Mi nombre es Esther, me acuerdo que mis padres me decían que mi nombre significaba estrella y supongo que de cierta forma eso condicionó mi vida, brillaba en mi trabajo pero era una más de entre tantas mujeres que trabajan todo el día en una constelación donde destaca la monotonía. Tengo un puesto gerencial donde mi actividad y cargo me aleja de los empleados, tengo que ser fría y calculadora, aunque se vea como una posición de poder, también es duro para una mujer no sentirse querida y lo que es peor sentir a mis empleados no como compañeros de labor, sino como enemigos, especialmente entre las mismas mujeres que fueron mis compañeras años atrás, pero bueno es la vida que me toca.
Soy madre soltera, tengo 37 años y vivo con mi hijo Diego que tiene 18, nuestra relación era normal, o por lo menos lo que supongo que puede ser normal entre una madre soltera y su hijo, yo lo cuidaba pero no lo mal criaba, en sí éramos muy independientes el uno del otro, casi no sabía de sus relaciones con otras chicas de su edad, no me contaba, no sé si por vergüenza o porque mi actividad que ocupaba casi todo el día no nos daba la oportunidad de entablar ese tipo de relación. Él estudiaba mientras yo trabaja y nos veíamos todos los día cuando yo llegaba del trabajo, casi siempre para la cena, el escaso tiempo hacia que la cocina fuese casi desconocida para mí pero cuando tenía algo de tiempo se podría decir que para mí era como el hobby que me relajaba.
Mi cargo en el trabajo necesita de mi formalidad en la vestimenta, siempre uso ropa de ejecutiva, faldas unos dedos arriba de las rodillas combinando con el traje y camisa de color claro generalmente blando, los zapatos elevaban mi figura sobre las demás mujeres, pienso que son una forma de mostrar mi sensualidad ya que los altos tacos resaltan mi cola en forma tentadora. Soy alta y me mantengo en buen estado físico, hago yoga hace años, primero concurría a algún instituto, pero la falta de tiempo me obligo a practicarlo en casa, es una actividad que te mantiene en forma y a su vez relaja.
En casa me relajaba un poco en la vestimenta, pero no tanto y no por vergüenza, sería que la costumbre era más fuerte. La casa en la que vivimos es grande y hasta tiene una piscina, pero siempre uso trajes de baño enterizos que no dejan ver mucho, así que mi hijo sólo me ve como su madre.
Esta monotonía un día cambio y mi forma de ver la vida también. Desde que vivo con mi hijo pocas veces pude salir con alguien, creo que mi situación nadie la quería compartir, pero mi actividad supongo que era la principal barrera. Ya no tenía contacto con mi familia, a mis padres no los vi más después de quedar embarazada, estábamos solos en el mundo, pero era nuestro mundo.
Me acuerdo que era un viernes, venia de una semana complicada, estaba agotada por el trabajo, decido regresar a casa alrededor del mediodía, ya había delegado trabajos y necesitaba descansar un poco. Mi hijo desde hacía más de una semana se encontraba todo el día en casa, empezaban sus vacaciones de la universidad a la que concurría. En realidad no necesitaba apurarme para regresar a casa, pero mi ansiedad hacía que acelere el paso para llegar, dejo el auto en el garaje de casa y camino apurada hacia el pórtico de entrada, el mismo tenía tres escalones ante de la puerta de entrada. Piso el primer escalón y cuando levanto la otra pierna para dar el segundo paso siento cuando se quiebra el taco de mi zapato, el del pie de apoyo, fue instantáneo, aparecí en el suelo, caí sentada sobre el borde del escalón, se me nubló la vista, en realidad conocí que es ver las estrellas, tenía un dolor impresionante en el medio del culo, casi no podía respirar. Mi hijo que estaba en casa parece que escucho el grito de cuando me golpee, yo no me di cuenta que había gritado, abre la puerta y me ve acostada en el piso. El maletín por un lado abierto con los papeles desparramados por todos lados.
-¿Qué te paso?
-Me caí, no me puedo mover.
-espera que te ayudo
Era verdad, el dolor era insoportable, no me dejaba abrir los ojos, hasta me lagrimeaban. Me toma con sus brazo por debajo de los míos y me ayuda a levantar, suerte que es fornido y no tuvo problemas en levantarme, me acompaña adentro y me deja sentada en un sillón de dos cuerpos que se encuentra en el ******, sale corriendo a recoger los papeles y el maletín que habían quedado tirados en la entrada. Yo no aguantaba el dolor, necesito recostarme y lo hago. Sentía las piernas dormidas, un cosquilleo que me asustaba. Me frotaba el culo con una mano, pero me dolía hasta cuando lo tocaba. Regresa mi hijo.
-¿Te calmó un poco?
-No, me duele mucho, se me duermen las piernas, ¿me ayudas a ir a mi habitación?
-Si vamos.
Me toma como antes y voy caminando despacio, llego a mi habitación y caigo sobre mi cama, me contorsionaba del dolor.
-¿Cómo te ayudo?
-Puedes llamar a sala de emergencias y pregunta si puede venir Cristina, dile que es una emergencia.
-Si ahora voy.
Diego sale apurado de la habitación a llamar por teléfono. Vivimos en un barrio cerrado de clase alta en el hay un centro comercial, una zona de deportes, escuela y seguridad privada, también cuenta con una sala de emergencia que tiene un equipos de médicos las 24 hs del día para cubrir emergencias que ocurren dentro del barrio, yo conocía especialmente a una médica deportóloga, se llama Cristina, que hacía tiempo que trabajaba ahí, la fui a ver algunas veces cuando me sentí adolorida cuando practicaba algún deporte, sabía que era buena en su especialidad y entendía mucho de traumatismos, además era mujer, me podía ayudar y a esa hora ella seguro estaría trabajando en el lugar.
Regresa mi hijo y me dice.
-Ya le avisé, dice que en unos minutos viene para acá
-gracias hijo, voy a esperarla
Pasaron unos diez minutos y sigo recostada, el dolor continuaba ya me estaba acostumbrando pero no mermaba. Escucho que suena el timbre de calle y siento los pasos de Diego que va recibir a la doctora y viene con ella a la habitación.
-Hola Esther, ¿qué te pasó?
-Me caí en la entrada de casa sentada y me golpee muy fuerte con el borde del escalón de entrada. Se me duermen las piernas
-bueno, vamos a ver, te voy a revisar
Veo que me hijo se retira despacio y nos deja solas, yo sigo a costada boca abajo, seguía con la ropa con la que había llegado del trabajo, solo me había sacado el traje, estaba con la camisa blanca y la falda gris. Me baja el cierre de la falda y me la desliza hasta las rodillas, luego toma la tanga que uso de ropa interior y la baja hasta debajo de la cola. Quedo con el culo al aire.
-Bueno, vamos a ver que tienes.
Con sus dos manos separa los glúteos y mira, también toca por donde comienza la raya del culo.
-está caliente y colorado, perece que fue grande el golpe. ¿Te duele cuando aprieto?
-Ay, si, si, ay
-Bueno, esta parte se va a poner morada por el golpe, igual que los glúteos, tengo que revisar si se quebró el coxis, espera, un momento.
Yo sentía cierta tranquilidad que fuese mujer, no sentía vergüenza de que me tocara, estaba entregada y dolorida como para pensar en otra cosa. Traía un pequeño bolso de primeros auxilios, saca un par de guantes de látex y un pequeño pote que parecía de vaselina o una crema.
-Permiso. Tengo que meter el dedo.
Ya con los guantes puestos mete el dedo índice en el pequeño pote y se unta el dedo, muy despacio siento por el roce del mismo que busca la entrada de mi ano, el esfínter no se resiste mucho gracias al lubricante. Siento que el dedo va entrando despacio, la situación sería agradable si no fuera por el dolor que crecía mientras entraba más profundo.
-¿Duele?
-Ay, ay, si, si, si
-Bueno aguanta un poco más tengo que sentir el coxis
Revuelve el dedo, hasta que lo consigue, en ese momento me sobresaltó, le apreté el dedo con el esfínter, el dolor era muy intenso, me quejaba, pero ella continúa moviendo el dedo y lo retira muy despacio mientras me dice.
-¿Cómo se llama tu hijo?
-Diego.
-¡Diego! ¡Diego! ¿Puedes venir por favor un minuto?
Lo llama con unos gritos, yo sigo con la cola al aire, no reacciono como para taparme, él tardo unos segundos en llegar y quedar parado bajo en el marco de la puerta, yo estaba acostada con mi cabeza apuntando la puerta, la levanto un poco y lo veo.
-Gracias Diego, me haces un favor, me puedes traer un poco de papel higiénico del baño.
Yo no atino a decir nada, sentía vergüenza al ver a mi hijo en la puerta, estaba paralizada, pero supongo que la situación de estar expuesta a la mirada de mi hijo me calentaba. Él desaparece al instante y sale presuroso hacia el baño. Ella como si fuera algo normal comienza a describir la situación.
-Esther, por lo que puedo ver y sentir fue sólo el golpe, es muy difícil que sufras una quebradura en el coxis pero siempre existe la posibilidad, te amortiguó el golpe los glúteos, tienes suerte de hacer deporte. Pero el golpe fue muy fuerte, se va a poner muy morada la zona y vas a estar muy sensible, tienes…
En eso regresa Diego con un bollo de papel en sus manos, ella le dice que pase, él entra y le da el papel, sabía que me vería la cola al aire, pero yo apoyo la cabeza en la cama y decido no mirarlo, escucho que entra y sale.
-Gracias Diego. Bueno te decía…
Escucho los pasos de Diego que se alejan hacia la puerta. Ella continua hablando como si nada, suerte que no me podía ver la cara, la sentía caliente de la vergüenza, al mismo tiempo que ella hablaba escuchaba como que acomodaba el papel en sus manos y me comienza a limpiar el culo, sube y baja por la raya de mi cola rozando el ano con presión, eso lo hace varias veces mientras hablaba.
- ….va a estar muy sensible la zona, los glúteos te van dolor por unos días y se te puede dificultar sentarte, el coxis también te va a doler pero es más fácil que sientas puntadas de dolor debes en cuando y un dolor constante, principalmente se conecta con terminales nerviosas de la columna, eso hizo que sientas un hormigueo en las piernas, pero eso se va ir pronto. Ahora te voy a inyectar un calmante y después te indico que hacer.
Todo fue muy rápido, yo la escuchaba con mucha atención, ella prepara una jeringa con lo que debe ser un analgésico y me la aplica en un glúteo, mientras hace eso a un costado mío deja apoyado sobre la cama el papel que uso para limpiarme y sobre este los guantes de látex que había usado. Me doy cuenta que el papel estaba arrugado pero podía ver unos trazos o líneas de color marrón, el mismo color que brillaba en uno de los dedos de los guantes, quede sorprendida al ver eso, pero era algo lógico, no era como en las películas porno donde entran 25cm de carne en el culo y sale el pene sale más limpio de lo que entró, este caso era la vida real. Me sube la tanga y la falda.
-¡Diego! ¡Diego!
Nuevamente llama a mi hijo, me sorprende no lo esperaba, él regresa de inmediato.
-Diego ¿me haces otro favor?
-Sí, si no hay problema.
-Toma, puedes tirar esto a la basura, mientras le explico a tu madre que tiene que hacer, vos también las vas a tener que ayudar un poco hasta que se encuentre mejor.
Nuevamente quede inmóvil de la vergüenza, tenía un primer plano de cuando ella le entregaba el papel y los guantes manchados de mierda, él lo miraba sin decir nada, pero lo toma sin ningún problema, hasta parecía que con ganas, parecía que no podía alejar la mirada del papel y los guantes, se va caminando y sale de la habitación.
-Bueno te decía, el golpe fue fuerte, perece que no hay ninguna quebradura o astilla, eso sería complicado porque son operaciones complejas si eso pasa, pero ya veremos qué pasa la evolución nos va indicar que hacer. Te voy a recetar un analgésico inyectable por si las puntadas son fuertes, seguro van a ser los primeros días y un analgésico local en crema para los glúteos, para que te pases tres veces al día. Puedes tomar ibuprofeno cada 8 horas pero si es necesario. Aplica también frio en forma local con una bolsa con hielo, eso también ayuda ¿Tienes dificultad para ir al baño?
-No, bueno más o menos ¿Por qué?
-Mira te lo digo, porque va a sentir dolor cuando quieres ir de cuerpo y si haces muy duro vas a tener mucha dificultad.
-bueno, sí, son muchas horas en la oficina y si no hago a la mañana cuando llego a casa me cuesta mucho.
-Perdona que pregunte, pero tengo que saber cómo es, que forma tiene, es consistente pero blando o duro y globuloso.
-la verdad es duro
-bueno eso puede ser un problema, vas a tener que pasar por lo menos una semana en casa y cambiar la dieta, para que sea lo más blando posible, pero los primeros días va te va a costar mucho, puede ser que tengas que usar una enema para evacuar los primeros días.
-¿Será necesario?
-no te lo puedo asegurar, pero ya te vas a dar cuenta cuando tengas que ir al baño, también le tienes que sumar la dificultad para sentarte por el golpe en los glúteos, te voy a dar una marca de unos almodones de una goma viscoelástica que son especiales para estos golpes, hasta hay una que viene con un agujero en el medio que puedes usar para ir al baño.
-Bueno, agrégalo a la lista que después lo mando a Diego a comprar.
-¿tienes mamá o alguna hermana que te pueda ayudar?
-No, hace años que no los veo.
-¿y alguna amiga?
-La verdad no tengo de confianza, sólo las de la oficina, pero son empleadas que tengo a cargo y no tengo esa confianza. ¿Por qué?
-Sí es un problema, todavía estás acostada y no te das cuenta, pero cuando tengas que caminar se va a complicar bastante porque el dolor te va a limitar los movimientos y no es bueno estar acostada todo el día. Mira te puedo pasar por si no consigues a nadie el número de teléfono del enfermero de la enfermería del barrio, es muy profesional, recuerda que por mi experiencia vas a necesitar inyectarte los primeros días y también vas a necesitar del enema para evacuar. Pero veras como haces por ahí puedes sola, tu hijo te puede ayudar a caminar y llevar al baño, ya verás que es mejor.
Termina de escribir las recetas y la indicación médica, también todo lo necesario para mi cuidado. Los almodones y sus formas, marca y modelos. Ella se despide y me deja su número de móvil por alguna emergencia y nuevamente llama a mi hijo.
-Mira Diego, te dejo esta lista para comprar en la farmacia, creo que puedes conseguir todo en la farmacia local. Ya le explique todo a tu mamá y ayúdala en lo que puedas. Cualquier duda me llaman, yo este fin de semana no trabajo pero a partir del martes estoy nuevamente, pero igual llamen para una consulta sino queda un médico de guardia, creo que le doctor Aguirre
-Sí, no hay problema. Gracias
Quedamos solos en casa, él viene a mi habitación, yo me siento en la cama, pero con mucha dificultad, tenía razón la doctora, el dolor se incrementaba según la posición que tomaba, pero la inyección estaba haciendo efecto y el dolor era soportable.
-Bueno voy a comprar, necesitas algo
-me puedes ayudar, voy al baño, me quiero dar una ducha así me puedo cambiar, podes llevarme esa ropa
Tomo una remera y unas calzas que uso todos los días cuando hago yoga, las lleva al baño y regresa. Me levanto y me toma de los hombros para caminar, cuando me levanto no siento mucho dolor, seguro que por el analgésico, voy caminando por el pasillo hacia el baño y siento una puntada en el coxis que me detiene de golpe.
-¿te pasa algo?
-No, nada estoy bien, una puntada, pero no es nada sigamos.
-Bueno, yo mientras voy a comprar a la farmacia.
-ok, gracias
-espera, espera, ¿me puedes traer una bombacha del cajón de la cómoda, cualquiera?
Se va al dormitorio, cierro la puerta y me comienzo a sacar la ropa. Regresa y golpea la puerta, entreabro la puerta y me alcanza una bombacha rosada que tomó del montón, era una de algodón algo gastada pero no le digo nada igual estaba en casa. Antes de meterme a la ducha, trato de sentarme en el inodoro para orinar, pero cuando me estoy agachando nuevamente siento una puntada muy fuerte que me hace incorporar y quedar parada. No quería experimentar estando sola, me meto en la ducha y aprovecho para orinar parada, me siento aliviada. Sólo espero que consiga los almodones que me aconsejo la doctora. Termino de ducharme y despacio me seco y cambio, decido ir caminando hacia la habitación. Ya en la habitación me recuesto boca abajo en la cama y espero a mi hijo.
Creo que pasaron unos 40 minutos, me había quedado dormida, me toca en el hombro, era mi hijo que había regresado.
-¿pudiste volver sola? Mira, ya compré casi todo.
-sí, haber. ¿Qué falta?
-No tenían el almodón con el agujero en el medio, dicen que lo pueden tener para el lunes, después está todo. ¿Qué es esto?
-eso, es para enemas, me dijo que lo comprara por las dudas. Veremos cómo hago sin el almodón, veo como me las arreglo.
-¿necesitas que te ayude en alguna cosa?
-No está bien, me paso el desinflamatorio y voy para la cocina.
-bueno, cuando termines me llamas que te acompaño.
Él sale de la habitación y cierra la puerta, me bajo la calza y la bombacha para frotarme la crema, en verdad el efecto de la inyección parecía que se estaba desvaneciendo, el dolor de a poco era más intenso. Termino y lo llamo.
-¡Diego!
Entra y como antes me sostiene para caminar segura hasta la cocina. Cuando llego veo que sobre una silla donde me siento habitualmente se encontraba el almodón que había comprado. Me siento despacio, era confortable, la goma viscoelástica se moldeaba a la forma de mi cola. Comienzo a hablar con Diego y en un momento estornudo, ese movimiento brusco de mi diafragma hizo que me agarrara una puntada muy fuerte en el coxis, un dolor en el medio del culo que me hizo ver las estrellas nuevamente, sentía como que me bajaba la presión. Empiezo a transpirar y mi hijo me toma del brazo.
-¿Te pasa algo? Estas fría.
-ay, sí, me bajó la presión, tuve otra puntada.
-¿quieres que llame al médico de guardia?
-No, no esperemos un poco
-¿te quieres recostar de nuevo?
-Bueno, vamos, me voy a aplicar hielo
Vamos nuevamente a mi habitación y me recuesto, él va a la cocina a preparar la bolsa con hielo y me la trae.
-Gracias Diego
Me alcanza la bolsa y trato de colocarla sobre la cintura y me bajo un poco la calza, pero se cae la bolsa para el costado.
-¿te ayudo?
-Bueno, espera que me bajo un poco la bombacha y me apoyas la bolsa.
Tomo por los costados de la bombacha y la bajo un poco, pude parar pero sin pensar o sentir vergüenza la bajo casi toda y quedo con la cola al aire, a la vista de mi hijo, hacia mucho que un hombre no me podía ver el culo a tan poca distancia, creo que me estaba excitando. Él apoya la bolsa y la sostiene con la mano. Me hace un comentario.
-Está muy morado, casi de color violenta, debe doler mucho.
-Sí me duele mucho, pero son peores las puntadas
-¿Dónde?
-en el coxis, igual me revisó y me dijo que no sentía que estaba quebrado, pero es muy incómodo. Y todavía no fui al baño.
-¿pero hiciste pis?
-sí, cuando me bañe, pero todavía no hago de lo segundo.
-¿caca?
-Si, además soy medio estreñida y tengo miedo de no poder hacer
-¿para eso es la enema?
-Sí, pero primero tengo que hacer la prueba. Espero poder sentarme sin el almodón.
Estuvo sosteniendo la bolsa durante unos minutos, pienso que no alejaba la vista de mi culo, yo no lo podía ver, tenía la cara apoyada en la cama.
-¿Te paso el analgésico?
Me sorprende con la pregunta, pero no pensé que era mi hijo, me despoje de todo prejuicio, sabía que a él le gustaría y a mi también, que me acaricie un hombre después de tanto tiempo, no pensé más y le contesto.
-Bueno, como quieras, pero tienes que frotar un rato hasta que se absorba toda.
-Está bien, no hay problema.
Deja la bosa de hielo a un costado y me deja con la cola al aire, se levanta de la cama y toma la pomada que estaba sobre la mesa de luz. Ya se estaba poniendo oscuro serían como las siete de la tarde, prende la luz del dormitorio, parecía que no quería perder detalle y se vuelve a sentar a un costado mío sobre la cama.
-¿te paso donde está morado?
-Si donde está el golpe.
-Bueno, pero vas a tener que bajar un poquito más la bombacha.
-Sí, no hay problema.
Tomo de los costados nuevamente la bombacha y ahora la bajo del todo, por ahí no hacía falta tanto, pero seguro que era lo que queríamos los dos. El silencio dominaba la escena, escuchaba todos sus movimientos, hasta el ruido de cuando destapa el envase. Escucho el ruido como de un pedito que hizo cuando se pone crema sobre una de sus manos, pero hace lo mismo sobre mi culo, primero en un glúteo y después en el otro. De repente siento que apoya sus manos sobre mis nalgas a la vez y comienza con pequeños círculos en sincronía. Pasa un ratito con esos movimiento pero los círculos se van agrandando y me doy cuenta de su intención, disimulando trataba de separar los cachetes, su objetivo era ver mi ano, yo lo dejaba y no me resistía en nada, trataba de no hacer fuerza con las nalgas quería que tuviera lo que quisiera. Paso un rato largo masajeando, no puedo decir cuantos minutos.
-¿Te paso en el medio? También está morado
-Si mejor vos podes ver bien donde está morado.
Nuevamente el ruido del pomo sacando crema y siento que pone un poco de crema sobre el comienzo de la raya del culo. Empieza a pasar el dedo muy despacio de arriba hacia abajo, cada vez se acerca más al centro, se detenía a casi a un centímetro de mi esfínter. No paso un minuto y toca el ano con el dedo, yo me doy cuenta pero no reacciono, eso favorece a que él lo hago nuevamente una y otra vez, pero no intenta meter el dedo, sólo lo acariciaba, era una sensación hermosa. Tampoco quería que pasase todo el día, como siguiendo una conversación normal le pregunto.
-¿ya absorbió la crema?
-Sí, sí, ya casi
Me dice con una voz temblorosa.
-¿Te sigue doliendo?
-Sí me molesta hasta el roce de la bombacha.
-¿y porque no te la sacas y usas la remera larga que usas para dormir?
-Sí tienes razón, igual ya me viste la cola y acá no hay nadie que me pueda ver
-Jajaja si una cola mejor que la de las revistas.
-sí, claro de casos médicos, un culo de color violeta
-o de película, como Avatar.
-jajaja
Ya estaba relajada parecía un juego que me excitaba según pasaban los minutos.
-Si tienes razón, alcánzame la remera larga que está en ese cajón que voy andar en la casa con ella
Me incorporo en la cama y mientras él abre el cajón, yo me saco la remera y quedo en corpiño.
Cuando me da la remera me la pongo, me paro y me saco la bombacha y se la doy.
-Toma, ponla en el cesto del lavadero.
-Bueno
Mientras va caminado, me saco el corpiño por un costado de la remera y le digo.
-Toma ya que estas lleva esto también.
Soy madre soltera, tengo 37 años y vivo con mi hijo Diego que tiene 18, nuestra relación era normal, o por lo menos lo que supongo que puede ser normal entre una madre soltera y su hijo, yo lo cuidaba pero no lo mal criaba, en sí éramos muy independientes el uno del otro, casi no sabía de sus relaciones con otras chicas de su edad, no me contaba, no sé si por vergüenza o porque mi actividad que ocupaba casi todo el día no nos daba la oportunidad de entablar ese tipo de relación. Él estudiaba mientras yo trabaja y nos veíamos todos los día cuando yo llegaba del trabajo, casi siempre para la cena, el escaso tiempo hacia que la cocina fuese casi desconocida para mí pero cuando tenía algo de tiempo se podría decir que para mí era como el hobby que me relajaba.
Mi cargo en el trabajo necesita de mi formalidad en la vestimenta, siempre uso ropa de ejecutiva, faldas unos dedos arriba de las rodillas combinando con el traje y camisa de color claro generalmente blando, los zapatos elevaban mi figura sobre las demás mujeres, pienso que son una forma de mostrar mi sensualidad ya que los altos tacos resaltan mi cola en forma tentadora. Soy alta y me mantengo en buen estado físico, hago yoga hace años, primero concurría a algún instituto, pero la falta de tiempo me obligo a practicarlo en casa, es una actividad que te mantiene en forma y a su vez relaja.
En casa me relajaba un poco en la vestimenta, pero no tanto y no por vergüenza, sería que la costumbre era más fuerte. La casa en la que vivimos es grande y hasta tiene una piscina, pero siempre uso trajes de baño enterizos que no dejan ver mucho, así que mi hijo sólo me ve como su madre.
Esta monotonía un día cambio y mi forma de ver la vida también. Desde que vivo con mi hijo pocas veces pude salir con alguien, creo que mi situación nadie la quería compartir, pero mi actividad supongo que era la principal barrera. Ya no tenía contacto con mi familia, a mis padres no los vi más después de quedar embarazada, estábamos solos en el mundo, pero era nuestro mundo.
Me acuerdo que era un viernes, venia de una semana complicada, estaba agotada por el trabajo, decido regresar a casa alrededor del mediodía, ya había delegado trabajos y necesitaba descansar un poco. Mi hijo desde hacía más de una semana se encontraba todo el día en casa, empezaban sus vacaciones de la universidad a la que concurría. En realidad no necesitaba apurarme para regresar a casa, pero mi ansiedad hacía que acelere el paso para llegar, dejo el auto en el garaje de casa y camino apurada hacia el pórtico de entrada, el mismo tenía tres escalones ante de la puerta de entrada. Piso el primer escalón y cuando levanto la otra pierna para dar el segundo paso siento cuando se quiebra el taco de mi zapato, el del pie de apoyo, fue instantáneo, aparecí en el suelo, caí sentada sobre el borde del escalón, se me nubló la vista, en realidad conocí que es ver las estrellas, tenía un dolor impresionante en el medio del culo, casi no podía respirar. Mi hijo que estaba en casa parece que escucho el grito de cuando me golpee, yo no me di cuenta que había gritado, abre la puerta y me ve acostada en el piso. El maletín por un lado abierto con los papeles desparramados por todos lados.
-¿Qué te paso?
-Me caí, no me puedo mover.
-espera que te ayudo
Era verdad, el dolor era insoportable, no me dejaba abrir los ojos, hasta me lagrimeaban. Me toma con sus brazo por debajo de los míos y me ayuda a levantar, suerte que es fornido y no tuvo problemas en levantarme, me acompaña adentro y me deja sentada en un sillón de dos cuerpos que se encuentra en el ******, sale corriendo a recoger los papeles y el maletín que habían quedado tirados en la entrada. Yo no aguantaba el dolor, necesito recostarme y lo hago. Sentía las piernas dormidas, un cosquilleo que me asustaba. Me frotaba el culo con una mano, pero me dolía hasta cuando lo tocaba. Regresa mi hijo.
-¿Te calmó un poco?
-No, me duele mucho, se me duermen las piernas, ¿me ayudas a ir a mi habitación?
-Si vamos.
Me toma como antes y voy caminando despacio, llego a mi habitación y caigo sobre mi cama, me contorsionaba del dolor.
-¿Cómo te ayudo?
-Puedes llamar a sala de emergencias y pregunta si puede venir Cristina, dile que es una emergencia.
-Si ahora voy.
Diego sale apurado de la habitación a llamar por teléfono. Vivimos en un barrio cerrado de clase alta en el hay un centro comercial, una zona de deportes, escuela y seguridad privada, también cuenta con una sala de emergencia que tiene un equipos de médicos las 24 hs del día para cubrir emergencias que ocurren dentro del barrio, yo conocía especialmente a una médica deportóloga, se llama Cristina, que hacía tiempo que trabajaba ahí, la fui a ver algunas veces cuando me sentí adolorida cuando practicaba algún deporte, sabía que era buena en su especialidad y entendía mucho de traumatismos, además era mujer, me podía ayudar y a esa hora ella seguro estaría trabajando en el lugar.
Regresa mi hijo y me dice.
-Ya le avisé, dice que en unos minutos viene para acá
-gracias hijo, voy a esperarla
Pasaron unos diez minutos y sigo recostada, el dolor continuaba ya me estaba acostumbrando pero no mermaba. Escucho que suena el timbre de calle y siento los pasos de Diego que va recibir a la doctora y viene con ella a la habitación.
-Hola Esther, ¿qué te pasó?
-Me caí en la entrada de casa sentada y me golpee muy fuerte con el borde del escalón de entrada. Se me duermen las piernas
-bueno, vamos a ver, te voy a revisar
Veo que me hijo se retira despacio y nos deja solas, yo sigo a costada boca abajo, seguía con la ropa con la que había llegado del trabajo, solo me había sacado el traje, estaba con la camisa blanca y la falda gris. Me baja el cierre de la falda y me la desliza hasta las rodillas, luego toma la tanga que uso de ropa interior y la baja hasta debajo de la cola. Quedo con el culo al aire.
-Bueno, vamos a ver que tienes.
Con sus dos manos separa los glúteos y mira, también toca por donde comienza la raya del culo.
-está caliente y colorado, perece que fue grande el golpe. ¿Te duele cuando aprieto?
-Ay, si, si, ay
-Bueno, esta parte se va a poner morada por el golpe, igual que los glúteos, tengo que revisar si se quebró el coxis, espera, un momento.
Yo sentía cierta tranquilidad que fuese mujer, no sentía vergüenza de que me tocara, estaba entregada y dolorida como para pensar en otra cosa. Traía un pequeño bolso de primeros auxilios, saca un par de guantes de látex y un pequeño pote que parecía de vaselina o una crema.
-Permiso. Tengo que meter el dedo.
Ya con los guantes puestos mete el dedo índice en el pequeño pote y se unta el dedo, muy despacio siento por el roce del mismo que busca la entrada de mi ano, el esfínter no se resiste mucho gracias al lubricante. Siento que el dedo va entrando despacio, la situación sería agradable si no fuera por el dolor que crecía mientras entraba más profundo.
-¿Duele?
-Ay, ay, si, si, si
-Bueno aguanta un poco más tengo que sentir el coxis
Revuelve el dedo, hasta que lo consigue, en ese momento me sobresaltó, le apreté el dedo con el esfínter, el dolor era muy intenso, me quejaba, pero ella continúa moviendo el dedo y lo retira muy despacio mientras me dice.
-¿Cómo se llama tu hijo?
-Diego.
-¡Diego! ¡Diego! ¿Puedes venir por favor un minuto?
Lo llama con unos gritos, yo sigo con la cola al aire, no reacciono como para taparme, él tardo unos segundos en llegar y quedar parado bajo en el marco de la puerta, yo estaba acostada con mi cabeza apuntando la puerta, la levanto un poco y lo veo.
-Gracias Diego, me haces un favor, me puedes traer un poco de papel higiénico del baño.
Yo no atino a decir nada, sentía vergüenza al ver a mi hijo en la puerta, estaba paralizada, pero supongo que la situación de estar expuesta a la mirada de mi hijo me calentaba. Él desaparece al instante y sale presuroso hacia el baño. Ella como si fuera algo normal comienza a describir la situación.
-Esther, por lo que puedo ver y sentir fue sólo el golpe, es muy difícil que sufras una quebradura en el coxis pero siempre existe la posibilidad, te amortiguó el golpe los glúteos, tienes suerte de hacer deporte. Pero el golpe fue muy fuerte, se va a poner muy morada la zona y vas a estar muy sensible, tienes…
En eso regresa Diego con un bollo de papel en sus manos, ella le dice que pase, él entra y le da el papel, sabía que me vería la cola al aire, pero yo apoyo la cabeza en la cama y decido no mirarlo, escucho que entra y sale.
-Gracias Diego. Bueno te decía…
Escucho los pasos de Diego que se alejan hacia la puerta. Ella continua hablando como si nada, suerte que no me podía ver la cara, la sentía caliente de la vergüenza, al mismo tiempo que ella hablaba escuchaba como que acomodaba el papel en sus manos y me comienza a limpiar el culo, sube y baja por la raya de mi cola rozando el ano con presión, eso lo hace varias veces mientras hablaba.
- ….va a estar muy sensible la zona, los glúteos te van dolor por unos días y se te puede dificultar sentarte, el coxis también te va a doler pero es más fácil que sientas puntadas de dolor debes en cuando y un dolor constante, principalmente se conecta con terminales nerviosas de la columna, eso hizo que sientas un hormigueo en las piernas, pero eso se va ir pronto. Ahora te voy a inyectar un calmante y después te indico que hacer.
Todo fue muy rápido, yo la escuchaba con mucha atención, ella prepara una jeringa con lo que debe ser un analgésico y me la aplica en un glúteo, mientras hace eso a un costado mío deja apoyado sobre la cama el papel que uso para limpiarme y sobre este los guantes de látex que había usado. Me doy cuenta que el papel estaba arrugado pero podía ver unos trazos o líneas de color marrón, el mismo color que brillaba en uno de los dedos de los guantes, quede sorprendida al ver eso, pero era algo lógico, no era como en las películas porno donde entran 25cm de carne en el culo y sale el pene sale más limpio de lo que entró, este caso era la vida real. Me sube la tanga y la falda.
-¡Diego! ¡Diego!
Nuevamente llama a mi hijo, me sorprende no lo esperaba, él regresa de inmediato.
-Diego ¿me haces otro favor?
-Sí, si no hay problema.
-Toma, puedes tirar esto a la basura, mientras le explico a tu madre que tiene que hacer, vos también las vas a tener que ayudar un poco hasta que se encuentre mejor.
Nuevamente quede inmóvil de la vergüenza, tenía un primer plano de cuando ella le entregaba el papel y los guantes manchados de mierda, él lo miraba sin decir nada, pero lo toma sin ningún problema, hasta parecía que con ganas, parecía que no podía alejar la mirada del papel y los guantes, se va caminando y sale de la habitación.
-Bueno te decía, el golpe fue fuerte, perece que no hay ninguna quebradura o astilla, eso sería complicado porque son operaciones complejas si eso pasa, pero ya veremos qué pasa la evolución nos va indicar que hacer. Te voy a recetar un analgésico inyectable por si las puntadas son fuertes, seguro van a ser los primeros días y un analgésico local en crema para los glúteos, para que te pases tres veces al día. Puedes tomar ibuprofeno cada 8 horas pero si es necesario. Aplica también frio en forma local con una bolsa con hielo, eso también ayuda ¿Tienes dificultad para ir al baño?
-No, bueno más o menos ¿Por qué?
-Mira te lo digo, porque va a sentir dolor cuando quieres ir de cuerpo y si haces muy duro vas a tener mucha dificultad.
-bueno, sí, son muchas horas en la oficina y si no hago a la mañana cuando llego a casa me cuesta mucho.
-Perdona que pregunte, pero tengo que saber cómo es, que forma tiene, es consistente pero blando o duro y globuloso.
-la verdad es duro
-bueno eso puede ser un problema, vas a tener que pasar por lo menos una semana en casa y cambiar la dieta, para que sea lo más blando posible, pero los primeros días va te va a costar mucho, puede ser que tengas que usar una enema para evacuar los primeros días.
-¿Será necesario?
-no te lo puedo asegurar, pero ya te vas a dar cuenta cuando tengas que ir al baño, también le tienes que sumar la dificultad para sentarte por el golpe en los glúteos, te voy a dar una marca de unos almodones de una goma viscoelástica que son especiales para estos golpes, hasta hay una que viene con un agujero en el medio que puedes usar para ir al baño.
-Bueno, agrégalo a la lista que después lo mando a Diego a comprar.
-¿tienes mamá o alguna hermana que te pueda ayudar?
-No, hace años que no los veo.
-¿y alguna amiga?
-La verdad no tengo de confianza, sólo las de la oficina, pero son empleadas que tengo a cargo y no tengo esa confianza. ¿Por qué?
-Sí es un problema, todavía estás acostada y no te das cuenta, pero cuando tengas que caminar se va a complicar bastante porque el dolor te va a limitar los movimientos y no es bueno estar acostada todo el día. Mira te puedo pasar por si no consigues a nadie el número de teléfono del enfermero de la enfermería del barrio, es muy profesional, recuerda que por mi experiencia vas a necesitar inyectarte los primeros días y también vas a necesitar del enema para evacuar. Pero veras como haces por ahí puedes sola, tu hijo te puede ayudar a caminar y llevar al baño, ya verás que es mejor.
Termina de escribir las recetas y la indicación médica, también todo lo necesario para mi cuidado. Los almodones y sus formas, marca y modelos. Ella se despide y me deja su número de móvil por alguna emergencia y nuevamente llama a mi hijo.
-Mira Diego, te dejo esta lista para comprar en la farmacia, creo que puedes conseguir todo en la farmacia local. Ya le explique todo a tu mamá y ayúdala en lo que puedas. Cualquier duda me llaman, yo este fin de semana no trabajo pero a partir del martes estoy nuevamente, pero igual llamen para una consulta sino queda un médico de guardia, creo que le doctor Aguirre
-Sí, no hay problema. Gracias
Quedamos solos en casa, él viene a mi habitación, yo me siento en la cama, pero con mucha dificultad, tenía razón la doctora, el dolor se incrementaba según la posición que tomaba, pero la inyección estaba haciendo efecto y el dolor era soportable.
-Bueno voy a comprar, necesitas algo
-me puedes ayudar, voy al baño, me quiero dar una ducha así me puedo cambiar, podes llevarme esa ropa
Tomo una remera y unas calzas que uso todos los días cuando hago yoga, las lleva al baño y regresa. Me levanto y me toma de los hombros para caminar, cuando me levanto no siento mucho dolor, seguro que por el analgésico, voy caminando por el pasillo hacia el baño y siento una puntada en el coxis que me detiene de golpe.
-¿te pasa algo?
-No, nada estoy bien, una puntada, pero no es nada sigamos.
-Bueno, yo mientras voy a comprar a la farmacia.
-ok, gracias
-espera, espera, ¿me puedes traer una bombacha del cajón de la cómoda, cualquiera?
Se va al dormitorio, cierro la puerta y me comienzo a sacar la ropa. Regresa y golpea la puerta, entreabro la puerta y me alcanza una bombacha rosada que tomó del montón, era una de algodón algo gastada pero no le digo nada igual estaba en casa. Antes de meterme a la ducha, trato de sentarme en el inodoro para orinar, pero cuando me estoy agachando nuevamente siento una puntada muy fuerte que me hace incorporar y quedar parada. No quería experimentar estando sola, me meto en la ducha y aprovecho para orinar parada, me siento aliviada. Sólo espero que consiga los almodones que me aconsejo la doctora. Termino de ducharme y despacio me seco y cambio, decido ir caminando hacia la habitación. Ya en la habitación me recuesto boca abajo en la cama y espero a mi hijo.
Creo que pasaron unos 40 minutos, me había quedado dormida, me toca en el hombro, era mi hijo que había regresado.
-¿pudiste volver sola? Mira, ya compré casi todo.
-sí, haber. ¿Qué falta?
-No tenían el almodón con el agujero en el medio, dicen que lo pueden tener para el lunes, después está todo. ¿Qué es esto?
-eso, es para enemas, me dijo que lo comprara por las dudas. Veremos cómo hago sin el almodón, veo como me las arreglo.
-¿necesitas que te ayude en alguna cosa?
-No está bien, me paso el desinflamatorio y voy para la cocina.
-bueno, cuando termines me llamas que te acompaño.
Él sale de la habitación y cierra la puerta, me bajo la calza y la bombacha para frotarme la crema, en verdad el efecto de la inyección parecía que se estaba desvaneciendo, el dolor de a poco era más intenso. Termino y lo llamo.
-¡Diego!
Entra y como antes me sostiene para caminar segura hasta la cocina. Cuando llego veo que sobre una silla donde me siento habitualmente se encontraba el almodón que había comprado. Me siento despacio, era confortable, la goma viscoelástica se moldeaba a la forma de mi cola. Comienzo a hablar con Diego y en un momento estornudo, ese movimiento brusco de mi diafragma hizo que me agarrara una puntada muy fuerte en el coxis, un dolor en el medio del culo que me hizo ver las estrellas nuevamente, sentía como que me bajaba la presión. Empiezo a transpirar y mi hijo me toma del brazo.
-¿Te pasa algo? Estas fría.
-ay, sí, me bajó la presión, tuve otra puntada.
-¿quieres que llame al médico de guardia?
-No, no esperemos un poco
-¿te quieres recostar de nuevo?
-Bueno, vamos, me voy a aplicar hielo
Vamos nuevamente a mi habitación y me recuesto, él va a la cocina a preparar la bolsa con hielo y me la trae.
-Gracias Diego
Me alcanza la bolsa y trato de colocarla sobre la cintura y me bajo un poco la calza, pero se cae la bolsa para el costado.
-¿te ayudo?
-Bueno, espera que me bajo un poco la bombacha y me apoyas la bolsa.
Tomo por los costados de la bombacha y la bajo un poco, pude parar pero sin pensar o sentir vergüenza la bajo casi toda y quedo con la cola al aire, a la vista de mi hijo, hacia mucho que un hombre no me podía ver el culo a tan poca distancia, creo que me estaba excitando. Él apoya la bolsa y la sostiene con la mano. Me hace un comentario.
-Está muy morado, casi de color violenta, debe doler mucho.
-Sí me duele mucho, pero son peores las puntadas
-¿Dónde?
-en el coxis, igual me revisó y me dijo que no sentía que estaba quebrado, pero es muy incómodo. Y todavía no fui al baño.
-¿pero hiciste pis?
-sí, cuando me bañe, pero todavía no hago de lo segundo.
-¿caca?
-Si, además soy medio estreñida y tengo miedo de no poder hacer
-¿para eso es la enema?
-Sí, pero primero tengo que hacer la prueba. Espero poder sentarme sin el almodón.
Estuvo sosteniendo la bolsa durante unos minutos, pienso que no alejaba la vista de mi culo, yo no lo podía ver, tenía la cara apoyada en la cama.
-¿Te paso el analgésico?
Me sorprende con la pregunta, pero no pensé que era mi hijo, me despoje de todo prejuicio, sabía que a él le gustaría y a mi también, que me acaricie un hombre después de tanto tiempo, no pensé más y le contesto.
-Bueno, como quieras, pero tienes que frotar un rato hasta que se absorba toda.
-Está bien, no hay problema.
Deja la bosa de hielo a un costado y me deja con la cola al aire, se levanta de la cama y toma la pomada que estaba sobre la mesa de luz. Ya se estaba poniendo oscuro serían como las siete de la tarde, prende la luz del dormitorio, parecía que no quería perder detalle y se vuelve a sentar a un costado mío sobre la cama.
-¿te paso donde está morado?
-Si donde está el golpe.
-Bueno, pero vas a tener que bajar un poquito más la bombacha.
-Sí, no hay problema.
Tomo de los costados nuevamente la bombacha y ahora la bajo del todo, por ahí no hacía falta tanto, pero seguro que era lo que queríamos los dos. El silencio dominaba la escena, escuchaba todos sus movimientos, hasta el ruido de cuando destapa el envase. Escucho el ruido como de un pedito que hizo cuando se pone crema sobre una de sus manos, pero hace lo mismo sobre mi culo, primero en un glúteo y después en el otro. De repente siento que apoya sus manos sobre mis nalgas a la vez y comienza con pequeños círculos en sincronía. Pasa un ratito con esos movimiento pero los círculos se van agrandando y me doy cuenta de su intención, disimulando trataba de separar los cachetes, su objetivo era ver mi ano, yo lo dejaba y no me resistía en nada, trataba de no hacer fuerza con las nalgas quería que tuviera lo que quisiera. Paso un rato largo masajeando, no puedo decir cuantos minutos.
-¿Te paso en el medio? También está morado
-Si mejor vos podes ver bien donde está morado.
Nuevamente el ruido del pomo sacando crema y siento que pone un poco de crema sobre el comienzo de la raya del culo. Empieza a pasar el dedo muy despacio de arriba hacia abajo, cada vez se acerca más al centro, se detenía a casi a un centímetro de mi esfínter. No paso un minuto y toca el ano con el dedo, yo me doy cuenta pero no reacciono, eso favorece a que él lo hago nuevamente una y otra vez, pero no intenta meter el dedo, sólo lo acariciaba, era una sensación hermosa. Tampoco quería que pasase todo el día, como siguiendo una conversación normal le pregunto.
-¿ya absorbió la crema?
-Sí, sí, ya casi
Me dice con una voz temblorosa.
-¿Te sigue doliendo?
-Sí me molesta hasta el roce de la bombacha.
-¿y porque no te la sacas y usas la remera larga que usas para dormir?
-Sí tienes razón, igual ya me viste la cola y acá no hay nadie que me pueda ver
-Jajaja si una cola mejor que la de las revistas.
-sí, claro de casos médicos, un culo de color violeta
-o de película, como Avatar.
-jajaja
Ya estaba relajada parecía un juego que me excitaba según pasaban los minutos.
-Si tienes razón, alcánzame la remera larga que está en ese cajón que voy andar en la casa con ella
Me incorporo en la cama y mientras él abre el cajón, yo me saco la remera y quedo en corpiño.
Cuando me da la remera me la pongo, me paro y me saco la bombacha y se la doy.
-Toma, ponla en el cesto del lavadero.
-Bueno
Mientras va caminado, me saco el corpiño por un costado de la remera y le digo.
-Toma ya que estas lleva esto también.