Mundo oculto

Pipsqueak

Virgen
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Jun 7, 2019
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El mundo está lleno de sorpresas, de situaciones ocultas, de juegos perversos, de momentos únicos, casi irreales, pero que cuando suceden hay que aprovecharlos. Y este es uno de esos casos, el cual comenzó hace 1 mes y que término de consumarse ayer, bueno, hoy, entre anoche y esta mañana.
Todo empezó, como he mencionado antes hace dos meses, cuando tras una noche fallida de sexo decidí, tras mucho tiempo sin entrar, volver a conectarme en esa página de contactos un poco diferente. La página en cuestión se llama ALT, y versa sobre personas, parejas, con gustos y, o. preferencias sexuales particulares. Relaciones BDSM y estilos de vida alternativos. Así se describe la página en cuestión, y en ella, la sumisión, el Bondage, y demás roles se unen con aquellos que buscan participar en tríos, o los buscan, amén de otros modos de entender el sexo, el erotismo, el morbo, la lujuria y cualquier otra manera de excitación sexual.

Así pues, volví a entrar en ese lugar, que en momentos anteriores había producido grandes éxitos y experiencias nuevas, en busca de nuevas y refrescantes experiencias con gente desconocida. Tras reactivar mi perfil y estar curioseando los perfiles cercanos a mi ubicación, y los no tan cercanos, salto un aviso. “que rapidez”, pensé al ver el número 1 en el símbolo del sobre. Unas veces se tarda tiempo en que alguien te dé un toque, o un guiño, y hoy, a las dos horas de reactivar mi perfil ya tenía un mensaje.
El mensaje en cuestión era de una pareja, AmoySumisa37, así se hacían, hacen llamar. Su foto de perfil era de lo más elocuente, la mujer, atada de pies y manos a la cama, con las piernas bien abiertas. Sin duda una clara idea de lo que querían, o de cuáles eran sus gustos. Mi polla, reacciono al instante ante tal imagen, y a pesar de que era un poco pequeña y los detalles no se veían bien, se puso a hincharse y a ponerse bien dura. Abrí su mensaje, “Buena polla para que mi mujer te la comiese.”. Un mensaje directo al grano.

Como podrán adivinar, mi foto de perfil era mi polla dura, erecta y con alguna gotilla derramándose por el glande. Mi mensaje de respuesta fue, “Seguro que tu mujer se la comería muy a gusto si tú le dejas”. Sin duda que la cosa podía prometer, y mientras esperaba si respondía, me dedique a ver con más detenimiento su perfil y alguna foto que tenían puesta aparte de la de su perfil. Menuda hembra que calzaba, con su lencería negra, marcándole bien esa figura algo regordeta, con sus pechos grandes y con un coño bien jugoso al que poder amarrarse uno.
Los minutos fueron pasando, y como no recibía mensaje, me dedique a disfrutar de esas 3 fotos que tenían en su álbum, y pensando cómo debía saber ese cuerpo en plena lujuria sexual con su marido. Mi mano pronto se empapo de esas gotas seminales que por mi glande salían, y que tan bien lubricaban mi falo completamente duro. Y como suele pasar, en plena faena es cuando entra el mensaje, así que mi mano embadurnada soltó mi rabo y fue hacia el ratón, el cual quedo impregnado por el sudor que mi mano transportaba y le di al click de apertura... “Ya te digo que sí, y yo viendo cómo te la come”, Uff, su mensaje me puso bien cerdo, y bien caliente, imaginándome a su mujer comiéndome la polla, mientras su marido lo estaría viendo. El resto del mensaje era su correo, para que charlásemos más fluidamente por Email.

Así raudo y veloz, abrí mi correo y le envié un mensaje a su dirección, “Soy el chico de ALT, con ese pedazo de mujer que tienes no lo dudo, seguro disfrutarías viendo como su boca se traga mi polla”. Su respuesta inmediata, “Pues imagínate como sabrá su coño”, a lo que lo acompaño de una foto del coño de su mujer bien abierto. Pedazo de coño, completamente rasurado y mirándolo fijamente en la foto, este te podía decir, “Estoy de rechupete, cómeme hasta saciarte”. Mi polla, ante esa imagen segregaba salivación con un gusto enorme, empapándome la mano y escurriéndose el sobrante entre el tronco y la palma de mi mano.

Sin darme tiempo a contestar recibí otro correo suyo, en el cual venía acompañado de una foto del culo de su mujer bien abierto y en pose de perrita con el culo en pompa, y con el siguiente texto, “Mi mujer es mi perrita y si se porta bien dejare que te la folles”. Uff, me estaba poniendo a cien, a mil con su foto y con sus palabras. Mi respuesta no tardo en producirse y fue, “Pedazo de perra que tienes, menuda lechada que le dejaba en su coño, a ver si se porta bien y me la dejas follar”.

Pasaron los minutos y recibí un nuevo mensaje suyo, “Disfruta de este video y manda después la lechada que le darías a la perra de mi mujer”. Menudo video, 5 minutos de duración con su mujer, bien abierta de piernas, con el coño en primer plano y el azotándoselo un poco y metiéndole el mango por él. Que decir que mi polla gozaba con semejante escena y que por mi glande no dejaba de salir líquido seminal. Mi mano, hipnotizada por esos golpes de fusta en el coño se movía a ritmo constante, produciendo que la tensión en los huevos aumentara hasta el éxtasis. Así, tras el primer visionado empecé con el segundo, y para el cual, me deje preparada la cámara del móvil para grabar el momento de la lechada. Mi polla sudaba extasiada de placer, y mi mano, embadurnada con tanto líquido pringoso se deslizaba de maravilla en toda su longitud. Así, con esos movimientos y con esa tensión acumulada empecé a notar que el momento de liberar el semen estaba cerca, con lo que solté mi polla, y con esa mano embadurnada cogí el móvil, y empecé a grabar.

Mi polla dura, empapada, chorreante, sacudida por mi mano izquierda, mientras mi glande apuntaba a la pantalla del portátil con el video reproduciéndose. El coño de esa perra siendo fustigado por su marido oyendo esos gemidos de gusto que soltaba la mujer, así grabando mi polla de esa manera, apuntando directamente a ese coño, empecé a correrme, comencé a soltar y a soltar arcadas de leche fresca, cada palpitación de mis huevos era un chorro de leche caliente hacia la pantalla del portátil y hacia su coño fustigado y con cada palpitación más leche embadurnaba la pantalla, embadurnaba ese coño y se deslizaba hacia abajo poniendo perdido el teclado de mi semen.
Pedazo de corrida que había grabado. Espero que le gustara y que viera la cantidad de leche que le entraría en el coño a su mujer si me dejaba follarla, con lo que me dispuse a enviárselo con el siguiente texto, “espero que su coño lo trague todo si dejas que me la folle”. Así, con mi polla en retroceso y menguando en su tamaño le di a enviar, aguardando su respuesta, no tardando mucho en recibir un nuevo correo suyo, “Vaya soltada, a mi perra le ha gustado”, “Nos vamos a dormir con el cuerpo caliente, hablamos otro día”, y así con ese mensaje la conservación quedo concluida.

Sin duda que la noche, de alguna manera había sido fructífera, a las 2 de la mañana mi polla estaba pringosa, embadurnada con leche tras una excitante conversación por correo. Quién sabe si esa pareja volvería a contactar, pues es lo que tiene a veces ese tipo de páginas, que sirve para distraerse, para ponerse cachondo conversando con desconocidos, peor que muchas veces no fructifican en algo más. Pero bueno, en todo caso el tiempo lo diría, y vaya si lo hizo, pues a los días la pareja volvió a mandar un mensaje con foto incluida. La foto era muy, muy explícita, la mujer, con las manos atadas, arrodillada y chupándole la polla a su marido. Excitante, morbosa foto sin duda. Su rostro no se veía, no se apreciaba, pues llevaba una máscara, que le cubría casi todo su rostro y que solo dejaba ver desde la boca a la barbilla.

Desde ese día empezamos a conversar de forma habitual. Ellos mandaban fotos, fotos de ella, sumisa, resignada a esos deseos de su amo, en todo tipo de poses, con ese cuerpo maduro ardiente de complacer a su amo y marido. Su lencería era amplia, provocativa, sensual, llena de lujuria y provocando el pecado carnal a más no poder. Sus poses tumbadas en la cama eran demoledoras, con sus pechos al descubierto, con unas tiras de cuero en forma de sujetador que dejaban el pezón al aire, listo para ser mordido, lamido y degustado. En otras permanecía de pie, atada y con un bozal en su boca, mientras su amo la azotaba, o le introducía un pollon de silicona por su coño. Un sinfín de escenas, posturas y actitudes de sumisión por parte de ella.

El marido siempre preguntando que le haría, como se lo haría, calentando las conversaciones, calentándome la polla entre imaginación e imaginación de todo aquello que hablábamos. Sin duda un juego que cada vez iba en aumento, cada vez tenía más ganas de poder follar con esa hembra, que su marido me dejara follarla mientras el miraba o nos acompañara, daba igual la formula, la cuestión era poder disfrutar de ese amo y de su sumisa mujer.

A él, eso le excitaba, exhibir a su mujer frente a desconocidos, ya fuera por fotos, videos, o de forma presencial. Y tras varias semanas así, entre mensajes y mensajes un día se animó. Me pregunto si la querría follar, que me dejaba a la perra de su mujer para que me la follara, y mientras el, estaría mirándonos y viendo como la perra de su mujer cogía con un desconocido. Mi respuesta fue un Sí rotundo, y quede, como se suele decir, a su disposición, para cuando el gustara de ello. El, el marido, pues no me había dicho su nombre, ni el suyo ni el de su mujer, me comento que si aceptaba unas normas, unas condiciones podrían follarme a su mujer el fin de semana que estaba por llegar.

Las normas eran sencillas, discreción total, para lo cual todos llevaríamos algún tipo de mascara, no querían que yo conociese sus caras, sus rostros, y ellos conocer el mío. La excitación de desconocidos les ponía mucho, y en ningún momento querrían saber con quién follaban. Otra condición, en correlación con la anterior es que no podría hablar, tenía que permanecer callado en todo momento, solo el, el marido podría hablar, para indicar a su mujer que hacer o como hacer las cosas, y para indicarme lo que yo le debía de hacer a su mujer, aunque eso sí, me indico que tendría carta blanca para hacerle lo que yo quisiera, pero que si en algún momento, él quería ver hacer algo, que me lo diría y que en cierto modo lo tenía que hacer, que era el amo.

Sus condiciones me parecieron bien, y las acepte sin problemas, sin conocernos y sin hablar, solo follar a su mujer, quien diría que no ante tal plan. El lugar del encuentro me lo dirían la noche del sábado, en el último momento, para evitar, digamos sorpresas de que me presentara antes de la hora y los viera sin mascara. Así, con las condiciones ya puestas solo quedaba esperar a ese día, al sábado por la tarde noche en que me dijeran la dirección de nuestro encuentro sexual. Así pues solo me restaban dos cosas por hacer, comprarme una máscara y esperar al día. Tras 4 días sin saber de ellos llego el viernes, y a las 8 de la noche me mandaron un mensaje con la dirección, indicando que fuera a las 10 a un chalet de las afueras, que ellos ya estaban, pero que me presentara a las 10, así ellos podrían preparar el encuentro, y que cuando llamara a la puerta de chalet fuera ya con la máscara puesta, para así cumplir una de las condiciones del encuentro.

Por fin llegó la hora del encuentro, había acudido a la dirección con bastante tiempo de adelanto, pero sabía que hasta las 10 no podría entrar, tal y como habían dicho. Las ganas, las ansias por ese momento aumentaban a medida que pasaba el tiempo hasta la hora. Mi mente pensaba que locuras, que momentos iba a deparar la noche con esa pareja de desconocidos. En cierta manera andaba también nervioso, pues uno nunca sabe cómo van a salir las cosas y si puede haber algún problema en el momento de estar follandose a esa perra sumisa, si con toda esa excitación, con todo ese momento de lujuria, rompería esas simples normas o condiciones, y una frase en plena efervescencia lo echase todo a perder.

Las 10 de la noche, por fin eran las 10, tome aire, agarre mi mascara, recién comprada el día anterior, de color negro, la cual me cubriría todo el rostro dejando solo apertura para los ojos y boca. Así pues, salí del coche y me fui acercando al chalet, y casi llegando, volví a coger aire y me puse la máscara, cubriendo por completo todo mi rostro. En mi cabeza pensé, “espero que ningún vecino me vea y piense que soy un ladrón”. Acto seguido llame al portero de la puerta de entrada al jardín. Segundos después se oyó por el portero, “Ahh, eres tu pasa”. Así, una vez dentro del terreno me dirigí a la puerta de entrada del chalet, con mi mascara negra puesta y llave al timbre. La puerta se abrió, y allí estaba el marido, con su máscara cubriéndole parte de la cara, cabeza y ojos, para ser exactos, diciéndome a tras abrirla del todo, “Buena mascara llevas, mi mujer te está esperando en el cuarto”.

Me quede helado, no sabía cómo reaccionar, a pesar de la máscara que llevaba lo reconocí, la persona con la cual había estado conversando por correo, a la cual había conocido por la página de contactos, la que me había estado enviando fotos de su mujer, la que me preguntaba cómo iba a follarme a su mujer, era, ¡era mi cuñado!, la persona desnuda, en actitud sumisa, deseando ser follada, era mi hermana. Me quede medio paralizado por la sorpresa, por el sorpreson, nunca hubiera imaginado que mi cuñado y mi hermana les fuera este rollo.

.-Bueno, ya sabes las normas, nada de quitarse la máscara y nada de hablar, pasa y follate a mi mujer.

Uff, mi cuñado, con mi mascara no me había reconocido y me estaba invitando a que me follara a su mujer. Sus palabras resonaban en mi cabeza, follarme a mi propia hermana, ¿sería capaz? No sabía qué hacer. Mi polla, he de reconocer que se puso dura, se excito con la idea de follar a mi hermana, pero por otro lado era mi hermana, Uff, que dilema, que hacer, que no hacer, así, que en esos segundos de incertidumbre, en que mi cabeza iba pensando cosas, resulto que de forma inconsciente había llegado al dormitorio. “que te parece mi perra, esperándote para que la folles”, dijo mi cuñado sin saber quién era yo.

La imagen era excitante, morbosa, lujuriosa, sin duda pecaminosa, y con una carga sexual tremenda. Tumbada en la cama, su mujer, atada, con las manos atadas al cabecero de la cama, con una máscara de conejita, con sus orejas puntiagudas, cubriéndole la mitad del rostro y totalmente espatarrada, esperando a ser follada por mí. Menudo panorama, mi hermana con el coño abierto, esperando ser follada por un desconocido, completamente desnuda a merced de un desconocido. Y ante semejante estampa, mi polla se endurecía más y más, aprisionaba mi pantalón queriendo salir. Como desaprovechar aquel momento. Una hembra, sumisa, a mi disposición para ser follada mientras es observada por su marido. Que más daba que fuera mi hermana, el dilema de antes quedo en nada, me la iba a follar, me iba a follar a su mujer, a mi hermana.

Mi cuñado se sentó en un sillón al lado de la cama, empezándole a decir obscenidades a su mujer, “Prepárate perra para que te follen”, “gózalo puerca”, sin una muestra de lo que le decía para provocarla mientras yo me desvestía y me quedaba completamente desnudo. Mi polla tiesa empezaba a mojarse. Mi cuñado, me incitaba a metérsela en la boca. Yo, pensando que igual mi hermana me reconocería, empecé a manosearle los pechos, a meterle mano a esas tetas suyas con un poco de temor.
Mi hermana empezó a gemir un poco mientras mis dedos le pellizcaban sus pezones, mientras mis manos le sobaban bien su talla 100 de pecho. El hecho de que ella tampoco me reconociera con la máscara puesta, me dio alas, y haciendo caso a las palabras de antes, le metí mi polla en su boca, a lo que ella empezó a chuparla y a lamerla. Mi excitación aumentaba más y más, por el hecho de que ese marido estuviera sentado en el sillón viendo como su mujer me la chupaba, y con el hecho agravante de que ella era mi hermana. Sin duda que ello le daba un plus superior al morbo y a la excitación.

En esa posición de tumbada, mi hermana me chupaba la polla como podía, sin poder utilizar las manos para sujetarla era su cuello, el que hacia todo el esfuerzo, y menudo esfuerzo, no imaginaba que la chupase así, sin duda se había comido, muchas, muchísimas d esta manera para dominar esa postura. Mi cuñado, en esas seguía mirándonos, sin perderse ningún detalle de cómo me la chupaba, y diciéndole de vez en cuando alguna de sus guarradas de antes. Sin duda, esas frases le excitaban, se excitaba al decirlas, y poco a poco se iba desabrochando la cremallera y su polla dura, erecta y mojada se dejaba ver.

Mi polla empapada por la saliva de mi hermana, su boca llena de mi líquido preseminal, menuda mezcla tenía en su garganta y en esas su marido, mí cuñado, levantándose con la polla dura y golpeándole el coño con ella. “Así puta, comete esa polla, disfrútala, complace a tu amo”, eran las frases que le decía mientras le golpeaba el coño son du polla, lo que hacía que se pusieran ambos muy cachondos, pues la respiración de mi hermana aumentaba y los golpes de mi cuñado con su polla eran más fuertes, sin duda la estaba azotando con su polla.
“ahora cómele este coño empapado”, fueron las palabras, tras la larga mamada que me estaba haciendo mi hermana, que mi cuñado dijo. Aparto su polla del coño, dejo de golpearlo y mientras se iba desnudando insistía, “cómele el coño hasta que se corra la muy guarra”. Menudas palabras, con una carga sexual, con una carga de dominación increíble, nunca hubiera pensado eso de ellos dos, para que luego digan que se puede conocer bien a la gente. Pedazo de coño que tiene mi hermana, si en las fotos que había mandado con los correos ya se apreciaba como era, el estar a milímetros, lamiéndoselo, comiéndoselo era aún mejor. Tierno, jugosito, con sus labios colgando, con esa facilidad en abrirse y en alcanzar con la punta de la lengua su clítoris, y completamente empapado con ese fluido vaginal que desprendía. Mi boca no daba abasto en sorber, chupar, tanto volumen, tanto de coño como de fluido, el cual se le escapaba entre los muslos.

Y así, mientras yo le devoraba el coño, el, totalmente desnudo le envistió la boca, le metió la polla en la boca de forma brutal, y empezó a follarsela como si fuera el mismísimo coño. Con cada clavada de esa polla, una arcada atravesaba y desencajaba la cara de mi hermana, era tan fuerte y con tanta profundidad que le costaba coger aire, y mientras yo seguía jugando con su coño, metiéndole los dedos, lamiéndole el clítoris, mordiéndole los labios vaginales, el, mi cuñado, le insertaba una y otra vez su polla hasta la garganta. Al final, logro lo que pretendía, que ella se corriera en mi cara. Tremenda corrida tuvo mi hermana en mi cara, me dejo toda la máscara empapada de sus jugos, con tanta cantidad que podía notar como traspasaba la tela y alcanzaba mi cara, como mis mejillas y mi barbilla quedaban impregnadas de sus fluidos vaginales.

Caliente, cachonda, excitada, cualquier calificativo sobre cómo estaba mi hermana en esos momentos era poco, su cuerpo palpitaba, su coño se contraía y contraía tras ese primer orgasmo, en esos momentos solo quería follarla, meterle mi polla en su coño y follarmela a saco. Y así lo ice, Podía hacerle lloque quisiera, palabras textuales en uno de los mensajes de correo, así, que con la polla de mi cuñado en su boca, empecé a dirigir mi polla, dura y jugosa hacia el coño de mi hermana, la sumisa, la perra de su amo, la que se dejaba follar por un desconocido, y de esa manera, excitado por el morbo se la clave, le metí la polla hasta el fondo a mi hermana.
Que placer era sentir su coño húmedo al recorrido de mi polla. Oír, como mis huevo s golpeaban sus labios vaginales, oír ese choff choff de sus fluidos al metérsela hasta el fondo, así, empalándola, clavándole la polla mientras, de nuevo, su marido, se limitaba a mirar, a de alguna forma, gozar viendo a su mujer siendo follada por alguien distinto a él. Mi polla gozaba follandola, ella gozaba con mis penetraciones, y su amo gozaba del momento. Los tres gozábamos a más no poder. Yo solo podía gemir de gusto, no podía hablar, y tenía que hacer esfuerzos por no soltar alguna palabra. Si la decía, me descalificarían, jajá, o peor, me reconocerían y sabrían quién soy.

Los gemidos de mi hermana iba en aumento, con cada envestida mía, gemía más profundamente y notaba como su coño se contraria y palpitaba. De repente entre gemido y gemido mi hermana hablo, “Dios, más fuerte que me corro”. Sus palabras me sobrecogieron, había oído a mi hermana pedirme que la follara más fuerte. “que has dicho puta”, soltó mi cuñado con un tono de enfado. “acaso te he dicho yo que hablaras”, “no digas ni una palabra más”, y tras esas palabras me miro a mí y me soltó, “Aparta esta perra necesita un castigo”. Ante sus palabras pare, deje de follarle el coño y me aparte.

Entonces mi cuñado agarro su fusta y empezó a fustigarle el coño de forma que, en vez de producirle daño, mi hermana gemía y gemía más y más, extasiada por ese placer, por ese place extra a la que estaba siendo sometida. Decir que a mi polla le vino muy bien, pues la pobre estaba saturada con tanto gusto, y ese descanso le vendría bien para no correrse todavía. Así pues seguía observando como mi cuñado no dejaba de azotar a mi hermana con la fusta, logrando tras muchos minutos que se corriera de placer, soltando un buen chorro por su coño, un buen chorro de esa leche vaginal que el tremendo orgasmo de los azotes le había producido, pero la cosa no termino ahí, sin apenas dejar que cogiera aire, la empujo un poco hacia el borde de la cama, hasta que la cuerda que ataba sus manos no dio más de sí, y dejando al borde de la cama su coño por encima, y su culo por debajo, escupió en su polla y la enculo, de forma brutal y rápida, le clavo toda su polla en el culo, lo que causo que mi hermana gimiera de dolor. Le había hundido la polla en el culo hasta el fondo,

Mi hermana con cada envestida en su culo gemía de dolor, y en alguna ocasión de placer, ambas sensaciones se mezclaban por igual, sin duda ese era un castigo de su marido por haber hablado, aguantar y aguantar la follada por el culo, con ese orgasmo tan reciente. Podía observar como mi hermana se desgarraba de placer, como su cuerpo se convulsionaba con cada envestida, con cada follada en el culo. Su rostro se descomponía por momentos, y sin duda esa escena me excitaba muchísimo, poder ver a mi hermana de esa manera me daban ganas de más, de probar yo también su culo.

Sin duda que la estaba castigando, pero creo que a la vez eso es lo que les iba a los dos, esa mezcla de dolor y placer, de dominación y sumisión que tenían ambos, con lo que permanecí observando y disfrutando de ese momento único. Cada vez se lo follaba más fuerte, se la metía con más fuerza, daba la sensación que cada vez le metía algo más la polla y los huevos en ese culo. La estaba destrozando a la pobre, le estaba dejando el culo hecho añicos con tanta envestida, con tanta virulencia, hasta que, de repente empezó a correrse, empezó correrse dentro del culo de mi hermana. Se podía observar cómo, le sacaba la polla por completo del culo, dejándole el agujero bien abierto, dilatado y palpitan y como con, cada contracción de sus huevos le volvía a clavar la polla hasta el fondo, y así una y otra vez cada vez que su polla le soltaba un chorro de leche caliente en el interior de su culo.

Tremendo espectáculo, menudo espectáculo era ver sacarle la polla, observar su culo dilatadísimo y chorreante de leche y ver como de nuevo se la metía, una y otra vez, terminándole por desencajar el rostro a mi hermana. La pobre apenas podía gemir de lo destrozada que estaba, su respiración era agitadísima, cortante y elevada. Y en esas, con su polla vaciada y sacándosela del culo, mi cuñado, en su papel de amo, de dueño de mi hermana, de macho dominante, me miro de nuevo, y con voz seria pero firme sentencio “Ahora follatela, métesela por el coño y córrete dentro, quiero que me la dejes preñada”.

Uff, no sé si lo decía en serio, era una frase motivadora o qué, pero que sin duda que tenía mucha profundidad, follarme a mi hermana, correrme dentro de su coño y encima dejarla embarazada. Acaso se podría quedar embarazada de mí, sería capaz mi cuñado de que otro tío dejase preñada a su mujer. Sus palabras sin duda me pusieron mucho, muchísimo y para mis adentros me dije, “hermanita, te voy a follar hasta dejarte embarazada”. Y así, con el consentimiento de su año empecé de nuevo a follarle el coño, a clavarle de nuevo mi polla en su coño, a bombearle toda mi leche dentro de su coño, y quien sabe quizás al final podría dejarla embarazada.

Así, mi polla, se fue clavando más y más en su coño, la pobre no dejaba de gemir y gemir sin cesar, había salido de una corrida de coño, la había enlazado con un enculamiento y de nuevo la estaban follando el coño, a la pobre la estaban destrozando, y lo mejor es que era mi polla, y no la de un desconocido la que se lo estaba haciendo en esta ocasión. Menuda sensación hundirle el rabo hasta el fondo, concentrado en darle placer, en sentir sus convulsiones, eh desgarrarla por completo. Mmmm, que minutos más deliciosos, que minutos más intensos en los que me estaba follando a mi hermana en presencia de su marido. Poco a poco sentía como mis huevo s dolían, como mi polla palpitaba con cada clavada, y como mi cabeza se me iba con tanto placer. Y entonces, un desgarrador gemido de placer anunciaba mi corrida, y al igual que su marido con su culo, mi polla se le clavaba completamente con cada corrida, y antes del siguiente espasmo se la sacaba y volvía a insertársela con la nueva venida de leche fresca. Sin duda me vacié por completo, Las dos semanas que llevaba acumulando leche eran historia, ahora era el coño de mi hermana era la que acumulaba tal cantidad de lechada, contenida entre sus labios vaginales, expulsada por sus contracciones vaginales, y guardándose algo en la parte más profunda de su coño, quizás aquella que la pudieran dejar embarazada, según esos deseos de mi cuñado.

De esa manera los tres terminamos exhaustos tras un par de horas en esa actitud de folleteo, aunque sin duda el tiempo parecía más corto. Mi hermana no dejaba de gemir y de resoplar con tanta venida, pues su cuerpo seguía experimentando orgasmos, además que no se podía mover mucho con las manos atadas. Yo caí rendido a sus pies, con la polla flácida y con hilillos de semen escurriéndose por ella. Mi cuñado, observando como habíamos quedado se dedicó a comerle la boca a mi hermana, al tiempo que le seguía diciendo obscenidades. Así, tras un tiempo en que recuperamos fuerzas, mi cuñado se dirigió a mí, “joder tío, como he disfrutado de tu follada”, “tendremos que repetirlo alguna vez más”. Yo asentí, uf,,, no quería descubrir mi identidad, sin duda que quería volverme a follar a mi hermana, y más con este morbo de que no saben quién soy.

Empecé a vestirme, a recomponerme un poco tras el momento vivido, mi cuñado me acompaño a la puerta y dejo a mi hermana atada, supongo que en cuanto me marche seguirán follando, pero eso ya es cosa suya. Salí por la puerta de la casa y antes de salir por la puerta del jardín me quite la máscara. Por fin respire aire limpio, aire no impregnado de lujuria, pasión, morbo, y sin ellos saberlo de incesto. Subí al coche y me vine a casa. Todavía guardo en mi cabeza ese momento de empezar a follarme a mi hermana. Como un encuentro casual con gente desconocida por una página de contactos se convierte en una lujuria desenfrenada entre desconocidos, en la que uno se acaba follando a su propia hermana, delante de su cuñado y ellos desconocen ese detalle. Y mañana domingo vienen a comer a casa.
 

veronicca

Virgen
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Buen relato. Distinto a los anteriores, pero se nota que has dado un paso adelante para convertirte en un buen escritor.
 
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Pipsqueak

Virgen
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Buen relato. Distinto a los anteriores, pero se nota que has dado un paso adelante para convertirte en un buen escritor.

Muchas gracias, aun queda mucho para ser un buen escritor,jaja. Un toque prohibido en un mundo oculto a simple vista, quien lo tuviera, verdad.
 
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