tezcatlipoca12
Estrella Porno
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Un padre no debería ver nunca a su hija chupando verga. Sin embargo, ahí estaba yo, observando a través de la puerta entre cerrada de su cuarto, como Melisa, se llenaba la boquita con la verga de su primo mayor.
Mi sobrino estaba acostado en la cama de su prima, con las piernas colgadas y los pantalones en los tobillos. Melisa estaba arrodillada en el suelo, entre las piernas de su primo, incluso, tenía una almohada colocada debajo de sus rodillas para estar más cómoda. Tenían la tv encendida y a alto volumen, supongo que para despistarme.
Los había descubierto por accidente, yo había pasado al baño y decidí asomarme al cuarto de mi hija para ver cómo estaban.
Por supuesto que la imagen me impacto al inicio, pero me lo tomé con calma. Pude entender a mi sobrino, yo recordaba perfectamente lo que era tener su edad y la enorme desesperación que se tiene al tener el impulso sexual al máximo. Y lo absolutamente formidable que es encontrarse con alguien que te pueda ayudar. Sobre todo, si es alguien a quien amas y eres correspondido.
Me quedé observando, pues mi única preocupación era que mi hija estuviera siendo forzada a hacer algo que no quisiera, ya que su primo es 4 años más grande. Así que decidí supervisar ese acto.
Melisa mamaba con los ojitos cerrados, como queriendo degustar y disfrutar de las sensaciones que le daba esa vergota dentro de su boquita.
Chupaba con ternura, su cabecita subía y bajaba despacito, succionaba con cuidado. Claramente buscaba su propio placer, así como el de su primo mayor.
Mi sobrino se agitaba en la cama, su cuerpo temblaba y respiraba con dificultad, acariciaba la bella carita y los cabellos de su primita hermosa.
- hooooo Meli, que rico, que rico...haaaa, que boquita…Huy...haaaa primita te amo, te amo.
Era más que claro que ambos estaban gozando por igual, que era un acto hermoso que les llenaba de placer y en el que participaban gustosamente.
Un acto que me parecía tan hermoso que no me atrevería a interrumpirlo.
Claramente no era la primera vez que Melisa mamaba esa verga, pues lo hacía con mucha soltura, sabía exactamente como estimular a su primo.
Semejante vergota se veía inmensa frente a su carita de tiernos rasgos, aún, infantiles. Apenas tragaba menos de la mitad, pero claramente eso era más que suficiente para llevar a su primo al cielo de tanto placer. Y, de cualquier manera, la porción de verga que no era cobijada por su boquita, era bien atendida por su manita que subía y bajaba por el tronco, jugando con el pellejo, en perfecta sincronía con los movimientos de su cabecita.
Mi sobrino se volvía loco, el placer era demasiado y no podía controlar sus gemidos que aumentaban de volumen, superando al sonido de la tv.
La hermosa Melisa, empezó a acelerar el ritmo de la mamada, dando muestras, una vez más, de que era una experta en atender oralmente a esa verga. Se podía ver qué se sentía complacida, incluso se le escapaban unas risitas de satisfacción, se sabía en total control de la situación, era la dueña absoluta de esa verga y de su primo.
Extrañamente me sentí un tanto orgulloso de verla así, regalándole tanto placer a su primo amado.
Se preguntarán por qué de mi actitud tan comprensiva ante lo que estaba viendo. De porque demonios no entre a interrumpir semejante acto pecaminoso y prohibido.
Pero es que yo sé que, algo así, no es necesariamente malo, que se puede gozar así sin consecuencias mayores, sin que esto genere algún trauma ni nada parecido. Que más allá del placer, puede ser un hermoso acto de amor.
Cómo ya dije, yo había pasado por una situación muy similar a la que estaba viendo. Hace muchos años, cuando tenía más menos la misma edad que mi sobrino. Yo también había encontrado una hermosa boquita mamadora, dispuesta a ayudarme a calmar mis calenturas. Qué a base de succiones y lamidas incansables, me vaciaba los huevos con amor y ternura.
Y los paralelismos no acaban ahí, pues esa boquita también era de alguien unos años menor, incluso, también era la boquita de una familiar mía. Y mira tú que ironías del destino, la dueña de esa boquita, era nada menos que mi hermanita menor, Karla, la madre de mi sobrino. Quien, durante años, atendió mi verga con su boquita dulce e incansable.
De hecho, la ironía era tan grande, que casi suelto una carcajada. Años antes yo estaba igual, acostado en mi cama, con mi hermanita arrodillada frente a mí, chupe y chupe mi verga sin parar y con amor. Justamente como ahora se lo estaba haciendo mi hija, a su hijo.
Que giro más increíble del destino ¿No creen?
- ¿Te gusta cómo te la chupo primito?
- ¡Por dios! ¡ Siii! Meli, cada día lo chupas más rico...hoooo...primita que rico chupas, ya casi no aguantooooo...mmmm...ya se me va a salir.
- ¡ Noooo! Aguanta más tiempo, quiero seguir chupandotela
- entonces déjame descansar un poco, si no lo haces me voy a venir muy pronto.
Mi hija sonrió malévolamente, le gustaba hacer sufrir a su primo, era ella quien llevaba las riendas en ese momento.
Dejo descansar la vergota, pero su boquita quería seguir chupando, así que haciendo que su primo abriera más las piernas, me tío la carita entre ellas, y bajando un poco más empezó a pasarle la lengua a los huevos peludos de su primo mayor.
Está nueva caricia tuvo un efecto poderoso en mi sobrino, su cuerpo entero se tensó y hasta pude ver cómo se le marcaban los músculos. Se tapo la cara con ambas manos, como tratando de callar, inútilmente sus gritos de placer.
Una tarde jugando al doctor, mi hermanita, descubrió inocentemente la verga de su hermano mayor. Se quedó fascinada viéndola, recuerdo como reía al descubrí qué si la agarraba con su manita, la verga crecía y se levantaba.
Un par de veces más usó la excusa del juego para poder verla, pero eventualmente, me pedía que se la enseñará directamente.
Yo gustosamente me la sacaba y se la ponía en la carita, me daba un morbo tremendo verla tan encantada, ella la tomaba sin miedo, sus manitas la exploraban en su totalidad, mientras que sus ojitos recorrían cada milímetro de piel. Para ella mi verga era sumamente interesante.
La cosa perdió toda su inocencia, la tarde que le pedí, le rogué, que se la metiera a la boca y la chupara, como había visto en un vídeo porno.
- ¿Por qué quieres que te haga eso? Me preguntó extrañada.
Le dije la verdad, que ella me calentaba cuando jugaba con mi verga, que necesitaba que me ayudara con eso, que si lo hacía me haría muy feliz, por qué yo sentiría muy rico.
Y entonces dijo una frase que jamás olvidaré.
- está bien hermanito, te lo voy a hacer por qué te quiero mucho y quiero que estés feliz.
Y así empezó su carrera como la mamadora personal de su hermano mayor. Desde esa tarde y todas la siguientes, durante varios años, se dedicó a darme placer oral. Nunca se quejó, nunca se negó, ambos gozábamos de esos encuentros.
En cosa de semanas, mi hermanita se volvió en toda una experta mamadora y ella misma me decía lo mucho que le gustaba hacerlo.
Como pasábamos las tardes a solas, era fácil repetir ese juego especial entre nosotros, una y otra vez. Para ambos era un acto hermoso y lleno de amor, que nos hacía muy felices
Tras chupar huevos unos minutos, la boquita de mi hija volvió a atacar la verga, la devoraba como si se tratara de un manjar, gimiendo como buena putita.
Claramente mi hija quería terminar con la faena, pues su mamada se volvió más intensa que antes, más rápida, y su boca tragaba mayor cantidad de camote duro.
" Eso chico, goza bien de la rica boquita de tu prima" pensé al ver cómo mi sobrino ponía los ojos en blanco y hasta babeaba de tanto placer. Yo sabía la gloria que era un momento así, pues mi hermana mamaba igual de rico mi verga, como ahora lo hacía mi hija, con su hijo.
Melisa tomo la verga desde la base con ambas manos y aumento la velocidad en la que su cabecita subía y bajaba, pronto lo hacía tan rápido que hasta parecía pájaro carpintero.
- yaaaaa, Meliiii....hooooo me vengooooooo.
Lo que pasó a continuación me sorprendió gratamente, pues mi hija retiró la verga de su boquita para terminar el trabajo manualmente. Sus dos manos pajeaban con furia la vergota, pelándola por completo mientras que sonreía. Lo que no me esperaba es que apunto la cabezota de la verga hacia su carita y ahí recibió toda la leche de su primo.
Entre gritos y convulsiones de placer, mi sobrino se vino copiosamente sobre la carita de su prima, que gustosa recibía toda la descarga en su rostro, de hecho, hasta se movía para que los chorros le alcanzaran toda la superficie de su cara.
Tras unos instantes mi querida hija, quedó con la carita literalmente bañada en el espeso y grumoso semen que su primo mayor le había regalado. Siempre he pensado que mi hija es muy bonita, pero, así como estaba, con la carita pintada de leche, se veía más hermosa que nunca.
Desde la primera vez que mi hermana me mamo la verga, aprendió a beberse la leche, nunca tuvo ningún problema en dejar que mi verga explotara dentro de su boquita y hasta decía que le gustaba la sensación de mi leche en su lengüita. Jamás se nos ocurrió que me podía venir sobre su bello rostro. Pero estoy seguro de que le hubiera encantado.
Francamente me arrepentí de no haberme venido en la cara de mi hermana, pues seguramente se habría visto igual de bonita, como mi hija lucía en este momento.
Mi sobrino volvió a ver a su prima y sonrió ante el bello espectáculo de verla bañada en su propia leche, se miraron a los ojos con amor, ambos estaban más que contentos y agradecidos el uno con él otro.
Mientras mi hija se limpiaba la leche, mi sobrino quedó desmayado en la cama, pero la sonrisa de satisfacción no se borraba de su rostro.
" Vamos muchacho, no me digas que ya con una sola mamada estás satisfecho, disfruta más de tu primita, todavía hay tiempo antes de que llegué tu mamá por ti" pensé, recordando que en su momento mi hermana me podía hacer hasta tres mamadas en una tarde.
Cuando se limpió, Melisa subió a la cama con su primo y empezaron a besarse con amor y pasión. Seguramente la boquita de mi hija debía saber a verga y semen, pero claramente eso no le importo en lo más mínimo a mi sobrino.
Pensé en retirarme y dejarlos continuar tranquilamente. Pero no, debía supervisarlos, pues había cosas que quería saber.
La primera y más importante era saber si la relación que tenían solo era oral, pues me preocupaba que a mi sobrino se le ocurriera penetrar a mi hija. Semejante vergota que se cargaba el chico, seguramente podría lastimar a mi nena y eso sí que no lo iba a consentir.
Además, siendo tan jóvenes e inmaduros, seguramente si había penetración, no usarían protección, y ya sabemos que eso puede tener muchas consecuencias. Así que yo no tenía ningún problema si ellos solo se daban placer oral, pero si veía algún intento de sexo vaginal, los interrumpirá de inmediato.
Pero, por otro lado, tenía dos grandes dudas, quería saber si mi hija era la única que mamaba o si ella también recibía su dosis de placer. Y también quería averiguar, si solo recibía la leche en la carita, o se la sabía tomar, como su tía lo hacía con mi leche en el pasado.
Afortunadamente ambas preguntas fueron contestadas esa misma tarde.
Durante la larga sesión de besos, Melisa se fue subiendo sobre su primo y sin dejar de comerle la boca, sus manos se metieron bajo su falda escolar y se quitó los calzones.
A diferencia de su primo que estaba prácticamente desnudo, mi hija seguía vestida con su uniforme, zapatos, calcetas, falda y hasta la blusa seguían sobre su cuerpo. Solo se había quedado sin calzones.
Sin decir una palabra, Melisa se subió hasta que sus rodillas quedaron a los lados de la cabeza de mi sobrino, y así bajo las caderas. Quedando la cabeza de su primo atrapada bajo la falda.
Mi hija empezó a mover las caderas de delante a atrás, cabalgando la cabeza de su primo, restregándole su dulce papayita por toda la cara.
Ahí me di cuenta que era mi hija quien llevaba por completo, las riendas de la situación, incluso quizá ella misma había iniciado todo. Y no su primo, como sería fácil imaginar.
Recordé que unos meses antes, Melisa entro por algo a la cocina y se topo con su madre arrodillada en el suelo, comiendo con lujuria mi verga. En su momento nadie dijo nada, pero ahora creo que quisa ese fue el detonante de la relación con su primo.
Hoo… hooo…hooooooo… gemía mi hija con una voz mas grave de lo normal, mientras que veía hacia el cielo y sus caderas no paraban de moverse, cada vez de forma más desesperada y errática.
En ese momento mi sobrino subió las manos, para sujetar el culo de mi hija. Gracias a ese movimiento la falda quedo levantada y pude ver, por primera vez en muchos años, las nalgas de mi pequeña.
Me lleve una grata sorpresa ¡que hermosa señorita era mi hija! Tenia un culo bastante regordete, de nalgas muy firme y bien redondas, sus piernas estaban muy bien formadas, tenía unos tiernos muslos que se antojaban de solo verlos. y sus piernas se veían más sensuales todavía con las calcetas y zapatos del uniforme puestas.
“jajaja sobrino, que suertudote eres, mira nada mas que manjar el que te estas comiendo” pensé al ver como por debajo de las ricas nalgas de mi hija, asomaba de vez en vez la lengua de su primo, pasándose por toda esa puchita rica, devorando sus jugos como si fuera un perro desesperado bebiendo agua.
Hooooy, hoooooouuuummmm….siiiii decía mi hija, mientras que sus caderas aceleraban cada vez mas los movimientos. Me sentí feliz por ella, por saber que esta disfrutando de esos placeres.
Finalmente le llego el orgasmo, empezó a temblar y a gritar tan fuerte, que la verdad es que no se como es que no los había descubierto antes, pues sus gemidos no eran precisamente sutiles.
Mientras se venía, la hermosa melisa empujaba con fuerza la cabeza de su primo, aplastándola contra el colchón de la cama, parecía que quería meterle toda la papayita en la boca.
El orgasmo parecía eterno, su cuerpecito tenia fuertes estertores, y no paraba de decir frases inconexas y difíciles de entender.
Sonreí al escuchar esa platica, que hermoso es tener alguien para ir descubriendo todos los placeres que puede dar y conocer el cuerpo del otro. Con mi hermana también experimentamos muchas cosas de jóvenes.
Tras su orgasmo, melisa no quiso parar así que de inmediato giro sobre la cabeza de su primo y se recostó por completo sobre él, quedaron haciendo un hermoso 69.
Claramente Melisa estaba hambrienta de verga, pues devoró ese camote duro con lujuria, mientras gemía y suspiraba, pues mi sobrino atacaba desde abajo con su lengua la conchita de su prima.
Sonreí, si, hacer el 69 es el paso lógico, en este tipo de relaciones orales. Lo mismo descubrimos con mi hermana en el pasado.
Karlita llevaba ya unos meses sirviéndole a su hermano mayor como su mamadora personal. Pero hasta ese momento, yo no la había tocado a ella, ni siquiera la había visto desnuda, me daba pena hacerlo o pedírselo, pese a que llevaba tiempo deseándolo.
Una tarde, mi hermana me regalaba una fantástica mamada debajo de la mesa, cuando casi que, sin querer, moví una de mis piernas y con eso, mi pie quedó entre sus piernitas, mi dedo gordo hizo contacto con su calzoncito, pues ella llevaba la falda escolar.
Ese roce le encantó, pues su mamada se intensificó, y empezó a moverse para tallar mi pie contra su papayita.
Desde ese momento tuve la confianza de empezar a jugar con el tierno cuerpecito de mi hermanita. Le regale sus primeros orgasmos, jugando con los dedos en su puchita. Mientras que ella comía y comía verga. De hecho, durante esos años, todos sus orgasmos fueron mientras que mi verga estaba dentro de su boquita.
A ella le dio mucha vergüenza enseñarme su puchita las primeras veces, pero cuando se la empezaba a lamer y acariciar rápidamente se olvidaba de la vergüenza y se dedicaba a gozar de las mamadas de su hermano mayor. Y ya después me atendía totalmente desnuda, era delicioso ver su tierno cuerpecito mientras me mamaba la verga.
Cómo a los dos nos encantaba mamar y recibir mamadas, acabamos descubriendo el 69, aún recuerdo esas tórridas tardes de placer y sudor, acostado en el sillón con mi hermana sobre mí, sintiendo su boquita juguetona, succionando mi verga, y mi lengua bien metida en su puchita.
Jamás olvidaré el sabor de su tierna vagina, e incluso el de su culito, pues también lo llené de besos y lamidas, cosa que la volvía prácticamente loquita, es curioso, pero a mi hermanita le encantaba que su hermano le comiera el ojete. No se ni cuantas veces la hice venirse mientras mi lengua jugaba, entrando y saliendo de su ojete, acariciando su delicioso recto.
Con frecuencia me preguntó si Karla, seguirá siendo tan adicta a recibir placer por el culo. Pero el único que sabe la respuesta es mi cuñado y no creo que me fuera a decir.
- hoooo, que ricooo, Huy,Huy,Huy....haaaaa siiiii mmmmm que ricoooo gemía mi hija con tata fuerza, que no de nuevo me pregunte como carajos no los había descubierto antes, el placer del que era víctima era tanto que hasta se le olvidó seguir mamando y ponía los ojitos en blanco.
Desde mi ángulo, no podía ver qué cosa la estaba haciendo su primo para hacerla gozar tanto, pero pronto lo descubrí.
- jejeje Meli, te gusta mucho que te chupe tu culito ¿Verdad?
- huummmm...siiii...me encanta, que rico, así así, hooooo…siiii méteme la lengua…huuuy primo, que deliciaaaaa…hoooo
Casi suelto una carcajada " igualita que la tía jajaja, también le encanta que le hagan cosas a su culito, así muchacho, has gozar a tu primita, chúpale bien ese ojete"
Gracias a las caricias que su primo le propinaba con la lengua en su culito, a Melisa solo le tomo unos pocos minutos en alcanzar el segundo orgasmo de la tarde.
Yo me sentía muy feliz por ella, por qué podía gozar de esos placeres tan ricos.
Tras venirse, mi hija recordó que, frente a su carita, estaba una hermosa verga anhelando ser atendida, así que se entregó en cuerpo y alma a hacerla gozar con su boquita.
Está vez dejo que su primo explotará dentro de su boca y bebió el semen con lujuria y placer. Tras ello, ambos rodaron en la cama, quedaron abrazados, contentos y cansados, durmieron.
Sentí un latigazo de nostalgia, pues en su momento, mi hermana y yo dormíamos igual, tras nuestras maratónicas sesiones de mamadas. Aún recuerdo esas deliciosas siestas, sintiendo el calor y suavidad de su cuerpo junto al mío, el perfume de su cabello, y claro, la satisfacción de sentir los huevos vacíos y la verga escurriendo de la saliva de Karla.
Mientras los observaba descansar, pude notar que tenía una inmejorable visión del cuerpazo de mi pequeña. Sus piernas Luciana hermosas y suculentas, la falda estaba un tanto subida, así que podía ver su culo bien formado, e incluso su vagina era parcialmente visible, hasta se podía notar que brillaba de tantos jugos que le había sacado la boca de su primo.
Les juro que hasta ese momento yo solo había visto todo el espectáculo, con interés y para " supervisar" el bienestar de mi hija. Pero al verla así sentí un agudo punzón en el vientre.
Me sentí inmediatamente culpable y hasta asustado, estaba deseando a mi pequeña Melisa y eso estaba muy mal.
No, no, no, eso sí que no, una cosa había sido observar lo que hacía mi hija con su primo, para supervisarlos. Pero otra muy distinta era mirar con morbo a mi hija.
Me di la vuelta de inmediato y me alejé, aunque no mucho, pues me quedé en mi cuarto, que está junto al de mi hija. Así podría escucharlos cuando despertarán y reanudarán sus actos amatorios.
Me senté sobre la cama en silencio, esperando a escuchar algo y luchando contra mí propia calentura, no estaba bien sentirme cachondo por lo que acababa de ver, había sido algo bonito, nada más.
Pero por más que trataba de alejar la imagen del suculento cuerpo juvenil de mi hija, era casi imposible hacerlo.
Finalmente me di por vencido, estaba caliente y eso era innegable, así que decidí casarme una buena paja para calmarme, pero eso sí, no lo haría con la imagen de melisa mamando verga, ni de sus ricas piernas o bien formado culo. No, mejor rememoraría a la hermosa Karla y de cómo en su momento se veía mamando la verga de su hermano amado.
Estaba a media paja, cuando los escuche de nuevo.
- hoooo Meliiiioi....huuuy que rico despertar mientras me chupas los huevos, hooooo...primitaaaa...hoooo pero que lengüita riacaaa.
Sentí mucha envidia por mi sobrino. Mientras que yo me hacía justicia por mano propia, el chico gozaba de las caricias de la dulce boquita de su hermosa prima menor.
Cuando me vine, simplemente me limpié y me quedé tal como estaba. A los pocos minutos mi hija salió de su cuarto y paso frente a mí. Se veía hermosa y sensual, con sus cabellos revueltos, su carita enrojecida, se veía cansada y satisfecha y llevaba las ropas todas desarregladas.
- hola amor.
- haaa, papi, casi grito de la sorpresa y de inmediato se puso nerviosa ¿Has estado todo el tiempo ahí? Dijo preocupada.
- su hija, me vine a echar una siesta en mi cama, mentí para calmarla, no supe nada de mí, no escuché nada, me quedé profundamente dormido jeje.
Melisa de inmediato se mostró más tranquila.
- ¿Que tanto estuvieron haciendo todo este tiempo con tu primo? Le pregunté para molestarla.
- haaa pues, esteeeee, nada Papi, solo vimos la tv.
" Jejeje putita mentirosa" pensé divertido.
Melisa me dijo que tomaría una ducha rápida, pues se sentía muy acalorada, se acercó a mi para darme un besito en la mejilla, y pude sentir el penetrante olor a verga y semen que se desprendía de su hermosa y tierna carita. Se metió al baño, cuya puerta estaba justamente frente a mí.
Poco después salió su primo y lo vi que estaba a punto de entrar al baño, pues no me había visto. Así que quise molestarlo a él también.
- hey, espera, tu prima se está bañando.
Cuando me escucho se volvió a verme con cara de terror.
- disculpa tío, no sabía, solo iba a orinar...pero mejor me espero. Y quiso volver al cuarto de su prima.
- espérate, pues si tienes muchas ganas entra, no creo que a Melisa le importe...total son primos y se conocen muy bien ¿No?
- esteeee sí, sí.
- es más, la tarde es muy calurosa, si quieres date una ducha con ella, no creo que haya problema.
Él se me quedó viendo muy extrañado.
- voy para abajo, tomen una ducha, solo prométeme que siempre vas a cuidar a tu prima.
- claro tío, siempre la voy a cuidar.
Le sonreí y me fui para abajo, diciendo que prepararía la cena. Aunque no me pude resistir y en un momento subí a pegar la oreja en la puerta del baño, pude escuchar muchos suspiros de mi hija, seguramente le estaban dando una buena comida de concha en ese momento.
Supongo que se divirtieron en el baño, pues su ducha les tomo más de una hora, pero finalmente bajaron a devorar la comida que prepare.
Me dio ternura verlos tan contentos y cansados, se veían a los ojos con amor. Pasamos el resto de la tarde con normalidad.
A eso de las siete Karla, mi hermana, llegó a recoger a su hijo, me saludó y se sentó un momento a platicar conmigo en la sala. Ella y yo somo clara muestra de que puedes hacer muchas travesuras sexuales de joven con un familiar y que esto no afecte para nada en tu vida adulta, ni en tus relaciones.
En un momento me le quedé viendo, Karla sigue siendo hermosa y sensual con una buena figura de MILF. No pude evitar desear recrear nuestros juegos del pasado.
- ¿Qué tanto me miras hermanito?
- jajaja nada, es solo que por algunas cosas que vi hoy, me acordé como jugábamos tú y yo cuando éramos jóvenes ¿Te acuerdas?
Claramente ella supo de que le hablaba, pues se sonrojo de inmediato, pero no se mostró molesta. Aunque antes de que pudiera decirme nada, mi sobrino bajo con sus cosas y se despidieron.
Más tarde esa noche, antes de irme al cuarto donde mi esposa me esperaba para dormir, pase a ver a Melisa a su cama. Se veía hermosa y tierna ahí dormida, nadie que la viera diría que esa chica paso la tarde comiendo verga.
Pensé en que haría ahora, decidí que quería estar al pendiente de su relación con su primo, como dije, quería saber que todo iba bien entre ellos. Pero también me di cuenta que sería imposible mantenerlos siempre vigilados. Quizá lo mejor sería hablar directamente con mi sobrino, decirle que de preferencia solo se dieran placer oral. Que esperarán unos años para la penetración y que, si lo llegaban a hacer, debían cuidarse. Es más, le daría una buena plática de educación sexual. Y le aclararía que yo permitía su relación.
Esto me hizo pensar en que diría mi hermana si lo supiera. Hasta empecé a fantasear con ella de nuevo. En verla ahora de adulta mamando mi verga.
Por la forma en la que había reaccionado, a lo mejor y la idea no le desagradaba. Me estaba poniendo caliente y el tener a mi bella hija ahí frente a mí, no ayudaba.
Al inicio la observaba con amor, pero cada vez era más lujuria lo que sentía al verla así dormidita y hermosa, no podía olvidar sus piernas y gordas nalgas, o lo rica que se veía mamando, y lo bien que lo sabía hacer.
De tanto recordar todo lo que había visto horas antes, hasta pensé en que pasaría si le proponía a Melisa, que le hiciera a mi verga lo que le hizo a la de su primo toda la tarde.
Pero de inmediato descarte la idea, una cosa es una mamadita inocente entre primos. Pero hacerlo con tu propio padre ya son palabras mayores, no quería causarle algún trauma ni nada parecido.
Decidí dejar de pensar pendejadas, y me dirigí a mi cuarto, eso sería lo más sano
Esa noche puse a mi esposa a mamar, como hace años no lo hacía, sujetando su cabeza con ambas manos y bombeando mi verga con fuerza en su boca. Le estuve dando a comer verga por mucho tiempo, mientras ella se ahogaba y le lagrimeaban los ojos, pero me pedía más y más. Y no pare hasta descargarme en su boca dos veces.
Fue delicioso, pero la verdad no pare de pensar que justamente así deseaba tener a mi hija, tragando la verga de papi, haciéndome gozar con su dulce boquita de nena.
Deseaba a mi hija, era innegable, me costaría seguir viéndola como una nena inocente, ahora era una hermosa putita de cuerpo bien formado y experta en hacer mamadas.
Pero resolví que siempre que me dieran ganas de hacerle cosas, mejor se las haría a su madre, la pondría a mamar verga como deseaba hacerlo con mi hija, era lo mejor pues… un padre no debería ver nunca a su hija chupando verga.
Mi sobrino estaba acostado en la cama de su prima, con las piernas colgadas y los pantalones en los tobillos. Melisa estaba arrodillada en el suelo, entre las piernas de su primo, incluso, tenía una almohada colocada debajo de sus rodillas para estar más cómoda. Tenían la tv encendida y a alto volumen, supongo que para despistarme.
Los había descubierto por accidente, yo había pasado al baño y decidí asomarme al cuarto de mi hija para ver cómo estaban.
Por supuesto que la imagen me impacto al inicio, pero me lo tomé con calma. Pude entender a mi sobrino, yo recordaba perfectamente lo que era tener su edad y la enorme desesperación que se tiene al tener el impulso sexual al máximo. Y lo absolutamente formidable que es encontrarse con alguien que te pueda ayudar. Sobre todo, si es alguien a quien amas y eres correspondido.
Me quedé observando, pues mi única preocupación era que mi hija estuviera siendo forzada a hacer algo que no quisiera, ya que su primo es 4 años más grande. Así que decidí supervisar ese acto.
Melisa mamaba con los ojitos cerrados, como queriendo degustar y disfrutar de las sensaciones que le daba esa vergota dentro de su boquita.
Chupaba con ternura, su cabecita subía y bajaba despacito, succionaba con cuidado. Claramente buscaba su propio placer, así como el de su primo mayor.
Mi sobrino se agitaba en la cama, su cuerpo temblaba y respiraba con dificultad, acariciaba la bella carita y los cabellos de su primita hermosa.
- hooooo Meli, que rico, que rico...haaaa, que boquita…Huy...haaaa primita te amo, te amo.
Era más que claro que ambos estaban gozando por igual, que era un acto hermoso que les llenaba de placer y en el que participaban gustosamente.
Un acto que me parecía tan hermoso que no me atrevería a interrumpirlo.
Claramente no era la primera vez que Melisa mamaba esa verga, pues lo hacía con mucha soltura, sabía exactamente como estimular a su primo.
Semejante vergota se veía inmensa frente a su carita de tiernos rasgos, aún, infantiles. Apenas tragaba menos de la mitad, pero claramente eso era más que suficiente para llevar a su primo al cielo de tanto placer. Y, de cualquier manera, la porción de verga que no era cobijada por su boquita, era bien atendida por su manita que subía y bajaba por el tronco, jugando con el pellejo, en perfecta sincronía con los movimientos de su cabecita.
Mi sobrino se volvía loco, el placer era demasiado y no podía controlar sus gemidos que aumentaban de volumen, superando al sonido de la tv.
La hermosa Melisa, empezó a acelerar el ritmo de la mamada, dando muestras, una vez más, de que era una experta en atender oralmente a esa verga. Se podía ver qué se sentía complacida, incluso se le escapaban unas risitas de satisfacción, se sabía en total control de la situación, era la dueña absoluta de esa verga y de su primo.
Extrañamente me sentí un tanto orgulloso de verla así, regalándole tanto placer a su primo amado.
Se preguntarán por qué de mi actitud tan comprensiva ante lo que estaba viendo. De porque demonios no entre a interrumpir semejante acto pecaminoso y prohibido.
Pero es que yo sé que, algo así, no es necesariamente malo, que se puede gozar así sin consecuencias mayores, sin que esto genere algún trauma ni nada parecido. Que más allá del placer, puede ser un hermoso acto de amor.
Cómo ya dije, yo había pasado por una situación muy similar a la que estaba viendo. Hace muchos años, cuando tenía más menos la misma edad que mi sobrino. Yo también había encontrado una hermosa boquita mamadora, dispuesta a ayudarme a calmar mis calenturas. Qué a base de succiones y lamidas incansables, me vaciaba los huevos con amor y ternura.
Y los paralelismos no acaban ahí, pues esa boquita también era de alguien unos años menor, incluso, también era la boquita de una familiar mía. Y mira tú que ironías del destino, la dueña de esa boquita, era nada menos que mi hermanita menor, Karla, la madre de mi sobrino. Quien, durante años, atendió mi verga con su boquita dulce e incansable.
De hecho, la ironía era tan grande, que casi suelto una carcajada. Años antes yo estaba igual, acostado en mi cama, con mi hermanita arrodillada frente a mí, chupe y chupe mi verga sin parar y con amor. Justamente como ahora se lo estaba haciendo mi hija, a su hijo.
Que giro más increíble del destino ¿No creen?
- ¿Te gusta cómo te la chupo primito?
- ¡Por dios! ¡ Siii! Meli, cada día lo chupas más rico...hoooo...primita que rico chupas, ya casi no aguantooooo...mmmm...ya se me va a salir.
- ¡ Noooo! Aguanta más tiempo, quiero seguir chupandotela
- entonces déjame descansar un poco, si no lo haces me voy a venir muy pronto.
Mi hija sonrió malévolamente, le gustaba hacer sufrir a su primo, era ella quien llevaba las riendas en ese momento.
Dejo descansar la vergota, pero su boquita quería seguir chupando, así que haciendo que su primo abriera más las piernas, me tío la carita entre ellas, y bajando un poco más empezó a pasarle la lengua a los huevos peludos de su primo mayor.
Está nueva caricia tuvo un efecto poderoso en mi sobrino, su cuerpo entero se tensó y hasta pude ver cómo se le marcaban los músculos. Se tapo la cara con ambas manos, como tratando de callar, inútilmente sus gritos de placer.
Una tarde jugando al doctor, mi hermanita, descubrió inocentemente la verga de su hermano mayor. Se quedó fascinada viéndola, recuerdo como reía al descubrí qué si la agarraba con su manita, la verga crecía y se levantaba.
Un par de veces más usó la excusa del juego para poder verla, pero eventualmente, me pedía que se la enseñará directamente.
Yo gustosamente me la sacaba y se la ponía en la carita, me daba un morbo tremendo verla tan encantada, ella la tomaba sin miedo, sus manitas la exploraban en su totalidad, mientras que sus ojitos recorrían cada milímetro de piel. Para ella mi verga era sumamente interesante.
La cosa perdió toda su inocencia, la tarde que le pedí, le rogué, que se la metiera a la boca y la chupara, como había visto en un vídeo porno.
- ¿Por qué quieres que te haga eso? Me preguntó extrañada.
Le dije la verdad, que ella me calentaba cuando jugaba con mi verga, que necesitaba que me ayudara con eso, que si lo hacía me haría muy feliz, por qué yo sentiría muy rico.
Y entonces dijo una frase que jamás olvidaré.
- está bien hermanito, te lo voy a hacer por qué te quiero mucho y quiero que estés feliz.
Y así empezó su carrera como la mamadora personal de su hermano mayor. Desde esa tarde y todas la siguientes, durante varios años, se dedicó a darme placer oral. Nunca se quejó, nunca se negó, ambos gozábamos de esos encuentros.
En cosa de semanas, mi hermanita se volvió en toda una experta mamadora y ella misma me decía lo mucho que le gustaba hacerlo.
Como pasábamos las tardes a solas, era fácil repetir ese juego especial entre nosotros, una y otra vez. Para ambos era un acto hermoso y lleno de amor, que nos hacía muy felices
Tras chupar huevos unos minutos, la boquita de mi hija volvió a atacar la verga, la devoraba como si se tratara de un manjar, gimiendo como buena putita.
Claramente mi hija quería terminar con la faena, pues su mamada se volvió más intensa que antes, más rápida, y su boca tragaba mayor cantidad de camote duro.
" Eso chico, goza bien de la rica boquita de tu prima" pensé al ver cómo mi sobrino ponía los ojos en blanco y hasta babeaba de tanto placer. Yo sabía la gloria que era un momento así, pues mi hermana mamaba igual de rico mi verga, como ahora lo hacía mi hija, con su hijo.
Melisa tomo la verga desde la base con ambas manos y aumento la velocidad en la que su cabecita subía y bajaba, pronto lo hacía tan rápido que hasta parecía pájaro carpintero.
- yaaaaa, Meliiii....hooooo me vengooooooo.
Lo que pasó a continuación me sorprendió gratamente, pues mi hija retiró la verga de su boquita para terminar el trabajo manualmente. Sus dos manos pajeaban con furia la vergota, pelándola por completo mientras que sonreía. Lo que no me esperaba es que apunto la cabezota de la verga hacia su carita y ahí recibió toda la leche de su primo.
Entre gritos y convulsiones de placer, mi sobrino se vino copiosamente sobre la carita de su prima, que gustosa recibía toda la descarga en su rostro, de hecho, hasta se movía para que los chorros le alcanzaran toda la superficie de su cara.
Tras unos instantes mi querida hija, quedó con la carita literalmente bañada en el espeso y grumoso semen que su primo mayor le había regalado. Siempre he pensado que mi hija es muy bonita, pero, así como estaba, con la carita pintada de leche, se veía más hermosa que nunca.
Desde la primera vez que mi hermana me mamo la verga, aprendió a beberse la leche, nunca tuvo ningún problema en dejar que mi verga explotara dentro de su boquita y hasta decía que le gustaba la sensación de mi leche en su lengüita. Jamás se nos ocurrió que me podía venir sobre su bello rostro. Pero estoy seguro de que le hubiera encantado.
Francamente me arrepentí de no haberme venido en la cara de mi hermana, pues seguramente se habría visto igual de bonita, como mi hija lucía en este momento.
Mi sobrino volvió a ver a su prima y sonrió ante el bello espectáculo de verla bañada en su propia leche, se miraron a los ojos con amor, ambos estaban más que contentos y agradecidos el uno con él otro.
Mientras mi hija se limpiaba la leche, mi sobrino quedó desmayado en la cama, pero la sonrisa de satisfacción no se borraba de su rostro.
" Vamos muchacho, no me digas que ya con una sola mamada estás satisfecho, disfruta más de tu primita, todavía hay tiempo antes de que llegué tu mamá por ti" pensé, recordando que en su momento mi hermana me podía hacer hasta tres mamadas en una tarde.
Cuando se limpió, Melisa subió a la cama con su primo y empezaron a besarse con amor y pasión. Seguramente la boquita de mi hija debía saber a verga y semen, pero claramente eso no le importo en lo más mínimo a mi sobrino.
Pensé en retirarme y dejarlos continuar tranquilamente. Pero no, debía supervisarlos, pues había cosas que quería saber.
La primera y más importante era saber si la relación que tenían solo era oral, pues me preocupaba que a mi sobrino se le ocurriera penetrar a mi hija. Semejante vergota que se cargaba el chico, seguramente podría lastimar a mi nena y eso sí que no lo iba a consentir.
Además, siendo tan jóvenes e inmaduros, seguramente si había penetración, no usarían protección, y ya sabemos que eso puede tener muchas consecuencias. Así que yo no tenía ningún problema si ellos solo se daban placer oral, pero si veía algún intento de sexo vaginal, los interrumpirá de inmediato.
Pero, por otro lado, tenía dos grandes dudas, quería saber si mi hija era la única que mamaba o si ella también recibía su dosis de placer. Y también quería averiguar, si solo recibía la leche en la carita, o se la sabía tomar, como su tía lo hacía con mi leche en el pasado.
Afortunadamente ambas preguntas fueron contestadas esa misma tarde.
Durante la larga sesión de besos, Melisa se fue subiendo sobre su primo y sin dejar de comerle la boca, sus manos se metieron bajo su falda escolar y se quitó los calzones.
A diferencia de su primo que estaba prácticamente desnudo, mi hija seguía vestida con su uniforme, zapatos, calcetas, falda y hasta la blusa seguían sobre su cuerpo. Solo se había quedado sin calzones.
Sin decir una palabra, Melisa se subió hasta que sus rodillas quedaron a los lados de la cabeza de mi sobrino, y así bajo las caderas. Quedando la cabeza de su primo atrapada bajo la falda.
Mi hija empezó a mover las caderas de delante a atrás, cabalgando la cabeza de su primo, restregándole su dulce papayita por toda la cara.
Ahí me di cuenta que era mi hija quien llevaba por completo, las riendas de la situación, incluso quizá ella misma había iniciado todo. Y no su primo, como sería fácil imaginar.
Recordé que unos meses antes, Melisa entro por algo a la cocina y se topo con su madre arrodillada en el suelo, comiendo con lujuria mi verga. En su momento nadie dijo nada, pero ahora creo que quisa ese fue el detonante de la relación con su primo.
Hoo… hooo…hooooooo… gemía mi hija con una voz mas grave de lo normal, mientras que veía hacia el cielo y sus caderas no paraban de moverse, cada vez de forma más desesperada y errática.
En ese momento mi sobrino subió las manos, para sujetar el culo de mi hija. Gracias a ese movimiento la falda quedo levantada y pude ver, por primera vez en muchos años, las nalgas de mi pequeña.
Me lleve una grata sorpresa ¡que hermosa señorita era mi hija! Tenia un culo bastante regordete, de nalgas muy firme y bien redondas, sus piernas estaban muy bien formadas, tenía unos tiernos muslos que se antojaban de solo verlos. y sus piernas se veían más sensuales todavía con las calcetas y zapatos del uniforme puestas.
“jajaja sobrino, que suertudote eres, mira nada mas que manjar el que te estas comiendo” pensé al ver como por debajo de las ricas nalgas de mi hija, asomaba de vez en vez la lengua de su primo, pasándose por toda esa puchita rica, devorando sus jugos como si fuera un perro desesperado bebiendo agua.
Hooooy, hoooooouuuummmm….siiiii decía mi hija, mientras que sus caderas aceleraban cada vez mas los movimientos. Me sentí feliz por ella, por saber que esta disfrutando de esos placeres.
Finalmente le llego el orgasmo, empezó a temblar y a gritar tan fuerte, que la verdad es que no se como es que no los había descubierto antes, pues sus gemidos no eran precisamente sutiles.
Mientras se venía, la hermosa melisa empujaba con fuerza la cabeza de su primo, aplastándola contra el colchón de la cama, parecía que quería meterle toda la papayita en la boca.
El orgasmo parecía eterno, su cuerpecito tenia fuertes estertores, y no paraba de decir frases inconexas y difíciles de entender.
- ¡has pero que rico me vine! Dijo al fin
- Jejeje te salieron muchísimos jugos primita, hasta parece que te hubieras hecho pipi en mi boca
- Jajaja no ¿Cómo crees? Fueron solo juguitos de mi vagina, nunca te haría eso
- Pues si lo hicieras, la verdad no me importaría tomarte tu pipi, todo lo que salga de tu vagina es delicioso
- Jajaj eres un cochino…pero si quieres un día podemos probarlo
Sonreí al escuchar esa platica, que hermoso es tener alguien para ir descubriendo todos los placeres que puede dar y conocer el cuerpo del otro. Con mi hermana también experimentamos muchas cosas de jóvenes.
Tras su orgasmo, melisa no quiso parar así que de inmediato giro sobre la cabeza de su primo y se recostó por completo sobre él, quedaron haciendo un hermoso 69.
Claramente Melisa estaba hambrienta de verga, pues devoró ese camote duro con lujuria, mientras gemía y suspiraba, pues mi sobrino atacaba desde abajo con su lengua la conchita de su prima.
Sonreí, si, hacer el 69 es el paso lógico, en este tipo de relaciones orales. Lo mismo descubrimos con mi hermana en el pasado.
Karlita llevaba ya unos meses sirviéndole a su hermano mayor como su mamadora personal. Pero hasta ese momento, yo no la había tocado a ella, ni siquiera la había visto desnuda, me daba pena hacerlo o pedírselo, pese a que llevaba tiempo deseándolo.
Una tarde, mi hermana me regalaba una fantástica mamada debajo de la mesa, cuando casi que, sin querer, moví una de mis piernas y con eso, mi pie quedó entre sus piernitas, mi dedo gordo hizo contacto con su calzoncito, pues ella llevaba la falda escolar.
Ese roce le encantó, pues su mamada se intensificó, y empezó a moverse para tallar mi pie contra su papayita.
Desde ese momento tuve la confianza de empezar a jugar con el tierno cuerpecito de mi hermanita. Le regale sus primeros orgasmos, jugando con los dedos en su puchita. Mientras que ella comía y comía verga. De hecho, durante esos años, todos sus orgasmos fueron mientras que mi verga estaba dentro de su boquita.
A ella le dio mucha vergüenza enseñarme su puchita las primeras veces, pero cuando se la empezaba a lamer y acariciar rápidamente se olvidaba de la vergüenza y se dedicaba a gozar de las mamadas de su hermano mayor. Y ya después me atendía totalmente desnuda, era delicioso ver su tierno cuerpecito mientras me mamaba la verga.
Cómo a los dos nos encantaba mamar y recibir mamadas, acabamos descubriendo el 69, aún recuerdo esas tórridas tardes de placer y sudor, acostado en el sillón con mi hermana sobre mí, sintiendo su boquita juguetona, succionando mi verga, y mi lengua bien metida en su puchita.
Jamás olvidaré el sabor de su tierna vagina, e incluso el de su culito, pues también lo llené de besos y lamidas, cosa que la volvía prácticamente loquita, es curioso, pero a mi hermanita le encantaba que su hermano le comiera el ojete. No se ni cuantas veces la hice venirse mientras mi lengua jugaba, entrando y saliendo de su ojete, acariciando su delicioso recto.
Con frecuencia me preguntó si Karla, seguirá siendo tan adicta a recibir placer por el culo. Pero el único que sabe la respuesta es mi cuñado y no creo que me fuera a decir.
- hoooo, que ricooo, Huy,Huy,Huy....haaaaa siiiii mmmmm que ricoooo gemía mi hija con tata fuerza, que no de nuevo me pregunte como carajos no los había descubierto antes, el placer del que era víctima era tanto que hasta se le olvidó seguir mamando y ponía los ojitos en blanco.
Desde mi ángulo, no podía ver qué cosa la estaba haciendo su primo para hacerla gozar tanto, pero pronto lo descubrí.
- jejeje Meli, te gusta mucho que te chupe tu culito ¿Verdad?
- huummmm...siiii...me encanta, que rico, así así, hooooo…siiii méteme la lengua…huuuy primo, que deliciaaaaa…hoooo
Casi suelto una carcajada " igualita que la tía jajaja, también le encanta que le hagan cosas a su culito, así muchacho, has gozar a tu primita, chúpale bien ese ojete"
Gracias a las caricias que su primo le propinaba con la lengua en su culito, a Melisa solo le tomo unos pocos minutos en alcanzar el segundo orgasmo de la tarde.
Yo me sentía muy feliz por ella, por qué podía gozar de esos placeres tan ricos.
Tras venirse, mi hija recordó que, frente a su carita, estaba una hermosa verga anhelando ser atendida, así que se entregó en cuerpo y alma a hacerla gozar con su boquita.
Está vez dejo que su primo explotará dentro de su boca y bebió el semen con lujuria y placer. Tras ello, ambos rodaron en la cama, quedaron abrazados, contentos y cansados, durmieron.
Sentí un latigazo de nostalgia, pues en su momento, mi hermana y yo dormíamos igual, tras nuestras maratónicas sesiones de mamadas. Aún recuerdo esas deliciosas siestas, sintiendo el calor y suavidad de su cuerpo junto al mío, el perfume de su cabello, y claro, la satisfacción de sentir los huevos vacíos y la verga escurriendo de la saliva de Karla.
Mientras los observaba descansar, pude notar que tenía una inmejorable visión del cuerpazo de mi pequeña. Sus piernas Luciana hermosas y suculentas, la falda estaba un tanto subida, así que podía ver su culo bien formado, e incluso su vagina era parcialmente visible, hasta se podía notar que brillaba de tantos jugos que le había sacado la boca de su primo.
Les juro que hasta ese momento yo solo había visto todo el espectáculo, con interés y para " supervisar" el bienestar de mi hija. Pero al verla así sentí un agudo punzón en el vientre.
Me sentí inmediatamente culpable y hasta asustado, estaba deseando a mi pequeña Melisa y eso estaba muy mal.
No, no, no, eso sí que no, una cosa había sido observar lo que hacía mi hija con su primo, para supervisarlos. Pero otra muy distinta era mirar con morbo a mi hija.
Me di la vuelta de inmediato y me alejé, aunque no mucho, pues me quedé en mi cuarto, que está junto al de mi hija. Así podría escucharlos cuando despertarán y reanudarán sus actos amatorios.
Me senté sobre la cama en silencio, esperando a escuchar algo y luchando contra mí propia calentura, no estaba bien sentirme cachondo por lo que acababa de ver, había sido algo bonito, nada más.
Pero por más que trataba de alejar la imagen del suculento cuerpo juvenil de mi hija, era casi imposible hacerlo.
Finalmente me di por vencido, estaba caliente y eso era innegable, así que decidí casarme una buena paja para calmarme, pero eso sí, no lo haría con la imagen de melisa mamando verga, ni de sus ricas piernas o bien formado culo. No, mejor rememoraría a la hermosa Karla y de cómo en su momento se veía mamando la verga de su hermano amado.
Estaba a media paja, cuando los escuche de nuevo.
- hoooo Meliiiioi....huuuy que rico despertar mientras me chupas los huevos, hooooo...primitaaaa...hoooo pero que lengüita riacaaa.
Sentí mucha envidia por mi sobrino. Mientras que yo me hacía justicia por mano propia, el chico gozaba de las caricias de la dulce boquita de su hermosa prima menor.
Cuando me vine, simplemente me limpié y me quedé tal como estaba. A los pocos minutos mi hija salió de su cuarto y paso frente a mí. Se veía hermosa y sensual, con sus cabellos revueltos, su carita enrojecida, se veía cansada y satisfecha y llevaba las ropas todas desarregladas.
- hola amor.
- haaa, papi, casi grito de la sorpresa y de inmediato se puso nerviosa ¿Has estado todo el tiempo ahí? Dijo preocupada.
- su hija, me vine a echar una siesta en mi cama, mentí para calmarla, no supe nada de mí, no escuché nada, me quedé profundamente dormido jeje.
Melisa de inmediato se mostró más tranquila.
- ¿Que tanto estuvieron haciendo todo este tiempo con tu primo? Le pregunté para molestarla.
- haaa pues, esteeeee, nada Papi, solo vimos la tv.
" Jejeje putita mentirosa" pensé divertido.
Melisa me dijo que tomaría una ducha rápida, pues se sentía muy acalorada, se acercó a mi para darme un besito en la mejilla, y pude sentir el penetrante olor a verga y semen que se desprendía de su hermosa y tierna carita. Se metió al baño, cuya puerta estaba justamente frente a mí.
Poco después salió su primo y lo vi que estaba a punto de entrar al baño, pues no me había visto. Así que quise molestarlo a él también.
- hey, espera, tu prima se está bañando.
Cuando me escucho se volvió a verme con cara de terror.
- disculpa tío, no sabía, solo iba a orinar...pero mejor me espero. Y quiso volver al cuarto de su prima.
- espérate, pues si tienes muchas ganas entra, no creo que a Melisa le importe...total son primos y se conocen muy bien ¿No?
- esteeee sí, sí.
- es más, la tarde es muy calurosa, si quieres date una ducha con ella, no creo que haya problema.
Él se me quedó viendo muy extrañado.
- voy para abajo, tomen una ducha, solo prométeme que siempre vas a cuidar a tu prima.
- claro tío, siempre la voy a cuidar.
Le sonreí y me fui para abajo, diciendo que prepararía la cena. Aunque no me pude resistir y en un momento subí a pegar la oreja en la puerta del baño, pude escuchar muchos suspiros de mi hija, seguramente le estaban dando una buena comida de concha en ese momento.
Supongo que se divirtieron en el baño, pues su ducha les tomo más de una hora, pero finalmente bajaron a devorar la comida que prepare.
Me dio ternura verlos tan contentos y cansados, se veían a los ojos con amor. Pasamos el resto de la tarde con normalidad.
A eso de las siete Karla, mi hermana, llegó a recoger a su hijo, me saludó y se sentó un momento a platicar conmigo en la sala. Ella y yo somo clara muestra de que puedes hacer muchas travesuras sexuales de joven con un familiar y que esto no afecte para nada en tu vida adulta, ni en tus relaciones.
En un momento me le quedé viendo, Karla sigue siendo hermosa y sensual con una buena figura de MILF. No pude evitar desear recrear nuestros juegos del pasado.
- ¿Qué tanto me miras hermanito?
- jajaja nada, es solo que por algunas cosas que vi hoy, me acordé como jugábamos tú y yo cuando éramos jóvenes ¿Te acuerdas?
Claramente ella supo de que le hablaba, pues se sonrojo de inmediato, pero no se mostró molesta. Aunque antes de que pudiera decirme nada, mi sobrino bajo con sus cosas y se despidieron.
Más tarde esa noche, antes de irme al cuarto donde mi esposa me esperaba para dormir, pase a ver a Melisa a su cama. Se veía hermosa y tierna ahí dormida, nadie que la viera diría que esa chica paso la tarde comiendo verga.
Pensé en que haría ahora, decidí que quería estar al pendiente de su relación con su primo, como dije, quería saber que todo iba bien entre ellos. Pero también me di cuenta que sería imposible mantenerlos siempre vigilados. Quizá lo mejor sería hablar directamente con mi sobrino, decirle que de preferencia solo se dieran placer oral. Que esperarán unos años para la penetración y que, si lo llegaban a hacer, debían cuidarse. Es más, le daría una buena plática de educación sexual. Y le aclararía que yo permitía su relación.
Esto me hizo pensar en que diría mi hermana si lo supiera. Hasta empecé a fantasear con ella de nuevo. En verla ahora de adulta mamando mi verga.
Por la forma en la que había reaccionado, a lo mejor y la idea no le desagradaba. Me estaba poniendo caliente y el tener a mi bella hija ahí frente a mí, no ayudaba.
Al inicio la observaba con amor, pero cada vez era más lujuria lo que sentía al verla así dormidita y hermosa, no podía olvidar sus piernas y gordas nalgas, o lo rica que se veía mamando, y lo bien que lo sabía hacer.
De tanto recordar todo lo que había visto horas antes, hasta pensé en que pasaría si le proponía a Melisa, que le hiciera a mi verga lo que le hizo a la de su primo toda la tarde.
Pero de inmediato descarte la idea, una cosa es una mamadita inocente entre primos. Pero hacerlo con tu propio padre ya son palabras mayores, no quería causarle algún trauma ni nada parecido.
Decidí dejar de pensar pendejadas, y me dirigí a mi cuarto, eso sería lo más sano
Esa noche puse a mi esposa a mamar, como hace años no lo hacía, sujetando su cabeza con ambas manos y bombeando mi verga con fuerza en su boca. Le estuve dando a comer verga por mucho tiempo, mientras ella se ahogaba y le lagrimeaban los ojos, pero me pedía más y más. Y no pare hasta descargarme en su boca dos veces.
Fue delicioso, pero la verdad no pare de pensar que justamente así deseaba tener a mi hija, tragando la verga de papi, haciéndome gozar con su dulce boquita de nena.
Deseaba a mi hija, era innegable, me costaría seguir viéndola como una nena inocente, ahora era una hermosa putita de cuerpo bien formado y experta en hacer mamadas.
Pero resolví que siempre que me dieran ganas de hacerle cosas, mejor se las haría a su madre, la pondría a mamar verga como deseaba hacerlo con mi hija, era lo mejor pues… un padre no debería ver nunca a su hija chupando verga.