¿Mi Mama es mi Amiga? 1 y 2

heranlu

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Tengo 23 años y desde pequeño mi madre siempre se ha desvivido por mi. Puede decirse que fue, porque mis hermanos mayores estudiaron fuera del país y yo me quedara aquí, fui el favorito de ella. Mi madre tenía veinte años más que yo. Nos tuvo a mis hermanos y a mi muy seguidos con un par años de diferencia, parece que siempre que lo hiciesen mis padres, ella se quedaba embarazada.

Ese verano vino muy caluroso. Una tarde mi padre se había echado la siesta, yo estaba viendo la tv y mi madre leyendo. La tenía enfrente de mi con un vestido corto y yo de vez en cuando me fijaba en sus piernas. Al poco me dijo que se iba a acostar también la siesta. Al poco rato, la cama de mis padres empezó a moverse, ñi, ñi, ñi. Menuda siesta se estaban echando. Estaban haciéndolo y yo no podía evitar oírlos.

Al oírles no pude evitarlo y empecé a pajearme y después un rato me corrí largamente. Después de un rato la cama dejó de moverse, aunque no les oí gemir al correrse.

Esa noche me acosté pronto y mi madre vino a darme dos besos en ropa interior.

-Buenas noches, cielo.

-Buenas noches, mamá.

Al girarse para irse, me fijé en su culo. No tenía un culo perfecto de jovencita, tenía celulitis y un culo grande pero me excitaba mirarlo.

A la mañana siguiente acompañamos a mi padre al aeropuerto. Tenía un viaje de negocios fuera del país y tardaría unos días en volver.

Por la tarde hacía mucho calor y mi madre me dijo: voy a ducharme, estoy toda empapada de sudor.

-Bien mama. Tomaré un batido.

Se fue a la ducha y oí el agua caer. Entonces tuve una visión. Mi madre desnuda bajo la ducha.

-Hijo ¿puedes venir? Me llamó. Se me olvidó la toalla en la habitación. Corrí a por ella y se la deje en el armarito al lado de la ducha.

-No la alcanzo hijo, se me metió champú en los ojos y no veo.

Yo cogí y se la di abriendo un poco la cortina de la ducha. Ella la abrió del todo y como no veía bien no pudo ver que me tenía enfrente.

Me quede paralizado mirando su cuerpo. Sus tetas grandes y sus pezones apuntándome. Una pequeña tripita que asomaba y más abajo su pubis que no llevaba depilado. Sus caderas eran hermosas y anchas.

Se envolvió con la toalla y me pidió ayuda porque no podía salir de la ducha.

-No veo bien. Vale mama te ayudaré.

La agarre de la muñeca y la ayudé a salir. Me rozó con su cadera y me dio un escalofrío.

Me volví de espaldas mientras terminaba de secarse y después me dijo: ¿qué? ¿Qué te parece?

-¿Qué, qué me parece, el qué?

-Mi cuerpo, tonto. ¿Qué qué te parece?

-Eres mi madre. ¿Qué me va a parecer?

-Pues que también soy una mujer además de tu madre. He notado que alguna vez nos has espiado a tu padre y a mi mientras hacíamos el amor.

¡Vaya hombre! Se había dado cuenta.

Puse cara de vergüenza y miré al suelo.

-Anda no pasa nada. Yo también te he espiado alguna vez en la ducha.

Vaya por dios.

-Y he notado que estas bien dotado. No tanto como tu padre pero bien.

Diciendo esto se inclinó para terminar de secarse los pies y me puso el culo en pompa delante de mi.

Su celulitis no me importaba. Me estaba poniendo a cien.

-Anda ven aquí hijo. Mi polla estaba a tope y me acerqué a ella pero todavía un poco retirado.

De repente se arrodilló y desnuda como estaba me bajó el pantalón corto que llevaba.

-Mamá ¿qué haces?

-Pues nada, quiero comprobar una cosa. Diciendo esto me bajo el calzoncillo y dejando mi pene al aire empezó a chuparlo.

Di un respingo y me eché para atrás.

-Qué haces hijo, quiero saber si tu polla sabe igual que la de tu padre.

-Noooo. Pero esto es incesto. ¿Estás loca?

-Tal vez. Me vuelves loca hijo.

Volvió a cogerme el pene e iba a chupármela.

-Mama nooo. Esto está mal…

-Uggggh que rico…

Empecé a llorar y ella siguió chupando. No podía más, me agarré al lavabo y eche la cabeza para atrás.

-Mama… mama… me voy… me corroooo. Nooooo…

Llorando como una magdalena, me corrí en su cara.

-Siii hijo, dame tu lecheeeee.

La deje la cara empapada de mi semen. Estaba hecho polvo.

Mi madre disfruto un montón pero yo me sentí fatal.

-Tranquilo hijo no pasa nada. Se levantó y se limpió la cara y luego me dio un beso en los labios.

Yo había dejado de llorar. Mi madre se puso el sujetador y las bragas y salió del baño.

Esa noche al acostarme oí a mi madre en su habitación masturbarse.

-Aahh… ahh… aaaah.

Me levanté y me senté en la cama. La escuché terminar de hacerlo y entonces dio la luz de la lamparita de su mesilla de noche.

-Hijo, me llamó. ¿Vienes?

-¿A qué mamá?

-A darme un beso de buenas noches.

-No. No voy.

-Bueno, pues mañana no te llevaré al cine.

-No hace falta, ya iré yo solo.

-Como quieras.

-Vale está bien. Voy.

Me fui a su cuarto y me planté en el umbral de la puerta.

-Pasa hijo.

Entré en la habitación.

-Siéntate en la cama.

Me senté y la mire con enfado.

-Anda no seas tonto.

-Eres mi madre, no puedes hacer eso.

-Si. Si que puedo.

-Nooo.

-Como quieras. Anda vete de mi cuarto.

Me quedé sentado mirando al suelo. Después de un momento giré la cabeza y la besé.

-Siiiii hijo. Asiii.

Ella me abrazaba y me sobaba. Yo le chupe las tetas, sus tetas grandes y después acariciaba su culo.

-Mamá, mamá, me pones mucho. Siii tengo que confesártelo.

-Y tu a mi, hijo. Vamos. Entra dentro de miii.

Yo ya estaba empalmado. Abrió un cajón y saco un condón. Me lo puso con cuidado y me tumbó boca arriba.

-Ahora dejarme hacer a mi.

Se metió mi pene en su chocho peludo y empezó a cabalgarme.

-Aaah, hijo. Si, así. Así. Dame más, más.

Empezó a acelerar más y más rápido.

-Aaaaaah,aaaah. La cama botaba mas y mas.

-Nos oirán los vecinos. Le dije.

-No pasa nada. Creerán que somos tu padre y yo. No digas mamá. Solo gime.

-Vale. Esta bien. Aaaaahh aaahhhh. Me corro. Me corrooo.

-Así, di eso, como tu padre.

-¡Me corro, me corroooooo!

Estallé en un tremendo orgasmo y mi madre siguió botando y botando hasta que se corrió echando su cuerpo hacia atrás.

Se agachó a mi oído y me dijo: que bien me has follado hijo. Ha sido fantástico.

Yo me quede pensativo mirando al techo y no dije nada.

Después de un rato, mi madre me dijo: Anda, ahora lo haremos así, dijo y puso su culo en pompa.

-Ahora lleva tu la iniciativa.

Yo saqué y me puse otro condón. La cogí por las caderas y se la metí despacio. Ahora yo tenía el control.

Empecé a bombearla, mi madre se moría de gusto.

-Si, hijo, si, así, más, más, me pedía desesperada.

Le acariciaba su clítoris mientras empujaba más y más fuerte.

-Hijo, siiii, siiii, más, que gustoooo.

Después de un rato de follar, nos corrimos con un grito los dos, sin importarnos que nos oyeran los vecinos y supieran que no éramos mi padre y ella.

Me tumbé boca arriba, recuperando la respiración.

Sabía que lo habíamos hecho era incesto, pero la verdad no me importaba mucho.

También sabía que acabábamos de empezar una historia de amor y sexo entre mi madre y yo.
Mi padre tenia otra vez viaje de trabajo. Ella andaba por la casa muy ligera de ropa, sabiendo que a mi me encantaba verla así. La verdad ya no podía reprimir lo mucho que me ponía y eso a ella le encantaba.

-Hijo, voy a poner la lavadora, ¿Tienes algo para lavar?

-Si, mi camiseta, dije quitándomela.

-Uy, te has puesto muy musculoso hijo.

-¿A que si?

Le gustaba esa tontería que teníamos. Se acercó a mi para coger la camiseta y hace que se cae para que yo la sujete y aprovecha para tocarme los pectorales.

Nos besamos con lengua y ella con un gesto, tira la camiseta a la lavadora. Esta era de carga superior y la encestó a la primera.

-Uf, me dice, te has puesto todo sucio, voy a tener que lavarte los pantalones también. Me los quita y se agacha a mirarme el paquete.

-Los calzoncillos sucios también, ¡a la lavadora!

Me deja desnudo delante de ella. Se acerca a poner la lavadora en marcha y aposta me pone el culo en pompa.

Yo me acerco a ella y empiezo a sobarla, mientras sigue de espaldas. Le subo el vestido y le quito las bragas. Estoy empalmado y acaricio su culo con mi pene.

-Nene, me dice. Ya estas tardando.

-Espera, tengo que ir a por un condón.

-No importa. Te corres fuera.

Bueno, pienso, lo intentaré.

La acaricio su clítoris y mientras la lavadora trabaja, yo la penetro despacio.

-Ufffff, hijo, me gusta. Vamos, más fuerte.

-Tranquila mamá. Siente mi polla dentro de ti. No quiero correr.

-Tu dame duro, me dice.

Yo la obedezco y empiezo a bombear más y más rápido como ella me pide. Ella se vuelve loca y grita como una condenada.

-Aaaaaaaah, aaaaah, que bien me follas hijo, aaaah, ¡¡¡sigue, sigue, sigueeeee!!!

No me importa el escándalo, con el ruido de la lavadora no se oye apenas nada. Yo sigo dandole bien duro y cuando la lavadora empieza a centrifugar mi madre se corre.

Yo aguanto un poco más aún, pese a que oírla correrse me ha excitado mucho. Estoy a punto de irme y tengo que sacar mi polla porque no llevo puesto un condón.

La saco y me corro en su espalda, no me ha salido ni un gemido, cosa rara. Mi semen resbala por su espalda.

-Oye, ten cuidado, me dice subiéndose su vestido hasta la cabeza, que no se manche con tu semen, jeje.

-Acabamos de poner la lavadora, jejeje, pero podemos poner otra. Cojo un clinex y le limpio cuidadosamente su espalda.

Entonces me agacho y no puedo evitar chupar su culo, ese culo de mujer adulta, con celulitis, pero que me pone tanto.

-Quítate del todo el vestido, le digo.

Ella me obedece, yo la giro y le como su rajíta, toda entera. Parece mentira, yo salí por ahí, pero ahora es mía. Estoy en cuclillas, comiendo el chocho a mi madre, apoyada contra la lavadora. Hace unas semanas no podía imaginar lo que iba a pasar.

La abro de piernas mientras me pongo de pie, y la dejo así, mientras voy a por un preservativo.

Vuelvo enseguida y mi madre me coge el condón y me lo pone con cuidado, sabiendo que es su hijo el que se la va a follar una vez más.

La vuelvo a abrir de piernas y la penetro fuerte, esta vez no quiero ser cuidadoso. Empujo con fuerza a mi madre contra la lavadora, que ya terminó su ciclo.

Me la follo como un loco, mi madre me coge del pelo, mientras yo sigo con el mete-saca

La lavadora retumba en el suelo, como si estuviera centrifugando otra vez, aunque esté parada. Después de haberme corrido hace nada, aguanto mucho.

Mi madre llega al éxtasis una vez más y me vuelve a coger del pelo, pero esta vez se le escapa mi nombre.

-Lo siento, hijo, dice respirando azorada.

-No pasa nada mamá, no importa, me da igual que nos oigan.

Paramos un momento, ella ya se ha corrido, pero yo tengo aún mucho aguante. Mi polla sigue dura como un palo dentro de ella.

La subo con mis brazos a la lavadora y en una postura un poco forzada, termino de hacérselo. Sigo bombeando con ardor y termino corriéndome, mientras ella clava sus uñas en mi espalda, me hace daño, pero no me importa, porque tengo mi orgasmo. Ella se ha corrido también, según me confiesa. Saco mi pene despacio, sujetando el preservativo, como aconsejan en las instrucciones, para que el semen no se salga. En cambio ella agarra el preservativo y se derrama el semen por la cara.

-Dame tu semen hijo, me dice.

-Mamá, que cochina eres.

-¿A que si? Con tu padre no soy tan guarra.

-Me alegro.

-Por cierto, ¿qué hora es? me pregunta con su cara llena de mi semen.

-Casi las siete, le digo.

-Tu padre llega a las ocho. Tenemos poco tiempo para recogerle en el aeropuerto.

-¿Tenemos tiempo para uno rápido?

-Si, claro, mi hijo, fóllame otra vez como tu sabes.

Voy corriendo al salón para coger otro condón y vuelvo en un momento. Mi madre me espera sentada en el suelo.

Me coge la polla y me la chupa en plan rapido, dos lamidas, para, dos lamidas, para. Se me pone dura enseguida.

-Vamos hijo, tenemos poco tiempo, me insta.

-Pero yo no te he masturbado ni chupado.

-No importa, me dice, estoy húmeda ya, puedes metérmela cuando quieras.

-Ponte encima mio, le digo.

Ella obedece, se monta encima mío, los dos sentados en el suelo, y me cabalga con ardor, muy, muy rápido.

-Uf, así, mamá, más rápido, como me gusta.

-¿Qué hora es?

-Las siete... siete... y veinte... aaaahhh, tenemos el tiempo justo.

Acelera un poco más y en cinco minutos más estamos a punto. Le chupo las tetas en los últimos empujones y me corro con un grito.

-¡Mamáaaaaaaaa! ¡Aaaaaaaaah!

-Hijo, aún no estoy, espera un poco, un poco más, si, si, ¡siiiiiiiiiiii!

Los dos nos tumbamos un poco para recuperarnos.

-Nos habrán oído nuestro incesto, le digo.

-No pasa nada, que piensen lo que quieran.

Son las ocho menos veinte, salimos con el tiempo justo, pero llegamos a las 8 en punto, llegamos justo cuando mi padre sale de la terminal.

-¿Qué? Nos pregunta mi padre, ¿Qué tal la semana sin mi?

-Bien, contestamos al unisono.

Si tu supieras lo bien que lo hemos pasado...
 

heranlu

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En ese periodo de tiempo mi padre no había vuelto a irse de viaje por lo que no pudimos quedarnos solos y hacerlo de nuevo, por lo que echaba de menos el contacto con mi madre.

Hacia un mes que mi madre se había hecho una liposucción en las piernas y el culo por lo que ahora presentaba un aspecto estupendo, como una joven de 25 años, aunque decía que lo había hecho por mi padre, yo sabía que en realidad lo había hecho por mí. Ahora la visión de culo redondito, perfecto y sin celulitis, me excitaba todavía más que antes.

Una noche me había acostado antes que mis padres y estaba meneándomela en la cama cuando mi madre vino a darme el beso de buenas noches de todos los días, pese a mis 25 años seguía dándomelo igual que cuando era pequeño. Me echó la sabana hacia atrás y vio lo que estaba haciendo.

Con su boca cogió mi polla y me la chupó un rato.

-¿Cariño, que haces? Vamos a acostarnos, era mi padre que la llamaba desde su habitación.

-Espera que estoy mirando la lámpara del chico que parece que no funciona.

Entonces cogió mi pene y me terminó de masturbar con la mano, se puso un dedo en los labios y hizo el gesto de silencio para que no gimiera al ver que iba a correrme. Después de correrme mi tripa quedó cubierta de mi semen y mi madre me tiró unos clínex para que me limpiara y me guiñó un ojo y me tiro un beso y se fue.

Oí a mi madre que le decía a mi padre que no había podido arreglar la lámpara y se dieron un beso y apagaron la luz.

Al cabo de un rato, empezaron a crujir los muelles de la cama, mis padres se habían puesto a hacerlo. No gemían pero me imaginaba lo que mi madre estaba disfrutando con mi padre y por un momento me puse en plan egoísta y pensé que mi madre estaba pensando solo en mi mientras mi padre se la follaba.

Después de un rato los muelles empezaron a acelerarse más y más y luego el silencio.

Me di la vuelta en la cama y acabé durmiéndome.

Al día siguiente mi madre vino a verme y me encontró remoloneando en la cama.

-Hola cariño, buenos días.

-Hola le contesté. Pero estaba serio.

-¿Y qué te pasa? ¿Has dormido mal? Tienes mala cara.

-No, estoy bien.

-Uy, esa cara. ¿Nos oíste anoche?

-Sí, mamá.

-Vaya hombre y eso que no gemimos para que no nos oyeras.

-Pero los muelles suenan mucho.

-Si, es verdad. Tu padre estaba muy excitado y me lo hizo con muchas ganas.

-No me des detalles mamá.

-Jaja. Vale, pero ¿acaso tienes celos?

-Bueno… cuando os oigo hacerlo me imagino que tu solo piensas en mi.

-Pues claro cielo. Cuando miro a la cara de tu padre cuando me está follando, me imagino que eres tu el que está encima de mi.

-Gracias, mamá. ¿Cuándo podremos volver a hacerlo?

-A tu padre todavía le quedan unos días para volver a irse de viaje de negocios así que ten paciencia.

-Prométeme que cuando volváis a hacerlo solo pensaras en mi.

-Claro tesoro. Y me besó en la frente.

Se dio la vuelta y se bajó el pantalón corto que llevaba, dejándome ver su culo a través de sus bragas. Estaba estupenda con ese culo nuevo.

Todavía pasaron unos días hasta que mi padre se fue de viaje de trabajo y todavía tuve que escuchar unas noches mas a mis padres haciéndolo, aunque estaba mas tranquilo sabiendo que mi madre solo pensaba en mi mientras follaban.

Al fin llegó al día en que mi padre se iba de viaje y como siempre le acompañamos al aeropuerto.

En cuanto se fue para embarcar mi madre y yo nos fuimos al coche para volver a casa. Mi madre estaba muy excitada y abrió mi bragueta. Se agacho y chupó mi polla con ardor. Yo le dije que tuviera cuidado que alguien podía vernos y que además yo iba conduciendo.

No le importó nada y afortunadamente nadie nos vio de vuelta a casa, pese a que permanecía agachada todo el trayecto mamando mi polla.

En cuanto llegamos a casa subimos a mi habitación y nos desnudamos rápidamente.

Nos besamos como dos amantes y le dije al oído que la amaba. Yo también hijo, me contestó.

Me puso un preservativo de los que usaba con mi padre, nunca había querido tomar la píldora y enseguida estábamos haciéndolo.

-Mi niño, me decía, como te he echado de menos, tu polla es fantástica, me follas como nadie, sigue así, así, así, aaaah.

Ella estaba encima de mi cabalgándome y de vez en cuando se agachaba y me dejaba chupar sus hermosas tetas y sus pezones.

Le dije que me encantaba como le habían dejado el culo tras la cirugía y que quería vérselo durante el coito.

-Esta bien, espera. Se salió de mi y me ofreció su trasero poniéndose a cuatro patas

Me dispuse a penetrarla, pero antes de eso, me agaché frente a su culo y lo besé. Luego agarré sus nalgas y las apreté fuerte.

Le abrí un poco las piernas y la penetré hasta el fondo.

-Ufff, gimió.

Empecé a bombearla despacio, saboreando cada embestida y mordiéndome el labio.

Ella se masturbaba mientras yo me la follaba. Era muy excitante vernos así. Yo contemplaba su ahora hermoso culo y gemíamos como dos animales en celo.

Al final no pude evitar gemir su nombre. (Que aquí no diré)

-¡Mamaaaaaaa!

Aquí ella gimió mi nombre real.

Ya no nos importaba que nos oyeran en nuestro incesto.

Unas horas después mi padre llamó para decirnos que acababa de llegar. Mi madre y yo nos encontrábamos desnudos y abrazados después de follar.

Mi padre le dijo que la oía jadeante. Ella le dijo que acababa de terminar de correr en la bicicleta y por eso estaba así.

Después de colgar nos reímos un rato. Si mi padre supiera.

Por la noche preparamos la cena y después del postre tuvimos otra cena.

Se me ocurrió imitar la famosa escena de 9 semanas y media y hacerlo así.

Le llene las tetas de nata y fresas y más que las fresas, le comí sus tetas, esas tetas que me habían dado de mamar y que ahora se moría por tener en mi boca.

Luego ella me correspondió comiendo mi rabo al que previamente también había llenado de nata y que acabó cubierto de otro tipo de nata, ya me entendéis.

Húmedos como estábamos, y cubiertos de nata, decidimos darnos una ducha y allí por supuesto continuamos. Pero mi madre me dijo ahora que quería hacerlo sin goma. Quería saborearme plenamente.

Es la segunda vez que vamos a hacerlo sin condón, la verdad es que estoy algo preocupado y le digo de hacer la marcha atrás, pero ella me dice que no, que quiere sentirme y que no me preocupe, que por su ciclo no se va quedar embarazada.

Pues me despreocupo de todo mientras regulo el grifo de la ducha para ponerla calentita, pero no mucho.

Mi madre se desnuda primero y se mete en la ducha. Luego me desnudó yo y ella se sale y me empieza a enjabonar. Tiene una esponja en su mano derecha con la que enjabona bien y me hace un masaje relajante en la espalda, yo me siento bien, pero todavía no me excito.

Termina de masajearme la espalda, pero no pasa adelante. Me dice que me salga para meterse ella y le enjabono la espalda. Cuando voy a masajear sus tetas me dice que no y que igual que ella no me masajeó por delante a mi, yo tampoco a ella, quiere retrasar al máximo nuestra excitación.

Yo estoy de acuerdo con ella. Ahora nos enjuagamos el jabón de nuestros cuerpos pero sin tocarnos mutuamente.

La visión de su pubis sin depilar del todo, pero recortadito me pone a mil, y mi pene empieza a enderezarse.

Mi madre sonríe al verlo pero no me lo coge. Yo intento tocarle el chocho, pero ella me detiene, parece que quiere hacerme sufrir.

Se agacha frente a mi y la visión de ella con sus arreglos la convierte en una mujer mas atractiva si cabe de lo que ya era. Parece una modelo de Victoria Secret o algo así. Se queda así un momento y quiero comérmela entera, la deseo con toda mi alma. Yo la imito y me agacho frente a ella, con una erección de caballo.

-Así mi niño, me dice.

Sigue en cuclillas y después de un rato, se acerca y me come la boca, mi polla está rozando su tripa. Yo ya no puedo aguantar más, quiero follarmela y mi pene rezuma líquido preseminal.

Me hace un gesto y ahora si, ya puedo follarmela. Se la meto con fuerza y le digo: -Mamá, ¿porque me has hecho sufrir?

-Antes estabas conforme, me dice mientras estoy dentro de ella.

-Bueno, si.

-Entonces, no digas nada y solo fóllame.

Yo la obedezco, evidentemente y en las primeras embestidas ya me corro. Mi madre me sonríe y me anima a seguir.

Claro, yo estoy super excitado y quiero follarmela bien. Vuelvo a bombearla ya recuperado de mi corrida anterior, puf, puf, gimo.

La estaba apoyando contra el grifo y la hacía daño. Me pidió que la apoyara contra la otra pared y así lo hice. Follamos sin descanso conmigo aguantando bien. Ella se corrió 3 veces y quedamos exhaustos.

Sentados en el suelo de la ducha, el agua caía sobre nuestras cabezas y cuerpos y así nos lavamos. Nos vestimos y comimos algo. Mi padre llamó y hablamos un rato. No sospechaba nada de nuestro incesto o eso pensaba entonces.

La noche llegó y le pedí a mi madre hacerlo con ella encima y luego de espaldas a mi. Follamos toda la noche como le pedí y estaba muy contento, pero no sabía lo que estaba a punto de ocurrir.

Dos días después mi padre volvía de viaje y fuimos a recogerlo al aeropuerto como siempre.

Cuando llegamos a casa y mi padre dejó el equipaje, bajo al salón y nos preguntó:

-¿Qué tal lo habéis pasado?

Le dijimos que bien, pero no sabíamos a que se refería.

Entonces encendió la tele y conectó un aparato y vimos en pantalla nuestros encuentros sexuales.

Nos miró y dijo: ¿Conque habéis follado al quedaros solos? Estabais deseando que me fuera de viaje para fornicar como dos conejos en celo. ¡Bastardos! ¡Eso es incesto!

Mi madre fue a hablar, pero mi padre la abofeteó.

-Ahora sabréis lo que es un hombre y no un niñato.

Yo no sabía cómo podía haber grabado nuestros encuentros. No sabía que había puesto cámaras y además debían ser muy pequeñas para no haberlas visto.

Mi padre ató a mi madre a la silla con su cinturón y a mi me tiró al suelo.

-Ahora aprende, pequeño bastardo, me dijo. Dudo que seas hijo mío.

Se bajó el pantalón y el calzoncillo y obligo a mi madre a chupársela.

-Chupa, guarra, chupa como se la chupabas a el. Le obligo a tragarse su polla. La tenia mas larga y gruesa que yo.

Mi madre lloraba amargamente y me recordó la primera vez que ella me la chupó y yo lloré. Se tragaba su rabo con asco, con odio, parecía mentira como había cambiado todo en un momento.

Él se corrió en su boca y la obligó a tragarse todo su semen. Mi madre me miraba mientras lloraba y en eso le pego otro bofetón.

Cabrón, no podía hacer nada, solo mirar, y no quería hacerlo.

La desató y la puso de culo en la silla. La desnudó y le abrió las nalgas, con el rabo aun tieso y se la metió por el culo. Mi madre gimió de dolor. Sin lubricante y así de repente el dolor debía de ser tremendo.

El la bombeaba con fuerza y entonces vi que empezaba a sangrar, le dijo que parara, pero él ni caso. Le dio un buen cachete en el culo y siguió follandosela hasta que se corrió de nuevo.

Sacó su pene manchado de sangre y semen y después de limpiarse el pito se fue y nos dejó allí.

Mi madre tenía una hemorragia y yo la limpié como pude y la consolé. La llevé a urgencias, aunque ella no quería ir. En urgencias mentimos aunque solo sobre quien había sido, mi padre, por un desconocido. Mi madre no quiso denunciar al no haber visto que la había violado. La curaron y yo planeé una venganza, le iba a dar su merecido a ese bastardo.

Unas semanas después, gracias a un amigo que tenía unos tranquilizantes, le puse a mi padre en la comida y cuando se hubo dormido, le di una buena paliza y luego le puse pegamento extra fuerte en el pene y tras vaciar su cuenta corriente, donde mi madre figuraba también, huimos los dos.
 
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