mi mama y mi tia

lignardo

Virgen
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Nov 19, 2008
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Mi mama y mi tÃ*a<br />
Parte 1<br />
Si bien aun soy virgen he tenido experiencias sexuales con varias chicas de mi edad, tocándoles las tetas, el culo y la concha y ellas me han hecho la paja y dejado que apoye mi pija en sus nalgas. <br />
Pero la verdad es que ahora lo que más me gusta es gozar mirando a estas dos mujeres maduras que son mi madre y mi tÃ*a Silvana. Me produce una excitación especial espiar a estas dos mujeres, de 41 mi madre y 35 mi tÃ*a, muy decentes y recatadas para los demás pero que, entre las cuatro paredes de una habitación son unas viciosas terribles.<br />
Mi madre enviudó cuando yo tenÃ*a 10 años y quedó a cargo de la empresa de mi padre. Silvana, hermana de mi padre se vino a vivir con nosotros pues ella estaba y sigue estando soltera.<br />
Todo empezó un dÃ*a, hace tres años, en el que yo llegué a casa a media tarde, mucho antes de lo que lo acostumbro a hacer. Cuando entré escuché risas en el cuarto de juegos, en el piso superior y lentamente subÃ* las escaleras ubicándome para mirar y no ser visto. AhÃ* estaban ambas en el salón llevando tan sólo puestos unos conjuntos de ropa interior muy eróticos. Mama llevaba una bombachita negra de encaje que, bien encajada en la raya del culo, dejaba su glorioso culo al descubierto; por delante la escasa tela que apenas cubrÃ*a su concha, dejaba escapar una gran cantidad de pelos negros. Un portaligas sujetaba sus medias negras que realzaban sus largas piernas, aun más alargadas por unos zapatos de taco alto. Completaba su parcial desnudo un corpiño también de encaje negro transparente bajo el que se adivinaban los pezones, y que aunque cubrÃ*a bien poco de sus deliciosas tetas, las empujaba para arriba y las ponÃ*a respingonas. Con cierta turbación me di cuenta de que por primera vez veÃ*a a mi madre como hembra y la encontraba bien buena y de lo más deseable. <br />
Mi tÃ*a Silvana, por su parte, tampoco tiene desperdicio, tiene un buen culo y unas piernas muy atractivas que yo, algunas veces, ya habÃ*a ojeado y hasta toqueteado un poco, pues como ella es una calentona, aunque aparente ser una reprimida, me habÃ*a permitido tomarme algunas libertades. Mi tÃ*a aquel dÃ*a llevaba también zapatos de tacón alto, rojos, unas medias negras que llegaban hasta el comienzo de las nalgas dejando al descubierto la mejor parte de su culo, portaligas blanco, corpiño también blanco, transparente, bajo el cuál se apreciaban sus enormes tetas con grandes y marrones areolas, tan grandes como las de mama pero un poco mas enhiestas. Ella no llevaba bombachita por lo que pude apreciar la concha mas peluda que jamás haya visto.<br />
Se acercaron a la mesa y mi tÃ*a le dijo a mi mamá: bueno ahora te toca a vos tirar los dados.<br />
Acto seguido mi madre tomó los dos dados y los arrojó sobre la mesa.<br />
Mi tÃ*a soltó una carcajada a la vez que decÃ*a: has perdido, elige bombachita o corpiño.<br />
Inmediatamente adiviné que estaban jugando a desnudarse una a la otra. Mi cuerpo y especialmente mi pija reaccionaron al segundo. Me abrÃ* el cierre del pantalón, saqué la verga y comencé a sobármela.<br />
Mi madre se desabrochó el corpiño dejándolo caer al suelo y aparecieron sus dos enormes tetas con sus pezones erectos. Yo mientras tanto seguÃ*a pajeándome lentamente, pues si apuraba los movimientos acabarÃ*a rápido y querÃ*a ver como terminaba todo aquello.<br />
Absorto contemplaba como mi mamá se pellizcaba los pezones y tomándose las tetas desde abajo las agitaba, seguramente para excitarse aun más.<br />
Mientras hacÃ*a esto mi tÃ*a Silvana se acercó a la mesa y tiró los dados. Luego dijo: haber si mejoras eso calentona. Mi madre arrojó los dados y por la cara de Silvana entendÃ* que mi mamá se deberÃ*a sacar la bombachita. Lentamente mi mamá se colocó en el sector mejor iluminado y comenzó a bajarse la bombachita con un movimiento muy sensual. Yo acrecenté el vaivén de mi mano cuando quedó totalmente desnuda a excepción del portaligas y las medias negras. Su concha era tan peluda como la de mi tÃ*a Silvana y realmente me calentaba muchÃ*simo. Por un momento dejó la prenda en el suelo y poniéndose las manos en la cintura preguntó que tal se veÃ*a. A lo que mi tÃ*a respondió: te ves excelente pajera de mierda. Por que no me muestras el culo; preguntó mi tÃ*a. Dicho esto mi madre giró mostrando su soberbio culo y lentamente comenzó a agacharse para levantar la bombachita que habÃ*a dejado en el piso. En ningún momento flexionó las rodillas por lo que su culo quedó bien parado, y enorme cantidad de pendejos asomaban entre sus opulentas nalgas y el comienzo de sus muslos. <br />
Silvana se acercó por detrás y comenzó a acariciar el culo de mi madre que permanecÃ*a agachada. Mi tÃ*a pasaba las manos por el culo de mi madre a la vez que apoyaba su peluda concha contra sus nalgas y hacÃ*a movimientos de avance y retroceso con sus caderas. Sus manos tampoco se quedaban quietas pues las utilizaba para sobarle la raya del culo desde arriba hasta bien abajo donde asomaban los negros pendejos. Sin esperar a tirar los dados se sacó el corpiño dejando al desnudo dos soberbias tetas con oscuras areolas y pezones erectos.<br />
Mi madre, sin cambiar de posición, separó sus nalgas con ambas manos y dijo: por favor Silvana acariciame el ojete que muero de calentura. Acto seguido mi tÃ*a Silvana pasó un par de dedos por la caliente y mojada concha de mi madre, los sacó de la negra pelambrera y comenzó a introducir uno en aquel apretado culito.<br />
Yo no salÃ*a de mi asombro y tampoco dejaba de pajearme al ver a aquellas dos calentonas en plena faena masturbatoria. <br />
Ahora el dedo de Silvana entraba y salÃ*a del ojete de mi madre rápidamente mientras que con la mano libre mi tÃ*a se sobaba las tetas y pellizcaba los pezones. <br />
Luego Silvana sacó el dedo del ojete de mi madre y agachándose comenzó a sobar sus tetas sobre las nalgas hasta que solo acariciaba el ojete de mi madre con uno de sus erectos pezones.<br />
Luego de un rato ambas se sentaron en el sofá y se dedicaron a pajearse mutuamente, entre gemidos de placer y palabras obscenas. Primero acabó mi madre, quien cerró las piernas fuertemente y movió las caderas de arriba hacia abajo. Cuando acabó, mi tÃ*a también cerró las piernas pero mi madre dejó un dedo en la peluda entre pierna, que metÃ*a y sacaba rápidamente a modo de pija. Ambas quedaron exhaustas en el sofá. Yo fui rápidamente al baño y me hice una suculenta paja pensando en esas dos hembras.<br />
Pasaron varios dÃ*as y yo no dejaba de hacerme pajas al recordar aquellas escenas. DecidÃ* que un dÃ*a de estos tendrÃ*a que ir mas allá con mi tÃ*a.<br />
Y la oportunidad al fin llegó.<br />
Un viernes llamaron a mi madre por teléfono para comunicarle la muerte de su hermano que vivÃ*a en México. Un familiar decidió acompañarla y mi tÃ*a Silvana se quedarÃ*a en nuestra casa para cuidarnos a mi hermana menor Patricia, de 6 años, y a mÃ*, que en ese entonces contaba con 15 años.<br />
Volvimos del aeropuerto de Ezeiza pasadas las 20 Hs., mi tÃ*a quiso pedir una pizza para cenar y tanto yo como mi hermana estuvimos de acuerdo.<br />
Mientras yo llamaba a la pizzerÃ*a Silvana me dice que se va a cambiar de ropa para sentirse más cómoda.<br />
Mi tÃ*a se habÃ*a instalado en el cuarto de huéspedes, ubicado entre la habitación de mi hermana y la mÃ*a, todas en la planta superior de la casa.<br />
Una vez hecho el pedido subÃ* a mi habitación y salÃ* al balcón que da a los fondos de la casa y que comunica todas las habitaciones.<br />
La persiana de la puerta estaba baja pero la de la ventana dejaba unas amplias rendijas por donde me puse a espiar el interior.<br />
Silvana estaba sentada frente al espejo quitándose el maquillaje de la cara mientras canturreaba al compás de la música. A los pocos segundos se levantó y comenzó a desnudarse. Primero se quitó la camisa y luego la pollera, quedándose en corpiño y bombachita, ambas prendas blancas.<br />
Luego se sacó el corpiño, quedando al aire esas dos magnÃ*ficas tetas de oscuras areolas y erectos pezones que ávidamente comenzó a toquetear al tiempo que llevaba una mano a su concha, acariciándola por arriba de la prenda.<br />
Mientras hacia esto se dirigió hasta un maletÃ*n de donde saco un enorme consolador y sin perder tiempo se lo llevó a la boca.<br />
Yo ya estaba al palo y con la pija afuera del pantalón gozando con un espectáculo que realmente no esperaba.<br />
Silvana ya estaba sin bombachita y los negros pelos de la concha cubrÃ*an los dedos de mi tÃ*a que sobaba toda la región. Luego se sentó manteniendo las piernas juntas y aplicó el consolador en el vértice inferior de ese triángulo de abundantes pendejos negros y moviéndolo de arriba hacia abajo comenzó a gemir. Con la mano libre se apretaba las tetas y pellizcaba los pezones que estaban a punto de reventar de placer.<br />
En un momento levantó ambas piernas hasta su pecho manteniéndolas muy juntas y pude ver claramente los labios de la concha cubiertos de pelos negros y un hermoso ojete amarronado. Inmediatamente colocó la punta del consolador en la entrada de la concha y lentamente, entre gemidos de placer, lo fue metiendo hasta tenerlo todo adentro. AhÃ* empezó el meta y saca que duró varios minutos hasta que finalmente alcanzamos, los dos, un maravilloso orgasmo.<br />
Dejé un buen charco de leche en el piso que al otro dÃ*a limpiarÃ*a. Me fui al baño donde me lave la verga, me arreglé la ropa y en el momento que bajaba las escaleras sonó el timbre que anunciaba la llegada de la pizza.
 

ricosuave

Pajillero
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muy bueno este relato me gusto,,, saludos
 
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