Mi Cuerpo su Recompensa 001

heranlu

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Mi nombre es Isabella tengo 37 años (casi 38), mi piel es blanca, mis pechos son de unos hermosos 92, una cintura de 70 y un trasero de unos 100. Vivo sola con mi hijo de 20 años, ya dejando las presentaciones de lado, les contare los deseos más oscuros que he ido haciendo realidad durante este año.

Todo empezó hace 20 años en ese entonces estaba saliendo con mi novio dos años mayor que yo (yo 17 y el 19), nos divertimos como pareja haciendo lo típico, salir, compartir y obviamente teniendo sexo, estuvimos juntos casi un año hasta que quede embarazada, el no quiso hacerse responsable por lo que fui mamá soltera, obviamente mis padres se molestaron hasta el punto de denigrarme como persona, por eso cuando cumplí los 20 años y ya contando con unos cuantos ahorros, me fui de la casa con mi hijo. No fue fácil pero salí adelante sola, criándolo, trabajando para poder pagare el arriendo y tratar de sobrevivir. De mis padres nada que decir, cuando abandone su hogar me dejaron a la voluntad de Dios.

En fin el tiempo fue pasando poco a poco y sin darme cuenta mi hijo cumplía los 20 años, todo estaba bien, ambos trabajábamos, pagaba el arriendo y el compraba mercadería, la típica familia normal. Hasta que un día navegando por internet encontré un video pornográfico donde el titulo indicaba madre e hijo, de inmediato el sentido común me hizo rechazarlo pero el morbo fue más grande y termine viéndolo de igual forma. Imaginar una situación así hizo que me pusiera cachonda, por lo cual empecé a masturbarme, no me gustaba hacerlo pero de vez en cuando recurría a ello para alivianar un poco el deseo, dado que como me dedique a mi hijo sentía que había perdido gran parte de la vida al no tener sexo o salir con alguien.

Cuando logre acabar me arrepentí de cómo había llegado a eso, viendo un video de supuesto incesto e imaginando ser la protagonista de aquel encuentro. Al día siguiente tenia libre, por lo que me puse a hacer las cosas de la casa, Andres (mi hijo) había salido con unos amigos por lo que tenía la soledad como compañera, cuando limpie todo fui a la habitación de Andres que era la que me faltaba cuando un fuerte aroma invadió mis fosas nasales, sabía que era el olor de un hombre que se había tocado, vaciando el cesto de la basura vi varios pañuelos y supe de donde venía el olor, al sentirlo inmediatamente mi mente recordó el video de la noche pasada y mi humedad fue creciendo. Hice un esfuerzo titánico para no tocarme en esa habitación, así que procedí a abrir la ventana y ventilar todo. Estaba pasando la escoba cuando golpee la cómoda de tal manera que una tabla se hundió, pensando que la había roto encontré el escondite secreto de mi hijo. En el estaban las típicas revistas pornográficas, me sorprendió el hecho en sí que las tuviera siendo que fácilmente podría ver porno desde su computadora o su celular, y más por curiosidad que otra cosa quise saber un poco de los gustos de mi hijo. Mi sorpresa fue aún más grande al ver que las modelos llevaban mi cara, todos y cada una de las modelos tenía una foto mía recortada y pegada de tal forma que parecía que era yo quien estaba posando.

Obviamente sentí nauseas al saber que era el objeto de deseo de mi hijo, pero también me excito saber que el masturbaba viéndome aunque no fuese mi cuerpo. Mi calentura se puso al límite pero de pronto sentí la puerta cerrarse, tenía unos minutos antes de que subiera y me encontrara husmeando su secreto, así que devolví la revista a su sitio puse la madera de la cómoda ocultando su secreto y fingí estar barriendo. Cuando entro a su habitación se puso nervioso e instintivamente desvió su mirada al mueble mencionado, al ver que estaba todo en su sitio aparentemente se volvió a mí.

-hola Mamá

-hola cariño, ¿Qué haces tan temprano pensé que te ibas a demorar más?

-tuvimos que cancelar Carlos estaba enfermo y Matias debía hacer cosas en la tarde.

-que mal, hubieras llegado hace media hora atrás me hubieras ayudado con el aseo, ahora ya estoy terminando así que has lo que quieras hasta que este el almuerzo.

-está bien mamá, ¿qué vas a cocinar?

-tenía pensado hacer pollo al horno con arroz, termina de limpiar tu y yo voy a cocinar.

- si claro, pásame la escoba.

Lo deje ahí y salí de la habitación, y me escondí para espiar que hacía, obviamente lo primero que hizo fue revisar el espacio secreto y luego dedicarse a la tarea que le encomendé. Yo estaba caliente y el morbo está presente en mí, una vez que estuvo el almuerzo y después de comer le pedí que lavara la loza ya que se había escapado en la mañana, mientras el fregaba los platos observaba su cuerpo, cuando fui consciente de lo que estaba pensando me fui a la pieza, no podía creer que estuviera fantaseando con mi propio hijo. Algo había despertado en mí y ya no podía apagarse. La semana paso lentamente y cada vez que podía buscaba información relacionada al incesto, ya fuese relatos como este, videos, imágenes, etc. Mi mente iba recopilando mucha información, y el morbo cada vez se iba haciendo más grande hasta que empezó a cambiarme poco a poco, si normalmente me masturbaba una vez cada seis o siete meses, ahora lo estaba haciendo todas las noches, cada vez más imaginaba a mi hijo y fantaseaba con su cuerpo, cada vez era más frecuente hasta que llego un punto que mi mente ya no se conformaba con fantasear, quería sentirlo. Sabía que el fantaseaba conmigo pero el punto era como hacer que pasara de forma voluntaria.

Decidí irme con paso firme pero con calma así que cuando tenía la oportunidad miraba su cuerpo, dado que a él le gustaba estar en forma, me quedaba mirando sus músculos, su espalda y su trasero. Algunas veces cuando lavaba la ropa llevaba su bóxer a mi cara solo para sentir su aroma, mi mente se estaba corrompiendo cada vez más y mi deseo se estaba elevando a niveles incontrolables. Llego el punto que solo quería lanzarme sobre él y hacerlo mío, pero mi instinto de madre luchaba por conservar lo poco que iba quedando de mi mente.

Sucedió un día que el salió en la noche con amigos a una fiesta, por lo que fui al cesto de ropa y busque una prenda con su aroma, me la lleve a la nariz y como estaba sola empecé a tocarme, mi deseo fue liberado de golpe, por lo que perdí el control de mis manos, una tocaba un seno y la otra estaba en mi entrepierna, perdí la noción del tiempo y cuando estuve a punto de correrme tocaron el timbre, del susto no supe reaccionar y mi primera reacción fue dirigirme hacia la puerta, me detuve de golpe por fortuna, ya que llevaba un pecho fuera y no llevaba nada abajo, por lo que me devolví rápidamente a mi habitación a ponerme el pantalón de pijama y arreglarme un poco, cuando abrí la puerta estaba Carlos abrazado de mi hijo semi inconsciente.

-Buenas noches Carlos, ¿qué paso? ¿Andres está bien?

-hola señora Isabella, si no es nada solo se excedió con la bebida y preferí traerlo a casa antes que le pasara algo.

-muchas gracias, me asuste por un momento al verlo así, ¿puedes ayudarme a llevarlo a su pieza?

-si claro, no hay problema.

Cruce el brazo de mi hijo sobre mi cuello y junto con su amigo lo llevamos hasta su habitación, en el pasillo sentí el olor al alcohol y mire a Carlos, no se veía como si hubiera bebido.

-qué me dices tú Carlos, ¿estás bien?

-si no se preocupe, tengo buena tolerancia con el alcohol.

-¿quieres que te prepare un café o algo?

-no se preocupe, le pedí al chico del uber que me esperara afuera, así que dejando a Andres me voy a casa también, estoy cansado y prefiero despertar en mi cama hoy.

-entiendo, y no es justo que se desvié el uber para venir a dejar a mi hijo así que te pagare la carrera.

-no se moleste, la verdad no me importa

-insisto, cuidaste de mi hijo y me lo trajiste, lo mínimo que puedo hacer es pagar yo.

Una vez que llegamos a la habitación de mi hijo lo dejamos en la cama y le indique a su amigo que yo lo desvestía para que durmiera cómodo, fui a mi habitación y le pase dinero suficiente para la carrera, luego lo acompañe a la puerta y le indique que me mandara un mensaje al móvil de Andres para saber si había llegado bien. Una vez cerrada la puerta principal puse llave, y fui a la habitación de mi hijo, al llegar prendí la luz para verlo, estaba dormido así que trate de despertarlo moviéndolo y llamándolo. Nada lo despertaba así que empecé a desnudarlo, le quite los zapatos, la polera y el pantalón, ese fue la gota que colmó el vaso ya que ver su entrepierna encerrada en su bóxer hizo que el poco raciocinio que tuviera saltara por la ventana. Para asegurarme que no despertara y me viera haciendo lo que tenía en mente apague la luz, me acerque a la cama y ladee su cabeza poniéndole un cojín como a los bebes para que en caso de que si vomitara no se ahogara.

Luego de eso fui recorriendo su cuerpo con mi mano, mi humedad era enorme y podía sentirlo en mi pijama, baje hasta encontrarme escasos centímetros de su pene, mi nariz olía la entrepierna de mi hijo y mi respiración era cada vez más pesada, empecé a acariciar su miembro que fue despertando poco a poco, cuando retire la prenda su erecto pene salto como un resorte, mi boca empezó a babear, levante la vista y vi que seguía como lo había dejado, así que empecé a lamerlo poco a poco, recorría cada centímetro con mi lengua cuando llegue a la punta lo bese y lo introduje a mi boca, sentirlo me hizo acordarme de las intensas sesiones de sexo oral que tuve con su padre hace tiempo atrás, mi morbo estaba fuera de sí y mientras mamaba empecé a tocarme. De pronto escuche como me llamaba y los pelos se me pusieron de punta y mi sangre se congelo, pare en seco pensando que estaba despierto, sin embargo el seguía en sus sueños, el muy pillo estaba teniendo un sueño húmedo conmigo y no se enteraba que yo lo estaba haciendo realidad.

Volví a llamarlo solo para asegurarme y al no tener respuesta volví a la mamada, jugué con sus huevos en mi mano, sentir el calor que emanaban fue como echarle gasolina al fuego, estuve disfrutando de ese dulce prohibido un largo rato, hasta que sentí como se vaciaba en mi garganta, su sabor algo amargo inundaba mi ser, fue difícil tragarlo todo pero no quería desperdiciar nada, cuando termino y deje limpio la escena del crimen le subí sus bóxer, me acerque a su cara y le bese la frente, acto seguido salí de su habitación y me fui a la mía a intentar dormir, sentía en mi respiración la esencia de su descarga. Podía haberme aprovechado de mi hijo, pero no quería que me pillara y no saber explicarme, así que llegue a mi habitación me desnude completamente y me masturbe de una manera frenética recordando la mamada que le di, cuando logre mi tan querido orgasmo, me vestí solo por si acaso y me dormí.

A la mañana siguiente prepare el desayuno cuando lo sentí entrar en la cocina.

-buenos días mamá

-buen día cariño, ¿la pasaste bien anoche?

-la verdad ni se cómo llegue a la casa, lo último que recuerdo es que estaba con una chica rubia en la fiesta y después nada.

-Carlos te trajo anoche, venias en calidad de bulto, no me gusta que te excedas con la bebida y lo sabes bien, ya después de comer llámalo para saber si llego bien, ha y por cierto pague yo el uber por lo que me debes ese dinero.

-claro, te lo pago después y ya voy a llamar a Carlos aunque debe estar durmiendo, además quiero preguntarle algunas cosas y para darle las gracias igual.

-bien me parece

-por cierto mamá anoche tuve un sueño raro

-¿qué soñaste?- puse mi mejor cara de póker, pero por dentro me invadió una sensación de miedo que no podía contener

-soñé que estaba en una casa y de pronto llegaba un perro que quería jugar conmigo y que empezaba a lamerme, pero era un perro precioso, pero sentía la lengua del perro muy real.

-mmm puede ser el efecto de lo que tomaste anoche y ¿no recuerdas nada más?

-no, solo eso

-está bien ahora comamos tengo hambre.

No podía haberme descrito mejor mi hijo, me había convertido en una perra que solo pensaba en él y que lo lamio como quiso. Quería volver a hacerlo pero me daba miedo generar algún trauma en él aunque sé que le gustaría, así que debía moverme con cuidado en este camino que había elegido. Nuestras vidas seguían normal, sin embargo yo tenía muchas ideas que poner en práctica, tanto así que empecé a visitar a mi hijo en las noches, lo masturbaba o le daba una mamada hasta tener mi premio, lo espiaba cuando se duchaba e incluso instale una cámara espía y lo observaba cuando se jalaba el ganso como se dice ahora, así descubrí que mi hijo era más a la antigua, ya que usaba su imaginación y no recurría a videos, hasta que un día lo vi entrar con una prenda. Al instante supe que era un calzón mío ya que se lo llevo a su nariz y empezó a tocarse, luego se lo llevo a su miembro y se masturbo con él. No me pareció extraño ya que yo hacía lo mismo he inclusive en ese momento mientras lo espiaba lo hacía con su bóxer en mi nariz. Cuando el termino salió de la habitación y fue a dejar a su víctima al cesto que correspondía. Espere un poco para ir por mi prenda, y ahí estaba mi premio, restos de corrida manchaba la tela, no resistí y pase mi lengua recogiendo su tan preciada leche.

Desde ese momento mi mente trabajo en un plan para tenerlo, pero fue el quien se adelantó a los hechos. Un día mientras mirábamos una película por netflix me dijo que fuéramos a cenar, dado que le habían dado un bono en su trabajo y quería gastarlo conmigo regaloneándome. Sabía que era el momento, así que me fui a arreglar, deliberadamente deje la crema que me aplico en mi pieza y cuando estaba terminando de ducharme, lo llame para que me la pasara. El ingenuamente abrió la puerta pero lo que no se esperó fuera que yo estaba secándome, él tuvo en primer plano mi cuerpo, mostrando mis tetas y mi coño rasurado para él. Fingí una reacción que no quería que me viera, el rápidamente se volteo me paso la crema y salió. Pude ver como se le marcaba una erección por mí por lo que estaba más que satisfecha por ese movimiento “involuntario” que se dio.

Cuando llegamos al restaurante cenamos y conversamos de varios temas, sin embargo yo iba sirviéndole vino para que llegara al estado que quería, yo me controle porque era parte de mi plan, cuando vi que sus palabras se enredaban en su boca pedí la cuenta y nos fuimos a casa. Me comporte como una madre todo el trayecto pero apenas cerramos la puerta me abalance contra él. Le daba besos en las mejillas, cerca de las orejas, apretaba su cuerpo contra el mío y pude sentir como el reaccionaba a mis provocaciones, sin embargo lo que hizo me dejo boquiabierta, se separó de mí, miro mis ojos y me dijo que me amaba, todo bien hasta ahí pero me beso cosa que correspondí con lujuria y deseo más que con ternura. Nos fuimos comiendo la boca hasta su pieza y cuando llegamos sus manos se fueron a mis pechos, su boca descendió un poco a mi cuello y yo empecé a tocarlo también, su firme trasero era masa entre mis manos, soltó mi vestido de mis hombros y abrió el cierre, la gravedad hizo lo suyo mi hijo al verme en ropa interior solamente, se lanzó al ataque tocaba mi pecho y trasero besaba mi cuello y fue bajando hasta el camino que se forma entre mis pechos, ayude a su cometido liberándome del sostén. El ni tonto ni perezoso ataco mis pezones que ya estaban duros, los apretaba y tiraba de ellos. Yo mantenía su cuerpo masajeando por debajo del pantalón su erecto pene. Esta vez fue mi turno, lo despoje de su polera y ataque sus pezones, los lamia y mordisqueaba mientras recorría los pectorales que había trabajado, sin decirle nada fui bajando hasta que me puse de rodillas, desabroche su pantalón y baje su bóxer. Ahí estaba mi rico dulce que varias veces pude disfrutar, solo que esta vez su dueño estaba despierto, su olor me atraía mucho e hizo que empezara a soltar saliva como un animal hambriento, lo lamí centrándome en el frenillo y lo masajeaba hábilmente con mi mano, lo puse en mi boca y trague lentamente moviendo mi lengua en su glande, estaba fascinada en mi labor cuando levante la vista me encontré con el mirándome. Tenía mi humedad descontrolada y me sentía llena, hasta que el tomo mi nuca y empezó a follarme oralmente, me costaba tragarlo todo, aun cuando no era tan largo yo diría que media unos 18 a 20 cm, pero si mi hijo lo tenía grueso de tal manera que mi boca estaba llena de él, cuando sentí las pulsaciones anunciando su corrida me separe de él, no quería que terminara en mi boca de arriba esta vez, así que me levante y me quite el calzón dándole la espalda y agachándome para que pudiera ver mi trasero y mi vagina chorreante. El siguiendo sus instinto imagino se abalanzo hacia mí y sin pensarlo se abrió camino hacia mi útero, era más gruesa de lo que pensaba por lo que me produjo un poco de molestia, que abra durado unos segundos ya que fue reemplazada por un placer al sentirlo dentro mío finalmente.

-cógeme cariño así como has fantaseado tanto con mi cuerpo, hoy soy tuya para lo que quieras

-no sabes cuando he deseado esto

-dame duro no pares

Sentir sus embestidas rudas y profundas me llenaban de una alegría y un morbo intenso, mis piernas perdían fuerzas y ya en un momento le pedí que parara y se acostara en la cama, Andres se tendió y abrió sus piernas, yo me subí a la cama y gatee sobre su cuerpo hasta que quede a la altura donde debía sentarme, tomo su miembro y apunte a mi entrada, fui bajando lentamente hasta que no quedo nada y empecé a cabalgarlo a un ritmo lento pero constante, no sé si era la compatibilidad madre e hijo pero el sexo se sentía de maravilla, lo sentía llegar profundo y estimular puntos que ni su padre podía llegar. Mis fuerzas me fallaron y caí en su pecho a lo que mi hijo aprovecho para agarrar mi trasero con ambas manos y hacer movimientos de su cadera lo que provocaba que sus embestidas fueran más fuertes. Cuando no aguanto más se vacío en lo más profundo de mi, podía sentir esa leche inundándome, caí rendida por la falta de resistencia que tenía y me quede acostada en su pecho. Luego de un rato volví a sentir sus manos recorriendo mi cuerpo, fue el que tomo la iniciativa ya que empezó a besarme y lamerme por todas partes, me dedique a masajearlo y cuando estuvo listo nuevamente se incorporó, abrió mis piernas las levanto a la altura de sus hombros, la visión de ese momento cuando me penetro era muy excitante, mi mente constantemente me recordaba que era mi hijo por lo que mi morbo estaba casi al límite, empezó el vaivén correspondiente, yo solo podía gemir y dejarme coger todo lo que él quisiera, estuvo unos minutos en la posición del misionero cuando paro abruptamente y me dijo que me pusiera en cuatro. Hice lo que me pidió y cuando lo sentí entrar nuevamente en esta posición mi mente ya no mandaba nada, solo eran bramidos que salían de mi garganta, apoye la cara en la almohada y solo me dedique a recibir, el de alguna forma se acomodó para ir besando mi espalda a la altura de los hombros mientras seguía perforando, busco mi cara con la suya y nos volvimos a besar. Fue el orgasmo más rico que había tenido ya que me estaban comiendo la boca mientras mi otra boca comía el pene de mi hijo y mi útero bebía su semen.

Caímos rendidos y nos acomodamos en la cama, había cumplido mi fantasía que llevaba un tiempo en mi mente y él había cumplido la suya también, no podía estar más a gusto con toda la situación que se había vivido, así que me abrace a él y me dormí en su pecho. Sabía que iba a venir una nueva etapa.

Por la mañana fui la primera en despertar, tenía un poco de dolor de cabeza por el vino de la noche pasada, por lo que fui a asearme y a tomar algo para el dolor, y ya cuando fui a la cocina estaba mi hijo.

-hola cariño, ¿cómo dormiste?

-hola mamá, bien, aunque la verdad hay algo que me gustaría decirte porque no me parece correcto

-¿qué cosa? Dime

-anoche tuve un sueño erótico contigo y sé que está mal porque eres mi madre, pero te juro que no fue mi intención.

-entiendo, ¿pero te acuerdas de como llegaste a casa o lo que paso?

-la verdad no, si hice algo que te molesto lo siento

-no te preocupes, solo pensé que estabas más sobrio, anoche llegamos a la casa, chocabas con las paredes muy fuertemente, dijiste que me querías y te fuiste a dormir- en parte no le había mentido a mi hijo que yo pensaba que estaba más sobrio y es verdad que chocaba fuerte contra las paredes pero él no entendía el concepto.

-¿pero no estas enojada porque soñé contigo?

-no, es entendible tal vez fue el vino pero sé que para eso tienes novia que te puede ayudar.

-la verdad mamá es que no tengo, ni siquiera lo he hecho nunca

-¿en serio? – Más que sentirme mal por haber robado la virginidad de mi hijo me puse cachonda saber que he sido su primera mujer- ¿pero te gusta alguien o me saliste homosexual?

-no mamá, me gustan las mujeres, de eso no hay duda. Es solo que me gusta una mujer mayor que yo y bien puede ser mi madre pero no creo que sea correspondido.-

-¿por qué no? Tal vez no lo sea, como puede que sí, haber hijo si tú nunca se lo dices a esa persona, ella no tiene forma de enterarse, yo como mujer te recomiendo que se lo digas, indispensable de la respuesta, pero se un caballero al decírselo.

-no sé, no me animo

-mira no te atormentes, tómalo con calma y díselo

-pero y si me rechaza por lo que dirá la sociedad o cosas así

-hace algo, ordena tus pensamientos y sentimientos una vez que estés listo dímelo, yo seré esa mujer así te saldrá más fácil.

-¿Qué? ¿Pero cómo te voy a decir eso? eres mi madre

-por lo mismo, es más difícil pero si puedes decírmelo a mí, podrás declararte bien.

Sabía que la confesión era para mí, y la verdad quería que me dijera que me amaba como mujer, sabía bien que le llevaría tiempo, lo deje con esa tarea interna, mientras así yo podría disfrutar jugar un rato más con mi comida. Por mi parte pensaba que debía abstenerme un tiempo, aunque estuviera tentada a comerlo prefería que cuando volviéramos a tener sexo fuese su primera vez aunque solo él lo creyera. Además debía salir a ser una compra de manera urgente, la dichosa pastilla. Con el calor del momento no usamos protección y era muy arriesgado ya que se corrió dentro dos veces, así que le dije que hiciera aseo en la casa mientras yo iba a ver unas cosas al centro comercial. Empezaba una nueva etapa y quería que mi hijo fuese parte de ella, pero esta vez que fuese consciente de lo que estaba haciendo, así que mientras estaba en el centro comercial me puse a pensar cómo debía proceder, tenía la meta clara pero no iba a ser yo esta vez quien diera el paso, así que lo primero que decidí hacer era preparar sus sesiones masturbadoras.

Cada vez que podía me masturbaba con la ropa interior puesta y trataba de dejar humedad en ella, cosa de que si Andres iba al cesto de la ropa encontraría más fuerte mi olor, empecé a ponerme ropa un poco más ajustada para que se mostrara más mi figura, o haciendo otras cosas como poses, etc. Poco a poco fui tejiendo mi red y cuando ya estuvo lista, como una araña espere que mi pequeña polilla llegara para devorarla completamente.
 
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