Martin y Silvina en Busca del Trio – Capitulos 01 al 03

heranlu

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Martin y Silvina en Busca del Trio – Capitulos 01 al 03


Martin y Silvina en Busca del Trio – Capitulo 01


Martín tiene 39 años y hace 15 que está casado con Silvina. Ellos tienen 2 hijos de 10 y 12 años. Hace mucho que tienen una vida sexual plena y en la cama hicieron de todo juntos. Al principio, Silvina era un poco tímida con algunas cosas, pero nunca fue una mojigata y con tiempo, confianza, pero sobre todo con excitación, empezó a soltarse cada vez más.

Toda esta historia comenzó, por una pregunta fortuita que oyeron en la radio. Martin y Silvina iban en al auto escuchando una emisora local. Un locutor le pregunta a otro: “estas más cerca del divorcio o del trío?” El otro responde, “quiero creer que del trío”

En ese momento, Martín la mira a Silvina y le dice:

- ¿Y nosotros? ¿De qué estamos más cerca?

- Yo no me quiero divorciar, dice Silvina riendo

El tema quedó en el aire y no siguieron hablando, pero…

Esa noche mientras los chicos dormían, Martín y Silvina cogían en su cuarto. Se conocían mucho mutuamente y sabían que para ambos la previa del coito era fundamental. Es por eso que Martín ya la había hecho acabar chupándole la concha y ella le había hecho sexo oral.

Silvina se encontraba montada a su marido cuando éste la penetraba por la concha y le acariciaba el culo. Con ambas manos le abría bien la cola. Un dedo de él se fue acercando al ano de su esposa. Martín le agarró del pelo y la trajo para acercar su boca al oído y comenzó a decirle:

- Me gusta que estés así de expuesta con la cola bien abierta

- Mmmmm

- Te imaginás que entra un tipo y te ve así con el culo expuesto

- Aghhhh, me calienta

- Mmmmm, él se acerca y se para atrás tuyo

- Aghhhh, sí, seguí

- Te pone la punta de la pija en el culo

- Aghhhhh

Entonces le apoyó la punta del dedo en el culo y le dio al oído nuevamente

- Mirá te la va a meter

- Aghhhhh siiiii

- Queres que te la meta?

- Siiiii,

- Pedíselo

- Meteme la pija, gritó ella

Martín, le metió de golpe dos dedos bien profundos en el culo y la besó en la boca para ahogar el grito.

- Aghhh ah mmmm Mmmmm ah ah ah,

Silvina acabó en un orgasmo muy intenso. Martín, que ya estaba a punto, se dejó ir y acabó diciéndole al oído

- Sentí como te cogemos entre los dos

- Aghhh siiii cójanme, así así

- Mmmmm, sentís las dos pijas?

- Siiiii, por la concha y por el culo!!!!

- Aghhhh, aggghhh seguía acabando Martín

- Creo que hacía mucho que no acababa así, dijo ella

- Y yo no sabes la leche que largué, creo que nunca tanto, jaja

- Si no despertamos a los chicos hoy, no lo hacemos nunca más...

Pasó el tiempo, varias semanas y un día, en una conversación sobre los tríos, jugando él le preguntó con cuál de sus amigos haría un trío y ella no quiso contestarle eso.

- Dale, ¿me vas a decir que no te gusta Pablo?

- Noooo, para nada, te juro

- Pero alguno tiene que haber

- ¿A vos te gusta alguna amiga mía?

- Si, Emilia es la única, por cuerpo y actitud, la imagino la mejor, las otras no me van

- Bueno, si es por eso…

- No me vas a decir que ningún amigo mío. Dale… es un juego

- Amigo amigo, no, se animó Silvina

- ¿Quien?

- Alguien que trabajó con vos y hace mucho que no lo ves

- ¿Quien?

- Ya sabes, no te hagas el boludo

- Agustín?

- ¿Viste que sabías?

- Jaja, si una vez me comentaste que te parecía muy lindo

Un par de noches más tarde, antes de empezar a tener sexo Martín le comenta en chiste

- Mmmmm, mirá que linda que estás con ese camisón, si viene Agustín y te ve seguro que se re calienta

- Mmmmm, ella lo besó con pasión y él se dio cuenta que eso la encendía a su mujer

- Si Agustín llega a ver esas tetas sin corpiño seguro que se le re para la pija

- Mmmmm, vos decís que le gustarán? Jugaba ella

- Le van a encantar, a ver… mostrásela, le dice él jugando

- ¿Te gustan mis tetas, Agustín?

Dice ella mientras se baja los breteles del camisón y lo deja caer mirando hacia la puerta de entrada del dormitorio. Pese a ser muy tímida en sociedad, cuando estaba caliente Silvina era muy animada en la intimidad y se animaba a cosas, hasta para ella misma impensadas fuera de ese ámbito.

Escuchar de boca de su mujer que le hablaba a su amigo, ahora no tan imaginario y un poco más real, encendió a Martín de una manera especial. Quizás fue por eso que se abalanzó sobre una de sus tetas chupando uno de sus pezones con vehemencia. Mientras le llenaba los rosados botones con saliva, pasaba con la boca a la otra teta mientras daba atención con sus dedos en el otro pezón.

Por su parte, Silvina tenía unas tetas muy sensibles, motivo por el cual le encantaba que le chupen las tetas. Ella se estiraba acariciando la cabeza de su marido y gozando como loca.

- Imaginate que los dos te chupamos las tetas a la vez

- Mmmmm, siiiii, chúpenme las tetas los dos, decía ella

Y de esa manera, imaginando que era poseída por su marido y su amigo se fue soltando, pero no totalmente. Hasta que Martín le dijo

- Dale, soltate, sentite una puta mía y de Agustín

- Mmmmm, ¿sí? Te gusta que sea puta

- Mmmmm, si, dijo Martín

- Y que me coja tu amigo, ¿te gustaría?

- Mmmmm, siiiii

Silvina le empezó a chupar la pija a Marín mientras le decía todo esto y levantó la cola agregando

- Ahora Agustín me la mete mientras yo te chupo la pija

Ahora volvía a pronunciar el nombre del amigo de su marido, pero esta vez jugando más fuerte, imaginando que era cogida por él.

- Mmmmm, decía Martín al borde del orgasmo

- Ahhhh, que rica se siente esa pija adentro, decía Silvina mientras se frotaba el clítoris con una mano, mientras con la otra pajeaba a su marido

- Mmmmm, ¿sí? Te gusta

- Me encanta que me coja mientras te chupo

- Mmmmm, siiiii, me vas a hacer acabar

- Aghhhhh, que pija que tiene!

- Mmmmm, agggghhhhh

- Cogeme Agustín, dice ella al borde del orgasmo

- Aghhhh acabo, dice él

- Siiiiii, yo también, susurra ella

- Aghhh ah ah ah ah ah ah ah, potentes chorros estallan dentro de la boca de Silvina

- Agggggggg, aggggghhhhhhh, Silvina se convulsiona frotándose el clítoris mientras se imagina totalmente penetrada por el amigo de su marido

- Me encantó, dijo él

- Si dijo ella, me lo imaginé realmente

- Casi que lo viviste, ¿no?

Ella se derrumbó encima de su marido y con restos de semen en su boca lo besó profundamente. La pija de Martín yacía descansando y ella montada sobre su marido seguía besándolo con mucha pasión.

- ¿Quedaste con ganas? Le preguntó él

- No, acabé, pero podría seguir si quisiera

- TE gustó imaginarte con él, le dijo Martín

- Si, y von vos, por supuesto

- ¿Te animarías a enfiestarte con él y conmigo?

La pija de Martín comenzaba a tomar forma mientras las palabras salían de su boca

- Solo si vos queres

- No sé, dijo él, puede estar bueno

- A mí me calienta pensarlo, dijo ella

- Estaría buena una fiestita cogiéndote

- Mmmmm y llenándome de leche, Silvina iba a fondo mientras sentía la dureza del miembro de Martín

- Uffff, me estoy calentando, dijo él

- Ojo, que está la puerta sin llave, dijo ella mirándolo con picardía

- Puede entrar alguien… dijo ella

Silvina giró hacia su mesita de luz y sacó un dildo del tercer cajón mostrándoselo a su marido.

- ¿Y eso? Dijo Martín

- Lo compramos por internet con Emilia, uno para cada una

- Mirá vos

- Y ahora se te ocurrió algo muy chanchito, ¿no?

- Siiiii, dijo ella

En un rápido movimiento Silvina se acomodó agarrando la verga de su marido y se lo montó clavándosela hasta el fondo. Tuvo que cerrar los ojos cuando la sintió completamente dentro. Abrió los ojos lentamente y mirándolo directamente a du marido comenzó a chupar el dildo mojándolo con mucha saliva, y le dijo

- ¿Me van a coger entre los dos?

- Siiiiiii, dijó él

Silvina se agachó para besarlo y con su mano llevó el dildo apoyándolo en la entrada de su cola. Él correspondió el beso, más luego ambos se buscaron el oído

- Ayyyy siento la pija de Agustín en la puerta del culo, dijo Silvina

- Mmmmm, dijo Martín y agarró la mano que sostenía el dildo

- Mmmmm, susurraba ella

- Te la mete despacio, ¿la sentís? Y presionó metiendo la punta en el culo

- Aghhhh, siiii Siiiii

- Sentí como va entrando…

- Me encanta

- Sentí las dos pijas adentro, decía Martín

- Cójanme, siiii,

- Siento su pija yo también

- Aghhhh, cójanme entre los dos, si si si

- Aghhh voy a acabar mi amor

- Siiii, yo también

- ¡Con dos pijas adentro!

- Siiii, ah ah ah acaboooooo

- Aghhhh aghhhh yo también ah ah ah

La pija de Martín se sacudía dando espasmos y largando fuertes chorros de leche dentro de la húmeda vagina de Silvina. Era inmenso el placer que habían sentido.

Se besaron en la boca y el beso duró una eternidad. No querían despegarse, la verga de Martín iba perdiendo firmeza y el dildo se iba retirando con la pequeña mano de Silvina tomándolo de la base y sintiendo como su ano se iba cerrando

Continuará

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heranlu

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Martin y Silvina en Busca del Trio – Capitulo 02
Un día estaban cenando con sus hijos y Martín, como si nada le dice a Silvina que se había encontrado con Agustín, al que hacía mucho que no lo veía. Silvina se sonrió y le dijo ¿que cuenta? Entre sonrisas cómplices terminaron de cenar

Cuando estuvieron solos un momento Martín soltó

- ¿Qué harías si lo invito?

- ¿A quién?

- A Agustín, no te hagas la boluda

- ¿Con la esposa?

- No está casado

- ¿No está casado?

- No

Se hizo un silencio.

- Invitalo y vemos

- ¿Te animas?

- ¿Vos? Le dijo ella desafiante

- Creo que sí, Martín se acercó a besarla

Silvina abrió la boca para recibir el beso y apoyándose en su marido pudo notar que su verga se empezaba a empinar.

El beso duró mucho y juntos se fueron a sentar al ****** mientras Martín le decía

- Vení, acompañame

- Están despiertos los chicos, advirtió pensando que se trataba de ir a la habitación a tener sexo

- Ya sé

- ….

Martín sacó el teléfono y buscó el contacto de Agustín. Abrió el whatsapp para escribirle y puso Hola y lo dejó sin enviar dándole el teléfono a Silvina

- ¿Que? Dijo ella

- A partir de ahora decidis vos…

- ¿Me tiras a mí la presión?

- No quiero hacer nada que vos no quieras, se sinceró él

- Solo lo invitamos a comer y listo, nada mas

Silvina lo miró a los ojos, sonrió nerviosa y con su dedo pulgar derecho pulsó ENVIAR

No fue difícil convencer a sus hijos de que se fueran con los abuelos y se quedaran a dormir. A ellos les gustaba pasar tiempo con los padres de Silvina.

Tampoco fue difícil convencer a Silvina de que se pusiera ese jean blanco que le hace tan buena cola.

Silvina estaba nerviosa, Martín también. Se preguntaron hasta donde se animarían y como se lo propondrían a Agustín. Fue ella la que dijo que creía que no iba a pasar nada, pero que había que crear clima para alguna próxima vez y en todo caso, cuando Agustín se fuera, tenían la casa para ellos solos para coger a los gritos, se dijeron

La cena transcurrió muy cordialmente, salieron algunos temas picantes de relaciones de Agustín cuando trabajaron juntos con Martín, pero nada pasaba de algún comentario picante.

A la hora del postre Martín lo invita a Agustín a mirar la tele y se sienta cada uno en la punta del sillón mirando el partido que estaban dando.

Silvina empieza a ir y venir moviendo el culo y eso no pasó desapercibido para Agustín. En un momento Martín lo encara

- Parece que te interesa más el culo de mi mujer que el partido

- Perdoname

- No pasa nada, te estaba cargando

- No, en serio, discúlpame

- Podes mirar todo lo que quieras, te juro que no me molesta

Después de acomodarse un poco el bulto Martín se levantó y fue a la cocina a decirle a su mujer que a su amigo se le iban los ojos hacia su culo, que continúe así

Ella se puso nerviosa, pero sobre todo se sintió excitada. Sus mejillas se ruborizaron y un calor comenzó a recorrer su cuerpo.

Con la excusa de llevar y traer la vajilla iba y venía. En un momento se puso con el culo apuntando al sillón mientras limpiaba lentamente la mesa. Martín lo tocó a su amigo y le señaló el culo de su mujer

- Que bien se ve, ¿no?

- Si, se ve muy bien, afirmó Agustín

Silvina sentía como se le mojaba la concha ante estos comentarios de su marido y su amigo. Volvieron a mirar el partido y Martín le pidió a su mujer

- Gorda, ¿no hay pochoclos o algo?

- Si mi amor, ahora les llevo

- Vení sentate acá, le dijo Martín dando una palmada en el medio de los dos

Realmente el sillón era grande y entraban los tres sin tocarse siquiera.

- Poné el bol en tus piernas y nosotros agarramos, dijo Martín

- Si, perfecto

Agustín y Martín tomaban el pochoclo mientras no despegaban los ojos de la pantalla. El partido terminó y a Martín se le ocurrió una idea

- Gorda, porque no te traes el whisky de ese que nos regalaron que está muy bueno

- Dale, si, dijo ella y se levantó pasando con la cola por delante de los ojos de Agustín

Silvina trajo los tres vasos y sirvió agachándose a propósito delante del amigo de su marido. Martín no perdía ocasión de mirar a su amigo y disfrutar viendo como deseaba a su mujer. Silvina volvió a sentarse y Martín no tuvo mejor idea que poner una película porno

- ¡Ah bueno! Dijo ella

- ¿Que pasa?

- Sacá eso, dijo ella

- ¿Porque?

- Porque está Agustín

- Agustín debe haber visto alguna, ¿no?

- Si, pero…

- Pero que, preguntó Martín

- Me da cosa delante de tu mujer

- No te hagas problema, dijo Martín

- A mi me da vergüenza, dijo ella

- Dale gorda, no me digas que es porque está él

- Y si…

- Bueno, la dejo un poco, cualquier cosa después la saco

En la pantalla una rubia estaba chupándosela a un tipo muy bien dotado. El arte con el que felaba la chica de la pantalla era absoluto. Le dedicaba tiempo y lo miraba.

- Uf que bien la chupa, ¿no? Preguntó Martín

- Si, la verdad que si, dijo Agustín que se lo notaba incómodo con la situación

- Ajá, dijo Silvina caliente y muy muy nerviosa

- Es de las tuyas, jajaja

- Martín! No te zarpes que está Agustín

- ¿Porque?

- ¿Que va a pensar de mí?

- Nada, que haces lo que hacen todas las mujeres

- Si, pero…

En ese momento en la pantalla la enfocaban a la protagonista desde atrás y podía verse perfectmente y en primer plano una concha totalmente depilada y un ano rosado y fruncido

Martín se desabrchó el pantalón diciendo:

- Agustín, no te molesta que me acomode?

- No, por mi no

- Es que se me re paró la pija y me molesta

- Bueno, dijo el amigo sorprendido

Martín se desabrochó hasta debajo de todo y metió la mano dentro de su calzoncillo pajeandose lentamente. El whisky empezaba a hacer efecto

- Martín, que haces? le decía Silvina con una sonrisa

- Me molesta

- Es que está Agustín

- Agustín es de confianza, no Agus?

- Si, por mi no hay problema

Martín fue mas allá y sacó su pija pajeándose lentamente mientras miraba la pantalla y volvió a guardarla. Agustín lo miró mas que sorprendido.

- Martín! Decía Silvina riendo nerviosísima

- ¿Qué pasa?

- Sos un zarpado!

- Te dije que Agustín es de confianza

- Me imagino que lo será jaja, decía ella achispada por el alcohol y la excitación

- Queres acomodarte vos también Agustín? Lo invitó Martín

- No sé, me da cosa….

- ¿No la tenés parada? Me imagino que debe molestar

- Si, la verdad es que molesta, reconocía Agustín

- Y bueno, sacala

- Es que está ella

- ¿A vos te molestaría, gorda?

- No se, que se yo…

- Dale, vos sacala, acomodátela y cualquier cosa la guardas de vuelta

- ¿Te parece? Agustín la miró a Silvina

- No hay problema, dijo ella y su mirada bajó al bulto de Agustín

- Bueno, dijo él tímidamente y comenzó a desabrochar su cinturón

- ¡Eso es! Animate, decía Martin

Martín aprovechó el momento y la distracción de los otros dos para sacar su pija fuera del pantalón y comenzar a pajearse con un movimiento ascendente y descendente en su miembro

- ¿Que haces? Le decía Silvina a su marido

- Siiiiii, que buen culo tiene esa mina decía Martín mirando la pantalla

- Siiiii, decía Agustín que ya estaba extrayendo su pija y volviendo a guardarla lentamente permitiendo que ella la mirara en todo su esplendor

- Aunque a vos te gusta más el culo de mi mujer, ¿no? Dice Martin pajeandose

- ¡¿Como?!! dijo divertida Silvina mirándolo a Agustín y haciéndose la sorprendida

- Es verdad, se envalentonó el amigo de su marido

- Gracias dijo Silvina, pero no se compara con los de la tele

Silvina desvió la vista hacia la pija de Agustín y esta le pareció grande, venosa y sobre todo hermosa. Era oscura y gruesa con una cabeza roja que la coronaba. Se veía perfecta y en ese momento, ella se moría por tenerla y tocarla al menos. Agustín la guardaba lentamente, pero no se abrochó el cinturón ni el botón del jean.

- Que haces Martín?! Dijo mirando a su marido pajearse

- Me calentó la película, dijo restándole importancia, aparte ya te dije, Agustín es de confianza

- ¿En serio te gusta mi culo? Le preguntó mirando a Agustín, ahora a los ojos, y notó que la pija de Agustín dio un respingo en el bulto que formaba

- Mirá la carpa que tenés, sacate la pija que te debe molestar, le dijo Martín a su amigo que ya se estaba acariciando la verga por encima del pantalón

- ¿Te parece? Agustín necesitaba la aprobación de su amigo

- Si…

- ¿Delante de ella?

Agustín sacó muy lentamente la verga del pantalón y Silvina instintivamente se pasó la lengua por el labio y lo miró. Por suerte, Martín intervino para ayudar en la situación

- Silvi, mostrale el culo a Agustín

- Vos estás loco? Salió de su ensimismamiento ella

- ¿Que tiene? ¿Vos nos viste las pijas a nosotros y no queres mostrar nada? Le decía Martín

- Agustín, vos queres que te lo muestre?

- Bueno…si, me encantaría, decía ahora mientras su verga parecía cobrar más vida aún

- Mmmmm, no sé, me da vergüenza

- No seas tímida, le decía Martín a su mujer

Roja como un tomate, pero venciendo el pudor Silvina se paró de frente a ambos y los invitó a que la miraran mientras se movía lentamente. Se sacó rápidamente la camisa que tenía puesta, botón por botón y lució impúdicamente un corpiño transparente que dejaba ver con claridad sus rozados y duros pezones. Se quitó la prenda completamente y fue por sus zapatos. Eran de taco y con cierta dificultad, por la risa y el alcohol fue quitándoselos

- Total, es casi como estar en malla, dijo mintiéndose a sí misma

Se desabrochó el botón del blanco jean y mirándolo especialmente a Agustín se giró. Movía la cola de una manera sensual mientras tomaba con ambas manos los costados de su pantalón y comenzaba a bajarlo. Lentamente apareció una diminuta bombacha blanca de encaje perdiéndose entre las nalgas. Se sentó en una silla y se terminó de quitar el pantalón

Agustín no podía sacarle los ojos de encima al culo de la mujer de su amigo, ahora a un metro de sus ojos y entangado.

- ¡Baile erótico privado para mí! Pidió Martín

- ¡Como no caballero! Dijo Silvina y comenzó a acercarse a su marido

Ella bailaba sensualmente y se pegaba a su marido. Martín por su parte estiró sus manos para acariciarla, a lo que Silvina respondió pegándole un cachetazo en una mano a su marido mientras decía:

- ¡Se mira y no se toca!

- Perdón, dijo Martín entre risas

- Jajaja, se reía Agustín desde su posición mientras de a ratos se masajeaba su verga

- ¿Sigo? Preguntó Silvina como pidiendo autorización

- Claro, dijo Martín

- SI si, completó el amigo

- Bueno

Silvina comenzó a bailarle muy sensualmente a su marido. Le acomodó la verga y se sentó encima moviendo el culo como una odalisca. Martín estaba en la gloria y cruzaba miradas con su amigo que no se perdía nada de toda escena

Ella le tomó las manos a su marido y se las puso en las tetas. Después las acompañó a la parte de atrás de su corpiño. Era el momento. A todo o nada

Como una auténtica profesional, se desprendió del corpiño y lo arrojó a la silla donde estaba el resto de la ropa. Se puso las manos tapando sus tetas, pero nunca dejaba de bailar. Se movía con mucha lentitud, irradiando sensualidad.

- Ahora con Agustín, dijo Martín

- Nooooo, me parece mucho dijo ella

- Daleeee, la invitó su marido

- Solo si vos me autorizas, reía Silvina nerviosa

- ¿Si? preguntó Agustín, mirando a su amigo, como no creyendo lo que estaba sucediendo

- Si, dale

Silvina se fue con Agustín y fue en ese momento en el que todo tomo otro color. La tímida esposa que era, o intentaba aparentar, desapareció en ese instante. Ella estaba desatada y dispuesta a todo. Su cara estaba colorada de calentura, sus ojos brillaban y sus pezones le dolían de lo caliente que estaba.

Sentándose de espaldas apoyó su entangada cola sobre la verga dura de Agustín y tomándole las manos a este las llevó hacia sus tetas. Agustín no dudó en acariciarlas y empezando a masajearlas llevó sus dedos a los pezones de la ardiente esposa de su amigo. Ella volaba de calentura y se movía sobre esa pija grande dura y venosa

- Martín, está muy dura y se siente muy linda, decía sin dejar de moverse

- Te gusta? Le decía Martín

- Y… se siente bien

- ¿Te gusta, Silvina?

- No me animo a decirlo, pero sí, me gusta

- Decilo, te gusta la pija de mi amigo?

- Es que…

- Preguntale vos, Agustín?

- Te gusta mi pija, Silvi? Se animó el amigo

- Mmmmm, no me hagan esto…

- Decíselo, dale, te gusta la pija de Agustín?

Silvina giró la cabeza para mirar a los ojos a su marido y luego a Agustín

- Siiii, me gusta tu pija, Agustín

- Y que le harías? Le preguntó su marido

- Muchas cosas, por favor no me hagas decirlo

- Muchas cosas, ¿cómo qué?

- La tocaría y….

- ¿Y que más? Martín estaba muy caliente con toda la situación

- Creo que se la… no sé, Silvina jugaba a no animarse

- ¿Se la que?

- Se la chuparía, pero…

- ¿Pero qué? Preguntó su marido

- Pero estás vos… le dijo a Martín

- Yo te dejaría que se la chupes, pero solo un ratito

- Mmmmm, en serio? Preguntaba Silvina con una voz tan sensual que derretía a ambos hombres

- Habría que preguntarle a él si quiere…preguntale, Martín jugaba fuerte

Silvina se paró y se giró mostrándole las tetas blancas y duras, coronadas por un pezón rosado y duro. Lo miró a los ojos a Agustín y le soltó

- Queres que te chupe la pija, Agustín?

- Nada me gustaría más…

- Vos me dejas entonces? Dijo mirando un instante a su marido

- Solo si después me la chupas a mi…


Continuará


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Martin y Silvina en Busca del Trio – Capitulo 03

Ella se arrodilló entre las piernas de Agustín y comenzó a bajarle pantalón y calzoncillo juntos para estar más cómoda. No dudó un segundo y cuando tuvo esa verga dura, hermosa y caliente a disposición la tomó con la mano y comenzó a pajearlo mirando al amigo de su marido a los ojos.

- Preguntale si tiene muchas ganas de que se la chupes, decía Martín que evidentemente sabía jugar muy bien este juego

- Tenes muchas ganas de que te la chupe, Agustín?

- Siiiiii, decía Agustín y la voz se le quebraba de excitación

Silvina le dio un beso en la cabeza y abriendo la boca, y sin dejar de mirarlo a los ojos, comenzó a tragarse lentamente la pija de Agustín y a pajearlo con una mano. Sintió que el sillón se movía y era su marido que se levantaba para ponerse detrás de ella y comenzar a bajarle la bombacha mientras le besaba la espalda. Ella sintió un escalofrió que le recorrió todo el cuerpo. El ambiente ya olía a sexo y eso la excitaba aún más, si es que se podía. Silvina ya estaba totalmente concentrada en la verga de Agustín y no paraba de subir y bajar con su boca por todo el tronco de esa pija. Y le encantaba

- ¿Está rica? Decía Martín

- Muy rica, decía ella

- ¿Te gusta? Agustín de a poco se animaba a jugar

- Mucho, mucho, y volvía a metérsela en la boca

- Mmmmm, Agustín se retorcía

- ¿Viste que bien chupa la pija mi mujer? Martín insistía

- Mmmmm, es tremendo…

- No sabes lo mojada que está…decía Martín mientras unos dedos se metían en la concha de su mujer que no cesaba en su felación poniendo cada vez más ganas

Agustín le acariciaba el pelo y la mejilla mientras la miraba. Por su parte, Silvina lo miraba con deseo y le decía

- Me encanta tu pija

- Y a mí me encanta verte chupándola

- Se nota que estás caliente, decía Martín mientras le chupaba el culo a Silvina

- Aghhhh, siiii, me encanta,

decía ella por todo: por sentir la calidez de la mano de Agustín acariciándole la mejilla y el cabello, por la dureza de su verga y sentirla con su propia boca, y por la chupada de culo que le estaba dando su marido desde atrás sin dejar de meterle dos o tres, vaya a saber cuántos, dedos en la concha.

Era todo surrealista. Todo había empezado con una conversación y con una pregunta y ahora estaban a punto de montar una orgía a toda orquesta.

- ¿Te gustaría sentir esa pija adentro?, le preguntó Martín al oído

- Mmmmm, agggg ahhh ahhh, estoy acabando dijo ella

- Mmmmm, siiiii, decía Martín a su oído y su boca casi roza la mano de Agustín que no dejaba de acariciarla con cariño

- Aghh ah ah ah ah ahhhhhh Me hiciste acabar cuando me dijiste de tenerla adentro…

Era su noche. La noche de Silvina, su mujer, pensaba Martín. Fue por eso que no intentó penetrarla. Quiso que sea Agustín quien lo haga primero.

- Bueno, entonces te doy permiso a que te la meta

- Mmmmm siiiii? Vamos a nuestro cuarto entonces, dijo ella

- Vamos, dijo Martín y se puso de pie

- Vení, Silvina agarró a Agustín de la mano y con la otra tomó a su marido

Los tres desnudos caminaron por el pasillo y entraron en el cuarto. Sobre una de las mesas de luz estaba una foto del matrimonio con una joven y por entonces inocente Silvina sonriendo a cámara junto a Martín. Silvina encendió las luces del cuarto. Quería ver todo bien, no era el momento de imaginar. Quería sentir, ver, tocar, oler y saborear todo lo que sucedería en su habitación matrimonial.

Silvina lo agarró a su marido y lo besó en la boca con mucha pasión. Él sintió el sabor de la pija de su amigo en la boca de su mujer, pero no le importó. Silvina le dijo “gracias” y se giró para besar a Agustín que por primera vez sentiría su lengua jugando con la de ella y sin dudarlo la abrazó y la apretó junto a él. Martín pensó en acariciarla de atrás, pero se contuvo y por el contrario dio un paso hacia atrás para poder ver mejor a la pareja. Ahora lo sabía, lo excitaba ver a su mujer y a su amigo así.

Ella tomó las riendas del asunto. Volvió a girarse para besar a su marido y al verlo lejos, entendió que él prefería tomar un rol más secundario en ese momento. Besó nuevamente a Agustín y le ordenó:

- Acostate!

- Sí, dijo Agustín y se arrojó de espaldas en la cama

- Te voy a coger, dijo Silvina al ver esa pija enhiesta

- Cogetelo! Cogete a esa pija! Le decía Martín

- Siiiii, decía ella colocando una rodilla y otra a ambos costados del amigo de su marido

- Mmmmm, me vas a coger? Preguntó Agustín

- Siiii, te voy a coger, hermoso! Preparate

- Estoy preparado para que me cojas, hermosa

Martín se agachó para ver como su mujer, tan tímida en tantas ocasiones, ahora tomaba la verga de Agustín y la ponía en la entrada de su concha y comenzaba a descender tragándose centímetro a centímetro.

La sensación de tener la concha llena de pija era inigualable. Si bien la pija de Martín tenía un tamaño correcto, está la llenaba completamente y eso le encantaba. Comenzó a descender y subir en esa pija. Se agachó para besar a Agustín al tiempo que le ofrecía sus tetas para que las chupe. Él no dudó y se abalanzó sobre sus pechos llenándola de chupones, besos y mordiscones que la volvían aún más loca. Agustín la tomó de la cintura y acompañaba el movimiento de esa cabalgata hermosa que estaba dándole la mujer de su amigo.

Martín por su parte se retiró para mirar mejor la penetración. Silvina se movía como una serpiente y se notaba que estaba excitada. Agustín ya al borde del orgasmo luchaba por no acabar, aunque era imposible. Encima, las palabras de ella lo hicieron ir de manera irreversible hacia la eyaculación.

- Me vas a hacer acabar, hermosa, dijo Agustín como previniéndola

- Mmmmm, me vas a llenar de leche?

- Aghhh, Aghh ahhh ahhh ahhh ahhhhh agggggg, acabooooooo

- Aghhhh aghhh yo también

Silvina se sentía totalmente llena de pija. Y ahora, al estar llena de leche también, el orgasmo se precipitó en segundos y gritó

- Aghhh ahhhh ahhhhh, miró a Agustín a los ojos y los de él le devolvieron la mirada

- ¿Te gusta como coge mi mujer?, terció Martín

- Es la mejor

- Gracias chicos, dijo Silvina

- ¿Te gustó? Preguntó Martín

- ¡Me encantó! Ahora vení vos, le ordenó a su marido

Silvina se había cogido al amigo de su marido. Todo hacía pensar que su fantasía ya estaba cumplida, pero no. Ella quería más, mucho más. Después de ordenarle llamar a su marido a la cama, estaba lista para seguir y terminar de la mejor manera

Martín se acostó boca arriba y Silvina se sentó a horcajadas para montarlo.

- Mmmmm, me vas a coger? Preguntó Martin

- Siiiii

- ¿Y vos vas a mirar cómo me coge mi mujer? Le dijo Martín a su amigo

- Sí, quiero ver

Silvina se sentó encima de su marido y se clavó la pija hasta el fondo. Empezó a moverse lentamente y gimiendo

- Me encanta que me cojan

- Mmmmm, suspiraba Martín

- Vení chupame las tetas, le pidió a Agustín que miraba la escena arrodillado al lado de la pareja

- Mmmmm, siii

Agustín se acercó aún más y comenzó a chuparle el pezón. Se dio un momento raro, aunque no del todo incómodo cuando la lengua de Agustín paso por el dedo de Martín que acariciaba la teta de su mujer.

- Besame, le ordenó Silvina a Agustín

- Mmmmm, este la obedeció y le metió la lengua profundamente en la boca

- Mmmmm, la boca de Silvina estaba llena de lengua y de saliva de Agustín}

Silvina, desatada como estaba, separó apenas a Agustín y se inclinó sobre su marido para besarlo profundamente. El la correspondió con pasión y mucha lengua. En ese momento a ella la excitó mucho que las salivas de los amigos estuvieran en la misma boca y eso le disparó una fantasía que nunca había tenido. Se volvió a incorporar y besó nuevamente a Agustín con mucha lengua.

- Me encanta como besan los dos, dijo loca de pasión

- Mmmmm, Agustín volvió a chuparle una teta

- Levantate y chupame la otra le pidió a su marido

Martín se sentó y comenzó a chuparle una teta mientras su amigo le chupaba la otra. Silvina los agarraba de la cabeza y los apretaba contra ella. En un ataque de calentura, agarró la cabeza de su marido de los pelos y la de Agustín también y las llevó hacia su boca para besarlos a los dos al mismo tiempo. Agustín miró descolocado y Martín se sonrió como no entendiendo que sucedía. No sentía su masculinidad en juego y se acercó sin temor a la boca de su mujer, aunque esta estuviera a centímetros de la de su amigo. Agustín, por su parte, dudó y se acercó también. Las lenguas, al principio tímidas, empezaron un juego apasionante y el beso de a tres se hizo presente en todo su esplendor, pero aún quedaba más.

Silvina agarró la cabeza de ambos hombres para llevar las bocas a su pezón derecho. Ellos, ya masa relajados, entendieron que era ella quien mandaba y aceptaron jugar el juego. Fue raro para Martín y también para Agustín jugar con la lengua de su amigo mientras chupaban el pezón de Silvina. En un momento, ella les ordenó

- Quiero que se besen

- Si, dijo Martín y se acercó a su amigo sin ningún pezón de por medio

- Mmmmm, me encanta verlos, decía Silvina totalmente excitada

- Mmmmm, la boca de Agustín se abrió y recibió a la de su amigo

Sus bocas se apretaban mientras sus lenguas danzaban. La pija de Agustín empezó a pararse y rozar costado de Silvina.

- Mmmmm, esto ya se está poniendo duro de vuelta, dijo ella

- Mmmmm, siiii

- Parate que te la chupo mientras Martín me coge

El tema es que Martín estaba chupándole las tetas a su mujer y el costado de la cadera de su amigo le rozaba la cara. La situación era por demás excitante. Silvina chupaba la pija de Agustín y Martín ahora la miraba muy cerca y empezó a chuparle el cuello a su mujer. Silvina se sacó la pija de la boca para exclamar

- Mmmmm, que rica que está esta pija!

- Mmmmm, siiiii? Preguntó Martín sumándose al juego y con la gruesa pija de Agustín a centímetros de su boca

- Mmmmm, Agustín no se retiró y siguió de pie en la cama y tomando su verga por la base la pasó por la boca cerrada de Silvina y rozó la mejilla de Martín

- ¿Viste que caliente y dura que está? Le dice Silvina a su marido

- Mmmmm, seeeeee, dice Martín excitado

Silvina le agarra firmemente la pija a Agustín y vuelve a metérsela en la boca chupándola con frenesí. Acto seguido, la saca y besa a su marido en la boca haciendo que éste sienta el sabor del líquido pre seminal de su amigo. Eso pareció excitarlo más a Martín ya que su pija dio un latigazo dentro de la concha de Silvina. Ella lo entendió y volvió a chupar la pija de Agustín diciendo

- ¡No sabes lo rica que está, Martín!

- ¿Muy rica? Preguntó él

- ¿No queres probarla? Dijo Silvina

- No se…decía Martín con dudas y jugando un poco

- ¿No te molesta si me ayuda Martín a chupártela? Le preguntó Silvina mirando a los ojos a Agustín

- Nooooo, no me molesta, dijo él en un suspiro

Martín sacó la lengua y la pasó alrededor de la cabeza de la pija de su amigo

- Aghhhhhh, suspiró Agustín mirándolo

- Mmmmm, ahora Martín se metió la verga de su amigo hasta la mitad y comenzó a chuparlo

- Mmmmm, Silvina lo ayudaba chupándole la parte del tronco que quedaba afuera y un poco de los huevos

- Te gusta mi pija parece, dijo Agustín

- Mmmmm, siiiii, dijo Martín

La pija de Martín estaba por explotar dentro de la concha de su mujer y ésta lo notó.

- Martin vas a acabarme en la concha?

- Mmmmm siiii, decía Martín sacándose la verga de su amigo de la boca para dársela a su mujer

- Mmmmm, Agustín, de pie, les acariciaba la cabeza a ambos y suspiraba

- Quiero que acaben los dos juntos, dijo Silvina

- Mmmmm, dijo Martín

- Ya casi estoy, dijo Agustín

- ¿Nos vas a llenar la boca de leche a tu amigo y a la esposa, chanchito?

- Aghhhhh siiiiiii siiiii, dijo Agustín mientras un chorro de leche caía dentro de la boca de Silvina

- Tomá dijo ella sacándosela y poniéndola en la boca de su marido

- Aghhhh ahhh, Mmmmm, mmmmmmm, mmmmmmm, mmmmmmmmm, mmm, mmmm, Martín comenzó a acabar él cuando sintió un grueso y potente chorro dentro de su boca

- Aghhhhh ahhhhg, Agustín no paraba de acabar

- Aggghhhhhhh, acabo yo también, dijo Silvina.

- Mmmm, Mmmmm, Martín no podía, ni quería, sacarse la pija de la boca

- Mmmm, besame le pidió ella

- Mmmmm, Martín besó a su esposa con la leche de su amigo en sus fauces y excitados, comenzaron a jugar con sus lenguas

Después Agustín se arrodilló en la cama y volvieron a besarse los tres. Juntos y alternativamente. Era la primera vez que experimentaba besar a un hombre y se dio cuenta de que le gustaba.

Martín, por su parte, se sentía contrariado, aunque sabía que había disfrutado mucho de este encuentro con su mujer y su amigo

Silvina estaba exultante y disfrutaba mucho que dos hombres hicieran todo lo que ella les pedía. Sobre todo, que dejaran a un lado sus represiones y jugaran a sentirse libres.

Después de esa noche, volvieron a juntarse los tres, pero esta vez ya sabiendo Agustín a lo que iban


FIN



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