Me Provocó mi Mama

heranlu

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Ago 31, 2007
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Tenía yo 16 años. Era un sábado por la mañana. Mi padre trabajaba y mi madre ese día no.

Acostumbraba a levantarse pronto. Así aprovechaba la mañana para limpiar la casa. Para no despertarme cerraba la puerta de mi habitación y asi podia hacer tanto ruido como quisiese. La noche anterior, había visto a escondidas una peli porno en casa de un amigo. Llegué temprano a casa. Iba cachondisimo pero al llegar, mis padres aun estaban despiertos, asi que no pude pajearme. Me fui a dormir. Logicamente aquella noche tuvo muy buenos sueños. Por la mañana me desperte con una tremenda erección. Había estado soñando con mi profesora de mates, que era un poco mayorcita, pero nose, me daba morbo. Como estaba cerrada la puerta de mi habitación decidi hacerme una paja de las historicas. Aparté las sabanas, me baje los pantalanos del pijama, y agarré mi pene. Allí, encima de la cama, comence a pajearme, pensando en mi profesora, en una amiga mia, fantaseando. Cada vez mi mano iba mas rapido. Estaba ya a punto de estallar, cuando, de repente, entro mi madre para despertarme. Abrió la puerta diciendome que me levantara que ya habia dormido demasiado. Me quede helado. Mi madre igualmente sorprendida se quedó allí, de pie, sin decir nada, mirando fijamente mi pene. Habia llegado en mal momento. Estaba tan a punto que no pude evitar sacar un primer chorro de semen, y inevitablemente subí y bajé mi mano un par de veces mas hasta correrme del todo, no lo habia podido evitar. Mi mano estaba llena de semen. Estaba rojo como un tomate, que vergüenza. Mi madre aun estaba de pie mirandome, sin poder moverse. No sabia que hacer. Entonces ella entró y cerro la puerta. Se acerco y se sento en el borde de la cama.

- Tranquilo, hijo, se que ha sido fuerte, pero ya estoy curada de espantos. Lo que haces es muy normal. Eres un ser humano como cualquier otro - me soltó. Yo aun estaba tenso, con la mano en mi polla, sin poder decir nada.

- Vamos tranquilizate - me repitió - ¿ Lo haces a menudo ? - me pregunto.

- No, no, mama, es la primera vez - le dije quitando mi mano de mi pene y tapandome con las sabanas.

- Ya, seguro, no me engañes - dijo con una sonrisa picara. Me comenzó a explicar que era bueno que me pajeara, que asi aprenderia a ser mejor amante, que era normal, y me empezó a soltar consejos uno tras de otro. A mi me resultaba muy incomoda toda esa situación.

- Pues, cariño, la verdad, me has sorprendido gratamente, incluso me has excitado - dijo ante mi asombro - Vamos, si quieres puedes pajearte otra vez hombre, tranquilo, asi te aconsejaré y te daré trucos - dijo.

- Por dios, mama, me vienen ganas de bomitar - respondí.

- Va, seguro que si fuera una chica de esas jovencitas y que estan buenas y no fuera tu madre estarias excitadisimo. Yo soy una mujer igual que las otras. Vamos pajeate.

- Que no, vete. - dije enfurecido. Entonces ella se levantó. Se bajó las faldas y se desabrochó la camisa, estaba ante mi en ropa interior. Mi madre tenia entonces unos 40 años. Era morena, aunque con mechas para disimiular las canas. Estaba un poco gordita, aunque conservaba un buen cuerpo. Se quitó el sosten y la bragas. Ante mi aparecieron dos pechos no muy grandes, algo caidos por la edad, con unos pezones enormes y oscuros. Su coño era peludisimo. Puso un pie sobre la cama y empezo a acariciarse todo el cuerpo. Queria que me pajease mientras ella se masturbaba. Me venia ganas de bomitar. Pero no se como, comenze a ponerme cachondo, aunque no queria. Ella empezo a meterse un dedo en su vagina mientras daba bofetones a sus pechos. Mi erección era total, a pesar de intentar evitarlo. Mi madre se dio cuenta, ya que las sabanas no podian disimularlo. Entonces quitó las sabanas. Mi pene estaba tieso. - Pajeate de una puta vez - chilló, - que no quiero - respondí. Entonces se sento otra vez en el borde de la cama. Cogió mi pene y empezó a subir y a bajarme la piel. Lo hizo 3 o 4 veces y paró. Apartó la mano. - Y ahora que? - dijo sonriendo maliciosamente. La excitación era maxima. Aunque no queria hacerlo, mi mano impulsivamente agarró mi polla y me hice una frenetica paja. A cabo de medio minuto ya me corria. Estaba lleno de semen por toda la mano y por los testiculos. Mi madre paso el dedo por la punta de mi pene, quedando un poco de mi corrida en su dedo. Se lo chupó y sonrió. - Bueno, anda, duerme si quieres, que te veo cansado - me dijo tapandome otra vez con las sabanas - ah, y dos cosas - añadió - primero, tu semen está riquisimo, y segundo, no se te ocurra contarselo a nadie, ni a tu padre, sino le mentiré y le dire que me has querido violar, vale?, pues a dormir - y se fue de la habitacion.

Aquello habia sido asqueroso, terrible, pero a la vez muy excitante. Pase toda la semana sin poder mirar a mi madre a los ojos. Atormentado por lo que habia sucedido, pero a la vez, no podia evitar excitarme e incluso pajearme constantemente pensando en lo ocurrido.

El sabado siguiente mi padre estaba trabajando tambien. Yo estaba durmiendo tranquilamente cuando me desperte por un roze que habia sentido en mi pene. Alli estaba mi madre, en camisón. Con una mano en su vagina, creo que con dos o tres dedos dentro, y la otra en mi pene, que sorprendentemente estaba empalmado.

- Ya estas despierto amor?, mejor, asi disfrutaras mas - dijo mientras continuaba su paja y la mia.

La situacion volvia a ser asquerosa pero morbosa a la vez. Su mano subia y bajaba. Mi polla parecia estallar. Sus pezones se marcaban a traves del camison. Iba acelerando el ritmo. Pronto me corrí, llene su mano de semen. Ella se aparto y termino de masturbarse con la mano empapada de mi corrida. Tardó apenas dos minutos mas en correrse.

- Eres genial hijo, no se, pero me excitas un monton - me dijo tranquilamente mientras se desvanecia de placer encima de la mesa de mi escritorio. Pasaron unos 10 minutos en los que yo no solté palabra y ella no paraba de explicarme cosas sobre el sexo y otras tonterias. Me pregunto que si era virgen, a lo que yo contesté que si. Entonces pareció como alegrarse. Miró a mi pene, que ya estaba flacido, lleno de semen por todos lados. Se acercó. Me lo agarró y se lo puso en la boca. Me lo limpió completamente. Extrañamente aquello no me excitó. Seguia igual de flacido. Me dijo que ahora descubriria sexo del bueno y que la acompañara al baño. Que nos dariamos una ducha.

- No mama, paso, dejame ya - le dije sin temor.

- Que no, bueno, tu mismo - dijo y, de repente me agarró con una mano el pene y con la otra los testículos. Me los apretaba con fuerza, me hacía daño - ahora vendras?, sino no te soltaré - gritó.

- No, dejame, porfavor, no harás daño a tu hijo.

- Vamos a verlo - y apretó aun mas fuerte, el dolor era ya imposible de resistir.

- Vale, vale - dije con los ojos empañados de lagrimas a punto de caer por culpa del dolor. Me levante. Me condujo al baño sin soltarme. Al llegar al baño, cerró la puerta y me dijo que entrara en la bañera y me soltó. Entonces fui directo a la puerta para intentar salir. Pero ella se puso delante. Me dijo que tendria que pasar por encima de ella si queria salir. Yo no queria hacerle daño pero le solté un guantazo en la cara. Me miró con furia. Se agarró a mi y me lanzó un morreo. Noté como su lengua inspeccionaba toda mi boca. Intenté apartarla pero me agarro otra vez del pene, pero esta vez para pajearme. Ahora si que se me empalmó. Me soltó otra vez y me volvió a pedir que entrara en la bañera. Ya no resistí, ya que pensaba que era inutil, porque tarde o temprano se saldria con la suya. Me puse de pie en la bañera. Ella entro también. Abrió el grifo del agua caliente y la bañera empezó a llenarse. Mientras se llenaba aprovechó para quitarme la camiseta del pijama que aun llevaba. Ella se quitó el camisón. Estabamos los dos allí, de pie, desnudos, uno frente al otro. Sus espectaculares y grandes pezones estaban afiladisimos. Mi polla erecta y roja como nunca. Se acercó a mi y empezamos a morrearnos. Aproveché para sobarle las tetas. Puse en mi boca un pecho y empezé a juguetear con sus pezones. Noté como se inchaban aun mas, era increible, parecia tener mas pezones que pechos. Con todo eso, la bañera ya se habia llenado.

- Sientate cariño, que vas a disfrutar del primer y mejor polvo de tu vida - me ordenó.

Yo me senté en la bañera. La sensación era muy excitante, sentir como el agua caliente entraba en contacto con mis partes. Estaba sentado delante suyo. Ella se agachó y se sentó encima mio. Empezamos a besarnos. Ya no podia mas. Cogí mi pene y le dije que por favor, que me diera placer. Se lo introduje en su vagina. Que gusto, el primer polvo. La sensación proporcionada por el agua y por su vagina era genial. Ella comenzó a moverse encima mio. Sentia el arder de su cuerpo, su fogosidad. La agarraba fuerte, apretandola contra mi cuerpo. Sentia el pulso de su corazón a traves de sus pechos pegados a mi cuerpo. Sus caderas se movian sinuosamente, dando circulos.

El placer empezaba a ser incontrolable. Me agarró mis pezonzitos y empezo a retorcerlos con fuerza, nunca imaginé que los pezones pudiera transmitir tal cantidad de bienestar. Su culo iba dando vueltas y vueltas, como marcando un territorio alrededor de mi pene. Nos agarrabamos los pezones mutuamente. Su cadera se movia cada vez mas rapido. Su coño apretaba y apretaba cada vez mas fuerte mi polla. Empeze a empujar yo, ayudandola. Mis testículos rebotaban contra el piso de la bañera aumentado aun mas si cabe el placer. Sentia un ardor definitivo. La abracé fuerte y me corrí. Noté como su cuerpo se retorcia de immenso placer. Al sentir ella como me corría, al sentir ella como mi calido semen mezclado con la calida agua entraba en su mas profundo interior llegó a un orgasmo espectacular. Lanzó un poderoso grito placentero, quizá demasiado, pues los vecinos nos podian oir. Fue mi primer polvo. Y juro que ha sido el mejor de mi vida. Terminamos los dos abrazados. Su cuerpo con mi cuerpo. Dentro del agua caliente.

Llevabamos ya demasiado tiempo dentro del agua. Mi corrida navegaba entre el agua. Entonces mi madre decidió que ya era hora de salir. Pero que antes tendria que limpiarnos, asi que nos duchamos. Uno frente al otro. Sin entrar en contacto. Cada uno limpió su propio cuerpo. Supongo que era irremediable, a pesar de la immensa corrida anterior, que mi polla volviera a empalmarse. Viendola como el jabón cubría su cuerpo. Como el jabón escondia sus pezones. Como sus manos recorrian su cuerpo. Como el agua quitaba todo ese jabón volviendo a quedar a la luz su cuerpo. El cuerpo que ahora me pertenecia. Estabamos ya los dos limpios. Apunto de salir de la ducha. Ella vio que pene estaba tieso, pero hizo como si nada, y empezó a salir de la bañera. La agarré con fuerza. Pegando mi polla contra su cuerpo. La sobaba contundentemente. Le dije que quería volver a follarla, que no podía esperar. Ella me miró, sonrió y dijo que por hoy ya había sido demasiado, que ya repetiriamos otro dia. Me apartó las manos y salió de la ducha. - Pero joder, no ves como la tengo? - le pregunté. - Pues pajeate, pero es tarde y tengo que hacer la comida, tranquilo que el proximo sabado te haré la mejor mamada que te hayan hecho nunca - me respondió. La verdad es que aquella respuesta me cabreo un poco, pero intenté controlarme. Agarré mi polla y empecé una grandiosa paja delante suyo.

Ella había cogido una toalla. Iba secandose lentamente, pasando la blanca toalla por cada trozito de su cuerpo. Parecía que lo hiciese intensionadamente, que me provocase, y yo cada vez estaba más cachondo. Me acerqué a ella por detras y pase mi pene por su culo. Ella se giró y me gritó - Joder, que te he dicho que ya basta, controlate niño. Mi furia se encendió. La muy guarra no para de excitarme mientras se secaba y aun tenía la poca vergüenza de decir que me calmase. La agarré por el pelo. La empujé contra la puerta del baño. Sus pechos se apretaban contra la puerta. Ante mi había un culo algo rellenito, pero no menos excitante. Tiré aun mas fuerte de su pelo, haciendole girar un poco la cabeza. Acerqué mi boca a su boca y le dije susurrando que ya estaba bien de ponerme cachondo para nada, que era una guarra y que ahora le daría su merecido. Junté mi boca a su boca. Y mi lengua entro en su interior.

Mientras mi pene se apretaba con fuerza contra su espalda. Con la mano que tenía libre cogí mi polla, la encaminé hacia su culo. Luego con las dos manos abrí su trasero hasta dejar visible su ano. Y le metí de un solo golpe mi polla. Ella pegó un gritó enorme. Supongo que el daño que sentía era muy importante. Sentia como ese pequeño agujero aprisionaba a mi pene casi estrangulandolo. Empezé a sacar y meter mi polla, entraba cada vez mas suavemente con la ayuda de los restos de jabón que habían quedado en su culo. Ella lloraba, las lagrimas cayan muy sensualmente a traves de su mejilla, por su cuello y hasta los pechos, culminando el viaje en sus pezones, que lentamente se iban inchando. Los agarré con fuerza. - Le diré a tu padre que me has violado - me soltó, a lo que yo le respondí - Eso,eso, y así le contamos toda la verdad, y como comenzó todo esto.

No supo que decir a eso. Estaba enculando a mi madre contra la puerta, mientras le agarraba los pechos y le besaba el cuello. Pronto sus lagrimas se transformaron en suspiros. Su culo, antes immobil, ahora ayudaba a mi placer y supongo que al suyo, dando unos pequeños giros, con la ayuda de sus preciosas caderas. Ya no me pedia que parase sino que se la metiese, que no parase, que el dolor que sentía era a la vez excitante. Mis empujes eran cada vez mas fuertes. Sus manos ahora cogian mi culo, comandando ahora ella mis empujes. Sentia somo su cuerpo se movia acompasadamente. Bajé mis manos desde sus pechos hasta su coño. Le pasaba una mano por encima de sus pelos púbicos y con la otra le acarciaba la vagina. Introduje lentamente un dedo dentro. Estaba tremendamente humeda. Pronto pasé a meterle dos dedos, que despues se convertirian en tres.

Le metia los dedos a la vez que le metia la polla por el culo. Todo a la vez, a lo que ella respondia con gritos cada vez mas fuertes. Ella aprovechaba cada empuje para pasar sus pechos por la puerta. Sus pezones parecian arañar la madera. Quité mis dedos de su coño. Ella me los cogió para que se los volviera a meter. Pero esta vez opté por empezar a acariciarle el clitoris. Lo tenia durisimo y ardiente. Ahora si que ya sus gritos eran demasiado fuerte y le tapé la boca con mi mano. Sentía que me iba a correr pronto. Y así fue. Aceleré lo mas que pude mi polla. De la fuerza y velocidad que daba mi madre se golpeaba cada vez mas fuerte contra la puerta. Ya no podía aguantar mas, así que me corrí, saqué una cantidad enorme de semen, a pesar de las anteriores eyaculaciones. Supongo que ella notó mi calurosa corrida en su ano, ello la excitó aun mas y se corrió también. Mis dedos quedaron empapados de un liquido suave y caliente. Su culo había quedado inundado de semen. Saqué mi pene de su ano, la giré y le di un beso apasionado. - Gracias, mama, a sido genial - le dijé. - Para mi también, hijo, ven que te limpiaré un poco - respondió. Volví a entrar en la ducha, ella se quedó fuera. Se puso un poco de jabón en la mano y me enjabono el pene. Luego pasó un poco de agua. Agarró la toalla. Me lo secó y me dió un suave besito en la punta de mi glande. - Creo que esta polla me va a proporcionar mucho placer de ahora en adelante - susurró. Salí de la ducha. Nos terminamos de secar bien y nos vestimos.

La relación con mi madre era cada vez mejor. Practicabamos el sexo siempre que podiamos. En cualquier momento que estabamos solos, me iba hacía ella y empezaba a sobarla. Daba igual donde fuese, en la cocina, en el baño, en el comedor. Incluso una vez mi madre estaba cocinando y yo estaba detras suyo metiendole mi pene por su culo. Solo pensabamos en follar y follar.

Practicabamos el kamasutra enterito, eso si, solo era los sábados por la mañana o cuando estábamos solos en casa. Era genial. Nunca en mi vida he tenido una relación más abierta y excitante. Como es de suponer no tardaron mucho en pillarnos. Nuestra excitación era demasiado alta. Un sábado cualquiera por la mañana, nos disponiamos a hacer el amor como era ya costumbre. Mi padre se había ido a trabajar. Justo en el momento en el que mi padre cerró la puerta de casa y se fue, mi madre se dirigió a mi habitación. Abrió la puerta y allí me encontró. Desnudo, sentado en la silla de mi escritorio. Con mi pene tieso entre mis manos, esperándola. Se quitó el camisón quedando desnuda ante mi. Se sentó sobre mi, en la misma posición en que me entontraba yo, dandome la espalda. Le metí mi polla despacito por el culo, entrando rapidamente en él. Entonces me fije que al meter mi pene salía semen de su ano.

- Que, papa te ha follado?- le pregunté.

- Si justo antes de irse hemos practicado un poco de sexo anal- me respondió.

Aquello era muy excitante. Mi madre movía sus cadera encima mío y mi pene inspeccionaba cada rincón de su sucio ano. Pero en ese instante ocurrió algo que cambió para siempre nuestra relación. Se abrió la puerta del piso y entró mi padre. Se había dejado el teléfono móbil encima de la mesita de noche. Como mi habitación da justo al pasillo, al otro lado donde hay la pueta de entrada, mi padre vió a mi madre desnuda sentada sobre mi, con mis manos agarrando y apretando sus pechos. Se quedó un instante mirando, como paralizado. Su cara empezó a enrojecer. Parecía muy enfadado. Entró en la habitación y agarró por el pelo a mi madre lanzandola al suelo. Empezó a gritarme, a insultarme y me dió un bofetón en el medio de la cara. De repente se detuvo y se dirigió hacía mi madre, que aun estaba en el suelo. La cogió y la tumbó sobre mi cama. Parecía si estuviera fuera de si. Estaba encolerizado. Solo soltaba tacos e insultos. Le dijo de todo a mi madre. Se pasó casi unos cinco minutos chillando sin parar, destrozando todo lo que tenía cerca. Pero mi madre, sorprendentemente, no parecía asustada. Fue algo increible lo que hizo mi madre. Tumbada como estaba en la cama, desnuda, empezó a acariciarse disimuladamente su peludísimo coño observando como mi enfurecido padre chillaba y lo rompía todo.

Siguió así hasta que su excitación era demasiado grande para disimular y empezó a masturbarse sin miedo y descaradamente. Aquello me resulto bastante excitante así que me masturbaba yo también viendo como mi madre se destrozaba los pezones a pellizcos y su coño. Mi padre se quedó atónito. Se paró y se quedó de pie sin decir nada al menos durante un minuto. Parecía como si de golpe se hubiera calmado. Nos dijo que era increible, que tenía una familia de enfermos. Pero también dijo que mi madre era una guarra que siempre le ponía cachondo. Y aquí viene lo aun más increible. Se bajó los pantalones quedando su flacido pene a la vista de todos. Entonces, su cara volvió a enrojecer y dió un guantazó a mi madre. Empezó a insultarla otra vez, le llamó puta, guarra y no se cuantas cosas más. Le apartó bruscamente las manos de su coño y le dijo que ahora iba a destrozarla y que yo lo presenciaria y que así sentiria la misma sensación de asco que él había sentido al pillarnos follando. Mi madre dijo que parase peró él se encabritó. Su pene estaba ya erecto.

En ese instante agarró los pechos de mi madre con fuerza, haciendole daño, y le clavó su pene de golpe. Mi madre empezó a gritar de placer y a la vez que sorprendentemente le pedía que la soltase, pero él la penetraba sin compasión arañandole a los vez los pechos. Tuve la intención de separarlos pero extrañamente aquello me excitó aun más, no se si debido a los pollazos que le estaba metiendo mi padre o por los pechos de mi madre enrojecizos por los arañazos o porque aun estaba cachondo del polvo que estaba hechando con ella antes de que él nos interrumpiera. Bueno, en definitiva, que me agarré con las dos manos la polla y de nuevo empezé a pajearme freneticamente observando aquel espectáculo. Mi padre, al verme, se quedó muy extrañado, supongo que no se pensaba que aquello me excitaría. Su excitación era muy grande y no podía evitar seguir penetrando el peludo coño de mi madre. Ella también vió que me masturbaba. Entonces, supongo que tampoco pudo evitar excitarse todavía más. Se secó las lagrimas que le habían caido por los bruscos y dolorosos pollazos de mi padre y me dijo que me acercara. Yo subí encima de la cama, me arrodillé y puse mi pene cerca de su boca. Ella me lo cogió y empezó a mamarmelo.

Que gusto. Como la mamaba, su lengua recorría todo mi glande, sus manos subían y bajan la piel. Y ver como mi padre seguía penetrandola, como su pene se metía entre esas dos piernas abiertas directamente en su coño me puso a cien.

Me corrí sacando un chorro inmenso de semen, llenando la boca de mi madre. Entonces también se corrió mi padre, sacando la polla del coño de mi madre y soltando todo el semen encima de los pechos de ella. La verdad es que mi padre no sabía que decir. Mi madre tampoco y yo aun menos. Así que él se subió los pantalones, cogió su maletín, el móbil y se marchó sin decir nada más. Mi madre se levantó y se fue al wc. Y yo me quedé tumbado en la cama, medio dormido, medio excitado.

Durante el día mi madre no me dirigió la palabra ni un instante. Por la noche, cuando llegó mi padre, nos reunimos los tres y me lo contaron todo. Se ve que mi madre ya le había contado a mi padre, hacía ya cierto tiempo, que practicaba el sexo conmigo, y que habían planeado todo aquello para ver como reaccionaba, que todo había sido teatro. La verdad es que era todo bastante sorprendente y más aun cuando mi padre confesó que no le gustaba ni un pelo que otro hombre se follara a su mujer, pero que ella lo había convencido y que si todo era para dar placer a su hijo y su mujer que tanto quería, pues que no le importaba. Además no tenía otro remedio que aceptarlo, pues sabía que aun que se hubiera opuesto, nosotros podíamos haber seguir follando siempre que hubieramos estado solos.

Solo puso una condición, que por la noche mi madre solo fuera para él o que yo no podía tirarmela si después quería follarsela él, que como quisiese follarsela y encontrase restos de semen mío o algo por el estilo se cabrearía mucho. Desde entonces el sexo con mi madre fue más relajado, pues no estabamos tan nerviosos por si nos pillaban o no. Incluso por las mañanas o de madrugada venía a despertarme y echabamos un polvo, y después ella volvía tranquilamente a su cama y mi padre no decía nada. Llegó un punto en que ya me invitaban a sus fiestas sexuales. A veces me despertaban y mi madre me invitaba a ir a su habitación, para pajearme mientras lo hacían, o para hacerlo los tres, eso a ella le gustaba mucho, o para hacerlo solo con ella, aunque la mayoría de vieces, si era para eso, venía a mi habitación y así no molestabamos a mi padre. Pues a él nunca llegó a gustarle que follaramos delante suyo.​
 
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