Empiezo por presentarme: mi nombre es Julia tengo 41 años, soy morocha de estatura mediana rondando los 170 cm y tengo un muy buen cuerpo que logro mantener gracias a una buena genética de mi madre, al cuidado con las comidas y mis rutinas de spinning.
Mi familia está compuesta por mis dos soles que son mi hijo Hernán que tiene 19 años y mi hija Paula que tiene 18. Por último está mi marido que se llama José y tiene 57 años.
Somos una familia que vive muy bien afortunadamente gracias a un negocio familiar heredado de los padres de José, una panadería con mucho suceso en la ciudad de Buenos Aires.
José, mi marido, trabajaba toda la noche dirigiendo a los empleados para hacer las mejores delicias de la ciudad y cuando llegaba el día tanto Paula como Hernán se iban a la facultad y yo me dedicaba a atender el local. Creo que si siempre tuvimos éxito con la panadería fue porque tanto José como yo nunca descuidamos la atención.
Tantas tareas en la panadería hicieron que tomara la decisión de contratar a una persona para que se encargue de las tareas domésticas. Después de darle vueltas para conseguir una persona de confianza apareció Mariana una joven de 30 años que José conocía del negocio desde niña y que se había quedado sin trabajo luego de que los ancianos a los que cuidaba fallecieran ambos.
Mariana era una chica divina, que tenía un cuerpo espectacular con dos tetas hermosas, un culo de infarto y cabello oscuro. Si bien no llamaba la atención con su forma de verter era tal el cuerpo de esta morocha que no podías no darte cuenta que estaba buenísima. Ya veníamos probando con más de una chica que no nos convencían. Algunas no trabajaban lo suficiente, otra nos robó y luego apareció Juana, la madre de Mariana con la novedad de que su hija se quedaba sin trabajo y volvería a vivir con ella. Ahí se le prendió la lamparita a José y me dijo que me parecía que probásemos con Mariana para las tareas del hogar.
En principio, y para ir viendo como se desempeñaba, le propusimos a Mariana que venga 2 veces por semana y le pagábamos por hora. Esta situación duró solo 2 semanas porque veíamos que era muy eficiente en su trabajo. Durante este tiempo yo, de manera adrede, deje varias veces dinero para medirla y nunca nos faltó nada. Al mes de comenzar Mariana ya venía 4 de los 5 días de la semana y limpiaba, se ocupaba de la ropa y hasta en una ocasión nos preparó la comida. Cabe decir que más de una vez vi como tanto a mi hijo como a mi marido se le iban los ojos en el cuerpo de Mariana. Ella lo notaba pero nada hacía para provocar así que me quedé tranquila. Ya a esta altura de los acontecimientos había arreglado un buen sueldo con Mariana.
Un día sin querer paso por la habitación de mi hija y escucho que está conversando con Mariana
- Mary (así le decíamos todos) estás de novia o algo?
- No, hace bastante que estoy sola.
- Pero algo debes tener. Con ese lomazo que tenes no te deben faltar candidatos decía mi hija.
No sé porque pero me detuve tras la puerta y me puse a escuchar como seguía esta charla de dos jovencitas. Quizás me permitiría tener más información de mariana y de mi Paula que nunca había sido muy confidente conmigo.
- Algo hay, algún amigarcho (me pareció muy graciosa la conjunción de amigo y garchar) jajaja
- Jaja es verdad. Hay que mantener ese cuerpito y usarlo que para eso lo tenes.
- Vos tampoco estas nada mal, le decía Mary a mi hija.
- Bueno, gracias, pero comparado con tu cola y tus tetas son una tabla.
- No te creas, aparte vos también tenes un culito súper parado y más de una vez vi cómo te lo miraban.
- Quién? Pregunto Paula intrigada.
- Un día salías de la panadería y una amiga que venía con migo me dijo: por el pan dulce se nota que José hace cosas de calidad.
- Epa! Y una chica con lo envidiosas que son. Es más que un halago.
- Si si, y es verdad tenes un culito hermoso, Pauli.
- Me vas aponer colorada.
A los dos meses y cuando ya todos tratábamos a Mariana como una integrante más de la familia ésta me vino con el planteo de un adelanto de 2 meses para poder mudarse sola ya que no quería vivir más con sus padres, que se llevaba mal, que quería más intimidad, que no eran como nosotros que la queríamos mucho y otras cosas entre lágrimas. Le dije que lo pensaría y que lo tenía que hablar con mi marido pero que se quedara tranquila que íbamos a hacer todo lo posible para ayudarla.
Al día siguiente hablé con mi marido y mis hijos en la cena y a Pauli se le ocurrió algo que nos sorprendió a todos. Y si le preparamos la habitación de atrás? Debo contarles que tenemos una habitación detrás de la casa que comunica con la misma y tiene a su vez entrada independiente por el costado de la casa. Nos sorprendimos y nos miramos con José y dijimos que no nos parecía una mala idea. Le preguntamos a los chicos si no tenían problema y dijeron que no.
Al otro día se o planteamos a Mariana que con lágrimas en los ojos me abrazó muy fuerte haciéndome sentir lo duro de sus tetas en el abrazo y diciéndome que se sentía muy feliz de que la aceptaran dentro de la casa.
Comienzan las miradas
No tardó más de 2 días Mariana en venirse a vivir a nuestra casa. Al principio todo seguía igual con Mariana haciendo las tareas de la casa y saliendo a ver a sus amistades y sus padres.
Un día al levantarme veo que Mariana está preparando el desayuno para Hernán y que éste la miraba a cada rato. Me di cuenta de que Mariana no se había puesto corpiño y se le movían las tetas de una manera muy excitante. Podría haber quedado todo ahí, cuando en un momento Hernán se levanta tapándose el bulto y camina hacia la heladera. Al volver lo miro con disimulo y veo que tenía una erección de campeonato. El, y creo que yo también, seguía mirando a Mariana de una manera súper descarada. Yo le miraba el bulto a él y no podía creer su tamaño, en que momento creció tanto mi niño?, pensaba yo y no pude dejar de imaginarme lo que sería esa pija en todo su esplendor. Hernán se levantó y se fue a su habitación. Que paja se va a hacer! Me decía a mí misma y la calentura se empezaba a apoderar de mí. Tenía que aclarar mi mente y empezar a marcar un poco la cancha como la adulta que maneja la casa
- Mariana, te puedo pedir un favor?
- Si, señora
- No me digas señora Mariana que siempre me tuteas
- Es que por el tono en el que me habló sentí que me iba a retar
- No, no. Solo quiero pedirte que te pongas corpiño cuando te levantas
- Si, señora
- Pero! Otra vez con lo de señora
- Es que se me escapa, decía tímidamente. Aparte usted siempre me dice Mary y esta vez me dijo Mariana
- Es verdad.
- Ya me voy a cambiar.
- No hace falta que lo hagas ya. Es por Hernán que está en una edad…
- Hay una edad para eso?
Me pregunta Mary a mí? O lo dice de manera general? No sé a dónde apunta su pregunta. Pero yo aprovecho el momento y le respondo de la manera más cálida que puede haber
- Mary, lo que pasa es que vos todavía sos joven y las hormonas siguen alteradas pero ya se te va a ir pasando con los años
- Es que yo a veces creo que a mí nunca se me van a tranquilizar
- Por qué lo decís?
- Porque me gusta mucho el sexo, me suelta poniéndose colorada y mirándome a los ojos
Yo en ese momento no sabía ni qué hacer ni que decir. Me quedé en blanco y mi concha se empezó a mojar. No sé si fue por la imagen del bulto de Hernán sumada al movimiento de las tetas de Mariana y ese comentario. Gracias a Dios Mariana me sacó de mi embotamiento:
- Disculpe señora, no sé cómo me atreví a confesarle algo así
- Otra vez con lo de señora!
- Si! Es que se me escapa.
- Ya me voy a cambiar
- Mejor, le dije yo. Encima tenes unas lolas (no me atreví a usar la palabra tetas) que hacen que a cualquiera se le vaya la vista
- Te parece? Y en ese momento se asó las manos por la remera y se le marcaron los pezones que se endurecieron al instante
En ese momento una mezcla de excitación y vergüenza se apoderaron de mi cuerpo pero no pude dejar de mirarle las tetas mordiéndome el labio inferior. No sé si ella se habrá dado cuenta pero mi cara debía ser un poema. Gracias a Dios otra vez me sacó de mis pensamientos
- Mejor me voy a cambiar
- Si, mejor, dije yo aunque una parte de mi quería quedarse mirándola todo el día
Durante los siguientes días todo parecía transcurrir normalmente hasta que un día sucedió algo que ahora que lo pienso marcó el comienzo de todo. Otro desayuno en el que lo veo a Hernán mirándola a Mariana y su paquete con un tamaño. Pero esta vez no hacía ningún esfuerzo por disimular su erección, sino que al contrario parecía exhibirla. Yo no sabía cómo actuar. Mariana se daba cuenta. Paula no estaba porque se había quedado a dormir en lo de una amiga y mi presencia no parecía inquietarlo en absoluto. Fue caminando hacia la heladera luciendo su erección, que debo confesar, que era descomunal y porque no decirlo, hermosa. En un momento, Mariana estira los brazos hacia arriba como desperezándose y se le pudo ver la parte de arriba de su bombacha y el comienzo de su vello púbico. Eso pareció ser el colmo para Hernán que la miró como embobado e instintivamente se tocó su bulto como acomodándoselo. Me fui a mi habitación porque estaba totalmente descontrolada. Llegué al baño y fue bajarme el pantalón, la bombacha y darme cuenta que tenía la concha empapada. Dudé en qué hacer, si masturbarme en ese mismo momento o bañarme con agua fría y salir. Ninguna de las dos cosas. Me lave la cara con agua fría y salí al pasillo. Ahí entré en el cuarto de Paula y vi que estaba todo acomodado y salí. Me dirigí al cuarto de Hernán que estaba con la puerta cerrada, qué raro, pensé, puse la mano en el picaporte y abrí ingresando directamente. Lo que vi en ese omento no me lo puedo sacar de mi cabeza: Hernán, mi hijito adorado, recostado en la cama, con los pantalones y calzoncillos por lar rodillas, su cabeza de lado, la mirada absorta en la Tablet y agarrándose la pija, qué digo pija, agarrando su tremenda verga, enorme, dura y venosa y sacudiéndosela violentamente. En ese momento nuestras miradas se cruzaron, debo aclarar que él me debe haber estado mirando 2 segundos antes durante los cuales yo no podía dejar de mirar esa pija hermosa. En un acto reflejo se subió los pantalones, yo me dí media vuelta y me fui cerrando la puerta.
A partir de ese momento los hechos se suscitaron de una manera vertiginosa. O al menos así lo recuerdo.
Las cosas con Hernán habían cambiado radicalmente, de ser mi niño mimado pasó a ignorarme totalmente. De saludarme y abrazarme todos los días pasó a esquivar mi mirada. No lo soporté y decidí encararlo un día en que estábamos solos en la casa:
- Hernán, tenemos que hablar
- Ya sé mamá, perdóname
- Perdoname? Dije yo. Hijo, yo debo pedirte perdón por entrar sin avisar
- Bueno, yo tampoco estaba concentrado estudiando…
- No, me di cuenta. Dije yo riendo. Me gustaba que se desdramatizara la cosa
- Te prometo que no lo hago más…
- Jajá, ya me hiciste reír antes, no hace falta que mientas
- Jajá, reíamos los dos y lo abracé
- Podes hacerlo todas las veces que quieras, es más debes hacerlo, sobre todo ahora que Mariana te genera esas cosas… Es sano. No me horroriza para nada. Solo me sorprendí un poco y no solo por lo que estabas haciendo…
- Ah, no? Porque más te sorprendiste?
- Bueno, mi niño ya creció y muuucho, dije yo mirando su bulto que empezaba a crecer
- Ah, sí. Dijo el entre colorado y excitado
- Bueno, dije yo te dejo porque eso está empezando a crecer y veo que no solo mirar a Mariana
- Jajá, gracias mami. Todo me calienta. Jajá
- Jajá, te dejo para que te desahogues. Disfrutalo. Y miré por última vez su miembro
No sé qué me pasó pero me excité de una manera brutal, casi animal. Entré en mi habitación y me tiré en la cama. Metí dos dedos dentro de mi concha que era un charco. Creo que rocé mi clítoris 3 o 4 veces y acabé como hacía mucho tiempo que no lo hacía. En mi cabeza daban vuelta las imágenes de la pija de mi hijo, las tetas de Mariana. Me lo llegué a imaginar a Hernán chupando las tetas y cogiéndose a Mariana. Lo raro fue que en cuanto acabé no me sentí culpable, ni desahogada. Todo lo contrario seguía muy caliente y con muchas ganas de seguir jugando y experimentando esto que estaba sucediendo. Sabía que no podía suceder otra vez pero… como haría para evitarlo?
A los pocos días estábamos tirados en los sillones con Hernán y Paula, ellos sentados delante de mi mirando una serie en Netflix y pasó Mariana. Vi como Hernán la miró y lo busque con la mirada y me miró y me sonrió. Yo me reí, él también. Paula nos dice de qué se ríen ustedes dos?. Nada nada; Hernán se levanta con una carpa tremenda y pasa por mi lado sin cortarse ni un poco yo le sigo el paquete con la mirada y mirándome descaradamente se lo acomoda. No puedo explicar lo que sentí en ese momento. Sabía que el subiría a masturbarse y yo no quería ser menos. Cuando estoy subiendo las escaleras la cruzo a Mariana:
- Como lo tenes a Hernán pobre, le digo
- Mal no le va a hacer, es joven…
- Ya subió a hacérsela paja. Yo estaba sacada, no me importaba nada
- Mmmmm que rico, me dice Mariana sin ponerse colorada y mirándome
- Yo haría lo mismo si fuese él, le suelto
- A mí me parece que varias vamos a hacer lo mismo ahora… retruca Mariana elevando la apuesta
- Ssssiiiiii, suelto la respiración cierro los ojos y me encamino a i habitación
- Disfrutalo… Mariana ya no se achicaba
- Quedate tranquila que lo voy a disfrutar. Vos también disfrutalo hermosa… le suelto ya visiblemente excitada
Lo que sucedió en cada habitación en ese momento no lo sé, pero lo imaginé en las otras dos y lo viví en la mía. Juro que nunca había sentido un orgasmo tan intenso masturbándome en toda mi vida. Y mi hijo y Mariana lo habían logrado.
Al poco tiempo otra situación hizo que las cosas sigan fluyendo. Hernán con la pija al máximo me mira y me sonríe y justo Mariana nos ve. No sabía dónde meterme. La cosa siguió y Hernán se va con su carpa mirándome a mí y a Mariana. Ya no había vuelta atrás, los tres estábamos metidos en esto. En seguida Mariana se me acercó:
- Veo que no soy el único que lo pone así a Hernán
- Mariana! Que decís? Él se excita con vos…
- No sé, recién los vi cruzando unas miradas…
- El tema es que lo enganché masturbándose en su cuarto y quise que no se hiciera problema, y ahora cada vez que se le para, por vos, le sonrío cómplice
- Te puedo hacer una pregunta? Me dice seriamente Mariana y poniéndose colorada por primera vez en todos estos juegos calientes que habíamos empezado. Eso me preocupó y me hizo sentirme culpable porque no sabía con qué me podía salir.
- Decime, le digo
- Es muy fuerte…
- Está bien si es muy fuerte no me lo digas, dije tratando de zafar de la situación
- Mmmm no se…
- Decime dale, ya la intriga le ganaba a la razón
- La tiene tan grande como parece?
Me subieron los colores. Que debía hacer? Debía ponerla en su lugar y decirle que nos estábamos pasando? debía describírsela con lujo de detalles tal como la recordaba? Opté por lo primero
- Mariana, discúlpame pero me parece que no corresponde que te dé detalles de cómo es el aparato de mi hijo. Espero que entiendas..
- Si! Si! Tiene razón señora no sé cómo me atreví a preguntarle semejante cosa
- No pasa nada y no por esto dejes de tutearme
- Está bien. Pero perdóname, no sé cómo…
- Ya está y sonriendo le digo quédate con las ganas…
- Jajá, mejor, mejor
Al poco tiempo estábamos hablando con Paula y Mariana de no sé qué tema y en un momento salió el tema del sexo y de lo importante que es tener información. Yo le decía a Paula que todo lo que quisiera saber me lo preguntara. En un momento Mariana le dice a Paula mirándome: Tu mamá no te va a ocultar ninguna información, a mi quizás si… En ese momento nos empezamos a reír. Paula, enojada, que les pasa? Todos se ríen y me dejan afuera… No es nada, un pavada…Al rato la agarro a Mariana:
- Me hiciste reír pero tenemos que tener cuidado…
- Ya sé, pero quería meter esa pregunta jeje
- Veo que te estás muy intrigada…
- No sabes… Mariana tenía una cara de deseo tremenda
- Bueno, te voy a contar
- Si?
- Es grande
- Ah, suelta Mariana con gesto de decepción
- Que pasa?
- Nada más me vas a decir?
- Que más quieres saber?
- No sé, tamaño, grosor, que se yo… Mariana ya suplicaba
- Es muy raro para mi ponerme a describir la pija (no sé porque me salió esa palabra tan explícita) de mi hijo… espero que entiendas
- Está bien, si te molesta…
- No, no, la corté
- Ok
- Es muy grande, gruesa, y se veía bien dura. Muy dura…
- Uff me parece que le voy a dedicar un dedo a tu hijo
- Y eso que no la viste….No sabes lo que es
- Se nota en tu cara que es hermosa esa pija (ahora lo dijo ella), y yo no daba crédito a lo que oía ni a lo que sentía
- Mejor me voy, dije con el último resquicio de razón que me quedaba
- Esperá, dice Mariana tomándome del brazo
- Que pasa?
- Decime una cosa más, como es de linda?
- Es la pija más hermosa que vi en mi vida, eso querías saber?
- Uffff, si eso quería saber… me voy a pajear ya, chau
- Chau y me quedé mirando cómo se iba Mariana
Creo que a esta altura de los acontecimientos no hace falta aclarar que me masturbé ni bien llegué a mi dormitorio. La imagen de la pija de Hernán volvía a hacerse presente en mi cabeza pero ahora me imaginaba al mismo tiempo a Mariana y también me calentaba! Que me pasaba? Me estaba volviendo lesbiana? Ya no entendía nada pero debía pararlo como fuera.
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Al otro día me despierto temprano y Mariana ya estaba en la cocina.
- Como te fue? Me pregunta
- Bien. Muy bien. Sabía a qué se refería pero me hacía la tonta
- Te puedo hablar sin filtro? Dice Mariana dándose vuelta y mirándome a los ojos
- Creo que a esta altura no deben haber muchos secretos entre nosotras, la tranquilizo
- Necesito ver la pija de Hernán, no aguanto más.
- Qué?
- Eso que te dije, la manera en que la describiste y la cara que tenías me dicen que tengo que verla con mis propios ojos
- Estas loca…
- No sé, no puedo más. No tengo otra cosa en la cabeza que esa pija
- Bueno… pará, calmate.
- No puedo. Contame más. Como era la cabeza?
- Que te pasa Mariana?, yo intentaba calmarla
- No sé. El verle el bulto y que vos me la describas me tienen loca
- Tenes que calmarte
- Por favor, contame mas
- Si me prometes que te tranquilizas…
- Si, te lo prometo
- Bueno, es una pija tremenda. Dura, gruesa, larga, venosa y…
- Y qué más?
- No, nada
- Decime, que más?
- Aunque no la probé… Rica. Muy rica parece ser
En ese momento Mariana metió una mano dentro de su pantalón y mirándome me dice:
- Discúlpame, no doy más…
- Yo tampoco, y meto una mano en mi bombacha para acariciarme
Es entonces cuando tengo un rapto de lucidez y me doy cuenta donde estamos y quienes podrían aparecer. Me voy a mi cuarto, le digo. Yo también, dice ella.
A los 20 minutos volvemos ambas a la cocina. No podíamos dejar de mirarnos y no sonreír. Al rato llegan Paula y Hernán y aunque tratamos no logramos guardar mucho la compostura. Durante todo este tiempo mi mirada se dirigía a Hernán y a Mariana. A mi hijo le miraba, ya descaradamente, el bulto. Él no parecía ponerse nervioso, al contrario. En un momento me miró y se volvió a acomodar la pija. Yo no sabía qué hacer. Paula me sacó de mis pensamientos diciendo que necesitan que la acompañen hasta la casa de una compañera. Mariana se ofrece a acompañarla diciendo que en 1 hora está de vuelta
Se fueron y nos quedamos, como tantas otras veces solos, mi hijo y yo. Dejé pasar un tiempo para asegurarme que vaya a su habitación y volver a encontrarlo masturbándose. Sabía que lo haría. Pero se me ocurrió algo mejor. Un juego. Peligroso, pero podía llegar a ser muy divertido. Agarré mi celular y le mandé un
- Te estás haciendo una (emoticón de ok, dedo en forma de anillo)?
- Jajá, como sabes?
- Conozco a mi hijito de toda la vida…
- Y vos?
- Y yo que?
- No te haces una de vez en cuando?
- Si, porque no? Intentaba desdramatizar y no dejarlo solo en esta situación
- Ufff me gusta saber que no soy el único que se pajea…
- Sssiiii, le contesté sintiendo que esas palabras me encendían como nunca
- Vos también tocate, debes estar muy caliente mamá
- Siiii, mucho. En que vas a pensar? En Mariana?
- Si, no sé. Y vos?
- Herni pará! No sigamos. Esto no está bien
- Lo que no está bien es que me mires la pija como me la miras, mami…
- Ya sé, por eso tenemos que parar ahora
- No quiero parar ahora, estoy muy caliente, ma
- Siiii?
- Si, no sabes cómo tengo la pija
Ese solo comentario hizo que estallara de golpe con un grito que lo debió escuchar porque ahí nomás se iluminó mi celular:
- Ahhhhh acabaste?
- Siiiiiiiiiii
- Yo voy a acabar ahora, mami…
- Siiiii, dale. Yo lo estimulaba, estaba desatada
- Estoy a punto de acabar….
- Dale, acabá para mí, le dijo totalmente enajenada
- Aaaaaaahhhhhh, gritó él apropósito
- Siiiii mi amor, acabá bien para mi asiiiii
- Ufff nunca había largado tanta leche
- Siiiii? Y eso fue por mí?
- Siiiii por vos….
No podía creer lo que estaba viviendo. La calentura empezó a bajar y con esto el sentimiento de culpa comenzó a crecer. No sabía que hacer, como actuar a partir de ahora. Fui a la habitación de Hernán a los 5 minutos. Él ya estaba vestido y recuperado.
- Hernán
- Que ma? Me miró con una sonrisa que me desarmó por completo
- Tenemos que parar esto.
- Parar qué?
- No me lo hagas más difícil Herni, por favor
- Que pasa mami? Por mí no pasó nada…
- Hernán, dije mirándolo con seriedad, lo que hicimos recién fue grave. Somos madre e hijo.
- Ya se mami. Fue solo un juego. Y nos divertimos. Punto
No podía creer lo fácil que se tomaba todo y de la manera en que me sacaba de mis prejuicios y mis tabúes. Bueno, Ok dije muy suelta y me fui a la calle a aclarar mis pensamientos
Al otro día nueva situación. Estábamos los tres solos con Hernán y Mariana. Comenzaron las miradas de mi hijo pero esta vez iban dirigidas más a mi cuerpo que al de Mariana. Me miraba descaradamente las tetas y me sonreía. Mariana lo notó. Y empezó a pasearse más erguida y descarada exhibiéndose de una manera casi descarada. A mí no me molestaba, es más, en un punto me sentía muy halagada y volvía a sentirme deseada como cuando era más joven. En un momento, sin que Mariana lo viera, Hernán se acomodó la pija metiendo la mano dentro de su pantalón y pude ver la cabezota rosada y brillante por un instante fugaz pero que alcanzó para ponerme loca y provocar lo que se desató a continuación.
Me acerqué a Hernán y le dije al oído mientras miraba a Mariana a los ojos: anda a descargarte a tu habitación por favor, no podes quedarte así… Hernán dio media vuelta y se fue de la cocina. Mariana totalmente encendida e intrigada me soltó:
- Que me estoy perdiendo?
- Ni te imaginas…
- Qué?! Contame por favor. La cara de súplica de Mariana era total
- Está cada día más caliente mi hijo…
- Sí, pero yo pensaba que la cosa era conmigo…
- Y sigue siendo con vos, pero un poquito también conmigo, reía yo divertida
- Pero qué pasó? Se la volviste a ver? La tocaste?
- Noooooo. Para. Que te crees
- Que pasó entonces?
- Le escribí un mensaje cuando supe que se estaba masturbando y nos fuimos contestando, cada vez más calientes
- Uffff, muero por ver ese chat. Decime que no lo borraste
- Claro que no. De hecho lo volví a leer anoche y me re calenté.
- Me lo mostras? Por favor! Mariana a esta altura ya suplicaba
Saqué mi teléfono y se lo mostré.
- Lo leemos juntas y lo borramos, si? Le propuse
- Podemos leerlo en mi habitación? Tercio ella
- Como quieras? No sabía que intenciones tenía Mariana o las imaginaba, pero no me importaban…
- A ver mostrame
- Te estás haciendo una (emoticón de ok, dedo en anillo)?
- Jajá, como sabes?
- Conozco a mi hijito de toda la vida…
- Y vos?
- Y yo que?
- No te haces una de vez en cuando?
- Si, porque no? Intentaba desdramatizar y no dejarlo solo en esta situación
- Ufff me gusta saber que no soy el único que se pajea…
- Sssiiii, le contesté sintiendo que esas palabras me encendían como nunca
- Vos también tocate, debes estar muy caliente
- Siiii, mucho. En que vas a pensar? En Mariana?
- Si, no sé. Y vos?
- Herni pará! No sigamos. Esto no está bien
- Lo que no está bien es que me mires la pija como me la miras, mami…
- Ya sé, por eso tenemos que parar ahora
- No quiero parar ahora, estoy muy caliente, mi
- Siiii?
- Si, no sabes cómo tengo la pija
En ese momento acabé, le cuento a Mariana. A esa altura ella ya se tocaba las tetas y la concha por encima de la ropa sin disimulo.
- No sabes lo caliente que estoy… me decía
- Se te nota, yo estoy igual…
- No te molesta si me meto la mano acá, no aguanto más….
- Mmmm no se
- Por favor, no doy más…
- Y si te muestro como sigue….
- Qué?!!! Sigue? No por Dios, mostrame todo, Y sin que le diera permiso se metió la mano dentro del pantalón de gimnasia
- Mirá. Y le extiendo el teléfono. En la pantalla se veía:
- Ahhhhh acabaste?
- Siiiiiiiiiii
- Yo voy a acabar ahora, mami…
- Siiiii, dale. Yo lo estimulaba, estaba desatada
- Estoy a punto de acabar….
- Dale, acabá para mí, le dijo totalmente enajenada
- Aaaaaaahhhhhh, gritó él apropósito
- Siiiii mi amor, acabá bien para mi asiiiii
- Ufff nunca había largado tanta leche
- Siiiii? Y eso fue por mí?
- Siiiii por vos….
Yo miraba a Mariana y veía como movía su mano mientras miraba la pantalla del teléfono, Yo hice lo mismo y empecé a masturbarme al mismo tiempo. En ese momento sucedió algo que no lo esperaba y me dejó shockeada: Mariana se sacó la remera y el corpiño en un solo movimiento. Esa sola imagen de las tetas duras y con los pezones súper parados y tocándose con esa cara de placer única. Se empezaron a desatar mil demonios dentro de mí. No podía dejar de mirar a Mariana, veía su cuerpo, su cara de excitación. Su mando frotando su concha y no daba más. Me contenía las ganas de tocarme en ese momento. No sé cómo pero lo lograba. Podía mantener el control de mi cuerpo pero no de mi mente que no dejaba de pensar lo que sería chupar esas tetas o besar esa boca. No se cuánto tiempo pasó pero no podía dejar de mirarla. Estaba a 30 centímetros de ella, parada frente a ese cuerpo escultural y no podía creer lo que estaba viviendo. Solo quería que no terminara nunca. En un momento suelta el teléfono y me toma la mano. Yo me deje hacer y haciendo fuerza subió mi mando y con la punta de mis dedos rozó su pezón derecho. En ese momento Mariana estalló en un orgasmo tremendo al grito de AAAAAAAHHHHHHHHHHHHH y moviendo su cuerpo como en una convulsión y apretando aún más si se podía m imano contra su pecho. Yo estaba a punto de acabar y ella lo sabía. Tocate!, me ordenó. Yo la miraba y en silencio negaba con la cabeza. Intentaba zafarme de ella y de la situación. Dale, tocate que tenes ganas. No lo pensé y me metí la mano en la concha que en ese momento era un charco viscoso. Los dedos se deslizaron con una facilidad asombrosa. Me rocé una o dos veces y acabé cerrando los ojos y sin dejar de apretar el pezón de Mariana. No daba más. Como pude me acomodé la ropa y salí corriendo de la habitación de esta chiquita que empezaba a volverme loca a mí y a toda la casa.
Esa misma tarde coincidimos en la cocina con Mariana. Yo me había ido a la panadería durante el día. Mi marido dormía. Los chicos en la facultad. Ella me mira, seria. Yo también. Nos sostenemos las miradas. Ella rompe ese silencio:
- Disculpame hoy, me fui al carajo
- Yo también tuve parte de culpa, no debimos haber llegado tan lejos. No debí mostrarte ese chat, digo tratando de no hacerla sentir tan culpable
- No, no. Si alguien tiene la culpa soy yo
- Tranquilizate Mariana. No te martirices tanto
- Es que cuando me caliento no tengo límites, insistía Mariana
- Yo también me descontrolé en un momento, reconozco
- Te puedo hacer un pedido? Espero que no te moleste.
A esta altura temblaba por lo que me podría llegar a pedir Mariana. Imaginaba cualquier cosa, cada una más morbosa que la otra. Finalmente cuando me lo dijo sentí un poco de decepción:
- Quiero ver la pija de Hernán, me soltó así nomás
- No. Eso sí que no dije rotundamente
- Pero…Porque? Mariana parecía una niña caprichosa
- Es imposible Mariana, cómo queres que haga?
- No sé, pero lo necesito
- Que queres? que le pida que te la muestre?
- No sé, podes ir llevándolo de a poco y convencerlo
- Vos estás loca? Es mi hijo
- Pará! que después de ese chat que tuvieron podrías animarte a eso y mas
- No me animo, entendeme Mariana
- Está bien. Mariana puso una cara de tristeza y decepción que me partió en dos.
- No te prometo nada, pero voy a intentar algo, le digo sonriendo
- Gracias, gracias, gracias
- Una fotito estaría bien, no? Le dije divertida
- Uuuuuhhhh si, responde ella encendida
- Vamos a ver...
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Pasaron unos días más sin muchas novedades y una noche en que yo creía que todos estaban acostados y me levanto para ir a la cocina. Yo tenía puesto un camisón muy fino por las rodillas y sin corpiño debajo. Cuando estoy entrando en la cocina a oscuras me encuentro con Hernán abriendo la heladera sacando una botella para tomar agua. Mi hijo, como era su costumbre, estaba con un bóxer de algodón súper ajustado que le marcaba todo su paquete. Yo me acerqué despacio por la penumbra a donde se encontraba él y le extendí la mano en silencio como pidiéndole la botella. Con el frío que salía de la heladera abierta se me endurecieron los pezones y se me marcaron en mi sexy camisón. Él lo notó y pude ver como su paquete empezaba a crecer. Los dos no queríamos, ni podíamos, movernos. Quise subir la apuesta y cuando fui a tomar de la botella dejé caer a propósito unas cuantas gotas sobre mi pecho. Eso hacía que mi ropa se trasluciera un poco. El bulto de Hernán ya estaba casi en todo su esplendor. Lo miré cuando su mirada estaba recorriendo sin ningún pudor mis tetas. La penumbra te hacía sentir más seguro porque nos costaba vernos los rostros con claridad, pero los cuerpos se veían perfectos. No sabía qué hacer para provocarlo más. Él no se acomodaba el paquete que ahora era una carpa de circo prácticamente. Hace calor, no? Le digo mojándome con la botella la frente primero y las tetas después. Su cara era para sacarle una foto. Su pija dio un respingo y creció aún mas. No se movía y no sabía ni que hacer ni que decir pero no dejaba de mirarme descaradamente las tetas. Yo no me achicaba y me exhibía sin pudor delante de él. El siguiente movimiento lo hizo él. Tomo el elástico del calzoncillo con su dedo pulgar. Lentamente y sin dejar de mirarme a los ojos tiró hacia adelante y lo bajó dejando su erección, su pija enorme mirando al cielo, su cabeza roja con una gota de líquido pre seminal en la punta, ante mi atónita mirada. Sin que yo pudiera reaccionar se la acomodó con la otra mano y la guardó. Yo puse cara de que no había pasado nada y sin dejar de mirarlo le pregunto;
- te molestaba mucho?
- Si, no daba mas. Está muy dura,
Yo no podía mas, había vuelto a ver la pija de mi hijo a centímetros.
- Estoy muy caliente, mami, insistía,
Sabía que buscaba quebrarme pero lo que no sabía es hasta donde quería llegar. Yo quise desviar el juego para otro lado.:
- Si viera Mariana cómo la tenes de grande se volvería loca.
- Si? Y mientras decía se sobaba el paquete por encima del bóxer.
- Veo como te mira Mariana y como vos la miras a ella, le digo juguetona.
- A vos también te miro mucho y ahora no está Mariana, me dice desfachatado
- No me pongo celosa, tranquilo.
- Me gusta que no seas celosa, mami
- Bueno. Me voy a dormir. Quiero y no quiero que esto siga
- Mami. No queres verla una vez mas?
- Que cosa? Me hago la desentendida
- Mi pija.
- Ya la vi dos veces. Y muchas más cuando eras chiquito
- Pero ahora ya soy grande y seguro que te gustaría verla de nuevo, no
- Puede ser, le sigo la corriente para ver hasta donde es capaz de llegar
- Y vos no me vas a mostrar nada a mí, mami?
- Creo que ya viste bastante. Aparte este camisón no deja mucho a la imaginación, no?
- Yyyy yo me imagino muchas cosas, pero más me gustaría verte
- No puede ser, sos mi hijo…
- No pienses en eso ahora, mami
- No puedo no pensar hijo… esto es muy fuerte
- Bueno yo te la voy a mostrar un ratito y vos si queres me mostras una de tus tetas
En ese momento se bajó el bóxer y empezó una lenta paja a un metro de mí. Yo no podía creer lo que estaba viendo y viviendo. Mi hijo pajeándose delante de mí. Era muy fuerte pero no me podía mover. El no dejaba de mirar mis pezones que estaban duros como una piedra. Instintivamente subí una mano hacia mi pecho izquierdo y me lo rocé por encima del camisón
- Si, así, tócate, me dice el desfachatado
- No está bien esto Herni…
- Mostrame una teta por favor mami
- No Herni, debemos parar. Decía yo pero no me movía y a esta altura ya agarraba con fuerza mi pecho como queriendo estrujarlo
- Dale ma, dejá caer un bretel de tu vestido
- Solo uno. Si? Le digo en un papel de control que no me creía nadie
- Si, solo uno y creo que acabo acá
- Noooooo, le digo. Eso no. Te lo muestro y te vas a tu cuarto, Si?
- Bueno Ok. me dice un poco desilusionado….
- Mirá bien , le digo al momento en que bajo los dos breteles de mi corpiño y me empiezo a acariciar las tetas descaradamente
- Ahhhhhh mami! Y acelera el ritmo de su paja
- Te gustan? Lo provoco…
- Voy a acabar mami. Ahora
- Está bien mi amor, acaba dale. Solta toda la leche
En ese momento un chorro sale disparado hacia mí e impacta en la parte baja de mi camisón. Un segundo chorro un poco más potente en la parte alta de mi brazo y me muevo de costado para no seguir este juego que ya era una locura. Lo sigo mirando y sigue acabando.
- Me voy, le digo. Limpiá bien todo el piso antes de acostarte.
- Gracias Ma! Me dice sonriendo mientras cierra la heladera y todo queda completamente a oscuras
- Limpiá bien todo
- Mamí, esperá!
- Que pasa?
- Te vas a masturbar ahora?
- Y a vos que te parece, nene? Obvio, no soy de madera
- Bueno disfrutalo mucho
- Gracias
Mi hijo me tenía atrapada. Subí al cuarto y no duré ni 3 minutos que ya había acabado violentamente. Me dormí al instante y a eso de las 3 de la mañana me desperté nuevamente súper excitada. Evité volver a masturbarme, pero no podía dormir. Agarré mi teléfono que estaba en silencio y sin dudarlo le escribí a Mariana: Tengo novedades para vos...
Al día siguiente Mariana me estaba esperando en la cocina, ansiosa. Creo que me dijo Buenos días sólo para disimular, si es que podía, su intriga. Yo, perversa, sádica y misteriosa me senté y la miré como si nada y tomé mi taza de café con leche humeante. Ella me miraba esperando algo, una palabra. Quise torturarla un rato más y le pregunté:
- Como andas Mariana? arranqué
- Bien, vos?
- Todo bien, me costó dormirme, quería meter más intriga
- Algún problema?
- No, nada.
- No me pensas contar lo del mensaje… ya Mariana no se aguantaba
- Si queres con lujo de detalles va a tener que esperar porque en un ratito bajan Paula
- No me aguanto, dice Mariana, decime el título aunque sea
- Ok, el titulo e: avanzamos un poco, se la volví a ver
- En serio? Contame todo ahora por favor, Mariana suplicaba
- Si queres con detalles, como ayer… cuando dije eso me arrepentí. Temía que Mariana interpretara que “como ayer” incluía la masturbación compartida
- No sé si me aguanto, Mariana sonaba ansiosa
- Esperá que vale la pena, le digo mirándola a los ojos
En ese momento entra Hernán ya vestido pero con pantalón deportivo y remera y se sentó entre nosotras diciendo:
- Que pasa? Están cuchicheando? De qué hablan?
- Cosas de mujeres, le respondo divertida
- Y no puedo enterarme? Hernán insistía…
- Dame un segundo que ahora vuelvo, les digo a ambos y salgo disparada. Mariana y Hernán se miraban intrigados. Subí a la habitación y le digo a Paula al oído mientras estaba despertándose. Si queres dormí un rato más que te llevo yo a la faca. Bajo corriendo y los veo a Mariana y mi hijo mirándome expectantes
- Bueno, les digo, queres saber lo que estábamos hablando con Mariana?
- Si, dice Hernán. Mariana me mira intrigada pero en silencio
- Bueno, le conté a Mariana que el otro día te vi el miembro (no sé porque usé esa palabra)
- Ah, dice mi hijo sorprendido. Y que le pareció?
- Me dijo que está intrigada por verla, no Mariana?
- Si, dice Mariana tímidamente y visiblemente colorada
- Bueno, digo yo, recién le dije a Paula que se quede durmiendo que yo la llevo a la facu. Los dos me miran intrigados
- No sé qué queres decir con eso, dice mi hijo quien a esta altura ya lucía una carpa importante
- Por las dudas vamos a la habitación de Mariana, digo yo. Paula puede bajar igual
Pasamos a la habitación de Mariana y me puse a dar instrucciones: Mariana ven y sentaste en la cama conmigo. Hernán vos quédate parado y mostrárnosla. Está bien parada? Le pregunto. Hernán asiente. Nos acomodamos pegadas y expectantes. Hernán se la soba por encima del pantalón y yo le ordeno: Lentamente por favor… Hernán se toma el elástico del pantalón y lo adelanta. Giro mi cabeza para mirar a Mariana y parecía un nene frente a un juguete nuevo en navidad. Su rostro reflejaba expectativa, ansiedad, excitación y un deseo que no podía reprimir. Vuelvo a mirar hacia Hernán y este ya está bajando lentamente su pantalón hasta las rodillas. Debajo tiene un slip que parece que va a explotar. Mariana se muerde el labio inferior, yo me lo mojo mientras cierro las piernas instintivamente. Es increíble cómo se me secan los labios superiores mientras los labios inferiores están empezando a ser regados por los jugos que segrega mi vagina. Hernán se empieza a bajar el slip y su verga aparece enhiesta, dura, venosa y palpitante. Se queda parado ahí y nos mira desafiante diciendo:
- Y ustedes no van a hacer nada?
- Que queres que hagamos? Le digo yo
- Mostrarme algo, responde él divertido
- Que queres ver? Le sugiere Mariana
- Tus tetas, mi hijo no se achica
- Esperá, dice Mariana y, pese a la excitación, se saca la remera y el corpiño con una facilidad que al día de hoy no deja de asombrarme
- Y vos? me dice a mi
- Y yo que? Digo intentando frenarlo
- Creo que es justo, interviene Mariana
- Está bien, me resigno.
Es entonces cuando Mariana así sentada como está toma mi remera desde abajo y me la saca por la cabeza. Después busca mi espalda y me desprende el corpiño y me lo saca. Ahora la escena es Mariana y yo senadas en tetas mientras Hernán, mi hijo, se la empieza a sacudir mirándonos a las dos. Nosotras no nos movemos y seguimos mirando. Hernán al sentirse tan observado ve como su miembro pierde un poco de vigor y nosotras lo notamos.
- Que te pasa? , le digo
- No sé, estoy nervioso
- Queres que hagamos algo? Dice peligrosamente Mariana
- Mamá, puede ser… sonríe Herni divertido
- Que te gustaría, dice Mariana
- Que le toques las tetas a mi mamá
- Mira que pícaro, dice Mariana divertida mientras estira una mano,
- Noooooo, intervengo yo deteniéndola
- Dale ma, llegamos hasta acá… dice expectante él
- Bueno, digo colorada de vergüenza y excitación separando mis brazos
- Mamá a ver estas tetas, dice Mariana mientras empieza a amasar mi pecho derecho ante la atónita mirada de Hernán, que a esta altura ya había recuperado toda su firmeza
- Hahn, dice mi hijo sin dejar de pajearse
- Mmmmm. Yo también ahogo un grito
- Que lindas tetas! Suelta Mariana mientras se divierte ahora con las dos manos acariciando mis pezones
- Ahhhh digo yo mientras correspondo llevando mis manos hasta sus tetas durísimas
- Sigan que acabo, dice Hernán
- Siiiiii, dice Mariana, acabanos en las tetas!
- Ahhhhhhhhhh ahhhhhhhh dice Hernán y suelta el primer chorro en una de mis tetas y en parte de la mano de Mariana
- Siiiiii, dice Mariana quien en ese momento toma la pija de Hernán y la sigue pajeando apuntando a mis tetas que son ahora un reguero de semen caliente y espeso.
- Mmmmmmm siiiiiii digo yo
- Ahhhhhhhhhhh, Ahhhhhh, se convulsiona Hernán
- Mmmm, que rico dice Mariana y me quedo de piedra cuando veo que se agacha y empieza a chupar todo el semen de mis propias tetas.
- Ahhhhhhhhhh digo yo mientras acabo sin llegar a tocarme cuando siento la lengua de Mariana moviéndose en mi pezón derecho
- Mmmmmmm, mmmmmmmm. Mmmmmmm, Mariana seguía limpiando todas mis tetas con su lengua.
- Ahhhhhh Hernán se sienta como puede y empieza a acomodar su ropa
- Mmmm Mariana termina y me mira sonriente
- Sos traviesa, le digo correspondiendo su sonrisa y empiezo a comportarme como la jefa del hogar: Mariana andá al baño y vos Hernán a tu cuarto, bañate y depertá a tu hermana.
Hernán se va sin dejar de mirarnos agradecido. Cuando Mariana está levantándose para ir al baño la tomo del brazo y le traigo hacia mí diciendo:
- Lo que hiciste hoy fue muy fuerte, pero me encantó
- A mi más que a vos, y sin mediar nada más se me acercó y me besó en la boca.
- Mmmmmm. Fue recibir su boca e inmediatamente abrir la mía para meterle la lengua bien profunda. Ella no se hacía rogar y me tomaba de la cara y me besaba con una pasión tremenda. Creo que estuvimos varios minutos sin separar nuestras bocas.
En ese momento se escucha a Paula que entra en la cocina y nos sepramos con nuestros labios absolutamente mojados por la saliva de la otra.
Se habrá dado cuenta mi hija?
(continuará...)
Mi familia está compuesta por mis dos soles que son mi hijo Hernán que tiene 19 años y mi hija Paula que tiene 18. Por último está mi marido que se llama José y tiene 57 años.
Somos una familia que vive muy bien afortunadamente gracias a un negocio familiar heredado de los padres de José, una panadería con mucho suceso en la ciudad de Buenos Aires.
José, mi marido, trabajaba toda la noche dirigiendo a los empleados para hacer las mejores delicias de la ciudad y cuando llegaba el día tanto Paula como Hernán se iban a la facultad y yo me dedicaba a atender el local. Creo que si siempre tuvimos éxito con la panadería fue porque tanto José como yo nunca descuidamos la atención.
Tantas tareas en la panadería hicieron que tomara la decisión de contratar a una persona para que se encargue de las tareas domésticas. Después de darle vueltas para conseguir una persona de confianza apareció Mariana una joven de 30 años que José conocía del negocio desde niña y que se había quedado sin trabajo luego de que los ancianos a los que cuidaba fallecieran ambos.
Mariana era una chica divina, que tenía un cuerpo espectacular con dos tetas hermosas, un culo de infarto y cabello oscuro. Si bien no llamaba la atención con su forma de verter era tal el cuerpo de esta morocha que no podías no darte cuenta que estaba buenísima. Ya veníamos probando con más de una chica que no nos convencían. Algunas no trabajaban lo suficiente, otra nos robó y luego apareció Juana, la madre de Mariana con la novedad de que su hija se quedaba sin trabajo y volvería a vivir con ella. Ahí se le prendió la lamparita a José y me dijo que me parecía que probásemos con Mariana para las tareas del hogar.
En principio, y para ir viendo como se desempeñaba, le propusimos a Mariana que venga 2 veces por semana y le pagábamos por hora. Esta situación duró solo 2 semanas porque veíamos que era muy eficiente en su trabajo. Durante este tiempo yo, de manera adrede, deje varias veces dinero para medirla y nunca nos faltó nada. Al mes de comenzar Mariana ya venía 4 de los 5 días de la semana y limpiaba, se ocupaba de la ropa y hasta en una ocasión nos preparó la comida. Cabe decir que más de una vez vi como tanto a mi hijo como a mi marido se le iban los ojos en el cuerpo de Mariana. Ella lo notaba pero nada hacía para provocar así que me quedé tranquila. Ya a esta altura de los acontecimientos había arreglado un buen sueldo con Mariana.
Un día sin querer paso por la habitación de mi hija y escucho que está conversando con Mariana
- Mary (así le decíamos todos) estás de novia o algo?
- No, hace bastante que estoy sola.
- Pero algo debes tener. Con ese lomazo que tenes no te deben faltar candidatos decía mi hija.
No sé porque pero me detuve tras la puerta y me puse a escuchar como seguía esta charla de dos jovencitas. Quizás me permitiría tener más información de mariana y de mi Paula que nunca había sido muy confidente conmigo.
- Algo hay, algún amigarcho (me pareció muy graciosa la conjunción de amigo y garchar) jajaja
- Jaja es verdad. Hay que mantener ese cuerpito y usarlo que para eso lo tenes.
- Vos tampoco estas nada mal, le decía Mary a mi hija.
- Bueno, gracias, pero comparado con tu cola y tus tetas son una tabla.
- No te creas, aparte vos también tenes un culito súper parado y más de una vez vi cómo te lo miraban.
- Quién? Pregunto Paula intrigada.
- Un día salías de la panadería y una amiga que venía con migo me dijo: por el pan dulce se nota que José hace cosas de calidad.
- Epa! Y una chica con lo envidiosas que son. Es más que un halago.
- Si si, y es verdad tenes un culito hermoso, Pauli.
- Me vas aponer colorada.
A los dos meses y cuando ya todos tratábamos a Mariana como una integrante más de la familia ésta me vino con el planteo de un adelanto de 2 meses para poder mudarse sola ya que no quería vivir más con sus padres, que se llevaba mal, que quería más intimidad, que no eran como nosotros que la queríamos mucho y otras cosas entre lágrimas. Le dije que lo pensaría y que lo tenía que hablar con mi marido pero que se quedara tranquila que íbamos a hacer todo lo posible para ayudarla.
Al día siguiente hablé con mi marido y mis hijos en la cena y a Pauli se le ocurrió algo que nos sorprendió a todos. Y si le preparamos la habitación de atrás? Debo contarles que tenemos una habitación detrás de la casa que comunica con la misma y tiene a su vez entrada independiente por el costado de la casa. Nos sorprendimos y nos miramos con José y dijimos que no nos parecía una mala idea. Le preguntamos a los chicos si no tenían problema y dijeron que no.
Al otro día se o planteamos a Mariana que con lágrimas en los ojos me abrazó muy fuerte haciéndome sentir lo duro de sus tetas en el abrazo y diciéndome que se sentía muy feliz de que la aceptaran dentro de la casa.
Comienzan las miradas
No tardó más de 2 días Mariana en venirse a vivir a nuestra casa. Al principio todo seguía igual con Mariana haciendo las tareas de la casa y saliendo a ver a sus amistades y sus padres.
Un día al levantarme veo que Mariana está preparando el desayuno para Hernán y que éste la miraba a cada rato. Me di cuenta de que Mariana no se había puesto corpiño y se le movían las tetas de una manera muy excitante. Podría haber quedado todo ahí, cuando en un momento Hernán se levanta tapándose el bulto y camina hacia la heladera. Al volver lo miro con disimulo y veo que tenía una erección de campeonato. El, y creo que yo también, seguía mirando a Mariana de una manera súper descarada. Yo le miraba el bulto a él y no podía creer su tamaño, en que momento creció tanto mi niño?, pensaba yo y no pude dejar de imaginarme lo que sería esa pija en todo su esplendor. Hernán se levantó y se fue a su habitación. Que paja se va a hacer! Me decía a mí misma y la calentura se empezaba a apoderar de mí. Tenía que aclarar mi mente y empezar a marcar un poco la cancha como la adulta que maneja la casa
- Mariana, te puedo pedir un favor?
- Si, señora
- No me digas señora Mariana que siempre me tuteas
- Es que por el tono en el que me habló sentí que me iba a retar
- No, no. Solo quiero pedirte que te pongas corpiño cuando te levantas
- Si, señora
- Pero! Otra vez con lo de señora
- Es que se me escapa, decía tímidamente. Aparte usted siempre me dice Mary y esta vez me dijo Mariana
- Es verdad.
- Ya me voy a cambiar.
- No hace falta que lo hagas ya. Es por Hernán que está en una edad…
- Hay una edad para eso?
Me pregunta Mary a mí? O lo dice de manera general? No sé a dónde apunta su pregunta. Pero yo aprovecho el momento y le respondo de la manera más cálida que puede haber
- Mary, lo que pasa es que vos todavía sos joven y las hormonas siguen alteradas pero ya se te va a ir pasando con los años
- Es que yo a veces creo que a mí nunca se me van a tranquilizar
- Por qué lo decís?
- Porque me gusta mucho el sexo, me suelta poniéndose colorada y mirándome a los ojos
Yo en ese momento no sabía ni qué hacer ni que decir. Me quedé en blanco y mi concha se empezó a mojar. No sé si fue por la imagen del bulto de Hernán sumada al movimiento de las tetas de Mariana y ese comentario. Gracias a Dios Mariana me sacó de mi embotamiento:
- Disculpe señora, no sé cómo me atreví a confesarle algo así
- Otra vez con lo de señora!
- Si! Es que se me escapa.
- Ya me voy a cambiar
- Mejor, le dije yo. Encima tenes unas lolas (no me atreví a usar la palabra tetas) que hacen que a cualquiera se le vaya la vista
- Te parece? Y en ese momento se asó las manos por la remera y se le marcaron los pezones que se endurecieron al instante
En ese momento una mezcla de excitación y vergüenza se apoderaron de mi cuerpo pero no pude dejar de mirarle las tetas mordiéndome el labio inferior. No sé si ella se habrá dado cuenta pero mi cara debía ser un poema. Gracias a Dios otra vez me sacó de mis pensamientos
- Mejor me voy a cambiar
- Si, mejor, dije yo aunque una parte de mi quería quedarse mirándola todo el día
Durante los siguientes días todo parecía transcurrir normalmente hasta que un día sucedió algo que ahora que lo pienso marcó el comienzo de todo. Otro desayuno en el que lo veo a Hernán mirándola a Mariana y su paquete con un tamaño. Pero esta vez no hacía ningún esfuerzo por disimular su erección, sino que al contrario parecía exhibirla. Yo no sabía cómo actuar. Mariana se daba cuenta. Paula no estaba porque se había quedado a dormir en lo de una amiga y mi presencia no parecía inquietarlo en absoluto. Fue caminando hacia la heladera luciendo su erección, que debo confesar, que era descomunal y porque no decirlo, hermosa. En un momento, Mariana estira los brazos hacia arriba como desperezándose y se le pudo ver la parte de arriba de su bombacha y el comienzo de su vello púbico. Eso pareció ser el colmo para Hernán que la miró como embobado e instintivamente se tocó su bulto como acomodándoselo. Me fui a mi habitación porque estaba totalmente descontrolada. Llegué al baño y fue bajarme el pantalón, la bombacha y darme cuenta que tenía la concha empapada. Dudé en qué hacer, si masturbarme en ese mismo momento o bañarme con agua fría y salir. Ninguna de las dos cosas. Me lave la cara con agua fría y salí al pasillo. Ahí entré en el cuarto de Paula y vi que estaba todo acomodado y salí. Me dirigí al cuarto de Hernán que estaba con la puerta cerrada, qué raro, pensé, puse la mano en el picaporte y abrí ingresando directamente. Lo que vi en ese omento no me lo puedo sacar de mi cabeza: Hernán, mi hijito adorado, recostado en la cama, con los pantalones y calzoncillos por lar rodillas, su cabeza de lado, la mirada absorta en la Tablet y agarrándose la pija, qué digo pija, agarrando su tremenda verga, enorme, dura y venosa y sacudiéndosela violentamente. En ese momento nuestras miradas se cruzaron, debo aclarar que él me debe haber estado mirando 2 segundos antes durante los cuales yo no podía dejar de mirar esa pija hermosa. En un acto reflejo se subió los pantalones, yo me dí media vuelta y me fui cerrando la puerta.
A partir de ese momento los hechos se suscitaron de una manera vertiginosa. O al menos así lo recuerdo.
Las cosas con Hernán habían cambiado radicalmente, de ser mi niño mimado pasó a ignorarme totalmente. De saludarme y abrazarme todos los días pasó a esquivar mi mirada. No lo soporté y decidí encararlo un día en que estábamos solos en la casa:
- Hernán, tenemos que hablar
- Ya sé mamá, perdóname
- Perdoname? Dije yo. Hijo, yo debo pedirte perdón por entrar sin avisar
- Bueno, yo tampoco estaba concentrado estudiando…
- No, me di cuenta. Dije yo riendo. Me gustaba que se desdramatizara la cosa
- Te prometo que no lo hago más…
- Jajá, ya me hiciste reír antes, no hace falta que mientas
- Jajá, reíamos los dos y lo abracé
- Podes hacerlo todas las veces que quieras, es más debes hacerlo, sobre todo ahora que Mariana te genera esas cosas… Es sano. No me horroriza para nada. Solo me sorprendí un poco y no solo por lo que estabas haciendo…
- Ah, no? Porque más te sorprendiste?
- Bueno, mi niño ya creció y muuucho, dije yo mirando su bulto que empezaba a crecer
- Ah, sí. Dijo el entre colorado y excitado
- Bueno, dije yo te dejo porque eso está empezando a crecer y veo que no solo mirar a Mariana
- Jajá, gracias mami. Todo me calienta. Jajá
- Jajá, te dejo para que te desahogues. Disfrutalo. Y miré por última vez su miembro
No sé qué me pasó pero me excité de una manera brutal, casi animal. Entré en mi habitación y me tiré en la cama. Metí dos dedos dentro de mi concha que era un charco. Creo que rocé mi clítoris 3 o 4 veces y acabé como hacía mucho tiempo que no lo hacía. En mi cabeza daban vuelta las imágenes de la pija de mi hijo, las tetas de Mariana. Me lo llegué a imaginar a Hernán chupando las tetas y cogiéndose a Mariana. Lo raro fue que en cuanto acabé no me sentí culpable, ni desahogada. Todo lo contrario seguía muy caliente y con muchas ganas de seguir jugando y experimentando esto que estaba sucediendo. Sabía que no podía suceder otra vez pero… como haría para evitarlo?
A los pocos días estábamos tirados en los sillones con Hernán y Paula, ellos sentados delante de mi mirando una serie en Netflix y pasó Mariana. Vi como Hernán la miró y lo busque con la mirada y me miró y me sonrió. Yo me reí, él también. Paula nos dice de qué se ríen ustedes dos?. Nada nada; Hernán se levanta con una carpa tremenda y pasa por mi lado sin cortarse ni un poco yo le sigo el paquete con la mirada y mirándome descaradamente se lo acomoda. No puedo explicar lo que sentí en ese momento. Sabía que el subiría a masturbarse y yo no quería ser menos. Cuando estoy subiendo las escaleras la cruzo a Mariana:
- Como lo tenes a Hernán pobre, le digo
- Mal no le va a hacer, es joven…
- Ya subió a hacérsela paja. Yo estaba sacada, no me importaba nada
- Mmmmm que rico, me dice Mariana sin ponerse colorada y mirándome
- Yo haría lo mismo si fuese él, le suelto
- A mí me parece que varias vamos a hacer lo mismo ahora… retruca Mariana elevando la apuesta
- Ssssiiiiii, suelto la respiración cierro los ojos y me encamino a i habitación
- Disfrutalo… Mariana ya no se achicaba
- Quedate tranquila que lo voy a disfrutar. Vos también disfrutalo hermosa… le suelto ya visiblemente excitada
Lo que sucedió en cada habitación en ese momento no lo sé, pero lo imaginé en las otras dos y lo viví en la mía. Juro que nunca había sentido un orgasmo tan intenso masturbándome en toda mi vida. Y mi hijo y Mariana lo habían logrado.
Al poco tiempo otra situación hizo que las cosas sigan fluyendo. Hernán con la pija al máximo me mira y me sonríe y justo Mariana nos ve. No sabía dónde meterme. La cosa siguió y Hernán se va con su carpa mirándome a mí y a Mariana. Ya no había vuelta atrás, los tres estábamos metidos en esto. En seguida Mariana se me acercó:
- Veo que no soy el único que lo pone así a Hernán
- Mariana! Que decís? Él se excita con vos…
- No sé, recién los vi cruzando unas miradas…
- El tema es que lo enganché masturbándose en su cuarto y quise que no se hiciera problema, y ahora cada vez que se le para, por vos, le sonrío cómplice
- Te puedo hacer una pregunta? Me dice seriamente Mariana y poniéndose colorada por primera vez en todos estos juegos calientes que habíamos empezado. Eso me preocupó y me hizo sentirme culpable porque no sabía con qué me podía salir.
- Decime, le digo
- Es muy fuerte…
- Está bien si es muy fuerte no me lo digas, dije tratando de zafar de la situación
- Mmmm no se…
- Decime dale, ya la intriga le ganaba a la razón
- La tiene tan grande como parece?
Me subieron los colores. Que debía hacer? Debía ponerla en su lugar y decirle que nos estábamos pasando? debía describírsela con lujo de detalles tal como la recordaba? Opté por lo primero
- Mariana, discúlpame pero me parece que no corresponde que te dé detalles de cómo es el aparato de mi hijo. Espero que entiendas..
- Si! Si! Tiene razón señora no sé cómo me atreví a preguntarle semejante cosa
- No pasa nada y no por esto dejes de tutearme
- Está bien. Pero perdóname, no sé cómo…
- Ya está y sonriendo le digo quédate con las ganas…
- Jajá, mejor, mejor
Al poco tiempo estábamos hablando con Paula y Mariana de no sé qué tema y en un momento salió el tema del sexo y de lo importante que es tener información. Yo le decía a Paula que todo lo que quisiera saber me lo preguntara. En un momento Mariana le dice a Paula mirándome: Tu mamá no te va a ocultar ninguna información, a mi quizás si… En ese momento nos empezamos a reír. Paula, enojada, que les pasa? Todos se ríen y me dejan afuera… No es nada, un pavada…Al rato la agarro a Mariana:
- Me hiciste reír pero tenemos que tener cuidado…
- Ya sé, pero quería meter esa pregunta jeje
- Veo que te estás muy intrigada…
- No sabes… Mariana tenía una cara de deseo tremenda
- Bueno, te voy a contar
- Si?
- Es grande
- Ah, suelta Mariana con gesto de decepción
- Que pasa?
- Nada más me vas a decir?
- Que más quieres saber?
- No sé, tamaño, grosor, que se yo… Mariana ya suplicaba
- Es muy raro para mi ponerme a describir la pija (no sé porque me salió esa palabra tan explícita) de mi hijo… espero que entiendas
- Está bien, si te molesta…
- No, no, la corté
- Ok
- Es muy grande, gruesa, y se veía bien dura. Muy dura…
- Uff me parece que le voy a dedicar un dedo a tu hijo
- Y eso que no la viste….No sabes lo que es
- Se nota en tu cara que es hermosa esa pija (ahora lo dijo ella), y yo no daba crédito a lo que oía ni a lo que sentía
- Mejor me voy, dije con el último resquicio de razón que me quedaba
- Esperá, dice Mariana tomándome del brazo
- Que pasa?
- Decime una cosa más, como es de linda?
- Es la pija más hermosa que vi en mi vida, eso querías saber?
- Uffff, si eso quería saber… me voy a pajear ya, chau
- Chau y me quedé mirando cómo se iba Mariana
Creo que a esta altura de los acontecimientos no hace falta aclarar que me masturbé ni bien llegué a mi dormitorio. La imagen de la pija de Hernán volvía a hacerse presente en mi cabeza pero ahora me imaginaba al mismo tiempo a Mariana y también me calentaba! Que me pasaba? Me estaba volviendo lesbiana? Ya no entendía nada pero debía pararlo como fuera.
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Al otro día me despierto temprano y Mariana ya estaba en la cocina.
- Como te fue? Me pregunta
- Bien. Muy bien. Sabía a qué se refería pero me hacía la tonta
- Te puedo hablar sin filtro? Dice Mariana dándose vuelta y mirándome a los ojos
- Creo que a esta altura no deben haber muchos secretos entre nosotras, la tranquilizo
- Necesito ver la pija de Hernán, no aguanto más.
- Qué?
- Eso que te dije, la manera en que la describiste y la cara que tenías me dicen que tengo que verla con mis propios ojos
- Estas loca…
- No sé, no puedo más. No tengo otra cosa en la cabeza que esa pija
- Bueno… pará, calmate.
- No puedo. Contame más. Como era la cabeza?
- Que te pasa Mariana?, yo intentaba calmarla
- No sé. El verle el bulto y que vos me la describas me tienen loca
- Tenes que calmarte
- Por favor, contame mas
- Si me prometes que te tranquilizas…
- Si, te lo prometo
- Bueno, es una pija tremenda. Dura, gruesa, larga, venosa y…
- Y qué más?
- No, nada
- Decime, que más?
- Aunque no la probé… Rica. Muy rica parece ser
En ese momento Mariana metió una mano dentro de su pantalón y mirándome me dice:
- Discúlpame, no doy más…
- Yo tampoco, y meto una mano en mi bombacha para acariciarme
Es entonces cuando tengo un rapto de lucidez y me doy cuenta donde estamos y quienes podrían aparecer. Me voy a mi cuarto, le digo. Yo también, dice ella.
A los 20 minutos volvemos ambas a la cocina. No podíamos dejar de mirarnos y no sonreír. Al rato llegan Paula y Hernán y aunque tratamos no logramos guardar mucho la compostura. Durante todo este tiempo mi mirada se dirigía a Hernán y a Mariana. A mi hijo le miraba, ya descaradamente, el bulto. Él no parecía ponerse nervioso, al contrario. En un momento me miró y se volvió a acomodar la pija. Yo no sabía qué hacer. Paula me sacó de mis pensamientos diciendo que necesitan que la acompañen hasta la casa de una compañera. Mariana se ofrece a acompañarla diciendo que en 1 hora está de vuelta
Se fueron y nos quedamos, como tantas otras veces solos, mi hijo y yo. Dejé pasar un tiempo para asegurarme que vaya a su habitación y volver a encontrarlo masturbándose. Sabía que lo haría. Pero se me ocurrió algo mejor. Un juego. Peligroso, pero podía llegar a ser muy divertido. Agarré mi celular y le mandé un
- Te estás haciendo una (emoticón de ok, dedo en forma de anillo)?
- Jajá, como sabes?
- Conozco a mi hijito de toda la vida…
- Y vos?
- Y yo que?
- No te haces una de vez en cuando?
- Si, porque no? Intentaba desdramatizar y no dejarlo solo en esta situación
- Ufff me gusta saber que no soy el único que se pajea…
- Sssiiii, le contesté sintiendo que esas palabras me encendían como nunca
- Vos también tocate, debes estar muy caliente mamá
- Siiii, mucho. En que vas a pensar? En Mariana?
- Si, no sé. Y vos?
- Herni pará! No sigamos. Esto no está bien
- Lo que no está bien es que me mires la pija como me la miras, mami…
- Ya sé, por eso tenemos que parar ahora
- No quiero parar ahora, estoy muy caliente, ma
- Siiii?
- Si, no sabes cómo tengo la pija
Ese solo comentario hizo que estallara de golpe con un grito que lo debió escuchar porque ahí nomás se iluminó mi celular:
- Ahhhhh acabaste?
- Siiiiiiiiiii
- Yo voy a acabar ahora, mami…
- Siiiii, dale. Yo lo estimulaba, estaba desatada
- Estoy a punto de acabar….
- Dale, acabá para mí, le dijo totalmente enajenada
- Aaaaaaahhhhhh, gritó él apropósito
- Siiiii mi amor, acabá bien para mi asiiiii
- Ufff nunca había largado tanta leche
- Siiiii? Y eso fue por mí?
- Siiiii por vos….
No podía creer lo que estaba viviendo. La calentura empezó a bajar y con esto el sentimiento de culpa comenzó a crecer. No sabía que hacer, como actuar a partir de ahora. Fui a la habitación de Hernán a los 5 minutos. Él ya estaba vestido y recuperado.
- Hernán
- Que ma? Me miró con una sonrisa que me desarmó por completo
- Tenemos que parar esto.
- Parar qué?
- No me lo hagas más difícil Herni, por favor
- Que pasa mami? Por mí no pasó nada…
- Hernán, dije mirándolo con seriedad, lo que hicimos recién fue grave. Somos madre e hijo.
- Ya se mami. Fue solo un juego. Y nos divertimos. Punto
No podía creer lo fácil que se tomaba todo y de la manera en que me sacaba de mis prejuicios y mis tabúes. Bueno, Ok dije muy suelta y me fui a la calle a aclarar mis pensamientos
Al otro día nueva situación. Estábamos los tres solos con Hernán y Mariana. Comenzaron las miradas de mi hijo pero esta vez iban dirigidas más a mi cuerpo que al de Mariana. Me miraba descaradamente las tetas y me sonreía. Mariana lo notó. Y empezó a pasearse más erguida y descarada exhibiéndose de una manera casi descarada. A mí no me molestaba, es más, en un punto me sentía muy halagada y volvía a sentirme deseada como cuando era más joven. En un momento, sin que Mariana lo viera, Hernán se acomodó la pija metiendo la mano dentro de su pantalón y pude ver la cabezota rosada y brillante por un instante fugaz pero que alcanzó para ponerme loca y provocar lo que se desató a continuación.
Me acerqué a Hernán y le dije al oído mientras miraba a Mariana a los ojos: anda a descargarte a tu habitación por favor, no podes quedarte así… Hernán dio media vuelta y se fue de la cocina. Mariana totalmente encendida e intrigada me soltó:
- Que me estoy perdiendo?
- Ni te imaginas…
- Qué?! Contame por favor. La cara de súplica de Mariana era total
- Está cada día más caliente mi hijo…
- Sí, pero yo pensaba que la cosa era conmigo…
- Y sigue siendo con vos, pero un poquito también conmigo, reía yo divertida
- Pero qué pasó? Se la volviste a ver? La tocaste?
- Noooooo. Para. Que te crees
- Que pasó entonces?
- Le escribí un mensaje cuando supe que se estaba masturbando y nos fuimos contestando, cada vez más calientes
- Uffff, muero por ver ese chat. Decime que no lo borraste
- Claro que no. De hecho lo volví a leer anoche y me re calenté.
- Me lo mostras? Por favor! Mariana a esta altura ya suplicaba
Saqué mi teléfono y se lo mostré.
- Lo leemos juntas y lo borramos, si? Le propuse
- Podemos leerlo en mi habitación? Tercio ella
- Como quieras? No sabía que intenciones tenía Mariana o las imaginaba, pero no me importaban…
- A ver mostrame
- Te estás haciendo una (emoticón de ok, dedo en anillo)?
- Jajá, como sabes?
- Conozco a mi hijito de toda la vida…
- Y vos?
- Y yo que?
- No te haces una de vez en cuando?
- Si, porque no? Intentaba desdramatizar y no dejarlo solo en esta situación
- Ufff me gusta saber que no soy el único que se pajea…
- Sssiiii, le contesté sintiendo que esas palabras me encendían como nunca
- Vos también tocate, debes estar muy caliente
- Siiii, mucho. En que vas a pensar? En Mariana?
- Si, no sé. Y vos?
- Herni pará! No sigamos. Esto no está bien
- Lo que no está bien es que me mires la pija como me la miras, mami…
- Ya sé, por eso tenemos que parar ahora
- No quiero parar ahora, estoy muy caliente, mi
- Siiii?
- Si, no sabes cómo tengo la pija
En ese momento acabé, le cuento a Mariana. A esa altura ella ya se tocaba las tetas y la concha por encima de la ropa sin disimulo.
- No sabes lo caliente que estoy… me decía
- Se te nota, yo estoy igual…
- No te molesta si me meto la mano acá, no aguanto más….
- Mmmm no se
- Por favor, no doy más…
- Y si te muestro como sigue….
- Qué?!!! Sigue? No por Dios, mostrame todo, Y sin que le diera permiso se metió la mano dentro del pantalón de gimnasia
- Mirá. Y le extiendo el teléfono. En la pantalla se veía:
- Ahhhhh acabaste?
- Siiiiiiiiiii
- Yo voy a acabar ahora, mami…
- Siiiii, dale. Yo lo estimulaba, estaba desatada
- Estoy a punto de acabar….
- Dale, acabá para mí, le dijo totalmente enajenada
- Aaaaaaahhhhhh, gritó él apropósito
- Siiiii mi amor, acabá bien para mi asiiiii
- Ufff nunca había largado tanta leche
- Siiiii? Y eso fue por mí?
- Siiiii por vos….
Yo miraba a Mariana y veía como movía su mano mientras miraba la pantalla del teléfono, Yo hice lo mismo y empecé a masturbarme al mismo tiempo. En ese momento sucedió algo que no lo esperaba y me dejó shockeada: Mariana se sacó la remera y el corpiño en un solo movimiento. Esa sola imagen de las tetas duras y con los pezones súper parados y tocándose con esa cara de placer única. Se empezaron a desatar mil demonios dentro de mí. No podía dejar de mirar a Mariana, veía su cuerpo, su cara de excitación. Su mando frotando su concha y no daba más. Me contenía las ganas de tocarme en ese momento. No sé cómo pero lo lograba. Podía mantener el control de mi cuerpo pero no de mi mente que no dejaba de pensar lo que sería chupar esas tetas o besar esa boca. No se cuánto tiempo pasó pero no podía dejar de mirarla. Estaba a 30 centímetros de ella, parada frente a ese cuerpo escultural y no podía creer lo que estaba viviendo. Solo quería que no terminara nunca. En un momento suelta el teléfono y me toma la mano. Yo me deje hacer y haciendo fuerza subió mi mando y con la punta de mis dedos rozó su pezón derecho. En ese momento Mariana estalló en un orgasmo tremendo al grito de AAAAAAAHHHHHHHHHHHHH y moviendo su cuerpo como en una convulsión y apretando aún más si se podía m imano contra su pecho. Yo estaba a punto de acabar y ella lo sabía. Tocate!, me ordenó. Yo la miraba y en silencio negaba con la cabeza. Intentaba zafarme de ella y de la situación. Dale, tocate que tenes ganas. No lo pensé y me metí la mano en la concha que en ese momento era un charco viscoso. Los dedos se deslizaron con una facilidad asombrosa. Me rocé una o dos veces y acabé cerrando los ojos y sin dejar de apretar el pezón de Mariana. No daba más. Como pude me acomodé la ropa y salí corriendo de la habitación de esta chiquita que empezaba a volverme loca a mí y a toda la casa.
Esa misma tarde coincidimos en la cocina con Mariana. Yo me había ido a la panadería durante el día. Mi marido dormía. Los chicos en la facultad. Ella me mira, seria. Yo también. Nos sostenemos las miradas. Ella rompe ese silencio:
- Disculpame hoy, me fui al carajo
- Yo también tuve parte de culpa, no debimos haber llegado tan lejos. No debí mostrarte ese chat, digo tratando de no hacerla sentir tan culpable
- No, no. Si alguien tiene la culpa soy yo
- Tranquilizate Mariana. No te martirices tanto
- Es que cuando me caliento no tengo límites, insistía Mariana
- Yo también me descontrolé en un momento, reconozco
- Te puedo hacer un pedido? Espero que no te moleste.
A esta altura temblaba por lo que me podría llegar a pedir Mariana. Imaginaba cualquier cosa, cada una más morbosa que la otra. Finalmente cuando me lo dijo sentí un poco de decepción:
- Quiero ver la pija de Hernán, me soltó así nomás
- No. Eso sí que no dije rotundamente
- Pero…Porque? Mariana parecía una niña caprichosa
- Es imposible Mariana, cómo queres que haga?
- No sé, pero lo necesito
- Que queres? que le pida que te la muestre?
- No sé, podes ir llevándolo de a poco y convencerlo
- Vos estás loca? Es mi hijo
- Pará! que después de ese chat que tuvieron podrías animarte a eso y mas
- No me animo, entendeme Mariana
- Está bien. Mariana puso una cara de tristeza y decepción que me partió en dos.
- No te prometo nada, pero voy a intentar algo, le digo sonriendo
- Gracias, gracias, gracias
- Una fotito estaría bien, no? Le dije divertida
- Uuuuuhhhh si, responde ella encendida
- Vamos a ver...
-------
Pasaron unos días más sin muchas novedades y una noche en que yo creía que todos estaban acostados y me levanto para ir a la cocina. Yo tenía puesto un camisón muy fino por las rodillas y sin corpiño debajo. Cuando estoy entrando en la cocina a oscuras me encuentro con Hernán abriendo la heladera sacando una botella para tomar agua. Mi hijo, como era su costumbre, estaba con un bóxer de algodón súper ajustado que le marcaba todo su paquete. Yo me acerqué despacio por la penumbra a donde se encontraba él y le extendí la mano en silencio como pidiéndole la botella. Con el frío que salía de la heladera abierta se me endurecieron los pezones y se me marcaron en mi sexy camisón. Él lo notó y pude ver como su paquete empezaba a crecer. Los dos no queríamos, ni podíamos, movernos. Quise subir la apuesta y cuando fui a tomar de la botella dejé caer a propósito unas cuantas gotas sobre mi pecho. Eso hacía que mi ropa se trasluciera un poco. El bulto de Hernán ya estaba casi en todo su esplendor. Lo miré cuando su mirada estaba recorriendo sin ningún pudor mis tetas. La penumbra te hacía sentir más seguro porque nos costaba vernos los rostros con claridad, pero los cuerpos se veían perfectos. No sabía qué hacer para provocarlo más. Él no se acomodaba el paquete que ahora era una carpa de circo prácticamente. Hace calor, no? Le digo mojándome con la botella la frente primero y las tetas después. Su cara era para sacarle una foto. Su pija dio un respingo y creció aún mas. No se movía y no sabía ni que hacer ni que decir pero no dejaba de mirarme descaradamente las tetas. Yo no me achicaba y me exhibía sin pudor delante de él. El siguiente movimiento lo hizo él. Tomo el elástico del calzoncillo con su dedo pulgar. Lentamente y sin dejar de mirarme a los ojos tiró hacia adelante y lo bajó dejando su erección, su pija enorme mirando al cielo, su cabeza roja con una gota de líquido pre seminal en la punta, ante mi atónita mirada. Sin que yo pudiera reaccionar se la acomodó con la otra mano y la guardó. Yo puse cara de que no había pasado nada y sin dejar de mirarlo le pregunto;
- te molestaba mucho?
- Si, no daba mas. Está muy dura,
Yo no podía mas, había vuelto a ver la pija de mi hijo a centímetros.
- Estoy muy caliente, mami, insistía,
Sabía que buscaba quebrarme pero lo que no sabía es hasta donde quería llegar. Yo quise desviar el juego para otro lado.:
- Si viera Mariana cómo la tenes de grande se volvería loca.
- Si? Y mientras decía se sobaba el paquete por encima del bóxer.
- Veo como te mira Mariana y como vos la miras a ella, le digo juguetona.
- A vos también te miro mucho y ahora no está Mariana, me dice desfachatado
- No me pongo celosa, tranquilo.
- Me gusta que no seas celosa, mami
- Bueno. Me voy a dormir. Quiero y no quiero que esto siga
- Mami. No queres verla una vez mas?
- Que cosa? Me hago la desentendida
- Mi pija.
- Ya la vi dos veces. Y muchas más cuando eras chiquito
- Pero ahora ya soy grande y seguro que te gustaría verla de nuevo, no
- Puede ser, le sigo la corriente para ver hasta donde es capaz de llegar
- Y vos no me vas a mostrar nada a mí, mami?
- Creo que ya viste bastante. Aparte este camisón no deja mucho a la imaginación, no?
- Yyyy yo me imagino muchas cosas, pero más me gustaría verte
- No puede ser, sos mi hijo…
- No pienses en eso ahora, mami
- No puedo no pensar hijo… esto es muy fuerte
- Bueno yo te la voy a mostrar un ratito y vos si queres me mostras una de tus tetas
En ese momento se bajó el bóxer y empezó una lenta paja a un metro de mí. Yo no podía creer lo que estaba viendo y viviendo. Mi hijo pajeándose delante de mí. Era muy fuerte pero no me podía mover. El no dejaba de mirar mis pezones que estaban duros como una piedra. Instintivamente subí una mano hacia mi pecho izquierdo y me lo rocé por encima del camisón
- Si, así, tócate, me dice el desfachatado
- No está bien esto Herni…
- Mostrame una teta por favor mami
- No Herni, debemos parar. Decía yo pero no me movía y a esta altura ya agarraba con fuerza mi pecho como queriendo estrujarlo
- Dale ma, dejá caer un bretel de tu vestido
- Solo uno. Si? Le digo en un papel de control que no me creía nadie
- Si, solo uno y creo que acabo acá
- Noooooo, le digo. Eso no. Te lo muestro y te vas a tu cuarto, Si?
- Bueno Ok. me dice un poco desilusionado….
- Mirá bien , le digo al momento en que bajo los dos breteles de mi corpiño y me empiezo a acariciar las tetas descaradamente
- Ahhhhhh mami! Y acelera el ritmo de su paja
- Te gustan? Lo provoco…
- Voy a acabar mami. Ahora
- Está bien mi amor, acaba dale. Solta toda la leche
En ese momento un chorro sale disparado hacia mí e impacta en la parte baja de mi camisón. Un segundo chorro un poco más potente en la parte alta de mi brazo y me muevo de costado para no seguir este juego que ya era una locura. Lo sigo mirando y sigue acabando.
- Me voy, le digo. Limpiá bien todo el piso antes de acostarte.
- Gracias Ma! Me dice sonriendo mientras cierra la heladera y todo queda completamente a oscuras
- Limpiá bien todo
- Mamí, esperá!
- Que pasa?
- Te vas a masturbar ahora?
- Y a vos que te parece, nene? Obvio, no soy de madera
- Bueno disfrutalo mucho
- Gracias
Mi hijo me tenía atrapada. Subí al cuarto y no duré ni 3 minutos que ya había acabado violentamente. Me dormí al instante y a eso de las 3 de la mañana me desperté nuevamente súper excitada. Evité volver a masturbarme, pero no podía dormir. Agarré mi teléfono que estaba en silencio y sin dudarlo le escribí a Mariana: Tengo novedades para vos...
Al día siguiente Mariana me estaba esperando en la cocina, ansiosa. Creo que me dijo Buenos días sólo para disimular, si es que podía, su intriga. Yo, perversa, sádica y misteriosa me senté y la miré como si nada y tomé mi taza de café con leche humeante. Ella me miraba esperando algo, una palabra. Quise torturarla un rato más y le pregunté:
- Como andas Mariana? arranqué
- Bien, vos?
- Todo bien, me costó dormirme, quería meter más intriga
- Algún problema?
- No, nada.
- No me pensas contar lo del mensaje… ya Mariana no se aguantaba
- Si queres con lujo de detalles va a tener que esperar porque en un ratito bajan Paula
- No me aguanto, dice Mariana, decime el título aunque sea
- Ok, el titulo e: avanzamos un poco, se la volví a ver
- En serio? Contame todo ahora por favor, Mariana suplicaba
- Si queres con detalles, como ayer… cuando dije eso me arrepentí. Temía que Mariana interpretara que “como ayer” incluía la masturbación compartida
- No sé si me aguanto, Mariana sonaba ansiosa
- Esperá que vale la pena, le digo mirándola a los ojos
En ese momento entra Hernán ya vestido pero con pantalón deportivo y remera y se sentó entre nosotras diciendo:
- Que pasa? Están cuchicheando? De qué hablan?
- Cosas de mujeres, le respondo divertida
- Y no puedo enterarme? Hernán insistía…
- Dame un segundo que ahora vuelvo, les digo a ambos y salgo disparada. Mariana y Hernán se miraban intrigados. Subí a la habitación y le digo a Paula al oído mientras estaba despertándose. Si queres dormí un rato más que te llevo yo a la faca. Bajo corriendo y los veo a Mariana y mi hijo mirándome expectantes
- Bueno, les digo, queres saber lo que estábamos hablando con Mariana?
- Si, dice Hernán. Mariana me mira intrigada pero en silencio
- Bueno, le conté a Mariana que el otro día te vi el miembro (no sé porque usé esa palabra)
- Ah, dice mi hijo sorprendido. Y que le pareció?
- Me dijo que está intrigada por verla, no Mariana?
- Si, dice Mariana tímidamente y visiblemente colorada
- Bueno, digo yo, recién le dije a Paula que se quede durmiendo que yo la llevo a la facu. Los dos me miran intrigados
- No sé qué queres decir con eso, dice mi hijo quien a esta altura ya lucía una carpa importante
- Por las dudas vamos a la habitación de Mariana, digo yo. Paula puede bajar igual
Pasamos a la habitación de Mariana y me puse a dar instrucciones: Mariana ven y sentaste en la cama conmigo. Hernán vos quédate parado y mostrárnosla. Está bien parada? Le pregunto. Hernán asiente. Nos acomodamos pegadas y expectantes. Hernán se la soba por encima del pantalón y yo le ordeno: Lentamente por favor… Hernán se toma el elástico del pantalón y lo adelanta. Giro mi cabeza para mirar a Mariana y parecía un nene frente a un juguete nuevo en navidad. Su rostro reflejaba expectativa, ansiedad, excitación y un deseo que no podía reprimir. Vuelvo a mirar hacia Hernán y este ya está bajando lentamente su pantalón hasta las rodillas. Debajo tiene un slip que parece que va a explotar. Mariana se muerde el labio inferior, yo me lo mojo mientras cierro las piernas instintivamente. Es increíble cómo se me secan los labios superiores mientras los labios inferiores están empezando a ser regados por los jugos que segrega mi vagina. Hernán se empieza a bajar el slip y su verga aparece enhiesta, dura, venosa y palpitante. Se queda parado ahí y nos mira desafiante diciendo:
- Y ustedes no van a hacer nada?
- Que queres que hagamos? Le digo yo
- Mostrarme algo, responde él divertido
- Que queres ver? Le sugiere Mariana
- Tus tetas, mi hijo no se achica
- Esperá, dice Mariana y, pese a la excitación, se saca la remera y el corpiño con una facilidad que al día de hoy no deja de asombrarme
- Y vos? me dice a mi
- Y yo que? Digo intentando frenarlo
- Creo que es justo, interviene Mariana
- Está bien, me resigno.
Es entonces cuando Mariana así sentada como está toma mi remera desde abajo y me la saca por la cabeza. Después busca mi espalda y me desprende el corpiño y me lo saca. Ahora la escena es Mariana y yo senadas en tetas mientras Hernán, mi hijo, se la empieza a sacudir mirándonos a las dos. Nosotras no nos movemos y seguimos mirando. Hernán al sentirse tan observado ve como su miembro pierde un poco de vigor y nosotras lo notamos.
- Que te pasa? , le digo
- No sé, estoy nervioso
- Queres que hagamos algo? Dice peligrosamente Mariana
- Mamá, puede ser… sonríe Herni divertido
- Que te gustaría, dice Mariana
- Que le toques las tetas a mi mamá
- Mira que pícaro, dice Mariana divertida mientras estira una mano,
- Noooooo, intervengo yo deteniéndola
- Dale ma, llegamos hasta acá… dice expectante él
- Bueno, digo colorada de vergüenza y excitación separando mis brazos
- Mamá a ver estas tetas, dice Mariana mientras empieza a amasar mi pecho derecho ante la atónita mirada de Hernán, que a esta altura ya había recuperado toda su firmeza
- Hahn, dice mi hijo sin dejar de pajearse
- Mmmmm. Yo también ahogo un grito
- Que lindas tetas! Suelta Mariana mientras se divierte ahora con las dos manos acariciando mis pezones
- Ahhhh digo yo mientras correspondo llevando mis manos hasta sus tetas durísimas
- Sigan que acabo, dice Hernán
- Siiiiii, dice Mariana, acabanos en las tetas!
- Ahhhhhhhhhh ahhhhhhhh dice Hernán y suelta el primer chorro en una de mis tetas y en parte de la mano de Mariana
- Siiiiii, dice Mariana quien en ese momento toma la pija de Hernán y la sigue pajeando apuntando a mis tetas que son ahora un reguero de semen caliente y espeso.
- Mmmmmmm siiiiiii digo yo
- Ahhhhhhhhhhh, Ahhhhhh, se convulsiona Hernán
- Mmmm, que rico dice Mariana y me quedo de piedra cuando veo que se agacha y empieza a chupar todo el semen de mis propias tetas.
- Ahhhhhhhhhh digo yo mientras acabo sin llegar a tocarme cuando siento la lengua de Mariana moviéndose en mi pezón derecho
- Mmmmmmm, mmmmmmmm. Mmmmmmm, Mariana seguía limpiando todas mis tetas con su lengua.
- Ahhhhhh Hernán se sienta como puede y empieza a acomodar su ropa
- Mmmm Mariana termina y me mira sonriente
- Sos traviesa, le digo correspondiendo su sonrisa y empiezo a comportarme como la jefa del hogar: Mariana andá al baño y vos Hernán a tu cuarto, bañate y depertá a tu hermana.
Hernán se va sin dejar de mirarnos agradecido. Cuando Mariana está levantándose para ir al baño la tomo del brazo y le traigo hacia mí diciendo:
- Lo que hiciste hoy fue muy fuerte, pero me encantó
- A mi más que a vos, y sin mediar nada más se me acercó y me besó en la boca.
- Mmmmmm. Fue recibir su boca e inmediatamente abrir la mía para meterle la lengua bien profunda. Ella no se hacía rogar y me tomaba de la cara y me besaba con una pasión tremenda. Creo que estuvimos varios minutos sin separar nuestras bocas.
En ese momento se escucha a Paula que entra en la cocina y nos sepramos con nuestros labios absolutamente mojados por la saliva de la otra.
Se habrá dado cuenta mi hija?
(continuará...)