MI NUEVA VECINA 02 – LA CENA

JUAN_LER30

Virgen
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May 12, 2023
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Al día siguiente me sonó el despertador a las 7 y amanecí con una gran erección mañanera bajo la sábana, como solía y suele ser habitual aún hoy en día; con mi polla bien gorda y dura, llena de vigor y energía al recordar la sesión de sexo que había tenido el día anterior. Bufff, Silvia, que cuerpazo tienes, pensé mientras me levantaba para darme una ducha antes de ir a trabajar.

Al entrar al cuarto de baño allí estaba, mi vecina preferida, en la ventana de enfrente del patio. Salía de la ducha y me mostraba todo su cuerpo desnudo, su cabello mojado cayendo sobre esos pechos tan firmes y bien proporcionados, su vientre plano con ese piercing en el ombligo que me volvía loco, bufff como me ponía; y, su coño, tan apetecible. Deseaba poseer ese cuerpo otra vez, tenerlo para mí y follármelo sin parar. Levantó la vista y me mando un beso con su mano riendo mientras se tapaba con una toalla para secarse. Joder como me estaba poniendo ya de mañana, abrí la ducha y me metí bajo el chorro bien frío a ver si se me quitaba el calentón.

Tras desayunar salí corriendo y en el rellano coincidimos de nuevo, ella iba con su ropa de gimnasia, marcando un espectacular cuerpo y ese culo, bien apretado, con esas nalgas tan redondeadas y firmes. Se me desvió la mirada hacia él y no pude contenerme de darle un pequeño azote y decir: menudo culito tienes Silvia, eso sí que es un monumento. Ella riendo dijo: oye Juan, no te sobrepases con mi culo, que eso es acoso. Y se echó a reír.

Al entrar en el ascensor restregó su trasero contra mi polla perreando, empezando a ponérseme dura de nuevo y diciendo: ¿te gusta mi culito Juanito?, ¿te gusta?.

Silvia, por favor, que voy a trabajar y me estoy poniendo malo – le dije. Jajajaja, pues tendrá que hacer algo la doctora Silvia – me dijo, mientras ponía su mano sobre mi paquete abultado de la excitación. Estaba a punto de cogerla y follármela allí mismo cuando el ascensor paró en el portal y salimos. Yo con el paquete todo abultado y ella riéndose sin parar. Me quedé retrasado porque no podía salir así a la calle; y, cuando ella iba a cerrar la puerta me dijo: por cierto, te espero a cenar hoy, a las nueve, no traigas nada, te invito. Yo no acerté más que a asentir con la cabeza, tenía que quitarme ese calentón de la cabeza.

La verdad es que me encantaba ese jueguecito sexual que teníamos entre nosotros, siempre me ha gustado y Silvia me daba mucho pie a ello. Sabía cómo juguetear y calentarme. Yo era un poco más introvertido y cortado, mientras ella todo lo contrario, extrovertido y vacilona.

Al volver a casa por la tarde compré nata y unas fresas para llevar de prostre, puesto que soy de esas personas que no me gusta ir con las manos vacías a una invitación. Me puse cómodo con un pantalón corto y una camiseta para llevar lo mejor posible los calores de esa noche de verano, los propios del tiempo y los producidos por Silvia, miedo me daba pasar. Pero me tenía totalmente pillado y embelesado, como un drogadicto dependiente de ese cuerpo.

A las nueve pasé y me abrió la puerta. Pero para que traes nada, te dije que no hacía falta – me dijo. Me quedé mirando su atuendo: un top negro que dejaba su vientre al descubierto con su piercing, ese piercing que me hipnotizaba. El top tenía unas letras blancas que ponía: CHICA MALOTA y que le marcaba los pezones si te fijabas con detenimiento. Debajo llevaba un tanga rosa que dejaba poco a la imaginación o al menos a la mía tan calenturienta, jajajaja.

Me quedé sin palabras y me dio la tos. Toma un poco de vino – me dijo ella acercándome una copa. Joder, Silvia, me va a dar un infarto – le dije. Ella se rio y dijo: tú relájate, que hace un calor de la leche aquí en Madrid. Agosto es mortal, ¿tienes algún problema?. Me tapo más si no estás cómodo, yo suelo estar en casa así, fresquita. No, no, tranquila, estás en tú casa – le dije. La verdad es que yo siempre he sido un poco cortado para algunas situaciones, pero Silvia conseguía que todo fuera más normal y fluido.

Bueno pasa he puesto algo para picotear, voy a por algo más a la cocina, siéntate aquí en el sofá – me dijo mientras abandonaba el salón. Yo no podía apartar mi vista de ese culazo y de cómo se movía al andar. Al volver se sentó junto a mí en el sofá, cenamos y pasamos un buen rato charlando, cada vez nos hacíamos más amigos y cómplices. Se reía mucho y era fácil hacer bromas con ella, le gustaba mucho tomarme el pelo. Bueno probemos ese postre tan rico que has traído, aunque con la nata vamos a echar culo – me dijo mientras cogía una fresa y la acercaba a sus labios carnosos que se manchaban con la nata que llevaba sobre ella y abrazaba la fresa sensualmente con ellos. Mmmmmmm, buenísimas – dijo con una voz tan sensual que me excitaba al oírla.

Me alegro que te gusten, pero vamos que no creo que suponga mucho para ese culazo duro y bien apretado que tienes – le dije mientras nos reíamos a la vez. Ella entonces se levantó y se sentó sobre mí, apretando su culo sobre mí polla y restregándolo mientras cogía otra fresa y se la comía sensualmente, resbalando parte de la nata por la comisura de sus labios. Mojo un dedo en la nata del plato y lo chupó de manera muy sensual e insinuante. Yo estaba muy cachondo, ese culo tan apretado y firme, restregándose contra mi pene duro, moviéndose de arriba hacia abajo. Me iba a reventar la polla de placer. Ella movía y movía su culo y girándose hacia mí me dijo: ¿sabes que me gusta más que las fresas con nata?, comerte la polla y tragarme toda la leche calentita que puedas darme.

Se agachó y me bajó el pantalón y allí apareció mi verga bien dura y gorda, enorme, hinchada y bien rosada. Abrió sus labios y comenzó a chupármela, subía y bajaba sus labios alrededor de ella, deslizándolos y succionando. Con su mano acariciaba mis testículos, los apretaba y deslizaba hacia arriba. Pasaba su lengua por debajo de ellos y chupaba mi escroto, bajando con ella hasta llegar a la entrada del ano. Volvía a subir y me mamaba la verga una y otra vez, yo tenía espasmos de placer, pero intentaba no correrme. Sus labios eran una auténtica delicia, como se deslizaban y lubricaban todo mi miembro.

Se levantó y agarrando mi polla me llevó hasta la cocina, por el camino perdí la camiseta y el pantalón, estaba completamente denudo. Se agachó y me chupaba la polla como si no existiera mañana. Bufff menudas mamadas hacía Silvia, era una maestra en el tema. Cogiéndole por la barbilla la puse de pie. Ella masajeaba mi pene mientras me miraba sonriendo, porque veía mi cara de excitación. Le quité el top y comencé a chuparle los pezones, le comí las tetas mientras metía mi mano bajo su tanga y acariciaba su coño, lo magreaba y metía mis dedos en su raja, acariciando su clítoris. Me pones a cien Juan – me susurró al oído mientras gemía, notaba mis dedos húmedos con sus fluidos, estaba muy húmeda.

Mi pene rozaba sus mulos y no bajaba mi excitación, lo sentía caliente. La cogí por las caderas y la subí sobre la encimera, le quité el tanga y comencé a chupar su coño, a meter mi lengua entre sus labios hinchados de excitación, hacía pasadas con ella de abajo hacia arriba y chupando su clítoris al llegar a él. Silvia gemía de placer y apretaba mi cabeza contra su sexo como para que le diera más placer, estaba soltando un poco de fluido vaginal, estaba muy muy excitada y lo notaba. Buuua Juan, necesito que me folles ya, quiero que me lo hagas, soy una chica malota, malota y me he portado muy mal – me susurraba.

Yo la bajé al suelo y dándole la vuelta abrí sus nalgas, pasaba mi lengua de nuevo por su coño, de abajo arriba, llegando hasta su ano, se lo chupé también. Con la puntita de la lengua recorría su esfínter. Yo tenía la polla hinchada y con toda la sangre que podía albergar. Me excitaba hacer disfrutar a una chica así y poseerla. Ella echó una mano hacia atrás y cogiéndola empezó a masturbarme y me decía: fóllame por el culo Juan, quiero tú polla ahí a dentro, quiero que me la metas mientras me corro.

Abriendo bien sus nalgas apoyé mi pene entre ellas y apretándolas, lo restregué subiendo y bajándolo hasta que la penetré, metí mi verga en ese culo tan apretado y firme. Primero fui poco a poco, pero a medida que lo veía más dilatado y a ella más excitada, aceleré el ritmo.

Oleadas de placer recorrían mi miembro, tan apretadito, bufff que gusto sentía. Lo que había soñado con poseer ese trasero, mis testículos hacían un ruido – flac, flac, flac – al golpear su trasero cada vez que entraba y salía mi polla, follando ese culo. Con mí manos agarraba sus pechos y se los apretaba mientras penetraba y penetraba de nuevo. Ella gritaba – síííí. Estábamos preparando un escándalo vecinal, así que mientras que con mi mano izquierda rodeaba su cuerpo por la cintura para apretarlo contra el mío y penetrar más profundamente su culo con mi polla, con la mano derecha tapaba su boca para que no gritara. Sssshhhh, calla – le susurré al oído.

Después bajé la mana hasta su coño y comencé a masturbarla, a magrear sus labios vaginales, metiendo los dedos, frotando su clítoris al ritmo que follaba una y otra vez su culo. Comenzó a agitarse y a temblar, estaba teniendo un orgasmo de placer; temblaba y temblaba cada vez más hasta que con una mano tiró de la mía que masturbaba su coño y soltó un chorro que calló al suelo de la cocina. Yo al ver que iba a llegar al climax aceleré mis movimientos hasta conseguir correrme seguido de ella y toda mi leche caliente llenó su culo rebosando y resbalando por sus muslos cuando sacaba mi pene aún chorreando y temblando de la excitación.

Joder, tío, buffff, como hemos puesto la cocina – me dijo. Yo no había recuperado la respiración aún. Cogió un trozo de papel de cocina y limpió mi polla con esmero y cuidado, mimándola mientras volvía a deshincharse para pasar a un estado de reposo. Luego se limpió los muslos que tenía llenos de mi leche y sus fluidos. Estábamos sudorosos debido al calor y al folleteo, estábamos desnudos, uno al lado de otro. Ella se agachó a limpiar el suelo y me dijo riendo: menudo postre me has dado nene, me has dejado bien servida. El que te mereces princesa, tú sí que sabes calentar bien a un chico – le dije.

SIGUE DEL TEMA - MI NUEVA VECINA
 
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