Mi mujer monta una orgía con cinco negrazos delante de mis narices

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Una de las fantasías eróticas que siempre tuvo mi esposa;

es montar una orgía con cinco negrazos, sentirse La Dolorosa.

Un gang bang que dure horas y como guinda, un bukkake final;

la novedad ahora, para mi sorpresa, es que lo quiere hacer real.



Después de mucho meditarlo y sopesar los pros y los contras;

un amigo senegalés se encarga de buscar a cuatro compatriotas, amantes de las conchas.

Preferimos alojarnos en un hotel, para no escandalizar a los vecinos;

cuando Sonia vio a sus solícitos empotradores, les pareció divinos.



Nada más entrar en la habitación, Sonia nos regala un striptease;

yo, sentado en un sofá, disfruto del espectáculo, con los “coleguitis”.

Cuando los cinco amantes se despelotan dejando ver sus anacondas;

mi esposa se agacha y les pide una lluvia dorada, y de risa se monda.



Una vez bañada en orina, se cuelga del pescuezo del más alto y de pie follan un rato;

otro, sin vaselina, por detrás la sodomiza, el insensato.

Los otros tres jalean a sus compañeros y aguardan su turno;

se la van pelando mientras observan a Sonia gemir, jadear, bufar y resoplar, en conjunto.



Practican un sándwich, Sonia boca arriba o boca abajo;

los mozalbetes negrazos van penetrando garganta, coño y culo, con gran trabajo, a destajo.


Mira cómo nos tiramos a la puta de tu mujer”, me dice uno;

yo me la casco con fuerza, todo excitado, recostado en mi sofá parezco un tribuno.



Sonia, aquella noche, obtuvo ocho orgasmos;

estaba desatada y pedía esperma, entre espasmos.

Los chicos deciden darle lo que pide: mucha lechita condensada;

Sonia se coloca de rodillas ante sus machos. ¡Qué hermosa está mi amada!



A los pocos minutos, decenas de chorros de semen le bañan la cara;

mi esposa abre la boca, saca la lengua y se relame, la muy guarra.

Cuando es solo mi semen, me agacho y la limpio con mi lengua;

pero en estos casos, mejor traemos a un cuckold profesional, así el peso de la cornamenta mengua.



A la hora indicada, unos golpes suenan en la puerta;

¡El cuckold contratado! Un chico masculino, musculado y bien plantado. Mi mujer se queda muerta.

El chaval saluda, se acerca a Sonia y le pega un morreo;

traga saliva y esperma dejando a mi chica limpita, le proporciona un buen aseo.
 
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