Mi adorada madre 01

comegente

Virgen
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El nombre de mi mamá es Pamela. Para comenzar, describiré el físico de mi madre. Ella es una mujer de 42 años, cabello negro, ojos marrones, tetas firmes y buen culo. Le gusta vestirse con faldas, cuando está en casa. Su carácter es muy dócil, es fácil de convencer.


Mi nombre es Pedro y tengo 18 años. Me gusta jugar fútbol por eso tengo un cuerpo aceptable.


La historia incestuosa entre mi madre y yo comenzó hace bastante tiempo. Una tarde llegué de jugar fútbol con mis amigos y la encontré tirada en el sofá viendo una novela, cuando me acerqué a saludarla vi un pezón que salía de su vestido. Me quedé atónito por un segundo pero luego actué como si nada hubiese pasado y me retiré a mi habitación.


Una vez en mi habitación, pensé en el pezón de mi madre y fue tal la excitación que tuve una erección. Prendí la computadora, entré a una página porno y me hice una paja para calmar mi arrechura. Luego, un poco más calmado, me dormí pensando en mi mamá.


Al día siguiente, mi padre se fue al trabajo muy rápido, me quedé con mi madre tomando el desayuno. En una torpeza se me cayó la cuchara y me agaché para recogerla, cuando estaba en el suelo dispuesto a recoger el cubierto, mi madre se abrió de piernas sorpresivamente y logré ver sus bragas. Nuevamente, un poco confundido, me levanté sin hacer ningún comentario.


Tomé el desayuno rápidamente y me fui a la universidad. En el camino, solo tenía en mente a mi madre, pensé: mi madre me muestre un pezón y que luego me deja ver sus bragas, algo trama.


Otro día, por ejemplo, se sentó en el sofá al lado mío y solo traía puesta una blusa y sus bragas.


- Hola, mamá - dije rápidamente-.


- ¿Cómo estás, Pedro?- contestó con una cara coqueta-.


- Bien, ¿por qué no te pones un pantalón?


- Hace mucho calor. ¿Te molesta que ande así?


- No, solo era una pregunta- respondí algo nervioso-.


Luego muchas negaciones llegué a la conclusión de que mi madre se me estaba insinuando. En los días posteriores a las insinuaciones de mi madre, empecé a espiarla. Miraba cuando se cambiaba de ropa o cuando iba a bañarse. Estuve pendiente de lo que hacía.


Unos días después, luego de que dejara sus bragas en la canasta de la ropa sucia, porque tenía que bañarse, me dirigí a recoger sus prendas y olerlas. El olor era fabuloso.


Mi madre siempre se demora mucho tiempo en la bañera, eso me dio tiempo de ir a su cuarto y revisar sus cosas. En su dormitorio no encontré nada que aclararan mis sospechas sobre lo guarra que era pero noté algo que no había notado antes. La habitación era muy grande y tenía muchas cosas lo cual me daba la oportunidad de colocar una cámara sin que ella se diera cuenta. Fui velozmente a mi habitación y saqué mi cámara que, para mi suerte, estaba cargada. Regresé a su dormitorio, prendí la cámara y la coloqué entre unos adornos. Me fui a mi habitación hasta la hora de la cena.


Mientras descansaba, escuché la voz de mi madre, me llamaba para cenar. Luego de la cena, aproveché que mi mamá seguía en la mesa para ir a su habitación, sacar la cámara y ver qué había grabado.


El video me mostraba a mi madre desnuda tocándose las tetas y la vagina. Me calenté mucho así que me hice una paja y fue tanta la excitación que el chorro de semen mojó el piso. Aunque ya me había calmado, solo pensaba en follarme a mi madre.


En la noche, no podía dormir. Solo pensaba en el cuerpo de mi hermosa mamá. Fui a tomar algo y cuando bajé por las escaleras, noté que mi madre estaba en el sillón con la luz apagada viendo una película erótica. Mientras apreciaba la película, una mano iba directamente a su concha y la otra sobaba una teta. Me quedé un rato mirando hasta que no quise correr más riesgos y me fui a dormir para que mi mamá no notara mi presencia.


Al día siguiente, me dispuse a follarme a mi preciosa madre. Como era viernes, sabía que mi padre iría con sus amigos por unos tragos y llegaría muy tarde del trabajo. En la cena le dije:


-Mamá, te quiero


-¿Y eso?- dijo extrañada-.


- Solo quería decírtelo.


- Seguro ya te habrás dado cuenta


-¿Cuenta de qué?


- Nada –respondió un poco seria-.


Estaba como loco por tocarla y llevarla a mi cuarto. Parecía como si los dos supiéramos lo que sucedería esa noche pero ninguno se atrevía a dar el primer “paso”.


-Mamá, voy a tomar un poco de vino, ¿quieres un poco?


-Claro, trae la botella.


-Está bien- dije con una sonrisa en el rostro-.


Saqué las copas y le serví bastante vino.


- Tranquilo que todavía tenemos tiempo.


- Está bien, mamá.


- Yo también te quiero, pedro. No solo como madre.


- Sí, lo he notado, no te voy a reprochar nada porque yo también siento lo mismo.


Luego de charlar un poco de todo, hubo un gran silencio y me miró sensualmente. Estaba como loco, mi madre seguía insinuándose. Con su pie, debajo de la mesa, empezó a rosarme el miembro. Era definitivo, mi madre quería mi polla. No lo soporté más. Me paré y con mis manos hice que ella también se parara. Estuvimos mirándonos un largo tiempo y mi madre, sorpresivamente, me besó en la boca y yo respondí metiendo mi lengua en su deliciosa boca. Luego de un gran beso y manoseo por parte de los dos me miró fijamente.


- Tu padre va a llagar tarde, ya lo debes saber.


- Sí, por eso hemos hecho todo esto- respondí alegremente- no podemos desperdiciar el tiempo.


- Quiero que todo sea un secreto- dijo, susurrando-.


- Sí, lo que tú quieras.


Me tomó de la mano y me llevó a su habitación, luego se tumbó en la cama y me hacía señas para que me acercara a ella. Me recosté encima de mi mamá y la besé como nunca había besado a otra mujer. Luego, la muy perra, empujó mi cabeza hacía su vagina y yo cedí ante su fuerza. Levanté el vestido y vi que mi madre no traía bragas y sobretodo se había depilado. No dudé un segundo en chupar la concha de donde salí hace 18 años.


-Sí, cariño, chupa la concha de tu mami. Chupa la concha con la que te parí.


-Mamá, tu concha huele y sabe rico.


- Es toda tuya, pedro.


-hmmm..ahh


- Soy una puta por follar con mi hijo- gritó de placer-.


Mi madre frotaba mi cabeza y gemía de todo el placer que le estaba dando. Movía mi lengua en círculos, apretaba con mis labios su clítoris y metía mis dedos.


- Oh, sí, pedrito no pares que me corró.


- Voy a ir más rápido.


- Sí,sí,sí… qué rico.


Unos segundos más tarde se corrió y gimió como una guarra. Sin perder el tiempo, mi madre se puso encima de mí y me desnudó,


-Qué polla tan gruesa- dijo mientras la sujetaba con su mano-.


- Es toda tuya, mamá.


- Es un poco más grande que la de tu padre. Me la voy a meter enterita- Se acomodó entre mis piernas-.


Ella terminó de sacarse su vestido y pude ver sus tetas. Empezó a hacerme una paja. Sacaba y metía mi polla de su boca, cada vez mi polla tenía más saliva y ella tragaba todo.


- Me vengo, sigue, mamita.


- No, todavía no quiero que te vengas, primero chúpame las tetas- me sujetó la polla-.


- Acércate- dije sin perder el tiempo-.


- Chupa las tetas que chupabas cuando eras un bebé.


- Qué rico, mamá


- Sigue, pedrito, muerde los pezones de la puta de tu madre.


Mi madre se iba poniendo cada vez más guarra. Así que también quise liberar algunas cosas.


- Eres una buena puta, mamá.


- Sí, pedrito, dime que soy una zorra, una puta.


- Quiero meterte la polla mamá.


- Ah, ah ,ah, ah, Sí, cariño, como tú quieras.


- Esto es muy rico, mamá


- Me vas a dar duro, eh. Hace mucho que no tengo sexo duro.


Mi madre cogió mi polla y la dirigió a la entrada de su concha lentamente. Cuando la introdujo toda dijo:


- Ya, vamos, rápido. No te contengas. Trátame como una puta.


- Es lo que más quiero, putita.


Puse mis manos en su culo y lo frote contra mi polla. Ella se movía como una verdadera perra. Y no paraba de decir que era una puta y que le gustaba mi polla.


Le dije que me iba a correr y sacó mi polla de su concha. Se puso en cuatro y me dijo que se la metiera rápidamente. Se la metí por la concha y unas cuantas embestidas me corrí dentro.


-Sí, sí, vamos, vamos. No te pudiste contener.


- Lo siento, pero todavía puedo follar.


- Lo sé.


- Chúpame la polla, perra.


Me chupó la polla y, luego de 5 minutos, la tenía nuevamente como un mástil. Se la metió en la concha y embestía contra su culo.


- Ahora sí soy una perra. Follando con mi hijo sin ninguna vergüenza.


- Sí, voy a follarte cuando quiera.


- Cuando tu padre no esté, cariño. Oh, oh, oh, oh, quiero tu leche, pedrito.


Luego de unas cuantas embestidas más, le pedí que se tragara mi semen como en las películas porno. Desde luego, ella, ya había tenido sus orgasmos.


- Mamá, quiero que te tragues mi leche.


- Ahhhhhhhh, ahhhhh, ohhhh un poco más, aguanta un poco más. Quiero un orgasmo más.


- Sí, pero te tragas mi leche.


- Ah, ah, ah, ah, ah. Lo que quieras, mi vida.


Después de tener su orgasmo saqué mi polla y la acerqué la boca de mi madre. Con una mano me hizo una paja y con la otra se frotaba el clítoris (la perra quería tener otro orgasmo mientras eyaculaba en su cara). Me la chupó y masturbó varias veces, no me pude contener más. El semen salió disparado por toda la cara de mi mamá y con mi mano ayudé a que se chupara todo el semen de su rostro. Inmediatamente, nos limpiamos y me acosté a descansar en sus tetas.


- Mamá, ha sido grandioso.


- Sí, desde ahora vamos a follar a escondidas de tu padre.


- ¿Él no te coge mucho?


- Sí, pero a mí me gusta el sexo duro. Tu padre es muy tradicional. Por eso te escogí, los jóvenes son más enérgicos.


- Eres toda una perra, mamá.


- Esto solo es el principio, pedro. Tu polla me encanta.


Dormimos desnudos esa noche. En la madrugada, mi madre me despertó porque había escuchado a mi padre entrar por la puerta. Me dijo que me largara a mi habitación rápido para que mi padre no nos descubra. Se puso una bata y fue a esperarlo a la sala.


Desde el segundo piso noté que mi mamá le decía a mí papá que se quedara en la sala a dormir porque estaba muy borracho y no quería que el dormitorio huela a licor. Pero lo que en verdad mi madre no quería es que papá descubriera los olores del sexo que habíamos tenido toda la noche.


Continuará…
 

elvergador

Pajillero
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esperando la continuacion me dejaste con ganas de mas relato
 

epale62

Virgen
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Ese es un buen hijo, complaciendo a su madre, como debe ser. jajajaja
 
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