Mi Nieto, mi Hombre.....mi Amante

heranlu

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Pude elegir así mi destino y en lugar de quedarme en mi ciudad, decidí aprovechar un poco mi libertad alejándome de mis padres, así que mi decisión fue un pueblo de los Pirineos donde vivía mi abuela, de este modo conseguía mi pequeña libertad y las ventajas de una residencia, lo que me proporcionaría el pase pernocta, con el cual no debería dormir en el cuartel.

La vida en casa de mi abuela era muy fácil, prácticamente no nos veíamos, pues cuando yo llegaba a casa por las noches, me encontraba la cena en el horno y ella solía estar en el salón mirando la televisión o a veces ya estaba en la cama dormida. Me daba absoluta libertad mientras cumpliese unas mínimas normas y los viernes, siempre me encontraba un billete junto al plato de la cena para mis gastos personales.

Llevaba en su casa unos cuatro meses cuando llegó nuestro cumpleaños, mi abuela nació el 18 de julio y yo el día 20 así que prácticamente lo celebramos a la vez. Para compensar lo bien que se había portado conmigo y el poco caso que le había hecho, decidí que ese fin de semana en lugar de bajar a mi casa me quedaría a pasarlo con ella y la invitaría a cenar a un buen restaurante del paseo.

Cuando le di la noticia, mi abuela se puso feliz; Me dijo que no hacía falta que ella ya estaba contenta conque tan solo hubiese pensado en ella, pero yo, insistí en ello y finalmente accedió.​

  • Ponte guapa, que quiero presumir de chica por el pueblo- le dije en tono de broma.
  • No te preocupes por eso, pero tú vístete con tu uniforme de paseo, que yo quiero también presumir de soldado- me contestó, y los dos nos separamos riéndonos en la puerta mientras yo subía al cuartel.
Finalmente llegó el sábado por la noche. Como le prometí, me vestí con mi uniforme de paseo, mis recién ganados galones de cabo, relucían en mis hombreras. Me miré en el espejo y la imagen reflejada me gustó. Estaba en plena forma a mis 19 años y me bullía la sangre.

Me senté a la mesa y me puse un vaso de vino mientras esperaba a que mi abuela acabase de arreglarse. Así estaba pensando en mis cosas cuando se abrió la puerta del baño y mi abuela Pepita apareció ante mí.

No os voy a engañar. Mi primera impresión fue de sorpresa mayúscula. Ese día era su 61 cumpleaños y yo nunca había pensado que una mujer de esa edad pudiese impresionarme y mucho menos si esa mujer era la madre de mi madre.

Llevaba un vestido veraniego, estampado de flores, un poco por debajo de las rodillas y ceñido en el talle. El escote redondo dejaba adivinar el canalillo de sus pechos y la pecas que los bordeaban.

El pelo blanco como la nieve, liso, y que caía sobre sus hombros suavemente, estaba recogido por unas juveniles horquillas en la parte de arriba y un liso flequillo cubría su frente, sin llegar a ocultar las arrugas que en lugar de remarcar su edad, hacían su expresión más interesante. Sus labios, generosos y amplios estaban pintados de carmín rojo intenso, sus ojos oscuros remarcaban su profundidad con el rimmel negro y sus manos, sus maravillosas manos, grandes, de dedos largos y gruesos estaban rematadas por unas uñas fuertes y bien cuidadas pintadas a juego con su boca.

Se me quedó mirando con una sonrisa pícara en sus ojos brillantes y como una chica de quince años, giró sobre si misma dando vuelo a su falda y dejándome intuir por un segundo sus esplendorosos muslos.

-¿ Estoy aceptable para salir a cenar con un guapo soldado?- me dijo entre risas.

-Abuelita , hoy vamos a romper el pueblo, voy a ser la envidia de todo hombre en kilómetros a la redonda.

Y ofreciéndole mi brazo, los dos salimos a la calle hacia el restaurante.

La cena fue maravillosa, buena comida, buen vino y una conversación divertida e incluso picante en algunos momentos. Los dos nos comportamos como amigos más que como nieto y abuela.

Tras la cena dimos un paseo por la rambla del pueblo. Nos agarramos de la mano de la forma más natural mientras seguíamos charlando y riendo. Llegamos a un pequeño jardincillo al final del paseo y arranqué un clavel del parterre y en un impulso se lo regalé a mi abuela. Ella se me quedó mirando fijamente, me dio un beso en la mejilla y simplemente me dijo:​

  • Gracias cielo por esta noche tan maravillosa, me has hecho sentir una mujer de nuevo.
  • Gracias a ti abuela, yo también lo he pasado de maravilla, mejor que con una novia.
  • Anda, vamos a casa, es tarde y empieza a hacer fresco.
Nos metimos por unas callejuelas adyacentes para ir acortando el camino a casa, sentí a mi abuela temblar ligeramente y de manera instintiva, la agarré por la cintura para acercarla a mí. Ella reaccionó pasando su mano por mi cintura a su vez y recostando su cabeza sobre mi hombro.

De esta manera bien juntos y felices llegamos a casa aquella noche.

Dejé a mi abuela sentada en el sofá del salón mientras yo iba a por una botella de cava y un par de copas para acabar de celebrar nuestros cumpleaños.​

  • Lo he pasado fenomenal cariño- me dijo mi abuela
  • Yo también abuelita, Además hacía muchísimo tiempo que no salía por ahí a cenar con una mujer.
  • Bueno, una mujer sí, pero tu abuela al fin y al cabo
  • Abuela, ¿puedo decirte algo?
  • Claro cielo, que es tanto misterio...
No sabía bien como plantear la cuestión, pues en mi interior los sentimientos eran encontrados, pero finalmente me lancé.​

  • Bueno es solo que..... Estás preciosa, mejor dicho, eres preciosa y esta noche he sentido alguna cosa, que no sabría bien como expresarte.......
Mi abuela notó mi turbación y acercándose a mí me agarró la mano y me la besó suavemente​

  • MI niño............. - me dijo dulcemente mientras seguía besando mi mano y acariciándome el rostro.-
  • Te mentiría si te dijese que yo no he sentido algo parecido, hacía tanto tiempo que no me sentía como una mujer de verdad, solo puedo darte las gracias por hacerme sentir así de nuevo y no se como agradecértelo........
Mientras pronunciaba estas palabras sus ojos estaban fijos en los míos, mientras yo no podía apartar la mirada de su boca, de sus húmedos labios rojos.

El silencio entre nosotros podía cortarse, yo sentía los latidos de mi corazón golpeando furiosamente mi pecho y el calor de su mano sobre la mía se me hacía insoportable. Era consciente de que debía hacer algo o ese momento se escaparía quizás para siempre.

No pensé, simplemente dejé que mis sentidos tomasen el mando.

Acerqué mis labios a los de mi abuela y posé un beso suave en ellos. Sentí un leve gemido escaparse de su pecho justo antes de sentir su mano en mi nuca, apretando mi cabeza contra ella al mismo tiempo que notaba los labios de mi abuela separase ofreciéndome su boca.

Nos besamos largamente, con dulzura, con apasionamiento. Un beso Húmedo y caliente, sin palabras, solamente nuestras lenguas y nuestros labios hablando por nosotros. Los gemidos y el sonido de nuestra saliva mezclándose era lo único que podía oírse. Ninguno de los dos nos atrevíamos a romper la magia del momento.

Mi abuela se separó de mí. Durante un instante pude contemplarla. Su cara ligeramente ruborizada, algo sudorosa, su flequillo liso y blanco sobre su frente, su boca entreabierta jadeando y marcando el ritmo de su pecho que subía y bajaba rítmicamente pegando sus pechos al vestido. Sonrió.​

  • Mi niño ¿Qué estamos haciendo? Soy tu abuela... tú eres tan joven además....
Le puse en dedo sobre los labios, silenciándola y le dije:- Calla, simplemente dime si te apetece, si quieres que gocemos juntos, porqué seas o no seas mi abuela, me pareces una mujer increíblemente excitante y atractiva.

No dijo nada, su respuesta fue introducirse mi dedo en la boca y comenzar a lamerlo. Cambié y le metí el pulgar que ella chupaba con deseo mientras le acariciaba la cara y las arrugas del cuello, sus manos pasaron a la acción.

Empezó a desabotonarme la camisa hasta tener mi pecho al descubierto, sus manos acariciaban, sus uñas rascaban mi piel combinando sensaciones. Sentía sus dedos recorriendo mi espalda, mi espina dorsal y mi vello se erizaba a su contacto

Sentí los dedos de mi abuela jugueteando con mis pezones sus uñas los rascaban, sus dedos los apretaban y su lengua los humedecía. De mi boca surgían gemidos de gusto, y mi lengua buscaba la suya con ahínco. Me dejaba hacer, quería sentir el placer que aquella magnífica hembra podía llegar a hacerme sentir.

-¿Te gusta eso cielo?​

  • Me vuelves loco abuela, joder que placer me das.........
Mis manos buscaron los pechos de mi abuela, primero acariciándolos por encima del vestido, hundiendo mi lengua en el canalillo, lamiendo, oliendo su aroma, llenándome de ella.​

  • Hummmm ¡ que tetas tan bonitas tienes abuelita!
  • Venga cariño cómetelas! Cómele las tetitas a la abuelita cariño...
Me puse a comer aquellos pezones como un bebé hambriento, podía sentir como se endurecían en mi boca. Mientras mi lengua jugaba con ellos mis dedos los apretaban con fuerza.​

  • Así, así... a la abuelita le gusta así fuerte, que gusto me das...... aghhhhh! Tengo el coño empapado cielo! La abuela está muy pero que muy cachonda... quiero tu polla cariño
  • Es toda tuya abuela , toda para ti , disfrútala
Mi abuela me desnudó totalmente mientras yo le sacaba atropelladamente el vestido , sus manos y su lengua no dejaban de encontrar rincones de placer desconocidos para mi mientras llegaba a su objetivo.

Al sentir por primera vez su mano agarrando fuertemente el tronco de mi verga creí que iba a explotar.​

  • Bufff mi nieto tiene una polla muy bonita, que gorda y dura está...
  • Me vas a hacer reventar abuela
  • No, no te preocupes aun no vas a reventar.....
Diciendo esto se llevó mi polla hasta su boca. Noté la calidez de su saliva pegajosa envolviendo mi capullo mientras su lengua jugueteaba si cesar mientras con una mano seguía estimulando mis pezones y con la otra me presionaba la zona perineal haciéndome ver las estrellas de placer​

  • Abuela me voy a correr!
Me agarré fuerte a sus tetas apretándolas con mucha fuerza mientras ella por toda contestación a mi advertencia aceleraba el movimiento de mi polla en su boca y amplificando el efecto meneándomela con su mano empapada en saliva

Separó la boca tan solo un momento para mirándome a los ojos decirme:​

  • ahora si , ahora dale tu leche a la abuelita
No pude resistir más espasmos de placer subían de mis testículos hasta la punta de mi polla al sentir como venía a mí aquella oleada de semen y al constatar que no solo mi abuela no separaba la boca sino que aun la apretaba con más fuerza.

Estallé en su boca, mi cuerpo se estremecía y notaba el cuerpo de mi abuela estremecerse a su vez mientras se corría al sentir mi semen en su lengua. La miraba y podía observar el movimiento de su garganta al tragar todo lo que llenaba su boca, el brillo de sus labios al relamerse, su piel sudada y rojiza e instantáneamente sentí como mi rabo volvía a endurecerse sin haber tenido apenas tiempo a relajarse.

-----
Mi abuela seguía sentada en el suelo a mis pies acariciando mis muslos con sus manos y buscando con su lengua cualquier pequeño resto de mi semen que pudiese encontrar su golosa boca.

Cuando mi mente volvió a la realidad, fui consciente de esos calientes toqueteos, y me percaté al cien por cien que esa madura mujer que me estaba proporcionando placer era mi propia abuela, la madre de mi madre, y eso............... aun me excitó más.

- Hummmm, veo que aun necesitas más- Dijo mi abuela al ver como mi polla crecía de nuevo antes sus ojos.​

  • Pero que cachonda llegas a ser abuelita, menuda hembra estás hecha!​
La ayudé a levantarse del suelo y la senté sobre mis rodillas, de cara a mí.

Empezamos a besarnos despacio, cortos besos en los labios mientras nos abrazábamos y nos tocábamos hasta que la lujuria se apoderó de nosotros y literalmente comenzamos a comernos la boca. Nuestras lenguas no paraban de moverse, de buscarse mientas litros de saliva se intercambiaban​

  • Estoy muy caliente cielo- me susurró mi abuela​
  • Y yo abuelita, no veas como me pones....​
  • Vamos a mi cama estaremos más cómodos​
Nos levantamos y la seguí hasta su habitación. Allí estaba aquella vieja cama con el cabezal de hierro forjado y su colchón grueso de lana. Me eché en ella con la cabeza apoyada en el frío metal admirando el cuerpo desnudo de mi abuela que estaba frente a mí.

Sus pechos redondos, algo fláccidos y caídos pero aun muy apetecibles, con aquella areola grande y redonda, rosada como un capullo y sus pezones redondos y gordos, enhiestos por la excitación como dos pitones de toro.

Su melena blanca como la nieve caía sobre sus hombros pecosos resaltando aún más la oscuridad de sus ojos y la boca generosa de labios gruesos y rojos.

Su vientre, mullido y suave formaba una curva de barriguita feliz y sus caderas anchas, femeninas, daban amplitud a sus nalgas suaves y blandas hasta bajar por sus muslos amplios y duros y rematar con unos bellos pies pequeños y con las uñas pintadas de esmalte rojo.

Mi abuela se percató de mi examen:

-¿Te gusta lo que ves?​

  • Me encanta. Abuela creo que ninguna otra mujer me había puesto tan caliente como tú.​
  • Uy, ya será menos – me dijo con una sonrisa pícara​
  • Si no te lo crees mira- le dije mientras le mostraba mi polla erecta en todo su esplendor.​
  • Pues sí, deberé creérmelo a la vista de eso que tienes ahí abajo.​
Se fue acercando a la cama lentamente. Meneando sus caderas, juguetona como una gata en celo. Simplemente mi abuela era en ese momento una chiquilla de 65 años deseosa de sexo.

Volvió a colocarse sobre mis muslos, mientras me besaba el cuello el pecho y mis manos acariciaban su cuerpo, su arrugada y caliente piel me estaba volviendo loco.

De repente sentí las uñas de mi abuela jugueteando con mis pezones, los acariciaba, los arañaba y me los apretaba con fuerza. Alcancé una erección que creo que jamás había experimentado.​

  • ¿Te gusta como te toca la abuelita? ¿ Te doy placer?​
  • Me estás volviendo loco de gusto abuela​
  • Pues la abuelita quiere un macho que la folle..........​
  • Hummm abuela me muero de ganas por metértela​
Mi abuela levantó su culo ligeramente mientras con la mano agarraba mi verga dura y se la colocó justo sobre la entrada de su coño. Podía sentir el calor húmedo de aquella cueva que me llamaba a gritos.

Ella me miró a los ojos mientras su lengua relamía sus labios abiertos y así poco a poco con una lentitud desesperante, fue introduciéndose mi polla en su sexo, acoplándose de una forma tan natural que parecía que hubiesen sido hechos el uno a forma y deseo del otro.

Mis manos se agarraban a sus caderas que se movían lentamente en sentido rotatorio. Mi abuela gemía bajo y despacio al ritmo de nuestros movimientos mientras sus manos ahora se agarraban a mis muslos, ahora me estimulaban los pezones.

Poco a poco el movimiento se fue intensificando. Mis manos estaban en su nuca, acercándola a mi mientras mi lengua buscaba cada poro de su piel, queriendo atrapar dentro de mí esos gemidos que tanto me excitaban al darme cuenta de que yo, su nieto, estaba haciendo gozar a esa hembra.

La lujuria se fue apoderando de nosotros a cada embestida.​

  • joder abuela, que bien te mueves.....​
  • Hummm que dura la noto dentro de mi nietecito...​
  • Tienes el coño ardiendo​
  • Así ,así, no pares de follarme , que gusto me das....​
Sus palabras aún me ponían más caliente y no podía dejar de sobarla, no quería perderme ni por un segundo el placer morboso de estar disfrutando de mi propia abuela.​

  • Vamos nene, fóllame como no la ha hecho antes ningún hombre...​
  • Te voy a llenar las entrañas con mi semen abuelita, voy a follarte hasta dejarte el coño rojo.​
  • Hummm así macho mío así, hazme sentir mujer, hazme sentir muy puta...​
Mi abuela se giró, me ofrecía la visión de su melena blanca cayendo como una cascada plateada por su espalda, mientras mis dedos apretaban sus blandas nalgas y se desplazaban luego para agarrar fuerte la carne de su vientre.

Me agarró las manos y me las subió hasta sus pechos masajeándolos con nuestras manos unidas​

  • pellízcame los pezones – oí que me decía- me vuelve loca eso.....​
Mis dedos apretaron fuertemente aquellas bolas gordas y rosadas mientras un profundo gemido, casi un grito salía de su garganta y echaba la cabeza hacia atrás.

- Más, más fuerte, me encanta que me los pellizquen así....

Mi polla embestía como un ariete el coño de mi abuela, y la visión de aquellas nalgas redondas, gordas y tan blancas frente a mí moviéndose de aquella manera me volvieron loco.

No pude resistirme a darles un azote.

Zasss ¡!! el golpe de la palma de mi mano en su culo resonó como un trueno en la tormenta

- Aghhhh me gusta .......más, más la abuelita ha sido muy mala, se merece unos azotes en el culo....

Aquello fue una invitación para mí que no podía desaprovechar.

Me incliné hacia delante y de este modo hice que el cuerpo de mi abuela también se inclinase, poco a poco nos fuimos acoplando hasta que ella quedó a cuatro patas, con las manos agarradas al pié de hierro de la cama.

Tenía sus nalgas abiertas delante de mí mientras no dejaba de bombear su coño. Ella se movía como un animal y reflejadas en el espejo del armario yo podía recrearme con la visión de sus tetas colgando y moviéndose al compás que marcaba mi polla.

Zassss, otro azote, esta vez mas fuerte, y otra vez el grito lujurioso de mi abuela alegrando mis oídos.​

  • Ah que mala es la abuelita, que se folla a su nietecito, dame, dame más...​
  • ¡ Joder abuela, como se te menean las tetas, zorrona!​
  • No pares cabronazo, no pares de joderme... y azótame que me vuelves loca​
Con cada palmada, yo veía como la carne de su culo se movía como formando una ola, como su vientre colgaba y se sacudía. La agarré del pelo, mientras la atraía hacia mí y le mordía el cuello. A esas alturas aquello ya era un polvo salvaje, descontrolado y bestial.

Sentía como la leche que llenaba mis cargados testículos se agolpaba con ganas de salir, y así se lo hice saber a mi abuela.​

  • Abuelita me voy a correr....​
  • Sí, sí yo también estoy a punto espérame....​
Se giro y se echó en la cama, separó sus muslos y con las manos abrió los labios de su coño rojo y brillante para que lo observase bien.​

  • Así, métemela así que la sienta bien adentro.​
  • Te lo voy a llenar de leche abuela..... No aguanto más.​
Me incline sobre ella besándola con pasión y entonces me volví a levantar metiéndole hasta el fondo y de una sola embestida mi verga en sus entrañas.​

  • Ahhhhhhhh! Síiiiiiiiiiii!!! Así clávamela bien adentro cabrón, me vas a partir en dos.​
  • Abuela haces que me corra de gusto, puta!​
  • Sí , Sí me viene , me viene ya.​
Sentí como el semen caliente salía a chorro y se derramaba en el coño de mi abuela, lancé un grito de placer y triunfo, mientras sentía las uñas de mi abuela clavándose en mis nalgas con fuerza atrapándome dentro de ella y apretando con sus muslos entrelazados a mi espalda.

Mi verga continuaba sacando leche cuando sentí como el orgasmo de mi abuela por fin llegaba, como sus músculos se tensaban y oleadas de placer recorrían su rostro al tiempo que un seco y gutural gemido escapaba de su boca.

Caí exhausto sobre el cuerpo desnudo de mi abuela, nuestros cuerpos jadeantes y sudorosos no podían separarse.

Al fin, mi abuela me agarró la cara entre sus manos y me besó larga y suavemente en los labios.​

  • Ha sido maravilloso hijo, no sabes los años que hacía que no echaba un polvo y desde luego ninguno así de morboso en toda mi vida.​
  • ¿ Te arrepientes?- Me dijo con un tono de temor en sus palabras.​
  • ¿Qué dices abuela? ¿Arrepentirme? Me acabas de dar la experiencia más maravillosa de mi vida, solo puedo estar agradecido. Si antes te quería, ahora, simplemente te adoro.​
  • Mi niño, mi nieto, mi hombre.....mi amante​
Y diciendo esto simplemente apoyó la cabeza en mi pecho , apagó la luz y nos pusimos a dormir juntos y abrazados hasta la mañana siguiente.​
 
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