Miguel y Myriam con sus hijos Mellizos Sandra y Enrique - Capitulos 006 al 009

heranlu

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Miguel y Myriam con sus hijos Mellizos Sandra y Enrique - Capitulo 006



Alrededor de las 6 pm llegamos a nuestro hogar, quedamos de vernos a las 7:30 para cenar, mi hija y mi esposa subieron rápidamente a la habitación a tomar una ducha, llevaban consigo los paquetes con sus compras de la tienda. En el camino a casa compramos comida preparada para la cena, Enrique estaba por llegar, me senté un momento en la sala a recordar lo vivido, me sentía muy excitado, fue inevitable jugar un poco con mi polla, la visión de Sandra y mi esposa en la tienda luciendo sus excitantes trajes era más de lo que podía procesar.

Subí la escalera lentamente, recordar a mi hija en la tienda me atormentaba. Al pasar por su habitación escuche el ruido del agua de la ducha, y mi imaginación corría pensando en mi hija duchándose. la imagine desnuda y masturbándose bajo la regadera.

Entré a nuestra habitación y escuche que también mi esposa se duchaba, abrí la puerta y me desnude, el vapor caliente la envolvía, su cuerpo hermoso es un afrodisiaco que sumado a lo excitado que me sentía sin preámbulos la jalé sin mediar palabras, y la besé apasionadamente con mi lenguaje corporal transmitiéndole mi deseo descontrolado. Ella respondió acariciando mi pene ya erecto. La tensión sexual que habíamos ido acumulando a lo largo del día se desbordó en un instante, empujé a mi esposa contra la pared de la ducha y comencé a penetrarla con frenesí.

Ella gimió de placer al sentir mi miembro adentrándose. Nuestros gemidos se fundieron con el sonido del chorro del grifo, creando un crescendo erótico en la atmósfera. Nuestros movimientos se volvieron intensos, reflejando la emoción y la excitación que experimentábamos.

Compartíamos un secreto, mi mente volvía a la tienda, a la imagen de mi hija probándose ropa provocativa. El calor del vapor y el sonido de la regadera se combinaron con los gemidos de placer de Myriam.

De repente, ella me susurró al oído: “¿Te pone cachondo lo que pasó en la tienda, cariño?”, su tono juguetón me hizo detenerme por un instante. “¿Te gustó ver a tu hija en lencería?” Me volvió a preguntar. Le sonreí, sin dejar de moverme, “¿Cómo no iba a ponerme cachondo? Ella se veía hermosa, muy sexual”. Mi respuesta solo la excitó aún más, su vagina se apretujó a mi pene. Susurrando, le dije al oído: “También me gusto verte a ti en ese conjunto… seguramente a Mario y Juan le encantara, ¿No te pone igualmente caliente amor?, en unos días nos reuniremos con ellos” Le respondí penetrándola profundamente y deteniéndome en cada estocada.

Mi esposa asintió regalándome un largo gemido. “¿Te gusta la idea de proseguir con el plan y que Sandy y yo les modelemos a ti y Enrique antes de ir la reunión?”

“Siii… me encanta la idea”, le dije, acelerando mi ritmo.

Volteé a mi esposa y la penetré desde atrás, con el vapor de la ducha acariciando nuestros cuerpos empapados. El chorro del grifo caía con un sonido constante y rítmico, sincronizando con nuestros jadeos y gemidos. “Me parece muy excitante… todo lo que estamos viviendo y quisiera… involucrar también a Enrique en alguna medida” Le confese mientras continuaba con mi miembro entrando y saliendo de su cálida y encharcada vagina. “¿No te excita la idea?”

“Mierda, si,” susurró Myriam, moviendo sus caderas para ensartarse y envolver mi pene con cada embestida.

Mis manos agarraron su cintura y la levanté aún más, impulsando mi polla más adentro de ella, disfrutando del sonido que emitía mi miembro al salir y volver a entrar en la humedad de su coño.

Mi esposa detuvo su movimiento, voltio su cara y me miró fijamente a los ojos y susurró con un tono de complicidad: “¿Qué fue lo que te excitó más de ver a Sandra en la Sex Shop?”, su cara mostrando una combinación de sorpresa y deseo. “Me gusto su seguridad y verla tan dispuesta a mostrar su cuerpo en lencería”, le respondí dándole tres fuertes estocadas, la verdad era que la imagen de mi hija era una constante en mi mente. “¿Y qué tal en el centro comercial?”, agregó ensartándose de golpe.

“Ufff si! se veía espectacular caminando, me excito como la veían…”

Ella sonrió, acaricio con una mano mis testículos por debajo de su cuerpo. “En la tienda note tu erección y la chica que nos atendió y Sandra también lo notaron”, dijo con un tono burlón.

Nuestros ojos se cruzaron, llenos de deseo, mientras la penetraba con todo mi ser, le volví recordar a mi esposa acerca de nuestro próximo encuentro con Juan, Martha y Mario. Myriam se agacho para facilitarme más la penetración y en esa posición cada vez que la penetraba su orificio anal se expandía, aprovechando la lubricación del vapor y el agua le introduje lentamente un dedo en su apretado agujero, notando de inmediato la reacción de su vagina, “Este pequeño orificio podría llenarse con la verga de Mario o de Juan mientras otro te penetre por enfrente amor”.

Mi esposa se estremeció ante mi sugerencia, puso sus manos sobre las rodillas para no caerse ensartándose con fuerza en mi pene. El dedo que le metí en su culo, desencadenó en ella una ola de placer que se reflejó en su cara. Su vagina se ajustó a mi pene aún más, jadeando y gimiendo de placer, me dijo que si, que le gustaba la idea de continuar lo que quedó inconcluso en la reunión con nuestros amigos, que le excitaba la idea de que la penetraran por todos lados. Acelere mi ritmo, mi pene deslizando en la humedad de mi esposa y mi dedo en su culo. Ella se movía en sintonía conmigo, acelerando sus caderas al ritmo de mis embestidas.

“Te he imaginado… tú en medio de Juan y Mario, y yo atrás viendo como se pierden sus miembros en tus orificios”. Le confese.

“Y yo chupando a Martha mientras ellos me penetran”

“¡Siii que rico! seria delicioso de verte así amor”

El vapor se envolvía alrededor de nosotros, la hacía verse aún más hermosa, más excitante. Bruscamente sin dejar de penetrarla la obligue a que pusiera las rodillas en el piso de la bañera para penetrarla de perrito con más libertad. Seguimos fantaseando mientras la penetraba suavemente y le introducía rítmicamente al unisonó dos dedos en el ano.

“¡Dime más amor!, ¡me calienta mucho!” Suplicó.

“Voy a ir un poco más lejos en mis fantasías… también he imaginado que sea Sandra la que está recibiendo esas dos vergas”. Contesté acelerando el ritmo.

Suavemente saqué mis dedos del agujero dilatado de su culo y sin pedir permiso lo suplanté por mi polla, se quedó estática con cada milímetro que le entraba, la visión de ver a mi esposa en el suelo de la bañera con la cara pegada al azulejo del piso era demasiado excitante, me miraba por encima del hombro, sus ojos llenos de pasión y deseo, mi polla entrando y saliendo de su culo. El sonido del agua se confundía con los gemidos que salían de la boca de mi esposa.

“¿Te gusta mi fantasía?”. Le dije.

Eso fue la chispa que encendió la llama. Mi polla se movía cada vez más rápido en su orificio anal, cada estocada más profunda, cada uno de sus gritos más descontrolados, mi esposa me decía que no parara, que no podía aguantar, que ya se iba a correr con mi verga en su culo. Y sucedió, la sentí soltarse, su culo se contrajo y sentí como aprisiono mi pene mientras se retorcía en el piso, le metí prácticamente todos mis dedos en su vagina buscando ayudarla y enseguida me regalo otro orgasmo.

Ella me miró con ojos llenos de deseo. Con un gemido final, eyaculé en su culo, llenando su interior con mi semen, mi esposa se deslizó y derramo en el piso de la ducha conmigo encima dentro de su culo. Nos besamos apasionadamente en esa posición, ahí estuvimos por algunos minutos.

Nuestro ritual matutino de cada lunes volvió a la rutina y sus prisas, nuestros hijos ya se habían ido a la universidad. Vestimos nuestros mejores atuendos ya que teníamos negocios importantes que atender, ella tenía una cita a primera hora. Se vistió con un traje tipo sastre ajustado que resaltaba su maduro y sexy cuerpo.

La miré con deseo y deseando que la jornada laboral pasara rápidamente, me sonrío con malicia, sabia cuanto la deseaba y que la noche anterior fue diferente y solo fue preludio a lo que vendría, tanto por la reunión con nuestros amigos el próximo sábado, la promesa del desfile de lencería invitando a Enrique y además hoy pensaba llamar a Juan para saber los avances de la reunión de Sandra.

Desayunamos y nos fuimos al despacho, llegando se puso a organizar pendientes del día con la ayuda de nuestra asistente, hice lo mismo con Ramiro el pasante de derecho en mi oficina. Revisé correos, intentando mantener mi mente, no podía evitar pensar en la tarde en la Sex Shop, la lencería que mi hija y mi esposa habían elegido. La imagen de la piel y culo de Sandra en esos atuendos me volvía loco.

Le envié un mensaje de texto a Myriam tratando de llamar su atención desde mi despacho ya que estaba absorta en su trabajo. Desde mi oficina tenía una clara visión de lo que sucedía en la recepción. “No puedo dejar de pensar en la noche de ayer, estuviste muy… Puta y bueno me apena un poco la confesión de mi fantasía de anoche incluyendo a Sandy y no dejo de pensar que pronto hay la posibilidad que vaya sola a una reunión swinger con desconocidos”.

Al llegarle el mensaje, voltio a verme y desde su posición me contestó sonriendo y enviándome un beso con un emoji de carita sonriente con ojos en corazón que no dejaron duda alguna de su aprobación.

Esto solo intensificó mi excitación. A lo lejos, escuché el sonido de la puerta de la oficina abrirse y entraron los primeros clientes; la cita de Myriam. En el silencio de mi despacho acompañado de Ramiro, mi respiración pesada por momentos se escapaba de mis labios afortunadamente se confundía con el murmullo del aire acondicionado. La idea de Sandy, mi princesa que tanto cuide y cele en el ojo del huracán de nuestras fantasías y el recuerdo de la sex shop era simplemente irresistible.

La cita de Myriam era con dos jóvenes que fueron sobre información para iniciar un juicio testamentario de sus padres, era su primera cita, dos chicos de no más de 23 años, la secretaria les ofreció café y se sentaron en un amplio sillón de cuero. Mi esposa, se acercó a los jóvenes caminando sonriente y segura de sí misma, el traje mostraba perfectamente el contorno de su figura, sus lentes la hacían lucir a la vez inteligente y sexy. De pie, su presencia dominaba el ambiente, y no pude evitar imaginarme la reacción de los muchachos si pudieran verla en la lencería que había abajo de su falda.

Se sentó con gracia en su silla de oficina, cruzando suavemente una pierna por encima de la otra, exponiendo de manera sutil y elegante sus muslos. La tela delgada del traje no podía ocultar la sugerente sombra de su ropa interior, que se adivinaba a la perfección. Los dos jóvenes no pudieron evitar echar un vistazo disimulado, sus pupilas se dilataron ante la visión, Myriam, consciente del impacto que causaba, se acomodó aún más, haciéndome una mueca disimulada que solo yo pude detectar desde mi cubículo. Sentí mi miembro palpitar de emoción al imaginar lo que pasaba en la cabeza de los jóvenes.

La conversación entre ellos fluía, y la seducción no se limitaba a mi imaginación; El maquillaje de mi esposa resaltaba sus labios carnosos y sus ojos brillando transmitiendo deseo, era un juego que teníamos con “Vainillas” (Personas fuera de nuestro ambiente swinger). La atención de los visitantes se dividía entre la atractiva imagen que les ofrecía mi mujer y el negocio que tenían que atender. Con cada movimiento de su pierna, la falda se levantaba un poquito más, mostrando la curva del muslo que se adentraba en su coño, la tensión erótica se hacía cada vez más evidente.

La cita finalizó y mi esposa antes de levantarse cruzo y abrió las piernas para darles una última visión clara de sus pantaletas y lencería que recorrían sus piernas y con la gracia de una pantera se levantó los saludo de mano y los encamino y acercó a la puerta, acompañando a los jóvenes con su andar sensual. Con la puerta abierta, se inclinó para despedirlos empujando sus senos para que pudieran ver un poco de lo que ocultaba su blusa, ella sabía que yo la observaba, la puerta se cerró detrás de los jóvenes, enseguida se dirigió a mi oficina, le pedí a Ramiro si me podía dar algo de privacidad y salió.

Se sentó frente a mí y en susurro me dijo “¿Te gustó el espectáculo, mi amor?” haciéndome estremecer. “Sabes que me excitan mucho esos juegos, seguramente esos chicos van a regresar y te tendrán en sus masturbaciones” le respondí con una sonrisa pícara.

Y sin más me dio los pormenores de la cita con los jóvenes se levantó lentamente y se alejó moviendo su hermoso culo. El día continuo en la oficina. La escena con los chicos me hizo divagar nuevamente con la emocionante posibilidad de involucrar a alguien que no estuviera dentro de nuestro ambiente, personas inocentes de este estilo de vida que se dejarían arrastrar por nuestros deseos. Decidí que era hora de compartir mi más reciente fantasía con mi cómplice que estaba nuevamente en recepción con nuestra asistente.

Y le envié otro mensaje a su móvil “Amor, esta vez te vi más atrevida. ¿Te gustaría que algún día pudiéramos compartir nuestros juegos con alguien más? ¿Alguien que no sepa de nuestros secretos?”

A la distancia vi cuando le llego el mensaje y al leerlo me envió una sonrisa que me indicó que la idea la excitaba, se acomodó el pelo detrás de la oreja y cruzo una pierna para enseguida textearme de regreso. “¿Quién tienes en mente, cariño?” Me respondió “Se me ocurren varias personas como fantasías, incluso clientes, personas que estén abiertas a la aventura, podríamos ir midiendo el terreno, obviamente ser selectivos, me excita la idea. ¿A ti no?”.

Le sonreí desde mi escritorio y le envié el nuevo texto sabía que su mente ya se adelantaba a la mía. “¿Sabes?, antes jamás pensé hacerlo con alguien joven hasta que probe a Mario, entonces. ¿Tal vez los chicos que vinieron hoy? Están muy lindos. ¿O quizá alguien de la oficina?”

Su respuesta supero mi inquietud, Le envié un beso y un nuevo mensaje “no había pensado en alguien de la oficina. ¿Piensas en Ramiro?, siento es demasiado tímido hijo de familia muy tradicional” Envié el mensaje. Al leerlo aprovecho que estaba sola ya que nuestra asistente fue a recibir otra de las citas. Hizo un ademan sacando su lengua y metiéndose los dos dedos anulares en la boca emulando que mamaba dos penes, seguramente uno era el de Ramiro, Me contesto enseguida “¿y por qué no? Es tímido, atractivo, joven y varonil”.

Su respuesta me sorprendió y me excitó aún más. La idea de abrirnos para introducir a alguien del mundo cotidiano y ser nosotros los que los iniciemos era un desafío excitante. Le envié otro texto “No tenía idea que Ramiro te pudiera resultar atractivo, él era tu alumno en la universidad, me parece excitante que lo puedas seducir sería un proceso muy caliente, prácticamente le doblas la edad, lo confieso me excita la idea. ¿Qué te resulta atractivo de “nuestro” Ramiro?”

Me pareció ver sonrojo en su cara, dudo un momento en contestar, con una seña abriendo los ojos me dio a entender que la respuesta me llegaría en breve. “Que es muy atento, formal, serio y sus nalgas enfundadas en esos pantalones, además siempre me ha gustado su inocencia e inexpresiva conducta, podría ser una divertida sorpresa”.

Con ese último mensaje, la conversación terminó y fue interrumpida por la siguiente cita. Con la respuesta de mi esposa a mi sugerencia, mi corazón empezó a latir con mayor intensidad. “Me encanta que estemos en el mismo canal y sea algo a desarrollar”, le respondí con un guiño en mi texto. Ella sonrió misteriosa y se levantó a atender la siguiente cita.

Antes de salir de la oficina al terminar la jornada llame a Juan para saber los preparativos del próximo sábado, también necesitaba saber si había conseguido algún contacto para organizar la reunión de nuestra hija, solo que no me atrevía a hacerlo directo tenía la esperanza que el tocara el tema.

“Hola Juan, como están, que dice la buena vida? Estoy con Myriam estamos por salir del despacho solo para confirmar y saber sobre los preparativos para la reunión del sábado. ¿Te parece bien que lleguemos a las 7?

“La hora esta ideal, Mario llegará un poco más tarde, No se preocupen por nada, Martha se encargará de los bocadillos y yo tengo las bebidas adecuadas, será una noche muy especial. Un beso para Myriam”

“Igual te envía besos, espera ella quiere hablar contigo” Ante la insistencia de mi esposa de hablar con Juan puse el teléfono en altavoz.

“Juan, ya conoces a Miguel a veces no va a al grano, estoy enterada que organizas una reunión para Sandy, confiamos totalmente en ti y en tu discreción sé que elegirás las personas adecuadas. ¿Algún avance?”

“El sábado pensaba darles la noticia, creo que he dado con la pareja ideal para la primera experiencia de su hija. Se trata de Carlos y Valeria, son jóvenes, atractivos y con muchas ansias de explorar. Llegaron recientemente al swinger, andan en busca de una chica sola que les permita probar un trio, y al hablarles de la situación sin mencionar que se trata de la hija de unos amigos, me dijeron que les encantaría tener un encuentro con ella. Estoy seguro de que van a encantar a Sandra”

“Suena fantástico, Juan, gracias por tomarte el tiempo de buscar a alguien tan adecuado. ¿Te parece si nos envías algunas fotos de ellos para compartirlos con nuestra hija? -Intervine ya confiado.

“Se las solicito con gusto, no sé si sea buena idea enviarles unas de Sandy” Pregunto

“Estamos de acuerdo de enviar un par de fotos” -Contesto mi mujer

“No se hable más, antes del sábado les envió las fotos y espero las de su princesa, los esperamos. Un consejo no tenga mucho sexo en la semana, Mario amenaza con quedarse a dormir en casa lo cual nos lo tendrá que explicar ya que mi nuera dudo que le de permiso de faltar en casa” Se despidió.

La idea de que una pareja joven, deseosa de probar la carne fresca de nuestra hija, era un pensamiento que hacía que mi miembro se erizara en mi pantalón. Myriam me miraba con una sonrisa de complicidad, su respiración se aceleraba al pensar en la inminente aventura que nuestra hija iba a experimentar.

Durante la semana, el volumen de trabajo se intensificó de una manera excepcional, lo que mantuvo a Myriam y a mí sumergidos en nuestros respectivos mundos laborales. Nuestros hijos, por su parte, se enfrascaron en sus disciplinas académicas y deportivas en la universidad. Cada noche, la tensión sexual se acumulaba, ya que cada conversación entre mi esposa y yo, cada toque casual y cada sonrisa se cargaba de un deseo que se volvía insoportable. El jueves por la tarde decidimos mi esposa y yo ir de nuevo a la sex-shop para adquirir aceites especiales que ella tenía en mente utilizar en la reunión, así como un tapón o plug anal por un artículo que leyó sobre el tema.

Al ir a pagar a caja nos atendió directamente el chico que me sugirió adquirir la membresía para las cabinas y me recordó que aún tenía la oferta de 3 personas por $ 200.00 dólares anuales.

“¿Hola señor gusto volver a verlo, le agrego la membresía?

“Si, agréguela a mi cuenta por favor” Le contesto mi esposa entregando nuevamente su tarjeta de crédito.

Al llegar a casa con nuestras compras encontramos en nuestra sala a nuestra hija con unas visitas.

“Papá, mamá, éstos son mis amigos de la universidad, Alejandro y Laura, vinieron a preparar un proyecto. Ya les he hablado un poco de Alejandro”, dijo Sandy, presentando a los jóvenes y viendo la bolsa que traía mi esposa en las manos que reconoció era de la tienda.

Recordé que nuestra hija nos había contado que empezaba a salir con un chico que le agradaba.

Les dimos la bienvenida como cualesquiera padres de familia y nos despedimos para ir a nuestras habitaciones a dejar las compras, Sandy fiel a su carácter levanto las cejas señalando la bolsa con los ojos y nos dijo al subir las escaleras:

“¿Que compraron, algo para mí?

Al entrar en la habitación Myriam abrió la bolsa y después de revisar las indicaciones de los aceites y el plug anal me dijo que se daría un baño y necesitaba la ayudara a ponérselo cuando saliera.

Al salir sin perder un instante, me acerqué a ella, la tome de la cintura y la jalé suavemente hacía la cama, la toalla se deslizó al piso revelando su hermoso cuerpo que jamás me cansare de admirar. Su excitación era palpable, sus pechos se alzaron, la vagina ya emanaba jugos que resbalaban por sus piernas. Entregándome el juguete lo analice ya que nunca había visto uno; Era de metal con una diadema al final emulando una cola de zorra, me indico cuál de los lubricantes usara, la esencia del producto emanaba un aroma afrutado y sensual.

Con cuidado, vertí unas cuantas gotas en su ano y alrededor de la punta del artilugio, le pedí que se acostara boca abajo, abrí sus piernas y acerque mi rostro a su entrepierna, lamiendo su vagina suavemente y la piel alrededor de su agujero anal, lo que la hizo jadear y mover su cintura ansiosamente.

Gimió al sentir la punta del artefacto, comencé a insertarlo lentamente, deteniéndome en cada centímetro para que se acostumbrara a la sensación. Ella me guio con susurros, apretando los glúteos y empujando contra el juguete, y pronto el plug se encajó completamente en su interior dejando la cola de zorro afuera, es increíble como algo tan pequeño agrega tanto morbo. Note que al instalar el juguete dentro de su ano su vagina se ensancho en flor, quizá la excitación de los últimos días la habían hecho masturbarse ya que sus labios vaginales y su clítoris se veían hinchados, fue una invitación a chupar y lamer.

Se retorcía de placer, con la yema de mis dedos, recorrí el contorno de su abertura, la masajeé, acariciando cada centímetro. La presión del plug en su interior la hacía gemir cada vez más, y su coño se humedecía. Me pidió que la penetrara, que la llenara de mi leche, que la hiciera sentir que era mi puta. El deseo era palpable en la habitación, y la tensión sexual que habíamos ido acumulando a lo largo de la semana explotó.

Con la lentitud del que sabe que la recompensa vale la pena, comencé a penetrarla, llenando su coño, Desde el primer instante en que sentí su calor interior supe que no iba a durar demasiado. En cinco minutos eyacule y fueron suficientes para que también mi mujer se viniera, su explosión fue intensa, sus piernas temblaron y cayo de bruces sobre la cama con mi verga y el tapón anal dentro de ella.

Después de un breve descanso, intenté quitarle suavemente el artefacto, mi esposa se volvió a mí y me sonrío. “Deja que siga ahí la idea es que me acostumbre a la sensación”

Descansamos unos minutos, nos vestimos con cuidado, para bajar a preparar la cena, mi esposa se ajustó un vestido casual suelto sin ponerse bragas. Se hizo una cola de caballo y bajamos a la sala con el plug instalado en su culo, cada paso suyo hacía que su culo se meciera de una forma que me recordaba constantemente lo que ocurría debajo de su vestido. Saludamos nuevamente a los chicos.

“Se van a quedar a cenar?” -Pregunto mi esposa

“Por supuesto mami, ya los había invitado, además ellos saben que son excelentes cocineros -Contesto mi princesa.

La idea me excitó aún más, la imagen de mi esposa, nuestros invitados inocentemente ajenos a lo que ocultaba bajo su ropa.

En la mesa durante la cena la conversación fluyó con naturalidad, Enrique llego y se integró al grupo, los 4 universitarios ya se conocían entre sí, observe a los chicos y note que era evidente que entre Alejandro y mi hija había química, me pareció un buen chico. Myriam no podía dejar de moverse en su silla seguramente en busca de la sensación del plugo que horadaba su orificio, al parecer ya se había acostumbrado me miraba de reojo, su sonrisa tenía un placer malicioso buscando como siempre mi complicidad.

Laura, una chica pecosa y muy delgada que se encontraba al otro extremo de la mesa, era la más seria de los 4 me pareció que noto el ambiente eléctrico que se formaba entre mi mujer y yo, su rostro se ruborizó al cruzarse con mi mirada.

Alejandro, por su parte completamente atrapado por el hechizo que desprendía Sandy no podía quitar los ojos de su escote que a partir de la visita al sex shop opto por vestir más atrevida, La tensión sexual se respiraba de alguna manera, quizá las feromonas de mi mujer permeaban el ambiente, era una extraña energía sexual. No dejaba de moverse a los lados sobre sus nalgas, inevitablemente mi mente empezó a divagar, imaginando a todos desnudos en la mesa enredados en una orgia de carne joven y apetitosa.
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Miguel y Myriam con sus hijos Mellizos Sandra y Enrique - Capitulo 007


Después de la cena despedimos a sus amigos, la atención de mi esposa y mía se centró en nuestra hija. Mi esposa, sin perder la sonrisa le preguntó directo: “¿Estás saliendo con Alejandro?” Sandra se ruborizó un poco, su respiración se aceleró ligeramente y asintió, parecía que se sentía incómoda. Sin duda a mi mujer la presencia del plug en su culo la hacía sentir más atrevida de lo habitual. Con un susurro en la oreja apoyando a mi hija le confese que me parecía un buen chico.

“Supongo que al aceptar que están saliendo y traerlo a casa. ¿Lo podemos tomar como tu novio formal? Mi duda ahora es si aun estás interesada a seguir adelante con la idea de probar en el swinger, tu papa y yo teníamos en mente que mañana por la noche modelé la ropa que adquirí en la tienda” -dijo Myriam, con un brillo pícaro en su mirada.

“No tiene nada que ver que este saliendo con Alejandro, por supuesto que quiero continuar. Y con respecto a que modeles mañana tu ropa sexy. ¿Están ustedes de acuerdo?, me parece que la de la idea de modelar fue mía” Contesto con una sonrisa triunfal.

Sí, y además aceptamos la propuesta de que Enrique esté presente, y te elegimos para seas quien le informe” -Agregue.

“¿De verdad? ¡Lo sugerí solo por diversión, vaya que son unos pervertidos!”

Nuestra charla fue interrumpida por Enrique camino a su habitación.

“Hermana ahora entiendo porque vistes como zorra últimamente, Alex te comía con la mirada”

“Vaya que eres bobo ya deberías saber que tenemos varias semanas saliendo” Le contesto

“¿Entonces, Laura y el no tienen nada que ver? Me encanta esa pecosa. ¿Podrías entonces ayudar a tu hermano hablando bien de mi con ella?”

“¡No, por favor! Es muy buena amiga no quiero perderla por tu culpa”

“Todos en esta casa se divierten menos yo, nuestros padres tienen su reunión-orgia el fin de semana, mi hermana trae a casa chicos y yo el único aburrido”

“Qué bueno que tocas el tema bobo, mañana mama nos quiere mostrar la ropa sexy que usara para la reunión y nos corresponde darle nuestra opinión”

“Es en serio?”

“Claro que es en serio yo misma los acompañe a una sex shop a elegirla” Contesto mi hija.

“Fuiste a dónde?”

“A una bonita tienda de artículos para personas de amplio criterio y no cretinos como tú. ¿Cuento contigo mañana?”

“¿Es, en serio papa y mama? ¿o es otra ocurrencia de Sandy?” Insistió incrédulo

“Es verdad y nos gustaría saber tu opinión” Contesto mi esposa.

“A qué horas lo tienen planeado?”

“A las 8 de la tarde, la cita es en la sala” Contesto mi hija

Al día siguiente después de cenar nos subimos a nuestras habitaciones para el surrealista evento que pasaría en nuestra propia casa. Antes de que mi esposa y mi hija entraran a la habitación para preparar a su madre me puse un pantalón suelto, mi miembro ya me picaba de la ansiedad, al salir me encontré con Enrique que igual salía de su cuarto caminando con las manos dentro de las bolsas de su bermuda, y al mismo tiempo nos cruzamos con mi esposa e hija que entre risas subían juntas las escaleras.

Bajamos en silencio y nos sentamos en la sala, en un ambiente que se sentía extraño y emocionante a la vez. Compartimos una gaseosa, intentando mantener la conversación normal:

“Todo bien Enrique?, relájate es solo un juego divertido entre familia”

“Si claro, un juego divertido, solo que hay una gran diferencia entre jugar Catan y ver a mama en ropa provocativa que usara en una de sus reuniones especiales”

Escuche que la puerta de nuestra recamara se abrió y algunos pasos de zapatillas golpeando la madera del piso, así como risas mezcladas de mi hija y Myriam, de pronto la figura de Sandy se perfiló en el umbral y bajo lentamente las escaleras, a lo lejos escuche la voz de Myriam aun sin asomarse, seguramente tomando valor en la habitación. Mi hija había cambiado su atuendo casual de la cena y se vistió con una falda corta de mezclilla que le hacían lucir sus muslos tonificados y unas botas hasta las rodillas que elevaban su estatura, Nos sonrió al ir descendiendo, la imagen de Sandy, con su atuendo provocador, me recordó la tarde de la visita a la tienda para adultos. Se veía espectacular e imponente.

Se acercó a nosotros, sus hermosas piernas torneadas y musculosas se balancearon al caminar, la falda se movió al ritmo de cada paso, exponiendo la piel suave que se adhería a su falda, se paró delante de la chimenea y se puso de perfil, mostrando su figura completa. La iluminación suave la envolvía, resaltando sus curvas y haciéndola parecer aún más sensual.

Enrique tragó saliva, su hermana melliza se movía con gracia y se balanceaba al caminar con un paso elegante dando vueltas, cada paso que daba hacía que su corta falda se levantara ligeramente permitiéndonos ver sus piernas desnudas. Enrique no podía quitar la mirada de su hermana, su boca abierta, sus ojos salidos de las orbitas, era evidente que se sentía intimidado y excitado a la par.

Sandy sonrió, su entusiasmo era contagioso. “¿Listos para la pasarela?” Nos preguntó, asentí con la cabeza, tenía la boca demasiado seca para emitir alguna palabra.

“¡Mami, puedes salir!” Le grito.

Myriam salió de la habitación con un vestido ajustado. El brillo en sus ojos y la sonrisa en sus labios me decía que estaba tan excitada como yo, sabía que aún conservaba el plug en el ano ya que antes de cenar me solicito colocarlo de nuevo pidiéndome que le quitara la cola de zorra para que no fuera evidente el promontorio bajo su ropa. El vestido era abajo de las rodillas entallado a su cuerpo aun así mostraba sus piernas bonitas y cubiertas con lencería, las zapatillas que eligió eran de las más altas de su guardarropa, se veía imponente.

Mi hija subió las escaleras y se acercó a mi esposa tomándola de la cintura, haciéndola dar un giro lento y sensual invitándola a bajar “¿Chicos les gusta como se ve mama?” Myriam sonrío. Siguieron bajando con sensualidad con movimientos suaves y cadenciosos. Sandy iba delante, su atrevida falda subiéndose con cada paso, detrás de ella, Myriam se movía de una forma que me dejo sin aliento.

El silencio en la sala era absoluto, la tensión palpable. Ninguno de nosotros podía creer lo que sucedía. Era un acto de exhibicionismo que jamás hubiéramos imaginado en nuestro hogar.

Al pie de la escalera, las dos se detuvieron, Sandy se pegó por la espalda a su mama y la abrazo sin imaginar que presionaba el plug anal, mi esposa cerró los ojos y gimió suavemente, realmente lo estaba disfrutando, la tensión era evidente, nadie hablo ni opino nada, todo fluía con naturalidad, habíamos traspasado una barrera emocional que aún no entendíamos.

“¿Ahora que les parece el look de mama?” -Preguntó Sandy,

Mi esposa camino hasta ponerse frente a nosotros, en realidad estaba modelando, regreso hasta el pie de la escalera en donde mi hija la esperaba para regresar de nuevo a nosotros caminando sensualmente.

“¿Les gustaría ver lo que mamá compro para la reunión y trae abajo de su vestido?” Sandy sonrío con picardía, su tono sugerente fue la gota que colmó el vaso.

“Claro, claro, adelante” -dije, mi corazón latía desbocado.

La idea de que mi hija nos invitara a ver a su mamá era una situación que jamás me hubiera imaginado. Mirando a mi esposa, sus ojos se cruzaron con los míos, el deseo que emanaba de su mirada era obvio. Con un gesto de ojos le pregunte si se sentía cómoda en continuar, Myriam sonrió levemente y asintió con la cabeza, sus mejillas estaban sonrosadas por la excitación. Sin perder un instante, Sandy le tomó de la cintura y le bajó la parte de arriba del vestido, mostrando la piel suave y el corpiño negro que resaltaba contra su piel almendrada. Las tetas turgentes de mi esposa se expandieron dentro de su brasiere al liberarse de la prenda.

Enrique, tragó saliva, seguramente no podía creer que su propia mamá se exhiba de tal forma. Sandy, sin darse por aludida, continúo bajando el vestido que cayó en cascada sobre el piso, mi esposa con un sensual movimiento se agacho a recoger la prenda y se la entregó a mi hija, quedando en liguero y zapatillas. Sandy, tomó el vestido y lo colgó cuidadosamente en la barandilla de la escalera. “¿Y bien, ¿qué les parece?” -Preguntó triunfal, haciéndose la ingenua. Mi hijo y yo éramos incapaces de articular una sola frase coherente.

Myriam, se paró ante nosotros sin ningún pudor. Los encajes del corte se ceñían a su cintura y sus pechos se alzaron por encima del escote. Sus muslos se veían lisos y firmes.

“¿Qué les parece?” -preguntó nuevamente Sandy y le dijo a su mamá: “Ahora mami, modélanos un poco, imagina que ya estás en la reunión y te muestras a las otras personas, a la pareja y al chico”. Myriam, se dio la media vuelta lentamente, mostrando sus espectaculares nalgas, se movía suavemente, acariciando su propia piel, Sandy caminó detrás de Myriam, sus dedos juguetearon con la tira de encaje que atravesaba el culo de su mamá, “Mamá se ve tan sexy que podría ser la estrella de una película xxx, de las que papa veía y se imaginaba situaciones”. Myriam se sonrojó aún más, su respiración se aceleró, la excitación era evidente.

Enrique, se notaba incómodo, se levantó y fue a la barra, sirviéndose un trago y bebiéndolo de un sorbo, “¿Esto es normal?” -preguntó, su rostro realmente mostraba la confusión. “Lo que es normal para nosotros no lo es para todos” -Respondí, intentando mantener la calma, mi propia excitación se acrecentaba.

Enrique trago saliva, sus ojos no podían apartarse de la visión que les ofrecían su mama y hermana. Su rostro era una combinación de deseo y asombro.

Solo atine a decir “Este es el ambiente que se vive en una fiesta swinger, los preparativos forman parte de la fiesta”.

Mi hijo tomo un trago grande, “Sí, es… Es un shock, lo admito. Nunca pensé que vería a mamá y a Sandy en ese tipo de ropa. Pero… Hay que admitir que es… Excitante”

Myriam, noto la incomodidad de nuestro hijo, sin embargo, tomo la delantera y para que no se enfriara el momento ya que indudablemente lo estaba disfrutando tanto como yo voltio a ver a nuestra hija. “Sandy, tú tienes que mostrarnos lo que compraste en la tienda”.

Mi hija sonrió y asintió. “Qué opinas hermanito?” – Enrique se quedó mudo.

Sin esperar respuesta Sandy subió las escaleras de dos en dos, deseando mostrarnos su adquisición. Enrique, aun un poco aturdido por la insólita situación, se sentó en el sofá, intentando digerir lo que estaba sucediendo.

Miriam seguía de pie semidesnuda, mientras Enrique y yo algo incomodos tomábamos de nuestras copas. La puesta en escena era perfecta.

Mientras Sandy se preparaba, Enrique y yo intercambiamos miradas incrédulas. El, que aparentemente estaba al margen de las cosas, ahora se encontraba inmerso.

Myriam, aprovechando el silencio, se sentó en el sillón frente a nosotros, cruzo las piernas y nos miró, conozco su mirada, mi esposa estaba sumamente excitada, ahora ella era la que manejaba la situación. “Té gusta la ropa que he elegido, cariño?” Me preguntó con un tono suave acariciando sus piernas e ignorando a Enrique.

“Sí, te ves… Espectacular, mi vida, como siempre vas a impactar en la reunión,” Le dije.

“No sé qué digan los demás, mami, para mi te ves muy sexy” Opino para mi sorpresa Enrique

Sandy bajo las escaleras con un vestido corto ceñido que realzaba sus curvas, el material era suave y se le pegaba al cuerpo, resaltando su figura esbelta y atlética. Llegando al piso, giro lentamente, mostrando el vestido de una pieza con abertura en la espalda dejándonos ver su piel joven, suave y tersa, Abajo se adivinaba lencería y liguero. Al igual que su mama calzaba tacones de punta de aguja. Sonrío al ver la reacción de todos.

“¿Qué les parece mi outfit?” -preguntó, con un toque de inocencia como si fuese el vestido de Rapunzel que nos mostraba para un festival de la primaria.

Mi boca se abrió y cerró, sin saber que responder. El mini vestido era absolutamente atrevido. El corpiño que sostenía sus tetas era lo más escaso que podría existir y la falda era más corta que la anterior, la tela se adhería a sus muslos.

Enrique y yo nos miramos por enésima ocasión. “Te ves… Impresionante, Sandy,” dije con la garganta seca.

Mi hija se dio la media vuelta lentamente, con un movimiento que parecía ensayado mostrando su espalda, resaltando la curva de sus nalgas. “¿Y de espaldas, papa?”, Sandy arqueo la espalda mostrando su redondo y respingado culo mirándome a través de sus hombros. Sus movimientos eran fluidos y deliberados. Camino sonriendo entre nosotros y le pidió a su mama que se levantara, Myriam obedeció, la abrazo por detrás y le susurro al oído “Vamos mami, vamos a darles un buen show, imagina que ellos son tu cita de mañana”.

Sandy, a su vez desabrocho la cremallera de su ajustado vestido, la prenda se deslizo de su joven cuerpo, revelando la lencería de cuero. El tanga escaso y el sujetador de encaje, mostrando sus glúteos firmes y redondos. Enrique la miro con la boca abierta. Una vez liberada del mini vestido se para frente a nosotros retadora y segura.

Myriam se une a mi hija y comienzan a caminar en círculo alrededor de la sala con sus diminutos atuendos. Los pechos de Myriam amenazan con salirse de su sujetador de encaje, mientras que las nalgas de Sandy se asoman por los lados de su tanga. Los ojos de Enrique se mueven de un lado a otro, sin duda por su aspecto su excitación crece a medida que observa a las dos mujeres más importantes de su vida hacer alarde de sí mismas tan descaradamente. Verlas juntas, tan íntimamente vestidas, es a la vez emocionante y desconcertante. Continúan dando vueltas en círculos y contoneándose, ocasionalmente haciendo contacto visual con nosotros, sus expresiones son una mezcla de dominio y desafío.

De pronto ante la señal de mi hija, toman sus vestidos, y suben las escaleras semidesnudas, sus caderas se balancean con cada paso. La tela de su ropa interior se adhiere a sus cuerpos, acentuando sus curvas a medida que ascienden. Vuelven a mirarnos, sus ojos brillan con picardía, dejándonos a Enrique y a mí en una neblina de excitación. El desfile ha llegado a su fin, pero la tensión sexual sigue siendo palpable.

Llegan a la parte superior de las escaleras y lanzan besos antes de desaparecer, sus risas resuenan por el pasillo. Mi hijo y yo nos miramos, se produce un silencio algo incomodo, me levante y tome un par de cervezas, Enrique estaba realmente en shock, al entregarle la cerveza exclamó: “¡Ufff! ¡Eso fue intenso!”, Dijo con voz ronca rompiendo la tensión con una risa forzada.

“Vaya que lo fue!” Le contesté tapando mi erección con un cojín, nos tomamos la cerveza y me despedí de mi hijo, necesitaba urgentemente ir a reunirme con mi esposa.

Al llegar a la habitación Sandy estaba sobre la cama sentada muy despreocupada tenía una pierna sobre la otra, aún conservaba la lencería cuando me vio entrar se levantó en señal de despedirse y le dio un beso de buenas noches a su mama, mi esposa enseguida se metió al baño, al mismo tiempo me dio un beso en la mejilla y antes de salir me pregunto “¿me puedo quedar un momento mientras sale mama de ducharse?”, asentí desconcertado y mi hija regreso a la cama y tomo de nuevo su posición.

Al quedarnos solos fue inevitable mirar directamente la pose relajada y desinhibida de mi hija, el tono de musculo de sus piernas es demasiado atrayente para cualquiera y yo no sería la excepción.

En el breve e incómodo silencio que envolvió la habitación, no pude evitar sentir una tensión creciente entre nosotros, mis ojos se fijaron nuevamente en las torneadas piernas de Sandy, el delicado encaje de su lencería. Me miró con una sonrisa cómplice, como si fuera plenamente consciente del efecto que tenía en mí, tragué saliva, tratando de mantener una apariencia de normalidad, pero el encanto era innegable.

Sin saber qué decir o hacer, me senté en el borde de la cama y rosé sin intención la tersa y firme pierna de mi hija con la mano. Ella no se apartó, sino que dejó escapar un suave suspiro, sus ojos se cerraron bruscamente. El momento flotaba en el aire, cargado de anticipación y deseos no expresados.

“Papa que te comento el bobo de Enrique?” Dijo de pronto rompiendo el hechizo

“No mucho, pero está bien, hija no te preocupes, simplemente para él fue un shock, se acostumbrará ” Respondí

Sandy me miró con una sonrisa maliciosa moviendo su pierna y rozando mi mano, sus ojos brillaban con curiosidad y una pizca de picardía. “fue muy divertido” Agregó.

De repente, la ducha se detuvo, el sonido de Myriam cerrando el grifo. El hechizo se rompió y ambos saltamos un poco, dándonos cuenta de la situación en la que nos habíamos permitido caer. Los ojos de Sandy buscaron los míos, una pregunta silenciosa flotando en el aire.

Myriam salió del baño, con el pelo envuelto en una toalla y otra toalla apenas ocultando su figura, levanto una ceja al ver a Sandy todavía descansando en la cama junto a mí, sus mejillas se enrojecen y sonríe ligeramente. “Sandy, cariño, ¿no te dije que te vistieras?”, pregunto con voz ligera y juguetona. Sandy se ríe, se recuesta en la cama y se estira, dándome una vista completa de sus curvas. Se levanta y se pavonea hacia su madre, “Mamá, te estaba esperando”, ronronea. Myriam ríe nerviosa y se aleja de mi hija acercándose al armario para elegir un atuendo para dormir.

“Me puedo quedar un momento con ustedes?” Me gustaría saber cómo se sienten por la reunión de mañana con sus amigos y… su hijo”

Myriam y yo compartimos una mirada cómplice, se sienta en la cama junto a mi e inicia su ritual de cremas en las piernas, mi hija se queda de pie al centro de la habitación semi desnuda con su mini vestido en la mano esperando nuestra respuesta, al parecer no tenía ninguna intención de vestirse o retirarse a su habitación.

“La emoción y excitación previa a cada reunión hija” Respondí

“Entiendo que será más que diferente, habrá un hombre sin pareja y además es hijo de ellos…” Lo dijo regresando a la cama junto a Myriam

“Bueno sí, es algo diferente” respondí

“No hay secreto ya entre nosotros papa y mama, como es que los hijos de sus amigos aceptaron tener relaciones con ellos y ahora con ustedes?”

Sandy, ahora sentada a mi lado, se reclinó en la cama y apoyó su barbilla cariñosamente en mi hombro. Su respiración cálida acariciaba mi piel y la tensión volvió a subir. Myriam me miraba con ojos que delataban su propia excitación. “Juan y Martha han tenido una relación muy abierta con sus hijos desde hace años. Tuvimos muchas conversaciones de como iniciaron fue un proceso lento y progresivo, somos muy cercanos a ellos, no es algo para lo que me sienta preparada para contarlo por ahora Sandy, ¿qué te parece si dejamos siga fluyendo nuestra confianza y que tu misma descubras en tu primera reunión como sucede todo?” Le respondió mi esposa sin dejar de untarse crema en sus piernas.

“Vale, lo entiendo, solo que… No sé qué pensar realmente, es todo tan excitante” dijo Sandy “¿Ya tiene su amigo alguna fecha para mi iniciación?”

Mi corazón dio un salto en mi pecho al escuchar eso, imaginar a mi hija en acción sexual me excitó enormemente, “Mañana seguramente Juan nos dará los pormenores, quedo de enviarnos algunas fotos de la pareja para que te des una idea y quedamos de enviar un par de fotos tuyas” Le dije intentando mantener la calma.

“Fotos mías de que tipo, sexys o normales, ¿Ellos saben que soy inexperta y primeriza?” preguntó.

Mientras yo reflexionaba sobre el tipo de fotos que le enviaríamos a Juan de nuestra hija para que las envié a la pareja, Myriam me mira buscando algo adecuado para responderle. Está claro que comparte la idea de mostrar la belleza y la sexualidad de nuestra hija. Myriam, sin inmutarse sugiere que seleccione algunas fotos favorecedoras normales de las que usa en sus redes sociales y le pide que use algún editor para tapar su rostro.

“Esperen, Juan hoy nos enviaría algunas fotos de la parejita, voy a enviarle un mensaje” Recordé la promesa de Juan y enseguida le envié un mensaje.

Mientras, la tensión continuaba en crescendo. Sandy, aún en lencería, se movía con gracia por la habitación. Ella sonreía, aparentando inocencia, más la picardía en sus ojos delataba sus intenciones.

Unos momentos después, mi teléfono zumbo con una respuesta de Juan. Me envió varias fotos de la joven pareja, no mayor a 25 años ambos atractivos y seguros posando para la cámara. Son una pareja en forma, joven y aventurera, bronceada y con ojos penetrantes, y exudan una química innegable entre ellos. Junto a las fotos, hay un enlace a su perfil en un conocido sitio web de intercambio de parejas. Las imágenes los muestran participando en diversos actos íntimos y explícitos entre ellos. También di un vistazo rápido a su perfil en el sitio en donde incluyen una lista de preferencias y límites, lo que indica que son serios y respetuosos. Dude un momento en mostrar las fotos a mi hija. Sin embargo…

“Sandy, mira, Juan acaba de mandar las fotos de la pareja que podrían ser quienes te inicien. Son imágenes algo fuertes” Le advertí, entregando mi teléfono a mi hija.

Ella, con curiosidad, toma el dispositivo y comienza a desplazar las imágenes. Su rostro se sonroja y sus ojos se agrandan a medida que ve a la joven pareja en diversas poses sexuales. “¿Son… Son reales?” balbucea, su dedo tembloroso se mueve por la pantalla.

“Si, además hay un enlace a una página de contactos con información más extensa sobre su perfil y búsqueda dentro del swinger, también hay más fotos”. Agregué.

Sandy, intrigada por las fotos explícitas, hace clic en el enlace proporcionado. Se abre la página web, que muestra un perfil más detallado de la joven pareja, hay más fotos, algunas incluso más íntimas que las del teléfono. El perfil detalla sus experiencias, y detallan que son iniciantes y les gustaría encontrar a una chica sin experiencia para iniciar, y es evidente que están bien versados en el estilo de vida swinger.

En algunas fotos se les ve interactuar con otra pareja, lo cual me indica que en efecto tienen algo de experiencia como lo comento nuestro amigo Juan. Sandy se desplaza por las imágenes con una mezcla de emoción e inquietud, me mira primero a mí y luego a Myriam, con los ojos muy abiertos e inquisitiva.

Sandy, intrigada por las fotos explícitas, hace clic en el enlace proporcionado. Se abre la página web, que muestra un perfil más detallado de la joven pareja, hay más fotos, algunas incluso más íntimas que las del teléfono. El perfil detalla sus experiencias, y detallan que son iniciantes y les gustaría encontrar a una chica sin experiencia para iniciar, y es evidente que están bien versados en el estilo de vida swinger.

En algunas fotos se les ve interactuar con otra pareja, lo cual me indica que en efecto tienen algo de experiencia como lo comento nuestro amigo Juan. Sandy se desplaza por las imágenes con una mezcla de emoción e inquietud, me mira primero a mí y luego a Myriam, con los ojos muy abiertos e inquisitiva.

“Son… perfectos papas, muy atractivos… wow” Atina a opinar mi hija.

Sandy continúa explorando el perfil de la joven pareja, sus ojos se mueven ansiosos por cada detalle que les ofrece. Mi esposa y yo miramos con interés a nuestra hija, sabiendo que la decisión de integrarla al círculo swinger no es para tomar a la ligera, cada gesto es importante para nosotros. Los comentarios y las imágenes que ve Sandy son explícitos, mostrando a la pareja en diversas situaciones sexuales. El silencio se rompe solo por el sonido del desplazamiento de las imágenes en la pantalla. Sandy levanta la vista del teléfono y nos mira, su cara ahora es una máscara de emoción y nervios.

“No quisiera parecer tan novata, ¿qué les parece que les enviemos unas fotos de como estoy vestida ahora?” Pregunto con una rara inocencia.

Me tome un momento para considerar su propuesta. Myriam, asiente sutilmente, dando su aprobación. Luego vuelve a mirar a Sandy. “De acuerdo, hija, me parece buena idea que les muestres tus encantos de una forma un poco más sugerente”, le dice con una sonrisa, “Pero recuerda que la discreción es la clave en este tipo de situaciones, no muestres por ahora tu rostro, suéltate el cabello y cúbrete la cara.” Myriam se levanta y le ofrece a Sandy su teléfono. “¿Por qué no te tomas unas selfies?”

“Me gustaría que ustedes me tomen las fotos” contesto

Mi esposa y yo intercambiamos miradas, procesando la solicitud de Sandy. Myriam, me entrega su teléfono: “Tómalas tú, amor. Tienes un ojo especial para este tipo de cosas.” Sin dudar más y por lo excitado que me sentía sin pensarlo más le pedí a mi hija que se siente en la cama, cruce una pierna y sonría. Tome algunas fotos desde varios ángulos, centrándome en sus curvas.

Mi hija se levanta y posa de pie, levantando sus nalgas, su pecho de hincha y noto que su respiración aumenta. “¿Que más hago?”

“Dale la oportunidad a tu papa de que el escoja las mejores y las edite para enviar a la pareja, el conoce el gusto de la gente en esos círculos, solo posa y sigue sus indicaciones.” Mi esposa se puso atrás de mí, sentí su aliento caliente en mi oído.

“Les parece que algunas sean de frente y otras de espalda?” pregunto mi hija

“Si, eso suena perfecto, Sandy ” respondí con una sonrisa. “Solo imagina que te gustaría transmitirles” sugerí.

Mi esposa, detrás de mí, susurra sugerencias en mi oído, lo que me excita aún más. “¿Por qué no le pides que se acueste boca abajo en la cama?”, Siguiendo su sugerencia, le pido a Sandy que se acueste boca abajo. Ella lo hace, su piel color canela y suave contrastando con la sábana blanca. El encaje de su lingerie se ilumina suavemente por la luz de la lampara, levanta su culo. Tomo la foto, y la imagen que captura la cámara es absolutamente cautivadora.

“Ahora, gira un poquito, muéstranos tus nalgas, cariño” le digo en tono suave, mi hija me mira con un brillo divertido en los ojos. Se gira lentamente, apoyando sus manos en la cama y levantando su culo en el aire. La tela del encaje se pega a sus nalgas, mostrando la forma perfecta de cada centímetro de su carne. Myriam suspira detrás de mí, y puedo sentir su excitación.

Después de tomar unas cuantas imágenes más, decido que ya tengo material suficiente. Le paso el teléfono a Myriam para que ella revise las imágenes. Mi esposa se sienta a mi lado, ladeando su pierna por encima de la mía, su toalla se desliza un poco mostrando sin pudor sus pantis, sin importarle comienza a deslizar su dedo por la pantalla, eligiendo cuidadosamente las mejores imágenes.

“Tengo una idea” comenta de pronto mi hija ” Van a editar las imágenes y no se mirará el rostro¿ no es así?, ¿que les parece si les enviamos unas fotos en donde salgan ustedes?” Myriam y yo nos vemos sin saber que contestar. “Algo simulado, primero unas fotos de mama y yo, y después otras contigo papa, ellos no sabrán quienes son”.

La sugerencia me pareció muy excitante, sin embargo, le recordé a mi hija que lo que buscaban era a alguien sin experiencia y eso podría confundir a la pareja.

Sin embargo, Myriam y yo intercambiamos miradas, evaluando la propuesta de Sandy. La idea de enviarles imágenes simulando que mi hija tenía algún tipo de contacto o experiencia en el tema no era lo adecuado ya que para la integridad en nuestro pequeño círculo swinger es primordial ser honestos. Decidimos ser cautelosos. Myriam, que aun revisaba las imágenes, estuvo de acuerdo conmigo. “Tiene razón tu papa cariño. Eso podría darles la impresión equivocada. Lo que buscan es una experiencia genuina con una chica sin experiencia y no querríamos engañarlos. Aun así, las imágenes que tomamos son realmente atractivas”.

“Que les parece una selfie de los 3 en la cama, algo para nosotros” Sugerí ante la clara decepción de Sandy por su propuesta.

El único completamente vestido era yo y sin pedir permiso me quite la camiseta, mi esposa se quitó la toalla quedando en pantaletas y brasiere, Sandy, se recostó en el medio y capture 5 selfies, con mis dos mujeres enviando besos a la cámara, parecíamos realmente un trio swinger listos para conquistar el mundo.

“Me parece que ya tenemos las fotos perfectas, las termino de editar y las envió a Juan” Di por concluida la velada poniéndome de pie. Mi esposa también se levantó y le dice a mi hija “Bueno señorita es hora de que nos dejes descansar, fue una bonita velada”.

Mi hija a regañadientes nos dio un beso en la mejilla y antes de salir nos dijo:

“Fue una noche muy excitante, buenas noches, espero me dejen dormir y no me torturen con sus travesuras, un favor papa envíame las imágenes y el link del perfil de la pareja es… para una tarea de investigación.” Y se despidió caminando sensualmente con su mini vestido sobre los hombros.

Myriam sonrío, “Al parecer esta más que decidida y cada día es más audaz.”

Antes de dormir envié las fotos ya editadas a Juan. Además, una muy especial con dedicatoria con mis dos mujeres semi desnudas:

“Amigo, esta foto guárdala en tu álbum privado con mucho cariño de parte de mi familia”.

Al día siguiente recibí un mensaje de Juan, su respuesta fue entusiasta.

“Cuando vimos las imágenes no podíamos creerlo, Sandy es un encanto y la combinación de inocencia y deseo que transmite es irresistible. La pareja ya vio las imágenes. Están ansiosos por conocerla. Nos vemos más tarde.”

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heranlu

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Miguel y Myriam con sus hijos Mellizos Sandra y Enrique - Capitulo 008


Al día siguiente, sábado, el día de nuestra reunión, salimos a caminar y pasear a nuestros perros muy temprano en mañana. Nuestros hijos aún no se levantaban, ya que no tenían actividades deportivas ni escuela. Esto nos daba la oportunidad de pasar un rato a solas y ordenar nuestros pensamientos de lo que había sucedido el día de ayer con el desfile en lencería y la sesión de fotos con nuestra hija. Además, la excitación anticipada de la reunión en la tarde con nuestros amigos y su hijo.

Mientras paseábamos, la fresca brisa de la mañana nos nutria, llevando el tenue aroma de las flores que llenaban nuestro tranquilo vecindario. Nuestros vecinos de tantos años nos saludaron, los perros jadeaban y correteaban felices, ajenos a los sexuales secretos que albergábamos en la familia. Al llegar a casa mi esposa, amorosa como siempre me indico que prepararía el desayuno. Mientras tanto, subí a mi habitación a darme un baño. Mientras me desvestía, podía sentir el comienzo de una erección, mi mente se aceleraba con visiones de mi hija y mi esposa posándonos en lencería.

La proximidad de la reunión con nuestros amigos y su hijo, él envió de las fotos de Sandy a Juan para que las mostrara a la pareja con la que nuestra hija se iniciaría, eran demasiadas emociones, estuve a punto de masturbarme.

Al salir de nuestra alcoba escuche música en la habitación de mi hija, toque suavemente la puerta y le grite “Si quieres unirte a nosotros para desayunar cariño te esperamos abajo” Me abrió la puerta con una sonrisa somnolienta, con el pelo ligeramente despeinado, vistiendo solo un camisón corto que se adhería a sus curvas. Mi hija asiente y se estira. Al bajar las escaleras, el aroma del café recién hecho sumado al aroma chisporreante de tocino llenaban el aire.

Myriam, con su atuendo deportivo, se veía radiante mientras me sirve una taza de café. Sandy baja las escaleras, se ha puesto un short corto de algodón y una sudadera deportiva, se sienta en la mesa cruzando una pierna desnuda sobre la otra, el aroma de el tocino y los huevos se mezcla. Nos sentamos a desayunar discutiendo temas mundanos como el clima y el paseo de nuestras mascotas.

“¿Tienes alguna actividad hoy cariño?” Le pregunto mi esposa

“Vendrán Laura y Alejandro por la tarde mami”

“¿También estará tu hermano?” Pregunte

“Si y dos amigos más, vamos a aprovechar que nuestros padres tienen su reunión especial para hacer una pequeña fiesta, espero no les moleste”

“Siempre y cuando no se tomen mi whisky y sea una convivencia sana” Le recordé

“¿Sana como la de ustedes? Pregunto

“Eso fue un golpe bajo Sandy” Le recrimine divertido

“¿Enviaron mis fotos a la pareja?

“Anoche mismo se las envié a Juan y hoy en la mañana me envió un mensaje que la pareja ya las había recibido” Mi hija se tapó la boca y abrió los ojos emocionada.

“¿Tan rápido? Wow ¿y que comentaron?”

“Sobra decir que les encantaste y les gustaría que el próximo fin se semana se puedan reunir para conocerse, sugiero de acuerdo a nuestra propia experiencia que la primera vez se vean sea en algún café” Le sugerí

“¿Que tal el Café La Rinconada?, es un sitio discreto y tranquilo, ideal para un primer acercamiento” Complemento Myriam

Sandy se sonrojo, su respiración se aceleró un poquito. “¿Eso quiere decir que ya tengo mi cita?”

“Solo si estás segura, mi amor” le respondí, acariciando su mejilla.

Myriam y yo intercambiamos miradas. “Quieren jugo de naranja o más café?” Pregunto mi esposa. Sandy asiente, sus ojos nunca se apartan de la mesa como si viajara en la imaginación. Myriam vierte el néctar de naranja en tres vasos. La mesa del comedor se convierte en un escenario para una silenciosa negociación de límites, con cada gesto y cada palabra portadores de algo excitante y nuevo.

“¿Estás segura, Sandy?” La interrumpe mi esposa, su tono suave, maternal, sin embargo, con un toque de seriedad que no deja dudas de que la decisión que tome nuestra hija la respetaremos. “Podemos posponer la reunión si lo deseas o si sientes que no estás preparada”.

Sandy responde “Claro que estoy decidida! más que nunca” Su respuesta es contundente. Myriam le sonríe y le sirve más jugo de naranja con un guiño, dando a entender su apoyo. Siento una mezcla de orgullo y preocupación por la decisión inminente de mi hija, al mismo tiempo que noto como mi pene se empieza a erectar.

“De acuerdo hoy le pediré a Juan que organice la primera cita con la pareja, sé que el estará de acuerdo que primero se conozcan en algún lugar neutral” Myriam asiente con la cabeza, sus ojos brillan de emoción, ¿o Excitación?

“Les confieso que anoche me suscribí a la página de contactos de la pareja y les envié un saludo, además navegué un poco y conocí otras parejas interesantes”

Myriam y yo nos volteamos a ver sin saber que decir ante la revelación de Sandy. “¿De verdad?” Le pregunte no pude evitar que mi tono de voz subiera un decibelio. “¿Te suscribiste a su página de contactos y les enviaste un saludo?” La noticia de que Sandy ya ha empezado a interactuar con la pareja, y que incluso ha explorado más allá, me excita sobremanera y a la vez nuevamente me sentí preocupado, era inevitable, la misma persona que llevaba al colegio o le enseñé sus primeros pasos estaba ahora frente a nosotros dispuesta a tener una aventura sexual con unos desconocidos en un esquema de libertinaje como la vida que nosotros hemos llevado los últimos años.

Myriam coloca la jarra de jugo de naranja en la mesa, y se sienta a su lado, cruzando sus brazos. “¿Cómo te sientes al respecto, cariño?

“Pues, hay muchas opciones… y la gente parece bastante abierta a probar cosas” Dice Sandy, su tono suave, sugiriendo que ha explorado más de lo que hemos imaginado.

“¿Comentas que saludaste a la pareja, en qué sentido?” Pregunte

Sandy, con un tono inocente, responde: “Solo les di un ‘hola’ y les escribí que vi en su perfil que buscan a una chica sola y que en mi caso me gustaría estar con una pareja, que es una fantasía. Escribí que estoy interesada en saber más acerca de su experiencia en el swinger y que tal les ha ido a ellos.”

Miriam, que se ha sentado a mi derecha, acaricia mi pierna con su pie descalzo, su pulso se acelera, “¿Y qué te dijeron?”

“Aun no me responden, obviamente no les comenté que seré la chica de las fotos que le enviaron, solo quería interactuar, es demasiado atractivo y excitante lo que vi en ellos y en otras parejas”

“Parece que has hecho los deberes, Sandy” Myriam sonríe, su pie se desliza hacia arriba para rozar ligeramente mi pierna debajo de la mesa, una comunicación silenciosa de su propia excitación. El aire de la habitación se carga a medida que la conversación se vuelve más íntima. “Es bueno saber que te lo estás tomando en serio”, Agregue, tratando de mantener la conversación neutral, mientras que internamente me sentía ansioso por lo que se estaba desarrollando.

“Vi algunas parejas más experimentadas que comparten fotos y videos de sus encuentros, intercambios de parejas, tríos, orgias incluso”

Myriam se acerca un poquito más a Sandy, su pie ya no toca mi pierna, su brazo ahora descansa en la mesa. “¿Cómo te sentiste al ver todos esos videos e imágenes?” Le pregunta con preocupación. “¿Estás segura de que quieres participar con ellos?”

“Definitivamente!, ahora entiendo porque les gusta tanto a ustedes, quisiera probar un poco de todo” Respondió

Myriam y yo nos sorprendimos al escuchar su respuesta. Su entusiasmo era evidente y su deseo de experimentar parecía cada vez más profundo. Sin duda, su investigación la ha intrigado y la ha excitado, y ahora deseaba sumergirse por completo.

“Seguirás tu propio camino hija, nosotros te apoyamos lo sabes” le contesto Myriam, yo quería tener más detalles de que es lo que había visto en la página.

“Sandy, sabemos que estás ansiosa por explorar, pero recuerda, este es un gran paso. Tómatelo con calma y asegúrate siempre de sentirte cómoda si decides incursionar e ir más allá”. Le dice mi esposa, sonríe cálidamente, su voz llena del cuidado maternal que siempre ha mostrado a sus hijos, incluso ahora apoyándola en este estilo de vida poco convencional.

Y como si no hubiese escuchado lo último, Sandy empieza a describir con entusiasmo lo que ha descubierto de las otras parejas en la página, compartiendo detalles explícitos de sus perfiles y preferencias. Myriam escucha atentamente, intercalando comentarios de aprobación o sugerencia. Por mi parte siento la tensión sexual en la mesa crecer la conversación se impregna de un erotismo sutil. La discusión se centra en las posibilidades ilimitadas que ofrece la vida swinger, cada foto y cada perfil que Sandy menciona es algo de lo que podría experimentar en el futuro.

Sandy se detiene por un instante y nos mira “Papá, mamá, si estoy aquí hablando de todo esto es gracias a ustedes, ya que me lo mostraron y han sido muy abiertos conmigo. Aprendí a aceptarme y a mis deseos. Solo les pido que, si no me ven preparada, me lo digan y si creen que estoy apresurando las cosas, tengan la confianza y también me lo digan.”

Su sinceridad me conmueve, la abrazo y le digo “Eres una chica inteligente y madura, si estás segura, nosotros estaremos contigo en cada paso del camino.” Myriam asintió “Nuestro apoyo es incondicional, Sandy. Siempre y en todo.”

Mi hija sonrío, “Gracias mamá, gracias papá. Eso es lo que quería escuchar”

Me despedí ya que tenía algunos pendientes de la oficina que iba a ordenar desde el despacho de mi casa. Mis dos mujeres continúan con la limpieza, sus risas y charla me llegaban hasta el pequeño despacho. Myriam, en su rol maternal, suavizando la tensión con bromas casuales acerca de la vida cotidiana y la universidad. Sandy comienza a lavar los platos, permitiéndole a Myriam secarlos y guardarlos. En la cocina, la conversación se mantiene ligera y casual.

Enrique, al despertar, desciende las escaleras y se dirige cocina, con su desaliño habitual de la mañana y su pijama informal. Al ver a su hermana y a su mamá lavando los platos, se acerca a la mesa del desayuno que ya luce vacía. “¿Ya desayunaron?” Pregunta con la boca semi abierta. “Sí, cariño, te guardamos tu plato” Dándole un beso en la mejilla. Enrique se sirve su desayuno y se une a ellas en la conversación. Así se diluye la mañana.

Laura y Alejandro llegan puntuales a las 5 de la tarde, acompañados de dos chicos desconocidos, presentados por Sandy con una sonrisa tímida. Myriam los mira con interés, evaluando a los dos jóvenes. “¿Y quiénes son tus nuevos amigos, hija?” Pregunta con su amabilidad maternal. Los chicos se presentan, uno de ellos, Carlos, es un atleta musculoso con un aire confiado, y el otro, Luis, un chico delgado y de aspecto artístico con un tatuaje en el brazo. “¿Y cuáles son sus planes para la tarde de hoy?” Preguntó Myriam. Los jóvenes intercambian miradas, “Nada en particular señora, solo pasar un buen rato, beber unas cervezas y tal vez ver una peli” Dice Alejandro, con tono jovial propio de la edad.

Myriam y yo nos despedimos de los chicos y nos subimos a nuestra habitación debíamos alistarnos para la reunión en casa de Juan y Martha. Cerrando la puerta detrás de nosotros, la anticipación del evento de la noche se eleva a un nuevo nivel. Nos miramos como en cada preparativo previo conscientes de lo que se acercaba. Myriam saca su ropa sensual, los aceites especiales, una pequeña caja y el plug anal, pone todo sobre la cama, también elige un vestido corto y ajustado. Se mete a bañar, mientras elijo la ropa que yo usare para la reunión.

Al salir del baño mi esposa totalmente desnuda se sienta en la cama y se unta crema en el cuerpo y mientras se arregla me dirijo a bañarme, siento la ducha caliente, me enjabono, me sentía erotizado, el saber que nos reuniríamos en unas horas con nuestros amigos y su hijo y la plática que tuvimos con nuestra hija en la mañana me atormentaban.

Al salir del baño, veo a Myriam en su ropa erótica, liguero y zapatillas altas, se gira para mostrarme su look, con una sonrisa enigmática en los labios y ojos brillantes. Camina lentamente en dirección a mí, el aroma de su perfume es embriagador, No trae pantaletas, se ve impresionante no pude evitar sentir un cosquilleo en el estómago, camina y toma el plug anal con la cola de zorro y me lo entrega, se agacha en la cama abriéndose las nalgas “Introduce una de las bandas de cera que están en la cajita y ponme bastante aceite de durazno en el culo y méteme el plug” Me pide.

Después de 3 días insertándoselo ya había aprendido a hacerlo, la novedad fue la cera y el aceite de Durazo, seguí las indicaciones. Myriam respira profundamente, su espalda se arquea levemente en anticipación. Con las manos temblorosas de excitación, le introduzco el plug en el agujerito del culo, empujando lentamente contra la resistencia suave. Ella emite un jadeo, a medida que el plug se desliza en su interior, su culo se estira y se adapta al tamaño del juguete. Myriam comienza a gemir, sus músculos relajados permiten que el plug se introduzca aún más, su respiración se agita.

Finalmente, el plug se instala en su interior, su cola de zorro se mueve suavemente con cada movimiento de su culo. Ella se mira en el espejo, apreciando la visión erótica que ofrece, su boca se abre en un gesto de placer y satisfacción. Sin duda mentalmente se preparo para llevar esa sorpresa a la reunión.

Myriam se pone las pantaletas y el vestido corto, que se adhiere a su piel húmeda y se abre levemente al caminar, revelando la curva superior de sus muslos. Entra al baño con un ligero trote erótico, la cola del plug se mueve de un lado a otro al ritmo de sus pasos, se sienta en la silla del tocador moviendo sus nalgas y acomodando el artilugio en el culo, me impresiono lo fácil que se fue adaptando a tener el aparato dentro de ella. seca su cabello con cuidado, dando pasadas suaves.

Me visto rápidamente al darme cuenta de la hora y apresuro a mi esposa, se pone una gabardina sobre el vestido corto y bajamos a despedirnos de nuestros hijos y sus amigos.

Bajamos de prisa las escaleras, saludamos nuevamente a todos que se encontraban en la sala, viendo una película. Sandy se levanta y se acerca a nosotros, “Que guapos papa y mama. ¿Qué tipo de reunión es a la que van que van tan radiantes?” Pregunta con cierta burla. “Sí, hija, es una bonita reunión de amigos” Le responde mi esposa con una sonrisa sarcástica. “Diviértanse y pórtense bien” Me despedí. “Gracias papá, tengan cuidado en el camino” Nos pide Enrique que también sabía que nos dirigíamos a una reunión con una pareja y un chico.

Al salir la brisa suave de la tarde se siente agradable en la piel, la luz de la luna baila entre las hojas de los árboles, y el sonido de los autos que pasan por la calle principal, la vida continua en la cuidad, indiferente a las aventuras que nos espera. “¿Cómo te sientes?” Le pregunto a Myriam. “Estoy ansiosa, no deja de ser una reunión diferente, también por lo que estamos pasando en casa con nuestros hijos” Confeso. “Relájate, será divertido, recuerda que ya hemos pasado otras situaciones son solo juegos de adultos” Le respondí, dándole un beso en la mejilla, mientras le cerraba la puerta del auto

Recorrimos las calles con fluidez, recién había oscurecido, nuestros amigos viven al otro extremo de la ciudad en una zona privilegiada, el trayecto lo hicimos en silencio, de vez en cuando veía a mi esposa, se veía espectacular, el ligero asomaba por la gabardina, amo a mi esposa y la deseo mucho, y es un doloroso placer mirarla con otros hombres, pronto tendría la oportunidad. Al doblar en la calle correcta, vimos la casa de Juan y Martha, la puerta a la calle estaba abierta, metí mi auto a su cochera como me lo indico Juan, una suave melodía de jazz se escapaba de la casa anunciando que la velada ya ha empezado.

El sonido de risas y voces se escucha a lo lejos. Myriam baja del auto y se ajusta su gabardina y en un gesto de pudor se acomoda el vestido que se le ha bajado en el trayecto. Nos tomamos de las manos y tocamos a la puerta. Estamos listos.

Juan, vestido elegantemente nos recibe con su característica y sonora risotada y nos conduce a la sala, Martha, nos espera ahi, nos abraza y nos da un cariñoso beso en la mejilla. Ella luce un vestido ceñido que resalta su figura madura, su cabello recogido en un moño que le da un toque sofisticado. La sala es grande y lujosamente decorada como siempre, con velas que arden suavemente en cada rincón, creando una atmósfera cargada de sensualidad. El aroma de la comida, acompañado del sonido de risas y conversaciones, invade la estancia. El ambiente es realmente acogedor.

Juan, con un gesto de disculpa, nos informa que Mario, se retrasará un poco. “Lo citamos a las 8, queríamos platicar un poco antes con ustedes”. Dicho esto, Juan nos ofrece algo de tomar. En la barra han montado una amplia variedad de bebidas y bocadillos.

Nos acercamos todos a la barra. Elegí whisky al igual que Juan, Myriam vino como siempre y Martha tenía una copa de algo que adivine podría ser un Martini. “Y bien, cuéntenos un poco de Sandy, las fotos que nos enviaron nos dejaron en shock” Nos pidió Juan directamente.

Juan me miro con ojos curiosos, acercando su copa de whisky a sus labios y tomando un sorbo quizá tratando de penetrar en mi mente, Me agarro por sorpresa no supe que contestar, Juan tiene la habilidad de poner a las personas contra las cuerdas. Martha, se une a la conversación al darse cuenta del momento incomodo y asiente. “Sí, es cierto, las fotos que recibimos de ella son realmente impresionantes. Está claro que ha heredado la genética de su hermosa madre” dice, haciéndole un guiño a Myriam.

“¿Cómo se sienten que su princesa entrara a nuestro mundillo swinger?” Vuelve a la carga Juan. Mi esposa y yo intercambiamos miradas. “Pues, la verdad, estamos un poquito preocupados por la reacción que puedan tener personas equivocadas en ella, ya que la idea es que sea una experiencia agradable y no que la presionen de más o le pidan algo que no quiera hacer” responde Myriam, “Pero confiamos en ustedes y sabemos que eligieron una pareja adecuada para iniciarla. Ella es la que ha tomado la decisión, y si se siente preparada, no hay nada que temer” Agrego.

“¿Qué hay de su hijo el mellizo de Sandy, entiendo que él sabe que ustedes son swingers” Pregunta Martha “Cómo reaccionó ante la idea de que su hermana se involucre?”

Ya más tranquilo le respondo a Martha con cautela “No, Enrique no sabe que Sandy se va a iniciar. Solo sabe que somos swinger, esperamos que él no se entere por ahora”. Martha asiente., Juan interviene “Entendemos perfectamente. El swinger es un terreno delicado y cada miembro de la pareja que se involucra, lo hacen a su propio ritmo. La confianza es fundamental, ya les hemos contado como fue el proceso con los nuestros hijos”

“Tuvimos un desfile de lencería y estuvo Enrique presente, modelaron Myriam y mi hija, de hecho, Sandy nos acompañó a elegir ropa a la sex-shop y se compró algo para su iniciación” Me solté confesándolo.

“¡¿En serio?!” Pregunto sorprendida Martha

“Pregunta obligada amigos. ¿Han pensado que eventualmente Sandy se integre con ustedes como lo hacemos con nuestros hijos?” pregunto Juan

Juan nos miró fijamente, evaluando nuestra respuesta, Myriam y yo no supimos que contestar de nuevo me quede mudo. “Comprendo. Es una decisión que cada miembro de la familia toma a su propio ritmo. Está bien, no hay prisa.” Juan entendió al fin que no estábamos del todo preparados para responder.

Martha de nuevo al rescate nos sirvió unos bocadillos para desviar la conversación y empezamos a hablar sobre la incorporación de nuevas parejas en la escena swinger y nos pusieron al tanto de un grupo llamado Mandingos del club Swinger Velvet que estaban tomando relevancia en el medio.

“No he escuchado hablar de ese grupo. ¿De qué se trata?” Pregunte, realmente nosotros no somos tan asiduos al club swinger como Juan y Martha.

Juan me miro un tanto incrédulo, y comienza a describir al grupo “Mandingos” con detalle. “Son un grupo de caballeros afroamericanos, todos con un atractivo indiscutible y muy dotados, su líder, un maduro de alrededor de 55, se llama Tyrone. Son famosos por sus GangBangs y asistencia a orgias, son los maestros del poliamor y la diversión sin compromisos. Tienes que verlos en acción, es impresionante la química que hay entre todos.” Martha sonríe y asienta, “Sí, son encantadores.”

“Quieres decir que es un grupo de hombres exclusivo para parejas? ¿Ustedes han participado?” Pregunte intrigado.

Martha me mira con una sonrisa sugerente. “Sí, los Mandingos son un grupo exclusivo para parejas que buscan un ambiente con cierta… intensidad. Nosotros hemos participado en alguna de sus fiestas, y puedo asegurarte que son inolvidables. La química y la energía que hay en las reuniones es electrizantes. Juan y yo hemos tenido la suerte de ser invitados a un par de sus eventos y la verdad es que son bastante selectivos.

Pero si te gustan los desafíos y la emoción de lo desconocido, podrían ser la adrenalina extra que estás buscando.” Juan asiente, agregando, “Son tipos súper divertidos y educados. Tyrone, su líder, sabe mantener las cosas en control y asegurarse de que todos estén de acuerdo con lo que sucede. Siempre hay consentimiento y respeto en sus reuniones.”

“¿Han participado con ellos? ¿es decir sexualmente?” Insistí, era algo totalmente nuevo para nosotros que hubiese grupos organizados con la característica de que eran de raza negra.

Juan responde con una sonrisa de complicidad “Si, hemos participado con ellos en una ocasión en compañía de Tomas y Linda, fue nuestro primer Gangbang y que mejor que junto a otra pareja, la experiencia fue intensa, quizá algún día se animen ustedes a acompañarnos.” Martha asienta, “Sí, Tyrone y sus chicos son excelentes amantes, muy experimentados, saben leer a las mujeres, saben que nos gusta y lo que no” Los comentarios de Juan y Martha sirven para incrementar mi intriga y curiosidad por este misterioso y excitante grupo.

Juan se acerca a la puerta al escuchar que alguien entra. Es Enrique, Lleva una camisa desabotonada y un pantalón ajustado.

“Vaya al fin!, nos saben como soñé y me masturbé pensando en esta noche” Fue lo primero que dijo antes de saludarnos de mano y de beso a mi esposa y a su mama.

La llegada de Mario interrumpió de golpe nuestra platica. Después de los saludos y la bienvenida, Mario fue a la barra a servirse algo sin dejar de hablar sobre asuntos generales y familiares con sus padres.

“Ahora cuéntanos como le hiciste para poder salir en fin de semana. ¿Qué le inventaste esta vez a tu esposa?”

“Simplemente que no me esperara a cenar, le platique sobre los modelos recientes de autos que llegarían al área de ingeniería de ensamble, habría una presentación por la tarde y después un convivio con los compañeros, lo más probable regresaría muy tarde. La realidad fue que después de la presentación me vine al mejor convivio que habrá hoy en la ciudad, con mis padres y sus amigos” Contesto Mario sirviéndose generosamente una copa de whisky. Juan y yo lo acompañamos a llenar nuevamente nuestros vasos, mientras mi esposa y Martha se quedaron en el sofá mirando algo en una revista de decoración.

“¿Que tal el trabajo Mario?”

“Todo excelente Miguel, no me puedo quejar, el mes pasado recibí un ascenso.”

“¡Wow te felicito!” Conteste sentándome en una de las bancas de la barra junto a Juan. De repente Mario nos abandona y se dirige al sofá, se acerca a Martha, toma un sorbo de su whisky y la rodea con sus brazos, tirando de ella y plantándole un beso apasionado en la boca, Martha un poco sorprendida sonríe y corresponde, sus mejillas se enrojecen. Myriam a un lado igual sonríe sorprendida, Juan y yo observamos la escena desde la barra.

Separándose de su madre aprovecha la proximidad de mi esposa para expresarle también sus deseos. Le extiende la mano para que se levante y mi esposa accede divertida acomodándose el vestido, Mario la voltea y se acerca a ella por detrás, colocando sus manos firmemente en sus caderas, se inclina, la besa en el cuello y le aprieta los senos sobre el vestido. Myriam desconcertada me mira, pero no se aleja. Mario la voltea con rudeza y al quedar frente a su cara la besa, metiéndole la lengua y apretándole las nalgas.

Después de besar a mi esposa atrajo a su madre por la nuca, y la obligó a unirse, no hubo resistencia, cerró los ojos y permitió que su boca se uniera nuevamente a la de su hijo, fue un beso profundo y apasionado.

Sin perder el ritmo, Mario empujó la cara de Martha contra la de Myriam, mi esposa se enrojeció y asomo un rictus de nerviosismo, fue algo abrupto e inesperado, Mario guio la boca de su madre y la de mi esposa, logrando que sus labios se tocaran suavemente, se acercó y les metió la lengua entre los labios mientras Martha y mi esposa se besaban, fue algo muy erótico, jamás había visto a mi esposa besar a otra mujer, mi corazón latía con anticipación por lo que se vendría. Juan y yo, paralizados por la escena. Mario realmente estaba ansioso, fiel a su carácter impetuoso y perverso.

Mi corazón se aceleró al escuchar las palabras de Mario. “Hoy vamos a disfrutar a estas maduritas, mañana no podrán ni caminar de tanto que las usaremos,” Miriam y Martha intercambiaron una sonrisa nerviosa. Juan, me guiñó un ojo y levantó su vaso en un brindis silencioso. Mario regreso a la barra, a acompañarnos, Martha y mi esposa se acomodaron el vestido y regresaron sonrientes a el sofá después del vendaval.

Juan y yo, aun en la barra, intercambiamos comentarios picantes en tono bromista acerca de lo que podía suceder en la noche. Los ojos de Mario eran de lujuria, ignoro si había consumido alguna sustancia, pero me parecía diferente su actitud a la primera reunión. La tensión sexual en el aire era palpable. Mario se pone de pie, toma la copa de whisky que aún mantiene en su mano y la acerca a la de su padre brindando. “¿Estás listo para la fiesta, padre?” Preguntó con un brillo travieso en sus ojos. Juan asintió, con la seguridad de alguien que ha disfrutado de muchas veladas similares.

“Pues vamos a darles con todo, no hay tiempo que perder,” dijo Mario, tomando a su madre de la mano y subiéndola a la alcoba de sus padres. Myriam me mira con ojos desconcertados, Juan me hace la seña con una mano de que los siga mientras él toma algunas viandas y licor.

Subimos las escaleras, Mario abrió la puerta de la habitación acariciando las nalgas de su madre. La habitación de Juan y Martha es un refugio lleno de luces tenues, aromas seductores y un gran espejo en la pared. Habíamos pasado muchas horas en la sala, compartiendo experiencias y sexo con otras parejas, pero este era un territorio nuevo para nosotros. Una habitación espaciosa decorada con excelente gusto, dado la profesión de Martha como diseñadora de interiores.

La cama es de tamaño King, Martha se separa de su hijo y se mete al baño, Mario entonces se acerca a mi esposa no importándole mi presencia y que nos tomábamos de la mano, el joven la toma de la cintura, la acerca a él y la besa profundamente. Myriam responde sin soltarme de la mano y con la mano libre recorre el torso de Mario. Decidí soltar a mi esposa y me puse cómodo en una silla a esperar a Juan y observar la escena.

Martha regreso y se unió a ellos, decidí que no podía ser un simple espectador. Con la excitación en la punta de la piel, me acerqué a la cama y tomé suavemente a Martha, y la besé. Ella respondió sus labios se movieron suavemente contra los míos, abriéndose y ofreciéndome su lengua. Mario le saco el vestido a mi esposa y se alejó también al baño, entonces Myriam se acercó a nosotros semi desnuda, se unió a la fiesta de bocas besando a Martha y a mí al mismo tiempo como lo había hecho antes con Mario. Escuche la voz de Juan subiendo las escaleras y solicitando ayuda de su hijo para acomodar en una mesa el improvisado bar.

“¡Vaya, no perdieron el tiempo!” Exclamo. “¿Algo de beber?”, se sentó despojándose la ropa sin ningún pudor, después de ayudar a su padre, Mario se acostó junto a nosotros totalmente desnudo y erecto a un lado de mi esposa besándole la nuca y acariciándole las nalgas, mientras Martha y yo continuábamos besándonos.

“Chicos, aquí todos somos de confianza, sé que Mario no anda con prostitutas, y que nuestros amigos tienen todas las precauciones, sugiero que sea una noche sin condones. ¿Están de acuerdo?”

La pregunta de Juan me desconcertó ya que la vez anterior con sus hijos tampoco los usamos.

“Por mí no hay ningún problema” Le respondí y Myriam se encogió de hombros.

Mario, lentamente deslizó sus manos por espalda de Myriam, le quito el brassiere con habilidad, liberando la piel suave y sus pechos firmes. Ella jadeó al sentirse desnuda. Sin embargo, al intentar quitarle las bragas, Miriam se tensó y protestó suavemente retirando con brusquedad la mano de Mario, recordando el plug anal que tenía insertado en su ano. Martha, se encontraba a mi izquierda, me miro con una media sonrisa intrigada, Juan, se acercó con las bebidas, se detiene un instante, curioso por la interrupción y rechazo a su hijo, y al notar la confusión, Miriam le susurra algo al oído a Juan. Su rostro se iluminó con una sonrisa maliciosa y su respiración se agitó.

“¿Tienes un secreto para nosotros, Miry?” Preguntó Juan.

Mi esposa se ruborizó y asintió con la mirada baja, quizá un poco apenada, pero sin duda muy excitada.

“¿Podemos saber cuál es?” Pregunto Martha, intrigada por el gesto de Miriam.

Ella, aún avergonzada, respondió: “Solo es un juguete que me puse por si… por si acaso.”

Mario, con un brillo divertido en sus ojos, pregunto: “¿Podemos verlo?”

Con un suspiro, Miriam me miro y al notar mi asentimiento se incorporó y se levantó de la cama, caminando lentamente.

Mario la siguió con la mirada masturbándose, estaba muy ansioso.

Mi esposa sin ningún pudor se quitó la pantaleta agachándose y abriéndose las nalgas “Esto…” Mostrándonos el juguete insertado en el ano. La pequeña cola de zorro se expandió al liberarse.

Martha, Juan y su hijo se quedaron con la boca abierta, atrapados en la escena de mi esposa exhibiéndose de tal manera.

La sorpresa en sus ojos se tornó en un deseo voraz al ver la intrusión artificial que se albergaba en el intimo reducto. Martha, se acercó a mi esposa despojándose de la ropa que aún conservaba quedando en lencería, se paró a un lado de ella y le acaricio el cabello, su respiración se agitó al ver la cola de zorro que sobraba del orificio de mi esposa. Sin pensarlo dos veces, se inclinó y la lamió suavemente las nalgas y alrededor del artilugio presionándolo, provocando un jadeo en Miriam. Juan, se acercó y le susurró, “¿Te gustaría que lo saquemos y que todos disfrutemos ese orificio?” Miriam asintió con la boca seca y los ojos cerrados.

Mario dijo “Vaya me parece que tu esposa quiere realmente divertirse Miguel. ¿Trabajo su culo para recibir algo adentro acaso?”

Martha y Juan se acercaron a Miriam, que se encontraba parada en el borde de la cama, Martha tomó la cola de zorro con dos dedos, deslizándolos suavemente por el material, y empujándolo levemente a lo que Miriam reaccionó con un gemido ahogado. Mientras Martha jugueteaba con la cola, Juan se puso enfrente de Miriam, acercando su miembro ya erecto a la entrada de su vagina. haciéndola que se estremeciera al sentir la combinación del plug, la boca de Martha y la verga de Juan rozando su pelvis.

Miriam, con la boca entreabierta y la respiración agitada, se apoyó en la cama abriendo más las piernas y permitiendo a Martha jugar a su antojo con la cola de zorro y su vagina, Juan entendió la invitación y se acostó descansando su cabeza en la cama y saboreando la vulva de mi mujer, empezó a moverse metiéndole la lengua, disfrutando del calor y la humedad, Mario se acercó a la oreja de mi esposa “¿Te gusta sentir como te lamen el culo y la cuca mis padres?” Susurro con una sonrisa. Miriam asintió, sin alzar la vista, la intensidad del placer que la atravesaba era abrumadora, se sentía exhibida, usada, vulnerable, la sumisión era algo que acaba de descubrir y a mí me encantaba verla así.

¿En dónde estaba la abogada de carácter fuerte, la que peleaba en tribunales?
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heranlu

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Miguel y Myriam con sus hijos Mellizos Sandra y Enrique - Capitulo 009

Mario, no dejaba de masturbarse, se acercó a Juan que seguía sumido dándole lengua. “¿Papá, tú se la vas a meter primero?” Preguntó con ansias, su miembro ya listo para la acción. “Yo quiero ser el primero, si no te importa” dijo con el miembro a centímetros de la vagina de mi esposa no importándole estar tan cerca de la boca de su padre. Juan se detuvo por un instante “Claro, si ella lo pide, serás el primero, o quizá lo podamos hacer los dos” Respondió con la cara llena de fluidos.

“¿Te gustaría jugar con los dos Miry? Pregunto Juan.

Miriam, asintió, la idea de ser tomada por dos a la vez la excitaba mucho. Juan se movió lentamente, permitiéndole a Mario acercarse y levantar a mi esposa en vilo, poniendo sus piernas en los hombros, penetrándola de golpe. Mi esposa soltó un gemido. Enseguida Mario la volcó sobre la cama en la posición de misionero, Juan de inmediato se subió y puso su miembro en la boca de mi esposa que lo empezó a mamar con devoción, en realidad mi mujer necesitaba un buen polvo había pasado semanas de muchísima tensión sexual.

Me acerqué a Martha, que se encontraba sentada en la cama, sin perder la compostura, le acaricié la mejilla con suavidad, bajando mi mano por su cuello y hombro, siguiendo la curva de su seno. Martha cerró los ojos y suspiró profundamente al sentir mis dedos juguetear con su pezón erecto. Apoyando mi pene en su estómago, comencé a moverlo lentamente, disfrutando del calor que irradiaba su piel.

Con cada movimiento, la respiración de Martha se elevaba, sus pechos se alzaban y bajaban con cada inhalación, la imagen de mi esposa a un lado de nosotros, disfrutando de la atención de Juan y Mario, me tenían muy excitado. Sin una sola palabra, me acerqué a su boca y empecé a besarla apasionadamente, nuestras lenguas se enroscaron.

Mis manos se deslizaron por su espalda mordisquee su pezón, haciéndola gemir, su respiración se aceleró. Martha me miraba, la lujuria que sentíamos era palpable. Con la punta del dedo, dibujé círculos alrededor de su ombligo, bajando cada vez más, mi miembro ya chorreando de excitación contra su piel. Ella se movió, abriendo sus piernas, invitándome a acercarme a su intimidad, su vagina ya humedecida, mi nariz percibía su aroma embriagador.

A mi lado los gemidos de Miriam se volvían cada vez más intensos, el ruido de su vagina empapada y la saliva que se escuchaba cada que Juan le metía el miembro en la boca. Martha, tomo mi miembro y se lo introdujo en la boca como tantas otras veces, lamiéndolo, chupándolo e invitándome a ver lo que sucedía a un costado.

Mi esposa se movía desesperada, buscando un alivio que solo la penetración le podía dar. Ahora Juan la penetraba y recorría el miembro erecto de Mario de punta a rais con la boca y la lengua, sus ojos se cruzaron con los míos, la excitación y la complicidad que sentíamos. Juan noto nuestra mirada y se detuvo “¿Te gustaría sentirnos dentro de ti a los dos a la vez?” Le preguntó con la duda de si Myriam podía soportar tal placer. Ella asintió con la boca llena, su respiración jadeante, la idea de sentir a los dos al unísono la volvía loca se había preparado para ello.

“Seguramente eso vino a buscar padre. ¿Como explicas que llegara con ese tapón en el culo?”

“¿Es verdad Miry?, ¿te lo pusiste con esa intención?” Pregunto

Juan… “Tiene 3 días usándolo” Conteste como si a mí me lo hubiesen preguntado.

Mario se recostó en la cama y mi esposa se subió montándolo con furia, el tapón anal y la cola de zorro emergían en cada embestida, Juan, viendo la escena, se colocó detrás, observando como el miembro de su hijo desaparecía, le ordena se detenga y con cuidado quita el plug anal, al sacárselo por completo mi esposa tiene un fuerte orgasmo que la hace caer sobre Mario, sus piernas tiemblan y dice algo guturalmente que no puedo descifrar, es un espectáculo ver como su cuerpo se estremece, Mario intensifica sus embestidas sacándole otro orgasmo, aún más fuerte que el anterior.

Martha toma un tubo de lubricante que ya tenía sobre la cama y se lo da a su esposo, sonriendo maliciosa, saboreando la idea de la escena que se prepara. Juan la mira, toma el lubricante y se unta generosamente el pene. Martha me abandona y se acerca a Miriam, que aun jadea por la intensidad del orgasmo que acaba de sentir, y comienza a untar el lubricante en su culo, preparando la entrada.

Juan, empapado en lubricante, se acerca a Miriam que esta aun jadeando y temblando del intenso y nuevo orgasmo que Mario le provocó, su culo abierto y dispuesto. Martha le pide a su hijo que se detenga un momento, Juan se alinea con su culo y empieza a penetrarla lentamente, me levante de la cama y me puse a un lado de mi esposa para ver su rostro que al sentir la intrusión se tensó.

Miriam se mueve y se acomoda en la posición, Juan coloca su verga en el ojete de mi esposa, lo empuja suavemente y comienza a penetrarla, acompasando su movimiento a la respiración jadeante de Miriam. Ella se mueve lentamente, adaptando su ajuste a la sensación de ser tomada por dos penes a la vez. Juan y Mario empiezan a moverse al unísono, cada uno adentrándose en un agujero y saliendo en el ritmo opuesto, la escena se torna cada vez más salvaje, Miriam jadeando y gritando, su cara reflejando la locura que la invade al sentir la doble penetración.

La cara de mi esposa es de placer, su boca se abre cada que la penetran, comienza a moverse más rápido, Juan acelera el ritmo, la vagina y el culo de mi esposa se adaptan.

Comienza a moverse con frenesí, la sensación de la doble penetración la consume por completo. Sus ojos se abren, la respiración se convierte en jadeos, su cara se pone roja de placer, es evidente que no aguanta más. Martha, se encontraba a un costado de la cama, no podía dejar de masturbarse al ver la escena.

El cuerpo de Miriam se convulsiona mientras alcanza un nuevo y abrumador orgasmo. Sus piernas tiemblan incontrolablemente y jadea entre las embestidas rítmicas de Juan y Mario. ¡Les pide que paren!, Ellos continúan unos minutos más, sus súplicas resuenan en la habitación, Juan y Mario, aunque están ansiosos por continuar, respetan su necesidad de un breve respiro, Ambos retiran lentamente sus penes, la polla de Mario brillando con sus jugos y la polla de Juan aun palpitando por el esfuerzo.

Martha, ya se encontraba bastante lubricada, se coloca en la posición que acaba de abandonar Miriam. Entre su esposo y su hijo. Juan, que no pierde el ritmo, le introduce su pene en el culo con un movimiento fluido y experto, demostrando la práctica que han tenido como familia en la doble penetración. Mario, se mantiene en la posición inferior, introduce su pene en la vagina, continuando el ritmo que Juan ha impuesto. Los tres se mueven al unísono, creando un espectáculo de lujuria y depravación que se refleja en el espejo que cubre la pared.

Por instinto de protección me acerqué a Miriam, para preguntarle como se sentía ya que la vi bastante descompuesta después de zafarse de la brocheta en la que la tenían Juan y su hijo, está en el otro extremo de la cama recostada, su piel brillando por el sudor y la excitación, su rostro enrojecido y la mirada vidriosa por el exceso de placer. Su vagina y ano, aun abiertos por la reciente penetración, palpitan suavemente al ritmo de su respiración jadeante. Los gemidos de Martha y los gruñidos de Juan y Mario se intensifican, y pude ver que la escena es aún más salvaje que la anterior. Los movimientos de Martha se hacen más bruscos y su respiración más agitada, demostrando que se acerca a su propio clímax.

Mi esposa, me mira y me sonríe, “¿Te gusto lo que viste?” Me dijo entre jadeos. Le devuelvo la sonrisa y le acaricio la cara. Mi pene duro, apuntando directo a su rostro, la invito a que me lo chupe.

Sin pensarlo agarro mi miembro con sus manos y lo acerco a su boca, por mi parte comienzo a moverlo lentamente, su boca se abre, saca la lengua y lo recorre y se lo introduce hasta la garganta, la sensación era de alivio y excitación, los gemidos de Martha aumentaban, la voz de Mario gritándole obscenidades a su madre y a Juan pegándole nalgadas mientras le perforaba el culo me erizo la piel, estuve a punto de venirme en la boca de mi esposa. que seguía chupando lamiendo mi pene con calma, parecía en otro lugar ajena a lo que ocurría a menos de un metro de nosotros, por momentos tenía espasmos y escalofríos, estaba aún en shock, a ciencia cierta no definía si era por lo que acababa de recibir o porque ya estaba lista para otra sesión de penetraciones.

Miriam se da cuenta que para mí es imposible dejar de ver al trio unido y envuelto en una masa de cuerpos en donde ella estuvo minutos antes y sin dejar de masturbarme decide unirse y acompañarme en el deleite voyerista.

Abrió las piernas, sentí el estremecimiento que recorría su cuerpo, su coño seguía palpitando, lo toque y estaba resbaladizo, su mano se unió a la mía y empezó a jugar con su clítoris hinchado apretándolo con dos dedos, soltó el aire y jadeo “Míralos…” Susurro con la voz cargada de lujuria “Son como animales en celo” Deslizo un dedo en su coño y tuvo nuevos espasmos, las sensaciones que me transmitía a través de mi miembro ya sea por chupetones con la lengua o masajes con la mano aunado a nuestra complicidad de tantos años era como si yo fuese una extensión de su cuerpo, me transmitía totalmente sus sensaciones.

Mi esposa a comenzó un mete y saca en su encharcada vagina sin dejar de ver al trio y sin dejar de jugar con mi miembro que cada vez estaba más cercano a soltar mi leche. Conozco muy bien a mi mujer, más allá de la emoción de ver al trio, a medida que la excitación volvía a apoderarse de ella. La idea de ser observada, de ser disfrutada, de estar tan expuesta era un afrodisíaco que corría por sus venas.

Como si le leyeran la mente, Mario y Juan también la observaban. Cambiaron hábilmente de orificios, Martha, con los ojos vidriosos de placer, se sentó a horcajadas sobre Juan, su coño engullendo su gruesa polla. La visión de los abundantes pechos de Martha rebotando con cada embestida profunda era electrizante, Mario, sin apartar sus ojos de los de Miriam, se colocó detrás de su madre que gemía y comenzó a acariciar sus regordetas nalgas. Con una sonrisa diabólica, trazó una línea húmeda por la grieta de su culo, su dedo medio rodeó su agujero fruncido. La anticipación era exquisita, todo su cuerpo temblaba de necesidad al sentir la punta de su erección empujar contra su apretado anillo.

La presión crecía a medida que él empujaba, centímetro a centímetro, llenándola con su circunferencia mientras Juan continuaba golpeando su coño. La doble sensación era demasiado para Martha que no dejaba de gritar de placer.

Mi esposa continúo tocándose y masturbándome acariciando mis testículos llenos, su boca apretando mi pene, su garganta tragando cada centímetro que podía, la escena que se veía en el espejo la ponía cada vez más húmeda y caliente. Martha se encontraba encima de Juan, sus senos rebotando al ritmo de la embestida, gritando de placer mientras su hijo le daba de nalgadas metiéndole profundamente la polla en el ano.

A medida que el trío en la cama alcanzaba su crescendo, Miriam se metía los dedos en el coño con desesperación.

“Me parece que tu mujer está lista para otra ración de vergas Miguel” opino Mario acelerando los embates en el culo de su madre.

Mi mujer al escucharlo se inclinó hacia Mario, su cuerpo suplicando que la liberara, sus ojos suplicándole que le diera lo que necesitaba. Él lo entendió, y con un rápido movimiento, se separó del culo de su madre, me arrebato nuevamente a mi esposa, se limpió brevemente con una toalla húmeda y hundió su polla hasta el fondo de la encharcada vagina de mi esposa. El rictus en la cara de Myriam era indescriptible, el calor de su polla la estiraba mientras la polla de Juan continuaba llenando el coño de Martha. Los gemidos de los hombres se fundían con los gritos de las mujeres, el olor a sexo era embriagador, el calor de sus cuerpos era palpable en el ambiente.

El pecho de Myriam se agitaba, a un lado Martha se convulsionaba , un nuevo orgasmo producido por la verga de su marido la atravesaba como una tormenta, dejándola temblando y jadeante. Los hombres no se detuvieron, era como si estuvieran impulsados por una fuerza invisible, con movimientos primarios e instintivos. Y entonces, con un último rugido gutural, Juan explotó dentro de Marta, su semilla la llenó hasta el borde, las nalgas se contraían exprimiéndose dentro de su mujer, se dejó caer sobre el cuerpo tembloroso de su esposa. Enseguida Miriam llego al límite, vi como hundió las uñas en la espalda de Mario, el orgasmo fue brutal, olas de placer la consumieron.

Mario la volteo y la monto sobre su verga, mi esposa parecía una muñeca de trapo convulsionándose por el orgasmo, no tuvo tiempo de recuperarse.

La visión del ojete del culo de mi mujer cerrándose y abriéndose en cada empalada fue demasiado para mí. decidí unirme, moviéndome detrás de ella y alineando mi polla hinchada en su culo expuesto. A través de uno de los espejos vi como sus ojos se abrieron al sentir la punta de mi verga presionando, la humedad de su coño permeaba toda el área y eso facilito que me deslizara.

A medida que avanzaba, su cuerpo se tensó por un momento antes de relajarse, lo que me permitió llenarla por completo. La sensación de su culo aprisionando mi polla y sentir la presión de la verga de Mario entrándole por enfrente no se parecía a nada que hubiera sentido antes, sumado a la humedad y la sensación de sentir los testículos de Mario unirse con los míos, sabía que yo no duraría mucho.

Nos movíamos como uno solo, cada quien perdido en la necesidad de follar y ser follado. Nuestros movimientos se volvieron más frenéticos, cada empuje nos llevaba más lejos del borde de la cordura. Podía sentir la tensión que se acumulaba en el cuerpo de mi esposa, la tensión de los músculos de su culo apretándome a medida que se acercaba a su punto máximo. Fue en ese momento, mientras nuestros cuerpos se movían en una frenética sinfonía de lujuria, que alcanzamos los 3 el clímax.

Con una última y poderosa embestida, sentí que mis bolas se apretaban y la ráfaga caliente de semen acumulado exploto. Llené su culo con leche espesa, la sensación de su contracción apretándose a mi alrededor me envió al límite. Al mismo tiempo, Mario gruñó chorreando su carga dentro de su coño hinchado. Los ríos blancos de semen cayendo en cascada por sus muslos, era la visión más erótica que había presenciado en mi vida. Los ojos de Miriam se pusieron en blanco mientras llegaba a otro orgasmo segundos después.

Nuestros cuerpos quedaron enredados, exhaustos con los corazones latiendo al unísono, busque los labios de mi mujer, la bese con desesperación, ella aún tenía nuestros miembros en su interior exprimiendo las ultimas gotas de semen, jadeaba como pez fuera del agua, jamás olvidare los ojos de Miriam, vidriosos de satisfacción y agradecimiento.

Juan y Marta nos miraban, exhaustos y sonrientes, sus cuerpos brillaban con sudor. Nos quedamos quietos, tomamos un momento para recuperar el aliento. Los cinco nos quedamos allí en la cama, jadeantes y saciados, nuestros cuerpos eran un lío enmarañado de miembros, coños y humedad.

Decidimos tomarnos un descanso, la tensión se había roto, pero la noche aún era joven. Nos quedamos allí un momento más en la cama, lentamente, casi perezosamente, comenzamos a desenredarnos, a separar nuestros cuerpos. Nuestras miradas se encontraron, y en ese intercambio silencioso, supimos que la noche no había hecho más que empezar.

Juan hizo un gesto hacia el bar improvisado en la esquina de la habitación, con el pecho todavía agitado por el esfuerzo. “¿Por qué no nos tomamos un descanso todos?”, sugirió, su voz era un susurro ronco. “¿Alguien desea comer algo, alguna bebida?”. La vista del improvisado bar, cargado con una variedad de bocadillos y bebidas, nos devolvió una sensación de realidad.

Nos acercamos, todos estábamos desnudos, nuestros cuerpos adoloridos y aun zumbando. La mano de Miriam encontró la mía, nuestros dedos se entrelazaron amorosamente mientras nos acercábamos a la mesa. Sentía una necesidad de mostrarle mi amor incondicional, es sin duda el amor de mi vida, la que me acompaño y confió en mi para formar un lindo hogar, con hijos maravillosos, mi compañera de profesión y de trabajo, ahora aquí desnudos compartiendo con nuestros mejores amigos y su hijo.

Mientras nos colocábamos alrededor de la mesa, Juan nos ofreció un brindis, entregando a cada quien una copa en donde vertió champan frio, y con una sonrisa levanto su mano y nos dijo: “Por esta nueva experiencia que hemos vivido!”. Todos brindamos y tomamos un sorbo,

Martha, levanto su copa y dijo con su característico humor “No sé tú Myriam” Ronroneó, “Pero yo aún no he terminado” Concluyo sonriendo. Myriam le respondió “Espero que no sea así amiga!” Las palabras flotaban en el aire, cada quien a nuestro modo comentamos algo. Todos sabíamos que la noche estaba lejos de terminar, y la anticipación de lo que estaba por venir hizo que nuestras pollas se retorcieran con renovado interés. La conversación fluyó con facilidad, una mezcla de risas e insinuaciones mientras saboreábamos la comida y la bebida, nuestros cuerpos se recuperaban lentamente.

Mario no dejaba de hacer uso de su humor negro y perverso, lamento que su hermana no estuviera en esta reunión. “Es una lástima que no haya podido venir esta noche mi sister, platique con ella días después de la última reunión, le reclame que siendo tan puta como es no se haya soltado, me prometió que en la próxima nos va a sorprender”

Juan asintió “Efectivamente, Mario. La próxima vez, tu hermana nos mostrará a todos lo sexual que es realmente, mi princesa es tímida, pero sé que tiene la misma libido que sus padres”

Llene mi copa con whisky y me integre a la plática, Martha y mi esposa se sentaron en la cama con las piernas cruzadas y desnudas a platicar algo que no alcance a entender. Y en la confianza de estar entre varones y con la impertinencia que me caracteriza solté la pregunta:

“Mario, ya hemos compartido en dos ocasiones y sé que no serán las ultimas, por ello tengo la confianza de preguntarte y espero no te incomode; Tu papa me confió que te gustaría involucrar a tu esposa en nuestro ambiente liberal”

“Ufff me encantaría ver a mi mujer como a tu esposa o a mama, atravesada por dos buenas vergas”

“Por cierto, ya tengo al chico adecuado, muy discreto y con las características que me solicitaste y fuiste muy específico sobre el tipo de hombre que le podria gustar a mi nuera” Intervino Juan

“Por mi experiencia Mario, el proceso es paso a paso, pienso que está bien iniciar con un trio, imagino tu vas a participar” De antemano sabía que el solo quería estar presente ya me lo había confiado Juan. sin embargo, me interesaba que el me lo contara.

“Ustedes son los expertos, yo solo soy un aprendiz que se culea a sus esposas” Respondió Mario con una carcajada

“A propósito del tema, la hija de Miguel, también se va a iniciar, ya le he conseguido una parejita joven como ella” Me sorprendió Juan con la confesión. Al parecer decidió compartirlo con su hijo debido a mi impertinencia con respecto a que sabia los planes de Mario con su esposa.

“¡¿En serio?!… wow eso es muy cool, ¿tienes fotos de tu hija Miguel?

“En realidad no” Conteste

“Yo tengo algunas. ¿Se las puedo mostrar?” Me pregunto Juan

“Emm…si, adelante” Dude.

“No te preocupes Miguel, soy medio loco y pervertido, pero se guardar secretos” Contesto Mario enviándome una sonrisa y tomando el móvil de Juan.

Le mostro las fotos que le enviamos a la pareja y además la foto en donde mi hija estaba en ropa menor junto a nosotros en la cama.

“¡Madre mía Miguel, tu hija esta buenísima!”

“Si, es una mujercita muy bella con un cuerpo de infarto” Agrego Juan.

“Bueno no me lo tomes a mal, pero si mi hermana participa lo justo seria que tu hija también se una a nuestras reuniones. ¿No crees?”

“Si ella lo decide, será consensuado, no pensamos presionarla a nada” Le respondí

“¿Quiere decir que si estás de acuerdo que ella eventualmente pueda participar con nosotros en una orgia?” Pregunto Mario con una erección y masturbándose viendo las fotos de Sandy. “¡Que hermoso cuerpo! ¿Hace ejercicio?”

“Si, es gimnasta y deportista de alto rendimiento” Comente orgulloso.

“Lo imagine, esa cinturita breve, los senos, esas piernas y ese culo seguramente es trabajado en gimnasio”

“Mis dos hijos son deportistas de alto rendimiento”

“Sus hijos son mellizos Mario, al chico no lo conozco en fotos, pero imagino debe ser un chico bello como la hermana” Complemento Juan.

“¿Qué edad tienen tus hijos?”

“21 años” Conteste

“¿Como se llaman?” Pregunto Mario sin dejar de ver las fotos de mi hija, me resultaba un poco molesto mirarlo como se masturbaba al pasar las fotos, era algo realmente sucio y pervertido, aun había en mi atisbos de celos con respecto a mi hija más tratándose de la rudeza de Mario.

“Sandra y Enrique”

“Pues Sandra está muy rica Miguel, espero no te moleste que me exprese así, después de lo que hemos pasado y que le echaste la leche en la cara a mi hermana me siento en confianza de opinar de esa forma. ¿Te molesta?”

“No tengo comentarios… aun es algo que estamos procesando” Le respondí

“¿Y qué hay de Enrique? ¿él sabe que ustedes son swingers? La pregunta más bien es: ¿Sus hijos saben que ustedes están en este rollo?”

“Si, ambos lo saben, somos muy abiertos con ellos” Conteste algo incomodo, quería acabar con esa charla en realidad.

“¡Que cool! ¿y Enrique cuando tendrá su primera vez? Imagino que papa ya le está consiguiendo una parejita.”

“No, el aún no está listo, vamos, no se ha tocado el tema con Enrique” Conteste

“Si se parece a su hermana imagino tiene un buen cuerpo y debe ser un chico agraciado físicamente, a mi esposa le podría encantar estoy seguro”

“Tranquilo hijo, como bien lo expreso Miguel es paso a paso, no hay que presionar y aplica para mi nuera también, no la presiones, toda ira fluyendo”

“¿Ya está de acuerdo tu mujer en hacer un trio con otro hombre?”- Pregunte tratando de desviar la conversación sobre mi hija.

“Bueno, creo que ya la convencí, ¡ahora falta ver que a la hora de la verdad no vaya a correr!” lo dijo riendo como si fuese un juego, Mario es como adolescente caprichoso.

“Solo te aconsejo en buen plan que tengas mucho cuidado, ella debe estar convencida de que en realidad lo quiere hacer, podría costarte el matrimonio y entiendo tienen un hijo pequeño”

“Si Miguel, y no la quiero perder, sé que le gusta follar, lo hacemos casi diario y cada día la noto mas puta, le cuento mis fantasías y ya responde positivamente, se excita lo sé, en las fantasías que le digo cuando la estoy clavando me confiesa que si le gustaría hacerlo con otro hombre, conoce mi carácter y lo caliente que soy, el primer paso será que este con un chico que le guste, yo ya acepté que le puede gustar alguien aparte de mí y que estoy dispuesto a dejarla elegir y que se la folle delante de mí. Fantaseamos con ello y a veces es ella la que me pide que le cuente como le gustaría que fuese esa primera vez ¿y después porque no? Quizá algún día este en una reunión con nosotros, te va a encantar su cuerpo pequeño y compacto lo sé y a papa sé que le vuela la cabeza la posibilidad”

Juan me miro sonriente buscando en mí una respuesta, se encogió de hombros y se terminó su copa resignado y dando a entender que estaba de acuerdo con su hijo.

“¿Ya están listos para continuar?” Martha se río, levantando sus cejas en un gesto desafiante. Miriam se levantó junto con ella y se acercaron al grupo, traía en la mano su copa vacía, Juan le sirvió más vino.

“¿Por qué no nos dan un buen show ustedes dos?” Sugirió Mario tomando a mi esposa y a su mama conduciéndolas a la cama.

Los ojos de Martha brillaron y dijo “¿Por qué no?”

Martha se acercó a Miriam, tomando su rostro entre sus manos, la beso suavemente. Mi esposa respondió con un gemido, y las dos mujeres se deslizaron una alrededor de la otra, sus lenguas se enredaron, sus manos explorando cada centímetro de piel que pudieran tocar. Sus senos se presionaron el uno contra el otro, sus pezones duros y sensibles se tocaron. Sus manos se deslizaron por las caderas y se aferraron a las nalgas, acariciándose y apretándose.

Martha se arrodilló, su boca viajando por el estómago de Miriam, sus labios se detuvieron brevemente en su escaso vello púbico, que olía a sexo y deseo. La respiración de Miriam se agitó a medida que la boca de Martha se acercó a su coño ya abierto, su dedo deslizándose lentamente en la hendidura, explorando cada rincón. Con un suspiro, Martha se zambulló en la carne goteando de Miriam, su lengua bailando alrededor del clítoris sensible y abultado.

Mario, se acercó a nuestras mujeres con una erección furiosa que se balanceaba como una bandera . “¿Por qué no comparten mi verga?” Les ofreció, Sin perder el ritmo, Martha se detuvo por un instante, su boca brillando con los jugos de Miriam, y asintió con la cabeza. Tomo su miembro y con maestría inicio masturbándolo e invitando a Myriam.

Mi esposa se unió y se lo hundió en la boca hasta la garganta, las dos mujeres de rodillas chupaban y lamían al afortunado hijo de la pareja, era un espectáculo mirarlas con los sexos abiertos, después de algunos minutos Mario tenía otros planes para mi esposa, la acostó sobre la cama, le abrió las piernas y se la metió de golpe, Miriam, no pudo evitar soltar un grito de sorpresa y placer al sentir la carne dura presionando contra su entrada ya dilatada. Juan, al ver la escena, se acercó y se unió a Martha que lo recibió con las piernas abiertas…

Y entonces todo volvió a iniciar, durante horas mi esposa y Martha nos dieron placer, en todas las posiciones imaginables, sus orificios fueron estirados en todo momento, descansando en breves pausas para volver a empezar, ni Juan ni yo teníamos la vitalidad de Mario, parábamos, nos íbamos a descansar, platicar y tomar más whisky, mientras Mario, Myriam y Martha continuaban.

Perdí la cuenta de los orgasmos de mi mujer, por mi parte logre recuperarme y participar en otra doble penetración a Martha usando su culo como funda hasta vaciarme. Myriam ya había tenido suficiente ración anal y prefirió el resto de la noche solo usar su vulva y la boca. Fueron demasiadas emociones y no recuerdo la hora ni el momento en que me quede dormido.

La madrugada se colaba lentamente por las cortinas, trayendo consigo la claridad de los primeros rayos del sol. Desperté en un extremo de la cama, Martha estaba a un lado mío dormida y desnuda, De inmediato no vi a nadie más. ¿En dónde estaba mi esposa? Me estaba quedando nuevamente dormido y el sonido de jadeos y gemidos suaves que provenían del suelo me despertaron de mi letargo. gatee sobre la cama y al llegar a la orilla la imagen que se me presentó me impacto; Myriam, acostada boca abajo con las piernas abiertas, sus caderas levantadas y allí en el suelo, Mario la penetraba.

La visión de ver a mi esposa, desnuda y sometida en esa posición con la cara en la madera del piso y rendida a las embestidas del hijo de nuestros amigos, me excitó de inmediato.

Sus piernas temblaban con cada penetración, el maquillaje deslizándose por sus mejillas, sus ojos hundidos reflejando el cansancio de la noche, a pesar de todo se movía al ritmo de cada empuje, sus ojos entrecerrados, vi su vagina roja e hinchada atrapando el grueso miembro también hinchado de Mario. ¿No había tenido suficiente? ¡Por lo visto no! Fingí dormir y con los ojos entrecerrados me dispuse a disfrutar, ahora entendía la razón de los espejos en la habitación de nuestros amigos, tenía una visión perfecta en 3 escenarios de como Myriam era sometida por enésima vez durante la tarde y la noche. ¿En dónde estaba Juan?

La respuesta me llego de inmediato…

Juan, salió del baño, su miembro erecto, aún mojado por la ducha, se acercó sigilosamente a mi esposa que jadeaba levemente con cada empellón, le levanto la cara cansada del suelo y le ofreció su polla. Mi mujer abrió la boca, Mi excitación crecía al verla en tal acto de servidumbre sexual, su cuello estirado, sus ojos entrecerrados, sus mejillas hundiéndose con cada penetración, Su lengua salía, jugando con las bolas de Juan.

“Myriam es una puta! ¡No la podemos llenar que bárbaro!” Exclamo Mario acelerando el bombeo.

“Vaya que si lo es creo que ha superado a tu madre. ¡Y eso ya es una gran medida!”

“¡Me dejo impresionado su hija, que pedazo de culo!” Mario al recordar a mi hija acelero el bombeo contra el cansado cuerpo de mi esposa que sin embargo soltó un chirrido que la hizo alcanzar un orgasmo, sus piernas temblaron y jadeando chupo con avidez el miembro de Juan. Mi esposa me sorprendía realmente era insaciable.

“Si, Sandy es un manjar, va a ser un espectáculo mirarla desnuda y follando” Contesto Juan como si fuese una charla casual y no tuviese su miembro en la boca de mi esposa y su hijo la polla hasta el fondo de su coño hinchado. Mi mujer al parecer no le importo que de quien hablaban era de su hija, seguía gimiendo y chocando contra el cuerpo de Mario.

“¿Te imaginas tenerla, así como tenemos a su madre?” Continuo Mario acelerando las embestidas.

“Me quiero correr en su coño, vamos yo te di la primicia de ser el primero que se la meta, es hora de que tu padre reciba el honor de ser el último” Lo dijo Juan con tono de burla.

Myriam ya no tenía voluntad, se dejaba hacer, simplemente Mario se salió y paso a su boca mientras Juan tomo su lugar, después de un par de minutos soltó la última carga, por segunda vez vi como sus nalgas se contraían llenando un coño. Por mi parte fingía dormir profundamente, la semi oscuridad me ayudaron a pasar de incognito. ¿Aunque en realidad a ellos les importaba mi presencia o si me daba cuenta o no de lo que le hacían a mi esposa?

Miriam se quejó por el cansancio, se veía exhausta, al terminar se levantaron, Mario busco su ropa con prisa y Juan se metió nuevamente al baño, dejaron a mi esposa temblando en la misma posición, con la cara con semen aun en la madera fría del suelo y el culo al aire. El cansancio y la humillación de tratar así a mi esposa no les importo. Su vagina hinchada y abierta, leche chorreando por sus muslos. Juan salió del baño en bata le dio una nalgada y bajo las escaleras seguido por su hijo ya vestido, se escucharon las risas y comentarios al ir bajando, Martha despertó y me miro, “¿Miguel, en donde están todos? Pregunto sonriendo y estirándose.

“Juan y tu hijo se fueron a la cocina supongo…”, Le respondí con la boca seca, mi mente aun no podía creer lo que acababa de suceder, realmente era la primera vez que mi esposa estaba con alguien más sin mi presencia física ya que técnicamente estaba dormido y ausente.

“¿Y que hace Myriam en el piso?”

“Es una historia que algún día contare” Le respondí

Me pare de la cama y con la ayuda de Martha ayudamos a mi esposa a levantarse del suelo, se movía con dificultad, sus piernas temblando y escurriendo semen nuevo y había también marcas de semen ya seco, su cara tenía muestras del semen de Mario. Con cuidado, la subimos a la cama, se acostó desnuda solo con sus zapatillas puestas sobre la cama aun temblando por el cansancio. Cayo de inmediato en un sueño profundo. El sonido de las risas de Juan y Mario se escuchan a lo lejos en la cocina, la vida continuaba.

Martha entra al baño y se colocó una bata, acomodo algunas cosas que recogió del suelo y encuentra el plug anal de mi esposa, la cola de zorra no la vemos por ninguna parte, Martha con una sonrisa recuerda que Mario lo guardo como souvenir. Me lo entrega y como vio que de momento no supe en donde guardarlo ya que yo aún estaba desnudo tuvo una ocurrencia que hasta el día de hoy no sé cómo lo permití.

Martha decide que el plug anal no se perderá, me lo pide, se acerca a la cama, tomo el artilugio, lo limpia, le pone lubricante y se la introduce en el culo a mi esposa que yace en la cama profundamente dormida.

“Si estás de acuerdo lo pondremos en un lugar seguro. Se ira a casa como llego” Dijo con una carcajada.

Y sin más Martha me invita a bajar para tomar una taza de café, me visto rápidamente, me acerco a mi esposa para ver que respiraba con normalidad y bajo a la sala.

El aroma a café recién hecho inundaba la estancia, Martha me sirve una taza y tomo asiento en cualquier lugar, el café caliente me ayuda a despertar. La conversación continúa con las risas y comentarios sugestivos de Juan y Mario sobre lo que paso en la noche. Mi mente aun trata de digerir lo que paso con mi esposa al final, la escena que vi desde la cama me dejo un sabor agridulce, la curiosa combinación de emociones que generan el voyerismo, la traición y el morbo.

Mario se despidió ya que su esposa le había llamado varias veces durante la noche, simplemente nos saludó de mano y salió rápidamente, se fue justo como llego.

Al quedarnos los tres, Juan se río y dijo: “¿Ya dejaron a la señora ninfómana descansando?” Sentí un escalofrío por la espalda, el comentario de Juan me desconcertó, el jamás la había llamado de alguna forma incorrecta u ofensiva. Simplemente me pareció fuera de lugar ya habría tiempo para analizarlo, por ahora aun me sentía aturdido y cansado.

Juan nota mi semblante y quizá tratando de suavizar su comentario me comenta que la actitud de Myriam ha cambiado con respecto al sexo, que Martha había pasado un proceso similar. Y buscando la aprobación de su esposa ella estuvo de acuerdo.

“No te molestes amigo, simplemente pienso que Myriam en el futuro va a necesitar más que una polla, se de lo que hablo y eso me recuerda la opción del grupo Los Mandingo.”

Aun con la imagen de mi esposa usada prácticamente hace menos de una hora por Juan y Mario, intento mantener la compostura, bebiendo café. Juan, retoma el tema que había quedado inconcluso con la llegada de su hijo.

“Créeme los Mandingo son realmente intensos, no te van a sustituir ni quiere decir que no satisfaces a tu mujer, son un complemento a la vida que elegimos, sé que disfrutas tanto como yo ver a nuestras esposas gozar” comenta Juan, “Tenemos que organizar algo en conjunto, estoy seguro que Myriam lo va a disfrutar como Martha ya lo hizo” Tuve que admitir que la idea me excita y a la vez me aterroriza.



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