Cuando regresó mi hija del Instituto, el lunes después de aquel intenso fin de semana, le pregunté qué tal estaba y si hoy se había concentrado en los estudios, a lo que me respondió.
A los 15 días decidimos alquilar una casa rural, cerca, pero lo suficientemente lejos para que no nos conocieran, era invierno asique no había problemas. El pueblo era muy pequeño, de montaña (solo vimos a 3 o 4 vecinos) y todos mayores. El propietario ya estaba esperándonos en la casa, nos enseñó las dependencias y todo, nosotros habíamos comprado la comida y el propietario quedó de pasarse el domingo a recoger la llave y cobrar, (no quiso hacerlo en ese momento), él vivía en otro pueblo. Ese viernes ya era tarde asique preparamos la cena, y después vimos un par de pelis, hicimos el amor allí mismo y nos fuimos pronto a la cama, pues al día siguiente queríamos hacer una ruta de senderismo muy guapa que había por aquel pueblo. A las 8 de la mañana ya estábamos en pie, aún no había amanecido y la mañana era fría, nos pusimos nuestras botas de senderismo y nos abrigamos bien, desayunamos, y preparamos una mochila con una par de bocadillos, agua y poco más. A las 9 nos pusimos en marcha, las vistas eran espectaculares, llegamos a una preciosa cascada la cual estaba medio helada lo cual la hacía más fascinante. Cuando retomamos el camino de vuelta comimos un poco del bocadillo y yo le dije a mi hija si echábamos un polvo de campo a lo cual me respondió que ya llevaba tiempo pensándolo pero que no se atrevía a decírmelo. Asique cogimos un sendero que nos sacaba de la ruta, (pues esa es una ruta bastante visitada y aunque no era época siempre podía venir alguien). Le propuse a mi hija un juego (me excitaba) que le parecía si se escondía, yo pasado un rato la buscaría pero tenía que verla masturbase. Así lo hizo y pasado un rato yo salí en su busca, la verdad es que me costaba encontrarla, por fin detrás de unas rocas sentí unos gemidos, poco a poco me iba situando para poder verla, amparándome en los árboles y allí la vi, con los pantalones quitados, bien abierta de piernas y dándose placer, Esa escena me puso a cien, ella miraba si me encontraba pero no me veía y así vi por sus convulsiones como se provocó un orgasmo esperándome. Salí de mi escondite con la polla sacada y me arrojé sobre ella casi como violándola, le di unas buenas embestidas y aquella situación hizo que me corriera muy pronto pero para no ensuciarla eché fuera toda mi corrida. Estuvimos un rato abrazados y ella me dijo que se había quedado a medias, pero había que regresar que aún nos quedaba un buen trecho por andar y no era cuestión de quedarnos sin fuerzas. El fin de semana se pasó sin acontecimientos dignos de reseñar, hicimos el amor un par de veces más. Deshicimos las dos camas por que había observado como el dueño de la casa rural se nos había quedado mirando viendo a casi una niña y una persona mayor y así fue nos preguntó si éramos pareja a lo que le contesté que no. Éramos padre e hija, pero que debido a los exámenes y estudios mi hija estaba muy tensa y necesitaba un fin de semana de relajación, y que le acompañé por que tenía miedo venir sola. Aproveché para decirle que igual otro fin de semana veníamos con mi otro hijo pues nos había gustado el pueblo, las vistas y la ruta de senderismo. Lo del hijo fue debido a que mi hija no paraba de excitarse con la posibilidad de hacer el amor con dos personas. Cuando ya estábamos de regreso mi hija me preguntó.
Aquel chico mientras magreaba a mi hija se iba quitando la ropa y de pronto dejó ver una polla descomunal, lo menos de 21 cm. Y más gruesa. La mía era totalmente normalucha creo que unos 16 o 17 cm (nunca la medí). Estaba claro que aquel chico tenía una buena calentura por que se puso encima de mi hija y ya sin más quería metérsela.
Al día siguiente yo me levanté temprano y me fui a dar un paseo, el cual se alargó más de lo que había previsto, pues ensimismado en la espectacularidad del paisaje me puse a andar más de lo que había calculado, por lo que cuando regresé a casa ya era la hora de comer, observé que ya no estaba el coche de aquel muchacho y mi hija me dijo que habían estado hablando y que nada, que lo invitó a marcharse, aunque para ello le tuvo que permitir echarle un último polvo. Pasamos el resto del fin de semana hablando de esta experiencia y haciendo el amor, la verdad que ahora que ya no estaba el chico es cuando yo me excitaba pensando en lo que habíamos vivido. Asique decidimos hacer el amor ella, yo y el consolador, unas veces por el culo y otras por el coño…
Creí que aquí acabarían los sueños de mi hija ¡pero qué equivocado estaba!, no pasó mucho tiempo cuando me dijo que comprase un perro grande…
- Que va, imposible, no he conseguido sacar de mi mente todos y cada uno de los momentos que vivimos, he estado todo el día excitada y encima dolorida, me escuece el culo y tengo el coño en carne viva.
- A mí me pasa lo mismo con mi pene, lo tengo escocido… ¡Creo que nos tenemos que tomar esto con más calma!
A los 15 días decidimos alquilar una casa rural, cerca, pero lo suficientemente lejos para que no nos conocieran, era invierno asique no había problemas. El pueblo era muy pequeño, de montaña (solo vimos a 3 o 4 vecinos) y todos mayores. El propietario ya estaba esperándonos en la casa, nos enseñó las dependencias y todo, nosotros habíamos comprado la comida y el propietario quedó de pasarse el domingo a recoger la llave y cobrar, (no quiso hacerlo en ese momento), él vivía en otro pueblo. Ese viernes ya era tarde asique preparamos la cena, y después vimos un par de pelis, hicimos el amor allí mismo y nos fuimos pronto a la cama, pues al día siguiente queríamos hacer una ruta de senderismo muy guapa que había por aquel pueblo. A las 8 de la mañana ya estábamos en pie, aún no había amanecido y la mañana era fría, nos pusimos nuestras botas de senderismo y nos abrigamos bien, desayunamos, y preparamos una mochila con una par de bocadillos, agua y poco más. A las 9 nos pusimos en marcha, las vistas eran espectaculares, llegamos a una preciosa cascada la cual estaba medio helada lo cual la hacía más fascinante. Cuando retomamos el camino de vuelta comimos un poco del bocadillo y yo le dije a mi hija si echábamos un polvo de campo a lo cual me respondió que ya llevaba tiempo pensándolo pero que no se atrevía a decírmelo. Asique cogimos un sendero que nos sacaba de la ruta, (pues esa es una ruta bastante visitada y aunque no era época siempre podía venir alguien). Le propuse a mi hija un juego (me excitaba) que le parecía si se escondía, yo pasado un rato la buscaría pero tenía que verla masturbase. Así lo hizo y pasado un rato yo salí en su busca, la verdad es que me costaba encontrarla, por fin detrás de unas rocas sentí unos gemidos, poco a poco me iba situando para poder verla, amparándome en los árboles y allí la vi, con los pantalones quitados, bien abierta de piernas y dándose placer, Esa escena me puso a cien, ella miraba si me encontraba pero no me veía y así vi por sus convulsiones como se provocó un orgasmo esperándome. Salí de mi escondite con la polla sacada y me arrojé sobre ella casi como violándola, le di unas buenas embestidas y aquella situación hizo que me corriera muy pronto pero para no ensuciarla eché fuera toda mi corrida. Estuvimos un rato abrazados y ella me dijo que se había quedado a medias, pero había que regresar que aún nos quedaba un buen trecho por andar y no era cuestión de quedarnos sin fuerzas. El fin de semana se pasó sin acontecimientos dignos de reseñar, hicimos el amor un par de veces más. Deshicimos las dos camas por que había observado como el dueño de la casa rural se nos había quedado mirando viendo a casi una niña y una persona mayor y así fue nos preguntó si éramos pareja a lo que le contesté que no. Éramos padre e hija, pero que debido a los exámenes y estudios mi hija estaba muy tensa y necesitaba un fin de semana de relajación, y que le acompañé por que tenía miedo venir sola. Aproveché para decirle que igual otro fin de semana veníamos con mi otro hijo pues nos había gustado el pueblo, las vistas y la ruta de senderismo. Lo del hijo fue debido a que mi hija no paraba de excitarse con la posibilidad de hacer el amor con dos personas. Cuando ya estábamos de regreso mi hija me preguntó.
- ¿Por qué le dijiste eso del hijo?
- Por que como no paras de decirme que te gustaría hacer el amor con dos tíos, he decidido que podíamos volver aquí, buscaremos una persona joven y vas a ver tu sueño cumplido.
- ¿has hecho esto más veces? – Le pregunté
- Que va, es la primera vez, aunque siempre he tenido ganas.
- Nosotros tampoco – le respondió mi hija
- ¿Y vosotros no sois familia? – preguntó él
- Que va, ¿Por qué lo preguntas?
- Porque tenéis un cierto parecido
Aquel chico mientras magreaba a mi hija se iba quitando la ropa y de pronto dejó ver una polla descomunal, lo menos de 21 cm. Y más gruesa. La mía era totalmente normalucha creo que unos 16 o 17 cm (nunca la medí). Estaba claro que aquel chico tenía una buena calentura por que se puso encima de mi hija y ya sin más quería metérsela.
- Espera, no seas tan impaciente – Le dijo mi hija, La cual haciéndome una señal con la mano me invitó a unirme a ambos, me cogió la polla y comenzó a chupármela, mientras que hizo que el chico le lambiera el coño.
- ¿Has dejado solo a ese chico?
- Se ha quedado dormido… ¿Te ha gustado?
- La verdad es que no, no me ha gustado en absoluto… ver como ese baboso te mete su tranca, no me ha excitado, ya has visto que no se me ponía de punta y no me he corrido.
- Ya , ya te veía... a mí tampoco me gusta, a parte que tiene una polla muy grande y me hace daño.. y no me gusta porque veo que tú no disfrutas…
- ¿Qué hacemos?
- No te preocupes, mañana le doy el pasaporte.
Al día siguiente yo me levanté temprano y me fui a dar un paseo, el cual se alargó más de lo que había previsto, pues ensimismado en la espectacularidad del paisaje me puse a andar más de lo que había calculado, por lo que cuando regresé a casa ya era la hora de comer, observé que ya no estaba el coche de aquel muchacho y mi hija me dijo que habían estado hablando y que nada, que lo invitó a marcharse, aunque para ello le tuvo que permitir echarle un último polvo. Pasamos el resto del fin de semana hablando de esta experiencia y haciendo el amor, la verdad que ahora que ya no estaba el chico es cuando yo me excitaba pensando en lo que habíamos vivido. Asique decidimos hacer el amor ella, yo y el consolador, unas veces por el culo y otras por el coño…
Creí que aquí acabarían los sueños de mi hija ¡pero qué equivocado estaba!, no pasó mucho tiempo cuando me dijo que comprase un perro grande…