Mientras el hijo la follaba

heranlu

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Soy un chico que ejerce de dependiente en una pequeña tienda de comestibles un pueblecito bastante modesto de Galicia, esta se sitúa debajo justamente de la casa. En Galicia suele llover muy a menudo y debido a que es un pueblo tan diminuto hay una gran confianza entre todos los habitantes. Un día que amaneció bastante oscuro, pensé que iba a caer un gran aguacero, podía notar la humedad en el ambiente, pero como eso no era excusa me decidí ir a mi trabajo como cada día.
A eso de las 10 de la mañana empezó a llover exageradamente, mi mente me decía que me iba a aburrir demasiado ya que el día anterior había dejado hecho todos los quehaceres (inventario, pedidos…), así que encendí la pequeña tele que tenía a mi servicio en una esquina del mostrador.
Como llovía tanto el hijo del dueño no había ido a estudiar. Su padre si que había ido a ver el estado de sus otras tiendas y su madre dormía plácidamente en su habitación, así que el hijo, de sus buenos 18 años, aprovechó para poner una película XXX. Lo que él no sabía es que debido a un amplificador yo también podría ver lo que se reproducía en el video y cual fue mi sorpresa que al estar haciendo zapping vi algo muy interesante. Una rubia de ojos claros y mirada penetrante, le comía el rabo a un negro mientras este le acariciaba los pezones.
Por un momento me quedé parado por mi sorpresa, pero después reaccioné y pensando que no vendría nadie debido a la lluvia, podría cerrar la puerta con llave para que nadie pudiera sorprenderme, así que lo hice, cerré con llave y cogí una silla, me bajé los pantalones, me senté y acogiéndomela a dos manos empecé a cascármela como si nunca hubiera sentido el placer del sexo.
Estaba tan exhausto con la película que no me di cuenta de que la dueña se había plantado a mi lado. Me dio unos toquecitos en el hombro, giré mi vista y ante mí estaba, ese gran monumento. Larga melena roja y rizada que baja por su preciosa espalda, hasta llegar al nacimiento de su precioso culo, yo seguí bajando mi mirada al menos 1.20 metros más hacia abajo, hasta encontrarse con el suelo. Tiene unos grandes ojos verdes, piel blanca, sus pechos son grandes con un botón rosa que corona la cima, y un pubis muy poblado, con pelos de color rubio, aunque este tremendo físico lo descubrí un poco más tarde.
Aún llevaba puesto el pijama la muy zorra. Estaba mirándome como me sobaba ese falo duro a causa de la película que estaba viendo el mariconazo de su hijo. Yo quedé paralizado por el susto y la vergüenza, así que no pude decir ni hacer nada, pero ella se encargó de todo. Me cogió del antebrazo tirando fuerte hasta la goma que ajusta el pantalón en su cintura, lo bajó con mi propia mano dejándome ver ese bonito coño, me cogió mi cabeza y haciendo fuerza la llevó hasta su rajita, donde ya no pude más y empecé a lamer.
Solo era capaz de oír algún gran suspiro que se le escapaba debido a mi buen trabajo en su privacidad. Cuando de repente noté unos temblores en sus muslos que anunciaban el inminente orgasmo, cuando este se produjo soltó un gran suspiro de placer y debido a que las piernas le fallaron le tuve que ceder el sitio para que no se desplomara en el suelo. Cuando se sintió con fuerzas, siguió desnudándose, se arrodilló y cogió mi gran verga con ambas manos y empezó a frotar lentamente, hasta que estaba bien colorada esa gran cabeza que amenazaba con estallar tan solo sentir el roce de esos preciosos labios rojos y carnosos.
Me dio un par de lametazos que iban desde los mismos huevos hasta la punta para después acabar con toda ella metida en su boca, succionando como nunca me había succionado el miembro. No se tuvo que esmerar mucho más, ya que poco después de 2 subidas con sus respectivas bajadas, le di 1 gran cañonazo que le tuvo que hacer blanco en la mismísima garganta. Me parecía imposible, pero no caía nada de su boca, se había tragado hasta la última gota de mi verga.
La miré con cara triste pensando que ahora se marcharía como si no hubiera pasado nada, pero cual fue mi sorpresa que dándome la espalda, se puso en 4 y acogiéndome el rabo con sus manos expertas lo condujo hasta la puerta del placer. Debido a la gran excitación que tenia encima, no tuve que hacer demasiados esfuerzos, ya que eso parecía un agujero negro, se tragaba hasta la luz. Cada centímetro que mi pija se adelantaba más, tenia la sensación de estar acercándome a un horno, ¡cuánto calor podía despedir esa gran concha! Cuando entró, empecé un tímido vaivén que producía un bombeo bastante flojo, pero ella tras darme un palo en el culo como si de una burra coja se tratara empezó a imponer un ritmo mucho más acelerado.
Yo estaba mirando su bonito culo, cuando de repente se fue la luz. Todo quedó a oscuras, solo se escuchaban los pequeños jadeos de mi amante y un pequeño crujir que provenía de la silla, ya que estaba siendo sometida a un trabajo más duro de lo habitual. Cual fue mi sorpresa que al poco rato, su jadeo fue como ahogado, como si le estuvieran tapando la boca. Yo no le di demasiada importancia y seguí a lo mío, solo pensaba en correrme y ahogar a esa zorrita en mi caliente leche.
De repente volvió la luz y al mirar al frente vi al causante de que mi zorrita tuviera la boca tapada, ¡era su propio hijo!, este tenía la cara desencajada del placer que estaba obteniendo y yo al ver la escena y el morbo que conllevaba esta no pude aguantar más y me corrí a la misma vez que mi amante. Era increíble porque el chaval aún no se había corrido.
Saqué el rabo y detrás de este un gran borbotón de esperma que resbaló por sus preciosos muslos, el hijo de la zorrita de mi amante me imitó y sacó su aparato de la boca de su mamá y sin mediar palabra se dirigió a la parte donde estaba yo. Mi amante me cogió de la mano y se dispuso a limpiar los restos de mi espectacular corrida y cual fue mi asombro al escuchar la voz de su propio hijo que le decía a la madre – Te voy a clavar zorrona. Mierda este agujero está demasiado inundado y resbala.
Pude ver como se inclinaba, apuntó hacia el orificio pequeño de su madre y la clavó de un empujón, la muy puta dio un grito de placer y dolor y para ahogar ese pequeño grito decidí meterle mi polla en su boca para que me la limpiara. Mientras el hijo le embestía a mí me estaba practicando la segunda mamada del día. Me asombró muchísimo notar como mi nabo crecía en el interior de esa boca que tantas veces había soñado con besar, en varios minutos su hijo se corrió en medio de un gran espasmo, y ella seguramente al sentir el calor de ese líquido que emanaba del aparato de su hijo, dio unos pequeños gritos de placer que anunciaban su ya tercer orgasmo en la mañana.
El hijo se dirigió a la cara de su mamá a que le limpiara lo que se había ensuciado. La madre como buena madre que era se sacó mi pija de su boca y siguió masturbándolo con una mano, mientras con la otra sujetaba la verga de su hijo y la lamía como si de un helado de nata se tratase. Yo no aguanté más y mi corrida le dio en su cabello.
Cuando nos separamos ya satisfechos y bastante marranos, nos despedimos, ella cogió sus pertenencias (el pijama) y subió seguramente a ducharse, el hijo la siguió, supongo que con lo caliente que eran los dos, terminarían follando como locos en la ducha, pero eso ya es otra historia. Yo terminé el día feliz y contento y desde ese día me encanta más aún la lluvia.
Espero os haya gustado este relato, podéis mandarme vuestras quejas o felicitaciones.
 

rafvallone

Estrella Porno
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Relato excelente muy Bueno y bien escrito
 
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