Mis 2 Hijastras

heranlu

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Ago 31, 2007
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Me llamaré Ricardo de 38 años. A los 20 me casé y a los 22 me divorcié, no tuve hijos. Desde ese momento decidí no volver a casarme. Cuando tenía 32 años, conocí a una chica de ascendencia china, inmigrante de ese país. Ella es madre soltera con dos hijas, de hecho cada hija es de diferente padre. Su nombre es chino, pero la llamaré Silvia, ella cuando la conocí tenia 31 años, su hija mayor es Pamela que cuando la conocí tenia 12 años y la menor Paola tenía 9 años, los padres de ambas, según me dijo Silvia habían sido también inmigrantes chinos..

Nos hicimos novios y a los pocos meses de este noviazgo, decidimos vivir juntos sin casarnos, ellas 3 vivirían en mi casa. Fueron dos años muy buenos, las niñas ya me decían papi y como es clasico en esa cultura, había un gran respeto entre padres e hijos, cosa que me gustaba mucho. Fui adoptando varias cosas de su cultura. Debo decir que ellas vivian en mucha pobreza cuando se pasaron a vivir conmigo, yo no soy millonario, pero vivía bien en una buena casa y en un buen residencial, tenía dos autos y mi negocio es comercializar alimentos enlatados.

Al tercer año de vivir juntos, a mi pareja Silvia se le ocurrió ir a su país, ella había venido con sus padres cuando tenía 16 años. Según ella, sus padres se habían regresado a su país, pero ella se había quedado voluntariamente. Y me contó que un familiar le había comentado que su papá estaba agonizando, me dijo que quería ir a verlo. La verdad es que yo no quería, porque era un viaje muy largo y ella nunca había visitado su país desde que llegó a este. Finalmente me convenció y se marchó. Con sus hijas recibíamos email´s y con eso nos comunicabamos, su viaje sería de unos 15 días, pero cada vez que nos escribiamos ella pedía más tiempo, yo comencé a molestarme, luego después solo le escribía a sus hijas y nunca indicaba cuando regresaría.

Pasó un año, luego otro. La pequeña Pamela ya con 16 años y Paola con 13. La mayor estaba en pleno desarrollo, con sus ojitos razgados, su cuerpecito como es común en ellos, delgadito, pocos senos y un traserito compacto, pera era muy bonita. Cuando cumplió sus 16 me dijo que ella quería tomar el lugar de su mamá, al principio creí que lo decía por consolarme, pero no creí que fuera cierto. Sin preguntarme, ella se mudó de su habitación a la mía, cierto día que regresé de mi trabajo ella ya había pasado toda su ropa y sus cosas y había quitado las de su mamá. Debo indicar además, que yo la veía con ojos de padrastro y no de hombre, pero me excitaba verla en ropa interior en mi cama, ella me abrazaba para dormir, aveces tenía unas grandes erecciones alli acostado, yo tenía unos 35 o 36 años que es la edad en que el hombre ha alcanzado una madurez sexual en todo y se mantiene caliente, y como no tenía sexo frecuentemente.

Las cosas tomaron otro rumbo cuando una mañana me estaba bañando y de repente entró Pamela, se quitó su ropa y quedó en cueritos, luego entró a ducha conmigo, pude verla totalmente desnuda por primera vez, su monte de venus ya estaba poblado, sus vellos púbicos eran gruesos, pero aún asi sobresalían sus labios vaginales, sus senos redonditos como volcancitos y sus pezones oscuros, su cuerpo delgado ya tenía una silueta con sus caderitas ensanchadas y una cinturita delgada. No pude aguantarme y tuve una erección, y más cuando ella se puso a enjabonarme, luego yo la enjaboné a ella, pasé mis manos por todo su cuerpecito, incluso acaricie disimuladamente su panochita y sus senos, creo que los dos nos pegamos una buena calentada esa mañana, pues noté que su respiración se alteró alli en la ducha. Ya en el trabajo, no podía concentrarme, pensando en ese cuerpecito que ahora yo estaba deseando, pero no sabía si era lo correcto.

Una de esas noches, ella se acostó como siempre, se ponía una blusa floja, sin sostén, y un calzoncito diminuto por debajo. Se abrazó a mi y yo la abracé como no lo había hecho antes, mis manos recorrieron su espalda y luego disimuladamente sus nalguitas. Tuve una erección casi inmediata, era tanta que se dibujaba en mi pantalón de la pijama. Ella se dió cuenta y me preguntó porque me había puesto asi, yo le dije que era ella la que me tenía asi. Le expliqué que los hombres nos excitamos y tenemos erecciones cuando vemos a una mujer sexy. -Yo te excité??- me preguntó. Después de una pausa le dije que si. Pensé que ella se pondría molesta conmigo, pero no completamente al reves, me dio una sonrisa y con una de sus manos se acercó y me acarició la verga sobre la pijama, sentí rico su delicada mano acariciar mi verga, como si se acariciara el pelaje de un gatito. -Es durita!!- me dijo con voz suave.

Entonces dije -pero si la tocas verás que tiene la piel suavecita-, ella metió su mano debajo y su pequeña mano acarició piel a piel mi verga erecta. -Si, es cierto tiene la piel suave!- me dijo Pamela.

Yo que estaba completamente con la sangre caliente, me hice abajo la pijama y mi verga quedó al descubierto, ella abrió su boquita en señal de sorpresa, pues nunca me la había visto tan erecta.

-No te duele?, parece hinchada- peguntó ella. Yo le dije que no y agregué que por qué no le daba algunos besitos para que no me doliera. Ella siguió acariciandomela y en un momento se fue acercando y le dio un besito, luego fueron dos, luego lo lleno de besos. Al ver eso yo le dije -Pamelita, me gustaría mucho que lo chuparas-, le dije.
Se quedó en silencio unos segundos, -y cómo lo hago?- me preguntó.
Tomé mi verga con una mano y la puse casi vertical, -Yo la detengo y tu la chupas!-
La pequeña se acercó y se colocó como en cuatro y su cabeza sobre mi inflamada verga, le dio unos besitos más y por fin la metió en su boquita, sus labios atraparon mi glande y la chupó delicadamente.
Lo hizo por unos segundos, luego la sacó de su boca -no te está doliendo?-
-No preciosa, sigue asi!- le dije y la tomé de su cabello y la volví a poner como estaba, es decir con mi verga en su boca.

Pamela me dio un exquisita mamada de verga, no del tipo en que te la quieren arrancar con las mamadas que te dan, sino fue delicada, lenta e inocente, ingredientes para que después de diez minutos estuviera yo a punto de correrme, pero la detuve. -Qué, no lo hice bien?- me preguntó ella cuando le retiré su boca de mi verga.

-Lo hiciste perfectamente, no pudiste hacerlo mejor, pero ahora quiero enseñarte otra cosa- le dije
-A ver cual ?- me contestó ella.
-Ahora yo le voy a hacer lo mismo a tu panochita, le voy a dar unos besitos- le dije
Ella se sonrojó y me dijo -ahh no!- y se tapó con las manos con dirección a su sexo. Yo le dije que no le dolería, y ella siguió negándose, hasta que le dije -y si te tapo lo ojos y tu no ves nada, me dejas hacerlo?- Ella se quedó pensando en mi propuesta y aceptó. Me acordé que su mamá aveces usaba un antifaz oscuro para hacer siesta. Lo saqué de un cajón, se lo mostré, ella se sonrió y se lo puso. Ella estaba en mis manos.

La acosté y le besé la frente, luego las mejillas, el cuello y le fui quitando su blusón, le dije que eso estorbaba, luego le fui quitando su braguita, ella no me lo dejó hacer, la calmé diciendo que era lo mismo que había visto en la ducha, cuando ella se metió conmigo, eso la tranquilizó y le saqué su braguita. Pamela quedó desnuda en la cama. Sus senos como dije eran finos y de bonita forma, le di unos besos en el cuello solo para tener a mano sus tetitas y bajando las besé, ella primero me retiró la boca, pero insistí y ahora lamí sus pezones y ella erizó todo su cuerpo, tomé con la boca cada seno y lo mamé, ella gimió por primera vez y me tomó de los cabellos, Pamela temblaba de emoción. Mamé sus lindos senos y le hacía circulos con la lengua a sus pezones, se erectaron su pezones, luego seguí bajando por su vientre y llegué a su vello púbico, era grueso pero escaso, sobresalían sus labios vaginales claramente, sin embargo antes que yo llegara a su vulva, ella cerró sus piernas, asi que cambiando de estrategia, me puse a besar sus muslos y sus piernas, besaba y lamía para ser exactos, ella se fue relajando.

Cuando sentí que se había relajado, fui subiendo y me coloqué entre sus piernas para que no las pudiera cerrar, mi lengua pasó encima de sus labios vaginales, ella instantáneamente quiso cerrar sus piernas y no pudo, asi que seguí lamiendo su panochita, metiendo mi lengua desde abajo, donde estaba su vagina y llegando hasta el botoncito de su clitoris, Pamela daba de gemidos y a su vez pude sentir el sabor sus juguitos lubricantes y el olor que exudan las hembritas cuando tienen relaciones sexuales. Yo seguí lamiendo y Pamela se aferraba a mi cabello, cada vez me daba buenos jalones de cabello, era señal que la pequeña estaba excitadisima. De repente oí que ella comenzó como a chillar y se movía mucho en la cama, ella se estaba corriendo en ese momento. Lo que aproveché para darle vuelta en la cama y que quedara boca abajo.

Alli le besé sus nalguitas, que a pesar de lo pequeñas eran duritas y con la piel fina. La besé y las atrapé con los labios, luego se la abrí y pude divisar su arrugadito ano, no pude aguantar las ganas de lamerlo y lo hice, ella hizo para atras sus manos y me quiso quitar la boca de su culito, pero no lo logró, le comi su culito con largas lamidas y con la punta de la lengua le hice circulitos pequeños alrededor de su orificio. Después de un rato, bajé hasta que mi lengua pudo tocar su panochita de nuevo, Pamela en ese instante me pedia clemencia -ya no papi, ya no, ohhhh- decía ella.

-No te gusta que te haga esto?, acaso te duele?- le dije. Ella entre quejidos me respondió -No, no me duele, pero parece que me voy a orinar- .
-Ya, ya voy a terminar!- le dije entonces, seguí lamiendo su vulvita y subía hasta su culito y de nuevo bajaba, lo hice hasta que la oí llegar a otro orgasmo. Dejé que se tranquilizara, ella quedó boca abajo como muerta, no se movía, solo respiraba con dificultad.

Luego de unos minutos, le di vuelta y cubriendola con las sabanas, le quité el antifaz, ella aún tenía los ojos cerrados, yo me metí también debajo de las sabanas, los dos aún desnudos. La abracé y le dije que lo que habíamos hecho había estando muy hermoso. Le pregunté si le había gustado, me dijo si con la cabeza. Luego Pamela me dijo que ahora ella iba a tomar el lugar de su mamá, para que yo no me buscara otra mujer. Esa respuesta me dejó sorprendido. Se pasó la mitad de la noche abrazada a mi y ninguno se puso nada de ropa para dormir hasta el otro día.

Cómo yo la tenía en la misma habitación, no es dificil imaginarse que yo quería repetir esto cada noche, asi que durante 3 o 4 noches consecutivas nos dimos sexo oral, ella fue aprendiendo muy bien como mamarme la verga, incluyendo mis huevos, hasta que me sacó la leche en una de esas veces, ella se asustó, pero yo le dije que eso era señal que ella lo estaba haciendo muy bien. Yo le comía todo su cuerpecito y me quedaba chupando su vagina, no dejaba de comersela hasta oirla correrse al menos una vez. También le pedí, estando yo acostado con vista a cielo, que se sentara en mi rostro para comerme sus panochita y su culito, a ella le encantó hacerlo, pues ella podía moverse también sobre mi rostro y frotar su panochita en toda mi cara.

Fueron unas hermosas sesiones de sexo oral, pero yo quería dar el otro paso, uds saben a lo que me refiero. Yo quería hacer mía a Pamela, mientras teníamos sexo oral, en ocasiones le tocaba su panochita y aveces intentaba penetrarla con un dedo, y notaba que ella estaba cerradita, era virgen aún.

La relación con Pamela se volvió un romance, ella me abrazaba y me besaba cuando yo llegaba a casa en la noche, como lo haría una esposa, solo le pedí que no lo hiciera frente a su hermana, pues ella aún no sabía nada.

Lo planifiqué un fin de semana, le dije que le pondría de nuevo el antifaz, pues le iba a enseñar una cosa nueva, ella entusiasmada se lo puso. Comencé a comerle sus tetitas, las cuales o era mi imaginación o ahora tenían más volumen. Luego bajé a su panochita y se la chupé con mucha saliva, quería inundar su parte con mucha lubricación. Saqué un condon extra lubricado y me lo puse, mi verga ya estaba más que dura, le abrí las piernas y poniéndosela en la entrada de su panochita, le dije que si quería ser mi mujercita, ella que ya estaba excitada del sexo oral que le dí, me dijo que si muy emocionada. Fui colocándome encima al mismo momento que empujé mi verga dentro de su vagina, Pamela hizo un gesto primero de sorpresa y luego de dolor, ya había entrado el glande mi verga, ella gritó y se aferró contra mi cuerpo abrazándome, pero al hacerlo ella misma se ensartó más mi verga, entonces yo empujé y sentí como mi verga se deslizó adentro de su panochita, ella en ese momento comenzó como a llorar, me dio pena que fuera por dolor, pero ella no pedía que me detuviera, sino solo se quejaba, entonces busqué su boca y la besé al mismo tiempo que le decía que la amaba, eso fue como un balsamo, pues ella devolvió mis besos y me dijo que quería ser mi mujer.

Empecé a moverme adentro y afuera de su panochita, ella no dejaba de quejarse y de besarme las mejillas y la boca. Los bombeos fueron profundizando más y más verga en su vagina, hasta que sentí que se la tenía casi toda metida. Seguí cogiendola lentamente, esa noche lo hice suave y lento, no me importó, su panochita me apretaba tanto que estaba a punto de eyacular. Se la saqué y la puse en cuatro, ella apenas se pudo colocar como le dije, me puse atras y al tomar mi verga, pude ver manchas de sangre en el condón, pero aún asi se la metí de nuevo en su panochita, esta vez mi verga se deslizó más rápidamente en su vagina, luego la tomé de la cinturita y comencé a bombearle mi verga, suave y lento, aunque ahora vi que ella gemía en vez de quejarse, eso era buena señal.

Me la cogi varios minutos, hasta que ella comenzó de nuevo a llorar y bajó su cabeza a nivel de la cama, Pamela estaba teniendo su primer orgasmo con una verga en su vagina. Le di un poco más duro para hacerle durar su corrida, ella tardó un minuto llorando y gimiendo, yo eyaculé en el condón y luego nos acostamos juntos, ella se abrazó a mi y nos quedamos dormidos un buen rato, agotados.

Asi hice mía a mi hijastra mayor. Lo que vino después, necesitaría mucho más espacio para contarlo aqui, empezamos a coger casi todos los días, toda mi abstinencia de más de dos años había acabado y toda esa energía la descargué en Pamela. A los pocos meses eramos todos unos maestros para coger al otro, y como si fuera un paraíso virgen, a ella le enseñé a hacerme las cosas que me gustan, a mamarme la verga y los huevos, aveces hasta chuparme el ojete de culo que es tan sabroso, siempre con la limpieza necesaria. A ella le hago sexo en diferentes partes de la casa, pues hacerlo siempre en la cama se vuelve tedioso y rutinario con el tiempo, a Pamela se lo hice sobre la mesa del comedor, durante la cena, su hermana no estaba en casa. Se lo hice en la ducha, en su antigua habitación y varias veces en el sofá de la sala de estar. Y el postre era cogerla por su anhelado culito. Para ello, vimos unos dvd porno, con relaciones anales y con eso ella perdió el miedo y la verguenza de hacerlo por alli, le desfloré su bello y redondito ano, debo reconocer que la primera vez no sintió nada de placer, solo me dijo que lo había hecho por mi, para darme gusto. Pero con la ayuda de algunas cremas que conseguí, ahora a ella no le provoca dolor ni incomodidad darme su culito, que es lugar donde se van las mayoría de mis eyaculaciones.

Un día, la estuve buscando en casa, ella estaba duchándose, yo regresaba del trabajo y vi que tenía su lap top abierta y abierta una conversación con su madre. Me llamó la atención y comencé a leer su correspondencia con su mamá, me di cuenta que le contaba su relación marital conmigo a su mamá. Busqué correos más antiguos, y por fin llegué a uno que me dejó consternado, su misma mamá la estuvo induciendo para tener relaciones conmigo, pues ella le decía que ella no volvería de nuevo aqui y si yo me buscaba otra mujer, lo más probable era que las echara de la casa, pues no eran hijas de sangre ni estaba casado legalmente con su mamá. Yo le reclamé a Pamela lo del correo y le pregunté que si todo había sucedido por esa razón. Ella llorando me confesó que al inicio si, ella me dijo que su mamá le había pedido que fuera la mujer de su padrastro mientras ella regresaba, pues tardaría mucho tiempo en regresar, que había sido dificil pues a mi me quería como padre y no como hombre, pero con el tiempo eso cambió y ahora me quiere como hombre.

Tuvimos una ruptura a partir de alli, ella regresó a su habitación, con el tiempo volvimos a tener relaciones sexuales, pero ya no volvió a mi habitación. Más tarde ella me pidió dinero porque quería ir a ver a su madre, ella ya era mayor de edad y podía tramitar sus papeles, con mi apoyo. Asi que Pamela se fue a ver su madre, sentí que me partían el corazón. Solo se quedó conmigo Paola, que cada día salía de su capullo y se volvía una señorita, aún más atractiva que su hermana y más despierta en cuestiones de sexo, ella también tendría su historia conmigo.

FIN
 
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