Desde niña mi papÃ* fu mi heroe, siempre estaba ahi cuando lo necesitaba, era a quien le contaba todo y quien me resolvia mis pequeños problemas. Para mi fue una decepción enterarme por accidente que era mi padrastro, apenas recien cumplia once y escuche una conversación entre mi tÃ*a y mi madre y me entere de todo.
Pase mucho tiempo triste más sin embargo no se por que motivo nunca le confese a nadie lo que habia escuchado y lo guarde para mi sin saber que esta noticia me cambiaria mi manera de pensar al principio inconcientemente.
Mi padre era un hombre de treinta para entonces, moreno bien parecido y siempre estaba de buen humor, sonreia mucho y tenia buenas conversaciones, además muy inteligente, siempre yo acudia a él para los deberes de la escuela, mi madre siempre tan ocupada no tenia tiempo para mi y a decir verdad nunca la molestaba para nada.
Todo comenzo una noche, se fueron a dormir temprano mientras yo hacia una tarea, aproximadamente como a las once mi papÃ* se levanto para ir a beber agua, solo usaba sus boxer y me sorprendio en la sala principal en el escritorio, el trato de cubrirse pero luego solo me saludo y me pregunto que hacia despierta, le conte sobre la tarea que me habian puesto, fue a la nevera y luego regreso junto a mi, tomo una silla y se sento a ayudarme, inconsientemente mire su entrepierna, se le hacia un bulto muy grande, no podia dejar de mirar y me dio verguenza pero la curiosidad era más, me levante de mi silla y aprovechando que me preguntaba algo me acerque y me puse a su lado, entonces me tomo por la cintura, yo usaba una franelilla de dormir y mis tanguitas, me sente en sus piernas y le explicaba lo que me preguntaba y poco a poco me acomede de tal manera de quedar justo sobre su enorme bulto, tenia mi pequeña vagina justo sobre su pene, estaba de espaldas a él y no podia ver sus gestos pero a medida que hacia movimientos note como se endurecia aún más, me gustaba la sensación que estaba sintiendo, era algo raro pero agradable, entonces quedo en silencio por un rato, su respiración era agitada y sus latidos los escuchaba, me abrazo desde atras y me beso por el cuello, no fué el beso de siempre, era más suave y delicado que los otros besos que me habia dado o por lo menos en ese momento asÃ* lo sentÃ*.
AllÃ* comenzaron a aparecer necesidades que por primera vez me invadian, pensamientos e ideas llegaban a mi sin llamarlos, descubrÃ* por accidente una revista erotica y se abrio un mundo desconocido pero cuando la miraba pude comparar las sensaciones que tuve aquella noche con mi papÃ* y las que tenia en ese momento al ver aquellas parejas teniendo relaciones sexuales, aquel hombre con su enorme pene poniendolo en la vagina de la chica, un ligero cosquilleo se apodero de mi estomago y bajo hasta mi cuquita haciendo que me sentara en mi cama y deslizara mis dedos a traves de ella, por primera vez sabia lo que era masturbarce y las sensaciones que quedaron en mi ese dÃ*a fueron inolvidables.
Recien cumplia doce y mi cuerpo se hizo mas de adolecente, mi piel blanca y mi cabello rubio hacian que hombres adultos mi miraran disimuladamente, siempre me di cuenta como me echaban una miradita de reojo, habia algo en mi que les llamaba la atención y a decir verdad eso me gustaba, ya mis pechos estaban comenzando a crecer y eran blanco de mis caricias cuando me encontraba a solas, me habia echo una experta masturbandome y pasaba gran parte de mi tiempo haciendolo.
Un sabado, lo recuerdo claramente, regresaba de casa de mi abuela, me vine en una buseta de transporte publico y me sente en la parte trasera,
usaba una mi falda y una blusita sin escotes, mi cabello caia sobre mis hombros y venia distraida mirando por la ventanilla, apenas comenzando el recorrido se monto un hombre maduro como de unos treinta y tres aproximadamente, al momento no lo note pues no le preste mucha atención pero como me di cuenta que me observaba por el reflejo del vidrio voltee a mirarlo, me vio a los ojos y sonrio, no se por que motivo le devolvi la sonrrisa, no venian muchos pasajeros y solo estabamos él yo en esa parte, segui mirando a traves de la ventana y de pronto sentÃ* su mano rozando mis piernas, mire rapidamente y me hizo un gesto para que me quedara callada, a la vez me mostro una navaja, quede muda de miedo, él seguia sonrriend, muy suavemente me dijo que no hiciera nada y me quedara tranquila, asÃ* lo hice, su mano comenzo a acariciarme las piernas y subio hasta mi vagina, me toco por encima de mis pantaletas, no lo hacia rapidamente si no más bien lento y suave, yo no sabia que hacer, solo miraba hacia la parte de afuera, luego con destreza aparto mis tangas a un lado y me froto con su dedo, comenzo a hacer movimnientos circulares en mi clitoris haciendo que me excitara y mis fluidos empaparan mi entrepierna, me estaba gustando lo que pasaba, era la primera vez que un hombre me acariciaba asÃ*, no lo voy a negar era delicioso lo que me estaba ocurriendo, el jugaba con mi vagina y de pronto entre tanta humedad su dedo penetro muy hasta el fondo, donde yo nunca habia llegado al masturbarme, senti dolor, él se dio cuenta y dejo de hacerlo, saco su ded, se limpio con un pañuelo, tenia sangre en el, habia perdido mi virginidad con un desconocido, era el segundo paso hacia una vida loca y de cosas inesperadas.
Pase mucho tiempo triste más sin embargo no se por que motivo nunca le confese a nadie lo que habia escuchado y lo guarde para mi sin saber que esta noticia me cambiaria mi manera de pensar al principio inconcientemente.
Mi padre era un hombre de treinta para entonces, moreno bien parecido y siempre estaba de buen humor, sonreia mucho y tenia buenas conversaciones, además muy inteligente, siempre yo acudia a él para los deberes de la escuela, mi madre siempre tan ocupada no tenia tiempo para mi y a decir verdad nunca la molestaba para nada.
Todo comenzo una noche, se fueron a dormir temprano mientras yo hacia una tarea, aproximadamente como a las once mi papÃ* se levanto para ir a beber agua, solo usaba sus boxer y me sorprendio en la sala principal en el escritorio, el trato de cubrirse pero luego solo me saludo y me pregunto que hacia despierta, le conte sobre la tarea que me habian puesto, fue a la nevera y luego regreso junto a mi, tomo una silla y se sento a ayudarme, inconsientemente mire su entrepierna, se le hacia un bulto muy grande, no podia dejar de mirar y me dio verguenza pero la curiosidad era más, me levante de mi silla y aprovechando que me preguntaba algo me acerque y me puse a su lado, entonces me tomo por la cintura, yo usaba una franelilla de dormir y mis tanguitas, me sente en sus piernas y le explicaba lo que me preguntaba y poco a poco me acomede de tal manera de quedar justo sobre su enorme bulto, tenia mi pequeña vagina justo sobre su pene, estaba de espaldas a él y no podia ver sus gestos pero a medida que hacia movimientos note como se endurecia aún más, me gustaba la sensación que estaba sintiendo, era algo raro pero agradable, entonces quedo en silencio por un rato, su respiración era agitada y sus latidos los escuchaba, me abrazo desde atras y me beso por el cuello, no fué el beso de siempre, era más suave y delicado que los otros besos que me habia dado o por lo menos en ese momento asÃ* lo sentÃ*.
AllÃ* comenzaron a aparecer necesidades que por primera vez me invadian, pensamientos e ideas llegaban a mi sin llamarlos, descubrÃ* por accidente una revista erotica y se abrio un mundo desconocido pero cuando la miraba pude comparar las sensaciones que tuve aquella noche con mi papÃ* y las que tenia en ese momento al ver aquellas parejas teniendo relaciones sexuales, aquel hombre con su enorme pene poniendolo en la vagina de la chica, un ligero cosquilleo se apodero de mi estomago y bajo hasta mi cuquita haciendo que me sentara en mi cama y deslizara mis dedos a traves de ella, por primera vez sabia lo que era masturbarce y las sensaciones que quedaron en mi ese dÃ*a fueron inolvidables.
Recien cumplia doce y mi cuerpo se hizo mas de adolecente, mi piel blanca y mi cabello rubio hacian que hombres adultos mi miraran disimuladamente, siempre me di cuenta como me echaban una miradita de reojo, habia algo en mi que les llamaba la atención y a decir verdad eso me gustaba, ya mis pechos estaban comenzando a crecer y eran blanco de mis caricias cuando me encontraba a solas, me habia echo una experta masturbandome y pasaba gran parte de mi tiempo haciendolo.
Un sabado, lo recuerdo claramente, regresaba de casa de mi abuela, me vine en una buseta de transporte publico y me sente en la parte trasera,
usaba una mi falda y una blusita sin escotes, mi cabello caia sobre mis hombros y venia distraida mirando por la ventanilla, apenas comenzando el recorrido se monto un hombre maduro como de unos treinta y tres aproximadamente, al momento no lo note pues no le preste mucha atención pero como me di cuenta que me observaba por el reflejo del vidrio voltee a mirarlo, me vio a los ojos y sonrio, no se por que motivo le devolvi la sonrrisa, no venian muchos pasajeros y solo estabamos él yo en esa parte, segui mirando a traves de la ventana y de pronto sentÃ* su mano rozando mis piernas, mire rapidamente y me hizo un gesto para que me quedara callada, a la vez me mostro una navaja, quede muda de miedo, él seguia sonrriend, muy suavemente me dijo que no hiciera nada y me quedara tranquila, asÃ* lo hice, su mano comenzo a acariciarme las piernas y subio hasta mi vagina, me toco por encima de mis pantaletas, no lo hacia rapidamente si no más bien lento y suave, yo no sabia que hacer, solo miraba hacia la parte de afuera, luego con destreza aparto mis tangas a un lado y me froto con su dedo, comenzo a hacer movimnientos circulares en mi clitoris haciendo que me excitara y mis fluidos empaparan mi entrepierna, me estaba gustando lo que pasaba, era la primera vez que un hombre me acariciaba asÃ*, no lo voy a negar era delicioso lo que me estaba ocurriendo, el jugaba con mi vagina y de pronto entre tanta humedad su dedo penetro muy hasta el fondo, donde yo nunca habia llegado al masturbarme, senti dolor, él se dio cuenta y dejo de hacerlo, saco su ded, se limpio con un pañuelo, tenia sangre en el, habia perdido mi virginidad con un desconocido, era el segundo paso hacia una vida loca y de cosas inesperadas.