ni una palabra

carloscahero

Virgen
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Jun 11, 2007
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Lo que os voy a narrar sucedió el verano de 2006 durante los meses de julio y agosto.
Mi nombre es Eduardo, en aquella época contaba con 22 años, vivo en Valencia con mi hermano Alberto, dos años menor que yo, mi padre de 48 y mi madre de 43.
Esto es lo que sucedió exactamente:

Puesto que ya podÃ*amos valernos por nosotros mismos, mis padres se marcharon de vacaciones un par de semanas a un tranquilo pueblo de Asturias donde tenÃ*amos familiares lejanos que los habÃ*an invitado a alojarse en su casa.
Los primeros cinco dÃ*as transcurrieron con total normalidad; mi hermano y yo abusando de las horas de sueño, engullendo comida “basuraâ€�, chateando con los portátiles o viendo la tele hasta altas horas.
El caluroso y plácido mes de julio daba ya sus últimos coletazos cuando un imprevisto truncó lo que me quedaba de vacaciones; Alberto y yo salimos de fiesta el primer sábado que pasábamos sin mis padres, ambos bebimos bastante aprovechando que al volver a casa nadie estarÃ*a esperándonos para controlar nuestro estado y abroncarnos. El caso es que la bebida me jugó una mala pasada, pues caminando por el parking de la discoteca, los reflejos me fallaron y fui arrollado por un coche que, por suerte, no corrÃ*a a gran velocidad.
El resultado consistió en ambas muñecas fracturadas como consecuencia de un mal apoyo al caer al suelo tras el impacto del coche.
Genial, todavÃ*a tenÃ*a 10 dÃ*as más para disfrutar de nuestra libertad y todo se habÃ*a ido al traste por un estúpido accidente. Ahora debÃ*a permanecer un mes con los brazos inmovilizados sin poder valerme por mÃ* mismo.
A la mañana siguiente llamamos a mis padres para comunicarles lo sucedido. Mi madre se puso muy nerviosa y como acto reflejo quiso regresar rápidamente a Valencia para cuidar de mÃ* lo antes posible, pero por suerte entre mi hermano y yo logramos calmarla y la convencimos de que le pasara el teléfono a mi padre.
En definitiva, mis padres acabarÃ*an tranquilamente su periplo por Asturias y mi hermano me ayudarÃ*a en todo hasta que regresaran nuestros progenitores.
Y asÃ* fue, mi hermano me ayudaba a orinar, a defecar (contra su voluntad tuvo que limpiarme el trasero, obligado por mi padre), a ducharme, etc. No suponÃ*a ningún tipo de problema porque dos hermanos del mismo sexo y la misma edad ya se han visto desnudos en multitud de ocasiones y circunstancias. AsÃ* que esos dÃ*as me lo tomé con filosofÃ*a y me dediqué a vivir a cuerpo de rey, por cortesÃ*a de mi hermano.

Por fin llegó el dÃ*a en que mis padres volvieron a casa. Mi madre se adelantó apresurada para ver cómo estaba, llenarme de besos y comprobar en primera persona mi estado. No hacÃ*a más que preguntar:
- Pero hombre, ¿en qué estabas pensando?
- Mira mamá, son cosas que pasan, no lo des más vueltas.
- Bueno. ¿Te ha cuidado bien tu hermano Alberto?
- SÃ*, no me puedo quejar, se ha comportado como una auténtica niñera.
- Serás payaso – dijo Alberto.
- Ay hijo mÃ*o, mira que me has tenido preocupada.
- Venga mamá no seas tonta, además por teléfono ya te Ã*bamos informando cada dÃ*a.



Justo entonces entró mi padre cargado de maletas, por lo que mi hermano Alberto corrió a ayudarle.

Durante la comida estuvimos hablando de cómo se presentaba la segunda quincena de agosto, pues mi hermano debÃ*a irse de monitor a un campamento y mi padre volvÃ*a al trabajo. AsÃ* que ya no serÃ*a él quien me cuidase.
- Bueno Alberto, tu tienes que irte al campamento creo recordar – Dijo mi padre.
- SÃ*, me voy dentro de tres dÃ*as, justo cuando tú empiezas a trabajar. Lo siento hermanito, ya no podré cuidar más de ti, tendremos que contratar a alguien. – Apuntó Alberto.
- De ninguna manera, qué tonterÃ*a, no voy a dejar que una extraña se meta en la casa estando yo aquÃ* disponible. A mi chico lo cuido yo y punto. – Sentenció mi madre con gran convicción.
Mi padre, algo pensativo, acabó aceptando la propuesta.
Yo permanecÃ* callado, no habÃ*a caÃ*do en la cuenta de que mi madre tendrÃ*a que cuidar de mÃ*. Eso suponÃ*a que tendrÃ*a que ayudarme a todo.
En ese momento me sentÃ* algo confuso porque mi madre era una mujer que siempre me habÃ*a excitado un poco desde pequeño, con una tez bastante morena, unos ojazos negros y penetrantes, unos pómulos muy marcados, la nariz bien situada, casi ni un gramo de grasa gracias a su constitución, unas piernas largas acabadas en un trasero respingón pero bien puesto y sobretodo, lo que más me excitaba, unos pechos siempre bien escotados que me volvÃ*an loco cuando se ponÃ*a el bikini.
Incluso en alguna ocasión, hacÃ*a años, habÃ*a tenido una erección viéndola en la playa mientras yo me ocultaba dentro del agua.
Pasaron los tres dÃ*as bastante rápido con la inestimable ayuda de mi hermano Alberto, que gritó de alegrÃ*a tras limpiarme el trasero por última vez antes de irse al campamento.


AsÃ* pues empezó la nueva semana. Mi madre tenÃ*a por costumbre levantarse pronto para realizar las tareas domésticas e ir a comprar si era necesario. AsÃ* que sobre las 11h me despertó.
- Ey dormilón despierta que ya son más de las 11h.
Me incorporé, mi madre llevaba puesto una especie de camisón antiguo y sucio que utilizaba para limpiar y tenÃ*a el pelo despeinado, con lo cual no estaba demasiado sexi. Me puso un pantalón corto y fuimos al cuarto de aseo.
- Bueno, vamos a lavarte la cara y después supongo que querrás hacer pis.
- SÃ*, la verdad es que sÃ*. – Dije todavÃ*a adormecido.
- Vaya, vaya asÃ* que voy a verle el pene a mi chico después de tantos años eh.
Apenas hice caso a sus palabras porque aún no estaba del todo despierto.
Me lavó la cara y fuimos al wc, levantó la tapadera y sin pensarlo dos veces me bajó los pantalones y los calzoncillos hasta los tobillos, se quedó un instante contemplando mi flácido y adormecido pene, lo agarró con su mano derecha y lo enfocó hacia la taza del wc.

- Muy bien hijo, ya está, el problema será cuando quieras hacer caca. – Dijo jocosamente mientras agitaba un poco el pene para escurrir las últimas gotas.
Ese momento no tardó en llegar, fue justo después de la comida y no supuso muchos problemas, pues mi madre ya estuvo cuidando a su suegra durante un año antes de que ésta muriera.
Aquel primer dÃ*a todo trascurrió sin ningún problema y mi madre y yo conversamos fluidamente como solÃ*amos hacer siempre, con total naturalidad.

A la mañana siguiente nos levantamos temprano para ir a la revisión médica, la verdad es que estaba más adormecido que nunca porque tuve que levantarme a las 8h de la mañana, asÃ* que mi madre me ayudó a orinar y acto seguido me duchó sin mayores consecuencias.
El médico confirmó que debÃ*a continuar asÃ* al menos diez dÃ*as más, tal y como estaba previsto.
Aquel dÃ*a, al caer la tarde, todo cambiarÃ*a su rumbo. Como estaba cansado del madrugón decidÃ* echarme una buena siesta, de al menos tres horas.
Mientras tanto, mi madre salió al jardÃ*n a tomar el Sol, cosa que hacÃ*a siempre que tenÃ*a oportunidad. Sobre las siete de la tarde, cuando el Sol bajaba su intensidad, entró en la habitación a despertarme.
- Vamos Edu cariño, que ya es hora creo yo eh – Dijo en tono divertido.
Cuando abrÃ* los ojos pude comprobar que lucÃ*a un bikini blanco en contraste con su piel tostada que resaltaba sus pechos de forma sugerente. Esto hizo que mi polla se despertase levemente, poniéndose un tanto morcillona tras los pantalones.
- ¿Tienes ganas de mear hijo?
La verdad es que me estaba meando encima, asÃ* que no di importancia a mi leve excitación y accedÃ*.
- SÃ* mamá, lo cierto es que me meo mucho.
- Bueno Edu, pues vamos al baño entonces – Dijo dulcemente.
Me lavó primero la cara y eso hizo que me despertara bastante, notaba la tostada piel de mi madre ardiendo cuando rozaba conmigo, cosa que, añadida a al contoneo de sus pechos y su intensa mirada, mantenÃ*an mi pene semi-erecto.
- Bueno pues vamos a bajar esto – Murmuró mientras agarraba el pantalón y lo deslizaba hacia abajo. – Y ahora esto otro … - Continuó susurrando para sÃ* misma como si se tratara de algo ya habitual.
Pero al bajar mis calzoncillos se percató de que algo habÃ*a cambiado.
- Uy Edu hijo, esto ya no es lo de antes eh, esto a crecido un poco … – Dijo divertida.
- SÃ* mamá, perdona, ya sabes que a veces los chicos nos levantamos asÃ* …
- No pasa nada hijo mÃ*o, no me voy a asustar a estas alturas.
Cuando se disponÃ*a a agarrar mi engrandecido miembro se escuchó un sonido metálico provinente del suelo.
- Vaya hombre, justo ahora va y se me cae un pendiente, espera un momento Edu cariño, voy a buscarlo en un momento.
- Mira mamá creo que es eso de ahÃ*, al lado del wc – Le indiqué.
En ese momento mi madre se agachó a recoger el pendiente, ofreciéndome una perspectiva maravillosa de aquel par de tetas que parecÃ*a querer salir como un resorte del bikini que las tenÃ*a apresadas.

- Ya lo tengo cariño, espera que me lo ponga. – Dijo ella, manteniéndose agachada.
Durante esos diez o quince segundos no pude apartar mi vista de aquel bikini blanco y aquellas tetas a punto de reventar, por lo que, sin que mi madre pudiera percatarse y sin que yo pudiese remediarlo, mi pene se puso completamente erecto (medÃ*a casi 19 cm) con el glande apuntando a la tapa levantada del wc.
- Bueno esto ya está – Dijo mi madre mientras se reincorporaba.
Y al girarse de nuevo hacia mÃ* con intención de incorporarse de nuevo, su nariz chocó directamente con mi glande, a lo que mi madre reaccionó rápidamente.
- ¡Pero Edu hijo! ¡Dios santo! ¿Qué te ha pasado? – Preguntó sorprendida, sin apartar su mirada de mi polla tiesa.
- …Mamá lo siento, no, no sé … - Dije sin apenas poder articular palabara.
- ¡Ostras nunca habÃ*a visto nada igual! – Dijo riéndose, cosa que me tranquilizó.
- Es que, máma, yo… perdona pero es que llevo casi quince dÃ*as sin …
- Pero Edu cariño, ¿Llevas 15 dÃ*as sin eyacular?
- Claro mamá, si no puedo usar los brazos … y no era plan de pedÃ*rselo a mi hermano como comprenderás. – Acerté a explicar.
Mi madre, aún sin apartar su mirada de mi miembro erecto, se quedó como absorta durante unos segundos. Hasta que ya logró articular palabra.


- Ya veo ya, pero hijo, esto es dos veces como la de tu padre…
Esas palabras me dejaron atónito y aún me excitaron más si cabe.
- ¿Por qué se te ha puesto asÃ* si ni tan siquiera te la habÃ*a toado aún?
No supe que contestar, pero dado mi grado de excitación decidÃ* decir la verdad.
- Buf mamá, uno no es de piedra, tantos dÃ*as sin poder pelarmela … y bueno te he vsito con ese bikini y encima te has agachado, ya me entiendes.
- Vaya vaya asÃ* que la culpable soy yo eh, madre mÃ*a si lo se me pongo una camiseta hijo mÃ*o, pero lo hecho, hecho está. Pues nada, esperaremos a que se te baje ese monumento que tienes ahÃ*.
La verdad es que aquello ya no se bajarÃ*a por mucho que ambos lo deseáramos con todas nuestras fuerzas.
En ese momento sonó el móvil y mi madre salió un momento del baño para atender la llamada. Tras unos tres minutos de conversación regresó.
- Bueno ¿ya se ha relajado eso o qué? – Dijo mientras atravesaba la puerta.
- No mamá, esto sigue igual.
- Uff no debe de ser muy bueno aguantar asÃ* tanto tiempo y menos después de quince dÃ*as.

Lo cierto es que empezaban a dolerme los testÃ*culos con tanta retención de lÃ*quidos.
- La verdad es que no mamá, porque me duelen bastante los testÃ*culos.
- A ver, déjame ver – Y se agachó de nuevo para palparlos con su mano izquierda.- ¿Te duelen? – Preguntó.
- SÃ* mamá me duelen – Dije yo, todavÃ*a más excitado que antes pero disimulándolo.

Los masajeó un poco pensando que eso me calmarÃ*a algo, pero surtió el efecto contrario.
- ¿Qué es ese olor? – Preguntó curiosa.
- ¿Qué olor mamá? – Pregunté yo algo confuso.
En ese momento acercó su nariz hasta mi glande y lo olió durante unos instantes.
Yo estaba ya fuera de mÃ*, mi madre estaba agachada delante de mÃ*, con unas tetorras que deseaban salir del bikini y olfateándome el pene como si fuese una perra.
- Uff menudo olor a polla hijo, déjame ver – En ese momento cogió mi prepucio con la mano izquierda y lo retiró hacia atrás todo lo que pudo.
- ¿Qué haces mamá? Pregunté yo con un hilo de voz.
- Pues ver por qué huele tanto a polla hijo mÃ*o. – Contestó perdiendo la finura por completo. – Tienes restos de semen por aquÃ*, voy a limpiarlos un poco.


Al parecer alguna gota de lÃ*quido preseminal debió escaparse mientras dormÃ*a.
Quitó lo que pudo con el dedo y la uña, lo olió como un acto reflejo y se limpió con un trozo de papel higiénico.
- Bueno aquÃ* todavÃ*a queda un poco … - Prosiguió mi madre.
Entonces se escupió en la mano y se ayudó de la saliva para terminar de limpiarlo todo.
- Creo que ya está Edu. Bueno a ver si puedes hacer pis.
- Bueno… - dije yo sin poder articular palabra apenas.
Me alejó un poco del wc, apuntó mi pene hacia la taza como pudo y esperó casi un minuto. Pero nada, ni una gota, mi miembro estaba demasiado excitado como para miccionar en esas condiciones.
- Carai hijo, parece que si no bajamos eso no vas a poder.
- No lo creo mamá, la verdad es que asÃ* es imposible.
Se quedó pensando un buen rato mientras contemplaba un rabo de 19 cm apuntando al techo que habÃ*a sido excitado por ella misma.
- Creo que no hay otra solución más que …
- ¿Qué mamá?
- Pues que tendrá que ayudarte yo – Dijo algo dubitativa. – Pero ni una palabra de esto a tu hermano y a tu padre, porque …
- Claro que no mamá- Dije yo, en el séptimo cielo después de escuchar a mi madre.
- Bueno hijo, pues manos a la obra, no hay otro remedio. Pero recuerda que esto nunca ha sucedido.
- Claro mamá, traquila.
Se colocó de pie a mi derecha, pasó su brazo izquierdo sobre mi cintura para coger más fácilmente mi polla con su mano derecha. En ese momento se le aceleró la respiración y la mano le temblaba un poco.
- Joder Edu cariño, no se de quién has sacado tú todo este pedazo de pene. – Dijo mientras la agarraba con toda su mano.
Entonces, más agitada todavÃ*a, comenzó un suave movimiento de vaivén que acabó por hacerme perder completamente la cabeza.
- ¿Te hago daño hijo? – Preguntó entre suspiros
- No, no, sigue asÃ*, está muy bien – Contesté yo totalmente evadido.
En un momento de excitación máxima giré mi cuello levemente para contemplar las tetas de mi madre y, para mi sorpresa, comprobé que tras el bikini blanco, sus pezones estaban completamente erizados. Esa visión me obligó a dejar escapar un suspiro de placer. Mi madre se dio cuenta de la circunstancia, pero ella también estaba algo desbordada por la situación.

- Edu, veo que te gustan mis tetas ¿verdad? – Preguntó sin dejar de pelármela con suavidad.
- SÃ* mamá, lo siento, pero la verdad es que me ponen mucho.
- Bueno, ya que hago esto voy a hacerlo bien para que lo disfrutes, pero solo lo haré esta vez, nunca más. ¿De acuerdo hijo?
- SÃ* mamá sÃ*, estoy de acuerdo – Dije ya sin apenas poder hablar.
Entonces cerro la tapa del wc y se sentó sobre ella. Acto seguido desbrochó su bikini blanco y lo lanzó al suelo. En ese instante sus dos tetas quedaron en libertad mirando fijamente hacia mi glande, con los pezones más duros que habÃ*a visto en mucho tiempo.
- Acércate Edu, ven con tu madre. – Me indicó.
Me acerqué tal y como me habÃ*a indicado, con mi polla apuntando a sus dos melones.
Mi madre la cogió con ganas y escupió sobre ella, cubriéndola de saliva. Entonces la colocó entre sus tetas y comenzó a hacerme una excelente paja cubana.
Era increible, mi polla subÃ*a y bajaba entre aquellas dos delicias de la naturaleza, perfectamente lubricada. Además, dado el tamaña de mi miembro, mi madre aprovechaba el movimiento de subida para dar algún lametazo cuando mi glande asomaba hacia arriba.
- ¿Te gusta Edu?, ¿Te gustan las tetas de tu mamá?
- Mamá … sigue por favor.
Mi madre estaba también muy excitada, la situación la habÃ*a superado hacÃ*a ya tiempo.
- Cariño hacÃ*a mucho que disfrutaba de esta manera, ya sé que no está bien pero este pollón que tienes me ha vuelto loca y hoy quiero disfrutarlo por primera y última vez.
- Mamá, me voy a correr.
Se avecinaba una corrida monumental tras casi quince dÃ*as sin masturbarme.
- Uf hijo, tÃ*ralo todo mi amor, tÃ*ralo todo en las tetas que tanto te gustan.
Mi madre separó mi pene de sus pechos y lo empuñó de nuevo con su mano derecha, lo apuntó hacia sus tetas y aceleró el ritmo de la paja.
- Vamos hijo, quédate a gusto, córrete en mis tetas, vamos cariño- Mi madre estaba completamente fuera de sÃ*, como jamás la habÃ*a visto.
- Ya voy mamá, me corro, me corro mamá.
No pude evitar meterle la lengua en la boca segundos antes de eyacular, pero no opuso ninguna resistencia, es más, pareció disfrutar tanto o más que yo.
- SÃ* Edu, sÃ*, vamos, vamos cariño.
En ese momento sonó el móvil que estaba encima de la cisterna del wc.
- Tranquilo Edu, déjalo que suene, déjalo y correte tranquilo. – Reaccionó mi madre.
Pude acertar a ver la palabra “Héctor� en la pantalla, es decir, mi padre estaba llamando mientras yo estaba apunto de correrme en las tetas de mi madre.
- Ya mamá, ahora si, ahora sÃ*
Justo tras decir esto chorros de semen salieron disparados de mi pene, principalmente cubriendo de blanco los morenos pechos de mi madre, pero también le llegó algo de semen a la cara y también bañó gran parte de su mano derecha. Aquello no paraba de emanar semen caliente y mi madre miraba extasiada cómo aquellos chorros inundaban su piel ennegrecida.
Yo, con los ojos en blanco, pude por fin acabar la corrida.
- Dios Edu, uf, como me has puesto cariño
Y se introdujo mi glande en la boca, cosa que aún no habÃ*a hecho, para extraer hasta la última gota de esperma.
- Ya está mi amor, ya está, mira como me has puesto con semejante corrida – Dijo con una sonrisa pÃ*cara.
Yo estaba en la gloria, todavÃ*a no habÃ*a entrado en la realidad nuevamente.
Mi madre se levantó me dio un beso en la frente y se limpió con una toalla.
- Hijo, ¿Ya estás mejor?
- Dios mamá, es increÃ*ble, que sensación tan grata, no puedo ni definirla.
- Tranquilo hijo, sólo querÃ*a ayudarte, me alegro que estés bien ahora.
Entonces por fin pude orinar también con la ayuda de mi madre.
- Bueno Eduardo, has disfrutado mucho y yo también, pero cariño, por el bien de toda la familia, esto nunca ha sucedido, recuérdalo por favor.
- SÃ* mamá, nunca olvidaré esto que has hecho por mÃ*, pero jamás saldrá una sola palabra de mi boca.
- Eso es hijo, esa boquita cerrada – Dijo mientras me daba un suave pico.


Los dÃ*as restantes fueron extraños, nos mirábamos de otro modo, nos sonreÃ*amos de forma pÃ*cara, pero ambos sabÃ*amos que nunca volverÃ*a a suceder.
 

C10Z

Virgen
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muy muy bueno... se agradece
 

pelenchin

Virgen
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Buen relato pero le falta un pedazo eso no queda asÃ* en una sola vez
 
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