un hombre, y la verdad, tiene un culito precioso, y “es normal que también te lo mire”.
Llegaron a casa, y Nico se quede algo preocupado. Tras aquel suceso, sin poder evitarlo, comenzó a mirar a la hija de su pareja de otra manera. Observaba el andar de la joven por la casa, con aquellos pantaloncitos cortos, bastante ceñidos, que mostraba perfectamente las dimensiones y características de su trasero, y sin poder evitarlo vio como su pene se endurecía. En otras ocasiones, la joven comenzó a usar alguna faldita corta, que, ante los descuidos de la misma, ponía al descubierto sus muslos y hasta la tanguita que llevaba puesta.
Nico no sabía si la joven era bastante traviesa o se hacía la tonta, pero en el fondo, se percató que era algo pícara, aunque inocentona. Resultaba obvio que la jovencita sabía que Nico le miraba su trasero, y por ello, como si de un juego se tratara, esta comenzó a usar ropas más ceñidas y cortas para que aquella viera. Nico comenzó a observar cierta sonrisa en la joven cuando le sorprendía mirando su trasero. Es más, cuando la madre no estaba en casa, se colocaba algunas prendas bastante ceñidas, tipo mallas, o algunas falditas sumamente cortas, que ponían enfermo a Nico.
Una tarde, la joven fue a comprar al centro comercial, mientras él la espero en el coche. Al regresar, la notó bastante agitada. Le preguntó que le ocurría, y mirándole sonrojada aquella le contestó: Es que un hombre en el centro me dijo que me daría cien euros si me la dejaba meter por el culito. Y añadió, … además, me tocó el culo el muy descarado.
-¿sabes quién es esa persona?. Vamos a volver, y se va a enterar- le dijo con enfado.
No Nico. ¡Mejor déjalo así! Ya me he acostumbrado a esos comentarios. Aunque algunos se pasan.
Nico quedó preocupado, pero a la vez le excitaba al pensar que algún atrevido se hubiera propasado con ella, especialmente con su trasero. Al llegar a casa, mientras ella subía las escaleras con los bolsos de la compra, pensaba en lo que le había indicado la joven, no pudiendo evitar dirigir su mirada a las pantorrillas de la joven y su precioso trasero. Al instante su verga de endureció bajo la tela del pantalón ante aquella visión. ¡Joder como se está poniendo esa joven!.
Una vez dentro, estando solos en la casa, la joven se le acerca y le pregunta: Oye Nico. ¿Te he visto mirando mi culito varias veces? ¿tú también quieres meterme tu cosa por ahí?
-Que... joder. Deisy. ¿Cómo se te ocurre pensar eso? No se creía lo que le estaba diciendo aquella joven. O era una ingenua o le estaba tentando.
Mas agitado se quedó al ver como la joven le volvió a preguntar: ¿entonces no te gusta mi culito? Eres un mentiroso.¡ En el coche me dijiste que si te gustaba!.
-Ay Deisy. ¡Claro que me gusta tu culito! Pero eres la hija de mi pareja. -le contestó Nico algo nervioso ante aquella situación.
La joven le vuelve a mirar con carita ingenuidad, pero también de morbosidad, y le vuelve a preguntar: ¿Quieres decir que, si no fuera la hija de tu pareja, me la meterías por el culito?
¡Nico se quedó sin habla! Aquella joven, que parecía de pensamientos bastante inocentes en ocasiones, poco menos que le estaba preguntando que, si no fuera la hija de Berta, si se la follaría por el culito. Para colmo, observó algo que jamás había ocurrido. La joven, dirigió su mirada hacia el bulto que se había formado en su pantalón, ruborizándose. Nico se quedó petrificado y algo sonrojado. No supo que contestarle, teniendo que retirarse a su dormitorio sin poder contestarle. Aquella jovencita le dejó perplejo.
Nico se debatía en un mar de dudas. No sabía si la joven era demasiado ingenua, o realmente lo estaba seduciendo. Sin embargo, a veces creía que la jovencita lo tomaba como un juego, para reírse de él, sin pensar en las consecuencias.
Todo se precipitó un día, cuando Deisy llegó a casa con la mano derecha vendada, por una caída que había tenido en las escaleras de un centro comercial. Ello ocasionó que la madre se viera obligada a tener que ayudarla a vestirse y hasta ducharse. Tenía la mano derecha enyesada e inmovilizada y portaba una férula, por lo que con la mano izquierda no podía hacer prácticamente nada.
La joven tuvo que esperar la semana en que su madre trabajaba de tarde, que la misma regresara, ya de noche, para poder ducharse y asearse.
Una tarde, Nico la fue a recoger al instituto, verificando que la misma venía bastante acalorada. La realidad es que, hacia un calor infernal, y mucha humedad en el ambiente. Al llegar a la casa, la joven le dijo: -No soporto este calor. Vengo muy sudorosa. ¡Necesito un baño!
-Ya. Pero, tendrás que esperar que venga tu madre en la noche.
La joven se resignó, almorzó y se fue a su dormitorio. La joven no obstante se veía sudorosa, y con ganas de ducharse. Había preguntado a su madre a través del móvil cuando regresaría. La madre le dijo que estaba realizando la contabilidad de la empresa e iba a llegar bastante tarde. La joven se enfadó con su madre ante aquella noticia. ¡No podía soportar sus ganas de ducharse! Pero tampoco podía hacerlo ella sola.
No se lo pensó mucho, y se fue a buscar a la pareja de su madre al salón. Nico estaba trabajado en un ordenador personal, y aquella, acercándose le dijo: Nico…... mama me ha dicho que están realizando la contabilidad de la empresa. Es cierre de mes, y tiene que quedarse unas horas más.
Nico igualmente se intranquilizó ya que pensaba salir esa tarde con su pareja, disfrutar un rato cenando fuera, y luego terminar en un acto sexual como a veces acostumbraba. Llevaba unos días sin sexo, y estaba bastante arrecho. El hombre se dio cuenta de la preocupación de la joven, ya que tendría que aguantarse hasta bien entrada la noche para poder ducharse.
Estaba en esos pensamientos, cuando oye que la joven la sugiere: -Estaba pensando. ¿me podrías ayudar tu a ducharme?
Yoo. Pero,. Deisy. ¿No creo que eso sea muy correcto? ¿y si se entera tu madre? Seguro que ella me echaría un rasca polvo.
La joven, se le acercó, se colocó casi encima de su espalda, rodeándolo con su mano izquierda, en una actitud sumamente cariñosa, y le susurra: Anda Papi. ¡Me encuentro muy sudorosa! Estoy oliendo mal. ¿Huele para que veas? Le insto acercándose más hacia él. Necesito asearme. ¿Sabes que con el yeso no puedo hacerlo sola?
Nico se quedó agitado. Aquella joven estaba pidiéndole algo que era una temeridad. Si su pareja llagaba a enterarse seguro que reaccionaría mal y con graves consecuencias. La idea de duchar a la joven y poder observar su trasero al descubierto le seducía. Pero se decía que era una locura.
-Oh Deisy. Sabes que yo te lo haría de mil amores. Pero ¿si se entera tu madre me crucifica? ¿Qué pensaría tu madre si supiera que te he ayudado a ducharte?
La joven se le acercó aún más, notando el hombre su aliento en el cuello y oreja, y de forma mimosa, le dice ¿anda papi? Ella nunca lo sabrá. Te lo prometo. ¡Será nuestro secreto!
Nico se dio cuenta, que aquella joven cuando quería algo de él, le llamaba papi. Estaba nervioso. Resultaba evidente que la ingenuidad de la joven, no le permitía saber qué es lo que le estaba pidiendo. Comprendía la necesidad de la joven, pero se debatía entre acceder o no. Sin embargo, el solo pensamiento de ver aquella jovencita desnuda hizo que su pene creciera de forma ostensible bajo su pantalón.
No sabía si por morbosidad, o por compasión, al final terminó accediendo:
Ay, Deisy, lo hago porque me da pene verte de esa forma. Pero, “esto que nunca salga da aquí”.
-Gracias papi. Voy a buscar unas braguitas y mi pijama para luego ponerme una ropa limpia. Te espero en el baño. le contestó aquella dando brincos de alegría.
Nico se quedó super agitado. Dejó el trabajo del ordenador y se dirigió al baño. Se dio cuenta de que, a medida que se acercaba al baño, su pene más se endurecía. Aquello era una completa locura. Pero ya no podía volverse atrás. Se lo había prometido a la joven.
Al llegar al baño comprobó que Deisy ya se encontraba en el mismo. Le estaba esperando, comprobando que se había despendido de su ropa y solo permanecía con una braguita minúscula y su sostén. La visión de aquella joven en paños menores, lo terminó de envalentonar. Era la primera vez que veía a la hijastra de aquella forma.
Nervioso, se acercó y le comentó: ¿Quieres ducharte aquí o en la bañera?
Ella le mira y le contesta: mejor en la ducha.
Tras colocarle un plástico enrollado en la mano que tenía escayolada, a fin de que no se mojara, ella misma le pidió que le retirara el sostén, ya que no podía destrabárselo con la mano derecha. La agitación de Nico se incrementó. Mientras lo hacía observó cómo mientras dicha prenda era retirada del cuerpo de la joven, fueron apareciendo los preciosos pechitos de la joven. Pechos que destacaban claramente, bien desarrollados, rematados con unas aureolas, y unos pezones rosaditos. Se percató además de la firmeza de aquellos, lo que hizo aumentar excitación.
Su agitación aumento cuando la joven, algo nerviosa le pidió: papi, Ayúdame también con las braguitas. Con esta mano enyesada apenas puedo hacerlo.
Nico tomo aquella prenda por los laterales y la fue bajando poco a poco, viendo como apareció ante sus ojos, el añorado culito blanco y redondo de aquella joven que tantas veces le había apetecido ver. Tenía a la hija de su pareja completamente desnuda delante de él. La joven, al darse cuenta de su total desnudez, algo azorada, le dio la espalda. Ello dio la oportunidad al hombre de contemplar aquel hermoso trasero en todo su esplendor. Pensó, “joder tengo ante mis ojos ese culito añorado que tanto deleitaba a los hombres”. ¡Y no era para menos! Era un culito precioso, redondo, con unas nalguitas pronunciadas y bien formadas.
Su verga se revolucionó bajo el pantalón, emergiendo descaradamente. Deisy, pese a su ingenuidad, enrojeció al contemplar el destacado bulto del pantalón de su padrastro. Pese a todo omitió comentario alguno.
Al ver que Nico no se desprendía de su vestimenta, le preguntó: ¿me vas a duchar con tu ropa puesta? ¿Se te va a mojar toda?
Nico se dio cuenta que la joven le estaba proponiendo que también se desnudara para entrar con ella bajo la ducha. Fue consciente de lo que aquello podía ocasionar. Entrar desnudo junto a la joven, era temerario. Pero su morbosidad fue mayor que su propia cautela.
Comenzó a desprenderse de su ropa, dejándola sobre el inodoro, quedándose únicamente con un slip, donde ya se verificaba un bulto enorme. Pensó en desnudarse del todo, pero por temor no lo hizo.
Observó la mirada de la joven, comprobando como sus ojitos se abrieron como platos al contemplar el estado de excitación de su pene, el cual emergía totalmente empalmado, enfilado hacia delante, como si quisiera romper la tela del slip. Sin decirle nada Nico entró, situándose detrás de ella. Se colocó a su altura, viendo como su verga, aún envuelta en su slip, casi tocaba espalda de la joven. La diferencia de altura era manifiesta. No en vano, el hombre sobrepasaba el 1.85 de altura, por lo que la joven parecía una enana con referencia a su altura. Tomó el grifo, reguló el agua hasta que estuviera a la temperatura ideal.
Luego comenzó a esparcirle el agua por su cuerpo, evitando mojar su cabeza. El agua comenzó a descender por los hombros, y espalda de la joven. Luego tomó una esponja con un poco de gel, y comenzó a enjabonar los hombros y la espalda de la joven, para ir bajando hasta llegar a sus glúteos. Continuó la tarea por sus nalguitas, palpando por primera vez la suavidad de aquellas, introduciendo un poco la esponja por entre la abertura de los muslos de la joven, la cual se agitó ante ello.
Luego volvió ascender. La joven siempre le dio la espalda. Nico estuvo tentado de pedirle que se girara, pero al final se contuvo y comenzó a enjabonar el brazo que no tenía escayolado, para seguir enjabonado su parte delantera, alcanzando por primera vez los pechos de Deisy.
Tras unos primeros intentos, comenzó a enjabonar los mismos con movimientos suaves, de forma circular rodeando sus senos y luego bajó por su vientre, hasta llegar a su pubis. Como lo hacía con la esponja, al llegar a su entrepierna se retuvo. No sabía cómo iba a reaccionar la joven ante lo que iba hacer, pero decidido, dejó la esponja en el estante destinado a ello, y tomando nuevamente gel en sus manos, volvió a enjabonar los desnudos pechos de la joven, pero esta vez, directamente con sus grandes manos. Tomó los dos pechos en sus manos, los acarició suavemente, deslizando sus manos sobre aquellos con ayuda del gel, tocando sus pezones suavemente.
Deisy, jamás había sentido aquella sensación. Un estremecimiento recorrió su cuerpo ante los manoseos evidentes del hombre. La joven comenzó a excitarse, especialmente cuando observó como el hombre descendió y fue bajando hasta alcanzar su pubis. El nerviosismo de la joven se incrementó cuando sintió los dedos del varón meterse en su entrepierna, enjabonándole el pubis. Primero, sus vellos, hasta ir bajando, para alcanzar osadamente la entrada de la vagina.
Nico sabía que estaba entrando en un terreno peligroso. Pero, excitado, decidió pasar los dedos por toda la ranura del coñito de la misma. Era una temeridad, pero se encontraba sumamente alterado y ansiaba tocar el chochito de la nena.
Deisy no se esperaba aquello, por lo que al sentir los dedos de su padrastro en su vagina exclamo sorprendida y agitada ohhh.
-¿Te he causado daño? -le preguntó morbosamente Nico. Este completamente excitado había decidido ser más atrevido, y tocar la vagina de la hija de su mujer. Era una oportunidad única.
-No papi. No… ¡es que me dio … como un escalofrío, cuando me has tocado ahí! - le contesto, sin saber que decir.
-Bueno. ¡Pero también necesitas asearlo bien! Es uno de los sitios que hay que tener bien limpio, para evitar hongos. Le dijo descaradamente el hombre, mientras la continuó acariciando con su sus dedos, que pasó por toda la ranura del coño de la joven, viendo cómo ésta se agitaba, a medida que sus gruesos dedos abrían los labios vaginales y tocaban el interior de su coñito: Oh papi. no sigas … oh
Nico decidió no continuar para no alterar a la joven. Fue suficiente. Se dio cuenta que su excitación estaba al máximo. Decidió desistir y continuar enjabonándola por detrás. Paso su mano por las nalguitas, deslizándola con el jabón como si moldeara las mismas, logrando pasar sus dedos por encima del orificio anal de la joven, originando nuevamente que la joven gimiera al sentir el contacto de sus dedos con el mismo.
El hombre veía como la joven se revolvía ante el toqueteo de sus manos, por lo que continúo masajeando esas partes simulando que la estaba enjabonando. Volvió a subir masajeando sus pechos nuevamente, mientras osadamente, se acercó más a ella, con lo cual su verga (aun dentro del slip) colisionó con la espalda de la joven, obligando a aquella a dar un respingo.
Al principio Deisy se quedó como cortada. Era consciente de la empalmadura que tenía la pareja de su madre, y que estaba restregando su miembro contra su espalda. Eso intranquilizó a la joven. Nico, al darse cuenta, no quiso importunarla, por lo que tomó la regadera comenzó a limpiarle el jabón de su cuerpo. Mientras tomaba la regadera con una mano, con la otra limpiaba el jabón de la piel de la joven, volviendo a pasar toda su mano por los pechos de aquella, percatándome que los pezones de la joven se habían puesto en punta. Se dio cuante que Deisy cerró los ojos mientras le masajeaba sus pechos.
A medida que fue bajando, nuevamente su mano se introdujo por la entrepierna, diciéndole: Deisy abre un poco las piernas para que pueda “lavarte bien el chochito”.
La joven accedió, agitada, viendo como el hombre dirigía el chorro del agua hacia su vagina, al tiempo que varios dedos de su mano derecha volvían a pasearse por la ranura de su coñito. Los dedos del hombre abrieron descaradamente los labios vaginales, tocando con el dedo corazón parte de su clítoris. La joven reculó hacia atrás, colisionando con la verga de Nico que estaba totalmente empitonada. Oh papi..oh…
-tranquila Deisy. Recuerda que hay que asear bien el coñito.
Oh papi. pero es que. oooh exclamó aquella al sentir como el dedo varonil frotaba su botoncito, teniéndose que apoyarse sobre el hombre para no desfallecer.
Nico se dio cuenta que, de continuar, la joven se correría. Por ello decidió retirar su mano de allí, procediendo a retirar el agua, diciéndole: Bueno Deisy, mejor te seco ya.
La joven por primera vez se giró hacia Nico, con sus ojitos enrojecidos por la pasión. Había gozado sintiendo los dedos de su padrastro masajear su coñito. La joven tomó consciencia de que, si su padrastro hubiera seguido, hubiera terminado corriéndose.
Salieron fuera de la ducha, mientras aquel colocó una toalla pequeña en el suelo para que pudiera pisar con los pies mojados sobre ella, y tomando una toalla mayor la envolvió y comenzó a secarla.
Mientras le secaba sus pechos, esta vez de frente, le dijo: Ay que secarlos bien, y debajo de las axilas para evitar la aparición de hongos.
La tolla la pasaba por ambos pechos de la joven, para luego ir bajando. Nico decidió agacharse ante la joven, situándose delante de la entrepierna de aquella por primera vez. Agitado, contempló el pubis y la maraña de vellos que en cierto sentido tupian la entrada de aquella joven vagina. Tras secarlo un poco con la toalla, se concentró en los labios vaginales de la joven, observando que éstos eran de un color rosa.
La joven se mantuvo nerviosa, excitada y sin saber que hacer, miraba hacia abajo, observando el atrevimiento de la pareja de su madre, que en ese momento le estaba examinado su vagina. La agitación de la joven se incrementó cuando observó que el hombre retiró la toalla, y osadamente dirigió su mano a su vagina, volviendo a tocar abiertamente con sus dedos la ranura de su coñito. Nuevamente los gruesos dedos de aquel varón abrieron sus labios vaginales, y se pasearon por el interior de su raja. La exclamación de la joven no se hizo esperar: -oh papi… ohhh.
Esta vez, Nico fue más osado, y continuó pasando sus dedos por todo el coñito de la joven, viendo como aquella gemía, y se agitaba, abrazándose al mismo para no desfallecer. Logró concentrarse en el clítoris de la jovencita, viendo como fue suficiente para que aquella pronto, al joven alcanzara el orgasmo. oh ooooo sii papi…ooo
Tuvo que sujetar a la joven, para que no se cayera, ante las convulsiones de su cuerpo, mientras terminaba el ansiado orgasmo. Los espasmos de la joven fueron intensos, y sus gemidos se escucharon en toda la casa, mientras realizaba bruscas contracciones con su cuerpo.
Cuando por fin acabó. Deisy le miró. Mantenía sus cachetes enrojecidos por el orgasmo recibido. Nico percibió el gozo de aquella jovencita, quien por primera vez había alcanzado el orgasmos bajo la seducción de las manos de un hombre. La joven no hizo comentario alguno. Solo se quedó apoyada en el hombre durante unos instantes mientras se recuperaba.
Nico, llevo a cabo un término de espera, y luego, como si nada hubiera ocurrido la continuó secando. Esta vez se recreó en el trasero de la joven, abriendo las nalguitas de forma descarada, simulando que la estaba secando, mientras observaba orificio anal en toda su amplitud. “Joder Deisy, voy a tener que clavarte mi cipote por ahí”. “Ay nena estas buscando que papi te clave y lo vas a conseguir” se dijo para si el hombre con una evidente y notoria excitación.
Tras acabar, tomó las braguitas limpias, y se las coloco, para luego ponerle su pijama. La joven observó el cuerpo del hombre, con todo su slip mojado, que permitía apreciar claramente las dimensiones de su pene.
Cuando acabó, Nico le pregunto: -¿estas mejor?
La joven le sonrió, y dándole un beso en el cachete, mientras sonrojada por lo ocurrido, se retiró sin decirle nada. ¡Ni hizo falta que le contestara! La joven estaba alucinada con lo ocurrido. Había disfrutado con los dedos de su padrastro, y hasta se había corrido por primera en la manos de un hombre.
-¡Pero de esto ni una palabra a tu madre!. Le comentó Nico mientras la joven se retiraba.
-claro.
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Nicolas y su Hijastra Deisy - Capitulo 001
Nicolas contaba con la edad de cincuenta y cinco años. Se encontraba viudo de su primer matrimonio, habiendo fallecido su esposa, y con la que tenía dos hijos, que ya habían alcanzado la mayoría de edad, e independencia. Tras unos años sin pareja, conoció a una mujer, algo más joven que él, llamado Berta, la cual había cumplido los 38 años. Ésta era madre soltera, y tenía una hija llamada Deisy, que convivía con la misma, y que por aquellas fechas había alcanzado los diecisiete años.
Al poco tiempo de conocerse, Nicolás se fue a vivir con Berta, en la casa que ocupaba ésta con su hija. Desde los primeros momentos, mantuvo buena sintonía con la hija de su pareja, ayudándole en sus tareas escolares, llevándola al instituto o a donde aquella necesitaba, especialmente cuando Berta trabajaba en la tarde. Nicolás se dio cuenta que la hija de su pareja, pese a su edad, parecía que poseía una retraso en su desarrollo, ya que, pese a su edad, poseía una altura más bien baja, pareciendo la de una adolescente, no sobrepasando 1.55. Por otro lado, a veces, le parecía bastante infantil en su proceder y en sus conocimientos sobre algunos temas. La madre le indicó que el médico le había mencionado que, pese a ello, no tenía defecto alguno, aunque aventuraron que no crecería mucho, pero que no tendría problema para desarrollar su vida normal.
Pese a todo ello, y a su corta estatura, la joven destacó pronto como una chica bastante bella, habiendo desarrollado casi por completo sus pechos, y acreditando un cuerpo escultural, con un trasero tan redondo y tan bien puesto, que levantaba las miradas de los hombre a su paso.
Obviamente, Nicolas no fue ajeno a estas circunstancias, comprobando los comentarios de la gente cuando la dejaba en cualquier sito o en el propio instituto. Notaba como la joven era objeto de miradas lujuriosas, y escuchaba los comentarios de los hombres respecto al trasero de Deisy. Ya su madre se había dado cuenta igualmente de ello, expresándole a su pareja su preocupación ante los comentarios que hacían sobre el culito de su hija.
Evidentemente, al escuchar esos comentarios, la preocupación de su pareja terminó por llamar la atención del vástago del hombre. Era la hija de su pareja, pero se daba cuenta de que la joven tenía un cuerpito divino, pese a su escasa altura, y un traserito de los que envalentonaban. Observaba las nalguitas de aquella joven, que cuando llevaba algun pantalón malla se le metía en el culito destacando sus preciosas nalgas.
Cierto día, Nico llevó a la joven en coche a unas clases extraescolares en el instituto. Aquella le dijo que iba a tardar poco y que si le podía esperar. Mientras esperaba, decidió tomar un café en una cafetería cerca del centro. Allí se encontró con dos amigos, que habían trabajado tiempo atrás con el mismo. Manuel y Lito. Estos tenían fama de mujeriegos y además, eran bastante mal hablados, aunque Nico pasaba por alto sus comentarios impertinentes. Aquellos habían visto llegar al hombre con su hijastra al instituto, y por ello Manuel le preguntó:
-Oye Nico. ¿Esa chavala quién es?
-Deisy. Es la hija de mi actual pareja. – le respondió.
Lito que era el más salido de los dos le dijo: ¡Pues vaya nena! ¡Tiene un trasero que levanta el nabo a cualquiera!
-Ja ja. Y que lo digas Lito. ¡Esa jovencita esta cañón! - añadió Manuel.
-¿Pero que decís?. ¡Joder que es la hija de mi pareja! - exclamó con cierto enfado Nico.
Lito, le miró y le contestó: ¡Tampoco te pongas así! ¿Acaso me vas a decir que no te has pajeado viendo ese trasero? ¡seguro que cuando la ves en case se te pone dura!
-¡que animal eres Lito!. ¿Piensas que todo los hombres son unos pervertidos como tú? - le contestó este.
Lito viendo que la joven salía del instituto y se dirigía hacia ellos, añadió: Tu dirás lo que quieras Nico, pero no me digas que viendo todos los días un trasero tan perfecto como ese, “no te dan ganas de clavarla”. Se que es la hija de tu pareja, pero casos similares hay bastantes.
Nico no le quiso responder al ver que Deisy se acercaba hasta donde se hallaban, al tiempo que aquella le daba un beso en un cachete, y saludaba a sus amigos. ¿quieres tomar algo Deisy?
- No, pero te venía a decir si me podrías esperar un momento, que voy a comprar unas cosas a la librería de la esquina.
- Claro. Te esperaré.
La joven se dirigió hacia la librería, siendo observada por los tres. Lito, se excito ante la visión el trasero de aquella jovencita y volvió a decir: Joder Nico. Tu mujer tendrá que estar preocupada. ¡Un culito como ese es muy tentador! Pero, oye ¿parece una adolescente aún?, aunque tiene el cuerpo de una mujer.
Cuando Nico les señaló la edad que poseía, no se lo creyeron, pensando que les estaba tomando el pelo. Se percató como ambos hombres continuaban mirando el andar de la joven, por lo que se puso un poco alterado. Pagó la cuenta, y se fue a esperar a la joven al coche.
Observó como Deisy salía de la librería, y se dirigió a la cafetería pensando que estaba allí. La vio hablando con sus amigos, y luego se vino de vuelta. Ya dentro del coche mientras regresaban, ella le pregunto: Nico. ¿esos de la cafetería son amigos tuyos?
-Bueno, fueron antiguos compañeros de trabajo. - le contestó. ¿Te paso algo con ellos?
La joven le miró cabizbaja, con su rostro enrojecido, respondiéndole: pues…uno de ellos, me dijo unas cosas feas sobre mi culito. Y… me dijo …” que si quería que el me metía su cosa por ahí”.
-¿De verdad te dijo eso?. Cuando lo vea de nuevo se va a enterar. Exclamó Nico encolerizado.
-No quiero que te pelees por mí. Le contestó la joven, al tiempo que le preguntó; Ay Nico. ¿tú crees que tengo un culito respingón? Es que todos me lo miran, y me dicen cosas feas. ¡A veces me siento rara!
Nico la miró a la cara, algo agitado ante aquella pregunta, pero sobreponiéndose, le respondió: ¡claro que no! Lo que sucede es que tienes un trasero bastante bien formado. Es la envidia de las mujeres. ¡Se que a los hombres les pone ver un culito como el tuyo! Pero no tienes por qué sentirte acomplejada por ello. Todo lo contrario-
La joven le mira, y sin que el hombre se lo esperara, con cierta inocencia, la joven le pregunto: ¿a ti también te gusta mi culito?
Nico carraspeó, viendo que casi se le va el coche, estando a punto de sufrir un percance. ¡Vaya con la nena! - pensó. Bueno… Deisy. Soy un hombre, y la verdad, tiene un culito precioso, y “es normal que también te lo mire”.
Llegaron a casa, y Nico se quede algo preocupado. Tras aquel suceso, sin poder evitarlo, comenzó a mirar a la hija de su pareja de otra manera. Observaba el andar de la joven por la casa, con aquellos pantaloncitos cortos, bastante ceñidos, que mostraba perfectamente las dimensiones y características de su trasero, y sin poder evitarlo vio como su pene se endurecía. En otras ocasiones, la joven comenzó a usar alguna faldita corta, que, ante los descuidos de la misma, ponía al descubierto sus muslos y hasta la tanguita que llevaba puesta.
Nico no sabía si la joven era bastante traviesa o se hacía la tonta, pero en el fondo, se percató que era algo pícara, aunque inocentona. Resultaba obvio que la jovencita sabía que Nico le miraba su trasero, y por ello, como si de un juego se tratara, esta comenzó a usar ropas más ceñidas y cortas para que aquella viera. Nico comenzó a observar cierta sonrisa en la joven cuando le sorprendía mirando su trasero. Es más, cuando la madre no estaba en casa, se colocaba algunas prendas bastante ceñidas, tipo mallas, o algunas falditas sumamente cortas, que ponían enfermo a Nico.
Una tarde, la joven fue a comprar al centro comercial, mientras él la espero en el coche. Al regresar, la notó bastante agitada. Le preguntó que le ocurría, y mirándole sonrojada aquella le contestó: Es que un hombre en el centro me dijo que me daría cien euros si me la dejaba meter por el culito. Y añadió, … además, me tocó el culo el muy descarado.
-¿sabes quién es esa persona?. Vamos a volver, y se va a enterar- le dijo con enfado.
No Nico. ¡Mejor déjalo así! Ya me he acostumbrado a esos comentarios. Aunque algunos se pasan.
Nico quedó preocupado, pero a la vez le excitaba al pensar que algún atrevido se hubiera propasado con ella, especialmente con su trasero. Al llegar a casa, mientras ella subía las escaleras con los bolsos de la compra, pensaba en lo que le había indicado la joven, no pudiendo evitar dirigir su mirada a las pantorrillas de la joven y su precioso trasero. Al instante su verga de endureció bajo la tela del pantalón ante aquella visión. ¡Joder como se está poniendo esa joven!.
Una vez dentro, estando solos en la casa, la joven se le acerca y le pregunta: Oye Nico. ¿Te he visto mirando mi culito varias veces? ¿tú también quieres meterme tu cosa por ahí?
-Que... joder. Deisy. ¿Cómo se te ocurre pensar eso? No se creía lo que le estaba diciendo aquella joven. O era una ingenua o le estaba tentando.
Mas agitado se quedó al ver como la joven le volvió a preguntar: ¿entonces no te gusta mi culito? Eres un mentiroso.¡ En el coche me dijiste que si te gustaba!.
-Ay Deisy. ¡Claro que me gusta tu culito! Pero eres la hija de mi pareja. -le contestó Nico algo nervioso ante aquella situación.
La joven le vuelve a mirar con carita ingenuidad, pero también de morbosidad, y le vuelve a preguntar: ¿Quieres decir que, si no fuera la hija de tu pareja, me la meterías por el culito?
¡Nico se quedó sin habla! Aquella joven, que parecía de pensamientos bastante inocentes en ocasiones, poco menos que le estaba preguntando que, si no fuera la hija de Berta, si se la follaría por el culito. Para colmo, observó algo que jamás había ocurrido. La joven, dirigió su mirada hacia el bulto que se había formado en su pantalón, ruborizándose. Nico se quedó petrificado y algo sonrojado. No supo que contestarle, teniendo que retirarse a su dormitorio sin poder contestarle. Aquella jovencita le dejó perplejo.
Nico se debatía en un mar de dudas. No sabía si la joven era demasiado ingenua, o realmente lo estaba seduciendo. Sin embargo, a veces creía que la jovencita lo tomaba como un juego, para reírse de él, sin pensar en las consecuencias.
Todo se precipitó un día, cuando Deisy llegó a casa con la mano derecha vendada, por una caída que había tenido en las escaleras de un centro comercial. Ello ocasionó que la madre se viera obligada a tener que ayudarla a vestirse y hasta ducharse. Tenía la mano derecha enyesada e inmovilizada y portaba una férula, por lo que con la mano izquierda no podía hacer prácticamente nada.
La joven tuvo que esperar la semana en que su madre trabajaba de tarde, que la misma regresara, ya de noche, para poder ducharse y asearse.
Una tarde, Nico la fue a recoger al instituto, verificando que la misma venía bastante acalorada. La realidad es que, hacia un calor infernal, y mucha humedad en el ambiente. Al llegar a la casa, la joven le dijo: -No soporto este calor. Vengo muy sudorosa. ¡Necesito un baño!
-Ya. Pero, tendrás que esperar que venga tu madre en la noche.
La joven se resignó, almorzó y se fue a su dormitorio. La joven no obstante se veía sudorosa, y con ganas de ducharse. Había preguntado a su madre a través del móvil cuando regresaría. La madre le dijo que estaba realizando la contabilidad de la empresa e iba a llegar bastante tarde. La joven se enfadó con su madre ante aquella noticia. ¡No podía soportar sus ganas de ducharse! Pero tampoco podía hacerlo ella sola.
No se lo pensó mucho, y se fue a buscar a la pareja de su madre al salón. Nico estaba trabajado en un ordenador personal, y aquella, acercándose le dijo: Nico…... mama me ha dicho que están realizando la contabilidad de la empresa. Es cierre de mes, y tiene que quedarse unas horas más.
Nico igualmente se intranquilizó ya que pensaba salir esa tarde con su pareja, disfrutar un rato cenando fuera, y luego terminar en un acto sexual como a veces acostumbraba. Llevaba unos días sin sexo, y estaba bastante arrecho. El hombre se dio cuenta de la preocupación de la joven, ya que tendría que aguantarse hasta bien entrada la noche para poder ducharse.
Estaba en esos pensamientos, cuando oye que la joven la sugiere: -Estaba pensando. ¿me podrías ayudar tu a ducharme?
Yoo. Pero,. Deisy. ¿No creo que eso sea muy correcto? ¿y si se entera tu madre? Seguro que ella me echaría un rasca polvo.
La joven, se le acercó, se colocó casi encima de su espalda, rodeándolo con su mano izquierda, en una actitud sumamente cariñosa, y le susurra: Anda Papi. ¡Me encuentro muy sudorosa! Estoy oliendo mal. ¿Huele para que veas? Le insto acercándose más hacia él. Necesito asearme. ¿Sabes que con el yeso no puedo hacerlo sola?
Nico se quedó agitado. Aquella joven estaba pidiéndole algo que era una temeridad. Si su pareja llagaba a enterarse seguro que reaccionaría mal y con graves consecuencias. La idea de duchar a la joven y poder observar su trasero al descubierto le seducía. Pero se decía que era una locura.
-Oh Deisy. Sabes que yo te lo haría de mil amores. Pero ¿si se entera tu madre me crucifica? ¿Qué pensaría tu madre si supiera que te he ayudado a ducharte?
La joven se le acercó aún más, notando el hombre su aliento en el cuello y oreja, y de forma mimosa, le dice ¿anda papi? Ella nunca lo sabrá. Te lo prometo. ¡Será nuestro secreto!
Nico se dio cuenta, que aquella joven cuando quería algo de él, le llamaba papi. Estaba nervioso. Resultaba evidente que la ingenuidad de la joven, no le permitía saber qué es lo que le estaba pidiendo. Comprendía la necesidad de la joven, pero se debatía entre acceder o no. Sin embargo, el solo pensamiento de ver aquella jovencita desnuda hizo que su pene creciera de forma ostensible bajo su pantalón.
No sabía si por morbosidad, o por compasión, al final terminó accediendo:
Ay, Deisy, lo hago porque me da pene verte de esa forma. Pero, “esto que nunca salga da aquí”.
-Gracias papi. Voy a buscar unas braguitas y mi pijama para luego ponerme una ropa limpia. Te espero en el baño. le contestó aquella dando brincos de alegría.
Nico se quedó super agitado. Dejó el trabajo del ordenador y se dirigió al baño. Se dio cuenta de que, a medida que se acercaba al baño, su pene más se endurecía. Aquello era una completa locura. Pero ya no podía volverse atrás. Se lo había prometido a la joven.
Al llegar al baño comprobó que Deisy ya se encontraba en el mismo. Le estaba esperando, comprobando que se había despendido de su ropa y solo permanecía con una braguita minúscula y su sostén. La visión de aquella joven en paños menores, lo terminó de envalentonar. Era la primera vez que veía a la hijastra de aquella forma.
Nervioso, se acercó y le comentó: ¿Quieres ducharte aquí o en la bañera?
Ella le mira y le contesta: mejor en la ducha.
Tras colocarle un plástico enrollado en la mano que tenía escayolada, a fin de que no se mojara, ella misma le pidió que le retirara el sostén, ya que no podía destrabárselo con la mano derecha. La agitación de Nico se incrementó. Mientras lo hacía observó cómo mientras dicha prenda era retirada del cuerpo de la joven, fueron apareciendo los preciosos pechitos de la joven. Pechos que destacaban claramente, bien desarrollados, rematados con unas aureolas, y unos pezones rosaditos. Se percató además de la firmeza de aquellos, lo que hizo aumentar excitación.
Su agitación aumento cuando la joven, algo nerviosa le pidió: papi, Ayúdame también con las braguitas. Con esta mano enyesada apenas puedo hacerlo.
Nico tomo aquella prenda por los laterales y la fue bajando poco a poco, viendo como apareció ante sus ojos, el añorado culito blanco y redondo de aquella joven que tantas veces le había apetecido ver. Tenía a la hija de su pareja completamente desnuda delante de él. La joven, al darse cuenta de su total desnudez, algo azorada, le dio la espalda. Ello dio la oportunidad al hombre de contemplar aquel hermoso trasero en todo su esplendor. Pensó, “joder tengo ante mis ojos ese culito añorado que tanto deleitaba a los hombres”. ¡Y no era para menos! Era un culito precioso, redondo, con unas nalguitas pronunciadas y bien formadas.
Su verga se revolucionó bajo el pantalón, emergiendo descaradamente. Deisy, pese a su ingenuidad, enrojeció al contemplar el destacado bulto del pantalón de su padrastro. Pese a todo omitió comentario alguno.
Al ver que Nico no se desprendía de su vestimenta, le preguntó: ¿me vas a duchar con tu ropa puesta? ¿Se te va a mojar toda?
Nico se dio cuenta que la joven le estaba proponiendo que también se desnudara para entrar con ella bajo la ducha. Fue consciente de lo que aquello podía ocasionar. Entrar desnudo junto a la joven, era temerario. Pero su morbosidad fue mayor que su propia cautela.
Comenzó a desprenderse de su ropa, dejándola sobre el inodoro, quedándose únicamente con un slip, donde ya se verificaba un bulto enorme. Pensó en desnudarse del todo, pero por temor no lo hizo.
Observó la mirada de la joven, comprobando como sus ojitos se abrieron como platos al contemplar el estado de excitación de su pene, el cual emergía totalmente empalmado, enfilado hacia delante, como si quisiera romper la tela del slip. Sin decirle nada Nico entró, situándose detrás de ella. Se colocó a su altura, viendo como su verga, aún envuelta en su slip, casi tocaba espalda de la joven. La diferencia de altura era manifiesta. No en vano, el hombre sobrepasaba el 1.85 de altura, por lo que la joven parecía una enana con referencia a su altura. Tomó el grifo, reguló el agua hasta que estuviera a la temperatura ideal.
Luego comenzó a esparcirle el agua por su cuerpo, evitando mojar su cabeza. El agua comenzó a descender por los hombros, y espalda de la joven. Luego tomó una esponja con un poco de gel, y comenzó a enjabonar los hombros y la espalda de la joven, para ir bajando hasta llegar a sus glúteos. Continuó la tarea por sus nalguitas, palpando por primera vez la suavidad de aquellas, introduciendo un poco la esponja por entre la abertura de los muslos de la joven, la cual se agitó ante ello.
Luego volvió ascender. La joven siempre le dio la espalda. Nico estuvo tentado de pedirle que se girara, pero al final se contuvo y comenzó a enjabonar el brazo que no tenía escayolado, para seguir enjabonado su parte delantera, alcanzando por primera vez los pechos de Deisy.
Tras unos primeros intentos, comenzó a enjabonar los mismos con movimientos suaves, de forma circular rodeando sus senos y luego bajó por su vientre, hasta llegar a su pubis. Como lo hacía con la esponja, al llegar a su entrepierna se retuvo. No sabía cómo iba a reaccionar la joven ante lo que iba hacer, pero decidido, dejó la esponja en el estante destinado a ello, y tomando nuevamente gel en sus manos, volvió a enjabonar los desnudos pechos de la joven, pero esta vez, directamente con sus grandes manos. Tomó los dos pechos en sus manos, los acarició suavemente, deslizando sus manos sobre aquellos con ayuda del gel, tocando sus pezones suavemente.
Deisy, jamás había sentido aquella sensación. Un estremecimiento recorrió su cuerpo ante los manoseos evidentes del hombre. La joven comenzó a excitarse, especialmente cuando observó como el hombre descendió y fue bajando hasta alcanzar su pubis. El nerviosismo de la joven se incrementó cuando sintió los dedos del varón meterse en su entrepierna, enjabonándole el pubis. Primero, sus vellos, hasta ir bajando, para alcanzar osadamente la entrada de la vagina.
Nico sabía que estaba entrando en un terreno peligroso. Pero, excitado, decidió pasar los dedos por toda la ranura del coñito de la misma. Era una temeridad, pero se encontraba sumamente alterado y ansiaba tocar el chochito de la nena.
Deisy no se esperaba aquello, por lo que al sentir los dedos de su padrastro en su vagina exclamo sorprendida y agitada ohhh.
-¿Te he causado daño? -le preguntó morbosamente Nico. Este completamente excitado había decidido ser más atrevido, y tocar la vagina de la hija de su mujer. Era una oportunidad única.
-No papi. No… ¡es que me dio … como un escalofrío, cuando me has tocado ahí! - le contesto, sin saber que decir.
-Bueno. ¡Pero también necesitas asearlo bien! Es uno de los sitios que hay que tener bien limpio, para evitar hongos. Le dijo descaradamente el hombre, mientras la continuó acariciando con su sus dedos, que pasó por toda la ranura del coño de la joven, viendo cómo ésta se agitaba, a medida que sus gruesos dedos abrían los labios vaginales y tocaban el interior de su coñito: Oh papi. no sigas … oh
Nico decidió no continuar para no alterar a la joven. Fue suficiente. Se dio cuenta que su excitación estaba al máximo. Decidió desistir y continuar enjabonándola por detrás. Paso su mano por las nalguitas, deslizándola con el jabón como si moldeara las mismas, logrando pasar sus dedos por encima del orificio anal de la joven, originando nuevamente que la joven gimiera al sentir el contacto de sus dedos con el mismo.
El hombre veía como la joven se revolvía ante el toqueteo de sus manos, por lo que continúo masajeando esas partes simulando que la estaba enjabonando. Volvió a subir masajeando sus pechos nuevamente, mientras osadamente, se acercó más a ella, con lo cual su verga (aun dentro del slip) colisionó con la espalda de la joven, obligando a aquella a dar un respingo.
Al principio Deisy se quedó como cortada. Era consciente de la empalmadura que tenía la pareja de su madre, y que estaba restregando su miembro contra su espalda. Eso intranquilizó a la joven. Nico, al darse cuenta, no quiso importunarla, por lo que tomó la regadera comenzó a limpiarle el jabón de su cuerpo. Mientras tomaba la regadera con una mano, con la otra limpiaba el jabón de la piel de la joven, volviendo a pasar toda su mano por los pechos de aquella, percatándome que los pezones de la joven se habían puesto en punta. Se dio cuante que Deisy cerró los ojos mientras le masajeaba sus pechos.
A medida que fue bajando, nuevamente su mano se introdujo por la entrepierna, diciéndole: Deisy abre un poco las piernas para que pueda “lavarte bien el chochito”.
La joven accedió, agitada, viendo como el hombre dirigía el chorro del agua hacia su vagina, al tiempo que varios dedos de su mano derecha volvían a pasearse por la ranura de su coñito. Los dedos del hombre abrieron descaradamente los labios vaginales, tocando con el dedo corazón parte de su clítoris. La joven reculó hacia atrás, colisionando con la verga de Nico que estaba totalmente empitonada. Oh papi..oh…
-tranquila Deisy. Recuerda que hay que asear bien el coñito.
Oh papi. pero es que. oooh exclamó aquella al sentir como el dedo varonil frotaba su botoncito, teniéndose que apoyarse sobre el hombre para no desfallecer.
Nico se dio cuenta que, de continuar, la joven se correría. Por ello decidió retirar su mano de allí, procediendo a retirar el agua, diciéndole: Bueno Deisy, mejor te seco ya.
La joven por primera vez se giró hacia Nico, con sus ojitos enrojecidos por la pasión. Había gozado sintiendo los dedos de su padrastro masajear su coñito. La joven tomó consciencia de que, si su padrastro hubiera seguido, hubiera terminado corriéndose.
Salieron fuera de la ducha, mientras aquel colocó una toalla pequeña en el suelo para que pudiera pisar con los pies mojados sobre ella, y tomando una toalla mayor la envolvió y comenzó a secarla.
Mientras le secaba sus pechos, esta vez de frente, le dijo: Ay que secarlos bien, y debajo de las axilas para evitar la aparición de hongos.
La tolla la pasaba por ambos pechos de la joven, para luego ir bajando. Nico decidió agacharse ante la joven, situándose delante de la entrepierna de aquella por primera vez. Agitado, contempló el pubis y la maraña de vellos que en cierto sentido tupian la entrada de aquella joven vagina. Tras secarlo un poco con la toalla, se concentró en los labios vaginales de la joven, observando que éstos eran de un color rosa.
La joven se mantuvo nerviosa, excitada y sin saber que hacer, miraba hacia abajo, observando el atrevimiento de la pareja de su madre, que en ese momento le estaba examinado su vagina. La agitación de la joven se incrementó cuando observó que el hombre retiró la toalla, y osadamente dirigió su mano a su vagina, volviendo a tocar abiertamente con sus dedos la ranura de su coñito. Nuevamente los gruesos dedos de aquel varón abrieron sus labios vaginales, y se pasearon por el interior de su raja. La exclamación de la joven no se hizo esperar: -oh papi… ohhh.
Esta vez, Nico fue más osado, y continuó pasando sus dedos por todo el coñito de la joven, viendo como aquella gemía, y se agitaba, abrazándose al mismo para no desfallecer. Logró concentrarse en el clítoris de la jovencita, viendo como fue suficiente para que aquella pronto, al joven alcanzara el orgasmo. oh ooooo sii papi…ooo
Tuvo que sujetar a la joven, para que no se cayera, ante las convulsiones de su cuerpo, mientras terminaba el ansiado orgasmo. Los espasmos de la joven fueron intensos, y sus gemidos se escucharon en toda la casa, mientras realizaba bruscas contracciones con su cuerpo.
Cuando por fin acabó. Deisy le miró. Mantenía sus cachetes enrojecidos por el orgasmo recibido. Nico percibió el gozo de aquella jovencita, quien por primera vez había alcanzado el orgasmos bajo la seducción de las manos de un hombre. La joven no hizo comentario alguno. Solo se quedó apoyada en el hombre durante unos instantes mientras se recuperaba.
Nico, llevo a cabo un término de espera, y luego, como si nada hubiera ocurrido la continuó secando. Esta vez se recreó en el trasero de la joven, abriendo las nalguitas de forma descarada, simulando que la estaba secando, mientras observaba orificio anal en toda su amplitud. “Joder Deisy, voy a tener que clavarte mi cipote por ahí”. “Ay nena estas buscando que papi te clave y lo vas a conseguir” se dijo para si el hombre con una evidente y notoria excitación.
Tras acabar, tomó las braguitas limpias, y se las coloco, para luego ponerle su pijama. La joven observó el cuerpo del hombre, con todo su slip mojado, que permitía apreciar claramente las dimensiones de su pene.
Cuando acabó, Nico le pregunto: -¿estas mejor?
La joven le sonrió, y dándole un beso en el cachete, mientras sonrojada por lo ocurrido, se retiró sin decirle nada. ¡Ni hizo falta que le contestara! La joven estaba alucinada con lo ocurrido. Había disfrutado con los dedos de su padrastro, y hasta se había corrido por primera en la manos de un hombre.
-¡Pero de esto ni una palabra a tu madre!. Le comentó Nico mientras la joven se retiraba.
-claro.
-