Hola, mi nombre es Alisa. Tengo 18 años recién cumplidos y soy fanática de hacer ejercicio. Me gusta mantenerme en forma, así que mi padre convirtió el sótano de la casa en un gimnasio, ya que tanto él como mi madre, también les gustaba, aunque debido al trabajo de mi madre, no le daba mucho tiempo de pasarse por ahí.
Ella es asistente empresarial y siempre anda viajando con su jefe. Mi padre muchas veces le ha dicho que no necesitaba de ese trabajo, que él fácilmente nos mantenía.. y era verdad, él es socio de una empresa de construcción bastante grande aquí en la ciudad y su trabajo le dejaba mucho dinero.
Yo estaba en el primer semestre de la universidad, pero como estábamos en lo que se llama semana santa, estaba de vacaciones, así que estaba relajada en la piscina cuando escucho que mi padre llega bastante molesto, gritando por teléfono sobre un empleado incompetente que no sabía redactar unos informes bien.
A mí no me gusta escucharlo gritar, así que me levanto y me acomodo mi pequeño bikini antes de colocarme una bata encima un poco transparente. La verdad yo no tenía ni intención ni idea de que lo que iba a pasar los siguientes días.
Entro a la casa y saludo a mi papá con la mano, pero él me ignora y sigue gritando por teléfono. Está rojo y sus venas se le ven en el cuello, así que voy a buscarle un vaso de limonada que hice y unas galletas que sé que le gustan.
Él va hacia su estudio y se sienta, viendo hacia la ventana sin dejar de hablar. Cómo una buena hija le coloco la bandeja de galletas pequeña y la limonada.
-Gracias hija.- susurra antes de seguir con lo suyo y yo me giro, golpeando con mi cadera una pelota de tenis que se mete debajo del multimueble. Que estúpida soy a veces.
Me pongo de rodillas y la busco con la mirada, maldiciendo entre dientes cuando la veo algo lejos. Cómo puedo meto mi delgado brazo, lanzando mi cuerpo hacia el frente hasta que estoy prácticamente pegada a la madera. Mis dedos tocan la pelota y siento un frío tirar mis nalgas antes se sentir la vergüenza sonrojar mi piel. Mierda.
La tomo y la saco, levantándome de inmediato, con un silencio en la habitación. Me giro buscando a mi padre y lo encuentro con su teléfono pegado a la oreja y con la mirada en la ventana. Uff, no me vió.
Coloco la pelota en su lugar y mis ojos se van hacia su entrepierna, sintiendo de la nada como mi vientre vibra de exitación y mis jugos mojan a la tela.
-Voy a... Ya me voy.- me despido y el no me dice nada. La imagen de su bulto me detiene fuera de la habitación y me siento no solo enferma, sino también sucia por lo que mi cerebro envía a continuación..
La imagen de mi padre de pie frente a mí, con su verga afuera y exigiendome que me la coma, lo cual hago con ganas, chupando con ansias y tragandome su leche cuando se viene en mi boca.
Con calor corro hacia mi habitación y me niego a tocarme.
Solo fue el calor del momento. Mis hormonas están alborotadas.
****
Al día siguiente bajo con mi outfit de ejercicio. Un pequeño short de licra y un sostén deportivo. Entro a la habitación y me sorprendo al ver a mi padre levantando pesas. Mis ojos se van hacia su entrepierna y me siento sucia de nuevo.
- Bendición, papá.- apenas la pido me imagino el porno que busque anoche sin querer queriendo.
-Dios te bendiga hija.- me responde con una sonrisa.- No me vas a dar mi beso de buenos días.- sonrojada camino hacia él, sin dejar de recordar cómo me masturbe en su nombre en la noche.
-Buenos días.- susurro y lo veo colocar la pesa en su lugar cuando me acerco, colocándome entre sus piernas para darle un beso, que queda cerca de sus labios. Ideas estúpidas se que cruzan por la cabeza, como sentamre sobre él y pegar mi trasero a su verga que tanto quiero en mi boca y en mi coño. Tengo tantas ganas de tenerlo dentro de mí que tengo miedo que mi exitación se note en la tela de la licra, ya que es lo único que cubre mis partes.
- ¿No vas a calentar? - pregunta mi padre cuando ve que voy usar la caminadora.
-No es necesario. No voy a empezar a correr de una.- mi padre se levanta y mis ojos se efocan en el sudor que baja por sus brazos. Tiene una camiseta, la cual se quita, dejando que me pierda en el cuerpo que nunca antes había visto con tantas ganas.
El ejercicio y comida sano lo mantenía en forma. A su edad de 50 años era la envidea de muchos mocosos de mi edad, porque nadie era capaz de lucir una camiseta como él.
-Es lo mejor. Te puede dar un calambre.- frunzo el ceño, porque nunca me ha dado un calambre, pero estoy en un punto dónde no le quiero decir que no, así que comienzo a mover mis articulaciones.
-¿Cuando vuelve mamá? - pregunto y paso mi brazo por encima de mi cabeza, doblandome hacia un lado mientras lo veo.
-En unos días, me dijo que estaba cerrando un importante trato.- asiento y me sigo estirando mientras él alza las pesas más pequeñas.
- ¿Cuando empiezas las clases de nuevo? - toco la punta de mi pie con los dedos.
-Lunes.- respondo. Hoy es miércoles.
Muevo mi torso hacia adelante y mis zapatos se resbalan, haciendo que caiga como una idiota. Mi padre corre a mi ayuda y hago una queja por el golpe que me di en la frente.
- ¿Estás bien? - asiento y me levanto. Mis manos se llevaron el mayor golpe.- Mejor te sostengo cuando hagas eso.
- ¿Qué? - el me voltea.- No, yo puedo. - me ignora.
-No quiero que te hagas daño.- lo miro sobre mi hombro.- Papi cuida a su bebé.- me sonrojo y asiento. Él coloca sus manos en mis caderas y yo me inclino, mordiendome fuerte el labio cuando me pega su entrepierna al trasero.
Eso... Eso fue a propósito.
Gimo en mi mente y me inclino de nuevo, tocando el suelo y echando mi trasero hacia atrás, aunque el agarre de sus manos ayuda. Exitada me quedo un rato así y siento los pequeños golpes que me da su bulto en la entrepierna. Esto no puede ser casualidad.
Me levanto de nuevo y estiró mis brazos hacia arriba antes de volver al suelo y tocar. Me pega con más fuerza y el contacto provoca que un gemido se me escape. No sé si me escucha, pero me pega con más fuerza, prácticamente restregandose.
Me levanto de nuevo y no espero mucho, lanzandome de nuevo al suelo para que se pegue a mí. No sé si lo hice muy brusco, pero escucho la tela de mi licra romperse. Trato de levantarme, pero un jadeo de placer se me escapa cuando siento el aire frío chocar contra mi piel antes de que sienta el bulto de mi papá entrar en contacto con el.
Ni siquiera me muevo, solo dejo que se mueva de adelante hacia atrás rápidamente sin dejar mucho espacio. Es como si me estuviera follando, pero todavía tiene su jogger puesto.
-Ponte de rodillas y estirate.- le hago caso. Estoy pensando con la vagina, eso es obvio.
Me coloco de rodillas y coloco mis manos contra el suelo. Este es uno de mis estiramiento y es la misma posición en la que estuve ayer cuando recibí la pelota.
Quedó acostada en el suelo y después me lanzo hacia atras, como quedando en cuatro y pegándome a él. Ya no lo necesito porque no me puedo caer si ya estoy en el suelo, pero ninguno dice nada. Solo sigo haciendo los calentamiento por varios minutos.
- Está haciendo demasiado calor.- me dice y siento cuando rompe la licra, dejándome completamente desnuda abajo.- Así está mejor, ¿No crees?
-Si.- Jadeo.- Mejor. - me lanza al suelo de nuevo y mis caderas pierden su agarre, así que no espero mucho antes de volver a subir, gritando cuando su verga me llena por completo, penetrandome con tanta fuerza que siento sus bolas chocar contra mi clítoris.
- ¡Papá! - grito y el sale y entra con fuerza ,provocamdome otro grito de placer.- Si.- suspiro.
-Estas es un mejor ejercicio, bebé. - asiento y me comienza a penetrar con tanta fuerza que me lanza hacia el frente varias veces mientras su bolas no paran de chocar contra mi.
Las embestidas son certeras y su enorme verga que me destroza con cada movimiento, se adentra en mi canal con tanta facilidad por lo mojada que estoy. Mis jugos bajan por mis piernas mientras el me toma de las caderas con fuerza y me suelta nalgadas.
-Mirate. Tragándote todo- no para de follarme y yo gimo, sintiéndome deliciosa.- Mira cómo te tragas la polla de tu papá. ¿Te gusta? - asiento y me suelta una nalgada.- Responde.
-Si, me gusta. Ah, papi, follame más.- no para de penetrarme y de la nada me suelta, agarrando mi cabello con fuerza, alzandome.
- Eres una niña mala.- me voltea y me penetra con sus dedos cuando me hace alzar la pierna.- Follando a tu padre en semana santa.- me lanza contra el mueble sin suavidad. Este hombre no parece mi padre.
El dulce hombre que me ha criado durante 18 años, tratandome como una zorra y me encanta.
-Te estás follando a tu hija. A tu bebé.- le digo y el me sonríe antes de arrodillarme y penetrarme con su lengua, mordiendo y chupando, sin dejar de penetrarme con sus dedos. Lanzo mi cabeza hacia atrás y le gritó que no pare mientras me hace un oral tan delicioso que me tiene vibrando de placer.
-Mas, papi. Más. - agarro su cabello y lo pego más a mí mientras él sigue follandome con sus dedos y su lengua.- Cómeme el coño, papi. Comete el coño de tu hija, así.- lo miro a los ojos y lo veo levantarse justo cuando mi orgasmo toca la puerta.
-Te voy a dar duro.-asiento como niña buena y grito cuando me penetra. Rodea su cintura con mis piernas y dejo que me penetre como a él le gusta, como el quiera. Soy suya. Soy su niña, soy su bebé y está en su derecho.
Nuestros gemidos y nuestro contacto carnal es lo único que se escucha en la habitación.
-Ah, si. Papi, dame más. Follate a tu niña.- cada que digo es como si se exitara más, porque aumenta la potencia y veo como su pene entra dentro de mí con ansias. Se mueve con tanta brutalidad que siento el mueble moverse y chocar contra la pared, haciéndola temblar.
Grito su identificativo cuántas veces puedo y el me ve con tanto deseo que mi orgasmo explota, llenandolo de mis jugos, aunque no para de penetrarme con fuerza, solo se inclina hacia el frente y se come mis pequeñas tetas. Son las tetas de su bebé.
Me siento en el cielo, o en el infierno. No lo sé, solo el siento plena, libre, dichosa.
- ¿Lo quieres dentro? - asiento y me toma fuerte de las caderas.- ¿Quieres a tus hermanitos dentro?
-Si, papi. Damelos. Los quiero dentro.- mira al techo como dando gracias a Dios y se sale, agarrándome con fuerza de los brazos y girandome hacia dejar mi trasero a su disposición.
- ¿Quieres darle nietos a tu mamá? - eso debería hacerme sentir mal, pero solo provoca mi segundo orgamo cuando me penetra con fuerza y me nalgea. me agarro de el mueble como puedo y lo recibo.- Responde.
-Si, papi. Quiero darle nietos.- eso como que lo vuelve loco, porque me lanza al suelo y me gira, alzando mi pierna para colocarla sobre su hombro antes de penetrarme, chocando mis bolas contra mis nalgas.
-Vamos a darle nietos.- asiento llena de placer y grito cuando su dedo golpe mi clítoris. Nos movemos sobre el suelo y lo siento crecer dentro de mí antes de que su leche me llene por completo. No para de follarme y yo no paro de gritar de placer.
-Toma a tus hermanitos, tomalos todos.- asiento obediente y dejo que se hunda por completo en mí.
Cuando se separa tengo tanta leche dentro que siento como sale, y él se queda viendo su trabajo, metiendola de nuevo en mi coño con sus dedos. Cómo una niña buena mantengo mis piernas abiertas para él, con sus vista fija en mis pliegues.
-Ya estás lista. Estás bien caliente.- sonrió y pego mi cabeza al suelo, viendo el techo.
---
Mi madre me abraza apenas llega y yo me pego a ella, sientiendo la culpa crecer dentro de mí y mis mejillas sonrojarse por lo que ha estado ocurriendo esas dos semanas.
Aprieto mis piernas, por la cuales todavía baja la leche de mi padre, que espera para abrazar a mi madre.
-Ay, como los extrañe.- mi madre toma mi rostro entre sus manos.- Estás como más radiante, no sé qué te estás haciendo, pero no lo dejes.- me sonrojo todavía más y veo como mi padre se acerca y le da un leve beso en los labios.
Espero los celos y el sentido territorial, pero no me da nada, solo culpa por lo que llevo haciendo.
Recuerdo como hace unas horas me tenía de piernas abiertas frente a él mientras estaba en una llamada con uno de sus socios, hablando sobre una fiesta muy entretenida, con sus dedos en lo más profundo de mi canal y con mis dientes mordiendo fuertemente mis labios para no soltar ningún gemido, proque todos sus amigos sabían que mi madre estaba de viaje.
Después de eso mi padre me follo sobre su escritorio tan deliciosamente que ni siquiera recuerdo cuántas veces me vine con él dentro de mí. Incluso en ese momento recibió una llamada de mí madre y aunque me pidió que me fuera, me puse de rodillas y se la chupe con ganas mientras él me tomaba del cabello con fuerza para que lo llevara más profundo en mi boca y así lo hice, comi de él y cuando mi madre le pregunto por mí, me levanté y él hizo como que me llamada, pero lo cierto es que me abrí de piernas sobre él y me lo tragué completo con mi canal, mirándolo a los ojos con mi boca abierta por la exitación y tomando el teléfono de su mano, con él moviéndose en círculo debajo de mí.
-Hola, mami ¿Cómo te va en el viaje? - la escucho mover algunas cosas y mi padre comienza a alzarme con sus caderas, haciendo que salte sobre él sin dejar de verlo y sin dejar de hablar con mi madre.
-Maravilloso, extrañandolos horrible. Ya estoy ansiosa por estar con ustedes.- sonrío y la excitación envía mi rostro hacia atrás cuando mi padre, su esposo, me empieza a chupar los senos sin dejar de follarme.
-Ya falta poco para vernos, mami. No te olvides de mí y tráeme algo.- suelto un suspiro por lo delicioso que se siente que mi padre me penetre, suave pero profundo, chocando sus piernas contra mi trasero con cada embestida.
-Siempre me acuerdo de ti. Espero que estés cuidando de tu padre - mis ojos se van hacia nuestra unión y quiero gritar por lo rico que se siente. Necesito que me dé más duro, que lo sienta presionarse salvaje contra mí.
-Claro que sí, soy una buena niña.- mi padre suspira y sonríe, pasando su lengua por mi pezón erecto que exige su atención.
-Claro que sí, mi amor. Pásame a tu padre.- me despido y le tiendo el teléfono a mi progenitor, sin dejar de tenerlo a adentro, solo que ahora yo soy la que salto con más fuerza sobre él y aprieto mi canal alrededor de su miembro duro y grueso que tanto me llena.
Él me toma de la cadera y habla un rato con mi madre hasta que termina la llamada, para seguir follandome, solo que está ves me coloca sobre su escritorio, con una pierna sobre su hombro y la otra de apoyo, y me da así, tan duro que muchas cosas caen al suelo, incluyendo varios papeles, que más tarde me hace recoger en cuatro con uno de mis vibradores dentro de mí.
En resumen, la mejor puta semana de la vida.
- Oye hija, estás callada hoy.- arqueo mis cejas y alejo el dulce que me dió hace unos minutos. Ellos estaban comiendo lo que les preparé, pero yo no tenía hambre.
-Estaba pensando - veo a mi padre de reojo.- ¿Quedó buena la comida? - observo que han comido casi todo.
-Deliciosa, bebé. No sabía que cocinas tan bueno.- le sonrío a mi padre y mi madre asiente apoyándolo, con la boca llena.
-Tiene razón.- termina de tragar.- Está es en definitiva la mejor comida que has hecho.- sonrío feliz, aunque crece la duda dentro de mí. Ya he cocinado antes, muchas veces, ¿Acaso no les gustaba? Nueva crisis existencial.
-Estoy cansada.- se levanta mi madre.- Quiero ayudarte a lavar todo, pero estoy que me caigo del sueño. Estas semanas fueron rudas y solo quiero dormir.- me da un beso en la frente y se va a dar un beso a mi padre, antes de irse.
Yo la veo de reojo y me levanto recogiendo los corotos que llevo a la cocina, sintiendo la mirada de mi padre sobre mí mientras camino. me muerdo el labio cuando coloco todos los platos en su lugar, alegrandome por estar vestida con un diminuto short de pijama y una pequeña camiseta de tiras que llega un poco más arriba de mi ombligo. Cómo estoy en la comodidad de mi casa, no uso sostén, así que siento como mis pezones ahora erectos chocan contra la tela de algodón, lo que me excita por el suave contacto.
Dejo que el agua choque contra mi piel mientras lavo los platos, aunque estoy alerta por alguna razón. No me giro, en ningún momento, ni siquiera cuando siento su presencia detrás de mí.
Él se acerca lentamente y su mano se coloca sobre mi trasero, acariciándome suavemente. Yo no dejo de lavar los platos, aunque me lanzo un poco hacia atrás, tratando de buscar más contacto, el cuál me da cuando su frente se pega contra mi espalda, por completo. Siento su miembro acariciar la línea de mi trasero, aunque los dos estemos cubiertos.
Una línea de reconocimiento llega a mi cerebro y lo miro sobre mi hombro.
-Mamá puede bajar en cualquier momento.- susurro, aunque es imposible que ella me escuche.
-Esta cansada, no se despertara con nada.- dice un tono un poco más alto y gimo cuando se pega más a mí, restregandose por completo en mi trasero.
Para este momento, estoy desperdiciando el agua en vez de lavar algo.
-No es buena idea, papá... No está bien lo que hacemos.- la culpa llega a mí pensando en lo mucho que mi madre se enojaría si llegara a descubrirnos.
-Eres una mujer.- pasa sus dedos por el elástico de mi short y su mano comienza a bajar por mi vientre hasta tocar levemente mis pliegues.- Y soy un Hombre. Tenemos deseos carnales, lo más normal del mundo. La lujuria existe desde la creación de la humanidad, hija. No estamos haciendo nada malo.- su dedo toca levemente mi botón feliz y muerdo mi labio para evitar que el gemido salga cuando la ola de exitación sube por todo mi cuerpo.
-Estoy segura, que esa es la peor escusa que he escuchado para cubrir una infidelidad.- mi padre me besa el lóbulo de la oreja y su dedo se presiona más, comenzando a moverse en círculos, jugando con el botón que aumenta mi respiración por lo delicioso que se siente ser tocada ahí.
-Hija, no es infidelidad. Solo nos estamos demostrando el amor más puro y real. No hay como el amor entre un padre y una hija.- aumenta el ritmo y es como si dejara de sentir el agua tocar mi piel cuando su toque aumenta y mi cuerpo se lanza hacia atrás. Mi cabeza cae contra su hombro y gimo bajito cuando su dedo no deja de jugar, solo aumenta la diversión llena de placer cuando entierra un dedo en mí, y mis paredes lo aprietan antes de que entierre otros dos.
Ya estoy acostumbrada a tenerlo dentro de mí, pero el placer es tanto que no paro de desear que me coloque en la posición que quiera y me folle como sólo él lo ha hecho. Lo necesito sobre mí, debajo de mí, pero dentro de mí.
-Papi, demuéstrame tu amor ahora.- gimo y no espera un segundo solo baja mi short rápidamente y me gira, dejando que vea sus ojos tan parecidos a los míos.
Sus labios chocan contra los míos y demostramos lo hambrientos que estamos por el otro cuando me folla la boca con su lengua, mordiendome y chupándome, moviendo sus labios con violencia contra los míos mientras sus manos alzan mi pierna derecha y la coloca sobre su hombro. Mi flexibilidad lo excita, porque se separa para ver lo abierta que estoy para él y estoy segura que ve mis jugos hacer brillar mi piel antes de que me penetre con sus dedos unos cuantos minutos, volviendo a besarme, hasta que se separa y se arrodilla ante mí.
Con la boca abierta y los suspiros que provoca mi exitación, veo hacia las escaleras, con una pizca de miedo, imaginándome a mi madre bajar las escaleras y encontrándose a su hija abierta de piernas con su esposo, mi padre, con su rostro enterrado en mi entrepierna.
Esa pizca de miedo desaparece cuando siento que su lengua entra en acción y comienza a moverse dentro y fuera de mi coño. Mi pierna todavía se encuentra sobre su hombro, así que busco la estabilidad que necesito cuando mi placer es tan grande que mi mano busca enterrar su lengua más dentro de mí. Mis dedos se entierran en su cabello y cierro mis ojos cuando las vibraciones que suben por todo mi cuerpo son tantas. Me siento tan placenteramente divina que no me importaria que mi madre nos viera mientras él siguiera haciendo eso de la lengua.
La siento dentro de mí, sus labios nos paran de chuparme y sus dedos solo se mueven entre mis pliegues, tocando todos los puntos exactos que hacen que mi cuerpo explote en un placer tan divino que me siento en el cielo, como si le estuviera dando la mano a un ángel, joder, como si estuviera siendo comida por un ángel.
-Papi, Papi.- susurro su nombre repetidas veces - Ay, papi, te quiero dentro.- el se bebe todo mi néctar y nuestras miradas se encuentran, y no hay nada más jodidamente placentero que ver esos ojos que heredé mientras su lengua juega con mi botón y sus dedo se mueven adentro y afuera en mi canal.
-¿Qué quieres, bebé? - mueve sus dedos y yo cierro los ojos echando la cabeza hacia atrás cuando la onda eléctrica se posa en mi vientre, construyendo una enorme bola de placer dentro de mí, esperando a ser liberada.
-Te quiero dentro, papi. Quiero que me folles.- lo veo de nuevo y él se separa de mí, acariciando su miembro erecto que no sé en qué momento saco, pero no me quejo.
Lo veo ahí, en su mano, siendo acariciando mientras no para de mirarme, y de la nada me vuelve a dar hambre, así que dando una última mirada a la escalera, me arrodillo ante él y acomodo mi cabello.
-¿No me quieras dentro, bebé? - lo miro sobre mí y humedezco mis labios, viendo cómo su mano no para de masturbar ese delicioso miembro, con ese exquisito líquido salir de la punta, el cual saboreo con mi lengua un poco.
-Me dió hambre, papi ¿Le das de comer a tu hija? - paso de nuevo mi lengua por la punto y me acerco más, acariciando esos fuertes muslos torneados por el ejercicio, y voy subiendo.
-Claro, bebé. Déjame alimentarme.- abro mi boca y el se entierra dentro. Gime y lanza su cabeza hacia atrás, y yo no paro de mirarlo, sintiendo mi placer cuando su propio placer lo hace temblar, así que aparto su mano y aprieto su base con la mía, comenzando una mamada violenta que hace que su mano se enrede en mi cabello y guíe mi cabeza más hacia él.
Lo entierro más profundo en mi boca y una arcada lo excita, porque me aprieta tanto contra él, que solo uso mi lengua para acariciarlo mientras mis manos se agarran de sus nalgas. Mis uñas se entierran con fuerza y él se sale, dejando consigo el rastro de baba llena de su pre-semen, el cual me como completo cuando comienzo el vaivén de meterlo y sacarlo mi boca, acariciando sus bolas llenas de mis hermanos con una mano, y masturbando lo que no me meto en la boca con la otra.
Sus gruñidos me tienen toda llena de jugos, las cuales siento mojar la parte de interna de mi muslo, pero no me doy placer, porque sé lo quiero dar a él.
-Asi, comete la polla de tu papi. Aaaahhh que rico que me la mamas, bebé. Cómetela toda. Lo haces mejor que tu madre, joder.- eso en vez de secarme, me moja todavía más, porque se la chupo con ansias y lo hará recordarme cuando la boca de mí madre se le coma también.- Ay, bebé... Que rico me la chupas, ya estoy cerca.- mamo con más fuerza y de la nada me alza, colocandome de espaldas a él. El movimiento fue tan brusco que lo que tenía en mi boca salió y mojo ciertos lugares de la cocina mientras mis manos se apoyaban en la encimera.
Mi cuerpo yapreparado se inclina para que el lo disfrute cómo quiera, pero no me penetra de una, solo se acerca y chupa mi lóbulo.
-Anda, lava los platos. No quiero molestar a tu madre.- un gemido sale de mis labios y volví a encender para que el agua saliera, tomando la esponja en mis manos y pasándola por encima de los platos sin realmente hacerlo.-Asi, no dejes de hacerlo.- el comenzó a pasar la cabeza de su miembro por los pliegues y casi dentengo lo que hago, pero una nalgada me hace soltar un grito ahogada y tengo que morderme el labio para no soltar otro gemido.
-Papi... Por favor.- le suplico cuando comienza a pasar la cabeza de su pene por mis pliegues sin infrigir penetración, que es lo que quiero, lo que mi cuerpo desea con ansias.
-No dejes de lavar, si lo haces me detengo.- asiento y apago el agua, solo enjabonando los platos mientras siento como mi padre me penetra solo un poco mi coño ardiente de expectativa por lo que sucederá después.
-Papi, por favor. Follame.- le pido y una fuerte embestida me saca un grito que oculto cuando me muerdo el labio con fuerza. La presión que ejerzo sobre el plato casi hace que se rompa, pero no paro de fregar mientras mi padre me embiste con fuerza.
Sus caderas chocan contra mi trasero y mi boca se abre por los suspiros, jadeos y gemidos que salen de mi, con mis ojos fijos en la pequeña decoración que tienen las baldosas de la pared, sintiendo lo delicioso que es tener a mi padre dentro de mí, con sus manos enterradas en mi cintura mientras su cuerpo se mueve con fuerza detrás de mí. Escucho sus bufidos y el sonido de los fuertes embates que me tienen loca de placer dónde estoy, apretando la esponja con fuerza, dejando que mi padre haga conmigo lo que quiera.
-Aaasahh, si. Dame más, dame más. Parteme, papi. Soy tuya.- susurro los jadeos y gemidos mientras su caderas chocan contra mi trasero con tanta fuerza que no puedo seguir lavando, no cuando tengo que agarrarme del borde para conectar con sus caderas y profundizar las embestidas.
-Ahh, bebé. Que rica te sientes... Ummm, me aprietas tanto. Este coño joven es mío, y me lo voy a follar tanto que mis hijos saldrán de aquí. Eres mía, solo mía. - me agarra de la pierna y la coloca sobre la encimera. Mis manos buscan agarre cuando quedo completamente abierta a él y grito cuando me penetra con fuerza, con tanta que mi cuerpo grita de dolor y placer cuando me da con esa potencia.
Sus manos se enredan en mi cabello y su mano libre rodea mi cuelloo. Sus caderas no paran de chocar contra las mías con fuerza, y es tanta la exitación que giro mi rostro para ver la boca de mi padre soltando jadeos de placer hasta que se viene dentro de mí.
-Aaaashahhhh.- jadeamos los dos y nos miramos mientras los orgasmos de ambos se extienden por todo nuestro cuerpo. Suspiro y lo veo a los ojos.
Él no se sale, solo me mira con lujuria, con su mano todavía apretando mi cuello y la otra enrededa en mi cabello.
-Papi, que rico me follas.- admito y el sonríe. Mis ojos se enfocan en el brillo de sudor posado en su frente y es tanto el placer que corre por nuestro cuerpo que casi no escuchamos una puerta cerrarse.
Él se aleja rápidamente de mí y yo me acomodo el short y el cabello, mientras él se sube los pantalones. Yo me apuro y limpio todo lo que parezca leche bizcosa y dejo que el agua lave los platos, con mi corazón latiendo a millón cuando escucho los pasos bajar las escaleras.
- ¿Amor? - cierro los ojos sintiendo las réplicas del orgasmo todavía navegar por mi cuerpo y después escucho a mí padre.
-Te hacia en el quinto sueño.- le responde mi padre y yo me niego a voltear, solo los escucho, hasta el bostezo de mi madre detecto.
-Escuche ruido extraños en mi sueño y me desperté, ¿Que estabas haciendo? - el miedo se instala en mi vientre y siento ganas de vomitar. Tan cerca.
¿Y si hubiera bajado mientras me follaba? Dios mío, ¿y si no hubieramos escuchado la puerta cerrarse? Nos habría encontrado en el acto.
Su esposo y su hija, follando en la cocina dónde tantas veces nos ha preparado comida.
-Estaba jugando mientras acompañaba ha Alisa. Y sabes que me gusta escuchar el sonido de los disparos mientras juego, así que tal vez fue eso.- pido que le crea.
Me giro y le lanzo una sonrisa a mí madre, la cual ella imita.
-Ya me tenía verde, mami. - ella se ríe y niega, viéndolo mal pero con diversión.
-Bajale volumen, de verdad quiero dormir.- mi padre asiente como un niño bueno y ella se marcha.
Un suspiro de alivio me llena y dejo el plato que llevo como una hora lavando a un lado, cerrando la llave y apretando los bordes de la encimera con mis manos después.
No podemos hacer esto con ella aquí. Es demasiado peligroso. No quiero perder a mi madre, pero tampoco quiero que mi padre me deje de follar.
-Hay que parar esto.- le digo cuando siento su presencia detrás de mí y salto cuando el ardor se extiende por mi trasero cuando me da una nalgada.
-Esta bien... Pararemos mientras tu madre esté aquí.- asiento y no lo veo, solo termino de lavar los platos.
No es correcto lo que hacemos, pero como siempre, lo prohibido es tan exitante que mi mente me traiciona, porque me imagino a mi padre follandome con mi madre al otro lado, sin saber nada, sin escuchar sin saber lo que su esposo hace con su hija.
De solo pensarlo me mojo por completo.
Quién diría que hacer ejercicio me produjera esto... Aunque admito que estos día he hecho mucho, solo que no de la forma tradicional.
Ella es asistente empresarial y siempre anda viajando con su jefe. Mi padre muchas veces le ha dicho que no necesitaba de ese trabajo, que él fácilmente nos mantenía.. y era verdad, él es socio de una empresa de construcción bastante grande aquí en la ciudad y su trabajo le dejaba mucho dinero.
Yo estaba en el primer semestre de la universidad, pero como estábamos en lo que se llama semana santa, estaba de vacaciones, así que estaba relajada en la piscina cuando escucho que mi padre llega bastante molesto, gritando por teléfono sobre un empleado incompetente que no sabía redactar unos informes bien.
A mí no me gusta escucharlo gritar, así que me levanto y me acomodo mi pequeño bikini antes de colocarme una bata encima un poco transparente. La verdad yo no tenía ni intención ni idea de que lo que iba a pasar los siguientes días.
Entro a la casa y saludo a mi papá con la mano, pero él me ignora y sigue gritando por teléfono. Está rojo y sus venas se le ven en el cuello, así que voy a buscarle un vaso de limonada que hice y unas galletas que sé que le gustan.
Él va hacia su estudio y se sienta, viendo hacia la ventana sin dejar de hablar. Cómo una buena hija le coloco la bandeja de galletas pequeña y la limonada.
-Gracias hija.- susurra antes de seguir con lo suyo y yo me giro, golpeando con mi cadera una pelota de tenis que se mete debajo del multimueble. Que estúpida soy a veces.
Me pongo de rodillas y la busco con la mirada, maldiciendo entre dientes cuando la veo algo lejos. Cómo puedo meto mi delgado brazo, lanzando mi cuerpo hacia el frente hasta que estoy prácticamente pegada a la madera. Mis dedos tocan la pelota y siento un frío tirar mis nalgas antes se sentir la vergüenza sonrojar mi piel. Mierda.
La tomo y la saco, levantándome de inmediato, con un silencio en la habitación. Me giro buscando a mi padre y lo encuentro con su teléfono pegado a la oreja y con la mirada en la ventana. Uff, no me vió.
Coloco la pelota en su lugar y mis ojos se van hacia su entrepierna, sintiendo de la nada como mi vientre vibra de exitación y mis jugos mojan a la tela.
-Voy a... Ya me voy.- me despido y el no me dice nada. La imagen de su bulto me detiene fuera de la habitación y me siento no solo enferma, sino también sucia por lo que mi cerebro envía a continuación..
La imagen de mi padre de pie frente a mí, con su verga afuera y exigiendome que me la coma, lo cual hago con ganas, chupando con ansias y tragandome su leche cuando se viene en mi boca.
Con calor corro hacia mi habitación y me niego a tocarme.
Solo fue el calor del momento. Mis hormonas están alborotadas.
****
Al día siguiente bajo con mi outfit de ejercicio. Un pequeño short de licra y un sostén deportivo. Entro a la habitación y me sorprendo al ver a mi padre levantando pesas. Mis ojos se van hacia su entrepierna y me siento sucia de nuevo.
- Bendición, papá.- apenas la pido me imagino el porno que busque anoche sin querer queriendo.
-Dios te bendiga hija.- me responde con una sonrisa.- No me vas a dar mi beso de buenos días.- sonrojada camino hacia él, sin dejar de recordar cómo me masturbe en su nombre en la noche.
-Buenos días.- susurro y lo veo colocar la pesa en su lugar cuando me acerco, colocándome entre sus piernas para darle un beso, que queda cerca de sus labios. Ideas estúpidas se que cruzan por la cabeza, como sentamre sobre él y pegar mi trasero a su verga que tanto quiero en mi boca y en mi coño. Tengo tantas ganas de tenerlo dentro de mí que tengo miedo que mi exitación se note en la tela de la licra, ya que es lo único que cubre mis partes.
- ¿No vas a calentar? - pregunta mi padre cuando ve que voy usar la caminadora.
-No es necesario. No voy a empezar a correr de una.- mi padre se levanta y mis ojos se efocan en el sudor que baja por sus brazos. Tiene una camiseta, la cual se quita, dejando que me pierda en el cuerpo que nunca antes había visto con tantas ganas.
El ejercicio y comida sano lo mantenía en forma. A su edad de 50 años era la envidea de muchos mocosos de mi edad, porque nadie era capaz de lucir una camiseta como él.
-Es lo mejor. Te puede dar un calambre.- frunzo el ceño, porque nunca me ha dado un calambre, pero estoy en un punto dónde no le quiero decir que no, así que comienzo a mover mis articulaciones.
-¿Cuando vuelve mamá? - pregunto y paso mi brazo por encima de mi cabeza, doblandome hacia un lado mientras lo veo.
-En unos días, me dijo que estaba cerrando un importante trato.- asiento y me sigo estirando mientras él alza las pesas más pequeñas.
- ¿Cuando empiezas las clases de nuevo? - toco la punta de mi pie con los dedos.
-Lunes.- respondo. Hoy es miércoles.
Muevo mi torso hacia adelante y mis zapatos se resbalan, haciendo que caiga como una idiota. Mi padre corre a mi ayuda y hago una queja por el golpe que me di en la frente.
- ¿Estás bien? - asiento y me levanto. Mis manos se llevaron el mayor golpe.- Mejor te sostengo cuando hagas eso.
- ¿Qué? - el me voltea.- No, yo puedo. - me ignora.
-No quiero que te hagas daño.- lo miro sobre mi hombro.- Papi cuida a su bebé.- me sonrojo y asiento. Él coloca sus manos en mis caderas y yo me inclino, mordiendome fuerte el labio cuando me pega su entrepierna al trasero.
Eso... Eso fue a propósito.
Gimo en mi mente y me inclino de nuevo, tocando el suelo y echando mi trasero hacia atrás, aunque el agarre de sus manos ayuda. Exitada me quedo un rato así y siento los pequeños golpes que me da su bulto en la entrepierna. Esto no puede ser casualidad.
Me levanto de nuevo y estiró mis brazos hacia arriba antes de volver al suelo y tocar. Me pega con más fuerza y el contacto provoca que un gemido se me escape. No sé si me escucha, pero me pega con más fuerza, prácticamente restregandose.
Me levanto de nuevo y no espero mucho, lanzandome de nuevo al suelo para que se pegue a mí. No sé si lo hice muy brusco, pero escucho la tela de mi licra romperse. Trato de levantarme, pero un jadeo de placer se me escapa cuando siento el aire frío chocar contra mi piel antes de que sienta el bulto de mi papá entrar en contacto con el.
Ni siquiera me muevo, solo dejo que se mueva de adelante hacia atrás rápidamente sin dejar mucho espacio. Es como si me estuviera follando, pero todavía tiene su jogger puesto.
-Ponte de rodillas y estirate.- le hago caso. Estoy pensando con la vagina, eso es obvio.
Me coloco de rodillas y coloco mis manos contra el suelo. Este es uno de mis estiramiento y es la misma posición en la que estuve ayer cuando recibí la pelota.
Quedó acostada en el suelo y después me lanzo hacia atras, como quedando en cuatro y pegándome a él. Ya no lo necesito porque no me puedo caer si ya estoy en el suelo, pero ninguno dice nada. Solo sigo haciendo los calentamiento por varios minutos.
- Está haciendo demasiado calor.- me dice y siento cuando rompe la licra, dejándome completamente desnuda abajo.- Así está mejor, ¿No crees?
-Si.- Jadeo.- Mejor. - me lanza al suelo de nuevo y mis caderas pierden su agarre, así que no espero mucho antes de volver a subir, gritando cuando su verga me llena por completo, penetrandome con tanta fuerza que siento sus bolas chocar contra mi clítoris.
- ¡Papá! - grito y el sale y entra con fuerza ,provocamdome otro grito de placer.- Si.- suspiro.
-Estas es un mejor ejercicio, bebé. - asiento y me comienza a penetrar con tanta fuerza que me lanza hacia el frente varias veces mientras su bolas no paran de chocar contra mi.
Las embestidas son certeras y su enorme verga que me destroza con cada movimiento, se adentra en mi canal con tanta facilidad por lo mojada que estoy. Mis jugos bajan por mis piernas mientras el me toma de las caderas con fuerza y me suelta nalgadas.
-Mirate. Tragándote todo- no para de follarme y yo gimo, sintiéndome deliciosa.- Mira cómo te tragas la polla de tu papá. ¿Te gusta? - asiento y me suelta una nalgada.- Responde.
-Si, me gusta. Ah, papi, follame más.- no para de penetrarme y de la nada me suelta, agarrando mi cabello con fuerza, alzandome.
- Eres una niña mala.- me voltea y me penetra con sus dedos cuando me hace alzar la pierna.- Follando a tu padre en semana santa.- me lanza contra el mueble sin suavidad. Este hombre no parece mi padre.
El dulce hombre que me ha criado durante 18 años, tratandome como una zorra y me encanta.
-Te estás follando a tu hija. A tu bebé.- le digo y el me sonríe antes de arrodillarme y penetrarme con su lengua, mordiendo y chupando, sin dejar de penetrarme con sus dedos. Lanzo mi cabeza hacia atrás y le gritó que no pare mientras me hace un oral tan delicioso que me tiene vibrando de placer.
-Mas, papi. Más. - agarro su cabello y lo pego más a mí mientras él sigue follandome con sus dedos y su lengua.- Cómeme el coño, papi. Comete el coño de tu hija, así.- lo miro a los ojos y lo veo levantarse justo cuando mi orgasmo toca la puerta.
-Te voy a dar duro.-asiento como niña buena y grito cuando me penetra. Rodea su cintura con mis piernas y dejo que me penetre como a él le gusta, como el quiera. Soy suya. Soy su niña, soy su bebé y está en su derecho.
Nuestros gemidos y nuestro contacto carnal es lo único que se escucha en la habitación.
-Ah, si. Papi, dame más. Follate a tu niña.- cada que digo es como si se exitara más, porque aumenta la potencia y veo como su pene entra dentro de mí con ansias. Se mueve con tanta brutalidad que siento el mueble moverse y chocar contra la pared, haciéndola temblar.
Grito su identificativo cuántas veces puedo y el me ve con tanto deseo que mi orgasmo explota, llenandolo de mis jugos, aunque no para de penetrarme con fuerza, solo se inclina hacia el frente y se come mis pequeñas tetas. Son las tetas de su bebé.
Me siento en el cielo, o en el infierno. No lo sé, solo el siento plena, libre, dichosa.
- ¿Lo quieres dentro? - asiento y me toma fuerte de las caderas.- ¿Quieres a tus hermanitos dentro?
-Si, papi. Damelos. Los quiero dentro.- mira al techo como dando gracias a Dios y se sale, agarrándome con fuerza de los brazos y girandome hacia dejar mi trasero a su disposición.
- ¿Quieres darle nietos a tu mamá? - eso debería hacerme sentir mal, pero solo provoca mi segundo orgamo cuando me penetra con fuerza y me nalgea. me agarro de el mueble como puedo y lo recibo.- Responde.
-Si, papi. Quiero darle nietos.- eso como que lo vuelve loco, porque me lanza al suelo y me gira, alzando mi pierna para colocarla sobre su hombro antes de penetrarme, chocando mis bolas contra mis nalgas.
-Vamos a darle nietos.- asiento llena de placer y grito cuando su dedo golpe mi clítoris. Nos movemos sobre el suelo y lo siento crecer dentro de mí antes de que su leche me llene por completo. No para de follarme y yo no paro de gritar de placer.
-Toma a tus hermanitos, tomalos todos.- asiento obediente y dejo que se hunda por completo en mí.
Cuando se separa tengo tanta leche dentro que siento como sale, y él se queda viendo su trabajo, metiendola de nuevo en mi coño con sus dedos. Cómo una niña buena mantengo mis piernas abiertas para él, con sus vista fija en mis pliegues.
-Ya estás lista. Estás bien caliente.- sonrió y pego mi cabeza al suelo, viendo el techo.
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Mi madre me abraza apenas llega y yo me pego a ella, sientiendo la culpa crecer dentro de mí y mis mejillas sonrojarse por lo que ha estado ocurriendo esas dos semanas.
Aprieto mis piernas, por la cuales todavía baja la leche de mi padre, que espera para abrazar a mi madre.
-Ay, como los extrañe.- mi madre toma mi rostro entre sus manos.- Estás como más radiante, no sé qué te estás haciendo, pero no lo dejes.- me sonrojo todavía más y veo como mi padre se acerca y le da un leve beso en los labios.
Espero los celos y el sentido territorial, pero no me da nada, solo culpa por lo que llevo haciendo.
Recuerdo como hace unas horas me tenía de piernas abiertas frente a él mientras estaba en una llamada con uno de sus socios, hablando sobre una fiesta muy entretenida, con sus dedos en lo más profundo de mi canal y con mis dientes mordiendo fuertemente mis labios para no soltar ningún gemido, proque todos sus amigos sabían que mi madre estaba de viaje.
Después de eso mi padre me follo sobre su escritorio tan deliciosamente que ni siquiera recuerdo cuántas veces me vine con él dentro de mí. Incluso en ese momento recibió una llamada de mí madre y aunque me pidió que me fuera, me puse de rodillas y se la chupe con ganas mientras él me tomaba del cabello con fuerza para que lo llevara más profundo en mi boca y así lo hice, comi de él y cuando mi madre le pregunto por mí, me levanté y él hizo como que me llamada, pero lo cierto es que me abrí de piernas sobre él y me lo tragué completo con mi canal, mirándolo a los ojos con mi boca abierta por la exitación y tomando el teléfono de su mano, con él moviéndose en círculo debajo de mí.
-Hola, mami ¿Cómo te va en el viaje? - la escucho mover algunas cosas y mi padre comienza a alzarme con sus caderas, haciendo que salte sobre él sin dejar de verlo y sin dejar de hablar con mi madre.
-Maravilloso, extrañandolos horrible. Ya estoy ansiosa por estar con ustedes.- sonrío y la excitación envía mi rostro hacia atrás cuando mi padre, su esposo, me empieza a chupar los senos sin dejar de follarme.
-Ya falta poco para vernos, mami. No te olvides de mí y tráeme algo.- suelto un suspiro por lo delicioso que se siente que mi padre me penetre, suave pero profundo, chocando sus piernas contra mi trasero con cada embestida.
-Siempre me acuerdo de ti. Espero que estés cuidando de tu padre - mis ojos se van hacia nuestra unión y quiero gritar por lo rico que se siente. Necesito que me dé más duro, que lo sienta presionarse salvaje contra mí.
-Claro que sí, soy una buena niña.- mi padre suspira y sonríe, pasando su lengua por mi pezón erecto que exige su atención.
-Claro que sí, mi amor. Pásame a tu padre.- me despido y le tiendo el teléfono a mi progenitor, sin dejar de tenerlo a adentro, solo que ahora yo soy la que salto con más fuerza sobre él y aprieto mi canal alrededor de su miembro duro y grueso que tanto me llena.
Él me toma de la cadera y habla un rato con mi madre hasta que termina la llamada, para seguir follandome, solo que está ves me coloca sobre su escritorio, con una pierna sobre su hombro y la otra de apoyo, y me da así, tan duro que muchas cosas caen al suelo, incluyendo varios papeles, que más tarde me hace recoger en cuatro con uno de mis vibradores dentro de mí.
En resumen, la mejor puta semana de la vida.
- Oye hija, estás callada hoy.- arqueo mis cejas y alejo el dulce que me dió hace unos minutos. Ellos estaban comiendo lo que les preparé, pero yo no tenía hambre.
-Estaba pensando - veo a mi padre de reojo.- ¿Quedó buena la comida? - observo que han comido casi todo.
-Deliciosa, bebé. No sabía que cocinas tan bueno.- le sonrío a mi padre y mi madre asiente apoyándolo, con la boca llena.
-Tiene razón.- termina de tragar.- Está es en definitiva la mejor comida que has hecho.- sonrío feliz, aunque crece la duda dentro de mí. Ya he cocinado antes, muchas veces, ¿Acaso no les gustaba? Nueva crisis existencial.
-Estoy cansada.- se levanta mi madre.- Quiero ayudarte a lavar todo, pero estoy que me caigo del sueño. Estas semanas fueron rudas y solo quiero dormir.- me da un beso en la frente y se va a dar un beso a mi padre, antes de irse.
Yo la veo de reojo y me levanto recogiendo los corotos que llevo a la cocina, sintiendo la mirada de mi padre sobre mí mientras camino. me muerdo el labio cuando coloco todos los platos en su lugar, alegrandome por estar vestida con un diminuto short de pijama y una pequeña camiseta de tiras que llega un poco más arriba de mi ombligo. Cómo estoy en la comodidad de mi casa, no uso sostén, así que siento como mis pezones ahora erectos chocan contra la tela de algodón, lo que me excita por el suave contacto.
Dejo que el agua choque contra mi piel mientras lavo los platos, aunque estoy alerta por alguna razón. No me giro, en ningún momento, ni siquiera cuando siento su presencia detrás de mí.
Él se acerca lentamente y su mano se coloca sobre mi trasero, acariciándome suavemente. Yo no dejo de lavar los platos, aunque me lanzo un poco hacia atrás, tratando de buscar más contacto, el cuál me da cuando su frente se pega contra mi espalda, por completo. Siento su miembro acariciar la línea de mi trasero, aunque los dos estemos cubiertos.
Una línea de reconocimiento llega a mi cerebro y lo miro sobre mi hombro.
-Mamá puede bajar en cualquier momento.- susurro, aunque es imposible que ella me escuche.
-Esta cansada, no se despertara con nada.- dice un tono un poco más alto y gimo cuando se pega más a mí, restregandose por completo en mi trasero.
Para este momento, estoy desperdiciando el agua en vez de lavar algo.
-No es buena idea, papá... No está bien lo que hacemos.- la culpa llega a mí pensando en lo mucho que mi madre se enojaría si llegara a descubrirnos.
-Eres una mujer.- pasa sus dedos por el elástico de mi short y su mano comienza a bajar por mi vientre hasta tocar levemente mis pliegues.- Y soy un Hombre. Tenemos deseos carnales, lo más normal del mundo. La lujuria existe desde la creación de la humanidad, hija. No estamos haciendo nada malo.- su dedo toca levemente mi botón feliz y muerdo mi labio para evitar que el gemido salga cuando la ola de exitación sube por todo mi cuerpo.
-Estoy segura, que esa es la peor escusa que he escuchado para cubrir una infidelidad.- mi padre me besa el lóbulo de la oreja y su dedo se presiona más, comenzando a moverse en círculos, jugando con el botón que aumenta mi respiración por lo delicioso que se siente ser tocada ahí.
-Hija, no es infidelidad. Solo nos estamos demostrando el amor más puro y real. No hay como el amor entre un padre y una hija.- aumenta el ritmo y es como si dejara de sentir el agua tocar mi piel cuando su toque aumenta y mi cuerpo se lanza hacia atrás. Mi cabeza cae contra su hombro y gimo bajito cuando su dedo no deja de jugar, solo aumenta la diversión llena de placer cuando entierra un dedo en mí, y mis paredes lo aprietan antes de que entierre otros dos.
Ya estoy acostumbrada a tenerlo dentro de mí, pero el placer es tanto que no paro de desear que me coloque en la posición que quiera y me folle como sólo él lo ha hecho. Lo necesito sobre mí, debajo de mí, pero dentro de mí.
-Papi, demuéstrame tu amor ahora.- gimo y no espera un segundo solo baja mi short rápidamente y me gira, dejando que vea sus ojos tan parecidos a los míos.
Sus labios chocan contra los míos y demostramos lo hambrientos que estamos por el otro cuando me folla la boca con su lengua, mordiendome y chupándome, moviendo sus labios con violencia contra los míos mientras sus manos alzan mi pierna derecha y la coloca sobre su hombro. Mi flexibilidad lo excita, porque se separa para ver lo abierta que estoy para él y estoy segura que ve mis jugos hacer brillar mi piel antes de que me penetre con sus dedos unos cuantos minutos, volviendo a besarme, hasta que se separa y se arrodilla ante mí.
Con la boca abierta y los suspiros que provoca mi exitación, veo hacia las escaleras, con una pizca de miedo, imaginándome a mi madre bajar las escaleras y encontrándose a su hija abierta de piernas con su esposo, mi padre, con su rostro enterrado en mi entrepierna.
Esa pizca de miedo desaparece cuando siento que su lengua entra en acción y comienza a moverse dentro y fuera de mi coño. Mi pierna todavía se encuentra sobre su hombro, así que busco la estabilidad que necesito cuando mi placer es tan grande que mi mano busca enterrar su lengua más dentro de mí. Mis dedos se entierran en su cabello y cierro mis ojos cuando las vibraciones que suben por todo mi cuerpo son tantas. Me siento tan placenteramente divina que no me importaria que mi madre nos viera mientras él siguiera haciendo eso de la lengua.
La siento dentro de mí, sus labios nos paran de chuparme y sus dedos solo se mueven entre mis pliegues, tocando todos los puntos exactos que hacen que mi cuerpo explote en un placer tan divino que me siento en el cielo, como si le estuviera dando la mano a un ángel, joder, como si estuviera siendo comida por un ángel.
-Papi, Papi.- susurro su nombre repetidas veces - Ay, papi, te quiero dentro.- el se bebe todo mi néctar y nuestras miradas se encuentran, y no hay nada más jodidamente placentero que ver esos ojos que heredé mientras su lengua juega con mi botón y sus dedo se mueven adentro y afuera en mi canal.
-¿Qué quieres, bebé? - mueve sus dedos y yo cierro los ojos echando la cabeza hacia atrás cuando la onda eléctrica se posa en mi vientre, construyendo una enorme bola de placer dentro de mí, esperando a ser liberada.
-Te quiero dentro, papi. Quiero que me folles.- lo veo de nuevo y él se separa de mí, acariciando su miembro erecto que no sé en qué momento saco, pero no me quejo.
Lo veo ahí, en su mano, siendo acariciando mientras no para de mirarme, y de la nada me vuelve a dar hambre, así que dando una última mirada a la escalera, me arrodillo ante él y acomodo mi cabello.
-¿No me quieras dentro, bebé? - lo miro sobre mí y humedezco mis labios, viendo cómo su mano no para de masturbar ese delicioso miembro, con ese exquisito líquido salir de la punta, el cual saboreo con mi lengua un poco.
-Me dió hambre, papi ¿Le das de comer a tu hija? - paso de nuevo mi lengua por la punto y me acerco más, acariciando esos fuertes muslos torneados por el ejercicio, y voy subiendo.
-Claro, bebé. Déjame alimentarme.- abro mi boca y el se entierra dentro. Gime y lanza su cabeza hacia atrás, y yo no paro de mirarlo, sintiendo mi placer cuando su propio placer lo hace temblar, así que aparto su mano y aprieto su base con la mía, comenzando una mamada violenta que hace que su mano se enrede en mi cabello y guíe mi cabeza más hacia él.
Lo entierro más profundo en mi boca y una arcada lo excita, porque me aprieta tanto contra él, que solo uso mi lengua para acariciarlo mientras mis manos se agarran de sus nalgas. Mis uñas se entierran con fuerza y él se sale, dejando consigo el rastro de baba llena de su pre-semen, el cual me como completo cuando comienzo el vaivén de meterlo y sacarlo mi boca, acariciando sus bolas llenas de mis hermanos con una mano, y masturbando lo que no me meto en la boca con la otra.
Sus gruñidos me tienen toda llena de jugos, las cuales siento mojar la parte de interna de mi muslo, pero no me doy placer, porque sé lo quiero dar a él.
-Asi, comete la polla de tu papi. Aaaahhh que rico que me la mamas, bebé. Cómetela toda. Lo haces mejor que tu madre, joder.- eso en vez de secarme, me moja todavía más, porque se la chupo con ansias y lo hará recordarme cuando la boca de mí madre se le coma también.- Ay, bebé... Que rico me la chupas, ya estoy cerca.- mamo con más fuerza y de la nada me alza, colocandome de espaldas a él. El movimiento fue tan brusco que lo que tenía en mi boca salió y mojo ciertos lugares de la cocina mientras mis manos se apoyaban en la encimera.
Mi cuerpo yapreparado se inclina para que el lo disfrute cómo quiera, pero no me penetra de una, solo se acerca y chupa mi lóbulo.
-Anda, lava los platos. No quiero molestar a tu madre.- un gemido sale de mis labios y volví a encender para que el agua saliera, tomando la esponja en mis manos y pasándola por encima de los platos sin realmente hacerlo.-Asi, no dejes de hacerlo.- el comenzó a pasar la cabeza de su miembro por los pliegues y casi dentengo lo que hago, pero una nalgada me hace soltar un grito ahogada y tengo que morderme el labio para no soltar otro gemido.
-Papi... Por favor.- le suplico cuando comienza a pasar la cabeza de su pene por mis pliegues sin infrigir penetración, que es lo que quiero, lo que mi cuerpo desea con ansias.
-No dejes de lavar, si lo haces me detengo.- asiento y apago el agua, solo enjabonando los platos mientras siento como mi padre me penetra solo un poco mi coño ardiente de expectativa por lo que sucederá después.
-Papi, por favor. Follame.- le pido y una fuerte embestida me saca un grito que oculto cuando me muerdo el labio con fuerza. La presión que ejerzo sobre el plato casi hace que se rompa, pero no paro de fregar mientras mi padre me embiste con fuerza.
Sus caderas chocan contra mi trasero y mi boca se abre por los suspiros, jadeos y gemidos que salen de mi, con mis ojos fijos en la pequeña decoración que tienen las baldosas de la pared, sintiendo lo delicioso que es tener a mi padre dentro de mí, con sus manos enterradas en mi cintura mientras su cuerpo se mueve con fuerza detrás de mí. Escucho sus bufidos y el sonido de los fuertes embates que me tienen loca de placer dónde estoy, apretando la esponja con fuerza, dejando que mi padre haga conmigo lo que quiera.
-Aaasahh, si. Dame más, dame más. Parteme, papi. Soy tuya.- susurro los jadeos y gemidos mientras su caderas chocan contra mi trasero con tanta fuerza que no puedo seguir lavando, no cuando tengo que agarrarme del borde para conectar con sus caderas y profundizar las embestidas.
-Ahh, bebé. Que rica te sientes... Ummm, me aprietas tanto. Este coño joven es mío, y me lo voy a follar tanto que mis hijos saldrán de aquí. Eres mía, solo mía. - me agarra de la pierna y la coloca sobre la encimera. Mis manos buscan agarre cuando quedo completamente abierta a él y grito cuando me penetra con fuerza, con tanta que mi cuerpo grita de dolor y placer cuando me da con esa potencia.
Sus manos se enredan en mi cabello y su mano libre rodea mi cuelloo. Sus caderas no paran de chocar contra las mías con fuerza, y es tanta la exitación que giro mi rostro para ver la boca de mi padre soltando jadeos de placer hasta que se viene dentro de mí.
-Aaaashahhhh.- jadeamos los dos y nos miramos mientras los orgasmos de ambos se extienden por todo nuestro cuerpo. Suspiro y lo veo a los ojos.
Él no se sale, solo me mira con lujuria, con su mano todavía apretando mi cuello y la otra enrededa en mi cabello.
-Papi, que rico me follas.- admito y el sonríe. Mis ojos se enfocan en el brillo de sudor posado en su frente y es tanto el placer que corre por nuestro cuerpo que casi no escuchamos una puerta cerrarse.
Él se aleja rápidamente de mí y yo me acomodo el short y el cabello, mientras él se sube los pantalones. Yo me apuro y limpio todo lo que parezca leche bizcosa y dejo que el agua lave los platos, con mi corazón latiendo a millón cuando escucho los pasos bajar las escaleras.
- ¿Amor? - cierro los ojos sintiendo las réplicas del orgasmo todavía navegar por mi cuerpo y después escucho a mí padre.
-Te hacia en el quinto sueño.- le responde mi padre y yo me niego a voltear, solo los escucho, hasta el bostezo de mi madre detecto.
-Escuche ruido extraños en mi sueño y me desperté, ¿Que estabas haciendo? - el miedo se instala en mi vientre y siento ganas de vomitar. Tan cerca.
¿Y si hubiera bajado mientras me follaba? Dios mío, ¿y si no hubieramos escuchado la puerta cerrarse? Nos habría encontrado en el acto.
Su esposo y su hija, follando en la cocina dónde tantas veces nos ha preparado comida.
-Estaba jugando mientras acompañaba ha Alisa. Y sabes que me gusta escuchar el sonido de los disparos mientras juego, así que tal vez fue eso.- pido que le crea.
Me giro y le lanzo una sonrisa a mí madre, la cual ella imita.
-Ya me tenía verde, mami. - ella se ríe y niega, viéndolo mal pero con diversión.
-Bajale volumen, de verdad quiero dormir.- mi padre asiente como un niño bueno y ella se marcha.
Un suspiro de alivio me llena y dejo el plato que llevo como una hora lavando a un lado, cerrando la llave y apretando los bordes de la encimera con mis manos después.
No podemos hacer esto con ella aquí. Es demasiado peligroso. No quiero perder a mi madre, pero tampoco quiero que mi padre me deje de follar.
-Hay que parar esto.- le digo cuando siento su presencia detrás de mí y salto cuando el ardor se extiende por mi trasero cuando me da una nalgada.
-Esta bien... Pararemos mientras tu madre esté aquí.- asiento y no lo veo, solo termino de lavar los platos.
No es correcto lo que hacemos, pero como siempre, lo prohibido es tan exitante que mi mente me traiciona, porque me imagino a mi padre follandome con mi madre al otro lado, sin saber nada, sin escuchar sin saber lo que su esposo hace con su hija.
De solo pensarlo me mojo por completo.
Quién diría que hacer ejercicio me produjera esto... Aunque admito que estos día he hecho mucho, solo que no de la forma tradicional.