Mis maestras favoritas

saeta_m

Virgen
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Sep 10, 2007
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(El relato de cómo, de la manera más extraña del mundo, todas las mujeres de mi familia, mis 2 hermanas y mi madrastra, con el paso del tiempo, pasan por entre mis piernas.. o yo por las de ellas, cada una de ellas por separado, fueron mis maestras en el fabuloso mundo del sexo)


Éramos una familia de lo más normal; padre, madre, 2 hermanas y yo.

Nuestra vida trascurrÃ*a apaciblemente de una población y de un paÃ*s al otro, por el trabajo de mi padre. Mi padre era el tÃ*pico latino resultón que acabó ligándose y casándose con una Nórdica, una mujer muy jovial y de muy buen ver.

La vida familiar y los años pasaban hasta que llegó la fatÃ*dica fecha de la muerte de mi madre, a causa de una larga enfermedad. En ese momento, mi padre contaba con 50 años (sinceramente, nadie absolutamente hubiese dicho que tenÃ*a más de 40) mi hermana mayor (a la que llamaremos Mónica) 18 años, mi otra hermana; la mediana (a la que llamaremos Conchi) 17 años y yo (me haré llamar Miguel) 17 años.

Mi padre era un hombre de carácter iracundo, por lo que no tenÃ*amos muchos amigos y los vecinos no tenÃ*an por costumbre, meter las narices en nuestros asuntos!

A raÃ*z de la muerte de mi madre, mi hermana Mónica, pasó a ejercer las funciones de madre, muy a su pesar. Al ser la mayor y pasar mi padre gran parte del tiempo, fuera de casa trabajando, los 3 hermanos pasamos a asumir todos los trabajos del hogar repartidos de manera equitativa.

Lo que en ningún momento pudimos imaginar (yo el que menos) es que a mi hermana Mónica, le aguardaba una tarea que nadie a excepción de mi padre, se esperaba. Tal y como ya he comentado anteriormente, dado el carácter de mi padre, hacÃ*amos todo lo posible para tener todo en orden, recogido y limpio para asÃ* contentarlo. Mi hermana Mónica, hacia lo humanamente posible, para que a la hora en que llegase él, mi hermana Conchi y yo, ya estuviésemos en la cama durmiendo.

Recuerdo como si fuese hoy mismo, en que una noche, empecé a oÃ*r gritos por parte de mi padre y a mi hermana Mónica llorando. Asustado, me levanté de la cama y pegué la oreja a mi puerta. No tenÃ*a ni idea de que habÃ*a podido pasar, no se escuchaba bien la conversación, pero si oÃ*a trozos de ella:

P- Mónica, dices que me quieres y me prometiste que harÃ*as los trabajos de tu madre que en paz descanse, pero no es asÃ*!!

M- Como que no? Hago todo lo que puedo para que estés contento!! Me cuido de los pequeños y todo lo de la casa, para que no se note la ausencia de nuestra madre!! …. lloros!!
P- Pues yo si la noto, y mucho!! Hay cosas que tu madre hacia, y muy bien por cierto, para tenerme contento, porque ella si que me querÃ*a!! Y tu dices que me quieres, pero no me lo demuestras…..

M- Pero eso no está bien…. No quiero hacerlo, por favor no me obligues….

Durante bastantes minutos, continuo la conversación, las palabras enojadas de mi padre y los lloros de mi hermana Mónica. Al final, atiné a oÃ*r lo siguiente:

M- Está bien, haré lo que quieres, pero por favor, no grites más, que despertarás a los pequeños y si ellos se enterasen, me morirÃ*a de la verguenza…..

P- Gracias Mónica, no sabes lo feliz que me hace oÃ*rte decir eso… Ya verás, es algo que te gustará, además asÃ* te convertirás antes en una mujer!!

OÃ* los pasos de mi padre y de mi hermana Mónica que se acercaban y rápidamente, me metÃ* en la cama corriendo. Se metieron los dos en la habitación de mi padre y a través de las paredes oÃ*a como mi hermana Mónica sollozaba. Al abrir un poco mi puerta (nervioso pero a la vez curioso) vi como mi hermana Conchi, habÃ*a hecho lo mismo que yo y estaba asomada en el resquicio de la puerta de su habitación. Ella al verme, me hizo una señal, para que fuese hasta su cuarto, yo hice un movimiento negativo con la cabeza, pero ella insistió, por lo que salÃ* de mi cuarto con mucho cuidado (notaba como mi corazón palpitaba en mi garganta) cerrando tras de mi la puerta y atravesé el pasillo hasta la habitación de mi hermana Conchi.

Yo – Conchi, que ha pasado? Porqué Papa está tan enfadado?

C- No lo sé Miguel! Has roto tu algo o has hecho algo para que Papá se enfade asÃ* con Mónica?

Mientras hablábamos, seguÃ*amos oyendo a mi hermana Mónica sollozando, pero de repente, nos extrañó oÃ*r la voz de mi padre, diciéndole cosas a mi hermana Mónica en un tono de lo más normal. Extrañados y muertos de miedo, mi hermana Conchi y yo, cogidos de la mano y en el más sepulcral de los silencios, salimos a gatas al balcón para ir hasta el balcón de la habitación de mi padre, cuya persiana se encontraba bajada (aunque se veÃ*a entre las lamas de la persiana) y la luz encendida.

Dentro de la habitación se veÃ*a a mi hermana Mónica, sentada en el borde de la cama, quitándose la camisa y a mi padre, junto a ella, mirándola embobado. Mónica se acabó de quitar la camisa, quedándose tan solo con su sujetador y medio tapando los pechos con un brazo. No podÃ*amos oÃ*r lo que hablaban, pero el semblante de mi padre parecÃ*a más tranquilo, pero con un brillo extraño en los ojos. Mi hermana Conchi y yo, nos miramos entre nosotros con cara de interrogación, porque no entendÃ*amos que podÃ*a estar pasando en el cuarto de mi padre. A continuación, pudimos observar como mi padre le secaba las lágrimas a mi hermana y le decÃ*a algo sonriendo, al tiempo que le iba apartando los brazos de delante de sus pechos. Mi hermana, con un poco de cara de susto, echó sus brazos hacia atrás y soltó el sujetador, dejando libres sus pechos.

En ese momento, algo se encendió en mi cabeza. Los pechos de mi hermana, con 18 años eran enormes!!! TenÃ*an forma de pelota de rugby, acabados en un pezón de color canela. Ya debÃ*a ser una talla 100 como mÃ*nimo (hoy tiene 130, lo he podido comprobar y disfrutar, como ya leerán).



Mi padre se fue acercando poco a poco hacia esos pechos juveniles, turgentes y enormes. Empezó a acariciarlos con el revés de los dedos; veÃ*amos como nuestra hermana temblaba, a cada caricia. Pasados unos minutos, mi padre puso las manos bajo ellos, moviéndolos un poco, como pesándolos. Yo seguÃ*a con los ojos fijos en los enormes pechos de mi hermana y a la vez notaba como un nerviosismo extraño, una excitación fuera de lo normal.

De repente vimos como la cabeza de mi padre se acercaba a los pechos de Mónica y como con una suavidad que exasperaba empezaba a lamerle los pezones. Estos, a pesar de la distancia, parecÃ*a que iban creciendo y adquiriendo un tamaño enorme. Mónica cerraba los ojos, mientras temblaba y se mordÃ*a el labio inferior. De repente, no parecÃ*a que le disgustase tanto tener que hacer el papel de mi madre. Mi padre seguÃ*a relamiendo y chupeteando los pezones de Mónica.

Al cabo de unos minutos, ella se dejó ir sobre la cama, acariciando el cabello del hombre que estaba consiguiendo que su entrepierna y sus bragas se fuesen empapando de su virginal flujo. Su propio padre la estaba haciendo sentirse mujer y deseada!!

Mientras tanto y casi sin darme cuenta, mi joven polla empezó a ponerse cada vez más dura y olvidándome por completo que estaba junto a mi hermana Conchi, aprovechando que llevaba puesto el pantalón de pijama, empecé con el tÃ*pico y suave vaivén de la masturbación.

Dentro de la habitación la escena se iba poniendo cada vez más caliente. Mi padre iba besando los enormes pechos de Mónica e iba bajando sus besos y su lengua, a través de su barriga hasta llegar al cierre de sus pantalones. Se medio incorporó sobre sus codos y mientras besaba a mi hermana en la boca, pude apreciar que con una mano libre, desabotonaba el pantalón y le bajaba la cremallera, para de nuevo dirigir sus besos y su lengua hacia la zona baja de Mónica, la cual seguÃ*a temblando y a la que me parecÃ*a podÃ*a oÃ*r suspirar. De repente, los besos pararon y mi padre se incorporó para quitarle a Mónica los zapatos y bajarle los pantalones (todo ello con una calma y una lentitud pasmosa). El a su vez, se quitó los zapatos con los mismos pies, se deshizo de su camisa y se bajó los pantalones, quedándose en calzoncillos frente a Mónica, la cual solo en bragas, tumbada en la cama, dirigÃ*a su mirada hacia la entrepierna de su padre. Se podÃ*a apreciar un bulto enorme !!.

Mi hermana Conchi, que hasta ese momento habÃ*a permanecido a mi lado sin decir ni hacer nada, se giró hacia mi, con cara de querer decir algo, pero no llegó a articular ninguna palabra. Sus ojos se dirigieron hacia mi mano, la cual seguÃ*a en la labor de masturbarme suavemente.

C – Se puede saber que haces ?.... en un susurro.

Yo- No puedo evitar tocarme! Esto que estamos viendo, me ha excitado mucho y sin pensarlo, me han venido ganas de tocarme. Me gusta mucho !

Mi hermana Conchi se me quedó mirando de una manera rara, su mirada se dirigió a la habitación de mi padre y de nuevo a mi mano.

C- Tu ya te habÃ*as masturbado antes?

Yo- SÃ*, alguna vez

C- Y has llegado a correrte?

Yo- Correrme? No entiendo que quieres decir

C – Que si te has tocado hasta que tu leche ha salido por la punta de la polla?

Yo- Leche?

C- Coño, a veces pareces tonto. Si has llegado a notar un gusto muy grande mientras te tocabas y has seguido hasta que un lÃ*quido blanco y pegajoso ha salido disparado?

Yo- Valeeee! No hace falta que te enfades conmigo…jó! A veces cuando llevo un rato tocándome, salen unas gotitas blancas por la punta. Pero si sigo, voy notando mucho gusto, pero noto que me voy a hacer pis y paro.

Mi hermana Conchi se sonrió al oÃ*rme decir eso, y entre susurros me explicó, que lo que yo notaba, no eran ganas de hacer pis. Eso era precisamente de lo que me hablaba, de que si no hubiese parado ya sabrÃ*a lo que es correrse.

Mientras hablábamos (con voz muy baja para no ser descubiertos) seguÃ*amos mirando hacia el interior de la habitación. Nuestro padre se encontraba entre las piernas de Mónica; le habÃ*a apartado hacia un lado las bragas y le estaba comiendo el coño, como todo un campeón. Ahora si que los gemidos de Mónica se hacÃ*an perceptibles desde el balcón donde nos encontrábamos observando. Estaba disfrutando de un maravilloso orgasmo que su padre (el nuestro) le estaba regalando a base de lametones.

Mientras Mónica dejaba de temblar después de su orgasmo, nuestro padre se incorporó de nuevo para bajarse los calzoncillos. Una enorme polla saltó hacia delante, al desprenderse del encierro en la que habÃ*a estado. No soy un experto en pollas, solo conozco la mÃ*a, pero no miento al decir que el muy animal debÃ*a tener una polla de unos 30 centÃ*metros de largo por unos 5 o 6 centÃ*metros de ancho. Mi hermana Mónica abrió los ojos como platos y sin saber de que hablaban, vi como hacia un gesto de negación con la cabeza. Quizás pensaba que su padre, tenia pensado ensartarla con esa enorme polla. Pero de momento, no era eso lo que el tenÃ*a pensado para su joven y cariñosa hija.

En el momento en que mi padre dejó ver su enorme polla, noté como mi hermana Conchi a mi lado, daba como un respingo. Supongo que tampoco podÃ*a creer lo que estaba viendo. De nuevo se giró hacia mÃ* y mirándome a los ojos me preguntó:

C- Tu la tienes parecida a la de Papá?

Yo- Que va!! La mÃ*a es mucho más pequeña. Pero es que Papá es un hombre maduro.

C – Cuanto debe de medir tu polla?

Yo- Pues no lo sé, no la he medido nunca. Supongo que unos 14 centÃ*metros…

C- SÃ*, sÃ*, 14 centÃ*metros…jejeje…ya te gustarÃ*a a ti con catorce años tener una polla de 14 centÃ*metros. Qué? casi 1 centÃ*metro por año? …jejejeje

Me sentÃ* un poco ofendido con ese comentario de mi hermana Conchi y justo cuando la iba a enviar a freÃ*r espárragos, se me encendió una luz. TenÃ*a una genial idea (aunque igual lo que pasó es que caÃ* inocentemente en una trampa ideada por su maquiavélica cabeza).

Yo- Oye guapa no te pases. En este caso, puedo demostrar lo que digo. Pero claro, como eres un poco cobardica, no te atreverás a comprobarlo por ti misma, verdad?

Casi no habÃ*a acabado de retarla, cuando su mano me estaba bajando los pantalones del pijama hasta las rodillas en las que estaba apoyado. Me miró con curiosidad la polla y de entre sus dientes me pareció oÃ*r un comentario como… \" uhmmm , no está mal tampoco, nada mal \" Con su mano apartó la mÃ*a y empezó a subir y bajar su mano (sudada, por los nervios y la excitación del momento, supongo) por todo el largo de mi polla.

C- Shhhhhhh….no digas nada; disfrútala y sigue mirando a Mónica y a Papá. Quiero que te fijes bien en todo lo que hacen. Se me están ocurriendo unas cosas que ya te contaré. De momento, no olvides de que estarás en deuda conmigo.

Como un buen chico obediente, dirigÃ* mi mirada al interior de la habitación. Mi hermana Mónica ya se habÃ*a repuesto de su orgasmo y se habÃ*a sentado justo en la esquina de la cama. Mi padre permanecÃ*a en pié frente a ella, con su enorme polla apuntándola. No apuntaba hacia arriba (como la mÃ*a). No me extraña, pensé; con lo que debe pesar….

Mi padre señaló su polla en un gesto suave a Mónica y ella alargó la mano, empezando a masturbarlo.

Carai, pensé para mÃ*. Una de mis hermanas masturba a mi padre y la otra a mi…..

Mónica llevaba unos minutos pajeandolo, con la mirada como hipnotizada (como si esa polla fuese una cobra), cuando mi padre da un pequeño paso hacia ella. Entones Mónica abrió su boca golosa dejando salir su rosada lengua y poco a poco, empezó a lamer el capullo amoratado de la enorme polla. Fue girando la cabeza y lamiéndola por todos lados, por todo el largo hasta que en un momento dado se situó frente a ella y empezó a engullirla.

Conchi a mi lado, también debió sorprenderse al ver esto, ya que sin querer, en el momento en que Mónica engullÃ*a glotonamente la polla, ella apretó la mÃ*a, causándome un poco de dolor.

Yo- Uffff…joder Conchi, me ha dolido ese apretón!

C- Uiii… lo siento cariño, ha sido sin querer, de verdad. Por cierto… no se te ha puesto aún más dura y más larga desde que te la estoy pelando?

Yo- Pues no lo sé, no me habÃ*a dado cuenta. Puede ser, porque este espectáculo es la ostia!!

C- Que razón tienes!! Oye, me parece que eso de que alguna vez te habÃ*as tocado, era mentira. Te debes de haber tocado miles de veces, porque llevo 20 minutos pajeándote y aún no te has corrido. Eso es señal de que aguantas y el aguante lo da la experiencia. Me equÃ*voco?

Solo pude sonreÃ*r un poco ante su comentario, a lo que Conchi me guiñó un ojo. Dentro de la habitación, Mónica seguÃ*a mamando con ganas aquel enorme pollón. HabÃ*a olvidado todas sus reticencias y miedos. EntendÃ*a que hacer eso con su padre no estaba bien, pero estaba viviendo unas sensaciones increÃ*bles. Mi padre bramaba como un toro salvaje notando como la dulce boca de su hija, le llenaba la polla de saliva. Mónica paraba de vez en cuando de mamar, sacándosela de la boca y mirándola (yo más bien dirÃ*a admirándola) para volver a metérsela en la boca.

Entre lo que estaba viendo, los bramidos de mi padre y la mano de Conchi que seguÃ*a pajeandome, no me habÃ*a dado cuenta de que Conchi, con su otra mano, hacia un rato que se habÃ*a apartado las bragas y se masturbaba con un dedo. Me estaba volviendo loco. Tenia un ojo y una oreja puesta en Mónica y en mi padre y el otro ojo puesto en el dedo de mi hermana Conchi y la oreja en el chapoteo que este producÃ*a en su coño, húmedo también.

Yo- Conchi… déjame que sea yo quien te lo haga, por favor

C- Uhmmmm…. vale. Sigue tú. Con cuidado que es una parte muy sensible. Mueve tu dedo hacia arriba y hacia abajo por toda mi rajita y de vez en cuando lo hundes dentro.

Ese era el panorama en ese momento. Mónica abierta de piernas con mi padre en medio y chupándole la polla y yo metiéndole el dedo a Conchi en el coño y ella pajeandome. Seguimos asÃ* durante unos minutos hasta que noté como Conchi, pasaba de estar en cuclillas como yo, a tumbarse en el suelo del balcón, en posición fetal. Estupendo! Pensé para mÃ*. Me será más fácil meterle el dedo y masturbarla. No lo vi venir, no me habÃ*a dado cuenta. Hasta que la oÃ* decir:

C- Se acabó. Yo no voy a ser menos que ella. Yo también quiero disfrutar de una polla solo para mÃ*. La deseo mucho, quiero probarla, conocer su sabor. Cuando creas que te viene lo que tú creÃ*as que era pipi, no te aguantes ni me la saques de la boca. Quiero beberme tu leche!

Dios mÃ*o! Se habÃ*a tumbado en el suelo no para facilitar mi masturbación, sino para poder chuparme la polla. Era increÃ*ble, notaba la humedad de su boca, su saliva, Conchi dejaba ir pequeños suspiros mientras mi dedo se movÃ*a cada vez más rápido, subÃ*a y bajaba y entraba y salÃ*a de su coño a una velocidad vertiginosa. ParecÃ*a que llevábamos el mismo ritmo. Mi dedo entraba, ella tragaba mi polla; mi dedo salÃ*a de su coño y su boca subÃ*a. Notaba esa maravillosa sensación tan conocida por mi (lo que yo creÃ*a pipi) crecer en mi. Era como una ola gigante que notaba que se acercaba y que en poco tiempo chocarÃ*a.

Yo- Uhmmm..Uhmmm..Conchi, conchi…uffff… me viene, me viene, creo que me voy a correr!!

C- Si cariño mÃ*o…slurppp, si, si…slurp…correte para mi, lléname la boca de tu leche..uhmmm, no grites…shhhh…cariño…ufffff…uhmmmm…yo también me voy a correr …uffffff…noto que me voy a correr….dame tu leche caliente…. ahhhhh… ahora… si… slurpppp…ahora …agjjhh.. me estoy corriendo cariño…me corre por la pierna…uhmmmm cariño….si…uffff…dámela

No pude más, oÃ*rla decir estas cosas mientras suspiraba y temblaba, hizo que toda mi leche caliente se fuese acumulando, hasta que salió toda disparada dentro de su boca, mientras yo en un gesto automático aguantaba la cabeza de Conchi.

Yo- Ohhhhh….Conchi…me corro…me corro..por fin me corro…..agggjjj …ohhhh..cariño.

Fue increÃ*ble!!! Toda la leche que se habÃ*a ido acumulando en mis pajas y que nunca llegó a ver la luz, por fÃ*n lo hacia. Y no en mi mano o en una toalla. En la boca de mi amorosa hermana, pero que en ese momento habÃ*a dejado de serlo, para ser una mujer ardiente y deseosa de sexo.

Como mientras habÃ*a estado tumbada se le habÃ*a salido un pecho por los movimientos de su cuerpo al son de mi masturbación, mientras recuperábamos la cordura y la respiración de nuestros orgasmos, no pude evitar tocárselo y lamer su pezón, al tiempo que ella me decÃ*a:

C. Shhhhhhh ….tranquilo cariño mÃ*o…tendrás tiempo de disfrutar de mis tetas , te lo aseguro.

Justo en ese momento, oÃ*mos un bramido enorme y tuvimos el tiempo justo de ver como mi padre empezaba a temblar y a llenarle la boca a Mónica, con su leche húmeda y caliente, almacenada desde la muerte de mi madre. Mónica chupaba y chupaba y tragaba todo lo que podÃ*a hasta que de repente mi padre la sacó de su boca y la puso entre sus enormes, jugosas y sudadas tetas, empezando una cubana maravillosa (o yo asÃ* lo recuerdo) hasta que en medio de su corrida anterior, le vino otra que dejó las tetas de Mónica, llenas de su grumo. Algo increÃ*ble.

En ese momento, mi padre se dejó caer desplomado en la cama, tumbándose al lado de Mónica y hablándole al tiempo que con una mano empezaba a masturbarla. Conchi y yo pensamos que por esa noche ya tendrÃ*an bastante y que mejor que nosotros nos fuésemos a nuestros cuartos. Aún nos iban a pillar y se podÃ*a armar la de San QuintÃ*n. Al pasar por el cuarto de Conchi, me giré hacia ella y le dije:

Yo- Conchi….volveremos a hacerlo? Dime que si por favor….

C- Tenlo por seguro!! Ahora vete a dormir tranquilo y sin hacer ruido. Mañana cuando volvamos del colegio hablaremos. Tendremos 2 horas enteras para nosotros. Tendremos que hacer las cosas de la casa muy rápido pero bien hechas, si queremos tener tiempo para hacer unas cositas que se me ocurren

Yo- Uhmmmm…vale, que tienes pensado?

C- Yo también ardo en deseos de saber que se siente cuando te comen el coño y aunque mis tetas no son tan grandes como las de Mónica (en aquella época Conchi debÃ*a tener una 90) quiero notar también tu leche corriendo por ellas. Y eso solo para empezar.

El dÃ*a siguiente amaneció como siempre. Mi hermana Mónica entró en mi cuarto a las 07.30 para despertarme. Llevaba puesto tan solo un camisón sin nada debajo, por lo que al agacharse para despertarme, sus enormes tetas bailaron delante de mis ojos. A ella se la veÃ*a diferente. Se la veÃ*a como relajada, sonriente. Al ver que mis ojos se quedaban fijos en sus tetas, las cuales se veÃ*an en todo su esplendor, por la abertura del camisón, me dijo:

M- Ehhhh….serás pillÃ*n!! Te tengo dicho que no te embobes con las cosas, que se te queda cara de atontado. Y esto que estás mirando, no es para ti. Carai, con los hombres de esta familia, oÃ* que mascullaba mientras se giraba para irse.

El dÃ*a en el colegio fue como otro más, con la salvedad de que me pasé todo el dÃ*a en la nubes rememorando en mi cabeza las imágenes vistas y las sensaciones sentidas. Se puede decir que pasé todo el dÃ*a con una erección. A la hora del patio, vi de lejos a mi hermana Conchi, la cual estaba con sus amigas; me saludó con una sonrisa. Ya por la tarde, al salir del colegio, Conchi me esperaba en la puerta, cosa que no hacia casi nunca. Normalmente se iba con sus amigas una hora a los futbolines antes de venir a casa para cumplir con su parte de la limpieza y el orden.

C – Hola chiquitÃ*n!!

Yo- Hola Conchi!!

C- Sabes…. Tengo una sorpresa. Me han dejado en el cole, una revista porno. Se ven todas las cosas que un hombre y una mujer, pueden hacer. Vamos a poder follar como los mayores!!

Follar!! Eso me taladró la cabeza. Todo el dÃ*a habÃ*a estado imaginando lo que Conchi me habÃ*a dicho. Yo pensé que se tratarÃ*a de comerle el coño y de correrme yo en sus tetas, pero… Follar!!

Me quedé como helado mirándola. Casi me saltan las lágrimas de la alegrÃ*a. Me puse nervioso y enseguida, bajo el pantalón se me empezó a notar mi calentura y una erección.

C- Ehhhh, campeón…tranquilÃ*zate!! Esa erección se nota mucho. Vas a ir dando el espectáculo por toda la calle hasta llegar a casa si no te tranquilizas. Quiero que entiendas una cosa; nadie, absolutamente nadie, puede saber o llegar a imaginarse que lo hacemos. A la primera sospecha o como alguien se entere, nuestro padre nos mata!! Todo el mundo se reirÃ*a de nosotros y nos señalarÃ*an como a enfermos. Si quieres que sigamos disfrutando durante mucho tiempo, debes aprender a disimular.

Yo- De acuerdo Conchi. No te preocupes; lo de ayer me gustó mucho. Ahora que lo he probado, no quiero perderlo.

Conchi me sonrió y sin decir nada, empezamos a andar en dirección a nuestra casa. Por el camino nos cruzamos con algún vecino, el cual nos saludaba y nosotros respondÃ*amos como buenos chicos bien educados. SabÃ*amos que entre los vecinos, comentaban, lo increÃ*blemente bien educados y limpios que Ã*bamos siempre, teniendo en cuenta que nuestra madre habÃ*a muerto. Que nuestra hermana Mónica, nos tenia muy bien enseñados. Si ellos supiesen, lo que Mónica nos habÃ*a enseñado la noche anterior, les habrÃ*a dado un infarto a todos esos viejos!!

Nada más llegar a casa, al cerrar la puerta, mis manos volaron hacia la camisa de mi hermana Conchi, apretándole los pechos por encima.

C- Que haces? Nada de eso. Que te acabo de decir? Tienes que saber controlarte!! Primero vamos a hacer nuestros trabajos y cuando estemos ya veremos por donde empezamos.

Dándome una caricia sobre el bulto que mi polla marcaba en mis pantalones, se giró dirigiéndose a su habitación para empezar a ordenar. Rápidamente yo empecé con mi parte. Lavé los platos de la comida y los puse en su sitio. HervÃ* el arroz junto con carne para dar de comer al perro. RecogÃ* toda la ropa sucia de mi habitación y la llevé al fregadero. Vaya, que hice todas mis tareas más rápidamente que nunca y mejor. Al cabo de poco más de media hora ya habÃ*amos acabado y teniendo en cuenta que al salir del colegio, no nos habÃ*amos entretenido para nada, tenÃ*amos casi 3 horas antes de que llegase mi hermana Mónica y unas 4 horas y ½ antes de que llegase nuestro padre.

C- ChiquitÃ*n…has acabado?

Yo- Casi Conchi, casi. Me falta recoger las toallas húmedas de esta mañana y llevarlas al fregadero para ponerlas a lavar.

C- Las toallas no las recojas. Las necesitamos para que nadie note lo que vamos a hacer.

Yo- No te entiendo Conchi. Para que vamos a necesitar unas toallas?

C- Mira; antes de empezar a tocarnos, a besarnos y a chupar partes de nuestros cuerpos, lo mejor seria que nos duchásemos para estar limpios. Si utilizamos otras toallas, Mónica sospechará. Si cada noche nos ha de pegar la bronca para que nos duchemos, no crees que cantará mucho, que de repente lo hagamos solitos?. Ella verÃ*a que se ha gastado el doble de toallas. Además, luego pondremos las toallas en el suelo, para hacerlo sobre ellas. Si lo hacemos en la cama, quedará el olor y encima, tendremos que volver a hacerla.

Yo- Supongo que tienes razón Conchi. No habÃ*a pensado en ello.

C – Pues hay que hacerlo. No podemos ir dejando señales por toda la casa.

AsÃ* pues, cada uno nos fuimos a nuestra habitación, para desnudarnos y enrollarnos en una toalla húmeda aún de la mañana. Cogimos la ropa sucia, entre ella, mis calzoncillos que andaban pegajosos, puesto que todo el santo dÃ*a lo habÃ*a pasado esperando ese momento y dejando ir gotitas de lÃ*quido pre seminal y la fuimos a depositar en el fregadero. Nos sonreÃ*amos confiados pero a la vez, los dos tenÃ*amos algo de vergüenza. Conchi me cogió de la mano y nos dirigimos al cuarto de baño, no sin antes coger la revista porno que le habÃ*an dejado en el cole.

Tal y como habÃ*amos quedado, nos duchamos, limpiando bien nuestros cuerpos. Cada esquinita. Cada centÃ*metro de piel y sobretodo nuestras partes más Ã*ntimas. Fue dentro de la ducha, situado detrás de Conchi, cuando por primera vez me fijé bien en su culo. Era algo digno de convertir en una escultura. Se veÃ*a duro y firme. Tan duro y firme, como mi polla en ese momento. Conchi separó un poco las piernas, para poder enjabonarse bien entre ellas, momento que yo aproveché para inclinarme un poco y poder ver bien en primer plano, el agujero rosadito de su maravilloso culo y sobretodo su coñito. Un coñito bien poblado de frondosos pelos negros, los cuales por efecto del jabón y del agua, se separaban pegándose a sus piernas, dejando ver sus apetecibles labios vaginales. No pude evitar pasarle un dedo por entre sus labios vaginales. Supuse que nuevamente me dirÃ*a que esperase. Pero no dijo absolutamente nada. Y como quien calla otorga, pues volvÃ* a pasárselo, pero esta vez ahondando un poco entre ellos. La oÃ* suspirar y se apoyó en la pared de la ducha, tirando un poco su cuerpo hacia atrás y separando las piernas.

No me lo pensé 2 veces. Retiré mi dedo de la húmeda cueva de Conchi y arrodillándome detrás de ella, apoyé mis manos en sus nalgas, separarandolas un poco para meter mi lengua entre ellas.

Me puse a chupar y chupar, como si en ello me fuese la vida; pasé mi lengua por todos y cada uno de los rincones de su húmedo y caliente coño. ParecÃ*a que tenÃ*a vida propia. Lo notaba palpitar a cada paso de mi lengua. Hay que ver lo que hace el instinto; de pronto tuve ganas de chupar y lamer el agujero de su culo y asÃ* lo hice. Solo oÃ*a suspiros y gemidos por parte de Conchi. Eso me animaba a seguir. Le separé más aún las nalgas y me propuse poder ahondar mi lengua en su culo. Se lo lamÃ*a y ensalivaba como poseÃ*do. Un olor embriagador emanaba de su coñito. Llegó un momento en que Conchi estaba totalmente inclinada en ángulo recto y con las piernas totalmente separadas, momento en que aproveché para seguir lamiendo su ojete y utilizar a la vez mis manos. Una se entretenÃ*a estirando suavemente de uno de sus pezones y la otra la utilicé para meter un dedo en su ardiente coñito y empezar asÃ* a masturbarla mientras le practicaba un beso negro.

C- Ohhhhh…..dios mÃ*o….que placer!! …uhmmmmmmm que gusto me estás dando, pequeño cabrón….agggjjjjj….que maravilla….parece que lo hayas hecho toda tu vida….uffff…ohhh, me voy a correr en pocos segundos….agggjjjj….si…siiiiii…uhmmmm….pon tu boca cariño..quiero correrme en tu boca como tu hiciste ayer en la mÃ*a….ohhhh….bébetelo todo!!...siiiiiiii!!!!

AsÃ* fue como conseguÃ* que Conchi se corriese en mi boca por primera vez!!

No nos demoramos más y después de volverse a lavar ella su coño, salimos de la ducha. Nos secamos un poco y nos tumbamos en el suelo, encima de las toallas. Mi erección ya me dolÃ*a. Todo el tiempo que duró la ducha y la comida de coño, estuve haciendo gala de una erección como yo no recordaba haber tenido nunca. Creo que en tan solo 2 dÃ*as mi polla habÃ*a crecido varios centÃ*metros, producto de una excitación sin igual. Mis ojos se paseaban por todo su húmedo cuerpo, por primera vez, me fijé en que mi hermana era una mujer muy hermosa. Muy bien proporcionada para su edad. Un cuerpo fino y estilizado, un culo digno de una estatua griega y unos pechos grandes y hermosos. Me acerqué a ella y empecé a lamerle los pezones. Mientras lo hacia, a mi mente venia el recuerdo de los pechos de mi otra hermana Mónica y aunque los que yo lamÃ*a eran una delicia, mientras lo hacia pensaba que eran los de Mónica. A la vez, mi mano derecha, acariciaba su coñito y ella acariciaba mi polla, que estaba a punto de estallar. Los dos empezábamos a gemir con nuestras mutuas caricias y la temperatura del baño iba subiendo.

De repente, Conchi me hizo parar, diciéndome:

C- Ufffff….espera un poco cariño mÃ*o. Creo que como me vuelvas a excitar como antes, me volveré loca de placer. Vamos a ojear la revista sin tocarnos, a ver si asÃ*, nos relajamos un poco, y luego nos ponemos con más ganas.

La revista en cuestión era una pasada. Todo lo que un hombre o mujer pudiesen pensar o desear en cuestión de sexo, estaba plasmado en fotografÃ*as. Recuerdo que se veÃ*a una imagen que no se me ha borrado de la mente desde entonces: Una chica estaba sentada encima de un hombre, con una enorme polla dentro de ella, mientras chupaba otra polla, fotos en las que un hombre se corrÃ*a sobre la cara de la mujer, pajas cubanas, penetraciones anales, etc, etc.

Tampoco le hicimos mucho caso a la revista, nuestros jóvenes cuerpos de hermanos, deseaban dar por fin rienda suelta a todo el deseo que se habÃ*a ido acumulando. Mi querida Conchi, se situó entre mis piernas cogió con una mano mi dura polla y se la metió por entero en la boca, su lengua se movÃ*a alrededor, que delicia, ahhh, era una sensación tan excitante saber que mi propia hermana me estaba mamando la polla nuevamente, después de algunos minutos sentÃ* como estaba a punto de expulsar todo mi semen, entonces empecé a gemir, trate de parar, pero no podÃ*a; mi polla empezó a arrojar potentes chorros de semen que fueron a estrellarse contra la boca de mi amada Conchi, que se tragó todo.

Ella suspiró y se relamió todo el caliente esperma que se le habÃ*a quedado en la comisura de sus labios mientras yo aún jadeaba por el placer del orgasmo alcanzado en la boca de mi hermana; entonces haciendo un acto de fuerza, la incorporé y la acerqué al borde de la bañera, con su vientre colocado al borde de la misma y su culo a mi vista, ella en cuanto sintió mi polla rozando su coño no pudo evitar tener un escalofrÃ*o y comenzó a respirar agitadamente, entonces guié mi polla con mi mano derecha y la introduje un poco, ella seguÃ*a inmóvil, entonces la metÃ* lentamente y empuje, llegó con facilidad al fondo y ella gemÃ*a, ahora sin disimulo, comencé a bombear y ella se relajo, era delicioso, ver su cuerpo sumiso de espaldas, era hermoso, ver su culo siguiendo el ritmo de mis envestidas, sentir su tremendo calor vaginal, saber que estaba follandome a mi cariñosa y ardiente hermana, saber que era una relación incestuosa, Conchi se sentÃ*a excitada y dominada por el hombre que la estaba poseyendo, siendo este yo, su hermano!!. Era el éxtasis...

SeguÃ* bombeando por unos minutos hasta que la sentÃ* en su segundo orgasmo, lo que desencadeno el mÃ*o, saque lentamente mi polla y note que aún seguÃ*a rÃ*gida, lubriqué con mi dedo y sus jugos su culo y lo acaricié con la punta de mi polla, Conchi se movió nerviosa mientras mis manos la sujetaban a la altura de sus hombros.

C- Con cuidado cariño…, me va a doler, tengo miedo....

Yo- Tranquila Conchi, te prometo que no será asÃ*, solo relájate y no aprietes...

Se relajo y me permitió soltarla para guiar mi polla nuevamente, entró el capullo y me detuve,

ella no apretó, solo un poco, permanecÃ* asÃ* unos minutos y me atrevÃ* a avanzar, mi polla fue desapareciendo en su culo poco a poco, sacándola constantemente, hasta que mis huevos chocaron con su culo.

Yo- Te duele Conchi?

C- No mucho cariño mÃ*o, solo un poco

Al oÃ*r esto y ver que mi ardiente hermana me daba su aprobación comencé a bombear lentamente hasta acelerar el paso, ella gemÃ*a, bombeé y bombeé hasta que estalló en un nuevo orgasmo, entonces me vacié dentro de su lindo culo, saqué lentamente mi polla y observe como al sacarla, su culo estaba enorme, hueco y escurriendo mi leche, su culo estaba coloradito por el golpeteo, pero precioso, entonces la ayude a incorporarse y la abracé.


Ella se abrazo fuerte a mÃ*, y se apoyó en mi pecho. Durante unos minutos, permanecimos asÃ*, descansando nuestros cuerpos de la gran cantidad de sensaciones que habÃ*amos vivido.
Pasados estos minutos, Conchi comenzó tÃ*midamente a lamer mi pecho, yo la besé dándole confianza, ella siguió, se apodero de mi tetilla izquierda y luego la derecha, chupaba y lamÃ*a, mientras mi polla nuevamente despertaba y comenzaba a erguirse, aunque más lenta que al
principio. Conchi perdÃ*a de nuevo el control y se concentraba en mi pecho, subió y recorrió

mi cuello, hombros y oÃ*do, con su mano izquierda acariciaba mi polla como despertándola de su letargo, comenzó a bajar hacia mi vientre, se detuvo y disfruto la travesura, siguió y se detuvo contemplando mi polla ahora erecta, tenÃ*a un poco de residuos de semen y jugos suyos pero no le importo, la sujetó por la base y comenzó a lamerla, asÃ* estuvo un poco rato mientras yo sentÃ*a que desesperaba, sentÃ*a que querÃ*a que se lo pidiese yo, asÃ* que se lo pedÃ*:

Yo- Chupamela Conchi, por favor, quiero sentirla en tu boca…

Después de mamarme la polla, continuó acariciándome, entonces cambiamos de lugar y empecé yo, hice lo mismo que ella, era delicioso, sus pezones eran rÃ*gidos, grandes y muy erectos, su cuello me encantaba, mordisqueaba sus pechos sintiendo su excitación y lo fuertes que eran, zambullÃ* mi lengua en esos globos soñados, puse mi cara entre ellos y lamÃ* la piel entre los senos, mordÃ*a cada pedazo de ellos, succioné sus pezones con furia, hasta que empecé a escuchar unos débiles gemidos. Luego me puse sobre ella apoyándome en las rodillas y hundÃ* mi temblorosa polla en el hueco que habÃ*a entre sus tetas, en ese instante me recorrió la espalda un escalofrÃ*o. Apreté un poco las tetas de mi hermana Conchi entre si y comencé una cubana, que acabé rápidamente con una espectacular corrida que llenó el cuello y el pecho de Conchi de mi espesa y caliente leche.

Ese fue el primero de muchos dÃ*as más de pasión y sexo, que mi hermana Conchi y yo disfrutamos a espaldas de nuestra hermana Mónica y de nuestro padre. Durante un tiempo, la relación y el deseo \"enfermizo\" (exactamente igual que el mÃ*o) que mi padre prodigaba por mi hermana Mónica duró (siendo mi padre el hombre que la desvirgó tanto vaginalmente como analmente) hasta que un dÃ*a nos llamó a los 3 hermanos (habrÃ*a pasado ya 1 año desde que todo empezó) para darnos una gran noticia; habÃ*a conocido en el trabajo a una mujer francesa de la cual se habÃ*a enamorado y querÃ*a nuestro beneplácito para casarse con ella. La verdad es que nos pilló a todos por sorpresa con la noticia. No sabÃ*amos que decir. Pero la cara de alegrÃ*a y de felicidad con que nuestro padre nos lo decÃ*a (recuerden que era un hombre iracundo, por regla general) nos llevó a animarlo y a felicitarlo.

Unos dÃ*as más tarde (mientras tanto, mi padre habÃ*a dejado en paz definitivamente a Mónica) el buen hombre nos avisó de que esa noche vendrÃ*a con Mireille (asÃ* se llamaba ella) a cenar. Durante el dÃ*a, mi hermana Conchi y yo estuvimos hablando del tema en el patio del colegio. De repente se creaba un problema enorme. Ya no tendrÃ*amos la libertad de la que gozábamos hasta el momento para seguir manteniendo nuestras incestuosas relaciones que tanto placer nos proporcionaban. Esa tarde, en casa, follamos en la cama de mi padre, como si en ello nos fuese la vida.










Ese dÃ*a Conchi me exprimió a conciencia. Acabó con mi esperma repartido en su cara, tetas, culo, garganta y pelo. Ella ya habÃ*a empezado a tomar la pÃ*ldora, dado que el condón no nos gustaba a ninguno de los 2. No era lo mismo. Nos gustaba sentir la carne contra la carne y nuestras humedades el uno en el otro.

Al cabo de un rato de haber follado y ya con todo recogido, llegó nuestra hermana Mónica. Por entonces ella ya contaba con 19 años, Conchi 18 y yo también 18. Venia de hacer unas compras para preparar una cena inolvidable para todos. Según me contó Conchi, Mónica le habÃ*a comentado que querÃ*a celebrar con esa cena, su \"liberación\". Conchi se hizo la tonta, como si no entendiese nada de lo que nuestra hermana le decÃ*a. Lo mejor era dejarlo asÃ*.

Hacia las 22.00 oÃ*mos como una llave se introducÃ*a en la cerradura. Los 3 hermanos fuimos corriendo hacia la puerta, poniéndonos como si tuviesen que pasar lista, para conocer a la \"vieja\" que mi padre se habÃ*a ligado. Pasó primero mi padre y tras el entró…. Dios mÃ*o!! Una hermosa mujer!! Apenas, calculé a ojo, debÃ*a tener 35 o 36 años. Era alta, pelo castaño y largo, un culo maravilloso se le marcaba en sus apretados pantalones tejanos y un apretado jersey que le marcaba perfectamente el busto.

Nuevamente puse mi famosa cara de embobado (los que hayan visto alguna vez a Homer Simpson cuando babea, me entenderán), mi padre nos fue presentando uno a uno. Cuando se acercó a mÃ* para darme 3 besos como saludo (es francesa) llegó hasta mi olfato un delicioso perfume. El suave roce de sus labios en mi mejilla, junto con la caricia que su cabello me dio, mezclado con el olor de \"Opium\" que Mireille llevaba, casi consigue que me corriese encima.

Me fijé en que mi hermana Conchi, me miraba con cara divertida. Seguro que sabia que yo ya me imaginaba follandome a Mireille. Y asÃ* fue, porque la siguiente vez en que pudimos follar, me dijo que la que seria nuestra nueva madre, era una mujer muy atractiva, que seguro que iba a llevar de culo a todos los vecinos del barrio, incluyendo a los más jóvenes.

C- Que te parece?

Yo- Creo que tienes razón Conchi; se la van a comer todos con los ojos, seguro.

C- Con ese cuerpo y su juventud, seguro que es una máquina de follar. Me imagino a Papá metiéndole su pollón por el culo, seria la releche poder verlo. Ufff, solo de pensarlo, se me humedecen las bragas. Dejemos de hablar de Mireille y a follar se ha dicho, pero si te ha de poner aún más cachondo, te dejo que me llames Mireille cuando me folles el culo.

Esas palabras se me quedaron a fuego, grabadas en mi cabeza. Imaginaba a Mireille y su escultural cuerpo cabalgando la polla de mi padre y a este follandole el culo y poco a poco, en mi imaginación pensaba que era yo y mi polla quien la follaba. Ese pensamiento se convirtió en una obsesión para mi. Efectivamente, cada vez que me follaba a Conchi, la llamaba Mireille y parecÃ*a que eso daba resultado. Cada vez aguantaba más, tanto a la hora de las mamadas gloriosas de Conchi, como cuando le follaba el culo, ahora ya con furia y como un experto.

Los meses fueron pasando asÃ*, mi padre se caso con esa diosa y nuestras vidas continuaban con normalidad. Mi padre era un hombre feliz, pero ya con problemas de salud (corazón), Mónica tenÃ*a novio y Conchi y yo, seguÃ*amos con nuestros juegos sexuales. Llegaron las fiestas del pueblo y dado que ahora mi padre era un hombre más jovial, le pedimos permiso para poder ir al baile. Nos dio su permiso, cosa que nos llenó a los hermanos de alegrÃ*a. Al decirnos que si, me fijé en que guiñaba el ojo a Mireille y sonreÃ*a. Mis hermanas tenÃ*an permiso para salir hasta las 03.00 de la mañana y yo hasta la 01.00 (por ser aún el pequeño). AsÃ* fue como esa noche salimos los 3 hermanos con ganas de fiesta, pero yo me iba a encontrar con la fatalidad (gracias a Dios) de que mis amigos tenÃ*an que volver a casa a las 24.00 horas. Es por ello que llegué a casa 1 hora antes de lo previsto. Supuse que mi padre y Mireille debÃ*an estar durmiendo, por lo que entré sin hacer ningún ruido. Al empezar a andar por el pasillo, oÃ* gemidos de placer, los cuales salÃ*an de la boca de Mireille. Me fui acercando a la puerta de su habitación, de manera totalmente silenciosa. No la habÃ*an cerrado del todo, tan solo la habÃ*an dejado ajustada. Con todo el miedo y la excitación del mundo, apoyé suavemente la punta de los dedos en su puerta, para que se abriese tan solo 1 centÃ*metro y poder observar lo que allÃ* se acontecÃ*a.

Mi corazón dio un vuelco, mi padre estaba sentado en el borde de la cama con la camisa desabrochada y Mireille estaba sentada encima de él con las piernas abiertas y tan solo una camiseta larga de tirantes ceñida y sus bragas. Se estaban besando y el acariciaba su espalda cuando levantó la camiseta y dejó al descubierto sus tetas, ¡Dios, se las estaba viendo!, cuanto tiempo habÃ*a esperado este momento, eran tal y como me las habÃ*a imaginado, de tamaño mediano, con los pezones pequeños, ahora ella se arqueaba hacia atrás mientras él le chupaba los pezones y le acariciaba los muslos, sus manos empezaron a introducirse entre sus piernas y los gemidos de Mireille hacÃ*an pensar que mi padre la estaba masturbando.

No me podÃ*a creer que esto estuviese pasando, ya sudaba a chorros y me dolÃ*a la polla de lo dura que estaba. Me retiré un segundo para respirar con tranquilidad y volvÃ* a mi puesto de observación. Mi padre se estaba levantando y ahora era Mireille quien se sentaba en el borde de la cama de cara hacia la puerta y a donde yo observaba, mientras él se arrodillaba y le bajaba las bragas. Mireille separó las piernas y él comenzó a comerle el coño. Siempre habÃ*a fantaseado sobre de que color tendrÃ*a el vello púbico y sobre si lo llevarÃ*a depilado, pero todavÃ*a no se lo podÃ*a ver, me tapaba mi padre, de todas formas si le veÃ*a la cara y era todo un poema, estaba colorada, sudorosa, con los ojos entreabiertos y gimiendo de placer.


En aquel momento ella miró hacia la puerta. Por un momento creÃ* morirme, estaba seguro que ella me habia visto, o como mÃ*nimo mi sombra o algún movimiento. En cualquier momento se lo dirÃ*a a mi padre y este me partirÃ*a la cara (me daba igual, habÃ*a valido la pena). No pasó nada y me quedé por unos segundos perplejo, pensando que como podÃ*a ser que no me hubiese visto Mireille. Al oÃ*r que seguÃ*a gimiendo, volvÃ* a colocarme en la rendija de la puerta para seguir observando

Antes de que ella se corriese debido a la comida de coño, mi padre se levantó y se sentó a su lado. Mireille le desabrochó el pantalón mientras le besaba la boca y le sacó la polla. SeguÃ*a teniendo un enorme pollón y estaba totalmente empalmado. Mireille bajó la cabeza y se la empezó a chupar. En aquel momento yo ya no pude más y me saqué la polla, sentÃ*a que me iba a reventar en el pantalón, jamás la habÃ*a tenido tan dura y caliente. Empecé a pajearme mientras ella seguÃ*a chupándosela y acariciándole los huevos con la mano. Nuevamente vi como mientras se la mamaba, sus ojos se dirigÃ*an hacia la puerta de la habitación. Ahora ya no me sobresalté. En sus labios se dibujó una sonrisa y mientras miraba hacia la puerta, dirÃ*a que me guiñó un ojo.

Por un momento separé la mirada, para fijarme en mi propia polla, la cual yo seguÃ*a masturbando. En la habitación, mi padre y Mireille ya estaban follando, ella estaba encima de él y yo la veÃ*a de frente, con sus preciosas tetas dando botes frente a mÃ*. Mireille seguÃ*a mirando hacia la puerta y sonriendo. Estuvieron un rato \"cabalgando\" y a continuación él se puso encima y la penetró con fuerza, los gemidos eran ya gritos de placer y yo estaba a punto de correrme, ella volvió a ponerse encima y a botar con fuerza mientras le agarraba el pelo del pecho y gritaba mirando hacia mi escondite ¡Ya llego, ya llego, eres tu quien me hace llegar!, en ese preciso instante me corrÃ*, creo que al mismo tiempo que ella, expulsando todo mi semen con fuerza en su puerta mientras veÃ*a su cara extenuada de placer y su cuerpo desnudo cayendo agotado sobre la cama.

Agotado y muy emocionado por lo que habÃ*a visto, me dirigÃ* a mi habitación, olvidando por completo el \"regalo\" que le habÃ*a dejado a Mireille en la puerta de su habitación.

Me dormÃ* enseguida. Tuve maravillosos sueños, rememorando lo que habÃ*a podido ver, pero en mis sueños era yo quien poseÃ*a a esa diosa maravillosa. Por la mañana me despertó el silencio. Sé que suena raro, pero fue asÃ*. No se oÃ*a nada en casa. Al cabo de unos minutos llamaron a mi puerta y oÃ* la dulce voz de Mireille, que con ese acentito francés que me volvÃ*a loco me preguntaba si podÃ*a entrar, que si yo estaba visible. Le dije que si y como una brisa de aire fresco entró en mi habitación, con una enorme sonrisa pÃ*cara en los labios. Llevaba puesta una camisa muy transparente de rayas blancas y azules y una falda blanca. Enseguida llegó hasta mi el olor de su perfume \"Opium\" el cual, mezclado con la visión de sus pechos bajo la camisa (no llevaba sostenes) me hizo recordar lo vivido la noche anterior, lo cual produjo en mi, una inmediata erección.

Mi- Buenos dÃ*as Miguel!! Que tal has dormido hoy?

Yo- Pues muy bien, gracias Mireille.

Mi- Gracias? Me lo agradeces a mi, el haber dormido bien?

Yo- Emmm, querÃ*a decir que gracias por preguntar.

Mi- Ahhh, te referias a gracias por preguntar…

Yo- Pues si. Oye Mireille, donde está todo el mundo?

Mi- Ya se levantaron hace rato. Tu padre y tus hermanas, han salido de compras. Tu padre me ha dicho que aprovecharÃ*a el dÃ*a con ellas y que comerÃ*an fuera. Por lo que no volverán hasta esta tarde o noche.

Yo- Pues que bien hombre!! Y yo que? Como es que nadie me ha avisado? Como es que se han ido sin mi?

Mi- Pues sencillamente, que como nadie te vio ni oyó llegar ayer por la noche (brillo especial en sus ojos) tu padre ha pensado que debiste llegar muy tarde y muy cansado. Yo le he confirmado que debÃ*as haber ido a dormir muy cansado y que mejor te dejaba dormir hasta tarde. También le he dicho que mejor que te dejase aquÃ* conmigo porque necesitaba que me hicieses una cosas.

Yo- Ah! Y porqué le has confirmado que yo estarÃ*a cansado? Y que necesitas que haga?

Mi- Bueno, bueno, caballerete. Esta mañana te has levantado preguntón por lo que veo. En 4 minutos me has hecho 10 preguntas y has montado una tienda de campaña (dijo señalando el bulto que mi polla creaba contra las sabanas). Jajajaja, no te pongas rojo por lo que te he dicho, es algo de lo más normal. Escucha, tu no has parado de preguntarme cosas y por el contrario soy yo quien quiere preguntarte a ti algo.

Yo- Pues pregunta Mireille.. (Contesté un poco ruborizado, ya que ella miraba de reojo mi erección y luego a mi)

Mi- Me dirás la verdad?

Yo- Pues claro que si, sabes que no tengo por costumbre mentir!!

Mi- Ok, ok, no te enfades conmigo. Vale, te lo preguntaré ya que me has prometido ser sincero. Por casualidad sabes algo de una enorme mancha de esperma que hay en mi puerta?

Yo- Joder!! Esto… Mireille…escucha….te lo puedo explicar de verdad, lo puedo explicar.

Mi- Precisamente eso es lo que quiero. Que me expliques como esa mancha ha llegado hasta mi puerta. En esta casa hay 2 hombres. Tu padre y tu y te aseguro que ese esperma no es de tu padre, primero porque no suele correrse en las puertas, segundo, porque reconozco el olor del esperma de tu padre y tercero, que el o bien se corre dentro de mi o yo no dejo escapar ni una gota…

Mientras oÃ*a a Mireille decirme estas cosas, yo creÃ*a estar flipando. No me gritaba, me hablaba con un tono de lo más normal, casi dulzón. Mientras ella me hablaba, su mano acariciaba mi pierna por encima de la sabana (muy cerca de mi dura polla, la cual dejaba escapar unas gotitas, las cuales al estar la punta tocando la sabana, creaba unos cÃ*rculos de humedad.

Pensé que la suerte ya estaba echada y que ya daba todo igual, por lo que decidÃ* jugarme el todo por el todo y explicárselo. Le conté todo lo que habÃ*a visto la noche anterior. Como me habÃ*a fijado en todos los detalles (no le conté que tenia la impresión de que ella me habÃ*a visto) y de cómo no me quedó otro remedio que masturbarme en su puerta. Que habÃ*a sido algo superior a mi voluntad y con cara de perrito apaleado le supliqué que no le contase nada a mi padre o me matarÃ*a a bofetadas por mirón. Mientras le daba los detalles de lo que vi y mis sensaciones mientras me masturbaba mirándola follar con mi padre, me fijé en que Mireille se mordÃ*a el labio inferior y que parecÃ*a que respiraba con un poco de dificultad.

Yo- Mireille por favor, no digas nada. Será nuestro secreto. Haré todo lo que me pidas. Lo siento de verdad. No querÃ*a que te sintieses mal por mi osadÃ*a. No volverá a pasar, te lo juro.

Mi- Pero te excitas pensando en mi? Te masturbas pensando en mi? Cuando estás con otra chica fantaseas que estás conmigo?

Yo- Noooo!!! Jamás, es la primera vez que te he visto como algo más que la mujer de mi padre.

Mi- Jajajajaja…será mentiroso el caballerete!! Te he pedido sinceridad y tu me has prometido la verdad. Pero veo que me mientes y no me dejas más opción contárselo todo a tu padre.

Yo- Noooooo, por favor Mireille, no lo hagas. Porqué dices eso? Cuando te he mentido?

AsÃ* fue como pasó a relatarme, que un dÃ*a en que llegó antes de hora a casa, como le dolÃ*an horrores los pies, se quitó los zapatos dentro del ascensor y entró con ellos en la mano. Mientras los dejaba en el fregadero, le pareció oÃ*r que yo la llamaba y se dirigió hacia la habitación en la que me habÃ*a oÃ*do. Al llegar al marco de la puerta, se encontró con una imagen que la impactó. De espaldas a la puerta de la habitación y encima de la cama me encontraba yo, ensartándole la polla a Conchi por el culo mientras se me oÃ*a decir: Ohhh , si Mireille!! Qué, te gusta que te folle el culo? Te gusta sentir mi dura polla como te perfora, ehh? Siii….ohhhhhh…tomala toda mi amor…goza como tu me haces gozar….te voy a dar toda mi leche…uhmmmm…siiiiii.

Mireille me confesó que aunque en un primer momento pensó en entrar gritando al vernos a mi y a mi hermana follando, al oÃ*r que yo pronunciaba su nombre, se paró en seco. Encontró curioso que utilizase su nombre al encular a Conchi (cosa que ya la extrañaba entre hermanos, pero que no era cosa suya) y se quedó mirando toda la escena, escondida tras el marco de la puerta. También me dijo, que notó una enorme calentura, al ver mi polla entrar y salir de aquel culo, asociado a su nombre y que no pudo por menos, que levantarse la falda, apartar sus bragas y empezar a masturbarse al mismo ritmo que yo enculaba a Conchi, llegando al orgasmo en el mismo momento en que enormes chorros de leche caliente inundaba el culo de Conchi.

Mi- Entenderás ahora, el porqué te digo que me has engañado!!

Yo- Estoy avergonzado de verdad…no sé que decir.

Mi- No te preocupes, te guardaré el secreto. Pero creo que ya va siendo hora de que te levantes de la cama, caballerete. Lo primero que vas a hacer, es coger un trapo húmedo y limpiar los restos de semen de la puerta de tu padre, no vaya a ser, que lo acabe viendo y se te descubra el pastel. Y lo segundo, es ir al baño a lavarte bien. Anoche te metiste en la cama, justo después de dejarme el regalito depositado en mi puerta y sin limpiarte. Y eso es algo que debes saber hacer. La limpieza Ã*ntima es algo muy importante. Debes de estar muy limpio, antes de follarte a una mujer y sobretodo si tanto te gusta la penetración anal.

Al mismo tiempo que me decÃ*a esto, nuevamente me guiñó un ojo, brindándome una enorme sonrisa, mientras se levantaba para abandonar mi habitación, no si antes al quitar su mano de mi pierna, rozar mi polla y dirigirla una mirada. Al quedarme solo, no pude menos que soltar un suspiro. Temblaba. No sabÃ*a bien el porqué. Si por haberme salvado de un follón que hubiese roto la unidad familiar, por como ella habÃ*a follado anoche con mi padre a sabiendas de que yo me masturbaba mirándola, o por su comentario de \"hay que lavarse bien antes de follar\" y mandarme al baño. Cuando me levanté, recogÃ* mi ropa de la noche anterior y me dirigÃ* a la cocina para dejarla en el fregadero y coger un trapo y el \"Pronto\" para limpiar la puerta.

Mi- Es igual…no te preocupes…la mancha ya la limpiaré yo. Será un \"placer\" hacerlo. Mejor vete ya a la bañera. Te la he dejado preparada después de que yo también me he lavado bien.

Un escalofrÃ*o me recorrió la espalda al oÃ*rla decir: \"Será un placer hacerlo\" y \"yo también me he lavado bien\". Me giré poco a poco y la vi apoyada en la encimera de la cocina, con un humeante café en la mano y una sonrisa en la cara.

Me dirigÃ* al baño grande, donde efectivamente, Mireille me habÃ*a preparado un baño con mucha espuma y una temperatura más que agradable. Me metÃ* en el agua calentita, dejando que mi piel se fuese suavizando con la espuma. No habÃ*an ni pasado 4 minutos, cuando Mireille abrió la puerta del baño y entró en el. Se sentó en el borde de la bañera y me dijo:

Mi- Bueno, ahora que según parece estás más relajado, me gustarÃ*a que me contases las cosas que tu hermana Conchi y tu, hacéis cuando nadie os ve. Me encantan los relatos eróticos y seguro que los tuyos deben de ser la bomba!!

Empecé a explicarle con pelos y señales todas las cosas que hacÃ*amos, como habÃ*a sido nuestra primera vez en ese mismo baño (lógicamente, me callé lo de mi padre con mi hermana Mónica). Mientras le iba explicando y dando datos, inconscientemente (creo) su mano se dirigió hacia su entrepierna, pasándola entre los pliegues de la falda y empezó a tocarse su coñito por encima de sus bragas blancas. Por la humedad del agua de la bañera, su camisa de rayas blancas y azules, se le pegó a las tetas, dejándomelas ver claramente, sobretodo sus hermosos pezones. Aunque estaba dentro de la bañera, la visión de sus turgentes pechos y el ver ir y venir de su mano, hizo que nuevamente tuviese una erección descomunal, mientras le seguÃ*a explicando mis andanzas sexuales con Conchi.

Antes de que yo pudiera darme cuenta de lo que estaba pasando me puso la mano sobre la cabeza al tiempo que me decÃ*a:

Mi-Quieres hacérmelo? Tienes ganas de......

Me quedé helado por lo que estaba oyendo y apenas pude balbucear:

Yo-Mireille! qué dices? ¿que quieres hacer qué?

Mi- Tu crees normal que una madre le pida a su hijo que se lo haga? Preguntó tÃ*midamente.

Yo- Me darÃ*a igual si fueses mi madre carnal, que no es el caso. AquÃ* tienes la respuesta a lo que pienso de tu pregunta, esta es la polla que buscas ¿aun la deseas? . Le pregunté, señalando mi rosado capullo, que sobresalÃ*a del agua

Se quedó callada como pensándoselo mejor.

Yo- Aun la quieres? InsistÃ* excitado. ¡Vamos métetela en la boca! Nota el calor y chupa.

Me miró como incrédula, pero enseguida cogió la polla que salÃ*a del agua y empezó a acariciarla con suavidad. Estaba claro que estaba muy caliente.

Yo -Frótame los cojones con suavidad y pasa tu lengua por el capullo, luego métetela en la boca y chupa sin dejar de pasar la lengua.

Mireille hacÃ*a lo que yo le decÃ*a y lo hacÃ*a con ganas. Desde dentro de la bañera, pude soltarle la falda y dejar su húmedo coñito, solo cubierto con sus lindas bragas blancas





Luego de que se entretuviera un buen rato, la hice levantar del borde de la bañera, le quité su camisa y sus bragas y la invité a meterse conmigo en el agua. Le acaricié el pelo y le pase la lengua por el cuello para pasar a mordisquear el lóbulo de su oreja haciendo que se estremeciera. Comencé a acariciar sus tetas deslizando los dedos sobre la parte que quedaba descubierta. Al tiempo en que ella comenzaba a jadear. Lleve mi lengua desde la oreja hasta sus labios lamiendo su cara y enseguida busque su lengua para enlazarla con la mÃ*a. Ella continuaba agarrando mi polla con su mano y mamándomela. Mientras, yo agarre con fuerza una de sus nalgas y ella dejó escapar una exclamación de dolor y jadeo. Antes de que yo me corriese, se la sacó de la boca y arrodillándose en la bañera (después de vaciarla, claro está) me la hizo colocar entre sus tetas, para aprovechando la humedad del agua y el suave deslizar del jabón, llevarme en volandas a mi primer orgasmo, con una maravillosa paja cubana.



Al cabo de unos minutos de haberme corrido en sus tetas y de que ella, pasase un dedo, recogiendo hasta la última gota, para llevarlas a sus labios, le abrÃ* las piernas sin que ella opusiera resistencia. Enseguida me acomodé tras ella y con su ayuda me introduje en su coño. Noté por la expresión de su cara, de que algo no estaba haciendo bien, le faltaba algo que ella deseaba profundamente, asÃ* es que la saqué y me puse directamente a lamer aquellos labios frotando para estimularla y aumentar el placer. Poco a poco la humedad fue ganando espacio y ella disfrutaba de lo lindo acompañando mi cabeza en los movimientos que acompañaban los lengüetazos que tanto la satisfacÃ*an. Resoplaba de placer cuando me incorporé y ahora sÃ*, mi polla entró suavemente para acomodarse dentro de ella. Puse mis manos sobre sus nalgas y la atraje hacia mÃ* pasando a penetrarla con delicadeza una y otra vez mientras ella resoplaba y pedÃ*a más:

Mi- Sigue, muy bien amor, que placer, vamos, si, ahhh…uffff…. uhmmm. La noto, noto esa polla dulce que me refresca, sigue cariño



El tono de sus jadeos y pequeños gritos fue aumentando en intensidad, mientras chupaba sus tetas una y otra vez jugando con los pezones que mordisqueaba hasta el limite. Ella también empujaba pidiéndome más y más:

Mi- Que bien, que gusto, sigue mi amor, vas a hacer que me vuelva loca, no pares de darme con esa maravilla, vamos fuerte que ya noto que me corro, me corro con mi hijastro, dios que gusto, que gustoooo!!

No pude aguantar mas y dejé que mi polla descargara su contenido allÃ* dentro, al tiempo que ella saltaba entre sudor jadeos y respiración entrecortada. Nos corrimos al tiempo y sin dejar de empujar como si no quisiéramos que aquello acabara.

Mi- Gracias, decÃ*a ella, me ha encantado. Soy muy feliz. Te adoro mi amor.

Permanecimos abrazados un buen rato. Mi polla se habÃ*a relajado momentáneamente pero cuando vi que ella iba a incorporarse para salir del baño, el deseo se apoderó de mi nuevamente.

Yo- Donde vas?

Mi- Iba a ponerme algo encima, ya hemos acabado, no?

Yo- Nada de eso, contesté, Ahora quiero que seas tú quien me folle, como hiciste ayer con mi padre. Empieza por chupármela y luego quiero que te pongas la polla entre las tetas nuevamente y que con ellas la frotes hasta que notes que te quema y luego cuando estés bien caliente te la metas y me folles hasta que te corras.

Aquellas palabras dichas con firmeza y sin lugar a dudas hicieron despertar en ella una lujuria que la lanzaron a un frenesÃ* obediente que me transportó a un placer que hasta entonces no habÃ*a experimentado. Nos corrimos de nuevo casi con más intensidad que la vez anterior y quedamos exhaustos y felices. No se cuantas veces lo hicimos, pero al final estábamos agotados.

A partir de ese maravilloso dÃ*a, mi vida se convirtió en un cuento de hadas. A Conchi, no le expliqué lo que habÃ*a pasado entre Mireille y yo. No hacia falta; como buena mujer, conocÃ*a los olores de su macho y sé que ella lo descubrió por si sola. Mireille, a veces llegaba a casa antes de hora sin hacer ruido, solo para ver como yo seguÃ*a follando y sodomizando a mi hermana Conchi mientras pronunciaba su nombre. Mireille nos observaba desde la tranquilidad y oscuridad del pasillo y aprovechaba (tal y como más adelante me explicarÃ*a) para masturbarse con total impunidad y asÃ* mantener vivas las ganas de follarme en los momentos en que nos quedábamos solos.

Los años fueron pasando (concretamente 5), follando felizmente todos, hasta que un dÃ*a, mi padre falleció a causa de un Infarto de Miocardio (creo que mientras follaba con Mireille). Nuestras vidas cambiaron radicalmente, al desaparecer el. Mi hermana Mónica, se fue a ganarse la vida a otra ciudad. Mientras tanto, Conchi y yo, seguÃ*amos manteniendo nuestra incestuosa relación que tanto placer nos habÃ*a producido durante esos salvajes años, pero con la salvedad de que ahora tenÃ*a novio y por lo tanto nuestros encuentros cada vez iban a menos. De repente, parecÃ*a que ya no le producÃ*a tanto morbo, que fuese su hermano quien le daba su ración de leche caliente dentro del culo. Algo muy parecido fue lo que sucedió con Mireille. Durante un tiempo, follamos como locos. Mireille era una mujer a la que le gustaba demasiado el sexo. Al no estar ya mi padre entre nosotros, era casi a diario, que Mireille le daba permiso a Conchi, para salir hasta tarde con su novio y asÃ*, nosotros poder saciar nuestros mutuos apetitos sexuales, en la cama.

Pero como todo lo bueno se acaba, esto también se acabó. Después de la muerte de mi padre, Mireille empezó también a llevar una vida diferente. SalÃ*a más a menudo y se cuidaba aún mucho más. Para ser una mujer de 40 años estaba esplendida. Se vestÃ*a de manera mas coqueta y más sugerente aún. AsÃ* consiguió ligarse al que hasta ese dÃ*a era el dentista de la familia. Una noche (a Conchi y a mi, nos vino a la mente aquella vivida 5 años atrás, cuando la conocimos) nos informó de que Carlos (el dentista) querÃ*a hacerla su mujer. Que tenÃ*amos los 3 la oportunidad de cambiarnos de casa y vivir en una posición más acomodada. Nosotros felicitamos de corazón a Mireille y le deseamos lo mejor con Carlos (aparte de ser una hembra maravillosa en la cama, durante estos años, habÃ*a sido una muy buena sustituta como madre).

Conchi, le agradeció la propuesta de todo corazón, pero la rechazó. Ella tenÃ*a en ese momento 23 años y querÃ*a empezar a vivir con su novio. Mireille me miró entonces con cara de interrogación, para saber que querÃ*a hacer yo. También rechacé su oferta; por un lado, me habrÃ*a muerto de celos, sabiendo (y supongo que oyendo) como era otro hombre, el que le proporcionaba sus dosis habituales de sexo (claro está esto no lo dije en alto, solo lo pensé) y como excusa para rechazar la oferta, utilicé que en tan solo 2 meses, tenÃ*a que ir a cumplir el servicio militar y que por lo tanto, no valÃ*a la pena que me cambiase de casa, dado que al acabar la mili, no sabÃ*a aún lo que iba a hacer.

Mireille, muy amorosamente nos abrazó y nos agradeció nuestro apoyo. A Conchi, le dijo que le parecÃ*a bien que empezase a vivir con su novio, pero que no se preocupasen, dado que la casa en la que vivÃ*amos, no se iba a vender a menos que los hermanos quisiésemos (nosotros éramos herederos de mi padre y Mireille tan solo usufructuaria) y que por lo tanto, podÃ*an vivir en ella.

Tan solo, debÃ*an esperar a que yo me fuese a la mili (puso como excusa, que no deseaba, que yo viese cosas que a mi edad, aún no debÃ*a…jajajaja, que cachonda! Lo hizo por mÃ*, para que mis últimos meses antes de irme pudiese disfrutar del amor y del sexo que mi hermana Conchi, aún me brindaba, ya que ella no podrÃ*a)

A Conchi, casi le caen las lágrimas de alegrÃ*a al oÃ*r que podrÃ*a empezar a vivir con su novio en casa. Toda la casa para ellos, su nidito de amor! Besó a Mireille y la abrazó (en verdad, las dos se habÃ*an cogido mucho cariño) y salió de casa volando y avisando de que se lo iba a contar a su novio y de que llegarÃ*a tarde. Al quedarnos solos Mireille y yo, ella empezó a pedirme disculpas por haber conocido a otro hombre, etc, etc. Riendo la tranquilicé. Le dije que entendÃ*a perfectamente, que una mujer como ella, debÃ*a tener a su lado y merecÃ*a tenerlo, a un hombre que le supiese dar todo lo que ella necesitaba.

Mireille al oÃ*r eso, se encargó de darme durante dos horas de sexo completo y maratoniano, lo que según ella, yo merecÃ*a. Esa fue la última vez que Mireille y yo tuvimos sexo. Hoy en dÃ*a aún es una mujer de muy buen ver y felizmente casada con Carlos.

Los 2 meses antes de irme a la mili fueron como una carrera de fondo.

Mireille se casó con Carlos. A la boda vino también Mónica, la cual estaba preciosa; la acompañaba un tipejo, al cual nos presentó como su novio. El tÃ*o, la verdad, no valÃ*a nada. Yo no daba un duro por esa relación (el tiempo me iba a dar la razón, gracias a dios). Conchi fue preparando la casa, para la llegada de su novio. La pintó de nuevo y la decoró a su gusto. Lógicamente la ayudé en todo lo que pude, incluyendo la pintura y a mover y cambiar los muebles. Todo esto hacÃ*a que nos manchásemos y sudásemos mucho, por lo que nuestras visitas al cuarto de baño, fueron a diario durante esos dos meses (jejejeje, el que haya leÃ*do este relato desde el principio lo entenderá).Fuimos casi como un matrimonio. Casi cada noche, dormimos juntos y tuvimos el sexo más placentero del mundo, ya nadie nos podÃ*a pillar, la casa era nuestra.

Y asÃ* fue, como un
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jocama19

Virgen
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ya lo habia visto, s muy interesante, pero al igual que el que vi se encuentra incompleto, es muy bueno, terminalo.
 

papel

Virgen
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:thumbsup:NO MAMES QUE INCREIBLE RELATO
 

bigfan

Virgen
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Vaya que me llevo tiempo terminar de leer pero esta muy bueno
 
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