Mi Esposa, Mi Hermano y Yo - Capitulos 001 al 002

heranlu

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Mi Esposa, Mi Hermano y Yo - Capitulo 001


Mi esposa y yo teníamos cuatro años de casados y ya había tres hijos pequeños. Decidimos que se ligara las trompas después del tercero, para evitar más embarazos y así poder disfrutar de nuestra vida sexual sin preocuparnos más. Comenzamos a tener actividad sexual matrimonial con mas frecuencia, nos gustaban las películas porno y yo conseguía algunas prestadas y las disfrutábamos de lo lindo tratando de imitar muchas cosas que nos agradaban de ellas.

Al poco tiempo de estar disfrutando nuestra nueva libertad en lo sexual, se inició una época de tomar algunos tragos en lo íntimo y fantasear con tal o cual persona que conocíamos y nos llamaba la atención sexualmente. Así fue como le hice la observación de que yo había notado casi inmediatamente de que nos casamos, que mi hermano Juan la miraba a ella de una forma muy especial, como si le gustara y además en las reuniones de la familia trataba de estar cerca de “nosotros” y sacaba a relucir su gracia para contar cuentos graciosos de tipo sexual porque le agradaba la forma en que ella se reía y festejaba su platica.

Linda (mi esposa) me dijo que ella lo había notado hacía mucho tiempo pero no se imaginaba que fuera a gustarle a él, pero que a ella también le gustaba mi hermano.

Esa noche fue diferente, nos excitamos como nunca lo habíamos hecho y tuvimos una de las mejores cogidas en mucho tiempo.

De la fantasía pasamos a planear la manera de hubiera algún acercamiento con los fines que perseguíamos. Comenzamos a provocar reuniones de los matrimonios pero a mi, la esposa de mi hermano simple y sencillamente no me atrae nadita de nada, tal vez es su carácter pero su persona me es antipática y punto, así que quedaba descartado algo entre nosotros dos. Pero de mi Linda con mi hermano no había dudas, el proyecto seguiría adelante.

Mi hermano Juan es el tercero de una familia de ocho, yo soy el séptimo, el es mayor que yo en seis años, tiene muy buen carácter y es muy simpático, nos parecemos mucho físicamente y siempre fuimos muy unidos de solteros pero se había perdido algo la comunicación después de los matrimonios de ambos. Yo tengo 27 y Linda 25 así que Juan tiene 33 y es muy atractivo. Linda es bajita de estatura mide 1.57 m. Piernas muy bien torneadas, sus nalgas están firmes y levantadas y sus pechos son grandes y firmes por muchos años practicó la gimnasia y la danza, tiene un hermoso cuerpo.

Al fin encontramos la manera de que hubiera algo, a la esposa de Juan la tenían que operar de su apéndice y estaría hospitalizada por dos o tres días según nos avisó mi hermano, sus dos niños los dejaría con una hermana de su esposa y su suegra estaría en el hospital con ella. Era el momento esperado para poner en práctica lo planeado. Linda esperó a que llegara el de su trabajo y llamó supuestamente para saber acerca de la situación, él dijo que todo estaba bien y que el estaría solo en casa, Linda lo invitó a quedarse con nosotros conforme al plan “A” pero no fue de su agrado, luego según el “B” le ofreció llevarle algo para cenar ya que contaba con mi consentimiento y el aceptó, puesto que no tenía nada preparado en su casa.

Nos preparamos, ella se le insinuaría pronto pues no había mucho tiempo, diciéndole que yo si sabía del asunto y que no habría problema pues lo habíamos planeado juntos, que lo habíamos pensado desde hace mucho tiempo porque sabíamos que a él le atraía Linda y a ella también, que eso nos había calentado enormidades y que él era el causante de numerosas sesiones sexuales fantásticas entre nosotros.

Linda se fue a la casa de Juan como a las siete treinta de la tarde, sin ropa interior según el plan, con muchas recomendaciones mías y con mucha excitación.

Yo me quedé en casa con mis niños, los acosté a dormir en su recámara y esperé. Por lo caliente que estaba yo me venía un temblor en las piernas, la verga se me paró y estaba a punto de masturbarme de tanta calentura. Decidí tomar un trago mientras esperaba y solo podía imaginar lo que estaría pasando entre ellos.

Después de dos horas aproximadamente, llamó Linda diciendo que en ese momento salía de regreso a casa. (Que esta como a tres o cuatro minutos caminando desde la casa de Juan) Salí al frente de mi casa para esperarla y noté una sonrisa radiante, picara y su cara estaba sonrojada, la recibí con un gran beso y muchas preguntas, ella me dijo que me tranquilizara, que pasáramos al interior de la casa para comentar.

Mi impaciencia era mucha, pero Linda se dedicó a acariciar mi verga y me propinó una riquísima mamada y me extrajo toda la leche para dejarme muy tranquilo. Luego comenzó a platicarme lo que pasó, dijo que en un principio él no lo podía creer pero que ella le mostró que iba preparada para todo y sin ropa interior, él dijo que no lo creía pero ella le mostró sus pechos abriéndose un poco la blusa, el preguntó que si tampoco traía calzones y ella le dijo que metiera su mano entre sus piernas para cerciorarse y así empezó a tocarla entre sus piernas y a acariciarle su panochita, Linda le buscó la verga entre sus pantalones y la sacó para mamársela por un rato.

Me dijo que su verga (yo tuve mucha curiosidad acerca de eso desde que lo pensamos la primera vez) era casi idéntica a la mía solo un poco mas gruesa y sin la pequeña curvatura hacia la izquierda que tengo yo, que le gustó y que la sintió muy rica entre sus labios y dentro de su panochita.

La primera vez lo mamó hasta que lo hizo descargar todo su esperma dentro de su boca tragándoselo todo, después dice que se desnudaron totalmente y sin apagar las luces se acostaron en la cama y el la acarició toda y la besó por todas partes incluyendo su chochito que lo traía muy mojado de tan caliente que estaba. La segunda vez Linda subió sobre el se le clavó en la verga dándole una cabalgada que hasta entonces solo yo sabía.

Mi Linda, disfrutó tanto aquella cabalgata (su posición favorita, su especialidad. Mueve su trasero como ninguna) que tuvo dos orgasmos seguidos y luego aguantó allí clavada hasta recibir los chorros de semen de mi hermano, en lo mas profundo de sus entrañas.

Le dejó la cena que le había llevado y después de un rato de cachondeo como despedida, le encargó que me dijera que me agradecía a mí todo el placer que ella le había llevado. Luego mi esposa me llamó para avisarme que ya regresaría a casa.

Para entonces, yo estaba otra vez muy caliente con su relato y acariciando su panochito, noté que estaba muy mojado y pegajoso a lo que mi Linda dijo que no se había lavado después de la cogida y que me traía algo de lo que recibió de la verga de mi hermano, con las luces encendidas, me acerqué para observarle su peludito de cerca y al abrirle sus piernas y labios vaginales noté unos escurrimientos por su entrepierna y pude ver algo de la espesa leche de Juan saliendo de su vagina.

Juro que se medio nubló mi vista, de la emoción no pude contenerme. Tomé con mis dedos de aquella leche y la palpé le di mis dedos a chupar a linda y ella me tomó de la nuca y me dirigió hacia su rajadita recién inundada de semen.

Con mucho ánimo y placer comencé a chuparle su panocha y a saborear la leche de mi hermano, todo lo que salía me lo tragué con muchas ganas, era algo totalmente nuevo y emocionante para los dos, luego la penetré y a ratos sacaba mi verga para observarla y tenía una capa de líquido blanco que me la cubría, se la mostré a Linda y ella decidió mamarla un poco, y varias veces en ese rato lo hicimos así. Hasta que por fin descargué todo mi esperma para que se revolviera con lo que quedaba de mi hermano.

El resto de la noche casi hasta el amanecer seguimos cogiendo y disfrutando de aquella fantasía convertida en una hermosa realidad.

Seguimos muy unidos mi hermano y yo pero no hemos comentado el asunto, solo nos echamos unas miradas y sonreímos los tres aunque sea en reuniones familiares. Hasta ahora lo hemos disfrutado enormemente mi Linda y yo y estamos esperando la siguiente ocasión a ver que más puede pasar entre ellos por lo pronto y luego veremos si planeamos un trío o algo por el estilo.



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heranlu

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Mi Esposa, Mi Hermano y Yo - Capitulo 001

La siguiente ocasión que Linda y yo entramos en acción después de seducir a mi hermano, sucedió después de mes y medio aproximadamente, mismo tiempo en que la vida sexual de nosotros fue muy activa y explosiva porque no podíamos dejar de pensar y excitarnos con los recuerdos y comentarios de la primera vez que mi hermano Juan se había cogido a mi esposa.

Nuestras conversaciones casi en un cien por ciento, eran en torno al asunto y nuestras sesiones de sexo se tornaron altamente satisfactorias y muy frecuentes, hubo llamadas telefónicas entre ellos dos y en una ocasión Linda le dijo a Juan “aquí hay alguien que te quiere saludar” y me entregó el teléfono. Cuando yo tomé la bocina para hablar con mi hermano, lo saludé y le comenté que ella andaba muy eufórica, (mientras, Linda me acariciaba la verga y me la ponía dura y sonreía con picardía) le dije que ella se acordaba mucho de él, que ¿qué le había hecho? El me dejó oír una risita algo nerviosa de su parte, y yo solo aguanté la situación y traté de guardar la compostura en la conversación con él.

Después de algunos escuetos comentarios acerca de cosas triviales, nos despedimos con un “a ver cuando nos juntamos para asar una carne”, (cosa que se acostumbra mucho en las reuniones de todo tipo en nuestra región, lo cual tardó mucho en realizarse) luego linda tomó el teléfono nuevamente y se despidió de él, dando un beso en la bocina del aparato.

Llamadas parecidas se dieron varias veces ya que ella le hablaba ocasionalmente a su trabajo donde mi hermano tiene un puesto relevante y siempre le contestaba la llamada o se reportaba. Después de la seducción inicial nunca le volvimos a llamar a su casa por temor a las sospechas de su esposa.

En uno de estos telefonemas, concertaron otra cita en que tendrían otras relaciones sexuales en complicidad conmigo. La idea de ir a nuestra casa para estar con los dos, no le entraba todavía a Juan. Acordamos que fueran en un motel de paso que está en el lado norte de nuestra ciudad, nosotros vivimos en la zona centro y pensamos que por aquel rumbo no nos encontraríamos con personas conocidas. Era un martes y la hora la habíamos fijado a las seis y media de la tarde en el estacionamiento de un centro comercial muy grande que está frente a un hospital y tiene un restaurante con gente todo el día.

Todo estaba muy bien planeado. Llegó la hora esperada, Linda se vistió algo provocativa y con ropa interior nueva y muy sugestiva para la ocasión. Yo la llevaría en mi pick up y la dejaría que se bajara para abordar el auto de Juan, sin que él y yo nos viéramos o saludáramos siquiera.

Nos fuimos de casa encargando a los niños al cuidado de mi suegra que vive a unas cuantas casas de nosotros, con la instrucción de que cenaran temprano y se acostaran porque al día siguiente dos de ellos irían al jardín de niños. En el trayecto, mi esposa denotaba algo de nerviosismo, y yo, estaba emocionado pues era novedad todo lo que estaba sucediendo. Llegamos al estacionamiento y yo no veía el coche de Juan, nuestro pensamiento fue que se había arrepentido o se le había olvidado la hora de la cita o tal vez que no quedó claro el lugar de reunión.

La realidad fue que en nuestra ansia y nerviosismo, llegamos unos diez minutos antes de la cita y se nos hicieron eternos, nos quedamos sentados platicando acerca de lo que podría pasar ya en la cama. Yo le recomendé que no hiciera cosas que no le gustaran o que no había hecho conmigo, que lo disfrutara al máximo, mientras; yo esperaría allí en el mismo lugar hasta que volvieran, pues no queríamos que mi suegra nos viera llegar por separado.

Al fin en el retrovisor apareció su auto, se lo dije a Linda y nos dimos un beso antes de que bajara, se acercó al coche y subió, pude ver que le dio un beso en la mejilla y dije para mis adentros “que falsedad, quisiera ver lo que sucede en el cuarto del motel”. Estuve un buen rato en la camioneta pensando y extremadamente excitado, mi verga estaba toda mojada a punto de estallar a causa de mis pensamientos, miré para todos lados y me bajé el cierre del pantalón y la saqué, escurría mucho líquido lubricante.

Siempre vigilante, comencé a masturbarme pues no aguantaba la calentura, estaba en eso cuando advertí la presencia de un guardia de seguridad del centro comercial que se acercaba, Maldito guardia, pensé, a buena hora te apareces por aquí, me guardé la verga y decidí salir de la camioneta y me dirigí al restaurante, pedí una cerveza y luego otra y otra mas, luego volví a la pick up con mis pensamientos todavía hasta el cien.

Habían pasado dos y media horas desde que se fueron al motel, ya estaba yo desesperando, cuando logré ver el coche de Juan entrar al estacionamiento, se detuvo precisamente atrás de la camioneta y los ví besarse en la boca fugazmente como despedida, Juan dio la vuelta y se fue, linda llegó a mi lado dándome un beso muy apretado en la boca y le noté el aroma a semen, a esperma y le dije, “me trajiste lo que te encargué” y respondió, “vengo llenita”.

El viaje de regreso a casa se me hizo eterno y Linda me dijo, “por donde empiezo”, por el principio, respondí.

“Bueno” dijo mi esposa, “tu hermanito resultó ser todo un semental, cuando íbamos al motel, me acercó hacia él y comenzó a meter su mano derecha entre mis piernas, me hizo mi calzoncito a un lado y me acariciaba mi panochita, metía sus dedos y me tocaba el clítoris mientras que con su brazo me tocaba las tetas, yo le cogí la verga sobre la tela del pantalón y la traía durísima, así entramos al motel y nos dieron un cuarto, en el interior me abrazó y me apretaba las nalgas y las chiches con mucha desesperación, me besó mucho en la boca y el cuello y los hombros mientras me quitaba la ropa, yo sin dejar de acariciar su verga, le solté el cinturón y desabotoné el pantalón y lo dejé caer al piso y detrás del pantalón me fui yo, solo que derecho a mamarle la verga que tanto me gusta”.

Mientras me narraba lo sucedido, me sacó la verga y la comenzó a masturbar muy lentamente, diciendo, “hoy se la observé y están mucho muy parecidas solo que la de él es un poca mas blanquita y gruesa” luego se inclinó y la mamó un rato para luego a insistencia mía, continuar el relato.

“Fuimos a la cama y me acosté y él se fue encima de mí, sin dejar de acariciarme y besarme, me separó mas las piernas, y comenzó a metérmela, para entonces, dijo, yo ya estaba súper caliente y lo recibí con las piernas bien abiertas, luego me las levantó hasta sus hombros mirando por un buen rato, como su verga desaparecía en mi vagina” dijo que eso la excitó mucho y que tuvo su primer orgasmo, “en seguida me pidió que estando el acostado de espaldas, yo le mamara la verga pero con mis senos apretados contra su verga a ambos lados”.

Eso le excitaba a mucho a él, ver a su cuñada abrazándole la verga con sus lindas chiches y mamándosela con mucho furor al mismo tiempo. (Mi esposa es una gran mamadora, pero esa manera no la conocíamos)

Dijo que le descargó todo el semen en la boca y que algo le escurrió por las comisuras de sus labios, tomaron un respiro, besos, caricias, comentarios y otra vez.

Ahora la acomodó en cuatro (como de a perrito) sobre la cama y se hincó detrás de ella, le besó las nalgas y acarició su raja peludita con sus dedos y enseguida le acomodó la verga entre los labios de su panocha para penetrarla desde atrás, dice Linda que se la introdujo muy adentro, que sentía su grosor como algo nuevo para ella y que sus nalgas estaban pegadas al vientre de mi hermano y que tomándola de sus amplias caderas le daba unas embestidas profundas y gemía de placer al observarse en el espejo de la pared, viendo como estaba penetrando a su caliente cuñada, ella también se miró en el espejo y sus miradas se encontraron.

Y en corto tiempo, me dijo, que lo observó cuando juntándola lo mas que podía con sus manos temblorosas aferradas a ella, le descargaba toda la leche en su interior, se levantó al baño y solo se limpió con algo de agua y con papel higiénico por su exterior, y dijo, “aunque no lo creas me acordaba de ti”.

Después de otro descanso, ella volvió a mamarle su verga hasta ponerla como roca y decidió cabalgarlo de nuevo, clavándose en aquella verga que parecía una estaca (así la describe Linda, aquí está a mi lado) haciéndolo eyacular nuevamente en su interior, porque las imágenes que reflejaba el espejo aumentaban su excitación.

Dijo que él se duchó después para no despertar sospechas en su casa pero que ella no lo hizo, comentándole que ella no tenía nada que ocultarme a mí y que me excitaba mucho verle la vagina llena de semen. Nuevamente el me agradeció por medio de mi esposa, la apertura mía para el asunto y que todavía no podía asimilarlo y que se ponía muy nervioso al hablar conmigo. Yo dije ¿Cómo no se pone nervioso cuando te está metiendo la vergota? Y nos reímos mucho por el comentario.

Llegamos a casa y apenas despedimos a mi suegra y mi esposa dijo, “se me hace que mamá te observó tu verga dura, se te nota sobre el pantalón. Pues ni modo, comenté sonriendo, quien le mandó tener una hija tan buenota y tan caliente.

Enseguida nos desvestimos y la besé largamente en la boca, encontrándole aroma y sabor a semen, comencé a revisar su panocha, a ver sus labios de color rosado rojizo a causa de tantas metidas de verga y por supuesto, metiendo mis dedos para palpar la leche de la verga de mi hermano, Linda me observaba excitada, mientras yo “cuantificaba los daños” de aquella tormenta de leche.

Acto seguido, como un recién nacido, comencé a mamarle su panochita mientras ella me decía, “¿te gusta lo que te traje mi amor? vengo bien cargada de la leche de tu hermano para ti, mete la lengua y saboréala, está muy rica”, mientras me agarraba fuertemente por la nuca para que no me apartara de su panocha inundada de semen.

Luego de mamar todo el jugo de mi hermano, Linda, con susurros y palabras al oído acerca de lo acontecido, me impulsó para que la penetrara mas profundo. Me dijo, “cogimos y cogimos y cogimos no recuerdo cuantas veces en todas las posiciones, tu hermano es un comelón”.

Tan calientes estábamos que hicimos las mismas posiciones que ellos habían hecho en el motel, mientras ella me decía “así me cogió tu hermano Juan, así me metió su vergota, así me llenó de leche” y cogimos muchas veces y acabamos exhaustos quedando dormidos, desnudos hasta ya entrada la mañana. Solo por orgullo me levanté me bañé y me fui a mi trabajo dejando a mi esposa en la cama para un merecido descanso.

Me hice adicto al semen de mi hermano e igual que mi esposa, después de esta cogida hubo otras en las mismas circunstancias y gran mejoría en las relaciones entre Juan y yo. Posteriormente Linda nos juntó para platicar y planear una carnita asada en nuestra casa
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