Mi Madre se Subleva – Capítulos 01 al 07

heranlu

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Mi Madre se Subleva – Capítulo 01


A mis 25 años estoy luchando por un ascenso en una empresa de renombre internacional, que me permitirá tener un crecimiento profesional.

Al caer la noche llego a mi departamento en el centro porteño, pido delivery y aprovecho en la espera a llamar a mi madre.

Me atiende inmediatamente y a los pocos segundos se larga a llorar diciéndome que descubrió que mi papá le era infiel, que estaba manteniendo a una chica de menos edad que la mía, de 20 años aproximadamente.

Al principio no le creí, pensé que eran solo celos de mi madre, siempre los tuvo con mi padre que tenía una pequeña corralón de construcción y constantemente estaba viajando por la provincia en busca de nuevos clientes fijos.

Mi madre lloraba desconsolada y me decía que se había tomado unas pastillas para calmarse y dormirse, que al siguiente día hablaríamos más calmados.

Llega el delivery, pago y comienzo a comer. Mientras llamo a mi padre.

Me atiende y me confiesa que efectivamente era infiel, que está en ese momento en el departamento de quién era su amante. No había querido decirme nada para no preocuparme.

Yo tenía ganas de putearlo a mi padre, pero hacía unos meses que yo había engañado a quien fuera mi novia con una compañera de trabajo, no tenía mucha autoridad moral.

Pasan los días y se concreta el divorcio express. Mi madre le pide la mitad de los bienes a mi padre y llegan a un acuerdo para no llegar a instancia judicial.

Mi padre le deja las dos propiedades que teníamos, el auto que usaba ella y le paga el equivalente en dinero de la camioneta que se quedaría mi padre. Además el 75% de los ahorros que tenían en plazos fijos, dólares y cajas de ahorro, que no era poco dinero, pues era lo que estaban ahorrando para poner otro corralón en otra zona de la provincia y comenzar a ampliar el negocio.

En poco tiempo mi madre se quedó con la titularidad de esos bienes, y comenzó a pensar en que usar el dinero ahorrado, que negocio pondría ya que no contaría de ahí en más con la entrada del corralón.

Mi madre, tenía 50 años recién cumplidos. Nunca fuimos clase alta, pero nunca nos faltó nada, mi madre no necesitaba trabajar, solo lo hacía para tener una ocupación. Por ello es que daba clases de inglés en un colegio privado.

Eso le ocupaba unas 3 horas por día de lunes a viernes. Los ingresos que le daban eran simplemente por remuneración, no eran significativos. No podría vivir de eso. Si no ponía un negocio o se dedicaba a tiempo completo a la docencia no tendría como mantenerse.

Se rodea de sus amigas, muchas de ellas divorciadas, le dan todo tipo de consejos para salir adelante, la acompañan en su duelo.

Voy a comer a lo que sería su casa ahora, y la veo desmejorada, triste, ojerosa, descuidada, vestida como si fuera a hacer una limpieza general de la casa, que de hecho parecía estar haciéndolo, porque estaba remodelando los espacios de la casa, donde antes estaban las cosas de mi papa.

Me cuenta de sus planes, pidió más horas para dar clases, pero no sabe si se lo van a dar. Además dijo que puso en alquiler la casa quinta que teníamos, que esperaba sacar algo de ahí para pagar los impuestos y vivir junto con la docencia.

Aún no tenía idea de qué negocio poner, porque tenía mucho miedo al riesgo de quebrar, había sufrido mucho con las hipotecas, deudas y juicios del corralón de mi padre a lo largo de la vida.

Pasan algunas semanas, y vuelvo a visitarla un domingo.

Esta vez está distinta, tiene ropa nueva, más juvenil, se aclaró el cabello, está maquillada diferente. La casa tiene una decoración totalmente renovada, no queda nada de la casa familiar y de mi padre.

Tiene unas calzas deportivas, la primera vez que veo a mi madre con calzas, tiene unas zapatillas fosforescentes como usan las adolescentes.

Me dice que comenzó el gym, que va con una amiga. También está más tostada, dice que fue a un spa y solarium, cosas que no hacía mi madre docente.

Está usando una remera más escotada, por primera vez veo el escote desnudo de mi madre en mi vida. Resulta extraño verla revolver la salsa para la pasta y ver cómo sus pechos se juntan y se separan en el movimiento.

Mido 1.80, mi madre llega apenas al 1.65, por lo que la diferencia de altura me pone en una visión incómoda al ayudarla a cocinar y preparar las pastas.

El crucifijo que siempre estaba apoyado en un sweater, blusa completa o remera de algodón, ahora estaba descansando entre sus dos pechos. Se perdía entre ellos, que no eran pequeños, sino voluminosos, totalmente naturales.

Mientras me cuenta que con otras dos amigas quieren iniciar un negocio, una cafetería. Entusiasmada me cuenta que cada una pondría un tercio de la inversión y se dividirían las tareas. Que en poco tiempo tendrían todo listo para arrancar y que eso la emocionaba.

La comida está casi lista, así que como buena madre me manda a lavarme las manos al baño, no le importa que tenga 25 años ya, ella aún me trata como un niño pequeño.

Obedezco riéndome, y al salir con mis manos limpias al comedor veo a mi madre, estirándose para tomar unas copas de la alacena.

Al estar en punta de pie y estirando sus brazos, la remera se le sube por encima de la cola.

Eso permite tener ante mis ojos por primera vez la cola redonda y grande de mi madre cubierta por las calzas que revelan su forma y tamaño. Mi madre siempre uso jeans o pantalones holgados. En esas calzas se podía apreciar como la cola de mi madre estaba cubierta con una bombacha chica, no era tanga, porque el relieve mostraba la costura de una bombacha que iba de menos a más hasta su cintura.

No se veía nada, pero el relieve estaba ahí, para la imaginación.

Para romper con el momento me acerco ofreciéndome a tomar esas copas que estaban en un lugar alto.

Nos sentamos a almorzar, y al sentarme noto que debo acomodarme el bulto debajo de mis pantalones.

Miro a mi madre a los ojos, brindamos con vino tinto y tras una sonrisa, comenzamos a comer.

Mi madre se divorcia de mi padre por una infidelidad, luego de separar bienes comienza un cambio en toda su vida, se libera.

Me cuenta de esos cambios y comienzo a notarlos un domingo en el cual voy a comer sus pastas, allí la noto con calzas, un nuevo color de pelo, una remera escotada deportiva y planes de nuevos negocios.

Por primera vez en mi vida veo a mi madre con calzas que le marcan su figura, y también descubro que mi madre tenía pechos desnudos, al menos por lo que se vio por su escote, algo que siempre estuvo oculto a mi vista.

Mi madre tiene 50 años, comenzó gym con sus amigas, en un mes fue casi todos los días y se nota el cambio en su físico.

No se si es el uso de ropa elastizada o fajas, pero ahora se le puede notar una cintura, sus pechos están más erguidos y su cola que siempre estuvo cubierta por la holgura de un jean o pantalón de vestir hace su presentación cuando camina de acá para allá.

Al despedirme del almuerzo me pide que nos saquemos una foto.

Cambió su celular astillado de 5 años de antigüedad por un iphone, se ríe porque aún le cuesta entenderlo.

Nos sacamos una selfie, cachete con cachete y ella tirando un beso a la cámara.

Es la primera vez que tomamos una foto así.

Nos despedimos hasta otro momento.

Pasan los días y sigo atareado con mi trabajo, cada vez hay que hacer más cosas por la misma paga. Además debo renovar el alquiler dentro de poco tiempo con un incremento sin sentido.

Llego a casa, cocino algo simple y me acuesto a mirar una serie por una plataforma de estas de moda.

Me aburren las historias trilladas que dan ahora, me distraigo y tomo el celular y comienzo a rastrear a la "novia" de mi padre.

Era una chica de 20 años, cuerpo de modelo, sacando cola y tetas en todas las fotos, en ninguna foto aparece mi padre, pero ella sí aparece en restaurantes, boliches, piletas, playas, etc.

Tenía la boca con botox, como muchas de hoy en día, tal vez los pómulos también, se notaba que no era su cara original.

No parecía estudiar ni trabajar, evidentemente mi padre era financista de su estilo de vida. Me agarra un poco de bronca, tanto por mi madre que sufrió el divorcio, como mi padre que por un poco de calentura tira el dinero que era de la familia.

Reviso como siempre el perfil de mi ex, parecía estar con un nuevo novio desde hace un tiempo, se la veía feliz.

Veo el de la chica con la que engañe a mi ex novia y la veo también con un compañero de trabajo, evidentemente yo no era el único que estuvo con ella de la planta.

Estaba por cerrar la aplicación y veo una sugerencia, era mi madre. Se había hecho un perfil de Instagram y estaba subiendo fotos.

Jamás creí que usaría tales aplicaciones, pero ahí estaba, me puse a ver cada una de sus fotos. La mostraba alegre, fuerte, empoderada.

Tenía fotos en el gym, videos donde un profesor joven y musculoso la guiaba a hacer sentadillas, tambíen fotos tomando sol.

¿Mi madre con una bikini? ¿desde cuándo? Ahora parecía haber descubierto esas prendas, desde que era pequeño la recuerdo ir a Mar del Plata con una maya enteriza y un short, donde solo quedaba al descubierto su cuello, sus hombros, brazos y piernas, por debajo del short.

Aún se le nota flacidez en su cuerpo, recién va poco más de un mes en el gym, se notan cambios pero aún le falta bastante, pero lo más importante es que se siente segura de sí misma, segura de su cuerpo, de ninguna otra manera se mostraría así en redes sociales.

Pasan más semanas, en ese tiempo no he podido visitar a mi madre, pero si me mantuve al día con sus actualizaciones en Instagram.

Ha salido con sus amigas de noche, por primera vez desde que se casó con mi padre. Se la veía feliz posando con tragos, un vestido de noche y música de fondo. Se la ve en historias bailando, evidentemente está disfrutando su nueva soltería.

Para dormir hago zapping en el cable, paso por las mismas películas de siempre que pasan cada dos semanas en todos los canales, terminó en un canal donde pasan cine argentino.

Aburrido me pongo a ver una película que no le encontraba mucho sentido, mas que el de agotarme y prepararme para dormir hasta el siguiente día.

De la nada en la película (el bonaerense) los protagonistas comienzan a tener relaciones. Son dos policías, uno joven y ella más madura.

No esperaba encontrarme con una escena sexual en la película pero ahí estaba, no la cambie, la seguí viendo. Escenas donde no se ve mucho, solo algunas nalgas, algún pezón, mucho juego con la oscuridad y la luz tenue. Gemidos, transpiración y la idea de que ella dice que no quiere hacerlo pero termina haciéndolo todo.

No me importó cómo seguía la película, solo me dispuse a meter mi mano en mi bóxer y comenzar a tocar mis bolas y mi pene que ya estaba en crecimiento.

Lo había sacado de mi bóxer, lo tenía en mi mano y comencé a masturbarme recordando lo que acababa de ver en tal escena.

En ese momento que estoy en plena tarea masturbatoria me llama por teléfono mi madre.

En otro momento no la atendería, pero me resultaba extraño que a esa hora de la noche estuviera llamando.

La atiendo, mi mano sigue en mi miembro. Me cuenta de que se le quedó el automóvil, no sabe porque no arranca, que salió con sus amigas y que ahora está en Palermo, zona de bares de Buenos Aires, sin saber cómo volver.

Me visto rápidamente y le digo que salgo para allá a buscarla.

Al llegar al lugar, la encuentro dentro del auto con el asiento reclinado descansando.

Me abre, le hago preguntas de rigor, pruebo encender el auto y no arranca.

Ella está usando un vestido relativamente corto, medias color piel de nylon,

Cuando se agacha para señalarme donde está la llave del capot su falda se sube considerablemente quedando como una mini.

Sus piernas grandes ya se notan mas torneadas por el gym. El frente está más escotado que nunca, mucho más que la remera con la que la vi ese domingo de pastas.

Tras unos ensayos me doy cuenta que parece haberse agotado la batería, parece que se había olvidado las luces encendidas.

Mientras intento hacerlo arrancar, llega una de sus amigas también al rescate, se ve que había llamado a todo el mundo.

"qué lindo chongo te vino a ayudar Sandrita" le dice la amiga a mi madre

Ella se enoja y le dice que soy su hijo, y nos presenta.

"Disculpame, pasa que tome un poquito, no digas nada porque así tengo que llegar a casa" me confiesa graciosa su amiga que estaba muy linda, un jean apretado que marcaba su culo y una blusa escotada.

Tras confirmarle a su amiga de que estaba todo bien ella se despide diciéndole "después pasame el número de tu hijo por si se me rompe el auto…"

A lo que mi madre le grita que nunca y que no sea irrespetuosa mientras se ríen a la vez.

Arranca el vehículo luego de hacer el puente, Nos despedimos organizando algún encuentro pronto, Cada uno se vuelve a su casa.

Llego de madrugada a mi departamento, cansado, me acuesto y me duermo inmediatamente.

Duermo profundamente, en un momento siento un sonido molesto, no le presto atención y sigo durmiendo, pero el sonido sigue. Me despabilo un poco y es mi celular sonando.

Es mi madre nuevamente, aun con los ojos tratando de enfocar y de acomodarse a la luz, atiendo. Me dice que se le volvió a quedar el auto.

Pero no entiendo porqué si solo debía ir a su casa, qué habrá pasado que se le volvió a quedar. Estaría fallando la batería o el alternador que la carga.

Me levanto nuevamente rápido, vistiéndome con lo que tengo a mano y me voy hacia donde está mi madre.

Llego a una calle desierta con árboles y alguna luz de calle amarilla que no ilumina demasiado. Allí encuentro al auto de mi madre.

Le pregunto y le cuestiono de porque dejo apagar el auto y no fue directo a su casa. Intento hacer arrancar el vehículo en una zona que está linda para que nos roben porque no hay nadie circulando.

Me saco la remera para no ensuciarla porque intento sacar la batería y cambiarla por la mía, yo vendría a buscar mi auto al siguiente día.

Tampoco sirve la idea, termino con el cuerpo manchado con aceite y grasa.

Agotado nos sentamos dentro del auto llamando a una grúa que vendría en 2 horas.

Sentados en el auto con la luz tenue, veo el vestido de mi madre más arriba de lo normal por la posición, casi se puede ver su ropa interior. Su escote se ve claro con la luz de la calle.

De repente me dice que no aguanta más y se sube a horcajadas arriba mío, una pierna a cada lado y me pone su escote a la altura de mis ojos.

Se sienta sobre mi y siento el calor de sus piernas, ella siente mi bulto creciendo rápidamente. Sus manos recorren mi cuello y bajan por mi pecho.

"te gusta lo que ves?" me pregunta ronroneando

Asiento con mi cabeza sin decir nada, solo disfrutando ver esos pechos y ese crucifijo que hipnotiza al ir de uno a otro seno.

Su mano baja hasta el cierre de mi pantalón y con esa sola mano saca de mi bóxer mi miembro caliente y duro, lo masajea con suavidad, solo me mira, no nos besamos.

Mis manos recorren sus piernas maduras torneadas, llego hasta tocar ese culo de nalgas generosas.

"rompe la media" me susurra al oído.

Obedezco y se escucha el ruido de la media rota tan fuerte que parece que toda la cuadra escucharía lo que estábamos por hacer.

Ella se levanta un poco, se está corriendo la ropa interior y ubicando mi pija en la dirección precisa a su interior.

Siento la cabeza de mi pija hacer contacto con sus maduros labios vaginales.

Estoy por entrar dentro de mi madre.

Ella me mira y abre su boca y deja escapar un gemido audible que retumba dentro del auto.

Suena el despertador.

Había soñado, mi bóxer está húmedo, tuve sueño húmedo y terminé enchastrando mi ropa interior.

Anoche sí había ayudado a mi madre, si ocurrió lo de la batería, pero el segundo rescate ocurrió solo en mi mente dormida.

Me bañe con culpa, ni siquiera me animé a masturbarme, aunque estaba muy caliente.

No quería ni pensar en la perversión que había soñado.

Pero era solo un sueño, no tiene un sentido literal según la psicología, así que con ese consuelo me dispuse a vivir mi rutina.

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heranlu

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Mi Madre se Subleva – Capítulo 02




Luego de ayudar a mi madre a arrancar su auto por haberse quedado sin batería vuelvo a casa y me quedo dormido, tengo un sueño que parece real donde estimulado por una escena erótica de una película donde una mujer madura tiene relaciones con uno más joven dentro de su auto se asemeja a mi madre y a mi.

Despierto con culpa y algo de asco, me doy una ducha tratando de pensar en otra cosa y voy hacia mi trabajo.

Transcurren los días con normalidad, no he vuelto a tener esos sueños perturbadores, eso sí, he tenido que recurrir a ver algo de porno para masturbarme.

No soy de mirar pornografía, pero sentía que necesitaba descargarme, así que me puse a buscar sobre todo a chicas jóvenes, modelos, de mi edad.

En mi trabajo las cosas se ponen densas, uno de los gerentes locales es promovido a otro país, por lo que habría un ascenso para algunos de los aspirantes.

Se desata entonces una competencia feroz, que nos pone a todos a realizar esfuerzos extras para agradar al gerente general.

En esos días mi madre me manda whatsapp pidiéndome juntarnos algún día para diagramar su negocio, asesorarla junto a sus amigas para no cometer errores.

Le pido tiempo, le cuento sobre mi situación, mi madre está ansiosa pero comprende, por un par de semanas no podríamos vernos, pero le tiré algunos tips y tareas para que vayan haciendo hasta que nos podamos juntar.

Esos días son muy intensos, voy muy temprano y llego tarde a mi departamento, incluso a veces me llevo trabajo a casa para adelantar y hacerlo durante la noche o los fines de semana.

Llega el día finalmente de la resolución y obtengo el ascenso, eso me pone feliz, un mejor puesto, un mejor sueldo, y realización personal.

Ese viernes salgo exultante, con mis compañeros de equipo salimos a brindar, cada uno también es promovido a otras áreas, hay uno que ocupara el puesto que dejo, es todo alegría.

Le doy la buena noticia a mi madre, el domingo ya podríamos vernos, comer una buena pasta casera y ver lo de su negocio.

Pero esta noche brindaríamos y tomaríamos todo con mis amigos, nos llevamos el mundo por delante. Y lo haríamos notar en un festejo descontrolado por los bares porteños.

Esa noche no hay control, estamos tomando, le hablamos a cualquier chica que aparezca, invitamos tragos, y más de uno puede sacar teléfonos y besar a chicas con la esperanza de llevárselas a su departamento, algunos no pueden, están en pareja o son casados, pero esa noche todo quedará en secreto.

En uno de los locales nocturnos, decidimos hacer nuestro descontrol final, ya es de madrugada. Cada uno va a la caza de alguna mujer.

Yo que no he tenido éxito en toda la noche, intento nuevamente y parece que voy a ser rechazado, cuando en medio de la pista, me choco con una mujer hermosa, madura. No sé cuántos años tendría, pero me llevaría al menos 15 años.

Le pido que me disculpe por el choque en la pista de baile, y ella me mira con una expresión extraña.

"como disculpe, no me hagas sentir vieja, tuteame, hablame de vos" me dice al oído.

Me sonrojo, sintiendo que cometo un error tras otro.

"lo mínimo que podes hacer ahora es bailar conmigo e invitarme un trago" me vuelve a susurrar al oído mientras me apoya sus tetas en mi pecho.

Asiento con la cabeza y comenzamos a disfrutar del momento, bailamos, reímos, y luego de unos largos minutos la invito a tomar algo.

Al pedir los tragos vamos a un lugar donde hay sillones, luz tenue, la música no es tan fuerte, pero ahí estamos listos para compartir esas bebidas.

Sus piernas doradas se ven apetecibles con la escasa luz, su escote es pronunciado, llama a la vista.

De tanto hablarnos al oído y apoyarnos las manos en nuestros hombros y piernas terminamos besándonos apasionadamente.

Pasamos muchos minutos besándonos y rozándonos como si no hubiera nadie más en el boliche.

En un respiro me dice que no podemos ir a su casa porque tiene hijos adolescentes viviendo con ella. Le ofrezco ir a mi departamento.

Vuelvo manejando en un mal estado, ella no está mejor que yo, hacemos lo prohibido de ir con mi propio auto manejando hasta el departamento, un riesgo para nosotros y los demás, estupidez de juventud y calentura.

Al llegar, apenas bajamos ella me besa apasionadamente, entramos al edificio pegados, mientras esperamos en el ascensor me dice cosas como que le encantan los pendejos como yo, que ya quiere probar mi cuerpo joven, etc.

En el ascensor me besa y toma mis manos guiándola a su pecho y su cola. Ella lleva las riendas esta noche.

Casi no me deja entrar al departamento, me cuesta poner la llave, pero lo logramos y de un portazo que despierta seguro a todo el edificio nos disponemos a tener sexo.

Me arranca literalmente la camisa, vuelan los botones por todo el suelo, la voy guiando a la habitación.

Nos vamos desvistiendo mientras avanzamos hacia la cama.

Tiene un cuerpo exuberante, unas tetas grandes, una cola proporcionada, unas piernas torneadas, trabajadas en un gimnasio evitando el paso del tiempo.

Su boca recorre todo mi cuerpo, sus manos tocan todo lo que pueden de mi. Me llama pendejo todo el tiempo, eso me calienta.

Esta mujer de 40 años está volviéndome loco de placer, como ninguna otra chica lo hizo.

Me arranca el bóxer con los dientes y sus manos se ubican en mis bolas y en mi tronco que está parado ya, me mira a los ojos con lascivia y abre su boca sedienta para comer el glande que estaba rojo de calor.

Como nunca antes siento electricidad en mi cuerpo, temblores nuevos que solo experimenté en mis primeras masturbaciones de la adolescencia.

Ella se da vuelta y me propone un 69 sin hablarlo, sacó su minúscula tanga y sin previa ella baja su pelvis a mi cara, a mi boca, quiere sentir mis labios y mi lengua en sus partes íntimas.

La complazco, como, muerdo, chupo, meto mi lengua por todos lados, trato de retribuir algo del placer que ella me está dando.

No sé cuánto tiempo pasó, pero en un momento se da vuelta y dice que ha llegado el momento de desvirgarme.

Claro que no soy virgen, pero se ve que esta madura tenía fantasías con iniciar a jovencitos en el sexo.

Se pone encima de mí y ella sola se mete la pija dentro de su vagina, se mueve muy lentamente, disfruta cada centímetro.

Sus uñas se clavan en mi pecho. Y se abalanza sobre mi cuello besándolo fuerte, haciendo chupones mientras comienza a balancearse sobre mi tronco.

Me muerde los hombros y sus uñas rasguñan mis bíceps, mientras cabalga con más fuerza.

Por primera vez escucho a mi cama quejarse, rechina de una manera violenta. Esta mujer está poniendo a prueba su resistencia.

Comienza a gritar, cada vez más fuerte, a tal punto que me preocupo por lo que escucharan mis vecinos.

Ella me obliga en un momento a ponerla en 4, me dice que le cachetee las nalgas, me grita que es lo que tengo que hacer, la bombeo y se escucha el golpeteo de sus nalgas con mi abdomen.

"haceme tuya pendejo, demostrále a mamá lo potente que sos" me dice en un momento.

Eso me perturbó, pero me calentó más, así que seguí bombeándola con más fuerza, sus tetas se bamboleaban sin control.

Se da vuelta casi en el aire y se pone frente a frente, se cuelga de mi prácticamente y me cabalga apoyándome las tetas en la cara.

Se las chupo y se las cómo mientras ella sube y baja de manera frenética.

Esta mujer sigue y me hace explotar dentro de ella.

Eyaculo como nunca, ella sigue cabalgando pero se retira de mi y se arrodilla en la cama llevando su boca a mi miembro latente.

Sin preguntarme se la mete a la boca, chupa y sigue chupando, limpia lo que quedo de mi leche.

"me encanta la leche de pendejos" me dice como poseída.

Nos quedamos dormidos rápidamente.

Por la mañana ella me despierta abruptamente. Me dice que le abra, que debería haberse vuelto anoche apenas terminamos de coger. Que sus hijos la estuvieron llamando porque no sabían porque no volvió a la casa.

Me visto con lo que tengo a mano y le abro la puerta, ella está muy preocupada, se va arreglando en el ascensor, acomodándose, peinándose.

Por la mañana ya me doy cuenta que esa mujer caliente de la noche, era una señora con hijos, preocupaciones, parecida a mi madre, eso me puso un poco incómodo.

Al salir del ascensor, le pregunto si nos volveríamos a ver, me dice que lo duda, no le gusta repetir experiencias.

Le pregunto el nombre al menos y me dice que se llama Maribel.

Se aleja diciéndome que la pasó muy bien, que es como hacer gozar a una mujer, y me tira un beso al aire mientras para un taxi.

Ese sábado me dedico a recuperarme de la resaca, comer liviano, tomar agua, te, hacer nada prácticamente.

Por la noche no me puedo dormir pensando lo que pasó la noche anterior.

Me pongo a buscar pornografía en internet, esta vez ya no jovencitas, sino maduras.

Maduras que me hagan recordar a Maribel, a esa noche frenética. Y luego de buscar algunas me masturbo, y así me quedo dormido.
En la madrugada me topo con una madura de 40 años que me envuelve en su seducción y termino llevándola a mi departamento para tener mi primera sesión de sexo con una madura.

Por la mañana la despido de mi departamento de manera apresurada, no me deja ni su teléfono ni su dirección, solo su nombre: Maribel.

Ese sábado paso el día recuperándome de mi noche de sexo, y cuando llega la hora de dormir, me pongo a buscar porno, pero esta vez la búsqueda no serán jóvenes, sino maduras.

Me masturbo recordando a Maribel y con las nuevas imágenes de maduras cogiendo con jóvenes.

Al siguiente día, domingo, luego de una refrescante ducha voy al encuentro de mi madre. Día de pastas y organización de su negocio.

Llego y mi madre está con una falda deportiva bastante corta, una musculosa deportiva escotada.

Está transpirada, dijo que por la mañana está haciendo ejercicio en casa.

Se cumple la rutina de ayudarla a cocinar, revolver la salsa y tratar de esquivar la mirada de su nuevo escote con gotitas de transpiración y la cruz delicada pegada en uno de sus pechos.

Me pide que busque un implemento de cocina que está en un cajón debajo de la mesada.

Al agacharme y buscar me doy con la primera vista de sus piernas desde abajo, cada vez más torneadas, suben firmes desde sus tobillos hasta sus muslos.

La pollera cortita deportiva se eleva por la forma de sus nalgas, desde esa posición privilegiada puedo ver el comienzo de la redondez de sus maduras nalgas.

"lo encontraste hijo?" me interrumpe mi madre viendo que estoy embobado en sus piernas.

Le digo que sí, mientras saco lo que me pidió. Para salir del apuro le digo que me sorprende su ropa, le digo que parece más joven.

Me agradece el halago y me manda a lavarme las manos porque ya comeríamos.

Esta vez en el lavabo me lavo las manos, y la cara, me miro al espejo intentando ver qué pensamientos oscuros están apareciendo por culpa de Maribel.

Nos sentamos a comer y brindamos nuevamente, como madre e hijo.

Luego del almuerzo, comemos el postre y luego un café. Hablamos de su negocio, pero por arriba. Por la tarde nos sentaríamos con la computadora y los papeles para hacerlo en forma.

Es media tarde, el sueño dominical llega, me sugiere ir a dormir una siesta.

Mi cuarto de la infancia sigue estando disponible con mi cama.

Ella tiene su cuarto matrimonial.

Cada uno se va a descansar, a tomar una merecida siesta.

Me despierto de la siesta, no se cuánto dormí pero evidentemente la necesitaba, estoy tan adormecido que decido darme una ducha rápida para despabilarme, así que decido ir a avisarle a mi madre que tomaría un baño.

Al llegar a su cuarto toco con suavidad la puerta, solo para saber si mi madre estaba despierta.

Al no escuchar empujo la puerta lo suficiente para poder mirar hacia adentro.

Mi madre está dormida, se durmió con esa misma falda deportiva corta, pero por debajo no tenía calza, sino una bombacha rosa de algodón.

Una pierna levantada doblada lo suficiente como para ver sus nalgas grandes y redondas era una invitación a los ojos.

La bombacha se perdía tapando su vagina madura.

Estuve varios segundos de más mirando, más de lo que debería ser justificado para el "sin querer", pero antes de que sea un escándalo, baje la mirada y me retire yendo hacia el baño, donde me daría una ducha, una bien fría.

Al concluir la ducha, me dirijo hacia mi cuarto y me visto.

Voy secándome el cabello con la toalla mientras camino hacia el ****** de la casa.

Caminando por el pasillo escucho a mi madre hablar con alguien.

Estaba descalzo, así que decido dar media vuelta y volver a calzarme para la visita.

Me detengo porque escucho: "¿no te lo cogiste a Jorge?"

Vuelvo pasos atrás, y trato de acercarme para escuchar de lo que hablan.

Una amiga de mi madre está preguntándole si ella tuvo sexo en este tiempo que está divorciada.

Mi madre le dice que aún no está lista para eso, eso me alivia.

La amiga le repregunta nombrándole personas que se ve que conocieron en sus noches de amigas.

Mi madre se ríe, dice que solo hablan por el whatsapp, que alguna que otra vez salió a tomar un café con alguno pero no más de ahí.

De repente esta amiga le pregunta por mi, era la amiga que estuvo la noche que auxilie con la batería del auto de mi madre.

Mi madre en un tono serio le dice que no se le ocurra preguntar nada raro de mi.

La amiga le responde que solo pregunta para saber si estoy en pareja, que no tiene nada de malo mirar un poco.

Se ríen, mi madre le dice que es terrible, su amiga se ríe diciéndole que debe compartir lo que tiene.

Le sugiere a mi madre que tiene que experimentar con alguien de la edad de su hijo, le habla sobre el rendimiento, de cómo somos máquinas de taladrar comparados con los de su edad, de que solo pensamos en el sexo y nada más, que no estamos imaginándonos novelas, no traemos problemas de ex mujeres e hijos.

Mi madre le responde horrorizada que eso es una perversión, que si sale con alguien lo haría después de mucho tiempo y con alguno de su edad.

Me suena una notificación del celular y quedo expuesto, por lo que tengo que improvisar una salida, mirando mi celular y secándome el cabello con la toalla.

Allí me hago el sorprendido con la visita. Mi madre nos vuelve a presentar.

Su amiga había invitado sola, cuando mi madre le dijo que estaría en la casa para ver lo referido al negocio.

Pasamos al comedor y en la mesa desplegamos todas las computadoras y papeles para organizar su emprendimiento.

Fueron 4 horas ininterrumpidas, con cafés, charlas, debates, ideas y hasta malos entendidos.

Cansados llegamos a la noche, la amiga se va, se despide dándome un sonoro beso en la comisura de los labios mientras sus manos aprietan mis brazos.

Se va sonriéndome, y yo me hago el desentendido. Mi Madre la mira con bronca pero con una sonrisa, sabiendo que así era su amiga.

"te lo dejo todo para vos a tu chiquito Sandra" le dice a mi madre.

"Sos terrible Andrea", le responde mi madre y se despiden entre ellas.

Cenamos y ayudo a lavar los platos, mi madre me abraza por detrás agradeciéndome y apoyándome sus tetas en mi espalda sin ninguna connotación sexual, pero lo suficiente como para perturbarme.

Vuelvo a mi departamento, casi a la medianoche.

Me acuesto y enciendo la computadora, tras intentar ver alguna serie, sin que me atraiga, me voy al buscador.

Vuelvo a buscar "maduras follando jóvenes"

En la búsqueda, las recomendaciones llegan hasta una madre que se tienta con su hijastro.

Dudo en entrar en tal perverso título, pero termino clickeando en el enlace, que inmediatamente hace referencia a una madrastra y su hijastro que se tientan y tienen relaciones como cualquier pareja.

Lo mire sin tocarme, lo vi hasta cuando estaba por acabar dentro de su madrastra y me invade la culpa, así que cierro la ventana y luego cierro la computadora.

Apago las luces y me quedo boca arriba mirando el techo.

No me puedo dormir pensando en lo que vi, recordando a Maribel, recordando ese sueño tan real de la otra noche, pero por sobre todo me da vuelta la imagen de la bombacha rosa metiéndose entre las nalgas de mi madre.

La memoria guardo todo, ahí está en alta definición el movimiento de su pierna que hace que la bombacha se amolde al contorno de sus labios vaginales.

Y pensando de que si se notaban los labios vaginales es porque el vello púbico estaba muy recortado o inexistente.

Mi mano va hacia mi miembro que está enorme, duro y caliente.

Al tocar la punta de mi glande noto que el líquido preseminal ya ha largado muchas gotas.

Luego le siguen una decena de minutos de masturbación con los ojos cerrados, concluyendo con una explosión de leche que llega hasta mi cara, y deja un rio en mi pecho y abdomen.

Mi pene late, escupiendo más leche, como si nunca hubiera sido ordeñado.

Tengo que limpiarme y no alcanza el papel higiénico que guardo en la mesa de luz.

Es un desastre, un enchastre y una perversión.
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heranlu

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Mi Madre se Subleva – Capítulo 03


Pase el domingo en la casa de mi madre, a la hora de la siesta me levanto para darme una ducha y en el camino paso por el cuarto de mi madre, la veo durmiendo con su falda deportiva.

Pude ver sus grandes nalgas y una bombacha de algodón que se perdía entre ellas, mostrando el relieve de una vagina revelando que estaba con poco o nulo vello.

Por la noche al regresar a mi casa, termino mirando porno, mi búsqueda fue el de "maduras follando jóvenes"

La recomendación del buscador fue el de una madre que se tienta con su hijastro.

Dude en entrar, pero termino cediendo clickeando en el enlace.

Un tanto absurdo el argumento, pero quedé mirando como esa madre y su hijastro se tientan y tienen relaciones como cualquier pareja.

No me toqué, solo miré. Y en el momento culmine cuando está por acabar dentro de su madrastra, me invade la culpa y cierro la ventana y la computadora.

En la madrugada el recuerdo de lo visto en la casa de mi madre, el video porno y la memoria de lo vivido con Maribel me provocan una erección que empapa de líquido preseminal mi bóxer.

Me masturbo con los ojos cerrados durante varios minutos, explota la leche hasta mi cara, empapando mi pecho y abdomen.

Al siguiente día me levanté como si nada hubiera pasado. Hice mis tareas de rutina con mi nuevo puesto.

Trate esas noches de llenarme de actividades para no tentarme con entrar a esa categoría de porno que me perturbaba.

El problema de algunas adicciones es que uno las reemplaza con cosas similares, así fue como me descargué una aplicación.

Y mi búsqueda amplió el rango de edad, ya no solo de mi edad, sino que llegué a buscar unos años más y terminé ampliando hasta los 45, de manera hipócrita ya que madre tiene 50.

Los corazones empezaron a dispararse hacia las que estaban de 40 a 45, y rápidamente obtuve match.

Pánico me entró por la efectividad de tal aplicación, así que solo me quedé en una charla de iniciación sin animarme a más.

Decidí entonces anular mi perfil y hacerme un perfil falso, con un rostro similar al mío, pero no siendo yo.

Los match cuestan más, pero ahí están, me da libertad para desenvolverme y buscar decir cosas fuera de lugar.

Las conversaciones se ponen caliente rápido.

Las primeras confesiones sexuales surgen y eso me ayuda a masturbarme.

Luego siguen las fotos, las mías solo de cuerpo parcial.

Muchas se cortan cuando no les muestro mi rostro que no coincide con la de perfil.

Pasan los días y las noches hasta que en una de esas noches me llega un corazón a mi perfil.

Era mi madre.

Usaba su segundo nombre, la edad de 45, 5 menos que la real. Sus fotos eran recatadas pero sensuales.

Mostraba sus piernas, su escote y su cara maquillada.

Un sudor frío recorrió mi cuerpo, no sabía qué hacer.

Decidí salir de la aplicación y ponerme a ver una película.

No volví a usar la aplicación en los siguientes días.

Llega un nuevo domingo en el que iría a ver a mi madre y avanzar con su proyecto de café.

Al llegar está mi madre nuevamente con su atuendo deportivo, me recibe transpirada.

Me invita a pasar, ponerme cómodo, ella se va a dar una ducha.

Me pongo a trabajar en su computadora ajustando el proyecto de inversión.

En eso llega un whatsapp, y se activa el whatsapp web de la compu.

Estaba por ir hacia esa pestaña cuando veo a mi madre salir al ****** con una toalla cubriendo su cuerpo y otra en la cabeza.

Sus grandes tetas servían de base para la toalla. Pero también por querer cubrir su escote quedaba corto de abajo, sentado en el sofá podía ver sus piernas largas maduras, y casi casi la base de sus nalgas.

Me hablaba que se olvidó de descongelar la carne para la comida, así que ensayaría algo rápido. Se disculpaba por no darme una comida como la de siempre, me decía que estuvo corriendo toda la semana con el proyecto del café.

Yo trato de alivianarle la culpa, diciendo que no importa, que yo comenzaría a cocinar, que ella vaya a vestirse.

Cocino, ella luego me ayuda a terminar, comemos, y hablamos del proyecto. Por la tarde vendrían sus dos amigas socias.

Llega la hora de la siesta. Cada uno a su cuarto.

Yo esta vez no quiero nada raro, así que ni me acerco a su cuarto, paso al baño directamente para una ducha presiesta y ahí al abrir la mampara me encuentro con una tanga roja colgando en la canilla.

La retiro con cuidado, al abrirla veo lo diminuta que es, no me imagino como entra eso en el cuerpo de mi madre.

La dejo extendida en la esquina, mientras me ducho, me ducho y no puedo sacar la mirada de esa prenda íntima de mi madre.

Esa escena es yo mirando mientras me enjabono, no me doy cuenta y mi miembro esta erecto, cada masajeo y limpieza en la zona empeora la situación.

Me pongo shampoo y le doy la espalda. Cierro los ojos y me enjuago.

Al girar sigue ahí, provocándome. Entonces me acerco y la vuelvo a tomar.

La observo en detalle, miro su interior, esa felpa que cubre la vagina madura de mi madre.

La acerco a mi cara, la huelo, no siento nada extraño, evidentemente mi madre la ha lavado bien.

Sin embargo mi pija parece haber percibido olores que yo no. Mi otra mano trata de hacer bajar su reacción pero es peor, el contacto de mis dedos provoca más estimulación.

Subiendo y bajando mirando la tanga roja de mi madre, estoy masturbándome.

Sigo y bajo la prenda roja hasta que hace contacto con mi pija de 25 años.

Esa tanga está envolviendo mi pija como una serpiente, es constrictora, parece tener vida propia, y no se va a retirar hasta terminar con la erección.

Exploto, la leche que sale es impresionante, sale por fuera de la prenda roja, se cae hacia los costados.

Extiendo nuevamente la tanga roja de mi madre, veo como se cae la leche tibia, le quito el exceso, pero no lo limpio totalmente.

Cierro la ducha, la dejo en su posición original, colgando de la canilla, mientras me seco puedo ver que se distingue una gota blanca grande, no me importa. Sé que se absorberá.

Voy a mi cuarto de la niñez a tratar de dormir la siesta, no puedo, a pesar de haberme masturbado sigo excitado.

Para evitar cometer algún acto de mayor perversión, me levanto y voy hacia el ****** y trato de adelantar el proyecto en el que mi madre estaba trabajando.

Vuelve a sonar una notificación del Whatsapp web.

Dudo unos segundos pero termino yendo a ver esa pestaña personal de mi madre.

Hago una inspección rápida y veo muchos contactos que no conozco, igualmente no me resulta raro, con mis padres casi que no tenía mucha relación más que la familiar, cada uno de ellos tenía su vida.

Muchas miniaturas de hombres, la mayoría maduros, pero hay algunos que parecen tener 35 años.

Entro aleatoriamente a las conversaciones y todas están en plan de levante, mi madre parece muy educada, solo quiere conocer gente, no toma la aplicación de citas como la tomo yo, solo para sexo o masturbación.

Evidentemente aún le quedan cosas de su generación, tratando de adaptarse a estos tiempos.

Le dicen que es muy bella, que les gustaría invitarla a salir, ella no parece entrar en ese juego, solo está de visita en ese sitio.

Eso me tranquiliza un poco, pero por otro lado me da culpa la actitud egoísta mía. Mi madre tenía todo el derecho de pasarla bien, aun con otros hombres sin que nadie le recrimine nada.

Escucho el ruido de la puerta de su cuarto, inmediatamente me salgo de la ventana y me levanto hacia la cocina intentando mostrar que estaba yendo a preparar café.

Mi madre se despereza y me dice que bien que le hizo la siesta, que está lista para una maratón de trabajo.

Preparamos café, preparamos galletas y en eso llegan sus amigas socias.

"Hola Sandra, amiga, al fin coincidimos todas" le dice Andrea, la que me ha tirado un par de guiños y hace enojar a mi madre.

Por detrás entra su otra amiga y socia.

Es Maribel.

Cuando nos vemos nos quedamos petrificados, ella simula no conocerme y me saluda casi temblando.

Nos sentamos en el comedor y abrimos las computadoras, los papeles y servimos el café con galletas.

Maribel no me mira a los ojos. Está vestida de forma recatada, un pantalón de vestir ancho y beige, una camisa, un sweater blanco sin escote. Su maquillaje es suave. Es más parece más grande de la edad que tiene.

Tiene un collar, de esos que tienen personitas que hacen referencia a hijos, tiene 3.

Andrea lanza chistes no aptos para menores. Mi madre trata de silenciarla, hasta dice:

"Andrea, está mi chiquito, y además pensá en Maribel que no le gustan esos chistes"

Parece que Maribel tiene una imagen de madre de familia recatada para sus amigas.

En un momento la mujer con la que algunas semanas atrás había tenido el mejor sexo de mi vida se va hacia la cocina con la excusa de lavar su taza.

Yo me levanto con la excusa de lavar las otras.

"no te preocupes, no voy a decir nada Maribel": le digo tratando de tranquilizarla.

Ella me lo agradece tímidamente sin mirarme a los ojos y se va hacía el comedor.

Tras la reunión no le queda otra a Maribel que pasarme su celular. Se va primero casi corriendo.

Andrea queda un tiempo más y en confianza dice:

"que bien le vendría a Maribel otra pija"

Si supiera lo que hace su amiga.

Mi madre se ríe de la ocurrencia de su socia.

Nos despedimos y salimos cada uno en su auto dejando a mi madre en su casa.

Apenas salgo unas cuadras siento la notificación del whatsapp, me imagine que era Maribel, así que me hago a un costado.

Para mi sorpresa no es Maribel, sino Andrea.

Me dice que las indirectas que tira ella tienen algo de cierto, que le parezco atractivo, pero que no quiere perder la amistad con mi madre.

Le digo que está todo bien, que no lo tomé en serio sus comentarios.

Cuando estoy por arrancar nuevamente, me cae otro mensaje.

Andrea me dice, que si yo estoy de acuerdo puede pasar algo en secreto.

Me quedo helado, sin saber qué contestar.

Andrea era un poco más voluptuosa que mi madre y que Maribel, más bajita, pero un culo hermoso y buenas tetas. Siempre usaba jeans apretados que dejaba cada nalga independiente.

"estoy atrás tuyo, si estás de acuerdo no digas nada, yo te sigo y voy donde vos vas" me escribe.

Efectivamente la tengo estacionada atrás mío.

No digo nada, solo pongo primera y salgo a mi departamento.

Veo su auto detrás de mí siguiéndome, me tiemblan las piernas y las manos, me excita la situación.

Llego a mi departamento. Ella estaciona detrás de mí.

Baja sin hablarme, como una vecina más.

Abro la puerta principal, ella entra detrás de mí.

Subimos al ascensor, no nos miramos, somos completos desconocidos.

Cuando llego a mi piso caminamos a mi puerta.

Me cuesta meter la llave en la cerradura, tiemblo de nervios.

Finalmente adentro, apenas cierro la puerta se me abalanza como un depredador a su presa.

Sus manos toman mi cuello mientras pega sus pechos a mi abdomen, se pone de puntas de pie y no me deja respirar.

Me besa de manera bestial, sus labios muerden los míos y su lengua juega con la mía.

Se desprende sola de su blusa y su enorme corpiño cae al piso dejando ese enorme par de tetas blancas bamboleándose delante de mí.

Impaciente me ayuda a sacarme la camisa y mete su mano en mi pantalón bajando el cierre y forzándolo a caer.

Nos tropezamos yendo a mi cama y ahí terminamos de desvestirnos.

En la cama me pongo sobre ella y me obliga a poner mi pija entre sus tetas.

Ella mira mi pija y alterna la mirada con mis ojos, vuelve a mirar mi pija y me masturba con sus tetas.

Se incorpora abriendo su boca y chupando el glande cada vez que llega cerca de su boca.

"Desde el primer día que te vi sabía que te iba a coger pendejo" me dijo Andrea desbocada.

Con sus manos me guío para que le coma su concha madura, sus labios eran diferentes a los de las jóvenes con las que salí.

Andrea había disfrutado, parece, una concha madura, labios grandes, y un clítoris que esperaba ansiosa mi lengua y mis labios.

Sus manos con uñas rojas me agarraron del pelo y me empujaron a chupar y chupar.

Sentía sus líquidos, sus aromas más profundos, un vello púbico delicado me hacía cosquillas en la cara.

Muchos minutos pasaron, hasta que sentí un aluvión líquido. La madura Andrea tuvo un orgasmo, pero no terminó ahí.

Insaciable me pidió que se la meta sin piedad.

Y eso hice, se la metí hasta el fondo, y ella gritó.

Quería que se lo haga rudo, bruto, quería sentir que su cabello iba y venía del movimiento.

Quería que la levante, que la de vuelta, que se lo haga empujando su cabeza contra la almohada.

El golpeteo se escuchaba en todo mi departamento, la transpiración de ambos hacía más sonoro el chasquido.

Sus nalgas no tan rígidas me excitaban, sus nalgas bamboleándose era algo hipnótico.

Y hasta me parecía sensual ver su celulitis y la flacidez de una mujer de casi 50 años necesitada de placer.

Exploté mi juvenil semen dentro de Andrea.

Estaba tan excitado que seguí empujando aun después de eyacular, el sonido era perturbador, la fricción lubricada por sus jugos y mi semen cayendo desde adentro era pecaminoso.

Así estuve empujando hasta que me desvanecí de cansancio. Me quedé encima de ella, abrazándola.

Y así nos quedamos dormidos, con mi pija adentro de ella y la leche saliendo de a gotas.

Después terminé con Andrea, la amiga socia de mi madre en mi departamento cogiendo de manera desenfrenada.

Andrea, a diferencia de Maribel, era una mujer independiente, sus hijos ya eran grandes, era divorciada hace muchos años.

Mi madre tenía de amigas a dos putas, una hipócrita y la otra deliberada, no sé como pero espero que mi madre no siga el consejo de estas dos amigas.

Al menos Maribel no sabía que yo era el hijo cuando me cogió. Andrea solo apeló a que guardemos el secreto.

Al siguiente día tuve que despertar a Andrea, era un día hábil. Fue incómodo tener que decirle que debía salir conmigo e irse del departamento, pero así ocurrió.

Andrea, se viste y con el maquillaje corrido del día anterior se sube en su auto, estacionado detrás del mío.

Me tira un beso desde adentro mordiéndose el labio.

En ese momento me dieron ganas de decirle que vayamos a hablar y dejemos las cosas en claro, lo que menos quiero es que una cincuentona se me enamoré y crea que quiero un noviazgo.

Pero bueno, así se dieron las cosas. Se va en su auto y yo en el mío al trabajo.

Pasan los días y a mitad de semana por la noche mientras miraba un partido de fútbol en repetición me cae una notificación de la aplicación de citas.

Cuando abro, veo con horror que es mi madre quien me envía un corazón a mi perfil falso.

Lo falso era que no estaba mi cara, sino que era la de uno parecido a mi que encontré en el buscador.

Las manos me temblaban, transpiraban, no sabía qué hacer.

Jamás me imaginé que mi madre seguiría buscando por estas aplicaciones y tan jóvenes.

Le devolví el corazón y se activaron sus fotos privadas.

Nada del otro mundo, pero más sexies, minifaldas, escotes, boca roja, medias y tacos por doquier.

Inmediatamente al dar el corazón, me escribe un mensaje:

"hola, como estas, me llamó la atención tu perfil"

Le respondo:

"hola, ¿cómo estás? ¿qué te llamó la atención?"

Y ella contesta:

"no sé, jaja, solo me llamó la atención, no suelo dar corazones a tan jóvenes, pero hay algo en el tuyo que me gustó"

Mi corazón palpitaba furioso, una mezcla de nervios, miedo y excitación pasaban por mi cuerpo.

"Espero que no te moleste que una señora mayor te hable" sigue conversando mi madre.

Le respondo:

"para nada, es mas, me parece agradable"

"ah bueno, solo agradable, como simpática la vieja jajaja" me acorrala mi madre.

"no, para nada, es una mujer muy atractiva, no quería parecer irrespetuoso" intento arreglar la situación.

La conversación se calma y termina en tono amistoso, deseándonos buenas noches.

Al día siguiente estuve pensando todo el día en cómo haría para deshacerme de mi madre en la aplicación sin que le cause un efecto rechazo y se deprima.

Después de todo, estaba aún fresca la herida de la separación de mi padre, quien la engañó con una veinteañera.

Al llegar la noche siento la notificación, mi madre escribe en la aplicación.

"Buenas noches, cómo estás"

Le respondo que estoy bien, cansado del trabajo.

Me pregunta en qué trabajo, le invento algo y trato de salir de esa entrevista.

Me pregunta si tengo pareja, le contesto que sí, que solo era un tramposo que era infiel.

Eso tal vez la disuadiría de seguir hablando, le recordaría a su padre.

Pero no ocurrió eso, siguió hablándome.

Me cuenta que está separada, que ahora es libre, pero está saliendo de a poco, tratando de recordar lo que era ser independiente y soltera.

Le pregunto si está saliendo con alguno de los que conoce en la aplicación. Me responde que aún no, que todavía no consigue alguien más que para un café.

Yo preguntaba por el café, pero ella sola dijo que "nada mas que un café", o sea que está considerando tener sexo con alguno.

Pregunto entonces si no ha estado con nadie más desde que se separó.

Me confiesa que incluso cuando estaba casada no tenía relaciones con su esposo (mi padre) desde hacía años.

"y recién hace un par de semanas pude volver a autosatisfacerme" me dice mi madre.

No sabía que decir, no esperaba tal confesión. Pero le comento que está bueno que disfrute de su cuerpo.

Ella sigue con su relato:

"El domingo último venía estimulada porque una de mis amigas me cuenta todo lo que hace con chicos como vos que conoce y se los coge."

"yo me hago la recatada, que me horroriza pero me estimula escuchar todas las historias de sexo de ella."

"este último domingo estaba muy caliente, y después de entrenar quería masturbarme, pero no pude porque llegó mi hijo temprano y me interrumpió"

"Me fui a bañar y mientras me duchaba me metí los dedos, yo soy muy gritona, pero tuve que hacer gritos sordos, mi hijo estaba en el comedor"

"recordaba las historias de mi amiga cogiendose pendejos, pero no me alcanzaba, así que en lugar de lavar mi tanga roja con la que hice gym, solo la use para secar mis labios vaginales y estimular mi clítoris"

"siento ruido afuera y me distraigo de lo que estaba haciendo, el miedo de saber que mi hijo podría saber lo que hacía me hace salir de la ducha sin terminar y lavo la tanga rápidamente para que no quede rastro de nada"

"me puse una toalla y salí a la cocina, allí me encuentro con mi hijo esperando, me doy cuenta de que de tanto pensar en autosatisfacerme me olvidé de sacar la carne del freezer para almorzar"

"de tan apurada que salí no me di cuenta que la toalla atada a mi escote quedaba muy corta de abajo, aún tenía gotas de agua cayendo por mis piernas, y sentía en cada paso como el aire pasaba entre mis nalgas"

"Mi hijo me dice que él va a comenzar a cocinar con lo que encuentre, que me vaya a vestir, evidentemente me vio por debajo de la toalla"

"me voy a dormir la siesta después de comer, no me puedo dormir, siento que mi hijo se mete al baño para ducharse, me entra pánico, deje la tanga colgando de la canilla"

"me levanto pensando en que hacer para entrar y sacar la tanga pero ya es tarde, se escucha el agua caer, mi hijo ya descubrió mi tanga roja"

"me asomo por la mirilla para ver qué hace, mi hijo parece correr la tanga con cierto asco y lo deja en el extremo de la pileta"

"No tomé en cuenta que ponerme a ver qué hacía con la toalla me permitió ver a mi hijo desnudo, ya era todo un hombre, increíble que yo le haya dado la teta y ahora era todo un señor"

"Verlo desnudo me causó cierta electricidad en mi interior, vi su miembro, mucho más grande que el de su padre, colgando se bamboleaba, por debajo unas bolas grandes parecían querer competir con su pene en protagonismo"

"me arrepentí de lo que estaba mirando y me fui a mi cuarto"

Respiro aliviado, sabiendo que mi madre no vio lo que hice con su tanga roja.

Ella sigue relatando:

"en mi cuarto me desnudo y me meto los dedos como hace mucho tiempo no hice, y mi mente había fijado la pija de mi hijo para estimularme, la única que había visto durante mucho tiempo"

"moje toda la sabana, mis dedos y temblando me quedé dormida mientras seguían los escalofríos de la excitación en mi cuerpo"

"me quede dormida, y al despertarme, fui con culpa a ver a mi hijo en el ******, él se adelanta y prepara café"

"siento vergüenza y culpa por lo que hice, pero lo necesitaba, hacía mucho que no me estimulaba sola"

"Mi hijo tiene 25 años, como vos, y es parecido a vos, tal vez por eso me llamó la atención tu perfil, y tal vez llegó la hora de volver a sentir lo que sentí ese domingo pero ya no autoestimulado, sino con otra persona…"

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heranlu

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Mi Madre se Subleva – Capítulo 04


Hablamos y trato de disuadirla de seguir hablando conmigo pero insiste en hablarme y me llega a confesar que hacía tiempo que no tenía relaciones sexuales y hace poco comenzó a masturbarse.

La última vez, lo hizo el día domingo último que estuve en su casa, ella me vio por la mirilla de la puerta del baño mientras me duchaba, esperando ver que estuviera vestido para poder entrar y sacar su tanga roja que dejó colgando en la canilla.

Nada de eso hizo, solo miró, hasta que la culpa la invadió por tener vista a unos metros del miembro de su hijo colgando esperando por ser enjabonado y bañado en las aguas de la ducha.

Su mensaje final es sugerente, dice que tal vez llegó la hora de dejar la autosatisfacción para pasar a gozar con otra persona, con alguien como yo.

Ese último mensaje me dejó helado, no sabía qué responder.

Unos segundos largos sin escribir creí que serían suficientes para que mi madre se recatara de estar diciendo esas cosas a un "desconocido" de 25 años de una aplicación de citas, pero no.

Insistió con un:

"te gustan las mujeres maduras?"

Le respondí con un "me gustan todas las mujeres, también las maduras"

Al instante me manda una foto de ella en ropa interior, con la tanga roja que había visto en la canilla y con la cual me masturbe ese mismo domingo.

Se la sacó en ese mismo instante la foto y sin consultar me lo envió. Era evidente que mi madre estaba a la caza.

Pensé en bloquearla en ese momento pero un razonamiento extraño llego a mi mente: mi bloqueo no la va a disuadir de seguir buscando otros jóvenes, va a buscar a otros de mi edad y los de mi edad no van a ser tan educados como yo, van a ir a fondo, hasta esa misma noche podrían ir a tener relaciones con mi madre.

Decidí entonces entretenerla para evitar que cometa locuras de calentura.

Le devolví un emoji de fuego a su foto, halague su figura madura.

La gimnasia de las últimas semanas estaba haciendo efecto en su físico. Sus piernas estaban más firmes, su barriga más plana, aunque con alguna pequeña flacidez.

Sus tetas grandes como siempre estaban mostrando el poder de la mujer madura que se lleva todo por delante.

Me envía una foto nuevamente, esta vez es de espalda, pero sin sostén, solo su tanga roja.

Unas nalgas maduras con una pequeña caída, pero redondas y grandes están en primer plano, las separa la tanga roja en partes iguales.

"me debes dos fotos" me dice

"quiero ver cómo está tu pija ahora que viste mis fotos" escribe nuevamente.

Comienzo a temblar de nervios, no sabía qué hacer. Pero era mejor seguirle el juego un poco hasta que se saque las ganas y no meta hombres a su casa.

Me saco fotos con el bóxer que marca un bulto que no necesita estimulación adicional, no sé si eran las fotos, los nervios o el morbo lo que hacía que estuviese dura como una piedra.

Sin mostrar mi cara le envío una foto de frente donde se ve bien mis pectorales, mis abdominales, mis piernas y sobre todo mi bulto con un bóxer blanco.

"ay que rico estas nene, como me gusta saber que esa dureza es por mis fotos" responde mi madre.

Cuando estoy por decirle que debo descansar por el trabajo, se adelanta con un:

"me debes la otra, te puedo pedir un favor? Te darías una ducha y me mandas una foto con el bóxer blanco mojado? Si lo haces te doy un regalo"

No sabía cómo negarme luego de lo que había comenzado, decidí obedecer.

Abro la ducha, me mojo con agua tibia, dejo que se me humedezca bien el bóxer blanco. Se me pega al cuerpo y se transparenta. Evidentemente era ese el efecto buscado por mi madre.

Me saco la foto y se la envío.

Era una foto más que sugerente, se notaba claramente la forma y hasta un poco del color de mi miembro que escalaba los 20 centímetros.

Los huevos grandes también se mostraban imponentes, se notaba bien el glande en la punta.

"gracias bebe, me encanta eso que se transparenta, toma tu regalo" me responde mi madre.

El regalo era un video de unos 10 segundos, mi madre totalmente desnuda, sus pechos en primer plano bajando y dando una vuelta para que vea su culo sin la tanga roja.

Su vagina de labios grandes se veían clarísimos, estaba con una depilación casi completa, se notaba una prolijidad en sus vellos púbicos.

El video termina con sus dedos yendo hacia su vulva, cortándose justo cuando está por acariciar sus labios vaginales.

Todo eso lo veo mientras me seco.

Se despide diciendo "hasta mañana bebote"

Hago un esfuerzo enorme por no tocarme, por pensar en otra cosa, tardo tanto en dormirme que pongo una película para distraerme, termino durmiéndome a las 4 de la madrugada pero logré no masturbarme con el material de mi madre.

Dos horas más tarde sonaría el despertador, ese día sería larguísimo, a tal punto de que cuando volví, apenas comí, me bañe y me desmayé de sueño.

En la mañana posterior me doy con los mensajes de mi madre en la aplicación de citas.

Al no responderle, se enoja y me putea, me trata de cagón y me bloqueó.

En cierta forma creo que es bueno, pero de otra manera pienso que es terrible porque ahora estaría haciendo lo que hizo conmigo con otros jóvenes.

Es un día viernes, día ideal para que se desate un desastre si es que sigue caliente.

La llamo al salir del trabajo, está atardeciendo.

Me atiende luego de varios llamados, dice que está preparándose porque sale con las amigas, eso me deja tranquilo por un lado, pero sabiendo lo que hacen las amigas me da terror por otro.

Esa noche estoy impaciente, no me puedo dormir, tampoco salí a ningún lado.

Miro historias de mi madre y de las amigas y reconozco el lugar donde están, es un Restobar conocido en buenos aires, donde tienen pista de baile y sillones para los que quieran acurrucarse.

Sin pensarlo dos veces salgo para allá, no sé con qué sentido, pero me mata la idea de que mi madre se descontrole.

Al llegar al lugar, veo que está lleno. Busco por todos lados con un trago en la mano, consumición obligatoria y cara para entrar al lugar.

No está en las mesas, no está en las barras, voy a la pista de baile, hay mucha gente, hay poca luz.

Allí por fín veo a mi madre bailando con sus amigas, ella está con una mini como nunca vistió.

Una minifalda blanca con una remerita beige y un cinto negro que le da figura a su cintura.

Su remera beige es escotada, pronunciada, se puede ver el encaje de su sostén que se esfuerza por sostener sus dos pechos maduros.

Su mini se ajusta a sus piernas, en su bailar se va subiendo peligrosamente, hasta que queda al borde de sus nalgas.

Tiene un trago en la mano, y parece que ya ha tomado varios, está algo despeinada, hay algo de sudor brillando en sus pechos y hombros.

Solo la veo bailar, no hace mucho más, creo que exageré al ir hasta el lugar. Hace tanto calor que me pido otro trago más fresco.

Luego de ese, me pido un whisky doble para despedir la noche y dejar a mi madre en paz. Después de todo ya tiene edad para decidir que quiere hacer de su noche.

Cuando me estoy por ir, me choco con ella a la salida.

"¿qué haces acá vos?" me pregunta extrañada.

"¿qué haces acá vos?" le retruco "acá vengo yo siempre"

Se ríe mi madre y sus amigas llegan a su encuentro, nos reímos todos por la casualidad.

Sus amigas dicen: "menos mal que viniste, sino tu madre hacía un desastre ahí adentro"

Mi madre se ríe a carcajadas y me pregunta ya que estaba ahí si la llevaba a su casa.

La llevo entonces.

En el auto sus piernas se ven más apetecibles, su mini se sube en esa posición mostrando con descuido su ropa interior.

Al llegar a casa me pregunta si me quiero quedar, para no tener que volver a esa hora a mi departamento.

Le digo que sí.

Dentro de la casa se saca los tacos y comienza a caminar hacia su cuarto, mientras me indica que en mi cuarto no había puesto sábanas, las había puesto a lavar.

Me pregunta si no me molesta dormir en la cama con ella.

Trago saliva, y no sé qué decir, pero termino diciendo que dormiré en mi cama aún sin sábanas.

En mi cuarto de niño, me desvisto, me quedo en boxers, casualmente unos blancos.

Paso al baño a lavarme los dientes, y el agua de la pileta se abre con mucho más presión que en mi departamento.

Me empapa el abdomen y la blanca ropa interior.

Intento secarme infructuosamente.

Dormiría sin ropa interior entonces, cuando estoy acostándome escucho que mi madre me llama.

Me llama con una insistencia que me es preciso acudir pronto, así que voy con mi bóxer blanco mojado que intenta tapar mi desnudez.

Al llegar al cuadro de mi madre me encuentro a mi madre solo con la ropa interior, una diminuta bombacha tanga de encaje rosa, su corpiño de encaje a tono y su remera beige atorada en su cabeza.

Su mini estaba ya en el suelo junto a sus tacos y el cinturón negro.

La remera beige se le había enganchado en uno de sus aros y no podía desengancharlo, quedó en tal posición que no podía hacer nada para sacárselo.

Me acerco con cuidado, ella se ríe y me pide perdón por estar en ropa interior delante de mí.

Intento destrabar ese aro de la prenda, pero está difícil, se ha enganchado completamente.

Estoy tan cerca que me pego a ella y mi abdomen húmedo con el bóxer húmedo hacen contacto con su piel.

Ella se separa y pregunta porque estoy mojado. Le cuento sobre la presión de agua de su casa, se vuelve a reír.

El aro está incrustado en la fina tela de su remera, me dice que tenga cuidado, que es una remera cara, y que tenga cuidado con su oreja, que le duele el tironeo.

La guio hacia la cama, que se siente allí así puedo trabajar mejor en el desenganche de la prenda.

Está mi madre sentada en el borde de la cama, en ropa interior, con su remera cubriendo su cara y un brazo extendido. Se tienta de risa cada tanto por la situación.

Me acerco, mis piernas rozan sus piernas, ella las abre, sabiendo que necesito acercarme.

Con cuidado logro desenganchar la prenda de su aro, y logro sacar la remera de la cara de mi madre.

La siguiente escena es yo, su hijo con su remera en la mano, mi madre sentada con las piernas abiertas y yo tan cerca que el tiempo se detiene.

Lo primero que ve mi madre es mi abdomen y mi bóxer blanco mojado a escasos centímetros.

Se le escapa una mueca, levanta la mirada y me mira a los ojos.

Vuelve la mirada nerviosa a mi bóxer mojado y aprieta sus labios intentando contener una sonrisa.

"te mojaste mucho parece" rompe el silencio mi madre.

Mientras una de sus manos va hacia la tela del bóxer para testear la humedad.

Mientras va tocando la tela desde el costado, llega lentamente hasta donde se marca mi erección.

Allí se detiene.

Siento la presión suave de dos dedos suyos sobre el bóxer blanco mojado que protege la desnudez de mi miembro.

Tras ir a vigilar que mi madre no se desmadre en un disco bar, y luego de varios tragos, termino llevándola a su casa, en donde me invita a quedarme a dormir, para no tener que volver a mi departamento.

Allí al lavarme los dientes, la presión del agua de la canilla empapa el bóxer blanco, dejando transparentada la prenda dejando apreciar lo que había de fondo.

Al ir a mi cuarto a descansar mi madre me llama a su cuarto porque una remera se le enganchó en un aro y quedó inmovilizada.

Vestido solo con mi bóxer blanco húmedo voy hacia su cuarto y la hago sentar en la cama, con sus piernas abiertas me permite acercarme para trabajar mejor y desenganchar el aro de la prenda.

La escena concluye logrando sacar la remera por sobre su cabeza, y dejando a la vista una escena incómoda.

Mi madre sentada en la cama solo con su ropa interior violeta de encaje y sus piernas abiertas.

Yo entre sus piernas parado, con mi bulto a escasos centímetros de su cara.

La luz tenue del ambiente lo hace todo más confuso, mi madre mira mi bulto, levanta la mirada a mis ojos, vuelve a mi bóxer blanco.

"te mojaste mucho parece" dice con la voz entrecortada.

Sus maduras manos se acercan a la tela del bóxer para chequear cuánta humedad tiene.

Sin sacar la vista de lo que tiene a 20 centímetros, desliza dos dedos cruzando la tela para chequear hasta donde está húmedo, a pesar de que a la vista se ve que está casi todo mojado.

Llega hasta mi tronco que se transparenta, mis 20 centímetros están al máximo y haciendo tensión con el elástico.

Dos dedos de mi madre se quedan encima de la escasa tela húmeda blanca que separa mi miembro de su tacto.

Siente seguro el calor, la forma.

Va hacia abajo recorriendo todo el tronco, ya no son sus yemas sino que inclina sus uñas como un felino que quiere arañar suavemente.

Ese instante hace que la cabeza del glande venza al elástico del bóxer y salga a la superficie, haciendo su presentación a la vista y el olfato de mi madre.

Esa cabeza la hipnotiza porque se queda paralizada.

Su respiración se agita, su pecho sube y baja haciendo gala de sus enormes tetas que apenas pueden ser contenidas por el sostén.

No me mira a los ojos, solo vuelve a subir sus dedos por el ascensor de mi tronco, hasta el límite del bóxer, hasta donde asoma el glande.

Allí levanta la mirada, no dice nada, solo me mira a los ojos. Y en ese segundo eterno de mirada cruzada se atreve a romper la barrera de lo prohibido.

Sus yemas tocan mi glande, lo que produce una explosión de líquido preseminal.

Mi madre lo nota y usa ese líquido para lubricar toda la cabeza que está más roja y grande que nunca.

Juega con la textura, con el calor, se embriaga con los olores.

Su otra mano entra en escena, para hacer el trabajo sucio, baja el bóxer de un tirón y lo deja en el suelo.

Su mano hábil, nunca soltó mi pene.

Se quedó allí, ahora participan todos sus dedos, toda su palma, intenta cubrirla infructuosamente.

Siente el calor, y le gusta porque hace presión.

Comienza a masturbarme, lo hace con delicadeza, el líquido preseminal es abundante, no necesita aceites ni lubricantes.

Está masturbándome mi madre, y sin culpa. Yo no la detengo.

Sigue haciéndolo y se le escapan gemidos, está gozando de hacerme gozar.

Su otra mano juega con mis bolas, me araña con sus uñas arregladas.

"como creciste bebe" me dice mi madre extasiada.

Ya está amaneciendo, la noche se va y se acerca un nuevo día.

Mi madre no deja de subir y bajar mi miembro.

En un momento se desabrocha con destreza su sostén y se liberan unas enormes tetas con las que me amamantó, con unos pezones grandes y oscuros.

Los deja libres y se bambolean con mi masturbación.

Ahora yo quedo hipnotizado mirando cada uno de sus pechos maduros.

"devolvele la leche a mamá" dice mi madre.

Esa frase hizo que mis ratones explotaran y chorros de semen caliente salieron eyectados.

Cayó parte en la cara de mi madre, en los ojos, en la boca y otros chorros con menos fuerza cayeron en su cuello y pechos.

Siguió masturbándome exprimiendo hasta la última gota, que caía en sus manos y dedos.

Las gotas de la cara fueron cayendo hasta su boca, ella se los llevó ahí, mientras miraba lo que había en sus tetas.

Veo su lengua salir de sus labios para recoger la leche que tenía en su rostro y dedos.

Yo me quedo inmóvil apreciando ese espectáculo.

Mi madre parece estar posesa, es otra mujer, que quería lograr hacer eyacular a un hombre joven.

No se limpia totalmente, le queda algo en la barbilla colgando, en el cuello y en sus tetas.

Se va hacia atrás y las contempla como un trofeo.

Me mira a los ojos con lascivia. Parece que esto no queda acá.

En ese instante se presenta el sol con sus primeros rayos. Rayo que entra por la ventana y le da en la cara a mi madre.

Parece ser exorcizante, porque en ese momento entra en cordura de lo que había ocurrido y la lascivia se transforma en vergüenza y me pide que me retire, mientras se cubre los pechos con sus brazos.

No podía dormirme, creo que fue mi culpa por no frenar antes de todo este desastre.

Pasan las horas, no me duermo, ya es casi mediodía y mi madre no sale del cuarto.

Decido dejarle espacio y me voy de la casa, vuelvo a mi departamento.

Transcurre la semana y mi madre no me escribe, no me manda mensajes.

Intento llamarla pero no me atiende.

Reviso la aplicación de citas y ha eliminado su perfil. Tampoco pública nada en ninguna red social.

No sé si ir directamente a la casa a verla, dudo tanto que pasa la semana y no hago nada.

Llega un nuevo fin de semana, el sábado me llama por teléfono.

Dice que tenemos que hablar de lo que pasó la semana anterior, que está avergonzada pero es necesario hablarlo.

Me dice que para asegurarnos de que no pase nada raro, vamos a tener a una mediadora, Andrea.

Andrea, es la amiga que me cogí hace unas semanas y mi madre ni sabe. Supuestamente guardamos el secreto para que no haya conflictos en la amistad entre Andrea y mi madre.

Ahora resulta que la va a usar a su amiga, que es psicóloga para tratar el trauma de lo que pasó.

Me dirijo hacia la casa de mi madre, arreglado formalmente.

Al llegar entro el auto y ya está Andrea en la casa junto a mi madre.

Nos sentamos mi madre y yo en el sofá y Andrea en otro sillón individual.

Miro a los ojos a Andrea, parece no inmutarse por mi presencia, sabiendo lo que hicimos nosotros.

"yo voy a hacer de cuenta que no sé nada, y no los conozco, así que quiero que me cuenten detalle por detalle lo que pasó la semana pasada" comienza Andrea.


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heranlu

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Mi Madre se Subleva – Capítulo 05



El bóxer blanco que uso se moja por la presión del agua en la pileta lavamanos. Con el bóxer húmedo voy hacia el cuarto de mi madre que me llama porque su vestido quedó enganchado en un aro y debo socorrerla.

Luego de poder desabrochar el vestido terminamos ambos en ropa interior y con la cara de mi madre muy cerca de mi bulto húmedo.

Mi madre me masturba y mi leche cae en su cara y pecho, cuando parece que algo mas seguiría un rayo de sol entra por la ventana iluminando su cara.

Esto la hace salir del trance y se cubre los pechos con la mano y me pide que por favor me retire del cuarto.

Me retiro luego y me voy a mi departamento, mi madre no me escribe sino hasta un día antes para que vaya a verla a su casa el fin de semana para hablar seriamente.

Nos recibirá Andrea, la amiga que me cogí pero que mi madre no sabe.

Ella es psicóloga, así que nos analizará juntos ese fin de semana.

Andrea sentada en un sillón nos observa a ambos sentados en el sofá y rompe con el silencio:

"quiero que me cuenten detalle por detalle lo que pasó, olvídense que me conocen, ahora soy su analista"

Mi madre comienza a hablar con la voz entrecortada, comienza diciendo que le da mucha vergüenza, pero que necesita desahogarse.

Habla de mi padre, de quien se separó, de con quien la engañó, de cómo ella se siente fea y vieja.

Dice que tuvo oportunidad de salir con otros hombres pero no se animó, le dio miedo de sentirse joven, miedo de una relación espontánea con otro, ella estaba hecha a la antigua.

Andrea la interrumpe y le pregunta qué pasó exactamente el fin de semana anterior.

Ella dice que salió como estaba siendo habitual, bebió de más y que se sintió atraída por jóvenes que conoció virtualmente en una aplicación de citas. Estaba hablando de mi perfil falso.

Trago saliva y me entra un calor pensando que pudiera darse cuenta que era yo quien le envió esas fotos subidas de tono.

Luego le relata detalle por detalle como ocurrió lo de masturbarme.

Me cruzo de piernas porque el relato me hace tener una erección.

Mi madre dice que está totalmente arrepentida, que no lo haría de nuevo, pero que en ese momento no estaba en su sano juicio.

Andrea la interrumpe y me pregunta a mí porqué no la detuve.

Tartamudeo, transpiro, mis ojos buscan una respuesta que no sea pervertida en el techo.

Digo que también estaba alcoholizado, de que hacía tiempo que no estaba con una mujer, y que también estaba arrepentido por lo sucedido.

Andrea nos pregunta sin rodeos si nos masturbábamos.

Mi madre se ruboriza y dice que no enfáticamente como si la hubieran acusado de asesinato.

Luego Andrea dirige su mirada hacia mí y me pregunta lo mismo.

No sé qué responder, la verdad es que cada tanto me masturbo, pero es raro confesarlo delante de mi madre.

Le digo que muy poco, y últimamente nada.

Andrea saca una primera conclusión y dice que la tensión sexual de repente explota cuando hay represión, ambos estábamos sin tener relaciones y sin masturbarnos, y producto de otras estimulaciones llegamos a ese punto crítico.

Luego Andrea pregunta, si habíamos disfrutado el momento.

Mi madre dice que no de forma rotunda, y Andrea le repregunta por qué siguió.

Termina sacándole la confesión de que si le gustó, de que hacía mucho tiempo no tenía una pija caliente y juvenil en sus manos.

Andrea pregunta qué sintió cuando eyacule en su rostro y sus tetas.

Mi madre dice que se mojó, que se sintió erotizada, de saber que por producto de su estimulación logró sacar la leche a un joven.

Cuando me toca a mí contestar, digo que disfruté su mano y que cada movimiento que hacía me apresaba más, me tenía inmovilizado con la masturbación.

Andrea me pide que mire a mi madre a los ojos.

Al verla ella está ruborizada, sus labios rojos, se abrió un poco el escote, parece que tiene calor. Hay un pequeño brillo de sudor en su piel, evidentemente por la situación de lo que estamos relatando.

Andrea dice que si ya somos conscientes de lo que pasó y decidimos no hacerlo más, hay que olvidarse. Fue un desliz, propio de nuestra naturaleza, en la cual un hombre y una mujer buscan satisfacer sus deseos más primitivos.

Andrea me pide que mire las tetas de mi madre, ambos la miramos a Andrea extrañados por la recomendación, ella insiste.

Miro entonces el escote de mi madre, esa cruz está ahí en medio de sus tetas grandes. Andrea dice que las aprecie de forma natural, sin culpa, xq sino vamos a volver a reprimirnos y vamos a comenzar a cambiar de conducta de ropa, abrazos, etc. Y la relación debe seguir normalmente aceptando los cuerpos del otro.

Andrea le dice a mi madre que me mire el bulto y a mi que la mire a ella cuando me observa.

Mi madre mira, se muerde los labios, se pone el pelo detrás de la oreja y nerviosa sigue mirando.

Mi bulto crece de manera escandalosa y Andrea se da cuenta:

"bueno, eso que ves amiga es lo que les pasa a los hombres con cualquier estimulación, si miras siempre va a ocurrir, no te sientas responsable ni culpable" le dice Andrea.

Al finalizar nos pide abrazarnos, lo hacemos, parece que todo está solucionado. No volverá a ocurrir nada extraño entre nosotros.

Andrea se despide y le agradecemos su ayuda.

Quedamos solos y mi madre dice que comamos juntos.

Nuevamente como madre e hijo preparamos el almuerzo, comemos y lavamos los platos.

Cada uno duerme la siesta en su cuarto, sin nada extraño. Al despertarme voy al ****** y no encuentro a nadie, llamo a mi madre por la casa y tampoco responde.

Al salir al jardín la veo nadando en la pileta con una bikini muy chica.

Me pregunta si quiero meterme a la pileta.

Le respondo que no vine con traje de baño.

"Metete con lo que tengas" dice mi madre.

Me saco el pantalón y la remera. Quedo solo con un bóxer turquesa.

Mi madre lo toma con naturalidad, yo trato de hacer de cuenta que es una maya, así que me meto a la pileta.

Nadamos, y luego salimos a secarnos al sol.

Mi madre me pide que le ponga crema solar, y lo hago con delicadeza. Bajando por su espalda, ella se desabrocha la bikini de la parte de arriba para que pueda pasar por toda la espalda sin problemas.

Mis manos recorren su piel y va hacia los costados, mis dedos llegan hasta los costados de sus pechos. Y luego se retraen para no generar incomodidad.

Sigo bajando hasta llegar a sus nalgas, me salteo esa parte y encremo sus piernas.

"la cola también…" dice tímidamente con los ojos cerrados.

Pongo el protector en sus nalgas y comienzo a desparramar con suavidad.

Las nalgas grandes de mi madre llevan bastante protector, llego hasta el límite de la bikini que se pierde en la raya de su culo.

Arrastrar la crema por sus nalgas lleva a manchar la bikini.

Para evitar que quede sucia la prenda, con suavidad uso mi dedo índice para sacar el exceso de crema.

A mi madre se le escapa un gemido, me quedo petrificado. Ella sigue con los ojos cerrados.

Su bikini es de tiras, veo que sus manos que estaban al lado de su cuerpo se acercan hacia aquellas tiras que anudaban la prenda.

Con un disimulo poco creíble engancha las tiras y desarma el nudo dejando la bikini inferior suelta.

Mientras yo no dejo de poner crema en sus nalgas sin saber cómo proseguir.

De repente se serpentea de tal manera que hace que la bikini se corra de su lugar original haciéndose hacia un costado.

"encremame toda hijo" dice ahora no tan tímida con los ojos cerrados.

Levanto la prenda y la saco de su cola dejándola entre sus piernas.

Tengo el culo desnudo de mi madre frente a mí.

El protector se desliza entre sus nalgas y mis dedos ayudan a complementar el trabajo.

Mis dedos se deslizan y tocan por primera vez su ano.

Ella levanta su cola abriendo sus nalgas.

Mis dedos siguen toda la línea de su cola, de arriba hacia abajo, y llega hasta sus labios vaginales.

Mi madre jadea antes de que haga contacto con ellos.

No me detengo y sigo. Los separo con dos dedos y meto un tercero en el medio.

Se escucha el ruido de la crema mezclándose con el agua y la humedad de la concha de mi madre.

Mis dedos entran sin limitaciones, van dos dedos en el interior de mi madre y ella grita de placer.

Sigue con sus ojos cerrados y yo sigo con el movimiento de entrada y salida.

Pasan largos minutos con esa tarea, en el aire se siente el aroma de mujer que emana líquidos de placer.

Eso me embriaga, así que acerco mi cara para sentirlos.

Mis manos salen de adentro y abren sus nalgas.

Mi cara y mi boca van directo a su culo.

Lo chupo desesperado. Mi madre grita de placer.

No pasa mucho hasta que mi lengua chupa sus labios vaginales, su clítoris y se mete adentro de su vagina saboreando todo lo que mi madre ofrece.

Siento sus piernas temblar y un rio de líquidos van a mi boca.

Siguen varios temblores en el cuerpo de mi madre, había tenido un orgasmo.

Me reincorporo, ella sigue con los ojos cerrados tratando de recuperar el aire.

Siento pánico de que vuelva a ocurrir lo mismo que la semana anterior.

Me paro y me retiro en silencio, mientras miro hacia atrás, mi madre agitada y temblando cada tanto, con su bikini inferior fuera de su cuerpo y la bikini superior fuera de sus tetas por el movimiento.

La pierdo de vista y ella sigue inmóvil. Me llevo mi ropa y me subo al auto, me retiro de la casa, sin saber qué ocurrirá.
Luego de una sesión psicológica con Andrea, la amiga de mi madre, terminamos dejando pasar lo que ocurrió la semana anterior como algo que no volvería a pasar y que sería parte de un recuerdo que no afectaría nuestra relación.

Pero ese mismo día termino poniéndole crema de sol a mi madre al costado de la pileta y masturbándola terminando comiendole la vulva con mi boca, logrando que tenga un orgasmo que la deja temblando boca abajo.

No dice nada, solo respira con los ojos cerrados recuperando aire, y yo me alejo de la zona, de la casa y me voy a mi departamento sin despedirme.

Poco duró la terapia porque habíamos tenido una recaída unas horas más tarde.

Al siguiente día todo parece transcurrir normal hasta que suena el timbre de mi departamento.

Es Andrea, me resulta extraño que venga un domingo, me dice que tiene que hablar conmigo.

Cuando entra a mi departamento, cierra la puerta y se abalanza sobre mí besándome y agarrándome la pija.

"ayer me calentó todo lo que contaron que hicieron con tu madre"

Y mientras se desnuda y me empuja hacia mi cuarto se las ingenia para desabrocharme el pantalón y la camisa.

Terminamos cogiendo como bestias mientras me pide que le diga mamita.

Era tanta mi excitación acumulada que exploté dentro de ella y los chorros salieron por el costado de su vagina al sacar mi pene palpitante.

Solo un rato descansamos porque Andrea se viste para volver a su casa, me pide que sigamos manteniendo el secreto.

La semana siguiente, volvemos a encontrarnos los tres en casa de mi madre, esta vez mi madre está más cubierta, no tiene escote. El día es caluroso pero ella usa un pantalón ancho negro.

Andrea le pregunta porqué está tan tapada, mi madre le cuenta lo que hicimos el sábado anterior después de la terapia.

Andrea me mira cómplice, sabiendo lo que hicimos el domingo anterior y también preguntándose porqué no le conté esto.

Mi madre se quiebra y llora, dice que se siente sucia, no por no frenar la situación, sino porque ella admite que ella lo provocó, ella ideó todo lo de quedarnos a comer, lo de la pileta, lo de la crema solar y pensó hasta en la bikini ideal para lograr su cometido.

Andrea se muerde los labios, ella sabe que de toda esa situación ellá se queda con el sexo, mientras mi madre solo calienta la pija que ella se come.

A Andrea parece gustarle la idea de estimularnos sin llegar a concretar, está usando las terapias para su beneficio sexual.

Tal es así que le dice a mi madre que se cambie y se vaya a poner la bikini que usó.

Mientras mi madre obedece entre sollozos cambiándose en su cuarto, Andrea me interpela por no haberle contado tan morbosa situación.

Vuelve mi madre con la bikini del sábado anterior, Andrea la felicita por su figura y por cómo le queda.

Me dice a mí que le diga que me parece el cuerpo de mi madre con esa diminuta prenda.

Habló de sus bondades, de sus enormes tetas, de su generosa cadera, esa cola abundante, sus piernas torneadas.

Andrea me interrumpe y nos pide salir a la pileta y que traigamos la crema solar.

Nos dice que usar la pileta, tomar sol y poner crema no tiene ninguna connotación sexual, debemos hacerlo sin dobles intenciones.

Así que mi madre se pone boca abajo y yo me pongo a untarle crema como el sábado anterior.

Andrea que ya tiene todos los detalles le dice a mi madre que se desate la bikini de arriba, dejando la espalda desnuda.

También cuando tengo las manos llenas de crema, pregunta si yo estaba vestido en tal ocasión.

Al saber la respuesta, le dice a mi madre que me ayude a sacarme la ropa para que no la manche con la crema.

Mi madre se reincorpora, cubriéndose con un brazo los pechos y con la otra mano desabrocha los botones de mi camisa.

Una vez desabrochada su mano se desliza por el interior sacando manga por manga, dejando caer al piso la prenda.

Luego mira a Andrea, porque venía la parte del pantalón. Su amiga no se inmuta, solo indica que prosiga.

La mano de mi madre se esfuerza por liberar el cinturón, el botón y luego el cierre del pantalón.

Su esfuerzo con una sola mano hace que su otro brazo se corra de lugar y liberé un pezón, un gran pezón maduro.

Su mano se escabulle en mi pantalón forzandolo a caer al suelo, un boxer negro sale a la luz.

"era turquesa" dice mi madre sobre el boxer mostrando su buena memoria.

Andrea remarca acerca de lo que decidió memorizar.

Volvemos a la posición inicial, mi madre boca abajo y yo encremándola.

Luego cuando llego a la cola, lo hago con naturalidad, esta vez mi madre no toca las cintas de su parte inferior del bikini.

Al terminar Andrea nos felicita por hacerlo de forma natural sin connotación sexual.

Le recomienda a mi madre que hoy no nos quedemos solos, y que me vaya.

Era obvio lo que ocurrió luego.

Al volver a mi departamento por detrás aparece Andrea a sacarme la calentura que me había provocado la situación.

Así ocurre durante un par de semanas más, Andrea genera situaciones para calentarnos y luego termina la sesión para cogerme a solas.

Pasa el tiempo y las amigas de mi madre, Andrea y Maribel junto a ella inauguran al fín su café.

Todo es fiesta, y luego de la apertura se van a festejar solas en la noche como tres adolescentes.

El negocio comienza a funcionar bien, dejamos las sesiones, ya no ocurre nada con mi madre, Andrea sigue apareciendo en mi departamento de improviso para coger.

En una de esas oportunidades que estamos cogiendo alguien toca el timbre de la puerta de mi departamento.

Lo hace de forma insistente, tal vez alguna vecina indignada por los ruidos con la cama, por los gritos de Andrea.

Suena mi teléfono también, es mi madre, atiendo el teléfono mientras Andrea se ríe mientras me cabalga.

"estoy afuera, me abrió el portero, necesito pasar al baño hijo"

Me visto como puedo y escondo a Andrea en el ropero.

Mi madre pasa y va directo al baño casi sin saludarme. Yo tiemblo de nervios.

Al salir del baño aliviada se sienta en el sofá y me pregunta cosas del trabajo, me cuenta como va el café etc.

En eso se percata de la cartera de Andrea, que estaba en un rincón.

Me dice que esa es la cartera de ella, me pregunta que hago con esa cartera, y se pone de pie, empieza a preguntarme acorralándome.

Tengo que admitirle lo que hago con su amiga, ella se enoja y la putea al aire, mientras pregunta si está en el departamento.

Le digo que es mejor que se retire, pero entra furiosa a mi cuarto, como si supiera abre la puerta del placard.

Allí está Andrea desnuda.

La agarra de los pelos y la tira al suelo, mientras Andrea pide perdón llorando.

Logro separarla y mi madre se va furiosa, diciendole de todo a su ahora ex amiga.

Andrea, se viste llorando y se retira sin decirme nada.

Llamo a mi madre y no contesta.

Veo sus redes sociales y publica fotos en ropa interior mostrando sus tetas y su culo, diciendo que esta noche se libera.

Un montón de hombres le responden la foto y tambien jovenes, avisándole que le envían mensajes privados, le dicen mama, mamita, y hasta alguno le dice "que rica puta".

Activo mi aplicación de citas y allí está ella, activando también la suya, inmediatamente al estar online me manda un video de sus tetas y me pregunta si me gustan.

Me dice que hoy estará en cierto bar, si quiero conocerla.

Evidentemente lo de Andrea la hizo enojar mucho, no está en sus cabales.

Esa noche nuevamente voy al rescate de mi madre.

Esta vez está sola, no está con ninguna de sus amigas.

Está con una mini muy cortita, debe ser vestido nuevo, un escote pronunciadísimo, se cambió el color del pelo y el peinado.

Se puso tacos altísimos a tono con el color de sus uñas rojas.

Baila sola en forma sensual, se le acercan muchos hombres y parece querer provocarlos.

Cuando veo que un jovén se le acerca y se le pega, manoseando su culo y besándole el cuello me acerco.

Ella se deja manosear y cuando está por besarlo, los interrumpo.

Me preguntá qué hago ahí y porque la estoy siguiendo.

El joven quiere empujarme y me pregunta quién soy, al responderle que soy el hijo, se va solo.

"yo también quiero divertirme, no solo vos podes, todos cogén menos yo que tengo que andar con culpa por lo que hago"

Los de al lado comienzan a mirar extrañados por los gritos de mi madre.

Incluso un patovica se acerca y mi madre dice que está todo bien que soy su hijo. Más extraño nos miran.

Quiero hacer las paces, que se calme, que no haga cosas por despecho, así que le invito unos tragos.

Nos perdonamos por lo vivido y por lo de Andrea y pasamos a la pista a bailar un poco.

Allí bailamos juntos, pegados, hace calor, hay transpiración en la piel de ambos.

En medio de la oscuridad el baile se torna mas sensual, mas lento, mas pegado.

Su mini se sube un poco más, mis manos controlan su cadera. Sus manos se apoyan en mis brazos y en mi abdomen.

Se pone de espaldas y se frota en mí, su cola se apega a mi bulto mientras la rodeo de la cintura con mis brazos.

Al girarla y ponerla frente a mi lo hago con mis manos en la cadera baja, tocando sus nalgas de forma descarada.

Me apoya las tetas mientras me besa el cuello ofreciéndome el suyo.

Nos apoyamos contra la pared y mi mano se pierde por debajo de su falda, tiene pleno contacto con su culo, mi lengua pasa por su cuello y ella aprieta su panza contra mi pene.

Nos besamos en la oscuridad, nuestras lenguas se funden en una sola, mientras me resfriega sus tetas sobre mi camisa.

Una mano suya va a mi miembro por arriba del pantalón, juega aprovechando la escasa luz. Por mi parte corro su tanga y mis dedos hurgan en esos labios que ya conocía.

Su manó se pone inquieta y se mete por dentro de mi pantalón.

Vuelve a experimentar la mano de mi madre el tacto de mi miembro caliente y duro.

Estamos ambos masturbándonos al mismo tiempo contra una pared en la oscuridad del boliche.

Algunos pasan y se dan cuenta de la situación. Se ríen pero no nos importa, estamos poseídos por la calentura.

Mis dedos tienen toda la humedad del interior de mi madre, la mano de mi madre se topa con el líquido preseminal de mi glande. Nuestras lenguas están llenas de la saliva del otro, nuestros labios se muerden entre sí.
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Mi Madre se Subleva – Capítulo 06




Mi madre llega a mi departamento de improviso y descubre que Andrea, su amiga psicóloga quien nos estaba ayudando a superar nuestros actos perversos, estaba cogiendo conmigo regularmente.

Esto la hace enojar, se pelea con su amiga a los gritos en mi cuarto y se va gritando de mi departamento.

El fin de semana descubro que va a ir despechada a buscar salir con hombres, por lo que decido ir a buscarla para frenar su locura.

Esa noche terminamos arreglando nuestras diferencias en el bar boliche, con la música fuerte sonando, los tragos yendo y viniendo y la oscuridad de la noche.

Bailamos y disfrutamos, hasta que en cierto momento terminamos apoyados en una pared con mi mano dentro de su tanga por debajo de su mini y su mano por dentro de mi pantalón, masturbándonos mutuamente con la complicidad de la oscuridad y la cantidad de personas.

Algunos se dieron cuenta de lo que hacíamos pero nos dejaban seguir cómplices también. Para ellos éramos dos amantes, un joven y una mujer madura deseosos de sexo.

En cierto momento nuestras bocas se separan y nos miramos intensamente, sin hablar nos preguntamos si íbamos a dar un paso mas.

Sin palabras sabemos que el otro lo desea, así que decidimos salir del boliche.

Ambos habíamos ido con nuestros autos, así que debíamos ir cada uno en el suyo.

Mi madre va por delante, yo siento nervios, las manos me sudan, siento erotismo en el aire.

Al llegar a una esquina nos encontramos con un control policial. Hacen parar a mi madre y a mi no.

Sigo una cuadra más y me detengo a mirar por el retrovisor.

Es un test de alcoholemia.

Es obvio que no pasaríamos con lo que tomamos.

Veo a mi madre gesticular, mover las manos, evidentemente le retendrían el auto.

Me bajo para dirigirme hacia ella sin que me vean que bajo de mi vehículo, tampoco estoy para pasar ese test.

Camino por la cuadra lentamente.

Mi madre está gritando, se niega a bajar, los policías se amontonan, llegan efectivos femeninos para forzarla a bajar del automóvil.

Los gritos de las oficiales desafían a mi madre e intentan abrirle la puerta, ella acelera y se escapa del retén policial, atropellando a una oficial.

Veo a la oficial salir despedida por encima del capó y caer de forma horrible contra el asfalto.

No puedo creer lo que acaba de hacer mi madre, la policía sale a perseguirla, autos, camionetas, motos.

Otros piden que venga la ambulancia a socorrer a la mujer policía que está inconsciente.

Yo doy media vuelta y apuro el paso hacia mi auto, mientras veo como en el fondo mi madre sigue acelerando y la policía esta con las sirenas persiguiéndola.

Al llegar a mi auto, acelero en busca de la huella de mi madre, la llamo por teléfono pero no me atiende.

Trato de seguir a las luces azules que giran en cierta esquina, se que mi madre ira hacia su casa, así que allí voy también.

Voy rápido para tratar de encontrarlos, pero no llego, han pasado suficientes minutos como para perderles el rastro.

Veo un móvil pasar a toda velocidad en una calle y lo sigo, es evidentemente que mi madre está atrayendo a los móviles de toda la ciudad.

Al llegar a cierto punto veo todas las luces azules, móviles bloqueando el paso, me estaciono, y voy hacia un quiosco 24 horas, pidiendo un café, chicles, y un desodorante barato, para sacarme el olor a alcohol.

En una estación de servicio donde están todos mirando que es lo que sucede, voy a orinar a la fuerza para sacar lo mas posible el alcohol en mi cuerpo.

Camino por la vereda, escucho a los vecinos hablar de una loca que está encerrada en su auto y choco a varios autos en la vereda.

Me acerco hasta donde puedo, y allí veo a oficiales arrestando a mi madre, tapándole la cara, caminando hacia un móvil policial.

Allí salgo de mi anonimato y digo que me permitan pasar, que es mi madre, me indican que debo ir a la comisaria, que está detenida por salir del control, atropellar y daños en la vía pública.

Las noticias parecen escasear porque llegan los noticieros a hacer el relato de una noche de furia.

Mi madre es tomada como chivo expiatorio de todos los males de la sociedad.

Está arrestada, hay marchas para que la castiguen severamente por la oficial atropellada que está en coma.

Los grandes noticieros piden condenas ejemplares. Los políticos se enganchan para ganar adeptos a su partido condenándola y pidiendo que la justicia no sea blanda.

Ella está incomunicada.

Con mi padre que se digna a aparecer por la repercusión decidimos pagar a uno de los mejores abogados de Buenos Aires.

Nos permiten ver unos minutos a cada uno, pero el mayor tiempo se lo llevará el abogado.

No hablamos de nada de lo sucedido en esa noche previo a su ataque de locura.

Solo le damos ánimo, porque sabemos que esta complicada su situación, ella está ojerosa, con ojos hinchados, ha llorado mucho en esa celda.

Pasan varias semanas, y solo la vemos unos minutos, la noticia es nacional, y solo le llevamos comida y ropa.

Nuestro abogado pelea en la televisión tratando de mostrar las bondades de mi madre, de lo accidental, de la emoción violenta, del terror por el accionar policial, pero no es suficiente.

Llega un juicio express que calme a la sociedad, mi madre es condenada a 3 años de prisión.

Al menos la recuperación de la oficial atropellada morigeró su pena que hubiera sido catastrófica de haber muerto.

Pero ella era invitada a todos los programas, lloraba y con cada lagrima le daba un día mas de condena a mi madre en prisión.

Mi padre una vez finalizado el juicio decide desaparecer una vez más, dejándome el total cuidado de mi madre.

Todas las semanas la visito y llevo comida y ropa, libros, lo que permitan para que pase el tiempo.

Maribel su amiga apenas se enteró de la noticia esa noche de viernes del atropello, disolvió la sociedad, mientras mi madre estaba en la comisaría, su amiga y socia estaba con abogados buscando la manera de disolver el negocio conjunto y no quedar pegada.

Andrea, intentó visitar a mi madre, pero ella no la perdonó aún.

El resto de familiares y amigos ni apareció, era mucha la carga negativa de estar del lado de mi madre.

Solo quedé yo.

En mi trabajo me cambiaron de puesto, me degradaron y me mandaron a un lugar periférico de la empresa para que mi nombre no este relacionado con la empresa, y habían rumores de que los abogados estaban buscando una manera de echarme sin tener que pagar lo que corresponde.

Llegamos al año de condena, y la empresa me llama para arreglar una salida consensuada.

Terminamos arreglando mi desvinculación no sin antes pelear una buena indemnización.

Con eso decido reabrir el café de mi madre, y también dejo el departamento para ir a la casa vacía de mi madre.

Al visitar a mi madre, ella me dice que hay una forma de poder tener mas horas y mas intimidad que la visita tradicional en el espacio común.

Las visitas higiénicas.

Era claro que lo que habíamos vivido había quedado en el olvido, mi madre solo quería estar más tiempo fuera de su celda y acompañada, sin los ruidos de la cárcel.

Es imposible que nos lo den porque somos familiares, pero con un soborno nos permiten ir al cuarto especial.

Tenemos 3 horas para distendernos. Mi madre habla, cuenta lo que pasa, lo que siente, sus culpas. Se desahoga.

Pasa muy rápido esas horas, salimos como entramos, y esperamos para la siguiente semana.

Cada semana son 3 horas de intimidad hablando, a veces llorando y otras riendo.

Mi madre hace ejercicio en el penal, tiene que estar en forma para intimidar y que no la hagan mucama de la cárcel.

Su carácter se endurece, cada vez su rostro se pone mas rígido, ahí dentro no debe mostrar debilidad ni sumisión.

Dice que es respetada por atropellar a una policía, eso da cierto rango en el lugar. Lo que antes era lagrima ahora es motivo de risa.

Ya ha transcurrido un año y medio de su condena, seis meses de las visitas íntimas.

Mi madre me pregunta sobre alguna novia, le digo que nada, no tengo tiempo ni la cabeza para una relación.

Ella se ríe diciéndome que allí en la cárcel solo se masturba, y lo hace seguido.

Nunca me había hablado de esa forma.

Lo hace seguido, dice que es tanto el encierro que las horas se pasan lento, y tiene que pasar el tiempo imaginando cosas para masturbarse y matar las largas horas.

Me dice que lo último que recuerda es lo que vivimos esa noche de viernes en el boliche.

También que hace memoria de cuando me masturbó y de cuando yo le metí los dedos cuando le ponía crema de sol.

Mientras me lo cuenta, ronronea, está distinta. Evidentemente el encierro la está afectando en su sexualidad.

"te puedo pedir un favor" me dice mientras se lleva un dedo a la boca

"solo necesito algo mas de material… solo verla" me sugiere mi madre.

Me quiero negar, pero se que mi madre está en una situación de sufrimiento en la cárcel como para ponerme a debatir de la conveniencia o no de eso.

"solo mirarla, nada mas, la quiero ver"

Así es que procedo a sacarme el pantalón. Y bajarme los boxers.

"la remera sacátela también" me ordena mi madre.

obedezco y quedo totalmente desnudo a la vista de ella.

Ella solo mira, no hace nada más, quiere tocarse pero se contiene, no tiene nada sexy, tiene un jogging negro suelto una remera grande y un rodete de peinado.

mi pene está dormido, está caído. A mi madre no parece molestarle, lo mira, como si estuviera guardando en su memoria cada detalle.

En eso suena la puerta, nos avisan que en 5 minutos debemos desalojar el cuarto.

Rompe con la tensión, me visto y nos despedimos hasta la próxima semana.

En esta nueva semana hablamos muy poco de lo vivido, mi madre nuevamente me dice que quiere ver, que no quiere perder mas tiempo.

Tengo una sorpresa, llevo puesto el bóxer blanco.

Cuando quedo en bóxer y estaba por sacármelo ella me detiene.

Busca la botella de agua, se acerca y me lo tira despacio sobre la prenda.

Lo moja todo, hasta que se trasluce lo que hay debajo, eso me erotiza y hace que comience una erección.

Me pide que me mueva, que camine, que quiere ver como mi pija se acomoda al bóxer blanco, se ve que le gusta ver a través de la tela.

Finalmente me pide que me lo saque. Eso hago.

Ahora mi pija esta dura, grande, parada. La sonrisa de mi madre es notoria.

Sigue con su vestimenta poco sexy, pantalones anchos, una remera, un buzo grandes, sin peinarse, sin maquillaje.

aún así logró calentarme y erectar mi miembro.

sigue contemplando hasta que me dice "te puedo pedir otro favor?"

Comienzo a temblar antes de que me diga algo

"¿te masturbarías?"

Mi mano baja a la base de mi miembro que esta enorme, comienza a bajar y subir a la vista de ella.

Ella no se toca, solo observa, subo y bajo con delicadeza con todo el tiempo del mundo. Le muestro el largo y ancho de mi miembro caliente.

Sigo masturbándome, ella se acerca hasta mi, pero es para llegar donde están mis pies. Allí toma del suelo el bóxer blanco.

Se lo lleva a la cama y sigue mirando mientras se lo pasa por la cara, por la nariz, por la boca.

me pide que me acerque, que quiere sentir el calor de mi pija.

Al subirme a la cama la tengo a mi madre a escasos centímetros mirando embobada mi masturbación.

Cada tanto mira mis bolas, las ve bambolearse y parece hipnotizarla.

Tras largos minutos en esa posición le aviso que estoy por acabar.

Ella no dice nada, solo levanta la mirada y me mira con lascivia.

Sigo subiendo y bajando, el glande esta rojo, grande y caliente.

Mis huevos se contraen y expulsan grandes chorros de leche caliente a la cara de mi madre.

Caen en su pelo, en sus frente, parpados, cachetes, boca y barbilla.

Estoy agitado, mis piernas tiemblan y quieren recostarse, pero ella no me ha dado permiso, así que trato de seguir de rodillas en la cama con mi pene apuntando a su cara.

Ella esta agitada también, su pecho se infla y se desinfla con rapidez.

abre su boca y parte de mi leche entra a su boca, su lengua hace su aparición tratando de recoger lo que hay en los labios y metiéndolo en su interior.

el resto de lo que tiene en la cara se lo limpia con mi bóxer blanco.

queda algo goteando en el glande que sigue palpitando.

Un dedo de ella se acerca y recoge esa ultima gota, el contacto de su yema con mi glande me electrifica.

No le importó, porque siguió hasta secar esa gota completamente.

Ese dedo se lo lleva lentamente a su boca mirándome a los ojos.

Mi pija se vuelve a poner dura, ella disfruta esa gota como si fuera la ultima gota de agua en el desierto.

Mira como se me puso el miembro y sonríe.

"gracias hijo, hasta la próxima semana"

Al salir del cuarto, la guardia que sabe que somos madre e hijo y no sospecha nada, se da con que al llevar a mi madre a la celda, esta tiene un liquido blanco en el cabello.

Es obvio que es semen, al percatarse de eso mira a mi madre y me mira a mí con disgusto.

Mi madre se va sonriendo a su calabozo, y yo cansado, con las piernas temblando me voy esperando saber que ocurrirá la próxima semana.
Luego de mucho tiempo usamos el tiempo de "visita sanitaria" para poder hablar y sacarla del ámbito de la cárcel unas horas.

Pero de a poco mi madre recuerda lo vivido y me pide que me masturbe enfrente de ella, termino acabando en su cara y en el pelo.

Nos despedimos solo con eso, y la guardiacárcel nota que le quedó semen en el pelo, y nos mira con cara de asco a los dos.

Pasa la semana y un día antes me llama mi mama y me pide que le traiga cierta ropa que tenía en su casa.

Entro a revisar su ropa por primera vez.

Está lleno de ropa diferente a la que usaba antes cuando estaba casada con mi padre.

El cajón de ropa interior está lleno de tangas, encajes, de varios colores, sexys.

Ya no tiene vestidos de mujer recatada, sino muchos vestidos con vuelo, cortos, al cuerpo, escotados, algunos con transparencias.

Ahora tiene zapatos con tacos, de varios colores y tamaños.

Selecciono la ropa que mi madre me pide y la preparo para llevarla ese sábado.

El dia llega

Llegamos a la requisa, y la guardia mira lo que traigo.

Al abrir la bolsa me mira a los ojos como buscando una explicación.

Al no decir nada sigue revisando, me separa los collares, me indica que están prohibidos, con los tacos me indica que solo están permitidos si los usa en la habitación pero no puede quedárselos. Tampoco me permite las medias.

La ropa interior solo me deja pasar la bombacha roja de encaje, el corpiño tiene aros que están prohibidos.

Cuando me da la bolsa con la ropa permitida me dice que espere, busca de un cajón una caja de preservativos.

"disculpame, no sé qué perversidad hacen pero te lo tengo que dar por protocolo" me dice la guardia.

Tartamudeo y le digo que no hacemos nada, que es solo para que ella se pruebe la ropa.

Me encamino hacia el espacio de visitas higiénicas, allí me espera mi madre. Me pide la ropa y que me de vuelta.

Luego de unos minutos me permite girar.

Se puso un vestido rojo al cuerpo, con escote y la bombacha roja de encaje.

Es lo único que permitieron que use.

Ya lleva más de un año y medio de condena, y ella no se ha descuidado, sino que ha usado ese tiempo para hacer ejercicio dentro del penal.

Está más fibrosa, sus piernas no necesitan medias para simular firmeza. El vestido al cuerpo muestra que sus abdominales están duros, y su cola grande está rígida.

Me dijo que no me preocupe, que no estaba enferma como para que hagamos algo más que lo que hicimos hasta ahora, me dice que estuvo pensando que todo lo que está viviendo es por haber dejado lugar a la lascivia y la perversión.

Dice que solo quiere verme masturbarme, solo para tener material para masturbarse ella sola en la semana, que no pasaría nada más.

Me siento aliviado, ya que no quiero que se produzcan más problemas.

Estamos en verano, y en el cuarto solo hay un ventilador, el calor comienza a generar ese brillo de sudor en la piel.

Me alivia algo sacarme la remera y el pantalón.

Mi madre repite la rutina de tirarme agua en el boxer blanco.

Su vestido rojo al cuerpo con cada movimiento se sube dejando sus nalgas al aire y cuando se acuesta en la cama también deja ver su bombacha roja.

Me pide que me acerque y cuando me subo a la cama me detiene con su pie en mi pecho.

Desciende con su pie por mis pectorales y abdominales mientras mira atentamente su descenso mordiéndose el labio inferior.

Se desliza con facilidad por la humedad de mi cuerpo y llega hasta el boxer blanco húmedo.

Allí juega con el relieve de mi miembro por encima de la tela mojada y su otro pie entra a ayudar.

Esa vista me permite ver completamente la bombacha roja de mi madre y la redondez de su culo apoyado en la cama.

Con maestría sus dedos enganchan el elástico del boxer y lo tiran hacia abajo. Mi pene salta como un resorte a la vista de mi madre.

Sus dos pies llevan el boxer hasta mis rodillas, el límite primario al estar arrodillado en la cama.

Me dice que me acerque y al gatear aprovecha el movimiento y me saca el boxer totalmente.

Estoy desnudo a centímetros de mi madre con mi pene erecto.

Ella me pide que me masturbe, y eso es lo que hago.

Ella tiene sus manos al costado de la cama mientras mira como me masturbo a escasa distancia de su cara.

Me pide que lo haga lento, que quiere disfrutar de cada minuto en las 2 horas que nos quedan.

No me di cuenta y de repente sus manos están en sus piernas, y mientras sigo masturbando ve como abre sus piernas y sus manos acarician su propia piel y suben peligrosamente hasta donde está su bombacha roja.

Yo sigo en mi tarea y ella se sube el vestido escandalosamente, y corre su bombacha de costado.

"perdon hijo, pero no aguanto" susurra mi madre

Al correr la bombacha sus dedos empiezan a recorrer sus labios vaginales.

Es la primera vez que tengo a mi madre mostrando su concha madura.

Tiene algo de vello púbico, sus labios maduros están mojados como una veinteañera y sus dedos tiemblan cuando rosa cada labio y toca su clítoris.

Un olor fuerte de sus jugos inunda la habitación, está excitada.

Sigue tocándose y jadea, cada tanto deja de mirar mi miembro y me mira a los ojos, como controlando si miro lo que hace.

Y me sorprende mirando como sus dos dedos se meten en su interior.

Esto no la detiene sino que la anima a seguir, sigue metiendo y se escucha el chapoteo de sus dedos y los líquidos que emana.

El líquido preseminal hace su presencia, buscando lubricar el glande.

En ese momento mi madre saca los dedos de su vulva y los dirige hacia mi pija.

Sus dedos están mojados y emanan ese olor característico de la vagina caliente.

La yema de sus dos dedos tocan el líquido preseminal como un trofeo y lo untan por todo el glande.

Ahora mi glande está con líquido preseminal y con los líquidos de mi madre.

La otra mano de mi madre toma la base del tronco y lo usa como un timón para manejarme.

Me da a entender que quiere que me agache un poco.

Ella comienza a masturbarme y eleva sus dedos mojados a mi boca.

Quiere que chupe sus jugos y el líquido preseminal mientras me masturba.

Chupo sus dedos con delicadeza y ella lanza gemidos disfrutando el momento.

Todo ese movimiento hace caer los breteles de su vestido y sus pechos quedan casi al descubierto.

Mi madre acerca mi pija a esas tetas y las resfriega en cada teta, se baja el vestido de tal manera que queda en su cintura y las maduras tetas quedan al aire.

Sus pezones juegan con mi glande, y se acomoda esperando que me masturbe con sus tetas.

Estoy por explotar y ella se da cuenta así que lo hace lento, me está matando a fuego lento.

"quiero que tomes la teta de mamá" me dice ronroneando

No se que parte de "solo quiero verte masturbar" es esto pero obedezco a mi madre.

Me salgo de encima y por primera vez con conciencia me acerco a sus grandes tetas y las succiono como si tuvieran leche.

Ella me pide que la mire a los ojos mientras lo hago.

Lo hago, succiono una mientras acaricio con la mano la otra.

Mi pija esta chorreando mas líquido preseminal que cae en su pierna ya que hago un esfuerzo de alejarla de su vagina.

Mi otra mano está apoyada en la cama haciendo equilibrio, pero mi madre la toma forzándome a apoyarme en mis rodillas acercandome a su cuerpo.

Guía mi mano hacia donde está su vulva. No me dice nada solo me mira y lleva mi mano a sus labios vaginales.

Toco esos labios por primera vez y una electricidad me pasa por el cuerpo, las gotas de líquido preseminal salen a chorros y manchan todo lo que toca.

Está mojada mi madre, mis dedos juegan con su clítoris y grita, Ella trata de no retorcerse pero es difícil, su otra mano me agarra del pelo y aprieta mi cabeza contra sus tetas.

Mis dedos empiezan a masturbar a mi madre y siento todo el líquido en mis dedos.

Luego de estar soportando esa tensión de la masturbación me separa de sus tetas y me hace acostar boca arriba.

Sin preguntarme se sienta en mi cara corriendo su tanga.

Mira mis ojos mientras me hace probar su madura vagina por donde yo salí.

Como la vagina de mi madre con delicadeza pero agarrando sus nalgas con fuerza.

"chupa pendejo, chupa la concha de mamá" me dice con los dientes apretados.

Sus piernas tonificadas se cierran y aprietan mi cabeza, se siente fuerte dominando mientras me sujeta del pelo.

Me cuesta respirar, cada tanto trato de sacar mi nariz y boca para tomar aire pero ella inmediatamente ejerce presión para que siga comiendo y metiendo lengua.

Cuando estoy a punto de decirle que no aguanto más, se levanta y se da vuelta, me sigue poniendo su vagina en la boca pero esta vez ella, se abalanza sobre mi miembro que está duro y caliente con el glande que va a explotar.

No me pregunta, solo se lo mete y comienza a chuparmela, mientras me restrega su vulva en mi cara.

Chupa como desesperada, succiona y con sus dedos araña mis huevos haciéndome calentar mas.

Estamos en esa tarea y tocan a la puerta, se habían terminado las 3 horas.

Yo dejo de chupar y trato de alejar mi cara de la vagina de mi madre, pero ella hace presión y sus piernas vuelven a sujetar mi cabeza.

Me inmoviliza y ella mientras sigue chupando mi pija.

Yo trato de sacar mi nariz por encima de su vagina para poder respirar pero es difícil con toda su fuerza. Le toco el culo como avísandole que están tocando la puerta.

Parece no escuchar o no querer escuchar. Le doy una cachetada fuerte en el culo para que se de cuenta que se termino el tiempo y que me cuesta respirar.

Solo provoca un gemido sonoro mientras pasa su lengua por mis bolas.

Tengo la cara llena de líquido de mi madre, y quiero sacar a mi madre de encima mío pero ella sigue apretando sus piernas tonificadas.

Decido darle mordisquitos en los labios para que se salga, pero parece calentarla más porque se mueve mucho más contra mi cara.

De repente siento que abren la puerta de manera violenta.

Mi madre larga chorros de líquidos en mi cara, acaba de tener un orgasmo que la hace sacudirse y temblar completamente.

Tiene mi pija en su boca completamente y su grito ahogado hace que también me venga.

Chorros y chorros de leche saltan en la boca de mi madre.

Siento que levantan a mi madre de encima mio.

Son 3 guardias que miran con asco lo que ven. Mientras una dice que ya se termino el tiempo y que por no responder se perderá este beneficio de las visitas.

Mi madre parece no importarle, tiene leche cayendo de su boca hacia sus tetas.

Le dicen que se vista y ella se acomoda el vestido y se pone mi boxer blanco, mientras se la llevan con poca paciencia.

Me piden que me retire del cuarto, mientras me avisan que van a tener que dejar asentado en el libro de actas lo que vieron.

En la semana me notifican que ha perdido por tiempo indeterminado el beneficio de las visitas higiénicas y las visitas comunes por un mes.
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heranlu

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Mi Madre se Subleva – Capítulo 07



El tiempo se agotó y mi madre no está dispuesta a abrir la habitación hasta no llevarse toda mi leche.

Eso provoca que abran la fuerza por otros medios.

Las penitenciarias se dan con una imagen terrible.

Una madre y su hijo están teniendo sexo oral y no han respondido a los avisos de fin de tiempo de visita.

Notifican a las autoridades. Notifican a mi madre y a mí que han prohibido las visitas por tiempo indeterminado.

Pasan varios meses y contrato otros abogados desconocidos para no tener que explicar lo que había ocurrido.

Apelan pero la conducta de mi madre dentro del penal ha sido cada vez peor, pierde casi todos los beneficios, se pelea con las internas, con las guardias, está casi siempre recluida en una celda especial.

Incluso hasta han solicitado enviarla a una cárcel para prisioneros peligrosos, lejos de nuestra ciudad.

El chisme de lo que hicimos se corrió por todo el servicio penitenciario, ya no la llaman por su nombre ni por su legajo sino por ser la "mamá pervertida".

Casi un año pasa, los ahorros se han ido en abogados y negociaciones tratando de lograr que mi madre pueda contar con visitas.

Su extrema locura llevó a la defensa a pedir cuidado especial en el domicilio por parte de un familiar.

De la venta de una de las propiedades salieron los honorarios para los abogados, y el soborno a las guardias carcelarias que rectificaron su declaración indicando que talvez no fue un acto sexual lo que estabamos practicando sino que era un ataque de ira de mi madre tratando de hacerse daño y que yo estaba tratando de sostenerla y en esa lucha quedamos con la ropa rasgada y casi desnudos.

Las 2 guardias se llevaron casi un auto cada una.

Eso permitió que a mi madre la declaren con insanía y poder lograr una prisión domiciliaria bajo mi cuidado.

Por recomendación de nuestros abogados conservamos la quinta para vivir y vendimos la casa céntrica.

Se la adecuó a prueba de paparazzis y familiares del oficial muerto por la acción de mi madre.

Debíamos estar aislados.

Al salir de la penitenciaría, esperaban los periodistas y familiares de la víctima gritando, insultando y tirando huevos.

Fue escandaloso pero fue solo un momento. La policía nos abre paso y nos escolta hasta el domicilio donde con tobillera electrónica se asegurarán que mi madre no se salga del perímetro.

Mi madre no puede estar sola ni un solo momento, por lo que en los momentos que no estoy queda una enfermera a cargo.

Las compras las hacemos casi todas por delivery para evitar pasar tiempo de más fuera del domicilio.

Mi madre está totalmente cambiada, su rostro es más recio. Una mirada profunda y seria. Su piel está lastimada y ajada por el paso de la prisión.

Cuenta con cicatrices en el rostro, en los brazos, en las piernas y según me han comentado en el cuerpo.

Sus nudillos están grandes producto de las continuas peleas a las que se ha enfrentado.

El trato conmigo es casi protocolar, como si no quisiera hablarme, solo se limita a comer, leer, arreglar el jardín y tomar té sola mirando el atardecer.

Su físico ha cambiado, su espalda está más grande, sus brazos fuertes, sus piernas torneadas, su abdomen está duro.

Las enfermeras no duran mucho, y cuesta conseguir sabiendo su prontuario, se pelea y las amenaza.

Esto lleva que tenga que trabajar desde el domicilio, buscar otras formas de trabajo que me obliguen a permanecer el mayor tiempo posible con mi madre.

La psicologa me sugiere que trate de compartir tiempo en las cosas que le agradan a ella para que se abra.

Es así que dedico tiempo a la huerta y al jardín que parece tranquilizarla.

La primavera está levantando las temperaturas y el trabajo en la tierra hace que usemos ropas más livianas.

Aguanto lo máximo que puedo, no quiero sacarme la remera en frente de mi madre.

Trabajar la tierra nos hace transpirar. El sudor moja mi remera. Y la blusa de mi madre también se humedece.

Usa un pantalón que se le pega al cuerpo, bombacha de campo pero elastizada. Está preparada para el trabajo en la tierra. En cambio yo solo con un jean y una remera que no combinan.

Comienza a hablarme, a contarme cuan importante es tocar la tierra después de tanto tiempo entre barrotes y cemento.

Me enseña como plantar correctamente cada planta, y eso me permite estar mas cerca.

Tiene el cabello recogido, un sombrero de paja que la protege del sol.

El calor y el esfuerzo la sonrojan y hay gotas de transpiración en su rostro.

No solo en su rostro, también en su cuello y en su escote.

Trato de concentrarme en la tierra, en las plantas pero cada tanto se me escapa la mirada hacia las gotas que ruedan hacia ese escote que los invita a confluir.

Pasa la tarde y la oscuridad nos lleva a dejar todo como está y seguir a la siguiente jornada.

Caminamos juntos hacia la casa. Al llegar vemos que estamos llenos de tierra y barro en el calzado y la ropa.

Mi madre me mira un instante pero no dice nada.

Antes de entrar se saca el calzado.

Me pide que me de vuelta, que no mire.

Se saca la remera, y se baja el pantalón, queda solo con su ropa interior puesta. ¿como lo se? Porque no me resistí y desvié mi mirada hacia ella.

Su cuerpo totalmente trabajado, con cicatrices, y los distintos colores por el efecto del sol son resaltados por el brillo del sudor en toda su piel.

"voy a bañarme, después de mí te toca a vos, sacate la ropa acá así no ensucias todo" dijo mi madre mientras ingresaba a la casa.

La miro completamente. Veo su andar hacia el interior. Allí hay un gran espejo que me refleja mirándola.

Ella me vé mirándola. Pero inmediatamente saca su mirada como haciéndose que no se da cuenta.

Su paso se vuelve más lento. Su mano va hacia su espalda y se desabrocha el corpiño.

Por ese gran espejo veo sus tetas libres, enormes, bamboleándose en cada paso.

Sigue en su andar y se baja la bombacha blanca manchandola con la tierra de sus dedos.

La deja caer al suelo y la levanta con su pie hasta tomarla con la mano.

Un solo segundo tuve para apreciar una vagina cubierta con vello púbico negro profundo.

Un solo segundo que alcanzó para que tuviera una erección.

Ella se pierde en los pasillos de la casa en búsqueda de ese baño que la deje limpia.

Espero mi turno para poder pasar. Hasta que veo salir desde el interior a mi madre cubierta con una minúscula toalla que apenas cubre sus pezones, la parte superior de sus pechos y el escote están a la vista.

Por debajo la toalla apenas cubre su vulva.

Está enrollado de tal manera que quedara al límite, es totalmente deliberada esa disposición.

Desde el pasillo se va acercando hasta verme bien, allí me hace señas de que pase, de que es mi turno de bañarme.

Me saco la remera, también el jean y las medias. Abro la puerta y hago mis primeros pasos.

Mi madre no se ha movido de ese pasillo, está esperando que pase.

El espejo del fondo nuevamente me muestra la parte de atrás de mi madre. Es tan corta esa toalla que se puede ver la redondez de cada nalga.

Trato de disimular pero la mirada tiene que elegir entre mirar sus tetas o su culo.

Mi erección es indisimulable, pero no quiero cubrirme para hacerlo mas notorio, asi que solo camino por ese pasillo.

Siento la mirada de mi madre en todo mi cuerpo, es intimidante, dominante.

Cuando la cruzo no emito palabra, solo voy hacia el baño sin mirar hacia atrás.

Siento entonces como mi madre me llama, me pide que me detenga.

Giro sobre mí y la veo acercarse como un felino.

"dame ese calzón así lo lavo hijo" me dice al llegar a mí.

Sus dedos separan el elástico de mi piel y lo baja de un tirón.

Se pone de cuclillas para recoger la prenda y se reincorpora pasando su rostro muy cerca de mi erecto pene.

"andá a bañarte" me dice mirándome a los ojos mientras sus uñas acarician mi abdomen debajo de mi ombligo.

Ese baño fue una tormenta de pensamientos, sin saber que hacer.

Al salir de la ducha veo que la unica toalla que había era una muy pequeña.

Trato de secarme con ella y ajustarla a mi cintura, pero apenas puedo anudarla.

Deja la parte inferior de mis nalgas a la vista y apenas cubre mis testículos.

Al salir, mi madre vestida con un deshabillé lleno de encaje y transparencias se acerca a mí con una copa de vino.

Se lo acepto y mientras bebemos en ese mismo pasillo, se hace hacia atrás y me contempla de arriba a abajo.

"¿no será muy grande esa toalla hijo?" me dice sarcásticamente.

El deshabillé es rojo, corto, muy corto, cada movimiento de ella amenaza con mostrar más de lo debido, el encaje acompaña bien al escote que también busca mostrarse cuando gira.

Me invita a pasar a su cuarto donde hay una toalla más grande para que me seque.

Al buscar la toalla en lugar de darmela se acerca y comienza a secarme ella.

Comienza con mi rostro, mi cabeza y va bajando por mi cuello.

Va secando mis brazos mientras se pega a mí. Sus pechos tienen contacto fugaz con el mío. Y cuando me rodea para secarme la espalda los apoya en mis brazos.

Sus piernas hacen lo propio entrelazándose entre las mías.

Me seca la espalda sin ponerse detrás mío, solo de costado, así sus pechos pueden encajar en mi brazo y una de sus manos puede jugar con mi abdomen.

En mis abdominales se detiene mucho tiempo, usa poco de la toalla. Intenta secarme como si estuviera herido. Poco a poco.

En eso se acerca a mi oido, siento sus pechos en mi pecho y en punta de pies llega hasta el punto de susurrarme:

"ahora voy a bajar"

Trago saliva y la veo descender.

Se arrodilla con las piernas juntas poniéndose entre mis pies.

Seca mis píes con delicadeza y cada una de mis pantorrillas.

Al llegar a las rodillas levanta su mirada y desde ese punto tiene la vista de mis bolas y mi miembro en toda su dimensión.

Detrás de ese foco está mi rostro desde arriba mirando lo que hace.

Ella parece aprovechar la excusa de mirarme a los ojos para mirar lo que hay debajo de la diminuta toalla

Sube lentamente secando mis muslos.

Allí su secado llega hasta mi entrepierna.

Cuando está llegando a la parte crítica deja caer la toalla con la que me secaba, pero no la busca, porque sus dedos siguen hacia arriba y tiene contacto con mis enorme bolas que están por explotar.

Sus manos rodean mi cadera y su cara se eleva hacia mis partes prohibidas.

El rostro de mi madre hurga debajo de la diminuta toalla que cubre mi desnudez y la levanta para tener acceso a mis testículos.

Siento la electricidad en mi cuerpo cuando sus labios y su lengua prueban uno de mis huevos.

No puedo ver lo que hace, la toalla que ata mi cintura cubre su rostro y lo que hace debajo de ella.

Sus uñas comienzan a hacer presión en mis nalgas.

Hay mucho deseo contenido.

Su lengua con maestría pasa por cada uno de mis testículos y sus labios calientes se abren para contenerlos dentro de su boca.

Un gemido gutural se escapa de mi boca, un gemido incontenible que anticipa una noche de desenfreno sexual.
La psicóloga me recomienda pasar mayor tiempo en las actividades que le agradan para que deje su postura recia que obtuvo de la cárcel.

Así es como una tarde pasamos cultivando la huerta y llega el atardecer encontrándonos todos sucios y sudados.

Luego cada uno por turno entra a la casa dejando las prendas sucias en la entrada de la casa.

Primero se da un baño mi madre, luego yo.

Al salir de mi baño quedo solo cubierto con una diminuta toalla que cubre mis partes nobles.

Mi madre me espera afuera con unas copas de vino, me invita a pasar a su cuarto para darme una toalla más grande.

Ella vestida solo con un deshabillé me hace pasar hasta llegar a donde tiene las toallas, allí comienza a secarme poco a poco.

El capítulo anterior termina cuando mi madre se arrodilla frente a mí y secándome desde los pies hacia arriba llega hasta mis testículos.

Sus manos rodean mi cadera y su cara se eleva hacia mis partes prohibidas.

El rostro de mi madre hurga debajo de la diminuta toalla que cubre mi desnudez, y la levanta para tener acceso a mis testículos.

Siento la electricidad en mi cuerpo cuando sus labios y su lengua prueban uno de mis huevos.

No puedo ver lo que hace porque la toalla que ata mi cintura cubre su rostro y lo que hace debajo de ella.

Su lengua pasa por cada base de mis testículos.

Su boca se abre y sus labios se deslizan hasta darles la bienvenida a la boca de mi madre.

Todo esto solo lo imagino y lo siento, pero no lo puedo ver. Solo veo el mover de la toalla sobre la cara de mi madre que con pericia logra dejar que la toalla llegue hasta sus ojos, dejando su mirada clavada en la mía.

Sus uñas se clavan en mis muslos y arañan con fuerza mis nalgas.

Termina de mamar mis huevos y comienza a probar la base del tronco de mi pene erecto.

Siento sus labios y su lengua serpenteando. Aún no puedo ver nada, solo la toalla censurando lo que hace mi madre.

Su boca quiere rodear el tronco, siento la saliva que se desliza. Y como el calor de mi miembro atrae la lengua de mi madre.

Sube hasta llegar a la cabeza, al glande que estaba tirante de tanto esfuerzo por estar erecto.

Es en ese momento cuando sus manos desanudan la toalla y dejan liberado el espectáculo.

Mi pene está enorme, palpitante, la boca de mi madre a escasos centímetros.

Me mira a los ojos como anticipandome que nada iba a detenerla hoy.

Su boca se abre y junto con ella su lengua sale como para anticiparse.

El aliento caliente de su boca me genera sensaciones como nunca antes y el primer contacto de su lengua en mi glande me hace bufar como un toro.

Sus labios aprisionan el glande y lanza un fuerte suspiro mientras se dedica a recorrer cada centímetro hasta abajo.

En cada subir y bajar de su boca se escucha el estruendo de la saliva saliendo por los costados y su esfuerzo por respirar sin tener que sacarse mi miembro de su boca.

Chupa como si quisiera extraer todo de mí, sus manos se apoyan en mis abdominales y en mis piernas.

No se cuanto tiempo pasamos así pero parecía que el tiempo estaba detenido.

Intento darle placer a ella bajando una mano a sus hombros para acercarme a sus tetas. Este movimiento fuerza a mi pene a salir de su boca y ella no me lo permite.

Se pone de pie y me empuja hacia la cama con una fuerza violenta.

Quedo en la cama boca arriba y ella sin mediar palabra se abalanza sobre mí y sigue chupando mi pija.

Mis manos intentan jugar con sus tetas, esta vez si me lo permite, y noto que quiere girar, porque me da acceso a su espalda y sus nalgas.

La invito con mis manos a que gire completamente, también quiero complacerla.

Así es que ella pone cada una de sus rodillas entre mi cabeza. Mis manos invitan a que descienda para poder descubrir lo que hay debajo de ese deshabillé.

Levantando a la cintura me doy con su culo maduro, grande, duro y una vagina con vello púbico negro, corto, pero allí está. No tiene interés en la moda de lo lampiño.

Comienza a descender poco a poco, mientras chupa mi pija con más desenfreno.

Mi lengua y mis labios tienen contacto con esa vulva, con esos labios grandes, el aroma es embriagante, y comienzo a chupar y meter lengua, a dar mordisquitos, a hundir mi nariz.

Otro tiempo largo pasa mientras se nos escapan jadeos y gritos de placer.

Pruebo la humedad de mi excitada madre y me gusta, cuando intento sacar mi boca para tomar aire ella baja más para que siga chupando.

En un momento siento que estoy por venirme, se lo hago notar y ella aprieta aún más sus piernas y se sienta sobre mi cara. Está haciendo lo mismo que en el penal.

Chupa y sus uñas me arañan el abdomen y las piernas.

Chupa y mientras ve que sigo inmovil aumenta la intensidad hasta que exploto dentro de su boca.

Chorros de leche siento que llenan su boca y se caen aún por el costado de sus labios.

En ese instante también tiemblan sus piernas y desata sus jugos en mi cara y boca. También ha tenido un orgasmo.

Se levanta y la veo despeinada, con leche en su cara.

Se acerca hacia mí y me besa metiéndome la lengua con mi leche.

Su lengua saborea sus jugos y yo saboreo mi propio semen.

Se escapa por los costados y ella con la lengua los vuelve a meter dentro mío.

Pasamos varios minutos besándonos hasta que ella se sienta y pone cada una de sus piernas al costado de mi abdomen.

Su mano va hacia atrás tomando mi miembro que estaba duro pero aún buscando reponerse de la eyaculación.

Lo presiona desde la base y comienza a masturbarme buscando rigidez.

Todo eso mirándome a los ojos, y cuando logra la mínima rigidez se hace hacia atrás hasta encontrar la entrada de su vagina madura.

Allí lo mete ella misma y cuando entra la cabeza mira hacia arriba pegando un grito que se debe haber escuchado en alguna casa vecina.

Al meter cada centímetro de mi miembro me mira a los ojos y me clava las uñas en el pecho, agitando su pecho de la excitación.

Comienza a cabalgar, se escucha el chapoteo de sus jugos con la lubricación que quedó en mi pene.

Es un chapoteo ruidoso, aplausos de nuestros cuerpos que hacen indisimulable que estamos cogiendo como animales.

Se saca el deshabillé de forma completa, estamos ambos desnudos, volviendo a transpirar después de habernos dado un buen baño.

El brillo del sudor hace sexy sus pechos que suben y bajan por la gravedad.

No resisto la tentación de probarlos y me siento para poder comerlos.

Mi madre acompaña mi cabeza con sus manos para que coma cada uno de ellos.

"chupa hijo, toma la teta de mamá" me dice fuera de sí mientras sigue cabalgando.

Mis manos toman cada una de sus nalgas ayudándole en la tarea de saltar sobre mi pija.

Y le doy unas fuertes nalgadas que retumban en el cuarto.

Siento que estoy tan caliente que necesito penetrarla más y más fuerte, así que la levanto mientras sigo metiéndola y de píe la tomo de sus piernas, por debajo de las rodillas y ella sostenida de mi cuello comienza a sacudirse subiendo y bajando.

Estamos así un momento y la transpiración hace más sonoro el chocar de nuestros cuerpos, mi pelo está mojado, el cabello de mi madre también lo está.

"seguí cogiéndome así de fuerte" me grita mi madre.

Y voy hasta la pared donde la apoyo y entonces tomo el control de la penetración.

Solo colgada de mi cuello es sostenida por mis brazos que debajo de sus rodillas y empujando a la pared la mantiene suspendida.

Allí comienzo a taladrar con fuerza como nunca antes, y los cuadros empiezan a caerse.

"esto querías putita" le digo faltándole el respeto.

Eso hace que apriete su vagina sobre mi miembro y una electricidad recorre su cuerpo haciéndola venir por segunda vez, inundando mi pija de sus jugos.

Parece que se va a desmayar, siento que sus brazos ceden su fuerza, pero no voy a dejarla hasta acabar.

La sostengo como puedo con mis brazos mientras la embisto contra la pared. Y cuando parece que no soportaré más el peso muerto de mi madre, ella se pega a mi cuerpo mordiéndome el hombro.

Eso provoca mi segunda eyaculación como si la primera no hubiera existido.

Bombeo como puedo unos segundos más, pero mis piernas comienzan a temblar y nos deslizamos al suelo agitados tratando de recuperar el aire.

Estamos ambos en el suelo buscando aire, transpirados, y con leche cayendo del interior de mi madre.

Permanecemos unos minutos contemplandonos desnudos en el suelo.

Pero decido ponerme de píe y levantar a mi madre en mis brazos para acostarla en la cama.

La tapo con la sábana y me acuesto a su lado. Nos disponemos a dormir exhaustos por lo que hicimos las últimas horas.

Estamos por caer vencidos por el sueño hasta que se acomoda poniendo su culo contra mi pija.

Mi pene blando encaja entre sus nalgas frías y ella se acomoda de tal manera que comprime mi miembro entre ellas.

Parece que se está durmiendo pero se mueve, su movimiento es contra mi cuerpo y eso me impide dormir.

Mi glande irritado sigue largando líquido preseminal. Liquido que va cayendo en la raya de su culo.

De repente siento la mano de mi madre en mi pene, esta mojada, llena de su saliva.

Cada tanto la saca y vuelve a tocar mi pene con su mano ensalivada.

Mi pija comienza a endurecerse, pero con debilidad.

Mi madre toma mi miembro con determinación y lo guía entre sus nalgas al único agujero que queda por probar.

Allí me susurra que abra sus nalgas mientras ella le indica a mi pene por donde irá.

Obedezco y cada mano separa esas nalgas maduras y grandes.

El glande hace fuerza para entrar pero cuesta por la estrechez y por la falta de rigidez de mi miembro.

Mi madre se esfuerza y empuja también para que entre de una buena vez.

Lanza un grito desgarrador y le tiembla la mano que sostenía mi pija, pero ya está la cabeza adentro.

"no la saques, me duele, pero no la saques hijo" me dice con voz temblorosa.

Pasa sus dedos a su vagina tratando de sacar jugos y leche que quedó dentro y lo esparce en mi tronco.

Me quedo inmovil y ella sola hace fuerza hacia atrás metiéndose centímetro a centímetro mi pija.

Se dobla un poco y parece que se va a quebrar pero ella lo mantiene firme con su mano.

Con mucha paciencia y muchos minutos llegamos hasta que mis huevos chocan contra sus muslos y mis abdominales con sus nalgas.

Allí nos movemos lentamente y mi madre pega su espalda a mi pecho y gira su cabeza buscando mi boca.

Mis manos agarran sus pechos y mi lengua juega con su lengua de una forma caliente y perversa.

Nos movemos muy lentamente, entra y sale con cuidado tratando de que no le duela.

Comienza a gozar de tener la pija de su hijo adentro y los jadeos comienzan a ser más audibles.

Nuevamente estoy erecto listo para seguir penetrando ese culo. Jamás en mi vida había tenido una sesión maratónica de esta manera.

Metia y sacaba y me calentaba escuchar mis bolas chocar con los muslos de mi madre.

Pasamos de esa posición tímida a ponerla en cuatro y allí mi madre se arquea poniendo su culo mas redondo a mi vista.

La sostengo del cabello mientras taladro su enorme culo.

"si hijo, tratame como la puta que soy, llename de leche el culo" me dice de una manera sucia.

Y apoya su cabeza en el colchón girando como puede para poder ver mi expresión de cómo disfruto de metérsela por detrás.

Han pasado tantas horas que amanece y los rayos de sol nos iluminan la cara.

Esta vez no hay remordimiento, el sol no nos va a hacer entrar en razón, así que sigo metiendosela.

Me está costando mucho terminar, es la tercera vez en una noche cuyas dos primeras fue una descarga brutal.

Volvemos a transpirar, el sol calienta aún más el cuarto donde estamos.

Hay brillo en su culo, ese brillo de sudor, le doy unas nalgadas que hacen gritar a mi madre y la hacen mirarme a los ojos con lascivia.

Esa mirada hace que mis huevos despidan lo último que me quedaba de reserva láctea.

El bombeo comienza a relentizarse, y me dejo caer encima de mi madre.

Ella no ha acabado así que sigue empujando hacia atrás aún con mi pene desinflándose.

Lo hace con más fuerza y aprieta su ano para evitar que me salga.

Me quejo del dolor que eso produce y eso parece gustarle así que sigue haciéndolo.

Trato de acompañar un tímido bombeo pero ya no tengo más que ofrecer.

Mi madre sigue insistiendo moviéndose circularmente mientras mis manos tratan de compensar con su clítoris y sus tetas.

Es entonces que en esa estimulación acaba por tercera vez mojando mis dedos y la cama.

La sábana ha quedado en el suelo y no hay fuerzas para levantarla.

Nos dejamos vencer por el cansancio y nos recostamos sin sacar mi pene de su culo.

Nos quedamos dormidos de esa manera.

Pasa un tiempo y el sueño se interrumpe por un grito en la puerta del cuarto.

Son la psicóloga y la enfermera. Ese día había quedado en hacer trámites y pagos por lo que la enfermera que tiene llave llegaría a cuidar a mi madre.

Tambíen tenía turno con la psicóloga a quien la enfermera le dio permiso de entrada.

Ellas vieron a una madre con su hijo dormidos en la misma cama, desnudos. Con mi pija dentro de su culo y el olor a sexo y sudor en toda la habitación.

Sábanas tiradas, toallas tiradas, el deshabillé rojo sexy de mi madre tirado en el suelo.

Cuadros caídos, la pared marcada con humedad y la cama llena de manchas.

Nuestros cabellos desordenados, y las costras del semen, jugos y el sudor secos en nuestros cuerpos.

"son unos pervertidos" gritan ambas y salen corriendo de la habitación.

Mi madre se levanta rápidamente y va tras ellas. Yo busco una toalla para cubrirme.

Mientras me anudo la toalla a la cintura escucho un grito y golpes.

Salgo de la habitación y veo a mi madre con una sartén ensangrentada que había golpeado a la enfermera.

"¿qué es lo que hiciste mamá?" grito sin entender qué pasa.

"solo forcejeamos y me defendí y se golpeó contra la pared" dice mi madre mirándome a los ojos buscando complicidad.

A lo lejos se escucha a la psicóloga gritando desde el portón pidiendo auxilio.

Mi madre sale corriendo hacia afuera con la sartén en la mano completamente desnuda.

Yo salgo trás de ella vestido solo con la toalla.

Estaba por darle un sartenazo a la psicóloga que pedía que alguien la rescate porque estaba el portón cerrado para evitar que mi madre se fugue cuando llegó a tiempo para tomarla del brazo.

Mi madre estaba desencajada, gritaba que más le valía a la psicóloga que no diga nada de lo que vió.

La psicóloga estaba en shock, en pánico. Los vecinos se agolpan en la entrada del portón.

Llega la policía y dice que nos quedemos donde estamos apuntándonos con sus armas.

El forcejeo con mi madre me despoja de la toalla y quedamos desnudos ante el público que apunta con sus celulares y registra una noticia que se hará viral sin lugar a dudas.

Mi madre es regresada a prisión. Ahora se la acusa del asesinato de la enfermera y de intento de homicidio de la psicologa.

La psicóloga declaró que no vió nada extraño entre nosotros, y que tampoco vió que pasó con la enfermera.

Hasta desistió de querellar como víctima de intento de homicidio por lo que solo quedó firme la condena por la muerte de la enfermera.

Cuando preguntaron porque estábamos desnudos declaramos que estábamos cada uno en su habitación durmiendo y que mi madre creyó que la enfermera era un ladrón y que por los medicamentos que toma no estaba lúcida para reconocer a la psicóloga.

No alcanzó, ella fue presa, yo quedé libre.

Los videos que grabaron los vecinos se hicieron tendencia en las redes sociales.

Muchos rumoreaban de porque estábamos desnudos más con los rumores que habían corrido en las penitenciarias con las guardias que habían sido testigos pero cuyo testimonio fue comprado a cambio de dos autos.

Lo que queda es la fantasía, el rumor popular de lo que hicimos mi madre y yo en esa noche final.

Ya han pasado dos años, y le quedan trece años más en la cárcel.

Me ha llegado la notificación de que accedió al beneficio de visitas privadas en un cuarto y que mi madre solo quiere pasar tiempo con su hijo.






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