Mi Ninfómana Familia - Parte 02-

heranlu

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Para los que no me conocen mi nombre es Juan, los relatos que he estado contado antes son reales, y este no es la excepción. Mi familia no es del todo grande pero si es la familia que cualquier amante del sexo quisiera tener. El tener sexo con mi tía y mi prima, hacia que formáramos unos lazos de unión más grandes entre nosotros y de igual forma iba a suceder con mi madre, aunque nunca me lo hubiera imaginado; después de lo que sucedió con mi madre, la relación entre nosotros dos paso a otro nivel, el sexo sin tabú-es me cambio la forma de pensar, e hizo únicamente lo que el incesto hace, unir aun mas las familias, verán.

Todo comenzó unos días después del cumpleaños de mi abuela, era día viernes en la tarde estaba sentado en el salón “viendo televicion” y no podía dejar de pensar en la imagen que me había dejado mi tía y mi prima unos días antes tragándose mi esperma en un beso de madre e hija, estaba solo con mi madre en la casa, ya que mi padre trabaja hasta días sábados, estaba excitándome solo con recordar cómo había follado a madre e hija juntas una semana antes, cuando de pronto la dulce voz de mi madre me trajo nuevamente a la realidad.

-Ya regreso Juan, solo voy a traer el pan. –habló, mientras se dirigía a la puerta.

En ese momento pude ver el tamaño de su culo pasando frente a mí en todo su esplendor, espere a que cerrara la puerta, deje caer mi pantalón, saque mi venosa polla la cual estaba crecida y comencé a masturbarme en honor al culo de mi madre, cosa que hacía por primera vez pues yo siempre había visto a mi madre únicamente como la mujer que me había dado la vida, pero ese día la excitación me gano y tuve que dedicarle una paja aunque sin eyaculación, pues rápidamente se me ocurrió una idea para saciar mi hambre sexual.

Yo sabía que siempre que mi madre iba a traer el pan se tardaba mucho pero hasta ese momento no sabía porque, me imaginaba que tenía algún amante pero nunca me imagine quien podría ser esa persona, cuando llegaba siempre decía que era porque pasaba visitando a su madre, o algo se inventaba, entonces se me vino una idea a la cabeza, podía aprovechar ese momento para ir a visitar de nuevo a mi tía a su casa, pegarle una gran follada y regresar antes de que mi madre volviera.

Por cierto antes de que se me olvide, mi madre se llama Carmela, es hija única, morena, tiene 48 años, no muy alta como 1.67, cabello negro brillante algo largo, una cintura muy bien hecha pues es amante del ejercicio, unas tetas no muy grandes, pero para su edad si muy parad-itas como desafiando la gravedad, casi como tetas de adolescente, y su mayor atributo es su culo muy grande, pero con forma muy redonda sin ninguna señal de celulitas a pesar de su edad.

Ahora si seguiré con el relato. Mi madre había salido a traer el pan y yo sabía que tenía de dos, a tres horas para ir donde mi tía, follar, y regresar antes de que mi madre volviera, así que de inmediato Salí de mi casa y encamine mis ganas de follar y mi pene hasta la casa de mi tía, la casa de mi tía quedaba como a 5 cuadras de la casa donde vivíamos, así que podía llegar caminando sin ningún problema.

Después de recorrer unas cuantas calles llegue a la casa de mi tía Amparo y de inmediato toque el timbre, luego de unos segundos salió mi tía con un pantalón de mezclilla azul simple y una blusa rosada escotada, que dejaba ver la línea de sus grandes y hermosas tetas , fácilmente se notaba que no llevaba sostén, porque en la blusa se le marcaban los pezones muy bien hechos, eso me calentó mucho, cerré la puerta detrás de mí, le pellizque los pezones encima de la blusa y le enterré un feroz beso en la boca, al que ella naturalmente correspondió, con una mano le pellizcaba sus pezones, y con la otra recorría su cuerpo, comencé a bajarle la mano lentamente para metérsela dentro de su pantalón y tocar esa rica concha que siempre me hacia gozar, con mi mano logre pasar de su ligero y pequeño monte de Venus, y me di cuenta que no llevaba bragas, cuando me percate de eso quise desvestir la en ese mismo instante pero no me dejo, automáticamente mi pene había comenzado a levantarse, Amparo se dio cuenta de eso y me lo sobo encima de mi pantalón, me tomo de la mano y me dijo que subiéramos.

Mientras íbamos subiendo aproveché para tocarle el culo y sus tetas descaradamente y ella ya no me decía nada, pues Amparo más que mi tía ya se había hecho mi mujer. cuando llegamos arriba intente desvestirla otra vez, pero de nuevo se negó, me dijo que tenía visita y que en ese momento no podíamos hacerlo, entonces le dije que regresaría después, ella insistió en que me quedará y sin esperar una respuesta mía me tomó de la mano como si hubiera sido mi novia, me clavo un beso brusco, rápido, y me llevo a su habitación que era donde su visita la esperaba, mi hermosa y madura tía iba delante de mí guiándome el camino a su habitación, entramos a su cuarto, y en ese mismo instante me quede a mitad de su habitación, parado, sorprendido y totalmente enmudecido, pues era mi madre la que estaba sentada cómodamente en la cama de mi tía. Muy seria se me quedo viendo a los ojos desde que entre a la habitación, yo totalmente nervioso tome un suspiro y sin decir nada me senté en un sillón que había enfrente de la cama de Amparo, mi madre me seguía viendo a los ojos y comenzó a hacerme preguntas francas.

-¿Juan que haces aquí? -preguntó muy seria, yo al principio me quede cayado, y tras unos segundos de silencio respondí a su pregunta.

-He venido a que Rosario me preste un libro mamá. -respondí tartamudeando.

-¿Y de que es el libro? ¿De anatomía? –pregunto mi madre duramente.

–Juan no me mientas mas, que ya lo sé todo. –Habló, sin esperar a que contestara, Yo me quede helado y me sonroje, mi tía Amparo pego una carcajada.

–Camela no ataques a Juanito, es muy buen chico te lo prometo. –hablo mi tía totalmente natural.

No comprendía lo que pasaba, me sentía confundido, no sabía porque mi madre me hacia esas preguntas, hasta que mi tía confeso todo.

–Juan le conté a mami lo que paso entre nosotros dos el día que fuimos a la finca, ya no tenemos porque seguir ocultando nuestro amor. -en ese momento me quede estático, no podía emitir una sola palabra. Un frio silencio inundo la habitación, mi madre se tapo la cara y tras unos segundos su propio suspiro rompió esa incomodidad que se sentía dentro.

-Bien Juan, como ahora yo ya se tu secreto, o el secreto de los dos, ahora Juan te toca saber el mío. –habló mi madre sin ningún titubeo.

En ese momento mi tía se acomodo en su cama junto a mi madre. Mi madre llevaba una blusa de tirantes blanca casi como la de Amparo, y vi como en ese momento se le comenzaron a hinchar y a poner duros los pezones.

-Juan, espero que comprendas esto como yo comprendo la relación entre tú, y tu tía, y no le digas nada de esto a tu padre, pero es momento de que tú lo sepas; tengo un amante y llevamos 15 años en esa relación, y siempre nos vemos cuando voy a traer el pan.

-en ese momento comprendí su tardanza de todos los días al ir a la panadería. Ella agachó la cara y al mismo momento me vio a los ojos y me dijo.

– ¡Juan, mi amante es, tu ti…!

-mi madre no pudo terminar de decirme quien era esa persona pues mi tía enterró su lengua en la boca de mi madre.

No podía creer lo que estaba viendo, no lo entendía, no sabía si mi tía se había vuelto loca, pero luego vi que mi madre había correspondido al beso de mi tía, Mi madre y su cuñada se estaban devorando la boca sin parar delante de mí, y yo ya tenía mi polla apuntando al cielo de nuevo, era un beso lleno de lujuria el que se estaban dando, no se querían separar una de la otra pero luego de unos segundos Amparo se retiro de mi madre y a voz abierta me hizo oficial su relación.

–Juan somos amantes con tu madre y llevamos 15 largos años follando, así que por lo nuestro no te debes de preocupar.

-finalizando de decir eso mi madre la volcó en la cama para seguirla besando, mi madre no quería que mi tía hablara, no quería que mi tía la dejara de besar, era obvio que mi presencia le había causado más morbo a mi madre y la besaba desenfrenadamente, camine hacia ellas, saque mi polla y se las puse en la cara para que comenzaran a mamármela, no tardaron en acercar sus bocas y darme una mamada única, mi madre me lamia el glande mientras que mi tía hacia lo suyo con mis testículos, tenía a mi madre y a mi tía chupándome la verga, le quite la blusa a mi tía y mi madre comenzó a chuparle los pezones, mi tía comenzó a comerse mi polla, pero Carmela era una envidiosa, quería devorármela solo ella, así que de un tirón de pelo la quito y comenzó a introducir mi pene hasta el fondo de su garganta, era una felación del sueño, y todavía no creía que mi madre me la estaba haciendo.

Luego de unos minutos, las dos mujeres guarras me sentaron en el sillón y ellas dos comenzaron a quitarse la ropa, mi tía le quito la blusa y el pantalón a mi madre, Carmela no llevaba pantis, definitivamente ella sabía a lo que iba, yo comencé a sobar mi pene mientras disfrutaba como se desvestían, era la primera vez en muchos años que le veía la raja a mi madre; cuando era pequeño nos bañábamos juntos, pero mientras fui creciendo eso se fue terminando, así que ya tenía un tiempo de no vérsela pero al parecer no había cambiado mucho. Mi madre y Amparo no paraban de besarse, mi madre le quito el pantalón a mi tía y tampoco llevaba bragas, estaba claro que ellas follaban todos los días a la misma hora, y por eso no llevaban ropa interior, se dirigieron a mi me pararon me bajaron entre las dos el pantalón, mi madre me quito el bóxer, me dio una nueva chupada de cinco segundos, se paro, se dio la vuelta para besar a mi tía y yo le quite su sostén, me quedo de espaldas la tome de la cintura, separe sus nalgas con mis dedos y comencé a metérsela por el culo, a mi madre.

Ella me pedía cada vez más.

-Follame hijo, date gusto tengo años de no sentir una polla adentro de mi culo. -le estaba dando con fuerza en el culo a mi propia madre mientras mi tía trataba de comerle la boca, acerque mi mano a las tetas de mi tía y se las cogí mientras se seguía besando con mi madre, se las apretaba y se las pellizcaba. Mientras mi pene rozaba las paredes del ano de Carmela, mi tía se agacho para chuparle toda la conchita a mi madre y tragarse todos sus flujos vaginales, estábamos disfrutando del cuerpo de Carmela. Rapidamente mi madre se vino en un gran orgasmo.

-Ahhhh ahhhhhhhhhh ahhh! Mmmhhhhhaaaaaaaaaaa! –Carmela tras su goce le había jalado el pelo a Amparo para separar la boca de su cuñada de su ardiente coño, y se había quedado a disfrutar solo de mi pene en su culo, mientras mi madre besaba a mi tía lujuriosamente saboreando el propio sabor de su sexo el cual Amparo tenía impregnado en toda su boca, lo estábamos disfrutando, cuando de pronto escuchamos una voz que dijo.

–Ya veo que le contaron a Juan que son unas putas asquerosas. -tiro su bolso en el suelo y salió de la habitación muy enojada.

Era mi prima Rosario que acababa de llegar del Trabajo, no había duda que estaba celosa porque no la habíamos esperado, de inmediato mi madre me dijo que me detuviera, saque mi falo de su culo, mi tía se puso de pie, y mi madre fue totalmente desnuda tras mi prima, después de unos segundos Carmela llevó a Rosario de la mano de nuevo a la habitación.

Mi madre la coloco contra la pared, le agarro la mano a mi prima y se la dirigió a su propio coño para que así Rosario sintiera el espesor de su flujo, y la textura de los labios de mi madre, y así mi prima la masturbara con su mano, mi prima le acaricio la concha a mi madre unos segundos metiendo unos deditos en su cavidad vaginal, sin emitir palabras y viéndose las dos a los ojos, comenzaron a disfrutar, mientras mi tía Amparo solo veía lo que su amante y cuñada le hacía a su propia hija, quien tan solo con su mirada enviaba un mensaje de excitación, después mi prima soltó la vulva de Carmela, llevo su mano a su boca, y comenzó a saborear los jugos de mi madre, mi madre le dio un pequeño beso en la boca a Rosario, eso me llevo a la excitación total.

Mi madre tomo nuevamente a mi prima del brazo y la llevo a donde estaba mi tía para hacerle entrega del cuerpo de su hija, e hizo que ambas se besaran, un beso que las lleno de lascivia, listas para saborear el cuerpo de la otra. Luego mi madre se unió a su beso, le agarro la mano a mi prima y se la llevo hasta su concha de nuevo, mi prima le estaba metiendo dos dedos a mi madre, yo me acerque a mi prima, y de una nalgada le agarre el culo, llevaba puesta una blusa de manga larga de botones, se la abrí de un tirón, y le quite el sostén, comencé a mamarle las tetas, mi tía se acerco a ella y se unió junto a mí.

Mi madre le estaba plantando un beso de lengua muy ensalivado y lleno de libido a Rosario, mi tía me beso de igual forma, estábamos enloquecidos, queríamos tragarnos el aliento, disfrutar el cuerpo del otro y satisfacernos sin importar nada, así que le quitamos el pantalón a mi prima lo más rápido posible, Rosario para ese momento ya estaba muy mojada y de un fuerte tirón le rompí su tanga la cual llevaba los flujos de mi prima impregnados en ella, yo la senté en el sillón, ella abrió las piernas, y yo comencé a comerme su conejito, le besaba los labios, se los juntaba con mi lengua, jugaba con su clítoris le metía, mi lengua en su vagina, y le estiraba sus labios con mi boca, y volvía con ese ritual, hasta que comenzó disfrutar de un fuerte orgasmo.

-Aaaaaaahhhhhmmmm aaaaahhhhh aaaaaaaaaahmmmmmmmm aaaaaaaaaaaahhhhhhhhJuaaaaaaahhhhhhhhhnn ¡qué ricoooooo! ¡Soy tu puta primito…! ¡Soy tu putaaaaaaaaaaaaaahhhhhhmmmmmm! ¡Mmmm…!

Vi como se quedaba sin fuerzas y con el aliento perdido, suspirando y reponiéndose tras su orgasmo, yo me senté en el sillón, y ella de inmediato se sentó sobre mi polla con el aliento resurgido y comencé a metérsela, me estaba tirando a mi prima de nuevo, le estaba destrozando su concha del placer, ella me suplicaba que no me detuviera, mientras yo se la metía ella frotaba su clítoris, mi prima comenzó a gemir, no quería que parara, estaba por correrse y así fue, cada vez fueron aumentando mas sus gemidos, y se veía convulsionar su cuerpo tras el momento de placer que estábamos viviendo, comencé a sentir su vagina, abrirse y serrarse cada vez mas fuerte.

-Ahhhh ahhhhh ahhhhhhhhhm sigueeeeee juaaaan sigueeeeee haaaaaaaaaamm haaaaa haaaaa haaaaaaaaa haaaaaaaaaaa haaaaaaaaaaaaaaaa haaaaaaaaaaaaaaaaaaaammmm… mmmmmhhhh.

-levanto un poco su cuerpo de mi pene, y dejo que saliera un chorro de flujo como si estuviera orinando, llenó mis muslos, mi abdomen, mi pene y hasta el sillón de flujo, y cuando por fin llego al clímax recostó su cuerpo encima del mío, para recuperarse, estaba casi muerta, fue algo hermoso sentir a mi prima acabar encima de mí. Entre los suspiros y la respiración de Rosario que se estaba recuperando, escuche los gemidos de mi madre, voltee a ver y en la cama, Amparo y mi madre estaban haciendo lo suyo, formado un hermoso 69 las dos putitas sucias.

Mi prima al ver eso se paro y se fue a la cama muy sonriente para poder unirse a ellas, yo levante a mi madre de donde estaba y comencé a besarla libidinosamente, mi tía llego a mí, se acostó en la cama, y abrió sus piernas frente a mí como entregándome su chochito, yo sin pensarlo comencé a chuparle su tortuguita, pero mi tía quería sentir mi polla dentro de ella, así que me acerque a ella, y poco a poco fui introduciendo mi barra de carne erecta, dura, y llena de venas en su vagina, me asegure que estaba totalmente adentro, una sonrisa de placer de parte de Amparo me lo confirmo, tome un suspiro, y comencé a embestirla sin compasión, mi tía tubo un orgasmo rapidísimo, y con sus manos abrazadas a mí, comenzó a arañarme la espalda hasta hacer caer mi cuerpo encima de ella, nuestra excitación era tanta que comenzamos a rodar en el sillón, mientras su vagina me comía mi verga, nuestros cuerpos cayeron en la alfombra, yo quede encima de ella mientras seguía hundiendo mi polla en su vagina, mientras se la metía, le chupaba los pezones, y mientras tanto mi madre y mi prima disfrutaban de una rica tijerita juntas, mi tía tubo un nuevo orgasmo magnifico, me succionaba el pene incesantemente, eso hizo que casi me corriera.

mi madre y mi prima bajaron al suelo con nosotros para acompañarnos, colocaron sus manos en mis hombros y juntas me derribaron, acostándome en el suelo bocarriba, mi madre puso su enorme culo en mi cara, yo le chupaba desde su clítoris hasta su ano, mi prima y mi tía me estaban mamando el pene, mientras yo le comía la concha a mi madre, Carmela se quito de encima de mi cara y bajo hasta mi pene haciendo que se la metiera, se movía espectacularmente, hice que se recostara sobre mí, y de una vuelta quedé encima ella.

-Follame hijo, follame que soy toda tuya. -me decía, en esa posición podía metérsela más profundo y era lo que quería.

Mi tía se sentó encima de la cara de mi madre, y mi madre comenzó a tomase los jugos de su cuñada, mi prima se sentó sobre las tetas de mi madre restregando su conchita con las tetas de Carmela e introduciendo los pezones de Carmela en su conejito mojado, mientras yo se la seguía metiendo a mi madre. Mi madre comenzó a tener un orgasmo parecido al que había tenido mi tía, su vagina me succionaba mi polla, y sus jugos se le derramaban en la entrepierna y la alfombra, su coño estaba muy dilatado y humectado, mi tía y mi prima se quitaron de encima de mi madre, ya no aguantaba más me iba venir, mi madre comenzó a gemir.

-Mmmmmm…. Mmmmmmmmhhhhh, Mmmmmmmmhhhhhhhaaaaaaaammmm… Ahhhhhhhhmmmmm, Aaaaaaahhhhmmmmmmmmmmmmmm mmmmmm… mmmmfffuuuuu…

-eso me hizo estallar, no aguante mas y eyacule adentro del coño mi madre, llenando en su totalidad su cavidad vaginal de leche hasta hacerla colapsarse en un nuevo orgasmo, sentí que me iba a desmayarme pero al mismo momento retome las fuerzas aunque con mi pulso acelerado, para esos momentos Amparo le había llenado la cara de jugos a mi madre, y sin sacar mi polla de su vagina me incline, a limpiarle con mi lengua los jugos que tenía en su cara, y luego le clave un beso de lengua en agradecimiento por ser la mejor madre del mundo, ella era toda una experta y correspondió rapidamente, yo se la saque y me pare, la puta de mi tía me la quería limpiar, así que se tiro rápido a mi polla y me la chupo hasta que quedo limpia, mi madre estaba tan exhausta que no se movía, solo sonreía, mi prima Rosario se acerco a la concha de mi madre y comenzó a lamérsela succionando toda mi leche, hizo que mi madre se sentara, y en un beso les paso a Carmela y a Amparo todo el esperma que había recolectado de la vagina de Carmela, un poco a mi tía, y otro poco a mi madre, y comenzaron besarse las tres compartiéndose mi semen.

Yo les reclame por no haberme invitado antes las 3 sonrieron y me confesaron que todo había sido planeado con mi madre, aunque solo había sido lo del viaje, el encuentro con mi prima se había dado solo. Mi madre dijo que hace unos meses había visto masturbándome, y esa imagen le había provocado morbo y excitación, y le habían dado ganas de coger con migo, pero nunca se había atrevido a decírmelo. Mi tía dijo que en uno de sus encuentros lésbicos mi madre les había comentado que quería, pero que no se atrevía a seducirme solo por así. Entonces mi tía lo había planeado todo, la idea era que en el viaje, después de la cena, mi tía me iba seducir, e íbamos a terminar cogiendo. Cuando regresáramos del viaje, mi tía me invitaría a follar de nuevo un día cualquiera, mi madre nos descubría y hacia como que se enojaba, y luego se unía a nosotros, pero al final yo les había facilitado todo, aunque mi prima no estaba en los planes; a la muy puta, le había excitado el plan, no quería quedarse sin polla, y también había querido participar.

-Ahora ya sabes quién es la tercera persona, yo te dije que muy pronto lo sabrías, ahora tienes tres coños para darles felicidad. Desde mi cumpleaños número 26 soy cogida, por las dos putas más ricas del mundo. –Hablo mi prima refiriéndose a su madre y a la mía, dándoles un beso, primero a mi madre y luego a Amparo, luego se acerco a mí y también me beso.

-Y ahora, tengo hasta un pene de verdad para divertirme más. -dijo entre risas.

Mi madre Carmela me confesó que era bisexual, mi tía Amparo y mi prima rosario dijeron que eran lesbianas, pero que de vez en cuando también necesitaban un pene. Así que desde ahora los 4 somos amantes, mi familia está más unida que nunca, y follamos cada vez que queremos.

Ese día después de haber cogido con mi tía Amparo, mi prima Rosario, y por primera vez con mi madre Carmela, los 4 estábamos muy exhaustos, ya habían pasado unas cuantas horas, y al viernes le había entrado su noche, nos habíamos quedado dormidos, estábamos tan agotados que nos relajamos totalmente hasta que el teléfono de mi madre sonó, y nos despertamos. Carmela se levanto rapidamente a buscar su teléfono totalmente desnuda, el cual permanecía aun en su pantalón que estaba tirado en el suelo, en la entrada de la habitación. Al finalizar la llamada Carmela me informo que era mi padre el que había llamado preguntando donde estábamos, el ya había llegado a casa, eran más de las 8 de la noche y nos estaba esperando, así que nos vestimos rapidamente y nos marchamos con mi madre a casa, yo con un beso fuerte me despedí de mis otras dos amantes, mi madre hizo lo mismo pero jugando con la lengua de mi tía, creo que mi madre estaba enamorada de ella, llevaban 15 años cogiendo y entre ellas dos ya existía amor. Ahora comprendía por qué se llevaban tan bien, su relación lésbica era algo que jamás había pasado por mi cabeza, causaba mucho morbo el solo pensarlo, pues más que dos mujeres fornicando, eran cuñadas, amantes y madres que compartían el mismo vicio, el sexo.

Nos dirigimos a casa, llevaba a mi madre de la mano como si fuera mi novia, no había demasiada gente en la calle, iba metiéndole mano en todo el camino, en cada esquina nos parábamos para tocarnos, estábamos muy excitados, cualquier persona que nos hubiera visto esa noche hubiera pensado que éramos dos adolescentes enamorados, con el calor y la energía necesaria para volver a copular.

-Mamá te puedo dar un beso. –le dije, haciéndome el inocente.

-Claro amor, soy tu madre puedes darme los besos que tú quieras, aun sin pedirlo. –exclamo Carmela acercando de inmediato su boca a la mía, sin pensarlo le di un fuerte beso, mientras mis manos se posaban casi por inercia en su culo a la amplia libertad de la calle, la verdad el solo hecho de recordarme que era mi madre me había excitado aun mas.

-allí no te lo quería dar. –Reclame sin ningún titubeo, viéndola a los ojos.

Entonces dime tú, donde me lo quieres dar; o acaso… ¿quieres que me pele las tetas en plena calle para que me lo des allí? –hablo con sus ojos muy abiertos, tratando de transmitir asombro.

-No mamá, en realidad te lo quiero dar en tu conchita, tengo ganas de saborear ese coñito otra vez. –era la primera vez que le hablaba a mi madre de esa manera, pero después de haber cogido junto con ella, y mis otras dos familiares ya no me importaba lo que pensara.

-A mí también me gustaría sentir tu lengua husmeando mi conejito, pero es que esos besitos allí son los que me descontrolan, y no queremos que mami se descontrole en la calle. Te prometo que cuando tengamos la oportunidad en casa mami te dejara que le des todos los besitos que quieras a este conejito.

-¿Me lo prometes?
–le pregunte con un nuevo tono de inocente.

-Te lo prometo amor. –me dijo, tomándome de la cabeza para así acercar mi boca hacia ella, y entrelazar nuestras lenguas en un nuevo beso lleno de libido.

Sabíamos que si no teníamos sexo ahí en la calle, tendríamos que esperar hasta el siguiente día cuando mi padre saliera a trabajar, y nos quedáramos en casa toda la mañana solos; Y así lo hicimos, nos controlamos, y por fin entre besos y manoseos descarados, llegamos a casa. Debajo de mi pantalón se notaba completamente el bulto de mi falo crecido por la excitación, y mi madre no dejaba de tocarme, entramos por el lado del garaje para darnos tiempo de acoplar la temperatura de nuestros cuerpos. Mientras yo cerraba el portón, mi madre se dio la vuelta y clavo su lengua en mi boca nuevamente, me vio a los ojos y me dijo.

–Juanito quiero que este sea nuestro secreto, promete que nunca se lo contaras a nadie. ¡promételo!

-Claro mamá, no te preocupes.
–respondí sonriente por su alteración.

Le clave otro beso, al que ella correspondió naturalmente, baje mi cara a sus maduras tetas, tratando de apartar su blusa para encontrar sus dulces pezones, mamárselos y mordérselos al mismo tiempo, pero en ese mismo momento Carmela dio un paso hacia atrás y se arregló la blusa muy nerviosa.

– ¿Juan te has vuelto loco? No vez que está tu padre en casa, espera hasta mañana, contrólate y guarda esas energías que tienes, mañana las vas a necesitar con migo. -susurro seriamente.

Terminando de susurrar eso fue a buscar a mi padre muy acelerada, no había duda que mi madre estaba nerviosa. Por mi parte yo me quede tratando de esconder mi trozo de carne erecto entre el pantalón. Entré al salón y ahí estaba mi padre, preguntó a donde habíamos ido, Carmela no tuvo que mentir pues le dijo que habíamos ido a traer pan y habíamos pasado a visitar a su hermana Amparo, algo que era cierto. Mi padre era muy celoso, siempre cuido que Carmela no lo fuera a traicionar con un extraño. Lo que mi padre no sabía era que Carmela, su esposa, le ponía los cuernos justamente con su propia hermana, su sobrina, y conmigo, su propio hijo, pero es algo que nadie nunca imaginó. Mi padre acepto las disculpas de Carmela por demorarse y no tuvo nada más que decir. Esa noche cenamos totalmente en silencio, incómodos por la presencia de mi padre, mientras estábamos en la mesa tratábamos de no cruzar miradas con mi madre, pues nos sentíamos culpables por lo que habíamos hecho, aunque esperábamos con ansias la próxima oportunidad para volver a follar como amantes. Cuando terminamos de cenar vimos televisión en el salón unas horas, y luego nos fuimos a dormir.

Mientras terminaba de colocarme mi pijama para irme a dormir, se abrió la puerta de mi cuarto, mi madre entró sigilosamente, se acerco a mí sin mediar palabra, me vio a los ojos, lentamente acerco su mano izquierda a mi pantalón y la fue metiendo entre mi pijama hasta encontrarse con mi verga, la cual comenzaba a endurecerse, sin bajar su mirada sobo mi pene delicadamente, como toda madre acaricia a su hijo hasta provocarle una erección, me dio un leve beso en los labios, se aparto de mi, se abrió la bata, no llevaba sostén, sus pezones resaltaban entre sus medianas y maduras tetas, coloco una pierna sobre mi cama, hizo a un lado su tanga negra y llevo toda su mano a su concha, introdujo dos dedos en su vagina recabando residuos de flujo y esperma de esa misma tarde, y luego se los chupo, lanzando una mirada lasciva como cualquier otra mujer fértil lo aria al tener enfrente como único espectador a su progenitor.

-Te espero mañana en mi habitación amor. –dijo casi susurrando, me guiño el ojo y sonrió, alejándose de mí.

Salió de la habitación, cerró la puerta y yo me quede soñando con lo que había dicho y con lo que había visto, estaba tan excitado que no aguante y tuve que masturbarme de inmediato; me fui a dormir y a esperar con ansias el momento exacto para poder estar con mi madre, nunca imaginé en la vida que mi madre fuera tan guarra, pues siempre se mostro como una mujer fría y delicada ante los hombres que la piropeaban, pero al parecer era todo lo contrario.

Al día siguiente, Justamente a las 7 de la mañana de un lluvioso sábado, las ganas de orinar me habían despertado, me levante de la cama adormitado, fui al baño, me cepille, y unos minutos después me di cuenta que mi padre ya no estaba. Hasta mi pene sabía lo que eso significaba porque casi de forma automática comenzó a endurecerse, así que me dirigí al cuarto de mi madre de forma inmediata. Al llegar a su habitación, antes de entrar, justamente en la perilla de la puerta adornaba una tanga negra, era la misma que tenia puesta la noche antes, cuando había llegado a mi cuarto a seducirme, la cogí de donde estaba y mis dedos se llenaron de los viscosos flujos que ese pedazo de tela estilaba, estaba claro que la había puesto ahí no hacía mucho, así que la lleve primero a mi nariz y luego mi boca para oler y saborear sus flujos, los cuales no olían, ni sabían nada mal, al contrario era algo muy excitante, hacer eso me ponía a mil, gire la perilla y empuje la puerta, ahí estaba mi madre con su bata sentada en la cama comiendo uvas, era una escena muy erótica, su mirada y sonrisa que mostro al verme delataba lo que iba a suceder, de inmediato cerré la puerta de la habitación con llave, pues no queríamos sorpresas, mi respiración iba cada vez más rápido, mi pene ya estaba muy levantado y se marcaba bajo el pantalón de la pijama.

-Buenos días amor pensé que lo habías olvidado.

-Jamás olvidaría una cita contigo mamá.
–respondí.

Carmela se levanto la bata un poco hasta sus muslos, pude notar que no tenia bragas, tomó una uva y la llevo hasta su maduro, depilado, delicado, y ya lubricado coño el cual ya estaba muy dilatado, empapo la uva con sus flujos y la llevo hasta su boca para tragársela, no había duda que estaba muy excitada, yo estaba boquiabierto, hizo lo mismo con otra uva pero esta vez me la ofreció a mí.

-Quieres una uva hijo. -me dijo, extendiendo la mano con la uva totalmente humedecida por sus mieles.

Me dirigí a ella y cogí de sus dedos la uva que estaba llena de sus fluidos con mi boca, la mastique y me la trague mientras ella no paraba de reír, sin pensarlo me acerque a ella, Carmela de inmediato saco su lengua lo mas que pudo para introducirla en mi boca, ambas lenguas se unieron y jugamos con ellas aproximadamente un minuto, nos tragábamos la saliva espesa del otro, ella se paró de la cama y tiro la bata al suelo, sin importar el frio que hacia esa mañana de invierno. Esa bata era la única prenda que cubría su hermoso cuerpo, se agachó para sacar mí ya crecida, gorda, y venosa verga del pantalón de mi pijama y comenzó a mamármela.

Mi madre termino de bajarme por completo el bóxer y mi pijama, se introdujo mi pene en su caliente boca y comenzó lamerla como si fuera un helado llegando hasta mi glande, donde se detuvo un poco, hacia círculos con la lengua, se detuvo unos 4 segundos con mi falo dentro de su boca y comenzó a devorarme la polla, estaba comiéndose mi falo, tenía un mete y saca constante, y al mismo tiempo me sostenía los testículos con sus manos, eso era algo delicioso, se sentía muy bien estaba a punto de estallar en su boca, mi madre se dio cuenta de eso y rapidamente se detuvo, comenzó a bajar su lengua casi hasta mi ano, comenzó soplarme los testículos con su cálido aliento para que no me viniera en ese momento, era algo muy rico, estábamos jugando con la temperatura, comencé a sudar, así que con su ayuda me termine de quitar la pijama, ya estábamos completamente desnudos los dos, madre e hijo jugando un juego de amantes.

-Chupa y comete mi polla mami, es solo tuya eres mi madre y te la doy todita. –le decía muy excitado, a lo que ella respondía a todo con chupones más rápidos y bruscos.

En ese momento solo queríamos follar, no nos importaba el mundo, el calor comenzaba hacerse presente dentro de la habitación a pesar del clima. Mientras mi madre seguía con la felación comencé a escupirle la cara, dejaba caer saliva por todo el cuerpo de Carmela y a ella le encantaba, pues se la restregaba por todo su cuerpo, baje mi mano hasta sus pezones y comencé a estirárselos lo mas que podía, le sobaba los senos sin parar y ella gozaba, comenzó otra vez como loca a comerme la polla como si quisiera tragársela, la llegaba hasta el fondo de su garganta, metí mis manos dentro de su pelo, y comencé a estrellarle la cara contra mi polla, así estuvimos hasta que comencé a sentir un calor que subía por todo mi cuerpo, acompañado por una electricidad casi como si fuera a venirme, era algo inexplicable, solo me dio tiempo para decirle que no parara, esa electricidad se convirtió en una especie de cosquilleo que llegaba desde mi pene y se extendía por todo mi cuerpo, rapidamente saque mi pene de la boca de Carmela para eyacularle en su rostro, y cuando estaba listo para sacar mi esperma se me cerraron los ojos debido al placer que comencé a sentir, mi madre se quedo con la boca abierta esperando ser alimentada por mi espesa leche, poco a poco fue pasando esa sensación tan placentera, abrí los ojos y no había semen en la cara de Carmela, ambos nos sorprendimos y reímos, había tenido un orgasmo sin eyacular, nunca lo había hecho y mi madre me hizo experimentarlo era algo magnifico.

-Vaya que tienes experiencia, ya veo porque las mujeres se vuelven lesbianas contigo. -le dije entre risas, ella se paro y saco una sonrisa sucia la cual se perdía entre su excitación, no podía emitir palabras por tan alto grado de excitación que tenia, me acerque a ella agache mi cabeza y le comí las tetas, ella estaba para explotar, restregaba su vulva húmeda contra mi muslo derecho, en ese momento se alejo de mi y se dejo caer en la cama abrió sus piernas y comenzó a restregarse el clítoris con sus dedos, me vio, abrió sus labios vaginales y me dijo.

-Follame hijo, castígame, haz lo que quieras con migo, soy tu puta hijo, yo me entrego a ti, soy toda tuya, soy tu perra, móntame por favor que ya no aguanto más. –mi madre estaba muy caliente de eso no había duda.

-¿Quieres mi pene? –pregunté de forma burlona.

-Si hijo quiero tu verga completita, dámela toda por favor, móntame. -respondió desesperada

-Ahora te deberás aguantar. –le dije de forma autoritaria.

Acerque mi boca hacia su concha y comencé a lamerla, le mordí suavemente los labios de su vulva, haciendo pequeñas pausas en cada movimiento para que lo disfrutara, recorrí toda su vulva, completita con mi lengua como poniendo mi sello en su sexo, le succionaba los labios con mi boca, sus flujos comenzaron a abrirse paso por sus piernas, y yo con mi lengua se los limpiaba, ese sabor entre salado y dulce me excitaba cada vez más, Carmela comenzó a tener un orgasmo de inmediato, se restregaba el clítoris con sus dedos mientras yo me abría paso entre sus labios hasta que dejé descubierta la entrada de su vagina para poder penetrarla con mi lengua la cual se perdía dentro de su sexo, ella se aferro a su almohada y comenzó a morderla para no gritar del placer, sus gemidos apagados por la almohada se hacían presentes, y cada vez se iban intensificando.

-Aaaahhhmmmmmm, aaaaaaaaahhhhhhhhhhhmmmhijooooooo, móntame amor porfavooooooooorhhhhhhhhh, aaaahhh, aaaaahhhhh, aaaaaahhhhhhhhhhh…

el orgasmo no terminaba y ella ya no aguantaba, se revolcaba en la cama de placer se movía de un lado a otro, mientras yo absorbía sus labios, hasta que ya no pudo aguantar más y exploto en una nueva serie de orgasmos, se doblo levanto sus caderas y se arqueo totalmente, pude ver como la entrada de su vagina se abría y se cerraba, tenia palpitando a su vagina, sus piernas temblaban, la estaba haciendo sufrir de placer pero no me importaba, yo seguía dándole el placer que ella se merecía, era una imagen muy excitante, echó nuevamente su cuerpo para atrás, y sin darle respiro le comencé a comer el capuchón del clítoris como lo había hecho con sus labios, estaba empapada y le venía orgasmo tras orgasmo le estaban viniendo sin aviso, la atacaba sin darle tiempo de recuperarse del primero, sus flujos estaban saliendo en abundancia, y cada vez generaba mas jugos, poco a poco fue terminando su serie de placer y se hecho completamente para atrás, para intentar relajarse.

le comencé a meter dos dedos en la vagina y de inmediato su vagina reacciono, parecía totalmente recuperada, su vulva estaba completamente lubricada, llena de flujos, dilatada, muy roja, su clítoris estaba crecido, sus labios estaban muy hinchados y pedían a gritos mi pene, así que me puse encima de ella, haciendo la pose perfecta del misionero, comencé a jugar con su excitación, mi pene estaba sobre su vulva pero sin ser introducido en su vagina, y con la punta del pene le tocaba el capuchón del clítoris, recorría sus labios, subía y bajaba mi pene pero sin penetrarla, ella levantaba sus caderas como tratando de que su vulva encontrara a mi pene y hacer que entrara en su vagina, estaba desesperada.

-Vamos Juan métemela, ya no me castigues mas, quiero sentir ese pedazo de carne dentro de mí. -suplicaba mi madre.

–Aguanta, ese es tu castigo por no haberme contado antes que querías follar conmigo. -le dije.

Seguí castigándola sin meter mi pene en su sexo y en una de esas le di una pequeña envestida, mi verga entro sin esfuerzo, ella gimió y yo comencé con el mete y saca, su vagina estaba completamente dilatada, mojada y calientita, Carmela estaba muy feliz por fin tenia lo que deseaba, nuestra respiración se acelero mucho más de lo que ya estaba, su cuerpo temblaba, me abrazaba con los brazos muy fuertes, acerque mi boca a sus tetas y comencé chuparlas.

–Come hijo, come como cuando eras un bebé, come de estas maduras tetas que son solo tuyas amor. –me decía mientras se retorcía en la cama.

Yo chupaba esos ricos pezones, quería sacar leche de sus tetas, sus tetas no eran tan grandes pero si muy redonditas y firmes, eran perfectas, de pronto me di cuenta que su respiración estaba más acelerada, y comenzó a gemir, y a gemir más fuerte, hasta que un profundo grito que pronto se apago en un suspiro se apodero de ella arqueando su cuerpo y atrapándome entre sus piernas para que no me levantara, me pude dar cuenta que se había corrido completamente, en eso hizo un movimiento de cadera un poco rápido y me coloco debajo de ella, quedando ella encima de mí.

Se coloco de cuclillas, y con sus manos llevo mi pene hasta su vagina nuevamente, comenzó a montarme, una y otra vez sin parar mientras se restregaba sus tetas, estiraba sus pezones lo mas que podía, y los tocaba con la punta de su lengua mientras botaba encima de mí, en una de esas paro, saco mi pene el cual estaba completamente mojado por sus líquidos y lo escupió, pude sentir la caliente saliva de mi madre de 48 años bajando por toda mi polla, volvió a introducir mi falo en su coño y estiro su cuerpo hacia atrás, yo me senté sin sacarle mi pene de su concha, le tome las manos y comencé a halar el cuerpo de mi madre hacia mi cuerpo para levantarla, hasta que quedo totalmente de rodillas frente a mí, con la mano izquierda separo sus labios vaginales y con la mano derecha tomo mi pene y lo acerco para introducirlo de nuevo en su conchita, pues debido a ese movimiento se había salido de su cueva, coloque mis manos en su culo y con mis dedos separe sus nalgas dejando solo mi dedo índice de la mano derecha libre para introducírselo en su ano, mientras la penetraba vaginalmente también, nuestros cuerpos cayeron de nuevo a la cama, y comenzamos a dar vueltas al mismo tiempo que nos comíamos la boca de besos como dos desesperados, llenándonos todo el cuerpo de los flujos que ella había derramado en las sabanas, eso me puso a mil, ya había aguantado mucho y estaba por reventar, estábamos en un ataque de lujuria, caímos al suelo y ahí seguimos dando vuelta sin importarnos nada, cuando por fin pude separar mi boca de los besos lujuriosos de mi madre le advertí que me venía, y cuando intente separarme de ella para acabar afuera, mi madre rodeo mi cuerpo con sus piernas sujetándome muy fuerte y me suplico que acabara adentro.

–Acaba adentro amor, lléname de tu lechita, quiero sentir el esperma de mi hijo llegar hasta lo más profundo de mis entrañas, Abastece mi coño con tu semen hijo, por favor. -era lo que Carmela gritaba entre gemidos.

Pero antes de que mi madre terminara de hablar yo ya me estaba vaciando dentro de ella, pude ver su cara que se perdía cada vez más por la excitación que sentía cada vez que un chorro de mi semen llegaba hasta su útero, y chocaba con sus paredes vaginales. A mi madre le habían quitado los ovarios después de mi nacimiento así que no era de preocuparse por dejarla preñada, y al igual que a mi tía, a ella le habían quitado la matriz ya hacia unos diez años, así que podía acabar adentro de ellas dos, las veces que quisiera que no había ningún problema. Terminamos con nuestros cuerpos sudorosos reponiéndonos de las convulsiones que tal placer había provocado, solo nos veíamos a los ojos y sonreíamos pues más que sexo habíamos hecho el amor sin importar el diluvio que estaba cayendo afuera.

A todo eso ya eran las 9 de la mañana, y en la tarde mi madre iba a ir a una despedida de soltera junto con mi tía, y mi prima y debía guardar energías pues se iban a quedar a dormir en un hotel y obviamente iban a follar las tres perritas, así que saque lentamente mi pene de su vagina y mi semen comenzó salir de su coño manchando un poco la alfombra, ella al ver mi esperma saliendo de su coño me abrazo y me volvió a besar muy fuerte, pues su fantasía se había hecho realidad y se iba a repetir todos los días de su vida si era posible.

–Gracias hijo ha sido la mejor experiencia y el mejor pene que he probado en toda mi vida, te amo, desde hoy vamos a coger cada vez que estemos solos.

–Me lo prometes mamá.
-le dije viéndola a los ojos.

–Te lo prometo amor.- respondió, clavándome un nuevo beso.

Después de esto nuestra relación rutinaria de madre e hijo cambio totalmente. Carmela me enseño el verdadero amor maternal, y mientras más conocía a mi madre, mas disfrutábamos de los placeres del incesto. Puedo decir que a lo largo de la relación con mamá
 
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