mis hermanas

crash777

Virgen
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Ene 17, 2008
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Lo que os voy a contar sucedió hace algunos años, cuando yo tenÃ*a 17 recién cumplidos.
Soy el menor de tres hermanos, la mayor se llama Beatriz, le sigue Ana y luego voy yo, Mateo. Me sacan seis y cuatro años respectivamente. Bea ya no vive con el resto de la familia, se casó. Pero Ana y yo seguimos en casita de los papis.

Por aquel entonces yo apenas salÃ*a de fiesta, mis padres me controlaban mucho. Pero mis hermanas al ser mayores que yo si disfrutaban del fin de semana. No tenÃ*a novio ninguna de las dos y compartÃ*an grupo de amigas. Las dos se ponÃ*an aun más guapas de lo que eran para salir de fiesta. Se parecen bastante, morenas de piel y pelo rizado largo. Bea, la mayor, es también algo más alta y más delgadita aún que Ana, que tiene los pechos más grandes. La verdad es que mis hermanas están muy buenas, y ellas decÃ*an lo mismo de mÃ*, que qué guapo era, que dentro de unos años me las ligarÃ*a a todas,... lo que le suelen decir a un hermano menor.

Un fin de semana se fueron mis padres al campo, a casa de unos amigos, y nos dejaron solos a los tres. El sábado llamamos a un telepizza para comer y después estuvimos viendo una peli de video que habÃ*a alquilado Ana. No la recuerdo exactamente, pero cuando la estábamos viendo me fijé en Bea, que estaba en un sofá casi frente al mÃ*o. Estaba vestida con una simple camiseta y un pantaloncito corto de deporte mÃ*o que muchas veces me quitaba. Algo que me molestaba mucho, por cierto. Ella estaba sentada con los pies sobre el sofá, y al fijarme en los shorts me di cuenta que se le veÃ*a el coñito. Rápidamente volvÃ* la mirada al televisor, pero una fuerza desconocida me hacÃ*a volver a mirarla a ella y a su cosita. Me empecé a excitar un montón, era algo tan prohibido y sólo se lo habÃ*a visto cuando éramos pequeños. PodÃ*a observar que lo llevaba rasurado la muy guarrilla de mi hermana. De repente Ana que me estaba viendo desde el otro lado del sofá me dijo:


- ¿Tu qué miras, mocoso?
- Nada, nada.- me habÃ*a pillado, y me puse un poco nervioso.

- ¿Cómo que nada? ¿Qué estabas mirando?
- Pues, joder, que Bea me ha vuelto a quitar mis pantalones.

- Ya, por eso te has empalmado. Mira Bea, Mira como se la has puesto a Mateo. Jajaja, ponte unas braguitas por que si no....jajaja

Y empezaron a reÃ*rse de mÃ* las dos, en mi vida lo he pasado tan mal. Intentaba esconder mi erección, pero con el chándal que llevaba puesto era imposible. Me giré para insultar a Bea (tÃ*pico entre hermanos cuando no tienes ningún argumento), pero noté una mirada suya que desconocÃ*a. Era como una especie de consentimiento y picardÃ*a. El resto de la tarde lo pasé callado viendo la tele.

Más tarde ellas se arreglaron para salir, yo me quedarÃ*a en casa porque aunque estaba sólo no tenÃ*a plan. AprovecharÃ*a para ver una peli porno que tenÃ*a ya muy vista pero que salÃ*an unas tÃ*as estupendas. A las diez se fueron y como cualquier chaval de dieciséis años me hice el rey de la casa. ComÃ* lo que sobró de las pizzas, me tomé un par de cervezas, me hice una paja con la peli y a las dos me fui a la cama.

SerÃ*an las cuatro y pico cuando regresaron. Las oÃ* por el portazo que dieron al entrar. Desde mi habitación se oye todo lo que sucede en casa, por lo que las estuve escuchando hasta que se acostaron y aquÃ* viene lo ?gordo? de la historia.

Casi una hora después todavÃ*a no habÃ*a conseguido dormir cuando se abrió con sigilo la puerta de mi cuarto, no se sabÃ*a si era Bea o Ana, pero no encendió la luz. Supuse que querrÃ*an asegurarse de que estaba en casa, pero no era asÃ*, porque ella se metió en mi cama. Yo no sabÃ*a cómo actuar por lo que me hice el dormido. Pasaron unos segundos, para mÃ* eternos, en los que no sucedió nada, pero después ella empezó a acariciarme, seguÃ* haciéndome el dormido mientras ella me tocaba el torso, los brazos, el vientre, hasta meter la mano por de bajo de mis slips y agarrarme la polla, que ya estaba muy crecida. Se escondió bajo la colcha, y comenzó a chupármela, ¡Dios! ¡Era la primera mamada que me hacÃ*an en la vida! Yo no sabÃ*a qué hacer, qué decir. ¡Una de mis hermanas estaba comiéndome la polla! Era algo prohibido, pero, me estaba gustando tanto... Supuse que ella sabrÃ*a que yo estaba despierto, pero ahora entiendo que jugábamos con el sobreentendido. No me atrevÃ* a tocarla, me dejé hacer. Cada vez chupaba y me pajeaba con mayor intensidad y notaba sus tetas golpeando y rozando mis piernas. Intenté averiguar por ello cual de mis hermanas era. Ana, ya lo dije, tiene los pechos más grandes, pero en la oscuridad y sin poderla tocar me era imposible descubrirla. Llegó un momento que mi excitación era tal que fui a correr, obviamente no podÃ*a avisarla, asÃ* que descargué mi leche en su boca. Fue la primera vez que emitió algún sonido: jadeaba mientras chupaba y lamÃ*a todo lo que salÃ*a por mi polla. Nunca habÃ*a sentido un placer semejante, creo que me corrÃ* como nunca en toda mi vida. Después, ella salió de debajo de la colcha, me besó en la oreja con un lametón y abandonó mi cama y mi cuarto tan sigilosamente como habÃ*a entrado en él.

Como os podréis imaginar me costó dormirme aquella noche volviendo a disfrutar una y otra vez en mi imaginación lo que habÃ*a sucedido. También pensando quién de mis hermanas se habÃ*a atrevido a meterse en mi cama, mis deducciones llegaban más hacia mi hermana mayor Bea después del suceso de la tarde, pero no lo podÃ*a saber a ciencia cierta.

A la mañana me daba miedo levantarme, me acojonaba enfrentarme a mis hermanas cara a cara desayunando. Al final me atrevÃ* aún sabiendo que ambas estaban despiertas andando por la cocina. Cuando entré allÃ*, os puedo asegurar que era como otro dÃ*a cualquiera, nada fuera de lo normal, asÃ* que desayuné igual que como lo hice el dÃ*a anterior o cualquier otro de mi vida, eso sÃ*, un poco más callado.

El resto del dÃ*a y de la semana siguiente fue de lo más común, nada extraño entre mis hermanas y yo. Claro que dentro de mÃ* se acrecentaba la curiosidad y algo nuevo que apareció aquel sábado por la noche: el deseo sexual hacia mis hermanas.

El Jueves por la noche estábamos toda la familia viendo la tele, una pelÃ*cula. Era un poco raro, la verdad, que estuviéramos todos juntos, pero la peli era buena. En un momento salió una escena de sexo un poco fuerte y larga que comenzó a excitarme. Yo estaba flanqueado por mis dos hermanas, y de repente, como si nada, Bea se levantó y dándome un golpecito en el pene me dijo: ¡Que te emocionas!. Hubo alguna sonrisa en casa, pero pasó muy desapercibido aquello, menos para mÃ*. Aquella era la prueba definitiva.

Me acosté esa noche dándole mil vueltas a la cabeza, y por otro lado muy excitado por la proximidad de la tentación a la que le sumaba mi cobardÃ*a por intentar nada con ella. Pensaba que quizás ella dio el primer paso y que esperaba de mÃ* dar el segundo. Y a las tres de la mañana lo hice. SalÃ* en silencio de mi habitación y a oscuras crucé todo el pasillo hasta situarme frente a la puerta de la habitación de Bea. TenÃ*a miedo de lo que pudiera pasar porque a cada paso que daba mi certidumbre iba mermando. Pero por otro lado pensaba en lo buena que estaba Bea, una chica cañón que me sacaba seis años. Sólo pensaba en aquella imagen de Bea con mis shorts mostrándome el coñito. AsÃ* que entré en su habitación intentando hacer el menor ruido posible, ya tenÃ*a pensadas excusas por si se despertaba y me pillaba. Me acerqué a la cama no sin dificultad por la oscuridad, ella seguÃ*a inmóvil, podÃ*a advertir el bulto que hacÃ*a ella en la cama. Respiré profundamente y me metÃ* bajo las mismas mantas. Lo primero que percibÃ* fue su olor y su calor.

Me atrevÃ* a acercar la mano hacia su cuerpo, me estaba dando la espalda, la toqué, estaba desnuda. Hizo como una pequeña contracción que me asustó y retiré la mano, pero se quedó inmóvil, asÃ* que volvÃ* a extender mis manos hacia ella. Ronroneaba como en sueños, pero, ¿PodÃ*a creer que estaba dormida realmente?. Mis manos fueron cercándola para llegar a sus pechos donde sus pezones me esperaban ya erectos como lo estaba mi polla desde hacÃ*a rato. Pegué mi cuerpo al suyo, y estuve un buen rato acariciándole los pechos y arrimándome a su culito. Después de eso me sumergÃ* entre las mantas, y ella simulándose la dormida se giró para quedarse boca arriba y facilitar mi incursión.

Nunca antes habÃ*a estado tan cerca de un coño, y su olor fue para mi toda una novedad. AllÃ* abajo olÃ*a a una mujer preciosa y deseada. Le aparté suavemente los muslos, ella me ayudaba, y metÃ* mi cabeza hasta el fondo para con mi lengua lamer aquella vulva que ya estaba húmeda. MovÃ*a la lengua de arriba abajo, chupaba, mordÃ*a... hacÃ*a todo aquello que habÃ*a visto en las pelÃ*culas porno, pero esta vez era yo el protagonista del placer. Ella increÃ*blemente seguÃ*a haciéndose la dormida, y creo que aquel juego me encantaba. SeguÃ* chupándola y metiéndole mi lengua en el coño hasta que entendÃ* que se corrÃ*a porque no disimuló ya los movimientos y con contracciones de su cuerpo acabó por inundarme la cara de sus flujos. Estaba tan excitado que no sabÃ*a que hacer, si masturbarme allÃ* o intentar follármela. Entonces con decisión me puse sobre ella, busqué con mis dedos la entrada y se la mostré a mi polla para Ã*rsela metiendo poco a poco. Entró con suavidad porque ella estaba completamente mojada y muy dilatada. Por aquel entonces no sabÃ*a moverme muy bien pero me la estuve follando clavándosela hasta el fondo. En cuanto podÃ*a me separaba un poco y bajaba la cabeza para poder chuparle las tetas. En un momento ella, a pesar de mantener el papel de dormida, fue a correrse otra vez y me agarró el culo contra sÃ* de una manera muy fuerte que hizo que yo me corriera dentro de ella. Tuve que darla como unas diez embestidas bien fuertes del placer que me estaba proporcionando aquel orgasmo, y en la última me quedé tumbado sobre ella notando el latir de nuestros corazones exhaustos y nuestra piel sudada. Fue un polvo increÃ*ble, casi me quedé dormido sobre ella, por lo que me levanté con sigilo y volvÃ* a mi cuarto rápidamente.

A la mañana siguiente estábamos desayunando los tres hermanos a la mesa solos, porque mis padres trabajan en el centro y han de salir temprano por los atascos. En vez de estar acobardado, esta vez me sentÃ*a mucho mejor, alegre y descansado. AsÃ* que con toda la frialdad del mundo miré a mi hermana Bea y le dije:


- Bueno, ya te devolvÃ* la visita

Fue entonces cuando mis hermanas me miraron, se miraron entre ellas y empezaron a reÃ*rse de mÃ*, y me dijo Ana:


- Perdona, me la debÃ*as a mÃ*. Para cuando lo hagas estaré dormida esperándote.



Esta historia fue sólo el principio de una gratÃ*sima relación entre hermanos que ya os seguiré contando. Espero vuestras sugerencias.
Nota: Autor: diMateo
[email protected]
 

elyayito

Pajillero
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ajajajajaja ha estado muy bueno te felicito y te lo agradesco
 

theprettender

Virgen
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que buena historia es genial contar con este tipo de foros:thumbsup:
 

amoena

Virgen
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wow qe rico relatos espero leer mas como este
 
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