Mi madre su culo, su vanidad

roman74

Pajillero
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Lo que hicimos tal ves no tiene perdón, ¿pero como haberme reprimido, como aplacar la intensidad de tales impulsos? SÃ*, era mi madre, ¿pero acaso no justificaba mis actos el desahogo en ese mar sublime de goce?…

Yo sabia de que se trataba desde que el juego empezó… ¿Que si era natural que actuara asÃ*? SÃ*, si, aunque yo fuera su hijo…

Pero no quiero que piensen que soy un tipo impulsivo, nada que ver, soy muy calmado, en todos los sentidos, e incluso algo tÃ*mido. Y a pesar de lo que aquÃ* lean, quiero hacerles saber que si yo me he caracterizado por mi juicio, mi madre no se queda atrás. Ella es una mujer que siempre ha merecido respeto, no solo por su atractivo, sino por su carácter amable, por su espontaneidad, sus bromas y su dedicación al hogar.

Cuando yo tenÃ*a 15 años y mi madre 32, sobrevino el divorcio de mis padres en medio de disputas y fuertes alegatos… Al final… luego de la ruptura, solo nos tenÃ*amos el uno al otro. AsÃ*, ya con las fichas movidas por el destino me fui convirtiendo en el apoyo de mi madre, en lo mas importante de su vida… yo era el hombre de la casa, lo puedo decir con la boca llena, ella me lo repitió mil veces y yo respondÃ* como debÃ*a: interesándome en sus cosas, en lo que sentÃ*a, alentándola, haciendo lo necesario para que fuera feliz… Pero fue inevitable; nuestra creciente cercanÃ*a me arrastro en anhelos prohibidos. Era su vos, su andar, sus atenciones, los roces "accidentales", y… su cuerpo… si ese maravilloso cuerpo los que aceleraban mi pulso, me hacÃ*an tragar grueso, alentaban en mi ideas insanas… me aturdÃ*an confundiéndome...

Quise creer que eran calenturas de mi mente retorcida, creadas por ese contorno tan especial de su figura… Pero ella no me ayudaba mucho... Era un suplicio ver a una mujer con el porte de mi madre andar en bragas por la casa, sentir los abrazos que se extendÃ*an, lidiar batalla tras batalla por mantener fuera la hinchazón de mi pija por sus mimos.

…Pero permÃ*tanme les cuento desde el principio.

Todo se inicio con los efectos de la tristeza en su ánimo, concebidos y madurados en la crisis del divorcio. En el hecho de que mi padre la habÃ*a dejado por una muchacha de 19 años.

Mi madre se vio desplazada, relegada y culpándose se lleno de crÃ*ticas sin sentido.

Seis meses después de que mi padre nos dejo, un viernes en el que dos de sus amigas la habÃ*an invitado a salir, ella como cosa rara decidido ir. Pero no encontró que ponerse, según decÃ*a nada le quedaba bien… y

…allÃ* fue Trolla.

Yo me alistaba para quedarme en casas de Carlos, mi mejor amigo, cuando la encontré en ropa interior llorando desconsolada en su cuarto.

Me acerque sentándome a su lado y abrazando sus estrechos hombros le pregunte que sucedÃ*a, no respondió, lloraba mientras el cabello de ceda negro caÃ*a velando su rostro. Lloro, hasta que lentamente orientada por mis arrumacos empezó a decirme con vos afligida que ninguno de los vestidos nuevos le quedaban bien, "que sentido tenia comprar ropa si nada se amolda a mÃ*".

Las lágrimas habÃ*an realzado hermosamente la tonalidad clara de sus ojos pero ella decÃ*a que se sentÃ*a la más fea de las mujeres, gorda y despreciada, también decÃ*a que sus ilusiones se habÃ*an esfumado, que su vida era un desastre… Aunque ya no sentÃ*a ni amor ni pasión por mi padre, le habÃ*a roto el alma y no sabÃ*a como reponerse….
-Fue hace tanto que… que ya no se que es ser amada-. Sollozo.
Mientras me hablaba no pude evitar notar la voluptuosidad de sus labios acentuada por el llanto.
-Los hombres me cortejaban-, Continuo -Me alagaban… algunos decÃ*an que no podÃ*an vivir sin mÃ*… ahora solo me encuentro con tipos vulgares… Antes me veÃ*a al espejo y veÃ*a una mujer hermosa…. Una mujer…
-¿Antes?- pregunte interrumpiéndola -¿acaso se daño el espejo?-. Me pare animado por la indignación –Tu eres una mujer muy bella, ¿para que ponerlo en duda?…. Déjame ver como te queda ese vestido-. Señale el más próximo queriendo cortar sus criticas.

Ella vacilo.

-No vas a dejar que la estupidez de mi padre te haga sentir de una manera que nada tiene que ver con lo que yo y la mayorÃ*a vemos…. ¡Verdad!- Le dije mirándola convencido.

QuerÃ*a mostrarle que era bella y mi decisión era evidente... Sonrió en medio de las lágrimas y acepto.

Jamás me habÃ*a puesto a detallar sus atributos, sabia que le molestaba lo que le decÃ*an en la calle, pero para ser honesto muy pocas veces la habÃ*a visto en ropa interior. Mientras mi padre estuvo, ella se cuido muy bien de mostrarse por que él se lo prohibÃ*a.

Pero ya no estaba mi padre y dadas las circunstancias se levanto sin rodeos con esa gracia que ni la tristeza lograba opacar.

TenÃ*a puesta unas bragas que transparentaban su peluchito negro. Delicadamente algunos bellitos se escapaban. Me puse colorado. Esos pelitos hacÃ*an un exquisito contraste con su piel de mármol blanco y las lÃ*neas de sus caderas.

Con el vestido en la mano esbozó una sonrisa y me dijo que las cosas ya no serian como mi padre hubiera querido y que si me iba a poner como un tomate no podrÃ*a ayudarla.

Giro completamente mirándose al espejo...

Sentado, quede frente a frente con la razón por la cual los tipos en la calle la importunaban, y de que se sintiera que todo le apretaba. No era su cintura, ni su poco vientre los que la hacÃ*an sentir mal, tampoco sus caderas, no señor, era el hecho de que todos sus supuestos problemas de sobre peso se centraban allÃ*, en la zona de atrás.

Ella en esos dÃ*as se mataba haciendo ejercicio en su cuarto, pero ni asÃ*, su trasero no cedÃ*a en su tamaño, al contrario parecÃ*a que el ejercicio no hacia otra cosa que alimentarlo. Sus nalgas tremendamente colmadas, menguaban a pesar de su estatura el resto de sus proporciones. Impactaban. Yo habÃ*a oÃ*do alguna vez sus quejas al respecto y lógico que me habÃ*a percatado que eran bien grandes, pero solo en ese minuto, teniéndolas en primer plano, tome conciencia de sus verdaderas dimensiones.

Buscaba motivos para hacerla sentir bien pero me perdÃ*, como explicarle lo que significaba un trasero asÃ*… unas nalgotas asÃ*. Lo que tenia en frente era un espectáCulo que no sabia como venderle.

Me quede mudo, hechizado… Eran de una lozanÃ*a exquisita, tan blancas, tan hinchadas… tan redondas… Si, tan pero tan llenas…

Entonces paso algo gravÃ*simo, algo que me avergonzó terriblemente y que me hizo rogar para que mi madre no se diera cuenta. Comencé a tener una erección que aumentaba sin tregua mientras la veÃ*a como se ponÃ*a y luego acomodaba el vestido que no cesaba de ceñirse obstinadamente a su rabioso culo.

Disimulando me pellizque la pierna intentando controlarme, sorprendido de que esto me estuviera ocurriendo.

- Si ves, este vestido me queda chico- frente al espejo hacia movimientos zigzagueantes, intentando arreglar la tela.

Entonces me observo buscando alguna respuesta.
-MÃ*rate… tienes una cara- me dijo.
Me sobresalte, pero ella sonrió.
-Parece que nunca hubieras visto una mujer en calzones… ni poniéndose un vestido.

Hasta cierto punto era verdad jamás habÃ*a visto un culazo como aquel tragándose sin piedad las bragas hasta hacerlas desaparecer, ni riñendo de esa manera con la tela del vestido que parecÃ*a iba a ceder a su volumen.

-Es que te ves muy bien, es, es…
-¿En serio te gusta como se me ve?-.
-Si se te ve súper… me gusta.
Ella miraba en el espejo su perfil de avispa gigantesca.
-No te parece que se me ve muy grande.
Era obvio que si, pero…
- ¡Mejor!.., es decir…, se ve de lujo, te luce-. Le dije corcoveando, tratando de esconder mi entusiasmo.
…Noté que le halagaba mi expresión.
-¿SÃ*, me luce?-. Pregunto recorriendo la redondez con sus delicadas manos. -El vestido es bonito pero es que se me pega mucho -. Agrego apretando un poco aquel coloso, pesando su firmeza.

…La saliva paso con dificultad por mi garganta.

-Mamá no puedes usar por siempre ropa holgada cuando tienes una figura tan bonita.
-Estoy segura que tu padre se morirá si me ve asÃ*, ja-. Esa idea de inmediato animo su semblante.

El vestido era de tono rojizo, de una sola pieza, le llegaba más arriba de la rodilla. Al pegársele tanto, resultaba bastante atrevido… por no decir otra cosa.

Agitándose en el vestido me pregunto:
- ¿Se me ve demasiado la celulitis?
- Cuantas no querrÃ*an que les quedara asÃ* el vest….
- ¿Se me ve? Me interrumpió levantando su oscura ceja con ese gesto que irradiaba más sensualidad que enojo.
- Mamá yo no la veo, fÃ*jate que el color te sienta muy bien….
…Sin esperármelo, se levantó el vestido, haciendo que la blancura maravillosa de sus nalgotas volviera aparecer.
-¿Ves la celulitis?-. Me preguntó.

Eran dos imperceptibles hoyuelos en una nalga y un pliegue insignificante en la otra, además, ¡quien en su sano juicio con semejante tamaño, iba atender a esa pendejada!

-No se nota, se te ven muy bien- repetÃ* secamente, tratando de pensar en otra cosa para no alentar más a mi verga.
Ella debió haber advertido mi ansiedad por que con gesto pÃ*caro, parando sus gigantescas pompas me pidió que me acercara… para detallarlas mejor.

¡Mamá!- exclame, sintiendo como los colores y la temperatura de mi rostro cambiaban.

-jajaja, mi amor eso no tiene nada de malo soy tu mami, en serio por que no vienes y las tocas… Que no pasa nada, no creo que te vayan a morder, jajaja.
Yo estaba pasmado. Se detuvo un segundo y fingiendo enojo agregó:
-¿O es que te dan asco?
- ¡No!..no, Es que… no se, no me...-dije disculpándome.
- …Nada. Dime si aun están duritas.
Acercándose tomo mi mano poniéndola en una de sus inabarcables nalgas, divertida por mi reacción.
Toque, La piel era tersa, suave. Apreté un poco casi instintivamente.
- ¿Como te parece?
VolvÃ* a apretar.
-Se sienten ricas-. Dije convencido.
Obviamente también sentÃ*a la rigidez de mi hoja.
-¿Pero, están blanditas?-. Me pregunto.
Negué con la cabeza, mientras ella me miraba por encima del hombro.
Quite la mano y se bajo el vestido.

Volviéndose al espejo, influenciada por el efecto que la visión de sus escandalosas sentaderas me habÃ*a causado me dijo que definitivamente el vestido se le veÃ*a mejor de lo que ella pensaba y comenzó a juguetear como si fuera una modelo, se notaba algo mas segura, posaba y sacaba su fastuoso culote ante el espejo.

- No se que mas decirte aparte de que te ves como una diosa.
-Mi amor con tu carita lo dices todo… me siento mucho mejor... ufff que bobada ponerme asÃ* de triste-. Dijo alentándose.
Un momento después, con los pellizcos que yo mismo me propinaba en la pierna mi verga empezó a calmarse.
-Tienes que acabar de arreglarte, tus amigas te esperan-. Dije.
-La verdad no tengo muchas ganas de salir con mis amigas- seguÃ*a jugueteando ante el espejo- Voy a llamar a patricia para decirle que no voy.
-yo también voy a llamar a Juan Camilo, no iré.

Mi madre insistió para que fuera. Al ver que yo no cedÃ*a me señalo que me dejarÃ*a quedar solo si salÃ*amos juntos a comer. Encantado acepte.

Se notaba a leguas que su ánimo habÃ*a mejorado.

Pero no querÃ*a utilizar aquel vestido, decÃ*a que se le veÃ*a muy vulgar, sin embargo haciendo uso de su nuevo estado le ofrecÃ* un vaso de Ron que me permitió sin demora convencerla.

Ya listos, nos dirigimos a un centro comercial pequeño y no muy lejano que tenia toda clase de comidas. Mientras manejaba me dijo que yo nunca sabrÃ*a cuanto ella agradecÃ*a el tener un hijo como yo a su lado, la mire y le asegure con el corazón inflamado que la amaba demasiado, sus ojos titilaron llenos de lágrimas pero se contuvo… habÃ*amos llegado.

El lugar estaba lleno.

Mientras caminábamos al sitio que habÃ*amos escogido, vi como algunos babosos se la tragaban con la mirada, pero los peores gestos eran los de aquellos que descubrÃ*an su particuloridad... Tal vez ella se daba cuenta, pero los ignoraba.

Antes de entrar se detuvo en una vitrina interesada por unos zapatos, entonces se me ocurrió alejarme para verla con los ojos de esos extraños. RetrocedÃ* algunos pasos mirando la seguridad con la que se parada, sin indulgencias su abombado culote se forraba al vestido dándole esa apariencia que movÃ*a al morbo. Si, no se podÃ*a negar, se veÃ*a vulgar, deliciosamente vulgar. A pesar del sobrio color del vestido, chillonamente sobresalÃ*a su colota delineando la raja y los contornos de una manera escandalosa. Un sujeto se le acerco, me adelante unos pasos y al verme se alejo.

Es toda para mÃ*, pensé regodeándome.

-Se contienen por que voy contigo- comentó mi madre sacándome de mis cavilaciones, –es que ya eres todo un hombre mi amor, mira el cuerpote que tienes, jamás se pensarÃ*a que tienes 15 años. Tú que dices… ¿pareces mi novio?
SonreÃ* sin saber que decir, sorprendido por lo directo de su pregunta… Claro que me gustarÃ*a no solo parecer sino tener una hembra asÃ*… pero por dios… ¡era mi madre!.
- jajaja, mira como te pones, vamos rodéame la cintura con tu brazo.

HabÃ*amos decidido comer algo liviano. Nos sentamos a disfrutar de la cena en un establecimiento ameno, no muy lleno. Con la comida pidió una cerveza, yo un juguito. Conversamos animadamente hasta que ya al terminar, luego de pagar la cuenta al mesero, se percato que dos pollitas de mi edad me estaban mirando.

-Estas niñitas no respetan, nos ven juntos y aun asÃ* te coquetean- dijo juguetona… Haciendo una pausa agrego ronroneando -Mi amor no respetan a tu novia-. Un estremecimiento me recorrió desde la nuca hasta la base de los testÃ*culos… -Deben creer que eres mi amante-. Añadió.
Nunca se habÃ*a dirigido a mÃ* en ese tono, le gustaba bromear, pero esto… esto hizo que mi verga reaccionara bruscamente.
-¿será?- musite impresionado, sin saber que diablos pasaba.
Rápidamente remato en mi oÃ*do: "veras como las dejo boquiabiertas", entonces apoyo su mejilla en la mÃ*a y me dio un pico en la comisura de los labios y en un susurro dirigido a ellas modulo – Es mÃ*o-. Me volvió a besar. Esta vez, sentÃ* sus labios en la mitad de los mÃ*os.
Me quede tieso.
SonreÃ*a triunfante. Ojee a las muchachitas. Miraban notablemente incomodas, pero no me importo eso… Mi verga trepidaba dolorosamente en mi pantalón.

Como habÃ*amos terminado de comer mi madre comenzó a pararse. Le dije que esperara un minuto pero lo mal interpreto, parecÃ*a celosa, levanto la ceja diciendo en vos baja:
-¿Te quieres quedar a ver a esas tontas?
No supe si jugaba o que.
-Espera… es, que…-. Dije confundido.
-… ¿Dime si te quieres quedar y nos quedamos?
-No, no es eso mamá.
-Ah, vas a salir con un cuento como tu padre.
Yo no sabia que decir.
-Es que tengo un calambre…
Me miro… y pareció creerme.
Me pregunto en que pierna y yo le dije que en la derecha, "presiona la pierna contra el piso". Ella miraba indagando y yo me tapaba como podÃ*a, pero en su rostro vi un pequeño cambio, seguro se habÃ*a dado cuenta, me dijo que con un masaje se me pasarÃ*a más rápido, entonces sonrió y agrego que iba al baño, que ahora que volviera me hacia un masajito que quitaba calambres. Por Dios que tenia ese gesto de picardÃ*a con el que siempre intentaba turbarme.

Obviamente cuando regreso, gracias algunos pellizcos, todo estaba en su sitio.

Ninguno de los dos tenÃ*amos sueño asÃ* que me pidió que la acompañara a tomarse algo. Fuimos aun barcito al aire libre cerca del centro comercial, allÃ* pidió un coctel y una gaseosa para mÃ*. Mientras hablábamos le pregunte si alguna vez volverÃ*a a salir con alguien. Me contesto que no sabÃ*a, que siempre tendrÃ*a la duda de que tal ves estarÃ*an detrás del dinero que nos habÃ*a dejado mi padre.
-Además no necesito tampoco salir con nadie, te tengo a ti…

…¡Cuanto me lleno su afirmación!

Entre charla y charla pidió otro coctel y luego otro, como al tercero me dijo que si querÃ*a tomarme una cerveza, acepte y seguimos hablando casi hasta las dos de la mañana. Al final se habÃ*a tomado casi cinco cocteles y yo dos cervezas.

El efecto del alcohol hacia mella en su equilibrio, se notaba lo ida que estaba asÃ* que tuve que ayudarla a subirse al carro.

Desde los 13 años mi padre me habÃ*a enseñado a manejar y a pesar del mareÃ*to que me producÃ*an las cervezas no seria ningún problema llegar a mi casa. Bueno, eso creÃ*, por que mientras conducÃ*a mi madre empezó a decir balbuceante que: "los calambres…son… malos…hijo te amo… yo… puedo quitárselos", de súbito empezó a apretarme la pierna, preguntando si esa era la encalambrada y riéndose con ganas.

Yo le pedÃ*a que se quedara quieta, pero ella insistÃ*a en sus tanteos, revolviéndose en el asiento. El serpenteo subió su falda dejando ver claramente las bragas y el blanco rosa de sus apretados muslos. Continúo tocándome la pierna, masajeando suave y torpemente. "Patotas" alcanzaba a balbucear mientras me recorrÃ*a con su mano llegando muy arriba, entonces me abrazo y empezó a besarme el hombro y la cara, Un leve gimoteo lagrimoso se apodero de ella y con la misma rapidez que empezó se desvaneció mientras caÃ*a profunda.

Sin embargo el daño estaba hecho, mi verga palpitaba enarbolada y yo me engullÃ*a la imagen de sus piernas alentado por las dos cervezas, mientras me debatÃ*a pensando si la tocaba o no. Era demasiada la tentación. La contundente forma de sus piernas me absorbÃ*a, parecÃ*an llamarme, querer convencerme de que pecara, su color maravilloso me alienaba… pero no… ¡Era mi madre!
Aun asÃ*, al llegar a casa tuve que volver a ayudarla y en el trajÃ*n de sacarla del auto y subirla a su cuarto, no me aguante, disimuladamente me apoye y rose varias veces su voluminoso culote, por encima del vestido. Era macizo, pesado, vibrante…La sangre corrÃ*a rápida y caliente por mis venas…

¿Por qué tenia que tener un cuerpo asÃ*… con aquel tamaño?... ¡No más!, Un hijo no le hace eso a su madre.

Pero la prueba mas dolorosa fue cuando la puse en la cama, fácilmente pude haberla desvestido, haber contemplado su cuerpo sin reservas, tenÃ*a todas las justificaciones del mundo. En su estado perfectamente me hubiese podido guardar el recato y tocarla a placer, ¿pero como hacerle esto a quien me dio la vida?...

…¿Acaso ustedes harÃ*an algo asÃ*?...

…Me acosté a su lado, viendo su vestido recogido sobre sus caderas. Pensando. La cabeza me daba vueltas. La claridad de su piel hacia visible la voluptuosa prominencia de sus nalgotas en la penumbra… que belleza pensé, se ven tan dulces, son tan grandes, que bueno seria… seria…

No se cuantas cosas mas pensé……El sueño me venció.

Soñé con nieve que me perseguÃ*a, con extremidades fuertes, esbeltas y glúteos del tamaño de montañas blanquecinas, habÃ*a viento, el cabello negro suelto y lizo de mi madre… sus labios carnosos, sus besos cálidos… tenia mi sueño un llanto lejano ¿o más bien era un gemido gozoso?… fue un sueño roto que me dejo jadeante y sudoroso. Al despertarme estaba muy cerca de mi madre, me asuste levantándome inmediatamente, fui al baño y me mire al espejo, el dÃ*a anterior me parecÃ*a tan loco como mi sueño.

Esto tenÃ*a que parar.

Me fui a jugar futbol, pensando que tal ves el cansancio podrÃ*a disiparme. Jugué casi todo el dÃ*a y llegue al atardecer cuando mi madre habÃ*a servido la comida. Deliciosos espaguetis con pollo, no obstante en toda la cena tuve que hacer esfuerzos agobiantes, por no fijar mis ojos en los botones sueltos de su escote.

No tenÃ*a sostén y aunque sus tetas eran de regular tamaño tenÃ*a unos pezones enormes que apuntaban sin misericordia alborotando mis hormonas. Yo intentaba pensar en otra cosa. Pero su mirada… la forma como me recorrÃ*an sus ojos, me hacia erizar. Gracias a dios se puso a hablar. Dándome las gracias por haberla cuidado, me pregunto como habÃ*a hecho para bajarla, le dije que habÃ*a sido fácil por que no pesaba nada, le gusto mucho mi comentario y agrego que debÃ*a seguir cuidándose. Después me pregunto por el partido y señalando mis piernas, con una expresión encantadora, me dijo que le encantaba como se me veÃ*an los músculos, que si ella pudiera jugarÃ*a futbol. Involuntariamente me imagine su exagerado culote rebotando mientras corrÃ*a detrás del balón, pero inmediatamente me lo recrimine.

Ella siguió hablándome de sus ejercicios para tonificar y dijo que como yo estaba familiarizado con los deportes la podÃ*a ayudar, le asegure que no sabÃ*a tanto como suponÃ*a pero la ayudarÃ*a en lo que pudiera. Sin querer, cuando se levanto a llevar los platos, seguÃ* absorto los fecundos derroteros de su cuerpo que el contraste de la luz delataba. Me pare alcanzando rápidamente las escaleras mientras pensaba en lo mal que estaba actuando.

Era mi madre y yo solo pensaba en la copiosa carne que delineaba sus formidables posaderas.

Fui casi corriendo al baño esperando que el agua frÃ*a reposara mi ánimo. Tratando de calmarme me engañe pensando que esto seria algo pasajero. Al terminar me acosté, mi madre entro y me pregunto si querÃ*a ver televisión. Con una sonrisa le dije que iba a leer. Solo querÃ*a que llegara el lunes y poder ir al colegio.


En las semanas siguientes, la note mas animada, su tristeza parecÃ*a haber desaparecido, salÃ*a con sus amigas de compras, hacia ejercicios y en las tardes leÃ*a asiduamente unos libros nuevos de superación, mientras yo hacia alguna tarea. ParecÃ*a muy contenta de poder estar conmigo, frecuentemente veÃ*amos televisión o pelÃ*culas y a veces hasta nos entretenÃ*amos con los videojuegos.

En esa época me conto que sus amigas le decÃ*an que se veÃ*a radiante, enérgica, encantadora, le hice saber que yo habÃ*a visto lo mismo y que me alegraba muchÃ*simo. Entonces emocionada me confeso que su cambio se debÃ*a a ideas que habÃ*a sacado de sus libros nuevos, pero sobretodo y esto me lo dijo mirándome de una manera muy especial, su cambio se debÃ*a a mi, a la forma como yo la "fortalecÃ*a" y a lo bien que yo la hacia sentir. La abrace feliz de oÃ*rla y me dio un pico en los labios…

Pero aun en medio de la aparente calma y bienestar, seguÃ*a en aumento mi agitación al notar que lo que antes era común y rutinario se iba transformando sigilosamente en verdaderas escenas que enervaba mis sentidos.

Sus besos y sus abrazos se hicieron poco a poco tan constantes que ya no pude detener mi excitación y mis erecciones. Su confianza igualmente llego a un punto tal, que me nalgueaba cada vez que le daba la gana y me pedÃ*a abrazos y besitos en la boca a cada momento.

En medio de mi agitación hacia esfuerzos por mantener mi compostura pero la rigidez de mi bate aumentaba acorde a lo transgresivo de su proceder.

DÃ*a a dÃ*a la ropa de mi madre dejo de ser la usual, ahora se ponÃ*a licras que dejaban la forma de su abultado culote expuesto, a mis ojos. Los shorts que no alcanzaban a tapar los protuberantes cachetes de sus sentaderas, motivaban en mi, gestos (inevitables) que claramente la halagaban… Era algo desbordado, Las blusas revelaban el pecho y no ocultaban en su claridad el pezón endurecido, su andar oscilante en bragas era para morirse; y ni que hablar de sus entradas al baño para acabar de arreglarse u orinar por las mañanas mientras yo me duchaba. Pero lo más difÃ*cil era cuando se sentaba en mis piernas y podÃ*a sentir la carga abrumadora y el peso de sus sentaderas...

…la infanta inocencia caduco perdida en su desfachatez.

Para colmo cuando salÃ* a vacaciones, paso sus ejercicios a la sala. No lo podÃ*a evitar, mientras me pedÃ*a algún concejo, me estremecÃ*an sus movimientos, me violentaban sus poses, me ahogaban las imperiosas dotes de su cuerpo. Si, la trusa pegada a la opulencia de su culo, a su exuberancia, tensándose o zarandeándose en su demasÃ*a… sus inclinaciones, sus brincos… era una locura total.

En un último intento por escapar, sin decirle nada a mi mamá, llame a mi padre para irme de vacaciones con él, pero dándome una escusa barata me dijo que no.

No habÃ*a remedio y…

…Una noche mientras llovÃ*a, entre al cuarto de ella en búsqueda de una cobija extra. Quede embelesado. DormÃ*a boca abajo semidesnuda, en una pose que dejaba completamente exhibido su agigantado culote. QuerÃ*a tocárselo, querÃ*a meter mi cara allÃ*, explorarlo, ¿pero como? AsÃ* que desesperado corrÃ* a mi baño y me masturbe sin parar, derramando leche por montones, una y otra ves, siguiendo sin reservas mi destino, pensando en sus besitos, en sus abrazos, en esa montañosa figura.



Desde allÃ* me sentÃ* más calmado, comencé a notar que su presencia no me azaraba tanto. Me estaba jalando la pita cuatro a cinco veces al dÃ*a ayudado por las imágenes de mi madre y unos videos bajados de internet, la mayorÃ*a compuesto por nalgonas… Hasta ese momento no conocÃ* el enorme potencial de carga y descarga de mis testÃ*culos.


Algunos dÃ*as después, dedicado por completo al onanismo a pesar de que no me daba toda la satisfacción que requerÃ*a, al entrar a la sala de televisión, encontré a mÃ* madre pintándose las uñas de los pies.

Me saludo distraÃ*damente y continuo con lo que hacia, era raro que me saludara asÃ*, pero no le di importancia.

TenÃ*a puesta una falda y se hallaba sentada en una de las poltronas ¡Tremendo regalo me tenia! Sus piernas que estaban dobladas, una erguida, la otra acostada, exponÃ*an descuidadamente el paradisiaco panorama de su intimidad. Las bragas de bordados tenues se pegaban a su vulva moldeando los divinos labios algo abultados y surcados por la lÃ*nea que revelaba la entrada a ese exquisito tesoro. Esta vez, parecÃ*a depilada. El cuadro era maravilloso, inédito en mi vida.

Aproximadamente media hora estuve disfrutando el izado de mi verga mientras babea por aquello.

Obviamente yo disimulaba. Pero abrió, en su acicalar, otro poquito las piernas y el calzón, intentando meterse, reveló más. Idiotizado por esa imagen se me olvidó que ella podÃ*a pillarme y al alzar los ojos me encontré con los de ella.

Casi me da un infarto.

-¿Se me ve algo?- preguntó, asomándose.
Negué con la cabeza y agregué tontamente:
-Un…poquito.
-¿Un poquito? Ja, en esta posición me debiste ver todo.
-pero… fue… fue sin intención.
La garganta se me seco y me puse pálido.
-No te pongas nervioso mi vida- dijo comprensiva- el que siempre le ponÃ*a malicia, a ver o mostrar algo, era tu padre, yo no.
Con el mismo tono continuo al ver que no dejaba mi expresión de angustia:
-¿Sabes lo que leÃ*?, que al cuerpo se le debe honrar considerándolo sabio y bello, y es verdad, si no lo hacemos se puede terminar odiándose a si mismo o con una terrible depresión… ya viste lo que me paso…. Además lo más natural y bonito del mundo es un cuerpo libre de velos, desnudo, eso no tiene nada de malo, todo lo contrario.
AsentÃ*, queriéndole dar la razón.
-¿Sabes que me preocupa? –Me dijo, -Que crezcas sin aceptar tu cuerpo o el de los demás. Como tu padre. A él ni siquiera le gustaba hacer el amor con la luz prendida. Aparte que le daba pena desnudarse, ¿puedes creerlo?
-Tú sabes que yo no soy a si- dije en tono grave.
-¿Y por que te apena ver a tu mami, si es normal que tengas curiosidad?, tu nunca has visto una vagina.
Quise decir que sÃ* pero me calle.
-No hay nada censurable en que mires, ¿además cuentas veces me has visto desnuda?
Yo no recordaba ni una.
-Debes estar tranquilo, a mÃ* también a veces me dan ganas de mirar- dijo con total soltura.
-¿En verdad mamá?
Ahora si estaba en otra dimensión.
-¿Tu crees que no me gusta mirar un cuerpo joven como el tuyo? A ti se te marca el abdomen y tus piernas son tan fuertes, y mira el rostro tan bonito que tienes. Yo te miro pero trato de desechar las prevenciones que tengo mientras lo hago. Quiero que entiendas que lo malo esta en el recelo que tienes de mirar o de sentir.
Hizo un silencio como esperando alguna palabra y lo primero que se me ocurrió fue:
-yo…yo te miro… Te aseguro que no solo a mÃ* me pasa, pero es que tu tienes un… ya sabes… si, a veces miro y siento… eso… cosas…, es normal ¿verdad?.
-ja,ja,ja ¿te dan cositas al verme mi amor, te emocionas?- pregunto muy animada.
AsentÃ* bajando la cabeza.
-¿Si?... pero mi amor no debe darte pena decirlo-. Sus ojos relucÃ*an, mientras un mechón de cabello lizo caÃ*a sobre su rostro dándole un aspecto muy juvenil.
Motivado por la forma como me miraba me atrevÃ* a decir:
-Es que no hay unas como las tuyas.
Sonrió juguetona.
-¿unas qué? mi amor.
-Tu sabes… ¡pompas!- exclamé involuntariamente haciendo un gesto con las manos.
Respire conteniendo mi entusiasmo
Esta vez sonrió más que encantada y luego apretándose sutilmente los labios dijo:
-¿Te emocionas con tu mami?, a ver ¿y que mas haces?
-Este… me toco-. Mis palabras hicieron que abriera sus ojos hasta el tope, entonces agregue disimulando. -Pero con pelÃ*culas para adultos.
Soltó una risotada y meneando la cabeza dijo:
-Quien te ve mi vida… Tendrás que mostrarme esas pelÃ*culas. – le resultaba divertido el atrevimiento de mi torpeza.

Luego, se quedo pensando un momento y aseguro algo mas seria:
-El dÃ*a que me ayudaste, me sentÃ* renovada, tan liberada que pude aceptar que siempre estuve acomplejada por tener unas nalgas tan grandes. Desde chica me molestaban, cuantas veces no llore por los apodos que me ponÃ*an, o las vulgaridades que me decÃ*an en la calle…
Hizo una pausa y emocionada continúo:
-…Pero me doy cuenta que es absurdo, ya soy una mujer hecha y derecha, y si a mi hijo le gusta que sea nalgona, pues con mayor razón yo misma debo estar contenta con lo que tengo-. Sus ojos ardÃ*an. -Tú ese dÃ*a fuiste honesto y me mostraste lo que sentÃ*as. Me ayudo tu sinceridad. Y quiero que entre nosotros nunca haya barreras que nos obliguen a mentirnos. Cuando uno no tiene culpas es trasparente, puede desnudar su alma con facilidad, no niega lo que es y descubre lo que puede hacer… No quiero que te culpabilices por lo que sientes o por lo que ves.
-Pero mi papá decÃ*a….
Interrumpiéndome arguyó -…Si, tu papá siempre quiso que nos sintiéramos culpables. Por eso no progreso. Si yo mostraba un poquito se enojaba horrible, pero yo no me siento mal mostrándote, al contrario. Además ¿por que llenarse de pudores culposos por lo que se experimenta aquÃ*? (Señalo su corazón). -No quiero que tú caigas en complejos tontos, mi amor.
-¿y que debo hace para no tener complejos?- Pregunte.
-Pues lo importante es que te sientas bien, libre y sin tapujos. Uno debe expresarse libremente, aceptarse, estar a gusto con lo que Dios le dio. Con su cuerpo.
-¿Por eso tu estas tan cómoda últimamente en bragas?
-jajaja, si, pero tu te pones rojo viéndome asÃ*.
-Es que parece que no voy a poder dejar de mirarte… me encanta que sea asÃ*… tan… tan grandota. Es que tu co…cola es de concurso.
Seguramente se me veÃ*a el hervor en la cara.
- ¡Mi vida!- Exclamó sin duda halagada.
- A veces creo que no voy a encontrar una novia como tu.
jajaja no te preocupes tienes mas de lo que necesitas-. Explicó visiblemente satisfecha. Luego: -No te imaginas lo dichosa que me hace saber que nuestra relación es abierta, podemos hablar de una forma que ni los esposos lo hacen…
- Es que eres la mejor… tienes lo que cualquiera quiere…Si pudiera me casarÃ*a contigo…
-Tu me haces sentir divina, por eso no te puedes avergonzar de nada de esto.

Yo nunca habÃ*a visto la expresión que ahora tenÃ*an.

-No te imaginas cuanto te quiero…su vos me golpeaba haciendo que el aire no cupiera en mis pulmones.
-A veces no entiendo lo que me pasa-. Dije evitando otra ves ver su entre pierna.
Me miraba de tal manera que me hizo tragar grueso. Entonces sonriendo con picardÃ*a exclamo:
-Pero tú hablas, me dices muchas cosas y sigues rehuyéndole a ver lo que quieres ver…

Me sentÃ* nuevamente colgado. Sus exquisitas piernas continuaban accesiblemente abiertas invitándome a seguirle la idea.

…. Apretó un poco sus labios. -Mi amor ¿AsÃ* como vas a entender lo que te pasa?

Sus ojos parecÃ*an pedirme que lo hiciera.

-Es que es difÃ*cil-. Puje.

-Mira, tranquilo, soy tu mamÃ*… Yo se que puedes-. En su tono ocultaba la ansiedad.

Incitado baje los ojos, primero con recato y luego descaradamente, hasta que me centre en su adorable concha y entonces creÃ* ver un toque de humedad en los bordados sugestivos que recorrÃ*an el centro de sus bragas.
Impulsado por la arrechera Exclame:
-¡No se ve bien!
Mi madre movió su mano hacia sus bragas…

Y justo en ese instante sonó el timbre.

No podÃ*a estar mas molesto por la inoportuna interrupción… ¿Quién putas podrÃ*a ser?...pero un momento ¿Que era lo que yo habÃ*a creÃ*do ver, acaso mi madre iba a correr la delgada tela para mostrarme su vagina o seria solo mi imaginación?

…Era una de mis tÃ*as.

Salude y me fui a mi habitación esperando que mi madre llegara… pero no, mi tÃ*a la invito a salir y se fue.

Al dÃ*a siguiente luego de que llegue de jugar futbol y almorcé, mi madre me invito a ver televisión y yo le dije que no, aun estaba molesto por que el dÃ*a anterior me habÃ*a dejado solo… plantado.

Ella se dio cuenta que me pasaba algo y comenzó a hacer bromas, como yo no me reÃ*a quiso hacerme cosquillas. Sus dedos intentaban punzar juguetonamente mi cuerpo. Entre más yo me resistÃ*a ella más insistÃ*a, comencé a oÃ*r sus jadeos, sus manos me recorrÃ*an y sus dedos se movÃ*an rápidamente sobre mi ropa. Entonces en medio del sobajeo y mi fingida oposición a sus juegos mi madre se topo accidentalmente con el hierro de mi poya. Se detuvo aun agitada y me miro pensativa.

Muy seria dijo:
-¿Sabes? deberÃ*as mostrarme las pelÃ*culas que me contaste ayer.
-¿Cuales?- dije tratando de adivinar por que me las pedÃ*a.
-Las de adultos… con las que haces cosas- dijo.
-Son videos… que baje de internet.
-y se pueden ver en el DVD?
-Si.
-Vamos.
La seguÃ* a su cuarto.
Mientras yo acomodaba todo ella se acostó en la cama boca abajo mirando al televisor. Al terminar de alistar el DVD me hice a su lado boca arriba con mi cabeza del otro lado. En esa posición su garrafal culo quedaba expuesto a mi escrutinio.
TenÃ*a puesto un short de algodón que difÃ*cilmente cubrÃ*a esa sobrecogedora curva.
-Bueno ponlos, tengo que estar al tanto de lo que mi hijo ve-. Pude ver su rostro de perfil dibujando una sonrisa.
Sin salida hundÃ* play.
El primer video era de una vieja algo nalgona que se la comÃ*a entre dos.
Mi madre se quedo viéndolo en silencio y yo la contemplaba tratando de sacar algo que me indicara en que pensaba, sin nada, poco a poco comencé a imaginarme que estaba disfrutando del video con cachondez.
Cada ves que medio se movÃ*a me preguntaba por que lo hacia y la respuesta sin pruebas aparecÃ*a, se esta rastrillando la cama o aprieta su vulva al colchón. Yo buscaba cualquier indicio de placer en ella y mi verga me lo acolitaba a toda vela.

El ambiente se empezó a llenar con las escenas del televisor. Mi madre en esa posición doblando las rodillas levanto los pies y comenzó a jugar con ellos en el aire. Dándole a su culo un tamaño monstruoso.

Verla era morir de ganas.

-Es muy sensual. Comento mientras veÃ*a absorta.
En un momento se volteo y me pregunto con una facilidad que aturdÃ*a si sus nalgas eran más grandes que la de la protagonista.
-Si,…claro-. Dije y ella pareció contenta. –Tú las tienes más grandes que la más traserona de estos videos.
-¿Si?-. Su cara mostraba incredibilidad. –Muéstramela.
Puse el video.
-Esos señores parecen que la hacen disfrutar mucho-. Dijo
-Si, Les encanta-. Dije intentando picarla.
-Pero ella es más nalgona que yo-. Aseguro.
-A mi no me parece.
Mientras ella veÃ*a la pantalla yo indigestaba mis sentidos con sus grandes hemisferios posteriores que se salÃ*an amotinadamente del short de algodón
-¿Cómo hará para que se le mueva asÃ*?, lo pone a bailar-. Dijo
-No debe ser difÃ*cil-. Asegure en parte disimulando mi incestuoso fisgoneo.

Entonces mi madre haciendo alarde de su espontaneidad levanto un poco las caderas y empezó a zangolotear con lentos movimientos su culote, mientras permanecÃ*a acostada bocabajo… cada sacudida revelaba sugestivamente el poder de su bien dotada bolota haciéndome erizar.
-¿AsÃ* lo hace verdad?-. Bromeo buscando mi aprobación.
Dije que si con el corazón en la mano.
Pero no pude dejar de pensar que ella lo hacia a propósito ¿Qué buscaba? ¿Por qué me hacia poner asÃ*? y en ese momento tuve la certeza de lo que antes solo habÃ*a soñado, podrÃ*a llegar a follármela… Instintivamente me cogÃ* la verga.
Ella seguÃ*a mirando la tv.
-Debe medirle mucho-. Señalo.
-En internet dicen que esa actriz tiene 120 cm (47 pulgadas) de cola-. Revele.
-¿Y a mi me medirá tanto?
Su expresión retaba a pedirle que se lo midiera.
-¿por que no te lo mides?
-No se-. Simulo con encantadora indiferencia.
Continuo haciéndose rogar e insistÃ* sirviéndome de las palabras que ella uso el dÃ*a anterior sin suponer que me pedirÃ*a algo a cambio.
-Pero tú también debes medirte algo-. Su idea le alegro la mirada.
-¿Qué cosa?-. Pregunte.
…mmm… tus piernas, si eso.
Entonces caÃ* en cuenta que mi erección me pondrÃ*a en aprietos.
-Si...pásame el metro que esta en el closet y medimos.
Yo no querÃ*a pararme por mi rigidez, pero la mirada de mi madre hacia imposible negarse.
AsÃ* que intentando tapar el bulto de mÃ* pantaloneta fui al closet pero con tan mala suerte que no lo encontraba y tuve que estar más tiempo parado del que yo querÃ*a.

Cuando lo conseguÃ* mi madre se levanto, tomo el metro y empezó a medÃ*rselo, pero a los pocos segundos desistió y me pidió que lo hiciera yo. Su enorme posadera parecÃ*a negarse al metro…y mi verga me exigÃ*a que hiciera algo.
… Entonces mi madre exclamó.

-¡Mira como estas!
Yo me senté de un brinco en la cama y ella empezó a reÃ*rse a carcajadas
-Corazón te avergüenzas con mucha facilidad…jajajajaja… No señor venga que usted no ha terminado de medirme, jajajaja.
Me pare nuevamente, acomode el metro, mi madre tenia 130 cm (51 pulgadas) de nalga.
-¡huy si son más grandes!-. Exclamo victoriosa.
- Yo sabia-. Apunte.
-Seria un éxito en un video de esos- dijo con humor negro.
PermanecÃ* mudo.
-Te toca-. Dijo tomando el metro y arrodillándose. -No te duele mi amor-. Me pregunto consoladora, rodeando el metro en mi muslo.
Su rostro estaba a pocos centÃ*metros de mi congestionada poya. Me temblaban las rodillas, la cabeza me daba vueltas de la arrechera.
Ella me dijo cuento media mi pierna pero la verdad yo no le preste atención, por que mientras lo decÃ*a miraba fijamente mi garrote.
-Me duele un poco-. Articule con esfuerzo y sin pensar lo que hacia me baje la pantaloneta….
Mi verga liberada brillo con la punta lubricada.
Vi claramente como pasaba saliva por su garganta.
Ella iba a decir algo pero…Enloquecido… ciego por el deseo… tome su cabeza y la pegue ha mi verga.
-¡Qu…e.!-. Musito.
-Con desespero restregué mi pene en sus labios, su frente, sus mejillas, ella me aparto y se levanto.
El miedo en su cara la convirtió en una presa, la empuje contra la cama y me le monte en cima.
La excitación me trastornaba.
-no... que haces.. oh.. no por favor…
Yo forcejeaba tratando de encontrar donde metérsela, buscando desesperado aferrarme a sus nalgas. La superaba en fuerza, lo supe mientras oÃ*a su jadeo, sus negativas y sus suplicas. Pero ella no se rendÃ*a y el sobajeo de la piel de sus piernas en mi polla hizo que me viniera, en un largo y torrencial espasmo de leche…
Entonces el remordimiento me embargo con la descarga y me puse a llorar.
No se cuento tiempo paso hasta que se acerco también llorando y me sobo la cabeza, diciendo que lo sentÃ*a… que no sabÃ*a por que yo habÃ*a actuado asÃ*… si ella nunca me habÃ*a alentado.
¿Qué?... ¡Que cinismo!... ¡Cuánta mentira!... me sentÃ* burlado, ¿Cómo puede…? La rabia me inundo… "En estas semanas solo se estaba riendo de mi, alimentando su ego con mi deseo… ¡Me estaba viendo la cara de estúpido!". ¡No se lo permitirÃ*a!...Y La rabia hizo que mi verga se levantara nuevamente, dios me perdone, pero pensé: ¡la muy perra me provoca durante semanas y me dice ahora esto!...
…la maldad me poseyó.

-Pero creÃ*…-. Dije.
- Hijo por favor...
Yo veÃ*a otra cosa en sus ojos.
-…Como se te ocurre- termino diciéndome.
La mire por unos segundos fijamente.
-Yo se que tu sientes lo mismo-. Afirme.
-Yo te amo…pero…
-¿Me vas a decir que ahora cuando me viste no sentiste nada?
-no se que piensas, pero…
-Si dices la verdad, ¡mÃ*rala!
Mi verga petrificada, mantenÃ*a sus enormes ganas.
Ella se negó furiosa.
-¡A veces te dan ganas de mirar!... ¿verdad?- le dije repitiendo sus palabras.
-No digas eso….yo…
-No tiene nada malo mirar- Pronuncie con sarcasmo.
ParecÃ*a confundida.
-¡MÃ*rala!
-Ella la miro-. En su rostro permanecÃ*a el rubor del forcejeo.
-¿Te gusta?
-mi amor por favor es mejor que…
-yo se que te gustarÃ*a tocarla, chuparla-. Lo dije con inquina, con deseo.
-Como me dices eso…soy tu madre..
Tapo su rostro con las manos y se puso a llorar.
Vi nuevamente sus lágrimas pero no le creÃ*, sin embargo siguiéndole el juego la abrace arrullándola, le acaricie el cabello mimando con mi otra mano su espalda, luego corriendo el cabello de su rostro se lo bese y otra vez lo hice en sus labios, mientras tomaba la mano de mi madre y la conducÃ*a a mi polla.
-No… no…ummc… no -. Se negó e intento sin decisión cachetearme.
Mi rabia aumentó.
Forcejeamos otro poco y aunque yo le ganaba en fuerza logro zafarse parándose, me levanté y aprovechando que me daba la espalda me le pegue, sentÃ* mi verga en la raja de su englobado culote.
-¿Qué... es esto?... Suéltame...no…no
Me aferre a su cintura mientras le decÃ*a en el oÃ*do que la amaba que nadie la podrÃ*a querer como yo.
-¡Por favor ya…dejammm!
Comencé apretar mi polla iracunda contra ella. Mi peso la obligo a apoyara las manos en el mueble del televisor, sacando "sin querer" su culote, haciéndome mas fácil el trabajo. La dureza, el grandor de sus nalgotas en mi verga me enloqueció.
¡Soy tu madre… no…por favor!... ¡aaaah!
Gimió por un segundo con fruición y supe que lo lograrÃ*a.
Pero no se dejaba del todo. Durante un rato lucho y término en la cama boca abajo conmigo encima. Yo me movÃ*a restregando mi avigorado nabo desnudo en el canal de sus posaderas, que el short aduras penas protegÃ*a.

AsÃ* permanecimos no se cuantos minutos.
-¡no, ahh, no, no, suéltame, aah, no aah!-. GemÃ*a y se negaba.

Al mismo tiempo yo le decÃ*a con el odio hervido en el caldero de la arrechera, que se dejara, que yo sabia cuento le gustaba: "no…no es malo"… "rico,…asÃ*"… "se lo que quiere tu culote"… Mientras besaba su cuello y con mis manos buscaba debajo de ella sus tetas, su resistencia se comenzó a convertir en el apoyo de mis envestidas, sentÃ*a como su culÃ*simo se apretaba levantándose contra mÃ* tranca, sus lamentos dejaban salir acentos de goce, su perfil apoyado en la cama me permitÃ*a ver entre los lizos mechones de cabello negro como se chupaba los labios y cerraba los ojos con gestos de placer…

Los meses de abstinencia y mis ataques lascivos hacÃ*an su efecto. Su oposición desapareció y sobrevino un meno delicioso de su culo. Su dulce boca entre abierta recibió mi dedo y lo chupo... Vi allÃ* como apretaba la funda de la cama con sus manos y… se soltó.

-Dámelooo, Si, ¡aahagaaah!-. Reprimió el gemido… Supuse que era de placer, pero ahora estoy convencido que se vino.
Mi arrechera progreso endemoniadamente encima del acampanado culo de mi madre y en medio del paroxismo y los movimientos de perro, tuve otro orgasmo, untando de esperma por todas partes la tela de algodón de su short.

Solo oÃ*a su brusca respiración… El arrepentimiento intento aprisionarme… pero algo sucedió… ella se incorporo con el semblante enrarecido, era una expresión animal, sus ojos claros echaban fogonazos, yo esperaba un ataque o algo asÃ*, pero en cambio mi madre, ahora sentada, estaba fija en mi verga que seguÃ*a petrificada.

Fue como si algo se hubiese liberado en ella, tomo mi poya con el gesto más lúbrico que he visto en mi vida y comenzó a sobarla, mientras gemÃ*a casi desesperada. La suavidad de su mano era una tortura. La situación exaspero mi lujuria y echándome de espaldas, mientras mi madre recorrÃ*a desde la base hasta la punta mi hoja con pericia, comencé a agitar las caderas enardecido.

-La tienes enorme mi amor.

En la posición en que me la meneaba pude agarrar más o menos una de sus nalgototas y empezar a amasársela por enzima del short, su respiración se convirtió en puros gemidos, mi cerebro bullÃ*a impresionado por el tamaño que mi mano ceñÃ*a.

La misma mano comencé a meterla por entre el short e intente bajarlo. Al mismo tiempo ella me la boleaba mas duro y mas rápido haciendo que la cabeza de mi garrote quisiera estallar.

Que los santos me perdonen por expresarme asÃ*, pero los gemidos de mi madre parecÃ*an de perra en celo...

En un momento se detuvo y se quito el short a toda prisa, no tenia calzones, su desnudes era terriblemente excitante… no espero… se monto sobre mi verga sin introducirla. SentÃ* el calor exterior de su coño, su humedad, su delicada blandura, sentÃ* sus pesadas y suculentas nalgotas. Se mecÃ*a con pericia sobándose mi paquete, aumentando lentamente la velocidad y mi excitación.
-AsÃ*... oohoh, que bien se siente, assii, asiii-. Empezó a gimotear.
Yo pujaba atortolado por la fricción.
Era increÃ*ble ver la cara que ponÃ*a. Era la arrechera personificada en el rostro de mi madre… Sus fluidos se escurrÃ*an por mis caderas mientras se frotaba contra mÃ*… asÃ* estuvo un rato… luego paro un instante, con la mano derecha tomó mi barra y suavecito…. se la fue metiendo….
¡Abrasaba!
Su canal húmedo apretujo la hinchada cabeza de mi verga mientras se abrÃ*a paso con deliciosa dificultad… SentÃ* el tronco ahorcado por las delicadas paredes de su coño.

El acoplamiento, la compatibilidad era absolutamente perfecta entre la vagina de mi madre y mi pene…

El calor de su interior derritió mi moral… su estreches me dio un torrente de dicha que nunca he experimentado con otra mujer…

Se movió a un ritmo que parecÃ*a escrito solo para mÃ*. Sus gigantescas nalgas golpeaban mis piernas y mis pelotas, dándome un placer de reyes. SubÃ*a, bajaba, brincaba se ladeaba, se mecÃ*a…
-Aaa…deeentro… Siii…Ooohoooh… bieeen… oouuoooh-. Continuo mi madre jalando sus caderas para todos lados mientras yo apuntaba a su fondo.

Agitaba su pelvis con fuerza dándole el más vehemente deleite a mi verga. Su meneo era espectacular, exprimÃ*a el tallo de mi verga pudiendo percibir como palpitaba en el lecho interior que la constreñÃ*a. Mi madre por segundos se detenÃ*a sabiamente haciéndome sentir su vagina succionándome, pero luego bailaban y bailaban sus caderas de forma primitiva en torno a la presión calenturienta de mi verga insertada… hubo un momento en que el presente desapareció, y la conciencia se dilato ilimitada, solo éramos deleite en movimiento… Mi esperma pareció cobrar la energÃ*a de su salida en la tensión erótica de mis músculos, en los poros activos de mi piel…. me erice convulsivamente, mi verga se hincho a mas no poder y comencé a vaciarme en un nirvana de leche… Al mismo tiempo ella me clavo las uñas en el pecho y cerrando los ojos con fuerza, aulló de goce…
-Aaahuaaahaaah-. HabÃ*a tenido otro orgasmo con su hijo.

Se desmonto acomodándose boca abajo, aun era tanta mi arrechera que me tire contra su culote.
-Tan bella mami-. GemÃ*.
Pero ella me detuvo, en su cara aun se notaba el hambre. Yo continuaba complemente erecto con ganas de mucho mas. Parándose se dirijo al baño. Me la manoseé unos segunditos mientras la veÃ*a irse de espaldas. OÃ* la ducha y movimientos de toalla. Al poco tiempo regreso, acomodándose nuevamente boca abajo a mi lado.

¡Mi madre se lavo para que yo me deleitara en su intimidad!

Sus nalgotas desnudas me ofrecÃ*an el relieve mas bello del mundo, El corazón me latÃ*a rapidÃ*simo, comencé a temblar de la ansiedad al darme cuenta que se veÃ*an mucho mas grandes que aquella noche que la fisgoneé. La lujuria me fustigaba con ese prodigioso tamaño. Me lance tocando a más no dar, me faltaban manos, amasaba, apretaba y movÃ*a toda esa magnitud con la máxima dicha. No me lo creÃ*a, el culo que tantos desvelos me causo era ahora todo mÃ*o. Bese muchas veces con devoción mientras lo sostenÃ*a con firmeza, pero no pude detenerme… Descontroladamente me entregue a ese banquete de nalga. LamÃ* intoxicado por la blancura, por tanto cuerpo, recorriendo la hermosa superficie… La arrechera me dolÃ*a.
- …Que riiico… uummm…ummm... uuuf-. GemÃ*a mi madre.

El suave y celestial perfume a coño que salÃ*a del surco perfecto de su culo me atrajo, abrÃ* sus nalgotas con dificultad por la corpulencia y vi… el ano rosado… era de una forma tan exquisita que rogar era poco, sus caderas vibraron… metÃ* mi cara entre esas dos redondeces y sin pensarlo puse a jugar mi lengua en su divino asterisco, mi madre meneo sus tremendas nalgas por el placer, golpeando mi cara, aprisionándome… yo estaba dispuesto a morir…

Poco a poco, se levanto mientras yo chupaba su culo, hasta quedar de rodillas con la cara en la cama... Y su paraÃ*so se develo del todo, ya no solo era su ano ahora también lengüeteaba su cuca lampiña.
-Si, si ¡asiii!, asÃ* ¡Umm!- Recitaba con fuego.

Mi rostro se fue empapando de fluidos y felicidad, sus Nalgotas bailaban al compás de mi labor. Con las manos apoyadas en su trasero me incorpore, mi verga durÃ*sima se esgrimió hacia esas inigualables bolanas de dulzura. Sujetándolas con la mano apunte a su vagina… esta vez fui yo quien dirigió la penetración, pero con una delicadeza que más parecÃ*a temor, produciendo en ella estremecimientos de voluptuosidad. Acto seguido ella movió sus cadera en cÃ*rculos bien pegada a mi eje, sobando su culote en mi bajo vientre, Lo hacia tan magistralmente, que cada circulo tocaba hasta la ultima fibra nerviosa de mi verga...produciéndome el mas monumental de los placeres. Rápido ahora lento, variando acorde a mis envestidas.

Sobando en un amasar rabioso sus nalgotas completamente hipnotizado y arrecho, mis dedos comenzaron a buscar el estriado ano. Separe cada masa pelotuda que formaban sus nalgas esculcando… Fue fácil, la lubricación de su vagina habÃ*a alcanzado ese impúdico punto, y el placer estertoroso de mi madre le daba elasticidad, mis dedos se introdujeron por su culo, uno dos y tres dedos a la vez, se abrió ese foso de condena sagrada ante mis ojos incestuoso y mi verga suplico por participar, apreté con mucha fuerza uno de sus glúteos y ella pareció entender por que se detuvo, expectante….

Puse la cabeza de mi cetro en la entrada de su ano que visiblemente se abrió, empuje con suavidad y la cabeza se perdió asfixiada en el interior del culo de mi madre, presione otro poco mis caderas, ella con brusquedad quiso ingerirlo todo, y el tallo se encamino hasta el fondo, victorioso… Ya no habÃ*a lÃ*mites, comencé a jalonear sacando y metiéndolo, sin medirme en fuerza, sin consideraciones… acompasada ella bailaba esa satánica danza que rompÃ*a el mas primitivo de los tabúes… Si, los gritos de mi madre rebelaban la fuerza pecadora de su alma….

¡Aahuu!, ¡Aahuuu! ¡emm!- brotaba de su boca gimiente.

Comencé a sentir en ella, el desquiciamiento activo del estremecimiento que (ahora lo se) antecede al orgasmo, un aullido visceral salió de su garganta, contenido, exploto dándole vos a la cúspide de su goce.
- Ummmmm! ¡Aaaaah!! Uuuhuuueuuuggggg!

Casi al mismo tiempo mis testÃ*culos se encogieron y se disparo un raudal de leche en su interior, hundiéndome en un atemporal mar de éxtasis…

PermanecÃ* abrazado a su espalda feliz como nunca en mi vida…

Al sacer mi verga la savia blanca del orgasmo se deslizo con despaciosa elegancia brotando de su culo, mi madre con respiración agitada volteo su rostro y…

Supe por su mirada que querÃ*a más….
 
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