Mi entrenamiento de sumisa

panzer626

Virgen
Registrado
Dic 29, 2008
Mensajes
55
Likes Recibidos
38
Puntos
18
MI ENTRENAMIENTO DE SUMISA

Sólo por joder esa vez le dije a mi novio que se quitara todo. Le estaba dando permiso de estar desnudo frente a mis amigas en la piscina de la casa del campo donde estábamos esa tarde. Eran eso de las 15:00 donde hacía un calor infernal. No sabíamos que había piscina, por lo que ninguna de nosotras andaba con traje de baño. Una de las chicas había quedado cuidando la casa de unos familiares y nos invitó a que fuésemos esa tarde para echar unas copas. Ella también desconocía el hecho y si hubiese sido por nosotras, hasta desnudas nos hubiésemos metido pero estaba mi novio.
Siempre he sido bastante pícara en el sexo, desde pequeña que hacía travesuras calientes a algunas personas, como a los 13 cuando fui al colegio con unas braguitas ultra pequeñas y me senté de piernas abiertas frente al profesor que me gustaba. Disfrutaba la situación y realmente no sé si en alguna ocasión me vio algo. Ya más grande me puse más descarada y a veces le hacía propuestas a mi novio. Había aceptado varias veces a condición de que sí yo pedía algo y él cumplía, tendría que pagar después. Él era guapo, era de los que te hacía sentir protegida y segura tenía un algo que aunque sutil, te hacía saber que era un tipo perverso.

Las chicas lo propusieron por juego y yo lo reté a aceptar. Quería lucir el pedazo de carne que me ensartaba, aquel del que ya les había contado a mis amigas de qué maneras me violaba o me hacía reconocer mis fantasías más fuertes. Ellas lo sabían y querían verlo.
Al momento de ir a la piscina vimos que mi novio ya estaba en el agua. Nos desvestimos ahí mismo. Mis amigas estaban calientes y no hacían esfuerzo alguno en ocultármelo. Decidí marcar territorio desnudándome también y 2 de ellas siguieron mi ejemplo. No me importaba en absoluto, incluso eso me motivó a chupársela tan rico que les di clase a mis amigas.
Vivi, que era la dueña de casa fue una de las que se desnudó. Ella era una chica pequeñita, cuerpo normal, con poquito de todo y de pelo corto, bastante amorosa y simpática que había terminado hacía tiempo con su novio, por lo que no había tenido sexo en mucho tiempo. Ella nos invitó a seguir con ella en la casa, para seguir la fiesta nosotros ya que las demás tenían que irse. Nos miramos y lo desafié a seguir. Estuvimos bebiendo cervezas y fumando unos porros cuando sin darme cuenta estoy tocando a Viviana y ella se deja. Mi novio se puso un preservativo y comenzó a penetrar a Vivi. Ella disfrutó los primeros segundos hasta que abrió los ojos asustada por lo que o fuera a decirle. Mi novio la tranquilizó y siguió embistiendo con furia. Vivi nos había dicho que a ella le costaba acabar pero en ese momento gemía como una puta en celo. Se sacó las ganas (tremendas) que tenía de tener un pedazo de carne moviéndose dentro de su vagina. Aunque le puso empeño, ella no tenía técnica, era bastante inexperta para el gusto de la verga de mi novio. Aun así, ambos disfrutaron, sobre todo ella. A mi chico le daba morbo cogerse a una novata mientras se luce (porque sí, sabe bastante), y a mi ver como mi pareja se tira a otra chica delante de mí. Eso me hace más consciente de lo buena hembra que soy y me levanta el autoestima, tanto que me gustaría compararme con otras chicas.
Pasamos la noche juntos, seguimos con cervezas y un bong bien cargado. Era mi turno y estaba empeñada en mostrar mi superioridad. Para no alargar más la historia, ahora era mi turno de pagar.

Esa vez fuimos al río con 2 de sus amigos. Yo los conocía de tiempo y les tenía confianza. Empezaron a alentarse para darse un chapuzón. Ya sabía lo que venía. Le dije a mi novio que no iba a hacerlo pero él insistió prometiéndome un premio si obedecía. Tenía curiosidad en ese premio, yo lo conocía y la curiosidad me ganó. Acepté a quitarme primero los jeans quedando en tanga y camiseta. Se estaba mucho más fresca así y me arrepentí de no hacerlo antes, total era lo mismo que andar con la tanga del bikini. Los chicos estaban en bóxer y con erecciones potentes. Entre los 3 empezaron a animarme para que me quitara la camiseta y me quedara sólo en ropa interior aunque mi novio con sus ojos me decía que llegase tan lejos como quisiera.
Junto con mi camiseta también me quité el sostén, dejando mis tetas a la vista de mis chicos. Ya me daba lo mismo, todos lo queríamos (sobre todo mi novio) además que no iban a ser las primeras tetas que veían los chicos. Entre las cervezas y los cigarrillos mi novio me desafió a desnudarme, y que si lo hacía, todos lo harían también.

Acepté y puse música en mi teléfono para quitarme el exceso de tela (que ya se traslucía y bajaba sola por el peso del agua) mientras me sentía diva. Saqué aplausos incluso. Me sentí linda, libre y sobre todo, muy caliente. Después de varios minutos en los que no hice empeño alguno de cerrar las piernas o sujetar el miembro de mi novio, empezaron a quitarse la ropa interior para quedar los 4 ahí desnudos en el agua que nos llegaba hasta poco más arriba de la cintura. Jugamos a luchar, era la excusa para poder tocarme y de paso poder palpar cada pene que se ponía cerca. Estaba nerviosa y caliente, hablábamos cualquier tontería ignorando que prácticamente me estaban metiendo los dedos. Yo no daba señal alguna de querer ser penetrada aunque realmente quería que me violaran.

Mi novio separó mis labios y me clavó su estaca frente a sus amigos. Me puso como quiso y en ningún momento me dejó decidir qué quería y que no. La adrenalina me tenía acelerada e inmóvil, tanto que gemí como nunca. Sentí morbo, placer, miedo y vergüenza. Luego de sentir el chorro espeso de mi hombre supe que iba a ser el turno de sus amigos. Sólo lo miré tratando de entender lo que pasaba pero un pene entrando en mi vagina me sacó de mis pensamientos para ponerme a gemir como puta de nuevo.

Yo estaba concentrada en moverme y sentir placer. Por ratos me daba lo mismo que me vieran así de sumisa y por ratos tenía sentía vergüenza. La mezcla era excitante en verdad. Era el turno del tercer miembro y al momento de sentirlo dentro, el pene de mi novio abría la carne de mi ano para darme mi primera doble penetración. Grité y me moví como una posesa mientras entre todos me sujetaban y tapaban mi boca. Si no hubiese sido porque yo misma les pedía más fuerza, habría pasado como que entre los 3 me estaba violando. La pasé como nunca. Descansamos entre risas y cervezas ya sin morbo pero tampoco pudor, incluso oriné a plena vista de ellos en 2 ocasiones. Yo estaba en un día seguro y no iba a dejarlo pasar. Le insinué a mi novio que podía seguir dándome órdenes, y que yo las cumpliría con gusto. Ahí fue cuando me asumí como sumisa. Amaba cumplir más que pedir.
Me dio permiso de seguir, así que en un claro entre la vegetación sus amigos me la metieron por separado y esta vez no pondría resistencia. El primero tenía el pene más corto pero más grueso. Sentí como si me metiera una lata de desodorante, casi me orino al sentir la presión. No pude moverme a gusto por lo que él controló el acto. El segundo tenía el pene más parecido al de mi novio. Lo dejé hacer cuando quiso, incluso le enseñé un par de posiciones. Mi novio me dio la cogida de mi vida frente a sus amigos, recorrió casi todo el arsenal de posturas y castigos hasta que mi cuerpo colapsó en un orgasmo brutal, más por el contexto que por la comodidad del lugar.

Mi premio por ser sumisa fue mi primer gangbang y doble penetración, lo pasé excelente y no puedo esperar por el siguiente.
 
Arriba Pie