me llamo Víctor y tengo 22 años y vivo en Madrid. Todo empezó en el pasado mes de enero, cuando a mi padre le ofrecieron ir a Perú por dos años como encargado de una sucursal de la empresa y después pasado ese tiempo tener un puesto de más nivel aquí en España. El sueldo era mucho mayor y iba con todos los gastos pagados, alojamiento, dietas... así que todo lo que ganaba era limpio para la cuenta.
tanto el cómo mis madres estuvieron discutiendo por la oferta varios días, ya que ella no era partidaria de que se fuese, pero él tenía claro que esa oportunidad no se presentaba todos los días y al final acepto, marchándose al mes siguiente.
Mi madre, que se llama Cristina, tiene 48 años, se conserva bastante bien, teniendo un buen cuerpo, destacando sus grandes pechos y siendo bastante guapa y extrovertida. no parecía llevar mal la situación, por lo menos en mi presencia. Pero todo cambio cuando entro la primera nómina de mi padre y ahí empezó a sentir que no era tan mala idea lo de la oferta de trabajo de mi padre. Yo creía que se iba a volver loca comprando ropa y cosas así, pero no fue así hasta que llego el mes de junio.
Se volvió loca y se propuso hacer obra en casa. cambiar cañerías, tirar tabiques y ponerlos en otro sitio, poner tarima, cambiar ventanas, pintar y comprar muebles nuevos. Yo no quería, pero mi madre hablo con mi padre pareciéndole bien la idea y se puso manos a la obra a buscar empresas que le hicieran todo eso.
Justo en ese mes, la empresa en la que trabaja llevaba un par de años difíciles y justo cerro., así que mi rutina diaria paso a buscar trabajo en los portales de internet por las mañanas, ayudar a mi madre con la compra y las tareas de la casa y después de comer, quedar con mi amigo José que estaba en la misma situación que yo.
Así que, a mediados de junio, empezaron las obras en mi casa. empezó el caos, ruido, polvo, las cosas de la casa por todos los lados, yo no sabía ni dónde meterme. De la empresa que contrato mi madre, venia el jefe, y un hombre sudamericano. El jefe, que se llamaba Roberto, que tendría unos 50 años y con una buena barriga y el otro, delgado y fibroso, de unos 30 y muy callado que se llama Edwin.
Como dije antes, mi madre es una mujer muy extrovertida, y enseguida se llevó bien con ellos, en especial con el jefe, que era bastante charlatán y muy mal hablado, soez incluso, pero siempre hablando en tono de broma. No paraba de ir detrás de ellos limpiando y de vez en cuando ofreciéndoles refrescos o cervezas, ya que el calor en esas fechas ya era bastante considerable.
las dos primeras semanas todo fue normal (dentro del caos de una obra) hasta que, al empezar a tercera, empecé a notar que mi madre y el jefe se empezaban a llevar muy bien, bromeando y charlando con el mientras él trabajaba. Yo no le di mayor importancia, hasta me alegraba por ella de que hablase con alguien y estuviese animada. Hasta que un día por la mañana, me levanté por y vi como estaba Roberto dando martillazos al suelo. Estaba el solo, Edwin no estaba y a mí me entro tal agobio por los golpes, el polvo y el calor, que me baje a dar una vuelta. Mi intención era ir a un centro comercial o algo así para estar fresco, y le dije a mi madre que vendría a la hora de comer o así, dejándola limpiando la polvareda que se estaba montando. Pero al bajar al portal e ir a montarme en el coche, me encontré a mi amigo José.
- ¿Hola tío, que tal? -Me dijo nada más verme.
- Hasta los huevos de la obra y del calor. -Le conteste haciéndome el enfadado.
- Venga, te invito a un café en la terraza.
La terraza hacia esquina con mi bloque y para allá que fuimos. Estuvimos más de tres cuartos de hora hablando de nuestras cosas cuando vimos a Roberto.
- Hola chicos, que bien estáis ahí a la fresca.
- Si jajaja – le contestamos.
- Voy a por material y ahora vengo
- Muy bien, aquí estaremos seguro cuando vuelvas jaja
Se montó en el coche y a la hora o así, volvió a aparcar donde antes, enfrente del bar. Había traído un montón de material, así que nos ofrecimos a ayudarle a subirlo a casa. Cargados con un par se sacos cada uno, llegamos al portal y después de llegar a mi casa, abrí la puerta.
Al hacerlo, nos quedamos de piedra los tres. Mi madre estaba en mitad del salón, con un pantalón corto y en tetas, planchando la ropa. Al vernos, soltó la plancha rápidamente y se tapó como pudo las tetas. Estaba sudando por el calor de la plancha y después de mirarnos con asombro, frunció el ceño y con cara de mala leche me dijo.
- JODER VICTOR, PORQUE NO LLAMAS A LA PUERTA. – me grito enfadada
- Lo siento mama, como iba yo a pensar….
Mientras me decía eso, ella paso al lado nuestro en dirección a su cuarto, mientras los tres éramos incapaces de apartar la mirada de mi madre, viendo como se la movían las tetas que apenas era capaz de tapar, Después de esos escasos segundos, mi madre salió de su cuarto, ya con una camiseta y empezó a actuar como si no hubiese pasado nada, mientras Roberto, empezó a trabajar, pero fijándome que tenía una sonrisa en la cara de oreja a oreja. Yo estaba tan cortado, que indique a José irnos a la calle para no parecer tonto ya que no sabía ni qué hacer ni decir.
- Joder tío, como está tu madre….
- Ya tío, vaya corte me he llevado. – le dije riendo
- Ya te digo jajajaja
A la hora de cenar, ya solos, mi madre me echo una bronca gorda, intentando quitar hierro al asunto y diciéndome que, si venía con alguien sin decirla nada, que siempre llamase a la puerta. No me volvió a dirigir la palabra en toda la comida y después de cenar, se fue a la cama sin decirme nada.
Al día siguiente, mi madre se comportó como si no hubiese pasado nada, hablando sin parar con Roberto de cualquier cosa, aunque seguía enfadada conmigo, hablándome las cosas justas y necesaria en todo el día. A eso de las 19, José vino a jugar a la play conmigo y nos metimos en el cuarto ante la indiferencia de mi madre. cerca de las 20 de la tarde, Roberto pregunto a mi madre donde había cerca una ferretería ya que le faltaba un tipo de silicona.
- Hay una en el centro comercial. Si quieres te acompaño, que tengo que ir a comprar comida para mañana y te digo donde es. – le contesto ella
- Vale, pero tengo un poco de prisa y no puedo esperar. Compro lo que me falta antes de que me cierre y me vengo. –contesto Roberto.
Yo lo oí y curándome en salud, les dije que se diesen prisa que a lo mejor José y yo nos íbamos a la calle. Mi madre me miro con cara de mala leche y se fueron los dos juntos. A la media hora, tal y como había dicho, Roberto volvió a casa.
- Hola chaval, no te voy a entretener mucho. Termino esto y ya os dejo libres.
- No te preocupes.
Sin darme cuenta, al pasar Roberto dejé la puerta abierta de la calle y después de acompañarle ver que le quedaba por acabar, me fui otra vez a mi habitación a seguir con la partida sin cerrar la puerta. A los cinco minutos, por una corriente de aire, la puerta se cerró sola dando un portazo. Yo me asomé a ver qué había pasado, creyendo que era mi madre que acaba de llegar, pero al ver que no era así, me volví a la partida. Al cuarto de hora o así, esta vez sí se oyó la puerta, siendo mi madre la que entraba. Al estar enfadada conmigo, ni Salí a decirla nada oyendo como iba hacia donde estaba Roberto.
- ¿Mi hijo ya se ha ido ya?
- Creo que sí, hace un rato oí la puerta, así que se habrán ido.
- Si has quedado, vete ya Roberto, que es tarde.
- No te preocupes, si era por ver el partido del mundial, pero ya no llego a verlo a casa. Veré la segunda parte. –contesto Roberto
- si quieres verlo aquí puedes hacerlo. –dijo mi madre al momento
- No, muchas gracias, no quiero molestar
- No es molestia, además, me siento mal que salgas tan tarde.
Dicho y hecho, cuando acabo de trabajar, mi madre le puso el partido y la oí como le ofrecía una cerveza. Mientras, José y yo nos pusimos también el partido en mi cuarto. Oíamos como Roberto gritaba cada acción del partido ante las risas de mi madre, normal al ritmo que la oía iba traer cerveza tras cerveza. Yo no paraba de darle vueltas a la situación de porque mi madre le había dejado ver el partido en casa, y más, viendo lo que había pasado el día anterior y no le comenté nada a José hasta que me lo dijo con cierta sorna.
- Macho, al final tu madre se folla a este jaja
- Calla cabron
Mientras lo veían, después de ir a la cocina a por más cerveza, como todas las mujeres y más llevando unos cuatro botellines, mi madre empezó a hablar por los codos, le pregunto si tenía hijos y cosas así.
- Que va, gracias a dios. Hace diez años me separe y nunca lo pensamos seriamente. No nos aguantábamos ya desde hace mucho tiempo. Y no veas lo que me alegro de haberlo hecho.
- ¿ah sí? ¿y eso por qué? – oí como preguntaba mi madre.
- Ahora, puedo hacer lo que quiera, como cuando quiero, duermo cuando quiero, veo en la tele lo que quiero… Buah, es lo mejor del mundo. De casado, ¿ver el futbol en casa? Ni de coña. Solo dar paseos los fines de semana, ir a comprar al súper…
Mi madre no paraba de reír por el tono que lo decía Roberto, dándome cuenta del puntillo gracioso que ya llevaba ya que ella no acostumbra a beber.
- Ya, pero vivir solo… yo por mi hijo, sino lo llevaría fatal no poder hablar con nadie en casa - comento mi madre.
- Anda, mejor solo que mal acompañado. follaba una o dos veces cada dos meses y eso si tenía suerte, misma posición todos los días…
- Hombre, si fuera como tú por las veces que lo hago yo ahora que mi marido está fuera desde hace seis meses, me habría separado tiempo atrás jajaja – respondió entre carcajadas mi madre
- ahora lo que tienes que hacer estando sola es salir a divertirte con tus amigas. Eso hago yo, tomar algo, pasármelo bien e intentar ligar en alguna discoteca de cuarentones
Mi madre se reía sin parar y tras otro paseo a la cocina a coger más cerveza, volvió al salón.
- ¿Y ligas mucho? – pregunto mi madre riéndose
- No todo lo que quisiera, pero si pillo a una que se quiere divertir, con unas copas de más acabas follando fijo. Así que ya sabes, acábate ese botellín y empieza otro jajaja
- ¿me quieres emborrachar? – pregunto riendo
- Nooooo, si te soy sincero, prefiero follarte sobria. – contesto riéndose a carcajadas.
En ese momento, mi madre se quedó callada, supongo que sorprendida por lo que acaba de escuchar mientras José y yo estábamos flipando en la habitación. Volvieron a ver el partido hasta que, al llegar el descanso, Roberto pregunto a mi madre si había más cerveza.
- ¿Qué? ¿nos la hemos tomado toda la cerveza que tenías? jajaja.
- Siiiii, con este calor entra sola. – respondio mi madre.
- Vale, pues bajo a comprar, vuelvo enseguida y así vemos la segunda parte.
Tras decir eso, Roberto salió de casa. José y yo no sabíamos que hacer hasta que oímos como mi madre se levantaba y ponía la ducha.
- Tío, tu madre se va a follar al pavo ese.
Yo, aunque no quería reconocerlo, sabía que eso iba a pasar y en un momento de locura, le dije a José que nos fuésemos a la habitación de mi madre y nos escondiésemos en armario para ver qué pasaba. Dicho y hecho, cuando mi madre cerró la puerta del baño, salimos de mi habitación y nos fuimos en silencio hacia allí. Nos escondimos cada uno en un lado del armario, que estaba separado en el interior y abrimos la puerta corredera lo justo para poder ver si pasaba algo, y si pasaba, que fuese en la habitación. Enseguida salió mi madre del baño y minutos después entro en su habitación. Ya estaba vestida, con un pantalón corto y una camiseta de tirantes. En ese momento, a mí se me salía el corazón por la boca, pensando cómo había sido tan tonto como para hacer esto. Mi madre se quedó mirando la cama y después de colocar la almohada, Roberto llamo al telefonillo y esta salió a abrirle. Enseguida empezó la segunda parte del partido y se pusieron a verlo, volviendo a beber la cerveza que este había traído. Volvieron a hablar del partido y cosas sin importancia hasta que Roberto, que antes vio que tenía posibilidades, volvió con el tema.
- ¿En serio que llevas tanto tiempo sin hacerlo? ¿no le has puesto nunca los cuernos a tu marido? –seguía preguntando Roberto.
- Claro que no
- Pues siempre hay una primera vez para todo. ¿no te apetece echar una canita al aire? Que seis meses sin follar son muchos meses y nos lo podemos pasar genial.
Mi madre volvió a callarse unos segundos, mientras José y yo estábamos flipando con lo que estábamos oyendo.
- Jajaja te estas poniendo colorada cristina.
- Es que no me esperaba esto Roberto
- Es que no soy demasiado de irme por las ramas jajaja.
Nuevamente hubo un silencio de unos segundos hasta que Roberto volvió a insistir
- Además, dese que te vi las tetas ayer no soy capaz de quitármelas de la cabeza.
- Sera mejor que te vayas Roberto
En ese momento oí como ella se levantaba del sillón y segundos después apareció en la habitación y se sentó en la cama, bastante nerviosa. Un escalofrió recorrió mi espalda a la vez que creía que me iba a estallar la polla, cuando un par de segundos después entro Roberto y se sentó al lado de mi madre. En ese momento, ella miro al armario, ya que, en el lado de fuera, eran espejos y se quedó mirándose. A mi casi me da un paro en el corazón
- ¿Qué pasa cristina, me vas a dejar así? – dijo Roberto señalándose el paquete que se le veía ya abultado
Mi madre no contesto, pero Roberto, sin cortarse un pelo, le cogió la mano a mi madre y se la llevo a la polla.
- ¿Dura eh?
Mi madre se rio con una risa nerviosa, sin mirarle tan siquiera y sin decir nada. Acto seguido, Roberto se acercó a ella y empezó a besarla el cuello y a chuparle la oreja.
- Esto no está bien Roberto. – dijo mi madre con la voz entrecortada.
- claro que si cristina.
Mi madre siguió haciendo gestos de negación con la cabeza hasta Roberto le giro la cabeza y empezó a besarla en la boca.
- Lo estas deseando y no se va a enterar nadie.
Ella no puso oposición alguna, estando con los ojos cerrados, soltando algún que otro suspiro mientras este fue bajando con sus besos por el cuello y escote. A los pocos segundos, la empujo para que cayera en la cama y comenzó a quitarla primero el pantalón y después las bragas, mientras mi madre le miraba con una cara mitad de asombro, mitad de deseo. Nada más quitarla las bragas, se arrodillo en el suelo y abriéndole las piernas, se quedó mirando el coño de mi madre unos segundos.
- A partir de este momento, eres mía
Nada más decir eso, empezó a chuparle la cara interna de un muslo mientras una mano la metió por dentro de la camiseta por abajo y empezó a tocarle las tetas unos segundos. Enseguida, sin decir nada, después de darle un lametón al coño, comenzó a chupárselo. En ese momento, mi madre soltó un gran suspiro y se llevó una mano a la boca para evitar gemir muy alto
Yo estaba alucinado, viendo desde el interior del armario como mi madre se retorcía, soltando ya gemidos sin parar mientras Roberto no sacaba la cabeza de entre los muslos, chupando cada vez con más intensidad. Así estuvieron un par de minutos, hasta que este saco la cabeza del coño, se chupo los dedos y le dijo a mi madre.
- Vamos animar esto un poco jaja.
Acto seguido empezó a metérselos por el coño lentamente. Mi madre los recibió soltando un leve gemido, mientras echaba la cabeza para atrás con los ojos cerrados mientras arqueaba el cuerpo. Pero a Roberto se le veía muy excitado, y enseguida empezó a incrementar el ritmo, metiendo y sacando los dedos a una velocidad de vértigo, haciendo que mi madre empezase a gritar, retorciéndose mientras se apretaba las tetas. Tanto se movía, que Roberto tenía que poner medio cuerpo encima de ella para que no se fuera y poder seguir follandola con los dedos. Así estuvieron dos o tres minutos, hasta que mi madre grito que se iba a correr. En ese momento, Roberto saco los dedos de su coño, todo babosos y se quedó mirando a mi madre, que le estaba mirando con cara de puta y sin entender nada.
- ¿creías que iba a ser tan fácil? ¿Primero te lo tienes que ganar no putita?
Sin esperar respuesta, Roberto se puso de pie, se quitó la camiseta y después se bajó los pantalones y calzoncillos a la vez, dejando al aire una polla más bien normalita en tamaño, pero con un capullo enorme, ante la mirada de mi madre que seguía con la respiración fuerte por lo de antes. Él estaba empapado en sudor mientras mi madre tenía la cara, cuello y canalillo brillante.
- Venga, vamos a ver qué sabes hacer con esa boquita.
Roberto entonces, se agacho para cogerla de los pelos por la nuca mientras con la otra se agarró la polla, la obligo a sentarse en la cama, le dio un beso en la boca y sin mediar palabra, después acerco bruscamente su cabeza hacia su polla. En ese momento, parecía que mi madre no estaba muy por la labor de hacerle nada hasta que Roberto dijo
- Venga, no seas tímida cristina.
Después pego su capullo en los labios de mi madre, que ahora sí, abrió la boca y permitió que entrase. En ese momento, Roberto se estiro completamente soltando su polla y la cabeza de ella y dejo que se la chupase lentamente, metiéndose solamente hasta la mitad mientras se acariciaba el coño. Ahora fue el que se se puso a mirarse en el espejo, con cara de satisfacción.
- Mmmmm, me he gastado mucho dinero en putas que lo hacían la mitad de bien que tú.
- ¿de verdad? – dijo sonriendo mi madre sacándose la polla de la boca
- Claro que sí.
Entonces Roberto se agacho un momento a besarla nuevamente en la boca y después, agarrándola por la nuca, la obligo a meterse nuevamente la polla en la boca, pero esta vez hasta el fondo. Ya estaba sobre excitado y empezó a follarla la boca, metiéndosela hasta los huevos y de vez en cuando, se paraba apretando la cabeza contra su polla dejándola dentro para hacer que se ahogara. A los pocos minutos, Roberto saco la polla de la boca y la quito violentamente la camiseta y el sujetador y después la empujo violentamente a mi madre que cayo tumbada en la cama.
- Ahora vas a ver cómo te follo como la puta que no todavía no sabes que eres
Estaba empapada en sudor y mientras se limpiaba las babas de la boca, Roberto la abrió de piernas y después de dar un par de golpes con la polla en el coño, se la fue metiendo poco a poco, sacando y metiendo el capullo solamente.
- ¿Es lo que estabas deseando verdad Cristina?
Esta vez mi madre miro fijamente a Roberto y con cara de mala ostia, se quedó callada. Pero Roberto, lejos de achantarse, se la metió de un fuerte golpe hasta los huevos que hizo que ella soltase un grito tremendo.
- Dime que lo estabas deseando
Mi madre tampoco respondió esta vez, siguiendo con la cara de mala leche y apretando los dientes, como desafiando a Roberto, que con una sonrisa se pegó los muslos de mi madre al pecho y empezó a follarla a lo bestia, metiéndole la polla hasta el fondo. Aquí mi madre empezó a gritar como una loca, con las tetas moviéndose de un lado a otro sin ningún tipo de control, mientras él le gritaba
- DIME QUE ESTABAS DESEANDO QUE TE FOLLE
- SIIIIIIIIIIIIIIIIII
- PORQUE ERES UNA PUTA ¿VERDAD?
- SIIIIIIIIIIIIIIIII
Nada más decir eso, Roberto se tumbó encima de ella con la polla dentro y se empezaron a reír los dos a la vez.
- ¿Te ha costado reconocerlo eh?
- Calla y follame
Este se rio y después de darle un largo beso en la boca, se incorporó para apretar las tetas la una con la otra y entretenerse chupándole los pezones unos segundos, hasta que empezó a follarla nuevamente. El ritmo sin ser suave no era muy rápido tampoco y yo estaba embelesado en el movimiento acompasado de las tetas de mi madre, brillantes por el sudor, que se movían al ritmo de la follada con el continuo jadeo de ella. Así estuvieron unos cinco minutos, en los que Roberto se inclinó varias veces a chuparla las tetas. De repente, mi madre empezó a jadear más alto y a retorcerse sobre la cama.
- ¡Me voy a correr!
Roberto entonces, sonrió con cara de cabron y llevando las manos al cuello, empezó a asfixiarla mientras comenzó nuevamente a follarla en plan salvaje. Aquí el ruido era impresionante, los gritos de mi madre y los gruñidos de Roberto, se unían al del choque de sus cuerpos y las tetas de mi madre parecían que se la iban a soltar del cuerpo.
- ¡VENGA ZORRA, CORRETE!
Dicho y hecho, mi madre se empezó a correr, con unos gritos y espasmos brutales, tanto, que en uno de ellos empujo a Roberto de una patada. Este se la quedó mirando, como ella se llevaba las manos a la boca, a las tetas, se tocaba el coño… como si estuviese poseída por un demonio en los 10 segundos que duro. Cuando se repuso, Roberto se echó encima de ella y empezó a besarla y a chuparla las tetas mientras se pajeaba como un loco.
- ¿Estas disfrutando eh? Pues tranquila que todavía no hemos acabado. Ponte a cuatro zorrita.
Dicho y hecho, mi madre le hizo caso y enseguida Roberto empezó a follarla. Al principio lo hacía despacio poniendo las manos en sus caderas, mientras mi madre aguantaba con los ojos cerrados y gimiendo cuando este se la metía. De vez en cuando, este le daba un pequeño azote en el culo que hacía que mi madre soltase una carcajada. Entonces, Roberto la cogió de las tetas y la levanto el tronco pegándolo contra su pecho y se empezaron a besar a la vez que seguía follándola muy despacio.
- Que buena que estas zorra – le susurró al oído para después empezar a chuparle la oreja y a estrujarla las tetas
Mi madre fue incapaz de decir nada, con los ojos cerrados y gimiendo mientras la follaba. A los pocos segundos, la empujo contra la cama, dejándola a 4 otra vez. Después, suavemente, le hizo una coleta y sin decir nada, se la metió con fuerza mientras tiro para atrás del pelo. Aquí mi madre soltó un grito tremendo, mientras Roberto tiraba con fuerza para atrás y seguía metiéndosela de fuertes topetazos.
- VENGA ZORRA, AGUANTA QUE YA QUEDA POCO.
En ese momento, empezó a follarla como un bestia, gruñendo y poniendo caras mientras mi madre gritaba como una loca. Tales eran las embestidas, que fue perdiendo la posición. Primero doblo los codos pegando las tetas sobre la cama dejando el culo en pompa y poco después, se tumbó completamente. Esto no le impidió a Roberto en nada, que siguió follandola como hasta ahora hasta que, al poco rato, fue aminorando el ritmo. De repente, dejo de follarla y agarro a mi madre de los pelos mientras el se ponía de pie en la cama. Mi madre parecía un muñeco de trapo y se coloco como la obligo Roberto, de rodillas y poniendo la cara a un palmo de su polla. Este empezó a meneársela sin soltar de los pelos a mi madre.
- Júntate las tetas y abre la boca.
Mi madre obedeció al instante y se quedó mirando fijamente la polla de Roberto. Hasta que de repente, le empezaron a salir gran cantidad de lefa que cayó en el escote y tetas de ella. Mi madre en ese momento empezó a sonreír mirándose las tetas cuando sin avisar, a Roberto le salió un chorro de lefa con mucha fuerza que se estrelló en la cara. Esta soltó un grito de sorpresa y vio como otros dos chorros le entraron en la boca que escupió al instante y un tercero con menos fuerza que le dio nuevamente en la cara. Cuando ya término de correrse, se la metió unos segundos en la boca y después se arrodillo exhausto y se puso a ver como había dejado a mi madre de perdida.
- Joder Roberto, como me has dejado. – dijo mi madre con cara de resignación y quitándose la lefa de la cara y extendiéndosela en las tetas.
- Joder, me has vaciado los huevos. jajaja.
- Joder, me has puesto perdida, voy a limpiarme que voy a poner la sabana perdida
En ese momento, mi madre se levantó y se marchó dirección al cuarto de baño.
tanto el cómo mis madres estuvieron discutiendo por la oferta varios días, ya que ella no era partidaria de que se fuese, pero él tenía claro que esa oportunidad no se presentaba todos los días y al final acepto, marchándose al mes siguiente.
Mi madre, que se llama Cristina, tiene 48 años, se conserva bastante bien, teniendo un buen cuerpo, destacando sus grandes pechos y siendo bastante guapa y extrovertida. no parecía llevar mal la situación, por lo menos en mi presencia. Pero todo cambio cuando entro la primera nómina de mi padre y ahí empezó a sentir que no era tan mala idea lo de la oferta de trabajo de mi padre. Yo creía que se iba a volver loca comprando ropa y cosas así, pero no fue así hasta que llego el mes de junio.
Se volvió loca y se propuso hacer obra en casa. cambiar cañerías, tirar tabiques y ponerlos en otro sitio, poner tarima, cambiar ventanas, pintar y comprar muebles nuevos. Yo no quería, pero mi madre hablo con mi padre pareciéndole bien la idea y se puso manos a la obra a buscar empresas que le hicieran todo eso.
Justo en ese mes, la empresa en la que trabaja llevaba un par de años difíciles y justo cerro., así que mi rutina diaria paso a buscar trabajo en los portales de internet por las mañanas, ayudar a mi madre con la compra y las tareas de la casa y después de comer, quedar con mi amigo José que estaba en la misma situación que yo.
Así que, a mediados de junio, empezaron las obras en mi casa. empezó el caos, ruido, polvo, las cosas de la casa por todos los lados, yo no sabía ni dónde meterme. De la empresa que contrato mi madre, venia el jefe, y un hombre sudamericano. El jefe, que se llamaba Roberto, que tendría unos 50 años y con una buena barriga y el otro, delgado y fibroso, de unos 30 y muy callado que se llama Edwin.
Como dije antes, mi madre es una mujer muy extrovertida, y enseguida se llevó bien con ellos, en especial con el jefe, que era bastante charlatán y muy mal hablado, soez incluso, pero siempre hablando en tono de broma. No paraba de ir detrás de ellos limpiando y de vez en cuando ofreciéndoles refrescos o cervezas, ya que el calor en esas fechas ya era bastante considerable.
las dos primeras semanas todo fue normal (dentro del caos de una obra) hasta que, al empezar a tercera, empecé a notar que mi madre y el jefe se empezaban a llevar muy bien, bromeando y charlando con el mientras él trabajaba. Yo no le di mayor importancia, hasta me alegraba por ella de que hablase con alguien y estuviese animada. Hasta que un día por la mañana, me levanté por y vi como estaba Roberto dando martillazos al suelo. Estaba el solo, Edwin no estaba y a mí me entro tal agobio por los golpes, el polvo y el calor, que me baje a dar una vuelta. Mi intención era ir a un centro comercial o algo así para estar fresco, y le dije a mi madre que vendría a la hora de comer o así, dejándola limpiando la polvareda que se estaba montando. Pero al bajar al portal e ir a montarme en el coche, me encontré a mi amigo José.
- ¿Hola tío, que tal? -Me dijo nada más verme.
- Hasta los huevos de la obra y del calor. -Le conteste haciéndome el enfadado.
- Venga, te invito a un café en la terraza.
La terraza hacia esquina con mi bloque y para allá que fuimos. Estuvimos más de tres cuartos de hora hablando de nuestras cosas cuando vimos a Roberto.
- Hola chicos, que bien estáis ahí a la fresca.
- Si jajaja – le contestamos.
- Voy a por material y ahora vengo
- Muy bien, aquí estaremos seguro cuando vuelvas jaja
Se montó en el coche y a la hora o así, volvió a aparcar donde antes, enfrente del bar. Había traído un montón de material, así que nos ofrecimos a ayudarle a subirlo a casa. Cargados con un par se sacos cada uno, llegamos al portal y después de llegar a mi casa, abrí la puerta.
Al hacerlo, nos quedamos de piedra los tres. Mi madre estaba en mitad del salón, con un pantalón corto y en tetas, planchando la ropa. Al vernos, soltó la plancha rápidamente y se tapó como pudo las tetas. Estaba sudando por el calor de la plancha y después de mirarnos con asombro, frunció el ceño y con cara de mala leche me dijo.
- JODER VICTOR, PORQUE NO LLAMAS A LA PUERTA. – me grito enfadada
- Lo siento mama, como iba yo a pensar….
Mientras me decía eso, ella paso al lado nuestro en dirección a su cuarto, mientras los tres éramos incapaces de apartar la mirada de mi madre, viendo como se la movían las tetas que apenas era capaz de tapar, Después de esos escasos segundos, mi madre salió de su cuarto, ya con una camiseta y empezó a actuar como si no hubiese pasado nada, mientras Roberto, empezó a trabajar, pero fijándome que tenía una sonrisa en la cara de oreja a oreja. Yo estaba tan cortado, que indique a José irnos a la calle para no parecer tonto ya que no sabía ni qué hacer ni decir.
- Joder tío, como está tu madre….
- Ya tío, vaya corte me he llevado. – le dije riendo
- Ya te digo jajajaja
A la hora de cenar, ya solos, mi madre me echo una bronca gorda, intentando quitar hierro al asunto y diciéndome que, si venía con alguien sin decirla nada, que siempre llamase a la puerta. No me volvió a dirigir la palabra en toda la comida y después de cenar, se fue a la cama sin decirme nada.
Al día siguiente, mi madre se comportó como si no hubiese pasado nada, hablando sin parar con Roberto de cualquier cosa, aunque seguía enfadada conmigo, hablándome las cosas justas y necesaria en todo el día. A eso de las 19, José vino a jugar a la play conmigo y nos metimos en el cuarto ante la indiferencia de mi madre. cerca de las 20 de la tarde, Roberto pregunto a mi madre donde había cerca una ferretería ya que le faltaba un tipo de silicona.
- Hay una en el centro comercial. Si quieres te acompaño, que tengo que ir a comprar comida para mañana y te digo donde es. – le contesto ella
- Vale, pero tengo un poco de prisa y no puedo esperar. Compro lo que me falta antes de que me cierre y me vengo. –contesto Roberto.
Yo lo oí y curándome en salud, les dije que se diesen prisa que a lo mejor José y yo nos íbamos a la calle. Mi madre me miro con cara de mala leche y se fueron los dos juntos. A la media hora, tal y como había dicho, Roberto volvió a casa.
- Hola chaval, no te voy a entretener mucho. Termino esto y ya os dejo libres.
- No te preocupes.
Sin darme cuenta, al pasar Roberto dejé la puerta abierta de la calle y después de acompañarle ver que le quedaba por acabar, me fui otra vez a mi habitación a seguir con la partida sin cerrar la puerta. A los cinco minutos, por una corriente de aire, la puerta se cerró sola dando un portazo. Yo me asomé a ver qué había pasado, creyendo que era mi madre que acaba de llegar, pero al ver que no era así, me volví a la partida. Al cuarto de hora o así, esta vez sí se oyó la puerta, siendo mi madre la que entraba. Al estar enfadada conmigo, ni Salí a decirla nada oyendo como iba hacia donde estaba Roberto.
- ¿Mi hijo ya se ha ido ya?
- Creo que sí, hace un rato oí la puerta, así que se habrán ido.
- Si has quedado, vete ya Roberto, que es tarde.
- No te preocupes, si era por ver el partido del mundial, pero ya no llego a verlo a casa. Veré la segunda parte. –contesto Roberto
- si quieres verlo aquí puedes hacerlo. –dijo mi madre al momento
- No, muchas gracias, no quiero molestar
- No es molestia, además, me siento mal que salgas tan tarde.
Dicho y hecho, cuando acabo de trabajar, mi madre le puso el partido y la oí como le ofrecía una cerveza. Mientras, José y yo nos pusimos también el partido en mi cuarto. Oíamos como Roberto gritaba cada acción del partido ante las risas de mi madre, normal al ritmo que la oía iba traer cerveza tras cerveza. Yo no paraba de darle vueltas a la situación de porque mi madre le había dejado ver el partido en casa, y más, viendo lo que había pasado el día anterior y no le comenté nada a José hasta que me lo dijo con cierta sorna.
- Macho, al final tu madre se folla a este jaja
- Calla cabron
Mientras lo veían, después de ir a la cocina a por más cerveza, como todas las mujeres y más llevando unos cuatro botellines, mi madre empezó a hablar por los codos, le pregunto si tenía hijos y cosas así.
- Que va, gracias a dios. Hace diez años me separe y nunca lo pensamos seriamente. No nos aguantábamos ya desde hace mucho tiempo. Y no veas lo que me alegro de haberlo hecho.
- ¿ah sí? ¿y eso por qué? – oí como preguntaba mi madre.
- Ahora, puedo hacer lo que quiera, como cuando quiero, duermo cuando quiero, veo en la tele lo que quiero… Buah, es lo mejor del mundo. De casado, ¿ver el futbol en casa? Ni de coña. Solo dar paseos los fines de semana, ir a comprar al súper…
Mi madre no paraba de reír por el tono que lo decía Roberto, dándome cuenta del puntillo gracioso que ya llevaba ya que ella no acostumbra a beber.
- Ya, pero vivir solo… yo por mi hijo, sino lo llevaría fatal no poder hablar con nadie en casa - comento mi madre.
- Anda, mejor solo que mal acompañado. follaba una o dos veces cada dos meses y eso si tenía suerte, misma posición todos los días…
- Hombre, si fuera como tú por las veces que lo hago yo ahora que mi marido está fuera desde hace seis meses, me habría separado tiempo atrás jajaja – respondió entre carcajadas mi madre
- ahora lo que tienes que hacer estando sola es salir a divertirte con tus amigas. Eso hago yo, tomar algo, pasármelo bien e intentar ligar en alguna discoteca de cuarentones
Mi madre se reía sin parar y tras otro paseo a la cocina a coger más cerveza, volvió al salón.
- ¿Y ligas mucho? – pregunto mi madre riéndose
- No todo lo que quisiera, pero si pillo a una que se quiere divertir, con unas copas de más acabas follando fijo. Así que ya sabes, acábate ese botellín y empieza otro jajaja
- ¿me quieres emborrachar? – pregunto riendo
- Nooooo, si te soy sincero, prefiero follarte sobria. – contesto riéndose a carcajadas.
En ese momento, mi madre se quedó callada, supongo que sorprendida por lo que acaba de escuchar mientras José y yo estábamos flipando en la habitación. Volvieron a ver el partido hasta que, al llegar el descanso, Roberto pregunto a mi madre si había más cerveza.
- ¿Qué? ¿nos la hemos tomado toda la cerveza que tenías? jajaja.
- Siiiii, con este calor entra sola. – respondio mi madre.
- Vale, pues bajo a comprar, vuelvo enseguida y así vemos la segunda parte.
Tras decir eso, Roberto salió de casa. José y yo no sabíamos que hacer hasta que oímos como mi madre se levantaba y ponía la ducha.
- Tío, tu madre se va a follar al pavo ese.
Yo, aunque no quería reconocerlo, sabía que eso iba a pasar y en un momento de locura, le dije a José que nos fuésemos a la habitación de mi madre y nos escondiésemos en armario para ver qué pasaba. Dicho y hecho, cuando mi madre cerró la puerta del baño, salimos de mi habitación y nos fuimos en silencio hacia allí. Nos escondimos cada uno en un lado del armario, que estaba separado en el interior y abrimos la puerta corredera lo justo para poder ver si pasaba algo, y si pasaba, que fuese en la habitación. Enseguida salió mi madre del baño y minutos después entro en su habitación. Ya estaba vestida, con un pantalón corto y una camiseta de tirantes. En ese momento, a mí se me salía el corazón por la boca, pensando cómo había sido tan tonto como para hacer esto. Mi madre se quedó mirando la cama y después de colocar la almohada, Roberto llamo al telefonillo y esta salió a abrirle. Enseguida empezó la segunda parte del partido y se pusieron a verlo, volviendo a beber la cerveza que este había traído. Volvieron a hablar del partido y cosas sin importancia hasta que Roberto, que antes vio que tenía posibilidades, volvió con el tema.
- ¿En serio que llevas tanto tiempo sin hacerlo? ¿no le has puesto nunca los cuernos a tu marido? –seguía preguntando Roberto.
- Claro que no
- Pues siempre hay una primera vez para todo. ¿no te apetece echar una canita al aire? Que seis meses sin follar son muchos meses y nos lo podemos pasar genial.
Mi madre volvió a callarse unos segundos, mientras José y yo estábamos flipando con lo que estábamos oyendo.
- Jajaja te estas poniendo colorada cristina.
- Es que no me esperaba esto Roberto
- Es que no soy demasiado de irme por las ramas jajaja.
Nuevamente hubo un silencio de unos segundos hasta que Roberto volvió a insistir
- Además, dese que te vi las tetas ayer no soy capaz de quitármelas de la cabeza.
- Sera mejor que te vayas Roberto
En ese momento oí como ella se levantaba del sillón y segundos después apareció en la habitación y se sentó en la cama, bastante nerviosa. Un escalofrió recorrió mi espalda a la vez que creía que me iba a estallar la polla, cuando un par de segundos después entro Roberto y se sentó al lado de mi madre. En ese momento, ella miro al armario, ya que, en el lado de fuera, eran espejos y se quedó mirándose. A mi casi me da un paro en el corazón
- ¿Qué pasa cristina, me vas a dejar así? – dijo Roberto señalándose el paquete que se le veía ya abultado
Mi madre no contesto, pero Roberto, sin cortarse un pelo, le cogió la mano a mi madre y se la llevo a la polla.
- ¿Dura eh?
Mi madre se rio con una risa nerviosa, sin mirarle tan siquiera y sin decir nada. Acto seguido, Roberto se acercó a ella y empezó a besarla el cuello y a chuparle la oreja.
- Esto no está bien Roberto. – dijo mi madre con la voz entrecortada.
- claro que si cristina.
Mi madre siguió haciendo gestos de negación con la cabeza hasta Roberto le giro la cabeza y empezó a besarla en la boca.
- Lo estas deseando y no se va a enterar nadie.
Ella no puso oposición alguna, estando con los ojos cerrados, soltando algún que otro suspiro mientras este fue bajando con sus besos por el cuello y escote. A los pocos segundos, la empujo para que cayera en la cama y comenzó a quitarla primero el pantalón y después las bragas, mientras mi madre le miraba con una cara mitad de asombro, mitad de deseo. Nada más quitarla las bragas, se arrodillo en el suelo y abriéndole las piernas, se quedó mirando el coño de mi madre unos segundos.
- A partir de este momento, eres mía
Nada más decir eso, empezó a chuparle la cara interna de un muslo mientras una mano la metió por dentro de la camiseta por abajo y empezó a tocarle las tetas unos segundos. Enseguida, sin decir nada, después de darle un lametón al coño, comenzó a chupárselo. En ese momento, mi madre soltó un gran suspiro y se llevó una mano a la boca para evitar gemir muy alto
Yo estaba alucinado, viendo desde el interior del armario como mi madre se retorcía, soltando ya gemidos sin parar mientras Roberto no sacaba la cabeza de entre los muslos, chupando cada vez con más intensidad. Así estuvieron un par de minutos, hasta que este saco la cabeza del coño, se chupo los dedos y le dijo a mi madre.
- Vamos animar esto un poco jaja.
Acto seguido empezó a metérselos por el coño lentamente. Mi madre los recibió soltando un leve gemido, mientras echaba la cabeza para atrás con los ojos cerrados mientras arqueaba el cuerpo. Pero a Roberto se le veía muy excitado, y enseguida empezó a incrementar el ritmo, metiendo y sacando los dedos a una velocidad de vértigo, haciendo que mi madre empezase a gritar, retorciéndose mientras se apretaba las tetas. Tanto se movía, que Roberto tenía que poner medio cuerpo encima de ella para que no se fuera y poder seguir follandola con los dedos. Así estuvieron dos o tres minutos, hasta que mi madre grito que se iba a correr. En ese momento, Roberto saco los dedos de su coño, todo babosos y se quedó mirando a mi madre, que le estaba mirando con cara de puta y sin entender nada.
- ¿creías que iba a ser tan fácil? ¿Primero te lo tienes que ganar no putita?
Sin esperar respuesta, Roberto se puso de pie, se quitó la camiseta y después se bajó los pantalones y calzoncillos a la vez, dejando al aire una polla más bien normalita en tamaño, pero con un capullo enorme, ante la mirada de mi madre que seguía con la respiración fuerte por lo de antes. Él estaba empapado en sudor mientras mi madre tenía la cara, cuello y canalillo brillante.
- Venga, vamos a ver qué sabes hacer con esa boquita.
Roberto entonces, se agacho para cogerla de los pelos por la nuca mientras con la otra se agarró la polla, la obligo a sentarse en la cama, le dio un beso en la boca y sin mediar palabra, después acerco bruscamente su cabeza hacia su polla. En ese momento, parecía que mi madre no estaba muy por la labor de hacerle nada hasta que Roberto dijo
- Venga, no seas tímida cristina.
Después pego su capullo en los labios de mi madre, que ahora sí, abrió la boca y permitió que entrase. En ese momento, Roberto se estiro completamente soltando su polla y la cabeza de ella y dejo que se la chupase lentamente, metiéndose solamente hasta la mitad mientras se acariciaba el coño. Ahora fue el que se se puso a mirarse en el espejo, con cara de satisfacción.
- Mmmmm, me he gastado mucho dinero en putas que lo hacían la mitad de bien que tú.
- ¿de verdad? – dijo sonriendo mi madre sacándose la polla de la boca
- Claro que sí.
Entonces Roberto se agacho un momento a besarla nuevamente en la boca y después, agarrándola por la nuca, la obligo a meterse nuevamente la polla en la boca, pero esta vez hasta el fondo. Ya estaba sobre excitado y empezó a follarla la boca, metiéndosela hasta los huevos y de vez en cuando, se paraba apretando la cabeza contra su polla dejándola dentro para hacer que se ahogara. A los pocos minutos, Roberto saco la polla de la boca y la quito violentamente la camiseta y el sujetador y después la empujo violentamente a mi madre que cayo tumbada en la cama.
- Ahora vas a ver cómo te follo como la puta que no todavía no sabes que eres
Estaba empapada en sudor y mientras se limpiaba las babas de la boca, Roberto la abrió de piernas y después de dar un par de golpes con la polla en el coño, se la fue metiendo poco a poco, sacando y metiendo el capullo solamente.
- ¿Es lo que estabas deseando verdad Cristina?
Esta vez mi madre miro fijamente a Roberto y con cara de mala ostia, se quedó callada. Pero Roberto, lejos de achantarse, se la metió de un fuerte golpe hasta los huevos que hizo que ella soltase un grito tremendo.
- Dime que lo estabas deseando
Mi madre tampoco respondió esta vez, siguiendo con la cara de mala leche y apretando los dientes, como desafiando a Roberto, que con una sonrisa se pegó los muslos de mi madre al pecho y empezó a follarla a lo bestia, metiéndole la polla hasta el fondo. Aquí mi madre empezó a gritar como una loca, con las tetas moviéndose de un lado a otro sin ningún tipo de control, mientras él le gritaba
- DIME QUE ESTABAS DESEANDO QUE TE FOLLE
- SIIIIIIIIIIIIIIIIII
- PORQUE ERES UNA PUTA ¿VERDAD?
- SIIIIIIIIIIIIIIIII
Nada más decir eso, Roberto se tumbó encima de ella con la polla dentro y se empezaron a reír los dos a la vez.
- ¿Te ha costado reconocerlo eh?
- Calla y follame
Este se rio y después de darle un largo beso en la boca, se incorporó para apretar las tetas la una con la otra y entretenerse chupándole los pezones unos segundos, hasta que empezó a follarla nuevamente. El ritmo sin ser suave no era muy rápido tampoco y yo estaba embelesado en el movimiento acompasado de las tetas de mi madre, brillantes por el sudor, que se movían al ritmo de la follada con el continuo jadeo de ella. Así estuvieron unos cinco minutos, en los que Roberto se inclinó varias veces a chuparla las tetas. De repente, mi madre empezó a jadear más alto y a retorcerse sobre la cama.
- ¡Me voy a correr!
Roberto entonces, sonrió con cara de cabron y llevando las manos al cuello, empezó a asfixiarla mientras comenzó nuevamente a follarla en plan salvaje. Aquí el ruido era impresionante, los gritos de mi madre y los gruñidos de Roberto, se unían al del choque de sus cuerpos y las tetas de mi madre parecían que se la iban a soltar del cuerpo.
- ¡VENGA ZORRA, CORRETE!
Dicho y hecho, mi madre se empezó a correr, con unos gritos y espasmos brutales, tanto, que en uno de ellos empujo a Roberto de una patada. Este se la quedó mirando, como ella se llevaba las manos a la boca, a las tetas, se tocaba el coño… como si estuviese poseída por un demonio en los 10 segundos que duro. Cuando se repuso, Roberto se echó encima de ella y empezó a besarla y a chuparla las tetas mientras se pajeaba como un loco.
- ¿Estas disfrutando eh? Pues tranquila que todavía no hemos acabado. Ponte a cuatro zorrita.
Dicho y hecho, mi madre le hizo caso y enseguida Roberto empezó a follarla. Al principio lo hacía despacio poniendo las manos en sus caderas, mientras mi madre aguantaba con los ojos cerrados y gimiendo cuando este se la metía. De vez en cuando, este le daba un pequeño azote en el culo que hacía que mi madre soltase una carcajada. Entonces, Roberto la cogió de las tetas y la levanto el tronco pegándolo contra su pecho y se empezaron a besar a la vez que seguía follándola muy despacio.
- Que buena que estas zorra – le susurró al oído para después empezar a chuparle la oreja y a estrujarla las tetas
Mi madre fue incapaz de decir nada, con los ojos cerrados y gimiendo mientras la follaba. A los pocos segundos, la empujo contra la cama, dejándola a 4 otra vez. Después, suavemente, le hizo una coleta y sin decir nada, se la metió con fuerza mientras tiro para atrás del pelo. Aquí mi madre soltó un grito tremendo, mientras Roberto tiraba con fuerza para atrás y seguía metiéndosela de fuertes topetazos.
- VENGA ZORRA, AGUANTA QUE YA QUEDA POCO.
En ese momento, empezó a follarla como un bestia, gruñendo y poniendo caras mientras mi madre gritaba como una loca. Tales eran las embestidas, que fue perdiendo la posición. Primero doblo los codos pegando las tetas sobre la cama dejando el culo en pompa y poco después, se tumbó completamente. Esto no le impidió a Roberto en nada, que siguió follandola como hasta ahora hasta que, al poco rato, fue aminorando el ritmo. De repente, dejo de follarla y agarro a mi madre de los pelos mientras el se ponía de pie en la cama. Mi madre parecía un muñeco de trapo y se coloco como la obligo Roberto, de rodillas y poniendo la cara a un palmo de su polla. Este empezó a meneársela sin soltar de los pelos a mi madre.
- Júntate las tetas y abre la boca.
Mi madre obedeció al instante y se quedó mirando fijamente la polla de Roberto. Hasta que de repente, le empezaron a salir gran cantidad de lefa que cayó en el escote y tetas de ella. Mi madre en ese momento empezó a sonreír mirándose las tetas cuando sin avisar, a Roberto le salió un chorro de lefa con mucha fuerza que se estrelló en la cara. Esta soltó un grito de sorpresa y vio como otros dos chorros le entraron en la boca que escupió al instante y un tercero con menos fuerza que le dio nuevamente en la cara. Cuando ya término de correrse, se la metió unos segundos en la boca y después se arrodillo exhausto y se puso a ver como había dejado a mi madre de perdida.
- Joder Roberto, como me has dejado. – dijo mi madre con cara de resignación y quitándose la lefa de la cara y extendiéndosela en las tetas.
- Joder, me has vaciado los huevos. jajaja.
- Joder, me has puesto perdida, voy a limpiarme que voy a poner la sabana perdida
En ese momento, mi madre se levantó y se marchó dirección al cuarto de baño.