Mi Madre Bañándose

heranlu

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Me llamo Javier actualmente tengo 19 años, vivo solo con mi madre y mis dos hermanas desde que mi padre falleció hace 5 años, o bueno para ser más exactos mi madrastra y hermanastras, pues Sandra se convirtió en la esposa de mi papá después que mi madre nos abandonará cuando yo apenas tenía 1 año. Sandra, era la secretaria de mi papá y terminaron enamorándose tras sufrir en el amor por sus anteriores parejas, encontrando consuelo uno en el otro. Ella llegó a mi vida cuando tenía 4 años, por lo que siempre la había visto como una madre.

Para aquel entonces Sandra a sus 20 años era una mujer muy hermosa, bueno lo sigue siendo, y el haber sido madre de dos gemelas igual de hermosas hacia solo dos años, la hacía ver aún más bella, la maternidad le daba un toque de belleza extra que seguramente había cautivado a mi joven padre, que para aquel entonces tenía 28 años, y era el gerente de una pequeña empresa muy reconocida de la zona.

Aún recuerdo el día en que Sandra, mi nueva madre, llegó a casa, junto a Alejandra y Jessica, sus dos hijas gemelas de tan solo 2 años. Ese día Sandra llevaba un vestido verde con flores estampadas ajustado en la parte superior que resaltaban sus grandes senos aún lactantes, y con una falda amplia y bastante corta, muy por encima de la rodilla, que dejaba a la vista sus largas y blancas piernas, su larga y rizada cabellera rubia suelta, cubriendo parte de su hermoso rostro en el que resaltaban sus ojos verdes a juego con el vestido y sus labios pintados de un rojo encendido que hacían suspirar a mi padre en ese momento. Por su parte Alejandra y Jessica, tenían la piel del mismo blanco que su madre pero con el cabello castaño y ojos azules, se veían muy timidas al llegar a un lugar desconocido para ellas.

Después de acomodarsen en sus habitaciones, Sandra en la habitación de mi padre, en la primera planta de la casa, y Jessica y Alejandra en la habitación contigua en la mía, en la segunda planta, nos sentamos juntos en el comedor para cenar, momento que aprovecharon mi papá y mi nueva mamá para aclararnos la nueva situación que viviríamos. Tras comer un inocente acto de madre hizo que mi mente divagara, Sandra que aún iba con su escotado vestido cargo a una de sus hijas recostandola en su regazo, en ese momento no supe si Alejandra o Jessica, como dije era idénticas la una a la otra por lo que resulta difícil diferenciarlas, y en el acto más natural del mundo soltando el nudo de su vestido en su cuello dejo a la vista de todos sus senos cargados de leche, y se puso a amamantar a su pequeña hija, yo no podía separar la mirada de esa escena, era algo nuevo para mí, no sé si en ese momento sentí algún tipo de excitación, lo cierto es que ver sus grandes pechos tan blancos y firmes a pesar del peso que soportaban por la leche contenida en ellos, con sus venas bien marcadas y con una areola café oscura que contrastaba con el color de su piel y un pezón regordete pero bien parado eran un espectáculo sin igual, tal vez mi obsesión en ese momento era por el hecho que mi madre biológica jamás me había amamantando y una especie de trauma se despertaba en mi, jamás lo supe pero a partir de ese momento me obsesiones con los senos de mi nueva mamá, cada que ella le daba de comer a mis hermanas yo me quedaba a su lado observando en silencio.

Pero está situación no duró sino un par de meses, poco antes de que mis hermanas cumplieran los 3 años, Sandra dejo de amamantarlas. Así pasaron como una familia normal, Sandra se había convertido en mi mamá y así la llamaba, al igual que Alejandra y Jessica se habían convertido en mis hermanas, los cinco éramos muy unidos, hasta que mi padre falleció en un accidente de tránsito cuando yo estaba cerca de cumplir los 14, esto nos dejó debastados a todos, y aunque él nos dejó una buena herencia con la cual no tendríamos que preocuparnos por nada, la felicidad y alegría se marchó de nuestra casa tras su muerte.

Un año después de la muerte de papá habíamos logrado superar en parte el dolor y volvimos a nuestras vidas normales, viviendo en esa gran casa a las afueras de la ciudad, no digamos que con lujos pero si con comodidades. Pero todo comenzó a cambiar dentro de mi una mañana de domingo, en la que me levanté mucho más temprano de lo acostumbrado, ya que solía quedarme en la cama hasta más de las 10 y ese día no eran más de las 7, pensé que todos estarían aún durmiendo y tratando de no hacer ruido baje hasta la cocina en busca de algo de comer, al volver hacia mi habitación y comenzar a subir por las escaleras me detuve frente a la ventana que daba al baño de la habitación que compartían mis padres, o bueno ahora de Sandra, como algo fuera de lo normal la ventana estaba abierta y desde mi posición a media escalera tenía visibilidad a casi todo el interior del baño, así pude ver cómo mi madrastra se enjabonaba todo su cuerpo, aunque solo le veía de la cintura hacia arriba podía adivinar cómo pasaba el jabón desde sus pies hasta su cuello, enjabonando esas imponentes tetas que seguían igual de firmes que hacían unos años cuando amamantaba a mis hermanas, esa visión me tenía hipnotizado, no sé cuánto dure ahí parado espiando como Sandra se bañaba cuidadosamente cada parte de su cuerpo, pero sin duda alguna mi mirada se centraba en sus senos, ver cómo los masajeaba con el jabón y después como el agua caía sobre ellos quitando la capa de jabón me puso a mil, hizo que una fuerte erección tuviera lugar bajo mis pantalones, cuando terminó de bañarse y salió de la regadera envolviéndose en una toalla dándome un corto vistazo de su culo, de una blancura singual, bien firme y respingón, me marche a encerrarme a mi habitación a hacerme la mejor de las pajas hasta ese momento.

Aunque era normal ver a mi madrastra y mis hermanastras con ropa ligera estando en casa, y en especial en esa época del año en que el calor del verano era insoportable, nunca me había fijado en pequeños detalles que no volvieron a pasar desapercibidos desde ese día. Después de dedicarle una buena paja a mi madrastra me quedé nuevamente dormido, tras un par de horas y tras darme un buen baño para bajarla la calentura que me producía recordar la escena de ella en el baño, baje a desayunar al comedor donde me esperaban Sandra y mis hermanas.

  • Buen día dormilón… - Me saludo como siempre lo hacia mi madrastra
  • Hoy si rompiste récord hermanito, son casi las doce… - Continuo Jessica
  • No me había fijado en la hora… - Dije encogiendome me hombros…
  • Pero que más puede hacer si estamos en vacaciones… - me defendió Alejandra
  • Bueno bueno, ven siéntate ya te traigo tu desayuno… - Dijo Sandra levantándose de la mesa, y caminando hacia la cocina que estaba detrás mío.
En ese momento no pude evitar fijarme en el vestido veraniego que ella llevaba puesto, de color blanco y tan corto que no llegaba a cubrirle todas las nalgas, y con un escote profundo que dejaba ver qué no llevaba brassier. No era la primera vez que le veía ese vestido, pero si fue la primera vez que note que no llevaba sujetador. La visión de sus tetas que se mecian bajo su vestido al compás de sus pasos mientras pasaba a mi lado volvío a generar que me empalmara. Y mis hermanas sin duda lo notaron.

  • Viste un fantasma?... - Se burló Alejandra
  • Javi, estás bien… Despierta!!!...- Me dijo Jessica chasqueando los dedos frente a mi…
  • O a caso nuestro pajero hermanito se calentó viéndole las tetas a mamá… - Dijo Alejandra riéndose a carcajadas…
  • Que… No… Como creen… Están locas… - Trate de defenderme pero el tartamudeo y los nervios me delataban…
  • Estás enfermo hermanito… - Siguió Jessica riendo igual que su hermana… - Ahora falta que también te calientes viendo a tus pequeñas hermanitas… - Mientras decía esto hizo pucheros y se agarraba sus aún pequeñas tetas por encima de la blusa que llevaba puesta en ese momento, haciendo aún más incómoda la situación.
  • De que rien tanto?...- Pregunto mi madre regresando de la cocina con mi desayuno
  • Nada mamá, estás dos que están locas…
  • Solo nos reíamos de lo despistado que es Javier… - Interfirio Jessica…- Se ha puesto la camisa al revés…
Me quedé solo desayunando mientras mis hermanas subieron de nuevo a su habitación, a arreglarse pues quedaron de salir con sus amigas a pasear y comer, por lo que estarían fuera toda la tarde. Entre tanto Sandra, mi mamá, o bueno mi madrastra, se dispuso a hacer todas las labores domésticas pendientes, comenzando limpiando el estante ubicado junto al comedor, quedando justo en frente mío dándome la espalda.

  • Y tú no vas a salir hoy?... - Me pregunto haciendo que levantará la vista hacia ella… En ese momento estaba limpiando la parte superior del estante por lo que debía estirarse para alcanzar todos los rincones, lo que hacía que su vestido se levantará ligeramente pero lo suficiente para que desde mi posición viera parte de una pequeña tanguita negra que se metía entre su culo…
  • No, hoy no quiero salir… - Atiné a decir sin perder de vista su trasero que se contoneaba con cada movimiento que hacía ella…
  • Que bien, así me haces compañía mientras tus hermanas nos están…
  • Ajam… - Mi cerebro no lograba articular palabras con la visión que tenía frente a mis ojos. Y fue peor cuando, en lo que pienso un acto inocente, se agachó para limpiar la base de ese estante, sin doblar las rodillas, dejando su culito en pompa y ofreciéndome una visual de toda su tanguita metida entre esas apretadas nalgas.
Pasaban los días y no lograba sacarme de mi mente la imagen de mi madrastra bañándose y de su culo en pompa limpiando ese viejo estante. Estando todos los días en casa no perdía oportunidad me verle sus tetas a través de sus escotes, dándome cuenta que estando ella en casa rara vez usaba brassier, esas magníficas tetas se habían convertido en mi obsesión. Me levantaba temprano todos los días intentando espiarla mientras se bañaba, pero mis intentos habían fracasado ya que la ventana siempre estaba cerrada. No había tenido suerte de verlas en todo su esplendor. Solo fue hasta el siguiente fin de semana, que por cosas del destino mi obsesión pudo ser complacida.

La noche del viernes en un descuido de las tres mujeres que vivían en mi casa, entre al baño de mi madre y abrí la ventana con la esperanza que así permaneciera la mañana siguiente. Me levanté muy temprano y espere atento al momento en que escuchará la puerta del baño de Sandra. Y en ese mismo momento salí hacia las escaleras esperando que la ventana aún estuviera abierta para poder espiar a mi madrastra. Para mí fortuna si lo estaba. Al llegar ví a mi madre sentada en el inodoro, con unas bragas blancas a la altura de sus tobillos y un camisón rosado levantado por sus manos por sobre el ombligo, y escuché como un potente chorro de orina chocaba contra este. Nunca lo pensé antes pero esa escena tan íntima y porque no decirlo, sucia, de ver a una mujer orinando me excito inmediatamente.

Una vez termino de orinar, se levantó dejándome ver por primera vez su coño, cubierto por una espesa mata de vello rubio que brillaba por los restos de orina iluminados por los rayos de sol que entraban al baño. Se limpio con un trozo de papel y termino de quitarse la ropa que tenía quedando completamente desnuda frente a mi. Sus tetas me encantaban, cada día estaba más obsesionado con ellas, quería tenerlas frente a mi, al alcance de mis manos, masajearlas, apretarlas, pellizcar sus gordos pezones marrones y llevarlos a mi boca, para succionarlos como un bebé, como lo hicieron mis hermanas la primera vez que las ví, y finalmente meter mi verga entre ellas y que me haga una buena paja hasta terminar corriendome en su boca y en sus senos, pero por ahora tendria que conformarme solo con verlas. Ahí me quedé parado a mitad de la escalera espiando una vez más como mi madre se bañaba, ahí estaba ella, completamente desnuda recorriendo su cuerpo con la barra de jabón a escasos centímetros de dónde yo estaba, era tan excitante la escena que tuve que liberar mi dura verga e inconscientemente comencé a jalarmela, deseando que fueran sus tetas las que la envolvieran. No tarde mucho en correrme y no sé si fue la emoción del momento o si en realidad ocurrió, pero ví que un chorro salió disparado a través de la ventana y cayó justo en las tetas de mi madre mientras terminaba de bañarse. Ufff eso sí duda fue el mejor final que hubiera podido desear para la extraordinaria paja que acababa de hacerme.

Procure limpiar las evidencias de mi corrida y me devolví a mi habitación a jalarmela una vez más. Todo el día estuve con una erección tras otra, recordando el espectáculo que me había dado mi madre son ella saberlo. Creo habermela jalado otras 3 o 4 veces al punto de que en la última casi no me salió leche.

Ahora quería más, necesitaba tener esas enormes y esponjosas tetas para mi, pero no sabía cómo lograrlo. Me la pasé los siguientes días ideando alguna especie de plan para conseguir mi cometido, pero todos eran tan estúpidos y poco improbables que solo se le podían ocurrir a un adolescente virgen y pajero como lo era yo. El jueves en la mañana mientras Sandra tomaba su baño matutino y yo la espiaba cómo lo había hecho toda esa semana aprovechando que no había cerrado la ventana, decidí sacar mi celular para grabarla y así poder disfrutar cada que yo quisiera de su cuerpo desnudo. No perdí detalle de como recorría con sus manos llenas de jabón ese escultural cuerpo motivo de todas mis pajas desde hacía algunos días, el masaje que le daba a sus tetas me hacía pensar que Sandra era conciente que la estaba espiando y que disfrutaba tocándose para mi.

Al día siguiente me desperté muy tarde por desvelarme toda la noche con el vídeo de mi madrastra, maldije para mis adentros porque había perdido la oportunidad de espiarla ese día. Me levanté y fui al baño, para quitarme de encima los restos de las corridas de toda la noche. Estando allí bajo el agua alguien llamo a la puerta…

  • Javi, ya casi terminas? … - Era mi madre… - Necesito entrar y bañarme…
  • Y luego tu baño?... - Escuchar su voz trajo a mi mente la escena de ella bañándose lo que mi pene se pusiera tan duro como un mástil
  • Alejandra lo tiene ocupado con la excusa que Jessica estaba aquí dentro, y ya sabes cuánto se demora ella…
  • Acabe de entrar mamá, voy a tardar unos minutos
  • Javi, voy tarde para una cita con unas amigas déjame entrar… - Más que una favor eso sonó a una orden
No me dejó responder cuando abrió la puerta del baño y entro sin darme tiempo de reaccionar (en casa nunca solíamos ponerle seguro a las puertas, no nos parecía necesario pues confiábamos ciegamente el uno en el otro)

  • Mamaaaaá…
  • Prefiero entrar contigo que con la pesada de Alejandra… además no sería la primera vez que te veo desnudo
Y sin perder tiempo se deshizo de la bata de baño que llevaba puesta quedando con solo unas pequeñas bragas grises que un par de segundos después también desaparecieron. Yo seguía parado sin moverme observando el cuerpo desnudo de esa hermosa mujer que era mi madrastra pero con la que soñaba y deseaba poder follar. Y ahí estaba a unos escasos centímetros estaban esas tetas que tantas pajas les había dedicado. Mi madrastra ajena a mis pensamientos se metió bajo el chorro de agua mirando de reojo mi erecto falo.

  • Si que has crecido, ya eres todo un hombre…- En ese momento me gire dándole la espalda, sentía mi cara roja de la vergüenza, mientras Sandra reía al verme acorralado…- Me ayudas?
  • Que cosa?
  • Enjaboname la espalda… Se buen hijo y ayuda a bañar a tu madre… - No entendía a que iba con ese juego, pero me estaba poniendo aún más caliente.
Con mis manos temblorosas comencé a pasar el jabón por toda la espalda de mi madre, sin perder de vista su hermoso culito, que de cerca se veía aún más firme y apretado.

  • Dame tu mano…
  • Ehhh???
  • Tu mano…
Y aún estando ella de espaldas a mi tomo mi mano y la llevo hasta sus tetas, lo que hizo que mi verga diera un salto, y comenzará a emanar líquido preseminal, con sus manos me fue indicando cómo debía hacerlo, primero las amase suavemente abarcando no más de la mitad de su teta con toda mi mano, después con mi pulgar recorrer su areola y su pezón para finalmente pellizcarlo y retorcerlo, un pequeño gemido escapó de la boca de mi madrastra lo que me dejó ver qué iba por buen camino…

  • Que te parecen las tetas de mamá, seguro habías imagino cientos de veces poder magrearlas…
  • Ehh no, yo no… - Menti torpemente…- Mejor salgo del baño antes que Aleja o Jess se den cuenta… - Trate de huir al verme descubierto
  • Ellas no están, salieron con sus amigas…
  • Y entonces… porque dijiste que tú baño estaba ocupado…
  • Así son como las imaginaste?... - Me volvió a preguntar llevando de nuevo mis manos hasta sus tetas
  • Quiero oírte decir que te parecen, bien me he dado cuenta como me miras cuando voy por casa con poca ropa, y ni creas que no me he dado cuenta que me espías mientras me baño
No lo podía creer, mi madre me había descubierto espiandola, el susto hizo que se me bajara la erección, solo podía pensar en lío monumental que me esperaba, Pero mi madre tenía otra idea en mente
 
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