Mi comadre Linda 2

Eduardito

Virgen
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Jun 13, 2019
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Una mañana estando en la casa de mi comadre Linda, convencí a sus dos hijos para que salieran a la calle a jugar con sus amiguitos. Ella estaba lavando los platos en la cocina cuando me le acerqué abrazándola por detrás recostándole mi duro pene entre sus nalgas y acariciando sus senos con ambas manos, mientras besaba con pasión su cuello, haciendo que ella encogiera de hombros por el excitante escalofrío que sentía. Sus pesones reaccionaron a mis besos y caricias poniéndose duros, le di vuelta y la abracé fuertemente y besé sus labios entrelazando mi lengua con la suya. Bajé mis manos hacia sus nalgas acariciándolas y apretándolas con gran placer. Nos dirijimos a un cuarto desde donde, a través de una ventana, podíamos observar la entrada de la casa en caso que los niños llegaran. Comencé a acariciar sus labios vaginales a través de la fina tela de su ropa interior, de inmediato sentí cómo un líquido viscoso descendía de su vagina hacia mis dedos, la desnudé completamente y coloqué una silla al lado de la cama, me senté y ella puso sus piernas sobre mí y movía sus caderas para sentir el roce de mi pene con sus labios vaginales. ¡Qué placer tan grande sentía! Su vagina palpitaba deseosa de ser penetrada por mi miembro duro que la acariciaba. Después de algunos minutos dándonos placer, la penetré vaginalmente. Ahhh.. Hummm.. Ella gemía al sentirse penetrada por mi duro pene. Aún yo sentado en la silla, la recosté de espalda sobre la cama sin separarnos, ella comenzó a avanzar y retroceder metiéndose en cada embestida algunos centímetros más, después a moverse en círculos mientras llegaba a su primer orgasmo, ayyy.. Wow.., que delicia.., me decía. Su cabeza giraba de un lado a otro tratando de asimilar el cúmulo de sensaciones que tenía todo su cuerpo. Fuimos aumentando el ritmo y velocidad de las penetraciones, sus senos bailaban al compás de las embestidas, mi agitada respiración anunciaba mi inminente eyaculación al tiempo que ella gritó: Wow...! Al llegar a otro intenso orgasmo que incrementé con mis dedos frotando su excitado clítoris. Seguí penetrándola hasta llenarla de mi espeso semen, fue tal la cantidad de flujo y semen que emanamos, que al levantarse escurría un hilillo de líquido blanco y espeso entre sus piernas. Se limpió, se puso la tanga y blusa, y dándome un beso apasionado me dijo: "estuvo rico"
 
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