Mi Ninfómana Familia - Parte 03-

heranlu

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Si no han leído mis relatos anteriores, les aconsejo que los lean antes para que comprendan mejor la historia, mi nombre es Juan y esta es una historia verídica, y hasta hoy aun lo sigo haciendo con todas las mujeres promiscuas, incestuosas y guarras de mi familia.

Ya habían pasado unos cuantos meses desde la primera vez que había follado con mi prima Rosario, mi tía Amparo, y mi madre Carmela. Justo después de que mi prima se hizo por segunda vez la prueba de embarazo, y darnos cuenta que no estaba embarazada seguimos follando como locos, y hasta mi tía y mi madre aprovechaban para calmar sus calenturas; unas semanas después comenzamos a notar junto con mi tía y mi prima, como mi madre se deprimía un poco, y ella me comento que se acercaba el cumpleaños de una amiga a la que había llegado a amar mucho. Se trataba de Sandra, una chica 9 años menor que Carmela, a la que conoció cuando llegó a una clínica médica donde ella era recepcionista, llegaron a tener una relación lésbica hasta que Sandra entro a la universidad y se mudo a otra ciudad, y a partir de ahí nunca más se volvieron a comunicar, en ese entonces mi madre tenía 25 años y Sandra 16 años.

A la siguiente semana mi prima salió de vacaciones y fueron junto con mi tía a la finca, en donde estarían por lo menos un mes, podrían follar a toda hora, libremente y al aire libre. Las incestuosas de mi prima y mi tía, Amparo y Rosario, querían que mi madre las acompañara para que se relajara un poco, y también me invitaron a mí para divertirnos mejor, pero aunque la invitación sonaba divertida, excitante, y tentadora, la universidad me lo impedía. Mi madre podía ir si quería, pero no me quiso dejar solo, así que nos quedamos en casa follando los dos, como animales en celo.

Era día jueves, dos días después de que mi tía Amparo y mi prima Rosario salieran de viaje, estábamos con mi madre abrazados, uno sobre el otro en su cama, desnudos, completamente agotados, relajados y reponiéndonos de la follada que acabábamos de tener, el reloj marcaba las 5:00PM, saque mi pene que yacía flácido dentro de la vagina de mi madre, la cual aun escurría una mezcla de mi esperma y flujos, cuando de pronto sonó el teléfono de Carmela, los dos pegamos un brinco, y nos levantamos rapidamente a buscar su celular el cual no sabíamos donde había terminado después de que nuestra ropa volara por toda la casa, nos quedamos escuchando el sonido del celular y nos dimos cuenta que estaba tirado debajo de la cama, rapidamente mi madre lo cogió y contesto la llamada, mientras mi madre cogía la llamada pude observar como la mezcla de esperma y flujos recorría su entrepierna, terminó de hablar y me dijo que era mi padre el que había llamado para avisar que llegaría a las nueve de la noche, una hora después de la hora acostumbrada, y como al día siguiente saldría de viaje, quería que mi madre le recogiera un traje que había llevado a la tintorería del centro comercial, el cual le serviría para su viaje.

Rapidamente mi madre salto a la ducha a quitarse el olor a sexo, mientras yo aun seguía recostado en su cama, luego salió de la ducha y fue a su habitación a cambiarse en donde yo aún permanecía completamente desnudo, mi madre se puso un tanga rosa, y un hermoso vestido blanco tipo blusón, que le llegaba arriba de la rodilla, sin sostén, en donde resaltaban sus piernas aun de colegiala. A pesar de sus 48 años mi madre se veía como toda una adolescente; luego de eso me dijo que me diera un baño, y que ya regresaría, solo iría a traer el traje de mi padre, despidiéndose de mí con un beso de lengua, a la vez que acariciaba mi pene con sus suaves manos. Cuando ella salió me fui a duchar. Cuando salí me puse a hacer la tarea de la universidad, termine de hacer la tarea y mi madre aun no regresaba, a todo eso ya eran las 8:45, la tintorería no quedaba muy lejos, y además cerraban a las siete de la noche, así que estaba seguro que no estaba en la tintorería, y mucho menos en casa de mi tía porque madre e hija andaban de viaje en la finca, yo comenzaba a preocuparme, estaba a punto de llamarla, cuando de pronto escuche que el automóvil se estacionaba afuera de la casa, segundos después abrieron la puerta y vi que era ella cargando el traje de mi padre. Rapidamente pude notar que Carmela venia muy feliz, y hasta con un brillo inexplicable en sus ojos. La puerta se cerró detrás de ella, luego de haber tomado un profundo suspiro y culminar con una sonrisa dibujada en su rostro.

-Donde has estado, que se ve que la has pasado muy bien. –pregunte con voz autoritaria, y haciéndome el enojado mientras me dirigía hacia la cocina para preparar mi cena.

–En el centro comercial amor, no te preocupes. –dijo siguiéndome a donde yo iba.

Entrando a la cocina me tomo del brazo, e hizo que girara para quedar frente a ella, me miro a los ojos libidinosamente, y sin decir una sola palabra, me clavo un beso suave, lento, y apasionado, que cada vez se fue intensificando, en dos segundos mi falo ya se había puesto duro, y estaba que explotaba dentro de mi pantalón, al parecer Carmela venia muy excitada y me había contagiado su excitación.

-veo que vienes de buena temperatura mamá. -le dije llevándola contra la mesa.

Ella apenas sonrió y siguió besándome, era evidente que estaba muy excitada y eso no le permitía ni hablar, comencé a hacer presión sobre su cuerpo, rapidamente sintió mi bulto, y comenzó a empujar su cuerpo hacia el mío sin parar de besarnos, comencé a recorrer por debajo de su vestido sus macizas y hermosas piernas con mis dedos, hasta llegar a apretar su enorme culo con mis manos, estábamos comiéndonos a besos, Carmela ya había mojado sus bragas, y era evidente que se las debía quitara, le levante su vestido y baje sus bragas hasta los tobillos, las cuales estaban húmedas por sus jugos emanados, me agache, mi madre separo sus piernas, abrí sus labios con mis dedos, y cuando estaba a punto de introducir mi lengua dentro de su coño, escuchamos la cochera abrirse, sabíamos muy bien lo que eso significaba, era mi padre el que había llegado, mi madre pegó un brinco y me dio un empujón para alejarse de mí, se subió sus bragas, y se acomodo el vestido, se sentó en la mesa, y yo seguí preparando mi cena como si nada hubiera sucedido a la espera de la entrada de mi padre, como arte de magia mi pene ya había perdido su dureza, pero la que no había perdido su excitación era mi madre, que en cuanto vio a mi padre entrar, lo recibió con un beso sabor a libido, mi padre incomodo porque estaba yo, decidió controlarse e irme a saludar.

Esa noche cenamos, vimos televisión, y nos fuimos a dormir, luego llegó mi madre a mi habitación a recordarme que al siguiente día tenía cita con el dentista después de la universidad, y como ya se había vuelto costumbre entraba a darle el beso de buenas noches a mi falo, y yo se lo daba a sus tetas, eso ya se había vuelto muy normal entre nosotros desde el primer día que follamos, Carmela y yo nos tocábamos hasta por molestar, yo podía pasar todo el día metiéndole mano a mi madre y ella solo disfrutaba, claro solo cuando mi padre no estaba en casa.

-Amor duérmete pronto, porque las próximas dos semanas tú serás el hombre de la casa, y yo seré tu mujer, y vamos a necesitar ambos muchas energías, ya verás que nos vamos a divertir haciendo travesuras. –dijo Carmela con una sonrisa picara, alejándose de mí.

Al siguiente día yo salí muy temprano a la universidad, mi padre siempre salía a su trabajo antes de que yo me fuera, y si podíamos hasta nos hacíamos un rapidin mañanero con mi mamá, pero ese día tuve que aguantarme a tan solo tocar su hermoso culo porque mi padre estaba en casa debido a que su vuelo estaba programado para las 10 de la mañana.

Mi padre iba a estar dos semanas fuera, lo que significaba que podríamos hacer lo que se nos diera la gana, a la hora que fuera, y nadie nos iba a interrumpir. Cuando salí de la universidad me llamo mi madre para recordarme que tenía que pasar con el dentista antes de llegar a casa, no comprendía porque la urgencia de que fuera al dentista, pero tampoco le quise preguntar, cogí mi auto y cuando salí de la universidad para dirigirme al dentista recibí una llamada precisamente del consultorio a donde me dirigía. La recepcionista me hablo y se disculpo porque el doctor me había cancelado a causa de un contratiempo, yo le dije que no había ningún problema y me dirigí a casa de nuevo, la cual estaba como a una hora de camino aunque yo siempre intentaba hacer menos tiempo.

Por fin llegue a casa, pero tal era la gana de follar que ni siquiera guarde el auto en la cochera, estaba desesperado por entrar a casa e ir a embriagarme de sexo con mi madre, me baje del auto, y entré a la casa, cuando entré me di cuenta que en la mesa de la sala había una botella abierta de vino de mi padre y dos copas, una estaba a la mitad, y la otra ya no tenía nada, a la par de la botella acompañaba una rosa roja, y a la vez un disco de baladas aun sonando a muy bajo volumen, parecía algo muy romántico, en ese momento me imagine que tal vez mi padre había perdido su vuelo o algo así, y se había quedado en casa, de pronto escuche la risa de mi madre que parecía ser casi fingida por lo lento que reía, parecía que la risa provenía del jacuzzi, comencé a caminar de puntitas para no hacer ruido, y al pasar por la cocina me percate que había un bolso sobre la barra, y no se parecía a ninguno que mi madre tuviera, pero pensé que podría ser de mi prima, o de mi tía, lo que me causo aun mas curiosidad, poco a poco fui llegando hasta donde estaba el jacuzzi, la puerta estaba abierta hasta la mitad, así que poco a poco fui asomando la cabeza, hasta que me di cuenta que habían dos mujeres totalmente desnudas dentro del jacuzzi, a las que podía ver de lado, una era mi madre que estaba sentada en la orilla del jacuzzi, y la otra era una mujer de tez blanca, pelirroja, y con unas enormes tetas, habían prendas de ropa regadas por todo el piso, la mujer pelirroja se veía un poco más joven que mi madre, nunca en mi vida había visto a esa mujer pelirroja que en ese momento estaba depilando a mi madre.

Mi madre siempre mantenía muy depilado su monte de Venus, pero ya tenía unos que otros pelitos y era lo que la otra mujer estaba quitando, parecían estar como hipnotizadas, ambas permanecían con una sonrisa entrecortada por la excitación, muy concentradas, viéndose a los ojos, moviéndose lentamente, no había duda que lo que estaban haciendo lo estaban disfrutando, luego mi madre se paro, y sin dejar de ver a los ojos a su pareja, ayudo a pararla, cuando las dos estuvieron de pie me pude dar cuenta que la otra mujer estaba preñada, mi madre levantó su mano lentamente acariciándole el pelo a su amiga, y bajando su mano hasta su estomago de 7 meses al menos de embarazo, pasando su mano por sus senos sin dejar de verla a los ojos, la otra mujer le acariciaba la cara a mi madre como contemplándola, mientras mi madre le besaba y lamia su estomago, poco a poco mi madre fue subiendo su boca hasta llegar a las tetas de su amiga, la puta preñada apretó una de sus tetas, y un fino chorro de leche salió directo a la cara de mi madre, Carmela siguió lamiendo las tetas de su amiga, donde fue amamantada.

Después de eso ambas comenzaron a besarse dulcemente, completamente desnudas, acariciándose una con otra sus sexos y sus tetas, yo en ese momento saque mi pene del pantalón el cual ya estaba duro y comencé a masturbarme, ambas salieron del jacuzzi y no dejaban de besarse, mi madre envolvió a su amiga en una toalla, y su amiga hizo lo mismo con mi madre, ambas parecían que estaban muy enamoradas, estaban a punto de salir así que me fui a esconder a la cocina, ellas subieron a las habitaciones agarradas de la mano y detrás de ellas subí yo, claro espere un momento para que no me vieran. Cuando llegue, el cuarto de mi madre estaba entreabierto y solo asome la cabeza para poder ver, las dos estaban besándose paradas a mitad de la habitación, y de pronto sus toallas cayeron al suelo, yo aun estaba perplejo no creía que una mujer preñada estuviera a punto de follar con mi madre, eso me producía mucho morbo, se abrazaban suavemente, no dejaban de mirarse a los ojos, comenzaron a bailar sin música muy lentamente, totalmente desnudas.

-Carmela huyamos de nuestros maridos, esta niña que yace en mi vientre la podemos criar entre las dos, seremos sus madres y será nuestra hija, y podemos estar juntas para siempre, por favor. –suplico la amiga de mi madre, sin dejar de bailar.

-Escucha amor, te amo, y hubiera querido jamás perderte, pero tú te fuiste, y ahora yo tengo familia y tu estas por tener una, y no puedo abandonar a mi familia solo por así. –respondió mi madre

La otra mujer ya no respondió nada, le tomo de la cabeza a mi madre y le ensarto la lengua en la boca bruscamente, mi madre correspondió de la misma forma y comenzaron a besarse sin parar, mi madre bajo su boca hasta las tetas de su amiga, y comenzó a mamarle esas ubres lecheras hasta que toda la leche de sus tetas se le derramo de la boca, mi madre le apretaba las tetas para seguir ordeñándola mientras la preñada guarra disfrutaba, de pronto mi madre mordió uno de los pezones de su amiga, estirándolos fuertemente lo mas que pudo, lo que hizo que la embarazada pelirroja se excitara aun mas y comenzara a gemir cada vez más fuerte, empujando a mi madre a la cama, en donde se acomodaron las dos después de que Carmela se tomara toda la lechita de su amiga.

La guarra embarazada comenzó a comerle el coño a mi madre, y mi madre comenzó a retorcerse en la cama de la excitación, la mujer preñada derramaba leche de sus tetas constantemente mientras le comía el coño a Carmela, y a mí se me hacia agua la boca solo de verlo, ahora comprendía porque era la urgencia de que fuera al dentista. La mujer le estaba devorando el coño a mi madre, lo que hizo que yo, ya no aguantara mas y sin importar, entré al cuarto de mi madre con el pantalón abajo y con la polla de fuera. La preñada y puta amiga de mi madre se asusto cuando me vio, pegó un grito, y dio un giro quitándose rapidamente de encima de mi madre, tapó su cuerpo con una almohada y se quedo sin palabras, esto hizo que por un momento, mi madre me reprochara solo con la mirada por interrumpir el momento que vivía, voltio a ver a su amiga y recorriéndole su brazo con sus dedos, habló.

-Sandra no me digas que ya se te olvidaron todas nuestras perversidades, y te asusta que un chico bien dotado como mi hijo se masturbe observándonos. –ahora sabía que la mujer preñada era Sandra.

- Carmela, es tu hijo, ¿no te importa que nos vea follar? -pregunto tartamudeando y casi perpleja.

- No linda, está bien, ya le conté de ti. ¿Verdad amor? –preguntó Carmela, halándome de la camisa para llevarme hasta la orilla de su cama. Mi madre comenzó a acariciar mi falo con sus dedos, mientras yo hacía lo mismo con su coño, viendo ambos fijamente a Sandra para provocarla. Sandra fue dejando lentamente la almohada que cubría su preñado cuerpo e insegura exclamo.

-¡Carmela! ¿Tienes sexo con tu hijo?

-si bebé desde hace unos meses, ¿se te antoja?
–preguntó mi madre, sonriendo por la reaccion de Sandra.

-Pero eso es… ¡eso es, incesto! –dijo Sandra con sus ojos muy abiertos.

-¿Así se llama? No lo sabía pero es riquísimo ¿quieres probar su falo? –pregunto mi madre entre risas

-¡Carmela, eres una guarra! –exclamo Sandra, mordiéndose los labios, y dejando la almohada por un lado.

Mi madre pegó una carcajada, Sandra de inmediato se bajo de la cama, se incoo frente a mí, me saco el pantalón y comenzó a mamarme la polla, logrando que cada vez se hinchara más mi pene, mi madre comenzó a masturbarse al ver lo que su amante hacia con su hijo. Me estaba devorando la polla sin duda era una total experimentada, chupaba mi glande como si hubiera sido un bombón, de arriba abajo, mientras mi madre disfrutaba de sus dedos en su clítoris. Luego la puta embarazada de Sandra hizo que me sentara en la cama, se acerco a mí, y comenzó a hacerme una cubana con sus enormes tetas, mi falo estaba disfrutando un completo vaivén de placer, y tras cada apretón de sus tetas Sandra derramaba gotas de leche, las cuales eran succionadas por mi madre, y a la vez alternaba con darle pequeñas lamidas a la punta de mi pene que apenas salía de esas dos enorme pelotas que lo tenían atrapado, estaba por venirme, así que se lo advertí a la guarra de Sandra para que se detuviera, pero en vez de parar le dio con más rapidez y al cabo de unos segundos, le eyacule en su cara, en sus tetas, y hasta el estomago preñado. Sandra llevo dos de sus dedos a su cara, y recogió una muestra de mi esperma, mientras yo me reponía aun recostado en la cama.

–Este esperma será para la niña que llevo dentro, quiero que conozca el olor a semen desde ahora. –dijo mordiéndose nuevamente los labios.

Abasteció su coño de esperma, llevando su mano hasta su vulva y restregándola hasta dejar todo el semen dentro. Mi madre se coloco junto a ella, y comenzó a lamerle, la cara, las tetas, y su estomago, quitando todo residuo de semen que existiera aun en el cuerpo de Sandra y a la vez bebió leche de las tetas de su amiga, luego recostó a Sandra en la cama con sus piernas bien abiertas, y parte de mi esperma y de su leche que contenía en su boca, se lo depositó en su coño, y el resto se lo tragó con todo el deseo, mientras yo le succionaba las tetas a Sandra como todo un bebé siendo amamantado por unas tetas enormes y jugosas.

Mi madre estaba devorándole el coño a Sandra, y yo estaba entretenido con el sabor de la dulce leche materna, estaba siendo alimentado por una completa puta con unas grandes aureolas y unos grandes pezones debido a su preñez. De pronto me di cuenta que mi madre con una mano abría los labios de su amante, y con la otra trataba de abrirse el culo, de inmediato entendí lo que quería y me baje de la cama, tome a mi madre de la cadera, agache mi cara hacia su exquisito culo, coloque mis manos allí, y con mis dedos separe sus dos nalgas, hasta que vi su hoyo descubierto, deje caer un poco de mi espesa saliva, Carmela se agacho mas y levanto su culo, así que introduje mi lengua en su culo, y mientras ella le comía la concha a su amiga, yo le comía el ano a ella.

Luego de eso levante mi cara y vi que Sandra con su empeine frotaba la vulva de mi madre, mientras tanto Sandra recibía el amor de la lengua de Carmela, y mi madre se retorcía de lo que su amante embarazada le hacía con su pie. Mi pene estaba totalmente feliz, así que tome a mi madre de la cintura con una mano y con la otra me fui abriendo paso entre sus nalgas, y lentamente fui introduciendo mi pene en su ano, su ano se fue dilatando hasta tomar el grosor de mi pene, y cuando mi pene iba por la mitad, me deje ir totalmente y con fuerza hasta el fondo; cuando nuestras pieles se juntaron, mi madre dejo de mamarle el coño a Sandra por unos segundos, e inundo la habitación con un fuerte suspiro que a la vez fue reemplazado por un gemido que poco a poco se fue intensificando, la respiración de mi madre se hizo más fuerte, y yo comencé a tirar con más fuerza, estaba seguro que Carmela disfrutaba mientras ella se encargaba de darle amor al sexo de Sandra.

Carmela estaba por venirse, así que levanto la cara de la concha de su preñada amiga y comenzó a gemir cada vez más fuerte, gemía al ritmo de mis envestidas, me apretó el pene con su culo, comenzó a restregar su coño en los pies de su amiga embarazada, y su culo con mi pene, los ojos se le cerraron y pego un gemido entrecortado, y en menos de 3 segundos, ya los tres sabíamos que se estaba viniendo, y al mismo tiempo escuchamos unos densos chorros de agua caer al suelo de la habitación, mi madre se había corrido épicamente, de inmediato sentí como el cuerpo de mi madre se aflojaba y al mismo tiempo que intentaba sujetarla volvía a tomar fortaleza su cuerpo, saque mi falo de su culo, mi madre cayo a la cama, al lado de Sandra, tomó aire, abrió los ojos, nos vio a ambos y sonrió extasiada, Sandra comenzó a besarla y luego yo me uní a ellas juntando nuestras lenguas, Sandra separo su lengua de las nuestras, me acostó en la cama, se sentó, estiro su pie, e hizo que yo chupara su pie mojado por los jugos de mi madre hasta dejarlo limpio.

Después de unos segundos mi madre ayudo a pararse a Sandra para que me cabalgara, Sandra tenía casi 7 meses de embarazo y debido a su embarazo ya avanzado le costaba trabajo levantarse sola, poco a poco fue llegando hasta mi falo, mi madre Carmela se acerco desde atrás de Sandra, tomo mi pene con su mano, ayudo a introducírselo a su amante, poco a poco Sandra fue sintiendo mi pedazo de carne entrar entre sus piernas y comenzó a gemir de inmediato; nunca había follado con una embarazada, aunque ese hecho sí cabía en mis fantasías, y vaya que se sentía bien, Sandra coloco su vientre apoyándolo con mi cuerpo y cabalgaba de atrás para adelante mientras mi madre era alimentada por sus tetas de forma glotona, de pronto mi madre estiro su pezón y cuando lo soltó, la teta de Sandra nos salpico con su leche, Sandra sorprendida por la cantidad de leche que estaban emanando sus jugosas tetas no dejó de cabalgar.

Después de un tiempo nos dimos cuenta que mi madre había ordeñado a su amante embarazada por primera vez, mi madre siguió extrayendo leche de los pezones de Sandra con su boca, y luego de un momento se acerco a ella para dejarla caer en su boca y que así pudiera probar su propio sabor de madre guarra, Sandra se tragó toda su leche sin dejar de cabalgar y al ver esa escena se excito aun mas y comenzó a darle con más fuerza mientras apretaba sus tetas con las manos, su leche salía disparada de sus tetas llenando todo mi cuerpo de su elixir, su respiración se hizo más rápida sus tetas y su nariz se veían ruborizados, su vagina emanaba cada vez mas flujos, comenzó a gemir, y de pronto sentí que mi pene era absorbido al compas sus gemido de putita preñada, lo que causo que los dos no viniéramos al mismo tiempo, mi pene se vació dentro del coño de Sandra, llene toda su conchita de semen hasta hacer que la puta embarazada se le rebalsara mi esperma. Ahora sí, su hija que aun estaba en el vientre podía sentir el verdadero olor a sexo, los tres caímos rendidos en la cama, cada uno a un lado de Sandra, quien nos amamanto por unos minutos más, cada uno bebiendo de una teta distinta.

Después Carmela y Sandra se levantaron de la cama muy sudorosas, y muy complacidas se fueron besando directo a la ducha donde siguieron su fiesta, luego bajamos a cenar y ambas me contaron muchas perversidades que solían hacer de jóvenes. Sandra nos contó que se había graduado de licenciada y se había casado, luego las dos guarras se levantaron de la mesa, lavaron los platos, y mientras los lavaban yo me aproveche de sus culos manoseándolos mientras ellas se besaban, luego Sandra se marcho, pero no sin antes agradecerle a mi madre por la forma de recibirla en su casa, se despidió con un beso de lengua donde compartieron su saliva.

En la habitación de mi madre aun se sentían las feromonas emitidas durante la copulación. En ese momento me era difícil creer lo que estaba viviendo, las cosas se estaban dando poco a poco, pertenecía a una familia de putitas y hasta ese momento me estaba dando cuenta; esto lo digo por lo sucedido unos días después
Por fin había conocido a Sandra, uno de los primeros amores de mi madre aparte de mi tía Amparo y mi prima rosario. Mi padre andaba de viaje e iba a estar fuera dos semanas, todo parecía que podríamos follar con Carmela (mi madre) cuando lo deseáramos. Un sonido agudo y molesto sonó en la habitación y fue el culpable de mi despertar, desorientado me levante, el despertador indicaba que eran las 6 de la mañana, era día viernes y debía ir a la universidad, mi madre dormía desnuda junto a mí, y sin hacer tanto ruido me fui a bañar, para luego salir a la universidad.

Tres horas después de salir de la universidad llegué a casa. Entré entusiasmado, cerré la puerta, y fui casi corriendo a la cocina donde estaba mi madre, cuando me vio entrar se dio la vuelta dándome la espalda, llevaba puesto un pants negro muy pegado que dejaba ver su prominente culo, le di una nalgada y con mis manos comencé a levantar su fina blusa de tirantes mientras le besaba el cuello, rapidamente me di cuenta que no llevaba sostén, le agarre las tetas y le pellizque su pezón derecho, intenté bajar el pants que llevaba pero mi madre intento separarse de mí, no sabía qué le sucedía, hasta que escuché la puerta del baño abrirse y cerrarse, segundos después escuche pasos hacia la cocina, rápidamente me separe de mi madre y de pronto entró mi abuela materna Ana María, estaba pálido del susto y aunque intentaba actuar con normalidad mi erección debajo del pantalón me delataba, mi abuela se detuvo en la puerta con su vista puesta en mi erección; a sus 65 años la abuela sabía muy bien lo que eso significaba, mi madre trataba de actuar con naturalidad pero sin levantar la vista, y mi cara pasaba de estar asustado a avergonzado.

–Que no piensas venir saludar a tu abuela Juan. –habló la abuela con una sonrisa picara en su rostro.

–Lo siento abuela. –dije, caminando hasta donde ella estaba con mi erección aun notable.

Antes que lo olvide les describo a mi abuela materna, se llama Ana María, tiene 65 años, pelo negro y hondulado, tetas medianas, un culo muy pronunciado, morena, cuerpo promedio, muy parecida a mamá aunque obviamente con unas cuantas arrugas en su rostro. Mi abuela solo tuvo una hija; el abuelo falleció cuando mi madre tenía 19 años por culpa del cáncer de próstata, era 33 años mayor que mi abuela y luego de su muerte la abuela nunca volvió a casarse, aunque siempre tuvo amantes.

Continúo el relato, cuando mi abuela me soltó, fui a sentarme a la mesa para tapar mi erección, mi madre se sentó frente a mí y le sirvió café a Ana María. La abuela llevaba puesto un pantalón de mezclilla y una blusa con un escote muy abierto al igual que mi madre, aunque esta de manga larga, en donde dejaba ver la entrada de sus voluptuosas, pecosas, y maduras tetas. La abuela no acostumbraba a visitarnos y por eso me parecía raro que estuviera allí, pero solo me llevo unos minutos enterarme que la abuela se quedaría en casa unos días porque estaban fumigando la suya, realmente era algo que no nos agradaba pues en nuestros planes de amantes con mamá no teníamos contemplado eso, yo me levante de la mesa un tanto molesto y me fui a ver la televisión.

Después de unas horas, mi madre entro al salón, se sentó en mis piernas y comenzó a besarme sin decir una sola palabra, rapidamente nuestras lenguas se engancharon, mi madre estaba caliente y comenzó a frotar sus nalgas contra mi pene, de pronto comenzamos a escuchar pasos hacia el salón, rapidamente mi madre se levanto de mis piernas y se sentó en el sofá, mi respiración estaba acelerada y la de mi madre estaba al doble, pero más sin embargo tratábamos de actuar con normalidad. Cuando la abuela entro al salón, se sentó junto a su hija, yo cambiaba de canal sin saber lo que hacía hasta que deje un canal que en ese momento transmitía una película, todos nos acomodamos para verla y unos minutos después apareció una escena de dos mujeres besándose lascivamente, de reojo veía a mi abuela y a mi madre, quienes al igual que yo disfrutaban el beso lésbico de la película, de pronto un gemido casi inaudible se escuchó dentro del salón, volteamos a ver a la abuela quien parecía concentrada, nos vimos la cara con mi madre y reímos, la abuela nos vio y sonrió sonrojada, así que rapidamente la ataque con una pregunta aprovechando el momento.

-¿abuela, alguna vez besaste a una chica? –pregunté con una sonrisa picara.

Rapidamente mi madre y mi abuela me voltearon a ver al mismo tiempo, mi madre estaba boquiabierta por la pregunta que le había hecho a la abuela.

–Si tesoro, si, varias veces lo hice de joven. –mi madre sorprendida por las declaraciones de la abuela, soltó una carcajada nerviosa.

-¡Por favor Carmela! no me digas que nunca has besado a una chica –preguntó la abuela sínicamente.

–Claro que si mamá, lo hice en juegos unas dos o tres veces. –mintió mi madre avergonzada, pues yo sabía que era bisexual.

-¿Qué clase de juegos exactamente? –pregunto la abuela a su hija.

–Bien mamá, veras, antes solíamos jugar un juego con los amigos que se llamaba “la botella” y algunas veces me tocó besar a chicas. –respondió mi madre, que en ese momento parecía más segura.

-¿Qué es ese juego? -pregunto la abuela volviéndome a ver.

-Es un juego donde los participantes forman un círculo, en medio hacen girar una botella y a los que les caiga deben besarse. –respondí. La abuela volvió a ver a mi madre y soltó una carcajada mientras mi madre me veía con cara nerviosa.

–Me encantaría jugar ese juego. –habló la abuela. Ambos con mi madre comenzamos a reír pues creímos que estaba bromeando, riendo se levanto del sofá y cogió una botella de vino que adornaba el mueble del salón.

– ¿en serio quieres jugar? creí que estabas bromeando. –preguntó mi madre sorprendida.

–claro que si hija, igual estamos en familia. –respondió la abuela quien parecía entusiasmada. Con Carmela nos vimos las caras, y en las mismas no sentamos en el suelo los tres.

-Carmela porque no inicias tú, enséñame como se hace hija. -ordeno la abuela con una sonrisa morbosa, mientras le pasaba la botella a mi madre, que sin mediar palabra la cogió tímidamente, coloco la botella en el suelo y la hizo girar fuertemente, la botella poco a poco fue disminuyendo su potencia hasta que termino apuntando hacia donde yo estaba, ambos sabíamos muy bien lo que seguía, pero ninguno de los dos nos movimos.

–No esperarán que me tape los ojos. –reclamo la abuela.

Mi madre no parecía muy cómoda ante la presencia de la abuela, pero de igual forma se acerco a mí lentamente, de pronto nuestros labios se juntaron, comenzamos a besarnos muy despacio disfrutando el momento, madre e hijo besándonos lascivamente, la abuela se tocaba las tetas disimuladamente, hasta que 10 segundos después mi madre se retiro de mí, tímidamente abrió los ojos, nos vimos los tres y comenzamos a reír sin decir una sola palabra.

–Al parecer me toca a mí. –interrumpí el silencio, tomando la botella firmemente.

La coloque en el suelo y la hice girar fuertemente, hasta que se detuvo justo apuntando a la abuela, de inmediato la abuela me volteo a ver y me sonrió, me acerque y rapidamente nuestras bocas se encontraron, nuestros labios se movían lento unos con otros, estuvimos intercambiando saliva por unos momentos, y al cabo de unos segundos cuando intente separarme, la abuela tomo con sus dientes mi labio inferior y lo mordió. La abuela se notaba excitada, así que tomó la botella y la hizo girar muy rápido. La botella giro muchas veces hasta que se detuvo totalmente, pero no apuntaba a ninguno, pues entre nosotros quedaba un espacio, así que la abuela la volvió a lanzar, hasta que se detuvo apuntando a mi madre, rapidamente ambas voltearon a verse ansiosas, la abuela se acerco a mi madre gateando, coloco sus brazos sobre el cuello de mi madre y fue acercando su boca a la de su hija, madre e hija disfrutaban una de la otra con los ojos cerrados, el silencio era parte de la escena morbosa que veía, después de unos segundos mi madre intento separarse de la abuela, quien tomo a mi madre del cuello y la detuvo para que no se escapara, Carmela obedeció a su madre y no hizo mayor esfuerzo, al contrario pude observar como ambas abrían la boca con mucha imponencia.

- están retrasando el juego. –interrumpí. Ambas sonrieron sin dejar un segundo de frotarse las lenguas, abrieron los ojos y soltaron la carcajada. Al cabo de tres rondas el juego se estaba tornando aburrido, así que mi madre quiso dictar una nueva regla.

-Hay que hacer más divertido este juego, ¿qué les parece, si nos quitamos la ropa? –dijo mi madre tomando la botella con sus manos, parecía divertido así que rapidamente acepte.

-¿Estás segura de esto hija? –pregunto la abuela, sabiendo muy bien las consecuencias del juego.

-Claro que si mamá, igual estamos en familia ¿no? –contesto mi madre, tomando la misma iniciativa que había tenido ella momentos antes, dejando a la abuela sin derecho a negarse.

- Ya que todos estamos de acuerdo, continúo con la nueva regla. Cada jugador debe besar a la persona que le caiga la botella, pero además la persona a la que le haya caído la botella debe quitarse una prenda de su ropa, y el ganador será el que se quede sin prendas más rápido, todos debemos tener únicamente 3 prendas al iniciar el juego. –Concluyó. Al terminar de escuchar la nueva regla retomamos el juego nuevamente, Ana María se quito los zapatos y sostén para cumplir con la nueva regla, quedándose así con tres prendas nada más.

Mi madre tomo la botella e inicio el juego, la botella dio muchas vueltas hasta detenerse frente a la abuela, nuevamente las dos se acercaron, mi madre comenzó a meter sus manos dentro de la blusa de la abuela y comenzó a levantarla lentamente mientras jugaban con sus lenguas, yo estaba en estado de ebullición, ambas dejaron de besarse, se veían fijamente mientras la blusa de Ana María iba subiendo por su torso hasta que termino de salir por su cabeza; las tetas de la abuela rebotaron ante el impacto, a pesar de sus 65 años la abuela lucía unas tetas muy duras y se veían muy apetecibles, resaltaban sus grandes pezones maduros adornados de unas extensas aureolas. Yo veía fijamente sus tetas y en verdad quería comérmelas, mis ojos estaban puestos solo en ellas, Carmela y Ana María se dieron cuenta de eso y comenzaron a reír, yo ante sus risas levante mi vista sin comprender lo que pasaba.

-¿Quieres tocarlas Juanito? –preguntó la abuela sínicamente.

-¡Mamá! Es tu nieto, no seas tan puta. –grito mi madre, aunque con una sonrisa muy extensa en su rostro, ambos con mi abuela comenzamos a reír.

Luego de eso la abuela tomo la botella y la hizo girar, luciendo ya sus desnudas tetas, la botella comenzó a dar vueltas y no paró hasta que mi madre lanzo encima de la botella el sostén de la abuela para frenar su impulso, Ana María estiro la mano y levanto el sostén, y ahí estaba la botella apuntándome a mí, la abuela se acerco sin pensarlo y comenzó a besarme, pude sentir la suavidad de sus tetas y la dureza de sus pezones estrechándose contra mi pecho, de pronto comencé a sentir como la abuela sacaba su lengua de mi boca, ambos abrimos los ojos y pudimos contemplar como un largo y espeso hilo de saliva aun unía nuestras lenguas, y se alargaba mientras nos íbamos separando, esa imagen fue el golpe final de abstención de los que estábamos en ese salón, la abuela me levanto tomándome de las manos, se incoo frente a mí y comenzó a desabrocharme el pantalón, en ese momento era difícil disimular la erección que la abuela ya veía con sus ojos de deseo.

Mi madre se mordió los labios y se acerco junto a la abuela, y entre las dos bajaron mi pantalón y mi bóxer, ambas pegaron una carcajada al ver mi polla descubierta, entre risas la abuela cogió mi verga con su mano y la introdujo en su boca, comenzó a chupar mi pene de forma desenfrenada, introducía mi verga hasta el fondo de su garganta, mi madre se puso de pie, me quitó la camisa y lamio mi pecho hasta llegar a mi boca donde rapidamente se encontraron nuestras lenguas, de pronto sentí como mi abuela dejo de chupar mi verga, mi madre se agacho junto a la abuela quien hizo un ruido con su garganta como si fuera a vomitar mientras mi madre colocaba su cara debajo de mi pene, Ana María escupió un espeso gargajo en mi verga, mi madre con su boca abierta se tragó lo que cayó resbalado de mi falo para no desperdiciar nada, volvió a ver a la abuela y se acercaron para besarse nuevamente compartiendo así el escupitajo para luego tragárselo juntas. Mi madre amasaba las duras tetas de la abuela mientras yo me quitaba el pantalón por completo, ambas dejaron de besarse, nos vimos la cara con mi madre y juntos empujamos a mi abuela hacia atrás hasta acostarla en el piso, Ana María desabrocho su pantalón, levanto su cadera y con la ayuda de mi madre saqué su pantalón, sus bragas de encaje blancas estaban totalmente húmedas, Carmela dio una lamida sobre las bragas de la abuela, y mientras la abuela reía excitada comencé a bajar sus bragas hasta dejarla totalmente desnuda, la abuela abrió sus piernas dejando expuesta su raja, yo acerque mi boca hacia sus dos enormes tetas y le mordí sus pezones, a lo que ella reacciono con gemidos, mi madre se bajo su pants y se quito la tanga, se sentó sobre la cara de su madre y la abuela comenzó a chupar su mojada vagina, baje mi mano hacia el coño de la abuela donde le introduje uno de mis dedos mientras le mordía los pezones, mi madre restregaba su vagina sobre la cara de Ana María, yo comencé a recorrer su cuerpo con mi boca hasta llegar a su monte de Venus.

Mis dedos aun continuaban explorando su coño el cual estaba muy hidratado por la cantidad de flujos que emanaba, sus labios estaban hinchados y sus jugos recorrían su flácida entrepierna, le escupí su concha y comencé a comerme su arrugado coño, lentamente fui bajando mi lengua y comencé a darle lamidas cortas pero rápidas a su uretra que aun mantenía un sabor salado por su orina, la abuela comenzó a gemir al mismo tiempo que mi madre estaba por venirse sobre su cara, mi madre restregaba su coño en la boca de la abuela en un imparable vaivén lascivo, sus ojos entreabiertos indicaban que estaba teniendo un extenuante orgasmo, entre sus pujidos pudimos escuchar como un recio chorro de agua salía de la vagina de Carmela y se derramaba entre la cara de la abuela y el piso del salón, el cuerpo de mi madre se desplomo mientras la abuela tragaba el último sorbo de fluidos de su propia hija que a la vez se derramó en toda su boca, producto de una secuencia de gemidos que intentó contener. Levante mi cara y pude ver el rostro de la abuela cubierto por los flujos de mi madre, que ante su sonrisa y su respiración acelerada me decía que lo estaba disfrutando.

La abuela se separo de nosotros, se puso de pie e hizo que nosotros nos paráramos frente a frente, la abuela coloco su mano izquierda detrás de mi cabeza y la derecha en el culo de mi madre y empujo nuestros cuerpos para que ambos nos acercáramos, nuestras bocas se abrieron por inercia y comenzamos a besarnos con la lujuria que recorría nuestros cuerpos desnudos y que a la vez hacia que nos tragáramos la respiración del otro, la abuela tomo mis manos y las guio al culo de mi madre. Con mis manos puestas sobre el culo de mi madre hice un pequeño esfuerzo para levantarla, mi verga quedó en línea recta hacia su vagina que al acomodar mis brazos para cargarla se incrusto dentro de su coño, y con un leve gemido confirmó el ingreso de mi falo, mi madre rapidamente rodeó mi cuerpo con sus piernas y coloco sus brazos detrás de mi cuello mientras la cargaba, Carmela se movía en forma de resorte mientras nuestras bocas eran hidratadas por la saliva del otro, mi pene endurecido se hinchaba cada vez más dentro del coño de mi madre, y mis penetraciones eran cada vez más profundas.

El coño de Carmela comenzó a producir muchos fluidos, el choque constante de mi pene en las paredes húmedas de su vagina se comenzaban a escuchar dentro del salón, mi madre comenzó a gemir y sin parar seguí penetrándola cada vez más rápido, mi madre despegaba su boca de la mía para poder respirar, su coño era una fuente de libido que llamo la atención de la abuela y coloco su mano para acaparar los fluidos de Carmela y luego llevársela a la boca para así probar el sabor de su hija, mientras su cuerpo convulsionaba mis brazos colapsaron y por poco dejo caer a mi madre, la coloque en el piso, su cuerpo aun lanzaba unos cuantos espasmos, Carmela abrió los ojos y sonrió. Ana María me empujo hacia atrás para que me acostara y sin pensarlo se sentó sobre mí, donde comenzó a cabalgar mientras mis manos se posaron en su cadera, mi madre se acerco a la abuela y comenzó a mamarle las tetas mientras ella la masturbaba al mismo tiempo, mi madre disfrutaba de la mano de su progenitora mientras era amamantada, coloque mis manos detrás de las nalgas de la abuela y comencé a empujarla hacia adelante, hasta que su torso cayó sobre mi cuerpo, donde la seguí penetrando, su vagina empezó a producir mucho flujo que comenzó a derramarse sobre mi cuerpo, mi pene comenzó a sentir una leve presión que se fue intensificando, estaba por venirme y la abuela suplicaba que acabara dentro de su sexo, mis penetraciones fueron más profundas en ese momento y unos segundos después me corrí dentro de su coño en tres grandes chorros de semen, tratando de que mi esperma llegara hasta su útero maduro y quedara sembrado ahí por mucho tiempo mientras su cuerpo colapsaba en un último orgasmo.

Ana María dio media vuelta y cayó al suelo con una sonrisa en su rostro donde comenzó a derramar mi esperma, su respiración agitada, y muy satisfecha. Mi madre se acerco a la abuela y volvió a besarla. Nuestros sexos habían descargado toda la libido almacenada al principio del juego y estábamos exhaustos; por otro lado, mi prima Rosario tiene casi 3 meses de gestación gracias a las folladas familiares y estamos a punto de celebrarlo, mi tía Amparo y mi madre están felices ya que aparte de amantes y cuñadas también serán suegras y abuelas a la vez, aunque hemos decidido que es algo que mantendremos en secreto, ya que para algunos esto puede parecer una aberración, pero para mí es una familia que se mantiene unida por un solo lazo, el incesto.
 
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